Cruz Roja - Historia

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Cruz Roja

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, comúnmente


conocido como la Cruz Roja (Internacional) o la Media Luna Roja (Internacional), es un
movimiento humanitario mundial de características particulares y únicas en su género, por su
relación particular con base en convenios internacionales con los estados y organismos
internacionales por un fin verdaderamente humanitario. Está integrada por:

 Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).


 Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR).
 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.

Los componentes del movimiento, aunque conservan su independencia en los límites del
estatuto del movimiento, actúan siempre de conformidad con sus principios fundamentales y
colaboran entre sí en el desempeño de sus tareas respectivas y para realizar su misión común.
Los componentes del movimiento se reúnen con los estados partes en los Convenios de
Ginebra del 27 de julio de 1929 o del 12 de agosto de 1949 en la conferencia internacional de
la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (en adelante: la conferencia internacional). El Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR) siempre ha tenido un reconocido papel en el desarrollo y
la promoción del Derecho Internacional Humanitario (DIH). Consciente de los retos que
conlleva su pleno respeto, el CICR creó en 1996 un servicio de asesoramiento en Derecho
Internacional Humanitario a fin de fortalecer su capacidad de prestar servicios a los estados
en esa materia abarcando medidas concretas y necesarias para la implementación de los
Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales, los diversos tratados sobre armas, el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y otros tratados pertinentes. La Cruz Roja
también es el emblema inicial del Movimiento. La cruz roja, junto con la media luna roja y el
cristal rojo sobre fondo blanco, son emblemas humanitarios reconocidos oficialmente por casi
la totalidad de países del mundo y su uso está enmarcado en el Derecho Internacional
Humanitario, por lo que deben ser respetados en toda circunstancia, para que sea posible
desarrollar las labores humanitarias en los desastres y conflictos armados.

Fundación

El banquero suizo Henry Dunant (1828-1910), mientras estaba dedicado a sus negocios en
Argelia, viajó al norte de Italia muy cerca de Solferino (Italia), el mismo día en que allí se
enfrentaban los ejércitos austriaco, francés y piamontés. Al anochecer, sobre el escenario de
la batalla de Solferino, el 24 de junio de 1859, yacían 40 000 hombres prácticamente
abandonados a su suerte. Dunant vio cómo morían los heridos sin asistencia y, ayudado por
gente de los pueblos cercanos, se dedicó a socorrerlos: convenció a la población local para
que atendiese a los heridos, sin fijarse en qué bando del conflicto estaban, usando el lema
Tutti fratelli (Todos hermanos) acuñado por las mujeres de la cercana ciudad de Castiglione
dello Stiviere (Provincia de Mantua). Había quedado impresionado. Filántropo, formado y
emprendedor, el recuerdo le llevó a concebir formas de paliar situaciones parecidas, y tres
años después publicó sus reflexiones. En un libro llamado Un recuerdo de Solferino, Dunant
plantea la idea germinal de lo que serán las futuras sociedades de la Cruz Roja. Escribió,
textualmente «cuya finalidad será cuidar de los heridos en tiempo de guerra por medio de
voluntarios entusiastas y dedicados, perfectamente calificados para su trabajo». Desde un
primer momento, Dunant concibió las sociedades como entes neutrales, dispuestos a prestar
ayuda humanitaria a quien la necesitara, independientemente de su raza, nacionalidad o
creencias. Su idea la recogieron cuatro miembros de la Sociedad Ginebrina de Utilidad
Pública que, junto con él, impulsaron el proyecto hasta la constitución formal en 1863 del
Comité Internacional de la Cruz Roja, antecedente inmediato de lo que más adelante
conformaría el Derecho Internacional Humanitario. Un año después, el Comité Internacional
de la Cruz Roja logró, con el apoyo del Gobierno Suizo, convocar a una conferencia
diplomática en la que doce estados firmaron el Primer Convenio de Ginebra. En él se acordó:
1. Proteger a los militares heridos en campaña.
2. El carácter neutral y protección del personal sanitario y de los hospitales militares.
3. La adopción del emblema de la Cruz Roja sobre fondo blanco como símbolo
protector.
4. El establecimiento de un comité permanente que se denominó "Comité Internacional
de la Cruz Roja".
5. La promoción internacional de sociedades de socorro.
En su homenaje cada año, el 8 de mayo, fecha de nacimiento de Henry Dunant, se celebra el
Día Mundial de la Cruz Roja. El 13 de junio de 2012 la Cruz Roja fue galardonada con el
premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.

Historia de los emblemas

1591: San Camilo de Lellis fundó a la congregación de los Hermanos Ministros de los
Enfermos y Mártires de la Caridad y los envió a los campos de batalla. Es así que 260 años
antes del nacimiento de la Cruz Roja Internacional, la “cruz roja” de los hábitos de los hijos
de San Camilo brilló en los campos de batalla como signo de fraternidad.

1859: Antes del siglo XIX, los símbolos utilizados para identificar a los servicios médicos de
las fuerzas armadas variaban en función del país de origen. Los símbolos no eran
ampliamente conocidos, raras veces se respetaban y no tenían derecho a ninguna forma de
protección jurídica.

En la segunda mitad del siglo XIX, la rápida evolución de la tecnología de las armas de fuego
ocasionó un dramático incremento del número de muertos y de heridos en tiempo de guerra.
El 24 de junio de 1859, la guerra de la unificación de Italia se hallaba en su punto álgido.
Henry Dunant, un ciudadano suizo, realizaba un viaje privado que lo llevó a la ciudad de
Solferino. Allí, fue testigo del sufrimiento de más de 45 000 soldados muertos o heridos,
abandonados en el campo de batalla. De regreso en Ginebra, Henry Dunant comenzó a
escribir un libro, en el que propuso mejorar significativamente la asistencia que se presta a las
víctimas de guerra.

1862: En 1862, se publicó el libro Recuerdo de Solferino, que contenía dos propuestas:


establecer, en tiempo de paz y en todos los países, grupos de voluntarios que prestasen ayuda
a las víctimas en los campos de batalla; lograr que los países aceptasen proteger a los
voluntarios socorristas y a los heridos en el campo de batalla. La primera propuesta fue el
origen de las Sociedades Nacionales, que existen actualmente en 186 países, y la segunda dio
lugar a los Convenios de Ginebra, hoy firmados por 194 Estados.

1863: El 17 de febrero de 1863, un comité formado por cinco miembros, el futuro Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR), se reunió para estudiar las propuestas de Dunant. Uno
de sus objetivos principales era adoptar un único signo distintivo, que contara con respaldo
jurídico, para indicar la obligación de respetar a los servicios médicos de las fuerzas armadas,
a los voluntarios socorristas de las sociedades que prestaban servicios de primeros auxilios y
a las víctimas de los conflictos armados. El símbolo debía ser sencillo, identificable a
distancia, conocido por todos e idéntico para amigos y adversarios. El emblema debía ser el
mismo para todos y reconocible a nivel universal. El 26 de octubre de 1863, se convocó la
primera Conferencia Internacional, que contó con la presencia de los delegados de catorce
gobiernos. Además de adoptar diez resoluciones y prever el establecimiento de sociedades de
socorro a los militares heridos (las futuras Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y, más
adelante, de la Media Luna Roja), la Conferencia Internacional también adoptó la cruz roja
sobre fondo blanco como emblema distintivo uniforme.

1864: En agosto de 1864, la Conferencia Diplomática, convocada con el fin de transformar


las resoluciones adoptadas en 1863 en normas convencionales, adoptó el primer Convenio de
Ginebra. Así nació el derecho internacional humanitario moderno. En el primer Convenio de
Ginebra, se eligió la cruz roja sobre fondo blanco como emblema distintivo único. Puesto
que el símbolo debía reflejar el principio de neutralidad de los servicios médicos de las
fuerzas armadas y la protección que se les confería, el emblema adoptado se creó invirtiendo
los colores de la bandera suiza. Se compone de una cruz de 5 cuadrados de color rojo sobre
fondo blanco. A día de hoy, el logotipo está reconocido internacionalmente sin que pueda ser
utilizado de forma libre. Cualquier entidad que quiera disponerlo, debe cumplir con los
principios fundamentales de Cruz Roja tal como refleja el reglamento de uso del emblema. El
estatuto neutral permanente de Suiza ya se había establecido firmemente en la práctica desde
hacía varios años, y había sido confirmado por los tratados de Viena y París en 1815. Por otra
parte, la bandera blanca era y sigue siendo el signo distintivo del parlamentario o de quien se
rinde; abrir fuego contra quien enarbola esa bandera de buena fe es un acto inaceptable. El
símbolo elegido ofrecía las ventajas de ser un signo fácil de confeccionar y reconocible a
distancia por sus colores contrastados.

1876-1878: Durante la guerra entre Rusia y Turquía, el Imperio Otomano declaró que
utilizaría el símbolo de la media luna roja sobre fondo blanco, en lugar de la cruz roja. Si bien
respetaban el símbolo de la cruz roja, las autoridades otomanas consideraban que la
naturaleza misma de la cruz roja hería las susceptibilidades de los soldados musulmanes. Se
aceptó el signo de la media luna roja a título provisional, mientras durase la guerra.

1929: Tras la Primera Guerra Mundial, se convocó la Conferencia Diplomática de 1929, con
la finalidad de revisar los Convenios de Ginebra. Las delegaciones de Turquía, Persia y
Egipto solicitaron el reconocimiento de la media luna roja y del león y sol rojos. Tras
prolongados debates, la Conferencia aceptó reconocerlos como emblemas distintivos
adicionales a la cruz roja pero, a fin de evitar la proliferación de emblemas, limitó la
autorización a los tres países que ya los utilizaban. Los tres emblemas distintivos gozan de
igual estatuto en el marco de los Convenios de Ginebra.

1936-1939: Durante la Guerra civil española, la Cruz Roja Internacional es acusada por el
bando franquista de falta de neutralidad.

1949: La Conferencia Diplomática convocada en 1949 para revisar los Convenios de Ginebra
tras la Segunda Guerra Mundial analizó tres propuestas orientadas a solucionar la cuestión de
los emblemas: una propuesta neerlandesa, encaminada a adoptar un nuevo símbolo único; la
recomendación de volver al signo único de la cruz roja; una propuesta israelí con miras a
reconocer un nuevo emblema, el escudo rojo de David, que los servicios sanitarios de las
fuerzas armadas israelíes usaban como signo distintivo. Estas tres propuestas fueron
rechazadas. La Conferencia expresó su oposición a la proliferación de emblemas protectores.
La cruz roja, la media luna roja y el león y sol rojos siguieron siendo los únicos emblemas
reconocidos.

1980: La República Islámica de Irán anunció que renunciaba a su derecho de usar el león y
sol rojos y que emplearía en el futuro la media luna roja como signo distintivo. Sin embargo,
se reservó el derecho de volver a usar el del león y sol rojos si se reconocían nuevos
emblemas.

1992: Tras la decisión de 1949, continuó el debate acerca de los emblemas. Varios países y
sus sociedades de socorros seguían interesados en utilizar los emblemas nacionales, o la cruz
y la media luna juntas. En la década de 1990, también se plantearon preocupaciones acerca de
la neutralidad de la cruz roja o de la media luna roja, en el contexto de ciertos conflictos
complejos. En 1992, el entonces presidente del CICR hizo un llamamiento público en favor de
la creación de un nuevo emblema desprovisto de cualquier connotación nacional, política o
religiosa.

1999 :La Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja celebrada en
1999 hizo suya la propuesta de organizar un grupo de trabajo mixto sobre los emblemas,
integrado por Estados y Sociedades Nacionales, con vistas a encontrar una solución global y
duradera que fuese aceptable para todas las partes en cuanto al fondo y al procedimiento.

2000: El grupo de trabajo reconoció el profundo apego que la mayoría de los Estados y de las
Sociedades Nacionales tenía a los emblemas de la cruz roja y de la media luna roja. Por
consiguiente, la única posibilidad de lograr una solución ampliamente aceptada era reconocer
un emblema protector adicional, exento de toda connotación nacional, política o religiosa. El
diseño del nuevo emblema debía permitir que las Sociedades Nacionales que lo utilizaran
pudiesen insertar en el mismo: una cruz o una media luna, una cruz y una media luna juntas,
cualquier otro símbolo que estuviese en uso y que hubiese sido comunicado al Estado
depositario de los Convenios de Ginebra y al CICR.

2005: En diciembre de 2005, durante la Conferencia Diplomática celebrada en Ginebra, los


Estados adoptaron el Protocolo III adicional a los Convenios de Ginebra, por el que se creó
un emblema adicional a la cruz roja y la media luna roja. El nuevo emblema, conocido como
el cristal rojo, resuelve varias cuestiones que preocuparon al Movimiento durante años, entre
otras:
 La posibilidad de que los países que no desean adoptar ni la cruz roja ni la media
luna roja puedan, sin embargo, integrarse en el Movimiento como miembros plenos,
mediante el uso del cristal rojo.
 La posibilidad de utilizar la cruz roja y la media luna roja juntas.
Sin embargo y a pesar de que se anunciaba como un cambio de logotipo a medio plazo, a día
de hoy ha quedado descartada la idea por diversas controversias internas. Además, el
emblema con la cruz está siendo aceptado cada vez más en los lugares donde se resistían
asimilándolo a la cruz latina del cristianismo, a pesar de las diferencias evidentes.

2006: En junio de 2006, se celebró en Ginebra una Conferencia Internacional de la Cruz Roja
y de la Media Luna Roja con el objeto de modificar los Estatutos del Movimiento para
reflejar la creación del nuevo emblema. Desde su creación hasta el año 2006 el Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR) le negó el reconocimiento al Maguén David Adom por
rehusarse a reemplazar la estrella de David roja por la cruz roja. Las razones corresponden a
la conferencia de la Convención de Ginebra de 1929 que identificó solo tres símbolos (cruz
roja, media luna roja, y león y sol rojo) y prohibió el uso de otros en el futuro (la estrella roja
de David fue remitida al CICR en 1931). Con la aprobación de un tercer emblema en
diciembre del 2005 Maguén David Adom estuvo en condiciones de contar con la aprobación
del CICR e ingresar a la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la
Media Luna Roja. El 22 de junio de 2006, MDA fue reconocido por el ICRC y admitido como
miembro pleno.

2007: El 14 de enero de 2007, entró en vigor el Protocolo adicional III a los Convenios de
Ginebra de 1949 (seis meses después de su ratificación por los dos primeros países). Esto
completa el proceso de establecimiento de un emblema adicional para uso de los Gobiernos y
el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.

Principios fundamentales

El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja realiza su labor bajo
siete principios fundamentales que rigen las actuaciones de esta organización, creando un
vínculo de unión entre las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja,
el CICR y la FICR. Los Principios Fundamentales garantizan la continuidad del Movimiento de
la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y su labor humanitaria.

 Humanidad: El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, al


que ha dado nacimiento la preocupación de prestar auxilio, sin discriminación, a todos los
heridos en los campos de batalla, se esfuerza, bajo su aspecto internacional y nacional, en
prevenir y aliviar el sufrimiento de los hombres en todas las circunstancias. Tiende a
proteger la vida y la salud, así como a hacer respetar a la persona humana. Favorece la
comprensión mutua, la amistad, la cooperación y una paz duradera entre todos los
pueblos.

 Imparcialidad: No hace ninguna distinción de nacionalidad, raza, religión, condición


social ni credo político. Se dedica únicamente a socorrer a los individuos en proporción
con los sufrimientos, remediando sus necesidades y dando prioridad a las más urgentes.

 Neutralidad: Con el fin de conservar la confianza de todos, se abstiene de tomar parte en


las hostilidades y, en todo tiempo, en las controversias de orden político, racial, religioso
e ideológico.

 Independencia: El Movimiento es independiente. Auxiliares de los poderes públicos en


sus actividades humanitarias y sometidas a las leyes que rigen los países respectivos, las
Sociedades Nacionales deben, sin embargo, conservar una autonomía que les permita
actuar siempre de acuerdo con los principios del Movimiento.

 Voluntariado: Es un movimiento de socorro, es voluntario y de carácter desinteresado.

Promoción de los principios fundamentales y valores humanitarios


 Campañas de prevención de enfermedades.
 Mensajes familiares y mensajes de buena salud.
 Campañas para promover el respeto a la diversidad y la dignidad humana, reducir la
intolerancia, la discriminación y la exclusión social.
 Apoyo a las áreas de juventud.
Intervención en casos de desastre
 Búsqueda y rescate.
 Atención prehospitalaria.
 Abastecimiento de agua.
 Alojamiento temporal de personas necesitadas.

Preparación para desastres


 Campañas de recolección de ropa, juguetes y alimentos.
 Solicitud de medicamentos.
 Capacitación a la comunidad en gestión de riesgos.
 Primeros auxilios.
 Donaciones voluntarias.

Mejora de los servicios de salud en la comunidad


 Donación de sangre.
 Servicio de ambulancias.
 Hospitales e instituciones de formación.
 Servicios médico, Psicológico, odontológico y sexual.
 Apoyo social y acompañamiento al adulto mayor, niños y en general a personas
vulnerables.
 Apoyo en las emergencias y catástrofes a los poderes públicos.

Las personas que integran la Cruz Roja no reciben dinero como sueldo, pues son voluntarios
(excepto técnicos, por ejemplo, un socorrista que trabaja todo el día en la playa). Trabajan
para evitar el sufrimiento humano, y por el bienestar de todos. Además, para evitar
incidentes, ninguna persona que sea remunerada por su acción en Cruz Roja puede acceder a
puestos políticos en la jerarquía de la institución.

Observador Permanente ante la Organización De Las Naciones Unidas

El martes 16 de octubre de 1990, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió invitar
al CICR a participar en calidad de observador en sus sesiones y tareas. Efectivamente, la
Asamblea aprobó sin votación un proyecto de resolución respaldado por 138 de los 159
Estados miembros de la ONU, otorgando al CICR el estatuto de observador. El texto de la
resolución es el siguiente:

La Asamblea General, Recordando los mandatos conferidos al Comité Internacional de la


Cruz Roja por los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, Considerando el papel
especial desempeñado con arreglo a ellos por el Comité Internacional de la Cruz Roja en las
relaciones humanitarias internacionales, Deseosa de promover la cooperación entre las
Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja,

1. Decide invitar al Comité Internacional de la Cruz Roja a participar en los períodos de


sesiones y la labor de la Asamblea General en calidad de observador;
2. Solicita al secretario general que adopte las medidas necesarias para aplicar la presente
resolución."
La inclusión en el orden del día de la cuestión de la atribución del estatuto de observador al
CICR fue solicitada por los representantes permanentes de 21 países, en carta fechada el 16 de
agosto de 1990 y dirigida al secretario general de las Naciones Unidas. A esta se adjuntó un
memorando explicativo, cuyo texto transcribimos a continuación (Doc. A/45/191), así como
el proyecto de resolución precitado.
El proyecto de resolución fue presentado a la Asamblea General reunida en sesión
plenaria por S. E. el señor Vieri Traxler, representante permanente de Italia ante la ONU, que
explicó la iniciativa, motivada por un precedente histórico: la presencia de Henry Dunant,
fundador de la Cruz Roja, en Solferino. En nombre de los coautores, el embajador Traxler
rindió homenaje a la Institución por su importante contribución a la codificación, el
desarrollo y la aplicación del derecho internacional humanitario, así como por su cometido de
intermediario neutral e imparcial, consagrado a la promoción de los ideales humanitarios.
Después, propuso a la Asamblea que atribuya el estatuto de observador al Comité
Internacional de la Cruz Roja como reconocimiento por su impresionante labor en favor de la
humanidad.
Cabe recordar aquí que varios Estados y otras organizaciones, especialmente organismos
internacionales regionales o especializados, se benefician del estatuto de observador ante las
Naciones Unidas, pero es la primera vez que este se otorga a una Institución que no es una
organización gubernamental. A este respecto, el embajador Traxler declaró que, según los
coautores de la propuesta, esta atribución no debe considerarse como un precedente, sino que,
así, se pone de relieve el especial cometido que la comunidad internacional asigna al CICR y
los cometidos que se le confieren en los Convenios de Ginebra, que hacen del Comité
Internacional una Institución única en su género, por su índole y su estatuto. Varios oradores,
especialmente los representantes de la India, Pakistán y los Estados Unidos, se expresaron en
este sentido.
El presidente del CICR, señor Cornelio Sommaruga, declaró: “La admisión del CICR
como observador ante las Naciones Unidas es un importante reconocimiento del papel de la
Institución en el plano internacional”. Mediante esta decisión, la Asamblea General de las
Naciones Unidas ha reafirmado los cometidos del CICR y los principios humanitarios que
mueven su acción, especialmente los de neutralidad, imparcialidad y universalidad.
Asimismo, contribuirá a reforzar aún más la cooperación del CICR con la ONU y, en el plano
práctico, la posibilidad de dar su opinión sobre cuestiones de su competencia, y de tener
acceso no solo a la documentación, sino también a los períodos de sesiones de la Asamblea
General de las com isiones, permitirá a los representantes del CICR en las reuniones de las
Naciones Unidas en Nueva York, Ginebra y otras panes actuar con más rapidez y de manera
más directa ante los actores del escenario internacional.

Anexo

1. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) es una institución humanitaria


independiente fundada en Ginebra, Suiza, en 1863. De conformidad con los mandatos que le
ha conferido la comunidad internacional de Estados mediante tratados internacionales
universalmente ratificados, el CICR actúa de intermediario neutral para dar protección y
asistencia a las víctimas de conflictos armados internacionales y no internacionales.

2. Los cuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para la protección de las
víctimas de guerra, en que 166 Estados son partes, y sus dos Protocolos Adicionales de 1977
establecen explícitamente el papel del CICR como intermediario humanitario neutral e
imparcial. Así pues, los tratados de derecho internacional humanitario asignan al CICR
deberes semejantes a los de una Potencia protectora responsable de salvaguardar los intereses
de un Estado en guerra, ya que el CICR puede actuar en sustitución de la Potencia protectora
dentro del significado de los Convenios de Ginebra de 1949 y el Protocolo Adicional I de
1977. Además, el CICR tiene el mismo derecho de acceso a los prisioneros de guerra que una
Potencia protectora (Convenios de Ginebra) y a los civiles comprendidos en el Convenio de
Ginebra relativo a la protección de personas civiles en tiempo de guerra (cuarto Convenio de
Ginebra). Además de esas funciones concretas, el CICR, como institución neutral, tiene el
derecho de iniciativa dimanante de una disposición común a los cuatro Convenios de Ginebra
que lo autoriza a formular cualquier propuesta que considere de interés para las víctimas del
conflicto.

3. Los estatutos del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja,
según fueron aprobados por la Conferencia Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna
Roja, en que los Estados partes en los Convenios de Ginebra participan, exigen que el CICR
difunda el conocimiento y aumente la compresión del derecho humanitario internacional y
promueva su desarrollo. En los estatutos también se prevé que el CICR defienda y difunda los
Principios Fundamentales del Movimiento, a saber: humanidad, imparcialidad, neutralidad,
independencia, servicio voluntario, unidad y universalidad.

4. Fue por iniciativa del CICR que el Convenio de Ginebra original para aliviar la suerte de los
heridos de las fuerzas armadas en campaña fue aprobado por los gobiernos en 1864. Desde
entonces, el CICR ha procurado perfeccionar el derecho humanitario internacional para
mantenerse a la par de la evolución de los conflictos.

5. A fin de cumplir el mandato que le confirieron el derecho humanitario internacional, las


resoluciones de la Conferencia Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna y los estatutos
del Movimiento, el CICR ha concertado con muchos Estados acuerdos sobre la sede, que rigen
el estatuto de sus delegaciones y de su personal. En el curso de su labor, el CICR ha
concertado otros acuerdos con Estados y organizaciones intergubernamentales.

6. Con un promedio de 590 delegados que trabajan en 48 delegaciones, en 1989 el CICR


trabajó activamente en casi 90 países en África, América Latina, Asia, Europa y al Oriente
Medio - incluidos los países abarcados por sus diversas delegaciones regionales - dando
protección y asistencia a las víctimas de conflictos armados en virtud de los Convenios de
Ginebra, y con la anuencia de los gobiernos interesados, a las víctimas de tensión y disturbios
internos.

7. En el caso de conflictos armados internacionales, el mandato del CICR es visitar a los


prisioneros de guerra y a los civiles de conformidad con las disposiciones del Convenio de
Ginebra relativo al trato de los prisioneros de guerra (tercer Convenio), el Convenio de
Ginebra relativo a la protección de personas civiles en tiempo de guerra (cuarto Convenio) y
el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949 relativo a la
protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales (Protocolo I). En
situaciones de conflicto armado sin carácter internacional, el CICR basa sus solicitudes de
acceso a las personas privadas de su libertad a causa del conflicto en el artículo 3, común a
los Convenios de Ginebra, y en el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra, de 12 de
agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter
internacional (Protocolo II).

8. En situaciones distintas de las comprendidas en los Convenios de Ginebra y sus Protocolos


Adicionales, el CICR puede recurrir a su derecho estatutario de iniciativa para proponer a los
gobiernos que se le conceda acceso a personas privadas de su libertad como resultado de
tensión y disturbios internos.

9. El propósito de las visitas del CICR a personas privadas de su libertad es exclusivamente


humanitario: los delegados del CICR observan el trato que se da a los prisioneros, examinan
sus condiciones materiales y psicológicas de detención y, si resulta necesario, solicitan a las
autoridades que adopten medidas para mejorar el trato de los detenidos y sus condiciones de
vida. El CICR nunca expresa una opinión sobre los motivos de detención. Sus resultados se
registran en informes confidenciales que no se publican.

10. En el caso de conflictos armados o de disturbios internos, el CICR proporciona materiales


y asistencia médica, con el consentimiento de los gobiernos interesados, a condición de que
se le permita evaluar la urgencia de las necesidades de las víctimas directamente en el lugar
de los hechos, realizar encuestas sobre el terreno para determinar las categorías y el número
de personas que requieren asistencia, y organizar y vigilar la distribución de elementos de
socorro.

11. Las actividades del Organismo Central de Búsqueda del CICR se basan en la obligación de
la institución previstas en los Convenios de Ginebra, a saber, ayudar a las víctimas militares y
civiles de conflictos armados internacionales, y en su derecho de iniciativa humanitaria en
otras situaciones. La labor del Organismo y sus delegados sobre el terreno consiste en reunir,
registrar, centralizar y, cuando procede, remitir información sobre personas que tengan
derecho a recibir asistencia del CICR como prisioneros de guerra, internados civiles,
detenidos, personas desplazadas y refugiados. También incluye el restablecimiento de
contacto entre familiares separados, esencialmente por medio de mensajes de la familia
donde los medios de comunicación normales no existen o se han interrumpido debido al
conflicto, la búsqueda de personas desaparecidas o de quienes la familia no tiene noticias, la
organización de la reunificación de familias, el traslado a lugares seguros y operaciones de
repatriación.

12. Las labores del CICR y de las Naciones Unidas se complementan cada vez más y la
cooperación entre las dos instituciones es cada vez más estrecha, tanto en las actividades
sobre el terreno como en sus esfuerzos por aumentar el respeto del derecho humanitario
internacional. En los últimos años, esta relación se ha manifestado en numerosas operaciones
para dar protección y asistencia a las víctimas de conflictos en todo el mundo.

13. Asimismo, el CICR y las Naciones Unidas han cooperado estrechamente en asuntos
jurídicos, y el CICR contribuye a la labor de las Naciones Unidas en esa esfera. Esta relación
también se refleja en resoluciones del Consejo de Seguridad, y de la Asamblea General y sus
órganos subsidiarios, así como en informes del secretario general.

14. La participación del CICR en calidad de observador en las deliberaciones de la Asamblea


General aumentaría aún más la cooperación entre las Naciones Unidas y el CICR y facilitaría
la labor de este último.

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