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‘Tomo 6 REPERTORIO Saw Josit, Cosra Rica SEMANARIO DE CULT 1923 Posible rumbo del hispano-americanismo ‘op0 movimiento de aproximacién entre naciones es una obra de cultura, Ello es tan cierto que las dos grandes invenciones del espfritu hu- mano, el fuego y la rueda, no supera das todavia, a pesar de los adelantos de la técnica, sirvieron originariamente para agrupar a los hombres alrededor de un hogar y para supritir las dis. tancias entre tn pueblo y otro. Desde tentonces el fuego y la rueda han con tinado sa obra de aprox macién. E! hombre moderno, aplicando el vapor a la nave: i6n y al transporte de ve- hfculos sobre carriles de acero, ha continuado la obra de ci lizaci6n iniciada por el hom- bre primitive con aquellos famosos descubrimientos. V avanzando un punto, ha con- quistado el aire y suprimido las distancias en beneficio de Ja aproximacién de los pue los unos a otros. Parece que, en definitiva, el curso de ‘Ia_civilizacién’ fuera el que sefialan los inventos de: tinados a aumentar la faci lidad de los transportes y a acercar a los hombres. La guerra misma, negacion de toda cultura, ¢s también un elemento civilizador, porque pone a los pueblos en contac: to. Es yaun lugar comin en os estudios historicos el de ‘mostrar el benéfico influjo de las Cruzadas sobre la civiliza cién de Europa, no porque hu- bieran Ilenado su objeto, sino porque, poniendo en contacto a los pueblos europeos unos con otros v con los de Oriente, hicieron posible Ia modifica: cién de la mente humana y el aparecimiento del concepto moderno de Estado. Las gue- ras de la primera Repiblica francesa, y las del Imperio, que causaron en Europa la ruina de la vida econém no sin invertir el significado general de la vida, fueron menos’ deletéreas de lo que parecen, por haber aproximado nuevamente y con mayor intimidad a los pueblos de Europa. La guerra de 1914 no ha he cho sentir su benéfico influjo, porque, para desdicha de los pueblos europeos, esa guerra no ha terminado ni lleva trazas de acabar. Dos tendencias predominan hoy en el desenvolvimiento de las nacionali- dades: el nacioualismo estrecho e in Don B. Sanix Cano Lungs 13 pe acosto URA HISPANICA transigente y el internacionalismo, que, en el otro extremo, aspira a trans- formar oa destruir por completo la nocién de patria. Las exageraciones del primero de estos movimientos han causado In guerra de 1914 y mantie: nen en estado de perpetua fluidez las fronteras de los Estados. Amenazan con disolver, de un lado, las grandes nacionalidades hist6ricas, creando, en otro sentido, conglomerados artificia- les fundados en el odio de tribu. Nin guoa de estas tendencias est Namada a prosperar. Los filésofos y estadistas del siglo x1x creyeron que el porvenir era de las grandes nacionali- dades, y pronosticaron el ad- venimiento de Estados forma dables que se absorberfan las pequefias unidades politicas. La historia contempordnea prueba que mientra’ més gran: dees un Estado, cs mis eff. mera st existencia. Por otra parte, la Administracién se ha complicado @ tal punto que Ia inteligencia del gobernante no aleanza a abarcar todos los detalles de la funcién guber- nativa en un grande Estado. Por esto las naciones pequeflas son hoy las mejor gobernadas, y en ello no influye 1a forma de gobierno. Uruguay, que es tuna Repablica, es uno de los paises mejor gobernados de América; Dinamarca, una Mo- narqufa antiguisima, es, aca- so, la nacién mejor adminis- trada de Europa En nuestros dias existe la tendencia a formar agrupacio- nes de Estados, sea por medio de tratados, sea por medio del principio federativo, en el cual cada elemento del grupo conserva todos los aspectos originales de su soberania, A esto recurren las naciones, bien sea para defenderse de verdaderos 0 supuestos, peli- gros o para acendrar la virtud. de sus comunes ideales, En esta fitima forma es con- cebible el entendimiento de Espaiia con las repfiblicas es- pafiolas del otro lado del Atldntico. Se ;conservardn los ‘a coeumeto ws prpidad dle ites slecronice Srp dls Unread Nal, Costa ica” 282 Repertorio Americano ideales nacionales dentro de una aspi- raci6n comfn, sostenida por el reco- nocimiento de intereses arménicos, ‘Todos los intereses legitimos son ar- ménicos. La federacién tiende a des- arrollar con el tiempo un alma cole: tiva, lista a la defensa de sus ideales y capaz de desenvolver armér mente las fuerzas fisicas y, morales de que el todo se compone, Habré tuna limitacién de soberania; pero to: dos sabemos que aun dentro de los Mmites de la actual anarqufs interna. cional, la soberania de las naciones su- fre limitaciones inevitables. Por otra parte, la soberanfa no es un derecho, iuo tna funciéu, cuyo érgano desa- parece en cuantola funcién deja de existir. Una nacién no esté determinada Ginicamente por su distancia de la Muea ecuatorial; por el curso de sus fos; por la direccién de sus cordille- ras 0 la profundidad de sus valles, como lo creyeron los filésofos natura. listas del siglo xrx. Una nacién es tuna idea; una cadena de aspira ciones e ideales. Si un pueblo nece- sita del concurso de otro u otros pai. ses para realizar aquellos ideales, forma con ellos una unidad politica mayor. No seria raro, por esto, el hecho de que una naci6n empezase en 1a costa cantabrica, se extendiese a las sierras de Granada, yendo, por razo- nes desconocidas de su misiOn hist6 ica, a continuar su existencia en las mesetas de los Andes colombianos y en la placidez de la Pampa argentina. As{, puede un pueblo realizar el mas generoso concepto de la vida, que es el goce completo, total y simulténeo de la existencia, cumpliendo la norma flos6fica dela diversidad en la unidad. Los dos acontecimientos hist6ricos de més trascendencia en los tiempos modernos fueron cumplidos por | gente espafiola. El descubrimiento, la conguista y colonizacién de América ‘es el primero de estos sucesos. Con el descubrimiento de América cesé el concepto vital conocido con el nombre de la Edad Media, Allf empez6 el rei nado de la experiencia. Y, por una bien hallada disposicién de los hados, fué en los albores del siglo xv cuando el hombre se descubri « sf mismo. Desde entonces acd empez6 el indi viduo a ser tenido en cuenta en el estudio del hombre y de la histori Del punto de vista material, los resul- tados del deseubrimiento de América son casi incalculables. Supongamos Que un planeta nuevo, incdlume, de fina superficie igual a la séptima parte de la superficie de la Tierra, viniera hoy a caer en las soledades del Océano Pacifico, sin causar inundacién en el ‘otro Continente: un milagro como ‘este representa bistoricamente el des. ‘cubrimiento de América. Cuando ex el siglo xrx Ia aplicacién del vapor a Ja navegaciéa hizo posible el trans- porte de los frutos americanos al viejo Continente, el mundo empezé s darse cuenta del significado hist6rico del descubrimiento de América. La pobla- cién de Europa, a principios del siglo xix, era de ciento setenta millones de intes; a principios del siglo xx cuatrocientos noventa. Jamas se habia visto crecer la pobla: Ciéu del viejo mundo en una propor ci6n tan elevada. Los frutos de Amé rica habian hecho posible este au mento de poblaciéu, {ndice, por otra parte, de un desarrollo fabutoso de Ia Tigueza europea en su simple contacto con las oportunidades naturales de un Continente virgen. El otro acontecimiento fué la crea- cién de diez y nueve nacionalidades nuevas en América, a principios del siglo xx. No hay suceso historico de igual trascendencia. Hasta entonces, los pueblos pasaban de un soberano @ otro, por derecho de conquista 0 como pasan los semovientes en una transac- cién comercial. Los espafioles de Amé. rica probaron a principios del siglo xx que la voluntad y el esfuerzo de los brazos guiados por un ideal bastan para crear una nacionalidad, y con ello cambiaron la faz del mundo poli- ico. Fueron esos espafioles los que sentaron desde entouces el principio de que los pueblos tienen derecho a disponer de sus propios destinos. Ese empeffo surgié en América en =I mo- mento en que en Europa un hombre, con el poder de sus ejércitos, distri bufa coronas y seffalaba con su espada 1 limite de los reinos, en un mundo, aténito con el ruido ensordeciente de las grandes batallas. El derecho de los pueblos a disponer de sus propios destinos es una doctrina espafiola mantenida por los peninsulares en siete siglos de pugna constante contra €l drabe, y por los espaiioles de Amé rica en todo el siglo xIx y xx. La labor de Espasi en los tres si glos de conquista y colonizacién habia reparado esos pueblos para hacer vida civil en la comunidad de las na. cjones. Fueron recibidos de una ver, y con todas las prerrogativas de los grandes Imperios, al concierto inter- nacional. Como Palas Atenea del ce. si brotaron esa rebro de Japiter, ‘ones, armadas dueBa de una civilizacién més vieja que Ia historia de los pueblos occiden- tales; 1a China, semejante a nn tni. verso por la extensién de su territorio y la diversidad de sus pueblos; la China, de moralistas y filésofos que se habian adelantado a todas la teorfas y a todas las normas de los profetas y de los sabios conocidos en Occidente, hubo de consentir en que Je impusieran limitaciones a su dere- cho para entrar a del naciones. El Japén, refinado y aus- tero, fué tenido por nacién salvaje, a pasar de sus artistas y de sus artesa- nos, hasta el dia en que mostr6 ante la Europa escéptica que podia ejercer el estrago en la misma medida que las lamadas grandes potencias, Y so- Tamente entonces logré que se abolie- ran las imposiciones de extraterrito- rialidad que le habfa sido forzoso acep- tar para entrar a la comunidad de los pueblos cultos. Turqufa, un Imperio rival de las grandes potencias, se. cabrita todavia y amenaza turbar Ia paz del mundo, si no se declar abolidas tas capitalaciones que la ha- cfan digna de fgurar en el concierto europeo. Las naciones americanas entraron de una vez a la vida internacional con toda Ia plenitud de derechos que los grandes Imperios de la época. Tenfan derecho a esa prerrogativa, porque Espafia las habfa hecho dignas de todas las ventajas de Ia vida civil. Se hha dicho que Espaa no es ni ha sido nacién colonizadora. Pongamos los ojos en la India. Alli estén los ingle. ses desde el siglo xvi. Eu tres cen- turias, aguel pueblo sigue siendo vie tima de su propio espiritu de casta. La influencia inglesa, la educaci6n inglesa no han podido © no han qué rido destruir ese sentimiento que ma tiene a las tribus en estado de abyec- cién En trescientos trece millones de habitantes no hay sino diez y ocho millones que sepan leer y escribir; de ‘modo que el tanto por ciento de anal fabetas en la mas rica de las coloni inglesas pasa del noventa y cinco por ciento, una cifra que no tiene igui como no sea en los pueblos que no hhan entrado en contacto con las nacio nes civilizadas. ‘Se han hecho en Europa grand aspavientos antes de 1914 sobre la pérdida de vidas y heciendas que re~ presentaban las guerras civiles hispa- no.americanas. Para dar una idea de Ia enormidad de aquellos estrago oy, teniendo a nuestro alcance un punto de comparacién, podemos decir gue la destruceién de vidas y hacien- das causada en cincuenta ailos por las Repdblicas hispano americanas en sus guerras civiles pueden compararse al dafio hecho en dos. semanas por las des potencias en Ia guerra mun- Las guerras civiles de América se pelearon con el objeto de conguistar ciertos derechos para el individuo. En Ja mayor parte de aquellas naciones los derechos se han hecho efectivos. Noes tiempo todavia de emitir con- cepto sobre la efectividad de las con- Quistas morales realizadas por la gue rra de 1914. No ha terminado agin. : << scan oped nbc excreted a ced Nl Conn _ Pero podemos sefialar alguna de sus fatales consecuencias. La guerra de 1914 ha exacerbado el uacionalismo. Cuando los pueblos empezaban a li joso, ha venido el fapatismo nacionalista a lle- nar sui puesto. Nose quema ya alos hombres por sus creencias religiosas; pero los ahorcan o fusilan porque tu vieron In imprevisin de nacer mas Id de ciertas fronteras. No se hacen autos de fe con libros heréticos, pero se eliminan las novelas y_folletos tachados de antipatri6ticos por una censura casi analfabeta. Espafia, he dicho, ha sido el brazo en las obras mas. trascendentales de Repertorio Americano civilizaci6n que han visto los tiempos modernos. Puede ser el brazo y el cerebro de 1a obra que reclaman los tiempos, es, a saber, la pacificacién de los pueblos. Reunida en una confede- raci6n con los pueblos americanos, for- mard una agrupacién suficientemente extensa para estar a cubierto de ambi ciones territoriales y suficientemente poderosa para imponer la paz con el inflojo desu poder moral o aplicando, con un ctiterio de abscluta justicia, a sanci6n econémica que ponen a su disposicign sus variadas riquezas na turales, casi inagotables. B. Sanix Cano Nuestros héroes y nuestra juventud Este diseurso se pronunci6 en ta tio de Lerdo; se publics eu memoria d ceremonia conmemorativa del centena- de nuestros heroes; se comsagra a ne Thos tiempos son dificiles. Nuestros j6venes estén desorientados; sus macs tos no han sabido elevar a Sel spiritas: ham fracasado en sn edveaciGn moral, ‘que la accion ereadoray urgente hoy, sapone sida y cara ideologia ‘Se habla continunmente de nuestras riquezasy se exalta la Importancia, de i se habla de sie; uiicemos Presemtemos ante el mundo nuestray retervas morales, i materiales; nunca se reeuerda lo que de glorioso tiene. nes ‘como debemnon construir nuestro. futuro, Hagémoslas sur: ‘olvigndolas actusles. Acucamos ellas pars llegar a cono- er la realidad espieitual de niestra Patri, Hurguemios en vida de auestros hombres puros y fuertes; elevemos asi nuestra propia vida; procuremes term ‘mas homogéneo, mas tnteligente que ntra otto Geleo de hombres mas puro, ‘de Ia Reforma. Estudiemos todos ¥ ada uno de ellos. Valientemtente, suaticemos sa alma y tratemos de compres. Gerla: La critica crealora debe extend jer, coustruir. Haanios esa ertiea: deje- ‘mos ia otra, Ia que adlo destrayey para los despechados que no saben dirigit 60 ‘mirada al Rorizonte dorado por el fo Crupapano Gonxxxapor pet, Esta. Do, SERORAS, SERoRES Pog ees ge ajar en plena lucha, in desatado en nues tra patria, El reajuste social se hubf inictado. Comenzaba una franca rev sibn de valores. Esta crisis, que apuntaba en 1910, nos sorprendi6, La primera soluci6n nos dejé estupefactos. Crefamos dls: frutar de permanente paz organi Juzgabamos intocable al Dictador. Estudiantes durante la éltima etapa de la Era Porfiriana, s6lo habjamos escuchado hosannas para el Caudillo y ‘sus Ministros. Al Dictador lorespetéba- mos temerosos como a tin dios nidades de su Olimpo; y su obra la admirébamos y Ia crefamos firme y grande; para juzgarla, citébamos la augusta paz de Octavio. 'Y después, briscamente, se rompié 1 encanto, y una realidad, muy otr se ofreci6 a nuestros ojos. Nuestros maestros no nos habian dicho toda la verdad, El edificio tenfa bases de arci Ma. Una vez derrumbado, entre la arena ruinosa, solamente Iucieron los despojos imperiales y dureos reflejos de epopeyas lejanas. La verdad se nos brindé desnuda. Junto al disciplinado grupo de esta- ‘istas vigorosos y sabios, herederos de Ja glorias de Arriaga y de Barreda, de Lerdo y Degollado, medraban nego- gociantes fvidos de riqueza. Las alas que algunos batieran en st gloriosa juventud se hgbian_quemado en las sérdidas fraguas de Plutén. Para nos- otros, estudiantes entonces, solamente una figura blanca y venerable quedaba je. Sus manos no se habfan con sus ofdos habjan escuchar el latir de quienes tenfan hambre y sed de justicia; su amor le habfa hecho comprender la inquietud filos6fica de las nuevas generaciones. cuela y nos pusimos cados en un materi mediocre, diseipulos del positivismo, mezquino y pusilénime, nuestra alma no estaba satisfecha, Sedienta de luz y de espaci fin tan estre- chas barrer: Intié con Bergson y con Nietzche, con Spinoza y Kant. Pero la vida nos llamaba, Fl fragor 283 de la contienda atravesaba los espesos muros de Ia Escuela, No era fécil ni humano mantenerse impasibles y mu- dos, en Ja Iabrada y venerable silleria secular. No era propicia la torre, de marfl, Tuvimos que escuchar. Lo més arrojados, los mas resentidos se Ianzaron al campo; los demas brega- mos en Ia escuela, en la cindad. Pero la lucha supone un ideal. Su- pone un modelo. Los tiempos éran duros. Ya lo decfa Romain Rolland, el viril partero de almas que ha dedi- ccado su obra apostélica a los espfritus libres de todas las naciones que sufren, que luchan y que sabrin vencer: 4EL ambiente es pesado,—escribe. —La vieja Europa se atrofia en uni atmésfera espesa y viciada. Un mate- Hialismo sin grandeza aplasta el pensa. miento y estorba la accién de les Gobiernos y de los individuos. EI mundo muere asfixiado en su ezoismo prudente y vil. El mundo apest Abramos las ventanas. Hagamos pe- netrar el aire libre. Respiremos el aliento de los héroess. 'Y Romain Rolland presenta a Ia ju ventud del mundo el ejemplo de los héroes. Le ofrece modelos que seguir. Y asi hace desGlar a Beethoven, el hombre fuerte y puro, a Miguel Au gel, el genio doloroso, a Tolstoy, el filtimo cristiano. La vida de estos hombres, sus pen- samientos, sus luchas presentadas a la Juventud le deben servir de ejemplo, estimularla, sostenerla en la lucha, Estos hombres sufrieron y triunfaron. Apesar del medio hostil, de Ja ruin: dad reinante, su. genio 'supo impo: nerse y triunfar. Témalos de ejemplo. Cuando dudes, cuando a tu alrededor ‘no encuentres nada grande, vuelve tu sda al héroe y trata de imitarlo. El maestro de las nuevas genera. ciones mexicanas, el inolvidable Justo Sierra, bien lo comprendié. Si su sen- sibilidad exquisita le permiti6 escu- char del pueblo mexicano, sediento de justicia, su inteligencia le hizo comprender que Ia juventud ne- cesitaba ideales y ejemplos. Y nos Jegé an libro que es su testamento intelectual: «Judrez, su Obra y su Tiempo». En sus piginas, el joven mexicano encuentra muchos ejemplos josos que seguir; por ellas desfil Ins personalidades mas puras y fuertes que ha producido nuestra Patria. Jua- rez, Ocampo, Comonfort, Guillermo Prieto, Santos Degollado, Sebastién Lerdo de Tejada... Recordando estos nombres, nuestra fe aumenta. Si Mé. xico ha tenido por hijos tales gigantes, México ha sido y serd grande. A pesar de todos los pesimismos egofstas, Mé xico triunfard, Como resurgié grande de la santa hoguera purificadora de Ia Reforma, resurgird dela actual. Mejor cles dea cc lca Serer deo Unverad Neco, ost Ra * 284 dicho, ya resurge. Ya se vislambran horizontes de gloria, Tnlelectuslmente, ninguno de los Reformadores fué més grande ni mis interesante que Lerdo de Tejada, Fug el campeén que coroné Ia obra de la Reforma. A pesar de la guerra sub terrinea de intriga que el Clero des. at6 en su contra, Lerdo triunt, éCmo no sefilarlo como modelo in tmejorable al joven mexicano? Como no pedir a Ia juventud jalapena que trate de imitar al hijo més ilustre de esta noble ciudad? Lerdo recibié la herencia de Juérez en 1872, Ante Ia Diputacién perma. nente, protest6 el 19 de julio. Y¥ aqu{ an ejemplo glorioso para nuestro flamante ejército. revolucio. El General Mejfa, Mivistro de Ia Guerra, fué personalmente a anunciar a Lerdo la muerte del Benemérito. Lerdo despachaba en la Suprema Cor- te, El General Mejfa le di6 Ia infausta nueva y_ lo salud6, sencillamente, como al Jefe legal de la Naci6n y del Bjército. Lo Mev6 ante el cadaver y allf le reiter6 su fdelidad. Al mismo tiempo, el Gae binete de juérer saludé en Lerdo al nuevo Presidente. La ciudad se enter6, sin sorpresa, a Ja par que escuchaba el fanebre estam- pido del caion que le anuncisba Ia muerte de Juérez, de que Lerdo habia stimido legalmente el Poder. Supo sin extrafeza, consideré como un hecho natural consumado la sustitu. cién de persona preserita por el pacto Ge 57. Jalapa debe recordar este hecho como una de sus més legitimas glo- tins, Su hijo mas preclaro recogi6 1a hherencia del Presidente Judrez. Con el advenimiento de Lerdo, cal- mironse las pasioues. Las ambiciones deayer desaparecieron. Enmudecieron los rencores. La actitud digoa y Ia Jealtad de los Juaristas impusieron respeto y admiracién a los Lerdistas. La fusign de ambos partidos fué ua echo. Sin demostraciones ruidosas, sin aparato de comedia, con espartana sencillez que tan bien pint. el eardcter fuerte y puro de los hombres de la Reforma, se fundieron en uno p: salvar y engrandecer ala Patria, Asi se prodjo el milagro. Hacfa cineuents ios que no presenciaba el Palacio Nacional wna sustitucién pacffice del poder. “Ante este acto sencillo y grande, los porfiristas se callaron, Aceptaron tam- No tur- sucesion presidencal con tos ni con actos violentos. La pur Fitna Byora de Lerdo se impuso a I pasiones del grupo oaxaquefio. ‘No podia haber inaugarado Lerdo sus fanciones bajo mejores auspic Lo comprendié y empex6 a trabajar. Repertorio Americano | REPERTORIO AMERICANO | | De Fitosofia y Letras, Artes, Clon clas y Hduacl6n, Miselénensy Doct | Publicado por Sumananio de eltre Mop, J- GARCIA-MONGE. } Apartado 533 SAN JOSE, Costa Rica, CA sie) « "380 oroum, Su primer acto de gobierno fué excitar al Congreso General a convo nes president én permanente io aten- ‘onvocd al pueblo para acudir a los comicios el 27 de octubre. El segundo de sus actos, conceder amnistia ‘Anhelaba ver, realizada la pacifica ciéu de México. Querfa que 1a unién de todos los mexicanos fuera una r lidad. La amnistfa fué amplia, Sélo ‘excluy6 a los lugartenientes del impe- rio y alos Generales en Jefe republi ‘canos que se pasaron al invasor. Sol mente los traidores no fueron perdo. nados. Se ha hecho notar que la amnistia de Lerdo contavo menos restricciones que las mas generosas que se han expedido: la de Alejandro de Rusia no perdoné a los desterrados de Siberia que habfan conspirado con- tra su padre el Czar Pablo; la de Car. Jos Segundo de Inglaterra exciufa a los regicidas; Ia de Ia Carta Francesa de 1814 no dié garantias completas a los enemigos de la Restauracién; In de Fernando VII abundaba en excepcio- nes odiosas, Esta generosidad de Lerdo acab6 de conquistarle el respetuoso afecto de sus conciudadanos. Los rebeldes oaxaquefios se acogieron, en su mayor parte, a la amnistfa. Por al- gén tiempo, los porfiristas no estor. baron a Lerdo, Concedida la amnistia, Lerdo de ‘Tejada dirigié un manifiesto a la Na- cién. Era su plan de Gobierno; los proyectos del nuevo Presidente. Estas fueron las promesas de Lerdo: Profando ¢ inviolable respeto a la Constitucién. Fiel observancia de las Leyes de Reforma, que han afrmado y perfec: cionado nnestras instituciones. «Expedidas para estirpar vicios ca- pitajes dela antigua ‘organizacin de nuestra sociedad, — decia Lerdo — abriéndole las puertas de un porvenit venturoso, han sido en su aplicacién H “Ea donnan se pp a Bbctca eases Spain dea Urea y desarrollo, el remedio de los males ‘més complicados y la entrada victo- riosa al seno de la verdadera civi cién. Sobre Ia obligacién que me cumbe de guardar y hacer guerdar las eyes de reforma, aumentaré mi celo para que por nadie sean infringi- das, la conviccién de que ellas consti tuyen las bases mis s6lidas de nuestra organizaci6n politica y social», Ofrecia ademés absoluta libertad de sufragio. Amnistfa amplia para que fueran efectivas las elecciones. Respeto a los Estados; normalizar sus relaciones con el Gobierno Federal. Seguridad de que usarfa discreta y limitadamente de las amplias faculta- des de que estaba investido. Respetoa las garantias individuales, Respeto a la libertad de prensa. Moralizacién y perfeccionamiento de Ia maquina gubernamental. 'Y, por ditimo, entregar el poder quien fuera Iegalmente elegido para sucederle, ‘Terminaba el manifesto de Lerdo con estas palabras: hechos responderdn de la sin. ceridad de mis sentimientos, y euidaré de no apartarme en nada de los prin- cipios aqui consignados, para que, al terminar el perfodo de mi corta admi- nistracién, pueda aspirar a que mis conciudadanos den testimonio de que he procurado cumplir con mi debers ‘Ya sus conciudadanos, ya la Patria, han dado sui fallo. Lerdo cumplié glo- riosamente con su deber. Sus errores de filtima hora no hacen sino prestar mayor realce a sti personalidad supe- rior y humanizarla, Ofreci6 1a amnistfa, y Ia amnistia fué concedida sin limites. Lerdo fué Reneroso Juré respetar 1a Constituct6n y ba- cerla respetar. V la Constitucién fué respetada contra todos los obstéculos, 4 pesar de todas las pasiones, de tod los odios. Lerdo fué legalista. ‘Anunci6 la fiel observancia de 1 Leyes de Reforma. Y cumplié con exceso su_promesa. No solamente las respet6 y las hizo respetar sino que las incorporé a Ia Constitucién. El renovado debate de estas leyes, al ser incorporadas, produjo una sacudida temerosa en jas conciencias. El Clero y el elemento conservador, llamado impropiamente aristocracia, iniciaron una guerra a muerte contra Lerdo. Pero Lerdo, inconmovible, dié fin a miximas, los dogm: Ja separacién de la Iglesia y el Estad« Ja supresién de las comunidades rel giosas como asociaciones absolntamen- te ilegales. La prohi bie yl econo Conta Rea* ge er Repertorio Americano 285 sus manifestaciones extervas, forma ron l euerpo de Derecho de ia nueva sociedad mexicana, No vacilé Lerdo al incorporar estas leyes. No impor- taba que aprrentemente dieran malos resultados econdmicos. No importaba que los bienes del Clero. se tuvieran fasi que regalar, sin ntilidad inme- Giats apreciable para el Gobierno; no importaba que el Gobierno, carente de recursos, se viera obligado de el pag de a dew aque salvar el principio; con el Hiempo,tectfeara in Reforma, Ast actu Lerdo, el reformador, el idea lista vigoroso lleno de fe Ofreci6 libertad de sufragio, y hubo libertad de sufragio. Lerdo fué un de- mécrata sin tae Brind6 amplia libertad de prensa; y Ia hubo con exceso. Como. Madero, cay6 herido por los ateros ataques de la prensa vendida, Lerdo fué un lista Ofrecié respetar ta viduales,y Ins respet6, Prometié usar discretamente de sus facaltades, y aslo hizo, Lerdo fué un estadista, Oftecié moralizar_y_perfeecionar la méqnina guber garantfas indi Gel Ministro de Hacienda; concentr6 fen la Tesoreria General la facultad de Feumir todas las cuentas y la de for mar la del Erario, completando asi ta Aabolicién de los fondos especial s ‘Ademés, evitaba los abusos de los mi litares porque era un civilista. Conser- ¥6 en sus puestos a casi todos los Secretarios de Judrez;,bizo impottan: Uisimas aclaraciones al arancel; reor- ganizé los departamentos administra tivos; ev6 ala prdctica Ia Ley del Timbre. Ofreci6. respetar_a los Estados; normalizar las relaciones de éstos con Ja Federaci6n, ¥ cre6 el Senado. Ea G te, mas que un contrapeso a las ten. dencius absorbentes dela Canara baja, vi6 uo medio de armar el Poder par impedir que los confictos interiores de los Estados pudieran convertirse en conflegraciones generales. Esta sal medida patentiza sus dotes de gran estadista, Prometi6 usar discretamente de sus facultades, Uséndolas, concluyé el Fe rrocarril Mexicano. Le capo en suerte bajar por primera vez en tren dela Mesa Central a las costas del Golfo. Al mismo tiempo, con granserenidad, sin dejarse llevar de un éxito facil, planted, ‘por primera vez en nuestra Patria, ia cuestiOn de los ferrocarriles. La present6 bajo sus dos aspectos, el téenico, el politico. El Gobierno de la traicién tiene ya su candidato, que es por supuesto de fa familia, Las awbiciones germinan y el ensemiento de Washington es Ia ob- sesi6n de los espfritus. Tas elecciones de 1924 en Nicaragua sein un acontecimiento de extraordi- natia expectaci6n en la América y de excepcioyal importancia y trascenden cia en los destinos de todo Centr América. Gobiemos y pueblos, In América entera estard pendiente desde ahora de este acontecimiento, con los ‘ojos puestos en Managua, en todas las capitales centro americauas, en Wash- ington. Estas elecciones soa en real portancia, -por- ‘gue ellas hardn ver atin a los ciegos y Porque serdn decisivasen laactitud de Ia opinién continental latino america. na hela los Estados Unidos. Qué va a stceder en Nicaragua? Subsistird Ia oprobiosa y espantosa waci6n que allf han impuesto y ma tenido por trece afios los traidores de adentro y los explotadores de afuera fas bayonetas y Ia bandera de los Estados Unidos? Este es el problema in Ins elecciones de 1926. elecciones son libres y aust humillacién, el infortu miseria, Ia ignominia, el matirio incomparable de Nicaragua en la cruz del despotismo y el imperialismo, ten- rd término, Nicaragua serd libre y enacerd como nacién. Si as elecciones son, como en los filtimos trece afios, una infamia y tn ferimen protegidos.y sancionados por Ta bandera de los Estados Unidos, la América sabré que Washington per. 1924 en Nicaragua siste en insultar y dessfiar y despreciar los sentimientos y In opini6n de los pueblos latincramericanos,perpetuando en Nicarsgua una situaci6n que es el més impiidico, cl mas osado y el més soez ultraje a la decencia homana, a Ia piedad humana, a la dignidad bu mana, Washizgton probard, si se repi- teen 1924 In historia de los dltimos trece aflos,-que es més caro para él el mantenimiento de esta ignominia or. ganizada y consolidada que es la sub yugacién y la explotacién implaceble ¢ irresponsable de un pueblo inocente, tun pueblo noble y heroico, un pueblo latino americano, por una minoria de natives vendidos y una jaurfa de ju- dios extranjeros, bajo las bayonetas y la bandera de los Estados Unidos, que las cosas morales, las. cosas sagradas, 1as cosas eternas que son el culto de Ia conciencia humana y el evangelio y el Ancora de Ia civilizaci6n. Washing. ton serd asf definitivamente e irremi- siblemente denunciade por s{ mismo ‘como tna terrifica y desenfrenada agencia de mal, de dolor, de infortu. io, de escla cién, de oprobio, de escdndalo, de barbarie en la Amér Hay circunstancias que* haréo més horrendas la cobardfa, la falacia y Ia de Washington, sila his toria se repite. Ante la jnfamia y el crimen del Gltimo robo electoral, Washington, que habia declarado so Jemmemente que en el més alto interés de lowEstados Unidos estaba que las elecciones fueran libres y expresaran auténticamente le voluntad del pueblo de Nicaragua: Washington, que habia Dr. ODIO DE GRANDA MEDICO, CIRUJANO ¥ RADIOLOGO de la Facultad de Medicina de Paris “Horas de consulta: de 8a 11%, m, intizado oficialmente que las elec- ciones serfan libres balbuce6 una ex plicaciéu. La responsabilidad habia sido toda, como en Cuba, de la ley electoral. Era pues preciso reformar 'Y la ley electoral hha sido re- formada. Un abogado americano, con- ado por el Gobierno de Ia traicién y pagado por el Tesoro de Nicaragua, hizo una nueva ley, bajo la cual se hardn las nuevas élecciones. Ea la Conferencia de Washington se frm6 ademés una convencién sobre leyes electorates en que las cinco repablicas dan formaa su «deseo de garantizar cuanto mas sea posible el libre ejerci cio del sufragios cuyos beneficios eno se pueden obtener sin el concurso de leyes apropiadas que hagan efectivo el uso de aquel derecho mediante ade- cuadas garantias», segdin dice cl preémbulo. Nicaragua es el nico pais {que hasta shora ha ratificado los. pac: tos de In. Conferencia. Todo esto parece indicer sin duda ” tun propésito leal de rectificacion y de enmienda, Pero si la historia se re te, todo esto no seta sino parte adi ional de la farsa electoral y revelard que la Conferencia y sus pactos fueron asimismo una farsa Considerado el problema ep sus mé. ritos hay que pregunta posible tuna eleccién libre en Nica A.una elecci6n libre en Nici se oponen: el partido de la trai sea el partido conservador, los hom- bres de Granada, que tritnfaron contra Zelaya con el apoyo de los Estado: Unidos; y Washington, que obtuvo como precio de este apoyo el tratado de Bryan-Chamorro y el dominio ab. soluto de Ia legislaci6n, de la politica, de los asuntos internos dela repéiblica. El Presidente es un testaferro. Los senadores y diputados son un museo de monigotes. Quien gobierna es Was: ington. Quien sufre y paga es el pueblo. Ei partido de la traici6n es enemigo mortal de Ia libertad electo- ral porque por ella perderfa el poder. Washington es enemigo mortal de la libertad electoral, porque por ella per- derfa las concesioues del tratadoBryan- Chamorro y la posicién del dominio absoluto e irrespousable que goza en Nicaragua hace trece afios, con las vias de comunicacion acufticas y te rrestres, las aduanas, los bancos, los miuelles, todo, en manos de los capita listas de Wall Street, un centenar de ‘marinos eternamente acampados en la I de Ia repdblica y un barco de guerra en el puerto de Corinto. El Gobierno de la traicién no seria cnestién. Siendo como es un maniqni de Washington el Presidente, y de- pendiendo de Washington su éxisten- cia, no serfa en absoluto un obsticulo. Para que la libertad electoral sea_po- sible en Nicaragua basta que Was- 292 Repertorio Americane hington la quiera, pero queriéndola se suicidarfa, en el sentido de que todo cuanto por el fraude, Ia fuerza y el men posee en Nicaragua, lo -perde ila. ¢Esté Washington dispuesto a suicidarse ex Nicaragua, es decir, a renunciar Jas conguistas del imperia. lismo en aquel infortunado pais? Esta es la cuestion, hoy como ayer. El pais sabe que Washington defen. deta ‘por Ia. fuerza sus conauistes cuando quiera que sean amenazadas, es decir, que si el pueblo, burlado en las elecciones, se levanta en armas para reivindicar su derecho, Washing ton tarde o temprano intervendra_y salvarii al Gobierno de la traicién. La bandera americana en el Campo de Marte proclama constantemente 1a amenaza de Washington contra. cual- Quier tentativa de libertad y de justi cia del pueblo de Nicaragua. En esta situacién de impotencia, de desesperacin y de desesperanza, hay hoy un peligro. Con la vision de este peligeo escribo este artfculo. Le aml ci6n personal es artera, y muy docta ‘en el manejo y aprovechamiento de las ‘armas que las circunstancias ofrecen su destreza. La ambicin vela como un ave de presa en esta hora dela tra- ‘gedia niceragiiefia. La ambici6n suefia ‘con poner a su servicio lo mismo al pueblo vietimado y sin esperanzn que al opresor extranjero, para hacer de la cooperacién de los dos el elemento de sn triunfo, ‘Washington es omnipotente en Ni ‘caragua; pero su omnipotencia es val erable ‘por las fuerzas morales que contra ella conspiran y trabajan sin cesar hace trece afios. Moralmente, la situacién de Washington en Nicara. gua es insostenible, como lo fué al Cabo en Santo Domingo; y Washing- ton estd ansioso de un expediente que le permita conservar su botfu salvando su decoro, Washington esta meneste- CERVECERIA Quien habla dea ‘Su lar ach mune ove una planta todas sus dependencia SA HLECTRICA, TALLER MACANICO, ESTABLO, CHAVECERSA, Rurnusgvania, OvIcIvas, PLAN | Ha inyertido una suma enorme en ENVASES, QUE PRESTA ABSOLUTAMENTE GRATIS A SUS CLIENTES. Cuavezas Rsirella, Lager, Selecta, Doble, Pilsener y Sencilla. REFRESCOS Kola, Zarza, Limonada, Naranjeda, Gin- repara también agua iene como especial y como teconstituyente, Ia MALTA. 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De este modo Washington harfa popular y nacional Ia traicién, porque la sancio- narfa, no ya la minorfa de Gravada, sino el partido de la mayorfa, por me- dio de elecciones regulates y libres. Washington podrfa cantar victoria. ‘No es posible creer en Ia integridad de propésitos de un candidato presi deucial que profesa la opiniéa de inte ligencias de esta indole con Washing- ton y trabaja al propio tiempo por alcanzar el favor de Washington para su candidatura. {Qué gauancia subs. tancisl habrfa para Nicaragua en cambio de Gobierno bajo estas condi: ciones? La ganancia seria toda de Washington. Nicaragua srruinaria {a sola fuerza que ha combatido y com: bate y combatird eternemente por ella, su derecho, 1a moral y Ia justicia de su causa, Si claudica, morird, Jacinto Lérxz onetird ont miners shim) Los ninos 2.—Et, Doctor CxxrExo 9s un selor como de rcs 0 at ati en cayo rosuro la miseie y Ind is abetibeacls y el apetito1a rly ‘toiano a conlusdy de tal modo Su veraas macan y cifran, que bo 8¢ Sth a‘ euil de esto duefos porienece- ie hats es de estas que llamao soerdl- hs Ts boc pequebe, fos oon rand S'trandon el conjusta de la facionee poke Tiuplo, revelando escasas comodi- Mites iamésicas y susenca, completa de platen y antcles para comer, it Shaube som dures daperas como picdra: DOstenta‘chaquets rote y"venilude por fail partes, coturoo sia” ela, calada Ia bargonas todo eno de coctladas, ow Benito ama sus nifios como ama sus hombres y sus mujeres. Enel conjunto de su obra—como pasa en Ia se Fefcremuna cm Presa en sugencra, Eligelar en'C. 3 TRAUB vzanas ocupa, en las que exben Kota, ger-Ale, Crema, Granadi Gin, Hresn, Duraruo y Pera ‘Stores Goma, Liméa, Naranja, Durazno, Menta, Frambues, ete. es condiciones digestivas. COSTA RICA de Galdés Vida—unos no son “mds interesantes que otros. Sélo que, dijérase se le tr ciona a veces por ellos lo mismo que por los seres més débiles e inf que pululan en sus libros, ci Dilidad semejante a In que las madres manifiestan por sus hijos mas desgra ciados. Cuando sus nifios, ricos 0 pobres, pasan ante nosotros, con su inexpe rieucia, sus dolores—que parecen in- significantes a los ojos de los mayores y que para ellos pueden tener el mismo valor de aquel que hace a un hombre suicidarse—, su graciosa torpeza, sus sentidos en capullo estremecidos de curiosidad y su alegria de animalillos cabrilleando en torno nuestro, se nos derrite el coraz6n y refmos o llovamos (0. se nos despierta el afin de protec- cién como si nifios nacidos de mujer se movieran cerca de nosotros. Sus cri Tas de Lich- temberger, celebrado escritor que pinta, nifios modernos, el cual se complace fen los retofios de Ia alta burguesia 0 de la nobleza, bien alimentados y bien abrigados, pequefios vasos artfsticos de casa acomodada en los cuales el au: tor gusta de poner a refrescar sus fan- tasfas de poeta, asf como una doncella romdutica pondrfa en um bonito bicaro tun lirio 0 tina rosa, Cuando se pieuss en Tos pequefios héroes de. Lichtem- berger: Trott, Minnie, Linue, y se evo- can a Nell y Dolly, ai doctorcillo Cen- tepo, al nifio de Miau, a Gabrielillo, al Pituso, etc., aquellas otras Sgurillas adorables toman al punto aspecto de bibelots para solaz de madres, tias sol- ‘abuelas, y maestros de gusto . ligeramente sentimentales y ideas artist ue sin saberlo participan de I del doctor Pangloss

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