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Factores influyentes en la educación sexual y conductas de riesgo en niños y

adolescentes. Una revisión sistemática.

Aura Angarita; Jocelyn Piñeros; Camila Murcia & Magaly Calderón.


Abstract.

General purpose. Identify the risk factors that influence irresponsible sexual conduct

in child’s, girls and teenagers and the relationship that have the sexual education that receive

the subjects in their different contexts. Methods. Systematic literature review with articles

published in English, Spanish and Portuguese carried out in the American continent between

2010 and 2020 on sex education and the factors that influence risk behaviors. The search was

performed in four electronic databases: Scopus; Taylor & Francis Group; Science Direct and

Proquest Psychology Database. Results. Based on the PRISMA methodology, 10 full text

revised scientific articles were obtained for analysis and those that did not meet the inclusion

criteria were excluded. Five factors were identified that affect the processes of sexual

development, mostly in young people: family, school, social, biological, political and

religious, with the latter showing the greatest influence in reducing sexual risk behavior. A

greater receptivity to issues of sexuality was found in school contexts. Conclusions. The

population that prevails in the exposed factors are the adolescents between 12 and 17 years

old, these factors play an important role within the integral development of the sexuality in

children and adolescents, however, this population is exposed to behaviors of risk that can be

due to the lack of sexual education. It is suggested that interdisciplinary programmes be

implemented that focus primarily on the promotion and prevention of sexual and reproductive

health.

Keywords. Sex education, children, teenagers, risks factors.


Resumen.

Objetivo. Identificar los factores de riesgo que influyen en las conductas sexuales

irresponsables en niños, niñas y adolescentes y la relación que tiene la educación sexual que

reciben los sujetos en sus diferentes contextos. Métodos. Revisión sistemática de literatura

con artículos publicados en inglés, español y portugués realizados en el continente americano

entre 2010 y 2020 sobre educación sexual y los factores que influyen en las conductas de

riesgo. La búsqueda se realizó en cuatro bases de datos electrónicas: Scopus; Taylor &

Francis Group; ScienceDirect y Proquest Psychology Database. Resultados. Basado en la

metodología PRISMA, se obtuvieron para el análisis 10 artículos científicos revisados a texto

completo y se excluyeron los que no cumplían con los criterios de inclusión. Se identificaron

cinco factores que inciden en los procesos de desarrollo sexual mayormente en jóvenes los

cuales fueron: familiar, escolar, social, biológico, político y religioso, en el que este último

mostró mayor influencia en la disminución de las conductas de riesgos sexuales. Se halló una

mayor receptividad a temas de sexualidad en los contextos escolares. Conclusiones. La

población que prevalece en los factores expuestos son los adolescentes entre 12 y 17 años,

dichos factores juegan un papel importante dentro del desarrollo integral de la sexualidad en

los niños, niñas y adolescentes, sin embargo, esta población está expuesta a conductas de

riesgo que pueden deberse a la falta de educación sexual. Se sugiere la implementación de

programas interdisciplinarios enfocados primordialmente a la promoción y prevención de la

salud sexual y reproductiva.

Palabras claves. Educación sexual, niños, adolescentes, factores de riesgo.


Introducción.

La sexualidad es la unión de una serie de complementos a nivel corporal, intelectual,

social, cultural y espiritual, por medio de ésta, se desarrolla la personalidad a través del

tiempo y las experiencias, a su vez, la persona logra sentir placer, felicidad, satisfacción

consigo mismo y con su entorno (Ayala-Castellanos et al., 2011). Por lo tanto, la educación

sexual debe tener en cuenta unas dimensiones para el desarrollo integral de la sexualidad, que

compartan la importancia del desarrollo esencial de la personalidad, enseñando las bases

pertinentes para la toma de decisiones desde la edad joven e implementando conocimientos de

vital relevancia, que se incorporen a sus necesidades basadas en sus experiencias, para el

fortalecimiento de la educación en general (OREALC & UNESCO, 2014).

Según la Organización Mundial de la Salud & Human Reproduction Programme,

(2017)existen diversos factores en la salud sexual que influyen en el desarrollo de la

sexualidad, fundamentados en un enfoque constructivista, es decir en el intercambio mutuo

entre el sujeto y su entorno. El éxito de la salud sexual se basa en una intervención integral,

debe existir una congruencia entre la sociedad, las leyes, la política y otros factores

estructurales que pueden impactar en la salud sexual de las personas como lo son: los factores

físicos o biológicos, desde el desarrollo evolutivo del ser humano; los psicológicos que

comprenden la identidad, las actitudes y comportamientos frente a la sexualidad que están

guiados por su relación con el ambiente.

La educación sexual propone una estrategia que brinda a los jóvenes la oportunidad de

recibir información de manera eficaz y colectiva respecto a su sexualidad, la cual, les permite

desde un ambiente práctico y educativo, formar patrones y comportamientos que definan la


manera en que se vive, se siente y se expresa la sexualidad, donde cada adolescente obtiene

bases primarias para una mejor toma de decisiones (Rodríguez et al., 2013).

La educación completa y de calidad en la sexualidad, se basa en formar a los niños,

niñas y adolescentes en las dimensiones orientadas a la sexualidad humana, desarrollo

evolutivo, reproducción, entre otros aspectos (OREALC & UNESCO, 2014). Su objetivo es

obtener un estado específico dentro del equilibrio de la salud sexual y reproductiva,

considerada “como un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la

sexualidad. Requiriendo de un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las

relaciones sexuales” (Organización Panamericana de la Salud, 2015, p. 15).

En este sentido, “la sexualidad debe ser discutida como un proceso integral, que

involucra adolescentes, cuidadores, docentes, profesionales de la salud y la sociedad, para

fomentar el diálogo y el conocimiento, contribuyendo a minimizar los factores de

vulnerabilidad” (Ferreira et al., 2018, p.5).

Además, Ayala-Castellanos et al., (2011) afirman que, las dificultades que se puedan

presentar alrededor de la sexualidad, no giran en torno a que los adolescentes sean

sexualmente activos, sino que el principal problema radica en que no cuentan con las bases

que solventen su necesidad de aprendizaje frente a las conductas sexuales responsables. Lo

anterior, se manifiesta en situaciones de riesgo a los que se exponen los jóvenes, como el

inicio prematuro de la vida sexual, el desconocimiento de los métodos anticonceptivos que

conllevan a embarazos no deseados o a las infecciones de trasmisión sexual.

A lo cual, Ayala-Castellanos et al., (2011) proponen que, “las fuentes de información

se centran en la escuela, el televisor o el internet y la influencia de amistades, aun siendo la


escuela la fuente de información, la mayoría de los jóvenes están poco o mal informados” (p,

92).

Según, González et al., (2013) en una investigación realizada en Santiago de Chile, se

analizaron diversos factores, tales como, familiares, personales, económicos, entre otros, con

relación al inicio de la actividad sexual a temprana edad, ésta indagación se llevó a cabo en un

centro de salud sexual y reproductivo de una institución universitaria con una perspectiva de

género. En ese trabajo, se pudo evidenciar que los adolescentes con un nivel socioeconómico

bajo, tienden a iniciar su vida sexual en edades prematuras.

Se observó que, en el género masculino, las sanciones estrictas en sus hogares,

incumplimiento de normas o un alto grado de libertad, influyen directamente en el comienzo

de su etapa sexual. También se halló que la carencia de comunicación, las malas relaciones y

la disfunción familiar, son determinantes importantes para el inicio de una vida sexual a

temprana edad o antes de su maduración física, emocional y psicológica(González et al.,

2013).

Sin embargo, el inicio prematuro de las relaciones sexuales y los factores familiares

son un fenómeno multifactorial, relacionado con el aumento del instinto sexual, por

consiguiente, se evidencia la importancia de realizar un estudio, utilizando como metodología

una revisión sistemática de literatura, que permita identificar los factores de riesgos afines a

las conductas sexuales irresponsables en niñas, niños y adolescentes en los diferentes

contextos que se encuentran inmersos; así como la posibilidad de contar con las bases

necesarias que permitan a la persona el buen desarrollo de las capacidades sexuales, teniendo

en cuenta, el contexto biológico, familiar, escolar, cultural, social, religioso y político. Son

diversos los factores que podrían ser detonantes de una vida sexual temprana e irresponsable.
Metodología.

Se llevó a cabo una revisión sistemática de literatura siguiendo las pautas de

estándares y recomendaciones de los criterios de la declaración PRISMA, establecida para

este tipo de diseño de investigación, para la verificación de resultados e integración de los

estudios se utilizó un diagrama de flujo (Moraga C. & Cartes-Velásquez, 2015; Urrutía &

Bonfill, 2010). Para ello, se tendrá en cuenta como implicación teórica y práctica, el análisis

de investigaciones congruentes con el tema de estudio, utilizando bases de datos certificadas,

con documentos que hayan pasado por una valoración crítica de la declaración PRISMA.

Protocolo de búsqueda y selección de estudios.

Esta revisión sistemática de literatura, se desarrolló, teniendo en cuenta la estructura

PRISMA, la cual tuvo algunos parámetros para su estructuración, tales como: la duración en

tiempo de seis (6) meses en revisión y análisis de los documentos, donde se tuvieron en

cuenta, estudios realizados en un período de tiempo desde 2010 al 2020, se realizaron

búsquedas de palabras clave, título, resumen, idiomas y ubicación geográfica.

Para realizar esta revisión sistemática de literatura, se requirieron los siguientes

criterios de inclusión, niños, niñas y adolescentes que asistan a una entidad educativa, que

pertenezcan a un rango de edad entre los 6 a los 17 años, fecha de publicación, estudios

perpetuados en zonas del continente americano y que la población tenga una orientación

heterosexual. De acuerdo a lo anterior, no se tuvieron en cuenta otros continentes, niños en la

etapa de la primera infancia, mayores de edad, personas con identidad sexual diferente y que

no estén estudiando.
Por otro lado, las bases de datos utilizadas para esta revisión sistemática de literatura y

en las que se realizó una única búsqueda fueron: Scopus; Taylor & Francis Group que tiene

dos plataformas de contenido principales: Taylor & Francis eBooks y Taylor & Francis

Online; ScienceDirect y Proquest Psychology Database, en último lugar, Para la búsqueda

estratégica, se empleó según la directriz (PRISMA) las siguientes palabras clave combinadas

con los operadores booleanos AND/OR: “Sex education” AND (“School” OR “School

context”) AND (“Children” OR “Infants”) AND (“Teenegers” OR “Young people”) AND

(“Risks factors” OR “Sexual risks”).

Evaluación de la calidad y sesgo de los estudios

Dentro de este estudio se contempló la relación de variables, que concluyera con el

análisis de los factores de riesgo a los que se exponen los niños, niñas y adolescentes,

haciendo consientes los debidos autocuidados para el uso seguro de su vida sexual, a partir del

nivel de conocimiento en educación sexual que posean, guiando la investigación con un

contenido más relevante que oriente a trabajar las áreas problemáticas de la salud pública.

A modo de evaluar atentamente el nivel de riesgo de sesgo entre los estudios, que

busca clarificar esta revisión sistemática como un estudio no experimental con indicadores de

calidad y confiabilidad, para esto se debe valorar la validez externa, precisión, estándares de

reporte y criterios éticos de las investigaciones (Oliveras, 2018).

Para determinar el nivel de riesgo, la versión del Manual Cochrane 5.1.0, que se

identifica como un método transparentes y cuyo objetivo es disminuir los sesgos y los errores

humanos para que estos no afecte la eficacia del presente estudio, en base a esto, se instalan

los dominios evaluados que corresponden al sesgo de selección (método de asignación al azar,

ocultación a la asignación al azar), sesgo de realización (ciego participante-persona), sesgo de


detección (ciego evaluación de resultados), sesgo de desgaste (datos incompletos resultados),

sesgo de información (información resultados incompletos) y otros sesgos (Higgins et al.,

2011; Higgins JPT, 2011) Para esto, en la figura 1 se tendrá en cuenta tres indicadores (bajo

riesgo, riesgo no claro y alto riesgo) que describen el valor del nivel del riesgo de sesgo en

cada uno de los artículos.

Tabla 1. Resumen del riesgo de sesgo: juicio de los revisores sobre el riesgo de sesgo

de cada estudio incluido

Gonzáles et

al., (2013)

Ferreira et Clave

al., (2018)
Riesgo de sesgo bajo
Smith et al., S
f
(2011) tS Riesgo de sesgo alto
tf
ballonoff -t Riesgo
f de sesgo no claro
+t t
suleiman & - t
+ -
brindis, +

(2014)

Preston,

(2013)
Otros sesgos
Información resultados
incompleta
Datos incompletos
resultados
Ciego evaluación de resultados
Ciego participante/persona
Ocultación de la asignación al azar
(Haglund & Método de Asignación al azar
Rosengard

(Askew et
al., 2012)

al., 2020)

al., 2012)
(Boyas et

(Evans et
fehring,
(2012)

2010)
et al.,
Registros identificados
a través de la
búsqueda en la base de
datos SciencDirect
(n = 330)
Registros identificados a Registros identificados a
Identificación

través de la búsqueda en Registros identificados a través de la búsqueda en la


la base de datos Scopus través de la búsqueda en base de datos
la base de datos Proquest Taylor&Francis
(n = 18) Psycology
(n = 94)
(n = 70)

Registros sin duplicados (n = 512)


Cribado

Registros excluidos por no


Registro cribado con
contener bases necesarias
base a la búsqueda
para la revisión
estratégica
(n = 335)
(n =177)

Artículos excluidos, por no


Artículos evaluados por
cumplir el criterio de año
año de publicación para
de publicación
elegibilidad
(n = 68)
Elegibilidad

(n = 109)

Artículos excluidos, por


Artículos evaluados por
no cumplir los criterios de
lugar de publicación
lugar de investigación
para elegibilidad
(n = 69)
(n = 38)

Artículos excluidos, por no


Artículos evaluados a
cumplir los con la
texto completo para
población a investigar
elegibilidad
(n = 14)
Incluidos

(n = 26)
Artículos excluidos, por
(10) Estudios incluidos no cumplir con el objetivo
en la revisión. de la investigación.
(n = 16)

Figura 2. Flujograma de búsqueda y selección de los estudios


Resultados.

Gracias a la aplicación de la estrategia de búsqueda en las diferentes bases de datos

consultadas, se puede evidenciar en la figura 2, los hallazgos absolutos de los estudios

encontrados. Se identificaron 512 publicaciones que cumplían con las palabras claves

establecidas en la búsqueda, de los cuales se excluyeron 335 que corresponde al 65,5% por no

contener bases necesarias dentro del tema para la revisión, de los 177 artículos restantes

fueron excluidos 68 que equivale al 13,3% por no cumplir el criterio de año de publicación;

del mismo modo fueron rechazados el 13,5% por no efectuar el criterio del lugar de desarrollo

del estudio; un 2,8% fue excluido por no contar con la población requerida para esta revisión;

luego de una lectura completa de los 26 artículos restantes para reiterar que cumplieran con

todos los criterios de inclusión y exclusión ya establecidos, se eliminaron 16 (3,1%) por ser

estudios que no cumplían cabalmente los objetivos de esta revisión sistemática de literatura;

para finalmente incluir 10 (1,9%) artículos cuyos argumentos satisfacen los criterios de

inclusión y calidad de esta investigación.

Tabla 2. Caracterización de los estudios incluidos según los autores, año, diseño,

población, variables, factores asociados y resultados.

Autor/ Título del Muest Régime Variables Factores Resultados


año articulo ra n/lugar
(Gonz Factores Adole Cemera -embarazos -mala -los factores
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al., asociados s en Santiag adolescentes familiar la mala
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relacionados con
la sexualidad.

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sexual padres Nueva la raza, las algunos en la
risk-taking y 14 York. pandillas, comunidad son
in jóvene medios de sexualmente
minority s de la comunicac activos desde los
suburban zona ión y ocho o nueve
youth (14-16 redes. años de edad.
años).

De acuerdo a Evans et al., (2020); Gonzalez et al., (2013) la familia tiene un rol

fundamental para el ser humano, por eso, la comunicación sobre salud sexual y reproductiva

entre los padres e hijos puede relacionarse como un factor protector con respecto al proceder y

la toma de decisiones de los jóvenes en cuanto a su sexualidad. Sin embargo, este factor

puede influir positiva o negativamente; esto dependerá dela frecuencia y calidad de tiempo

dedicado, la comunicación y la relación de los padres a los niños o adolescentes (Askew et al.,

2012; Boyas et al., 2012; Rosengard et al., 2012 Haglund & Fehring, 2010).

Por lo tanto, existe una influencia en el manejo de los comportamientos sexuales de

los hijos, si se cuenta con una comunicación positiva, se puede asociar con la reducción de la

actividad sexual y el uso de métodos anticonceptivos por ejemplo, el preservativo.

Los padres con mayor educación y formación tienen hijos con menor riesgo de iniciar

una vida sexual temprana, de acuerdo a diversos estudios, los padres con mayor educación

tienden mejores aspiraciones educacionales para sus hijos, reconociendo y tienden a no


combinar los logros con la maternidad temprana, lo que arroja la disminución de la actividad

sexual (Gonzalez et al., 2013). Así mismo, los jóvenes que perciben a sus padres como muy

condescendientes o muy estrictos tienen mayor probabilidad de actividad sexual, del mismo

modo, los padres que están la mayoría del tiempo fuera del hogar o que están separados,

puede aumentar en los adolescentes el riesgo de actividad sexual temprana lo cual aumenta las

oportunidades de encuentros sexuales en sus propias casas (Rosengard et al., 2012).

Dado el valor de influencia del rol paternal en cuanto al desarrollo de la personalidad

sexual de los hijos, es importante vincular a los padres en programas de prevención que

refuercen los conocimientos y apoyen a los hijos en esta etapa, que se permita un espacio de

contención para hablar no solo sobre los riesgos y las consecuencias de tener relaciones

sexuales, sino también desde la afectividad, el respeto, la autoestima, el autocuidado y la

protección (Evans et al., 2020; Gonzalez et al., 2013; Askew et al., 2012; Boyas et al., 2012;

Rosengard et al., 2012 Haglund & Fehring, 2010).

La educación sexual basada en el contexto escolar proporciona a los estudiantes

conocimientos, habilidades, y actitudes sobre la sexualidad, con el fin de fortalecer la salud

sexual, lo anterior debe enseñarse mediante un aprendizaje integral, desarrollado para retrasar

el inicio de las relaciones sexuales, mejorar la toma de decisiones y maximizar el uso de

métodos anticonceptivos para experiencias sexuales saludables y seguras. Dado lo anterior se

destaca la importancia de los programas de educación sexual escolar ya que estos

proporcionan un pensamiento positivo a los jóvenes sobre el significado de una sexualidad

responsable y sana (Askew et al., 2012; Haglund & Fehring, 2010). En la escuela es donde los

niños, niñas y adolescentes reciben de manera oportuna y bajo las mismas condiciones

información valiosa que permita a los jóvenes apropiarse y ser partícipes de su sexualidad,

conociéndose aceptándose y respetándose.


De acuerdo a lo anterior, es importante recalcar el papel que juega el personal docente

en cuanto a una educación sexual integral, pues los estudios muestran que no se sienten

preparados para enseñar sobre sexualidad, por falta de capacitación en los temas relacionados.

Por esta razón, es fundamental implementar programas de prevención sexual, buscando

preparar y formar a los docentes, que les permita afianzar los conceptos de la sexualidad,

reestructurar los sesgos y estereotipos sociales, que se tienen frente al tema, para así, lograr

sensibilizar a toda la comunidad educativa sobre las diversas dimensiones de la sexualidad

(Ballonoff Suleiman & Brindis, 2014; E. Ferreira et al., 2018; Preston, 2013). Cabe señalar,

que un programa de sexualidad, se lleva a cabo mediante intervenciones grupales o

individuales de manera intermitente, lo cual no genera el impacto transcendente.

Por otro lado, Ballonoff Suleiman & Brindis (2014), afirman que la política es la

encargada de dar lineamientos, brindar seguridad y estabilidad en virtud de garantizar el bien

la sociedad, por ende el desarrollo de una política nacional de sexualidad, que tomen medidas

desde los servicios de salud, como en los diferentes contextos (social, educativo o familiar) en

los que se ve inmersos la población. También, Ferreira et al. (2018) sugieren que se deben

promover los Derechos Sexuales y Reproductivos, logrando así, la construcción de un plan

de salud pública en sexualidad y afectividad que tenga como objetivo dar a los niños, niñas y

adolescentes, la información apta sobre educación sexual, con el propósito de prevenir sobre

las diversas situaciones de riesgo que rodean a los jóvenes que empiezan a experimentar su

sexualidad, importante que dichos programas afiancen el aprendizaje desde la pedagogía y la

innovación de las estrategias de estudio sobre educación sexual.

Según Ballonoff Suleiman& Brindis (2014) los factores biológicos que inician desde

la infancia y van a lo largo de la vida del ser humano, nos identifican como seres sexuados,

por ende, la sexualidad en los adolescentes se ve determinada por diferentes implicaciones, a


las cuales están sometidos en su etapa de desarrollo, pues en la pubertad, aparecen cambios

corporales, hormonales, emocionales y neurológicos. En el estudio de Ballonoff Suleiman &

Brindis (2014) se identificó el desarrollo neurológico como eje importante en el

procesamiento racional, contribuyendo a la toma de decisiones e influyendo en el

comportamiento de los jóvenes. Es así como esta etapa evolutiva abre la puerta para que los

adolescentes experimenten diversos cambios que pueden llevar a los jóvenes a despertar

curiosidad de explorar su sexualidad, para lograr una responsabilidad sexual, dependerá de la

manera cómo interioriza, manifiesta y comprende su sexualidad.

Desde el punto de vista que proponen Haglund & fehring, (2010) demuestran la

influencia de la religión sobre las prácticas sexuales en los jóvenes, este es otro factor

importante, pues se basa en una implicación moral, que busca persuadir a los adolescentes en

sus comportamientos sexuales. Entre la religión y la sexualidad hay cierta discrepancia, dada

las creencias y valores fundados en la crianza moral. Los adolescentes que pertenecen a una

religión y son muy devotos a ella, demuestran menor probabilidad de iniciar su vida sexual a

temprana edad, al contrario, tratan de practicar la abstinencia hasta su mayoría de edad o en

algunos casos hasta el día de su boda. Es así como en los estudios se identifica que los jóvenes

que tuvieron su primer debut sexual y sus creencias son muy establecidas, el comportamiento

sexual disminuye en gran medida, practicando la abstinencia temporal, de este modo, se

minimizan los riesgos y parejas sexuales.

Sin duda alguna, la cultura también establece ciertas pautas de comportamiento social

que pueden determinar distintas situaciones, los lineamientos sociales establecen los patrones

de conducta del ser humano ante la sociedad, en cuanto a la sexualidad, pueden determinar lo

que es correcto o no sin tener presente las condiciones particulares de cada joven. De este

modo, se logra identificar en estas investigaciones, el nivel de influencia que tiene la


interacción entre pares, por tanto se asume que, relacionarse con amigos o compañeros genera

presión social para el inicio temprano o aumento de las relaciones coitales, lo cual puede

exponer a los jóvenes a riesgos en los encuentros sexuales por el desconocimiento de los

métodos de protección (Ballonoff Suleiman & Brindis, 2014; Boyas et al., 2012; Smith et al.,

2011).

Asket et al,. (2012) exponen que pertenecer a un grupo social, implica adaptarse a las

exigencias del mismo, y ser parte de dicho grupo social puede poner en riesgo la salud e

integridad de los jóvenes siendo vulnerables conductas sexuales inadaptadas. Del mismo

modo el estilo de vida, la música que se acostumbra a escuchar, los programas de televisión,

que tengan algo contenido sexual, influyen como factor negativo, pues induce a tener una vida

sexual irresponsable, sin límites ni restricciones y que pone en peligro la salud sexual del

adolescente (Smith et al., 2011). Es decir, los medios de comunicación dependiendo del

manejo que se les dé, pueden ser un factor protector o de riesgo sobre las elecciones sexuales

de los jóvenes.

Discusión.

La mayoría de los estudios analizados se centran con participantes adolescentes en

edades entre 12 a 17 años, con educación secundaria, lo cual es una población determinante

socialmente en conductas de riesgo frente al inicio o aumento de la vida sexual. Por lo tanto, a

lo largo de esta revisión se expuso los diferentes factores que pueden ser los patrones

dominantes de conductas relacionadas con el desarrollo de la sexualidad en los niños, niñas y

adolescentes. Teniendo en cuenta el objetivo de esta investigación de profundizar los riesgos

acerca de la educación sexual, se menciona que la sexualidad es la asociación de

complementos a nivel corporal, intelectual, social, cultural y espiritual, por medio de ésta, se
desarrolla la personalidad a través del tiempo y las experiencias, logrando sentir placer,

felicidad, satisfacción consigo mismo y con su entorno (Ayala-Castellanos et al., 2011).

Asimismo, es importante destacar que la sexualidad puede ser vulnerada por el entorno

y factores que la constituyen, en el estudio de Arabi-Mianrood et al., (2019) en el que

describen la teoría ecológica y argumentan los factores como la edad, género, cultura,

estructura familiar, nivel de educación, estatus económico, relaciones interpersonales, medios

de comunicación como el contenido en música, películas y televisión, intervienen en las

conductas de los adolescentes en cuanto al desarrollo de su sexualidad. En este sentido,

Bolland et al., (2019) también mencionan que la inmadurez sexual, es influenciada por la

edad, género, educación básica y sexual recibida en el instituto de aprendizaje y el nivel de

socioeconómico, por lo que jóvenes menores a los 18 años no son lo suficientemente aptos

para valorar el riesgo que implica una relación sexual. Esto se ve reflejado en las diversas

investigaciones planteadas en los resultados, donde a menor educación sexual e intelectual,

mayor probabilidad de riesgos sexuales.

Por otra parte, como expone la (Organización Mundial de la Salud & Human

Reproduction Programme, 2017) la salud sexual se basa en una intervención integral, entre la

sociedad, la política, el desarrollo físico y psicológico de la persona, formando las bases en la

educación sexual en los niños y los adolescentes. La familia como eje principal está encargada

de iniciar el proceso de enseñanza, los padres se harán responsables de que la salud sexual de

sus hijos sea óptima, para esto se requiere desarrollar en ellos competencias y capacidades

fomentadas desde el amor propio, el autoestima y el autocuidado, orientando a la prevención a

largo plazo; se espera que los jóvenes estén más capacitados, competentes, calificados y

apoyados por su familia (Pop & Rusu, 2015).


Por otro lado, el ser humano es formado a lo largo de la vida a partir de creencias,

principios y valores que son suministrados en su relación con el entorno familiar, social y

religioso. Debido a esto, autores como Haglund & Fehring, (2010); Puzek et al., (2012)

demuestran mediante investigaciones que la religión es un factor protector, reduciendo el

riesgo de comportamientos sexuales, tendiendo a aumentar el uso del preservativo,

abstinencia o disminución de la actividad sexual temprana o extramarital. Esto también es

infundido por la cultura, debido a que en el ámbito espiritual, la sexualidad es percibida como

un aspecto negativo del cual las personas, en especial los menores, deben cohibirse hasta el

día de su boda.

Respecto al factor político, Colombia cuenta con un ordenamiento jurídico, basado en

políticas públicas que solventen las necesidades y propuestas de desarrollo de la Salud Sexual

y Reproductiva, destacando entre ellas la política nacional de sexualidad, derechos sexuales y

derechos reproductivos planteada desde el JHJ. UNFPA et al., (2014) en la cual se establece

la prestación de servicios en salud de calidad; asimismo, el Ministerio de Educación le otorgó

carácter obligatorio a la educación sexual en las instituciones educativas mediante la

Resolución 3353 de 1993, en la cual se establece el desarrollo de programas y proyectos

institucionales de educación sexual en el país. Sin embargo, no se ve reflejada la efectividad

de las medidas implementadas por el gobierno, debido a que los programas de sexualidad son

ejecutados de manera inadecuada y sin capacitar a los docentes, lo cual hace que su

efectividad sea baja ante la población intervenida.

Dentro de su estudio Ayala-Castellanos et al., (2011) exponen que los jóvenes inician

cada vez más temprano a vivir experiencias sexuales, lo que puede incentivar el

comportamiento irresponsable con consecuencias irreversibles, dado el poco conocimiento


respecto a temas de educación sexual. Igualmente, el embarazo en edad prematura y las

infecciones de transmisión sexual, son considerados problemas de salud pública, por eso es

relevante establecer programas de educación sexual que promuevan la formación de los

infantes y adolescentes desde los procesos familiares, escolares y sociales, que puedan

contrarrestar dicha problemática.

Como lo refieren Askew et al., (2012); Gonzalez et al., (2013); Puzek et al., (2012)

existe mayor riesgo en los jóvenes de contraer VIH u otras infecciones de transmisión sexual

dada la influencia social, la falta de atención, el consumo de alcohol, sustancias

psicoactivas y la promiscuidad. Al mismo tiempo, los adolescentes están expuestos a las ITS

desde el comienzo, en su primera relación sexual, particularmente no es frecuente utilizar

algún método anticonceptivo, ya sea por el desconocimiento o mitos de los mismos. De igual

manera, Ayala-Castellanos et al., (2011) y Parkes et al., (2014) exponen, a mayor nivel de

escolaridad, mayor conocimiento sobre ITS y métodos anticonceptivos, lo que equivale a

menos conductas de riesgo, también hacen referencia a que el uso del preservativo es mayor

en estratos altos y medios, es decir, el mayor número de jóvenes que no usan condón son de

niveles socioeconómicos bajos.

Esta revisión identificó que los factores biológicos (pubertad), familiares, educativos,

culturales, sociodemográficos, religiosos y políticos, influyen en las conductas sexuales e

inciden en la sexualidad de niños, niñas y adolescentes.

En este sentido, las autoras de esta investigación consideran importante la

continuación de no sólo los estudios, sino también sugieren la implementación de programas

interdisciplinarios enfocados primordialmente a menores de edad apoyados en su entorno


familiar, por medio de capacitaciones, seguimientos, orientaciones y aprendizaje brindado por

profesionales en educación sexual donde estas intervenciones operen un aprendizaje auto-

determinado, elaborado y practicado desde el entorno familiar, escolar y social; es pertinente

indicar que los adolescentes siguen siendo población de riesgo ante embarazos a temprana

edad, contagio de ITS y VIH a pesar de las diversas estrategias creadas por el micro y macro

sistema para su disminución.

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