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Torture Princess

Volumen 3

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1: Una Ciudad Rechazando la Muerte


Las personas estaban siendo devoradas, el ganado era mordisqueado a pedazo, y los
edificios estaban siendo masticados.

La capital estaba siendo comida vida.

No había otra manera de describir la cruel simplicidad de los eventos que se estaban
desarrollando.

Una clara tarde, una masa de carne de repente había explotado desde el tranquilo y
sombrío distrito mercantil de la ciudad. Se había expandido rápidamente, aplastando
incontables edificios y tragando por completo a multitudes enteras de transeúntes. Aunque
la expansión de la carne en descomposición con el tiempo se redujo, aún invadía la capital,
la cual hasta el inicio de esta catástrofe había poseído tres décimos de la población de la
humanidad y había sido un centro de comercio y política.

Aquellos que apenas habían evadido la primera ola de expansión habían buscado
frenéticamente refugio. Sin embargo, todos los que se quedaron atrás fueron tragados por
las olas subsecuente de tejido ondulado.

Los ancianos habían golpeado desesperadamente la masa con sus bastones, pero sus
esfuerzos fueron fructíferos, y fueron tragados desde sus temblorosos tobillos. Un perro
atado a los aleros de un edificio ladro cuando fue aplastado debajo de los carnosos
pliegues* que avanzaban. Aquellos demasiado enfermos para moverse fueron tragados,
camas y todo.

[Nt: Era esto o rebaño, así que ni idea.]

Y para añadir a su infortunio, la masa de carne estaba con vida.

En otras palabras, cualquiera consumido por ella era o asimilado o transformado.

La mayoría de sus víctimas seguían con vida cuando se fusionaron con la masa que se
retorcía.

La superficie de su carne estaba decorada con los rostros de humanos, bestias, peces, e
insectos—todas y cada una de las criaturas vivientes que había sido capturadas—como
algún tipo de escultura monstruosa. Los gritos filtrándose de los rostros de las víctimas eran
espeluznantes.

Oooooooooooohhh… Oooooooooooohhh… Oooooooooooohhh…

Sus voces sonaban con intenso rencor hacia aquellos que habían sobrevivido.

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Aquellos que evitaron ser asimilados pronto encontraron un destino igualmente duro
esperándolos. Sus cuerpos fueron deformados violentamente, terminando sólo cuando
fueron expulsados como subordinados, emergiendo del cuerpo principal para capturar a la
presa, ser consumidos, y luego enviados de nuevo, cada vez siendo fusionados y
descompuestos de nuevo.

Aquellos que una vez habían sido humanos estaban cazando a aquellos que aún lo eran.

Todos los habitantes de la ciudad fueron forzados a reconocer la absoluta desesperación de


la situación.

Eso, después de todo, fue lo que los demonios hicieron. Los humanos impotentes no tenían
medios con los que contraatacar.

Aun así, con el fin de sobrevivir, todos se esforzaron al máximo por huir.

Una pelea desesperada se desarrollaba ferozmente en un rincón de la capital. Varios


residentes habían escapado a una calle amplia, pero subordinados habían alcanzado al
grupo que contenía a la mayoría de los niños. Un subordinado similar a un insecto balanceo
su brazo con forma de hoz y cortó varias de sus piernas. Los heridos, ya incapaces de huir,
fueron arrastrados sin piedad hacia la masa esperando. Sus gritos desesperados
resonaron. Sin embargo, un murmullo extrañamente tranquilo cortó a través del ruido de la
calle.

“Reenactment of the Plain of Skewers: Impaled Victim.”

[Nt: Reconstrucción de la Llanura de pinchos: Víctima Atravesada.]

La voz era fuerte y elegante.

¡Stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab!

[Nt: Navajazo.]

Acompañando a la voz hubo una nube de polvo y un ruido lo suficientemente fuerte para
ahogar los cáusticos aullidos. Cientos de estacas de hierro atravesaron a los subordinados,
lloviendo una espantosa lluvia de sangre sobre el camino.

Temblando por el inesperado desarrollo, las personas tímidamente levantaron la vista.

“… ¿Ella es…la Santa?” Murmuró alguien asombrado.

Una mujer joven estaba de pie ante ellos .

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Era hermosa y llevaba un provocativo traje bondage. Su apariencia era como la llegada de
un mesías o quizás un tirano, y su lustroso cabello negro y vestido con el interior teñido de
escarlata ondeaba en el viento.

Su pecho estaba oculto por delgadas correas de cuero, pero por lo demás estaba
prácticamente descubierto. Su erótica vestimenta estaba a años luz de la de la Doliente
Santa de la fe del pueblo. Sin embargo, la belleza y la solemnidad de la persona que había
llegado a ese infierno hizo imposible imaginarla como algo más que una figura sagrada.

Al escuchar las voces suplicantes del pueblo, sin embargo, la mujer frunció el ceño.

“¿Y solo a quién creen que están llamando una santa? ¡Muerdan su lengua si van a
referirse a mí de una manera tan repugnante!”

La mujer sacudió su mano como si ahuyentara a un perro.

Luego casualmente movió su mirada del grupo. Cuando se giró para mirar la horda de
subordinados atacantes, chasqueó su lengua irritada.

“Tch, ¿más de ellos? Tener sus cuerpos retorcidos y deformados en contra de su


voluntad… Qué lamentables criaturas son. Les concederé muertes rápidas, si no hay nada
más.”

Levantó su rostro al cielo y extendió una pálida mano. Oscuridad y pétalos carmesí
arremolinados se materializaron en las puntas de sus dedos. Sin vacilar, metió su mano en
el centro del vórtice.

Y de ahí, sacó una larga espada.

“¡Executioner’s Sword of Frankenthal!”

Con una resonante voz, gritó el nombre de la espada. Cuando lo hizo, las runas grabadas
en su hoja rojo sangre destellaron.

Su significado fue machacado a la fuerza en las mentes de todos los que los observaron.

Eres libre de actuar como desees. Pero reza para que Dios sea tu salvación. Porque
el principio, el medio, y el final yacen en la palma de Su mano.

“¡Nail Gun*!”

[Nt: Pistola de Clavos.]

¡Shunk, shunk, shunk, shunk, shunk*!

[Nt: Imaginen el sonido cuando atraviesan carne, no tiene traducción esto.]

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Cuando la mujer balanceo su espada hacia abajo, la oscuridad y los pétalos carmesí se
extendieron en espiral, y clavos oxidados aparecieron en su estela, enterrándose en la
carne de los subordinados. Cadenas zigzagueaban como serpientes, abriéndose paso a
través de los huevos en la espiral para masacrar a cualquiera que escapara.

El pueblo levantó vítores de alegría. Sin embargo, la mujer se giró para gritarles con una
voz glacial.

“¿Por qué se han detenido, tontos? Es el deber de los débiles huir. Así que huyan. No
acudan a mí. No dependan de mí. No me admiren—¿quién creen que soy?”

Con una mano en su cadera y sus ojos carmesí resplandeciendo, la mujer dio su arrogante
introducción.

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

La capital era un lugar donde la información se reunía, y no había ninguna escasez de


gente educada entre sus ciudadanos. La historia de la Torture Princess era bien conocida, y
el pueblo se quedó sin aliento ante su declaración. Un silencio pesado cayó sobre la
multitud.

Alguien tímidamente abrió su boca para hablar, pero fue interrumpido.

¡Gya-gya-gya-gya-gya-gya-gyaa!

Un extraño y chirriante grito dividió el cielo. Nuevos subordinados comenzaron a bajar en


picada de los cielos.

Los enormes y grotescos cuervos—cuyos cuerpos estaban impregnados de globos


oculares—agarraron personas desde atrás con sus deformadas garras. Espantosos gritos
resonaron antes de quedarse en silencio un instante más tarde.

“—La (dance).”

Una voz calmada sonó, y una hoja bailó por el aire. Los subordinados fueron todos divididos
en dos, y sus entrañas llovieron a cántaros sobre la tierra. Las personas por poco habían
eludido un espeluznante destino levantaron sus voces desconcertados.

“… ¿Qu-Qué acaba, quién…? ¿Qu—?”

Una mujer que acababa de ser salvada de los cuervos bajó su vista a sus manos
manchadas de sangre y perdió su aliento.

La única persona presente que podía entender perfectamente lo que había pasado era la
Torture Princess. Asaltados por la confusión, los habitantes comenzaron a huir sobre sus
manos y pies.

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Entonces el sonido de botas de combate sonando contra el suelo hizo eco. El grupo se
congeló.

Un hombre joven había aparecido ante ellos. El dobladillo de su traje negro, el cual estaba
adornado con hilo rojo, se ondeaba mientras caminaba.

El hombre era delgado, y su brazo izquierdo se había transformado en el de una bestia. Su


cabello marrón descolorido había sido atado de nuevo en un nudo, y coincidía con el color
de sus ojos. Se veía anormalmente tranquilo.

Se giró hacia el grupo, todos tenían expresiones aterrorizadas. Sin embargo, no les prestó
atención alguna a sus reacciones, sino que se centró en confirmar con una mirada severa
que no hubiera más ataques inminentes-

Tan pronto como terminó, exhaló sin seriedad y rascó su cabeza, visiblemente tranquilo.

“Phew, parece que eso funcionó… Pero diablos, todavía no se siente completamente
estable. ¿Cómo se supone que mejore en esto?”

Mientras refunfuñaba, agitó su brazo derecho como si fuera la batuta de un director de


orquesta. La cuchilla que había acabado de dividir a los subordinados fue a la deriva y
siguió el camino que su mano había tomado. La Torture Princess le dio al dobladillo de su
traje un rápido tirón.

“Sabes, estás inspirando una cantidad de terror para nada pequeña en este momento.”

Los ojos del joven se abrieron de par en par, y se giró sobre sus talones, nervioso.
Estudiando las expresiones del grupo, levantó una voz perpleja.

“Espera, ¿en serio? ¿Hice algo sospechoso?”

“‘Sospechoso’ difícilmente comienza a describirlo. Diste la imagen perfecta de un villano


haciendo su entrada ahí atrás.”

“¿Quéeee…? Quiero decir, supongo que no puedo negar totalmente ser un villano, pero,
aun así, no soy su enemigo, chicos…”

Al escuchar eso, el grupo finalmente bajó su guardia un poco. Dirigieron miradas inquisitivas
hacia Elisabeth, como preguntando si lo conocía. Ella asintió con la cabeza, luego
respondió.

“Estense tranquilos. Sospechoso como su brazo izquierdo es, este aquí es un sirviente mío.
Su nombre es Kaito, o Sena, o quizás Kaito Sena.”

“Muchas gracias por esa introducción a medias. Pero no importa; no se preocupen por
nosotros.”

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Mientras saludaba con su bestial brazo izquierdo, el hombre—Kaito Sena—se alineó junto a
Elisabeth, la Torture Princess. Los dos miraron a donde la masa de carne estaba
descansando.

Una nueva ola de subordinados estaba dirigiéndose directamente hacia ellos.

Kaito levantó su brazo derecho, y Elisabeth chasqueó sus talones.

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“Necesito que huyan.”

Kaito chasqueó sus dedos antes de murmurar bajo.

“La Torture Princess y el contratista del Káiser pueden encargarse desde aquí.”

Entonces los dos comenzaron a masacrar a los subordinados.

***

Hace tiempo, a manos de su cruel padre, los diecisiete años y tres meses de vida de Kaito
Sena habían llegado a su fin.

Su muerte había sido tan carente de significado como la de un gusano, una muy
lamentable, muy indecorosa, y muy repugnante. Sin embargo, después de su muerte, Kaito
había sido convocado a otro mundo y obtenido una segunda vida.

Su invocadora había sido Elisabeth Le Fanu, la Torture Princess, una terrible pecadora que
estaba destinada a ser ejecutada después de matar catorce demonios y sus contratistas por
órdenes de la Iglesia.

Durante sus batallas contra los demonios, Elisabeth había caído en una trampa del Gran
Rey. Con el fin de salvarla, Kaito había formado un contrato con el Káiser, el de rango más
alto entre los demonios y, como resultado, había obtenido la habilidad de usar magia.
Después de pelear junto a una autómata llamada Hina, que era tanto su propia sirviente
como su novia, exitosamente había restaurado la salud de Elisabeth. Sin embargo, después
de que habían eliminado exitosamente al Gran Rey, la Iglesia les informó de una nueva
crisis.

La capital estaba bajo ataque, y alrededor de un tercio de sus ciudadanos había sido
asesinado, incluyendo a Godot Deus, uno de los sumos sacerdotes de la Iglesia. La ciudad,
la cual era fundamental para la continua supervivencia de la humanidad, casi había sido
destruida, y a este ritmo, probablemente caería, junto a todos sus paladines.

Cuando habían recibido ese mensaje, Kaito inmediatamente se puso a trabajar haciendo
purin.

Después de disolver el azúcar en leche, añadió huevo antes de mezclarlo y colarlo


cuidadosamente para evitar crear burbujas. Luego vertió todo en una olla de cerámica y
aplicó calor, cocinando hasta que alcanzó la temperatura apropiada.

En ese momento, todo lo que necesitaba hacer para completarlo era enfriarlo en el
refrigerador espíritu de hielo.

“Yup, como siempre, tener los ingredientes cerca es un salvavidas.”

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Mientras esperaba a que el purin se enfriara, Kato murmuró para sí mismo.

En este mundo, azúcar, huevos frescos, y leche eran todos difíciles de obtener sin pasar por
grandes gremios, ya que eran tanto los que mantenían el suministro de cadena como
aquellos en posesión de espíritus de hielo. Pero con la ayuda del Butcher, reacio como
puede haber estado, eran capaces de mantener el castillo de Elisabeth suficientemente
abastecido. De no ser por eso, habría sido difícil ciertamente para Kaito producir purin en
este mundo.

¿Huh? Espera, si no hubiera sido capaz de hacer purin, ¿no habría significado eso
que todo mi conocimiento y experiencia de mi viejo mundo era inútil? Bueno, supongo que
estar acostumbrado al dolor resultó útil, también.

Inclinando su cabeza al costado, Kaito agarró los fríos mangos de la olla de cerámica.
Teniendo extremo cuidado de no poner demasiada fuerza en su brazo bestial, se apresuró
por el corredor.

Corrió por la escalera caracol, luego abrió la puerta al comedor. Dentro, una silla con pies
bola y garra estaba alineada junto a la mesa, la cual presumía un majestuoso mantel.

Sentada en la mesa estaba Elisabeth, cruzando sus elegantes piernas. Probablemente


habiendo sentido a Kaito, levantó su rostro y mostró su aburrida expresión. Entonces su
mirada aterrizó en la olla de cerámica.

Al momento siguiente, sus ojos brillaron con tal intensidad que ojos de gato prácticamente
brotaron de su cabeza.

“¡Oh-ho, está completo!”

“Sip, ya terminé todo.”

Con eso, Kaito levantó la olla. En un instante, Elisabeth agarró una cuchara y la mantuvo en
espera. Su reacción fue tan inocente como siempre. Sin embargo, no hace mucho, esa era
una escena a la que Kaito había temido no volver a ver nunca. Exhalando un suspiro interno
de alivio, Kaito colocó la olla delante de Elisabeth y levantó su tapa.

Con un “ta-daa,” una enorme y amarilla forma que se movía apareció.

Elisabeth inhaló su aroma, complacida.

“Heh-heh, ahí está. Cuán agradablemente pegajoso pareces.”

“Aquí, purin, justo como prometí. Adelante, ataca.”

“Mm, la espera estaba matándome… Espera, ¿alguna vez hicimos tal promesa?”

“Oh, cierto. Uh, no te preocupes por eso.”

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Kaito apartó sus ojos de Elisabeth. Ella inclinó su cabeza al costado, preguntándose de qué
en el mundo estaba parloteando.

Había pasado justo antes de que Kaito hiciera su contrato con el Káiser. Cuando había
estado en coma debido a tener el flujo de su maná reprimido por Sacrifice, la había mirado y
susurrado:

“Probablemente vas a estar furiosa. Pero me he decidido, Elisabeth. Cuando


despiertes, te haré algo de purin.”

Ella no había respondido. Él casi había acariciado su mejilla, pero se había detenido en
seco, apretó sus puños, y dejó la habitación.

Luego hizo un contrato con el Káiser.

Elisabeth no sabía sobre ese momento privado. Y Kaito no vio ninguna razón para
decírselo.

Mirando a Kaito hablar evasivo, Elisabeth hizo una cara extraña antes de girarse hacia el
purin. Sacó una tambaleante y pegajosa cuchara, luego la metió en su boca.

“Ah…la textura es excelente… Es pegajosa pero suave…y movediza… Qué buen plato es
este. Ah-ha-ha.”

Una olla de cerámica puede contener una gran cantidad de purin. Sin embargo, Elisabeth la
limpió en cuestión de segundos. Después de limpiar la olla, soltó un suspiro satisfecho.

“¡Ah! Eso estuvo bastante espléndido. Entre esto y haber activado a Hina, tus loables logros
ascienden a dos.”

“Veo que una vez más estás ignorando abiertamente todo el otro trabajo que he puesto
hasta ahora.”

Elisabeth prácticamente ronroneaba en placer, emitiendo la misma energía que un gato


disfrutando del rayo del sol. Kaito sintió que casi podía ver las orejas de gato moviéndose
de un lado para el otro sobre su cabeza.

Durante un corto rato, Elisabeth raspó el fondo de la olla con su cuchara. Sin embargo,
finalmente se rindió.

Entonces, con un fuerte ruido metálico, regresó la cuchara de plata a la mesa.

Cruzó sus brazos, y su expresión se puso rígida abruptamente.

“Ahora bien, nuestro descanso termina aquí. No sólo la situación es terrible, es grave.”

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Mirándola desde el costado, Kaito podía ver que la inocente luz parpadeando en sus ojos se
había desvanecido. Su fría expresión era la de un soldado resuelto. Ella apretó sus puños.

Un tablero de ajedrez mágico apareció ante ella, acompañado de piezas blancas y negras.

Elisabeth quitó una pieza blanca con forma de obispo*.

[Nt: También podría ser “alfil”, pero creo que queda mejor obispo.]

Godot Deus, uno de los sumo sacerdotes de la Iglesia, había sido asesinado por los
demonios. Además, el retorcido grupo responsable por el asesinato todavía estaba
corriendo libre y sembrando el caos.

Kaito apretó sus puños y habló en voz baja.

“¿Así que en serio vas a ir…? ¿Estás planeando luchar con un enemigo que eliminó un
tercio de la capital?”

“Por supuesto. La Iglesia me ha ordenado matar a todos los catorce demonios. Sobre todo,
yo misma decidí hacerlo. Habiendo vivido la cruel y altiva vida de un lobo, moriré como una
humilde cerda. Una cerda olvidada por toda la creación… Y no tengo intención alguna de
anular ese destino mío.”

Elisabeth dio una respuesta contundente a la pregunta de Kaito. Su voz era glacial, dejando
claro que otros no tenían nada que opinar en su decisión. Al escuchar eso, Kaito perdió su
control en las palabras que había planeado pronunciar a continuación. Observó mientras
ella seguía quitando piezas.

“Los demonios restantes son tres: el Monarca, el Gran Monarca, y el Rey. Normalmente, los
tres no tendrían el poder de atacar la capital. ¿Qué en el mundo podría haber pasado…?
Bueno, tengo mis sospechas. Pero independientemente de la exactitud de mis
corazonadas, nada más que el infierno espera.”

“Solo para ser claro, voy contigo.”

“Haz lo que quieras. O más bien, me gustaría decir eso, pero esta vez, te había incluido en
el recuento desde el comienzo. Tonto. Incluso si no quieres hacer daño, no puedo
simplemente dejar al contratista del Káiser sin supervisión… Escucha, Kaito. Aunque puede
que esté en deuda contigo por ello, el pecado que has cometido normalmente sería digno
de la ejecución.”

“Sí, lo sé.”

“No sabes nada. Y incluso suponiendo que lo hicieras, fallas en entenderlo de verdad.
Aquellos que acoger la oscuridad ya no pueden regresar a ser humanos…y tú has cruzado
esa línea final.”

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Entonces Elisabeth soltó un pesado suspiro. Después de echarle un vistazo a Kaito—su


brazo izquierdo en particular, el cual se había transformado en el de una bestia—sacudió su
cabeza.

“Completo tonto.”

Kaito no ofreció respuesta. Por un momento, un pesado silencio cayó entre ellos. Después
de otro suspiro, sin embargo, Elisabeth se puso de pie con la suficiente fuerza para enviar
volando su silla.

Estirando su espalda como un gato, hizo su declaración.

“En todo caso, ¡la hora de partir está sobre nosotros! Sin importar qué ociosas palabras
hilemos, el hecho es que no tenemos más opción que pelear… Sin embargo, una
preocupación aún se mantiene.”

“Sí, tenemos que averiguar qué vamos a hacer acerca de Hina.”

Se miraron el uno al otro y asintieron con la cabeza.

El cabello negro de Elisabeth se ondeó cuando partió. Kaito la siguió.

Los dos avanzaron silenciosamente por el corredor mientras la luz se transmitía por los
ominosos patrones adornando las ventanas del claristorio. Elisabeth abrió los dormitorios,
una habitación en la que ella misma había estado comatosa hace solo unas horas.

En ese momento, Hina estaba durmiendo ahí.

Estaba acostada en la cama, rodeada de rosas cerúleas.

Kaito había creado las flores ante la sugerencia de Elisabeth para ayudar en la
reorganización de los engranajes de Hina. Hina dormía profundamente, envuelta en la
suave magia que los pétalos cerúleos estaban soltando.

“Hina…”

Kaito sin vacilar corrió a su cabecera y se arrodilló, luego suavemente acarició su frente. No
hubo ninguna respuesta. Hasta que sus engranajes revueltos se alinearan, no sería capaz
de levantarse.

Elisabeth sujetó la pálida mano de Hina, luego asintió con la cabeza después de confirmar
rápidamente que el flujo de maná y los ruidos mecánicos estaban todos en orden.

“Sus engranajes se están realineando apropiadamente. Sin embargo, aún hay algo de
tiempo antes de que el proceso esté terminado.”

“Entonces, el problema es qué vamos a hacer con ella hasta entonces.”

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“Mm, así es. Mientras la realineación está en curso, no despertará. En resumen, está
completamente indefensa. Podríamos dejar golems para defenderla, pero su utilidad es
limitada, así que esa opción me deja con cierta inquietud… Así que cuando consideramos
quien a quién podría contactar y pedirle que tome a Hina y huya si algo pasan—”

“Ah, bueno, ese sería yo.”

“Amigo, tu sincronización es locamente bueno.”

Con eso, Kaito se giró para ver la entrada del dormitorio.

Ahí estaba Butcher, posando tranquilamente con su dedo presionado contra su frente.

Aunque sus ojos estaban ocultos por su capucha, sin duda estaban destellando.

“Mientras ustedes dos están ausentes, permaneceré al lado de Ms. Lovely Maid*. Y si algo
pasa, la levantaré sobre mi espalda y huiré con la mayor prisa. ¿Qué dicen?”

[Nt: Señora Encantadora Criada, más o menos. Por eso es mejor en inglés.]

“Aunque estoy muy agradecida por tu propuesta, ¿estás de acuerdo con esto? Si no me
equivoco, tienes poco que ganar al ayudarnos.”

“Oh, no hay necesidad de ser tan reservada. ¡Una querida cliente mía está en un apuro! Tal
tarea no es más que una nimiedad… A propósito, no pude evitar notar que su depósito de
espíritu de hielo y sus golems de transporte se están volviendo un poco viejos, sabe. Cha-
ching, cha-ching.”

“… ¿En serio acaba de decir ‘cha-ching’?”

“Entendido. Reemplaza tantos como desees y envíame la cuenta. ¿Eso bastará?”

“¡Ha-ha-ha-ha, déjenme todo a mí, su amistoso Butcher del vecindario!”

El Butcher saltó arriba y abajo. Astuto como era, el hecho era que su asistencia les quitaba
un gran peso de encima. Después de todo, el castillo había sido atacado por demonios
varias veces antes. Ningún hombre ordinario se atrevería a acercarse al lugar, y mucho
menos cuidar la casa por ellos.

El Butcher en verdad tenía nervios de acero.

Kaito se giró y se inclinó ante el Butcher, que seguía bailando con alegría.

“…Muchas gracias, Butcher. Eso es una gran ayuda.”

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“¡Mm-hmm, ¿Dim-Witted* Servant, mostrándome la gratitud adecuada?! ¡Aléjate, impostor!


¡Muéstrame tu verdadera forma!”

[Nt: Sirviente Lento. Por si no recuerdan de donde es esto, era del vol. 1 cuando Elisabeth
los presenta.]

“Espera, ¿realmente nunca te he agradecido por algo antes?”

Kaito entrecerró sus ojos sin convicción. El Butcher había asumido alguna especie de
postura de pelea extraña, una que le recordaba a uno a una extraño ave. Ignorándolo,
Elisabeth cruzó sus brazos y habló decididamente.

“¡Con eso, entonces, todo está en orden! Ahora, ¡Kaito y yo partiremos a la capital según la
demanda de la Iglesia! Butcher, te dejo el resto a ti.”

“Ha-ha, a su servicio.”

Una respuesta apropiada—Kaito, reprime cualquier arrepentimiento que puedas tener.”

“…Entendido.”

Asintiendo con la cabeza al consejo de Elisabeth, Kaito silenciosamente miró fijamente el


rostro de Hina. Colocó sus manos en la cama, luego suavemente la besó.

Sus labios se unieron, luego se separaron.

Sin embargo, la Bella Durmiente no se despertó.

Entonces Kaito le susurró suavemente a la mujer que había pedido ser parte de su familia.

“Me voy, Hina. Por favor, espérame. Prometo que volveremos para vivir bajo el mismo
techo.”

Se puso de pie. Acarició la frente de Hina una última vez, como lo haría a la de un bebe,
luego se giró sobre su talón.

El dobladillo de su traje negro que se parecía a un uniforme militar se ondeaba en el aire


mientras caminaba con pasos largos con determinación. Elisabeth lo siguió, sus tacones
sonando fuertemente al avanzar.

“¡Espero su regreso triunfal! ¡Que la fortuna los favorezca!”

El Butcher los observó irse, sacudiendo su mano mientras gritaba desde atrás de ellos.

Mientras su amado novio se iba, la novia permaneció dormida.

Dejando a Hina en el castillo, Elisabeth y Kaito descendieron a las fauces del peligro.

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***

Usando su espada, Kaito cortó en pedazos al subordinado volando.

Los que corrían por el suelo hacia ellos se encontraron en el extremo receptor de las
estacas de Elisabeth.

Cada uno confiando en el otro, la manera en que dedicaron completa atención a sus
papeles era reminiscente de una función de baile. En un abrir y cerrar de ojos, completaron
su matanza. Un descomunal montículo de cadáveres era todo lo que quedaba.

Después de mirar hacia el fin del camino donde la creciente masa de carne creciente estaba
sentada, Kaito y Elisabeth se giraron hacia el otro y asintieron con la cabeza.

“Bien, parece que los hemos espantado por ahora.”

“Sí, finalmente podemos darnos un respiro. Y esas personas deberían haber logrado llegar
al refugio a estas alturas—¡o no! ¡Vamos, grupo, fuera de aquí!”

“Hey, Elisabeth, no seas tan dura con ellos. Esa cosa apareció de la nada, justo en el medio
de la capital. En todo caso, es impresionante que hayan sido capaces de llegar tan lejos.”

Kaito colocó una mano en el hombro de Elisabeth, luego se dirigió al grupo, del cual la
mayoría se había quedado congelado de golpe. Después de detenerse delante de los
residentes que huían, habló en una calmada voz, haciendo todo lo posible para no
asustarlos.

“¿Todos están bien? Si todos van directamente en esa dirección, los paladines tienen un
refugio montado. Debería haber guías en el camino, también, así que ni siquiera tienen que
ir muy lejos.”

Kaito instó a un padre y un niño, que hasta hace unos momentos estaba siendo perseguido
por un subordinado con una cabeza de cerdo. Sin embargo, no ofrecieron respuesta alguna.
Tras una inspección más cercana, parecía que todos los adultos estaban paralizados de
miedo.

Kaito miró alrededor, sin saber qué hacer.

Mientras lo hacía, una joven aferrándose al brazo de su madre le habló.

“Señor… ¿qué pasa con su brazo?”

Kaito miró a la niña, nervioso. Sus inocentes ojos estaban absortos en su espantoso brazo.

Ahora aún más inseguro de qué hacer, Kaito frunció el ceño. Después de darle vueltas a su
respuesta por un momento, esquivó la pregunta.

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“Uh…es…algo genial, ¿no crees? Y es muy fuerte.”

“¡Sí, luce realmente fuerte! ¡Da miedo, pero es genial, también!”

“Wow, gracias. Es muy amable de tu parte decir eso. Ahora, ¡vamos, tienen que darte
prisa!”

Kaito les dio a los padres de la niña un suave empujón en los brazos. En el momento en
que la madre sintió el brazo bestial tocar su piel, se estremeció y dio un paso hacia atrás
para escudar a su hija. Después de ver la solitaria mirada en los ojos de Kaito, su expresión
cambió rápidamente.

Ella y su esposo rápidamente se inclinaron ante Kaito, luego arrancaron a correr. El resto de
las personas que se habían congelado, los siguieron rápidamente. Sin embargo, una señora
mayor luchó contra la repentina estampida de la multitud.

Enviando una aguda mirada a la Torture Princess, se abrió paso por las olas de gente.

Elisabeth entrecerró sus ojos, intentando discernir las intenciones de la mujer.

“¿Alguien con un resentimiento contra la Torture Princess, quizás?”

Esa suposición estaba aproximadamente tan lejos de la realidad como uno podría estarlo.
Después de detenerse delante de Elisabeth, la anciana lanzó su bastón y se arrodilló sobre
el suelo de piedra con tambaleantes rodillas. Mientras Kaito y Elisabeth observaban
confundidos, se inclinó profundamente.

En su sorpresa, Kaito soltó una exclamación que limitaba con lo chillón.

“¿Qu-Qué pasa, ma’am?”

“¿Hmm? ¡¿Cuál es el significado de eso?!”

“Gracias… Gracias… Gracias…”

La anciana les agradeció una y otra vez. Mirando su pequeña y redondeada espalda,
Elisabeth se rascó su mejilla.

“¿Qué? Ah, sí, bueno… ¿no es usted alguien cortés…? Algo sobre esto se siente mal,
sabe.”

“Gracias… Graci—”

“¡Dios mío, mujer, ¿cuánto tiempo piensa seguir?! Ya basta; ¡arriba contigo! Tu
agradecimiento es innecesario.”

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“Ma’am, ella está diciendo que aprecia el sentimiento. Ahora vamos; es peligroso aquí.”

Kaito le extendió una mano a la anciana. Con su ayuda, se esforzó para ponerse en pie.

Viéndola levantar su bastón y marcharse, Elisabeth fríamente la ahuyentó.

“¡Vete ya! Cielos, qué chiflada tan extraña que era… ¡Oí! Mira por dónde vas; ¡no te inclines
mientras caminas! ¡Hay piedras en tu camino! ¡Escucha, mujer, no te desplomes ahora!”

A pesar de su actitud, sus palabras eran amables. Kaito secretamente suavizó su expresión.

Al momento siguiente, Elisabeth se volteó para mirarlo.

“¡Ah, sabía que sentí algo desagradable! ¡Kaito! ¡Deshaz esa expresión de tu rostro!
¡Recuerda tu lugar, sirviente!”

“¡Ow, no me patees!”

Encontrándose en el extremo receptor de una precisa patada circular, Kaito agarró su pecho
mientras lanzaba su queja. Todo lo que logró, sin embargo, fue enfurecer a Elisabeth aún
más.

“Entonces explícame qué fue esa expresión hace un momento: ¡como si estuvieras
contemplando a un niño! ¡No toleraré tal insolencia!”

“¡No hice nada de eso! ¡Mi cara simplemente se aflojó un poco!”

“¡¿Y qué es eso si no insolencia?!”

Las quejas de Kaito del trato injusto fueron completamente rechazadas. Disgustada,
Elisabeth sacudió su cabeza de un lado al otro.

Mientras hablaba, una sombra negra se extendía por el pavimento. El sonido de dos alas
como de murciélago batiendo dividió el aire. Sin embargo, su dueño no era un ave.

Se extendían de la espalda de un perro negro.

El sabueso de más alta categoría—el Káiser—batía sus alas mientras descendía.

Sus musculosas piernas golpearon el suelo, y sacudió su cuerpo. Sus alas hicieron un
sonido pegajoso cuando se incorporaron a su espalda.

Una vez que se habían guardado completamente, giró sus ojos, los cuales ardían con fuego
del infierno, hacia Kaito.

“He regresado, Oh Acumulación del Dolor de Diecisiete Años, indigno amo mío.”

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Torture Princess
Volumen 3

“Buen trabajo ahí afuera. ¿Cómo se vio?”

“Antes de eso, tengo algo que debo anunciar.”

“¿Qu-Qué es? ¿Por qué estás actuando todo escalofriante?”

El Káiser se acercó directamente delante de Kaito, haciéndolo saltar unos pasos hacia
atrás. El Káiser rechinó sus dientes de forma amenazadora.

“Forzarme a hacer algo tan vulgar como hacer reconocimiento por ti es un acto
castigado con ser hecho trizas entre mis dientes. Puede que seas mi amo, pero no eres
nada más que un trozo de carne sin valor. ¡Conoce tu lugar!”

“Por Dios, hombre, eso es molesto… No tienes que ponerte todo furioso conmigo.”

“Ha, te perdonaré esta vez. La vista desde lo alto fue tan agradable como esperaba,
después de todo. Para mi gran diversión, la capital está siendo rápidamente consumida por
esa montaña de carne. Regocíjate, cachorro. Tus predicciones dieron en el blanco.

Sacudiendo su cabeza, el Káiser señaló con su mandíbula a la masa al final del camino.
Riéndose desdeñosamente de sus camaradas degradados, el Káiser continuó:

“Esa cosa está compuesta de tres demonios fusionados juntos. Fui capaz de
identificar las tres agujas que fueron metidas en sus cuellos.”

“…Sí, lo imaginé. Esto es culpa del Gran Rey.”

Kaito asintió con su cabeza. Las agujas que habían sido metidas en los cuellos de los
demonios eran dispositivos mágicos diseñados para controlar mentes—el tipo en que el
Gran Rey se había especializado en usar antes de que Elisabeth la hubiera asesinado. El
hecho de que eran tres significaba que el coloso demoníaco actualmente invadiendo la
capital no era un demonio sino los tres restantes—el Monarca, el Gran Monarca, y el Rey.

“Esa Gran Rey es alguien detestable. A pesar de que sus rangos eran más bajos
que el de ella, controlarlos a los tres no habría sido una pequeña hazaña. Debe haberles
clavado sus agujas, destruido sus egos, luego llevado a la capital medio muertos. Tres
humanos requieren poco espacio, después de todo.”

“Entonces cuando murió, las agujas dejaron de funcionar.”

“En efecto. Y con sus egos destruidos regresados a ellos, sus poderes se
descontrolaron…y una vez que los tres se fusionaron, comenzaron a expandirse, y la capital
resultó envuelta como resultado. ¿Estarías de acuerdo, Vlad?”

En respuesta a la pregunta del Káiser, Kaito ligeramente hizo circular maná por la piedra en
su bolsillo. Como si hubiera estado esperando justo ese momento, una voz aterciopelada
sonó.

19 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“Tus conjeturas son tan impresionantes como siempre, Káiser.”

El fantasma de Vlad Le Fanu se formó delante de ellos y se dio aires.

Estaba adornado con una camisa aterciopelada con un pañuelo de cuello y un abrigo negro
decorado con hilo de plata, el mismo atuendo noble que había llevado cuando estaba con
vida. Inspeccionó la escena, sus ojos carmesíes resaltaron su cabello negro hasta los
hombros y le dieron una belleza notablemente similar a la de Elisabeth.

Cruzando sus piernas en el espacio vacío, habló elegantemente.

“Apostaría que tu suposición es correcta sin dudas y que esta es la última trampa del
Gran Rey. Un explosivo cronometrado bastante directo, por así decirlo. Con sus egos
anulados y nada más que sus deseos permaneciendo, los demonios finalmente
comenzaron a asimilar humanos y usarlos, convirtiéndose en poco más que máquinas
diseñadas para reunir dolor. Bastante intrigante el resultado, diría.”

Vlad se rio entretenido.

Señaló a la masa de carne, como si presumiera algún tipo de espectáculo entretenido.

“Aunque solían ser mis camaradas, encuentro interesante que son más poderosos
ahora mientras están descontrolados que cuando tenían su buen juicio en ellos. Quizás, sin
la conciencia y la racionalidad humana, los demonios se vuelven capaces de ejercer su
poder solamente por el propósito de destruir el mundo… A propósito, Elisabeth, ¿serías tan
amable de contenerte?”

Vlad sacudió su cabeza con exasperación. Atravesado por una estaca de hierro, su cabeza
se desvaneció por un momento.

Después de que Kaito volteara su mirada hacia ella, Elisabeth finalmente detuvo la
campaña de acoso que había comenzado desde el momento en que Vlad se había
materializado por primera vez. Con una expresión adusta en su rostro, cruzó sus brazos y
habló en una voz que goteaba de odio.

“Cállate, Vlad. Tu voz es irrita para mis oídos. Ten cuidado de no olvidar eso, si dependiera
de mí, haría añicos la roca en la que reside tu alma en este instante.”

“Eso es un poco frío, ¿no lo crees? Dado el contrato de tu sirviente Kaito Sena con
el Káiser, creo que resulta bastante prudente mantenerme con vida para darle consejo,
como su predecesor. Y tú entiendes eso, ¿no es así? Realmente no deberías ser tan dura
contigo misma—¡oh, cuidado ahí!”

Asaltado por numerosas estacas, Vlad dobló su cuerpo en un ángulo extraño.

Como era de esperarse, su expresión se agrió. Viendo eso, Elisabeth se burló.

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Torture Princess
Volumen 3

“Ha. Será mejor que te prepares. En el momento en que tu tarea termine, te mataré una vez
más. No te daré ni una pizca de simpatía.”

“De acuerdo. Me prepararé, entonces. Por desgracia, este cuerpo mío tiene pocos métodos
que pueda usar para huir.”

Vlad se encogió de hombros, la aparente pena en sus palabras no concordaba


completamente con su comportamiento general. Sin embargo, aparentemente reacio a ser
apuñalado de nuevo, ligeramente chasqueó sus dedos y se desvaneció. Todo lo que quedó
de él fueron unos cuantos pétalos de flor cerúleos.

Después de pisotearlos, Elisabeth chasqueó su lengua.

“Tch, qué hombre tan repugnante.”

“Quiero decir, simplemente así es como es. Vlad será Vlad, después de todo.”

“Y tú. ¡Hablando como si esto fuera el problema de alguien más!”

Elisabeth se aferró al nudo del cabello de Kaito, luego tiró de él. Gritando, Kaito
frenéticamente intentó resistirse.

“¡Owww! Basta, Elisabeth; ¡vas a arrancarlo! ¡El dolor es una cosa, pero no quiero quedar
calvo!”

“¡Solo cállate y quédate calvo! ¡Calvo, digo! ¡Todo esto pasó porque tuviste que ir y actuar
por tu cuenta! Formando un contrato con el Káiser… ¡Seguramente eres el más grande
imbécil de este mundo!”

“¡No, en serio, vas a arrancarlo! ¡Alto, alto, alto!”

“¡No te preocupes! ¡Aunque lo arranque, volverá a crecer!”

“Espera, ¿hay siquiera un hechizo que pueda hacer volver a crecer el cabello?
¡Owwwwww!”

“¡Sí, lo hay! ¡No puedes fijar el color, sin embargo!”

“Espera un minuto; ¡no quiero claritos rubios!”

“¡Mejor eso que la tortura, apostaría! Lo diré otra vez. Los actos que has cometido son una
estupidez, crímenes dignos de una inquisición. ¡Tratamiento severo es lo menor por lo que
deberías prepararte! Hmph…dicho esto, quizás sea mejor dejarlo ahí. Después de todo,
ahora es difícilmente el momento para que te atormente.”

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Volumen 3

Quizás su humor finalmente se había levantado, porque lo soltó. Con ojos llorosos, Kaito
inspeccionó el estado de su cabello. Mientras lo hacía, Elisabeth dirigió su mirada hacia la
masa de carne invadiendo la capital. Kaito siguió su ejemplo.

“…Hombre, eso está hecho mierda.”

“Mm, así es.”

Incluso entonces, los tres demonios fusionados seguían tallando profundas cicatrices en la
ciudad y su gente.

En un giro completo de su comportamiento de hace un momento, Elisabeth habló en una


voz cansada.

“Los demonios obtienen su poder del dolor de otros. Démonos prisa, Kaito. Entre más
dejemos en paz a esa cosa molesta, más dolor acumulará y más poder ganará. Irritante
como es, necesitamos unir fuerzas con los paladines.”

“Sep, estoy contigo. No hay tiempo que perder.”

Kaito dio un breve asentimiento. Sin embargo, mordió su labio, como si dudara sobre algo.

Después de un tiempo*, habló con voz ronca y reafirmó su situación.

[Nt: Tiempo musical, aunque también podría ser un latido

“Esta será…nuestra última subyugación de demonios.”

La masa de carne sentada delante de ellos era los últimos tres demonios de los catorce
demonios.

Pensando de antemano en lo que los esperaba después, Kaito apretó sus puños.

Después de ejecutar a todos los demonios, la Torture Princess, también, iría a la hoguera.

Elisabeth Le Fanu finalmente había comenzado a escalar los escalones a la horca.

***

El camino principal se dividía en un complejo patrón, pero la mayoría de sus caminos


llevaba a la plaza principal, nombrado por un apóstol que se decía había servido fielmente a
la Santa hasta el final. En este momento, la plaza estaba siendo usada como un refugio
temporal.

Desde detrás de Elisabeth, Kaito observó la plaza.

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Torture Princess
Volumen 3

El lugar probablemente era amado por el pueblo, y en festividades, probablemente no


habría sido sorpresa alguna ver el lugar atestado de carretillas de comida y artistas
callejeros. En el presente, sin embargo, no quedaban vestigios de su habitual y tranquilo
ser.

La plaza estaba rodeada por una elegante valla de hierro modelada en base a vides*, con
paladines alineados en el interior. Además de la puerta que estaba firmemente cerrada,
estaban sirviendo como un grueso escudo humano. Su armadura de plata brillaba,
blasonada con escudos de armas blanco pálidos, mientras trabajaban para mantener la
barrera mágica cubriendo la plaza.

[Nt: La vid o parra, cuyo nombre científico es Vitis vinifera, es una planta semileñosa o
trepadora que cuando se deja crecer libremente puede alcanzar más de 30 m, pero que, por
la acción humana, podándola anualmente, queda reducida a un pequeño arbusto de 1 m. ]

Inspeccionando sus rostros rígidos, Kaito habló con voz tensa.

“…Hey, ¿realmente vamos a poder entrar sin preocupaciones?”

“Mm, veo tu punto. Somos la Torture Princess y el contratista del Káiser, después de todo.
Aunque tengo mis dudas en cuanto a cuán bien seremos recibidos, no veo mejores
opciones.”

Con eso, Elisabeth se encogió de hombros. Ya decididos, los dos avanzaron hacia la plaza.

La puerta hizo un fuerte ruido al abrirse ante ellos. Varios miembros del cuerpo* salieron
corriendo desde el interior. Frente a la masa de carne, los paladines resueltos corrieron por
el camino principal donde no un pequeño número de subordinados se encontraban
esperándolos.

[Nt: Cuerpo se utiliza para referirse a una unidad militar.]

La plaza probablemente estaba siendo usada como una base de la cual el cuerpo
participando en operaciones de rescate de los residentes que habían sido incapaces de
escapar entraría a la zona de peligro. Aun así, Kaito pensó de nuevo en la escena que se
había acabado de desarrollar ante ellos.

Si no hubiéramos estado ahí, incluso más personas habrían sido tragadas… Dada la
situación, es difícil decir si sus operaciones de rescate siquiera llegarán a tiempo.

Era claro que los paladines necesitaban ayuda. Recién motivado, Kaito se giró hacia la
plaza. Mientras lo hacía, Elisabeth llamó a uno de los paladines custodiando la entrada.

“Soy Elisabeth Le Fanu. La Iglesia solicitó mi ayuda, y aquí estoy.”

“Y yo soy su sirviente, Kaito Sena. Mucho gusto.” Quitándose de encima su tensión, Kaito
se presentó.

23 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Sin embargo, la única respuesta que recibieron fue una mirada fría.

Varios segundos pasaron. Uno de los paladines corrió hacia la parte trasera de la plaza,
posiblemente habiendo recibido un mensaje. El resto, sin embargo, permaneció tan
silenciosos e inmóviles como estatuas de bronce, las puntas de sus espadas presionadas
contra la calle empedrada.

“Um, nosotros, uh, vinimos a ayudar.”

Kaito habló una vez más. Aun así, no hubo respuesta. Había varias personas dentro, pero
todas mostraron malicia abierta. Kaito no pudo pensar en una buena razón para que los
estuvieran tratando con frialdad.

Kaito frunció el ceño, luego en voz baja le susurró a Elisabeth.

“Sabes, no estaba esperando exactamente el tratamiento de alfombra roja, pero, aun así,
esto es brutal.”

“No seas irrazonable. Esto, también, está dentro de las expectativas.”

“Espera, ¿en serio? Diablos, nunca te tomé como el tipo comprensivo.”

“Esto es simplemente lo que merezco. En el Plain of Skewers, enfrenté a quinientos


miembros del Cuerpo de Caballeros y los maté, aniquile, y extermine. Aunque estos
paladines aquí son de más arriba en la organización, sin duda muchos de ellos tenían
conocidos entre las víctimas. Su riguroso entrenamiento y disciplina son probablemente la
única razón por la que no estoy en la punta de una espada en este momento.”

Elisabeth respondió al mismo volumen. Kaito asintió con la cabeza con nuevo conocimiento.

Dados los hechos, las reacciones de los paladines eran sólo naturales.

“Eso tiene sentido, entonces.”

“Mm, eso parece.”

Ningún tirano estaba en posición de quejarse cuando aquellos oprimidos terminaban


expresando malicia hacia ellos.

Normalmente, las personas que eran aplastadas como gusanos no tienen la oportunidad de
volver, después de todo.

Elisabeth Le Fanu una vez había estado sobre una montaña de cadáveres.

Y aquellos cadáveres fueron aliados de estos paladines.

24 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

De repente, una clara voz sonó y bloqueó el tren de pensamiento de Kaito.

“Así que tú eres la Torture Princess. Primero, deseo expresar mi gratitud. Hiciste bien en
responder a nuestro llamado.”

La puerta se abrió, y una mujer, acompañada lado a lado por un paladín, salió desde el
interior a pasos largos.

Ella misma probablemente era un paladín también. Su cuerpo era tan ágil como un estoque,
y llevaba la misma armadura de plata que los otros. Sin embargo, sobre sus hombros
estaba un magnífico manto azul oscuro de marca fina bordado con plata. Su cabello
plateado se estrellaba contra él y mejoraba más la llamativa impresión que ella daba.

Eso y su par de ojos azul y púrpuras que desentonan le hacían presumir una belleza etérea.
Sin embargo, la luz dentro de ellos era fría.

Parecía mucho más joven que sus compañeros paladines, y el hecho de que era una mujer
era inusual también. A pesar de todo eso, Kaito se sorprendió por algo totalmente distinto.

Diablos, eso es impresionante. Para una humana ordinaria, tiene locas reservas de
maná.

Desde su contrato con el Káiser, la habilidad de Kaito para medir el flujo de maná se había
refinado. Aunque las reservas de maná de la mujer no se podían comparar con las de la
Torture Princess o las de Kaito, dado que él había hecho un contrato con un demonio,
estaba bien por encima de lo que una persona común podría esperar poseer.

En evidente contraste con el siniestro y espinoso maná de Elisabeth, el de esta mujer


parecía tan profundo y tan sereno como el mar. Kaito podía decir, no por conocimiento, sino
por intuición, que ella sería muy adecuada para la curación, protección, y convocación de
magia.

Parece que le va bastante bien entre los Caballeros Santos, pero apuesto a que
podría haberse convertido en un mago bastante fuerte, también… Espera, ¿huh? ¿Acabo
de llamarla una humana ordinaria?

Era casi como si se considerara algún tipo de monstruo. Pero difícilmente podía culparse.
Para alguien que había sido reencarnado de otro mundo, por no mencionar uno cuyo brazo
izquierdo era el de una bestia, seguir percibiéndose a uno mismo como un humano
ordinario no era una tarea fácil.

Aun así, parezco estar empeorando sobre ello.

A su pesar, Kaito miró a lo lejos en la distancia y sonrió de forma auto burlona. Sin
embargo, la mujer interpretó su sonrisa de una manera diferente.

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Torture Princess
Volumen 3

Entrecerrando sus ojos, habló.

“Qué grosero. ¿Qué, hay algo en mi rostro?”

“¿Huh? Oh, lo siento, solo me estaba riendo de mí mismo. No te preocupes por eso.”

“… ¿De sí mismo? ¿En un momento como este?”

“Mm, bueno, mi sirviente es un hombre de muchas peculiaridades. Prestarle atención es


poco más que un desperdicio de tiempo. Harías mejor en simplemente ignorarlo… Y como
dije, soy Elisabeth Le Fanu, la Torture Princess.”

“Permítanme darles la bienvenida una vez más. Gracias por venir hasta aquí.”

“Basta de formalidades vacías. Recibí la noticia de la muerte de Godot Deus. ¿Estás a


cargo aquí?”

“No lo estoy. En lugar de explicar la situación, sería más rápido simplemente llevarlos a
conocer al hombre que sí lo está. Síganme. Espero que se sorprendan bastante.”

Con esa enigmática declaración, se giró sobre su talón, su magnífico manto


arremolinándose detrás de ella. Sus dos asistentes fueron tras ella.

Después de intercambiar una mirada, Kaito y Elisabeth obedientemente siguieron detrás.

***

Una hilera de tiendas simples estaba alineada sobre el suelo de piedra.

Cuando pasó por ellas, Kaito curioseó dentro de una.

Dentro, un sanador estaba sujetando desesperadamente a un hombre convulsionando a su


cama mientras usaba hierbas medicinales para aliviar el dolor del hombre. Kaito pudo ver a
varios de los otros sanadores aplicando magia y medicina a diestra y siniestra para atender
a los heridos. Dado que cada uno se jactaba de considerables reservas de magia, su lugar
original de empleo probablemente era el palacio real.

Una larga fila se extendía más allá de las tiendas. Parecía que aquellos que eran
considerados demasiado jóvenes o demasiado enfermos para huir por su cuenta estaban
siendo teletransportados fuera de la ciudad. A pesar del hecho de que la línea era vigilada
en ambos lados por Caballeros Reales, todos los que estaban en ella estaban tan nerviosos
que se habrían puesto a llorar a la más mínima provocación.

En otro sitio, los paladines estaban llamando y reuniendo a los no heridos y a aquellos con
sólo padecimientos menores. Sin embargo, entre las personas que estaban gritando en
caos y aquellos que estaban pegados al suelo con ojos muertos, no hubo escasez de
personas ignorando sus órdenes.

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Torture Princess
Volumen 3

Cada persona que había escapado llevaba una carga pesada y desesperada.

“…Este lugar está al límite, de acuerdo.”

“Y por una buena razón. Sería bastante aberrante para un hombre que pudiera relajarse
después de huir por tan poco del peligro.”

Al escuchar el susurro de Kaito, Elisabeth asintió con la cabeza.

Finalmente, los dos llegaron al centro de la plaza. Viendo algo extraño ahí, Kaito entrecerró
sus ojos.

“… ¿Qué pasa con eso?”

“Esa es una estatua de la Santa. Difícilmente una rareza.”

“No, pero, por así decirlo, ¿qué está haciendo aquí?”

Una estatua de bronce de una santa de boca abajo derramando lágrimas de sangre estaba
ante ellos. Delante de ella estaba otra estatua, un apóstol arrodillado envuelto de la cabeza
hacia abajo en trapos harapientos. Sorprendentemente, el apóstol era un demi-humano.
Piernas con escamas grabadas en ellas y garras afiladas se asomaban del borde inferior de
los trapos.

Daba la impresión tanto de que se estuviera regocijado como lamentando ante el


sufrimiento de la Santa.

La escena traía a la mente tortura, haciéndola una extraña elección para decorar una plaza
querida.

“Es un poco sombrío para una decoración de plaza, ¿no lo crees?”

“Quizás, pero según las leyendas de la Iglesia, la sociedad actual de la humanidad todavía
se basa en el fundamento del sacrificio de la Santa Dolorida. En resumen, la escena
significa los pecados que el hombre obligó a la Santa a soportar. La gente debe vivir una
vida adecuada, constantemente recordando sus pecados mientras cantan oraciones de
gratitud. La estatua está colocada en un lugar cotidiano para recordarles eso. Sirve como
algo parecido a una advertencia.”

“…Ya veo.”

Su explicación fue directa, casi al punto de herejía, pero inspiró un vago tipo de
comprensión en Kaito. Movió su mirada de la estatua de bronce a la tienda junto a ella.
Estaba ubicada muy cerca de la estatua y era mucho más angosta y grande que las demás
que tenían a los heridos.

27 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

El paladín se detuvo directamente delante de la. Levantando su brazo izquierdo, hizo un


gesto para que los dos entraran.

“Por aquí.”

Sintiendo las miradas hostiles de los Caballeros Reales montando guardia haciendo presión
sobre ellos, Kaito y Elisabeth entraron. Cuando lo hicieron, fueron asaltados por luces
brillantes, obligando a Kaito a entrecerrar los ojos.

“… ¿Qu—?”

“Nada mal. Impresionante incluso, ser capaz de ensamblar tantos.”

La voz de Elisabeth estaba llena de admiración. Kaito miró y descubrió que un muro entero
estaba cubierto de dispositivos de comunicación mágicos activos. Oficiales civiles estaban
frenéticamente poniéndolos en marcha, intercambiando mensajes con compañeros que
fueron sacados de ahí por grandes distancias.

Voces tensas y furiosas llenaron el aire, y el paladín los llamó a los dos otra vez.

“Por favor sigan caminando. Nuestro destino se encuentra más adentro.”

Impulsados por sus palabras, Kaito y Elisabeth continuaron.

El aire era caliente y fangoso, pero entre más se adentraban, más frío hacía. Al llegar a las
profundidades internas de la tienda, podían oír nuevas voces yendo y viniendo, voces
poseyendo un diferente tipo de gravedad que las de antes. Había un escritorio colocado
directamente sobre el suelo de piedra, y un mapa de la capital estaba extendido sobre él.
Paladines estaban señalando e intercambiando argumentos con expresiones severas.

“Para el bombardeo de La Mules*, deberíamos…”

[Nt: Supuestamente es “Mulas” en inglés y francés, seguro es un lugar-]

“Hemos recibido para mañana por la tarde…”

“Considerando el ángulo y el rango efectivo, la colina en el cementerio es…”

“La gente que necesitaremos para asegurarla son…”

Lo que sé que estuvieran discutiendo, fue completamente incomprensible para Kaito. Un


hombre estaba flotando delante de ellos. Al ver la extrañamente borrosa espalda del
hombre, Kaito comenzó a dudar de sus propios ojos.

Espera, ¿por qué la espalda de ese tipo es borrosa?

28 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

[Nt: Yhossa, creo que aquí en realidad debería ir como en un pensamiento normal, pero lo
dejo a tu decisión :v]
[NC: si claro, como no…]

El hombre estaba vestido con una vestimenta simple, pero de alta calidad. Probablemente
estaba asociado a la Iglesia.

Preguntándose quién era, Kaito frunció el ceño. Junto a él, Elisabeth murmuró en una voz
tensa.

“… ¿Godot Deus?”

“¡¿Godot Deus?!”

Kaito por reflejo soltó un grito histérico. Eso no debería haber sido posible.

¿No murió Godot Deus?

[Nt: Aquí igual :c]


[NC: …5mentarios]

Godot Deus se supone que había perdido su vida en el ataque inicial, cuando los tres
demonios habían comenzado su expansión explosivamente. Sin embargo, al ser llamado
por el nombre de un hombre muerto, el hombre se giró para verlos.

“Elisabeth, ya veo. Hiciste bien en venir aquí.”

Aparte de a través de los dispositivos de comunicación, esta era la primera vez que Kaito
había visto a Godot Deus. En contraste con sus expectativas, la apariencia de Godot Deus
no era nada más que la de un flaco viejo arrugado—el tipo que podrías encontrar en
cualquier parte. Pero dado el hecho de que su supuesta muerte no le había impedido
aparecer ante ellos, claramente no era un hombre ordinario.

Kaito entrecerró sus ojos y le echó un vistazo a Godot Deus de nuevo. Tras una inspección
más cercana, era parcialmente transparente. Un tazón de plata estaba a sus pies, una joya
descansando en una piscina brillante de agua.

Mientras la miraba fijamente, la piedra en su bolsillo se retorció. Al mismo tiempo, Kaito se


dio cuenta de algo.

Ya veo. Godot Deus realmente murió.

El Godot Deus flotando delante de él no era nada más que una reproducción de su alma, lo
mismo que Vlad era. Suministrado con maná del agua santa que la Iglesia había preparado,
estaba comandando las tropas desde más allá de la tumba,

29 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

La piedra se retorció de nuevo. Parecía que Vlad quería hablarle al hombre, quizás debido a
que ambos eran reproducciones. Pero si Kaito hiciera lo que Vlad quería y lo materializara,
había una sólida posibilidad de que los paladines lo matarían en el acto.

Mientras Kaito ignoraba la piedra, para su sorpresa, Godot Deus habló en voz alta.

“¿Tienes a Vlad ahí dentro?”

“Espera, ¿lo sabías?”

Completamente expuesto, Kaito respondió sorprendido.

Ante la repentina mención del nombre del anterior contratista del Káiser, la tensión llenó la
habitación. Elisabeth se quedó mirando al vacío. Godot Deus calmadamente sacudió su
cabeza.

“Tu brazo izquierdo es el del Káiser y prueba de que alguien sin conocimiento en
invocación fue incentivado por una tercera parte a formar un contrato. Cuando me dijiste
que no tuviera ningún arrepentimiento, me estabas advirtiendo que esta la elección que
habías tomado. Sirviente de Elisabeth…qué tonto eres, formando un contrato con un
demonio.”

“Sí, estoy de acuerdo contigo ahí. Pero no he herido a nadie, y planeo mantenerlo así. En el
momento en que intente herir a un inocente, mi ama Elisabeth probablemente me
decapitará inmediatamente de todos modos. No les he dado ninguna razón para criticarme
o darme órdenes…y no tienen base para castigarme.”

“Palabras fuertes. Sin embargo, es cierto que carecemos de fichas para jugar. Si
tienes intención de pelear junto a Elisabeth, lo permitiré. Sin embargo, hay una cosa que
deseo confirmar.”

Godot Deus extendió una mano huesuda.

Luego habló en voz baja y ronca.

“¿Te importaría dejar salir a Vlad?”

En respuesta a su solicitud, Kaito cuidadosamente hizo circular maná por la piedra en su


bolsillo.

De repente, pétalos de rosa cerúleos y oscuridad se arremolinaron dentro de la tienda. Los


paladines soltaron frenéticos gritos. Mientras disfrutaba de sus reacciones, el cuerpo
fantasmal de Vlad se formó en el aire.

Desbordando andrógina belleza, cruzó sus piernas y actuó con prepotencia a sus
alrededores.

30 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“Hey, Godot Deus. Mucho tiempo sin verte.”

“¿Por qué te estás dando aires, bufón?”

“Estás intentando hacerlo sonar como si aparecieras después de ser llamado, pero
literalmente solo estabas rogando que te dejara salir.”

Elisabeth y Kaito interrumpieron al mismo tiempo. Los paladines agarraron los mangos de
sus espadas al unísono. Sin embargo, después de darse cuenta de que era sólo un
fantasma, bajaron su guardia.

El cabello negro de Vlad se ondeaba mientras le sonreía a Godot Deus.

“La última vez fue la inquisición—no, ¿fue la vez que no escatimaste esfuerzos en
atormentarme? Ver a uno de los sumo sacerdotes de la Iglesia reducido al mismo estado
que yo… Nunca me di cuenta de que la Iglesia disfrutaba tanto torcer el orden natural. Por
primera vez, me encuentro intrigado en ustedes compañeros.”

. “Sospeché que los residuos de tu alma aún estaban presentes en el mundo. Qué
deplorable. Después de la ejecución de la Torture Princess, tendremos que destruirte con la
mayor prontitud.”

“Oh, no necesitan preocuparse por eso. Escuché que Elisabeth tiene intención de
encargarse de mí ella misma antes de eso.”

“Aun así, el brazo del sirviente de Elisabeth aparte, las cosas excediendo nuestras
expectativas parecen estar apareciendo a diestra y siniestra… Esto, también, debe ser una
de las pruebas de Dios.”

Medio ignorando lo que Vlad tenía para decir, Godot Deus sacudió su cabeza de nuevo.
Después de escuchar su intercambio, Elisabeth de repente dijo algo.

“Sí, me sorprendí también. ¿La Iglesia no se opone a desafiar la muerte de tal manera?”

“Es como dices. Con mi alma actualmente residiendo con Dios, con todo sentido,
Godot Deus debería dejar de existir en este mundo tan rápido como sea posible. Sin
embargo, el pueblo está en pánico. Después de todo, soy el único entre los sumo
sacerdotes con la autoridad de ordenar tanto a la Torture Princess como a los paladines. Un
hombre al que se le confío una espada no debe ser puesto a descansar solo.”

Godot Deus habló como si fuera un asunto que no le concerniera.

Kaito no sabía casi nada sobre la estructura de poder gobernando esta sociedad. Pero
había sido capaz de descifrar que el mando de los Caballeros Santos, una organización
clasificada más alto que los Caballeros Reales, no le correspondía al rey sino a la Iglesia y
que ellos eran una organización especializada en combatir demonios.

31 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Supongo que tendré que preguntarle a Elisabeth sobre los detalles más tarde.

Mientras Kaito reflexionaba sobre eso, Godot Deus hizo otra declaración increíble.

“No soy el único Godot Deus que existe actualmente. Otros están posicionados por
toda la capital. En términos generales, desde los refugios esparcidos por doquier hasta las
rutas de escape a los lugares que las conectan, la suma total de yos en operación llega a
veinte.”

“… ¿Qué?”

Kaito soltó una perpleja exclamación. No pudo evitar imaginar veinte Godot Deus todos
reunidos en la misma habitación. Lleno de repugnancia instintiva, frunció el ceño.

La idea de tener múltiples reproducciones de la misma alma al mismo tiempo era


increíblemente retorcida.

Desde su lado, Elisabeth se rio fuertemente.

“¡Ha-ha, qué chiste! ¡Pensar en el sacerdote principal de la Iglesia manchando la


providencia de tal manera! ¡En verdad todos ustedes tienen sus espaldas contra la pared!”

“¡Cuida tu boca, mujer!”

Uno de los paladines lanzó una reprimenda mordaz. Sin embargo, la mujer que había
guiado a Kaito y Elisabeth allí levantó una mano para amonestarlo. Después de asentir con
la cabeza a la mujer, Godot Deus se giró hacia Elisabeth.

“Una vez más, la Iglesia recurre a la Torture Princess. Pelea junto a los paladines y
derrota al demonio que invade la capital. Tu oponente son los últimos tres de los catorce
demonios. Esta será tu orden final.”

Con eso, Godot Deus hizo una pausa por un momento.

Su mirada atravesó a Elisabeth con la intensidad de la de un halcón.

“Hasta el día de tu muerte, intenta hacer algo bueno, al menos.”

“¡Habría hecho todo eso me hubieras dicho o no, viejo senil!”

La Torture Princess respondió a todo volumen a la orden de la Iglesia.

Su respuesta estuvo acompañada por una diabólica sonrisa. Godot Deus asintió con la
cabeza, satisfecho. Elisabeth se mofó, luego tocó el mapa de la capital con la uña de su
dedo índice pulida de negro.

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Torture Princess
Volumen 3

“Ahora, esta batalla tomará lugar en un entorno urbano, así que respecto a cuanto se me
permite destruir…”

“Si se me permite, no necesitamos la ayuda de la Torture Princess.”

Una clara voz sonó e interrumpió la pregunta de Elisabeth. Elisabeth entrecerró los ojos
irritada.

Kaito se giró para ver a la locutora. Era el paladín, la que había acabado de evitar que su
subordinado amonestara a la Torture Princess. Inclinó su cabeza al costado ante la
imprevista oposición.

Por otro lado, Elisabeth dijo con desprecio de manera provocadora.

“Eso me recuerda, no hemos escuchado tu nombre aún. ¿Quién eres? ¿Qué te da el


derecho?”

“Mi nombre es Izabella Vicker, comandante de los Caballeros Santos. Godot Deus, por
favor, sepa que hablo con el mayor de los respetos. No debemos pedir prestada la fuerza
de la Torture Princess. No debemos depender de una pecadora.”

“Salta el sentimentalismo. Declara por qué sientes que es innecesaria.”

“Sí, perdóneme. De acuerdo con la reunión anterior, una vez que terminemos de evacuar a
los residentes, planeamos lanzar un ataque de órdago* al demonio con el apoyo de los
sacerdotes. Y La Mules, Shepherd*, se nos unirán también.”

[Nt: A gran escala. **No sé si sea hombre o mujer, pero Pastor o Pastora.]

“Hey, ¿Elisabeth?”

“¿Ahora, de todos los momentos? ¿Qué es? Si es alguna tontería ociosa, te mataré a
golpes.”

“¿Qué es el Shepherd?”

“Un sumo sacerdote que tiene la autoridad para convocar bestias y espíritus míticos de
primera clase. Parecería que el pez gordo ha sido programado para hacer una aparición.”

Elisabeth respondió la pregunta de Kaito. Desde su costado, él vio su rostro endurecerse un


pelo. Viendo eso, podía decir que esta persona era el verdadero asunto.

La chica paladín—Izabella—siguió hablando.

“En particular, los sacerdotes poseen la bendición de Dios, una bendición que los deja
inviolables por las manos de los demonios. El mismo cuerpo del demonio expandiéndose
está expuesto, y la efectividad del ataque de una bestia mágica debería ser obvio. Dadas

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Torture Princess
Volumen 3

esas condiciones, los Caballeros Reales y los paladines juntos deberían resultar ser
suficientes para subyugar al demonio. Podemos resolver este asunto con las manos de la
humanidad solos; depender de la Torture Princess ahora mancharía el orgullo de la Iglesia.”

Con esa, completó su digna declaración, Los paladines alrededor de ella asintieron con la
cabeza en consentimiento.

Al escuchar los verdaderos pensamientos de los paladines, el rostro de Kaito se contrajo. El


primero en responder, sin embargo, fue Vlad. Trazando sus propios labios con su blanca y
enguantada mano, se rio bajo.

“Fuertes palabras de una joven doncella que no sabe nada de los demonios, ni, apuesto, el
toque de un hombre. ¡Adelante entonces, mi querido sucesor, diles lo que piensas!”

“¿Qué son ustedes, idiotas?”

Sin esperar a que Vlad terminara de hablar, Kaito habló por voluntad propia. Los labios de
Vlad se enroscaron. Levantando sus elegantes cejas, Izabella se giró para mirar a Kaito.

“¿Qué acabas de decir?”

“Ese demonio está tragando gente una por una y atormentándolos. Incluso si ustedes
pudieran derrotarlo por su cuenta, deberían buscar cualquier ayuda que puedan obtener,
incluso si viene de un monstruo. Ese orgullo suyo puede comer mierda. Si creen que tienen
tiempo para estar escupiendo basura como esa, ¿por qué no salen a marchar a fuera y les
echan un buen y largo vistazo a los rostros cubriendo la superficie del demonio?”

A pesar de su ira, Kaito estaba completamente calmado. Su mente estaba fría y clara.

Sus palabras mismas fueron groseras, pero las puso en un tono frío, pero de manera
ordenada. Entonces de repente, se quedó en silencio. La mirada que se centró en Izabella
no tenía malicia en ella, simplemente puro interrogatorio.

[Nt: No muy seguro del “lay on in a level…” pero es lo que entendí, más o menos tal vez
sería medir sus palabras? No sé, pero ahí lo dejo.]
[Nc: Me tome libertades para cambiarlo un poco :v]

“¿No quieres salvarlos tan pronto como sea posible?”

Sorprendentemente, ningún contraargumento llegó. Decepcionado, Kaito parpadeo.

Izabella simplemente lo miró fijamente. ojos abiertos en asombro. Su rostro parecía tan
joven y parecía que había acabado de ser golpeada o como si hubiera acabado de
escuchar algo que no había esperado. Abrió su boca para hablar.

Antes de que pudiera, uno de los otros paladines levantó la voz.

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Torture Princess
Volumen 3

“¿Quién eres para hablar? Tienes el brazo de un monstruo, e hiciste un contrato con el
Kái—”

“Ahhhhhhhhhhhhhh, precisamente. ¡Cuánta razón tienes!”

De repente, una voz animada resonó por el aire.

Elisabeth aplaudió y sonrió. Como si lo invitara a bailar, extendió una mano hacia el paladín
que estaba a punto de hacer su refutación.

“Y en esa nota, ¡regresaré a casa! ¡Buen trabajo, todos!”

“No, espera, eso… Godot Deus tiene que…”

“…Y si dijera eso, serían ustedes los que se arrepentirían. Pensar que fallaron en entender
siquiera eso. Había pensado que los paladines serían capaces de al menos estimar cuán
superados estaban. Ustedes son como niños, ignorantes de sus propios límites.”

Elisabeth emitió su mordaz crítica.

La atmósfera en la habitación se congeló con una ruidosa cachetada. Al menos, Kaito sintió
como si lo hubiera hecho. Al ser verbalmente abusados por la Torture Princess, la misma
mujer que una vez había masacrado a sus camaradas, varias manos se dirigieron a las
espadas. Mientras lo hacían, Kaito levantó su brazo bestial.

Luego abiertamente mostró una terrible sed de sangre que había acumulado por probar la
muerte cientos de veces.

“No se muevan. Si las desenvainan, haré el primer movimiento. Y soy más rápido que
ustedes.”

La situación se tambaleó en el precipicio. Ni Godot Deus ni Vlad hablaron, cada uno


inspeccionando los movimientos del otro.

Los ojos de los paladines estaban llenos de ira, y Kaito los miró directamente.

“Por favor no me hagan usar el poder del Káiser por algo tan estúpido como esto.”

De repente, Elisabeth se movió. Sin ponerle atención a la tensión llenando la habitación,


majestuosamente extendió sus brazos y pisó fuerte el suelo.

Por alguna razón, comenzó a dar vueltas, y su vestido se ondeaba detrás de ella.

“Bendición de Dios, ¿eh? Ya veo, ya veo. Cierto, la protección divina de la Iglesia es


efectiva contra los demonios. Sin embargo, los demonios existen para destruir las
creaciones de Dios. Y eso es lo que todos ustedes son. Creaciones de Dios condenadas a
tener sus oraciones frustradas por los poderes de la oscuridad.

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Torture Princess
Volumen 3

La tela negra de su vestido, cuyo interior estaba teñido de escarlata, giró como un molinete.

Elisabeth siguió con un tono rítmico.

“Los demonios invadiendo la capital están corriendo desenfrenados, obteniendo su poder


del pozo sin fondo que es el sufrimiento de su gente. A medida que la masa crece, su
colección de peones sigue multiplicándose.”

Ruidosamente golpeó la punta de sus tacones con el suelo de piedra. Habiendo reunido
toda la atención de todos los presentes, se detuvo de golpe y con suavidad extendió su
brazo hacia el techo.

“Los números engendran fuerza. Y uno puede lograr mucho a través del uso de la fuerza.”

Oscuridad y pétalos de flor carmesí se arremolinaron en las puntas de sus dedos, y sacó la
Executioner’s Sword of Frankenthal del interior del vórtice.

Inseguros de sus intenciones, los paladines apretaron sus agarres en las empuñaduras de
sus espadas.

Sin siquiera mirar en su dirección, Elisabeth agarró su espada y miró fijamente al techo
como si buscara algo.

“Como pensé. ¡Ya vienen!”

Cuando lo dijo, el techo de la tienda se deformó como una piscina de agua golpeada por un
cardumen. Un momento más tarde, se rasgó.

Los ojos de Kaito se ampliaron. Risa cacofónica resonó, y algún tipo de masa ominosa
blanca descendió sobre ellos.

Elisabeth balanceo su espada y cosechó varios fragmentos de lo que sea que fuera que los
asaltaron en un solo golpe. Movió su espada alrededor con un backswing, matando a otros
más. Aun así, la masa tenía un número considerable de sobrevivientes precipitándose sobre
Kaito y el resto.

Un enorme número de plumas llenó el aire, eclipsando su visión.

“¡—!”

Por instinto, Kaito usó su brazo bestial para destrozar algo volando delante de él.

Todavía poco confuso en cuanto a la naturaleza de su atacante, frenéticamente se defendió


contra las olas de animosidad y sed de sangre viniéndose le encima. Los paladines, por otro
lado, intentaron esquivar el ataque inicial y evaluar con calma la situación.

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Volumen 3

La diferencia en sus juicios hizo que sus destinos divergieran.

Varios de los paladines tenían sus cabezas arrancadas con una fuerza que habría sido
impensable si sus oponentes hubieran sido humanos. Sangre salía a chorros y se esparcía
mientras sus cuerpos con armadura giraban.

Con ruidos cómicamente pesados, cayeron al suelo.

¡Scraw, scraw, scraw, scraw, scraw!

Objetos redondos volaron por el aire para acompañar la chillona risa. Los paladines por
reflejo los agarraron, luego gritaron cuando se dieron cuenta de que los objetos eran las
cabezas de sus camaradas.

En medio del caos, Izabella fue la primera en reaccionar. Rápidamente desenvainó su


espada, luego la balanceo en un semicírculo. Su hoja brilló blanco, ya que los sacerdotes
aparentemente la habían consagrado, y abrió el estómago de uno de sus asaltantes.

Kaito desvió su vista hacia el cadáver colapsado. Era un subordinado con el cuerpo de una
paloma y la cabeza de un pez. Como algún tipo de broma cruel, sus plumas eran blancas.

Salpicada por la sangre del subordinado y pisoteando sus tripas, Izabella gritó.

“¡Muévanse! ¡Se convertirán en blancos si se congelan!”

“¡Desenvainen sus espadas, tontos!”

Godot Deus dio una reprimenda, también. Los paladines, que habían sido tomados por
sorpresa por el atroz ataque, recobraron el sentido y desenvainaron sus espadas en
sucesión.

Mientras eso estaba pasando, Elisabeth estaba matando subordinados con preciosos
movimientos como de baile. No estaba convocando dispositivos de tortura, probablemente
dándose cuenta de que el espacio confinado resultaría en fuego amigo.

Estaba priorizando a los subordinados que atacaban a los oficiales civiles. Kaito siguió su
ejemplo.

Las filas de su enemigo se redujeron rápidamente. Sus grotescos cadáveres contaminaban


el suelo.

Aparte de en el ataque inicial, ninguno de los paladines había caído. Asegurándose de que
habían recuperado su claridad mental original, Kaito les gritó.

“¡Todos, al suelo!”

“¡Al suelo!”

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Torture Princess
Volumen 3

Izabella hizo eco de su grito. Inmediatamente después, Kaito chasqueó sus dedos.

“—¡La (dance)!”

Una enorme espada voló por el aire, apenas pasando sobre las cabezas de los paladines.
Partidos por la mitad, los subordinados cayeron al suelo.

A pesar de la torrencial lluvia de sangre cayendo sobre ellos, ninguno de los paladines se
encogió de miedo. Rápidamente se hicieron cargo de los subordinados que habían evadido
la hoja.

Con el tiempo, el interior de la tienda se volvió silencioso de nuevo.

Como si hubieran intercambiado lugares, gritos sonaron desde el exterior.

Mientras agresivamente se limpiaba la sangre de su rostro, Izabella habló atónita.

“Imposible… ¡La barrera!”

“Tus paladines formaron un perímetro alrededor de la plaza y mantuvieron la barrera desde


ahí. La barrera es hemisférica, y tus hombres forman su centro. En resumen, el punto más
delgado de la barrera está por encima de la cabeza… Los subordinados deben haberse
reunido ahí, luego abrirse paso con puros números. No es tarea difícil, si están dispuestos a
sacrificar una docena o más de sus fuerzas.”

Mientras daba su desapasionado análisis, Elisabeth avanzó con pasos largos. Su brillante
cabello negro se ondeó cuando se giró brevemente para mirar por encima de su hombro.

¿Por qué están todos de ahí tan desconcertados? Si desean proteger a sus aliados y matar
a sus enemigos, mejor me siguen.”

Su vestido se ondeaba mientras dejaba atrás la tienda colapsada. Con Izabella a la cabeza,
los paladines se pusieron en acción y la siguieron.

Kaito estaba a punto de ser atraído también, pero se detuvo. Rápidamente inspeccionó sus
alrededores. Los oficiales civiles estaban temblando, pero ninguno de ellos parecía estar
terriblemente herido. En algún momento, Vlad se había desvanecido.

Probablemente solo se aburrió… Qué despreocupado— ¿Huh?

Entonces Kaito se dio cuenta de que Godot Deus lo estaba mirando fijamente. Después de
asegurarse de que su joya estaba sin daños, Kaito asintió con la cabeza. Después de
intercambiar una mirada significativa con Godot Deus, Kaito salió corriendo.

En el momento que lo hizo, succionó su aliento.

38 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“¡—!”

Ahí, encontró otro paisaje infernal extendiéndose ante él.

Justo como antes, los subordinados con cuerpo de paloma estaban cortando las cabezas
de las personas una tras otra. Sangre salía disparada de sus torsos desmembrados antes
de que dieran vueltas y se derrumbaran al suelo. Sus cabezas cortadas se estrellaban
contra el suelo de piedra, explotando como frutas demasiado maduras.

Al mismo tiempo, otros subordinados estaban agarrando una docena o más de personas de
los brazos y arrastrándolos por la fuerza hacia la masa de carne.

“¡Ahhh! ¡Ahhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhh!”

Gritos desesperados llenaron el aire mientras las piernas de las personas caían sobre los
trágicos cadáveres. Lucían casi como marionetas, interpretando un acto en una comedia
cruel. Sin embargo, sus gritos trastornados sin duda eran el verdadero asunto.

“¡Dios santo!”

Incapaz de soportar el terrible espectáculo, incluso uno de los paladines manteniendo la


barrera estaba a punto de huir. Frenéticamente, Kaito corrió para tratar de detenerlo. Sin
embargo, antes de que pudiera, Izabella amonestó al hombre.

“¡Manténgase firme! ¡Concentre su maná en arreglar las secciones dañadas! ¡Nos


ocuparemos de los intrusos!”

Justo cuando gritaba, una nueva forma negra entró corriendo por las grietas en la barrera.

Izabella levantó la vista intencionadamente.

“… ¿Una segunda…ola?”

La palabra final de su oración estaba teñida de desconcierto.

Mientras él miraba a los refuerzos, los ojos de Kaito se abrieron de par en par. Murmuró con
gran sorpresa.

“De ninguna manera… Eso es demasiado cruel.”

Los nuevos subordinados aún tenían la mayoría de sus formas humanas intactas.

Extrañas alas rosa sobresalían de sus espaldas desnudas. Cada vez que se batían, las
partes humanas de sus cuerpos eran forzadas a avanzar. Perdiendo su equilibrio, los
subordinados cayeron al suelo.

Viendo a los subordinados caer, los habitantes que huían se detuvieron confundidos.

39 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Desde el interior de ellos, una mujer gritó.

“Oh… Eres Rohan, ¿verdad? ¡Rohan! ¡Querido!”

Olvidándose del peligro y temor consumiéndola, se acercó rápidamente al subordinado


calvo. Basándose en la forma en que había llamado su nombre, probablemente eran
amantes o una pareja de algún tipo. Con movimientos aparentemente oxidados, el hombre
llamado Rohan se giró para mirarla.

En el momento en que extendió su brazo hacia él, la mejilla del subordinado se hinchó
hasta el punto de casi estallar.

Entrando en razón, Kaito le gritó a la mujer.

“¡No!”

Con un ruido pulposo, la lengua del hombre se extendió fuera de su boca, y su magullada y
empapada carne se envolvió alrededor del torso de la mujer. Una vez que había capturado
a la mujer, sus alas rosadas comenzaron a batir, casi como si tuvieran voluntad propia.

“¡No, nooooooooooooooooooo!”

La mujer fue llevada hacia la masa de carne, dejando nada más que sus gritos.

Viendo el acto de violencia llevado a cabo delante de sus ojos, los habitantes se
dispersaron. Las lenguas de los calvos subordinados y las garras de los subordinados como
palomas se abalanzaron sobre ellos uno tras otro.

Furiosos y repulsados al haber sido engañados, los paladines levantaron en alto sus armas.

“¡Maldito!”

“¡Eek!”

Cuando lo hicieron, uno de los subordinados calvos soltó un débil grito. Las partes humanas
de sus cuerpos estaban temblando. Sus lenguas hinchadas parecían incapaces de formar
palabras, pero si ese no fuera el caso, probablemente habrían estado rogando por sus
vidas. Grandes lágrimas incluso estaban brotando en sus ojos.

Los demonios no lloraban.

Les gustara o no, los paladines fueron forzados a darse cuenta de que estos subordinados
seguían siendo en su mayoría humanos.

Todo lo que tenían que hacer era cortar las alas rosas, y aún podrían ser salvados. Aunque
nadie puso esa idea en palabras, la esperanza inundó la plaza.

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Mientras lo hacía, una voz baja y fría sonó.

“La Guillotine, Saint of Beheadings.”

Cinco vértices de oscuridad y pétalos carmesí aparecieron alrededor de Elisabeth, y cinco


figuras blancas emergieron del interior de ellos, aterrizando en el suelo. Las cinco hermosas
santas levantaron sus cabezas, sus ojos cerrados con fuerza.

Su abundante, lacio, cortado equitativamente cabello plateado se meció.

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42 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Mientras eso estaba pasando, Elisabeth chasqueó sus tacones.

Las santas inclinaron sus cuerpos y sus vestidos blancos sencillos se movieron con ellas.
Mirando arriba al cielo, cruzaron sus brazos pálidos sobre sus pechos antes de estirarse.
Con un ruido agudo, cuchillas rectangulares se deslizaron desde sus codos.

Las cuchillas cortaron a través de ambos tipos de subordinados en sucesión, arqueándose


de manera que desafiaban las leyes de la fuerza centrífuga. A diferencia de la vez que
habían sido usadas en la mansión del Gobernador, las cuchillas regresaron a los brazos de
las santas después de llegar al final de sus caminos.

Sangre diluvió en todas direcciones. Gritos perplejos llenaron el aire.

Entre todas las personas presentes, Kaito fue el único con ojos tranquilos. Asintió con la
cabeza.

Izabella no dijo nada. Sin embargo, uno de los otros paladines gritó con voz temblorosa:

“¡Podríamos haberlos salvado!”

“Idiota. Saca la idea de tu cabeza de que cualquier hombre convertido en un subordinado


puede ser salvado. Descarta tus sueños ingenuos. Matarlos es la única opción.”

“No puedes saberlo—”

“Puedo. Estoy más familiarizada con el trabajo de los demonios que cualquier otro.”

Después de hablar con firmeza, Elisabeth chocó sus tacones de nuevo.

Las La Guillotines cortaron en dos a los subordinados uno por uno. Sus lamentables
cadáveres comenzaron a apilarse.

En medio de ellos, la Torture Princess—amada hija del anterior contratista del Káiser, Vlad
Le Fanu, y una mujer que había superado la perfección—hizo una declaración despiadada.

“Albergar esperanza es inútil. Confíen sólo en la desesperación—y luchen contra ella, para
que puedan encontrar una oportunidad de destruirla.”

Sus ojos eran feroces mientras hablaba. Kaito mordió su labio cuando la escuchó, como si
estuviera escuchando un drama trágico.

Entonces un solo paladín saltó a la acción.

“¡Ha!”

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El cabello plateado de Izabella revoloteaba mientras daba un agudo grito de batalla. Blandió
su espada, cortando el cuello de un subordinado.

Su cabeza, todavía la de un hermano, salió volando en el aire.

Sangre goteando por su piel de porcelana, Izabella dio una resonante orden a sus tropas.

“Mátenlos. Esa es mi orden, así yo cargaré tanto la responsabilidad como el pecado. No se


lamenten; solo pónganle un final a esto.”

Mirando el rostro manchado de sangre de Izabella, Elisabeth entrecerró sus ojos carmesíes.
Sin embargo, no dijo nada.

Quizás con el fin de animarse, los paladines soltaron un repentino grito de batalla. Mientras
gritaban desde las profundidades de sus abdómenes, levantaron sus espadas por encima
de la cabeza. Los Caballeros Reales los siguieron.

Después de eso, los caballeros con calma llevaron a cabo su trabajo.

Aparte de sus alas, los cadáveres que se alineaban en las calles eran completamente
humanos.

Con el tiempo, los subordinados fueron exitosamente exterminados.

Los paladines repararon la barrera. Con la ayuda de los sacerdotes, también fueron
capaces de reforzarla más allá del punto en que había estado antes. El transporte de los
jóvenes y los enfermos comenzó de nuevo también, y los paladines formaron una escolta
para apurar el escape de los discapacitados. Después de observar estas series de eventos
y mirar fijamente los cadáveres apilados en una esquina, la realidad de la situación golpeó a
Kaito una vez más.

Estas personas están tratando desesperadamente de sobrevivir.

Eso, y el hecho de que las batallas contra los demonios eran crueles y trágicas más allá de
las palabras.

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2: Un Banquete Bajo la Luz de la Luna


Sin importar cuán paralizado pueda parecer estar, el tiempo siempre avanza al mismo paso.

Al final de la batalla, el sol se había puesto, y la noche finalmente había llegado. La capital,
cruelmente transformada como había sido, estaba oculta tras una fina cortina de oscuridad.
Aunque probablemente sólo fue temporal, la masa de carne había dejado de expandirse
también. Quizás habiendo sentido la disminución de ciudadanos disponibles para usar como
materiales frescos, también había dejado de atacar indiscriminadamente.

“…Eso se sintió como toda una vida.”

Lejos en uno de los rincones de la plaza, Kaito murmuró para sí mismo. Sin embargo, todos
los eventos que habían ocurrido hasta entonces habían tomado lugar en un periodo de
tiempo curiosamente corto. Simplemente habían sido demasiadas tragedias manchadas de
sangre, haciendo que su sentido del tiempo se distorsionara completamente. Y
probablemente no era el único.

Por fin, los defensores finalmente habían ganado algo de tiempo que podrían usar para
evaluar la situación.

Sin embargo, la batalla estaba lejos de terminar.

Incontables gotas llovieron sobre el pavimento. Atraído por el ruido, Kaito levantó su
cabeza.

Cuando lo hizo, vio un cilindro de luz blanca aparecer alrededor de un puñado de personas,
luego se transforma en gotitas y cae al suelo.

Cuando la luz se desvaneció, las personas que habían estado de pie ahí ya no se veían en
ninguna parte. El círculo de teletransportación de la Iglesia estaba operando sin descanso.
Sin embargo, alguien debe haber determinado que transportar a todos los presente en el
día era imposible, ya que uno de los círculos estaba siendo usado para traer tropas y
suministros desde el exterior de la capital.

Usando el grano recién entregado, las monjas de la Iglesia inmediatamente se pusieron a


cocinar gachas*. Las personas esperando en fila para el círculo de teletransportación,
habiendo vencido temporalmente su pánico que había surgido a partir de casi ser
masacrado, ofreció voluntariamente su asistencia.

[Nt: Es como avena.]

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Volumen 3

Enviándolos con miradas agradecidas, los sacerdotes a cargo del círculo de


teletransportación tomaban turnos gastando su maná. Gotas de sudor brotaban en sus
frentes. Y las personas a cargo de la barrera estaban aún más exhaustos todavía.

Supongo que las batallas no sólo se pelean en el campo de batalla.

Sin embargo, Kaito fue incapaz de asistirles.

El maná que poseía actualmente no únicamente venía de la sangre de Elisabeth; él mismo


había generado un gran suministro también. Pero lo había conseguido del dolor como
resultado de su contrato con el Káiser. Era incompatible con el maná de los sacerdotes, el
cual los talentosos entre ellos podían obtener recolectando energía dentro de ellos mismos
que habían acumulado de oración y que al parecer también era llamada energía espiritual.
Y aunque habían envuelto su brazo bestial en tela para evitar asustar a alguien, había una
posibilidad de que se deshiciera si prestaba una mano distribuyendo las raciones.

…Hombre, duele admitirlo, pero realmente soy en parte malo ahora, ¿huh?

Mientras Kaito pensaba seriamente, de repente encontró vapor caliente acariciando su


mejilla suavemente.

Frenéticamente, levantó la vista. Tras revisar, descubrió un tazón agrietado de gachas a


base de vegetales flotando delante de su rostro, e incluso había una cuchara de madera.
Una de las monjas de la Iglesia se lo estaba ofreciendo con una sonrisa afectuosa.

“Una bendición de Dios. Por favor, toma un poco.”

“¿Qu…? U-um, realmente no debería—”

“No seas absurdo. Si no comes, tu cuerpo no resistirá.”

La joven monja firmemente colocó el tazón en sus manos.

Kaito frenéticamente sacudió su cabeza para detenerla. La palabra inquisición pasó por su
cabeza, además de las varias fanáticas, exhaustivas y despreciativas cosas que Clueless
había dicho sobre los herejes. La actitud de Godot Deus hacia Kaito y Elisabeth no había
sido exactamente amistosa, tampoco. Esa simplemente era la forma en que los
representantes de la Iglesia eran.

Si ese era el caso, ¿entonces cuál era la perspectiva de esta monja?

Desconcertado por el inesperado giro de los eventos, Kaito evitó encontrar la mirada de la
monja.

¿Por qué alguien de la Iglesia me daría gachas? ¿Está envenenado? ¿Podría


contener veneno? ¿Podría haber?

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Torture Princess
Volumen 3

Entonces Kaito notó algo.

Flamas mágicas iluminaban la plaza desde el interior de varios contenedores. Las flamas no
poseían ningún riesgo de accidentalmente causar un incendio, y su luz dorada servía para
calentar a aquellos presentes. En medio de la luz del fuego, las monjas estaban caminando
por doquier y distribuyendo las gachas.

Parecía que estaban entregándole no sólo a Kaito sino a todos los que carecían de la
energía para conseguirla ellos mismos.

Kaito miró de completamente boquiabierto los procesos. Los rostros de las monjas mientras
recitaban palabras de oración y preocupación por los presentes estaban llenos de genuina
amabilidad, el tipo que Kaito nunca había experimentado cuando estaba con vida. Aunque
estaban tratando con el contratista del Káiser, era difícil ver sus acciones como maliciosas.

Pero si ese era el caso, entonces Kaito se encontraba con aún más razón para no
encontrarse con su mirada.

¿No le causará problemas si alguien descubre que fue amable con el contratista de
un demonio? Espera… ¿podría ser que ella no sabe quién soy?

Con esa idea, Kaito finalmente estaba satisfecho. Después de todo, su brazo izquierdo
actualmente estaba oculto por un manojo de tela. Aunque su uniforme militar haría difícil
que lo confundieran con uno de los habitantes, podría fácilmente haber sido confundido con
uno de los magos simplemente tomando un descanso.

En ese caso, ¿qué debería hacer?

Los sentimientos de la monja probablemente serían heridos si descubriera más tarde que él
había sido el contratista del Káiser. Estaba confundido. Sin embargo, no quería asustarla. Y
no quería rechazar la rara amabilidad.

Finalmente, terminó tomando el tazón con su mano derecha.

“Lo aceptaré. Gracias por la comida.”

“No, gracias a ti por esta tarde. Que la protección de Dios esté contigo.”

Después de cerrar sus ojos y orar por él, la monja sonrió de nuevo. Entonces se fue, su
grueso velo negro ondeando mientras se iba. Tomado por sorpresa, Kaito la vio irse.

Al parecer, ya sabía quién era él. Y, aun así, había traído comida solo para él.

“…Bueno, eso fue amable.”

47 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Después de asentir con la cabeza unas cuantas veces, Kaito comenzó llevarse las gachas a
su boca. Un débil y salado sabor se extendió por su lengua. Sin embargo, después de un
momento, la dulzura del grano y los vegetales comenzaron a surtir efecto.

Debido al abuso que había sufrido en vida, el sentido del gusto de Kaito era débil. Mientras
no tuviera detergente o veneno en él, podría comer simplemente casi lo que fuera. A pesar
de eso, aunque no se comparaba con las comidas caseras que su amada Hina preparaba
para él, sintió que el sabor de las gachas era más que decente. El calor comenzó a
extenderse por todo su estómago vacío.

Luego finalmente se dio cuenta de cuán hambriento había estado.

“Incluso después de formar un contrato con un demonio, todavía puedo tener hambre,
¿huh?”

Después de murmurar para sí mismo, Kaito inclinó el tazón hacia arriba y terminó el resto
de las gachas. Profundamente consciente de cuán pobre sus modales eran, tercamente
raspó las últimas gotas de grano con su cuchara.

Luego pensó en la escena similar que había presenciado hace sólo unos días antes.

Una figura como de gato raspando persistentemente el fondo de una olla de cerámica flotó
por su mente.

Hmm… Ahora que pienso en ello, ¿a dónde fue?

Poniéndose de pie, rápidamente miró alrededor. Sin embargo, la persona que estaba
buscando no se veía en ninguna parte. Dado el hecho de que él habría sido capaz de
identificarla inmediatamente si ella cruzaba su campo de visión, parecía poco probable que
estuviera consiguiendo gachas.

Después de reflexionar por un momento, Kaito se puso en marcha y se reincorporó al final


de la fila de ración.

Cuando llegó al frente de la fila, regresó su plato a la vieja monja bruja e hizo su solicitud.

“Um, la mujer con la que estoy no ha comido todavía. ¿Sería posible para mí conseguir otro
tazón lleno?”

Resoplando por su nariz de gancho, la monja le echó una mirada aguda al brazo izquierdo
de Kaito.

Perforado por su mirada gris como de cuchillo, inconscientemente enderezó su postura. Sin
embargo, después de un pesado silencio, la monja sacudió su cabeza ligeramente y rellenó
el tazón.

Al parecer, tenía intención de simular no haber visto nada.

48 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“…Muchas gracias.”

Había dos significados detrás de la manera en que le agradeció, y después de hacerlo, se


fue. Con el tazón cálido y humeante en mano, inspeccionó la plaza. Sin embargo, como
había esperado, la mujer que estaba buscando seguía sin verse en ninguna parte.

“Maldición, Elisabeth, ¿a dónde fuiste?”

En búsqueda de la hechizante figura de la Torture Princess, Kaito partió una vez más.

***

“¡Ow, hey!”

Casi media hora más tarde, Kaito se encontró siendo prácticamente expulsado de la
entrada de la plaza por los paladines.

Detrás de él, podía escuchar la puerta cerrándose fuertemente. En verdad había sido
dejado fuera.

Después de alguna manera evitar que se cayera, Kaito guardó el tazón en su brazo derecho
para evitar que las gachas dentro se cayeran. Cepillando su flequillo al costado y limpiando
su sudor, se giró para mirar por encima de su hombro.

“¡Entiendo que estén impacientes y todo, pero ¿los mataría ser un poco más gentiles?!”

Nadie respondió su arrebato furioso. La única respuesta que la hilera de paladines ofreció
fue su silencio.

Furioso, Kaito apretó sus dientes. Sin embargo, al mismo tiempo, entendió por qué lo
habían echado tan bruscamente de la plaza.

Después de notar la ausencia de Elisabeth, Kaito había caminado por la plaza en búsqueda
de ella.

Atrayendo no poca porción de miradas de odio, Kaito miró en todas y cada una de las
tiendas, con el tiempo llevando hasta a revisar debajo de los escritorios. Aun así, no pudo
encontrarla.

Como último recurso, les preguntó a los paladines manteniendo el perímetro si la habían
visto. Como resultado, descubrió que se había ido por su cuenta y fue expulsado y se le
encargó traerla de vuelta.

“Por más que nos odie, todavía quieren que la traigan de vuelta. Si entienden cuán
desesperadamente necesitan nuestra ayuda, podrían al menos intentar tratarnos como si

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Torture Princess
Volumen 3

estuviéramos de su lado, ¿no lo creen? Aunque…puedo entender por qué están tan
enojados.”

Kaito murmuró para sí mismo, luego miró de reojo una última vez de manera breve a los
paladines.

Viendo sus tensas figuras vestidas con armaduras, tragó saliva.

En ese momento, la mayoría del mantenimiento de la barrera estaba siendo realizada por
los sacerdotes, liberando a los paladines de su pesada, e inusual responsabilidad. Sin
embargo, justo como durante la tarde, todavía estaban vigilando el perímetro en un estado
de alta alerta.

Mientras ayudaban a proveerles maná a los sacerdotes, también estaban sirviendo como
escudos humanos. Se prepararon para el hecho de que si los subordinados el ataque,
inmediatamente perderían sus vidas.

Sin embargo, la Torture Princess simplemente se había abierto paso a través de ellos.

Encima de todo eso, su sirviente había venido despreocupadamente paseando con un


tazón de gachas en una mano.

…Hombre, tuve suerte de que no simplemente me golpearan.

Dándose cuenta de que los paladines podían difícilmente ser culpados por la manera en
que lo habían tratado, Kaito suspiró.

Luego caminó una vez más por el camino.

Con la plaza a su espalda y gemidos viniendo de la masa de carne detrás de él, Kaito
avanzó hacia adelante.

***

Previamente, Elisabeth le había dicho a Kaito que muchos de los residentes de la capital
eran ricos, particularmente aquellos que vivían no en las zonas mercantiles o industriales
sino en el dedicado distrito residencial.

La prueba de sus palabras yace en el hermoso paisaje urbano extendiéndose ante él. Cada
hilera de casas estaba decorada con ladrillos de diferentes colores, los cercos frente a la
calle principal estaban hermosamente cuidados, y escaleras de piedra blanca llevaban a los
porches* de las casas.

[Nt: Es como una entrada cubierta.]

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Torture Princess
Volumen 3

Le recordó a Kaito los suburbios turísticos europeos que había visto por un segundo en
televisión. Sin embargo, el colorido y lleno de flores paisaje urbano estaba actualmente
sumido en un silencio ominoso.

Ni una sola persona estaba a la vista. Afortunadamente, sin embargo, tampoco había
ningún subordinado.

En la plaza, los paladines habían seleccionado a las personas sin discapacidades de entre
aquellos que habían buscado refugio y enviaron a sus mejores hombres con ellos para
escoltarlos fuera de la capital.

Gracias a eso, debería estar bien, incluso con las gachas manteniendo ocupada una
de mis manos.

Ya no teniendo miedo de dejar caer las gachas, Kaito enérgicamente aceleró el paso. Cada
vez que se acercaba a un callejón, se detenía, luego se asomaba en su esquina. Sin
embargo, no encontró ni siquiera un solo gatito callejero.

Parecía que, por el momento, estaba solo.

En el momento en que se dio cuenta de eso, un abrumador silencio llenó sus oídos.

“…Aquí debería estar bien. Y no es como si realmente seré capaz de charlar con él* una
vez que haya encontrado a Elisabeth.”

[Nt: Aquí usa una expresión que se puede interpretar como “hablar de una manera que
demuestre que estás sexualmente atraído”, o sea, seducir o coquetear, I guess.]

Murmurando para sí mismo, Kaito detuvo temporalmente su búsqueda.

Después de preocuparse por un momento, dejó salir una voz baja desde lo profundo de su
garganta, una que sonaba casi como la de un extraño.

“Káiser.”

“¿Llamaste, Oh indigno amo mío?”

Oscuridad se arremolinó delante de él. Delgados hilos de oscuridad se unieron para formar
músculos flexibles y un fino y aterciopelado pelaje. En breve, un perro negro tan alto como
los techos de las casas cercanas se había materializado. Aunque era gigante por
naturaleza, podía cambiar su tamaño a voluntad.

La monstruosa bestia bajó la vista hacia Kaito, sus ojos brillando con abrasador fuego del
infierno.

Mirando al magnífico sabueso que albergaba al Káiser, Kaito le hizo una pregunta sin
ningún vestigio de miedo.

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Torture Princess
Volumen 3

“Hay algo que quería preguntarte.”

“¿Qué es aquello que le inquieta y desea conocer?”

La respuesta del Káiser fue la imagen misma del servilismo. Kaito le frunció el ceño al
sarcástico canino.

“¿Por qué no colaboraste cuando los subordinados lanzaron su ataque sorpresa?”

En ese entonces, el Káiser podría haberse abierto paso a través de los subordinados
obstruyentes y cazado a los subordinados con facilidad. A pesar de eso, no había mostrado
su rostro.

Por un momento, silencio descendió sobre ellos. Sin embargo, el Káiser rápidamente
resopló en burla.

“La respuesta es simple. No me opongo a destruir a otros demonios para demostrar


mi poder. ¿Pero por qué yo?, el supremo Káiser, ¿debería ser obligado a cazar a meros
subordinados al servicio de algunos humanos? Esa no es tarea para un sabueso de mi
calibre. ¿Eres tan tonto que usaría un cañón para destruir a una hormiga?”

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

El Káiser se rio con una voz que parecía a la de un humano. Kaito entrecerró sus ojos,
como si desafiara al Káiser.

“Soy tu contratista. ¿No es tu trabajo echarme una mano cuando la solicito?”

“No te des aires, chico. Eres mi amo, mi catalizador, mi herramienta, y mi carne. Yo


no soy el ser mantenido. ¿Preferirías que te consumiera aquí y ahora?”

“…Oh, ya veo. Así que vas a comerte a tu contratista, perder tu vínculo a nuestro mundo, y
volver corriendo a casa justo tan pronto como llegaste aquí. Sería el hazmerreír de la
humanidad. Nadie nunca va a querer convocarte de nuevo. Eso sería excesivamente
divertido, ¿no es así?”

Cualquiera que se arrodillara ante un demonio rápidamente encontraría su cabeza


aplastada. Kaito por instinto sabía que temblar y humillarse a sí mismo ante el Káiser sería
la cumbre de la estupidez.

Precisamente por eso Kaito estaba actuando tan arrogante. Mientras hablaba, un sonido
pesado y sordo sonó.

El brazo izquierdo de Kaito se había desvanecido desde el codo hacia abajo.

“… ¿Huh?”

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Sangre salió a chorros sobre pavimento de piedra. La única razón por la que fue capaz de
evitar que se le cayera el tazón de gachas era que los dedos en su mano derecha se habían
endurecido por el shock, en lo que podría ser sólo descrito como un milagro.

Delante de los ojos perplejos de Kaito, el Káiser escupió algo. Un bulto de carne cayó en la
piscina de sangre con un fuerte chapoteo, y la tela negra envolviéndolo se soltó. Kaito lo
miró fijamente, perplejo.

El brazo humano, el cual en su mayor parte había sido transformado en el de una bestia,
parecía casi completamente extraño para él.

…Espera, ese es mi brazo, ¿no es así?

En el momento en que esa retrasada realización se desarrolló, un agudo dolor atravesó sus
nervios.

“—¡Rrk!”

Kaito inmediatamente contuvo un grito. Antes de ese momento, había probado el agudo
dolor de la muerte cientos de veces. Sin embargo, incluso él era débil a los ataques
sorpresa.

¡Cálmate, cálmate, cálmate, cálmate, cálmate! Esto no es nada.

Al intencionadamente probarlo y acostumbrarse a sí mismo a él, Kaito dominó el dolor.

Unos cuantos segundos más tarde, había recuperado completamente su compostura.

El labio del Káiser se había torcido ligeramente, como en admiración.

“Oh-ho.”

Encorvándose, Kaito puso su tazón en la superficie del camino.

Fue, en cierto modo, estúpido cómo inmediatamente priorizó la seguridad de las gachas.
Chasqueó sus dedos. Su sangre derramada se convirtió en pétalos de flor carmesí. Se
reunieron en su herida, luego regresaron a su cuerpo. Después, levantó su brazo izquierdo
y lo presionó contra el corte transversal. Su carne y huesos descubiertos entraron en
contacto, e hicieron un sonido de salpicadura cuando los aplastó uno contra el otro.

“—La (return).”

Oscuridad y pétalos cerúleos los rodearon como una superficie adhesiva rudimentaria.
Hueso, carne, y las fibras de su ropa todo se estiró como si cientos de delgadas y horribles
manos hubieran brotado de ellos. Se entrelazaron, fusionándose.

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Volumen 3

Al final, todo había regresado a su estado original.

Kaito inmediatamente fijó su mirada en el Káiser.

“¿Estás bien ahora, Káiser? Realmente tienes que hacer algo respecto a ese temperamento
tuyo.”

“Y tú deberías hacer algo respecto a tu hábito de despreocupadamente pinchar* a tu


propia bestia… Hmm, parece que tu espíritu es inquebrantable. Y veo que tu apariencia de
demente está intacta también. Muy bien. Retorcido como eres, perdonaré tu insolencia. Sin
embargo, ¿qué tienes intención de hacer respecto a la contradicción que llevas, Oh indigno
amo mío?”

[Nt: Como incitar o provocar, por si no quedó claro.]

Káiser cayó pesadamente sobre su estómago. Descansando su barbilla en sus patas


delanteras cruzadas y finalmente tomando una pose apropiada para tener una
conversación, le hizo su pregunta a Kaito.

Kaito inclinó su cabeza ante la repentina pregunta. El Káiser sopló aire que apestaba a
herrumbre por su nariz, luego dio una risa gutural.

“¿Qué, tonto, no te habías dado cuenta? Eres el contratista de un demonio, la


personificación misma del poder diseñado para destruir el mundo. Sin embargo, tú salvas a
otros, recibes su gratitud, y sientes serenidad. Ridiculeces sobre ridiculeces. Tan absurdas
e insalvables contradicciones. Debería darte vergüenza, chico.”

“… ¿Estabas viendo eso?”

“Y riendo todo el tiempo. Presentaste un espectáculo bastante desagradable e


indecoroso.”

El Káiser resopló sarcásticamente otra vez, soplando gases en el rostro de Kaito que olían
inequívocamente a sangre. Kaito apretó sus puños mientras bajaba la mirada. El Káiser
tenía razón. Dado su poder y situación, sus acciones eran increíblemente contradictorias.

Mientras Kaito reflexionaba sobre eso, el Káiser continuó.

“A la larga, esa contradicción se convertirá en una estaca y perforará tu pecho. No


diferente a esa mujer destinada a la hoguera.”

“Elisabeth.”

Kaito respondió a sólo esa parte. Dirigió sus pensamientos al inevitable destino de ella.

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Después de que superaran su predicamento actual, Elisabeth sería quemada en la hoguera.


Y dado que él era su sirviente y el contratista del Káiser, el hecho de que no había
lastimado a nadie no sería suficiente para dejar que Kaito escape a ser ejecutado también.

Sin importar cuántas hazañas buenas acumulara, era demasiado para que la Torture
Princess fuera torturada.

Kaito se mordió su labio un poco. El Káiser, mirándolo, se rio en voz baja.

“El poder de los demonios es supremo, y se alcanza por primera vez cuando uno
extiende su mano más allá de los límites de la avaricia y el deseo. No malinterpretes eso,
chico. El que … ¿olvida su más grande deseo no es nada más que un tonto disfrazándose
de un santo. Acumulación del Dolor de Diecisiete años, yo— ¿Hmm? Sería inconveniente si
me vieran, ya que me ocupo poco del chirrido de un ratón.”

El Káiser no dijo más mientras su silueta se derrumbaba y sus músculos de acero y fino
pelaje se disolvieron gradualmente. Luego se desvaneció en una espiral de oscuridad, el
resplandor de su fuego infernal fue lo último en irse.

Espera, ¿qué acaba de pasar?

Frunciendo el ceño, Kaito levantó la vista en sorpresa. Vio a una sombra torcida
acercándose desde el final del camino. Preocupado de que fuera un subordinado, Kaito
levantó su guardia. Sin embargo, la sombra resultó pertenecer a dos paladines.

Debido al hecho de que uno de ellos había estado apoyando el hombro del otro, el par en
conjunto pareció ser un monstruo por un instante.

Su marcha era inestable.

¿De alguna manera ayudar en los esfuerzos de evacuación los hirió y forzó a
regresar antes?

Con eso como hipótesis, Kaito comenzó a llamarlos a los dos.

“¿Están bie—?”

“Vamos, camina… Entiendo cómo te sientes, pero no podemos evitar el cuartel general por
siempre. Y a menos que quieras que alguien nos encuentre, tienes que dejar de llorar.”

“Mierda…mierda, mierda… ¡Todos bien pueden irse al infierno!”

Al escuchar su conversación, Kaito frenéticamente se calló. Al parecer, los dos se habían


escabullido temporalmente de la plaza. Además de eso, el que estaba siendo apoyado
estaba gimiendo y golpeándose a sí mismo en la cabeza no envuelta en el hombro de su
compañero. Claramente estaba en algún tipo de estado desconcertado.

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Ah, mierda, eso no es bueno.

Mirando alrededor, Kaito se coló en una puerta que alguien había dejado abierta durante su
escape. Agachándose detrás de un cerco, hizo de su cuerpo una bola tan pequeña como
podía.

Después de todo, no había ninguna escasez de personas que tenían animosidad hacia el
sirviente de la Torture Princess.

Y dudo que ese tipo quiera que alguien lo escuche llorar.

Cautelosamente mirando a través del cerco, Kaito miró hacia la carretera. De todos los
lugares que los dos podrían haber elegido, los dos paladines terminaron deteniéndose casi
directamente delante de él. Kaito contuvo su respiración para evitar ser descubierto.

Sin darse cuenta de él, uno de los paladines susurró mientras intentaba evitar que su
compañero se hiciera daño a sí mismo.

“Vamos, podemos hacer que te dejen descansar con los heridos. Al menos vamos a la
estación de primeros auxilios hasta que te hayas mejorado—”

“¡No seas idiota! Los niños nuevos estarían ansiosos incluso en la mejor de las situaciones;
¡no puedo dejar que me vean así! …Maldita sea, maldición… Eso fue horrible… Maldición,
lo siento, lo siento… Ahhhhh, lo siento… No puedo… No puedo seguir con esto…”

Después de recuperar sus sentidos, los llantos del paladín se hicieron aún más feroces.

Mientras sollozaba, sus piernas se enredaron y se cayó. Sin embargo, su pánico no se


redujo. Arrastrándose por el suelo mientras lloraba, se enroscó en una bola y comenzó a
vomitar.

Kaito no podía culparlo. Realmente no podía.

La razón por la que se siente tan culpable probablemente es por lo que pasó al final
de la operación de búsqueda y rescate en el área alrededor de la masa carnosa.

Esa era la hipótesis de Kaito.

La operación de búsqueda y rescate para las personas que no habían sido capaces de salir
a tiempo había terminado más o menos al atardecer.

Aunque esa misión había concluido, su trabajo estaba lejos de terminar. Si hubieran mirado
entre los edificios un poco más, probablemente habrían logrado encontrar muchos más de
los residentes.

A pesar de eso, sin embargo, la misión había sido abortada.

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La razón fue el hecho de que muchos de los rescatistas habían estado exhaustos.

Kaito, también, había participado en la misión, e hizo memoria de los eventos que habían
ocurrido a mitad de camino.

La mayoría de las personas que caían presa de los demonios encontraban destinos que
estaban más allá de la descripción. Los empleados de la Iglesia eran profundamente
conscientes de eso, y los paladines probablemente habían hecho las paces con ese hecho
de antemano. Sin embargo, la manera en que las víctimas en la capital habían sido
transformadas fue más espantosa de lo que cualquiera hubiera imaginado.

Lo que había sido particularmente espantoso fue el estado del pequeño teatro diseñado
para que los comerciantes ricos llevaran a cabo recitales. La Iglesia había invertido en la
construcción del edificio—y como resultado, había sido capaz de poner restricciones de
poner restricciones de lo que se podía realizar ahí—el cual presumía un gran diseño. Sus
delicados vitrales proyectaban luces vívidas sobre el escenario. Cuando la masa de carne
había atravesado el muro detrás de los niños y las niñas alineados en el escenario, los
había devorado desde las cinturas hacia abajo y fusionado sus cerebros y órganos.

Habían sido transformados en blasfemas y repulsivas obras de arte, completamente


irreconocibles como humanos. Intensificando el horror de la escena estaba una estatua de
la sangrienta Santa derramando lágrimas colgando desde el techo abovedado, cuidando de
ellos simbólicamente.

Cada vez que eran cortados, los niños gritaban, ocasionalmente prestando sus jóvenes
voces a aleatorias y angelicales canciones.

Eso fue más que suficiente para detener las manos de los guerreros enviados a eliminarlos,
especialmente los paladines, los Caballeros Santos. La experiencia hizo añicos su
resolución.

Al final, el deber de asesinar a los niños recayó en Elisabeth.

Fue la única que nunca apartó sus ojos de las trágicas figuras de los niños.

Después de eso, no una pequeña cantidad de caballeros jóvenes habían caído en estado
críticos de agitación psicológica.

Probablemente todavía había sobrevivientes ahí fuera, escondiéndose y temblando


después de haber presenciado escenas de atrocidad comparable. Sin embargo, dado el
hecho de que la batalla seguramente sólo iba a volverse más intensa a partir de ahora, no
podían arriesgarse a usar todo el personal restante.

Como resultado, la misión de búsqueda y rescate había sido abortada.

Incluso Kaito estuvo de acuerdo en que esa decisión había sido necesario.

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Sin embargo, todavía había personas como los paladines que había visto que estaban
abrumados con inaguantable culpa.

“Lo siento, lo siento, lo siento. ¡Arghhhhhhhh!”

Aun así, disculparse no va a hacer ninguna diferencia. Si yo fuera uno de los


residentes, nada de lo que dijeran podría hacer que los perdone.

Sin importar cuánto pidieran perdón, a las personas que habían abandonado, la decisión de
dejar de buscar sobrevivientes significaba todo. No había ninguna duda de que esas
personas estaban resentidas con el mundo tanto como lo había estado Kaito en su vida
pasada, si no es que muchas veces más.

Kaito comprendió todo eso, a tal punto que dolió. Sin embargo, también podía apreciar los
sentimientos de aquellos que no podían soportar no disculparse.

Como para animarlo, el otro paladín masajeó la espalda de su compañero vomitando.

“…Sí, hombre. Eso fue horrible, de acuerdo. Nunca había visto un lugar tan cerca al infierno
como ese.”

“Personas…personas viéndose así… ¡Ahhhhhhhhh! Es sacrilegio. Sacrilegio, todo ello.


Santa, Dios, ¿por qué no los protegieron? Tan cruel; es demasiado cruel… Y encima de
eso, ¿por qué tuvimos que ser los que lo hicieran? ¡Con nuestras propias manos, nuestras
propias espadas! ¡Ahhhhhhhhhhhhhh!”

Agarrando su cabeza, el paladín gritó. Golpeó su cabeza contra el pavimento de piedra una
y otra vez.

“Esto no es para los que nuestras espadas están destinadas. No lo es, no lo es, no lo es.
No, no, ahhh. No me mires; ¡no me mires así!”

“Vamos, cálmate. Entiendo cómo te sientes, pero tienes que controlarte. Por favor, tienes
que parar.”

El otro paladín lo sostuvo, aunque sus hombros estaban temblando también.

Kaito se encontró a punto de salir de detrás del cerco. Queriendo decirles que no habían
hecho nada malo, espontáneamente reunió fuerza en sus rodillas.

Cuando lo hizo, sin embargo, el paladín masajeando la espalda de su compañero gritón—


con cuestionable efecto, ya que ambos llevaban armadura—habló de nuevo.

“No puedo aceptar la decisión de nuestra comandante—¿por qué no simplemente hacer


que la Torture Princess maneje a los subordinados?”

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Espera… ¿qué acaba de decir?

Kaito podía sentir un frío extendiéndose por su cabeza. Gracias al abuso que había sufrido
en vida, cada vez que sus emociones negativas cruzaban cierto umbral, su intensidad
disminuía. En su lugar, recuperaba su claridad mental y se calmaba.

Kaito imaginó la expresión en el rostro de Elisabeth en el teatro.

“Qué lamentable son todos ustedes. Vayan ahora a su descanso.”

Mientras los liquidaba despiadadamente tan cuidadosamente como podía, Elisabeth había
sido la única que nunca apartó sus ojos.

La Torture Princess fue la única que había presenciado esa tragedia en su totalidad.

“¡Esto no es para los que nuestras espadas están destinadas! ¡Deberíamos simplemente
dejarle cosas como esa a la persona que ya carga con pecado!”

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

La risa del Káiser hizo eco dentro de los oídos de Kaito. Su voz sonaba tanto despectiva
como inquietamente humana.

El pelo en el brazo izquierdo de Kaito se erizó, y luego el dobladillo de su negro y largo traje
creció cuando se puso de pie. Cruzó el césped con zancadas mágicamente potenciadas,
alcanzando la puerta en un instante.

Cuando lo hizo, un golpe sordo resonó.

“… ¿Huh? “

Kaito por reflejo se detuvo en seco. Escondiéndose detrás de la jamba, observó a la calle.

Ahí, vio algo totalmente inesperado.

El paladín que había sugerido que deberían dejarle el asesinato de los subordinados a la
Torture Princess se había derrumbado en el pavimento, y sangre estaba corriendo de su
nariz. Una hermosa mujer con cabello plateado y gotas rojas goteaban de su puño en un
guantelete delante de él.

Izabella Vicker se parecía a una afilada y refinada espada mientras hablaba en voz baja.

“¿Eso es todo lo que tenías que decir?”

“… ¡C-comandante!”

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“Somos las espadas de la Iglesia, las cuchillas de la Santa, y los escudos de las personas.
Si no salvamos a los inocentes que sufren, si no matamos a los subordinados… ¿entonces
quién exactamente esperamos que lleve esa carga?”

“Como dije, la Torture Princess—”

“¡¿Quieres que le confiemos a aquellos que deberíamos salvar a otra persona?!”

Izabella le gritó al paladín caído. Su fría e implacable reprimenda hizo eco fuertemente.
Tímidamente tragando saliva, el paladín sacudió su cabeza. Sin embargo, siguió su queja,
su voz era prácticamente un chillido.

“Pero matar civiles…es horrible. Esto es—”

“¡¿Qué demonios te dije?!”

Izabella agarró el cuello del hombre a través de un huevo en su armadura. Era más alto y
más fornido que ella, pero lo alzó en el aire con facilidad. Su confusión interna debe haberse
desbordado, ya que las lágrimas comenzaron a bajar por su rostro junto a la sangre de su
nariz.

Mirando su mirada emocional de frente, Izabella gritó.

“¡Todos ustedes no deberían sentir ninguna culpa en matar a esas personas retorcidas! ¡Si
hay alguna culpa a ser tenida, entonces como la que dio la orden, la cargaré yo, y yo sola!
Cuando el momento llegue, el perdón de la Santa los guiará al lado de Dios. ¡Las personas
que mataron podrían seguramente no tener ninguna objeción a eso!”

“Ma’am…comandante Izabella.”

“¡Expulsen su pecho con orgullo y no derramen más lágrimas! No perdonaré a nadie que les
reproche sus acciones, aunque sean ustedes mismos. Y en cuanto a ti…”

“¡Ma’am, sí, ma’am! ¡Mis disculpas, mis más sinceras disculpas! Yo solo, yo…”

El otro paladín saltó a la atención, sangre goteando por su frente. Entonces se dejó caer de
nuevo para postrarse contra el suelo de piedra, su voz alta y chillona. Mirando hacia abajo
al hombre claramente agitado, Izabella le dio una orden severa.

“Ve a descansar en la estación de primeros auxilios. Y no te atrevas a poner un pie en el


campo de batalla sin el permiso de un sanador. ¿O tienes intención de poner en peligro a
tus camaradas?”

“No, ma’am; ¡entendido, ma’am! ¡Haré como dice, comandante!”

“Entonces ve—y tienes mis disculpas por no notar tu condición antes.”

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El paladín postrado luchó para ponerse de pie. Frustrados, el par se disculpó


repetidamente. Luego, dándose cuenta de que tenían tareas apremiantes que atender,
colocaron sus brazos izquierdos horizontalmente contra sus pechos y se inclinaron.

Después de regresar sus reverencias, Izabella dio un afirmativo asentimiento de cabeza.


Los dos paladines se apresuraron en el camino para regresar a la base. A través de sus
lágrimas, incluso el paladín que había necesitado apoyo hasta entonces recobró la
compostura frenéticamente.

Pronto, se fueron, dejando atrás sólo un pesado silencio.

Izabella exhaló brevemente y miró fijamente al cielo. Después de que pasó un momento,
habló bajo.

“¿Vas a salir?”

“¿Me viste?”

Sorprendido, Kaito regresó al camino.

Izabella se giró hacia él. Su cabello plateado se ondeó suavemente en la pálida luz de la
luna. Sus ojos azul y púrpura parecían un par de piedras preciosas mientras se
concentraban en él. Una amable y algo exasperada sonrisa se extendió por su rostro.

“Difícil no hacerlo contigo tan ansioso por derramar sangre… Intrigante. A primera vista,
pareces acostumbrado a la batalla, pero a veces actúas como un completo amateur.
Primero, déjame ofrecerte una disculpa. Mis subordinados fueron bastante groseros. Debe
haberte dolido, escuchar a tu ama despreciado así.”

“Prefiero pensar en ella menos como una ama y más como una amiga.”

“¿Una amiga?”

Una vez más, Izabella respondió a las palabras de Kaito con total desconcierto. Con un
gesto infantil que parecía chocar con su sagacidad y belleza, inclinó su cabeza al costado.

Notando su confusión, Kaito inconscientemente comenzó a balbucear.

“Ella, ya sabes, uh, hay muchas cosas que las personas malinterpretan sobre ella… Quiero
decir, ella es la Torture Princess, así que algunas de esas cosas realmente no son
malentendidos. Pero ella tiene cualidades buenas, también. La gente cree que es
prácticamente un demonio, pero no lo es. Incluso ahora, está luchando sin temor en nombre
de la humanidad.”

Kaito terminó enviando una esperanzadora mirada hacia Izabella, una que preguntaba si
entendía a qué se refería.

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Por alguna razón, sintió que ella sería compasiva.

Finalmente, Izabella dio un lento asentimiento de cabeza, como si su percepción hubiera


cambiado.

“Eso es una sorpresa. La relación que ustedes dos tienen es mucho mejor de lo que había
anticipado… Me disculpo por esta tarde también. Aunque es solo una excusa, tenía una
razón para el consejo que di.”

“¿Sí?”

“Mi hermano menor fue asesinado por la Torture Princess. Como resultado, albergaba
dudas sobre su confiabilidad.”

Sin siquiera una pausa, Izabella reveló una increíble verdad.

Los ojos de Kaito se agrandaron. Peinando hacia atrás su flequillo plateado, Izabella cubrió
su precioso ojo izquierdo. Luego entrelazó sus siguientes palabras como si estuviera
contando una vieja historia.

“Incluso ahora, cuando veo mi ojo azul, pienso en él… No era tan habilidoso en la magia
como yo lo era. La gente le decía que sería muy difícil para él convertirse en un paladín.
Pero su voluntad de vivir y su sentido de la justicia eran fuertes. Me había preparado para el
día, pero nunca esperé que no volviera a casa del Plain of Skewers.”

“¡…!”

Mientras escuchaba la historia de Izabella, los pensamientos de Kaito inmediatamente


salieron volando a un demonio particular.

Habían peleado con él casi inmediatamente después de que Kaito fue convocado por la
Torture Princess. Abajo en un pueblo lleno de residentes masacrados, el Caballero que
había gritado como un demente, sus brazos y sus piernas puestos en cadenas.

“ELISABEEEEEEETH! ELISABEEEEEEETH!”

Su voz llena de no solo dolor sino de absoluta furia.

Los ojos bajo su yelmo blindado habían sido sorprendentemente puros y azules y justo tan
hermosos como el de Izabella. Y el contratista del Caballero había sido bastante joven y
parecía originalmente haber sido bastante virtuoso.

Viendo al hombre, Elisabeth le había susurrado suavemente.

“Un sobreviviente del Plain of Skewers, ¿hmm? Debe haber sido doloroso. Sin duda
me detestas.”

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Ese chico… ¿Podría haber sido…? No, no hay manera.

“¿Qué pasa? Tienes una expresión extraña.”

Izabella frunció el ceño mientras miraba a Kaito inquisitivamente.

Después de internamente debatir por unos segundos, Kaito se tragó las palabras que
habían estado en la punta de su lengua.

“…No, no es nada.”

Incluso si suposición es correcta, decirle no lograría más que traerle dolor.

Nadie querría escuchar que estaba la posibilidad de que su hermano había hecho un
contrato con un demonio.

Habiendo tomado su decisión, Kaito eligió permanecer en silencio. Llevando una expresión
desconcertada, Izabella continuó.

“Escuché que fuiste convocado como su sirviente de otro mundo. Ese siendo el caso, puede
que no estés al tanto, pero desde el Plain of Skewers, cada batalla que los Caballeros
Reales y nosotros los paladines peleamos ha terminado en innoble derrota. Teníamos el
deber de proteger a las personas, no solo de la Torture Princess sino del ejército de
demonios que Vlad Le Fanu comandaba. Pero hasta que la Torture Princess desertó de los
demonios y obtuvimos un indulto temporal, fuimos constantemente invadidos. Con el fin de
mantener nuestra frágil línea de defensa, tuvimos que hacer muchos sacrificios, la mayor
parte de los cuales constaron de nuestras más talentosos y experimentados hombres.”

“Espera… ¿podría ser por eso…?”

“Precisamente. Como resultado, muchos de nuestros caballeros actuales son verdes y


débiles al desgaste psicológico. Además de eso, la mayoría de nuestros miembros
principales sobrevivientes son personas a las que se les encargó la tarea de vigilar el borde
del área donde los demi-humanos de pura sangre y la gente bestia viven. Y desde el tercer
tratado de paz, esa región ha sido el paradigma de la tranquilidad. Para aquellos soldados
ver tales tragedias desarrollarse delante de ellos sin duda los envío a estados de pánico.”

Hizo su declaración son ojos solitarios. Una imagen de la calamidad que habían visto flotó
de nuevo por la mente de Kaito.

Ese lugar había sido un paisaje infernal hecho de carne y sangre, un carnaval de la más
cruel variedad. Si uno no estaba familiarizado con luchar contra demonios, habría sido un
espectáculo duro para soportar. Sin embargo, no todo lo que Izabella tenía para decir era
desalentador.

“Sin embargo, con todas nuestras fuerzas combinadas y con la ayuda de los sacerdotes,
creo que tenemos el poder de asegurar la defensa de la capital contra el demonio invasor.

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Torture Princess
Volumen 3

Aunque estamos sufriendo ataques desde dentro de nuestras líneas, justo como le aconsejé
a Godot Deus, debería ser posible.”

“¿Así que lo que estás diciendo es que no necesitan la ayuda de la Torture Princess?”

“Retiro esa declaración. De hecho, decirte que esa fue mi razón principal para esta
conversación. Incluso si poseemos suficiente poder para lidiar con esta situación, justo
como dices, deseo salvar a la gente tan pronto como sea posible.”

Esta vez, fue el turno de Kaito de parpadear.

Izabella lo miró directamente. Su mirada era tan seria que casi daba miedo.

“Hablaré francamente. Incluso ahora, encuentro difícil confiar completamente en los dos.
Pero entre lo que dijiste y el hecho de que la Torture Princess permanece de nuestro lado
tras la muerte de Godot Deus, es suficiente.”

“… ¡Ah!”

Oh, cierto… ¡Así que ese es otro significado de la muerte de Godot Deus!

Kaito se sorprendió por las palabras de Izabella, casi como si hubiera sido abofeteado en el
rostro.

La Torture Princess estaba atada por los grilletes de la Iglesia. Sin embargo, ella podía
deshacerse de ellos al formar un contrato con un demonio. Si eso sucedía, Godot Deus
había estado de acuerdo con detenerla al costo de su vida y todo el poder espiritual que
poseía. Pero ahora estaba muerto.

Aun así, la Torture Princess no había traicionado a la humanidad.

Kaito frenéticamente se devanó los sesos por la manera en que la muerte de Godot Deus
había cambiado la situación.

Mientras lo hacía, la voz de Izabella rápidamente lo trajo de regreso a la realidad.

“Por favor préstanos tu fuerza.”

El cabello plateado de Izabella ligeramente brillaba como si se mezclara con la luz de la


luna. Cuando Kaito volvió a sus sentidos, encontró a Izabella inclinado su cabeza bajo. Ante
sus ojos nerviosos, ella hizo su calmada y poderosa declaración.

“Por el bien del pueblo.”

Humillarse a uno mismo ante un demonio es la cima de la estupidez.

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Torture Princess
Volumen 3

Kaito agitó ese pensamiento a través de su mente. Sabía eso porque era el contratista de
uno, y la Iglesia poseía suficientes documentos e información sobre los demonios que
probablemente lo sabían también. Los sangrientos anales de historia deberían haberles
enseñado lo que le pasaba a cualquiera lo suficientemente tonto como para inclinarse ante
un demonio.

A pesar de eso, Izabella estaba inclinándose sinceramente ante Kaito.

En otras palabras, pensaba en él como humano.

Cuando se dio cuenta de eso, Kaito habló.

“Soy…soy Kaito. Kaito Sena.”

“Kaito Sena… ¿nos prestarás tu fuerza?”

“Por supuesto. Era… ¿comandante…uh…?”

“Izabella está bien. Puedes también llamarme Vicker, si prefieres.”

“Izabella, entonces. Eso es lo que yo debería estar pidiendo. Por favor, préstanos tu fuerza.”

Apunto de extender su brazo derecho, Kaito cambió de opinión y fue con su bestial brazo
izquierdo. Como si la estuviera probando, la extendió a propósito. Sin una pizca de duda,
Izabella tomó su mano en un guantelete y sujetó la suya, la prueba de su contrato
demoníaco.

Pelaje y metal entraron en contacto. Mirándose directamente el uno al otro, los dos hablaron
al unísono.

““Eliminemos a ese demonio juntos.””

Mientras lo hacían, una risa como humana hizo eco alrededor de los tímpanos de Kaito.

Un bajo murmullo rozó su oído, uno que tanto lo amenazaba como lo ridiculizaba.

Eres el contratista de un demonio, la personificación misma del poder diseñado para


destruir el mundo.

Sin embargo, tú salvas a otros, recibes su gratitud, y sientes serenidad. Ridiculeces sobre
ridiculeces.

Tan absurdas e insalvables contradicciones.

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Torture Princess
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Volumen 3

* * *

Debería darte vergüenza, chico.

Aun así, Kaito siguió sujetando la palma de Izabella.

Como diciendo que, si la soltaba, perdería algo clave para su humanidad.

***

Alrededor de diez minutos más tarde, Kaito volvió a recorrer el camino principal con su
tazón de gachas en mano.

A través de algún golpe de fortuna, a pesar de todos los calvarios por los que había pasado,
su contenido todavía no se había derramado.

El hecho de que no había sido pateado por los dos paladines había sido nada más que un
milagro. Cuando había ido a recuperarlo, Izabella exasperadamente le preguntó por qué lo
había puesto ahí.

Regresó a la plaza haca sólo hace un momento. Al parecer, después de escuchar que la
Torture Princess, dos paladines, y Kaito habían dejado la plaza, había venido tras ellos bajo
la sospecha de que una pelea podría estallar.

En otras palabras, en el momento en que encontró a Kaito y los paladines, había


completado su objetivo inicial.

“Hmm, ¿ahora a dónde se fue Elisabeth?”

Kaito, ahora solo, vagaba por la amplia carretera. Antes de que lo hubiera notado, los
edificios alrededor de él habían dejado de ser residencias, en cambio se convirtieron en
restaurantes, tiendas, posadas, y similares.

En la distancia, podía ver el muro exterior rodeando la puerta sureña de la ciudad. Pero
incluso cuando el paisaje cambió a uno adecuado para viajeros, Elisabeth seguía sin verse
en ninguna parte.

No aquí, ¿huh…? No me digas que ya volvió, ¿o sí?

Entonces Kaito se detuvo de golpe.

Podía escuchar una voz cantando una hermosa canción.

La voz responsable de la suave melodía era una que conocía bien.

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Volumen 3

Nervioso, Kaito revisó los alrededores para ver de dónde venía. Luego notó un bar-barra-
restaurante lleno de techo de tablillas y valla publicitaria de cobre con su puesta de madera
dejada bien abierta.

La canción venía desde el interior.

Kaito cuidadosamente subió las escaleras, las cuales estaban hechas de ladrillos y habían
sido desgastadas por años de pisadas de borrachos. Cuidadosamente echó un vistazo
dentro de la tienda. Las mesas redondas estaban alineadas sobre el suelo de madera
gastado dentro.

Y Elisabeth estaba sentada en una de esas mesas.

Estaba cantando suavemente para sí misma mientras se bañaba en la luz de la luna que
entraba por las ventanas.

Ocasionalmente, pateaba sus elegantes piernas de un lado para el otro, como un niño
jugando en el agua. Por alguna razón, gatos se reunieron alrededor de ella. Acariciaba sus
suaves lomos mientras se acurrucaban junto a ella, mirando con la mirada perdida al vacío
mientras la canción vagaba inconscientemente por sus labios.

Una sonrisa apareció en su rostro, una que parecía de alguna manera solitaria pero también
tranquila.

Después de observarla por un momento, Kaito tímidamente la llamó.

“Entonces… ¿te gustan los gatos?”

“¡Hwah!”

Dando un asustado grito, Elisabeth se puso en pie de un salto. Todos al mismo tiempo, los
gatos relajándose a su lado levantaron maullidos estridentes y se dispersaron.

Girándose para ver a Kaito, Elisabeth hizo una pose extraña.

“¡K-Kaito! ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡No me mires así!”

La manera en que prácticamente estaba gruñendo con ira se parecía a un gato con su
pelaje erizado. Sin embargo, su extraña pose de combate también traía a la mente algún
tipo de pájaro extraño. Intentando recordar donde la había visto antes, Kaito asintió con la
cabeza.

“¡Oh, hey, esa es la misma pose que Butcher hizo!”

“¡No me vayas y me agrupes con ese hombre! ¡Es la cumbre de la desgracia!”

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Volumen 3

Elisabeth rugió con indignación. Dentro de la cabeza de Kaito, su imagen mental del
Butcher estaba saltando arriba y abajo en protesta. Si el hombre mismo hubiera estado
aquí, probablemente habría estado gritando algo sobre descortesía.

Dejándose caer de nuevo en la mesa redonda, Elisabeth cruzó sus brazos. Se burló con
desagrado.

“¡Ha, no es que yo tenga alguna fuerte debilidad por los gatos! Simplemente me senté, y se
acercaron a mí voluntariamente.”

“Oh, así que eres el tipo de persona que atrae a los gatos.”

“¡Deja de hablar de mí con tan peculiar calor cada vez que puedes!”

Elisabeth gruñó con ira otra vez. Kaito podía prácticamente ver una cola erizada
sobresaliendo detrás de ella. Dándose cuenta de que sería obligado a sentarse en una
ducking stool a este ritmo, Kaito se calló.

Después de permanecer enojada por un momento, Elisabeth inquisitivamente inclinó su


cabeza al costado un poco.

“¿Hmm? Te preguntaré de nuevo. ¿Qué estás haciendo aquí, Kaito? ¿Demasiado tiempo
en tus manos?”

“Lo mismo que tú. ¿Por qué te fuiste así? Parece que tú eres la única con demasiado
tiempo en sus manos.”

“Ha, tonto. Si descanso por un momento en un lugar tan atestado de caballeros, muy
probablemente me encontraría desafiada a un duelo. Y aplastar a todas esas pulgas una
por una parece una molestia.”

Elisabeth se encogió de hombros. Kaito asintió con la cabeza en entendimiento.

Dadas las órdenes de Godot Deus, era poco probable que alguien intentara matarla
mientras duerme. Sin embargo, incluso en su actual estado de emergencia, no habría sido
extraño que alguien la desafiara a un duelo. Probablemente también había personas que
querían confirmar su poder y sus verdaderas intenciones antes de la batalla decisiva contra
el demonio.

Mientras Kaito pensaba en eso, el interés de Elisabeth se dirigió a otra parte.

Desviando su mirada al tazón en su mano, inclinó su cabeza al costado una vez más.

“¿Hmm? ¿Qué podría ser eso?”

“Oh, cierto, aquí.”

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Volumen 3

“¿Oh-ho?”

“Está rico.”

“Hmm.”

“Vamos, cómelo.”

“Mm.”

Después de su misteriosamente corto intercambio, Elisabeth tomó el tazón de Kaito.


Mientras sacaba las gachas amarillo pálido, le echó una mirada asesina a Kaito. Kaito
asintió con la cabeza, instándole a creer en él.

Todavía luciendo algo preocupada, Elisabeth obedientemente metió las gachas en su boca.
Una expresión compleja se extendió por su rostro mientras masticaba. Finalmente, se tragó
el bocado, luego murmuró.

“Paddle*.”

[Nt: Paleta o raqueta.]

“¿Por qué?”

Tener un dispositivo de tortura convocado sobre él sin siquiera una discusión no había sido
lo que Kaito había esperado que pasara.

Oscuridad y pétalos carmesí se arremolinaron. Un palo de madera con clavos se balanceo


hacia abajo en el lugar donde Kaito estaba de pie. Esquivando el despiadado ataque con
movimientos que o bien podrían ser descritos como elegantes o raros, Kaito levantó su voz
en protesta.

¡Heyyyyy! ¡Pasé por un inferno trayéndote eso! ¡¿Y me lo pagas con tortura?!”

“Mm, estaba espantoso.”

“¿A qué te refieres con ‘espantoso’? ¡Estaba genial!”

“¡Estaba absurdamente pegajoso y terriblemente viscoso*! ¡Esto es alguna forma de


molestia!”

[Nt: Extrañamente usa dos adjetivos con el mismo significado.]

“Eso no puede… Oh.”


Arrebatando le el tazón a Elisabeth y mirando dentro, Kaito se quedó mirando, perplejo.
Debido al grano que se había usado, las gachas se habían endurecido en un amasijo
pegajoso. Dejando caer sus hombros, decaído, Kaito soltó un pesado suspiro.

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Volumen 3

Mientras lo miraba, Elisabeth chasqueó sus dedos en reconocimiento y desvaneció la


Paddle.

“Parece que fastidiarme no era tu intención… ¿Hmm? Espera un momento, espera. ¿No me
digas que traerme eso fue tu única razón para dejar la plaza?”

“Lo fue, ¿por qué?”

“¡Tonto! ¡Irte por una razón tan estúpida segura atraerá la duda de los paladines! ¡Con ama
y sirviente habiéndose ido al mismo tiempo, seguro levantarán sospechas de que estamos
tramando algo!”

“¡Ow! ¡No me patees! Está bien; ¡Izabella no es así!”

“¡¿Qué crees que estás haciendo, actuando tan amistoso de repente?!”

“¡Nos encontramos hace poco y charlamos de cosas! Y, uh…”

Bloqueando las espléndidas patadas circulares de Elisabeth, Kaito abrió su boca para
hablar. Sin embargo, antes de que pudiera terminar sintió una ola de vergüenza.

A-Ahora que lo pienso, tengo que admitirlo, fue una razón un poco estúpida.

Pero ahora que estaba aquí, no era como si pudiera volver atrás.

Bajando su cabeza un poco, dio su razón en un murmullo.

“Imaginé que podrías tener hambre… Y me hizo realmente feliz cuando la monja me dio mi
comida, así que…”

“¿Eso es todo?”

“Eso es todo.”

Kaito finalmente levantó su cabeza, como si preguntara qué tenía eso de malo. Expulsó su
pecho con orgullo.

Apunto de gritar con ira, Elisabeth presionó su frente. Sus hombros se desplomaron.

Con un “haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah,” soltó un


gigantesco suspiro.

“Así que viniste hasta aquí para traerle gachas a la Torture Princess, ¿eh…? Tu temeridad
en verdad no conoce límites.”

“Siento que te estás burlando de mí.”

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“Eso hago, tonto.”

Elisabeth bufó. Sentándose de nuevo en la mesa redonda, agitó una mano sin propósito.

Sintiendo que el alboroto se había calmado, los gatos se reunieron otra vez alrededor de
ella. Maullaban mientras se acurrucaban junto a ella.

Mientras despreocupadamente acariciaba su enredado pelaje, Elisabeth hizo un gesto hacia


el borde de la mesa redonda.

Kaito miró y encontró botellas de vino, carnes ahumadas, aceitunas, queso, y similares
alineados en ella. Probablemente los había conseguido de la cocina. Pétalos de flor pasaron
rápidamente por la boca de una de las botellas aún selladas.

Una fragancia salió a la deriva, y un vino tinto se derramó sobre la mesa.

“Bueno, no importa. Estás aquí. También podríamos sacar el mayor provecho. Disfruta,
Kaito, y bebe conmigo.”

“Una fiesta, ¿huh? Eso es una sorpresa. ¿No será esto malo para la batalla mañana?”

“Como estás ahora, tu magia eliminará las impurezas de tu sistema sin importar cuán
intoxicado te pongas.”

“Mierda, la magia es muy conveniente.”

“Adelante, entonces. Bebe.”

Elisabeth tomó la botella cortada y se la lanzó a Kaito. Mientras su contenido salía a


borbotones, la atrapó. Cuando lo hizo, Elisabeth agarró una botella ya abierta y tomó un
trago.

Un gato negro vino y olió el vino derramado, luego intentó lamerlo. Viéndolo, Elisabeth
rápidamente se bajó de un salto de la mesa y cuidadosamente agarró al gato por el cogote.

“No, no, nada para ti. Ven, siéntate aquí ahora.”

El gato maulló después de ser colocado en el regazo de Elisabeth. Observando la escena


en desarrollo, Kaito le planteó una pregunta a Elisabeth.

“Hey, ¿qué vamos hacer respecto a estos gatos? Basado en su pelaje, no parece
pertenecerle a alguien. ¿Van a estar bien aquí?”

“Hmph. Si todo lo que se necesita es transportar los gatos, puedo dibujar varios círculos de
teletransportación. Los lanzaré por ellos más tarde. Si los dejo en otra ciudad, deberían ser
capaces de ingeniárselas.”

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Volumen 3

Mientras hablaba, Elisabeth rascó la barbilla del gato.

El gato ronroneó deleitado.

“Estos pequeños no necesitan preocuparse por invasiones de demonios y cosas similares.”

Instando a Kaito a probar los hors d’oeuvres*, Elisabeth se tragó su vino. Mientras la miraba
comer, Kaito fue golpeado por una premonición ominosa.

[Nt: Parece que son unos aperitivos que se acompañan con licores suaves como el vino,
jerez o cerveza.]

¿Elisabeth Le Fanu alguna vez tendrá otra oportunidad de comer una comida real
fuera de la capital?

Sintió como si su vino de repente se hubiera vuelto amargo.

Esta era su batalla final. Una vez que hubieran derrotado a los últimos tres demonios, sólo
había un camino restante para ella.

“Hey, Elisabeth.”

“¿Qué pasa?”

“Las guarniciones aquí están frías, y las gachas se pusieron asquerosas.”

“Mm.”

“Después de esto, cuando volvamos a casa con Hina, tengamos algo caliente y sabroso
para comer.”

Kaito eligió sus palabras deliberadamente. Sin embargo, no hubo respuesta alguna.

Elisabeth permaneció en silencio. Kaito parecía querer hablar con ella de nuevo. Sin
embargo, como si quisiera impedirle hacerlo, tomó un gran trago de su vino.

Después de beber una cantidad considerable, comenzó a hablar sobre algo completamente
distinto.

“Mañana en la mañana, nos reuniremos con Shepherd y comenzaremos nuestro ataque con
todo. Mantente listo.”

Kaito, no habiendo escuchado sobre ese plan, tragó saliva.

Ahí fue donde su conversación terminó. La Torture Princess no tenía nada más para decir.

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Kaito no hizo nada más que mirar fijamente su hermoso rostro de perfil. Entonces de
repente se dio cuenta de algo.

Esa canción hace un momento…

En verdad, Kaito nunca había escuchado una de esas antes. Después de todo, su madre
había fallecido antes de que tuviera suficiente edad para recordarla. Pero sabía que esa
suave melodía no podría haber sido alguna otra cosa.

Eso fue…

Fue una canción de cuna. Estaba seguro de ello.

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Volumen 3

3: El Arma de la Iglesia
El cielo sobre la capital a la mañana siguiente era fresco y refrescante.

Su azul claro fue resaltado por las blancas nubes flotantes.

El clima parece algo erróneo cuando piensas sobre cuán terribles son las cosas
pasando aquí abajo.

Esa fue la reacción de Kaito.

Mientras caminaba hacia delante, miró alrededor y observó a las tropas marchando
alrededor de él.

La armadura plateada de los paladines estaba brillando de manera resplandeciente a la luz


del sol. La bandera que izaban, la cual tenía la imagen de un escudo de armas de lirio y a la
Santa sufriendo, se ondeaba en el cielo azul cada vez que el viento soplaba. Su esplendor
parecía bastante inapropiado, dado el aroma a sangre que el viento también llevaba.

Entonces Kaito reconfirmó la situación actual.

Muchos de los caballeros habían sido dispersados por la capital, actuando como escoltas al
refugio de evacuación, pero ahora estaban todos marchando como uno. Además de los que
se encargan del perímetro y aquellos a cargo de mantener la barrera, cada uno de ellos
estaba actualmente avanzando hacia el lugar designado.

En verdad era una guerra sin cuartel.

Kaito y Elisabeth estaban viajando en la compañía encabezada por Izabella y Godot Deus.

De vez en cuando, Kaito chasqueaba sus dedos para masacrar a los subordinados
acercándose con su espada. Confiando en su juicio, Izabella y los paladines dedicaron toda
su energía a revisar entre los edificios para prevenir ataques sorpresa. Dejando a los demás
actuar como sus vanguardistas, Elisabeth simplemente conservó su poder.

Finalmente, Kaito y los otros llegaron a su destino: una colina.

Un cementerio se extendía detrás de la colina, pero desde lo alto, Kaito podía mirar hacia
abajo y ver todo el paisaje de la ciudad iluminado por la luz del sol.

Grupos de caballeros y paladines de otros campos de refugiados se suponían estaban a la


espera después de haber rodeado la masa de carne en que el Rey, el Gran Monarca, y el
Monarca se habían convertido. Sin embargo, desde esta distancia, era imposible confirmar
o negar su presencia.

75 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Como si en su lugar, lo que Kaito podía ver era un espectáculo bastante extraño.

“… ¿Qué pasa con eso?”

El área alrededor de la masa se manchó de gris por varias millas en cada dirección.

Los edificios dentro del radio de invasión se desgastaron como papel viejo, y algunos de
ellos se habían transformado en formas y materiales que desafiaban las leyes de la física—
algunos cristalinos y vidriosos, otros espumosos y granulares.

El mundo gris estaba en silencio. Color, tiempo, y forma habían sido robados de él. La
misma naturaleza del espacio se movió una vez pasado cierto umbral, como si hubiera sido
cortado con un cuchillo.

Kaito finalmente se dio cuenta de por qué la masa se había dejado de expandir.
Simplemente estaba consumiendo sus alrededores de una manera diferente en lugar de
corroerlos físicamente.

Está destruyendo el mundo.

O por instinto o debido a su contrato con un demonio, esa fue la conclusión a la que llegó
Kaito.

El Káiser susurró bajo en su oído.

“Contempla. Los demonios son aquellos que destruyen las creaciones de Dios. Esto
es lo que pasa cuando nos desencadenan de los egos de nuestros contratistas y se nos
permite ejercer nuestro verdadero y desenfrenado poder. Ahora bien, la Iglesia. Aunque se
coronen a sí mismos con el nombre de Dios, al final no son más que simples humanos.
Veamos cuál es su juego—esto seguro será un espectáculo muy cómico.”

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

El Káiser se rio en una voz que casi sonó humana. Parecía que tenía la intención de
divertirse aquí.

No respondiendo le, Kaito observó la escena delante de él una segunda vez.

Un camino se extendía desde la colina, llevando a lo que originalmente había sido el castillo
real. Sin embargo, el espléndido castillo, el cual aparentemente había sido aclamado como
parecido a una rosa de marfil, actualmente no se veía en ninguna parte. No era su jardín o
las innumerables casas de vacaciones pertenecientes a prominentes aristócratas. Todas
habían sido consumidas por la masa.

76 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Cuando la masa de carne explotó por primera vez de un almacén en el distrito mercantil, se
había extendido hacia el sector más importante de la capital como si hubiera estado
apuntando a él.

A pesar de eso, la mayoría de las personas importantes lograron salir, incluyendo al


rey.

Eso había sido gracias a Godot Deus, que había estado asistiendo a una reunión de
defensa en la capital después de enterarse de la batalla entre el Gran Rey y la Torture
Princess. Él sin ayuda de nadie había conseguido suficiente tiempo para evacuar.

Y una vez que había confirmado que todos habían logrado salir, cometió suicidio justo antes
de que la masa se lo tragara para evitar otorgarle al demonio una oportunidad de hacer uso
de su poder.

Como resultado, la Iglesia había perdido a uno de sus sacerdotes principales, una de las
pocas personas que podrían haberse opuesto a los tres demonios fusionados.

Habiendo perdido su fuerza esencial, los paladines estaban esperando conteniendo el


aliento a la llegada de cierto individuo.

La Shepherd, La Mules.

¿Qué tipo de persona podría ser?

Ella—de acuerdo a Elisabeth, era una mujer*—era un sumo sacerdote que poseía la
autoridad para convocar bestias míticas y espíritus de primera clase. Los paladines, Izabella
incluida, parecían tener mucha fe en ella. Sin embargo, su tardanza plantó una semilla de
duda en la mente de Kaito.

[Nt: So, una mujer, dejaré en inglés de todas maneras uwu.]

El cuartel general de la Iglesia debería tener un círculo de teletransportación


permanente instalado. Si ese es el caso, ¿entonces por qué llega tan tarde?

Dado el actual estado de emergencia, había incluso menos razón para ser tacaño en
despachar a sus sumo sacerdotes.

Mirando fijamente la masa de carne, Kaito cruzó sus brazos. Sintiendo su irritación, Godot
Deus le habló para calmarlo.

“Sé paciente, sirviente de Elisabeth. Entenderás una vez la veas.”

“¿Cuándo la vea?”

¿No cuando la conozca?

77 | P á g i n a
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Mientras Kaito se preguntaba sobre eso, una voz sonó.

“La Mules ha llegado.”

Un estridente y traqueteante ruido sonó junto al reporte del mensajero. Una mujer apareció,
montando una silla de madera con ruedas. Kaito por reflejó tragó saliva.

En el momento en que la vio, sus dudas en efecto se habían desvanecido.

La Mules parecía ser más un qué que un quién.

Vendas blancas como la nieve corrían desde su rostro a sus pies, atándola
implacablemente a la silla. Debido a la manera en que estaba atada al respaldo y los brazos
de la silla, parecía casi como si se hubiera vuelto uno con ella. Era imposible siquiera poder
descifrar su constitución. Dado eso, era casi asombroso cuán claramente sus grandes ojos
eran visibles desde el interior de los huecos en sus ataduras. Una luz extrañamente
inocente ardía dentro de ellos.

Se veía como una pieza de equipo o quizás un monstruo infantil.

Fuera lo que fuera, ciertamente no parecía humana.

“Ha pasado un tiempo, La Mules. El hecho de que sigas con buena salud en verdad
debe ser gracias a la gracia de Dios.”

La Mules no respondió al saludo de Godot Deus. En su lugar, rechinó sus dientes ante su
chirriante bozal de metal. Gotas de saliva goteaban a través de los espacios entre sus
ataduras sobre el suelo.

Los paladines se arrodillaron al unísono. Kaito se tambaleó hacia atrás en repugnancia.

Elisabeth susurró en su oído.

“La Mules es un sumo sacerdote y también ha sido canonizada* mientras estaba con vida.
Sin embargo, no puede moverse por voluntad propia y no posee voluntad propia.”

[Nt: Declarada una santa.]

“¿No tiene voluntad? ¿Qué siquiera significa eso?”

“Aunque sus rangos están por debajo del suyo, bestias míticas y espíritus de primera clase
son similares en naturaleza a Dios, y convocarlos significa arrastrarlos desde un plano de
existencia más alto. Para hacer eso, uno debe tener una fuerte conexión con Dios. Sin
embargo, aparte de la Santa Sufriente, nadie puede mantener ese poder dentro de sí mismo
por mucho tiempo y todavía mantener su cordura.”

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79 | P á g i n a
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Cuando escuchó esa devastadora verdad, el rostro de Kaito se puso rígido. Mirando de
nuevo a La Mules, su mente corrió en asombro.

Así que espera, por lo que a los humanos respecta, ¿no significa eso que Dios y los
demonios son ambos igual de fundamentalmente peligrosos?

Habiendo adivinado su tren de pensamiento, Elisabeth se rio en voz baja.

“¿Te tomó tanto tiempo darte cuenta, tonto? Dios y el Diablo, ambos no hacen nada más
que crear el mundo y destruirlo. El hombre no está destinado a conseguir su calaña*.”

[Nt: Se refiere a su naturaleza o condición, en este caso se refiere a su poder.]

Mientras los dos estaban teniendo su conversación secreta, los preparativos de La Mules
estaban avanzando.

Los paladines la habían girado hacia la masa de carne, silla y todo. También habían
inclinado el respaldo de la silla para ajustar su “ángulo.” Una vez que habían terminado de
fijar sus ruedas en el suelo con clavos, todos huyeron de su lado.

Dejados atrás, Kaito no sabía qué hacer. Entonces las instrucciones de Izabella cortaron por
el aire.

“Ustedes dos deberían regresar también. Es demasiado peligro ahí.”

“Ok, entendido.”

Dejando a La Mules sola en la cima de la colina, los paladines se acostaron en el suelo


junto a las lápidas en su ladera. Kaito y Elisabeth siguieron su ejemplo. Después de
asegurarse de que todos habían evacuado, un joven llevando una sotana rojo oscura que
parecía ser el asistente de La Mules con reverencia se acercó a ella. Sus manos temblaban
mientras removía su bozal, luego se alejó arrastrándose sobre su estómago, tan
aterrorizado como si ella fuera alguna especie de bestia carnívora.

Por un momento, La Mules no hizo nada. Sin embargo, luego abrió poco a poco su boca,
como si bostezara. Saliva goteó de entre sus uniformes dientes blancos con aspecto
herbívoro.

Toda la escena impregnada de locura, y Elisabeth murmuró mientras la observaba.

“La Mules nació con muchos estigmas dentro de ella, y puede usarlas como círculos de
invocación. Pero activarla requiere las firmas no sólo de todos los sumos sacerdotes sino de
aquellos de la realeza y titulados con nobleza también. Esa fue la razón de su retrasada
llegada.”

“‘Activar’… Esa difícilmente es una manera de describir a una persona.”

80 | P á g i n a
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“Mm, para nada. Es un sumo sacerdote que posee la autoridad para convocar bestias
míticas y espíritus de primera clase sólo de nombre.”

Ante sus mismos ojos, la mandíbula de La Mules se estaba estirando más allá del punto
para el que fueron diseñadas las mandíbulas. Sin embargo, abrió su boca aún más. Poco a
poco, las puntas de sus labios comenzaron a desgarrarse. Inclusos las ataduras atando su
rostro se desgarraron con audibles ruidos gimientes.

Luego se unieron en un diferente sonido pegajoso.

“… ¿Qu—?”

Los ojos de Kaito se abrieron de par en par. Una mancha tenuemente brillante había salido
de la boca de La Mules. Su cabeza era una docena de veces más grande que su rostro, y
estaba cubierta de mucosa como un animal recién nacido.

Era una escena grotesca, una en total desafío de las leyes que rigen las leyes de
conservación de masa.

“En verdad, ella es la más grande arma que la Iglesia posee,” Elisabeth continuó en voz
baja.

Entonces Kaito se dio cuenta de algo. La mancha estaba hecha de plumas empapadas.

Un pájaro gigantesco estaba intentando salir de entre sus delgados labios.

De repente, como si hubiera sido empujado desde adentro, el pájaro salió disparado. Se
liberó de un tirón.

Kaito intentó asimilar su completa y espantosa forma. Sin embargo, antes de que pudiera,
emitió un corto sonido de silbido y desapareció.

La luz se disparó hacia delante de La Mules, y un impresionante viento estalló en un círculo.


El respaldo de la silla se torció hacia afuera. Mientras lo hacía, todos los edificios en el lado
del camino llevando desde La Mules a la masa de carne volaron en el aire como muñecas
de trapo.

Acompañado por una onda sísmica, algo había ido rápidamente volando hacia la masa de
carne.

“Ella es más poco más que un cañón viviente.”

Mientras Elisabeth hablaba, algo—lo más probable el pájaro que había salido de la boca de
La Mules—golpeó la masa de carne. El humo azabache se disparó. Los rostros de las
víctimas capturadas de la masa gritaron en sucesión. Incluso los paladines temblaron, su
armadura repiqueteo, mientras voces terriblemente tristes llegaban a sus oídos.

81 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Kaito forzó sus ojos, intentando ver a la masa detrás de la masa ocultándola.

Había un profundo y quemado agujero que le atravesaba. ¿Qué en la tierra había pasado?

Kaito pensó en los eventos que habían ocurrido en los últimos segundos para intentar
ponerlos en orden.

El pájaro que La Mules hizo probablemente voló a ella a toda velocidad, se estrelló
con su objetivo, luego se desvaneció.

Entonces otro extraño ruido de plaf sonó. Una segunda mancha asomó su cabeza por la
boca de La Mules.

Aguantando la respiración, Kaito la vigiló. Intento con máxima compostura descifrar qué
estaba pasando.

Justo como Izabella dijo, es obvio cuán efectivas estas bestias convocadas son.

Otro pájaro nació de la boca de La Mules. La luz resonó con un breve sonido de estallido.

La superficie de la masa estalló y se dispersó. El segundo bombardeo se había realizado


con éxito. Sin embargo, Kaito cerró sus puños.

…Está yendo bien, ¿entonces por qué?

Una oscura sensación de inquietud estaba llenando su pecho, una que no podía reprimir.

Pasó mientras La Mules estaba escupiendo al tercer pájaro.

“Ya vienen,” Elisabeth murmuró en voz baja.

Prácticamente al mismo tiempo que habló, una sombra negra salió de la base de la masa.
Incontables puntos negros aparecieron en lo alto, también. Los dos grupos casi parecían
ejércitos de hormigas y moscas. Sin embargo, sus formas eran lo suficientemente siniestras
para dejar en vergüenza a los bichos.

La masa de carne estaba soltando subordinados.

El maligno ejército marchó por el espacio gris, viajando hacia La Mules—tanto la cañonera
como el cañón—con feroz intensidad. Mientras se acercaba a una tumba, Kaito se preparó
para la batalla.

Entonces Godot Deus emitió una orden.

“Mantengan sus posiciones.”

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Torture Princess
Volumen 3

Con una caída, La Mules movió su barbilla en un ángulo extraño. Su línea de fuego se
movió.

El tercer bombardeo se disparó. Las llamas blancas estallaron, arrancando el pie de la


masa. La banda de subalternos venideros pereció en el fuego.

Golpeados por la onda de choque, los subordinados con forma de pájaro violentamente se
estrellaron contra el suelo. Huesos y vísceras salieron de sus cuerpos mientras florecían en
lamentables pétalos carmesí en el camino.

Viendo el abrumador poder de La Mules, los paladines levantaron sus voces asombrados.

Por un momento, incluso Kaito sintió como si la victoria estuviera por llegar.

De repente, la superficie de la masa tembló y un trozo se desprendió.

“… ¿Huh?”

Kaito entrecerró sus ojos confundido. Era un trozo de carne cruda, pero su forma era como
la de una masa cortada por un niño con un cortapastas rudimentario.

Agitándose en el viento, la delgada figuro flotó por el aire. Tenía la forma de un humano
deformado. Ágilmente evadió el ataque próximo de La Mules. Fue golpeado por su onda de
choque, sin embargo, y la figura flotó aún más alto en el aire. Sin embargo, no parecía que
había sufrido algún daño. Mirándola, Elisabeth frunció el ceño y cruzó sus brazos.

“Hmm, originalmente era bastante diferente, pero recuerdo esa forma. Carne en forma de
hombre… Ya veo. El Monarca se ha separado.”

“¿Separado?”

“Probablemente querían evitar ser objetivos todos a la vez. Bastante inteligente para una
masa de carne. El fruto de su instinto de supervivencia, apostaría.”

Elisabeth asintió con la cabeza. Siguiendo la figura, La Mules giró su cuello con
movimientos alarmantemente tranquilos. Sin embargo, los movimientos de su oponente
fueron demasiado rápidos, y nunca fue capaz de establecerse en un ángulo de fuego.

Es como una batería* inalterable.

[Nt: También podría ser “tropa”.]

La Mules era inadecuada para una batalla contra un oponente constantemente en


movimiento.

De repente, la figura se encontró asaltada por flechas rojas. Los paladines habían estado en
espera por toda la ciudad, y parecía que habían lanzado un ataque mágico. Sin embargo, la

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Torture Princess
Volumen 3

figura fue a la deriva perezosamente y pasó directamente sobre ellos. No estaba claro qué
les había hecho, pero sus ataques se detuvieron abruptamente. Toda la escena parecía un
poco ridícula, lo que la hacía más ominosa.

Kaito sintió un escalofrío correr por su columna. Sacudiendo su cabeza, Elisabeth habló.

“La tarea está más allá de ellos. Lo cazaré.”

Godot Deus asintió con la cabeza. Usando dispositivos de comunicación, los sacerdotes
asistiéndole contactaron a lo que probablemente era otra unidad y les dijeron que no
dispararan. Todo el tiempo, la extraña figura estaba creciendo en tamaño.

Frunciendo el ceño con inquietud, Kaito finalmente se dio cuenta.

¡No, no es eso! ¡No se está haciendo más grande! ¡Se está acercando!

Al mismo tiempo, Godot Deus gritó con una voz tensa.

“¡Protejan a La Mules!”

Los paladines se movieron en unísono. Mientras La Mules prepara su siguiente disparo, los
guerreros santos trabajaron juntos para formar un perímetro alrededor de ella. Unos cuantos
sacerdotes tomaron posiciones alrededor de ellos.

Al momento siguiente, un profundo ruido sonó, y la enorme figura humanoide pasó sobre las
cabezas de Kaito y el resto.

Los rostros de varias víctimas flotaban sobre la superficie de su estómago plano.

Mirándolos, Kaito se estremeció con asco.

Se había encontrado con los ojos de cada uno de ellos.

Y todos se estaban riendo.

¡…!

En un impulso, Kaito corrió.

“Oh-ho, no es mala decisión.”

Mientras el cumplido sarcástico del Káiser hacía eco en sus oídos, Kaito corrió hacia los
puntos de apoyo que inconsciente había creado de la oscuridad y pétalos cerúleos. Estiró el
brazo, intentando agarrar una altura que habría sido imposible de alcanzar para un humano
normal.

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Torture Princess
Volumen 3

Con su brazo bestial, cortó los rostros alineados en lo alto. Aplastó varios de ellos, y la
sangre salió en oleadas.

Al mismo tiempo, todos los rostros intactos abrieron sus bocas.

Una baba roja sangre diluvio sobre los paladines.

“¡Ah, ah, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!”

Gritos espeluznantes sonaron. En cualquier sitio que la saliva los tocó, las gotas derritieron
la armadura de los paladines. Un horrible hedor flotó en el aire. Después de comer a través
de armadura, piel, y hueso, el fluido incluso perforó agujeros en el suelo.

Kaito mordió su labio horrorizado. Sin embargo, rápidamente apartó su rostro de las
víctimas que estaban más allá de la salvación y observó el alcance de los daños.

La Mules estaba ilesa, ya que los sacerdotes rodeándola habían levantado una barrera para
protegerla. Además de eso, habían usado su maná para fortalecer y consagrar los escudos
de los paladines, y los paladines formaron un impecable muro alrededor de ella.

La figura pasó zumbando más allá de la cima de la colina, sus movimientos como los de
una ballena saliendo a la superficie. Luego dio una vuelta y regresó, corriendo una vez más
hacia La Mules y su guardia.

Mientras lo hacía, el sonido de un taconazo sonó.

Una radiante mujer estaba en lo alto de la colina, mirando la figura.

“Ha pasado tiempo. Veo que has tomado una forma tan horrible, Monarca.”

Su lustroso cabello negro ondeándose en el viento, la Torture Princess se puso en guardia


contra su presa demoniaca.

Habiendo la notado, los rostros de las víctimas en el estómago de la figura abrieron bien los
ojos. Como si actuaran como conductos para las emociones del Monarca, se lanzaron de
lleno en un inquieto y lleno de odio alarido.

“Elisabe…be-be-be-be-be-be… ¡ElisabeeeeeeeeeeeeeeeeEEEEEEEETH!”

Había voces de hombres, voces de mujeres, voces de ancianos, voces de niños, y voces
bestiales.

Los gritos de las víctimas estaban resonando.

“Qué miserables son ustedes. Qué feos e impotentes. Esperen un poco más. Me llevará
poco borrar sus deplorables vidas.”

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Volumen 3

Disfrutando sus gritos como si fueran aplausos, Elisabeth desenvainó al Executioner’s


Sword of Frankenthal. Pétalos de flor carmesí se dispersaron mientras la blandía antes de
detenerla de forma controlada. Apuntó su Elisabeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeth afilada
punta al Monarca.

“Splendid Executioner: ¡The Boondock Saints*!”

[Nt: No reconozco el dispositivo, aparte es el nombre de una película. Y Boondock es una


expresión que se refiere a una ciudad remota o atrasada según alguien de ciudad, también
puede referirse a una montaña.]

Oscuridad y pétalos de flor carmesí se arremolinaron sobre los edificios de la capital, luego
lanzaron algo hacia el suelo. El metal brilló mientras descendía con un estruendoso rugido.
Bultos de varias formas y tamaños se amontonaron por cientos.

Cada uno de esos bultos era una cuchilla.

Cuchillos de trinchar, cizallas, navajas, y lanzas todas se apilaron en un patrón significativo.


Una por una, las variadas cuchillas se entrecruzaron con un artístico sentido del equilibrio.

Con el tiempo, el gigante hecho de cuchillas estaba completo.

Su torso estaba conformado por cada tipo de objeto de cuchilla imaginable. Su brazo
derecho, sin embargo, estaba decorado con un hacha de verdugo, y su brazo izquierdo
presumía una espada diseñada para decapitaciones.

El gigante de cuchilla se levantó con movimientos sorprendentemente delicados, luego


balanceo su hacha de verdugo. Como un pedazo de carne en una carnicería, la figura
humanoide fue atravesada limpiamente en dos desde arriba hacia abajo. A pesar de eso,
sin embargo, cada una de sus mitades intentó huir.

Al momento siguiente, había sido cortado en cuartos.

El gigante se había movido más rápido de lo que podía ver el ojo, atrapando ambas mitades
con su espada de decapitar y cortándolas horizontalmente.

La figura no tuvo ninguna oportunidad de escapar, y su carne fue cortada en pedazos.


Perdiendo su fuerza, los pequeños trozos cayeron al suelo pavimentado. Sin un retraso de
un momento, el gigante los aplastó bajo los pies.

Mientras observaba la paliza unilateral, Kaito de repente se dio cuenta de algo.

The Boondock Saints y La Guillotine no son dispositivos de tortura, son herramientas


de verdugo.

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Volumen 3

Cada vez que las cuchillas se proyectaban, los gritos de las víctimas de la figura se hacían
más silenciosos. Cada golpe cortó a través de cada rostro en su camino, así que la cantidad
total de dolor que el gigante estaba repartiendo no podría haber sido tan alta.

Esos probablemente eran a los dos a los que recurría Elisabeth cuando necesitaba terminar
vidas rápidamente.

Con el tiempo, y en marcado contraste con su forma original, el Monarca había sido
reducido al tamaño de un filete de cena.

De repente, uno de los rostros en el trozo de carne restante se inflamó violentamente. No


estaba claro cómo había encajado en el interior, pero un cuerpo cayó de él sobre el suelo
como si estuviera perdiendo un diente.

Ese cuerpo era la verdadera forma oculta del Monarca.

A diferencia de la del Gran Conde, a quien Kaito había visto una vez, la piel del Monarca
estaba derretida, y se veía difícilmente humana. El Monarca se quedó sentado, colgando su
cabeza como si esperara a que llegara el fin. El gigante de cuchilla levantó su pie, teniendo
la intención de darle el golpe final.

¡Espera un minuto, eso es…!

Mientras lo hacía, Kaito se topó con una idea. Chasqueó sus dedos.

“Estás tramando algo retorcido de nuevo, ¿no es así, chico? Muy bien. Actuaré
como deseas.”

Respondiendo a su llamado, el Káiser apareció en medio del aire. Pateando contra el suelo
con sus pies de acero, corrió al lado del Monarca. Apenas escurriéndose entre el gigante y
el camino, el Káiser agarró el cuello del Monarca en su boca y se retiró.

Un fuerte ruido sonó cuando el gigante golpeó su pie contra el vacío suelo.

El sabueso de primera clase había capturado al Monarca vivo.

Con su presa arrebatada de sus garras, Elisabeth se giró para ver a Kaito.

“¿Solo qué crees que estás haciendo, Kaito?”

“Tuve una idea. ¿Te importaría dejarme lidiar con él?”

Kaito respondió con una petición. Asesinato pasó por los ojos de Elisabeth mientras lo
miraba, y los caballeros alrededor de ellos enviaron recelosas miradas en su dirección
también. Sin embargo, Kaito perseveró sin vacilación.

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Volumen 3

“No es como si él tuviera la suficiente fuerza para huir. No puedo decirte qué estoy
planeando hacer con él aún, pero…si todo llega a empeorar, y no tenemos éxito en derribar
a la masa hoy, entonces creo que vamos a necesitarlo.”

“Aun así, ¿tienes la intención de retener dos demonios en tu custodia?”

“No voy a hacer un contrato con él. ¿Y si dejamos que los paladines lo manejen?”

“… ¿Y esto en verdad es necesario?”

“Lo es.”

Al escuchar la pregunta de Elisabeth, Kaito asintió con una expresión seria en su rostro. Los
dos se miraron fijamente. Finalmente, Elisabeth se dio cuenta de que Kaito no planeaba dar
marcha atrás. Chasqueando su lengua, suspiró mientras continuaba.

“Aunque no sé qué planeas para él, admitiré que hay mérito para capturarlo. Te concedo mi
permiso. Sin embargo, no te atrevas a dejar que se escape. Godot Deus, presta atención.
Llevaremos al Monarca de vuelta con vida.”

“Como dice Elisabeth, hay valor en capturar un demonio. Mientras permanezca bajo
la supervisión de la Iglesia, lo permitiré.”

Al escucharlos estar de acuerdo, Kaito asintió con la cabeza. No siendo excesivamente


aficionado de su molesto chirrido, el Káiser esperó a que los humanos llegaran a su
conclusión antes de arrastrar al Monarca. Todavía colgando en la boca del Káiser, el
hombre medio derretido no mostró señales de movimiento. Después de verificar para
asegurarse que se había ocupado de él, los paladines se separaron del lado de La Mules.

Elisabeth hizo lo mismo, convirtiendo el gigante de cuchilla en pétalos de flor de nuevo. Era
demasiado pequeño para ser de mucha utilidad al tratar con la entera masa de carne.

La Mules fue a iniciar su bombardeo de nuevo. Un pájaro fresco estaba saliendo de su


boca.

En ese momento, Kaito entrecerró sus ojos.

Sintió como si la masa de carne, habiendo perdido al Monarca, estuviera retorciéndose.

Al momento siguiente, su herida echó espuma como si el lugar hubiera comenzado a hervir.
Con movimientos fluidos, los ojos, una nariz, y una boca sobresalieron de su superficie.
Sobre ellos, fibras parecidas a una telaraña se estiraron y comenzaron a coser piel.

Con el tiempo, el rostro de un hombre estaba expuesto. Aunque sus músculos parecían
flácidos, sus rasgos marcados y masculinidad viril podía verse claramente.

Abrió sus gruesos labios.

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Torture Princess
Volumen 3

“—Graaah!”

Un rugido emanó de su oscura garganta.

Los paladines inmediatamente levantaron sus escudos. Trabajando al unísono, protegieron


a La Mules del aire decolorado. Los sacerdotes también actuaron rápidamente y levantaron
su barrera. Todas sus respuestas fueron precisas. Sin embargo, en el momento en que el
rugido pasó sobre ellos, cayeron al suelo como marionetas a las que le habían cortados los
hilos.

Aun así, el resto de los paladines dieron lo mejor para no parecer desconcertados y en su
lugar intentaron lidiar con calma con la situación.

“¡Escuadrón Dos, avancen!”

Siguiendo las órdenes de Izabella, un grupo diferente de paladines levantaron sus escudos
y, acompañados por un puñado de sacerdotes, tomaron sus lugares defendiendo a La
Mules. Mientras lo hacían, un convoy de sanadores rescató a los caídos. Sin embargo, una
vez estuvieron a salvo en la ladera trasera de la colina, Izabella revisó sus condiciones y
frunció el ceño.

Mirándolos a su lado, Kaito inclinó su cabeza.

“¿Ellos están…simplemente dormidos?”

“Sí, eso es lo que parece. ¿Qué en el mundo pasó ahí?”

Los paladines y sacerdotes caídos simplemente estaban en un letargo profundo. Aunque


sus vidas no parecían estar en peligro, tampoco mostraban señales de despertar.

Cayendo sobre una rodilla, Elisabeth revisó su pulso y respiración.

“Hmm, un hechizo diseñado para hacerlos dormir, quizás… Ella estaba atrapada en el
rugido; ¿La Mules está—”

Entonces algo peculiar pasó.

“Hee-hee… Hee-hee-hee… Hee-hee-hee… Ha-ha… Ha-ha-ha-ha-ha.”

Era una voz que ciertamente uno no esperaría escuchar en el campo de batalla. Lo que era
más extraño, sin embargo, era de dónde venía.

Los paladines sosteniendo sus escudos se giraron nerviosamente para mirar su fuente.

La Mules…

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Volumen 3

…se estaba riendo como un niño.

La Mules se rio inocentemente, con una voz con una voluntad definida detrás de ella.

Fue ahí cuando Kaito se dio cuenta por primera vez de cuán joven era. Su voz era clara y
hermosa, y sonaba entretenida, casi como si algo agradable hubiera pasado.

Después de reírse por un rato, abruptamente inclinó su cabeza al costado.

“… ¿Hoo, wah?”

Después de decir algunas palabras que no parecían tener ningún significado particular, La
Mules abrió su boca ampliamente.

Luego, después de sacar su lengua, mordió fuerte. Los músculos en su mandíbula estaban
desarrollados de manera poco natural, y sin piedad puso toda su fuerza detrás de la
mordedura.

Eficientemente se cortó la lengua, y se tiró cómicamente sobre el suelo.

Les tomó un momento a todos comprender qué había acabado de pasar.

“¡La Mules!”

Un sanador corrió a su lado. Sin embargo, La Mules obstinadamente se negó a abrir su


boca.

Varias personas agarraron su mandíbula, intentando desesperadamente abrirla por la


fuerza. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano.

Sangre escurría de los huecos entre sus apretados dientes, ensuciando sus ataduras
blancas como la nieve.

Mirando fijamente el horrible espectáculo, Godot Deus dijo con apagada voz.

“Nos atraparon… Pero… ¿cómo?”

Nadie levantó su voz para responder su pregunta.

La Mules vigorosamente tragó tragos de su propia sangre una y otra vez. Finalmente,
convulsionó, luego dejó de moverse.

Un pesado silencio se extendió por la cima de la colina.

Kaito repasó la situación. Luego de haber disparado un solo ataque, el rostro del hombre se
había desvanecido de la superficie de la masa. Habían sido capaces de capturas al

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Volumen 3

Monarca. Y habían exitosamente efectuado una buena cantidad de daño al Gran Monarca y
al Rey.

Y el arma definitiva de la Iglesia, La Mules, cometió suicidio.

Esos fueron los fríos y duros hechos de la escena que se exponía ante él.

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Volumen 3

4: Una Cita Secreta


“¿Entonces qué diablos le pasó a La Mules?”

“La posibilidad más probable es algún modo de ataque mental.”

Sobre su cama, Elisabeth cruzó sus piernas mientras respondía la pregunta de Kaito.

En este momento, los dos estaban violando la propiedad privada de una posada inhabitada.

Ya se había puesto oscuro afuera.

Unas cuantas horas habían pasado desde que La Mules había cometido suicidio
abruptamente. No conociendo cuál había sido la naturaleza del ataque del demonio, el
Cuerpo de Caballeros había elegido un llevar a cabo una retirada temporal.

Una vez que había regresado a la plaza, Kaito creó una jaula para contener al Monarca, lo
aprisionó, y se lo entregó a los paladines como prometió. Después, había hecho rondas y
puesto en contacto con los guardias y las patrullas para asegurarse de que el ataque de
subordinados sobre el que habían estado preocupados no había tenido lugar. El demonio
había recibido una gran cantidad de daño también, después de todo.

En otro lugar, Elisabeth y Godot Deus habían estado llevando a cabo una reunión de
emergencia. Una vez que Kaito y Elisabeth había terminado sus tareas, se juntaron y, por
sugerencia de Elisabeth, se fueron de la aún caótica plaza.

Kaito pasó la especulada causa del suicido de La Mules por su lengua otra vez.

“…Un ataque mental, ¿huh?”

“Mm. Como Izabella dijo, bajo circunstancias normales, los poderosos sacerdotes obtienen
la gracia de Dios a través de la oración. Sus mismos cuerpos están llenos de poder, algo así
como reliquias consagradas. Pero con el Rey como su enemigo y contra un ataque mental
sin ninguna forma física…naturalmente se encuentran incapaces de resistir.”

Elisabeth tenía una expresión disgustada mientras ponía su peso en el colchón, el cual
estaba amontonado alto con cobijas y relleno con plumas de aves acuáticas. La habitación
era privada y costosa incluso para la capital. Era bonita y espaciosa, y todos los muebles
eran de buena calidad. Las esquinas en todos los muebles habían sido limadas, así que las
sombras proyectadas por la luz de la lámpara dibujaron delicadas curvas en el suelo y las
paredes.

Frotando ociosamente la esquina del escritorio, Kaito frunció el ceño con reserva.

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Volumen 3

“Elisabeth, dijiste que había conocido a todos los demonios a excepción del Gran Rey,
¿verdad? ¿No deberías saber algo útil?”

“Tu punto es dolorosamente válido, pero no sé nada. Si hubiera sabido algo de ese tipo,
habría tomado medidas antes de la batalla.”

“Sí, eso tiene sentido.”

“Ni el Rey ni el Gran Monarca poseen ningún talento de particular importancia… No, espera.
Tras una consideración más profunda, eso podría no ser cierto para el Rey.”

“¿Qué quieres decir?”

Al escuchar la pregunta de Kaito, Elisabeth presionó su frente. Frunció el ceño, como si


hurgara en sus recuerdos de los días que había pasado como la amada hija de Vlad.

“La destreza del Rey con las armas era considerable, y presumía que el talento mismo era
su habilidad natural. Sin embargo, en este punto, las probabilidades de que eso haya sido
una mentira parecen considerables.”

“¿Una mentira? ¿Quieres decir que le estaba mintiendo a sus propios camaradas?”

“Mm, precisamente.”

“Y hasta engañó a Vlad, ¿huh…? ¿El Rey realmente desconfiaba tanto de sus aliados?”

“No, su razón probablemente yace en otra parte. Acabo de decírtelo, ¿no? Le gustaba
jactarse de su destreza en combate.”

Elisabeth sacudió su cabeza.

Iluminada por la luz de una lámpara, entrelazó sus dedos.

“El Rey parecía tener a Vlad, el Káiser, en alta estima. Pero siempre era el primero en
burlarse del Gobernador, que poseía una habilidad adecuada para más que el asesinato. Y
aunque su rango era más bajo que el de ella, despreciaba los poderes de control mental del
Gran Rey también. Aunque, al final, eso resultó en que ella atacara antes que él y lo
apuñalara con sus agujas.”

“Dada su personalidad, no es de extrañar que tomara ventaja de esa oportunidad.”

“Qué hombre tan lamentable… Demuestra solo cuánta credibilidad tenía el Rey en la
destreza marcial. En consecuencia, probablemente simplemente se sintió avergonzado de
su habilidad y la ocultó del resto. En este mundo, eso está claro.”

Kaito recordó el enorme rostro que había aparecido en la superficie de la masa. Ese
probablemente había sido el Rey.

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Los músculos en su rostro habían sido flojos, y la impresión que había dado había sido
escuálida. Sin embargo, su complexión todavía había poseído restos de los marcados y
tenaces rasgos de un guerrero.

Luego Kaito se topó con una pregunta.

“Okay, digamos que hipotéticamente, habilidad del Rey es un ataque mental. De todas las
personas que golpeó, ¿por qué fue La Mules la única que cometió suicidio, entonces? No
sabemos cuándo van a despertar todos los demás, pero sus pulsos y respiración siguen
todas estables.”

“Mm, y las curiosidades no terminan ahí. La Mules era un sumo sacerdote, y la bendición de
Dios era fuerte con ella. Además, no poseía conciencia. En consecuencia, debería haber
sido increíblemente fuerte contra ataques mentales. Con todo es tomado en cuenta,
entonces, ¿qué en el mundo pasó?”

Cruzando sus brazos, los dos se sumieron profundamente en el pensamiento. Sin embargo,
no pudieron elaborar respuestas. Y no había nadie de quien pudieran conseguir
información. Kaito ya le había preguntado a Vlad si recordaba algo relacionado al ataque del
demonio.

Vlad había respondido con una risa.

“Oh, no tengo la más mínima idea. Hmm… ¿No crees que es interesante, sin
embargo, venir hasta aquí solo para encontrarte enfrentando a un oponente que tiene
nuevos secretos?”

Dado cuán emocionado parecía, no daba la impresión de estar mintiendo.

Kaito frunció el ceño*. Maldijo silenciosamente a Vlad, vapuleando lo por su ineptitud. Como
si sintiera sus pensamientos, la piedra en su bolsillo se retorció. Ignorándola, Kaito siguió
pensando.

[Nt: Aquí va es “furred his brow”, lo cual no encontré nada, así que tal vez era “furled” que
sería lo que puse.]

Finalmente, Elisabeth descruzó sus brazos y soltó un pesado suspiro.

“Dada la información que tenemos, darle al asunto más pensamiento no es nada más que
una pérdida de tiempo. Godot Deus tenía sus teorías también, pero enfrascarse en
conjeturas es una estupidez. De una manera u otra, una cosa es segura—el demonio ha
sido agujereado.”

“Sí, gracias a La Mules.”

94 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“Dada la oportunidad que hemos recibido, se ha decidido que voy a atacar directamente al
demonio mañana en la mañana. Sin potencia de fuego a la par del de La Mules, cualquier
daño que le hagamos al demonio desde el exterior fallará en seguirle el paso a su habilidad
de recuperación. Y ataques de largo alcance podrían dejarnos vulnerables a correr el mismo
destino de La Mules. En consecuencia, iré al debilitado Rey y Gran Monarca y atacaré sus
verdaderos cuerpos directamente.”

“¡¿Qué?!”

Al escuchar la repentina declaración de Elisabeth, Kaito involuntariamente levantó su voz.


Ella frunció el ceño, como si le dijera que bajara la voz. Sus pensamientos corriendo,
inmediatamente la reprendió.

“¿Estás loca? ¿Qué diablos estás pensando? ¡Ni siquiera sabemos qué nos hizo el enemigo
aún! Y-Y una cosa más. Dame un segundo.”

Kaito apresuradamente presionó su frente. Las palabras atacar sus verdaderos cuerpos
directamente se repetían frenéticamente en su cabeza.

Una escena retorcida flotó por su cabeza.

El área alrededor de la masa está manchada de gris por millas por todas partes.

Los edificios dentro del radio invasor se habían desgastado como papel viejo, y algunos de
ellos se habían transformado en figuras y materiales que desafiaban las leyes de la física—
algunos cristalinos y vidriosos, otros espumosos y granulosos. La naturaleza misma del
espacio había cambiado una vez pasado cierto umbral, como si hubiera sido cortado con un
cuchillo.

Simplemente estaba consumiendo sus alrededores de manera diferente en lugar de


corroerlos físicamente.

El mundo estaba siendo destruido… ¿Y quién sabe qué demonios está pasando ahí dentro?

La Torture Princess, Elisabeth Le Fanu, presumía absoluto poder.

Hasta entonces, había estado masacrando fácilmente los catorce demonios. Aun así, nunca
había entrado en un espacio tan extraño como ese.

“Esto debería marcar la primera vez que has visto a un demonio literalmente destruir el
mundo. Entrar ahí sería un suicidio, incluso para ti, ¿no es así?”

“Cierto, sabemos poco de lo que está sucediendo dentro del área de invasión aguda. Sin
embargo, nuestro oponente ya ha comenzado a sanar. Una vez haya terminado, reanudará
la acumulación de dolor, también. Entre más tiempo lo dejemos en paz, más víctimas
reclamará, y nuestra posición empeorará.”

95 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“¡Aun así!”

“No es como si aún estuviera en las garras de Sacrifice. En cuanto a puro absoluto se trata,
tengo ventaja. Si no quieres que me enfrente a ellos ahora, ¿entonces cuándo? Y una cosa
más. Recuerda, Kaito.”

Entonces Elisabeth dejó de hablar. Envió una mirada aguda en la dirección de Kaito.

Tragó por reflejo. Elisabeth comenzó a hablar de nuevo, su tono mortalmente serio.

“Cuando la batalla termine, seré quemada en la hoguera. En consecuencia, la Iglesia está


en su derecho de ordenar a una cerda como yo que ponga su vida en la balanza. Sin
embargo, sin duda están poco dispuestos a enviar a alguien más al área de invasión. Así
que la orden que han dado es apropiada. No tengo objeciones ni quejas. Simplemente
tengo intención de ganar. Eso es todo.”

Escuchando la decir eso tan sin emoción como lo hizo, Kaito apretó sus puños.

Y las verdades que el Káiser había dejado caer sobre él pesaron pesadamente en su mente
también.

De repente, se encontró sin saber cómo expresar la confusión que se arremolinaba dentro
de su corazón.

No puedo simplemente decirle que huya. Y tal y como están las cosas, no puedo
abandonar la capital.

Además, era bien consciente de los macabros actos que había cometido la Torture
Princess. Había presenciado las cicatrices que su masacre había dejado en su ciudad natal
con sus propios ojos. Los crímenes deben llevar consigo castigos proporcionales.

Kaito mismo una vez había gritado que Elisabeth debía limpiar su desastre y luego
descender al infierno como juró que haría.

Sin embargo, las conclusiones a las que había llegado ya no eran las mismas.

Godot Deus se fue. Y los paladines han recibido un buen golpe. Tal vez una vez
todo termine…

Una idea cruzó su mente. ¿Todavía se entregaría, una vez todo esto terminara? Sin
embargo, en su corazón, lo sabía.

“Habiendo vivido la cruel y altiva vida de un lobo, moriré como una cerda.”

“…Porque esa es la elección que hice.”

Sabía que Elisabeth Le Fanu no huiría.

96 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Sin importar cuánto dolor y desesperación le aguardaba, aceptaría las consecuencias de la


vida que había llevado.

Elisabeth Le Fanu se haría responsable de la horrible vida que había llevado.

Pagaría por sus pecados como la Torture Princess.

Mientras se devanaba los sesos sobre ese hecho una y otra y otra vez, Kaito se encontró en
un punto muerto.

No es bueno… ¿Qué puedo hacer?

Cerrando sus ojos, desesperadamente reflexionó sobre sus ideas de nuevo. Después de
pensar, pensar, y estrujarse aún más las neuronas, abrió ampliamente sus ojos.

Entonces, guiado por sus acalorados procesos de pensamiento, hizo una en verdad extraña
propuesta.

“Hey, Elisabeth.”

“¿Qué?”

“Ten una cita conmigo.”

Por el resto de su vida, Kaito nunca olvidaría la cara que Elisabeth hizo en ese momento.

Gracias a su expresión, la experiencia de ser preguntado, “¿Eres un idiota?” se convirtió en


algo precioso para Kaito por primera vez en su vida.

***

“¿Eres un idiota?”

“Ah, ahí está.”

Había esperado que lo rechazara. Sin embargo, el hecho de que lo esperaba no hizo que su
flecha verbal pícara menos.

Sufrió una cantidad considerable de daño emocional. Inconscientemente se tambaleó hacia


atrás un paso. Ante él, Elisabeth jugó ociosamente con las puntas de su cabello negro.
Sorprendentemente, también parecía nerviosa.

Un momento pasó, y Elisabeth siguió, prácticamente refunfuñando. “O más bien, ¿cómo lo


pongo? Fallo en entender tu intención, y creo que es algo problemático que un hombre
casado está invitando a salir a alguien.”

97 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“Estoy de acuerdo.”

“Y que ese alguien sea yo, bueno, entonces aún más problemático.”

“Todavía de acuerdo.”

“Hmm, ¿podría ser que te estés enfermando por algo? ¿El ataque del Rey te golpeó
también? Será mejor que te acuestes temprano. No te sobre exijas, ¿okay?”

“Hombre, ¿qué voy a hacer? Esta es la primera vez que Elisabeth ha sido amable conmigo.”

El hecho de que estaba tan preocupada por él era algo triste de por sí.

Kaito por reflejo miró en otra dirección. Sin embargo, no podía permitirse rendirse tan
fácilmente. Después de alguna manera reunir su compostura, preguntó de nuevo.

“Venga, vamos. No tenemos que llamarlo una cita. Estoy bien con lo que sea, solo quiero
dar un paseo por la ciudad.”

“¿Re-Realmente eso es el tipo de cosas que uno debería proponer en horas anteriores a
una batalla decisiva? Da la impresión de que has perdido tu buen juicio… ¿Estás bastante
seguro de que estás bien?”

Elisabeth se levantó de la cama con gran vigor, luego presionó su palma contra la frente de
Kaito. Parecía que estaba revisando para asegurarse de que no tenía fiebre. Kaito dudaba
que los golems podían resfriarse, pero al parecer lo que había dicho había sido suficiente
para preocuparla.

Ahora bien, ¿qué se puede hacer?

Quiero decir, seguro…tal vez he perdido mi buen juicio.

En el presente, la capital estaba siendo invadida por un demonio. No había manera de


saber dónde sus subordinados podrían estar acechando.

Y Elisabeth estaba planeando dirigirse a una muerte casi segura la mañana siguiente.

Sin importar cómo se mirará, ahora no era el momento para una propuesta como la de
Kaito.

Sin embargo, él también sabía que era ahora o nunca.

“Después de que mueras, mi inquisición probablemente va a terminar conmigo obteniendo


la sentencia de muerte.”

Dijo Kaito. Como sospechaba, Elisabeth no dijo nada.

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Torture Princess
Volumen 3

El hecho de que la Torture Princess iba a ser quemada en la hoguera se relacionaba


estrechamente con el cruel destino que esperaba a Kaito. Tanto como su sirviente como el
contratista del Káiser, era improbable que la Iglesia lo perdonara.

“Así que quiero revisar la capital mientras tengo la oportunidad.”

Kaito continuó. En realidad, los pensamientos sobre su futuro no eran la razón principal por
la que estaba haciendo esta solicitud. Al mismo tiempo, sin embargo, no era como si
estuviera mintiendo.

Después de todo, en su vida pasada, había muerto rodeado de moscas en la esquina de


una pequeña habitación estrecha.

Él, de hecho, deseaba ver el grande y amplio mundo que le rodeaba.

Elisabeth pensó en ello por unos segundos. Pero después de abrir y cerrar su boca, soltó un
pesado suspiro.

“Bien. Te acompañaré.”

“Hey, gracias.”

Asintiendo ante la respuesta de Elisabeth, Kaito extendió su mano. Alzó su palma, como si
la invitara a bailar.

Entonces ella a regañadientes colocó su mano sobre la suya.

Con su todavía humana mano derecha, Kaito sujetó su pálida palma.

Y con eso, los dos dieron un paseo en la noche.

***

“¡Hyah!”

“Rayos.”

Ante los ojos de Kaito, Elisabeth abrió la puerta de la casa de empeños de una patada.

Su falda carmesí se ondeó mientras corría bajando la corta escalera. Bañada en la pálida
luz de la luna, dio un pequeño salto antes de aterrizar con ambos pies juntos.

Aterrizando magníficamente en el pavimento de piedra, Elisabeth miró por encima de su


hombro hacia Kaito.

“¡¿Qué te parece, Kaito?! ¡Lo he hecho una vez más! ¡Tiembla en reverencia mientras me
alabas!”

99 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“Sí, sí. Puntos completos.”

La respuesta de Kaito prácticamente fue monótona.

Elisabeth colocó sus manos en sus caderas descontenta.

Estaba envuelta en un vestido carmesí, uno mucho más respetable que su traje bondage
usual, con cuello alto llegando hasta su garganta. Era un artículo elegante de clase alta. Sin
embargo, cuando dio otro giro, sus inmaculados omóplatos se asomaron desde detrás de la
osadamente desnuda espalda del vestido.

El interior de su falda era todo adornos, y se extendían como los pétalos de una rosa. Ella
se detuvo en su lugar, y regresaron a su posición original.

Presionando su palma contra su pecho, Elisabeth hizo un puchero.

“¡Ahora escucha, tú! ¡Muestra más entusiasmo cuando me alabas! ¡Fuiste el que me dijo
que me cambiara!”

“Quiero decir, no puedo negar eso, pero…”

“¡Heh-heh, es un hallazgo bastante espléndido, para una casa de empeños que


seleccionamos al azar! A diferencia de ti, que pareces sórdido independiente de con qué te
vistas, ¡es llamativo y extravagante! ¿No lo dirías?”

El sombrero de plumas de moda de Elisabeth comenzó a colgar. Mientras lo arreglaba,


hinchó su pecho con orgullo.

Mirándola desde la cabeza a los pies, Kaito cruzó sus brazos con un audible “hmm.”

“Se ve algo lindo.”

“¿Verdad? Entonces deberías ser más verboso en tus alabanzas. ¡Eres un impertinente,
para un sirviente!”

“Quiero decir… Hay una razón por la que te dije que te cambiaras, sabes. Si estuvieras
usando tu traje de Torture Princess mientras estamos deambulando por ahí, encontrarse
con alguien podría terminar mal.”

“Mm, nos encontramos de acuerdo en ese punto. Es por eso que estuve acepté
cambiarme.”

“Pero cuando piensas en ello, lo que estamos haciendo realmente es solo saqueo. ¿Vamos
a estar bien contigo eligiendo algo tan llamativo?”

“¡No llames a la gente saqueadora! ¡Qué hombre tan egocéntrico eres!”

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Torture Princess
Volumen 3

Elisabeth gruñó enojada. A pesar de lo que ella dijo, sin embargo, Kaito había sido pillado
por sorpresa completamente por cuán llamativo el traje que ella había elegido era. No había
sabido sus gustos eran así.

Hombre, ¿cómo vamos a explicar esto si nos encontramos con algún paladín? Se preguntó
Kaito, preocupado. Elisabeth, por otro lado, dudó por un momento—sin duda decidiendo si
convocar un dispositivo de tortura o no—antes de bufar. Golpeó su tacón contra el suelo
para instarlo.

“¿Bueno? ¿Qué tenías intención de hacer desde aquí?”

“¿Huh?”

“No me ‘huh’. Tendré tu cabeza.”

Presionando su frente, Elisabeth respiró profundamente, luego exhaló.

Ajustando el ángulo de su sombrero una vez más, levantó sus labios en un puchero.

“Esta situación en conjuntos es ridícula más allá de lo creíble, pero habiendo dicho que te
acompañaría, he aceptado mi destino. Regocíjate. No sé qué sea esto, sea una cita o lo que
sea, ¡pero tengo la intención de acompañarte al lugar de tu elección! Sé honrado por mi
caridad. Ahora, ¿a dónde quieres ir?”

“Bueno, cuando lo pones de esa manera, supongo que no hay realmente un lugar en
particular.”

“¿Sólo quién crees que eres? ¡Tendré tu cabeza!”

Elisabeth le gritó, furiosa. Lo que sea que ella tenía para decir, sin embargo, el hecho era
que Kaito no sabía casi nada sobre la capital. Y incluso en su vida pasada, nunca había
tenido la oportunidad de simplemente salir a caminar por una ciudad.

Decirle a una persona así que imagine algún lugar al que quisiera ir era pedir un poco
mucho.

“Verás, la cosa es…”

Kaito transmitió esos hechos francamente a Elisabeth. Murmurando su asentimiento, se


enfurruño mientras asentía.

Finalmente, sus hombros se desplomaron con abatimiento.

“Bueno, tu vida pasada siendo lo que fue, supongo que puedo tomar tus atenuantes
circunstancias en cuenta. Pero escúchame, tú…”

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Torture Princess
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“Sí, ma’am.”

“Invitar a alguien a alguien a una cita así… Incluso yo, la Torture Princess, encuentro eso un
poco cuestionable.”

“Estoy de acuerdo contigo completamente. No tengo nada que decir en mi defensa.”

“Dado tu lamentable estado, esa esposa tuya es propensa a dejarte.”

“Hina no haría eso.”

“En verdad, debo estar de acuerdo.”

“Tengo una esposa asombrosa, ¿no es así?”

“Mm, y una completamente desperdiciada contigo, además.”

“Hombre, eso duele. De todos modos… ¿qué hay de ti? ¿Tienes algún lugar que quieras
visitar?”

“Un lugar que quiera visitar, ¿hmm?”

Elisabeth cruzó sus brazos mientras reflexionaba esto.

Mientras lo hacía, la pluma cayendo de su sombrero crujió y cayó directamente delante de


su rostro. Con fingida compostura, la rozó. Pero simplemente crujió en su dirección una vez
más.

Crujido, crujido, crujido. Después de batallar con la pluma, Elisabeth finalmente agarró el
borde de su sombrero con toda su fuerza.

“¡Largo, cosa molesta!”

“¡Ahora lo has hecho!”

Elisabeth arrojó el sombrero alto en el aire como un Frisbee. Giró y giró mientras caía.
Luego aterrizó precisamente sobre la cabeza de Kaito. Quizás eso era a lo que había
estado apuntando.

Nervioso, Kaito levantó el sombrero. Su pluma caída crujió mientras caía delante de él.

En el lado contrario de la pluma, Elisabeth estaba sonriendo.

Sus blancos dientes brillaron mientras hacía su inocente declaración.

“¡Muy bien! ¡Entonces vaguemos por el mercado!”

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Torture Princess
Volumen 3

***

Sin embargo, el distrito mercantil había sido consumido por la masa de carne hace mucho.

No tenían manera de vagar por el mercado principal. Y si no tenían cuidado y se acercaban


demasiado a la masa, podrían inconscientemente terminar iniciando la batalla final. Hacer
eso sería una idiotez más allá de lo creíble. Sin embargo, de acuerdo a Elisabeth, el
corazón de la capital yace en otra parte, lo cual significaba que no tenían ningún problema.

“Aunque es superior en escala, el mercado que la masa usa aquí es fundamentalmente


bastante similar al que visitamos mientras estábamos en el territorio del Conde. Hay poca
novedad allí. Como una cortesía especial, te guiaré y permitiré probar todas las maravillas
que esta ciudad y este mundo tienen para ofrecer.”

Su narración rebosante de confianza, Elisabeth caminó con pasos largos rápidamente por
los distritos residenciales, avanzando en la dirección opuesta de la ubicación de lo que solía
ser el mercado. Kaito obedientemente la siguió.

Con el tiempo, los dos llegaron a una sección particularmente deteriorada de la ciudad,
cerca a las puertas del castillo.

Mientras caminaba junto a Elisabeth, Kaito inspeccionó sus alrededores.

El camino alrededor de ellos era sorprendentemente estrecho. Incluso el camino principal


lucía como algún tipo de callejón trasero. Edificios sin adornos, de aspecto artificial, en
forma de caja estaban comprimidos a lo largo de ambos lados de la calle. Aun en ese
momento, en la noche, Kaito podía decir cuán incoloro era el sector. U daba la impresión de
que las hileras de edificios habían sido construidas intencionalmente para lucir sombrías.
Era muy diferente del paisaje urbano que habían visto en el resto de la ciudad.

Ladeando su cabeza confundido ante el ambiente extraño, Kaito se dio cuenta de que algo
más parecía fuera de lugar.

“Hey, Elisabeth, ¿por qué esos edificios no tienen entradas? ¿Cómo se supone que las
personas entren y salgan?”

“Hmm, como pensé, todavía no puedes encontrarlo por tu cuenta. Bien, en cuanto a artes
mágicas se trata, eres un amateur entre amateurs. No eres más que un pelo mejor que un
profano*. Es sólo natural.”

[Nt: Alguien no especialista en el tema.]

Mientras se burlaba casualmente de Kaito, Elisabeth se detuvo delante de un edificio.

Presionando su dedo contra una sección particular de su muro, soltó algo de maná.
Empujadas hacia atrás por una espiral de oscuridad y carmesí, ciertas rocas retumbaron y

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Torture Princess
Volumen 3

se hundieron en el muro. En la distancia, el sonido de varios mecanismos moviéndose y


encajando juntos sonó.

Con un pesado ruido de raspado, el muro se abrió. Elisabeth se rio orgullosamente mientras
entraba rápidamente. Murmurando que él había subestimado el sector, Kaito la siguió.

“¡Wh-whoa!”

En el momento en que dio un paso dentro, Kaito soltó un grito de asombro.

La habitación ante él dejó totalmente claro lo que Elisabeth había querido decir con “todas
las maravillas que esta ciudad y este mundo tienen para ofrecer.”

“Wow, eso es una sorpresa. Es todo un espectáculo.”

“¿Verdad? Sé agradecido de que te traje.”

Elisabeth hinchó su pecho. Kaito movió su cabeza arriba y abajo con seriedad.

Los muros de la habitación estaban emitiendo luz color arco iris. Daba la impresión de que
habían entrado en una enorme caracola. El material del que estaba hecho era extrañamente
flexible, hinchándose de maneras que la manufactura humana podría posiblemente haber
producido. Las partes que sobresalía naturalmente estaban siendo usadas como repisas, y
estaban adornadas con un surtido de huesos.

Enviando su mirada sobre cada uno de ellos uno por uno, Elisabeth se dio cuenta de uno en
particular.

“Los comerciantes tomaron la mayoría de ellos con ellos cuando huyeron. Pero algunos
artículos aún quedan. Mira aquí, Kaito.”

“Hmm, ¿qué es?”

Elisabeth levantó una cadena colgando de la caja toráxica de una lagartija. Parecía que los
huesos estaban siendo usados para mostrar la mercancía.

Colgando del delicado lazo plateado estaba una pequeña y tapada botella con pétalos de
flor suspendidos dentro de ella.

“Sólo durará por nada más que un momento. Ten cuidado de no perderla.”

Con eso, Elisabeth sostuvo la botella debajo de la nariz de Kaito y la descorcho. Pétalos de
flor se mezclaron con el viento que volaba en su rostro. Por un segundo, olió un suave
aroma y sintió el calor del aire iluminado por la luz del sol.

“Hombre, no hay forma de que alguien hiciera esto… ¿Eso fue briza de primavera?”

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“¡En efecto, lo fue! ¡Buena nariz! Justo como dijiste, sellado dentro de esta botella está aire
del apogeo de primavera.”

“Wow, eso es algo genial.”

El calor natural rápidamente se desvaneció. Sin embargo, los pétalos se quedaron, bailando
por el aire en un suave remolino.

Kaito le dio un golpecito. El remolino se inclinó a la izquierda y la derecha como si intentara


esquivar su dedo antes de volver a la botella por su cuenta. Elisabeth aseguró nuevamente
el tapón firmemente.

“Está previsto como un souvenir para los nobles que vienen acompañados por sus
asistentes magos. Aunque son más caros que tu baratija diaria, no son particularmente
útiles, así que son más baratos que la mayoría de los otros objetos mágicos. Probablemente
sea la razón por la que los comerciantes lo dejaron atrás. También, hay… ¿Oh? Me había
olvidado de esto.”

“¿Qué?”

“Intenta sostenerlo.”

Elisabeth sacó un tazón azul de la boca de un cráneo de lobo.

Kaito la tomó de ella. El tazón no había sido acristalado para conseguir su color; había
hecho de algún tipo de material naturalmente azul. Pero, aunque se veía como una joya
ahuecada, era extrañamente ligera.

Mientras lo sostenía en sus palmas, Kaito poco a poco comenzó a sentir una sensación
familiar.

No lo había sabido en ese entonces, pero los dispositivos mágicos llevaban vacío y hambre
dentro de ellos.

Con su bestial mano izquierda, llenó el tazón con el maná que tanto anhelaba.

“—La (overflow).”

Mientras susurraba, el agua comenzó a salir a borbotones del tazón. Como a cambio, un
lazo alrededor de su interior se desmoronó. Al parecer, había un límite en cuántas veces
podía usarse. Sin embargo, sería más que suficiente para un viaje corto.

Kaito soltó un suspiro profundamente impresionado.

“Diablos, eso es útil. Cargar agua es un dolor.”

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“A diferencia del castillo de Vlad, aquí no se encuentran herramientas mágicas


completamente desarrolladas. En particular, mercancía orientada a combates son difíciles
de producir sin conocimiento de magia negra. Sin embargo, todavía puedes obtener
baratijas de este calibre en la capital. Y eso no es todo.”

Elisabeth le quitó el tazón a Kaito y se bebió de un trago el agua. Luego, una vez estaba
vacío, lo colocó de nuevo en la mandíbula del lobo.

Su vestido carmesí se ondeó cuando se giró sobre su talón.

Embelesado, Kaito miró fijamente las curvas de su desnuda y blanca espalda.

Mirando hacia atrás por encima de su hombro, Elisabeth sonrió pícaramente.

“Aférrate a tu sombrero. No has visto lo que la última Mage's Row* tiene para ofrecer.”

[Nt: Fila/Hilera de Magos.]

Elisabeth ciertamente no estaba mintiendo.

Con cada edificio al que lo llevaba, se encontraba fascinado una y otra vez.

***

Después de la tienda de curiosidades mágicas, visitaron varios otros lugares.

Aves mágicas hechas de resortes y clavos, tornillos y engranajes, y ámbar y hierro.

Medicinas, antídotos, y venenos almacenados en cerámicas multicolores.

Joyas procesadas en formas insondables.

Pasaron un tiempo particularmente largo comprometidos en un desafío en la tienda de


hierbas.

“¿Cómo está, Kaito? ¿Delicioso?”

“Yo…yo siento que es super sabroso, pero al mismo tiempo, es de alguna manera super
desagradable.”

Kaito dio su respuesta mientras mordisqueaba su sándwich. Era pollo ahumado en pan de
germen de trigo, y tenía algún tipo de pasta verde azulada inidentificable untada en él.

Había una receta pegada en el mudo de la tienda, con el título ‘¡Hierbas Medicinales Que
Puedes Comenzar A Usar Hoy!’ Elisabeth había dicho que quería probarlo, y habían
asaltado la cocina para crearlo. A pesar de ser su idea, sin embargo, se había negado a
probarlo, así que ese rol había recaído en Kaito.

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El resultado de eso había sido la insípida respuesta que él había dado recién.

Insatisfecha, Elisabeth frunció el ceño.

“¿Qué en nombre del cielo significa que es tanto sabroso como desagradable? Eso tiene
poco sentido.”

“No tengo mucho sentido del gusto, así que es difícil para mí explicarlo. Podrías
simplemente darle una mordida, sabes.”

“Muy bien. Ahhh.”

“Aquí viene.”

Kaito extendió el sándwich, y Elisabeth, habiendo perdido a su curiosidad, comió de su


mano. Kaito se impresionó ante cuán vigorosamente había ido a por ello.

Después de masticar por un rato, Elisabeth tragó con absoluto abatimiento.

“…La acidez es bastante estimulante. Y el sabor es suave y rico. Juzgados solos, sus
atributos individuales son bastante decentes, pero tomado en conjunto, son completamente
desastrosos. En conjunto con la sequedad del pan y el pollo, la experiencia es bastante
decepcionante.”

“Diablos, tus críticas de comida son precisas.”

“Hmm, ¿cometí un error con la receta? Sabía cómo algo que tú podrías cocinar.”

“Te burlas de mí tan despreocupadamente.”

“De todos modos, esta cosa está más allá de mi comprensión. Pero si se usa
correctamente, siento como si pudiera traer nuevos horizontes culinarios sobre nosotros.”

Elisabeth se sentó en el viejo mostrador de madera. Cruzando sus piernas con gracia, robó
la botella abierta.

Al escuchar sus palabras, Kaito asintió.”

“Si llevamos esa botella con Hina, apuesto a que podría hacer algo interesante con ella.”

“Mm, añadámoslo a los otros souvenirs.”

“Entendido.”

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Sellando fuertemente la botella, Elisabeth la metió en la bolsa de cuero que habían robado
de un almacén en el camino. Dentro ya había una botella con viento de primavera sellada
dentro, una mariposa de juguete con un mecanismo de relojería, y un juego de hojas de té
que crujían cuando se vertía agua caliente en ellas,

Chasqueando sus dedos, Elisabeth sacó una moneda de la nada. Colocó la cantidad de
dinero designada en el mostrador de la tienda.

“Eso saldrá de tu salario, sabes.”

“Seguro. Quiero decir, incluso si ahorrara, no es como si hubiera mucho en lo que lo


gastara.”

Desde la casa de empeños, los dos habían dejado pago por las cosas que habían robado.
La mayoría de ellas habían salido del salario de Kaito. Sin embargo, Elisabeth había pagado
por algunas de las cosas de su propio bolsillo. Ahora, también, estaba enderezando su
espalda y sacando un nuevo frasco del aparador colgante de la tienda.

Después de leer su etiqueta, colocó una moneda suya en lugar de una de Kaito.

“Hmm, entonces le llevaré estos hongos secos. Dice que su sabor picante único va bien con
platos fritos y que presumen beneficios considerables para la salud de uno.”

“Hey, espera, eso suena bien. Quiero ir con ese, también.”

“¡Tonto! ¡Para un hombre que ya ha llegado al límite de los niveles de afecto de Hina, pides
demasiado! Te estoy confiando todos los bienes cuya calidad es incierta. Tengo la intención
de ser la única que le lleve todos los productos que seguro serán bien recibidos.”

“Quiero hacer feliz a Hina, también, sabes.”

“¡Ha, es de Hina de quien hablamos! ¡Seguro estará encantada sin importar qué le
llevemos!”

“Quiero decir, no te equivocas, aun así.”

La expresión de Kaito inconscientemente se suavizó mientras imaginaba el rostro


encantado de Hina. Elisabeth asintió suavemente, también.

Una vez que terminaron de seleccionar souvenirs, dividieron el resto del sándwich a la mitad
y lo terminaron.

Kaito se inclinó hacia el mostrador sin personal en agradecimiento por la comunidad.


Elisabeth, quejándose una vez más sobre el sabor, tragó agua de un trago.

“Ugh, me siento mal. ¿Hmm? Espera un minuto. Si la espantosa comida no te espanta, ¿por
qué no simplemente te hice comer lo que quedaba?”

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“Vamos, eso habría sido cruel.

Kaito asintió con la cabeza. Lo justo fue justo.

Después de patearlo suavemente en la espalda, Elisabeth salió.

Mientras daba sus quejas usuales, Kaito la siguió.

***

Para cuando salieron de la tienda de hierbas, la noche se había profundizado, y la luna llena
había cambiado su posición. Sin embargo, sus movimientos no eran lo suficientemente
obvio para que Kaito dijera si era o no la misma luna del mundo del que había venido.

Además, incluso si se ve como la luna de mi mundo, hay una posibilidad de que sea
algo completamente diferente.

Todo lo que sabía era que la luz de la luna era claramente más brillante de lo que había
sido antes.

Bañada en su brillo plateado, Elisabeth murmuró.

“Demos un pequeño paseo.”

Caminaron en silencio. Después de dejar el Mage’s Row, regresaron al distrito residencial.

Kaito entonces la siguió un camino ligeramente inclinado que llevaba hacia las partes más
altas de la ciudad. No tenía ni idea de a dónde iba ella. Sin embargo, sus alrededores poco
a poco comenzaron a lucir familiares.

Espera, esto es…

Finalmente, llegaron a la colina donde La Mules se había suicidado.

Las lápidas estaban silenciosamente alineadas en la tenue luz. Sus fríos rostros de piedra
estaban fingiendo ignorancia en cuanto a la tragedia que había ocurrido esa tarde. De
hecho, se veían casi como si se hubieran olvidado que había cadáveres escondidos debajo
de ellas mismas.

Después de dar grandes zancadas más allá de ellas, Elisabeth se sentó en un pedazo libre
de prado.

Sin vacilación, sacó sus pálidas piernas de debajo de su inmenso vestido y agarró sus
rodillas. Kaito se arrodilló en una rodilla junto a ella.

Los dos se quedaron mirando fijamente a la ciudad.

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Incluso en ese momento, en mitad de la noche, podían ver la negra montaña de carne
retorciéndose.

Finalmente, Elisabeth habló.

“… ¿Satisfecho?”

“Sí, fue suficiente,” Kaito respondió del mismo modo a su pregunta directa.

Ella asintió en silencio.

Un suave viento rozó sus mejillas. Kaito olió algo herrumbroso y en descomposición en él.
Sin embargo, intencionadamente evitó mencionarlo.

El tiempo pasó tranquilamente.

Mirando hacia abajo a la maliciosa masa de carne, Elisabeth murmuró exasperada.

“…Así que, dada nuestra anormal situación, ¿cuál es tu verdadero objetivo aquí?”

“Logré mi meta. Pudimos seleccionar presentes para Hina.”

“Ha, ¿sólo querías conseguir regalos de la capital para tu novia? Qué hombre tan fiel eres.”

“Ahora solo tenemos que regresar juntos para que podamos dárselos.”

Elisabeth cerró su boca fuertemente. Desde su lado, Kaito examinó su rostro. Su expresión
era dolorida, como si claramente declarara que ella comprendía lo que él quería decir. Aun
así, él no vaciló.

“Ahora que has comprado souvenirs, tienes que regresar,”

Elisabeth todavía no dijo nada. Kaito estaba a punto de decir más.

Entonces Elisabeth soltó un ligero suspiro y relajó todo su cuerpo. Abriendo bien los brazos,
cayó de espaldas. Finalmente, susurró sobre algo completamente sin relación con la
apelación emocional de Kaito.

“Observa, Kaito.”

“¿Observar qué?”

“Mira cuán brillantes son las estrellas. Es como si todas las tragedias del mundo no fueran
nada más ilusiones.”

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Volumen 3

Elisabeth habló con una voz muy distinta a la suya; una que sonaba casi como si estuviera
soñando. No dijo nada más. Después de pasar un momento dando le vueltas al significado
de su silencio, Kaito rompió el hielo de nuevo.

“Sabes, lo llamé una cita… Te concederé que el modo de expresarse fue extraño, pero no
quería ir solo. Quería vagar por la capital contigo.”

“¿Por qué?”

“Quería ver qué harías.”

“¿En qué sentido?”

“Quería ver cómo pasarías el tiempo, sabiendo que la batalla de mañana podría ir de
cualquier manera y que te esperaba esa muerte segura. Y elegí seleccionar souvenirs para
Hina. ‘Unos que definitivamente la harían feliz,’ dijiste.”

La respuesta de Elisabeth se retrasó.

Esta vez, Kaito no miró su rostro. Mirando fijamente a la masa de carne distante, continuó.

“Alguien que estaba totalmente satisfecho con morir, que se había renunciado a la vida, no
haría eso, ¿verdad? ¿Realmente no quieres ir a casa?”

“…Escucha, Kaito.”

Justo como había supuesto, no lo negó. Su voz sonó bajo, junto al crujido de ropa.

Elisabeth se había levantado y parecía estar agarrando sus rodillas una vez más.

“Mírame.”

Respondiendo a su llamado, Kaito se giró hacia ella como si le hubieran jalado su cabeza.

Entonces tragó saliva.

Bajando su rostro a sus rodillas, Elisabeth tenía una dulce sonrisa.

Era el tipo de sonrisa que uno dirigiría a un niño que estaba pidiendo algo irrazonable.

“No has asesinado a nadie más que a tus enemigos, ni a un solo inocente. No cargas
ningún pecado. Y que el inocente sea castigado por su sola existencia es absurdo. Una vez
que esta batalla termine, regresa al castillo. Entonces toma a Hina y huyan. Como eres
ahora, deberías tener poder suficiente para poder evadir la captura.

Por un segundo, Kaito no estaba seguro de lo que acababa de decir.

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Antes de que lo hubiera comprendido completamente, instintivamente abrió su boca para


hablar.

“¡¿De qué mierdas estás hablando?!”

“Sin embargo, no debes matar personas. Te prohíbo hacerles daño, también.”

De repente, la voz de Elisabeth se volvió mordaz. Su expresión, también, se transformó en


la de un orgulloso guerrero. Le dio una orden severa como la Torture Princess.

“Esta es la orden final de tu maestra, la Torture Princess.”

“Elisabeth…”

“No sucumbas a las tentaciones de los demonios. Si crees que es probable que lo hagas,
entonces termina tu vida tú mismo. Es algo pesado, dañar a los demás, ser despreciado por
el mundo, y cargar pecados constantemente.”

Entre más avanzaba su oración, más suaves y más desorganizada se volvían sus palabras.

Cerró sus ojos, como en una oración. Cuando continuó, fue con una pequeña voz.

“…Es una carga demasiado pesada para que la soportes.”

Su cabello crujió ligeramente cuando levantó su cabeza. Sus ojos todavía cerrados, miró
fijamente arriba al cielo.

“Las estrellas son brillantes. Sin embargo, aquí abajo los gritos se elevan.”

“¿A qué te refieres con eso?”

“Es simplemente la manera de las cosas. El agradable tiempo que pasamos juntos hace un
momento no cambia en nada lo que ha pasado antes o las cosas que pasarán después.”

“¿Por qué tiene qu—?”

“Obtuve gozo del dolor de las personas, placer de sus gritos. Tal fue la vida que escogí. Uno
debe cuadrar sus cuentas para la cuenta que han subido. Si las acciones que he hecho
fueran perdonadas, deformaría el mundo de la humanidad. Yo misma no puedo permitir
eso.”

Abruptamente, Elisabeth abrió sus ojos. Kaito se encontró sin palabras.

Sus perfectos ojos carmesí como una joya no tenían miedo o vacilación. Eran tan tranquilos
que rozaban la locura.

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Volumen 3

“La muerte de los torturadores debería ser decorada con sus propios gritos mientras bajan
al infierno sin ninguna posibilidad de salvación. Sólo en tal momento la vida de un torturador
está verdaderamente completa. Y en esta capital, un escenario apropiado ha sido
preparado para ese final.”

“¿Un escenario…apropiado?”

Envuelto completamente por la belleza de sus ojos, Kaito le repitió sus palabras como un
loro.

Elisabeth asintió con la cabeza profundamente. Girándose hacia la masa de carne, siguió
hablando.

“Los Caballeros Reales pertenecen al rey y los paladines a la Iglesia. La Iglesia puede
especializarse en pelear con demonios, pero también se les permiten armas bastante
poderosas. Eso viene como resultado del hecho de que, en este mundo, el estatus de la
Iglesia es más alto que el del rey.”

“…Ya…veo.”

“Siempre que un rey desea asumir el trono, el permiso de la Iglesia es necesario. Pero la
Iglesia no es una organización completamente autónoma. Aunque la Iglesia históricamente
ha tenido una fuerte autoridad en la manera en que los reyes han gobernado, sus
decisiones también son influidas por los tiempos que el país está enfrentando. Dado el
inestable estado en el que está en país, tomará incontables años para que las personas
regresen a la capital y para que la industria y el comercio se recupere, incluso una vez los
demonios sean erradicados.”

Kaito asintió con la cabeza. Ahora entendía una parte de la estructura de poder de este
mundo, así como las dificultades esperando a su gente.

Elisabeth continuó, aún más sin emoción.

“Además, a este ritmo, se usará el telón de la guerra contra los demonios fuera de la vista
de la gente. Se encontrarán incapaces de sacudir sus miedos, incapaces de purgar su
ansiedad. La sociedad requiere un rito de pasaje.”

Un momento después, los ojos de Kaito se abrieron de par en par.

Hasta ahora, no había sido capaz de darse cuenta del punto de su historia, pero finalmente
había hecho click. Se había dado cuenta de a qué se refería con un “escenario apropiado.”

“No quieres decir…”

“El método más efectivo con el cual unir a las personas es darles un enemigo común. La
Torture Princess ha asesinado a demasiados. Quemarla en la hoguera debería resultar un
símbolo adecuado.”

115 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Elisabeth miró la masa de carne, como si mirara su propia muerte.

Una sonrisa de auto burla se extendió por sus encantadores labios.

“Los déspotas son asesinados, los tiranos son colgados, y los asesinos masacrados. Todo
por el bien de la gente.”

El susurro de Elisabeth fue dulce, como si dijera que simplemente así eran las cosas.

Que así es como las cosas deberían ser.

Kaito apretó sus puños. Intentó gritarle, pero las palabras no salían.

Mientras cerraba sus ojos fuertemente, una idea que había tenido cruzó su mente de nuevo.

Algo está mal.

No sabía qué era, pero sabía que había algún detalle que estaba mal respecto a toda la
situación. Se mordió su labio. Las palabras que le había escupido una vez a Godot Deus
sonaron en sus oídos como petardos.

“Si ustedes hubieran sido más fuertes, la Torture Princess ni siquiera habría nacido,
¿no es así?”

“Si alguien preguntara si la Torture Princess era buena o mala, entonces obviamente
la respuesta sería mala. Era una locura pedirles a los aliados de sus víctimas que vinieran y
la salvaran. Si estuviera en el lado de sus víctimas, entonces estaría aclamando desde los
tejados que trabajara hasta los huesos y luego la pusieran en la hoguera. Lo que significa
que esto no tiene nada que ver con ustedes. Soy al que convocó, y todo esto es
simplemente yo siendo egoísta, así que en realidad es mi problema.”

“Lo que estoy intentando decir es que esa persona que me salvó no fue Dios o un
héroe. No fue la fe, y no fueron ustedes.”

“Fue la Torture Princess—la mujer más malvada en el mundo.”

¿Por qué, por qué, por qué, por qué, por qué? ¿Por qué?

¿Por qué?

Entonces Kaito se dio cuenta de algo.

En lo profundo de su corazón, una versión joven de sí mismo estaba gritando. El joven no


había derramado ni una sola lágrima, ni siquiera cuando fue pateado, y quemado, y
golpeado, y le arrancaron los dientes. Pero estaba llorando a pleno pulmón.

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Torture Princess
Volumen 3

Como diciendo que esto, si no hay otra opción, era imperdonable.

“Finalmente encontré un héroe,” gritó.

“¿Por qué me la quitan?” Gritó.

“Ella me salvó, “gritó.

“De una vida que estaba destinada a terminar en desesperación.”

“¡Ella me sacó de ese infierno!” Gritó.

Kaito abrió su boca, luego la cerró. Intentó decir algo.

Intentó hacer entrar en razón a su yo joven, para respetar los deseos de Elisabeth. Sin
embargo, no le dio voz a ni una sola de las objeciones y argumentos lógicos que brotaron a
su mente.

Finalmente, sólo agarró suavemente a su yo llorón de la mano.

Sí, lo sé. Lo sé.

En este mundo, Kaito Sena había encontrado en quien cree por primera vez. Había
encontrado una familia por primera vez.

Finalmente había sido capaz de tomar su vida en sus propias manos.

¿Quién había sido quien le había dado todo eso? De los dos mundos en los que había
vivido, ¿quién había sido la única persona que lo salvó?

Créeme, me siento de la misma manera.

En ese momento, una tranquila y firme resolución brotó dentro de él.

Una resolución por el bien de su héroe.

Kaito suavemente retiró sus dientes de su ahora ensangrentado labio.

La confusión y la ira que había sentido antes se había borrado completamente de su rostro.
Elisabeth no había notado nada. Girándose hacia ella, comenzó a hablar, sus palabras eran
tanto como para sí mismo como para ella.

“Sabes, tú fuiste la única que me ha salvado.”

“… ¿De qué estás hablando?”

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Volumen 3

“La persona que me salvó después de ser torturado y asesinado como un gusano no fue
Dios o algún noble héroe. Todos ellos pueden comer mierda.”

La fe en Dios estaba muy arraigada en este mundo, y las palabras de Kaito eran
increíblemente blasfemas.

Sin vacilación, continuó.”

“La única que me salvó de ese infierno fue la Torture Princess. Solo tú, Elisabeth Le Fanu.”

Los ojos de Elisabeth se ampliaron. Eso probablemente no era nada parecido a lo que
había estado esperando escuchar. Era raro verla tan genuinamente asombrada. Parpadeó
unas cuantas veces. Sin embargo, finalmente sacudió su cabeza, una fina sonrisa se
extendió por su rostro.

“…Y aquí estaba yo, preguntándome qué tendrías que decir. ¿Eres un idiota? No te pongas
todo grandioso conmigo. Eso fue un capricho, nada más que una coincidencia. Sentirse en
deuda por tal cosa sería espeluznante.”

“Una coincidencia, un capricho, todo está bien para mí. Hey, Elisabeth. Te lo dije, ¿verdad?
Que hasta que comenzaras a caminar camino al infierno, trataré de no abandonar tu lado
por cuanto tiempo como pueda, incluso si soy el único.”

“Mm, eso hiciste. ¿Y qué con eso? Ese momento está sobre nosotros, eso es todo.”

“Aún no está aquí.”

Kaito habló decididamente. Elisabeth frunció el ceño ante su extrañamente convincente


declaración. Mirando sus ojos carmesíes, Kaito habló con la sinceridad de un hombre dando
sus votos matrimoniales.

“No voy a dejarte morir.”

El rostro de Elisabeth se congeló. Parecía que estaba a punto de decir algo, pero Kaito la
ignoró y se levantó. Impuso la bolsa llevando los souvenirs de Hina sobre Elisabeth.

Luego corrió por la colina a toda velocidad.

“¡Hey, Kaito, espera! ¡¿Solo qué pretendes hacer?!”

Elisabeth gritó tras él. Pero no les puso atención a sus palabras y siguió corriendo.

Tenía un solo destino en mente.

La plaza donde el Monarca estaba preso.

***

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Torture Princess
Volumen 3

Cuando Kaito llegó a la plaza, se encontró una vez más soportando las miradas de los
paladines manteniendo el perímetro.

Comenzó a observar cuidadosamente la barrera de los sacerdotes. Mirándola fijamente,


midió su fuerza. Luego, una vez estuvo satisfecho, pidió que le dejaran entrar. Recibió una
mirada de odio, pero fue capaz de entrar exitosamente.

Una vez estuvo dentro, se dirigió a la sección de la plaza que había sido separada para
ocultarla de los ojos de la gente.

El Monarca estaba sentado dentro de una jaula espinosa que Kaito había creado con
magia. Un grupo de paladines estaba haciendo guardia sobre ella y dirigiendo miradas
incómodas y llenas de odio al cuerpo derretido del Monarca.

Antes de que pudieran gritarle para que se detuviera, Kaito chasqueó sus dedos.

Cuando lo hizo, una espiral de oscuridad apareció sobre la jaula, y músculos elásticos y
brillante pelaje comenzaron a entretejerse. El espantoso perro negro al que Kaito había
encargado en secreto de vigilar al Monarca hizo su aparición.

Acostándose lentamente sobre su vientre, el Káiser movía su cola de un lado al otro.

“Llegas tarde, Oh indigno amo mío.”

“Sí, acabo de regresar.”

Sorprendidos por la repentina aparición del Kaiser, los paladines soltaron angustiados
gritos.

Ignorándolos, Kaito le habló a su bestia.

“Parece que voy a tener que hacerlo después de todo, Káiser. Vamos.”

“Qué hombre tan egocéntrico eres, y qué tonto tan descomunal. Pero me diviertes.
No tengo ninguna objeción. Pero obtén el permiso de los ratones primero. No me gusta su
estridente chillido. El escándalo que hacen es desagradable.”

Con eso, el Káiser resopló. Kaito asintió con la cabeza, luego se dio la vuelta. Como había
esperado, Izabella había sido informada de la manifestación del Káiser y entró a la cortina.

“¡Kaito Sena! Incluso si sólo lo estás usando como guardia, necesitas permiso antes de—”

“¡Izabella, hay algo que necesito!”

Adelantándose a ella, Kaito ágilmente interceptó su reprimenda. Frente a una petición,


Izabella educadamente dejó de hablar. Sin perder su oportunidad, Kaito habló rápidamente.

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Torture Princess
Volumen 3

“Sella la cortina y lanza un hechizo de silencio en ella. Y necesito que te asegures de que
Elisabeth no se acerque al lugar.”

“¿Qué es esto de repente? ¿Qué en el mundo tienes intención de hacer?”

“Al final del día mi poder es solo un recurso temporal. Así que antes de que peleemos con el
Rey el Gran Monarca, quiero acumular tanto maná como sea posible. Pero debido a la
cantidad de maná involucrado, hay una buena posibilidad de que Elisabeth intentará
detenerme. Por favor.”

“No puedo de buena fe darte permiso para hacer algo que tu ama prohibiría.”

“Eso es solo una excusa, sin embargo, ¿verdad? ¿Qué razón tienes para dudar de mí?
Recibiste un reporte de los familiares que habían observado mi pelea contra el Gran Rey,
¿no es así? Si estuviera planeando huir y abandonar a la humanidad, lo habría hecho en
ese entonces. Deberías saber ya que lastimo mi propio cuerpo para usar la magia con la
que salvé a Elisabeth.”

“Eso es—”

“La magia negra requiere dolor. Esto es necesario para mí. Si no confías en mí, puedes
ponerme tantos guardias como quieras. Y si hago algo sospechoso, siéntete libre de
detenerme.”

“Kaito, aun así—”

“La Mules está muerta. Si la Torture Princess mete la pata, ¿quién crees que es el siguiente
en la línea de combate?”

Para las personas afiliadas con la Iglesia, la herida de que su arma definitiva, la Shepherd,
cometiera suicidio todavía era fresca y cruda. Kaito no dudó en dar cuchilladas en ella.
También excavó en la consciencia de Izabella a propósito.

“¿Quién demonios crees que va a terminar siendo sacrificado por el bien de todos los
herejes y personas que lo llaman un monstruo?”

“… ¿Y estás diciendo que esto es en verdad necesario para que pelees contra los
demonios?”

“Sí. Prometo que te estoy diciendo la verdad.”

“Entiendo… Aunque personalmente seré uno de tus guardianes, tienes mi permiso. Sin
embargo, Godot Deus tiene la última palabra en—”

“Permiso concedido. Haz lo que desees.”

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Torture Princess
Volumen 3

De repente, una tranquila y profunda voz resonó. Izabella se dio la vuelta.

Kaito confiadamente miró fijamente al propietario de la voz.

Un sacerdote cuyo rostro estaba oculto por una oscura sotana carmesí estaba llevando con
reverencia una joya. Un fantasma de Godot Deus flotaba sobre ella. Entrecerrando sus ojos
como si intentara sacar algo, habló.

“Sirviente, puedo más o menos adivinar cuál es tu objetivo. Sin embargo,


seguramente hay beneficios en lo que respecto nuestra batalla actual contra el demonio.
Tienes mi permiso.”

“Muchas gracias. Esto va a ser bueno para ustedes, también.”

“Me pregunto sobre eso… Sin embargo…ah, sí. Hay una cosa que mejor te digo.”

“¿Qué es eso?”

“Bajo circunstancias normales, la Iglesia no permite replicar almas.”

Kaito frunció el ceño, confundido por la previsible declaración. Incapaz de descifrar el


verdadero significado de las palabras de Godot Deus, instó a Godot Deus.

“… ¿Entonces?”

“Una vez este asunto esté resuelto, todas las reproducciones del alma de Godot
Deus, yo mismo incluido, están programadas para ser destruidas.”

Kaito se sorprendió. La piedra en su bolsillo manteniendo el alma de Vlad se sacudió, como


si Vlad encontrara este tema de gran interés. Kaito revisó las piezas de información que
conocía.

Las almas reproducidas no son nada más que versiones degradadas de la persona
de cuando estaba con vida. Aun así, sin embargo, tienen voluntades propias.

Destruir una piedra con la copia del alma de alguien dentro era prácticamente lo mismo que
ejecutar a una persona.

La manera en que Godot Deus había muerto—cometiendo suicidio para que no fuera de
utilidad al demonio—fue suficiente para dejar que Kaito entendiera la resolución que los
miembros de la Iglesia tenían. Una vez más, Godot Deus estaba marchando hacia su propia
muerte.

Al mismo tiempo, Kaito pensó en por qué Godot Deus le había dicho eso.

Godot Deus se preocupa por la gente y confía en Dios desde el fondo de su


corazón. Pero tiene un lado egoísta, también.

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Torture Princess
Volumen 3

Eso ayudó a Kaito a darse cuando de que la resolución que la Iglesia poseía los sacrificios
que estaban haciendo posiblemente no podrían haber sido su único objetivo.

Espera, ¿podrías ser…?

Kaito miró fijamente a Godot Deus, intentando averiguar qué estaba pensando. Sin
embargo, se veía claramente que no tenía intención de decir nada más. Finalmente, Kaito
suprimió su conjetura y habló.

“Lo siento. Sé que no somos los únicos que están siendo sacrificados.”

“No tienes nada por lo que disculparte, sirviente. Sin embargo, deseo presenciarlo,
Aunque puede que sea por el bien de luchar con los demonios, deseo presenciar qué es lo
que pretendes ocultar de la mirada de Elisabeth con el fin de hacerlo.”

“Sí, ve a por ello. Mira hasta que tu corazón esté contento.”

Con eso, Kaito asintió con la cabeza. Después de comprobar para asegurarse de que los
paladines vigilando lo estaban en su lugar, se giró hacia la jaula del Monarca. El hombre
colgante estaba colgando su cabeza desde lo alto del piso de metal de la jaula.

Chasqueando sus dedos, Kaito susurró.

“—La (rend*).”

[Nt: Rend: Arrancar, desgarrar.]

Al momento siguiente, sangre brotó del propio brazo de Kaito. Comenzó a cortar su cuerpo
con pétalos de flor cerúleos.

Viendo su repentina y osada automutilación, algunos de los paladines soltaron gritos.

Ignorándolos, los dedos de Kaito bailaron mientras manipulaba su sangre. Usó las manchas
derramadas de carmesí para pintar una fórmula mágica a sus pies y en el suelo de la jaula
del Monarca.

Interpretando su significado, Izabella gritó con voz tensa.

“¡¿Estás loco?!”

Era la segunda vez de Kaito dibujándolo, pero cualquier conocedor de la magia sería capaz
de decir cuán repulsivo era.

Este era un procedimiento para convertir el dolor de otro en el de uno.

Sus ojos llenos de compasión y compostura seca, Kaito susurró.

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“Voy a torturarte ahora. No será mucha ayuda, pero hay algo para tranquilizar tu mente.”

Levantó su brazo por encima de la cabeza.

Las comisuras de su boca curvándose desagradablemente, el Káiser sonrió. El Monarca


lentamente giró su cabeza derretida al costado.

Balanceando hacia abajo su brazo como un director de orquesta, Kaito hizo su declaración.

“Esto va a dolerme igual de fuerte.”

El torso del Monarca se desgarró.

Y al mismo tiempo, el pecho de Kaito se rasgó.

¡AAAAAAAAAAAAAAAAARGH!

Bloqueado por la magia de silencio, su espeluznante voz se desvaneció antes de que


pudiera atravesar la cortina. Sin embargo, entró violentamente a los oídos de los paladines
dentro. Sus rostros se contorsionaron al unísono.

Kaito delicadamente cortó el cuerpo del Monarca. Cortó sus brazos, arrancó sus ojos, y
sacó sus intestinos. Pero debido a que se fusionó con un demonio, el Monarca
transformado no murió.

Además, la fórmula mágica estaba regenerando su cuerpo.

¡AHHHHHHHHHHHH! ¡AHHHHHHHH! ¡AHHHHHHHHHHHH!

Mientras gritaba, el Monarca sacudía su jaula como un demente.

Kaito ignoró sus súplicas sin palabras. Agitó su mano sin pausa.

Los órganos del Monarca bailaron por el aire, sus mejillas fueron arrancadas, y sus piernas
se rompieron en cuatro.

Mientras la tortura del Monarca continuaba, justo como Kaito había prometido, él mismo
experimentó el mismo dolor. De vez en cuando, el dolor hacía que Kaito muriera de shock.
Cuando lo hacía, se reviviría a sí mismo, satisfecho con sus resultados.

Hombre, esto realmente es más eficiente que simplemente herirme a mí mismo, ¿no
es así?

Mientras estaba muriendo y reviviendo, la magia que había disparado carcomía al Monarca.
Era una manera mucho más eficiente de reunir dolor que simplemente atormentar su propio

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Volumen 3

cuerpo frágil. A medida que Kaito y el Káiser sufrían más y más dolor, la cantidad de maná
a su disposición paulatinamente aumentaba.

Mientras observaban el horrible espectáculo que se desarrollaba delante de ellos, uno de


los paladines murmuró:

“…Esto es una locura.”

Cuando las escuchó, Kaito eligió permanecer en silencio.

No tenía palabras con las que refutarlas. Era bien consciente de cuán loco era.

Su resolución y determinación firme, Kaito continuó la tortura. La visión de un chico que


había muerto por su bien, Neue, le envió una mirada inquisitiva por enésima vez. Pero Kaito
no se giró para regresarle su mirada. Solo un poco más, y alcanzaría la cantidad de maná
que había determinado era necesaria.

Solo un poco más, solo un poco más…”

Luchando para verter agua carmesí en su taza, Kaito desesperadamente luchó para hacer
que se desbordara.

Finalmente, la mañana llegó.

Cuando salió, Kaito le cortó la cabeza al Monarca.

El demonio, que había elegido una vida de devorar personas y al final se le concedió un
dolor agudo, finalmente fue liberado. Se desplomó sobre el suelo de piedra. Sangre goteaba
de su deplorablemente convulsionado cuerpo.

Varias veces más sangre se extendió por la jaula.

Los paladines estaban en silencio. O el miedo o el asco les había robado sus voces.

En medio del aplastante silencio, Kaito murmuró en voz baja.

“Buen trabajo, Monarca.”

Con una mano ensangrentada, se cepilló su flequillo hacia atrás.

Sangre coagulada pegada a sus mejillas.

Incluso embestido por un imaginable dolor, no había gritado ni una sola vez. Su rostro
manchado de sangre, sonrió.

“Ahora bien, sobre el Rey y el Gran Monarca.”

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[Nt: Hey, ¿heterosexualidad? ¡¿A dónde crees que vas?! ¡Ven aquí maldición!]
[Nc: Al parecer Knight termino volviéndose joto, con esa ilustración hasta yo dudaría de la
mía, pero yo soy fiel a mi Hina]

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Volumen 3

5: Su Respectivo Orgullo
Pensando en el pasado, había pasado un tiempo desde que Kaito había reencarnado en
este mundo, sin embargo, se sentía como si hubiera pasado en un momento. Reflexionó
sobre los días que había pasado peleando contra los catorce demonios. La retorcida y
alegre vida que había compartido entre ellos finalmente estaba llegando a su fin.

“…La batalla final, ¿huh?”

Mientras murmuraba, Kaito abrió sus ojos cerrados.

Este lugar era el último escalón llevando a la horca.

La Torture Princess y su sirviente habían llegado a su último destino.

El camino de piedra llevando a la masa de carne se extendía ante él.

Sin avisar, el ordinario y común camino se empapó de gris a mitad de su longitud. La


frontera estaba directamente delante del rostro de Kaito, tan claro y obvio como si hubiera
sido dibujado con un cuchillo.

Más allá estaba una vista que haría que cualquiera mirando dudara de su cordura.

Todo allí estaba manchado de gris. Las superficies de los edificios y árboles estaban
erosionadas, como si cientos de años hubieran pasado.

No había ninguna señal de vida a la vista, por supuesto. Incluso el aire mismo era frío y
rígido.

Los tenues rayos de la luz solar de la mañana se difuminaban y se desvanecían en el gris


también, muy parecido a cómo lo harían en las profundidades de un pantano.

Kaito utilizó todos sus sentidos para intentar imprimir una forma comprensible en el mundo
más allá de la frontera.

El espacio más allá de aquí es un cadáver en sí mismo.

Se sintió como si estuviera de pie ante el cadáver de alguna enorme criatura con nada de
su presencia o calor restante. Toda la zona, la cual debería haber estado rebosante de
energía, se había transformado en un cadáver vacío.

El espacio era la muerte misma, y estaba lo suficientemente cerca para que la tocara.

“Había pensado que te habías desvanecido, pero aquí estás.”

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La voz que llamó desde el lado de Kaito estuvo acompañada por el duro sonido de tacones
golpeando. Envió una mirada de costado hacia ella. Elisabeth estaba ahí.

Sus brazos estaban cruzados, y su expresión era agria. Tenía sentido que no se hubiera
encontrado con él hasta entonces. Cuando la mañana había llegado, inmediatamente había
dejado la plaza después de vestirse. Había sabido que había una posibilidad de que
Elisabeth intentara evitar que él viniera.

Kaito no le dio mucha respuesta. Elisabeth siguió su contrainterrogatorio.

“Ahora, entonces. ¿Exactamente qué estabas haciendo que requería que te escabulleras
durante toda la noche? Incluso fuiste lo suficientemente astuto para conseguir a los
paladines de tu lado.”

Kaito su mirada de la de ella.

Mirando atrás hacia la sección del mundo que el demonio había destruido, le respondió en
voz baja.

“…Algo estúpido.”

Mientras hablaba, de repente sintió que tiraron de su lóbulo de la oreja.

Elisabeth sin piedad tiró de su oído.

“¡Es completamente obvio que tramabas algo estúpido, tonto! ¡No vayas a tratar esto como
si nada! ¡¿Quién te crees que eres, Vlad?!”

“¡Ow! ¡Ow, ow, ow, ow, ow! ¡No me importa el dolor, Elisabeth, pero va a ser un problema
pegarla de nuevo si la arrancas! ¡También, no me parezco nada a él!”

Kaito luchó, agitando sus brazos en resistencia. Los hilos de locura que mantenían su rostro
tenso se habían roto abruptamente. En lo profundo de su bolsillo, su piedra se agitó para
expresar su exasperación.

Habiendo sentido un cambio en su expresión, Elisabeth resopló y soltó su oreja.

“Bueno, tengo bastante idea. Tus reservas de maná han aumentado, después de todo.
Estabas tramando algo bastante estúpido, ciertamente.”

“…Seh, imaginé que tendrías atrapado.”

“Ha, todavía no tengo ni idea en cuanto a tu objetivo. Sin importar qué tontería digas ahora,
nada cambiará, ni tengo la intención de dejar que lo haga… Pero en este momento, ese
poder tuyo puede ser de utilidad.”

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“Sabes, Godot Deus me dijo algo similar.”

“Su juicio fue el mismo que el mío, ¿eh? Muy bien. Intenta mantenerte con vida.”

Dijo Elisabeth, y Kaito asintió con la cabeza.

Al menos no me dijo que me quedara afuera.

Secretamente contento por esto, Kaito inspeccionó sus alrededores.

La única persona de pie a su lado era Elisabeth. Los Caballeros Reales y los paladines no
los habían seguido. Si lo impensable pasaba y la Torture Princess caía, tenían que estar
listos para tomar medidas para abandonar la capital y sellar el demonio dentro. Por eso,
necesitaban preservar tanto personal como fuera posible.

La decisión de Godot Deus había sido correcta. La Torture Princess y su sirviente se


enfrentarían a la muerte solos.

Justo como lo hicieron en su primera batalla.

Como siempre, y justo como fue en el principio, ¿huh?

Con ese pensamiento, Kaito asintió con la cabeza. Sin embargo, había una cosa que
encontró decepcionante.

No tener al autómata que llevaba un hacha, la amada de Kaito, a su lado lo hizo sentir un
poco desanimado y solitario. Pero se sintió orgulloso del hecho de que no había dejado a la
Torture Princess sola.

“A lo largo de la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, fue acompañada por un solo sirviente
tonto.”

Kaito pensó que eso sonaba bien.

“…Vamos.”

“…Mm-hmm.”

A diferencia de una vez antes, Elisabeth no lo acusó de dar una respuesta impropia de un
sirviente. Lado a lado, los dos entraron al espacio gris.

Mientras lo hacían, cruzaron el límite. En el momento en que lo hicieron, Kaito fue envuelto
por completo por el espacio en el cual todo lo que existía estaba mal.

El Káiser suavemente susurró en su oído, como si lo molestara.

“Bienvenido al mundo de los demonios. Bienvenido a la pesadilla.”

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Volumen 3

Ya veo. Esto es…

¿Qué realmente significaba para el mundo ser destruido?

¿Cuál era la verdadera naturaleza de los actos que los demonios cometían?

En ese momento, Kaito en verdad lo entendió.

***

Era tranquilo ahí.

Y estaba envuelto en una absoluta y abrumadora sensación de paz.

Los sentidos de Kaito del tacto, oído y vista colectivamente hicieron eso abundantemente
claro.

En ese espacio gris, todo estaba muriendo uniformemente, siendo asesinado, y en silencio.

Los demonios eran seres que se alimentaban del dolor de las creaciones de Dios.
Normalmente, estarían rodeados de incesantes gritos. Sin embargo, una vez que había
tomado todo lo que podían, las ruinas que dejaban atrás estaban envueltas en un
sorprendente grado de tranquilidad.

De cierto modo, esto tenía sentido.

Una vez que algo había sido destruido hasta su núcleo, nada poseía los medios para
destruirlo más.

El Diablo destruye el mundo, y Dios lo crea.

En ese momento, ese lugar estaba esperando a que Dios viniera a reensamblar lo.

En este acromático, los vivos eran claramente los extraños. Perplejo por el hecho de que
eran los perturbaban la tranquilidad, Kaito de repente se dio cuenta de algo.

Los demonios son fundamentalmente malos. Pero al mismo tiempo, la moral


humana no se aplica a ellos.

Las palabras que Vlad le había dicho una vez cruzaron por sus oídos de nuevo.

“Antes de ser convocados, existen en una dimensión superior. No poseen


pensamientos humanos, no pueden usar el habla, y no están equipados con sentidos.
Cuando los demonios de rango más alto se materializan, reflejan a su invocador y rebajan
hasta un punto donde pueden entenderse como simples almas malvadas.”

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“Si no lo hicieran, nosotros los humanos ni siquiera seríamos capaces de


comprender sus existencias.”

“…Un mal que los humanos ni siquiera pueden comprender.”

Mientras repetía esas palabras para sí mismo, Kaito llegó a darse de cuenta de algo.

Los demonios fundamentalmente se diferían de la manera en que la sociedad humana


definía el mal.

En el pasado, Kaito se había enfrentado contra los catorce demonios y presenciado de


primera mano los actos de crueldad que habían cometido. Pero aquí en este tranquilo
mundo notó la primera vez que su cuerpo se puso rígido no con ira sino con puro terror.

Una vez que los demonios ejercían su verdadero poder, no tenían nada que los humanos
pudieran considerar un objetivo. Había sólo pura y absoluta destrucción.

Ahora Kaito de manera visceral comprendió eso.

Dios y el Diablo no eran entidades con las que el hombre se suponía que interactuara.

“¿Qué diablos estaba pensando Vlad, invocando algo así?”

“Una pregunta perfectamente razonable, mi querido sucesor. Pero es sólo humano


tomar lo que no podemos comprender y, aunque todavía ignorantes de su verdadera
naturaleza, usarlo para nuestros propios fines.”

De repente, la voz de Vlad hizo eco por todo el mundo gris.

Levantó su cabeza sorprendido y miró en la dirección opuesta de donde estaba Elisabeth.

“Al convocar demonios y arrastrarlos a nuestro nivel, obtenemos poder. Quizás no


fue respetable, pero preferiría no ser injustamente acusado de estupidez.”

En algún momento, su delgada figura había flotado hacia arriba. Sus largas piernas estaban
cruzadas, como si estuviera sentado en una silla. Mientras hablaba, tenía una sonrisa que
podría ser descrita mejor como encantadora.

“Éramos carnívoros por naturaleza—es sólo humano querer consumir todo lo que
uno pueda.”

Vlad melodramáticamente extendió una mano delante de él mientras hablaba. Mientras


miraba los andróginos rasgos de Vlad, Kaito ignoró la mayoría de lo que estaba diciendo y
afligidamente le hizo una pregunta.

“Hey, Vlad. No pasé magia por tu piedra, entonces ¿cómo te materializaste?”

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Volumen 3

“Las reglas del exterior no aplican en este espacio vacío, ya ves. Frente al ‘cero,’
tanto los vivos como la reproducción de almas en piedras equivalen a ‘unos’ igualmente.
Aunque no posee carne, mi alma recibe forma en el sentido más verdadero aquí dentro. O
más bien, aunque digo todo eso, no podría realmente decirte cuáles son los principios
subyacentes o cómo funcionan. Mi investigación es deficiente. Demo admitir, sin embargo,
que ser capaz de tomar forma por mi cuenta es bastante agradable… Oh, cuidado ahí.”

El rostro de Vlad se difuminó contundentemente. Un colmillo afilado estaba atravesando su


cuerpo fantasmal.

Kaito asumió que era Elisabeth quien lo hostigaba, pero en realidad, era el Káiser. El
sabueso de primera clase también se había materializado en este espacio, probablemente
independientemente de su propia voluntad.

Mientras el Káiser le mordía con fuerza, Vlad se encogió de hombros irritado.

“¿Cuál podría ser el problema, Káiser? Había pensado que tu ira se había reducido
un poco.”

“¡Tonto! ¡Hace un momento, te estabas burlando de nosotros los demonios!


‘Queriendo consumir todo a la vista’… ¡Cesa tu cantar, débil pobre imbécil pusilánime que
fue y murió más allá de mi alcance! ¡Pones en marcha esa insoportable boca demasiada,
Oh Él Quien Sueña Con El Infierno En Su Mente!”

“Santo cielo, ¿no estás en mal genio? ¿Solo por la influencia de quién podría haber
sido causado eso…? Oh, cálmate.”

Una vez más, su rostro se difuminó de una manera graciosa. Esta vez, fue debido a las
estacas de Elisabeth. Además, incluso la expresión de Vlad se agrió. Dado su
temperamento, probablemente no le gustaban las situaciones donde era incapaz de
fanfarronear.

Girándose hacia Elisabeth, Vlad hizo su protesta.

“Aunque me encantaría dejarte hacer tus adorables bromitas, ¿te importaría parar,
Elisabeth? Seguramente ahora no es momento para estar desperdiciando maná así.”

“Ha, no te preocupes. Casi no hace falta maná en absoluto para atravesar tu antiestético
rostro.”

“Dices eso, pero no debes bajar la guardia… Como mi querido sucesor acaba de
escuchar del Káiser, este aquí es el mundo de los demonios.”

De repente, los labios de Vlad se enroscaron. Abrió ampliamente sus brazos.

Recuperando su comportamiento normal, habló con un desagradable tono.

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Volumen 3

“En verdad, las profundidades de la pesadilla del hombre. Y no crean que están a
salvo solo porque está silencioso. Incluso este espacio, envuelto como está en una
interminable tranquilidad, escupirá dolor fresco con el fin de contaminantes extraños.”

Sus movimientos teatrales, Vlad ágilmente extendió su brazo y señaló lo profundo en el


brumoso y gris mundo. Kaito siguió hasta donde Vlad estaba señalando.

Cuando lo hizo, su nublosa y poco clara visión instantáneamente se aclaró.

Una sombra de carmesí puro se asomó en la distancia. Tras una inspección detallada,
estaba retorciéndose. El muro de carne estaba por encima de sus cabezas, palpitando
como si fuera el mismo corazón del mundo.

“Ya veo, ya vienen.”

Vlad habló en una entretenida y medio burlona voz. Sus palabras fueron como una señal.

El silencio y la tranquilidad se desmoronaron.

Kaito tragó saliva. Una ola de dolor se estaba hinchando de la base de la masa de carne.

Más subordinados de los que había visto alguna vez antes estaban avanzando hacia él y
Elisabeth.

***

La muerte aulló. El dolor clamó.

Todos estaban alineados, como un desfile o una orquesta, apareciendo ruidosa y


escandalosamente.

El tumulto que hicieron hizo que pareciera como si todo el dolor en el mundo se hubiera
reunido en un lugar.

Debido a la misiva de emergencia que Elisabeth había recibido de la Iglesia, Kaito había
sido consciente del hecho de que cuando la masa de carne se había expandido
violentamente, había masacrado a un tercio de los habitantes de la capital. Para ser más
precisos, o los había transformado por la fuerza en subordinados o los dejaba como
humanos solo para matarlos espantosamente. Sin embargo, fue sólo cuando estaba frente
a la horda que se dio cuenta de sólo cuán insuficientemente fue su imaginación en
comprender el alcance de las bajas.

Los subordinados de color carmesí, melocotón, negro, y de color herrumbre llenaban el


horizonte al límite.

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Torture Princess
Volumen 3

Los subordinados que habían asaltado la plaza y los que habían sido asesinados por La
Mules deben haber sido nada más que una fracción de sus filas. Incluso solo contando los
que estaban en el campo de visión de Kaito, se contaban en miles.

Habiendo sentido los enemigos acercándose a la masa de carne que era su amo, las hileras
de los subordinados aumentaron por minuto.

Uno por uno, levantaban gritos rencorosos contra aquellos que habían sobrevivido. Luego
avanzaron hacia delante en una ola.

Los humanos normales no habrían tenido los medios para levantarse contra ese ejército.
Pero Kaito sabía que la mujer de pie ante ellos estaba en una liga propia.

La Torture Princess era una pecadora sin igual, una que había masacrado a toda la
población de su feudo.

“Reenactment of the Plain of Skewers: Impaled Victim*.”

[Nt: Reconstrucción del Plain of Skewers: Víctima empalada.]

¡Shunk, stab, stab, stab, stab, stab, stab!

Centenas de estacas de hierro brotaron del suelo, destruyendo los edificios erosionados
mientras avanzaban. Uno tras otro, perforaron a los subordinados y levantaron sus trágicos
cadáveres en el aire. Parecía casi como si estuvieran siendo ofrecidos a algún ser oscuro.

“¡La Guillotine, the Decapitating Saint! Splendid Executioner: The Boondock Saints!”

Incontables cuchillas aparecieron y formaron un fantástico gigante, alrededor del cual


estaban un grupo de santas blancas. Mientras las santas miraban hacia los cielos, Kaito
chasqueó sus dedos.

“—La (dance).”

Una cuchilla rectangular cortó el cielo cuando entró volando.

Kaito, el gigante, y las santas todos comenzaron sus ataques simultáneamente. Sus
afiladas cuchillas cortaron a través del grupo de subordinados.

Un casi excesivo chorro de sangre se derramó, y los cuerpos comenzaron a apilarse a un


ritmo rápido. Pero, aunque las probabilidades se veían favorables a primera vista, Kaito y
Elisabeth fruncieron el ceño.

“…Es problemático.”

“Sí…”

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Torture Princess
Volumen 3

Los subordinados habían comenzado a agarrar las cuchillas que formaban al gigante,
rompiendo en mil pedazos sus propios brazos en el proceso. Aunque el costo de derramar
inmensas cantidades de sangre, todavía se las arreglaron para arrancar las cuchillas del
cuerpo del gigante. Docenas de subordinados murieron debido a la pérdida de sangre. Pero
como hormigas desmontando una araña, finalmente terminaron desmantelando al gigante.

Agarradas por incontables manos, las La Guillotines también se hundieron en el mezquino


mar de subordinados.

Elisabeth chasqueó sus dedos de nuevo.

“¡Gluttonous Hellhole*!”

[Nt: Infierno Ávido, también “Hellhole” se puede traducir como “lugar horrible”.]

Un agujero se abrió en el suelo, uno mucho más grande que el Infierno que normalmente
convocaba.

Mientras la tierra cedía, se tragaba a los subordinados, y los escarabajos y gusanos del
inframundo dentro los despedazaban con sus poderosas mandíbulas. Sin embargo, los
subordinados no vacilaron. Saltaron al agujero, uno tras otro. Incapaces de resistirlo, los
bichos fueron aplastados. Jugos verdes brotaron de sus aplastados cuerpos.

El hueco finalmente se llenó con cadáveres, y los subordinados avanzaron sobre él.

Marchaban hacia delante con agresiva simplicidad, quitando cualquier obstáculo que
estuviera en su camino.

Luego una feroz oscuridad cubrió el cielo, como si un tifón estuviera llegando. Una densa
nube negra apareció violentamente ante los ojos de Kaito y Elisabeth. Eran aún más
subordinados.

Las horribles criaturas con alas estaban planeando por el cielo al unísono.

Kaito manipuló su hoja, y Elisabeth convocó aún más dispositivos de tortura. Pero contra los
números que estaban enfrentando, los que mataron no serían más que una gota en un
balde.

Abrumado por las olas acercándose desde la tierra y el cielo, Kaito recordó las palabras que
Elisabeth había dicho una vez.

“Los números engendran fuerza. Y uno puede lograr mucho a través del uso de la
fuerza.”

…Así que esto era de lo que estaba hablando.

136 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

La ola negra y la nube se acercaron.

Sus pasos sacudían la tierra, y sus aullidos dividían el cielo.

Era como si estuviesen viviendo el fin del mundo en carne propia.

“Hmm, ahora esta es una situación donde disparar un cañón a un grupo de hormigas
parece razonable. Ten en cuenta esto, chico. Incluso si entrara en el combate, la cantidad
que puedo devorar de golpe es limitada. ¿Qué quieres que haga? Mancharía mi buen noble
si fuera a permitir que mi amo sea consumido por carne de cañón. No me importaría
llevarlos a ambos en mi espalda y saltar por encima de esa muchedumbre, sabes.”

El Káiser le planteó una pregunta atípicamente benévola a Kaito. Sin embargo, Kaito
sacudió su cabeza.

“No… Si dejamos que esos tipos salgan, los caballeros y las monjas estarán en peligro,
olvida la gente que no ha sido capaz de evacuar la ciudad aún.”

“Ha, una broma espléndida. La hija de Vlad y yo podríamos mantenerlos


controlados, pero aniquilarlos es otro asunto totalmente. Te lo dije una vez antes, chico. Uno
que olvida su más grande deseo no es nada más que un tonto haciéndose pasar por santo.”

Kaito mordió su labio ante las palabras del Káiser. Sabía que el Káiser tenía razón. No tenía
sentido contener la corriente del arroyo mortífero si los dejaba incapaz de avanzar.

Aún estaban el Gran Monarca y el Rey con los que combatir más allá de esta horda.

Kaito sabía eso, pero todavía no podía forzarse a estar de acuerdo. Miró hacia la Torture
Princess, como si le rogara.

“Elisabeth…”

“¡Basta ya de esa voz sombría! Aunque normalmente te aconsejaría que los pensamientos
ingenuos no tienen lugar en el campo de batalla, incluso yo lo entiendo. Si no hay otra
opción, mejor reducimos sus filas. Si simplemente los dejamos deambular libres así, la
capital probablemente será aniquilada. No sería un asunto de risa si nosotros dos
termináramos siendo los únicos sobrevivientes.”

“Ves, sabía que lo verías de esa manera”

“¡Deja de hablar de mi en ese tono cálido!”

Kaito asintió con la cabeza hacia Elisabeth, que estaba furiosa. Sin embargo, esta era una
apuesta demasiado peligrosa.

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Torture Princess
Volumen 3

Por primera vez, lamentó el hecho de que los dos estuvieran aquí solos. Aquí en ese mundo
gris, no había nadie a quien pudieran confiar sus espaldas. Finalmente, sin embargo,
Elisabeth sacudió su cabeza.

“Supongo que será mejor que nos pongamos a ello, entonces. No tiene sentido esperar que
las cosa cambien para mejor. Y el remordimiento no logra nada.”

“Sí, tienes razón—somos los únicos aquí, después de todo.”

La Torture Princess y el contratista del Káiser se asintieron con la cabeza entre sí. El
indecoroso perro negro resopló y pateó el suelo. Vlad se encogió de hombros exasperado.

Pero mientras se armaban de su trágica resolución ante sus próximos oponentes,


escucharon algo.

“¡Retrocedan, ustedes dos!”

Una inesperada voz sonó.

Kaito levantó la vista como si lo hubieran abofeteado. Cuando confirmó el propietario de la


voz, sus ojos se abrieron de par en par.

Un orbe blanco con alabas estaba flotando en medio del cielo gris. Era uno de los
dispositivos de comunicación de la Iglesia, la voz de Izabella estaba viniendo desde dentro
de él.

“¿Cómo—?”

“¡No solo te quedes ahí ociosamente, Kaito! ¡Retrocede!”

En el momento que intentó preguntar qué estaba pasando, Elisabeth lo agarró del cuello.
Mientras lo hacía, lo arrastró violentamente hacia atrás a una rápida velocidad. Luego lo
soltó, prácticamente tirándolo. Se giró para mirar el lugar en el que había estado recién.

Cuando lo hizo, sus retinas se quemaron blancas.

Una intensa luz había estallado justo delante de él. Un grupo de subordinados se había
vaporizado.

“Oh-ho.”

Vlad levantó su voz con interés.

Apartando la mirada de la escena por un momento, Kaito frenéticamente recuperó su visión


temporalmente destruida. Luego reconfirmó el terrible espectáculo ante él. Los
subordinados habían estallado en llamas y estaban ardiendo. Entre ellos, un enorme pájaro
se estaba convirtiendo en cenizas también. Kaito lo identificó.

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Torture Princess
Volumen 3

¡Es una bestia convocada, el mismo tipo que La Mules estaba convocando!

Fue entonces que la realidad de la situación golpeó a Kaito.

El pájaro santo fue lo que había hecho que los subordinados se desintegraran.

La Mules debería estar muerto, sin embargo…

“¡Izabella, tonta! ¡Te matarás!”

En el momento en que esa pequeña confusión cruzó la mente de Kaito, Elisabeth soltó un
grito.

Junto a él, ella estaba mirando más allá del límite entre los mundos del demonio y el
hombre. Cuando siguió su mirada, los ojos de Kaito se ampliaron.

A lo lejos en la distancia, la cima de la colina era plata brillante.

Los paladines estaban reunidos ahí, de pie con un grupo de sacerdotes en una extraña
formación cuadrada. A sus pies estaban runas mágicas tan largas que Kaito podía verlas
desde donde estaba.

No podía decir qué decían, pero sabía qué significaban.

¡Está reuniendo maná de los sacerdotes y los paladines!

Con La Mules habiendo muerto, el grupo ahora estaba trabajando conjuntamente como uno
y formando un solo cañón. Y Izabella probablemente estaba actuando como su plataforma
de lanzamiento.

Kaito entonces recordó cierto hecho. La reserva de maná de Izabella era tan profunda y tan
serena como el mar y muy adecuado para la magia curativa, protectora, y de invocación.

Al mismo tiempo, una vieja escena pasó por su mente otra vez.

Esa noche, Izabella no había dudado en tomar su mano bestial, la prueba de su contrato
demoníaco, y agitarlo con su guantelete. Se habían mirado a los ojos e hicieron un
juramento.

““Eliminemos a ese demonio juntos.””

Pero al final, la Torture Princess había terminado cargando la batalla decisiva sola. Después
de hablar con Elisabeth, Kaito había atacado la conciencia de Izabella, tanto por el bien de
su motivo oculto como por indignación.

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Torture Princess
Volumen 3

“La Mules está muerta. Si la Torture Princess mete la pata, ¿quién crees que es el
siguiente en la línea de combate?”

“¿Quién demonios crees que va a terminar siendo sacrificado por el bien de todos
los herejes y personas que lo llaman un monstruo?”

En ese momento, Izabella no había respondido. Pero en el presente, estaba intentando


cumplir su promesa a Kaito con sus propias manos. Había elegido pelear junto a él y la
Torture Princess.

Pero está tomando un riesgo demasiado grande.

El método de ataque de Izabella difería de la manera en que La Mules usaba los círculos de
innovación dentro de su propio cuerpo. Asimismo, porque estaba dividiendo la carga con los
paladines, había poca posibilidad de que perdiera su cordura. Pero la cantidad de maná que
habían reunido era demasiado para que la manejara el cuerpo de un simple humano.

Además, los otros paladines estaban en peligro también. Aunque no iban a entrar al mundo
de los demonios ellos mismos, no tendrían a donde correr si el Rey les lanzara su ataque de
largo alcance, Y, sobre todo, la tensión en sus cuerpos y su maná sería intensa sin importar
qué más pasara.

Claramente no tenían ninguna intención de preservar su fuerza.

¡Pero la decisión de Godot Deus fue correcta!

“¡¿Qué en el mundo crees que estás haciendo?! ¡No seas imprudente!”

“¡Yo debería ser quien te diga que no digas cosas tan tontas! ¡Somos las espadas
de la Iglesia, las cuchillas de la Santa, y los escudos de las personas! Si no salvamos a los
inocentes que sufren, ¿entonces quién exactamente esperamos que lleve esa carga?”

“¡Lo estamos manejando bien! ¿Qué, estás preocupada por esas cosas que te dije? Mi
culpa. ¡Eso fue simplemente yo hablando demasiado! ¡Por favor solo olvídate de eso!
¡Piensa en tus responsabilidades!”

“¡Esta es nuestra ciudad! ¡Los ayudaremos, y la protegeremos! ¡No tengo intención


de imponerles a aquellos a los que estoy obligada a proteger sobre ustedes!”

“¡Pero…!”

“¡¿Solo cuánto tiempo crees que me tomó convencer a los sacerdotes?! ¡Déjennos
esto a nosotros y avancen!”

Fuertes y feroces gritos vinieron del interior del orbe. Por un momento, estuvieron cubiertos
del sonido de alguien tosiendo sangre. Mientras escuchaba a Izabella soltar un claro gemido
de dolor, Kaito apretó sus puños.

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Torture Princess
Volumen 3

Mientras lo hacía, otra bestia convocada llegó volando. Subordinados explotados llenaron el
horizonte.

Kaito inhaló rápidamente. Sabía que tenía que detenerla.

Antes de que pudiera hablar, sin embargo, Izabella se le adelantó.

“¡No me des esa tontería, Kaito Sena! ¡Ya es suficiente! ¡Deberías estar buscando
cualquier ayuda que puedas conseguir, incluso si viene de un monstruo! ¿No quieres salvar
a las personas sufriendo tan pronto como sea posible?”

Su voz fue como una bofetada en el rostro.

En ese momento, Izabella había completa y totalmente derrotado a Kaito.

Se encontró sin saber qué decir. Todavía mudo, prácticamente tuvo un espasmo mientras
se inclinaba profundamente ante el orbe blanco. Después de morder fuerte su labio, se giró
a Elisabeth.

“Elisabeth…”

Sus ojos carmesíes estaban fijos en el orbe.

Por un segundo, Kaito sintió como si las miradas de esas dos mujeres, que estaban en los
extremos opuestos del mal y la santidad, se hubieran encontrado.

Finalmente, Elisabeth dijo unas cuantas palabras.

“Pudiste simplemente haber chasqueado tu látigo hacia mí y entretenerte como un


espectador… Estoy rodeada de tontos, todos ustedes.”

“Elisabeth…”

“¡Nos vamos, Kaito! ¡No te quedes atrás ahora! ¡Date prisa!”

En el momento siguiente, Elisabeth pateó el suelo fuertemente. Salió disparada como una
flecha, dejando profundas pisadas en la tierra gris mientras corría. Nervioso, Kaito le
persiguió. Vlad y el Káiser se fueron también.

El orbe se quedó atrás, quizás con el fin de inspeccionar las posiciones de los
subordinados.

Entonces los doloridos gritos de Izabella les siguieron.

“¡Ve, Torture Princess! ¡Oh injuriada pecadora que masacró incontables inocentes,
caballeros! ¡y mi hermano!”

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Volumen 3

Por un segundo, odio intenso se filtró en su voz. Izabella estaba apuntando su vívido
resentimiento a Elisabeth como una flecha. Pero con poder suficientemente fuerte para
incluso aplastar sus emociones negativas, Izabella continuó.

“¡Por favor salva la capital!”

Su tono sonó casi como una oración.

Luz blanca se disparó hacia delante. Ahogó la expresión de Elisabeth, así que Kaito no
pudo verla. Simplemente avanzó de forma resuelta, rodeado por cadáveres de
subordinados voladores.

Cargados con la sincera súplica de Izabella, Kaito y Elisabeth corrieron por el plano. Era
prácticamente como un campo de batalla que estaba bajo bombardeo. La luz estalló varias
veces más. Aunque su visión su destruida una y otra vez, incesantemente se abrieron paso
por la oleada de muerte.

Dejando el sonido de bombardeo atrás de ellos, se adentraron más profundo en el mundo


gris.

Finalmente, todos los ruidos se desvanecieron en la distancia.

Una vez más, fueron envueltos en un pesado silencio.

El aire era sofocante con la presencia de la muerte mientras la masa de carne se elevaba
delante de ellos.

***

La amenazadora masa estaba adornada con incontables agujeros. Su húmeda superficie


roja estaba cubierta de cavidades, como una hoja que había sido masticada por una oruga.
Era casi impresionante cuán visceralmente repugnante era.

Kaito sintió escalofríos correr por todo su cuerpo. Levantó la vista atentamente a la
indecorosa superficie de la masa.

Esos agujeros probablemente son de donde los rostros de sus víctimas salieron.

Habían sido uniformemente transformados en subordinados, luego expulsados.

Kaito se devanó los sesos en cuanto a cómo se suponía que lidiaran con esa cosa. Pero sin
poner un dedo en la masa que se retuerce delante de ella, y mucho menos atacarla,
Elisabeth aceleró su paso. Ladeando su cabeza al costado, Kaito la siguió. Aunque no
había dicho nada, ella debe haber sentido su confusión mientras hablaba.

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Torture Princess
Volumen 3

“Es una tarea demasiado grande matarla desde el exterior. Dije que golpearía sus
verdaderos cuerpos directamente, ¿verdad? Acaba de liberar esa gran masa de
subordinados. Debería haber un agujero en algún lado que lleve a su núcleo. Pretendo
encontrarlo.

“¿Un agujero que lleva a su núcleo?”

“Ciertamente, diría que su predicción es correcta.”

Vlad flotó suavemente para caminar junto a Elisabeth. Cuando Kaito se giró para mirarlo, él
exageradamente levantó su barbilla con su dedo.

“Una guerra sin cuartel suena bien, pero poner todas sus cartas en la mesa así fue
una tontería vulgar. El Rey y el Gran Monarca expulsaron todo lo que tenían. Por eso,
deberías poder llegar más allá de donde estaba guardando a los subordinados dentro de
ellos. Hacer tal elección me hace preguntar si sus mismos cerebros se habían convertido en
meros bultos de carne… Hmm, aunque puede dar origen a poder anormal, parece que
hacer que demonios corran desenfrenados lleva pocos beneficios consigo.”

“Solo cállate, Vlad, y cesa tu parloteo. Nadie te preguntó.”

Elisabeth chasqueó su lengua. Vlad se encogió de hombros y obedientemente se calló.

Después de asentir a su explicación, Kaito comenzó a rodear el perímetro de la masa. El


asidero era pobre, y el área estaba cubierta de sangre y grasa. Los dos ruidosamente
caminaron ruidosamente por la suciedad mientras buscaban una apertura apropiada.

En breve, Kaito se detuvo delante de un perturbador pliegue de carne que colgaba


notablemente sobre el suelo.

“Elisabeth.”

“…Ya veo; esto debe serlo.”

Detrás de la suave carne femenina había un enorme agujero parecido a un túnel. Sus
entrañas habían sido pisoteadas fuertemente por los subordinados. Eran los restos del
camino que ese mortífero desfile había tomado.

Elisabeth envió una mirada aguda al interior.

“Ahí.”

“Espera, ¿todavía hay más de ellos?”

Tres subordinados estaban en la esquina de su mirada carmesí. Estaban alineados


horizontalmente, vigilando el agujero como guardianes excesivamente diligentes.

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Volumen 3

Kaito miró sus nuevos oponentes de la cabeza a los pies. Desde la derecha, miró a cada
una de sus peculiares figuras una por una.

Había una mujer llevando un vestido harapiento.

Había un hombre llevando un tocado de lobo gris.

Y había un hombre vestido con una severa armadura de cuerpo completo.

De los tres, fue la rareza de la mujer que hizo que Kaito se detuviera. Tenía ojos, labios y
una nariz real, pero su rostro era sin duda inhumano. Su piel estaba hecha de algún
material delicado, como el vidrio o la porcelana. Su ropa, también, le daba la apariencia de
algún tipo de marioneta de tela.

Sus rostros están cubiertos por el casco y el tocado, pero los tipos probablemente se
ven de la misma manera.

Aun así, se veían más humanos que los subordinados que se habían transformado por la
fuerza. Y sobre todo lo demás, la cantidad de poder emanando de ellos era mucho más
grande que la de los pequeños alevines que habían visto hasta ahora.

Permaneciendo receloso de los tres, Kaito habló.

“Hey, Elisabeth… ¿Soy solo yo, o esos tipos son mucho más fuertes que los otros
subordinados?”

“Ciertamente, lo son. Es la habilidad del Gran Monarca—dar a luz a subordinados únicos a


través de Duplication. Esas son copias del Rey, el Gran Monarca, y el difunto Monarca.
Aunque son mucho más débiles que sus demoníacas contrapartes, es verdad que superan
lo ordinario—¿huh?”

Mientras hablaba, el hombre con armadura caminó con pasos largos directamente hacia
Elisabeth.

Agarró el mango de la larga espada amarrada a su espalda, luego la desenvainó de su


funda con una mano. Balanceo su hoja hacia abajo, partiendo el lodoso aire gris con gran
fuerza. Kaito sintió una poderosa ráfaga de viento soplar por todo su cuerpo.

La figura acorazada entonces señaló con la punta de su maligna cuchilla a Elisabeth, como
provocando la.

Sus ojos se ampliaron un pelo, y las comisuras de sus labios rubíes se curvaron.

“Ya veo; en verdad es una copia del Rey. ¿Así que deseas intercambiar golpes conmigo?
Muy bien.”

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Volumen 3

En respuesta, Elisabeth levantó una pálida mano por encima de la cabeza, y sacó la
Executioner’s Sword of Frankenthal de una espiral de oscuridad y pétalos carmesí. Después
de hacer girar su mango en su palma, la giró hacia el oponente acorazado. Su punta se
detuvo de repente en el aire.

“Ven. Te enfrentaré.”

Sus espadas en mano, los dos se pusieron en guardia.

Una quietud llena de sed de sangre llenó el espacio.

Al momento siguiente, el hombre acorazado rugió. El aire alrededor de él se congeló, luego


se hizo añicos como el vidrio. Cargó con un glorioso grito.

Mientras la feroz masa de sed de sangre se acercaba a ella, Elisabeth gritó también.

“¡Wicker Man*!”

[Nt: Hombre de Mimbre.]

Oscuridad y pétalos explotaron de la Executioner’s Sword of Frankenthal. Indefenso, el


hombre acorazado se estrelló contra ellos. El negro y carmesí danzantes se tragaron a las
otras dos replicantentes también.

Un ruido seco de chasquido sonó, y la oscuridad se dividió para convertirse en incontables


ramas. Ante los ojos de Kaito, una figura parecida a una jaula se tejió a sí misma. Las
replicantentes se encontraron selladas dentro de su vacío torso.

Se enfurecieron, demandando ser soltados. Mientras lo hacían, los torcidos miembros de la


figura se incendiaron. El fuego se convirtió en una tempestad.

Mientras miraba la radiante masa escarlata, Kaito habló fuerte confundido.

“¿N-No ibas a enfrentarte contra él?”

“Tu honestidad va a hacer que te maten uno de estos días, chico.”

“Realmente debo estar de acuerdo, mi querido sucesor. Toma esto como una
lección. A veces, la victoria demanda que uno abandone sus escrúpulos.”

“¡Exactamente! ¿Por qué debería sentirme obligada a complicarme la vida para pelear con
esas cosas? ¡Espléndido, espléndido! ¡Ardan por mí! ¡Ha-ha-ha!”

Elisabeth cruzó sus brazos y soltó una fuerte y malvada risa. Pero al momento siguiente, la
masa ardiente se abrió desde dentro, y el torso de la figura estalló. Chispas volaron
violentamente por el aire.

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Torture Princess
Volumen 3

Las tres replicantes prácticamente bailaron mientras saltaba desde el interior de ella.

“Tch, parece que un solo golpe fue insuficiente.”

Elisabeth chasqueó su lengua. La replicante femenina saltó sobre ella mientras su


harapiento vestido llameaba violentamente. De repente, la garganta de la replicante se
retorció de manera extraña, y su rostro similar a un huevo se abrió.

Algo suave salió volando de entre sus cristalinos labios.

“¡—!”

Se veía como una masa amorfa envuelta en una tela roja ordinaria. Pero Kaito podía sentir
una extraña vivacidad viniendo de ella.

La masa amorfa de tele estaba emitiendo el mismo tipo de vitalidad que la carne.

Habiendo sido atormentado por algo similar una vez antes, Kaito por instinto sabía lo que
era.

Esa masa amorfa es una copia de un corazón.

Mediocre como puede haber sido, la replicante femenina estaba preparando una versión de
Sacrifice.

“¡Eso no puede ser!”

No había pensado que fuera una técnica usable por una simple copia.

Kaito se alteró. Al mismo tiempo, su experiencia de batalla hizo que una mortífera hipótesis
cruzara por su cabeza.

Incluso con la cantidad que estoy guardando en reserva para la pelea contra el Rey
y el Gran Monarca, estoy quemando una tonelada de maná, mierda*.

[Nt: Básicamente gastar rápidamente, y la mierda supongo que era para expresar que es
excesiva.]

Dada la situación, tener su poder llegado, incluso un poco, sería peligroso. Y aunque Kaito
no era el objetivo, Elisabeth siendo golpeada llevaría al mismo final. Disipar Sacrifice usaría
una gran cantidad de su sangre y maná.

En otras palabras, sin importar quién tomara el golpe, restringiría gravemente la habilidad
de Kaito de seguir peleando.

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Si eso pasaba, no sería capaz de mantener su promesa con Izabella, el juramente que
había jurado con ella de eliminar al demonio juntos. Y terminaría dejando a Elisabeth sola
justo antes de la batalla decisiva.

No puedo permitir eso.

Tenía que destruir el corazón antes de que pudiera destruirse. Sintiendo pánico, Kaito se
congeló completamente.

Quedarse quieto en el campo de batalla era claramente un acto de completa estupidez.

Elisabeth gritó enojada. El Rey giró su espada contra Kaito. Sacrifice estaba a punto de
erupcionar del corazón.

Y mirando en lo alto, el Káiser se estaba riendo.

“Oh-ho. Un intruso aquí, de todos los lugares.”

Todo eso pasó en un solo momento.

Un poderoso ruido de aleteo resonó, y una enorme sombra pasó por encima de las cabezas
de Kaito y Elisabeth.

“¡AMO KAITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!”

Un uniforme y una falda de diseño maid de estilo clásico se elevaron por el aire. Los
adornos de la chica de cabello plateado se ondeaban cuando cayó.

La manera en que había aparecido ante Kaito fue prácticamente como destino.

“… ¡Hi…na!”

Cuando aterrizó, la hermosa maid blandió su alabarda.

Con ella, Hina, la novia de Kaito, cortó magníficamente el corazón justo antes de que
pudiera invocar Sacrifice.

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[Nt: Estás tan hermosa como el día en que te fuiste.jpeg.]

***

El corazón desgarrado cayó al suelo con un plop. Mientras se desenredaba suavemente,


volvió a ser una tela ordinaria.

La replicante femenina cayó al suelo. Hina se giró a Kaito, quien todavía estaba
estupefacto.

Sus ojos esmeraldas como piedras preciosas brillaron mientras lo miraba.

“¡Amo Kaito! ¡He regresado a casa!”

Una hermosa sonrisa se extendió por el rostro de Hina, uno lleno de sincero amor. Pero su
elección de palabras fue un poco extraña. Estaban bastante lejos del lugar donde vivían,

Esta normalmente no sería una situación que exigiría la frase Estoy en casa. Pero para los
dos, es completamente adecuada.

Mirando únicamente a Kaito, la novia de cabello plateado continuó.

“Por fina, he regresado a mi legítimo lugar a tu lado.”

Kaito chasqueó sus dedos, sin decir nada.

Su hoja surgió del cielo y cortó el torso del Rey, que se había acercado. Después de
balancear su espada y repeler el ataque, el Rey se retiró.

Sin prestarle una sola mirada al intruso, Kaito extendió sus brazos tanto como le era
posible.

Reuniendo todo su poder, el novio sonrió completamente y le respondió a su esposa con


palabras aún inapropiadas para el campo de batalla.

“¡Bienvenida a casa, Hina! ¡Ven a mí!”

“¡Amo Kaitoooooooooooooooooooo!”

Instantáneamente desechando su alabarda, Hina arrancó a correr.

Y así, en el centro del campo de batalla, los dos amantes se encerraron en un apasionado
abrazo.

Hina era notablemente más alta que Kaito. Acercándose a su rostro, lo arrastró a su pecho.
Kaito enterró su rostro en su pecho. En el pasado, probablemente se habría puesto color
carmesí, pero ahora tranquilamente regresó el abrazo de Hina.

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Volumen 3

Frotando con la nariz la cabeza de Kaito una y otra vez, Hina inhaló profundamente.

“Ah… El olor del Amo Kaito… El calor del Amo Kaito…Amo Kaito, Amo Kaito, Amo Kaito. Mi
amo, mi esposo, mi amante eterno, mi corazón…mi todo. Por favor deja que tu corazón
cante, porque finalmente he regresado a ti. Finalmente estoy de vuelta donde pertenezco.”

“Hina, no puedo decirte cuán feliz estoy de verte de nuevo. Estoy tan, tan feliz. Siempre
estarás ahí para protegerme, ¿no es así?”

“Sin duda alguna. ¡Soy tu espada y sólo tuya!”

“Esp-espera. ¿Pero qué estás haciendo aquí?”

“¡Madam Elisabeeeeeeeeeeeeth! ¡Mr. Dim-Witted Servaaaaaant! ¿Están los dos a


saaaaaaaaaaaaaaaalvo?”

Como si respondiera su pregunta, una voz bajó de los cielos.

Después de apresuradamente mirar hacia arriba, Kaito miró desorbitadamente. Un dragón


azul acero sobrevolando en el cielo gris. Llevando un rostro diabólico, sin prisa aleteaba sus
gigantes alas.

Mientras el Káiser miraba fijamente su majestuosa forma, habló en una voz baja que estaba
en algún lado entre la admiración y la exasperación.

“¿Un dragón de acero? Se suponía que todos los dragones habían huido de las
tierras que los humanos, demi-humanos, y gente bestia habitan. ¿Dónde en el mundo lo
encontró?”

“Oh mí, oh mí. Y hasta lleva una montura. Qué ingenioso.”

Vlad se metió en la conversación también, aparentemente entretenido. Justo como había


dicho, el dragón de acero tenía una montura amarrada a su espalda.

Y de todas las cosas, el Butcher estaba montado sobre ella. Además, las duras y metálicas
escamas cubriendo la espalda del dragón incluso tenían un trozo de carne en el hueso—
quizás con la intención de ser un sustituto de la insignia de una tienda—dibujado en ellas.

El Butcher gritó mientras manipulaba hábilmente las riendas.

“¡Ms. Lovely Maid completó su recuperación, así que la traje aquí sobre mi amado tercer
dragón!”

“Noooooooooo es que no esté agradecido, pero ¿solo quién diablos


eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeereeeessss?”

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Torture Princess
Volumen 3

“Mm, los misterios solo se profundizan y profundizan.”

Mientras Kaito gritaba en respuesta, Elisabeth acarició su barbilla.

No estaba claro si era capaz de escucharlos o no, pero el Butcher les mostró los pulgares
arriba. Difícilmente contaba como una respuesta. Luego les dio un gran gesto con la mano.

“¡Y con eso, me deeeeeeeespidoooo! ¡Anhelo su constante paaaaaaaaaaatrociniooooooo!”

“¿Simplemente te vas a ir después de todo eso? ¡mí, eres otra cosa!”

“…Ahora bien, ustedes dos. Entiendo su ardiente deseo de coquetear y hacerse ojitos, pero
intenten guardarlo para más tarde.”

“Ah, lo siento. Mi culpa. ¡No pude evitarlo!”

“Ah, oh sí, tienes toda la razón; ¡mis más profundas disculpas! ¡Oh mí, ¿cómo pude?!
¡Regresaré a la batalla de inmediato!”

Kaito y Hina se habían estado abrazando durante la totalidad del intercambio previo. Con
una mirada exasperada en su rostro, Elisabeth usó un dispositivo de tortura para separar a
los dos del otro.

Al escuchar su solicitud, Hina apresuradamente intentó separarse de Kaito.

“Y, además, Amo Kaito, perdóname… ¡Squeeze!”

Antes de que lo hiciera, abrazó a Kaito fuerte una vez más. Después de inhalar su aroma, lo
soltó de sus brazos y apretó sus puños.

“¡Muy bien, he repuesto suficientemente mi energía de Amo Kaito! ¡Aquí voy!”

Mientras, la falda de Hina se agitó poderosamente cuando pateó poderosamente su


alabarda en el suelo. La pesada arma giró por el aire como si careciera de peso en
absoluto. Hina agarró su mango del aire, luego se giró para mirar a sus oponentes.

Le dio a su alabarda un golpe decisivo, y su punta se detuvo bruscamente.

Parecía que ese único golpe fue suficiente para que la replicante del Rey sintiera su
habilidad. Agitó su brazo, haciendo un gesto para que la replicante con el tocado de lobo se
retirara. Luego la replicante del Rey bajó su postura.

Mirando al combatiente completamente acorazado, Hina le susurró a Kaito y Elisabeth.

“Cuando aterrizamos en la ciudad, fuimos lo suficientemente afortunados de recibir


información de los amables paladines y percibir que la situación se ha convertido en un

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estado de emergencia. ¡Aunque me preocupa dejarte solo, Amo Kaito, creo en mi querida
Lady Elisabeth! ¡Por favor, ustedes dos, vayan adelante! Puedo manejar las cosas aquí.”

“Hina, ¿de qué estás hablando? Elisabeth y yo podemos quedarnos contigo y—”

“¡Como siempre, ¡qué amables eres! Pero pelear con estos dos será pan comido. Mi poder
se deriva de los mecanismos dentro de mí. Porque no tiene nada que ver con demonios,
Sacrifice no tendrá ningún efecto en mí. ¡Puede que no sea rival para demonios verdaderos,
pero ningún subordinado podrá superarme! ¡Por favor déjenme esto y continúen!”

Elisabeth y Kaito se miraron entre sí. Era cierto que Hina estaba bajo ningún riesgo de
perder sus poderes. Y podrían incluso ser mejor para ella pelear con los subordinados ola,
en lugar de junto a alguien por quien tendría que preocuparse por proteger de Sacrifice.
Pero Hina había acabado de despertar.

“¡No necesitan preocuparse! ¡Se los ruego, conserven su maná!”

Viendo su vacilación, Hina redobló.

Cuando lo hizo, el hombre acorazado, la replicante del Rey, salió disparado. Fuertemente
balanceo su espada. Hina fácilmente bloqueó su fuerte ataque con el respaldo de su
alabarda. Luego cambió a ir a la ofensiva.

Dos, tres veces chocaron, y cada vez, Hina hacía un salto mortal de suelo y pateaba al
hombre con armadura en el casco. Él se tambaleó. Presionando el asalto, Hina hacía uso
del alcance de su cara poniendo algo de espacio entre ella y la replicante del Rey.

Ajustando el agarre en su alabarda, Hina habló apasionadamente.

“¡No puedo hacer hijos de la manera en que una mujer humana puede! ¡Pero, aun así, juré
convertirme en parte de tu familia, Amo Kaito! Incluso si me mata, me niego a hacer algo
que incumpliría mi prom—”

“Mm, bueno… Para evitar malentendidos, debería dejar una cosa clara.”

“¿Qué podría ser eso, Lady Elisabeth?”

“Ustedes dos pueden tener niños.”

Hina se detuvo abruptamente.

Un increíblemente inquietante y pesado silencio llenó el aire.

“… ¿Hi-Hina?”

“Hina, ¿es…estás bien?”

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Incluso con Elisabeth y Kaito llamándola, Hina permaneció quieta, como si estuviera
congelada. Pensando que había encontrado una apertura, la replicante del Rey cargó. Pero
Hina, moviendo sólo su brazo, le hizo un corte preciso. La copia con cabeza de lobo, ahora
desafiando las órdenes de la replicante del Rey, corrió hacia ella desde la izquierda, pero
Hina sacó un cuchillo de su manga en silencio y se lo lanzó también.

Él soltó un grito.

Todavía mirando fijamente al frente, Hina habló con una increíblemente tranquila voz.

“…………Lady Elisabeth, ¿qué acabas de decir?”

“Erm, bueno, ya sabes. Ustedes dos pueden…tener niños. Mm… ¡Es la verdad, lo juro!”

“Si—si—si—si—si puedo ser lo suficientemente atrevida para preguntar, ¿có-có-có-cómo,


precisamente, haríamos eso?”

“Hina, estás demasiado alterada. Estoy interesado, también, pero te lo ruego, tienes que
calmarte un poco.”

Hina había comenzado a temblar energéticamente. Preocupado, Kaito frenéticamente


intentó calmarla.

Toda la situación había sido arrojada al caos total. Aun así, los movimientos de la alabarda
de Hina eran precisos y certeros. La manera en que estaba casi automáticamente
manejando su ofensa y defensa para evitar que las replicantes se acercaran siquiera un
paso más era asombrosa en cierto sentido.

Balanceando su alabarda para mantener a sus dos oponentes a distancia, los ojos de Hina
se abrieron de par en par.

“¡Rápido! ¡Lady Elisabeth! ¡¿Cómo?! ¡De inmediato! ¡Sin demora! ¡Por favor dime!”

“Yo—¡entiendo! ¡Te lo diré! ¡Lo haré!”

Ante la espeluznante intensidad de Hina, Elisabeth se levantó.

Rompiendo en sudor frío, habló de manera extrañamente tímida.

“Saben, si hablamos con exactitud, no es lo mismo que un niño… Es más, como un


homúnculo humanoide formado de una mezcla de cada uno de sus datos físicos, luego
cultivado en un dispositivo dentro del abdomen de Hina. Luego, um, bueno…”

“¿Y luego qué, Lady Elisabeth? ¿Y luego queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?”

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“¡M-mm! Luego…bueno, um… ¡no me hagas decirlo! ¡Es vergonzoso! ¡Hacen el acto! Luego
insertas los fluidos de Kaito en… ¡Espera, ¿por qué debo ser yo quien explique tal
cooooosa?!”

“¡Elisabeth, Miss Elisabeth!, ¡tranquilízate! ¡Y deja de pegarme!”

“¡Lady Elisabeth! ¡Continúa! ¡Rápido, rápido! ¡Puedes hacer todo lo que te propongas, Lady
Elisabeth!”

Rápidamente girando su alabarda, Hina instó en voz alta a Elisabeth.

“¡Hyah! ¡Luego! ¡Con ya-sabes-qué como base, alimentas al homúnculo dentro del vientre
de Hina! ¡Kaito usa su maná para ayudarlo, y una vez que emerge, erm, tu ‘niño’ estará
completo!”

Elisabeth hinchó su pecho con orgullo, habiendo terminado su explicación de golpe. Sin
embargo, no recibió ninguna respuesta. Hina simplemente se quedó en silencio, siguiendo
girando su alabarda. Una mirada desalentada cruzó el rostro de Elisabeth.

“… ¿Hubo algo mal con mi explicación?”

“Hombre, me sorprende cuán rápido te desalentaste.”

Delante de ellos, los blancos hombros de Hina comenzaron a temblar violentamente.

“Hee-hee-hee……hee-hee-hee-hee…”

“¿H-Hina?”

“¿Querida Hina?”

“¡PUEDO TENER UN NIÑO CON EL AMO


KAITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!”

Su voz explotó, y los engranajes dentro de su cuerpo comenzaron a hacer repiquetear


mientras giraban rápidamente. El sonido de psssssht del vapor emergente incluso sonó.
Humo blanco salía de sus oídos.

Frenéticamente agarrando sus delgados hombros, Kaito comenzó a suplicarle a Hina en su


confusión.

“¡H-Hina! ¡¿Estás bien?! ¡No te me mueras ahora!”

Extrañamente, Hina no le respondió.

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Volumen 3

Al momento siguiente, salió corriendo con explosiva fuerza. Dejando fosfenos a su paso,
balanceo su alabarda.

Sangre salió a chorros de la replicante usando el tocado de lobo mientras volaba en el aire.
Pasó zumbando por el cielo, luego volvió a caer contra el suelo.

Su cuerpo estaba doblado en un agudo y brutal ángulo.

La replicante del Rey estaba visiblemente alterado también. Cautelosamente, ajustó su


agarre en su espada. Con movimientos asombrosamente suaves, Hina cargó hacia él. Sus
ojos esmeraldas estaban abiertos en asombro, y su voz estaba rezumando con deleite.

“¡Oh, ¡qué maravilloso! ¡Qué paraíso es este mundo nuestro! ¡Podemos criar a todos los
niños para ser tan encantadores como el Amo Kaito! ¡Podemos tener una docena de ellos y
vivir juntos con eterna dicha! ¡No tengo tiempo para perder aquí! ¡Caer muerto y sé rápido al
respecto!”

Hina atacó ferozmente, y abolladuras brotaron rápidamente por toda la armadura del
hombre.

Estupefactos, Kaito y Elisabeth simplemente observaron la cadena de eventos.

“………………………………………………………………Tu esposa es increíble.”

………………………………………………………………Mi esposa es increíble.”

Finalmente, los dos soltaron esos débiles murmullos.

A veces, la resolución, los deseos, y las emociones fuertes—ya sea que eran positivas o
negativas—podían concederla a las personas anormales arranques de poder. Pero al
presenciar ese efecto a tal grado, Kaito y Elisabeth se encontraron bastante sin palabras.

Uno de los fuertes golpes de Hina envió a la replicante del Rey volando. Se tambaleó
nerviosamente pero todavía era capaz de moverse. Mientras lo enfrentaba, Hina miró por
encima de su hombro y sonrió.

“Ah, mis queridos amigos. ¡Con ese fin, por favor déjenme esto a mí! Este bruto parece
bastante fuerte, así que puede tomar solo un poco de tiempo reducirlo.”

“En…entendido.”

“L-Lo dejamos en tus capaces manos.”

“Oh, y Amo Kaito, ¿doce niños está bien contigo? ¿Preferirías más?”

“¡De-Dejémoslo en doce por ahora! ¡Po-Podemos tratar los detalles más tarde!”

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“¡“Aye-aye! ¡Esto es un asunto importante para nosotros! Oh, ¿vienes hacia mí otra vez*?
¡Muy bien! ¡Muere!”

[Nt: Mukatte kuru no ka?]


[Nc: Nigetsu ni kono DIO ni chikazuite kuruno ka?]

Sin importar cómo uno lo mirara, en su estado actual, Hina parecía poco probable a perder.

Habiendo decidido dejarla tranquila, Kaito y Elisabeth arrancaron a correr. Mientras


aceleraban su paso, el sonido de Hina golpeando con dureza la armadura se desvanecía
detrás de ellos.

Y con eso, los dos finalmente se infiltraron en la masa de carne y se dirigieron al interior del
demonio.

***

Los túneles dentro de la masa se parecían al interior de útero humano.

Kaito y Elisabeth corrieron por caminos que parecían canales de nacimiento y esófagos. Era
como si hubieran sido tragados por un monstruo o estuvieran viajando de vuelta por el canal
de nacimiento de una madre.

Sus alrededores estaban tan impregnados con el olor de la sangre que era sofocante. Y
como era de esperarse, podían sentir una poderosa fuente de vitalidad más adelante en el
camino. Extrañamente, sin embargo, los interiores de la masa tenían una efímera flaqueza
en ellos también.

Quizás debido al daño que había sufrido del ataque de La Mules, la masa estaba
claramente sangrando maná.

Los débiles Rey y Gran Monarca deberían estar en algún lugar por aquí.

Ese pensamiento impulsándolo, Kaito mantenía un ojo atento mientras se adentraba con
pasos largos. Mientras los dos corrían, el sonido abofeteado de carne en las suelas de sus
zapatos resonó. Se adentraron más y más en el camino, como si estuvieran descendiendo a
las entrañas de hades.

“¿Lo notaste?”

“Sí…”

Finalmente, los dos percibieron un cambio. El sonido pulsante que temblaba a través de
toda la masa estaba haciendo más fuerte poco a poco. Thump, thump, thump, thump. El
ritmo de los esfuerzos por respirar de algún ser malevolente sacudía sus cuerpos.

Probablemente nos estamos acercando al centro.

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Volumen 3

Corrieron por un pasaje que había comenzado a hacer recordar vasos sanguíneos gruesos.
Un amplio y abierto espacio yacía en su extremo.

El olor a sangre y carne se hacía más fuerte. Cuando se detuvo a echar un vistazo, Kaito se
encontró asaltado con náuseas.

“Esto es…”

“Cuán muy extraño y cuán completamente retorcido.”

Las paredes carnosas rodeándolos fueron ahuecadas en un círculo. Fueron mantenidos por
costillas saturadas y parecían estar a punto de colapsar. Junto a ellas, los enormes órganos
de dos personas estaban alineados*. Sin embargo, la manera en que los órganos estaban
dispuestos era aleatoria.

Los dos corazones latieron lado a lado mientras los vasos sanguíneos se enrollaban
alrededor de ellos. Sus pulmones fusionados se esparcían en el suelo, y montones de
cerebros medio disueltos yacen apilados alrededor de ellos.

El espectáculo superó la cima de lo grotesco y se aventuró en el reino de ser


extremadamente extraño. De hecho, era casi cómico.

Era como si los órganos humanos hubieran sido extendidos y luego exhibidos.

Después de echarle un vistazo a todos, la mirada de Kaito regresó a los corazones. Tras
una inspección más cercana, una aurícula derecha y una aurícula izquierda tenían cada una
got sola figura con forma de persona retorciéndose dentro ellas. Probablemente eran los
verdaderos cuerpos del Rey y el Gran Monarca, sumergidos en sangre.

Elisabeth levantó su brazo derecho sin palabras para llamar un dispositivo de tortura. Pero
en una rara exhibición, el Káiser gruñó con su pelaje erizado.

“Mira eso, chico.”

“¿Huh? …Espera, ¿qué es eso?”

Incitado por el Káiser, Kaito miró al muro de carne a su izquierda.

Dos tipos de órganos se habían hundido en él. Sin embargo, Kaito no podía descifrar qué
eran por sus formas redondeadas. Pero en el momento en que recordó a los subordinados,
por instinto supuso sus identidades.

Entre los replicantes del Rey, el Gran Monarca y el Monarca, dos habían sido hombres, y
uno había sido mujer.

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El Monarca y el Rey eran hombres. Eso significaba que el Gran Monarca tenía que ser
mujer.

Los órganos eran un útero y un par de testículos. Pero lo que el Káiser estaba señalando
era algo completamente distinto.

“No lo sé. Es algo de lo que ni siquiera yo sé la identidad. Y para que yo no lo sepa,


debe ser algo anormal en extremo.”

El órgano femenino estaba fusionado con el órgano masculino.

Y en el punto donde se encontraban estaba un extraño y carnoso capullo parecido a un


tumor.

Estaba envuelto en fibras suaves parecidas a una hifa y lleno de fluido. Una pequeña figura,
una que no pertenecía al Rey ni al Gran Monarca, se retorcía energéticamente en el interior.

Había algo viviendo ahí que no pertenecía.

Enfrente de esa realidad, Kaito se congeló, y Elisabeth frunció el ceño.

“Esa cosa… ¿podría ser…?”

Después de pensar por un momento, inhaló un pequeño aliento. Con ojos ampliados, dio
voz a su aterradora hipótesis.

“¿Los demonios están intentando dar a luz a un niño?”

“¡…! ¿Es eso siquiera posible?”

“Mm, dos contratistas pueden teóricamente dar a luz. Por supuesto, causaría nada más que
un humano normal… Pero dos contratistas fusionándose con sus demonios, yendo más allá
de las transformaciones ordinarias y deformándose en una masa de carne, y luego teniendo
un niño es inaudito.”

“En efecto, la chica dice la verdad. Los demonios existen solamente para destruir—
¡esto es blasfemia! ¡Blasfemia contra nuestra misma existencia!”

“En mi opinión, tal criatura sería fascinante… Iría no sólo contra las leyes de nuestro
mundo sino la misma providencia de Dios y el Diablo. Y ofende al Káiser, también.
Ciertamente sería más seguro regresarlo a la nada antes de que nazca.”

El Káiser gruñó, y Vlad habló con un tono inusualmente serio.

Kaito sintió una gota de sudor frío en su frente.

Parece que hicimos bien en acercarnos rápidamente.

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No había manera de que alguien pudiera haber sabido que tal cosa estaba siendo cultivada
aquí. El hecho de que Elisabeth había marchado aquí preocupada de que el demonio
creciera en poder había terminado importante de manera inesperada.

Kaito y Elisabeth se asintieron con la cabeza entre sí. Luego cambiaron su objetivo.

Apuntando al feto, los dos lanzaron sus ataques.

Cuando lo hicieron, toda la habitación se retorció, y las paredes palpitaron. Elisabeth y Kaito
se prepararon para lo que fuera que estaba a punto de aparecer. Pero su vigilancia terminó
fracasando.

Al momento siguiente, incontables rostros del Rey aparecieron de todas direcciones.

“¡—!”

La única cosa afilada sobre los hundidos, escuálidos, musculosos rostros eran los ojos.
Incontables globos oculares se vinieron encima de los dos. Luego hilos de baba gotearon de
incontables pares de labios flácidos mientras se abrían.

Todos al unísono, soltaron gritos con diversos matices.

Ya que no habían salido corriendo antes de que los rostros hubieran terminado de aparecer,
no había manera de que evitaran el ataque.

“¡Elisabeth!”

El grito de Kaito borrado.

Él y Elisabeth fueron tragados por el vórtice de ruido gris.

El techo se desmoronó; el suelo se desmoronó; alguien lloró; alguien se rio.

Y luego la visión de Kaito se oscureció.

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6: Sus sentimientos
Dolor.

Dolor era todo lo que existía.

La mayoría de los recuerdos de Kaito de su vida pasada comenzaban y terminaban con


dolor.

Afligido por toda esa nostálgica agonía, Kaito abrió sus ojos.

Cuando recobró el sentido, se encontró acostado sobre una estera de tatami húmeda.

… ¿H-Huh?

Moscas zumbaban ruidosamente sobre sus ojos.

Inspeccionó sus alrededores. Una bombilla fluorescente sucia se estaba meciendo del
techo. La ventana estaba cubierta de cinta de embalaje, y sus dientes arrancados rodaban
bajo la mesa de té.

Entonces Kaito miró su cuerpo. La camisa pegada a su escuálido torso se endureció por
todo el sudor y vómito manchándola. Su brazo derecho estaba cubierto de laceraciones
poco profundas, y su brazo izquierdo colgaba inmóvil y estaba saturado de manchas rojas
oscuras.

Su tobillo estaba torcido en un ángulo extraño, y su estómago fue asaltado por un fuerte
dolor, como si uno de sus órganos se hubiera roto.

Kaito echó un buen y largo vistazo a la situación en la que estaba. Estaba acostado sobre
su costado en la habitación donde había sido asesinado en su vida pasada. Era casi como
si todo lo que había pasado después de su resurrección hubiera sido nada más que algo
que había soñado mientras estaba al borde de la muerte.

Frente a esa desesperada situación, un solo pensamiento cruzó su mente.

¿Qué, esto de nuevo?

Kaito recordaba esto.

Durante su prueba ceremonial con el Káiser, había pasado por exactamente la misma
experiencia.

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Al mismo tiempo, ahora entendía por qué murió La Mules, además de la naturaleza del
ataque mental del Rey.

Aunque sus rangos estaban por debajo del suyo, bestias míticas y espíritus de primera
clase eran similares en naturaleza a Dios, y convocarlas requería arrastrarlas desde un
plano más alto de existencia. Para hacer eso, uno necesitaba una fuerte conexión con Dios,
pero aparte de la Santa Sufriente, nadie podía contener ese poder dentro de sí mismo por
mucho y todavía mantener su cordura.

Eso fue lo que Elisabeth había dicho.

Antes de que perdiera su razón, los recuerdos y la voluntad de la Mules debieron


haber regresado a ella.

Entonces, en su confusión, había terminado volviéndose loca y matándose a sí misma.

Hombre, esto es cruel, definitivamente… Probablemente no les hizo mucho a los


paladines. Pero sería brutal en alguien con un pasado traumático. Si esta hubiera sido mi
primera vez, habría estado en problemas, también.

Justo como la última vez, Kaito movió su cuerpo por la fuerza mientras reflexionaba. Su
cuerpo era poco más que piel y huesos; incluso el acto de respirar le hizo tener un espasmo
con convulsiones. Pero se tambaleó por la habitación de todos modos, regurgitando jugos
gástricos mientras caminaba.

Me pregunto cómo se supone que despierte de este sueño… Dado lo que le pasó a
La Mules, si me mato a mí mismo en el sueño, siento que mi cuerpo real probablemente
morirá, también.

Mientras pensaba detenidamente en su problema de manera casi locamente tranquila,


cojeó hacia delante sobre su tobillo destrozado.

Mientras lo hacía, escuchó el sonido de la puerta de enfrente abriéndose y luego el ruido de


pisoteo viniendo del corredor de enfrente. Probablemente su padre estaba en casa.
Levantando la vista como si hubiera sido abofeteado, Kaito se detuvo de repente.

La puerta mosquitera de la habitación se abrió. El padre de Kaito estaba furiosamente


gritando algo.

“Kaito, pequeña mier— ¿Bluh?”

Mientras lo hacía, Kaito coincidió la sincronización en que su padre entró furioso en la


habitación y la usó para enterrar su puño en el rostro de su padre. Los propios huesos de
Kaito se partieron, pero el golpe fue limpio.

Sangre salió a chorros del rostro de su padre. Su nariz había sido aplastada. Quizás incluso
había sufrido una conmoción cerebral cuando se vino abajo sobre el suelo. Cubierto de

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sangre de su propia nariz, sus ojos se pusieron blancos mientras patéticamente se


deslizaba en la inconsciencia.

“Fuera de mi camino.”

La voz de Kaito fue fría mientras hablaba por encima de su hombro. Luego ignoró
completamente al hombre que había abusado de él por incontables hombres y al final
incluso asesinado. Sin siquiera dar una mirada pasajera en la dirección de su padre, Kaito
salió por la puerta mosquitera.

Arrastrando su cuerpo destrozado, avanzó por el húmedo corredor y abrió la puerta


delantera.

En el otro lado de ella, no había nada más que oscuridad.

“…Huh, así que así es como es.”

En frente de una oscuridad que haría que cualquier humano sucumbiera instintivamente al
terror, Kaito murmuró esas pocas palabras.

Hace tiempo, había pasado cientos de años subjetivos en un espacio similar. En este punto,
tomaría más que eso para asustarlo. Sin una pizca de miedo, Kaito dio zancadas en la
oscuridad.

Sabía perfectamente que no había nada que pudiera ganar si no caminaba hacia delante.

Este lugar realmente es como donde el Káiser me probó, pensó Kaito.

Poco a poco llegó a darse cuenta de eso, justo donde había sido probado, sus sensaciones
corporales se estaban desvaneciendo. Se había convertido en un ser de consciencia
solamente. No había nadie ahí que lo observara, interactuara con él, o lo desafiara. Y no
tenía métodos a su disposición para confirmar sus propias sensaciones.

Era difícil probar la existencia del ser con nada más que consciencia en este espacio
desprovisto de tacto, vista, escucha, y significado. Pero incluso en este mundo cruel, Kaito
no dudó.

Simplemente siguió caminando en búsqueda de una salida sin una palabra.

Avanzó más y más, y más y más profundo en la oscuridad.

Luego Kaito se detuvo de golpe.

Podía escuchar una voz cantando una hermosa canción.

La voz responsable de ese suave tono era una que conocía bien.

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Esa canción…

En verdad, Kaito nunca había escuchado una de esas antes. Después de todo, su madre
había fallecido antes de que tuviera la edad suficiente para recordarla. Pero sabía que esa
suave melodía no podría haber sido algo más.

Esa es…

Era una canción de cuna. Estaba seguro de ello.

***

Kaito siguió la fuente de la canción. A medida que se acercaba más a la suave voz, el
espacio alrededor de él se movía y cambiaba. Luz blanca comenzó a mezclarse con el
negro de la oscuridad, y la penumbra vacía del espacio comenzó a tomar formas definidas.

Con el tiempo, su campo de visión se había aclarado completamente.

Antes de que lo hubiera notado, había llegado a la habitación de una niña.

…Reconozco esta habitación.

Ese fue el primer pensamiento que cruzó su mente mientras inspeccionaba la habitación.

Las paredes rectangulares estaban cubiertas con empapelado adornado con un diseño
floral amarillo opaco, y junto a la ventaba estaban lindas esculturas de yeso como de
repostería. Los muebles eran todos blancos, y sobre una hermosa cómoda con manijas de
metal estaba un grupo de muñecas y peluches. Había una cama con dosel, también, con
sábanas gris perla y un colchón pesado sin duda relleno de plumón.

Y sentada en la cama estaba una niña sobre una pila de cobijas.

Era hermosa, pero su tez fue arruinada por los efectos de una agresiva enfermedad.

La manera en que su largo cabello negro estaba anudado y despojado de su lustre era
dolorosa de mirar. Sus rasgos eran tan finos que se veían casi inhumanos, pero su piel era
pálida y sus labios estaban agrietados y cubiertos de sangre. A pesar de todo eso, sin
embargo, su expresión era extrañamente calmada.

Aunque estaba teñida con la sombra negra de la muerte, tenía una solitaria, pero serena
sonrisa en su rostro.

Su pecho húmedo y enrojecido con sangre, tejió su canción.

“…Elisabeth.”

“Marianne me enseñó esta canción, ¿ves?”

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Una voz joven sonó.

Kaito, no habiendo esperado una respuesta, tragó bruscamente.

En algún momento, se había girado para mirarlo. Podía ver su reflejo en sus grandes ojos.
Estaba a punto de llamarla, a la joven Elisabeth, pero se detuvo.

Cuando dijo el nombre de Marianne, había genuino afecto en su voz.

Marianne se había vuelto loca a causa de Elisabeth, y Kaito mismo la había asesinado. Si
hubiera sido la normal Elisabeth diciendo su nombre, su voz habría estado llena de
nostalgia además de un profundo arrepentimiento y un tinte de repulsión.

La Elisabeth delante de él probablemente no sabía nada sobre lo que había pasado.

Habiéndose dado cuenta de eso, Kaito decidió dar un suave y tranquilo asentimiento de
cabeza.

“Sí, es una linda canción y una dulce… Una canción de cuna.”

“¿Verdad? ¡Sabes, Marianne la cantará para mí siempre que se lo pida!”

La joven Elisabeth hinchó su pecho con orgullo. Pero al momento siguiente, se hizo bola
como si hubiera sido golpeada por una flecha.

Apretando su pecho con sus pequeñas manos, Elisabeth comenzó a toser con tal intensidad
que parecía que vomitaría sus intestinos.

“Hic… Hic… Cough, cough… Hack, hack, hack—”

“¡Elisabeth, ¿estás bien?!”

En pánico, Kaito se acercó rápidamente a su lado. Mientras temblaba adolorida,


suavemente acarició su frágil espalda. La angustia en la que estaba era desgarradora. Kaito
amargamente lamentó que no pudiera hacer más por ella.

Con el tiempo, Elisabeth se estabilizó. Se limpió la sangre de sus labios, luego alzó su
mirada. Con lágrimas brotando en sus inocentes ojos, miró a Kaito.

“Gracias, estoy bien ahora… Pero, ¿huh? ¿Quién eres, señor?”

“Soy…”

“Debería ser la única en esta habitación… ¿De dónde en el mundo saliste?”

Kaito no sabía cómo responder. No tenía ni idea de qué tipo de respuesta debería dar.

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Volumen 3

Como el sirviente de la Torture Princess, no podía dar una respuesta verdadera que no la
lastimaría. Sin importar qué le dijera, indudablemente le causaría dolor.

No sé si su joven corazón pueda manejar cuán cruel es la verdad.

La explicación por la que Kaito se decidió finalmente era vaga pero verdadera, sin embargo.

“Estoy de tu lado.”

“¿Mi lado?”

“Sí. Sin importar qué pase, siempre estaré de tu lado.”

Kaito hizo su firme declaración. La joven Elisabeth parpadeó repetidamente e inclinó su


cabeza al costado confundida. Pero parecía que había sido capaz de transmitir su
amabilidad, por lo menos.

Después de un momento, Elisabeth le dio una tímida sonrisa.

“Oh. Supongo que lo estás.”

“Sí, lo estoy.”

“Dime, señor. ¿Quieres escucharme cantar un poco más?”

“…Sí, eso sería lindo.”

“¡Entonces qué tal si canto para ti!”

Su voz llena de vitalidad, Elisabeth reanudó su canción. Kaito escuchó en silencio la dulce
melodía.

El tiempo pasó con calma. Era como si estuvieran jugando a la casita. Pero de repente, el
bajo rugido de una bestia resonó e hizo añicos esa paz.

En algún lugar más allá de la ventana, un sabueso estaba aullando, como si estuviera
llamando a alguien.

Al escuchar la estruendosa voz, Elisabeth tembló. Asustada, se agarró firmemente a Kaito.

“Haz que pare… Tengo miedo…”

“Elisabeth.”

“Todo ahí fuera dan tanto miedo. No, no más… Ya no voy a salir ahí.”

165 | P á g i n a
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Volumen 3

Sus palabras tenían un matiz sincero en ellas.

En el momento en que las escuchó, Kaito se dio cuenta de algo.

Elisabeth estaba enferma cuando era joven, así que no debería haber tenido
muchas oportunidades de dejar el castillo.

Si ese era el caso, entonces ¿a qué Elisabeth pertenecían esas palabras?

Había un cierto hecho del que Kaito había estado consciente desde hace mucho.

Elisabeth había sido tragada por el ataque mental al mismo tiempo que lo había sido Kaito.
Este era su mundo. Después de caminar por el espacio que el demonio había creado, había
llegado a un lugar formado de sus recuerdos de niñez. Las palabras saliendo de su boca
pertenecían no solo a la joven Elisabeth sino a su ser actual, también.

La joven Elisabeth sacudió su cabeza una y otra vez, y lágrimas brotaban en sus grandes
ojos mientras hablaba.

“Estoy harta de ello… Todo ahí fuera es doloroso y aterrador… Y no le agrado a nadie ahí
fuera. Todos me odian tanto, tanto.”

“… ¿Lo hacen?”

“¡Lo hacen! Todos habrían estado mejor… Marianne habría estado mejor…si yo
simplemente me hubiera quedado aquí y hubiera muerto. Si simplemente hubiera hecho
eso, entonces la Torture Princess nunca habría nacido.”

A medida que continuaba, el tono en su voz perdía su juventud.

Cuando murmuró lo siguiente, su tono se impregnó de desesperanza.

“Ninguna de esas personas inocentes habría muerto.”

La Elisabeth actual era terca. Probablemente nunca les habría dado voz a esas palabras.

La joven Elisabeth estiró una temblorosa mano. Con ella, se aferró con fuerza al dobladillo
de la camisa de Kaito.

“Señor, estás de mi lado, ¿verdad?”

“…Sí, lo estoy.”

“¿Puedes quedarte aquí conmigo para siempre, entonces?”

Kaito no había esperado eso. Sus ojos se abrieron de par en par, y la miró directamente.
Elisabeth lentamente cerró sus ojos.

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Volumen 3

Entonces la chica que había perdido a sus dos padres, había vuelto loca a su tutora,
asesinado personas, y sido abandonada por toda la creación susurró.

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Torture Princess
Volumen 3

* * *

“Es solitario, estar solo.”

En el momento siguiente, Kaito la abrazó con fuerza.

La joven Elisabeth dio un pequeño soplido. Kaito apretó su cuerpo con toda su fuerza.
Probablemente la estaba lastimando, pero simplemente se quedó sin fuerzas sin hablar.

Mientras sostenía su cálido y frágil cuerpo lo suficientemente fuerte como para protegerla de
todas las adversidades del mundo, Kaito susurró en respuesta.

“Sabes, tengo alguien que admiro.”

“¿Alguien…que admiras?”

“Sí. Es realmente fuerte y realmente aterradora y una pecadora terrible. Las personas la
odian, la aborrecen, y le dicen que muera.”

“…Creo que el mundo estaría mejor sin personas como ella.”

“Pero verás, ella me salvó.”

Había una gran convicción detrás de sus palabras. La joven Elisabeth probablemente no
recordaba invocarlo. Aun así, su cuerpo se estremeció. Obedientemente permaneciendo en
el abrazo de Kaito, susurró con voz tímida.

“… ¿Señor?”

“La gente dice que es como un demonio, pero he visto su sonrisa, he visto la manera en que
vive más noblemente que cualquier otra persona, y he visto la manera en que sigue
peleando sus duras batallas. Para mí, ella es un héroe.”

La joven Elisabeth se agitó un poco. Relajando la fuerza en sus brazos, Kaito miró fijamente
su rostro.

La joven Elisabeth y la actual Elisabeth eran las mismas pero diferentes. La chica no
parecía saber de qué estaba hablando, ya que tenía una expresión perpleja en su rostro.

A pesar de eso, Kaito le sonrió y siguió hablando suavemente.

“Me gusta mucho. Haría cualquier cosa por su bien.”

“¿En serio?”

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Volumen 3

“Sí. Le prometí a mi amante que viviríamos juntos. Pero ella entiende que, si no apreciara a
esta persona, entonces yo no sería yo mismo… Por el bien de esa persona, podría hacer o
convertirme en lo que fuera necesario. Nunca se lo he dicho en persona, pero ella es muy,
muy importante para mí.”

Abruptamente, colocó sus manos en los hombros de la joven Elisabeth. Luego suavemente
la separó de sí mismo.

Después de eso, silenciosamente cerró sus ojos. Podía escuchar el aullido de un perro de
lejos en la distancia. El sabueso de primera clase estaba llamando a su amo.

Cuando abrió sus ojos, estaban llenos de determinación. Sin vacilación, le dijo a la joven
Elisabeth lo que tenía que decirle.

“Por eso no puedo quedarme a tu lado. Me tengo que ir.”

“¿Por qué? ¡¿Por qué me dejas?!”

Gritó la joven Elisabeth, incapaz de entenderlo.

Se aferró a su brazo, como rogándole que no se fuera. Pero Kaito simplemente se sacudió
suavemente sus pequeñas manos y en silencio le dio su espalda a la niña. Luego se levantó
de la cama.

Mientras lo hacía, una mano del tamaño de un adulto agarró el dobladillo de su camisa.

“¡¿Por qué, Kaito?!”

“Porque te amo. Por eso no puedo quedarme aquí.”

Sin una pizca de indecisión, vacilación, o timidez, hizo su declaración.

En algún momento, su ropa se había transformado de la camisa cubierta en sangre y sudor


a su vestimenta parecida a un uniforme militar.

Obstinadamente negándose a darse la vuelta, Kaito continuó su declaración a Elisabeth.

“Si quieres quedarte aquí, que así sea. No voy a detenerte. Y no dejaré que alguien más se
queje de tu elección, tampoco. Si no quieres pelear más, entonces eso está bien, también.
Has hecho más que suficiente. Simplemente puedo ir en tu lugar.”

“¿Qué…estás…?”

“Mataré al Rey y al Gran Monarca y salvaré la capital. Hasta que mate al Rey y el sueño
termine—en realidad, ya sabes, si no escapas de él, podría simplemente seguir activo. Si
crees que eso te hará más feliz, entonces adelante. Adiós, Elisabeth.”

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Torture Princess
Volumen 3

Y con ese cariñoso murmullo, Kaito caminó hacia delante. Mientras lo hacía, la fuerza en los
dedos agarrando su ropa poco a poco se debilitó.

Entonces Elisabeth lo soltó. Mientras caminaba en la oscuridad, continuó.

“Torture Princess Elisabeth Le Fanu, noble loba y humilde cerda—aunque todos los demás
te desprecien, siempre te tendré en más alta estima que cualquier otro en el mundo.”

Con esa declaración como su nota de despedida, Kaito dejó la habitación.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta, un sonido resonó.

El duro y resuelto sonido de tacones chocando resonó a su lado.

Los ojos de Kaito se abrieron de par en par.

Cabello negro sedoso estaba ondeándose justo junto a él, además de un vestido con su
interior teñido de escarlata. Una mujer llevando un provocativo traje bondage pasó de su
lado y comenzó a caminar delante de él. Kaito intentó llamar su pálida espalda.

Pero antes de que pudiera, su fría voz habitual resonó y lo interrumpió.

“No me menosprecies, Kaito. ¿Solo quién crees que soy?”

Miró por encima de su hombro, directamente hacia él. Sus ojos carmesíes ardiendo con
orgullo.

Entonces la mujer que había sido abandonada por toda la creación hizo su firme
declaración.

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

Al escuchar esas palabras, Kaito cerró sus ojos. Luego asintió con una débil sonrisa
derrotada en su rostro.

Después de lentamente abrir sus ojos, se encontró parpadeando involuntariamente


repetidamente.

Elisabeth estaba de pie ante él y dándole una suave sonrisa.

Kaito soltó la tensión de sus hombros y, sin vacilación, extendió su mano hacia Elisabeth
como si la invitara a bailar. Y justo como antes, ella colocó su mano encima de la suya.

Kaito envolvió su pálida mano en su bestial mano izquierda.

Entonces los dos comenzaron a caminar en dirección del perro aullando.

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Volumen 3

***

“… ¡H-hwah!”

“Veo que finalmente has despertado, Oh indigno amo mío. Si te hubieras tardado un
momento más extenso, estaba pensando en devorarte completo.”

“Realmente debes hacer algo respecto a ese temperamento tuyo, Káiser. Pero el
hecho es que despertaste exitosamente a mi querido sucesor y a mi preciada hija, y por eso
estoy agradecido. Sería bastante aburrido para ellos morir aquí, por no mencionar el hecho
de que yo sería llevado también.”

Cuando se despertó, Kaito se giró hacia las ofensivas voces.

Ignorando al hombre y la bestia, les dio un vistazo a sus alrededores. Los rostros del Rey se
habían desvanecido, y los muros carnosos habían regresado a su estado original. Pero él y
Elisabeth se habían desplomado y estaban siendo succionados en el suelo. Fibras rojas
espeluznantes ya habían comenzado a arrastrarse por sus cuerpos. Si hubiera estado fuera
más tiempo, habría estado en problemas.

Mientras rasgaba las fibras musculares, que incluso habían empezado a meterse bajo su
piel, Kaito habló con un tono molesto.

“…Hey, Káiser. Me alegra que me llamaras; eso fue útil. ¿Pero te habría matado
arrastrarme antes de que quedara así?”

“Dije que planeaba consumirte si fallabas en despertar, ¿no es así? Ese era el punto
en que pretendía rescatarte.”

“¿Me estás jodiendo? Te lo ruego, hombre, haz algo respecto a ese temperamento tuyo. No
puedo quitar la sensación de que realmente vas a comerme uno de estos días.”

Kaito removió las raíces de la carne que lo habían estado atrapando. Sangre salió de los
pequeños agujeros que habían perforado en su piel. Sin embargo, a Kaito no le importó
particularmente. Miró a su costado, luego llamó a su compañera en la arrancada de raíces.

“…Elisabeth.”

No respondió, simplemente levantándose sin una palabra. Mientras limpiaba la suciedad de


su vestido, Elisabeth se giró hacia el feto demoníaco. Después de mirarlo atentamente por
un momento, le dio a Kaito sus órdenes.

“Lideré con esta cosa. Tu tarea es matar al Rey y al Gran Monarca antes de que puedan
atacar.”

“Muy bien, entendido.”

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Torture Princess
Volumen 3

Su voz era tan fría como siempre, como si nada hubiera pasado. Kaito asintió con la
cabeza. Los dos se pararon espalda con espalda. Ambos levantaron sus brazos, como si
llevaran a cabo una ejecución.

Entonces dijeron al unísono.

“Behead.”

“—La (rend).”

[Nt: Behead=Decapitar. Rend=Desgarrar.]

Kaito y Elisabeth balancearon sus cuchillas. El fuerte y salpicante ruido de sangre siendo
cortada hizo eco por la habitación.

Los corazones delante de Kaito se rasgaron, y la sangre comenzó a salir a chorros de ellos.
Mientras sus trozos se esparcieron por la habitación, los dos cadáveres rodaron
penosamente sobre el caos. Sus cuerpos estaban derretidos, pero apenas podían ser
identificados como un hombre y una mujer.

El Rey y el Gran Monarca estaban muertos. Dándose cuenta de que marcaba el fin de su
larga batalla, Kaito dio un suspiro de alivio.

Mientras lo hacía, una voz tensa sonó detrás de él.

“…No puedo matarlo.”

“¿Huh?”

“¡Mi hoja no puede perforar a este bebé!”

Después de escuchar las palabras de Elisabeth, Kaito se giró.

El capullo carnoso latía. Debería haber sido cortado limpiamente, pero ni siquiera tenía un
rasguño en él. Luego se hinchó desde dentro, y grietas rojas comenzaron a aparecer en su
superficie sospechosamente brillante.

De repente, el líquido amniótico salió a chorros y empapó los pies de Kaito y Elisabeth.
Kaito miró fijamente con horror mudo la escena que se desarrollaba poco a poco ante él.

Algo había se había desplomado sobre el suelo.

Una risa inocente, una que no encajaba ni con el tiempo ni con el lugar, resonó.

“… ¡Ha-ha!”

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Torture Princess
Volumen 3

Ante sus mismos ojos, un bebé demoníaco había nacido en el mundo.

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7: La Batalla Final
El cuerpo del bebé estaba deformado. Su cabeza era demasiado grande, su abdomen
estaba hinchado como el de una mujer embarazada. Además, sus omóplatos estaban
demasiado crecidos, haciéndolo verse casi como si tuviera alas.

Comenzó a tratar de arrastrarse. Sin embargo, fue en su gran mayoría infructuoso. Sus
esfuerzos sólo produjeron más sonidos repugnantes de carne chocando contra carne.
Finalmente, levantó la vista y débilmente extendió sus manos delante de él mismo.

“Ma-ma, hya-hee…hee-hee.”

Aunque había acabado de nacer, ya estaba llamando a su madre. Pero no había manera de
saber a qué madre se estaba refiriendo ni cómo siquiera estaba formando palabras en
primer lugar.

“Pendulum.”

Sin una pizca de vacilación, Elisabeth chasqueó sus dedos. Una cuchilla colgando de una
cadena se balanceo hacia abajo del techo carnoso, luego se detuvo en medio del aire.
Cambió de dirección, luego se fue volando hacia el bebé.

Entonces su hoja chocó contra la enorme cabeza del bebé.

Hubo un distorsionado splorch. Pero el bebé seguía con vida.

“¡Ahh-haa!”

La hoja definitivamente se había hundido en la cabeza del bebé. Pero no había roto la piel

“¡…!”

“Hee-hee-hee-hee!”

El bebé se rio, habiendo confundido ser atacado por algún tipo de juego.

Después de agarrar la hoja con sus gordos dedos, el bebé la sacó de su cabeza. Luego la
arrancó, fuerte.

Su cadena de plata se rompió. Los ojos de Elisabeth se abrieron de par en par.

La hoja y la cadena cayó rápidamente, cortando los órganos directamente bajo ellos y
aplastándolos. Una enorme avalancha de tejido cerebral se precipitó. Parecía que el bebé
había tomado interés en él.

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Torture Princess
Volumen 3

Agarrando un puñado de materia gris, el bebé la metió en su boca y rellenó sus mejillas
completamente.

Munch, munch.

“¿Se está…comiendo esa cosa?”

El murmullo de Kaito estaba lleno de repulsión. Pero el bebé no se tragó los cerebros.

Después de entrar en contacto con la saliva del bebé, todo lo que masticaba se había vuelto
gris. El polvo, el cual se veía como cenizas de los difuntos, poco a poco se apiló. Al parecer,
el bebé no estaba “comiendo” sino “destruyendo” su objetivo. Era imposible suponer cuáles
de sus otras acciones estaban conectadas con la destrucción también.

Mientras transformaba el tejido cerebral en su boca en ceniza de una manera carente de


significado, el infante se reía nerviosamente con placer.

Mientras lo veía, un pensamiento cruzó la mente de Kaito.

Esa cosa no es buena o mala.

Se encuentra muy afuera de cualquier esquema de moralidad humana.

El problema era que no podían matarlo.

El bebé mordió y desgarró todos los órganos alrededor de él. Luego comenzó a
mordisquear la cuchilla y la convirtió en ceniza también. Elisabeth apresuradamente
chasqueó sus dedos e hizo que el dispositivo de tortura desapareciera.

Teniendo su juguete confiscado, el bebé por poco hizo una rabieta. Sin embargo,
rápidamente agarró otro trozo de carne. Kaito lo observó cuidadosamente. En este
momento, el bebé no tenía un ego completo. Pero las cosas vivientes tienen una tendencia
a crecer. ¿En qué en el mundo se convertiría para cuando alcanzara la madurez?

O supongo que de lo que debería preocuparme es… ¿qué pasa cuando se interesa
en nosotros?

Justo cuando ese temor cruzó la mente de Kaito, el bebé perdió interés en la carne sin vida.
Giró su gran cabeza y miró directamente a Kaito y Elisabeth. Mientras lo hacía, Elisabeth y
el Káiser intercambiaron una breve mirada.

Ceniza salió disparada de la boca manchada de sangre del bebé.

Aunque había acabado de nacer, todo su cuerpo soltaba un aura de muerte mientras reía.

“¿Ahyah?”

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Torture Princess
Volumen 3

“¡Debemos huir de inmediato, hija de Vlad!”

“¡Obviamente!”

Gritó el Káiser, y respondió Elisabeth. Inmediatamente después, el Káiser agarró el cuello


de Kaito en sus dientes y lo lanzó en el aire. Elisabeth saltó encima a la espalda del Káiser.
Como había aspirado, Kaito cayó directamente detrás de ella.

Luego el Káiser salió disparado a una terrorífica velocidad.

“¡Hwaaaaaaaaaaaaaaaaaah! Urk—”

Kaito casi mordió su lengua ante la repentina aceleración. Mientras el Káiser corría a toda
velocidad sobre sus robustas y musculosas piernas, un ruido asqueroso* vino desde detrás
de él. Kaito se giró para mirar.

[Nt: Creo que también podría ser “de revuelta”, pero el diccionario me dice que no, iba
“revolting”.]

El bebé estaba siguiéndonos. Cuando Kaito vio la manera en que se movía, sintió piel de
gallina aparecer sobre todo su cuerpo.

El bebé ni siquiera sabía cómo se suponía que cosas vivientes movieran sus cuerpos.

La manera en que el bebé ignoraba las curvaturas de sus articulaciones hacía que su
movimiento se pareciera al de un molusco. Derramaba sangre y se raspaba en el suelo
mientras corría. Pero cualquiera sea la razón, el Káiser no avanzaba hacia la entrada de la
masa de carne mientras huía del bebé, sino que se adentraba aún más.

Kaito gritó en pánico mientras se aferraba al grueso cuello del Káiser.

“¡¿No se suponía que estamos huyendo?!”

“¡No en tu vida, chico! No puedo tolerar que ese sinvergüenza tonto sobreviva—¡es
una desgracia sobre el orgullo de los demonios! ¡Por el bien de nuestro orgullo, haré que
termines con esa cosa!”

“¡¿Pero?! ¡¿cómo?!”

“No te preocupes. La hija de Vlad tiene una idea. ¡Te diré esto mientras tengo la
oportunidad, chico!”

“¿Qué?”

“¡Intenta no morir, Oh indigno amo mío!”

177 | P á g i n a
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Volumen 3

Con ese ominoso comentario, el Káiser se detuvo abruptamente.

Kaito y Elisabeth salieron volando en el aire. Elisabeth aterrizó sobre el suelo carnoso con
gracia, y Kaito de alguna manera aterrizó también. El camino delante de ellos estaba
bloqueado por un muro. Habían llegado a un callejón sin salida.

Parecería que estaban en la parte más profunda de la masa carnosa.

Cuando Kaito se dio la vuelta, encontró que el bebé ya estaba entrando a la vista.
Embestido por miedo prístino, chasqueó sus dedos. Pero entre sus gordos y rechonchos, el
bebé atrapó la cuchilla que Kaito había materializado.

“¿Ooh?”

Con una expresión confundida en su rostro, el bebé mordisqueó la punta de la hoja.


Cenizas se esparcían de su boca.

Kaito se tragó su saliva por toda la tensión y desesperanza.

No podemos dejar que esa cosa salga. Pero no podemos simplemente dejar que
nos coma, tampoco. ¿Qué está planeando hacer Elisabeth?

“¡Pillory*!”

[Nt: Picota, es un dispositivo más que nada usado para humillación pública.]

Elisabeth gritó mientras estaba pensando. Oscuridad y pétalos carmesí se arremolinaron


alrededor del bebé.

Dos grandes tablones horizontales con dos agujeros en cada uno aparecieron. Se abrieron
de golpe, luego se cerraron alrededor de las muñecas y tobillos del bebé. Los tablones
hicieron que sus extremidades se extendieran.

Habiendo tenido sus manos y pies sellados, el bebé inclinó su cabeza al costado. Pero el
poder de los tablones sólo sería suficiente para contener al bebé por un momento. Mientras
esa duda cruzaba la mente de Kaito, Elisabeth habló.

“Es suficiente.”

Fue como si hubiera leído su mente.

Al mismo tiempo, los muros carnosos rodeando a Kaito comenzaron a temblar. Miró
alrededor en pánico. Habían mantenido su rigidez hasta entonces, pero la carne estaba
comenzando a debilitarse y retorcerse.

178 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Incapaz de mantener su postura, el bebé atado se revolcó de un lado al otro. Los muros
comenzaron a ondularse intranquilamente. El Káiser aulló, como si señalara que algo
estaba comenzando. Vlad habló en un suave susurro.

“La carne de los demonios se transforma en plumas negras cuando mueren. Pero
primero, se desmorona.”

Los ojos de Kaito se abrieron de par en par.

De todos los lugares a los que pudieron haber ido, habían llegado a la parte más profunda
de un demonio colapsando.

Fue entonces que Kaito intuyó cuál era el plan de Elisabeth. Palabras volvieron a repetirse
por su mente una vez más, palabras cuya veracidad le había enseñado esta batalla una y
otra vez.

“Los números engendran fuerza. Y uno puede lograr mucho a través del uso de la
fuerza.”

Supongo que esta es otra de esas veces.

“¿Ooh?”

El techo carnoso se onduló. Sus extremidades todavía atadas, el bebé levantó su vista con
curiosidad pura.

Las cuchillas no podían perforar ese ser malvado. Pero cualquier tipo de impacto superficial
probablemente no serviría para nada, tampoco.

En ese caso, sólo había una opción.

Tenían que aplastarlo en un instante, antes de que pudiera transformar la carne en ceniza.

En ese momento, una enorme avalancha de carne se vino abajo sobre el bebé.

***

Era como si el peso del mundo se hubiera caído.

Una sección entera de la carne que se había tragado un tercio de la población de la capital
y llenado completamente el distrito mercantil y el palacio real se había desplomado. Sin
opciones disponibles. el bebé fue tragado por la arremetida. Pero la situación de Kaito y
Elisabeth no fue diferente.

El golpe entrante fue como un desastre natural completo. Por eso, sería prácticamente
imposible para los humanos oponerse a él.

179 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

La enorme ola carmesí se les vino encima. Mientras lo hacía, Elisabeth gritó:

“¡Death Row Cell!”

[Nt: Celda del corredor de la muerte.]


Muros de piedra se desplegaron alrededor de ellos, sellando los en una habitación diminuta
sin ventanas o puertas.

Era un dispositivo de tortura diseñado para confinarlos y hacerlos morir de hambre.

Los muros de piedra salvaron a Kaito y Elisabeth de ser sepultados por la carne por un
momento. Pero la resistencia que la barrera ofreció resultó ser efímera. No había manera de
que pudiera resistir un golpe directo de un derrumbe.

Los muros de piedra se desmoronaron en un instante. Pero Elisabeth convocó un conjunto


idéntico tan rápido que Kaito apenas pudo verla hacerlo. Mientras estaba estupefacto, Kaito
se dio cuenta de cierto hecho.

Técnicas mágicas son la única sosa que tenemos que el bebé no.

Haciendo uso de su magia libremente, Elisabeth siguió manteniendo a raya la mortífera


presión exterior.

Invocaba esos muros de piedra una y otra vez. Parecía que una eternidad había pasado.
Con el tiempo, el flujo alrededor de ellos se aligeró por solo un poquito. Percatándose de
ese diminuto cambio, Elisabeth gritó.

“¡The Boondock Saints! ¡Wicker Man!”

“¿Invocación simultánea? Imposible.”

Kaito murmuró en voz baja. Un estruendoso ruido hizo eco desde afuera de los muros. Kaito
pudo adivinar qué había pasado. El Wicker Man había albergado tanta carne como podía,
luego la había quemado. Luego las Boondock Saints habían cortado la ceniza resultante y
metido la habitación en la apertura.

Cada vez que los gigantes y la carne se tambaleaban, Elisabeth seguía convocándolos
simultáneamente.

“Elisabeth…”

“Rgh…”

Gotas de sudor se alzaron en su frente. Una por una corrió hasta su barbilla.

Su oponente en esta desesperada batalla no era nada más que una enorme montaña de
carne. Eso era lo que lo hacía tan aterrador.

180 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Vlad y el Káiser la observaron con interés. Kaito apretó sus puños. En este momento, era
impotente. No había nada que pudiera hacer además de pararse en medio del estruendoso
ruido y creer en Elisabeth.

Un largo, largo tiempo pasó.

Luego el gigante empujó visiblemente fuerte contra el suelo de piedra.

En ese momento, el violento ruido y la vibración se detuvieron. Elisabeth bajó su mano


extendida y cayó de rodillas. Mientras lo hacía, los muros alrededor de ellos comenzaron a
derretirse como tofe caliente.

El suelo de piedra de la habitación se desvaneció, y todos rodaron hacia afuera.

Lo primero que vieron fue el muro gris.

Un vasto mar de ceniza y carne los rodeaba.

Si Elisabeth se hubiera equivocado solo una vez, se habrían encontrado enterrados debajo
de él. Simplemente se pusieron de pie en shock, su visión se llenó con el raro espectáculo
de carne cruda apilada hasta donde podía ver el ojo.

Finalmente, el susurro de Kaito rompió el aplastante silencio.

“¿Se…acabó?”

En ese momento, un trozo de carne cubierto de ceniza se movió violentamente. Algo rojo
salió volando desde dentro.

Aunque había sido aplastado por todo y estaba al borde de derrumbarse sobre sí mismo*,
aun así, dio una risa estridente.

[Nt: Traducción sacada de mi sueño y un foro, no estoy del todo seguro, so “collapse in on
itself”]

“¡Hee-hee-hee-hee, ah-ha-ha-ha, ha-ha-ha-ha-ha!”

Vomitando sangre mientras se movía, el bebé saltó hacia Elisabeth.

“¡Elisabeth!”

Gritó Kaito. Todavía arrodillada en el suelo, extendió su mano. Entonces sacó la


Executioner’s Sword of Frankenthal desde dentro de un vórtice de oscuridad y pétalos de
flor carmesí.

Luego desapareció como una flecha.

181 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

“¡Hee-hee-hee-hee, hee-hee-hee-hee, ah-ha-ha-ha!”

“Solo muere ya.”

El loco bebé riéndose y la Torture Princess chocaron.

Entonces, por un segundo, el tiempo se congeló.

Kaito tragó su aliento. Después de unos cuantos segundos de silencio, la enorme cabeza
del bebé se cayó.

El bebé había consumido los límites máximos de lo que podía, y la cuchilla finalmente lo
había perforado.

Al momento siguiente, como si hubieran recibido algún tipo de señal, el bebé y la masa de
carne se desvanecieron.

Habiendo perdido su punto de apoyo, Kaito y los otros fueron arrojados al suelo
bruscamente. Incontables plumas negras ondearon en el aire ante ellos.

Las plumas llenaron el cielo, como transmitiendo algún tipo de bendición.

Frente a ese sublime y hermoso espectáculo, Kaito se dio cuenta de algo. Algo había
comenzado a cambiar dentro del mundo del demonio. Los rayos de la luz del sol que habían
sido bloqueados hasta entonces finalmente estaban comenzando a bajar a la tierra.

Bañado en la luz del sol, el cadáver del bebé se transformó en plumas particularmente
grandes, las cuales fueron arrastradas suavemente en el viento.

Finalmente, todas las plumas estallaron en llamas cerúleas y ardieron hasta consumirse por
completo. Cerrando sus ojos, Kaito susurró mientras asimilaba todo.

“…Supongo que realmente se acabó.”

Y con eso, el telón cayó sobre la batalla final.

***

Kaito miró sus alrededores.

El mundo del demonio se estaba desplomando, y Vlad y el Káiser se habían desvanecido.

Elisabeth colapsó, estrellando sus rodillas. Aparte de la cantidad de maná que necesitaba
para mantener las raíces demoniacas dentro de su cuerpo, prácticamente estaba sin
energías. Tomaría un buen tiempo antes de que recuperara toda su fuerza.

182 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Mientras miraba fijamente su espalda alarmantemente indefensa, Kaito cambió su


expresión. Arrodillándose delante de ella, le habló.

“Elisabeth, huyamos mientras podemos.”

“…”

No respondió. Su rostro estaba firmemente hacia abajo, y no movió un músculo.


Frenéticamente, Kaito agarró su mano. Como lo había hecho una vez antes, le suplicó con
la intensidad de alguien haciendo un voto.

“Cuando el Rey nos golpeó con su ataque mental, me dijiste cómo te sentías realmente.
Vamos juntos. Los tres podemos vivir juntos de nuevo. Terminaste tu trabajo. ¡No voy a
dejarte sola!”

Al escuchar su súplica, Elisabeth levantó su vista.

Por un segundo, sonrió a través de su enredado cabello negro. Sus ojos carmesíes estaban
húmedos, y estaba a punto de decir algo. Pero como si estuviera despertando de un sueño,
su expresión cambió abruptamente.

Frunció sus labios fuertemente. Luego bruscamente quitó la mano de Kaito.

Kaito no sabía qué decir. Lo miró, luego sacudió su cabeza,

“Te lo dije una vez antes, Kaito. Regresa al castillo solo. Luego toma a Hina y huye.”

“¡Estar sola es solitario! ¡Eso es lo que me dijiste!”

“¡Silencio! ¡Hice un juramento!”

Elisabeth prácticamente gritó las palabras.

Su tono era violento, pero las emociones en su voz estaban completamente suprimidas.

“¡Le hice un juramento a mi gente, a la gente que yo tiranicé!”

En ese momento, imágenes de la gente que la Torture Princess había subyugado pasaron
por la mente de Kaito. Los hombres, las mujeres, los niños, los ancianos. Sus innumerables
cadáveres no habían tenido ni una pizca de dignidad, y sus gritos resentidos resonaban uno
por uno.

¡Aborrecible Elisabeth, repugnante Elisabeth, cruel, espantosa Elisabeth!

¡Una maldición sobre ti, una maldición sobre ti, una maldición, una maldición, una
maldición eterna sobre ti, Elisabeth!

183 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

[Nt: Mushu: Deshonrada tú, deshonrada tu vaca.]

Frente a esos gritos, había hecho un juramento. Por eso era que había seguido viviendo,
desvergonzado como puede haber sido.

Kaito sabía que había algo que debía decir, pero no podía por su vida decirlo. Y Elisabeth
simplemente siguió sacudiendo su cabeza.

Luego lo miró de nuevo.

La sonrisa que adornaba su rostro era amable, sincera, y exhausta.

“Vete… Vete ahora… Por favor vete. Huye. Ten una familia. No hagas llorar a nadie en tu
nombre. Y no llores, tampoco. Vive una vida llena de felicidad y júbilo.”

“Elisabeth…”

“No necesitas llevar ninguna carga. Lastimar a las masas, ser odiado por el mundo, y pasar
tu vida agobiado por pecados es algo pesado.”

Mientras hablaba prácticamente en una oración, Elisabeth extendió sus manos. En un gesto
completamente no característico, sujetó las mejillas de Kaito en sus manos, como si
estuviera intentando quemar la imagen de su rostro en su memoria para que pudiera
recordarlo, aunque le arrancaran sus ojos.

Dado que estaba a punto de enfrentar una inquisición, había una posibilidad de que en
realidad sucediera eso.

Entonces a través de su amable mirada, dijo.

“Es una carga demasiado pesada para que la cargues.”

Su expresión era la de alguien enseñando a un niño. Viendo esto, Kaito entendió.

No tuvo más opción que entender.

Sin importar cuánto la llame aquí, Elisabeth nunca tomará mi mano.

Ese era el juramento que había hecho. Eso era lo que había prometido.

Incluso si la llevaba por la fuerza, sin dudas regresaría para hacerse responsable de sus
pecados.

Para morir como la Torture Princess.

“¡Mi amado Amo Kaito, mi querida Lady Elisabeth! ¡¿Dónde están?! ¡¿Están bieeeeen?!”

184 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 3

Entonces escucharon una voz.

Alguien estaba nerviosa y desesperadamente correteando sobre la tierra reseca. Parecía


que Hina había logrado salir a salvo. Estaba corriendo a toda velocidad por todas partes,
pero luego se detuvo de repente una vez que los vio a los dos.

Lanzando su alabarda, corrió hasta ellos como un cachorro entusiasmado.

“¡Oh, oh! ¡Gracias a Dios! ¡Menos mal ambos están bien! Nada podría traerme má—”

“…Hina, vamos.”

Kaito interrumpió sus alegres gritos en voz baja.

Sintiendo que algo estaba mal, Hina se detuvo de golpe, su sonrisa rígida. Miró de un lado a
otro entre Kaito y Elisabeth. Dejando a la sentada Elisabeth atrás, Kaito se puso de pie.

Hina gritó, como si se hubiera dado cuenta de qué estaba pasando.

“Pero Amo Kaito, Lady Elisabeth está… ¿Lady Elisabeth? ¿Cuál podría ser el problema?
¿Nos vamos? ¡Puedo prepararnos un banquete para celebrar el fin de la batalla! Deliciosos
órganos cocinados, todos los postres que puedan comer… ¡Así que, por favor, Lady
Elisabeth, ¡levántate! ¡Lady Elisabeth, insisto!”

“Venga. Vámonos.”

“Pero no podemos… No debemos… ¡No toleraré esto! ¡Simplemente no lo haré! Si Lady


Elisabeth no regresa con nosotros, yo—”

“¡Vámonos!”

Abrazando el hombro de Hina, Kaito la forzó a comenzar a caminar. Sus ojos esmeraldas se
torcieron, como si estuviera al borde de las lágrimas. A pesar de que estaba a punto de
continuar su súplica, Hina de repente se quedó en silencio.

Las manos de Kaito estaban temblando. Dándose cuenta de eso, Hina sacudió su cabeza y
se tragó sus apasionados gritos.

Con eso, Kaito comenzó a alejarse en la distancia. Pero sus pasos poco a poco se hicieron
más y más lentos. Incapaz de soportarlo más, se detuvo de golpe y se giró hacia Elisabeth,

Su mirada estaba fija directamente sobre él. Cuando murmuró, fue con una débil sonrisa en
su rostro.

“¿Por qué tu rostro está tan contorsionado, Kaito? Alégrate. Fuiste resucitado por la fuerza
por la Torture Princess, luego obligado a pelear con demonios. Pero ahora, tu pesadilla
finalmente terminó.”

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“Lady Elisabeth…”

“Tú también, Hina. No derrames lágrimas por mí. Una sonrisa le queda mucho mejor a tu
rostro.”

“Lady Elisabeth, yo… Yo…”

“Vive fuerte. Y por el resto de tus días, ojalá los pases con felicidad.”

Titubeando por un momento, Elisabeth sacudió su cabeza. Pero luego habló en voz baja,
las palabras pareciendo caer de su boca por su cuenta.

“Disfrute bastante nuestra cita.”

“Sí…yo también.”

Esas no fueron las palabras de la Torture Princess ni de su ama.

Fueron las honestas palabras de Elisabeth Le Fanu.

Con ese último comentario, Kaito chasqueó sus dedos. Pétalos de flor cerúleos y plumas
negras bailaron por el aire.

Él y Hina desaparecieron. Elisabeth era la única que quedaba.

Finalmente, soltó un corto y profundo suspiro.

Miró al cielo con ojos serenos. La deslumbrante luz del sol estaba bajando desde las grietas
entre las gruesas nubes grises. Podía escuchar los pasos de los paladines en la distancia.
Con el ruido a su espalda, arrugó su rostro como si estuviera a punto de llorar. Pero
entonces de repente dio una tranquila sonrisa mientras susurraba:

“Y mi pesadilla finalmente terminó también.”

Y entonces, con el tiempo que le quedaba,

la Torture Princess recitó* una dulce canción de cuna.

[Nt: Aquí usa “wove” esto es pasado de “tejer, hilar, entrelazar,” incluso a veces “crear,
inventar, unir,” pero también he visto que la usan para darle un sentido poético, por eso aquí
recitar, pero tengan en cuenta que podría ser una obra suya, no la de Marianne. Como
aparte, este verbo es muy usado en este vol.]

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Volumen 3

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8: Fin del Destino


La celda no tenía ventanas, haciendo que se impregnara en una constante oscuridad. Su
helado aire traía a la mente un fondo del mar y llevaba el aroma a moho. Si alguien pasaba
demasiado tiempo ahí, la humedad y el frío probablemente harían que su cuerpo doliera y
luego vomitaran sangre.

Ciempiés se arrastraban por el techo. Ratas entraban y salían rápidamente por los agujeros
en los muros.

Dentro de esa asquerosa y aislada celda, una mujer sola yace de manera horizontal sobre
el suelo.

Su rostro de perfil era tan hermoso que apenas parecía humana. Su cabello extendido
sobre el suelo era lustroso y negro, su piel era tan blanca como la nieve, y sus labios eran
tan rojos que parecían estar prácticamente rezumando con sangre. Pero debido al horrible
crimen que había cometido, sus cautivadores labios estaban atados con una camisa de
fuerza.

Recostada sobre el helado suelo de piedra, estaba inmóvil.

Estaba en silencio, y sus ojos estaban cerrados.

Debido al silencio de su único habitante, una profunda calma impregnaba la celda. Pero el
silencio, que daba la impresión de que sería eterno, fue destrozado de repente.

La puerta se abrió.

En un instante, la habitación se inundó de luz. Pero un ruido chirriante resonó, y la


habitación cayó en oscuridad una vez más.

La mujer paladín había cerrado la puerta detrás de ella.

La armadura plateada de la mujer emparejaba bien con su fino cabello plateado y ojos azul
y púrpura sin igual. Sin embargo, varias cicatrices indecorosas adornaban su rostro, como si
se hubiera dividido desde dentro. A pesar de eso, sin embargo, su gallarda y hermosa
naturaleza era tan refinada como podría ser.

La mujer paladín miró a la mujer atada. Aunque sin duda se había fijado en su visitante,
permaneció quieta.

Después de esperar un momento, el paladín, Izabella, de repente habló.

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Torture Princess
Volumen 3

“Elisabeth Le Fanu.”

“Izabella, ¿eh…? Veo que sobreviviste.”

“De alguna manera, sí. Incapaz de aguantar la fuerza del maná, todo mi cuerpo se rasgó
desde adentro, pero aquí estoy.”

“Hmph, así que tienes cicatrices… Qué tonta eres.”

“Estoy muy agradecida por tu preocupación. Pero llevo estas cicatrices orgullosamente. No
tengo ningún arrepentimiento.”

“¿Preocupación? Difícilmente… Ahora, ¿qué asuntos tienes?”

“Vine aquí para reunirme contigo.” Izabella dio su respuesta.

Cuando lo hizo, la boca de Elisabeth se cerró bruscamente. Era como si Elisabeth no se


interesara ni un poco en asuntos sobre ella.

Después de vacilar un momento al ver la reacción de Elisabeth, Izabella continuó con un


tono tranquilo.

“Tengo algo de lo que quiero informarte.”

“… ¿Qué podría ser eso?”

“Tu sirviente, Kaito Sena, aún no ha sido localizado. Tu castillo estaba vacío antes de que la
Iglesia siquiera comenzara su búsqueda. Parece haberse fugado con varias de tus riquezas
y autómatas y se ha escondido.”

“… ¿Han puesto perseguidores sobre él?”

“Lo hemos hecho. Sin embargo, tiene un contrato con el Káiser. Si concentra su poder
únicamente en escapar, encontrarlo probablemente sea difícil.”

“Mm, no lo dudo.”

La respuesta de Elisabeth fue concisa. Izabella diligentemente respondió con un


asentimiento de cabeza. Habiendo terminado de decir lo que había venido a decir, Izabella
miró alrededor de la habitación intranquilamente. Tan pronto como lo hizo, sin embargo, de
repente se lanzó en una pequeña charla sin sentido.

“Esta habitación es frígida, por no hablar de oscura. Difícilmente lo que llamaría condiciones
agradables.”

“Dados mis pecados, el hecho de que fui exenta de interrogación y tortura fácilmente
calificaría como tratamiento especial.”

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“Quizás… Oh, ¿se están soltando sus ataduras por ahí?”

Izabella se acercó. Su tono era claramente forzado, casi como si estuviera intentando hacer
que quien sea que estuviera al otro lado de la puerta la escuchara. Pasó sus dedos por las
correas de cuero, ninguna de las cuales estaban sueltas en lo más mínimo.

Entonces acercó su rostro al oído de Elisabeth.”

“Por favor quédate callada y escúchame, Elisabeth.”

“…”

“Sólo un puñado de personas dentro de la Iglesia son responsables de esta decisión. Pero
fui lo suficientemente afortunada de que se me concediera una audiencia con Godot Deus
antes de su eliminación, y ambos deseamos tu continua supervivencia. Los catorce
demonios pueden estar muertos, pero la avaricia de la humanidad no tiene límites. No
tenemos ninguna garantía de que no surja otro contratista. No negaré que tienes el deber
de pagar por tus pecados y que la humanidad necesita un enemigo común. Pero no
podemos permitirnos perder tu fuerza.”

“…Hmm.”

“No es probable que el estado anule su decisión diciendo que la Torture Princess siendo
quemada en la hoguera es un símbolo necesario. Aunque puede que sea traición, si tienes
la voluntad de cometer una fuga, tengo hombres de confianza que puedo poner en marcha.
Elisabeth, ¿no tienes ningún deseo de escapar? Peleaste tan duro.

Entonces Izabella hizo una pausa.

Después de pasar sus dedos por las ataduras de cuello de la Torture Princess una vez más,
continuó. Su voz teñida de tristeza.

“Mataste a muchos, pero salvaste a muchos, también. Eres la Torture Princess, pero
también eres un héroe.”

“…”

“Siento que está mal ignorar ese hecho. Si tienes la voluntad de fugarte de aquí,
simplemente asiente con la cabeza.”

La paladín cuyo hermano fue asesinado por la Torture Princess la instó. Sin embargo,
Elisabeth se negó a asentir. Izabella esperó. Pero después de un prolongado silencio,
sacudió su cabeza y se puso de pie.

“Hmm… Parece que fue sólo mi imaginación.”

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Mientras hacía su anuncio para la persona más allá de la puerta, Izabella se separó de
Elisabeth.

Entonces, con los ojos azul y púrpura descansando entre sus trágicas cicatrices, miró a la
pecadora que simplemente estaba esperando la muerte.

Izabella miró en silencio a la salvadora de la capital y a la asesina que había asesinado a su


hermano junto a incontables inocentes. Pero con otra sacudida de su cabeza, cambió su
expresión. Entonces, con el rostro austero de un soldado, habló de nuevo.

“Ahora, como una enviada de la Iglesia, tengo un anuncio más para ti.”

Como comandante de los Caballeros Santos, Izabella le hizo su declaración a la Torture


Princess.

“Elisabeth Le Fanu. Tu ejecución está programada para el alba de mañana.”

Ninguna respuesta vino.

Elisabeth simplemente dio un ligero asentimiento, como para afirmar su destino.

***

El aviso oficial de la ejecución de la Torture Princess había sido anunciado cerca de dos
semanas antes de que Izabella viniera a informarle a Elisabeth.

Tanto pronto como la noticia fue anunciada, las noticias se esparcieron por la capital como
fuego incontrolado.

Después de haber sido pisoteados y oprimidos por los demonios, las personas se habían
llenado de una implacable sensación de miedo, ira, desesperación, e indignación, y tomó
poco para que cambiaran el objetivo de esas emociones. Apenas la información sobre la
ubicación de donde la ejecución estaba programada para llevarse a cabo salió las personas
comenzaron a reunirse ahí. Eran tan fervientes en su deseo de asegurar lugares en la plaza
que las disputas se presentaban día tras día.

Y entonces la mañana de la ejecución llegó.

El sol se alzó, y con él, un carruaje llegó como un espectro siniestro.

Todos al unísono, las personas levantaron vitriólicos abucheos y lanzaron rocas. Cuando lo
hicieron, la puerta del carruaje se abrió.

La Torture Princess hizo su aparición y disfrutó de la malicia enfocada de aquellos


presentes. La escena debe haber contado como un fuerte ejemplo. Había sido obligada a
llevar un vestido blanco y había sido atada simbólicamente con zarzas espinosas.

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Volumen 3

Mientras sangre goteaba por su cuerpo, la hermosa mujer avanzó por el camino hacia la
plataforma donde la hoguera había sido levantada.

Las personas dispuestas en la calle soltaban sus gritos llenos de odio. Apretaban sus puños
mientras gritaban.

“¡Mátenla, mátenla, mátenla, mátenla, mátenla!”

“¡Aborrecible Torture Princess; repugnante Torture Princess! ¡cruel, espantosa Elisabeth!”

Incluso al escuchar sus voces, su expresión no flaqueó. Una débil sonrisa adornaba sus
labios mientras observaba a la furiosa y gritona multitud. Pero entonces, de repente, frunció
su ceño desconcertada.

Entre las personas llenas de odio y asco, había otro grupo que estaba enfocando otra
emoción sobre ella por completo.

La niña que inocentemente había alabado el brazo de Kaito como “genial” estaba al borde
de las lágrimas. Su madre, también, estaba enviando una mirada afligida hacia Elisabeth.

La anciana que se había arrodillado antes y agradecido a Elisabeth estaba ahí, también,
agarrando las mangas de aquellos alrededor de ella con manos temblorosas. No notada por
las personas junto a ella o quizás siendo intencionalmente ignorada, estaba frenéticamente
intentando transmitir algo.

El grupo era pequeño en comparación con la multitud, pero seguían gritando, inalterados
por el hecho de que sus voces estaban siendo ahogadas. Por un instante, uno de sus gritos
afligidos alcanzó el oído de Elisabeth. “No la maten.”

“Ella es quien salvó a mi familia,” decía.

“A pesar de que ella es una asesina y pecadora sin igual,” decía.

“…En verdad estoy rodeada de tontos.”

Y con ese pequeño susurro, Elisabeth siguió caminando.

En breve, llegó a la plataforma. Rechazando la mano bruscamente extendida del verdugo,


subió los escalones de madera hasta la hoguera ella misma. Un grupo de hombres la ataron
al poste.

Un sacerdote se le acercó. Cuando estaba a punto de comenzar a rezar, Elisabeth


interrumpió.

“Es demasiado tarde para oraciones. Empecemos de una vez.”

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Volumen 3

“Pero es para t—”

“Suficiente. No habrá salvación alguna para mí. Este es mi fin.”

“Si estás resignada a tu destino, entonces respetaré tus deseos. ¿Tienes algunas últimas
palabras?”

“………………………Ninguna.”

Después de vacilar por unos cuantos momentos, Elisabeth dio su respuesta.

Cerró sus ojos, los volvió a abrir, y lentamente sacudió su cabeza.

“No tengo nada que decir, ni nadie a quien decírselo.”

El sacerdote asintió, luego bajó de la plataforma. Un verdugo llevando una bolsa de cuero
sobre su rostro se le acercó en su lugar. Tomó la antorcha que estaba sosteniendo y la usó
para encender la leña a los pies de Elisabeth.

Vítores se levantaron desde todas partes. Justo como Vlad lo hizo una vez, comenzó a
arder en las llamas del hombre. Elisabeth miró a través del ondulado humo gris a las
eufóricas masas.

Mientras el calor se envolvía en las puntas de sus pies, dio un comentario reflexivo.

“Du…ele.”

En contraste con sus palabras, su expresión era serena y tranquila.

Mirando fijamente al cielo, recordó las palabras que había acabado de decir.

“No tengo nada que decir, ni nadie a quien decírselo.”

Eso fue lo que había declarado. Y era cierto. No había otra respuesta que podría haber
dado.

Todos los que había valorado profundamente habían muerto. Sus padres, su gente, y
Marianne.

Sin embargo, un sólo nombre se escabulló de sus labios.

“Kai…to…”

Las palabras que le había dicho una vez pasaron rápidamente por su mente.

Recordó su estúpida y absurda promesa.

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“Y hey, el que me trajeras de regreso a la vida y me convocaras aquí debe haber


sido algún tipo de destino… Así que hasta que empieces a caminar el camino al Infierno,
probaré y me quedaré a tu lado mientras pueda, aunque sea el único.”

“Tienes mi agradecimiento.”

El crujido de las llamas se hizo más fuerte. El susurro de Elisabeth se desvaneció entre
ellas.

Entonces dijo unas sinceras palabras, palabras que no alcanzarían a nadie.

“Justo como prometiste, nunca estuvo sola, justo hasta el final.”

“Durante la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un solo y


estúpido sirviente.”

Pensó que eso había estado bastante bien.

Entonces cerró sus ojos.

La familia que había salvado rompió en lágrimas, y la anciana cubrió su rostro y lloró.

La Torture Princess iba a morir sola, abandonada por el cielo, la tierra, y toda la creación,
luego descendería al infierno.

…Sin embargo, a último momento, algo pasó.

¡Ksssssssssssssssssh!

De repente, una cuchilla vino girando por el cielo. Arrasó con el fuego, leña y todo.

Mientras el fuerte ruido sonaba, la plataforma se desplomó. Elisabeth salió volando y se


estrelló contra la plataforma lateral en la que estaban los verdugos, casi como si el ángulo
de su vuelo hubiera sido planeado. La gente en la multitud soltó gritos confundidos. Sobre
sus cabezas, una magnífica tormenta de pétalos de flor cerúleos y plumas color negro
azabache bajó en espiral.

El espectáculo que se estaba desarrollando era hermoso, pero por alguna razón, infundía
miedo en los corazones de todos los presentes.

En medio del alboroto, un hombre joven apareció en el aire.

Llevaba un uniforme militar negro, y se ondeaba mientras fulminaba con la mirada a la


multitud desde arriba.

En su brazo izquierdo, estaba llevando a una atractiva autómata de cabello plateado con
traje de maid. Y de todas las cosas, el Káiser lo acompañaba a su derecha.

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Ninguna de las personas en la multitud podía en verdad decir que el monstruoso sabueso
negro era de hecho el Káiser. Pero motivados por su instintiva repugnancia y terror, gritaron
de todas formas.

Mirándolos, el rostro del joven se enroscó en una maliciosa sonrisa.

Flanqueado por una rareza en cada lado, dio una fuerte y resonante risa.

“¡Qué grupo tan despreocupado son todos ustedes, acabando con sus propios peones
mientras la humanidad todavía tiene enemigos!”

“No puede ser…”

Elisabeth murmuró en shock. El joven chasqueó sus dedos ante sus asombrados ojos.

¡Snap!

En respuesta al ruido seco, veinte joyas aparecieron en el aire alrededor de él.

A medida que canalizaba el maná en ellos, los gritos de todos se hicieron aún más fuertes.

Imágenes de Godot Deus flotaban sobre las joyas. Como un sumo sacerdote de la Iglesia,
la fe que las personas tenían en él era considerable. Levantó su arrugada cabeza, luego
comenzó a hacer algún tipo de súplica lamentable.

Mientras lo hacía, el joven dio una risa siniestra y chasqueó sus dedos una vez más.

¡Snap!

¡Ksssssssssssssssssh!

Un ruido chirriante resonó, y las piedras conteniendo el alma del sumo sacerdote se hicieron
añicos al unísono. Los fragmentos brillaron mientras caían por el aire.

Impactados por la brusquedad y la atrocidad del acto, las personas gritaron. Sus cicatrices
profundas dejadas por ser atacados por demonios habían sido abiertas a la fuerza.
Temblaron, luego sucumbieron a su ira y odio. En un instante, sus miradas cambiaron a una
de cruda hostilidad.

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El joven asintió con la cabeza, satisfecho.

Las personas no lo sabían.

No sabían que Godot Deus le había dicho al joven que las reproducciones de su alma
estaban programadas para ser destruidas o por qué le había dicho.

Después de todo, no tenían manera de saberlo.

No tenían manera de saber que Godot Deus, quien había comprendido la importancia de la
ejecución de Elisabeth mejor que nadie, había sabido intensamente la vulnerabilidad que su
muerte causaría en la humanidad.

No había manera de que pudieran haberlo escuchado.

No había manera de que podrían haber escuchado lo que él y el joven habían discutido
justo antes de esto, cuando todos sus cristales habían sido reunidos en un lugar.

No había manera de que podrían haber sabido qué objetivo mutuo los dos aspiraban a
cumplir con esta exposición.

¿Y solo cuál era ese objetivo?

El método más efectivo con el cual unir a las personas era darles un enemigo común. Y
mientras tal enemigo existiera, la humanidad se encontraría en necesidad de una peligrosa
y poderosa espada.

Con ese fin, el joven—Kaito Sena—gritó.

“¿Bajar su guardia solo porque mataron catorce demonios? ¡Ha! ¡Qué broma! Son un
montón de pen—no, tontos. ¡De ahora en adelante, lideraré al Káiser y me convertiré en el
material de las pesadillas! ¡Y comenzaré con esa mujer por ahí, tiránica enemiga de
nosotros los demonios! Ya no será una traba para nosotros. ¡Con mis propias dos manos,
mataré a la Torture Princess!”

“¡¿Por qué estás haciendo esto, Kaito Sena?! ¡Pensé que eras un hombre honrado! ¡¿Qué
estás pensando?!”

Nerviosa, Izabella le gritó. Quizás debido a su naturaleza honesta, parecía que estaba
sintiendo pánico en serio. Kaito la miró con alivio, contento de que su actuación parecía
haber sido satisfactoria.

El Káiser pisó su pie, y la maid suavemente le dio un toque en el costado.

Apresuradamente, Kaito chasqueó sus dedos.

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“—¡La (dance)!”

Incontables cuchillas se lanzaron hacia la Torture Princess. Pero los verdugos tomaron una
decisión en una fracción de segundo, empujando a un lado a Elisabeth y cubriéndola. Los
fornidos hombres formaron un muro con sus cuerpos y protegieron a Elisabeth del potencial
asesinato.

Entonces, por órdenes de Izabella, los paladines se pusieron a trabajar. Reticentes a dejar
que alguien que tuviera mala voluntad hacia los inocentes escapara, activaron la barrera
que habían estado pretendiendo usar en el improbable evento de que la Torture Princess
intentara escapar.

Después de mirar la sagrada luz blanca que estaban creando, Kaito asintió con la cabeza.

“…Yup, puedo abrirme camino. Parece que tenía razón.”

Había querido ser capaz de hacer su escape, aunque los paladines levantaran una barrera,
así que después de que había dejado a Elisabeth sola en la colina y se había ido a la plaza,
había intentado descifrar cuán fuerte era. Luego, al torturara al Monarca, había reunido el
maná que había necesitado para destruirla.

De nuevo, chasqueó sus dedos. Una explosión de pétalos cerúleos y plumas negras
bailaron por el aire.

Entonces, con un ruido como el de un vidrio rompiéndose, la barrera desapareció.

“Oh-ho, parece que estoy en desventaja aquí. Muy bien. ¡Me voy ahora, caballeros! ¡Nos
reuniremos de nuevo!”

Después de prometer otro encuentro, Kaito dio una perversa risa. El Káiser, también, se rio
con sorna de la multitud con su voz similar a la de un humano. Todavía abrazando la parte
trasera del cuello de Kaito, la autómata sonrió dulcemente.

Entonces su maestro chasqueó sus dedos una vez más.

Como por arte de magia, el contratista del Káiser se esfumó.

Finalmente, el golpe final fue dado en forma de una voz contenta, la cual diluvió sobre la
aterrorizada, furiosa multitud en pánico.

“¡La próxima vez, le daré a la humanidad una calamidad verdaderamente demoníaca!”

“¡Ese…completo…imbécil!”

Mientras la multitud se alborotaba, Elisabeth maldijo en voz baja. Apretó su puño, luego
golpeó la plataforma. Sin embargo, nadie estaba mirando en su dirección. Había sido

198 | P á g i n a
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olvidada tan completamente que era difícil creer que recién había estado a punto de ser
quemada en la hoguera. Ahora sola, se mordió fuerte el labio.

Mientras miraba hacia el suelo, recordó algo que él había dicho.

Las palabras que habían sido sinceras y dirigidas directamente hacia ella.

“Me gusta mucho.”

” Por el bien de esa persona, podría hacer o convertirme en lo que fuera necesario.”

“…Te lo dije, Kaito, es demasiado para que lo soportes.”

Elisabeth murmuró las palabras en voz baja. Pero no había nadie ahí que le respondiera.

Como para consolarla, pétalos cerúleos y plumas negras suavemente acariciaron sus
delgados hombros mientras caían.

***

Debido al imprevisto giro de eventos, la ejecución de la Torture Princess fue suspendida.

Los paladines rápidamente movilizaron un grupo de búsqueda para perseguir al contratista


del Káiser. Pero a pesar de dedicar todos sus esfuerzos a la cacería, fueron incapaces de
localizarlo. Dada la aparición de un nuevo demonio y uno que había proclamado
públicamente hostilidad hacia la humanidad, para colmo, la Iglesia tuvo una discusión, luego
pronunció su decisión oficial.

La Torture Princess, Elisabeth Le Fanu, fue informada de sus nuevas órdenes.

Su misión era simple.

Era matar a Kaito Sena, el decimoquinto contratista.

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