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Sue. Trastornos Ansiedad (pp119-123)
Sue. Trastornos Ansiedad (pp119-123)
TA B L A 5.1
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ENÈELÈCEREBRO
Las dimensiones interactúan y se
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combinan entre sí de diferentes
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formas para resultar en un trastorno de
ansiedad específico. La importancia e
influencia de cada dimensión varía de
un individuo a otro.
sÈ %STRÏSÈAMBIENTALÈ
DIARIORECURSOSÈCOMUNITARIOS
sÈ !POYOÈSOCIAL
sÈ 2ELACIONESÈFAMILIARES
apoyo social deficiente para un niño con el alelo corto del gen 5-HTTLPR aparece la
inhibición conductual (por ejemplo, timidez al hablar, acercarse a un extraño adulto
o jugar con niños desconocidos). Por ejemplo, una madre que está “estresada” puede
transmitir este sentimiento a un niño o quizá no sea capaz de brindarle el apoyo nece-
sario para superar la ansiedad social. Utilizando un diseño longitudinal, se observaron
153 niños y se estimaron sus características de inhibición conductual a la edad de 14
meses de edad y de nuevo a los 7 años. Las madres recibieron asesoría en términos de
intimidad, integración social, autoestima y crianza, y a los niños se les proporcionó asis-
tencia social. Se analizó ADN de cada infante y todos ellos se clasificaron en dos grupos
(los que portaban el alelo largo y los que tenían el alelo corto del gen 5-HTTLPR). Fox
et al. (2005) encontraron que, 1) había mayor evidencia de inhibición conductual en
los niños con los alelos cortos en familias con niveles menores de apoyo social y que
2) cuando había niveles altos de apoyo social los niños con el alelo corto no mostraban
inhibición conductual.
Esto significa que un niño que tiene una predisposición genética a ser miedoso pue-
de estar expuesto a conductas de su cuidador que provoquen ansiedad o que no le den
apoyo cuando la experimenta; entonces se refuerza el circuito neural subyacente asocia-
do con la ansiedad. Sin embargo, si el niño se desarrolla en un ambiente de apoyo que
promueva la interacción con otros, las conductas ansiosas no emergerán. Como observó
Fox, “si usted tiene dos alelos cortos de este gen de serotonina, pero su madre no está
estresada, no será un niño en edad escolar más tímido que sus iguales en la escuela...
pero... si usted es criado en un ambiente estresante y hereda la forma corta del alelo del
gen, hay una mayor probabilidad de que sea miedoso, ansioso o deprimido” (“Genes
and Stressed-Out Parents Lead to Shy Kids [‘Genes y padres estresados conllevan a
niños tímidos’], 2007”, p. 1).
La interacción gen-ambiente ha recibido recientemente una gran atención y se
muestra más promisoria que los enfoques de modelo simple. Sin embargo, otras varia-
bles también intervienen. No todos los niños con el alelo corto desarrollan inhibición
conductual, incluso en ambientes familiares estresantes, y algunos con alelos largos son inhi-
bidos. Este hecho apoya la idea de que hay genes o combinaciones de genes específicas
que predisponen a un individuo a desarrollar características conductuales. Los indivi-
duos sin trastornos de ansiedad que portan el alelo corto del gen 5-HTTLPR transporta-
dor de serotonina exhiben una mayor actividad neuronal de la amígdala ante estímulos
atemorizantes que los que tienen el alelo largo (Pezawas et al., 2005).
Dimensión psicológica
Muchas teorías etiológicas de trastornos mentales son de naturaleza psicológica y qui-
tan énfasis a las influencias biológicas o sociales. Los teóricos psicoanalistas se enfocan
principalmente en la importancia de la relación padres-hijos en el desarrollo de los
trastornos de ansiedad. En este sentido, los trastornos de ansiedad se consideran mani-
festaciones de las experiencias de una infancia problemática. Por ejemplo, los teóricos
psicoanalistas creen que los síntomas de angustia representan problemas con los padres
o cuidadores relacionados con asuntos de separación, autonomía y manejo de la ira
(Milrod et al., 2007).
Los teóricos cognitivo-conductuales enfatizan la importancia de los procesos cog-
nitivos en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos de ansiedad, debido a que
la atención del individuo se enfoca demasiado en un estímulo amenazante y a que los
pensamientos catastróficos o irracionales refuerzan el miedo y la ansiedad (Rinck y
Becker, 2006). Por ejemplo, los individuos con ansiedad social pueden creer que son
analizados por otros y pensar, “Todos en la habitación me observan. ¡Sé que voy a
hacer algo estúpido!”. Una variable de personalidad, la sensibilidad ansiosa (Reiss y
McNally, 1985), puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de los trastornos de
ansiedad. Los individuos que califican alto en sensibilidad ansiosa temen a los cambios
fisiológicos en sus cuerpos y los interpretan como señales de peligro. Esta característica
pudo ser aprendida al observar la expresión de miedo de los padres o amigos debido a
sensaciones físicas o ser testigo de eventos traumáticos como un infarto (Schmidt, Lerew
y Jackson, 1997).
Las variables psicológicas como la sensación propia de control también pueden estar
involucradas en el desarrollo de los trastornos de ansiedad. Simios jóvenes que se habían
criado en ambientes donde podían controlar el acceso al agua y la comida mostraban
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menos miedo cuando eran expuestos a situaciones
que provocaban ansiedad que los que no tenían este
control. Los niños a los que se crió de una manera
en que desarrollaron un sentimiento de autocontrol y
dominancia también parecen ser menos vulnerables a
los trastornos de ansiedad (Chorpita y Barlow, 1998).
Entonces, las experiencias tempranas pueden desem-
peñar una función en la determinación de la vulnera-
bilidad de los niños y deben considerarse en las teo-
rías cognitivas.
Dimensiones sociales
y socioculturales
Cualquier teoría etiológica de los trastornos de ansie-
dad debería considerar el impacto de los factores y
tensiones sociales y socioculturales. El estrés ambiental
diario es un factor social que puede producir ansiedad,
especialmente en individuos vulnerables desde los pun-
tos de vista biológico o psicológico. Por ejemplo, aque-
llos que tienen ingresos más bajos presentan mayores C>xDH!6JID8DCIGDAN9DB>C6C8>6 Los niños que desarrollan una
tasas de trastornos de ansiedad (Kessler, Berglund, et sensación de control y dominancia son menos susceptibles a los trastornos
al., 2005). Vivir en la pobreza y en áreas de desastre de ansiedad. En este caso, se permite a la niña escoger su comida de un
urbano son factores que exacerban el estrés y la an- surtido de alimentos saludables y servirse ella misma. Dentro de los límites
siedad. Tragedias como aquellas relacionadas con ata- apropiados y del desarrollo, ¿de qué otra forma pueden reforzarse las
ques terroristas, tiroteos en instituciones educativas y decisiones y la independencia en los niños pequeños?
desastres naturales como el huracán Katrina también
incrementan la tasa de trastornos de ansiedad en la
población (Palmieri, Weathers, Difede, y King, 2007; Weems et al., 2007). ¿Cómo pueden
también estos estresores, observados por la red de apoyo social (familia, amigos y pares)
de un individuo, exacerbar o mitigar las reacciones de ansiedad? (Brewin, Andrews y Va-
lentine, 2000; Ozer, Best, Lipsey y Weiss, 2003). La preservación de una comunidad o el
significado que ésta atribuye a los eventos estresantes también influye en las reacciones de
los residentes. Con el huracán Katrina, la ansiedad se elevó porque las personas de color
creían que el fracaso del gobierno federal para responder de manera adecuada se debía a
prejuicios de raza y clase (Bourne, Watts, Gordon y Figueroa-García, 2006).
El género también desempeña un papel en el desarrollo de los trastornos de ansie-
dad. Con excepción del trastorno obsesivo-compulsivo, las mujeres son más propensas
a sufrir trastornos de ansiedad que los hombres. ¿La razón es biológica, social o una
combinación de ambas? Nolen-Hoeksema (2004) argumenta que las mujeres tienen
más probabilidades de que se les diagnostiquen trastornos emocionales debido a la
falta de poder y estatus que mantienen en la sociedad, y al estrés crónico asociado con
la pobreza, la falta de respeto y las decisiones limitadas. Las mujeres también están
más expuestas a los traumas que los hombres; las hormonas del estrés producidas por
estos eventos pueden hacer a las mujeres más vulnerables a la depresión y la ansiedad.
Entonces, los factores psicológicos, sociales y biológicos interactúan y resultan en una
sobrerrepresentación de mujeres respecto a los trastornos de ansiedad.
Los factores culturales como los problemas de aculturación también contribuyen
a los trastornos de ansiedad entre las minorías étnicas. Entre los estudiantes de licen-
ciatura nativos americanos y asiático-americanos, hay evidencia de mayores niveles de
ansiedad autoinformada (De Coteau, Anderson y Hope, 2006; Okazaki et al., 2002).
El incremento de ansiedad entre algunos grupos culturales quizá se deba a estándares
culturales que difieren en términos de interacciones sociales apropiadas. En otros casos,
puede ser el resultado de la exposición a discriminación y prejuicio. Es importante deter-
minar esto, en especial con grupos marginados como aquellos con discapacidades, orien-
taciones sexuales diferentes o de edades mayores. La cultura también puede influir en la
expresión de la ansiedad; por ejemplo, el ataque de nervios (cuyos síntomas son similares
a los de la crisis de angustia pero que también incluyen llanto o gritos incontrolables) se
encuentra entre los grupos latinos. Con el gran incremento de la población inmigrante es
vital adquirir conciencia de las manifestaciones culturales de la ansiedad en los diferentes
grupos.