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CHALMERS “A 2 Rak es ean cosa lun crewcin ? senitdles implichas en cualquier intento de jontea el ra ¥ lon ante inductivo empleado en la derivasion uc teorias 3, leves clentificas a partir de la observacion, Algunes ejem- Flos sugerian que habla una’base meen’ para sospechar idad del razonamlento inductive, No Shrlante, esios argumentos no consiltiges Und definitiva Fefutacién del inductivismo, en especial oeanae resulta que Fiend GAs rivales de ia ciencia se enfrectay et una cultad similar y conexa' En este capitate desarrolla que Qbieclén més seria a la postura inductivices, objecién supone qame Una erftica a Ins inducclones de Ine ore on adecuado decir que.en la época netual comtinmente acep- jada ¥ ue presia plausibilidad a Ia pocmee inductivista 40 Alan F. Chalmers 1. UNA CONCEPCION POPULAR DE LA OBSERVACION En parte porque el sentido de la vista es el sentido que se usa de un modo més extenso en la prictica de Ja ciencia Yen parte por conveniencia, restringiré mi andlists de la Yycerfacign al dominio de la visién. En la mayoria de los casos no resultard dificil ver cémo se podria reformular el Sesumento presentado de manera que fuera aplicable a ta aiBeevacion mediante los otros sentidos. Una simple con- cepeldn popular de Ia vista podria ser la siguiente. Los seres humanos ven utilizando sus ojos. ‘Los componentes més importantes del ojo humano son una lente y Ta retina, la wer petia como pantalla en la que se forman las imagenes Getice objetos externos al ojo. Los rayos de luz proceden- $e Se an objeto visto van del objeto a la lente a través del medio que hay entre ellos. Estos rayos son ‘refractados por Timaterial de la lente de tal manera que llegan a un punto Sele retina, formando de este modo una imagen del objeto Visto, Hasta aqui, el Funcionamiento del ojo es muy parecido NESE Gna cémara. Hay una gran diferencia, que es el modo gn que sc registra Ia imagen final, Los nervios Gpticos pasan de la retina ‘al cértex central del cerebro. Estos llevan informacién sobre la luz que llega a las diversas zonas dela retina. El registro de esta ‘informacién por parte del cerebro humano es lo que corresponde a la vision del objeto por el observador humano. Por supuesto, s¢ ‘podrian afiadir mu- Shor detalles a esta sencilla descripeién, pero Ia explicacién aqie se acaba de ofrecer capta la idea general, El anterior boceto de Ia observacién mediante el sentido de la, vista sugiere dos cuestiones, cuestiones que 50m clave para el inductivista, La primera es que un ‘observador hu- Parmo tlene acceso mas 0 menos directo a algunas propie- Tinles del undo exterior en la medida en que el cerebro registra esas propiedades en el acto de ver. ‘La segunda es que dos ‘observadores que vean el mismo objeto o escena Jefae cl mismo lugar «vera» lo mismo, Una combinacién idéntica de rayos de luz alcanzaré el ojo de cada observador, seré gnfocada en sus retinas normales por sus lentes oot + Jares normales y dara lugar a ‘imagenes similares. As{ pues, La observacién depende de la teorta a una informacién similar viajaré al cerebr a 10 de ca sade 4 aes de pur lesa itis ceioler arto resultado que los dos abservadores evean» lo ‘mimmo, En ia proxi evosién se atacarin muy direstaments estas dos Suestones! Cas dines seseones arojarda eral dn rtanies, sobre i Leesa 1H, -BXPERIBNCIAS VISUALES QUE NO ESTAN DETERMINADAS POR LAS IMAGENES FORMADAS EN LA RETINA Hay una gran cantidad de datos indi jue indi de gue la experiencia suite por ls obervadores ole ‘ent un objeto est¢ determinada dnicamente por la inform sia, rayos de luz, que entra en los oj pieersicy ni de que esté determinada Solace (or = ielgeons formadas en las retinas de tm observador. Dos ebservadores normales que vean el mismo objeto desde pesrorlumiao ential eopericacat remaler mare es F cperiencias visuales, indacacs gue vs produacan en ss reposts otins sean récticamente idénticas, Hay un sentido importante ei gue nos necesari gue os dos obrevadoes cre io mis . Com . R. Hanson, «hay mucho mds en I se ve que lo que descubré eaiplee sencillos ilustrarén la ese ee La mayorla de nosotros, cu ;, cuando miramos 2 figura 3, vemos el dibujo de una woke dae sulta Visible fa superficie superior de Tos esealones. Pero uo es este el Unico modo de poderlo ver. También se puede ver sin dificul ‘somo una escale ib isupefie inferior den celles Aiouis dared dibujo durante algin tiempo, por lo. general se involuntariamente, que cambla la vision frecuentemente de ae escalera vista desde arriba a una escalera vista desde bajo y vieovense, Y, no obstante, parece razonable suponer ee, puesto qoe el objeto que contempla el observador sigue ao ismo, Jas imagenes de la retina no varfan. El que el dibujo se vea como una escalera vista desde Ly) arriba o como una escalera vista desde abajo parece depen- der de algo mas que de Ia imagen que hay en la retina del observador. Sospecho que ningiin lector de este libro ha puesto cn duda mi afirmacién de que la figura 3 parece una escalera de algin tipo. Sin embargo, los resultados de los experimentos realizados con miembros de varias tribus afri- canas, cuyas culturas no incluyen la costumbre de dibujar objetos tridimensionales mediante dibujos bidimensionales con perspectiva, indican que los miembros de estas tribv: no habrian considerado que Ja figura 3 es una escalera sino una, disposicién bidimensional de Iineas. Presumo que la nattiraleza de las Imagenes formadas en las retinas de los observadores es relativamente independiente de su cultura, Ademds, parece seguirse que las experiencias perceptuales ‘que los observadores tienen en el acto de ver no estin espe- cialmente determinadas por las imagenes de las retinas. Hanson ha Mamado la atencién sobre este punto y lo ha ilustrado con muchos ejemplos *. at Lo que un observador ve, esto ¢s, la experiencia visual que tiene un observador cuando ve un objeto, depende en parte de su experiencia pasada, su conocimiento y sus expec-_ ntivas. He equt dos sencillos cjemploe Que Ihetton ext Cuestién en’ particular, ® N.R, Hanson, Patterns of discovery, Cambridge, Cambridge Uni- versity Press, 1958, capitulo 1. La observacién depende de la teorta 43 En un conocido experimento se mostraba a los sujetos unas cartas durante un breve perfodo de tiempo y se les pedia que las identificaran. Cuando se utilizaba una baraja normal, los sujetos eran capaces de cumplir esta tarea‘con mucho éxito. Pero cuando se introductan cartas anémalas, tal como un as de picas rojo, en principio casi todos los sujetos identificaban inicialmente esas cartas de un modo incorrecto con una carta normal. Vefan un as de picas rojo como un as de diamantes normal o como un as'de picas normal. Las impresiones:subjetivas experimentadas. por los observadores estaban influidas por sus expectativas, Cuando, después de un pertodo de confusién, los sujetos comenzaban a darse cuenta o se les decia que habfa cartas raras en la baraja, no tenfan problema en identificar correctamente todas las cartas que se les mostraban, ya fueran anémalas @ normales. Este camblo en su conochmiento y expectativas iba acompafiado de un cambio en lo que velan, aunque si- guieran viendo el mismo objeto fisico. Un rompecabezas infantil nos proporciona otro ejemplo: el problema consiste en encontrar el dibujo de una cara hue mana entre el follaje en el dibujo de un Arbol. Aqui, lo que se ve, esto es, la impresién experimentada por una persona que ve el dibujo, corresponde en principio al 4rbol, con su tronco, sus hojas y sus ramas. Pero una vez que se ha detec- tado la cara humana, esto cambia. Lo que antes se vela como follaje y partes de las ramas se ve ahora como una cara humana. De nuevo, se ha visto el mismo objeto fisico antes y después de Ia solucién del problema, y presumiblemente Ia imagen que hay en Ja retina del observador no cambia en el momento en que se encuentra la solucién y se descubre {a cara. Y si se ve el dibujo un poco después, un observador que ya haya resuclto el problema podré ver de nuevo con facilidad la cara. En este ejemplo, lo que ve un observador resulta afectado por su conocimiento y su experienc Se puede sugerir 1a siguiente pregunta: «{Qué tienen que ver estos ejemplos artificiales con Ia ciencia?» La respuesta €s que no resulta dificil proporcionar ejemplos procedentes de la préctica cientifica que ilustren la misma cuestién, a saber, que Jo que ven los observadores, las experiencias sub. ” Alan E. Chalmers Jetivas que tienen cuando ven un objeto 0 una escena, no est determinado tinicamente por las imdgenes formadas en sus retinas sino que depende también de la experiencia, el conocimiento, las expectativas y cl estado interno en general” “Gel observndor. Es necesario aprender a ver de tin modo experto a travds de un telescopio o de un microscopio, y In serie no estructurada de manchas brillantes y oscuras que observa el principiante es diferente del ejemplar o de la escena detallada que puede distinguir el observador adies- trado,: Algo de este tipo debié de suceder cuando Galileo introdujo por vez primera el telescopio como instrumento de exploracién’de los cielos. Las reservas que mantenian los Hivales de Galileo acerca de la aceptacién de fenémenos tales como ‘las lunas de Jupiter, que Galileo habla aprendido a ver, debieron de resultar en parte no de los’ prejuicios sino de las auténticas dificultades con que tropezaban cuando aprendfan a «ver» a través de lo que, después de todo, eran telescopios muy rudimentarios, En el pasaje siguiente, Mi chael Polanyi describe los cambios efectuados en In expe niencia perceptual de un estudiante de medicina cuando se Je ensefia a diagnosticar mediante el examen Por rayos x: Pensemos en un estudiante de medicina que sigue un curso de diagnéstics de enfermedades pulmonares por rayos x. Mira, en una habitacién oscura, trazos indefinidos en una pantalla fluores- ente colocada contra el pecho del paciente y oye el comentario que hace el radiélogo a sus ayudantes, en un lenguaje técnico, sobre los rasgos significativos de esas sombras. En un principio, el estudiante est4 completamente confundido, ya que, en la ima: gen de rayos x del pecho, s6lo puede ver las sombras del corazén y de las costillas que tienen entre sf unas cuantas manchas como patas de arafia, Los expertos parecen estar imaginando quime- ras; él no puede ver nada de lo que estén diciendo, Luego, sein vaya escuchando durante unas cuantas semanas, mirando ctiida- dosamente las imagenes siempre nuevas de los diferentes casos, empezar a comprender; poco a poco se olvidard de Ins costillas y comenzard a ver los pulmones. Y, finalmente, si persevera inte= ligentemente, se Je revelard un rico panorama de detalles sign ficativos: de varlaciones fisioldgicas y cambios patolégicos, cica- ‘trices, infecciones crénicas y signos de enfermedades agudas, Ha entrado en un mundo nuevo, Todavia ve sélo una parte de lo que La observacién depende de la teoria 45 Pueden ver los expertos, pero ahora las imagenes tienen por fin sentido, asf como la mayorfa de los comentarios que se hacen sobre ellas*, Una respuesta usual alo que estoy diciendo acerca de Ja observacién, apoyado por Ia clase de ejemplos que he utili. zado, es que los observadores que ven la misma escena desde el mismo lugar ven la misma cosa, pero interpretan de dife. reate modo Jo que ven. Deseo discutir este punto. En Ja medida en que se refiere a la percepcién, con lo tinico que el observador esta en inmediato y directo contacto es con sus experiencias, Estas experiencias no estén dadas de modo untvoco ni son invarlaiit que x ivas_y..él“conotimiento del observador. Lo que viene uun{vocamente dado por Ia situacidn fisica eé In imagen for mada en Ie retina del observador, pero el observador no tiene contacto perceptual directo'con la imagen. Cuando el Inductivista ingenuo, y muchos otros empiristas, suponen que hay algo un{vocamente dado en la experiencia que puede interpretarse de diversas maneras, estén suponiendo, sin argumentarlo a pesar de las muchas pruebas en contra, que ‘hay una correspondencia unfvoca entre las imagenes ‘de nuestras retinas y las experiencias subjetivas que tenemos cuando vemos. Estén levando demasiado lejos la analogla de la cémara, ; Una vez dicho esto, trataré de aclarar lo que no pretendo afirmar en esta seccién, para que no se plense que estoy defendiendo algo diferente de lo que pretendo, En primey lugar, no afirmo en absoluto que las causas fisicas de las imagenes dé nuestras retinas no tengan ninguna relacién con lo que vemos. No podemos ver exactamente lo que que- remos. Sin embargo, mientras que las imAgenes de nuestras retinas forman parte de la causa de lo que vemos, otra parts muy importante de esa causa esta constituida por el éstado interno de nuestras mentes o cerebros, el cual depen- deré evidentemente.de-nuestra educacién cultural, nuestro Conocimiento, nuestras expectativas, etc., y no estara deter minado tinicamente por las propiedades fisicas de nuestros 2M. Polanyi, Personal knowledge, Londres, Routledge and Key Paul, 1973, p. 101. ra 46 Alan F. Chalmers ojos y de la escena.observada. En segundo lugar, en.una gran diversidad de circunstancias; lo que vemos en diversas si- ttiaciones sigue -siendo completamente estable. La_depen- denciaenire lo que vemos y el estado de nucsiras mentes © erebros no es tan sensible como para hacer imposible la comunicacién y la ciencia, En.tercer lugar, en todos los ejeriplés que Se han citado aqul, los observadores ven en un cierto sentido 1a misma cosa.” Yo acepto, y presupongo a tiavés de todo este libro, que existe un solo y tinico mundo fisico independiente de los observadores. De ahi que, cuando unos cuantos observadores miran un dibujo, un trozo de aparato, una platina de microscopio o cualquier otra cosa, en cierto sentide todos ellos se enfrentan y miran la misma cosa y, por tanto, en cierto sentido, ever» la misma cosa, Pero de eso no se sigue que tengan experiencias perceptivas idénticas. Hay un sentido muy importante en el que no ven la misma cosa, y en él se basa la critica’que he realizado de la postura inductivista. THI. . LOS ENUNCIADOS OBSERVACIONALES PRESUPONEN LA TEORIA Aunque se diera una tinica experiencia perceptiva para todos los observadotes, todavia seguiria habiendo objeciones im- portantes al supuesto inductivista acerca de la observacién. En esta seccién centraremos nuestra atencién en los enun- iados observacionales que se basan en las experiencias perceptivas de los observadores que afirman los enunciados ¥ que estén supuestamente justificados por ellas. Segin la concepcién inductivista de ia ciencia, la sdlida base sobre la que se construyen las leyes y teorfas que constituyen la ciencia est4 formada por enunciados observacionales pibli- cos, y no por las experiencias subjetivas privadas de los observadores individuales. Evidentemente, las observaciones gue efectué Darwin durante su viaje en el Beagle, por ejem- plo, no habrian tenido las consecuencias que tuvieron para la ciencia si hubieran seguido siendo experiencias privadas de Darwin. Sélo se convirtieron en observaciones relevantes para la clencia cuando fueron formuladas y comunicadas La observacién depende de la teorta 47 ‘como enunciados observacionales susceptibles de, ser utili- zados y criticados por otros cientificos. La concepcién in- ductivista exige Ia derivacién de enunciados universales a partir de enunciados singulares mediante Ja induccién. Tanto el razonamiento inductivo como el deductivo conilevan rela- ciones entre diversos conjuntos de enunciados, y no relacio- nes entre enunciados por un lado y experiencias perceptivas por otro. Podemos suponer que hey experiencias perceptivas de algin tipo directamente accesibles al observador, pero no sucede ast con los enunciados observacionales, Estos ultimos son entidades piiblicas, formuladas en. un lenguaje publico, que conllevan teorias con diversos grados de generalidad y complejidad. Una vez.que se centra la atencion en los enun- clados observacionales en cuanto forman la supuesta sélida base de la ciencia, se puede advertir que, en contra de la pretensién del inductivista, una teorfa de algun tipo debe preceder a todos los enunciados observacionales y que los enunclados observactonales son tan falibles como las teorfas que presuponen, Los enunciados observactonales se deben realizar en el Jenguaje de alguna teorfa, por vaga que sea. Consideremos una sencilla frase del lenguaje comtin: «{Mira, el viento em- puja el cochecito del nifio hacia el borde del precipicio!» En esta frase se presupone mucha teoria de bajo nivel. Se im- plica que existe una cosa tal como el viento, que tiene la propiedad de poder mover objetos tales como cochecitos ‘que se encuentran en sti camino. El sentido de urgencia que expresa el «jMira!» indica la expectativa de que el coche, junto con el nifio, caiga por el precipicio y quizds se estrelle ‘contra las rocas que hay debajo y, ademés, se supone que = este hecho serd perjudicial para el nifio. Igualmente, cuando un madrugador que tiene una urgente necesidad de café se queja: «EI gas no quiere encenderses, se supone que en el mundo hay sustancias que se pueden agrupar bajo el con- cepto de «gas» y que algunas de ellas, por lo menos, arden. Hay que sefialar al respecto también que no siempre se ha dispuesto del concepto de «gas», No existié hasta mediados del siglo xvimt, cuando Joseph Black preparé por primera vez el didxido de carbono. Antes, se consideraba que todos a Seana 48 Alan F. Chalmers los «gases» eran muestras més o menos puras de aire’, Cuando pasamos a enunciados del tipo de los que se dan en la ciencia, los presupuestos tedricos son menos tépicos y més evidentes, No es necesario argumentar mucho en favor de la existencia de presupuestos tedricos en la afirmacién «

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