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278 BOLIVIA: 1A REVOLUCION OBRERA QUE FUE CAMPESiN terminé una prdctica politica Mena de contrasentides qu. termin6 por provocar la destruccién del propio partido, Tg mente, el por terminé subordinado a una directiva trotsquicy que, sin embargo, estuvo en condiciones de influir en las fr ciones izquierdistas y obreristas del MNR. El MNR puede ser considerado un producto natural de lo; acontecimientos, Surgide, como otras formaciones politices latinoamericanas, del movimiento estudiantil, en cuanto Presentacién politica radicalizada de los sectores medios, Ge tuvo pronto en condiciones de articular también demandas obreras y campesinas. Al no poseer una ideologia definigs ni un programa comtin, la direccién fue ejercida por lidere Pragmaticos y flexibles, como Paz Estenssoro y Siles Zussa Ya durante el gobierno militar de Villarroel habia participads en la administracién del Estado; su desarrollo posterior so vio inmensamente facilitado por los espacios que le cedia ¢) Pir all aliarse con los sectores mas reaccionarios del pais. Ademas del .aNp, los principales protagonistas de Ia revoly: ¢iGn de 1952 fueron las masas de pobres urbanos y suburbs. nos, los campesinos y los obreros de las minas. Estos ultimos no sdlo fueron protagonistas sino ademas uno de los principa. les sujetos de la revolucién. A través de la con los trabajadores ejercieron durante un breve periodo la direccién del aparato, del Estado y en menos de dos afios nacionalizaron las minas y liquidaron el latifundio. La revolucién no fue obrera y campesina a la vez. Primero fue obrera (y popular) y después deriv en campesina, La Fevolucién agraria surgié’ como continuacién de la revolucion de 1952, pero luego vivid un desarrollo independiente. 1952 signified para los campesinos indigenas una oportunidad his- torica para articular las multiples rebeliones campesinas que _ se venian gestando, intermitentemente, desde los mismos dias de la Colonia. Cualquiera que sea Ia evaluacién final de la revolucién, esos indigenas demostraron que ellos constituyen Ja verdadera base de la sociedad. 5. CUBA: ENTRE MARTI Y LAS MONTANAS jercie ién como rocesos histéricos han ejercido tanta fascinacién 0 oes iuelon cuban. Basta solo Fecordar aes gencraciones revolucion Giants los afr sescnta siguieron con pas poulticas GU ellos barbudos que sin mas armes que umes sc"fusiles y con una increfble voluntad lograban no sélo " pocos fusi oe ictadura, sino ademas. desafiar a Ia potencia son ye, eet te oe cease ec ‘mievo regimen social, Partidos y movimlentos nacionalistas, puesta y cristianos se sentian atraides por el ejemplo on Bary, cuando No, aparecian grupos que s¢ disponian a em ano ys uae sldcl Castro y el Che. zComo olvidar tos. dias (simas disputas con todos _ Br gue Castro se trenzaba en durisimas disput ‘pod y nian Ges de la izquicrda internacional que se op aquellos poderss, ¢¢ jalucion continental 10. Vacllando incluso 8 Motmar la obas en 1967, verdadera internacional de Ia revo- {felon latinoamericana? Como olvidar al Che Guevara que 7 roam polivians, Iuchando contra. Ia. geogratia, | dese A San propia asma, tremendamente digno y soltta Sestetnaba'a formar uno, dos, res Vietsam? 7° dar a al pane imiment a for faa a Cultura politica de los movimientos estu mar parte dk I compafiando a ia biblia de Mao, las teorias de files europeos: Sniclones de los Beatles. Literatos y periodistas, Matevts ¥ artistas, trotsquisias y estalinistas, revolucionarios Bssofor,2,°y profesionsles, romnticos empedernidos, en. fin aesserise colores de tina izquicrda multitraccionada, miraban 1008 195 Gajaban hacia Cuba como quien cree haber encom Ste? paraiso perdide, Pero quiz por es0 la revolucion cir ado Sijfon poco a poco de ser entendida por sf misma, para pas iene ietima de proyecciones e ideologias cuyo punt ae otc encontraba en la isla. *eRtmthoy, varios. aos despues de la, gesta cuban, resulta Hi2a “separar, en lade por si ‘abundante. litera Pes del tem, a 2 fo de Ia fronda ideo emm cl dato o hecho conereto de la fr BESS Ge la cube. Sin embargo, aun las ideologias mas. es- ee ee geben hacemos olvidar que la cabana, independicn Bante de las preyecciones que alemnyo en su) tiempo, fue vemenGolucion fatifoamericana y, aunque parezca elemental decile, Cubana. Lo enpuento significa que’ a esa, revolucién nilzarla a partir de su ubicuidad en ye eto ‘paises latinoamericanos, por una parte, y mmunes ors particularidades especiticas, por otra. pI 280 cupa: TRADICION Y RUPTURA EN EL PROCESO HUISTORICO CUBANO See ae iS Stine St A Same de mt secundario pues Cuba es quizds el tinico pas Wendie ate eee, ibe ets, ani a fe agaarse aus cancel, respacto «pa cuentra su explicacién en el hecho de que Cuba fue el tilt fu ignsanzcaein on el Rese degen as Horie decree et SIS a pendent, Prglre ome con ios reser ats aie om. a ie Sambar 0, oedema loa Sh intervencién norteamericana. ue Desde el punto de vista de eriodos en el continent os autores han caracterizado, = Sa, como populistas ite y que algi de manera un tanto imprech, La tradicién nacional El Movimiento 26 de Julio (11263) parece ser real : panne ie ase, (as) parece se. reatmente un lo definis el mismo Fidel Castro el 16 de agosto de 1955 cx: un mensaje dirigido al Partido Ortodoxo: “El Movimiena 26 de Fulio no constituye una tendencia al interior del Part do [Ortodoxo]; es el aparato revolucionario del chibasione [sobre el que ‘escribiremos mas adelante], enraizado cn a base, de la que ha surgido para luchar contra la dictadure guando la ortodoxia ha demostrado ser impotente dcbido a sus mil divisiones intemas.”# quello que Fidel Castro afirmaba e: ra cigar, sus Fie Ce, afmaba on 1855 om in pee basismo habia surgide en 1944 con el Partido Ortodoxo, que a su vez provenia de fracciones radicalizadas del Partido Ke, *Para uma caracterizacién del populismo se recomien de Ernesto Laclau, Politica e idgologia ort ia teorin Manet oe pitalismo, fascismo, populismo, México, Siglo XXI, 1978, pp. 165-233, p. gui! Castro, La revolucién eubana’ 1933-1962, México, Era, 1975, ona: ENTRE MARTE Y LAS MONTASAS 2a yolucionario Cubano, supuesto heredero de aquel que en los {fas de lucha por Ia independencia habia sido fundado por José Marti con el mismo nombre, En efecto, las dos ¢pocas "Je referencia del 26s son el periodo de lucha por la inde- pendencia y el periodo de Jucha en contra de la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933). ‘La tradicién social Ya hemos insinuado que Ia guerra de independencia contra Espafia ocurrié en un periodo en el que en Cuba ya se habian establecido algunas relaciones sociales de tipo capitalista. Tal “ jucha se dio, pues, en un tiempo caracterizado por la apari- cién de nuevos actores sociales, por ejemplo, una precaria burguesfa comercial en el interior del bloque dominante, sec- tores medios en su exterior, y una clase obrera relativamente bien organizada. Por tal raz6n, la ideologia de Marti es mucho mas concreta que la de otros patriotas del continente, pues sus expresiones no slo son nacionales sino también sociales.* ‘Ademas, como es sabido, Mart{ comprometié su practica por una independencia respecto a Espafia y también respecto a Estados Unidos. Para las futuras generaciones politicas, el texto de una de las tltimas cartas de Marti no pudo tener sino un. sentido testamentario: “Es un deber m{o evitar, me- diante la independencia de Cuba, que los Estados Unidos se extiendan por las Indias Occidentales y caigan con mayor fuerza sobre otras tierras de nuestra América. Todo lo que he hecho hasta ahora y todo lo que haga de ahora en adclan- te tiene esa finalidad [...] Conozco al monstruo porque he vivido en sus entrafias, y mi tinica arma es la honda de David.” * En fin, Marti era una especie de Bolivar local, pero en la “era industrial”. Por eso en su nacionalismo no ‘slo se encuen- tran rasgos antimperialistas, sino incluso anticapitalistas. No deja de ser interesante mencionar que ya durante el periodo de la independencia habian surgido en Cuba algunos ® Acerca del tema, véase Ezequiel Martinez Estrada, Martt: ef héroe y su accion revolucionaria, México, Siglo XXI, 1969. José Mafiach, Marti: apostle of freedom, Nueva York, 1950, “José Marti, Obras completas, La Habana, 1931, t. 1, pp. 271273. 5'Véase José Marti, “Sobre los EEUU de Norteamérica”, en Monthly Review, afio'8 (introduccién de Phillip S. Forner), i975, P. 57. Sobre el tema se recomienda Marcos Vinocour, Cuba, na- cionatismo y comunismo, Bucnos Aires, 1966. También, Liselotte Kramer-Kaske, Die kubanische Volksrevolution 1953-1962, Ost Ber- lin, 1980. CUBA: ENTRE MARTI ¥ LAS MoneTAS4,. pe oe fie fundado en 1899. aa 1900" sur Ee oe sc ee sista Gn) are jus ido en 1905 se ic soos cement Bo fied, oe a sul Ina de los principales propagadores de las de Rise nal ite, gaien eae su actividad Peas eee ae a celebrado el 16 de enero de 1892. cuenta que tal congreso tuvo lugar en pleno c le go va contra Espatia y que debi enfrentag el cerco de las een itil Pm Pitan a Factores hata Y Sociales iba a posibilitar que los mo. rimientos den icos del futuro pudi entenderse como Aepositarios de una tradicion coman, *" “meena ° primer partido socialist, 1900 surgié el Partido Popular tt lista que después tomé el nombr. ideas a fue el lider ob politica come we fomo. director at ee ash ges ese principal era la de UN PUNTO DE PaRTID; LA DICTADURA DE MACELABO No es diffcil imaginar ta historia cubana como un {tes actos, EI primer acto fue la lucha por la independenciy segundo, la revolucién antimachadista; el tercero, ‘ puesto, fue Ia revolucién castrista. Heeeereeea jpalachade era, el sepresentante de tna dictadura centroame ricana “elisica”. Con el término “clasiea” queremos destacar Jos siguientes rasgos: primero, una estrecha subordinacion a Estados Unidos: segundo, cf ejercicio militar del aparate del Exad tree, iocapacldad congenita de las clases dominan ‘en clases dinigentes. sald, Sibllidad de Ia dictadura s6lo podia estar asegurada en se mantuviera la cohesiGn interna de un de por of muy nih QUEL y ;,Fourntel, Cuda socialste de A a Z, Paris, 1975. Fabio Gobarl, "El movimiento gbrero cubano de {0% 21088, BE gr el Partido Comunista”, en Bohemia, num. 3, L: ‘bana, de enero de 1973, pp. 94-102. eae eeeeees ta (pos) surgi en 1904. El Partigg 9) puede comprenderse | ‘gous: ENTRE MARTI X LAS MONTARAS 283 peterogénco bloque de dominacién. Al mismo tiempo, dada la petsema dependencia econémica del pais, la pérdida de cohe- oxide ese bloque estaba a su ver, determinada por factores externos. ‘je acuerdo con lo expuesto se entiende por qué el principal jactor desestabilizador de la dictadura de Machado fue la cri feetGe 1929, que afects a Cuba con singular violencia. Slo un Seimplo de cllo fue la baja en las exportaciones de azsicar. En $169 alcanzaban los 200 millones de délares; en 1930 bajaron WV ip978; en 1931 a 78, y en 1932 a 42." Igualmente, el precio del a icar comenz6 a descender drasticamente: de un precio suma- -Yente bajo de 17.2 centavos por libra en 1929, descendis a O72 en 1932 y mas tarde a 0.57 centavos; de un valor total de 109 millones de pesos que tuvo la zafra de 1929, descendié a 42 millones en 1932* La crisis s6lo podia traer consecuencias politicas. Por una parte, en el propio bloque de dominacién algunos sectores em- presariales comenzaron a desertar culpando a Machado de no proteger sus intereses frente a Estados Unidos, en tanto que bros Io culpaban de no infegrarse atin mas a la economia jorteamericana, Estos tiltimos no vacilaron incluso en solicitar tI Departamento de Estado de Estados Unidos la invasion, a fin de que los liberara de un mal gobernante y del peligro de una revolucién social al mismo tiempo. Esta insélita peti- ‘ion se basaba sin embargo en hechos precedentes. A fines del siglo x1x Estados Unidos habfa invadido Cuba para preser- var el “orden interno”, En 1901, Cuba obtuvo la independencia formal de parte de Estados Unidos, pero su gobierno tuvo que suscribir la Hamada Enmienda Piatt, inscrita en la propia constitucién cubana, en donde era reconocido el derecho nor- teamericano a controlar la politica exterior del pais, ast como el derecho a intervenir “para proteger la vida, Ia libertad y Jos bienes de sus conciudadanos”.* Ademas la enmicnda otor- gaba a los norteamericanos los derechos para establecer Ja base militar de Guantanamo, que todavia subsiste.° Aunque esta vez Estados Unidos no invadié Ia isla, el em- bajacor Summer Welles intervino demasiado en Ios asuntos internos, y si no logré remplazar a Machado por un presidente + Direccién politica de las var, Historia de Cuba, La Habans, 1968, p._ 583. ‘SE, Grobart, op. cit, p 98. ® Dorothea Ross, “Sozial und Wirtschafts Geschichte Kubas von der Kolonialzeit bis 1963", en Bernd Kitbler (comp.), Cuba libre, Lambertheim, 1977. MU Fernando Mires, Cuba: la revolucién no es una isla, Medellin, 1978, pp. 22:23. = 285, : MARTE Y LAS MONTARAS ‘guna: ENTRE al gusto norteamericano, al gusto nor qunque por un periodo muy breve, con las Iuchas de otros fores sociales subalternos. Sin embargo, el “proletariado” [bia tenido un desarrollo bastante desigual (lo que es comin mabymerica Latina), situacién que en Cuba se agravaba debido OG) Gracter de “enclave” que la economia del pais habia te- | Ego desde un comienzo.* En un principio los lamados “en i Haves azucareros” habian trabajado fundamentalmente con de obra esclavizada que importaban las compafifas nor- Jamericanas desde Haiti y Jamaica. Los esclavos conforma- fan asi un peculiar ejército (esclavizado, no “proletario”) de feerva. Teniendo que rivalizar con las masas de esclavos, la fase obrera propiamente tal constitufa a fines de los aos feinte solo el 16.4% de Ia poblacidn trabajadora. ‘Conjuntamente con los esclavos, los obreros cubanos coexis- {jan con una enorme masa de desempleados. “El azicar, que gntregaba en promedio al Estado el 80% de sus recursos, solo podia ofrecer 20000 empleos estables. Solamente en los pe- Fiodos de la zafra se requerfa de la presencia de aproximada- mente 40000 cortadores de cafia. Estos se insertaban en el ‘proceso productive como trabajadores ocasionales. Asf, el sec- for estatal, a fin de paliar en algo la desocupacion, debia absorber nada menos que el 35% de la poblacién activa.” # "Debido al cardcter estacional de Ia explotacion azucarera, la resistencia obrera a Machado tendié a concentrarse entre los frabajadores del tabaco. Como en el sector tabacalero el pro- ‘oso de tecnificacién era més acelerado que en el del azticar, y a causa de la creciente demanda proveniente de los mercados internacionales, los obreros del tabaco —llamados también torcedores—, cuyo trabajo requerfa cierto grado de especia- lizaci6n, estuvieron en condiciones de convertirse en un bas- tidn de resistencia a la dictadura. Allf los comunistas encon- taron un medio de insercién gracias sobre todo al activismo obrero del lider juvenil Julio Antonio Mella, aunque por lo general predominaban las posiciones anarquistas. Bajo inspi- racién anarcosindicalista nacié, en febrero de 1925, la Confe- deracién Nacional Obrera Cubana (cNoc). ‘Cuando el 20 de marzo de 1925 Machado asalté el poder, se encontré con un movimiento obrero pequefio pero muy bien organizado que desde 1917 venia utilizando la huelga como arma politica. Precisamente ese afio tuvo lugar una paraliza- cién de las faenas del aziicar. Entre 1918 y 1919 hubo varias huelgas generales convocadas por “comandos provisorios” en LA REVOLUCION DEMOCRATICA y EI foco catalizador de 1a lucha en contra d » icha en contra de Macha universidad, Esto no ee por lo desnee en eeee Mientos sociales del siglo xx en América Latina, pues ha ay | fn las universidades done har coneie a ey eee a id Stns sneer dene han sna» arcane act anne Cuba que contaban con “una clase ‘media, som tan grande para que pudiese representaria la ecg: La principal organizacién politica surgi igs x 0 ién rgida del estu fue el Directorio Estudiantll Universitario donde waantaee algunos estudiantes que después serian connotadas figuot | polticas como Eduardo Chibs, el futuro canciller Ratil Ros el ex presidente Carlos Prio Socarras. El lider del diene He eeemdario San Guiteras, oe Bajo el liderazgo de Guiteras, el directorio no fue una sim entidad universitaria. sino un moviniento. poiltico ane wee rrollé una linea de enfrentamiento directo con la dictadurs poniendo en préctica formas de Iucha armada de carey Chase inshase caee Era, sin duda, la organizacién antima:. Una segunda fuerza politica de relativa im i we a relativa importancia fue g anc, inspirado en las ideologias populistas on boas 9 fine ae 7 década de ics veinte, como las que sustentaba el peruang’ faya de Ia Torre. De acuerdo con cicrta influcncia Peay mussolinfana, el anc propiciaba la formacion de un Estar is tipo corporativo, ei desarrollo de una industria local y un nacionalismo ideolégico difuso ‘Y retorico con caracterifsticas antinorteamericanas. Con menos apoyo social Gue ol ase Ho, el ABC Se enredé frecuentemente Cn actividades conseirn Particularmente decisiva en el derrocami el dorrocamiento a fue la actividad del movimiento obrero, que loprd coneennes 21 Theodor Draper, Castrism: ice 19951 Roofer Praver, Castrism: theory and practice, Nueva York, % BI anc hizo suya la principal tesis de Hi wet tincipal tesis de Haya de la Torre en el gentido de que en los paises de América Latina el imperialismo yimera, no la ultima, fase del capitalismo. Victor Rati Haya de la Torre, Por la emancipacis ica Latir see Torre, ipacion de América Latina, Buenos Aires, ss Acerca de la_nocién de “enclave”, véase Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia } desarrollo en América La- tina, México, Siglo XXI, 1978. MF, Mires, op. cit, p. 40. 286 (CUBA: ENTRE MARIE Y LAS axon cada provincia. Sobre la base de uno de estos comandos surgido la Federacién Obrera de La Habana, de dowd vez surgiria Ia cNoc de 1925. La resistencia a Machado tomarfa muy pronto un care Popular y masivo. Expresion fiel de esa lucha fueron sae pios lideres. Uno de los mas significativos, sin duda, fee ye Antonio Mella, surgido del movimiento estudiantil y de uno de los fundadores del Partido Comunista pudo ser dirigente debido a su extraccién social Fue también fundador de Ja Federacion. Estudianti tarla y de la Universidad Popular José Mar habig de partido, ‘Mella era sobre todo tn genevose yeaiee lider de masas. Sus actitudes anarguistas eran, por lo dena’. inocultables. En cierta ocasién, cuando Machado prohibis gi en Ja bahia de La Habana atracara el buque sovictico Yo. rozki, Mella se lanz6 a las aguas evando a los marineros 2} saludo simbélico del “pueblo cubano”. Acusado, en otra oc. sion, de haber arrojado una bomba, fue hecho prisionero, Ey prisién mantuvo una huelga de hambre de 16 dias, redoblandy su popularidad desde la cércel, leccién que aprénderia mt bien Fidel Castro. Relegado a México, participé en la fundacion dei Partido Comunista Mexicano. El asesinado por encargo de la dictadura. De Ia misma estirpe romantica y aventurera que Mella era el joven abogado y pocta Rubén Martinez Villena. Al igual que Mella, habia participado en la fundacién del Partido Comunisig Cubano. Varias veces enfrenté a las tropas de la dictadura al mando de pequefios comandos, ¢ incluso individualmente. Una vez se ofrecié para pilotear un avion y bombardear objetivos militares establecidos en La Habana. También fue un activo agitador en los medios obreros y uno de los principales orgs: nizadores de la huelga general de 1930. El largo tiempo que pas en las prisiones fue minando su de por si delicada salud. Murié muy joven, en 1934, de tuberculosis. Su legado fue una gran cantidad de pocmas y escritos de carécter libertari Mella y Villena eran todo lo contrario al tipico dirigente burocrdtico de partido. Mas cerca se encontraban sin duda de figuras como Antonio Guiteras Holmes, el lider del directorio. Guiteras habia abandonado la universidad en 1929 porque carecia de medios ccondmicos, y como vendedor de productos farmacéuticos comenz6 a reclutar activistas para la lucha en contra de Machado a lo largo de todo el pais. No sin razon Guiteras es considerado un precursor de la “idea” de la gue rrilla y de las “acciones directas”. El 29 de abril de 1933, rea lizando un precedente que después haria escuela, asalté el euartel de San Luis en la provincia de Oriente al mando de un grupo de jévenes armados. Aunque sus concepciones politicas NTRS del cual munca 10 de enero de 1929 fue S a 287 sr ENIHE MARGE LAS MONTARAS origen anarquista, era més bien un “prag 2 ene re dee abieria, la posibilidad. para realizar teas entre él directorio y los comunistas. Guiteras a alan bro mas destacado del gobierno que sucedié a ta dic. sg salem jesde ‘donde impulsaria una gran cantidad de refor- ‘au, seeesiene, A primera vista es asombroso el Parecldo Bie re las fi; revolucionarias de los afios treint Fa ieee chr los, anos cincuenta, como Jose Antonio y les dria, Frank Pais y Fidel Castro. Pero el asombro desa- Behevert#&, toma en cuenta que ambas generaciones se consi- sereeea'jereceras politieas del ideario de José Martie! Sa ree resistencia en la que se cruzaban las reivin- rents. domocratiens y tas luchas obreras, la dictadura no aia deme acY Je in represion. Ba este sentido feontuario criminal de Machado es portentoso: Lesrecoeabes cae elit, asesinato de figuras pelitieas de renombre, como cd Caeseador hrmahag Anise oo) sdleaite F ez, actos de inaudito lvajism m0 F ejeme FU ace? atkojar a ia baba de La Habana Tos cadaveres mt edie de pristoneros politicos, asesinatos por enearyo como gl cometido one Peete Sbandonanan el gobierno, yen sus com Siyancs machadistas abandonaban cl gobierno, ¥ ea aie ete finales of dictador no contaria con mas apevo que momen cjercito dividido y un minipartido fascistoide Hamat NG; eecto, Machado perdié Ia batalla decisiva en 1930 cane “ag ieyante la consigna “en este pals no habrd ar wade 34 horas” y se produjo una huelga general que duré mee no mis y que paralizo a todo el pals. Fl punto de culmina, ee egciie ludhs entimachadista fue la_ gran hueles general set085, que fue prevedida por la huelga de los teabajadores qeacarercs en 1958, Ques debido 1 tales acontecimientos, mu Mos ance despues del Castro y los suyos eetarfan tan obse sionados por Ja ides 200 das sus politicas 9 estrategiae. vir ynovimiento de 1933 comenz6 a nuclearse a partit de una clog le Wautobuseros” sparentemente insignificante. Luczo ssbrgvine una eecalais Misuse blen coonaimada, que co sold a ac toda la poblacion, repercutiendo en et interior del EElcao mismo, donde ian conspitaciones,palaciegas estaban Ir orden el dia. Por si fuera poco, Estados Unidos retiraba we ohdyo af dictador. a Ipleskt tambien. Practieamente todos ioe Bartdes “con la excepcién del PC que por entonces atre dba por una de sus desviaciones mas. sectarias Hamando, weeeee Potente alslado, a formar soviets(I)— se pro jgpatico” 18 [bid,, pp. 2933. 288 CUBA: NTA MART ¥ LAS MONTARig: Por la pronta cafda de la dictadura. En esas condiciones, chado seria derribado el 12 de agosto por un movimiento it a masas incontenible. EL LENTO RETORNO DE LOS UNIFORMES Machado fue sucedido por un breve gobi dirigido por Carlos Mantel de Céspedes, cuyo unics merits ge ser hijo del “Gran Céspedes”, uno de los pric destacados de la independencia de Cuba. i di tamen a previendo una rearticulacion del machadismo bajo muster go) mas, el directorio se cpuso al nuevo i orio se opuso gobierno levantar Punzante consigna: ““Céspedes 0 es ui tirano, eo um ioceike exigiendo ademas su renuncia debido sob ‘incos exig . : sobre todo a Tas incon. Gigionales muestras de sumisién que hacia gala frente a Ee sus reivindicaciones propias: mejor salari i adicacion : mejor salario y dotacion técnica, Sacer Bop lay scion tia gid el “movimiento de los sargentos” dirigido originariaments Por el sargento de tendencias socialistas Pablo Rodriguez, que Fouad he aero a Bong ice aces Bote aires nana chara om se pl pci oe ig cote ities "Ball ut ie, ae domes volucion democratiea y popular. “Hasta el momento de la caida tividades de Batista eran mas bien onceass fenen GL 18 oe Sti dir cnc alg soc or aga Ran eee sla ere 4s Véase Maurice Zeitlin y Robert Scheer, Cuba: in of hemisphere, Nueva York, 1963, pp. 112. Savetio. ating, TOctubre ‘ubain, Faris, 1969, pp. 73108.’ Segan Hugh Thomas: “Los comu- nistas habfan’ decidido que ef peligro de tna interveneiGe de los EEUU ra tal ‘que cualquier ‘rectrso, incluso. pn alae ttn oral con Machado, era Iieito con tal de evicarla’ Tho- Ras, Cuba: ta lucha por la libertad 17621070, woh. 5, Bateelone México, Grijalbo, 1974, p. 809 (edic. en tres vole era ganas SNTRE MARTE Y LAS MONTASAS 289 abezarfan_finalmente una democracia nacional revolucio enja, Los oficiales ya lo conocian por su vivacidad tan poco pefrente y sus muchas relaciones.” Tos “sargentos” se unieron al directorio proclamando la “re- jgrupacin revolucionaria de Cuba’, destituyendo a Céspedes Mntregando el gobierno a la llamada “pentarquia” presidida ‘cl profesor de fisiologia de la Universidad de La Habana, enc Peron’ Grau San Martin, quien junto con Batista serfan los incipales protagonistas de la historia de Cuba hasta la Me- de Castro. ‘La.pentarquia era un gobierno de compromiso y su funcién no podia ser otra sino la de coordinar los distintos poderes fue habian cristalizado en el periodo de lucha contra Macha- | Go. Sin embargo, muy pronto quedaria claro que el conjunto {e tales poderes, siendo suficientes para derrocar a una dicta- dura, eran absolutamente insuficientes para gobernar por una fazon muy sencilla: eran excluyentes entre si. ¢Cémo era posi- ple coordinar, por ejemplo, los intereses de los trabajadores con los de sectores que sdio a iiltima hora habian desertado Gel machadismo? Aquélios, al captar que no posefan ninguna representacién politica adecuada, se enclaustraron en una practica puramente sindicalista delegando el poder politico al jnejor postor, El partido que podria haber representado. sus jnteresés, el Pe, se aislaba cada dia mas de la realidad, acatan- do las absurdas consignas miaximalistas que provenian de la ‘Tercera Internacional, De este modo, entre los diversos poderes ‘se deslizaba subrepticiamente aque! que representaba al ejér- cito, ya conducido politicamente por Batista. A éste le fue ofrecido un cargo én el gobierno, que no acepté aduciendo “que podia ser més util a la revolucién en el ejército”. El cabo, evidentemente, tenia un gran sentido de ubicacién2* CONTRARREVOLUCION EN LA REVOLUCION Grau San Martin decidié situarse en una posicién intermedia entre los restos del antiguo bloque de dominacién y los.grupos revolucionarios. Pero, como suele ocurrir en ©s0s casos, no satisfizo a ninguno de esos extremos. Por lo demas, tampoco existia una base material que facilitara una relacién de com- promiso, pues, independientemente de los propésitos del go- bierno, la estructura tradicional, erosionada por Ia gran crisis H. Thomas, op, cit, p. 832. ¥F. Mires, op. cit,, p. 290 CUBA: ENTRE MARTE ¥ TAS Moxnisyy 1929. se! encontraba “absolutamente incapaz de servir ress, el desarrollo del empleo y de los ingresos ‘en $f medida en que el crecimiento demografico exigia” 2" Batista comprendié que en que el gobierno de Grau gu hora se accneabacen Ta media ‘San Martin se desintegraba a cast Posiciones en el interior del ejército. Aprovechando ta a Tevolucionaria, el 2 de octubre de 1933 liquid, por media gt Bna horrible masacre, a los partidarios del antiguo gobicres machadista. El propio Fidel Castro, en su. histories historia me absolverd, criticaria la crueldad de esa gre: “Se sabia que en 1933, al finalizar el combate del Ha Nacional, algunos oficiales fueron asesinados despucs de rey, girse, Jo cual motivé una enérgica protesta de la revista Be hemia” 30 ‘ Los hechos te dieron Ia razén a Batista. Muy pronto Joy miembros del antiguo directorio estaban aislados politicamen, Gigi gobierno. Por si fuera poco, debian soportar la oposiciog Cuisizquierdista del ec que Ios’ acusaba de "socialfascistas”, Gemo anotaba un analista norteamericano: “El gobierno ae Grau San Martin tuvo dos formidables enemigos. Uno era ef Partido comunista: el otro era el Departamento de Estado". Ademds, las propias limitaciones del Directorio se hacian’ os. tensibles al no saber permutar su papel de Por el de vanguardia politica. Las mismas reform: Por Guiteras eran realizadas en nombre del pueblo, pers ae participacion popular. A su vez, los trabajadores entraban eq un rapido proceso de despolitizacin, y desde esos momentos fe STearon las bases para una suerte de sindicalismo cliente lista dispuesto a negociar con quien fuera. En esas condiciones no se puede sino admirar la solitaria lucha que libraba Guite. ras desde el interior del propio Estado a fin de cambiar en gigo Ja correlacién de fuerzas. Por ejemplo, a él se debe la implantacion de Ia jornada de 8 horas; el establecimiento de un salario minimo para Ios cortadores de caha; la promulgs. cién de un decreto que establecia que el 80% de ios traba. jadores deberian de ser cubanos (con Io que se limitaba la importacién obligada de fuerza de trabajo), y una serie de metlidas que contemplaban la ampliacin de las libertades sind: cales. Conjuntamente con estas reformas hubo otras que afec. jyiullo Le Riverend, Historia econdmica de Cuba, La Habana, 1974, p. 631 Barcelona, Ariel}. “ge! Castro, “La historia me absolvera”, en F, Castro, op. cit, p. 43. Z\Bobert J. Alexander, Organized’ labor in Latin America, Nuc va York-Londres, 1965, p. 156. 1as impulsadas deferisa vanguardia militar | | i | | | Soe . : jrectamente a la clase dominante y a Estados Unidos, ragon decetamente ala cle dominant y a Eatagon Uniden oe ghee alguns rparGiones ds leven exoropiaas ae es chad Halt i pecolis de comp cheat dates ila ae et cs Sens ees oropuse la formacion de ue reac) ae altmoy Gover, propor Zona asa ‘a una nueva constitucién politica. Naturalmente en chorea, ucts, consucin poles Naraalmente oh Esnea le otorgaron su reconocimiento. eases SO En dvnes irae ep a me eee didn, el ejército aparecia como el tinico garante del orden. Ast SSrexplica que’ sectores de Ia poblacién, atemorizados por el 8 Sealismo de Guiteras o enardecidos frente a mpoten nove Gees o contdeetaos tents la poten Eo mene Au tate ie ag Sn as Siesta cr eT a ae see creo ae eo a citan Sy juego consistia en que Pcs taaaa ee nat 7 Mende ee flen ate Moncicts 7 ray ere Hien ele Cope 3 Ret ae eae” by al pO ee i ai ‘ista lesde 1944, con el dict lor.** ee “Tho pisanig el semen talon no es wn shmple eed Rs Susi ete Satta ede te ae St gcoais, Bk sp" eae cine cae ice deh aad a olen ss iy de eens Date, Stacia Per ad eal ion ge oiled Balicta, can do orien, revo, cong Bees Por oto ae tpl parame ci santo o fue simple, porta eden manele Ena eae Eyatretcre Sera oe i eho ae Seva dado en denominar “bongpartismo”, esto es, el, de un ee ee ica nie ave pee omumlond on papel occa etre el poder** Jos enettones del gobierno de Mendes, wae page Wiood* rhe aking ofthe Good Neighbor’ Poltey, Nuev Boman, on ete 7 SPERM com 8, ete A ae eet a etre chil oe Fania, go Mare aan Si eer tec tah. roe 292 Los EQUILIBRIOS DE BATISTA Durante el periodo Mendicta-Bati: : ic lendieta-Batista tuvo a isa Somerset lta ave Big ume epi a largo pia eran reconstituir el bloque tradicional dest ge pie cram jecopsdei of Bogus tai Eom te lite Bec pci 36 ieee Balter: De acuerdo cn lay sparen hadi Jina oe de ts fs ero de le una mieva organizacién revolucionaria Hamada over ee Br Peo Eon Ja continuidad de las Iuchas contra Mae ne . iatista no. era (todavia) Machado y contaba confi Giilclente legitimacién social para impedir que la luche @2 ion Sepia pedi“ tn po Ege, ah, Seino. purainente vanguardia... pero sin retaguardia. te oone 8 de mayo de 1955, u Ft Chis ent Jose, cuando Gulteras 2 ima ctr le asin enero tm serie rode Ghetas esinets Bot ebleron de Batista ty militar g— aguerrida- De Ja misma manera, Batista ejercié una dura represién on conta ee mene oe gmbargo, ya en 1934 también comenzaban a impon¢ entre fos cid cpa coment inponers ‘Bing ca aetgag nel cet Palage Dialion I uerdo con una deduccién légica, los comunistas el nuevo Partido de Union Revolucion’ evolucionar c : guraban varios intelectuales como Juan Maringite sone “14 fom oe Geemoars, gm In tin cron, on consi istoria de’ Cuba. Se inspiran en cra Independencia respecto a Espafia, Véase I-A. Tabacest sheen d Revolucio: "sulle", en Pensamiento Critico, nam. 31, La He i199. Veese “waanbien Ee Hea gtr, se i6n latinoamericana”, en Revista Casa de las Americus, aim. SEs Mana, ngrctbrociscanre cee = Aerio, mam oe {a eticidad cubana, México, Siglo XXL, 1975, piss Mtorla de ouBa: Ee perio | gntifasci ~ ones ENTRE MARTI Y LAS MONTARAS. 293 cia Agtiero, el poeta Nicolds Guillén y el propio jefe de la Caeria Augusto Rodriguez Miranda. Pero, lamentablemente, do de relativa lucidez y realismo duraria muy poco o f pc, pues 2 partir de 1938, y nada menos que en nombre et entifascismo, los comunistas cubanos fueron obligados por fegomintern a’apoyar la dictadura de Batista. El titulo de ista lo merecié Batista por el simple hecho de apoyar falmente a las potencias aliadas (no por antifascismo sino Gar mas formé | for proimperialismo) en contra de la Alemania nazi. ‘Le dictadura de Batista no estaba, sin embargo, en condi- ‘de llevar hasta sus ltimas consecuencias la lenta con- {rrevolucién iniciada en 1933. Como esté dicho, la base social fe la dictadura era contradictoria y sus compromisos alcan- {Sean incluso a ciertas fracciones “modernizantes” de los em- presarios locales que postulaban reformas perjudiciales para Jos sectores tradicionales oligarquicos, para lo cual necesitaban = del concurso de las clases subalternas. ‘Precisamente debido a las relaciones de compromisos mil- tiples contraidos por la dictadura, los sectores obreros pudic- fon alcanzar cierto desarrollo organizativo, Como consecuencia Ge ese desarrollo serfa fundada la Confederacién de Trabaja- Gores Cubanos (crc), cuyo miximo dirigente seria Lazaro Petia (4939). ‘A comienzos de 1935 parecia tener lugar en Cuba una reedi- cin de aquel bloque social que liquidé a Machado. Algunos Sectores empresariales manifestaban su disconformidad con la dictadura, Los obreros urbanos y rurales desataban una ‘escalada de buelgas. Los comunistas practicaban una politica unitaria. El prc de Grau San Martin se perfilaba como el par. tido de la oposicién democratic. Hasta los campesinos —he- cho novedoso— comenzaban a rebelarse. Como resultado de fa concertacién de todos esos intereses, en marzo de 1935 tuvo lugar una exitosa huelga general cuya consigna central era gsencialmente politica: “gobierno constitucional sin Batista’ ‘Aunque las movilizaciones sociales no Hevaron a una revolu- ci6n, tuvieron el gran mérito de paralizar la contrarrevolucion. A partir de ahi la dictadura asumiria un papel puramente ad- ministrativo. Incluso dentro del régimen hubo algunas aper- turas, que culminarfan con la dictacién de la Constitucion de 1940, la mas democratica de toda la historia de Cuba pero que munca se aplicé, razén por la cual fue Hamada “la Cons- titucién virgen”, En nombre de esa constitucién, Fidel Cas- tro, algunos afios después, lamaria a empufiar las armas. La contrarrevolucién militar tampoco encontré apoyo en el exterior debido a la politica del “buen vecino” impulsada por Roosevelt en. Estados Unidos, antecesora de los Hamados “de sarrollismos” que se pondrian en practica posteriormente. El 208 CURA: BNTRE MAREE Y LAS aONTARy gobierno norteamericano postulaba, en efecto, cién en los asuntos internos de los pafses lath fin de favorecer a sectores empresariales alia algunas oligarquias tradicionales representad: militares. ‘Sin embargo, en Ios momentos en que la dictadura mil hacia quitrios pata "wanenese” ei Silader, ma inesperado regalo, si no del cielo, por lo menos de Moot: apoyo que le otorgaron jos comunistas. Ast, @ parti Batista pasé a ser considerado por el Pe como un goberna et democratico y progresista, independientemente de que eat prontuario figuraban los ascsinatos de varios comutistas 1 dos los que dentro del partido opinaron lo contrario —"y 1 gran pocos— fueron, naturalmente, acusados de trotsquistec Gracias a su ins6lito viraje, el pc volvié a la legalidad (eneig de 1939) y, en 1943, con dos a formar parte del gobierno de Batista, Ideolégicamente ts nueva posiciGn se sintetizaba en Ia asombrosa constatacion oo Blas Roca en 1944; “La era imperialista ha terminado [. Cuba serfa asf el primer pais de América Latina donde los ca munistas entrarfan al gobierno, ipero a qu ese precio se encuentra en una carta del Pc’ (redactada por Anfbal Escalante) a Batista cu: Alli, entre otras cosas, se lee: “En el balance de vuestra accig presidencial, as obras de interés publico, las medidas propre, sistas y las afirmaciones democraticas tienen tanto brillo que ellas dejan en sombra los errores heredados del pasado y, que podrian ensombrecer vuestro gobierno. En el moment) €n que usted deja la presidencia, nosotros tenemos ‘ tirle que puede estar seguro de nuestra estimacion ¥ respeto por vuestros principios de hombre democratico y progresista._ Reciba nuestros saludos mas cordiales.” Pronto los comunistas pagarfan la cuenta de su tan desati. nada politica. En el Mamado a la Asamblea Constituyente de 1939, la oposicién conducida por el partido de Grau, el Partido Republicano Democratico, el Partido de Accién y el Azc obtuvo 45 asientos de un total de 81. Los comunistas apenas obtuvieron seis, Comenzaba asi a configurarse un bloque de oposicion politica a la dictadura sin Jos comunistas, lo que tendria enor- mes consecuencias en el futuro. Ja no inte inoameric las.en dictadurae 2" Acerea del tema, véase Saverio Tutino, op, También K. Ss, Karol, Les guerrilleros ate pouvoir, Paxiey 1970, DP. 63-114. ae 2H. Thomas, op. cit, vol. 2, p. 954. "8. Tutino, op. cit, p. 135. eit, pp. 112-150. ren ane dos cn cone ir de 1938, ministros pasarfa nada menos que _ 6 precio! Parte de ‘ando éste abandoné el gobierno, que repe. MARTI Y LAS MONTASAS oe : ENTRE oma: BN veto. DEMOCEACTA ‘nali jerno de Batista (1944), la histo: te eng lr ela et de to, Grau San Martin accedio al gobierno nada menos ProntGina mayoria del 959% de los sufragios. A su ver, los Wie Gres politicos mas radicales entraron en un rapido ‘pro- sei0ie descomposicion, aisputandose entre ellos pequefias mi Mic poder, Ei pe despues de sus absurdas politicas junto PYausta decidio. concentraree en Ta actividad sindical donde. Fa a Er por otro lado, 1os militares, con Batista a la cabe- A voWian trangullamente a Tos cuarteles a la expera de un eae Shale He ses acontecimlentos tenfan Tugar provesos Khan a emerger violentamente a la su} = wo aldecada de los Sincuenta. ‘Tales procesos tienen que i ‘fundamentalmente, con los nuevos cursos que enone Ae ilciones de, depondencia econémica, asi como con. ian que éstay iban a tener en el interior del pals. on ‘términos generales es posible afirmar que durant gobiernos democraticos de Grau San Martin y de Prio Soca: cts era se GPa nicnrsclon es Fe fe, ey Ges at ahs Sido, cn Bstadog Unidos 6 porn ere at ce a dceoneatgns fos Sm Get de Rancid ccnmica aur lene cleries pefercpetee 2 estone 2,9 fate in pads cot, Cub at oa is dominion” ae ee eae [A Brey Gl gee create i marco de sin rorenmecan,Traste pey propegag ea iermecrign grete® aul oes nies a tua coin he, Esto Se ee Ee agronaenrs or ete ea ee tga cn Sera y isi 10 aumentar el precio de la fuerza de ee invert 5 rely industrial. Resulta sintomatico que comisic Sara proces etal, Rem naa aie anu regen cele setent petinda od sponse nie & scmtamart ee" gine desea a ee aera ail 20 F, Mires, op. cit, p. 102, 296 cur ENTRE MARTE Y LAS Mow bana y dar oportunidades a nuevos inversionis ha sido sugerido, en Cuba no'existia una autenticn barged! nacional, sobre todo si se tiene en cuciia ferent otros paises Iatinoamericanos, en la isla no hebla temas | aquel proceso que se conoce como “‘sustitucion de impittt clones”. Para tener una mejor idea de lo poco nacional eee ia “burguesia” cubana basta saber que, hacia, tose, ee propiedad norteamericana el 47.4% de la produceidn aorta ra, el 9096 de la produccién de electricidad y de redee wg nicas, eI 70% de las refinerias de petrdleo, el 100% de Lt duccion de niquel, ei 25% de los hoteles, casas comerchee™ Industria de productos alimenticios." No obstante, desea Ja segunda guerra mundial, en Estados Unidos se teense de la existencia en Cuba de un sector con mayor predieeds cién capitalista que organizara localmente el proces gett deemizacion industrial. Lo “dicho ‘resulta “mas evidents si" eel capiial norteamericano él tradicional sector azucarero de la economia: coe ont sete Sapien pod ao PROPIEDAD DE LOS CENTRALES SS eae eeereesevereeee ee ee oP PS 1939 1953 Cubanas 56 14 Norteamericanas 60 at Otros 51 6 Total 161 Iguaimente hay que destaca inversi lestacar que las inversiones norteameri- Sopas en Js agricultura seguian una linea descendente, Be 5/5 mi cubanos raj f inillones de, pesos en 1929, habia bajado a 265 en 1936 eee wknd RAS, fe Gene, tombe, Wan Sein Cees Chics Sosy the avelatmc Sac Bp cla Cpe eset 8 teorizacién del tema burguesfa nacional, véase Carlos ‘Rafael igen fel, spre tna eae gon Rata ears lenin cui ol Carlos Rafael Rodriguez,’ Cuba en el trénsito al socialismo ENIRE MARTE Y LAS MONTANAS 297 usa: Por cierto, el desplazamiento observado en el sector azuca. yer era mas bien relativo, ya que muchos propictarios locales iefuaban en la practica como subsidiarios de grandes empresas serteamericanas ** o eran simplemente propietarios de las em- Ousas “ms Viejas e ineficientes”.»* Tampoco tal desplazamien- prejebe significar que los capitales acumulados hubieran sido Jovertidos de inmediato en la industria. Esta sdlo era una ten- iticia. En cualquier caso, a partir de 1946 se establecieron en Cuba “plantas de rayén, hilados de lino y diversas hebras, plantas para el montaje de aparatos eléctricos, fabricas de tex: Ries, de alambres de ptias, calzados de goma, de neumaticos, ¢ jndustria de construcci6n’’’ : EI proceso descrito no podia imponerse sin una redefinicién ‘de fuerzas en el interior del sistema tradicional de dominacisn, feniendo lugar asi um aumento de las contradicciones entre las clases propietarias. De este modo, los gobiernos de Grau San Martin y de Prio Socarras se vieron obligados a desem- peflar Ja funcién arbitral que anteriormente habfa tenido que cumplir Batista. ‘El enorme grado de dependencia de los empresarios cubanos hizo imposible que los enfrentamientos en el interior del blo- que dominante se hubieran dado entre un sector nacional y Gtro extranjerizante de la economia. En efecto, en un pais donde las tinicas inversiones extranjeras de importancia pro- Yenian de Estados Unidos y en donde la participacién norte- americana era tan decisiva, habfa muy poco lugar para ese tipo de enfrentamientos.* En el fondo sdlo se trataba de una con- fradiccion entre dos tipos de dependencia, uno que ponia su acento en el sector exportador tradicional’ y otro que preten- dia ademas incentivar la actividad industrial. ‘Ni el gobierno de Grau San Martin ni el de Prio Socarrés estaban en condiciones de definir la politica cubana en favor @e uno u otro grupo y por lo comin terminaron por dejar descontentos a todos, proyectindose una imagen de ingober- nabilidad. Dadas las indefiniciones de ambos gobiernos, los, grupos econémicos aprovecharon la oportunidad para obtener prebendas y favores, teniendo lugar as{ una visible corrupcién (1959-1963). Lenin y la cuestién colonial, México, Siglo XXI, 1978, p. 54 28, Mires, op. cit., p. 103. C. R. Rodriguez, Cuba en el trdnsito..., cit, p. 54. 28 José Bell Lara, “La fase insurreccional de la revolucién cuba- na”, en Ediciones Punto Final, suplemento, 15 de agosto de 1972, Santiago de Chile, p. 2 "ss Paul M. Sweezy, “Anatomie of a revolution”, en Monthly Re- view, mim. 34, Nueva York, 1960, p. 22. También, Juan Verena Martinez Allier, Cuba, economfa y sociedad, Parts, 1972, p. 67. 7 CUBA: ENTRE MARTI Y LAS MONTASAS que seria utilizada en 1952 por B: a * Batista como pretex justificar su golpe de Estado, Como escribin vr abso Pate gue denemicano: “El gobierno se parecia de hecho a la loterg bee Pa ie pte dPegre ofl bier prtaen, toPe Hnciniones de Jos dos shea Sigs sealcrat Mean ey acne My enue peel diane mou lente obrero ler contormas TA MORAL DE LA POLITICA. LA POLITICA DE LA MORAL Pese a sus innegables si ' s signos de corupeié: parlamentaria cul én sintomas at Parlamentaria cubana habia tambien simtomas autores Curiosamente, ta ici istem: samente, Ia oposicién al sistema i Jas propias filas del gobierno represemade oo an eae jet Eduardo Chibi. Cuando joven ‘habla iinet open, *C. A. M. Nennes; Smith, op. cit, pdt” “The roots of cuban nationalism", én /R. “RJ. Alexander, op. cit, p. 162, ibia_un observador (CUBA: ENTRE MARE ¥ LAS MONTARAS 299 directorio de Guiteras; en el FRc era uno de Ios representantes de sus fraceiones mas radieales. En 1947 se produjo la ruptura Ge Chibds con cl xc, naciendo el Partido Ortodoxo opuesto a los gobiernistas (Auténticos). De inmediato Chibés levanté una politica que denunciaba la corrupcién imperante y que yépidamente prendié entre los sectores universitarios. El em- blema del nuevo partido era una escoba con la que se simbo- fizaba el deseo de barrer con la “basura acumulada’’°? ‘El Partido Ortodoxo intentaba situarse en continuidad con Jas tradiciones revolucionarias de 1933 y se entendia como una prolongacién del “guiterismo”. Aparte de esas buenas inten- Giones carecia de un programa econémico y politico definido. Pero la simple apelacién a la moral publica surtié efecto en Jos sectores juveniles que vieron en la Ortodoxia un medio para contrarrestar la omnipotencia del partido de gobierno. De este modo Chibis creaba las condiciones para una oposicién de- mocritica. Fidel Castro, joven estudiante de derecho, vio tam. bién en ese partido la posibilidad de una alternativa dentro del precario sistema democratico vigente y por eso aceptd su pos: iulacién a diputado por Ia Ortodoxia. EI Pxc, autodenominado Auténtico, sintiéndose cuestionado, Jevanté una feroz campafia de desprestigio en contra de Chibés, acuséndolo entre otras cosas de corrupcién. El sensible Chibés reaccioné emocionalmente. E15 de agosto de 1951, poco des pués de un discurso radiofénico, se suicidé con una pistola. Su muerte conmovié a toda Cuba. Las ultimas palabras de Chibés fueron: “Camaradas de Ortodoxia jadelante! {Por Ja libertad econémica, Ia libertad politica y la justicia social! {Echemos a los ladrones del gobierno! jPueblo de Cuba, levantate y anda! ;Pueblo de Cuba, despierta! Este es mi tiltimo aldabo- nazo a tu puerta!” #° Rapidamente el nombre de Chibas se con- virtié en simbolo de la lucha en contra de Ia corrupeién y & lo largo de todo el pais se hizo patente un sentimiento de simpatia hacia la Ortodoxia. Los ortodoxos estaban seguros de ganar las clecciones préximas. ‘Sin embargo, las esperanzas de los ortodoxos se vieron frus. tradas por el golpe de Estado de 1952 encabezado por Batista, llamado el “madrugazo” porque tuvo lugar a tempranas horas. Ademés de impedir que la politica de Cuba se autorregenerara, el golpe de Estado tronchaba la carrera parlamentaria del joven Castro, cuyas brillantes dotes permitian augurar el desarrollo de un gran estadista de corte republicano. 2° La escoba es un emblema clisico en el populismo latinoame: ricano, Carlos Ibéfiez en Chile y Janio Quadros en Brasil tenian también una escoba como s{mbolo. “HL. Thomas, op. cit., vol. 2, p. 998. 300 CUBA: ENTRE MARTI Y LAS MONTARAS EL FIN DE LA CONTINUIDAD PoLtrica El golpe de Estado destruirfa la de por si fragil demoeracia cu. bana. Como diria el mismo Fidel Castro: “Habfa una vez replica; tenia su constitucidn, sus leyes, sus libertades, pre sidente, congreso, tribunales: todo el mundo podia reunirse, asociarse, hablar, escribir con entera libertad. Bl goblenee se, satisfacta al pueblo, pero el pucblo podia cambianlo y ya xa, faltaban unos dias’ para hagerlo.” El propésito de Batista, cuyo golpe fue apoyado desde Esta gos Unidos, era impedix que el candidato de la Ortodoxia Roberto Agramonte, ganara las elecciones. Lo que el dictady no habia previsto era que, a partir de ese momento, se creation las condiciones necesarias para una unidad politica nacionel, pero en contra suya. A su vez, tal unidad s6lo podia sus sobre la base de Ja exigencia de la restauracion de la demo. cracia perdida, Evidentemente, esta vez Batista habia calculado mal. La pri- mera vez que habia Hegado al gobierno, lo habia hecho nade do sobre Ja ola antimachadista. Pero ahora llegaba en contra de fin gobierno constitucional legitimo. Por cierto, como ese go. bierno no era muy popular, Batista pudo entrar con bastante facilidad en el palacio presidencial, sin que Prio Socarrés se atreviera a oponer resistencia alguna. Tampoco es posible ne. gar que, como en los afos treinta, Batista contaba con cierto apoyo entre la oficialidad joven. Incluso algunos sectores po- liticos especulaban acerca de la posibilidad de llegar a un com promiso con Batista. Fue, por lo mismo, un mérito del movi. imiento estudiantil haber captado de inmediato el peligro que se avecinaba. El mismo dia del golpe Ia universidad se lend de banderas negras, significando el luto por Ia muerte de la demo- cracia. Pronto, de la misma universidad surgirian los primeros grupos paramilitares de resistencia, tal como habia ocurrido durante Ja dictadura de Machado. Incluso del Partido Autén. tico surgirfan dos organizaciones ilegales: la oa dirigida por Prio y las aaa dirigidas por el ex ministro Aureliano Sanchez Arango. La resistencia se vio facilitada por la incapacidad de Ja dictadura para obtener una minima legitimacion politica, Asi, los enemigos “legales" c “ilegales” de Batista se mezelaban frecuentemente, y la lucha armada era aceptada como una po- sibilidad por sectores polfticos de corte parlamentario. Por StF. Castro, op. cit, p. 58, “José Antonio Tabares, La revolucién cubana, La Habana, 1961, PB. uBA! ENTRE CARTY LAS AfONTANAS 308 ejemplo, el senador Pelayo Cuervo Navarro se permitia, nada dura mediante la lucha armada. Cuervo fue detenido, pero ré pidamente liberado.* La propia prensa oficial daba cuenta de llamados de Ja oposicién al enfrentamiento militar. Fue en el movimiento estudiantil vinculado a la Ortodoxia donde comenz6 a configurarse una tendencia politica basada en tres premisas: la primera planteaba la necesidad de restau- rar las antiguas libertades democréticas; la segunda era una diferenciacién tajante con el Partido Auténtico, a finde im- pedir que éste monopolizara la legitimacién de'la lucha anti- dictatorial; Ia tercera, de acuerdo con las tradiciones hereda- das de los afios treinta en la lucha contra Machado, planteaba la urgencia de recurrir a las armas a fin de secundar un even: tual movimiento de masas. Quien més que nadie insistia en esas tres premisas era el Joven Fidel Castro. Nacié en agosto de 1927; era hijo de un rico terrateniente de Ia provincia de Oriente llamado Angel Castro; estudié en un internado catélico, y después en un liceo de jesuitas; en 1945 estudié derecho en la Universidad de La Habana donde fue clegido presidente de los estudiantes de Ia facultad; alli tomé contacto con diferentes organizaciones politicas; en 1947 participé en un intento del Hamado Movi- miento Socialista Revolucionario (Msk) por realizar una expe- dicién armada en la Repiblica Dominicana en contra del dic- tador Trujillo; en 1948) particip como dirigente estudiantil en un Congreso antimperialista en Bogota. Poco después de su llcgada fue asesinado el carisméticg lider Wberal de Colom bia Jorge Eliecer Gaitan y fue testigo de las terribles asonadas callejeras que alli tuvieron lugar. De regreso a Cuba ingress en el Partido Ortodoxo. . 7 Tnteresante es constatar que una de Ins preccupaciones més 1 “del Castro, en los dias en que 7 Sotencia a Hatista, cra dejar sentada la logitimidad democrs. tica de I lucha. Por ejemplo, el 24 de marzo de 1952 lo vemos caminar decididamente hacia el Tribunal de Cuentas de La Habana portando, como un solitario Don Quijote de la justi- cia, un atado de documentos. Alli presenté, ante el asombro de'los jueces, una acusacién en contra del gobierno en una de cuyss partes se lee: “La ldgica me dice que si existen tri bunales, Batista debe ser castigado, y si Batista no es acusado, si contintia siendo jefe del Estado, Presidente, Primer Minis: tro, Senador, Jefe Civil y Militar, depositario ‘del Poder Eje- cutive y del Legislative, duefio de Ia vida y de los bienes de 4 Boris Goldenberg, Lateinamerika und die kubanische Revolu- tion, Colonia, 1963, p. 215. 302 Cuna: ENTRE MARTE ¥ LAS concn, Jos ciudadanos, entonces, es 185 fis suprionaerse En oiras palabras: desde el momento en que los tribune, sanclonaban la dictadura como logal, sanclonaban a oats iicgitimidad, Een’ Consccuencia, ta revolacion or legen, eee acusscion de Castro quedaba tacitamente sentado €i aera a la rebelién. Aceptar Ja legalidad de Batista significaba {ap cionar los principios democraticos que la Ortodoxia suserikn La tendencia de Fidel Castro era, consecuentemente, ae sorb democratica, por eso aparecia también como la mas radical Asimismo, en su defensa de las tradiciones democratiogs Fidel Castro plantesba una ruptura con las condiucciones at liticas tradicionales. Como declaraba en un periddico clang. tino Tlamado £1 Aeusador: “El momento. eo revolt Fo politics. La polities cs la consagracion de Toe que tg inedios y ecursos. La revolucion are el paso al merit tee dadero, & fos que tienen valor © Ideal sincdro, alos que exh hen el pecho descublerto y soman cl estandarte. & ut partie revolucionario debe corresponder una dirigenci - 5a, joven y de origen popular que Salve a Cuba. Habfa pues en los planteamientos del joven Castro una sien te de dualidad no-contradictoria. Por una parte, la ruptura eo Ja tradicién surgiria como Una respuesta directa a le Tupi provocada de hecho por el golpe de Estado, pero por otra parle tal ruptura violenta y armada se realizarfa como la tnica forma posible de restaurar la democracia en Cuba, Ruptura y con tinuidad no son aqui términos esencialmente antagénicos: | ruptura, en la medida en que la dictadura obligaba aia icv lién armada; continuidad, en razén de que la dictadura hacia imperativa ja restauracién de la democracia. Castro surge en el doble papel de revolucionario y restaurador. La restau: racién deberia ser realizada a través de la revoluciéns! ‘LOS SUPUESTOS DE LA LUCHA ARMADA. EL ASALTO AL CUARTEL MONCADA La primera puesta en escena de un plano insurreccional que apenas estaba naciendo fue el asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. Bi centenar de jévenes que segufan a Fidel . Castro, op. cit, p. 614. Mires, op. cit, "p. 95. Castro, op. cif, p. 18. Mires, op. cit, p. 97. que los tribunales ya no existen, ¢_ \cionarig y usa: ENTRE MARTI Y LAS MONTARAS 308 ro no eran en su mayorfa estudiantes. La mayorfa prove- Gian de Ia clase media © incluso de sectores obreros.#* ] asalto estaba combinado en principio con acciones sub- yersivas que deberian tener lugar en Ia ciudad oriental de - Yayamo. EI plan formaba parte de una estrategia que deberia iminar en una insurreccion popular. Los objetivos del asalto flan sido explicados por el propio Castro en su discurso-pro- ama-manifiesto La historia me absolverd: “No fue nuestra fntencién —afirmaba— luchar contra Ios soldados del regi- “qniento, sino apoderarnos por sorpresa del control y de las ar- Tas, Hamar al pueblo, reunir después a los militares e inci- fatlos a abandonar Ja odiosa bandera de Ja tiranfa y abrazar « jg libertad, defender los grandes intereses de la nacién y no Jos mezquinos intereses de un grupito; virar las armas y dis- parar contra los enemigos del pueblo y no contra el pueblo”. ‘A primera vista, el asalto parecia una loca aventura. Sin embargo, muchos afios después, Fidel Castro seguia afirmando gue el Moncada era posible de tomar, aunque “era un camino qnucho menos seguro, porque podria depender de muchos im- nderables”.®° Ademas, la creencia de que el pueblo se levan- fara al llamado de los’ revolucionarios se apoyaba en ciertos datos concretos. Uno de ellos era que la dictadura no pisaba tierra firme. La Iglesia se manifestaba en defensa de los dere- chos humanos. Los estudiantes estaban en plena actividad y ocupaban a diario las calles. En los mismos Estados Unidos habia politicos que manifestaban dudas acerca de la necesidad de apoyar a Batista. Por otro lado, Ia idea de asaltar cuarteles formaba parte de las tradiciones insurreccionales desde la mis- ma época de la independencia. Incliso Guiteras habfa asaltado el cuartel de San Enis durante el gobierno de Machado. La Idea de Wamar a la desercin a los soldados también tenia hechos precedentes en el periodo de Machado, y la p: clara habia sido nada menos que la propia “revolu sargentos” en la que habfa participado Batista. Seguramente Castro sobrevaloré la disposicién revoluciona- ria del “pueblo” cubano, Pero también es cierto que Batista no era un gobernante muy querido, y acciones de masa en apoyo de los insurrectos no parecian en ese contexto algo inveros{mil, Lo fundamental en la accién del Moncada era que los ac tores mismos se consideraban como una simple fuerza auxt Tar, no como una vanguardia ni mucho menos como un “par- tido de Ja revolucién”. Crefan, en efecto, ser los ejecutores de Ia voluntad popular, 1o que no debe sorprender demasiado. “#1. Thomas, op. cit, vol, 2, p. 1067. “FE. Castro, op. elt, ‘p. 32. P: 50F, Castro, Fidel en Chile, Santiago de Chile, 1973, p. 272. 304 ou ENTRE MARTI Y LAS MONTARS El movimiento estaba, desde sus orfgenes, emparentado con tradiciones populistas, tanto cubanas como latinoamericanas, En el Castro del Moncada, la nocién de pueblo predominaby por sobre la nociGn de clase. Pero al mismo ticmpo es nece sario destacar que tal nocién —y aqui hay ya una difereneig con los movimientos populistas tradicionales— correspondia a un pueblo concreto, dividido a su vez en diversas clases: gCual era el pueblo de Fidel Castro? Dada la relevancia que tiene Ia respuesta de Castro para conocer mas de cerca Ia ideo. logia inicial de la revolucién cubana, citamos largament. “Nosotros amamos pucblo, si de lucha se trata, a los scis: cientos mil cubanos que estan sin trabajo deseando ganaxse el pan honradamente sin tener que emigrat de su propia pa. tria en busca de sustento; a los quinientos mil obreros del cam: po que habitan en los bohfos miserables, que trabajan cuatro - meses al afio y pasan hambre el resto compartiendo con sus hijos la miseria, que no tienen una pulgada de tierra para sembrar y cuya existencia debiera mas bien mover a compasion si no hubiera tantos corazones de piedra; a los cuatrocientos mil obreros industriales y braceros cuyos retiros, todos, estén desfalcados, cuyas conquiistas les estén arrebatando, cuyas viendas son las infernales habitaciones de las cuarterias, ci yos salarios pasan de'las manos del patrén a los del ‘garrotero'; ‘cuyo futuro es la rebaja y el despido, cuya vida es el trabajo perenne y cuyo descanso es la tumba; a ios cien mil agricul. tores pequefios, que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplindola tristemente como Moisés a la Tie rra Prometida para morirse sin Hegar a poseerla, que tlenen que pagar por sus parcelas como siervos feudales una parte de sus productos, que no pueden amaria, ni mejorarla, ni embelle- cerla, plantar un cedro o un naranjo, porque ignoran el dfa en que vendra un alguacil con Ja guardia rural a decirles que tie nen que irse; a los treinta mil maestros y profesores tan ab- negados, sacrificados y necesarios al destino mejor de las ft turas generaciones, y que tan mal se les trata y se les paga; Jos veinte mil peqtiefios.comerciantes abrumados de detdas, arruinados por la crisis y rematados por una plaga de fun cionarios filibusteros y venales; a los diez mil’ profesionales jovenes, médicos, ingenieros, abogados, veterinarios, pedago: gos, dentistas, farmacéuticos, periodistas, pintores, escultores, ete... que salen de las escuelas con sus titulos, deseosos de lucha y Ienos de esperanza para encontrarse en un callején sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y a la stiplica. {se es el pueblo que sufre todas las desdichas y es capaz por tanto de pelear con todo coraje!”® 1F, Castro, La revolucién cubana..., cit, pp. 3738. - pio. Asf lo concebia Fidel Castro: GupA: ENTRE MARTI ¥ LAS MONTASAS. 305, En resumen: 1] seiscientos mil desocupados; 2] quinientos mil obreros del campo (que trabajaban cuatro meses al afio, es decir, subobreros); 3] cuatrocientos mil obreros industria: jes; 4] Cien mil pequefios agricultores; 5] treinta mil maes- {r0s; 6] veinte mil pequefios comerciantes, y 7] diez mil pro- fesionales. En términos més actuales, Castro proponia una alianza en- tre pobres del campo y la ciudad, campesinado pequefio pro- pietario y sin tierras, subproletariado agricola, proletariado fndustrial, fracciones ‘de las capas medias y de la pequefia burguesia. Se trataba, en buenas cuentas, de uma alianza de todas las ‘clases subalternas de la sociedad, sin la hegemonia especifica de ninguna en particular. Lo expuesto significa que el sentido democratico de la revolucién deberia ser condicio- nado por su caracter popular. Los supuestos de la lucha ar- mada residian, pues, en Ia restauracién de la democracia por medio del cumplimiento de las reivindicaciones de los mas po- bres del pats. BL MOVIMIENTO 26 DE JULIO De acuerdo con lo descrito, el Movimiento 26 de Julio sur- gira como producto de una verdadera confluencia hist6ri €a, pues se encontraba ligado a la tradicién ideolégica “mar- tlana”, a las tradiciones revolucionarias de Ios afios treinta, al chibasismo de los afios cuarenta, al nuevo movimiento estu- _ diantil y a toda la oposicién democratica en contra de la dic- tadura. El 26) no podia pues tener sino un caracter muy am- [EI M263] no es un partido politico sino un movimiento revolucionario; sus filas estardn abiertas para todos los cubanos que sinceramente deseen res- " tablecer en Cuba la democracia politica e implantar la justicia social.” 5 Debido al caracter amplio del movimiento, otras or- ganizaciones se fueron agrupando a su alrededor. Entre ellas hay que nombrar a Accién Libertadora, Accién Revolucionaria Nacional y el Movimiento Nacionalista Revolucionario. La amplitud ideolégica del movimiento se complementaba con una direccién politica cerrada y centralizada, relativamente auténoma respecto al resto de la organizacién, 0 en los térmi nos de Castro: “[...] su direccién es colegiada y secreta, in- tegrada por hombres nuevos y de recia voluntad, que no tienen 308 complicidad con el pasado”.** La direccion, era personal y estaba vinculada a municipaics. En cada provincia maxima autoridad era un coordinado: una seccién de propaganda, una de finanzas, una de sabotaje, una seccién juvenil y estudiantil, y una secei ra, integrando los responsables de las mismas las dientes direcciones provinciales y municipales”. En sintesis, el m26y surgié como un aquellas condi “direcciones provineial popular y partido politico; coexistian en su interior la extn amplitud con el centralismo extremo. Aun siendo una organi zacién muy contradictoria, probs ser muy eficaz para las et gencias del momento, LOS SUPUESTOS DEL DESEMBARCO Después del asalto al Moncada, el segundo capftulo relevante de Ia revolucién cubana fue el legendario desembarco del Gran: ma, el 2 de diciembre de 1956. Entre los dos acontecimientos ” existe un periodo Meno de peripecias det cual nos han dado abundante cuenta los cronistas de la revolucion, entre ellos aquel médico roméntico y aventurero que en Costa Rica habia frabado amistad con algunos asaltantes del Moncada: Ernesto Guevara. Resistiendo la tentacién de volver a relatar esos in. teresantes detalles, y respetando los limites impuestos al pre. sente trabajo, podemos afirmar que los puntos nodales de la estrategia politica de 1953 segufan vigentes en 1956, pues el desembarco se realizaria, al igual que el asalto, con base en Ja creencia de que un movimiento popular urbano estaba pron: to a levantarse en contre de la dictadura. Tal creencia se habia fortalecido todavia mas en Castro, porque estando en prisién habia recibido una enorme solidaridad desde los mas diversos Sectores, hasta el punto de que la dictadura se habia visto obligada a liberarlo a fin de acabar con lo que ya era: el sim- bolo humano de la resistencia. De ahi que el rapido retorno desde su exilio mexicano era un asunto vital para el joven re- volucionario, méxime cuando antes de partir habfa lanzado su desafiante consigna: “En el 56 seremos libres 0 mértires,” Aun- %F. Castro, "Manifiesto nim. 1 del m263 al pueblo de Cuba”, en Pensamierto Critico, mim. 21, p. 217. ‘%5. A, Tabares, “Apuntes para la histori cit, p. 138. (CUBA: ENTIRE MARTI Y LAS Moxtagag en buenas cuentag arpwinciales,y y en cada municipalidad: Ber amamicipaltdag, accién ¥, ion obre. ‘orrespon. BNR MARTE ¥ LAS MONTASAS 307 usa: gue £8 pizo todo lo posible para que su profecia se cumplicra. 1956 Castro no fue libre ni martir, es necesario de- __ a, gue hizo 1049 Wada de asaltar puarteles, le del desembarco Al eve asus procedentes en la propia Kicha por ta indepen sro omas, cntre 1953 y 1956 habia tenido lugar en La {Ghana una notable activacién del movimiento estudiantil y, Saale eracign Eetudiantll Universitaria, nabla sobre la base Ce anizacion politica Uamada El Directorio, en SScuerdo del legendario movimiento de Antonio Guiteras, esta cer eco en tonne a un Wider catSlico: Jose Antonio che: ra 1ank i eT i rio, el yo se expre- verrio. era similar al antiguo directorio, el mucw. De manera SUmjentes: la lo la. lucha caliejera y 1a dela Secion armada. Asi era mantenida viva la agitacién antidicta- sien grr, Mies ae roieabe acconae dicen, como Glajusticiamienso del coronet Blanco Rico, jefe del Servicio de ecdia Militar, El Directorio, pese a tener : Inteligcnc Mons orgenizacion politica parecida a la del 26, no isan simp apoye cotadnnti de eptrutimo. Bra una furan 10 nN gine yo en cierto sentido, competitiva, Tes BNE Fan percckio y competitive cra ct Digecrorio respecto al 376. TGt Ts de matzo de 1957 asalté. el Palacio Presidenci Zon'el objetivo de ajusticiar a Batista x lamer Sane ee Se iy Gerdenian la vida José Autonio Echeversfa clon popular. tte: Tmportantes, como Menglao Mora y Gute tree Menoyo, cuyo hermano inauguraria Jas sierras de Cuba x “segundo frente guerrillero”. _ cept movimiento obrero tambien se observaban slgnos de activacién. A fines de 1955 habia tenido lugar una exitosa hu 7 Fron. ete cn la chudad de Las Villas llegé a tomar en Geno butregdn, hecho que imac a for - Se confines. sus cresneias en tomo a Una eMitrhusiga nctsteccional de masas. Fue importante esa huclgs Sore toe porque ocurria en ul momento’cn que la bonanza od Pesce del azcar llogaba. a su tin, quebrandose Se ete somcs Gn gue se bacaba la establlidad del 7éer wre eye cogecka de catia de 9 digs en 1981, pass a ser de er dias en 1985, Bl doterioro results ser continuo dante ol testo" 1582 1987. Los ingresos por exporlaciones del azsicar reer ee ialilones We ddlares en 1981 a 452 millones 8 en 1956." Lear UP ernie en law exportaciones de eziicar hizo posible que muchos tbsjadorce cuestionaran al dirigente offcalisia But Bauch ful, Ademas, la de por si enorme desocupactén tend s Gérard PierreCharles, Génesis de Ia revolucién cubana, Méx co, Siglo XXI, 1976, p. 139. 308 CURA: ENTRE MARTI Y LAS MOWER ’ goon: ENTRE MART{ ¥ LAS MONTARAS 309 @ aumentar alcanzando, en 1958, el medio millén de perso, Hacia 1985 algunos obreros azucareros decidian inchise fees Jo que la ditt, TRGRTOR sleuey oereis aziagetos BSE SE Boone ng mma, Sn ome ‘econémicas y la insurreccion de masas. hal saa iy se eerion de ae ae ge obrcns aber Samui a praia em ng estaban dispuestos a hacerlo si la convocatoria provenia de entre las protestag Igualmente, el hecho de que la dictadura fuera de mal peor debe haber ilusionado @ Ia dirigencia serie bettas cede fA entre'las cuales destacaba la del coronel Ramon Barwa siderado el oficial mas preparadg (ex agregado mille et a bierno en Estados Unidos). El descontento en la Marina atin mayor y el 5 de septiembre de 1957 tuvo lugar tna cai vacién en Ja ciudad de Cienfuegos. Estos hechos eran muy io, portantes para la dirigencia del 26 pues, st seguimos conn cién Ia linea politica del movimiento desde el asalto al Mon” cada hasta la toma del poder, encontram ° constante la tendencia a! convocar a las fucreas “armadees incitarlas a la divisién. Ya durante él gobierno de Prio Secs: rris, Fidel Castro habia escrito en anos articulos denunciando las malas condici e vi Gecian Ios soldados, En el documento far historis oe bon verd encontramos también extensos pasajes dedicados al mis mo tema.” Durante la guerra, los guerrilleros mantuvieron el principlo de no maltratar a fos prisioneros. La realidad, por lo demés, hablaba en favor de esa politica. El ejército estaba Plagado de rivalidades internas y su dotacién era risible st se idea que casi todas las unidades usaban fu: ing Held de 1903, ametrailadoras livianas y pesadas de 1517" dees chadas por el ejército estadunidense de: i chadas por 41 ei a mse después de la primera LA DIFICIL UNIDAD En contra de las convicciones de los revolucionari lesem- jones de los revolucionarios, el desem- barco del Granma no iba a significar la culminacion de la it cha, sino su simple inicio. Por de pronto, la resistencia urbana SF, Castro, La revolucién cubana..., eit, p. 38. o Jorge Abelardo Ramos, Hisroria de la’ nacion latinoamert na, t. 2, Buenos Aires, 1973, pp. 294-295, betes ee ybia un espacio mas paralizar el pais mes, la revista Alerta algunos _ que organizaba Frank Pais en Santiago no pudo conectarse Gun los contingentes que desembareaban. Sin embargo, aunque {is rebeldes asi lo creian, no fueron sélo razones técnicas las fe impidieron el estallido de la insurreccién. Todavia les Ile- Sitia tempo entender que tal insurreccién seria el resultado Ye una unidad social y politica cuidadosamente elaborada. Lo- ar esa unidad era imperative para el 26 si no queria perma- Breer aislado en las montafias esperando el estallido de 1a so- fiada insurrecién de masas. ‘Hasta la primera mitad de 1957, Castro y sus compaficros _ qrataron de consolidar sus posiciones en la sierra. Algunas ba- | {allas victoriosas como las de La Plata y el Uvero, aunque no - qnuy signi icativas, devolvieron la moral a los combatientes. Pero el asalto al Palacio Presidencial realizado por el Direc- torio en combinacién con la oa de Prfo Socarrés les demostré que el 26 no era la winica “vanguardia” y que ese papel de- ferian conquistarlo no sdlo en el terreno militar sino sobre todo en el politico. Para tal efecto se hacia necesario formular un planteamiento unitario que los convirtiera en un niicleo de convergencia. Siguiendo esa légica, el 26 dio a conocer, el 12 de julio de 1957, el llamado “Manifiesto de la Sierra”. ALi era postulada la unidad mas amplia Hamando a la realizacién de “elecciones verdaderamente democréticas ¢ imparciales” fa fin de restituir el régimen presidencial mediante la previa. formacién de un gobierno provisional.” En el marco de tales planteamientos, el 26 proponia a las demas organizacionés po- fiticas ocho puntos basicos: 1] formacién de un frente eivico wolucionario con una estrategia comin de lucha; 2] designa- jén de una persona Hamada a presidir el gobierno provisional; 3] renuncia del dictador; 4] renuencia del frente civico a acep- tar o invocar la mediacién o intervencién de otra nacién en Jos asuntos internos de Cuba, mds una peticién a Estados Uni- dos para que suspenda todos los envios de armas a la dictadu- ra; 5] rechazo de cualquier gobierno provisorio representado en una junta militar; 6] apartar a los militares de la poli- tica; 7] Hamar a elecciones de acuerdo con lo establecido en Ia Constitucién del 40 y en el Codigo Electoral de 1933; 8] bos- quejo de un programa minimo a ser cumplido por el gobierno provisional.® En lo referente a materias econémicas, el documento es muy difuso: sdlo sefiala que el futuro gobierno provisional debe sentar las bases para una reforma agraria. Por timo, como prueba de su amplitud, el manifiesto agre- SF, Castro, La revolucién cubana..:, cit., p. 101. "Ibid, p. 102, Ibid, pp. 103-104. fe

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