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Isekai Goumon Hime

Volumen 2

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1: El Caos Comienza
Toda el área era un enorme cementerio.

Varias marcas de tumbas salpicaban el paisaje, abandonado y olvidado por los vivos.
Servían como símbolos de los muertos descansando bajo ellas, y estaban atascadas en
toda la colina como un trágico alfiletero.

Actualmente, dos figuras estaban siendo golpeadas por los frígidos vientos que asolaban la
vacía tierra.

Una de ellas era una chica de belleza sin igual, vestida con un lascivo traje de bondage
negro.

Sus pálidos brazos y costados estaban expuestos a los elementos, y las correas de cuero le
proporcionaban a su pecho siendo lo único que cubre sus pechos, dejaban sus bien
formados pechos en su mayoría expuestos. La tela negra que envolvía su cadera se
ensanchaba en una falda corta, detrás de ella, una capa de tela con el interior teñido de
escarlata que se extendía como un manto. Sus elegantes piernas, adornadas con una capa
de material delgado, sobresalían aún más claramente contra el telón de fondo carmesí.
Extrañamente, sin embargo, su apariencia no se mostraba como provocativa.

Llevaba un tono atrevido con la dignidad de una reina en sus galas, y sus ojos carmesíes
brillaban como rubíes mientras sonreía.

“Bueno, bueno, ¿qué tenías pensado hacer, mi querido Duque? A este ritmo, te aplastaré
como un gusano, y los muertos te contarán entre sus filas. Vamos, intenta entretenerme un
poco.”

Su risa era cruel y arrogante mientras menospreciaba a su adversario.

El oponente era un demonio. Perverso y espantoso, era demoníaco en todo el sentido de la


palabra.

Su forma era un ataúd hecho de carne.

La tapa del ataúd reflejaba un repugnante destello mientras el interior era una palpitante
masa de vasos sanguíneos y órganos. Incontables brazos humanos se extendían desde los
costados del ataúd, entrelazándose en un grotesco par de alas.

Ese demonio—el Duque—era el supervisor del enorme cementerio, además de su creador.

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Hace mucho tiempo, un sangriento conflicto entre la gente bestia y los humanos había
llevado a la gente del pueblo vecino al sitio a prohibirle a cualquiera poner un pie en esa
tierra. Eso fue lo que llevó al Duque a desarrollar un interés en ella.

Como resultado de usar la tierra para sus propios propósitos nefarios, el desenfrenado
resentimiento de lo muertos había sangrado profundamente en la tierra de la colina.
Probablemente nunca sería apto para ser habitado por humanos de nuevo.

El Duque había enterrado a incontables personas vivas allí.

Las había secuestrado y sellado dentro de su cuerpo de ataúd, proveyéndoles aire y


alimentación mínima a través de un respiradero mientras los digería lentamente.

Aun aferrándose a su vida mientras sus cuerpos se descomponían, se decía que sus
víctimas con el tiempo cedían a la locura, su risa se mezclaba con sus gritos. Sus llantos de
agonía sacudían la colina como una tormenta eléctrica, aterrando a todos los que pasaban
por ahí. Pero en las últimas semanas, el Duque se había abstenido de realizar su espantoso
trabajo, y actualmente, las voces ya no se podían escuchar.

El Duque había estado reflexionando sobre si debía o no abandonar su colina y huir.

Había escuchado que la persona que había hecho caer el juicio sobre el Káiser, el más
fuerte de todos los demonios, estaba acercándose a su ubicación. Pero debido a la
arrogancia que tan a menudo se encontraba entre aquellos que poseen un poder que
supera la comprensión humana, ignoró las campanas de alarma sonando en su cabeza y se
quedó ahí.

Ese fue un error fatal.

Ahora, estaba bajo el ataque de una pecadora sin igual: la única persona en el mundo con
el poder para masacrar demonios.

La pecadora, la jueza, la chica de negro, siguió su burla.

“¿Qué pasa, Duque? Flotar ahí en silencio no cambiará algo, sabes. Suplicar por tu vida
será igual de inútil. Y no te dejaré huir. La hora del juicio ha llegado. Aquí y ahora,
conocerás un antiestético final a mano de una compañera pecadora.”

“Elisabeth… Elisabeth… ¡Maldita seas, niña miserable!”

“Eres consciente de la posición en la que estás, ¿sí? La hora de tu muerte está sobre ti.
Obsérvame y conoce la muerte encarnada.”

La chica llamada Elisabeth sonrió dulcemente.

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En ese momento, el Duque soltó un alarido y salió disparado al aire como un misil. Sus
brazos con forma de ala giraron de una manera curiosamente delicada, llevándolo muy por
encima del suelo.

Cuando llegó al ápice de su vuelo, el Duque abrió la tapa de su ataúd. En la cual se


mostraron estacas, del mismo tipo que había sido usado como marcadores de tumbas,
salieron de repente. Cuando aterrizaron, las estacas rasgaron el suelo y enviaron volando
huesos y ataúdes. Pero con el mínimo juego de pies, Elisabeth esquivó las estacas y
escapó ilesa.

Se movió con la belleza y delicadeza de un bailarín, aparentemente capaz de predecir la


trayectoria de cada roca y piedrecita.

Su cabello negro se ondeó cuando inclinó su cabeza. Una estaca pasó zumbando se
enterró en el suelo muy detrás de ella.

Regresó su cabeza a su posición original y luego se encogió de hombros.

“Ehh…… ¿Eso es todo?”

“¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEETH!”

El Duque gritó, por miedo a que su poder fuera insuficiente y por la humillación de su burla.

Los brazos que constituían sus alas desgarraron el aire en angustia. Luego se hincharon, se
extendieron, y se lanzaron contra Elisabeth como una carnosa serpiente de muchas
cabezas. Incrustadas en sus palmas había incontables bocas abiertas, todas luchando para
consumirla.

Elisabeth sonrió y entonces movió su pálida mano. Pétalos de flores carmesí y palpable
oscuridad arremolinándose juntos en el aire.

Con confianza sumergió su mano en el turbulento vórtice y sacó una larga espada con una
brillante hoja carmesí.

“¡Executioner’s Sword of Frankenthal!”

La voz de Elisabeth sonó con el nombre de la espada. Mientras lo hacía, las runas grabadas
en su hoja brillaron.

Eres libre de actuar como desees. Pero reza para que Dios sea tu salvación. Porque
el principio, el medio, y el final yacen en la palma de Su mano.

Apuntó la espada al Duque. En armonía con su declaración, incontables cadenas


aparecieron de la nada. Se fusionaron en una masa unificada, casi pareciéndose a la forma
de una enorme serpiente, y luego se dispararon hacia el Duque. Chocaron contra sus alas,

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como si las desafiaran a una batalla de fuerza. Después de un momento de lucha, las
cadenas las atravesaron completamente.

Dedos, carne y un torrente de sangre llovió del cielo.

El Duque gritó y luego cerceno parte de sus alas en medio del aire. Soltando una lluvia de
estacas para cubrirse, frenéticamente intentó usar lo que quedaba de sus alas poner
distancia entre él y su oponente. Pero como había declarado, Elisabeth no tenía ninguna
intención de dejarlo huir.

“¡Bull of Phalaris!”

[Nt: Algo así como “Toro de Phalaris”. Phalaris, es un género de plantas herbáceas
perteneciente a la familia de las poáceas”.]
[Ne: En este caso se refiere al método de tortura que consistía en meter a una persona
dentro el toro (que será descrito en breve :v) para luego ponerlo sobre una hoguera para
asar a la persona de su interior, cuando llegaba a cierta temperatura el vapor producido por
los fluidos de la víctima generaba un silbido al salir por la nariz del toro]

En sintonía con su grito, la tierra tembló violentamente. Una tormenta de oscuridad y pétalos
de flor se arremolinó en la cima de la colina.

Luego un descomunal toro de latón apareció del interior del vendaval, causando un temblor
cuando aterrizó.

La boca del toro se abrió bruscamente cuando se paró ante el Duque. Como una mosca
siendo barrida por el aliento de una vaca, el Duque fue arrastrado a adentro.
Simultáneamente, pétalos de flores carmesí diluviaron sobre la colina y prendieron fuego a
las marcas de tumbas.

Las llamas ardieron brillantemente cuando comenzaron a lamer el torso dorado del toro.

Como resultado, el Duke dentro de él comenzó a arder.

Un lamento de agonía siniestramente parecido al mu de una vaca bramó desde la boca del
toro de latón. Los gritos, distorsionados por un mecanismo especial dentro de la cabeza del
toro, pertenecían al Duque. Continuaron por algún tiempo, mucho más que los gritos de las
víctimas que hace tiempo habían sacudido la colina.

Elisabeth sonrió al escuchar las irregulares súplicas del Duke entre sus gritos.

“¡ESTÁ CALIENTE! ¡ESTÁ TAN CALIEEEEENTE! ¡AYUDA! ¡ALGUIEN SÁLVEME!


¡ELISABETH! ¡NO ASÍ! ¡SOLO MÁTAME! ¡POR FAVOR DÉJAME MORIR! ¡ESTÁ
DEMASIADO CALIEEEENTE!”

“…No seas ridículo, Duque. Así es como los torturadores conocen su final*. Esos gritos
tuyos son el adorno perfecto para la muerte de un tirano— además, ¿por qué molestarse en

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rogar por tu vida? Como si hubiera una posibilidad de que te prestara la más mínima
atención—¿quién exactamente crees que soy?”

[Nt: Otra forma de decir “cómo morirán”.]

Haciendo el papel del verdugo imparcial y tranquilo, Elisabeth lo rechazó sin dudarlo.
Mientras esperaba que su grasa se derritiera, su carne se quemara, y sus huesos relucieran
como joyas por el calor, hizo su presentación completa.

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

Quizás lo último de su cordura se había quemado en las llamas, porque al final, su agonía
se había entregado a la alegría.

La ruidosa risa del Duque, amplificada más por el Bull of Phalaris, eventualmente cesó.

Elisabeth entonces chasqueó los dedos, y las llamas se apagaron. El Bull of Phalaris,
también, se transformó en pétalos de flores carmesí y se desvaneció. Del espacio una vez
ocupado vino una masa de plumas negras, prueba de la muerte del demonio.

Las plumas estallaron en llamas azules y luego se quemaron en la nada. Elisabeth cerró
sus ojos. Se giró al cielo—como si reflexionara sobre los detalles del Duke y sus víctimas—
antes de hablar.

“Ahora entonces, ¡hora de almorzar!”

“¡Sí, ma’am! ¡He estado esperando!”

“Espera, espera. Me estás dando un latigazo emocional.”

La declaración de Elisabeth obtuvo dos respuestas; una alegre y la otra exasperada.

De repente, una maid de cabello plateado que llevaba una canasta apareció desde el pie de
la colina. Llevaba una gorra adorable y característica de una maid, agarraba el dobladillo de
su falda clásica mientras corría. Siguiéndola estaba un hombre joven con ojos sombríos.

El muy delgado joven, Kaito Sena, llevaba un uniforme de mayordomo poco favorecedor. Su
cabello castaño desteñido combinaba con sus ojos, y parecía desalentado mientras se
apresuraba a ir al lado de Elisabeth, aunque estaba hambrienta.

Él era un simple humano—uno que ya había muerto una vez—pero se comprometió a


ofrecerle su servicio a la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu.

Y había una profunda razón por la que trabajaba para ella.

Todo comenzó de vuelta en otro mundo. El mundo en el cual fue asesinado.

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***

Después de una vida de abuso a manos de su padre biológico, la vida de Kaito Sena llegó a
su fin después de sólo diecisiete años y tres meses.

Su muerte fue tan insignificante como la de un gusano—una muerte más lamentable, más
indecorosa, más cruel, y más repugnante.

Generalmente, no había vida después de la muerte. Pero debido a que su alma fue
convocada a otro mundo, Kaito recibió una oportunidad. En realidad, no tenía ningún deseo
de volver a la vida. Sin embargo, tan pronto como se hizo carne de nuevo, fue forzado a
servir a un autoritario amo.

Este amo era la misma persona que lo había convocado: la Torture Princess, Elisabeth Le
Fanu,

Tenía el orgullo de una loba y era tan humilde como una cerda, una pecadora a la que la
Iglesia le ordenó asesinar catorce demonios clasificados y a las personas que habían
formado contratos con ellos. Una vez que terminara, estaba destinada a enfrentar la
ejecución. Después de ser resucitado por la fuerza y experimentar varios eventos, Kaito
tomó la decisión de seguir sirviéndole.

A lo largo de la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un simple y


estúpido sirviente.

Había tomado la decisión de vivir una vida que traería tal historia.

Y en cuanto al día de hoy, la cacería de demonios de Elisabeth estaba procediendo sin


contratiempos.

“¡Esto es deeeeeeeeeeeeeeeeeelicioso!”

Habiendo dado grandes mordiscos a su sándwich y rellenado sus mejillas, Elisabeth gritó
como una niña.

La comida favorita de Elisabeth eran las entrañas, así que los ingredientes del sándwich
seguían esa tendencia.

Sobre las sabrosas magdalenas estaba un grueso corte foie-gras* colocado entre la cebolla
fresca y el tomate, todo decorado con una salsa de vino tinto. Las rebanadas de baguette se
convirtieron en vehículos para montones de paté** de hígado e higos empapados en miel y
rociados con pimienta negra. La canasta también tenía varios sorbetes*** como adobos a
base de verduras y platos a base de huevo, haciendo su contenido un verdadero jardín de
flores culinario.

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[Nt: Hígado de pato. **Pasta untable elaborada habitualmente de carne picada o hígado y
grasa. ***Algo que elimina los sabores fuertes.]
[Ne: Que buen gusto para la comida tiene la desgraciada]

Elisabeth estaba rebosante de alegría, su expresión ausente del ingenio o la crueldad que
tenía hace unos momentos. Uno podía prácticamente ver las orejas de gato subiendo y
bajando felizmente sobre su cabeza.

La maid de cabello plateado junto a ella levantó una botella de vino blanco y mostró una
elegante sonrisa.

“Como eres la ama del Amo Kaito, Lady Elisabeth, me siento bendecida de que mi cocina
se ajuste a tus gustos.”

“En efecto, Hina, ¡no tienes igual en las artes culinarias! Puede que Kaito sea incapaz de
cocinar, ya que parece estar comprometido con su inutilidad, ¡pero activarte puede ser el
único acto por el que en realidad puedo alabarlo!”

“Hey, siento que he hecho mi parte por aquí. Quiero decir, he estado haciendo todo tipo de
cosas.”

“¡Ah, todo está en tu imaginación!”

“Todo en mi imaginación, ¿huh? ¿Eso es cierto?”

Con una expresión que prácticamente gritaba bien, lo que sea, Kaito mordió su sándwich.

Debido a su severa crianza, Kaito nunca tuvo el privilegio de escoger cuando se trataba de
comida. Siempre y cuando no estuviera contaminado con detergente para ropa o drogas,
podía comer casi cualquier cosa. Pero, aunque típicamente no le importaba lo que comía,
encontró la cocina de Hina bastante sabrosa. Cuando terminó de comer, la criada lo miró
por la esquina de sus brillantes ojos verde esmeralda.

“¿Cómo estuvo, Amo Kaito? ¿Fue satisfactorio?”

“Sí, estuvo muy bueno. Impresionante como siempre, Hina. El que seas capaz de manejar
la cocina día tras día es una gran carga que me quitas.”

“¡Oh, oh, Amo Kaito! Estar constantemente a tu lado y cocinar para ti todos los días… ¡Qué
espléndida coincidencia, esas son las cosas que me traen el más grande júbilo! ¡Las
considero mis más grandes victorias!”

“¿De qué demonios están hablando ustedes dos?”

“Desafortunadamente, aunque no puedo hablar por ella, realmente no estoy diciendo mucho
de algo.”

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Mientras daba su respuesta, Kaito le dio una palmadita en la cabeza a Hina sobre su gorro
de maid mientras ella se reía nerviosamente, “¡Amo Kaito, Amo Kaito!” y sonreía encantada.
Parecía estar al borde de que le brotara la cola de un cachorro y la moviera de un lado al
otro.

Hina era una autómata que Kaito había activado. Cuando fue activada por primera vez,
Kaito había seleccionado “amantes” como su relación, y como resultado, una llama ardiente
de pasión había sido encendido dentro de ellas. Sin embargo, según Hina, su amor por él
era genuino, brotando desde las profundidades de su alma para sobrepasar el esquema
que había sido instalado inicialmente.

Y su amor por él nunca había vacilado ni una sola vez.

Mientras sonreía nerviosamente y abrazaba a Kaito, Elisabeth junto a ellos, asentía con la
cabeza mientras sostenía una copa de vino en una mano, liquidaba el segundo y tercer
sándwich.

“¡Ah, otro demonio exterminado y un espléndido almuerzo para completar! ¡Ah, qué
maravilloso es, bajar* un rico foie-gras con un refrescante vino blanco!”

[Nt: Se refiere a “acompañar una comida con la bebida”, no sé si se entiende por completo,
por eso lo aclaro.]

“¡Me aseguré de preparar un vino seco cuidadosamente refrigerado con espíritu de hielo
hoy, ma’am!”

“Bueno…sí, estoy contigo. Esto no está mal.”

Si no fuera por el hecho de que estamos en un cementerio y el Duque acaba de


quemarse aquí, es decir, pensó Kaito para sí mismo.

De todos los lugares que podrían haber elegido para un picnic, los tres escogieron comer
justo sobre la colina donde el Bull of Phalaris había acabado de desaparecer.

Cierto, estaban sentados en la manta que Hina había puesto, pero eso no cambiaba el
hecho de que este era el mismo lugar donde el Duque y sus víctimas habían muerto. Sin
embargo, Elisabeth simplemente se burló de la abatida frase de Kaito.

“¿Qué tonterías dices? Esta tierra puede estar prohibida, pero los miembros menos
supersticiosos de los locales en realidad vienen aquí a relajarse bastante a menudo… Por
supuesto, como resultado, fueron los primeros en caer víctimas del Duque… Pero mi punto
se mantiene. No hay disputa en la excelencia de esta vista ni en cuán agradable se siente el
viento. Sin embargo, una vez que nos vayamos, la corrupción causará que este lugar sea
acordonado. Cierto, este lugar ha acumulado demasiado resentimiento, pero es una lástima,
sin embargo.”

“Quiero decir, no te equivocas…”

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“No habiendo derramado lágrimas, nuestras oraciones no significan nada. Esto es una
especie de funeral. Ahora bebe, Kaito.”

“Lo que digas, jefa. Supongo que tienes razón, sin embargo. Ninguna lágrima que derrame
ni ninguna oración que ofrezca significaría algo en este punto.”

“¡Tenemos postre hoy también! ¡Todo tipo de tartas de frutas! Lady Elisabeth, si gusta,”

Hina sacó una cesta más pequeña y le quitó la tapa. Elisabeth, con los ojos brillando,
comenzó a hacer su selección. Hina la observó con una expresión como de hermana.
Mirando su íntimo intercambio, Kaito soltó un pequeño suspiro.

Luego levantó la vista al cielo azul pálido. Tan retorcidas como sus circunstancias eran, en
este momento, las cosas eran pacíficas. Todo estaba yendo sin problemas. La vida diaria
por la que había anhelado era seguro—y esa era precisamente la razón por la que una
amarga sensación de ansiedad carcomía su pecho.

Así es—las cosas van demasiado sin contratiempos.

Vlad Le Fanu había sido el contratista del Káiser, el más grande de los catorce demonios.

Después de que lo había derrotado, su predestinado oponente, la cacería de demonios de


Elisabeth había procedido sin obstáculos.

Hace unos días, había derrotado al Gran Gobernador, un oponente aún más débil que el
Duque. Aunque llegar a la batalla había sido un poco difícil, se podría decir que la batalla en
sí misma fue completamente unilateral.

En este mundo, catorce demonios clasificados—el Caballero, el Gobernador, el Gran


Gobernador, el Conde, el Gran Conde, el Duque, el Gran Duque, el Marqués, el Gran
Marqués, el Monarca, el Gran Monarca, el Rey, el Gran Rey, y el Káiser—habían
descendido a la tierra al formar contratos con humanos. Al fusionarse con sus contratistas,
retorcieron sus cuerpos en formas grotesca a cambio de garantizarles un inmenso poder.

Los demonios obtenían su fuerza de los lamentos de las creaciones de Dios, en particular el
sufrimiento de los humanos. Por esto, los demonios y sus subordinados habían traído dolor
a las personas por todo el país.

El rango más alto, el demonio más fuerte. El clasificado más bajo, el Caballero, podría
derrotar a cualquier ejército excepto a los paladines especialmente equipados por la Iglesia.
El clasificado más alto, el Káiser, no fue igualado por cualquier humano en la tierra.

Aparte de una mujer, una que acumuló dolor de todo su feudo para hacer uso del
poder demoníaco que supera el de los demonios mismo—Elisabeth Le Fanu, the Torture
Princess—es decir.

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Hace unos días, había derrotado al Káiser, un ponente con el que poseía una conexión
profunda.

Habiendo derrotado a su rival más fuerte, era posible que ninguno del resto supusiera un
desafío para Elisabeth. Pero eso era problemático para Kaito.

Después de subyugar a los catorce demonios clasificados, la Torture Princess iba a ser
ejecutada por sacrificar a sus súbditos y a incontables otros inocentes. En cierto modo, cada
paso que dio para completar su misión era como otro paso hacia la horca. Y como su
sirviente, Kaito fue preseleccionado para recibir una inquisición antes de seguirla por el
mismo camino.

Había tomado todo eso en cuenta cuando había elegido seguir sirviéndole. Sin embargo,
simplemente no se apresuraría a seguir esos pasos. Habló seriamente, su voz haciendo eco
con el peso de su ansiedad.

“Hey, ¿Elisabeth?”

“¿Qué quieres, Kaito? Esta tarta de granada es mía, te lo haré saber. ¿Hmm? Esa cara que
estás haciendo… Qué compañero tan incorregible eres. Bien entonces, te daré una sola
mordida. Ten cuidado, sin embargo. Si haces lo impensable y le das una mordida
demasiado grande, no escaparás con una simple paliza. No tendría más opción que invocar
un gato de nueve colas, y—”

“Eso no es lo que busco. Créeme, es todo tuyo. De todos modos, venciste al Káiser,
¿verdad?”

“En efecto, lo hice. Hu-hu-hu-hu, y qué tipo tan débil resultó ser Vlad. Hu-hu-hu-hu.”

“Por favor deja de reírte así. Me estás asustando. Pero, de todos modos, venciste al Káiser,
quien debería más o menos el más fuerte del grupo… ¿No significa eso que el resto de
ellos no va a ser un rival para ti? A este ritmo, la cacería de demonios terminará como—”

“Tonto. Esa línea de pensamiento es despreocupación.”

Elisabeth mordió su tarta, su respuesta tan afilada como una espada.

Su traviesa e inocente expresión de hace un momento se había desvanecido sin dejar


rastro. Lo que la reemplazó fue el severo rostro de un guerrero experto. Los ojos de Kaito se
abrieron de par en par.

Se lamió sus labios carmesíes, volando instantáneamente la relajada atmósfera mientras


seguía.

“Vlad había sido encadenado por la iglesia, encima de eso, no se había fusionado con el
Káiser. Si recuerdas, Hina y yo no fuimos rival para el Káiser solo, demonio de alto rango y
excepcional sabueso que era; conseguimos la victoria cuando fui convocada a la ubicación

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de Vlad para que pudiera matarlo directamente. Si él y el Káiser se hubieran unido como
uno, probablemente no habríamos tenido forma de superarlo.”

“¿En serio?”

“Vlad más o menos pereció en servicio a su sentido de la estética. Después de todo, era el
tipo de hombre que preferiría morir a abandonar su orgullo… Pero, aunque el Káiser se
desvaneció debido a perder su catalizador, Vlad, no tenemos ninguna razón para esperar
tan favorables resultados del resto. Aunque dudo de que la fuerza de cualquier otro de los
demonios esté a la par con la del Káiser… En particular, carezco de cualquier tipo de
información sobre el Gran Rey.”

“¿El Gran Rey?”

“El siguiente clasificado más alto, después del Káiser. Su contratista confiaba en Vlad y en
nadie más. Actuando como la hija de Vlad, fui obligada a asistir a varias reuniones de los
demonios, pero no me encontré con ellos ni una sola vez… Entre más lo considero, más
preguntas plantea este oponente. Es una situación en la que preferiría no estar.”

Elisabeth murmuró para sí misma mientras mordía la siguiente tarta. Mermelada de baya
salió de él, manchando sus labios de rojo. Lamió vorazmente las pálidas puntas de sus
dedos, inmersa en cavilaciones, y luego se giró para mirar a Kaito.

“¿Hmm? ¿No te vas a comer eso?”

“¿Huh? Oh. No, adelante.”

“Hm. No importa la batalla, la información es esencial… Esta corteza es en verdad


excelente… Y hay mérito en hacer nuestra investigación de antemano… La dulzura y la
acidez están perfectamente balanceadas… Si solo tuviéramos algo de información… Es
exquisito cómo la crema simplemente se derrite en tu boca… Pensándolo bien, habría sido
prudente hacer la investigación antes.”

“Um…creo que tu crítica de la comida y tu tren de pensamiento se están mezclando.”

“Está decidido. Partiremos tan pronto como termine de comer.”

Lanzando un bocado a la tarta con crema de natilla encima y limpiar su boca, Elisabeth
declaró sus intenciones. Hina, habiendo acabado de limpiar los vasos, ladeó su cabeza
hacia el costado. Junto a ella, Kaito levantó una mano para hacer una pregunta.

“Cuando dices ‘partiremos,’ ¿a dónde vamos exactamente?”

“Eso debería ser obvio. El Gran Rey no tenía a nada más que un conocido: Vlad. Así que
iremos a su castillo. Dada su personalidad, probablemente llenó el castillo con cosas de su
almacén con el fin de hacerlo más habitable después de que huyó de la Iglesia y regresó a
mi ciudad natal.”

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Kaito recordó los eventos de unos meses antes.

En el castillo de Vlad, profundo en la ciudad natal de Elisabeth, los dos habían peleado con
uñas y dientes contra Vlad. Incluso ahora, con la pelea terminada, el castillo y la ciudad
fantasma circundante estaba firmemente bloqueada.

Elisabeth agarró la última tarta mientras se levantaba.

“Aún puede quedar preciosa información allí.”

Su proclamación fue enfatizada por un mordisco a la tarta de uva.

***

En cierto modo, la predicción de Elisabeth había resultado correcta, sin embargo, en otro,
había resultado completamente errónea.

“¡Grr, maldito seas, Vlad, maldito seas!”

“Bueno… No puedo decir que no vi venir esto.”

Era verdad que había traído varias cosas con él al castillo. Sin embargo, habían sido
principalmente muebles para decorar el dormitorio de la infancia de Elisabeth, utensilios de
cocina, souvenir, y similares. Aunque también había chucherías mágicas y herramientas
para crear autómatas, no había nada que se pareciera u ofreciera una conexión con sus
camaradas demoníacos.

Mientras Elisabeth hurgaba violentamente el escritorio en la habitación de Vlad, Kaito revisó


el gabinete de joyas.

Mientras miraba su lujoso contenido, pensó para sí mismo con un poco de


abatimiento. Bueno, ya sabes… Realmente no parecía el tipo de estar súper comprometido
con sus camaradas.

Detrás de Kaito, ya dispuesta a dar por terminado el día, Elisabeth estaba tirando tomos—
libros de recetas, por lo que parece—del estante y arrojándolos al suelo.

“¡Maldigo a ese hombre! ¡Menospreciándome hasta el amargo final, ya veo! ¡Deshonra el


nombre de comandante de los demonios, llevando con él nada más que mercancía para
apoyar su lujoso estilo de vida!”

“Hombre, realmente se siente así, ¿verdad?”

“Había estado consciente de que la Iglesia había reunido a todos los autómatas, ¡pero todo
otro artículo mágico está configurado de tal manera que sólo él podría usarlos!”

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“Hey, ¿es posible que simplemente tuvo cuidado de no dejar nada que estuviera
relacionado con los otros demonios?”

“¡Ha! Como si ese hombre prestaría un pensamiento a tales consideraciones. Sin dudas
simplemente ignoraba a los que no despertaron su intere— ¡Bwah!”

Mientras se quejaba, Elisabeth tiró del mango de uno de los cajones del escritorio. Cuando
lo hizo, un trozo de tela negra salió desde dentro se envolvió alrededor de su cabeza.

“¿Qu-Qué es esto? ¡Gah!”

Elisabeth se desplomó en un bulto negro. Pero basado en cuán energéticamente estaba


revolcándose, no parecía que estuviera en algún peligro inmediato. Hina abandonó su
investigación de la cama y se dirigió hacia Elisabeth para tratar de liberarla.

“¿Estás bien, Lady Elisabeth? Hmm, no, no parece ser el caso. Voy a sacarte ahora, así
que por favor ten paciencia. ¡Hrgh!”

“Qu—grff… Hina… Espera, eso duele, sé más gentil, ¡geh!”

“Hey, tomen las cosas con calma, ustedes dos.”

Después de gritarles sin entusiasmo, Kaito regresó a su tarea. Cepilló una pieza de ajedrez
dorada a un lado mientras regresaba un intrincado broche con forma de ala de abeja a
donde lo había encontrado.

Todas estas cosas parece que se vendería a un precio bastante alto, pero supongo
que eso es todo para lo que… ¿huh?

Las manos de Kaito se detuvieron de repente, y entrecerró los ojos. En medio de las joyas
estaba una caja negra ornamentada. Cualquiera sea la razón, llamó su atención, y estiró
una mano para alcanzarla. Pero cuando la abrió, encontró que el profundo interior de
terciopelo estaba vacío.

… ¿Fue sólo mi imaginación?

Comenzó a cerrar la tapa. Justo cuando estaba a punto de hacerlo, letras azules flotaron en
el aire.

Para mi querido sucesor.

“… ¿Qué?”

Estaba seguro de que la caja había estado vacía, pero ahora parecía almacenar una piedra
transparente de material desconocido. Luces opalescentes moteaban su superficie, y un
pimpollo azul estaba sellado en su interior. Plumas negras caían como la nieve alrededor de
sus pétalos firmemente cerrados. Era como un pequeño globo de nieve mágico.

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“…Espera, ¿esto es…?”

Kaito recordó cuando había visto a Vlad usar magia. A diferencia de Elisabeth, la magia de
Vlad había empleado rosas azules. Además, las plumas negras eran el símbolo de los
demonios.

Kaito extendió su mano y nerviosamente agarró la piedra. Un calor familiar se extendió por
su palma.

Frunció el ceño. El calor era similar al de una pequeña llama, sin embargo, parecía de
alguna manera viva, al igual que un alma retorciéndose dentro de un golem.

“Elisa—”

Cuando estaba a punto de llamarla, Kaito cerró su boca. Después de dudar por unos
momentos, envolvió la piedra en un pañuelo y la deslizó en su bolsillo. Luego, como si nada
hubiera pasado, se dio la vuelta.

“Está bien, Lady Elisabeth, solo un poco más y te sacará. ¡Hrgh!”

“No, no, espera, si tiras de esa parte, probablemente tomes mi cabeza con ella, hey, Hina,
por el amor de—”

Una gran tragedia amenazó con levantar su fea cabeza. Agitado, Kaito corrió para evitarlo.

Colocó una mano en el hombre de Hina para hacerla retroceder un poco y luego le gritó a la
masa que se retorcía de dolor.

“Hey, Elisabeth, ¿sigues con vida ahí dentro?”

“¿Solo qué crees que estás haciendo? ¡Apresúrate y sálvame, Kaito! ¡Un poco más de
tiempo así y puedo morir!”

“¿En serio? Bueno, eso no suena bien.”

Kaito cuidadosamente desenredó los trozos de tela atrapados en los ornamentos adornando
los brazos de Elisabeth. Hina se aclaró la garganta y luego jaló una vez más con una fuerza
impropia de sus delgados brazos.

“¡Hrgh! ¿Cómo lo he hecho esta vez, Lady Elisabeth?”

“Huff, huff… ¡Buen…buen trabajo, Hina! Ahora, con esta apertura…”

Elisabeth exitosamente se desenrolló de la tela, gateando por el suelo en cuatro patas.


Aparentemente inconsciente de la seductiva manera en que estaba arqueando su espalda,

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

sacudió su cabeza, haciendo que su hermoso cabello negro se desordenara mientras


gritaba.

“¡Vlaaaaaad! ¡Ese dispositivo infernal era una herramienta diseñada para entretener a la las
mascotas a no comer fuera de la hora de la comida! Ese miserable hombre, debe haber
esperado que abriera ese cajón sin permiso y la preparó con el fin de fastidiarme…
Suficiente de esto; ¡nos vamos! ¡No hay nada útil que encontrar aquí!”

Finalmente llegando a su límite de aguante, Elisabeth se puso de pie y se fue enojada. Pero
al llegar a la entrada, de repente se detuvo y se giró para mirar el muro a su izquierda.

“Espera—ahora que lo pienso, quizás hay algo aquí que podamos utilizar.”

Abruptamente, agarró una espada decorativa del muro. Su hoja era tan delgada como una
aguja y estaba rodeada de una hermosa espiral de rubí fundido. Quién sabe cómo fue
fabricada.

No parecía ser adecuada para el combate real. Cuando Kaito llegó a esa conclusión,
Elisabeth balanceo la espada y susurró:

“—La (burn).”

[Nt: Arder.]

Con un ruido como el del agua evaporándose, los rubíes se transformaron en flamas. Las
flamas parpadeaban y emitían calor, como si alguien hubiera infundido vida en ellas.

Elisabeth blandió la espada en llamas y le ofreció la empuñadura a Kaito.

Cuando Kaito la aceptó con cautela, las llamas inmediatamente se congelaron y regresaron
a su estado de rubí.

“Whoa, ¿qué pasa con eso…? Eso es algo genial. ¿Cuál es el problema?”

Mientras Kaito la tocaba, la expresión de Elisabeth se volvió terriblemente seria.

“Kaito, ¿tienes algún deseo de aprender magia?”

“Espera, ¿magia? ¿De qué estás hablando? Vamos, no puedo usar magia.”

“Desecha tus dudas. Como mi marioneta, mi sangre rica en mana fluye a través de ti. ¿Y
Vlad no te pidió convertirte en su sucesor?”

Perdiendo su voz por un momento después de recordar ese momento, Kaito asintió.
Elisabeth extendió un brazo pálido y tocó su pecho. Dio un golpecito sobre su corazón con
una uña negra pulida.

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Volumen 2

“Para un demente, Vlad es bastante racional. Sus ideas pueden haber sido retorcidas, pero
su juicio era sensato. Desde el momento en que te conoció, sin duda se dio cuenta de cuán
alta era tu afinidad para la energía demoníaca… Aunque no tengo intención de alimentarte
con carne de demonio, debería haber mérito en hacer que aprendas los fundamentos de la
magia. No es que serás capaz de sacar libremente el maná en mi sangre, es decir. Pero
deberías ser capaz en lo que respecta en la magia negra rudimentaria.”

Elisabeth movió su cabeza de arriba hacia abajo. Kaito presionó una mano contra su
corazón.

Era verdad que la sangre de Elisabeth estaba fluyendo a través de su cuerpo. La cuestión
de si podría o no usarla es aparte, en cuanto a la latente energía mágica, la cantidad que
poseía estaba muy por encima de la persona promedio.

“Incluso con Hina a tu lado, tú mismo eres tan impotente como siempre, Ahora, dame tu
brazo.”

“¿Mi brazo? Aquí.”

“Esto picará.”

Hablando brevemente, pasó su dedo por él. Pétalos de flores carmesí se reunieron y luego
apuñalaron profundamente en la palma de Kaito.

Al mismo tiempo, una figura apareció detrás de Elisabeth con una velocidad cegadora. Con
calma levantó sus manos,

“Vamos, Hina; el dolor es un ingrediente necesario en la magia negra. Tendré que pedirte
que pases por alto esta cantidad.”

“…En el futuro, te pido que por favor obtengas su permiso con antelación. Tengo profundo
afecto por ti, Lady Elisabeth, pero si lastimas a mi querido amado, te mataré sin dudarlo. Por
favor ten eso en mente.”

Murmurando en voz baja, Hina retiró el cuchillo que había presionado por reflejo contra la
garganta de Elisabeth.

Elisabeth se encogió de hombros, tomó la espada de Kaito, y luego una vez más le ofreció
su empuñadura.

“Ahora entonces, la primera lección. Tomo esto con tu mano herida y luego usa la sangre
como un medio para activar la magia dentro de la espada. Es la misma técnica de cuando
circulaste maná a través del círculo de invocación tallado en tu pecho.”

“Muy bien, lo intentaré.”

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Volumen 2

Kaito obedientemente tomó la empuñadura de ella. Su áspera ornamentación hizo que su


herida palpitara. Pero después de años de tortuoso abuso que había soportado, ese grado
de dolor apenas lo notó.

La misma técnica de cuando circule maná a través del círculo de invocación, ¿huh?
¿Necesito usar más sangre o algo?

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Volumen 2

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Volumen 2

Agarró la empuñadura aún más fuerte, apresurando intencionalmente su sangrado. Gotitas


rojas brotaron de su palma.

Pensó en la sensación que había sentido cuando sus heridas habían estado tan llenas de
maná que se sentía como si estuvieran ardiendo, y afortunadamente, sus experiencias en
vida lo habían dejado con el talento especial de ser incapaz de olvidar cualquier información
que estuviera acompañada del dolor. Usando la sangre dentro de él como el catalizador,
imaginó la sensación de ardor y susurró:

“—La (burn).”

Inmediatamente, los rubíes se convirtieron en llamas danzantes.

“¡Sabía que podrías hacerlo, Amo Kaito!”

“¡Oh-ho, todo un show para tu primera vez! ¡Aprendes bastante rápido!”

Las dos lo elogiaron. Mientras respondía a sus elogios, le prestó atención a la piedra en su
bolsillo. En el momento en que había comprendido cómo activar dispositivos mágicos, había
vibrado, como persuadiéndolo.

Si esto en lo cierto, entonces tengo una idea bastante buena de lo que es esto.

“Bueno, incluso para una primera lección, eso fue solo el principio del principio. Desde aquí,
el Infierno te espera. No tiene sentido perder el tiempo. Una vez que hayas hurtado algo
que parezca útil de aquí, ¡regresamos al castillo y comenzaremos tu entrenamiento
especial!”

“Quiero decir, definitivamente estoy dispuesto a aprender cómo luchar contra los demonios.
Pero apreciaría si no fueras tan dura conmigo.”

“¡Oh, eso sería impensable!”

“Cuando dices ‘impensable’…”

Después de curar la herida en la mano de Kaito, Elisabeth se adentró valerosamente al


corredor. Hina y Kaito tras ella.

Los tres hicieron una pasada por las otras habitaciones, coleccionaron varias herramientas
y armas, y luego se fueron por la puerta del castillo.

Pasaron por la ciudad contaminada con huesos humanos mientras se dirigían a la ubicación
donde el círculo de teletransportación estaba vinculado. Elisabeth chocó los talones sobre el
pavimento de adoquín, y el círculo mágico carmesí se elevó una vez más. Pétalos de flores
rojos se esparcieron por el aire y formaron un muro rodeándolos a los tres. Los pétalos se
fundieron para juntarse mientras se arremolinaban, transformándose en sangre.
Cuando la cortina cilíndrica de sangre cayó, los tres se habían desvanecido de la ciudad.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

De forma segura se habían dirigido al sótano del castillo de Elisabeth, donde el círculo de
teletransportación fue puesto.

Después de viajar por los pasillos apestando a moho y haciendo eco con un sonido
parecido a lamentos, los tres subieron las escaleras del castillo propiamente dicho.

“¿Tomamos té? Creo que hay unas tartas que se me han escapado.”

Mientras hablaba, Elisabeth abrió la puerta al salón comedor.

El candelabro de techo soltó un fuerte chirrido.

Una cadena estaba envolviendo lo, un individuo familiar colgando de su cuello.

***

“¡¿Qu—?!”

La oscura figura se mecía de un lado para otro, soltando chirridos cacofónicos en cada
ocasión.

Simplemente colgando ahí, la persona parecería casi como un adorno añadido al


candelabro. La cadena brillaba, envuelta alrededor* de los brazos de plata de la figura y
mordiendo profundamente en el cuello.

[Nt: Aquí le hace énfasis, pero al traducirla se leer raro.]

Los huesos en ese cuello habían sido rotos en un ángulo extraño. No había manera de que
esta persona pudiera seguir con vida.

Cuando ambos miraron hacia arriba al trágico cadáver, ambos gritaron.

““¡Butcher!””

El que había sido asesinado era el Butcher, un comerciante gente bestia que venía al
castillo de Elisabeth para venderle carne. Todo su cuerpo estaba envuelto en la harapienta
capa negra que llevaba constantemente.

No podían ver su rostro, oculto como siempre por la sombra de su capucha. Pero incluso sin
ver su expresión, era evidente que estaba muerto por la cruel forma en que estaba
contorsionado su cuello.

Sujetando su mano sobre su boca, Hina murmuró en shock.

“…¿Mr. Butcher? ¿Por qué pasó esto?”

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Volumen 2

“No tengo ni idea… ¿Qué siquiera pasó aquí?”

Kaito sacudió su cabeza. ¿Por qué había sido asesinado? ¿Quién fue el responsable?

Mientras la tensión hacía que los tres se sintieran escalofríos, el cadáver del Butcher hizo
una lenta revolución. Entonces gritó en una voz vigorosa, como si respondiera a las dudas
que la situación había provocado.

“¡Amigos míos, hay un enemigo! ¡Un enemigo está en marcha!”

“¡El cadáver habló!”

“¡Eso es imposible!”

“¡Su espíritu debe estar inquieto!”

“Hmm, ninguno de ustedes parece particularmente entusiasmado por el hecho de que sigo
con vida. Oh, me siento tan amado en este momento.”

El Butcher, todavía colgado, sacudió su cuerpo de un lado al otro en protesta. El magnífico


candelabro rechinó ominosamente mientras mecía los escamosos brazos que se asomaban
desde el extremo inferior de su manto.

“…¿Un brazo? Espera, ¿esa cadena está clavada en tu cola y no en tu cuello?”

“¡Buen ojo! Aunque puede que esté al revés, ¡sigo vivo! ¡Justo cuando el enemigo me
estaba colgando, invertí mi cuerpo dentro de mi capa! ¡Luego se fueron, sin darse cuenta de
que me habían colgado de la cola! Mi, mi, eso podría haber ido bastante mal para mí.”

“Espera, eso no suena posible; eso es como un truco de magia o algo así.”

“Si deseo llamarme el Carnicero, seguramente debería ser capaz de hacer eso.”

“Me estás volando la cabeza, hombre.”

Los dos intercambiaron risas, contentos de que hubiera sobrevivido.

Entonces Elisabeth de repente inclinó su cabeza al costado.

“Espera, Butcher. Hablaste de un enemigo. ¿Quién fue el que te colgó dentro de mi


castillo?”

“¡Ah, lo hice! ¡Madame Elisabeth, un enemigo está atacando! Aunque como el Butcher,
debo confesar que no me importa mucho su batalla contra los demonios de una forma u
otra; en realidad, no tiene mi interés en lo más mínimo. Sin embargo—”

“Con una actitud así, la muerte vendrá golpeando a tu puerta más pronto que tarde.”

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Volumen 2

“—Sin embargo, si me encuentro a uno yo mismo, ¡entonces la historia cambia


considerablemente! ¡Un demonio vino a este castillo! ¡Y emitía un aura bastante malévola!
Dijo que planeaba colgarme para anunciar su llegada y luego esperar su regreso en otra
habitación… Hey, esperen—¡por favor bájenme antes de irseeeeeeeee!”

Mientras el Butcher gritaba detrás de ellos, Elisabeth y el resto regresaron al corredor. Ella
siguió por el sitio con grandes zancadas.

Kaito clamó desde atrás de ella.

“¿Sabes dónde está el demonio?”

“¡Ha! ¡Invadir el castillo de la Torture Princess es el acto de un tonto audaz! No es más que
un lugar que alguien así escogería—como dice el dicho, las alturas imposibles son
codiciadas por el humo y los temerarios por igual.***”

Escupiendo su declaración, Elisabeth corrió por el camino iluminado por el vitral del
claristorio.

Después de subir por las escaleras en espiral llevando a la sala del trono, abrió de golpe las
enormes puertas dobles.

Una ráfaga de viento salió volando hacia ella. La sala del trono estaba adornada con tapices
anticuados y un extravagante trono, dándole un aire digno. Pero desde que las bestias del
Caballero habían atacado, había un muro que había sido completamente destruido.

Y o por pereza o terquedad, Elisabeth se había negado a repararlo.

Había alguien sentado en el trono, el cielo azul pálido que se asomaba por el agujero
sirviendo como un telón de fondo.

La persona era un joven apuesto con mejillas sonrosadas y cabello rubio hasta los hombros.
Sus delgadas y femeninas piernas se extendían desde sus cortos pantalones y
balanceaban de un lado al otro mientras jugaba con un trozo de fruta que había traído a la
mesilla.

“Y hasta el fondo… ¿huh?”

Había cortado la granada a la mitad, y su boca se abrió de par en par. Luego sus ojos
ámbar notaron a Elisabeth.

Sin siquiera una pizca de piedad, ella gritó.

“¡Pendulum!”

[Nt: Péndulo.]

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Volumen 2

Pétalos de flores carmesí y oscuridad se arremolinaron en medio del techo. Una enorme
hoja colgando de una cadena cayó de él y soltó un ruido pesado mientras se congelaba en
el aire. Luego se balanceó en un amplio arco, la reluciente hoja rápidamente aceleró
rápidamente antes de aplastar el trono en pequeños pedazos. Pero cuando el polvo se
asentó, el cadáver del chico no se encontraba en ninguna parte entre los restos.

Desapercibido, de alguna manera se había dirigido hacia el muro. La hoja corrigió su


trayectoria y luego hacia la nueva ubicación del chico. Pero justo antes de que pudiera
atravesarlo, se desvaneció una segunda vez.

Elisabeth y compañía de repente se encontraron cara a cara con él.

“… ¡¿Qu—?!”

Kaito jadeó. Pero Elisabeth parecía haber anticipado este desarrollo.

Se lamió los labios y luego levantó su brazo una vez más. Mientras lo hacía, el chico cayó
sobre una rodilla tan rápidamente que parecía que los huesos en su pie debieron haberse
roto. Se arrodilló, sin hacer ningún esfuerzo para defenderse. Se hizo evidente que un
impropio chal escarlata estaba puesto alrededor de su cuello, como para cubrir su nuca.

Elisabeth levantó una ceja ante la inesperada acción de su oponente.

“¿A qué estás jugando, Gobernador?”

“Ha pasado algún tiempo, Ms. Elisabeth Le Fanu, amada y demasiado perfecta hija de Mr.
Vlad. Aunque no albergo ninguna escasez de animosidad hacia ti, como puedes ver, no
tengo ningún deseo de luchar contigo. He venido hoy a invitarte a mi palacete, Oh Torture
Princess.”

“¿Qué?”

“Aquí está su invitación formal, con un presente para acompañarla. Por favor, por favor
acéptala.”

El Gobernador sacó un sobre y una caja de papel atada con una cinta de la nada y
entonces se los ofreció a Elisabeth con una mano temblorosa. Después de que confirmó
que no había ningún tipo de trampa mágica en marcha, frunció el ceño y se los quitó.

Entonces el Gobernador se levantó de repente, sus extraños movimientos evocaban la


sensación de una cuerda siendo tirada.

Sus rasgos se contorsionaron de una manera suave y extraña mientras daba una torpe y
estrafalaria reverencia.

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Volumen 2

“P-P-Por favor ven—he estado esperando a-a-ansiosamente tu llegada.”

Sin advertencia, se inclinó demasiado al costado. Su sonrisa la misma imagen de la


artificialidad, cayó al suelo y fue envuelto por completo.

Elisabeth chasqueó sus dedos, regresando el péndulo a los pétalos antes de cruzar sus
brazos.

“El Gobernador es el siguiente más débil después del Caballero, pero claramente había algo
fuera de lugar respecto a él.”

“Oh sí, seguro. Pensé eso también. ¿Qué pasa con la caja?”

“Su contenido parece ser…alimentos horneados. Tengan cuidado—asegúrense de no


tocarlos.”

Dentro de la caja había una hilera de galletas de colores brillantes. Estaban cubiertas de
mermelada y lucían bastante deliciosas de hecho. Pero en armonía con su voz áspera,
Elisabeth chasqueó sus dedos.

Las galletas bien hechas estallaron en llamas en medio del aire y luego ardieron hasta
convertirse en cenizas.

“Entre todos los demonios, él fue el que empleó más esfuerzo adulando a Vlad. Conozco su
habilidad. Su poder es adecuado para el asesinato—el talento de convertir cualquier comida
que toca en veneno o narcóticos… Por consiguiente, esperaba que se quedara escondido y
fuera de mi alcance tanto como pudiera.”

“Pero espera, ¿no acaba de venir al castillo, invitación en mano?”

“Sí, eso hizo. ¿Por qué me invita, sin embargo? ¿Y cuándo se volvió tan versado en usar
los círculos de teletransportación?”

Su mirada se posó en la invitación. Runas de un tono verde azulado parpadeaban por su


superficie. Sin duda podrían usarse para permitir que el círculo de teletransportación de
Elisabeth se conectara directamente a la mansión del Gobernador.

Kaito se unió a Elisabeth en fruncir el ceño.

“Eso no tiene ningún sentido.”

“En efecto, no lo tiene. Pero no tengo intención de caer en su trampa. Algo acecha más allá,
algo que necesitamos verificar pronto. No es nada más que mi intuición, sin embargo,
simplemente es la sensación que estoy sintiendo.”

27 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Kaito y Hina asintieron en acuerdo. Necesitaban descubrir quién estaba moviendo los hilos
del Gobernador. Aunque había estado de acuerdo, una sensación ominosa se arremolinó
en el pecho de Kaito.

No sé por qué, pero no me gusta cómo se está desarrollando esto.

Chasqueó su lengua en irritación. Mientras lo hacía, Hina llevó su mano a su boca y


susurró.

“Si se me permite, antes de que partamos, realmente deberíamos bajar al Butcher.”

““Oops,”” Kaito y Elisabeth dijeron simultáneamente.

Ahora que lo mencionaba, ambos se habían olvidado completamente de él.

***

Cuando los tres regresaron al salón comedor, encontrar al Butcher balanceándose de acá
para allá, de acá para allá, de acá para allá.

Claramente desesperado, parecía estar intentando hacer caer el candelabro.

“Espera, Butcher. No vayas a romper los candelabros de otras personas ahora.”

“Vamos—¿no fue inhumano salir corriendo y abandonarme? ¿No fue injusto? Y por no
mencionar que terminara envuelto en una pelea con la que no tenía nada que ver. ¡Madam,
debo protestar! Incluso si debo pudrirme a nada, el segundo y tercer Butcher va—”

“Mis disculpas. Solo un momento, y te liberarán. Hina.”

“Sí, ma’am.”

Hina, habiendo ya traído su alabarda, voló desde el suelo. Saltando en el aire, golpeó la
cadena.

Su fuerte ataque la cortó en un solo golpe. Su cola se liberó, el Butcher se derrumbó sobre
el suelo.

Al aterrizar, rápidamente replegó sus brazos y su cola en su capa como una tortuga.
Retorciéndose ágilmente dentro de ella, puso en orden su ropa sin que su rostro se hiciera
visible.

Se puso de pie, levantando sus brazos en celebración, y luego miró inquisitivamente a los
otros tres.

“¿Hmm? Todos se ven tan tensos… Y Ms. Maid ya tenía su arma en mano… ¿Los tres van
a algún lugar peligroso?”

28 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“Sí, nos dirigimos a la mansión del demonio que te colgó.”

“Oh por... Si ese es el caso, Mr. Dim-Witted Servant*, entonces tengan cuidado.”

[Nt: “Sirviente Lento”, sonaba mejor en inglés, y si no recuerdan, hace referencia a la


presentación que le había dado Elisabeth al Butcher de Kaito.]

La voz del Butcher era inusualmente dócil. Kaito encontró su mirada y preguntó en silencio
cuál era el problema.

El Butcher acercó su rostro al de Kaito y luego susurró en un tono serio.

“Puede parecer un asunto trivial, pero…el intruso tenía un olor peculiar sobre él. El olor de
la carne asquerosa.”

El Butcher habló de cómo el olor le dio premoniciones desagradables,

Kaito no pudo evitar estar de acuerdo.

***

Cuando Elisabeth colocó la invitación en su círculo de teletransportación, se disolvió en una


espiral de sangre. Solamente quedaron runas azules, andando sin rumbo junto a las líneas
sanguíneas.

Elisabeth, Hina, y Kaito se pararon sobre él. Cuando lo hicieron, el círculo se puso azul y
comenzó a girar rápidamente. Pétalos de flores cerúleos los rodearon. Se fusionaron en
muros cilíndricos y luego se transformaron en plumas negras. Las plumas se dispararon en
el aire y comenzaron a desvanecerse.

“Escuchen, no bajen la guardia. Estaremos en constante peligro desde el momento en que


lleguemos.”

“Entendido.”

“Comprendido, ma’am.”

La cortina negra desapareció, y cuando lo hizo, fuertes risas resonaron.

Kaito y las otras se encontraron en un gran vestíbulo, sin duda perteneciente a la mansión
del Gobernador.

Un banque se extendía ante ellos.

“… ¿Qué?”

29 | P á g i n a
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Volumen 2

El salón estaba lleno hasta el borde con mesas redondas, cada una rebosante de comida.
Un cochinillo asado por completo estaba sobre la elaborada repisa de la chimenea, y los
bustos antiguos eran usados como bandejas para sostener las tartas. Corchos salieron
disparados por el aire como balas, y las personas estaban bebiendo vino y cerveza
directamente de las botellas y barriles.

Una hermosa señora hacía sonidos vulgares mientras usaba salchichas para levantar lo que
parecía ser una rica salsa de tomate rojo. Junto a ella, un hombre joven que parecía un
trabajador del campo estaba rellenando sus mejillas con pasteles escarlatas. Muchos de los
asistentes estaban vomitando por comer demasiado. El piso estaba cubierto de salsas
rojas, comida a medio digerir, y vómito, y las personas habían pisoteado todos los
desperdicios hasta un embudo pegajoso.

La desnuda parranda en verdad era caótica.

Colores vívidos se extendían ante los tres, con aromas nocivos asaltando sus fosas nasales
y música alegre golpeando sus oídos. El sonido metálico de la vajilla resonaba para
acompañar esto, mientras hacía un sonido que se parecía a un rebaño de cerdos
masticando sobras.

“¿Qué es este lugar?”

Inspeccionando el magnífico y espantoso banquete, Kaito fue tomado por sorpresa. Junto a
él, Elisabeth en silencio estudió los alrededores. Hina dio un paso hacia delante para cubrir
a Kaito y entonces murmuró bajo.

“…Lady Elisabeth, este olor…”

“Soy muy consciente. Hay poca necesidad de que lo digamos en voz alta.”

De repente, una amable anciana y una niña llevando una bandeja de plata emergieron del
banquete. Sus bocas, manchadas de rojo, estallaron en sonrisas amistosas.

La chica levantó la tapa de su bandeja, revelando la liebre rostizada decorada con hierba
aromática debajo de ella. El lomo de la liebre estaba rociado con salsa roja también.

Los ojos de la anciana estaban desenfocados, pero habló amablemente mientras


presionaba firmemente sus manos.

“Mi, mi, parece que hemos recibido tres invitados más. Bienvenidos al banquete del Lord
Gobernador. Desde que fuimos invitadas aquí, hemos sido capaces de pasar incontables
días dándonos un festín de espléndidas comidas, distanciados del sufrimiento del mundo,
Continuemos todos este magnífico festín juntos. Vengan—¡coman hasta el hastío!”

No parece ser una subordinada. Simplemente parece una persona ordinaria.

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Volumen 2

Todas las personas aquí bebiendo y festejando, incluyendo a los demi-humanos y la gente
bestia entre sus filas, al parecer habían venido por la invitación del Gobernador. El
Gobernador tenía el poder de convertir la comida en veneno y narcóticos, pero por ahora,
ninguno de los invitados parecía estar sufriendo alguna anormalidad fatal. Aunque la comida
probablemente era adictiva, eso era todo.

Mientras reflexionaba sobre cómo abordar la situación, los pensamientos de Kaito fueron
interrumpidos.

“La Guillotine, Saint of Beheadings*.”

[Nt: La Guillotina, Santa de las Decapitaciones.]

Elisabeth habló en voz baja. Oscuridad y pétalos de flores carmesí se materializaron en


respuesta.

Una figura blanca pasó corriendo por delante de ellos y aterrizó con un gong. La hermosa
doncella levantó su cabeza.

La muñeca que habían sido llamada santa se parecía a la Iron Maiden, sin embargo, emitía
una impresión sin duda diferente.

La santa llevaba un vestido blanco simple, y su abundante y lacio cabello plateado caía
mientras cerraba sus ojos como si rezara. A diferencia de la llamativa Iron Maiden, La
Guillotine parecía combinar la meticulosidad y la pulcritud de una monja.

Elisabeth chocó sus tacones. La santa cruzó sus brazos pálidos delante de su pecho y
luego los extendió.

Con un ruido agudo, un par de cuchillas rectangulares se deslizaron de sus brazos. Se


balancearon ampliamente por el salón, acariciando suavemente los cuellos de todas las
personas dentro, y luego se enterraron en el muro lejano.

La sangre se rocío por todas partes mientras las cabezas de las personas caían de sus
hombros.

“… ¿Qu—?”

Kaito estaba sobrecogido.

Mientras estaba en el medio del baño de sangre, no hubo ningún cambio en la expresión de
la santa. Cruzó sus brazos una vez más y luego los extendió de nuevo.

Mientras las cabezas rodaban, el ruido del instrumento que alguien había estado tocando se
detuvo también. La cabeza de la niña estaba junto a la liebre rostizada caída. La cabeza de
la anciana se deslizó de su arrugado cuello y luego se desplomó sobre el suelo.

31 | P á g i n a
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Volumen 2

Elisabeth se preparó para chocar sus talones sin piedad una segunda vez.

Regresando a sus sentidos, Kaito agarró su hombro fuerte.

“¡Elisabeth, ya basta! ¡Son simplemente gente común!”

“En efecto, y cuando la gente común se encuentra invitada al banquete de un demonio,


¿qué crees que es pasa con ellos?”

“¿De qué estás—?”

“Mira lo que estaban comiendo. Mira detenidamente.”

Estimulado por el comentario calmado de Elisabeth, Kaito pasó su visión por las mesas
redondas y entonces se encontró sin palabras.

Incluso bajo el rancio aguacero de sangre, los invitados del banquete seguían dándose una
panzada*. Un hombre gordo estaba metiendo muffins en su boca, los masticaba con placer
y luego presionaba su estómago después de tragar.

[Nt: Básicamente, comer demasiado.]

“Rgh… Ah, ah… ¡Gah, gah, arrrrrrrrrgh!”

Sus ojos se ampliaron y sangre y flema saliendo a raudales de su nariz, el hombre regurgitó
una sustancia nauseabunda.

Vómito rojo llovió a mares sobre la comida.

Kaito finalmente había determinado la verdadera identidad de la salsa roja.

“…Son sus propios órganos disueltos.”

Sin dudarlo, Elisabeth expresó la conclusión a la que él había acabado de llegar.

Atormentados con agonía, los invitados del banquete vomitaban sus propios órganos, los
cuales habían sido disueltos por el poderoso veneno en la comida. Sin embargo, incapaces
de resistir la adictiva naturaleza del festín del demonio, siguieron atiborrándose de la comida
junto a sus propias entrañas arruinadas.

El banquete dispuesto ante ellos era un Infierno disfrazado de Cielo.

“Es demasiado tarde para tratar a alguno de ellos. El veneno mismo es incurable. La muerte
es una misericordia.”

Elisabeth hizo su declaración y luego chasqueó sus tacones.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

The Saint of Beheadings obedeció la fría orden de la Torture Princess y balanceó sus
brazos.

Las cabezas de todos los presentes salieron volando. El chorro de sangre pintó el techo de
un vívido tono de rojo.

Varias cabezas rodaron por el suelo como frutas, y los cadáveres sin cabezas se
desplomaron.

Aunque Kaito desesperadamente quería rogarle a Elisabeth que se detuviera, se contuvo.


Como considerando sus sentimientos, Hina suavemente tocó su brazo.

Elisabeth regresó a la santa a pétalos y luego caminó con pasos largos entre los cadáveres.

“Cesa tu procrastinación. Tenemos que buscar al Gobernador.”

“Sí, lo sé. Tenemos que encontrarlo—encontrarlo para que podamos matarlo.”

Su voz abundante de ira, Kaito siguió a Elisabeth. El banquete ahora terminado, nadie
levantó la voz para detenerlos.

Con el fin de matar al Gobernador, los tres comenzaron a hacer sus rondas por la mansión.

***

No tardaron mucho en darse cuenta de que, aunque el Gobernador tenía rango bajo entre
los catorce, sus actos no eran menos horribles. El Infierno que había creado no terminó en
el vestíbulo, sino que continúo por toda la mansión.

“Esto está hecho mierda. No tenía ni idea de que esto iba a ser tan malo.”

Después de confirmar la situación adentro, eso era todo lo que Kaito podía decir.

En el salón comedor, las personas cubiertas con las especias del Gobernador se estaban
comiendo unos a otros, todas ellas al borde de la muerte. La cocina presentó a un hombre
afligido por el veneno, murió después de abrir su propio pecho y sorber sus entrañas en
busca de comida. Abajo en la mazmorra, una mujer joven había cometido suicidio después
de dejar una nota detallando cómo se había comido a su propio bebé. Una niña desplomada
sobre un diván, sus órganos se rasgaron después de que había comido pasteles llenos de
uñas. Y la piscina del patio estaba llena de cuerpos de niños que se habían ahogado en un
mar de pastel y se asfixiaron.

Mientras subían por las escaleras principales al segundo piso, Elisabeth respondió.

“El Gobernador es menospreciado como el más débil de los demonios, su poder es aún
menos adecuado para el combate que el del Caballero. Saca su frustración con los

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Volumen 2

humanos y trama reunir su dolor con el fin de hacerse más fuerte… Es similar a un niño que
intenta hacerse más alto tomando nutrientes.”

“Eso es todo tipo de metida de pata.”

“Desde el fondo de mi corazón, estoy de acuerdo con el Amo Kaito.”

Escuchando las palabras de Hina, Kaito asintió en silencio.

Su ira había sido tan abrumadora que había logrado una extraña calma. Buscaba al
Gobernador en absoluto silencio. Pero mientras cada paso revelaba una nueva víctima, el
joven más importante en ninguna parte fue visto.

Después de complicarse la vida para darle una invitación a la Torture Princess, el


Gobernador se había desvanecido.

¿Dónde…dónde está él? ¿Huh?

Mientras caminaba por el claustro del segundo piso que rodeaba el vestíbulo, Kaito estrujó
su rostro.

Olió algo podrido.

El pasillo estaba lleno de la fragancia de la comida, pero la diferencia en ese hedor era
evidente. El resto de las habitaciones y los corredores en el segundo piso tenían el dulce
olor de pasteles y el sabroso olor de la carne para cubrir el hedor de los cadáveres. Pero el
olor a la deriva desde la habitación de la esquina en el segundo piso solo se negó a ser
cubierto.

Justo antes, Kaito y las otras habían confirmado de dónde provenía el olor mientras hacían
sus rondas. Había una sola habitación en el segundo piso cubierta del hedor de carne en
descomposición.

Elisabeth había declarado que muy probablemente estaba almacenando comida designada
para personas con gustos repulsivos. Sin embargo, la existencia de la habitación perturbaba
la mente de Kaito. Su mente llena de odio seleccionó libremente de su información
disponible, y las palabras del Butcher flotaron a la superficie de sus pensamientos.

“Tenía un olor peculiar sobre él. El olor de la carne asquerosa.”

“…El olor de la carne asquerosa.”

Mientras repetía como un loro las palabras, Kaito arrancó a correr. Sin detenerse para decir
a las otras a dónde iba, bordeó una de las esquinas del claustro y se dirigió a una sección
del piso, una habitación que no estaba conectada a ningún otro pasillo. Como un fiel
sabueso, Hina lo siguió con cautela. Sin embargo, sintiendo que Kaito había pensado en
algo, no dijo nada.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Cuando abrió la puerta, un olor putrefacto se derramó en el pasillo.

“¡Por Dios, esta habitación!”

Kaito estaba en la entrada de una lujosa habitación.

En su centro, una enorme pila de carne en descomposición estaba hundiéndose en la cama


con baldaquino.

Las sábanas estaban manchadas de un oscuro rojo y se habían endurecido por la grasa en
descomposición, y la habitación sucia no mostraba señales de vida. Las persianas de la
ventana estaban fuertemente cerradas. Pero Kaito entrecerró los ojos mientras asimilaba la
extraña atmósfera de la habitación.

Mirando más de cerca, podía ver que la cima de la masa de carne medio fundida se estaba
moviendo de arriba hacia abajo. El bulto de carne estaba respirando. Bajo su superficie
transparente, sangre estancada* podía ser vista bombeando por sus venas.

[Nt: Aquí se puede tomar como con el “agua estancada”, que sería podrida o pútrida. ]

Kaito dio un paso atrás aterrado.

La masa de carne en descomposición…estaba vida.

“Asquerosa…carne… Lo que significa que eso es…”

“Amo Kaito, ¿qué se te ha metido? ¿Qué es esta habitación?”

“¿Qué crees que estás haciendo? Esta habitación no tenía nada más que carne en
descomposición en ella.”

Elisabeth los había alcanzado. En respuesta a sus preguntas, Kaito sacudió su cabeza.

Señalando la horrible masa de carne delante de ellos, respondió en un gemido bajo.

“…Eso es el Gobernador.”

“¿Qué?”

“Esa pila de carne en descomposición—¡es el Gobernador!”

Elisabeth empujó a Kaito a un lado mientras corría hacia delante. Mientras Hina lo hacía
retroceder, Elisabeth le clavó su dedo a la masa. Su uña negra entró profundamente en la
carne.

La masa tembló un poco, pero no ofreció ninguna otra reacción, Elisabeth sacó su su dedo.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Mientras jugueteaba con la oscura sangre goteando de la herida con su dedo, Elisabeth
habló en una voz desconcertada.

“Es cierto; esta cosa ciertamente tiene poder demoníaco corriendo a través de ella.”

“¿Entonces de verdad es él?”

“En efecto… Pero la pregunta entonces resulta en ¿por qué? Cuando visitó el castillo hace
un momento, apareció como un hombre joven sano, enfrentarse a una forma humana como
los contratistas de los demonios es lo habitual. Sólo cuando liberan su poder revelan su
verdaderas y espantosas formas.”

“¿Eso es lo que es esa masa de carne?”

“No, es precisamente porque que ese no es el caso que la situación es tan extraña… He
visto la verdadera forma del Gobernador antes. Es un titán gris. Espantoso como es, no es
una masa de carne… ¿Esto son los restos del titán aplastándose a sí mismo? Su poder
está descontrolado… ¿Quizás el resultado de ser incapaz de mantener su ego? ¿Qué en la
tierra pasó aquí?”

Elisabeth cruzó sus brazos, perdida en sus pensamientos.

De repente, la masa se movió.

Algo que había estado pegado a su piel se cayó del pedazo que se parecía a la nuca de su
cuello. Aunque estaba descolorido por los fluidos de la putrefacción, seguía reconocible
como el chal escarlata que había estado alrededor de la nuca de su cuello.

Debajo de donde la tela manchada se había despegado, algo de plata brillaba.

Una aguja decorativa moldeada en base a un cerebro estaba atorada profundamente en la


nuca del cuello del Gobernador.

“Esa aguja…”

Mientras Elisabeth murmuraba, la pila de carne en descomposición comenzó a hacerse


pedazos fuertemente.

El ruido que hizo fue horrible, y mientras se desmoronaba, la carne en descomposición—el


Gobernador—abrió sus ojos.

Levantó la vista hacia Elisabeth, sus ojos como los de un pescado muerto, y luego abrió
ampliamente su enorme boca y soltó un monstruoso rugido. Mientras lo hacía, sus dientes
restantes salieron disparados.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Elisabeth chasqueó sus dedos. Estacas de hierro aparecieron y luego pasaron zumbando
por el aire hacia la boca abierta del Gobernador. Además de ellas, algo oscuro y rojo se
deslizó desde el interior de la masa de carne.

Hina, sin bajar su guardia ni un momento, blandió rápidamente el extremo de hacha de su


alabarda. Luego habló.”

“… ¿Qué?”

Era algo que nadie podría haber esperado.

Era el corazón del Gobernador.

Las estacas de Elisabeth eran infalibles en su objetivo, y atravesaron al Gobernador y


atravesaron su espalda. Mientras lo hacían, Hina intentaba cortar el corazón en dos, pero se
rompió por sí solo antes de que pudiera.

Las vísceras rojo oscuro se desintegraron penosamente.

Entonces la sangre fluyendo desde el interior se transformó en cientos de brazos. Los


brazos esquivaron a Hina mientras agarraban a Elisabeth.

“¡¿Qu—?!”

Los brazos amorosamente abrazaron a Elisabeth y la estrujaron fuertemente. La


descolorida sangre envenenada se sumergió en su pálida piel. Runas, similares a los
grilletes de la Iglesia, tallaron su camino en su carne.

Elisabeth, ojos bien abiertos, colapsó al suelo. Hina apoyó su hombro.

“…Hah, hah…”
“¡Lady Elisabeth! ¡Resiste!”

“¡Elisabeth!”

Elisabeth corrió a su lado. Mientras tanto, el Gobernador, habiendo perdido su corazón y


siendo atravesado por estacas, lloraba descontroladamente mientras exhalaba su último
aliento. La carne en descomposición dejó de moverse y luego se transformó en una gran
cantidad de plumas negras.

¿Vomitó su propio corazón?

Perplejo por la situación, Kaito se arrodilló junto a Elisabeth mientras Hina sostenía su
hombro con más fuerza. Elisabeth habló en voz baja, su piel manchada temblando como la
de una doncella violada.

“Rgh… Ah… Esto…esto…no puede ser…”

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Volumen 2

Entonces escucharon un ruido de traqueteo mientras el sonido de las cadenas resonaba.

“Sacrifice—un conjuro que, a cambio del corazón de un demonio, puede parcialmente sellar
poderes demoníacos.”

Kaito se puso rígido y luego se dio la vuelta.

Pero incluso antes de que pudiera confirmar quién estaba ahí, muy en el fondo ya lo sabía.

Algo terrible estaba en camino.

Una mujer con la majestuosidad de un rey estaba ascendiendo las escaleras.

Llevaba un vestido de miriñaque* que hacía uso de tela escarlata lujosa. La mitad delantera
de su falda fue dejada intencionalmente descubierta, dejando la estructura con forma de
jaula visible. Dentro, sus seductivas y antinaturales piernas blancas estaban a la vista.

[Nt: El miriñaque, también llamado crinolina o armador, fue una forma de falda amplia
utilizada por las mujeres acomodadas a lo largo del siglo XIX que se usaba debajo de la
ropa.]

Un gran grupo de subordinados con collar la seguían, sus camisas de fuerza cubriendo
incluso sus rostros. Cadenas se extendían desde sus collares excesivamente ajustados,
todos conectando a los anillos que llevaba la mujer.

Con sus ojos y vestido escarlata, parecía una llama ardiente cuando se reía.

“La mansión del Gobernador es espantosa, ¿no es así? ¿No creen que es un final
adecuado para ese niño, morir como una pila de carne en medio de su propio parque
infantil? Quería aplastar su corazón, por eso los invité a todos ustedes aquí. ¿Se divirtieron?
Si lo hicieron, estoy segura de que habría estado complacido. La bufonería es bufonería
precisamente porque inspira risa, ¿no?”

“Tú bruja… ¿Usaste el corazón de un demonio, uno de tus propios camaradas?”

Elisabeth, todavía en agonía, hizo la pregunta en una voz goteando con odio.

La mujer escarlata asintió desvergonzadamente y aparentemente orgullosa en lugar de


avergonzada.

“Precisamente, Elisabeth. Hasta ahora, había respetado las vidas de mis camaradas por
respeto a mi querido amigo Vlad. Pero con su muerte, no habrá más de eso. Al consumir las
vidas de los demonios más débiles, puedo usarlas para ataques particularmente efectivos.
¿No es eso simplemente espléndido? …Oh my, qué grosero de mi parte. Me quedé tan
absorta en hablar de nimiedades, ignoré el presentarme. Mis más sinceras disculpas.”

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Volumen 2

La hermosa mujer sonrió con toda la compostura y magnanimidad de una reina. Dio una
elegante reverencia.

Mientras lo hacía, tiró de las cadenas conectadas a sus anillos, haciendo que las personas
detrás de ella se inclinaron profundamente.

“Soy el Gran Rey, Fiore*.”

[Nt: No creo que se relacione, pero significa “Flor” en italiano.]

Su introducción completa, levantó su cabeza y sonrió. Kaito y Hina se quedaron


asombrados de su elegante comportamiento y abrumadora presencia. Aun así, intentaron
proteger a Elisabeth cuando el Gran Rey hizo su declaración.

“El recreo terminó, pequeña princesa—ahora, el caos comienza.”

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2: El Contratista del Káiser


El castillo de Elisabeth estaba en la cima una colina desolada, rodeado en todos lados por
un denso bosque. Fue construido firmemente con piedra labrada, haciéndolo sentir menos
como un castillo y más como una fortaleza.

Dentro de una de sus habitaciones—una habitación completamente inadecuada para


relajarse—Elisabeth yacía en hibernación superficial sobre una finamente construida sin
embargo modesta cama. El sudor perlaba su frente.

Hina tomó un paño enfriado con agua fría y suavemente limpió el sudor.

Mientras se apoyaba contra el muro de piedra dura, Kaito observaba la condición de


Elisabeth.

Parecía frágil, muy diferente a su arrogante y orgulloso comportamiento normal. Se parecía


a un niño, enfermo en cama con fiebre. Pero comparada a como estaba hace un momento,
su respiración era mucho más estable.

Hina parpadeó sus ojos de tonalidad esmeralda mientras se giró para ver a Kaito. En
silencio hizo un gesto con su barbilla, llamándola al corredor.

Después de esperar a que Hina cerrara la puerta detrás de ellos, Kaito le hizo una pregunta.

“Entonces, ¿exactamente qué le pasa a Elisabeth?”

“Bueno… Me avergüenza bastante admitirlo, pero, aunque tengo almacenado dentro de mí


todo conocimiento médico moderno, carezco de funciones de tratamiento especializadas,
así que cualquier hipótesis que pudiera hacer sería impresion—”

“Eso está bien. Estoy seguro de que tu opinión es mucho más útil que la mía. Por favor,
hazme saber qué le está pasando.”

“Como desees… Parece que Lady Elisabeth está sufriendo de una dramática disminución
en la cantidad de maná dentro de su cuerpo.”

Kaito asintió con la cabeza, la evaluación de Hina se alineaba con sus sospechas.

Habiendo aprendido los fundamentos del arte de la magia, era mejor que antes en la
comprensión de los poderes mágicos de otras personas. Normalmente, Elisabeth emitía una
siniestra presión tan penetrante como las espinas de una rosa, tan cortante que incluso ella
era atormentada por ella. Pero ahora parecía una muñeca a la que le habían sacado su
interior.

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Volumen 2

“Mientras Lady Elisabeth ejerce libremente magia lo suficientemente fuerte para derrotar
demonios, su cuerpo consume maná para protegerse para aguantar su uso excesivo. Como
resultado, su situación actual es sin duda bastante dolorosa para ella… ¡Oh!”

De repente, escucharon un bajo gemido desde el interior de la habitación. Hina y Kaito


frenéticamente corrió de regreso adentro. Elisabeth estaba sacudiendo su cabeza y
respirando con dificultad. Hina se apresuró a su lado.

“Lady Elisabeth, mis más sinceras disculpas. Ya regresé.”

Poco a poco, Hina vertió una decocción en la boca medio abierta de Elisabeth. Kaito colocó
la toalla de nuevo en el agua fría, la escurrió, y luego se la pasó a Hina. Ella le agradeció y
luego la pasó por la delgada espalda de Elisabeth.

Ahí, también, las ominosas huellas latieron. El rojo dañando su pálida carne parecía casi un
conjunto extra de vasos sanguíneos bajo su piel.

…Nunca la he visto tan adolorida… Maldición.

Mordiendo sus labios en frustración por su propia impotencia, Kaito pensó en los eventos
antes de que ella se había quedado dormida.

***

“¡La Guillotine, Saint of Beheadings!”

Apoyada por Kaito y Hina, Elisabeth se enfrentó al Gran Rey y gritó.

Empapada de sudor frío, había convocado al dispositivo de tortura. Pétalos de flores


carmesí y oscuridad se arremolinaron, y la santa blanca apareció para protegerlos a los
tres. Cerró sus brazos y luego los abrió y soltó su cuchilla rectangular. El Gran Rey renunció
a la defensa, simplemente tiró de una de las cadenas en su mano. Uno de sus
subordinados vino volando hacia delante.

Se convirtió en el escudo del Gran Rey, y su cabeza y cuello fueron por caminos separados.

Fue casi cómico cuán brutalmente su cabeza cubierta por una camisa de fuerza rodó por el
suelo.

“¡¿Qu—?!”

Mientras Kaito se tambaleaba en shock, Hina hizo su movimiento. Con movimientos fluidos,
desapareció de su lado. Descendiendo tan bajo como quizás podía, se deslizó en el punto
ciego del Gran Rey y balanceó su alabarda diagonalmente hacia arriba. Sin siquiera mirar la
hoja, el Gran Rey tiró de sus cadenas de nuevo.

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Volumen 2

Otro subordinado voló hacia delante, y otro subordinado perdió su cabeza, la cual rodó por
el suelo.

Cansados de esperar a ser jalados, el resto de los subordinados se balanceaban de un lado


al otro.

“¡Tch!”

Su ataque repelado, Hina decidió no seguir y en cambio se retiró. El Gran Rey se mofo
desagradablemente.

“Eres una joven muchachita imprudente, ¿no es así? Me trae recuerdos, pero la juventud
realmente es una época problemática.”

El Gran Rey de repente apartó su vista de Hina y la saint. Se quitó las cadenas conectadas
a los collares de los subordinados muertos. Su pesado vestido de miriñaque tembló cuando
se agachó y tocó una de las camisas de fuerzas del cadáver. La tela se derritió ante su
toque, y sus brazos cayeron libres.

Tomó su espantosa mano cubierta de sarcoma en las suyas.

“Lo hiciste bien.”

Susurró suavemente y luego colocó un anillo en su dedo anular con un beso. Los
subordinados vivientes gimieron colectivamente, aparentemente en envidia. Entonces,
habiendo perdido el interés, el Gran Rey dejó de lado el brazo del cadáver y se puso de pie.

Su guardia había estado baja durante toda la serie de acciones, sin embargo, no había
dejado ni una sola apertura.

“Ahora, ahora, Elisabeth. ¿Todavía tienes intención de luchar conmigo? El Gobernador lo


dijo cuando estaba bajo el control de mi aguja, ¿verdad? ‘Aunque no albergo ninguna
escasez de animosidad hacia ti, como puedes ver, no tengo ningún deseo de luchar
contigo.’”

“Ha, qué broma. ¿Quién creería las palabras de una femme fatale* como tú?”

[Nt: Ok, aquí hago trampa, en realidad va “seductress”, pero significan lo mismo “mujer fatal”
y me gusta más en francés. Una mujer fatal (traducción de la palabra original francesa
Femme fatale) es un personaje tipo, normalmente una villana que usa la sexualidad para
atrapar al desventurado héroe.]

“Oh, mi, pero te estoy diciendo la verdad. Con el fin de ganar una pelea a muerte con la
Torture Princess mientras todavía tiene el poder de convocar a La Guillotine, así como una
de las autómatas de Vlad, no tendría más opción que adoptar mi forma fusionada con el
demonio… Pero encuentro a esa forma ridículamente horrible, ya ven. Y pensar en cómo
mis subordinados se sentirían si me deshiciera de mi belleza ahora.”

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Volumen 2

El Gran Rey sacó un abanico de plumas de cuervo del escote de sus voluptuosos pechos y
cubrió su boca con él. Sacudió su cabeza en negativa. Después de terminar su gesto de
apariencia inocente, soltó un pesado suspiro.

“Pero por desgracia, a diferencia de Vlad, quien provocó su propia ruina, soy un individuo
mucho más lógico y egoísta. Soy una mujer, después de todo. Si la necesidad surge, no
dudaré. Ven ahora, Vlad se negó a fusionarse con su demonio, mientras que yo soy uno
con el mío. Pero, aunque puedo, preferiría no mostrar esa horrible forma—una mujer tiene
su orgullo, saben.”

Empujó su abanico hacia Elisabeth, como si preguntara su podía apreciar eso. Elisabeth no
respondió.

El Gran Rey actuó como su hubiera escuchado una respuesta de todas formas, sin
embargo, y dio un ligero encogimiento de hombros.

“Estás mostrando tu disgusto en toda tu linda carita. Escucha ahora, Elisabeth. ¿Te
importaría no buscar constantemente aperturas así? El hecho de que no estoy simplemente
matándolos a todos sin ningún reparo por las apariencias puede ser debido al orgullo, pero
es una misericordia también. Llevas un bagaje bastante importante, después de todo. ¿No
es verdad, chica autómata?”

Haciéndole un gesto con su barbilla a Kaito, el Gran Rey le guiñó el ojo a Hina.

Hina preparó su alabarda, tensión corriendo por su cuerpo mientras se preparaba para lo
que sea que pudiera venir. Se parecía a una guillotina, hoja lista para caer en cualquier
momento. El Gran Rey se lamió sus labios mientras le susurraba.

“Una lección para ti, joven cachorra. Todavía eres joven, así que podrías no entenderlo,
pero el amor es algo que escondes. No es algo muestras para que el mundo lo vea.
¿sabes? Especialmente contra una oponente mujer—de lo contrario, una retorcida mujer
con gusto por los hombres de otras personas podría simplemente tomarlo.”

El Gran Rey le echó una mirada coqueta a Kaito, y su mano pálida se movió. Uno de sus
anillos, no unido a alguno de sus subordinados, disparó una cadena. Se precipitó hacia
Kaito a toda velocidad.

Hina había balanceado su alabarda, dividiendo la cadena y tomando un pedazo del suelo
con ella.

“Ve a morir en un hoyo, zorra.”

Sus pupilas se dilataron, Hina movió sus piernas. Arrojó su alabarda, y ésta giró a toda
mientras corría hacia el Gran Rey. Pero tiró de sus cadenas una vez más, y otro
subordinado voló para recibir el golpe en su lugar. Hubo el sonido de un cuello
rompiéndose.

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Volumen 2

La parte delantera de la camisa de fuerza del subordinado se rompió, y la sangre se


esparció por todas partes. Kaito y el resto momentáneamente tuvieron su visión bloqueada
por el rojo.

Luego una mano se estiró desde una dirección inesperada y agarró el cabello de La
Guillotine.

“Ves, perdiste la calma, ¿verdad? Qué adorable eres, joven muchachita. Pareces difícil de
tomar, así que terminaré las cosas aquí por hoy—pero la próxima vez, ¿quién sabe? Puede
que quieras aprender una o dos cosas sobre el amor.”

Riéndose entre dientes, el Gran Rey puso fuerza en la mano agarrando la cabeza de La
Guillotine. En algún momento, esa mano se había convertido en nada más que hueso,
demoníaco y mucho más grande que el de un humano.

Su cabeza cedió bajo la presión, la piel de la santa comenzó a romperse. Los mecanismos
indecorosos en el interior quedaron expuestos.

El sonido del hierro chirriante resonó.

“Me llevaré esto.”

El Gran Rey aplastó el cuello de la santa con su horrible mano. El cuerpo ahora sin cabeza
se derrumbó de costado y se transformó en pétalos de rosa.

En medio de su baile carmesí, las mejillas del Gran Rey se ruborizaron, y se abanicó con su
abanico de plumas de cuervo.

“Oh, por Dios. Qué inapropiado de mi parte. Por favor, solo pretendan que no vieron ese
brazo.”

“Maldita seas, Gran Rey… ¡Maldita seas, Fiore!”

“Qué agradable se siente escucharte gritar mi nombre, Elisabeth. De todos los demonios
que has asesinado, siempre fueron los que pobremente gritaban el tuyo, ¿verdad? …Eso es
suficiente* para mí hoy.”

[Nt: Nuevamente, le da énfasis.]

Su brazo regresó al de una dama, el Gran Rey asintió con la cabeza.

Colocó un anillo en el dedo anular de su recién asesinado subordinado y luego de repente,


como aburrida, le dio la espalda a Elisabeth y compañía. Sin embargo, giró su cabeza y
torció sus labios de forma seductora.

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Volumen 2

“Espero que nos encontremos de nuevo, pequeña princesa—y en cuanto a ti, chico amante,
intenta volverte un poco más fuerte.”

El Gran Rey comenzó a descender las escaleras majestuosamente. Como perros


domesticados, sus subordinados obedientemente la siguieron obedientemente mientras
tiraba de sus cadenas. Cuando el inquietante grupo finalmente se desdibujó de la vista,
Elisabeth murmuró en disgusto.

“…Qué mujer tan vil. Sin embargo, perseguirla está más allá de mí. Ciertamente estoy —”

“¿Elisabeth?”

“¡Lady Elisabeth!”

“—en mi límite.”

Como si las cuerdas que la sostenían se hubieran cortado, Elisabeth se desplomó en el


acto. Runas carmesíes se retorcían sobre su pálida piel.

Nerviosos, Hina y Kaito la levantaron y llevaron al vestíbulo.

Usando el conocimiento grabado en Hina, activaron el círculo de teletransportación y de


alguna manera fueron de regreso al castillo,

Fue la primera vez que la Torture Princess había tenido que retirarse rápidamente después
de estar cara a cara con un demonio.

***

En este momento, Elisabeth todavía estaba durmiendo en su habitación.

Aunque mantenerla cómoda estaba sobre el alcance de lo que Kaito y Hina eran capaces,
su respiración se había calmado de nuevo. Después de confirmar que Elisabeth estaba
estable, Kaito giró su cansada y vacilante mirada hacia la espalda de Hina.

Luego miró de nuevo a Elisabeth, que estaba hundiéndose en su cama.

“…Elisabeth.”

Recordó todo lo que había acabado de pasar. Pensó en cuán inocente habían sido la
expresión de Elisabeth mientras llenaba sus mejillas con comida y cómo Hina había
sonreído suavemente junto a ella. Pensó en cómo el Gran Rey se había reído sádicamente
mientras se asomaba por detrás de su abanico de plumas de cuervo. De repente, su
expresión se fusionó con la que su padre tuvo cuando había tratado de matar a Kaito.
Aunque una había sido mucho más aterradora que la otra, habían compartido los mismos
fundamentos.

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Volumen 2

Ambos habían pensado en Kaito como un gusano, una alimaña que podrían aplastar
cuando quisieran.

Finalmente, Kaito pasó a ver el fantasma del chico de cabello rojo. El chico lo miró con
preocupación, y Kaito murmuró unas palabras.

“Lo sé, Neue… Es demasiado pronto para entrar al pánico. Pero aun así…”

Mientras abría sus ojos, Kaito aflojó su expresión seria.

Con calma se levantó de su silla y luego llamó a Hina.

“Hey, Hina. No parece haber mucho para que haga aquí. Y ya que tanto el mayordomo
como la maid estaban ocupados, los quehaceres están empezando a amontonarse. Voy a
limpiar un poco.”

“Amo Kaito, yo puedo tratar con eso después—y está el asunto de la invasión del
Gobernador. Es peligroso que estés solo ahora mismo.”

“Nah, estaré bien por mi cuenta. ¿Puedes dejarme ir?”

“Pero—”

“…Hina.”

“…Entiendo. Si pasa algo, por favor llama de inmediato. Aunque estoy protegiendo a Lady
Elisabeth, no dudaré ni un momento en correr al lado de mi amado.”

Aunque no parecía convencida, Hina asintió con la cabeza. Sin duda había visto la
expresión dolorida de Kaito y sospechado que él había querido estar solo.

…Perdón por esto. Y gracias.

Agradeciendo le internamente, Kaito salió de la habitación. Pero, aunque la conjetura de


Hina había sido correcta, también se equivocaba.

Es cierto que quiero estar solo, pero… No, necesito estar solo.

Kaito cerró la puerta detrás de él y luego tomó un breve respiro.

Miró hacia abajo y luego levantó su cabeza y caminó con pasos largos hacia delante con
una expresión rebosante de determinación. Después de pasar por la cocina y tomar algo,
bajó rápidamente las escaleras y se dirigió hacia los corredores subterráneos.

Los corredores estaban llenos del hedor del óxido y un ruido que sonaba como un gemido, y
se parecía a un laberinto.

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Si uno entrara en ellos sin cuidado, podría fácilmente perderse y morir sin encontrar una
salida. Pero Kaito, tomando ventaja del hecho de que sus experiencias en vida lo habían
dejado con la capacidad de recordar cualquier información que estuviera acompañada por
dolor, una vez había tallado un mapa de las partes importantes en su carne. Como
resultado, el dolor le había hecho memorizar la ruta que tenía que tomar.

Después de entrar a la vacía y sin usar habitación, Kaito cerró su pesada puerta y la cerró
desde dentro. Después de inspeccionar todas las paredes de piedra de la habitación y
comprobar tres veces que no había nadie ahí, Kaito metió su mano en su bolsillo.

Desde dentro, sacó una piedra cristalina envuelta en un pañuelo y un cuchillo de fruta.

“…Aquí vamos…*.”

[Nt: Es una expresión con connotación pesimista, o sea lo dice sin ánimos.]

Mientras murmuraba para sí mismo, abrió su mano por completo. Luego hundió el cuchillo
de fruta profundamente en su carne. Mordiendo su labio un poco, Kaito deslizó la hoja
horizontalmente a través de su palma.

El sonido de carne desgarrándose resonó, y la sangre se derramó sobre el suelo.

“Eso debería estar bien, ¿verdad?”

Mientras miraba su herida, la cual era lo suficientemente repugnante para hacer que
cualquier persona normal retrocediera ante ella, Kaito tranquilamente estimó la piscina de
sangre sobre su mano.

Después de decidir que la cantidad era suficiente, sacó la piedra del pañuelo y la colocó
sobre su palma.

El fondo de la piedra se hundió en la piscina carmesí rica en maná. Mientras lo hacía, el


pimpollo azul dentro de él floreció, como si hubiera acabado de ser regado, y las plumas
negras crecieron en cantidad. Sin embargo, ningún cambio decisivo ocurrió.

… ¿Eso no era lo que suponía que hiciera? No, espera, la leña está en su lugar.
Ahora todo lo que necesita son carbones vivos.

Kaito abrió su boca, inseguro de qué decir, y luego la cerró de nuevo.

De repente, sintió una fría mano en su hombro. Frenéticamente, miró al lado. Sin embargo,
no había nadie ahí. Aun así, la sensación en su hombro se quedó.

En armonía con la alucinación, una baja, aterciopelada y juvenil voz de hombre resonó en
su oído.

“Ahora, solo tienes que susurrar así.”

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“—La (become).”

Plumas negras volaron a través de la habitación como una ventisca.

Las plumas, que deberían haber existido sólo dentro de la piedra, se apilaron
elegantemente en el suelo. Discretamente mezclados entre ellos estaban pétalos de rosa
cerúleos. Mientras los tonos de azul y negro batían un errático vals, sus movimientos se
volvían más y más significativos. Los pétalos y las plumas se fusionaron y giraron para crear
un fino cilindro.

Luego el telón cayó.

Como un truco de magia, un hombre estaba en su lugar,

Llevando su camisa de seda, su corbata, y su abrigo negro decorado con hilo de plata, se
veía igual a un aristócrata con título. Su lustroso cabello negro y ojos carmesí le daban
cierta belleza andrógina, y miró directamente a Kaito. Sus atractivos rasgos tenían un
asombroso parecido a los de Elisabeth.

Habiendo confirmado su hipótesis, Kaito le habló al hombre.

“Ha pasado un tiempo, Vlad Le Fanu.”

Vlad Le Fanu. El contratista del Káiser.

Antes de que ella lo hubiera asesinado, había sido el más terrible enemigo de Elisabeth.
Sonrió, una sonrisa claramente llena de sincero afecto.

***

“Podrías decir que ha pasado un tiempo, porque un tiempo ha pasado. También podrías
decir que es un placer conocerte, porque es un placer conocerte. Ahora entonces, ¿con cuál
sería mejor saludarte? Estoy bastante perdido… Hmm, si estuvieras en mi lugar, ¿cuál
elegirías?”

Vlad sin propósito levantó su dedo índice mientras le planteaba su pregunta a Kaito. Como
siempre, sus palabras y sus acciones tenían una inocencia peculiar en ellas. Sin embargo,
su voz sonaba como si estuviera hablando a través de un velo de agua.

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51 | P á g i n a
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Tras una inspección minuciosa, su cuerpo y ropa eran parcialmente transparentes.

Justo como sospeché… No tiene una forma física. Pero todavía tiene su voluntad,

En silencio, Kaito reafirmó esa realidad. Encogiéndose de hombros ante su falta de


respuesta, Vlad miró alrededor de la habitación y chasqueó sus dedos. Oscuridad y pétalos
de flor cerúleos se arremolinaron alrededor de sus pies. Mientras Kaito se preguntaba qué
estaba convocando, un precioso asiento hecho de huesos de bestia y cubierto de pieles de
animal—y tan inmaterial como Vlad—apareció.

Con gran ostentación, Vlad tomó asiento en la silla fantasmal.

“Soy muy consciente de que no eres el tipo de persona que toma estas cosas en
cuenta, supongo. Realmente deberías invitar a tus invitados a habitaciones con sillas en
ellas. Aunque incluso si lo hicieras, no es como si fuera capaz de usarlas en mi estado
actual, así que realmente es una petición bastante impertinente de mi parte. Después de
todo, soy muy consciente de lo que el viejo ‘yo’ hizo.”

“…No sé si debería referirme a ello como cuando estabas vivo, pero tienes todos esos
recuerdos, ¿verdad?”

“En efecto, eso hago. Recuerdo pedirte convertirte en mi sucesor, y recuerdo que
me rechazaste. Incluso recuerdo ser asesinado. ¿Hmm? Ahora que lo pienso, ¿no debí
haber elegido mis comentarios de apertura para ser un poco desalmado? Oh, qué
blandengue tan inútil soy.”

Vlad comenzó a reflexionar para sí mismo. Mientras respiraba un tenso suspiro, Kaito le
hizo una pregunta.

“Entonces sabes, sobre todo, ¿huh…? Pero no pareces ser el mismo que el viejo tú, el tú de
cuando estabas vivo. ¿Qué eres, entonces?”

“Ahora bien, ¡esa es una pregunta bastante problemática! ¡Es la cima de la


estupidez, convocar algo que de que ni siquiera conoces la verdadera naturaleza! …O más
bien, eso es lo que me gustaría decir, pero tienes alguna idea, ¿no es así? Adelante, dilo.
¡Te dejaré saber si tienes razón o te equivocas!”

Vlad instó a Kaito haciendo un gesto con su barbilla, arrogante pero entretenido. Después
de mirarlo por un momento, Kaito respondió.

“Si tengo razón, entonces eres el alma de Vlad Le Fanu—o más bien, una réplica inferior del
mismo.”

“Aunque es muy irritante, ser tratado como un inferior, ¡tienes bastante razón! ¡Mira*
eso, una puntuación perfecta! ¡El joven al que le eché el ojo como un sucesor ha crecido de
manera bastante impresionante en muy poco tiempo! Aunque me rechazaste, estoy

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Volumen 2

extrañamente a pesar de eso. Quizás esto es lo que llaman amor parental… En todo caso,
¿qué te llevó a esa conclusión?”

[Nt: Aquí lo dice con enfado.]

“El calor que sentí de tu piedra se parecía mucho a mi cuerpo—el tipo de calor producido
por un alma retorciéndose dentro de un homúnculo. Eso fue lo primero me hizo pensar que
tu piedra tenía un alma sellada dentro también.”

“Ya veo, bastante impresionante la intuición que tienes. ¿Y?”

“Y si habías sido capaz de poner tu alma real a salvo cuando estabas a punto de ser
asesinado, no hay manera de que no hubieras estado haciendo alarde de ello y diciendo
todo tipo de tonterías molestas a estas alturas.”

Al escuchar la increíblemente cortés explicación de Kaito, Vlad levantó la comisura de su


boca en irritación. Sin embargo, justo como Kaito había esperado, ninguna refutación se
produjo. Probablemente no era capaz de desestimar los hechos.

En un claro contraste a la manera en que le había gustado vivir su vida, por ninguna
definición la muerte Vlad había sido elegante.

Mientras Kaito jugaba con la piedra en su mano, siguió acumulando conjetura.

“Si ese era el caso, entonces eso significaba que en cierto sentido no estabas relacionado
con la persona real que murió… Una reproducción perfecta no parecía posible, pero sentí
que la magia de este mundo probablemente podría producir algo de ese nivel.”

“En efecto, con un énfasis en encontrar un sucesor, el viejo yo buscó maneras de


ejercer su influencia en la posteridad. Aunque no puedo hacer mucho más que hablar, aún
me quedo, así que puedo participar en los asuntos del mundo. Incluso si no es el mismo ‘yo’
que murió, no cambia el hecho de que estoy llevando a cabo acciones—santo cielo, ¿qué
estaba pensando? Bueno, siempre y cuando sea entretenido, supongo.”

Hablando como si fuera el problema de alguien más, Vlad respondió sin reservas. Aunque
había sido asesinado, no parecía como si planeara guardarle rencor a Elisabeth o a Kaito.
Mientras tomaba esa decisión*, la tensión que había estado soportando en secreto se
desenrolló. Mirando directamente a Vlad en los ojos, le hizo una pregunta.

[Nt: Extraño lo parezca, usa una expresión que se usaría normalmente para referirse a un
jurado dando un veredicto.]

“Ahora entonces, hay algo que me quiero que me digas. Es sobre el Gran Rey.”

“¿Elisabeth fue derrotada?”

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Volumen 2

Kaito tragó. Había concluido que el conocimiento del mundo exterior de Vlad estaba limitado
a lo que el hombre mismo había experimentado hasta la muerte. No había esperado que
Vlad se hubiera dado cuenta de eso. Mientras Kaito fruncía el ceño, preguntándose su Vlad
había sido capaz de escuchar incluso cuando la piedra estaba desconectada de maná, una
sonrisa en verdad desagradable se presentó en la cara de Vlad.

“Hasta hace un momento, esencialmente no tenía la capacidad de percibir el mundo


exterior. Eso no fue más que una simple conjetura. Después de mi muerte, eso había sido el
resultado natural de su encuentro con el Gran Rey. La mujer es mucho más despiadada que
yo. En cuanto al combate se trata, su especialidad no radica en su fuerza personal, sino en
la crueldad de sus tácticas—aunque es inferior a mí, es más fuerte, sin embargo.”

Vlad fácilmente reconoció ese hecho. Sus ojos medio cerrados, habló como si se sintiera
nostálgico respecto al pasado.

“Fiore y yo éramos amigos incluso antes de que hiciéramos nuestros contratos


demoníacos. Solíamos animar los bailes juntos* y cautivar a hombres y mujeres por igual.
Aunque éramos bastante cercanos, sin embargo, nuestras ideologías estaban en severo
desacuerdo. Concentré mis esfuerzos en lo que vendría después de que hubiéramos
tomado el control—profetizando mis vínculos con mis camaradas, preparando un sucesor, y
preparando mi ejército, aunque ese ejército fue aniquilado después de que Elisabeth y yo
tuvimos nuestra discusión y fui capturado—mientras que Fiore no prestaba atención a esas
cosas y en cambio sostenía al individuo, es decir a ella misma, en única estima.”

[Nt: Baile formal, aunque es a la conclusión que llegué después de ver varios foros, no estoy
del todo seguro, aquí la original “We would liven up balls together”.]

“Sí, puedo creer eso.”

“Rechazó mis principios y se negó a ayudar a rescatarme de la Iglesia, pero al


menos tomó nuestros largos años en consideración se contuvo de tomar cualquier acción
egoísta. Pero con mi muerte, sin duda ha dejado de contenerse. Cualquier demonio de
menor rango en cuyo cerebro ella clave su aguja se convertirá en su títere.”

Kaito entrecerró sus ojos. Una aguja con forma de cerebro había sido clavada en la nuca
del cuello del Gobernador.

“Así que eso era la aguja…”

“Una vez que la aguja haya sido colocada, sacarla no conseguirá nada. El único
inmune a su aguja es el Káiser. Probablemente no tomará el control de aquellos con rango
cerca al suyo—el Rey, el Gran Monarca, y el Monarca—pero la mayoría del resto de los
demonios probablemente ya son sus peones, sus corazones libres para que los arranque a
su antojo. Y frente a su especialidad, Sacrifice, incluso Elisabeth estaría en desventaja.”

Hasta donde Kaito sabía, los demonios tenían muchísimo apego a sus propias vidas.
Aunque masacraban sin piedad a otros, retrocederían ante la idea de conocer el mismo

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destino. Era precisamente por eso que ninguno de ellos había sido capaz de usar Sacrifice,
ya que habría requerido dar su propio corazón. Sin embargo, el Gran Rey, Fiore, fue capaz
de tomar ventaja de ello usando a sus camaradas como chivos expiatorios.

Probablemente podría sólo usarlo tantas veces como demonios quedaran.

…Maldición.

Kaito mordió su labio. Vlad, encontrando placer en ver su expresión dolorida, continuó.

“¿Y? ¿Eso es todo lo que querías preguntarme? Por lo que a Fiora respecta, esa es
la suma total de información útil que hay que saber. ¿Puedo irme ahora? No es que me
importe matar el rato haciendo charla ociosa, eso sí…”

“Tengo…una solicitud.”

“Ah, música para mis oídos. Adelante.”

Una sonrisa retorcida cruzó el rostro de Vlad. Kaito apretó su puño.

Como estaba en ese momento, Vlad no estaba contratado con el Káiser. Pero incluso por sí
mismo, demoníaco era un descriptor perfectamente adecuado para él. Vlad Le Fanu era un
hombre que constantemente sondeaba la debilidad en los corazones de las personas.

Conociendo cuán estúpido era pedirle un favor a tal hombre, Kaito levantó su voz.

“¿Podrías enseñarme cómo usar magia?”

“… ¿Oh?”

Vlad frunció el ceño en sorpresa y luego se inclinó hacia atrás en su silla de costilla de
bestia y cruzó sus manos.

“Eso no era lo que estaba esperando en absoluto. Había estado bastante seguro de
que me preguntarías cómo liberar a Elisabeth de la influencia de Sacrifice.”

“Cuando Elisabeth despierte, voy a seguir su ejemplo hasta disipar Sacrifice. Si te pregunto,
hay una gran posibilidad de que me enseñes un método que terminaría matándola.

“Qué grosero. Nunca te diría tal mentira.”

“Encuentro eso difícil de creer.”

“¡Es verdad! ¿Cómo podría soportar usar tus sucias manos para matar a mi querida
Elisabeth? Ya que no tengo manos para aplastar su delgada garganta yo mismo,
simplemente deseo que siga viva para que pueda seguir sufriendo. Deseo que sufra

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tontamente, sin poder hacer nada, y sin parar, hasta que finalmente conozca el mismo final
ardiente que yo.”

“Tienes algunos gustos de mierda,”

Vlad pasó su lengua por sus labios mientras Kaito se burlaba de él y luego se encogió de
hombros ligeramente.

“Aunque se siente extraño hacerlo público y admitirlo, las personas con gustos
saludables normalmente no forman contratos con demonios. Sus solas existencias son
malvadas y retorcidas… Pero, en cualquier caso, ¿por qué buscar instrucción de mí? ¿No
sería mejor simplemente hacer que Elisabeth te enseñe?”

“Cuando nos enfrentamos contra el Gran Rey, solo fui equipaje. Necesito hacer más fuerte y
rápido. Y otra cosa más…”

“¿Otra cosa más?”

“No puedo confiar en Elisabeth.”

“¿Oh?”

Vlad abrió de par en par sus ojos en una abrupta muestra de júbilo. Kaito se encontró con
su mirada carmesí.

Desde que había llegado a este, todas sus experiencias le habían enseñado una sola cosa.

La Torture Princess era una terrible pecadora y una mujer cruel. Y si la necesidad se
presentaba, podía incluso ser despiadada con los que se habían ganado su confianza. Si
Kaito lo pidiera, probablemente habría estado dispuesta a usar sus tortuosos medios para
adiestrarlo en los caminos de la magia. Sin embargo, probablemente elegiría los detalles de
sus métodos ella misma.

Y aunque podía ser cruel hacia Kaito, no era un monstruo.

Y eso significa…probablemente no me presionará lo suficientemente fuerte para que


me convierta en verdad útil.

La magia negra estaba acompañada por el dolor, y el poder de los demonios lo demandaba.

Por último, el cuerpo de Kaito estaba acostumbrado al dolor.

Cuando había unido esas tres verdades, Kaito se había dado cuenta de la implicación clave
en ello.

Y para revisar si tenía razón o no, necesitaba la ayuda de Vlad.

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Vlad era un hombre que había entrenado hace tiempo a Marianne, una tutora ordinaria—y
una mujer que Kaito mismo había asesinado—en una nigromante. Sin duda alegremente
abriría ampliamente puertas que Elisabeth no se habría atrevido a tocar.

La razón por la que Kaito había ocultado el alma de Vlad de Elisabeth era para obtener
información y conocimiento. Habría sido demasiado desperdicio simplemente deshacerse
del acceso a los recuerdos del contratista del Káiser. Pero si no fuera por la situación actual,
Kaito no habría tenido ninguna intención de realmente invocar a Vlad.

Aunque era racional, Kaito podía ser impulsivo y cruel cuando se trataba de asuntos que lo
involucran. Siempre y cuando no cayera en la locura como Marianne lo había hecho y todo
lo que hiciera fuera recibir educación, la única persona a la que esta decisión afectaría era
él.

Después de tomar esa decisión*, Kaito siguió haciendo su solicitud.

[Nt: Otra vez la frase de jurado.]

“No te dejaré hacerme lo que le hiciste a Marianne. Pero me pediste convertirme en tu


sucesor, así que debes saber alguna manera en que puedo hacer uso completo de mí
mismo, alguna manera que Elisabeth no.”

“Oh, eso hago en efecto.”

Una sonrisa bestial cruzó el rostro de Vlad. Sin embargo, la eliminó un segundo después.

Luego habló en un tono calmado y caballeresco.

“Veo los elementos* de alguien que puede superar a Elisabeth en ti, después de
todo. Entiendes el dolor, y puedes contemplar heridas con un ojo calculador. Pero a pesar
de eso, actúas con fuerza cuando eres motivado por el odio, y posees un lado quisquilloso
también. Eres una persona con gran capacidad de desarrollo malicioso. Sin embargo,
parece que rechazas la idea de tomar de otros. Eso hará difícil que te desarrolles, pero…tú
saliste de tu camino para pedirme ayuda. Antes que nada, hay una cosa para la que eres
apto que te enseñe ahora mismo.”

[Nt: También se puede tomar como “ingredientes”]

Mientras Vlad hablaba suavemente, abrió las dos manos. Claramente estaba tramando
algo.

Aunque se dio cuenta de eso, Kaito asintió con la cabeza. El despreciativo comentario que
el Gran Rey le había empujado todavía sonaba en sus oídos.

“Y en cuanto a ti, chico amante, intenta volverte un poco más fuerte.”

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Ella tenía toda la razón. Necesito hacer más fuerte—necesito prepararme para lo
peor, de ahora en adelante. A este paso, voy a perder todas las cosas por las que he
trabajado tan duro para obtener.

Kaito pensó en todas las cosas sádicas que el Gran Rey había hecho y dicho. Claramente
contaba entre aquellos que tomaban cosas de otros. Incluso comparada con los otros
demonios, de cuyas mismas vidas tomaba ventaja, Fiore estaba en una liga propia.

Al ritmo que iban las cosas, Kaito iba a quedarse miembro de los oprimidos y le quitarían
todo.

Eso era algo se negaba a dejar que pasara. Pero con el fin de superar las dificultades ante
él, la única con la que Kaito tenía que jugar era él mismo. La deslizó hacia delante; sin
embargo, no despegó su mano de la ficha todavía.

Sintiendo su cautela, Vlad siguió hablando en su voz persuasiva.

“El hecho de que fuiste capaz de convocarme significa que aprendiste cómo activar
dispositivos mágicos, ¿correcto? La siguiente lección es el examen práctico. Haz una herida
profunda en tu carne y luego, usando el dolor como tu apoyo, reúne el maná fluyendo por tu
sangre. Una vez que te hayas acostumbrado a reunirlo, intenta fusionar tu calor y tu dolor
dentro de tu cuerpo. Luego, cuando puedas claramente sentir el maná sobre tu palma, usa
tu voz para activarlo. Eso debería permitirte darle forma.”

Kaito bajó la vista a su palma sangrienta, la cual todavía agarraba la piedra. Después de
pasar la piedra a su otra mano, comenzó a reunir maná alrededor del dolor de su herida. La
herida se calentó gradualmente.

Mientras sentía el calor y el dolor mezclarse, le recordó las heridas a las que se había
acostumbrado tanto en vida, y sintió un ligero peso sobre su mano. Sin embargo, todavía no
tenía una forma.

Kaito visualizó la cosa más cercana al calor—fuego.

“—La (become).”

Mientras susurraba, una llama dorada se levantó en el aire. Rápidamente se desvaneció,


pero Vlad aplaudió.

“Brillante. ¡Para un principiante como tú, es bastante raro volverse tan competente
con el dolor tan rápidamente! Desafortunadamente, sin embargo, la magia que esa técnica
te permitirá usar es limitada. Generalmente, convertir el dolor de otros directamente en
maná es por mucho el método más eficiente. Con ese fin, necesitaría consumir la carne de
un demonio…”

En ese momento, Vlad lamió sus labios de nuevo. Luego susurró, su voz goteando con la
empalagosa dulzura de la miel.

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“…o convocar un demonio tú mismo.”

“¡Amo Kaitooooo! ¡¿Dónde estáaaaaaaas?!”

De repente, la voz de Hina resonó. Cuando lo hizo, el cuerpo de Vlad comenzó a


desmoronarse. Al parecer, planeaba retirarse rápidamente por voluntad propia antes de que
pudieran ser descubiertos. Qué amable de su parte.

Desde las puntas de sus dedos, su cuerpo se transformó en plumas negras y pétalos de flor
cerúleos. Los pétalos y las plumas fantasmales se arremolinaron mientras eran absorbidos
en la piedra.

“¡Amo Kaitoooo!”

Kaito podía distinguir la voz de Hina a la distancia. En breve, terminaría yendo a los
corredores subterráneos en su búsqueda. Kaito estaba perdido en cuanto a qué hacer.

Probablemente sería mejor para mí salir por mí mismo. Pero no creo que haya
alguna manera de que sea capaz de esconder esta herida en mi mano.

Después de considerar sus opciones por un momento, metió la piedra vacía en su bolsillo y
colocó el cuchillo de fruta en el suelo. Luego bruscamente envolvió el pañuelo alrededor de
su mano y lo ató fuertemente con sus dientes.

“¡Amo Kaitooo, ¿dónde estáaaaas?!”

“¡Voy!”

Después de inspeccionar la habitación una última vez, como si buscara a Vlad, Kaito
arrancó a correr.

Detrás de él, todo lo que quedó una mancha de sangre fresca.

***

“Amo Kaito, menos mal, estaba tan pre— ¡¿Qué le pasó a tu maaaaaaaaaaaaaaaaano?!”

“¿Huh? ¿Qué?”

Aunque la había envuelto con el pañuelo y oculto detrás de su espalda, no había ocultado
su herida de los agudos ojos de Hina. Justo después de que habían encontrado en el
corredor del primer piso, había soltado un grito, dado vueltas alrededor de Kaito, y agarrado
su mano.

El pañuelo envuelto alrededor de ella ya estaba manchado de rojo, y sangre estaba


goteando de ella.

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Preguntándose qué excusa dar, Kaito inconscientemente levantó la vista al techo. Pero Hina
no preguntó.

… ¿Qué? ¿Ella no…va a preguntar cómo me lastimé?

Hina miró en silencio el pañuelo empapado de sangre. Entonces, mientras Kaito estaba
pensando, un torrente de lágrimas salió derramándose desde las esquinas de sus ojos
piedra preciosa esmeraldas.

“¿Qu—? Hey, hey, hey, hey, hey, hey, Hina, ¿por qué estás llorando?”

“Lady Elisabeth está herida, y mientras no estaba mirando, mi amado Amo Kaito ha sido
herido también… Mis lágrimas artificiales no dejarán de salir… Mis disculpas, mis más
sinceras disculpas. A pesar de que me instruyó como tal, esto pasó porque no fui capaz de
estar contigo… A pesar de que soy tu amante y tu escudo, yo—”

“¡No, no, esto no es tu culpa! Quiero decir, hey, mi mano simplemente se deslizó cuando
estaba limpiando los cuchillos… Incluso si hubieras estado ahí para mí, simplemente estaba
siendo torpe, ¡así que por favor no te disculpes! ¡Soy el único culpable aquí!”

“No, Amo Kaito, ese no es el caso. Si hubiera estado ahí, inmediatamente habría tomado tu
mano en la mía y detenido el sangrado y luego partido en dos a ese violento cuchillo
bastardo… ¡Wahhhh!”

“Hina, el cuchillo no hizo nada malo.”

Kaito estaba perdido en cuanto a cómo convencer a Hina de no asignarle la culpa a objetos
inanimado. Mientras pensaba, Hina acarició su mano una y otra vez mientras tenía cuidado
de evitar su herida.

Su tierno y afligido gesto llenó a Kaito de culpa. Cuando estaba a punto de abrir su boca
para hablar, la expresión de Hina de repente cambio.

“¡Así es! ¡No debo quedarme aquí así! ¡Tenemos que tratar tu mano! Todo el equipo médico
está en la habitación de Elisabeth, así que deberíamos ir—¡así es! ¡Antes de eso, hay algo
que tengo decirte!”

“¿Algo que tienes que decirme?”

“¡Lady Elisabeth ha abierto sus ojos!”

En el instante que la escuchó decir eso, Kaito arrancó a correr.

“¡Oh, Amo Kaito! ¡Por favor espérame!”

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Mientras corría, ignorando la voz gritándole que se detuviera, pasó por un corredor
decorado con imponentes estatuas de piedra mientras se adelantaba a Hina. Clavó sus pies
en el suelo sobre los desagradables diseños emitidos por el claristorio de vitral mientras
doblaba una esquina.

Siguió corriendo directamente por el corredor y luego abrió vigorosamente la puerta de la


habitación.

“¡Elisabeth, ¿estás bien?!”

“… ¿Hmm?”

Elisabeth estaba sentada en la cama, completamente desnuda.

Sus miradas se encontraron, luego se apartaron. Después de un silencio incómodo, los dos
torpemente expresaron su confusión.

“…… ¿Huh?”

“…… ¿Hmm?”

Kaito miró una vez más la escena ante él, inseguro de qué decir. Las extremidades pálidas
de Elisabeth, cada una como una obra de arte sin una sola pincelada desperdiciada,
estaban adornadas con cautivadoras runas carmesí. Sus delgadas y cruzadas piernas
emitían una precaria sombra entre ellas, su cintura era tan delgada que parecía invitar a un
abrazo, y las curvas de sus pechos estaban bien proporcionadas.

Después de mirar el hermoso y delgado cuerpo de Elisabeth de arriba hacia abajo, Kaito
abrió su boca y habló mecánicamente.

“Lo siento mucho.”

“Tendré tu cabeza.”

Kaito cerró de un portazo la puerta con todas sus fuerzas. Mientras limpiaba su sudor frío,
respiró profundamente. Hina, que había estado persiguiéndolo, lo miró directamente a los
ojos y levantó una mano.

Luego abofeteó fuertemente a Kaito en la frente.

“Ow.”

“No debes entrar a la habitación de una dama sin siquiera llamar primero, Amo Kaito. Chico
malo, señor.”

“Sí, eso…eso fue mi culpa.”

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“Por favor espera aquí un momento. Lady Elisabeth, discúlpeme, voy a entrar.”

Hina abrió la puerta un pelo y luego se deslizó dentro. Cuando salió, estaba sosteniendo
medicina y vendas.

Hizo espuma similar al cataplasma* mágico verde oscuro—aparentemente de la marca de


Elisabeth—sobre la herida de Kaito y luego lo envolvió en un vendaje. Aunque funcionaba
más lentamente que un hechizo curativo, se supone que cerraba heridas sin la necesidad
de las puntadas.

[Nt: Sustancia medicamentosa en forma de pasta blanda que se extiende entre dos gasas y
se aplica caliente sobre alguna parte del cuerpo con fines calmantes, curativos o
emolientes.]

Más o menos cuando Hina estaba terminando su tratamiento, una voz llamó desde el
interior de la habitación.

“Está bien ahora; mi análisis está terminado. Entren.”

“Tan pronto como abra la puerta, ¿vas a torturarme?”

“Ha. Cualquier otro día, te sentaría sobre la Ducking Stool, pero en este momento no tengo
el maná de repuesto. Sé agradecido por mi pobre condición.”

“Hombre, no me voy a alegrar por algo así. Preferiría ser sumergido en el agua.”

“…Cierto, me expresé mal. Si un demonio viniera a atacar, nos encontraríamos en un


enorme aprieto. Es una situación desagradable.”

Mientras escuchaba su tranquila voz, Kaito abrió la puerta.

Justo como antes, Elisabeth estaba sentada sobre la cama. Sin embargo, ya no estaba
desnuda, en cambio llevaba su habitual vestido bondage. Las runas carmesíes aún eran
visibles sobre las secciones expuestas de su piel. Elisabeth estaba en mejor forma de lo
que había esperado, sin embargo, y estaba delineando suavemente las runas en su hombro
con su dedo.

“De manera muy simplificada, estas runas inhiben el maná corriendo por mi cuerpo. Actúan
como coágulos sanguíneos. Debido a su obstrucción, no puedo usar mi maná tan
libremente como desearía.”

“¿Lo contienen? ¿Tu maná no se he ido?”

“En efecto, no se me ha arrebatado nada. Si algo así pasara, dejaría de ser capaz de
preservar las raíces de carne demoníaca corriendo por mi cuerpo, después de todo.
Masacre a mi gente hasta que sus cadáveres se amontonaron, y hacerlo me ofreció el

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Volumen 2

poder suficiente para mantener mi cuerpo incluso sin emplear constantemente el dolor de
otros. Si eso fuera afectado, yo no duraría mucho tiempo.”

Elisabeth levantó su brazo delante de ella y luego agarró su codo, sus dedos mostrando sus
uñas pintadas de negro. Las runas carmesíes palpitaban casi como venas.

“Mi energía mágica es muda, como la forma en que el agua que es demasiado clara puede
aparentar ser absolutamente nada. Sin embargo, mientras dormía, mi sangre peleó contra
las runas, y la mayoría de mi maná fluye una vez más… Por el momento, puedo convocar
dispositivos de tortura, pero su poder está reducido. En verdad es bastante molesto.”

Elisabeth chasqueó su lengua. Mientras lo hacía, Kaito pensó en lo que Vlad le había
acabado de decir. El Gran Rey sólo podía usar Sacrifice tantas veces como demonios
quedaran.

¿Exactamente qué pasaría si Elisabeth estuviera en el extremo receptor varias veces?

“¿Hay alguna forma de curarlo?”

“Tanto sí como no, en cierto modo.”

Elisabeth estrujó su rostro en irritación. Mordiendo ligeramente una de sus uñas, reveló el
único método.

“La única manera de remover Sacrifice es infundir mi sangre en sanfra que tenga energía
mágica más poderosa que la mía. Eso desharía el hechizo.”

“¿Sangre con energía mágica más poderosa que la tuya?”

“Sí, en efecto. Más poderosa que la mía, la sangre de un gran hechicero y pecador sin igual.
Vlad habría calificado, pero su cuerpo ya se ha convertido en ceniza… En cuanto a otros
magos que pueden presumir poder superior al mío, el Gran Rey probablemente es la única.
Tengo pocas alternativas aparte de derrotar la y usar su sangre.”

Los ojos de Kaito se abrieron de par en par. Habían querido disipar Sacrifice antes de que
tuvieran que pelear con el Gran Rey. Pero para hacer eso, necesitaban sangre con energía
mágica más fuerte que la de Elisabeth—y eso significaba que necesitaban la sangre del
Gran Rey.

Me cuesta mucho imaginarnos logrando eso. ¿Realmente no hay nadie más cuya
sangre calificaría?

Mordió su labio. Elisabeth sin duda comprendía cuán problemático era el método. Su
expresión era seria. Pero sacudió su cabeza y luego se puso de pie.

“Es poco útil estar de brazos cruzados e inventarse predicciones desalentadoras todo el día.
Vamos a la sala del trono, Kaito.”

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Volumen 2

“¿La sala del trono? ¿Por qué?”

“Porque tiene un conveniente agujero en ella.”

Kaito inclinó su cabeza ante su declaración. La tela extendiéndose por debajo de su cintura
revoloteando, Elisabeth partió.

“Es hora de adiestrarse en los caminos de la magia, Kaito. La guerra probablemente sólo se
hará más feroz desde aquí. Hina es lo que ella es, pero no será capaz de llegar a ti a
tiempo—si te quedas tan débil como eres, estás expuesto a morir.”

Escuchando su severa evaluación, Kaito asintió con la cabeza. A partir de ahora, iba a
necesitar ser capaz de protegerse a sí mismo.

También, aunque Elisabeth probablemente no tenía la intención de que él llevara las cosas
tan lejos, Kaito quería volverse aún más fuerte que eso, si es posible.

A los débiles se les roba.

Aunque no tenía la intención de convertirse un saqueador él mismo, iba a ser obligado a


pelear.

A veces, proteger la paz lleva un precio. Había sabido eso desde hace mucho tiempo.

***

Una flecha de fuego voló por el aire, una flecha de hielo perforó el suelo, y un martillo de
relámpago se estrelló contra un árbol.

Aunque el fuego había sido lo más impresionante, las tres habían funcionado sin problemas.

“¿Lo…lo hice?”

Su respiración irregular, Kaito limpió el sudor formando gotas en su frente. Cuando lo hizo,
sangre se esparció a través de ella por su herida recién reabierta. Se sentía mareado, casi
anémico. Eso probablemente era debido a que había gastado el maná en su sangre.
Aunque se repondría con el tiempo, la sensación no era demasiado agradable.

El área rodeando la colina desolada sobre la que el castillo estaba cubierta por un denso
bosque.

Una sección de ella estaba manchada de un negro sangriento de cuando la bestia del
caballero había sido atravesada. Aparte de eso, sin embargo, el resto del bosque era
sereno, a excepción de las puntas recién quemadas de algunos de los árboles más altos.

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La magia de Kaito tenía mucha fuerza detrás de ella. Había sentido un peso apropiado en
sus manos, y se giró hacia Elisabeth—que estaba sentada sobre un nuevo trono traído de la
tesorería—con una expresión cargada de anticipación.

“¿Cómo…cómo estuvo eso?”

“Perfecto—”

Su respuesta fue clara y concisa. La expresión de Kaito se suavizó ante su elogio. Sin
embargo, rápidamente cortó las palabras consagratorias cuando dejaron su boca. Por
alguna razón, tenía una expresión completamente disgustada.

“Elisabeth, tu cara…me estás asustando aquí. ¿Hubo algún tipo de problema?”

Kaito planteó su pregunta tímidamente. Mientras colocaba sus codos sobre sus
reposabrazos y sus mejillas en sus manos, Elisabeth lo miró fijamente.

“No hubo ninguno, lo cual es precisamente el problema. Ahora, Kaito… ¿exactamente


dónde te hiciste esa herida en tu mano?”

“¿Qu-Qué, esto…? Simplemente me corté la mano un poco cuando estaba limpiando los
cuchillos.”

“Es bastante profunda, para una ‘pequeño’ corte…y uno bastante conveniente, además.
Todo lo que se necesita para volverse capaz de usar magia es un pequeño detonante, pero,
aun así, eres demasiado competente… Me cuesta creer que esta sea tu primera vez.”

Mientras Kaito la escuchaba hablar, se sintió estallar en sudor frío. La idea de intentar
engañarla y que resultara mal era aterradora. Eligió permanecer en silencio. Elisabeth se
lamió sus labios, como preocupada por algo.

“¿Por qué podría ser eso? Cierto, tu familiaridad con el dolor empequeñece a la de la
mayoría de los demás…significando que la mayoría de los preparativos difíciles de hacer ya
están listo, pero… Kaito.”

Una gota de sudor corrió por la barbilla e Kaito.

Al momento siguiente, un ruido agudo como algo raspando contra el vidrio sonó.

Todos ahí saltaron cuando escucharon el chillido. Algo blanco estaba planeando sobre las
copas de los árboles y soltando un chillido chirriante mientras volaba hacia la sala del trono.
Tras una inspección más profunda, era un orbe blanco lechoso, permaneciendo en el aire al
rápidamente batir sus alas.

Fuera lo que fuera, no era ningún tipo de forma de vida respetable.

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Volumen 2

Inmediatamente, Hina saltó. El dobladillo de su vestido delantal ondeó mientras sostenía su


alabarda en el aire. Mientras lo hacía, Elisabeth le gritó para que se detuviera.

“¡Hina, alto! ¡Esa cosa es un dispositivo conteniendo comunicaciones urgentes de la


Iglesia!”

Hina, bajando su arma, cayó inmediatamente al suelo y aterrizó.

El orbe se detuvo delante de Elisabeth. Luego sus alas se cayeron, regresó a ser una joya
ordinaria, y cayó en la palma de Elisabeth. Multitudes de runas pasaron zumbando por su
superficie.

Elisabeth, habiendo descifrado el torrente de brillantes runas mágicas, abrió sus ojos de par
en par.

“¿Los demonios están atacando un pueblo portuario al sur? ¿El Gran Conde y el Gran
Duque han unido fuerzas?”

“¿Qué?”

Kaito soltó una exclamación sorprendida. Como él lo entendía, desde que la Torture
Princess y el Káiser tuvieron su pelea y se derribaron, los demonios habían evitado llevar a
cabo ataques a gran escala y en cambio prefirieron reunir poder individualmente. Además,
después de que Vlad, su mediador, había sido capturado, ninguno de los demonios había
trabajado junto con otro.

Pero, después de todo este tiempo, dos demonios estaban coordinando y atacando un
pueblo humano.

Entrecerrando sus ojos color esmeralda, Hina habló en una voz tensa.

“Eso claramente es obra del Gran Rey… ¿No es así, Lady Elisabeth?”

“Para estar seguros. O esa mujerzuela reveló mi estado debilitado a ellos o los está
controlando a ambos directamente…pero, en cualquier caso, no tenemos más opción que ir.
La Iglesia me ha dado órdenes directas de subyugarlos.”

“Espera, ¿qué? ¡No! ¡¿De qué estás hablando?!” Gritó Kaito.

Viendo la ira en su rostro, Hina cerró su boca medio abierta y dio un paso hacia atrás.

Kaito miró duramente a Elisabeth. Hasta hace un momento, había estado atascada enferma
en cama. Aunque su condición estaba un poco mejor, estaba muy lejos de estar
completamente recuperada. De todas formas, sin embargo, se levantó de su trono.

“¿Lo has olvidado, Kaito? Si desafío las órdenes de la Iglesia, conoceré mi muerte en la
hoguera.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“¡Aun así, no pueden simplemente esperar que corras a toda prisa veinticuatro siete!
Podemos contactar a la Iglesia y decirles—”

“¿Qué eres, una cabeza hueca? No me eximirían por un asunto tan insignificante como ese.
La Iglesia se preocupa por mi condición. Su Dios se sienta ocioso, sin salvar a nadie. En el
nombre de ese Dios, blanden sus látigos a sus sabuesos refrenados y, al hacer eso, hacen
que el mundo gire. En el nombre de su Dios, todo está bien.”

“Bueno, ¡eso está jodido! Sabes, he estado pensando esto por un tiempo, pero ahora voy a
salir y decirlo.”

La respiración de Kaito era irregular. Debido a su feroz ira, su mente contrariamente estaba
comenzando a aclararse. Mientras tranquilamente ponía sus pensamientos en orden, dio
voz a la sensación de incomodidad que había estado creciendo dentro de él por algún
tiempo.

“Con el tiempo serás ejecutada. Después de que mates los catorce demonios, te van a
matar en la hoguera. Esa es tu obligación, y esa es tu expiación. Pero, aun así, tus pecados
no serán perdonados. Y lo siento, pero estoy de acuerdo. Has dejado demasiados
cadáveres a tu paso.”

“No tengo ninguna refutación; todo lo que dices es como es. Pero, ¿y qué?”

“Pero es retorcido que seas la única peleando.”

“…”

Elisabeth eligió permanecer en silencio. Kaito tomó eso como afirmación.

Ella misma debió haber notado solo cuán irrazonable era. Entre las incontables víctimas
trágicas de los demonios y él habiendo visto sus batallas, Kaito, por su parte, había tenido
dudas y frustración acumulándose dentro de él.

“Entiendo que otras personas no pueden enfrentarse a los demonios. Después de haber
dejado tantos caminos a tu paso con el fin de obtener poder, eres la única que puede
enfrentarlos. Pero, ¿por qué nadie más está derramando su sangre? ¿Por qué no están
dando sus vidas para proteger a otros? ¿Cómo pueden dejarle todos los combates a
alguien que sabe que va a ser asesinada—cómo pueden mantener sus manos limpias
mientras le dejan la limpieza de los cerdos a la cerda? ¡Eso está mal! ¡¿Cómo pueden
librarse con esa mierda?!”

“Kaito.”

“¿Cómo pueden simplemente sentarse en sus palcos? Es una cosa cuando las cosas están
normal, pero cuanto estás tan débil como estás ahora—”

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Volumen 2

“Cuida tu lengua.”

Su voz, afilada como un cuchillo, detuvo a Kaito de golpe. Sintiendo como si hubiera sido
apuñalado en la garganta, cerró su boca. Pero subyugado y silenciado como estaba,
todavía miraba fijamente a Elisabeth. En el extremo receptor de su mirada, ella tenía una
fría—sin embargo, de alguna manera dulce—expresión.

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. He torturado y asesinado más que cualquier
otro, capturada por la Iglesia, y sido capturada por la Iglesia, y se me ha encargado matar
catorce demonios. Y una vez que los haya ejecutado a todos, yo misma seré puesta en la
hoguera. He lastimado, oprimido, y matado sin piedad, brutalmente, y arrogantemente. Y
ahora el festín y la festinista* han cambiado lugares. La humanidad tiene el derecho de
usarme y matarme como quieran. Eso es lo que decidí.”

[Nt: Estoy seguro que la palabra no existe, aquí usa “feaster” y “feast” es “festín, banquete,
etc”, ya saben el resto uwu.]

La Torture Princess, una mujer que había tiranizado y robado a muchos, habló con una
serenidad que evocaba la imagen de un mártir. Su mirada carmesí perforó a Kaito. Tenía
los ojos de un lobo solitario.

La pecadora sin igual, más orgullosa que cualquier otro, continuó.

“Yo, y nadie más, decidí eso. Y no dejaré que cualquiera critique esa decisión. Ni un alma.”

Si importar qué dijera, no sería capaz de cambiar esa resolución suya.

Cuando se dio cuenta de eso, Kaito se tragó el resto de lo que quería decir. Después de
todo, entendió que él, también, era constantemente protegido por la Torture Princess. No
estaba en posición de juzgar casualmente a otros.

Sí, lo entiendo. Soy solo un lento sirviente—no tengo los requisitos para enojarme
por eso.

Mientras Kaito involuntariamente comenzaba a apartar su rostro, Elisabeth comenzó a


caminar. Su lustroso cabello negro se agitaba mientras sus tacones resonaban al golpear el
suelo bruscamente.

“Iremos al pueblo en cuestión. Hina, Kaito, vengan—pero estén preparados para


defenderse.”

Kaito asintió con la cabeza en consentimiento y luego apretó con fuerza su mano empapada
de sangre.

Luego intentó seguir a Elisabeth.

De repente, sintió un tirón en su codo.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“¿Huh?”

Kaito se giró para revisar detrás de él, y vio a Hina de pie ahí. Estaba mirándolo
directamente con sus hermosos y transparentes ojos esmeralda.

Justo antes de que pudiera preguntarle qué estaba pasando, colocó su alabarda en el suelo
y abruptamente extendió sus brazos.

“Perdóname, Amo Kaito.”

“Hina, ¿qué estás—?”

Entonces presionó sus mejillas.

Mientras emparedaba su rostro entre sus manos, Hina tenía una seria expresión. Aunque
sus manos eran las de una muñeca, eran tan cálidas como las de un humano.

Después de un breve silencio, un signo de interrogación apareció sobre la cabeza de Kaito.

“Hina, ¿jeh ehtehto de refnenthe?”

“¿Te has tranquilizado, Amo Kaito? Si es así, tengo algo que me gustaría decir.”

Hina respiró profundamente.

Sus ojos llenos de preocupación y ansiedad, habló elocuentemente en una sola exhalación.

“La herida en tu mano no es algo que pudieras haberte hecho guardando cuchillos. Estás
escondiendo algo—y, además, parece ser algo de lo que no puedes contarme a mí o a Lady
Elisabeth.”

“…”

“No tengo intenciones de desafiar tus deseos e intentar sacarte información por la fuerza.
Pero hay una cosa que te pido que por favor recuerdes. Sin importar qué secreto puedas
albergar, siempre estaré a tu lado. Así que sin importar qué pase, por favor no dudes en
llamarme. ¿Entiendes?”

Parecía que estaba intentando grabar sus pensamientos en la mente de Kaito. Las palabras
lo sacudieron.

Escuchar su preocupación no le trajo nada más que felicidad. Durante su vida, ni una sola
persona le había mostrado a Kaito amabilidad o buena voluntad. Y nadie, ni siquiera sus
padres, habían tratado de protegerlo antes. Pero sin tener en cuenta lo que le estaba
escondiendo, Hina le estaba diciendo que lo defendería.

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Volumen 2

Aun así, no podía revelarle su secreto a ella.

Si se lo digo, no hay ninguna duda de que ella y Vlad irían por las gargantas de cada
uno.

No contarle era doloroso, pero no tenía otras opciones.

Mientras permanecía en silencio, Hina aflojó su agarre en su rostro. Su expresión parecía


un poco triste. Viendo eso, Kaito abrió su recién liberada boca y, como amontonando a lo
que ella había acabado de decir, de repente sacó algo que necesitaba decirle.

“Hey, Hina… ¿por qué vas tan lejos para protegerme?”

“Porque te amo.”

“Sí, entiendo eso. Me lo dijiste, ¿verdad? Que puede que tengas el corazón preconfigurado
de una autómata, pero todavía es tuyo y solo tuyo. Que en el momento en que me elegiste
como tu amo, y yo te elegí, que decidiste dedicarme tu amor a mí y nadie más… Eso me
hizo realmente feliz.”

“Amo Kaito… De todas las cosas que me han pasado en este mundo, conocerte fue la
más… De no ser por eso, ninguna de las otras cosas buenas habría pasado. Fue mi único
momento de fortuna y mi suprema alegría.”

“Pero, ¿por qué yo?”

“… ¿Amo Kaito?”

“No tengo nada para ofrecerte. Solo soy un humano ordinario. No puedo entender por qué
me escogiste. No tengo casi tanto valor, lo cual significa que… O más bien, incluso si ese
no fuera el caso, incluso si tuviera valor, no puedo dejar que seas arrastrada por cuán débil
soy.”

Hina estaba a punto de abrir su boca, pero entonces la cerró. Motivó a Kaito a continuar.
Asintió profundamente.

“Desde aquí en adelante, aún mucho más que antes, podría morir en cualquier momento.
Así que lo diré una vez más. Incluso si muero, quiero que sigas viviendo. Sólo a eso me
niego a renunciar.”

Kaito hizo su declaración. Ella le había ofrecido su mano y dicho que confiara en ella, pero
no podía aceptarla.

Hina inhaló profundamente y luego exhaló frunció sus labios fuertemente.

Luego puso mucha fuerza en sus manos. Las mejillas de Kaito fueron aún más apretadas
que antes.

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Volumen 2

“Dhe nuejo, ¿por qué esthas aprehando miz mejijas?”

“En primer lugar, en cuanto a por qué te escogí… Tomaría una semana entera revisar todo,
¿está bien?”

“¿Por qué?”

Kaito parpadeó, no habiendo esperado su respuesta. Hina fijó su mirada sobre él, sus ojos
rebosantes de calor y afecto. Sonrió como si mirara a alguien incorregible.

“Con el tiempo, explicaré por qué te escogí. Por qué posiblemente no podría haber sido
alguien más. Sin embargo, en este momento, no tenemos el tiempo. Debemos ir juntos a
donde está Elisabeth.”

“¡…! Hina, sobre lo que acabo de decir, necesito tu respuesta.”

“Lo entiendo perfectamente. Esos días pacíficos que valoras tan profundamente, que todos
amamos, están a punto de desmoronarse…y tienes miedo. Pero no te preocupes, Amo
Kaito. No necesitas hacer tales suposiciones.”

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Hina presionó firmemente las mejillas de Kaito. Mientras las jalaba horizontalmente, sonreía.

“Es en predicamentos como estos que lo más importante es sonreír. Va a estar bien.
Absolutamente los protegeré a ambos. Incluso si dices que no quieres que lo haga, me
interpondré en el camino de todos tus enemigos. Y protegeré todo lo que tienes. Por favor
cree en mí. No tienes ninguna necesidad de hablar de cosas tan tristes, porque ese día
nunca llegará—no por toda la eternidad.”

Hina se rio, como reforzando su punto. Soltó las mejillas de Kaito, se inclinó profundamente,
y luego levantó su cabeza.

Tenía los feroces y determinados ojos de alguien cuyo corazón estaba firmemente
determinado.

“No lo permitiré. Sin importar qué.”

Levantó su alabarda y salió corriendo, su cabello de hilo plateado brillando con luz tenue
mientras se iba. Kaito, ahora solo, miró hacia abajo a sus manos aturdido.

Como era ahora, ¿sus ojos alguna vez lucirían así?

Con calma levantó sus manos y luego golpeó su rostro.

“…Vamos.”

El calor de las manos de Hina todavía perduraba en su rostro, y la piedra conteniendo el


alma de Vlad todavía brillaba dentro de su bolsillo.

Ya no sabía qué era lo correcto.

Todo lo que podía hacer en ese momento era luchar desesperadamente contra la situación
ante él.

Tenía que creer que ese terrible día nunca llegaría.

Incluso si eso no era nada más que una mentira.

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Volumen 2

3: Batalla Por la Costa


La salada brisa marina se mezcló con el aroma de algo podrido.

El pueblo, construido dentro de una ensenada*, se extendía como un abanico con su


espalda a las montañas. Sus muros de yeso se erigían para no dejar pasar la brisa marina y
las tejas hechas de barro no esmaltado iluminaban al pueblo con magníficos tonos de
naranja y blanco.

[Nt: Es un accidente geográfico costero. Las ciencias de la Tierra generalmente utilizan este
término para describir una entrada de agua circular o redondeada con una boca estrecha.]

A medida que uno se alejaba de la costa y se acercaba a las montañas, el paisaje urbano
seguía una pendiente natural y subía en altitud. En el pico de sus cientos de escaleras de
patas de perro, una sucursal de la Iglesia le había hecho la vista gorda al resplandeciente
mar azul y todo su esplendor. Sin embargo, el edificio, el cual estaba adornado con una
estatua de un santo al revés derramando lágrimas de sangre, ahora estaba trágicamente
demolido debajo de una enorme flor.

Jugosos pétalos como lengua derramando moco que sobresalía de la flor. En los extremos
de sus tallos espinosos, alarmantes raíces de color carne que se parecían a genitales
humanos se extendían hacia afuera. Las semillas se arrastraban por el pueblo, aplastando
los edificios a medida que se envolvían todo a su paso. Incontables cadáveres estaban
esparcidos por las calles y en lo alto de las escaleras. Extrañamente, todos sus abdómenes
estaban aplastados, como unas cuantas bolsas de cuero desinfladas. Hombres y mujeres
por igual tenían las secuelas de la angustia prolongada grabadas en sus rostros.

Habían sido atravesados por las raíces y tenían sus órganos succionados por la fuerza.

“Esto es…horrible…”

Mientras susurraba en horror, siguió las raíces con su mirada. Justo antes de que hubieran
llegado al mar, su crecimiento se había detenido.

La enorme flor había estado evitando el mar, el cual estaba teñido de rojo.

El, también, estaba contaminado.

El agua de mar teñido estaba haciendo espuma violentamente. Las playas y embarcaderos
estaban cubiertos de pilas de algas disueltas y pescados muertos. En el mar, los cadáveres
de ballenas y delfines con vientres hinchados también eran visibles.

Abandonados por sus pasajeros, botes pequeños que pertenecían a los ancianos locales y
los grandes barcos comerciales por igual se estaban degradando a velocidades anormales.

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Volumen 2

Su carga se había desbordado por los pantoques* rotos y estaba flotando entre los
cadáveres.

[Nt: Parte casi plana del casco de un barco, que forma el fondo junto a la quilla.]

Y en medio de ese terrible espectáculo el difuso contorno de una enorme isla había
aparecido.

Tras una inspección más detallada, estaba palpitando.

La isla era, de hecho, una medusa color carne lo suficientemente grande para ser
confundida por tierra. Era como si el propio mar hubiera desarrollado un tumor que
chorreaba pus y se podría.

Tanto la flor como la medusa, hechas para crecer sin tener en cuenta sus límites naturales,
se estaban derrumbando. Eran demasiado grandes para tener una buena vista, así que era
imposible confirmar si tenían o no agujas en la parte posterior de sus cuellos. Sin embargo,
era claro ver que habían sido incapaces de mantener sus egos.

Usando las runas mágicas que habían recibido de la Iglesia, tres de ellos se habían
teletransportado al fondo de una de las escaleras que conectaban la ensenada a las
montañas, ya que teletransportarse directamente a la aplastada sucursal de la Iglesia no era
una opción. Desde esa perspectiva ventajosa, la serie de desastrosas escenas estaba justo
ante sus ojos.

Su cabello negro volando en la húmeda brisa marina, Elisabeth puso presión en su cabeza.

“…Ah, qué dolor de cabeza. Parece que ambos están siendo controlados. Qué pareja tan
lamentable son, cediendo a ella tan fácilmente. De todas las situaciones posibles que
anticipe, es fácilmente la peor de toda.”

“¿Estás bien, Lady Elisabeth?”

“La exasperación hará poco para mejorar nuestra suerte, supongo… La flor es el Gran
Conde, y la medusa es el Gran Duque. Los derribaremos comenzando con el más débil de
los dos y antes de que puedan escupir sus corazones.”

“Sí, ma’am.”

Inclinándose profundamente, Hina ajustó su agarre en su alabarda. Kaito silenciosamente


volvió a revisar los cadáveres esparcidos por todo el pueblo. Mientras lo hacía, vio una
figura moviéndose.

“… ¡Un sobreviviente!”

Sus ojos bien abiertos con anticipación, Kaito rápidamente se dio cuenta de que había
estado equivocado.

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Volumen 2

Era un soldado grotesco, un sirviente de los demonios, su cabeza ahora transformada en


una flor. La criatura estaba pisando cadáveres y trepando sobre las raíces en busca de
algo.

Mientras Kaito se preguntaba qué estaba buscando, la respuesta a esa pregunta se hizo
clara cuando un grito resonó de alguna parte.

Aunque se les había dicho que la Iglesia había reunido a los sobrevivientes y usado los
círculos de teletransportación para evacuarlos, al parecer no todo el mundo había logrado
salir. El subordinado estaba rastreándolos y matándolos en silencio.

Ahora que lo pienso, eso tiene total sentido. Con la calamidad cayendo sobre ellos
tan de repente, por supuesto que no lograron sacar a todos tan rápido. ¡Mierda!

Chasqueando su lengua silenciosamente, Kaito le dijo en voz alta a Elisabeth.

“Elisabeth, hay subordinados merodeando alrededor. Tenemos que salvar a los


sobrevivientes.”

“El campo de batalla no tolerará tal naïveté*. Es mejor pasar por alto las víctimas—o eso me
gustaría decir, pero al Iglesia tendría mi pellejo. ‘Haz algo bueno por el mundo,’ o eso me
dijeron…pero no tengo los recursos. Kaito, tú lidia con ello.”

[Nt: Ingenuidad.]

“Espera, ¿yo?”

“No te preocupes, te daré esto.”

Elisabeth chasqueó sus dedos. Una espada con rubíes en espiral alrededor de su hoja cayó
de la nada. Era la herramienta mágica que habían encontrado en el castillo de Vlad. Kaito
rápidamente la levantó.

Kaito miró la espada tan fina como una aguja con desconcierto. Impasible ante su reacción,
Elisabeth siguió hablando.

“Posees un cuerpo de golem, una creación de primera categoría de mi propia producción.


Tu control de la magia superó mis expectativas, así que tienes varias herramientas a tu
disposición. Pelea. Por lo que puedo decir, es lo que deseas, ¿sí?”

“Sí, tienes razón. Lo haré… No puedo simplemente sentarme y observarlas todo el tiempo.”

“Hina, tu tarea es…muy bien. Lo permitiré. Puedes quedarte al lado de Kaito. La idea de
estar junto a alguien cuya expresión ha sobrepasado la ansiedad y comenzado a volverse
tan feroz como la tuya me asusta, así que me abstendré de hacerlo.”

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Volumen 2

Mirando el rostro de Hina mientras hablaba, Elisabeth suspiró pesadamente.

Hina, quien había parecido tan en conflicto que parecía estar al borde de apuñalarse a sí
misma o a Elisabeth, frenéticamente borró la angustia de su rostro. Cuando se inclinó ante
Elisabeth, planteó una pregunta.

“Escuchar esas palabras me llena de gratitud. Es mi más grande deseo quedarme al lado
de mi amado y protegerlo… Sin embargo, um, Lady Elisabeth, ¿tú qué—?”

“Ha, no desestimes a la Torture Princess. Mi poder actual es más que suficiente para
aplastar a Gran Duque como a una hormiga.”

Elisabeth se mofó. Kaito y Hina, apunto de expresar su preocupación, mantuvieron sus


bocas cerradas. La Torture Princess no estaba aparentando. Su expresión hizo eso mucho
más claro.

Elisabeth tenía una sonrisa que era tanto feroz como cruel.

“Ahora entonces, partamos—chillarán como cerdos acuartelados y se retorcerán como


orugas atascadas.”

Oscuridad y pétalos de flor se arremolinaron, y Elisabeth agarró la Executioner’s Sword of


Frankenthal.

Luego subió las escaleras con largos saltos y brincos.

Llegó a una raíz cercana y saltó sobre ella. Luego de repente comenzó a correr con valentía
hacia el cuerpo principal de la flor, permaneciendo sobre la raíz mientras lo hacía. Era como
si estuviera corriendo sobre el brazo de su enemigo como una muestra de su poder. La raíz
tembló cuando se elevó en el aire. Antes de que pudiera llegar a venirse abajo, sin
embargo, Elisabeth gritó.

“¡Nail Gun*!”

[Nt: Pistola de Clavos.]

Oscuridad y pétalos de flor carmesí corrieron por la cima de la raíz en una espiral. Luego un
ruido sordo sonó en sucesión.

Clavos oxidados aparecieron del aire y clavaron la raíz en la carretera y los edificios.
Parecía que habían atravesado un conjunto de genitales humanos.

Estremeciéndose de dolor, la flor comenzó a soltar mucosidad espumosa desde el fondo de


sus sépalos. Kaito frunció el ceño por reflejo. Pisando sin piedad las cabezas de los calvos,
Elisabeth corría como un meteoro de obsidiana.

Kaito se quedó mirándola, fascinado. Sin embargo, Hina lo llamó, y regresó a sus sentidos.

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Volumen 2

“Amo Kaito, debemos irnos también. Ten cuidado de no apartarte de mi lado.”

“Oh sí, de acuerdo. Vamos.”

Asintiendo, Kaito arrancó a correr. Los subieron corriendo las escaleras, dirigiéndose hacia
la dirección de la que habían escuchado venir los gritos. El pueblo, envuelto como estaba
en raíces, parecía una ruina que no había sido habitado en un milenio. El hecho de que las
señales de vida se podían ver claramente hacía que la escena se sintiera aún más
espeluznante.

Mientras seguían por el camino principal y pasaban por una ventana en mirador llena de
plantas de interior bien mantenidas, los dos descubrieron un subordinado. El subordinado,
que estaba llevando una coraza escamosa hecha de hojas, lentamente se giró para
mirarlos.

Mientras parpadeaba sus ojos ampliados, sus últimos restos del humano que una vez había
sido, Hina balanceó su alabarda rápidamente.

“¡Hiyah!”

Su puntería certera, cortó su cabeza floral. Sin embargo, incluso mientras se tambaleaba,
estiró su brazo hacia Hina.

Quizás porque carecía de cerebro o médula espinal, perder su cabeza no había resultado
fatal.

“¡No seas descarado atrevido conmigo!”

Con una mordaz reprimenda, Hina cortó el brazo que se acercaba a ella. Quizás sintiendo la
diferencia en su poder, el subordinado estiró su otro brazo y extendió una cepa espinosa
hacia Kaito.

Hina inmediatamente hizo girar su alabarda. Sin embargo, Kaito la detuvo con una mirada.

Luego mantuvo su espada lista, como para bloquear el brazo del subordinado.

Cálmate y actúa racionalmente. Si no puedo lidiar con algo de este nivel, nunca
dejaré de ser equipaje.

Justo antes de que la hiedra pudiera enroscarse alrededor de su espada, Kaito concentró
sus sentidos en la herida en su palma y luego gritó.

“¡La (burn)!”

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Una llamarada deslumbrante estalló. La llama mágica giró en una espiral amenazante,
aferrándose a la hiedra y devorándola. Su brazo en llamas, el subordinado soltó un grito de
angustia.

Ver los cadáveres cubriendo el pueblo en realidad había calmado a Kaito debito a sus
íntimas experiencias en vida que involucraban odiar y enojarse por situaciones horribles. Sin
embargo, su tensión física era otro asunto. Habiendo visto que su magia funcionó, soltó un
suspiro de alivio. Su temblorosa mano finalmente se calmó.

Esa es Elisabeth para ti, siempre alerta. El arma en llamas parece que será efectiva
contra estos tipos.

El subordinado se arrancó su brazo en llamas y comenzó a huir con una torpe marcha.
Kaito decidió seguirlo. De repente, sin embargo, se dio la vuelta, agitando su brazo cuando
su cuerpo estalló en llamas y cargó hacia Kaito.

“¡Gah!”

Parecía que Kaito estaba a punto de pagar por su descuido. Un segundo después, sin
embargo, un ruido estruendoso resonó y el subordinado fue lanzado hacia el lado. Después
de parpadear unas veces, Kaito finalmente se dio cuenta de lo que había acabado de pasar.

Hina había masacrado al subordinado con el lado opuesto de su alabarda, y se había ido
volando y se estrelló contra el muro de un edificio. El fuego se había apagado en gran parte
en el impacto, pero el subordinado estaba retorciéndose y convulsionando, sin embargo.
Ataques despiadados estaba diluviando sobre él.

“¡Incluso! ¡Si! ¡Amo! ¡Kaito! ¡Mismo! ¡Lo! ¡Deseara! ¡Sé! ¡Que! ¡Ser! ¡Golpeado! ¡Hasta! ¡La!
¡Muerte! ¡Es! ¡Un! ¡Castigo! ¡Ligero! ¡Para! ¡Tu! ¡Grosería!”

Con la expresión de una ogra, Hina gritó mientras golpeaba al subordinado entre cada
palabra. Sus ataques estaban concentrados en su pecho, y su cuerpo de vegetal fue casi
reducido a carne molida. Su mirada era gélida, y después de que había confirmado su
muerte, dio una ligera inclinación de cabeza.

“…Y quédate muerto, basura.”

Su voz frígida, se giró hacia Kaito. Cuando lo hizo, su expresión hizo un giro completo de
180. Exhaló reverentemente, una brillante sonrisa flotando en su rostro mientras
emparedaba su alabarda entre sus abundantes pechos y se abrazaba a sí misma
fuertemente.

“¡Espléndido trabajo, Amo Kaito! ¡Dada tu habilidad, nadie sospecharía que esta es tu
primera batalla desde que comenzaste a aprender magia! ¡No esperaría nada menos de mi
amado! ¡Qué adorable eres, qué valiente, qué genial, cómo deseo abrazarte!”

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Volumen 2

“¿Gra-Gracias? Aunque estoy bastante seguro de que fuiste la única que hizo algo
impresionante aquí. Por así decirlo, en serio.”

“Oh mí, no, ese no fue el caso en absoluto. Qué humilde eres. Pero, aunque estas criaturas
son subordinados, su resistencia no es nada de lo que burlarse… Esta basura es bastante
problemática. De aquí en adelante, sería mejor aplastarlos que cortarlos.”

Entonces escucharon un grito. Kaito y Hina levantaron la vista con sobresalto y luego
asintieron con la cabeza el uno al otro y salieron corriendo.

Corrieron por algunas residencias y un área cerca a la pared de roca al oeste donde los
locales vendían pescado en carritos* antes de llegar a un grupo de edificios de edificación
gruesa y robusta.

[Nt: Como los de helado uwu.]

Una voz fue audible desde el interior de una puerta abierta hacia el este.

“¡Ahí!”

Cuando cargó hacia adentro, Kaito presenció el Infierno.

¿Qué pasaría si ataras los labios de alguien junto a un alambre de púas y luego tiraras de
ellos hasta que alcanzaran su límite?

¿Qué pasaría si metieras tentáculos en el abdomen de alguien mientras estuviera aún con
vida y luego lo agitaras alrededor?

¿Qué pasaría si estrujaras el cuerpo de alguien hasta que sus huesos se rompieran y
vomitara todos sus órganos?

Dentro de ese edifico, todas esas preguntas habían sido minuciosamente completadas.

Los dos subordinados habían masacrado la familia desapasionadamente, como si solo


fuera otro día en el trabajo.

Los restos del abuelo, el padre, y la madre estaban pegados al suelo embaldosado. Daba la
impresión de que habían sido asesinados en ese orden. La habitación era más o menos
grande, y junto a la pared, arpones, equipo de pesca, botes, y redes viejas estaban
alineadas en robustos estantes de madera. Entre ellos, frascos de conservas coloridas y
sacos de aspecto pesado estaban apiñados juntos.

Al parecer, este edificio era un almacén. Basado en el hecho de que no tenía ventanas, la
familia dentro debe haber pasado por alto la orden de evacuación de la Iglesia y había sido
descubierta por los subordinados.

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Volumen 2

Eso había resultado en el espantoso espectáculo ante Kaito. Sin embargo, todavía había
sobrevivientes escondidos entre los frascos de pepinillos.

Los sobrevivientes eran un par de niños. Un niño y una chica con mejillas sonrojadas
estaban acurrucados.

Habiendo acabado de terminar de aplastar la carne, los subordinados no habían notado a


Kaito y Hina aún.

Los subordinados pisotearon los restos de la madre—más concretamente, su estómago, el


cual estaba colgado de su boca como un pez sacado de aguas profundas—y se estiraron su
brazo hacia los niños.

El niño estaba en shock, y se quedó quito. Su tobillo estaba colgando del escondite, y la
hiedra estaba a punto envolverlo. Justo antes de que pudiera, sin embargo, el cuerpo del
chico jalado al espacio entre frasco y un estante. La niña estaba tirando del brazo del chico
e intentando forzarlo a moverse.

Probablemente era su hermana mayor. Levantó ambos brazos para intentar ocultarlo y
luego miró al subordinado. Sin embargo, la fachada valiente que puso se desvaneció
pronto, como la llama de una vela. Su rostro se arrugó, y soltó un gemido bestial. Aun así,
sin embargo, nunca dejó de defender al chico.

Había algo en sus ojos, algo que superaba el amor familiar y la resolución de una hermana.

De repente, un recuerdo particular pasó por la mente de Kaito.

Hubo una vez en que un chico con cabello rojo se había sacrificado para empujar a Kaito
fuera del peligro. Murmurando una pequeña maldición, ese chico tenía una sonrisa que
parecía que estaba a punto de estallar en lágrimas antes de ser alejado por la serpiente.

Luego fue comido vivo.

Aunque no había querido morir, el chico había deseado la felicidad de Kaito e


instintivamente lo protegió.

…Neue.

Desde que había sobrevivido a eso, ni un solo día había pasado sin que Kaito recordara ese
nombre.

Antes de que lo notara, había atravesado al subordinado por la espalda.

Kaito hundió toda la hoja, junto a los rubíes de aspecto frágil que la adornaban,
profundamente en el subordinado. El subordinado, perplejo, se dio la vuelta.

Cuando sus ojos se encontraron, Kaito le sonrió.

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Volumen 2

“La (burn to death).”

[Nt: “Arde hasta la muerte”, más o menos.]

Cuando escupió esa palabra, su maná se estalló. La espada estalló en llamas dentro del
cuerpo del subordinado.

El subordinado soltó un incomprensible grito e intentó golpear. Luego se convirtió en carbón


desde el interior hacia afuera.

Kaito, sin bajar su guardia ni un momento, soltó una segunda y tercera ráfaga de fuego
antes de liberar su espada. El subordinado restante frenéticamente extendió la hiedra hacia
él.

Entonces Hina aterrizó detrás de él.

“¡Hiyah!”

Después de recibir su patada de dos piernas, el subordinado chocó de cabeza contra un


estante. Un frasco de pescado encurtido en aceite cayó y se hizo añicos. El estante se
balanceó y luego cayó sobre el subordinado.

Sin perder su oportunidad, Hina levantó su alabarda y la mantuvo en lo alto. La empuñó


como un ablandador de carne, bajándola encima del estante y golpeando al subordinado
una y otro y otra vez.

Con cada fuerte y rítmico golpe, él estate se hacía más y más plano. Un líquido verde y
pestilente se dispersó, mezclados con el aceite y el vinagre.

Cuando el estante destrozado estuvo tan cerca al suelo como podría, Hina lo pisoteó con un
pie antes de bufar bajo.

Kaito, también, pateó el subordinado carbonizado en el estómago. Como un mal chiste,


cayó en pedazos y se desmoronó al suelo. Su ira se calmó momentáneamente, Kaito se dio
cuenta que estaba temblando.

“¿Qu-Qué está…pasándome?”

El subordinado estaba muerto. No había nada más a lo que temer. Kaito, intentando
suprimir su temblor con lógica, se arrodilló sobre una rodilla. Intentando desesperadamente
simular compostura, llamó a la chica estupefacta.

“¿Estás…estás bien? ¿Estás herida en algún lugar?”

“…Pa…i…

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“¿Huh?”

Una voz sorda se filtró de la boca de la chica, y Kaito respondió sin cuidado. Su instigación
actuando como un gatillo, la chica de repente abrió su boca.

Su garganta sonó un poco mientras un grito sincero brotaba.

“Pa…pi… Mami… Abue… No, no, nonono, ¡nooooooooooooooooooo!


¡Nooooooooooooooooooooooooooo!”

“Sí…cierto… Lo siento. No llegamos a tiempo, ¿no es así?”

Como si Kaito, también, fuera un enemigo, la chica lo atacó y siguió gritando como un
animal herido.

Dándose cuenta de que dejar que esto siguiera la pondría en peligro—podría morder su
lengua o tener convulsiones—Kaito inmediatamente metió su mano en su boca.

Sus ojos se abrieron de par en par cuando mordió sus dedos.

“¡…!”

Hina estaba a punto de hacer un movimiento, pero Kaito la refrenó con una mirada. Kaito
estaba demasiado familiarizado con la desesperación que acompaña eventos que no se
pueden deshacer; en su caso, había sido su propia muerte prematura. Así que frotó su
espalda y pacientemente decía lo mismo una y otra vez.

“Cálmate; estás bien. Vas a estar bien, así que necesito que te calmes.”

De repente, el cuerpo de la chica se volvió débil. Sin embargo, no era porque se había
calmado. Parecía que su espíritu simplemente había sido herido demasiado fuerte y se
había vuelto flojo.

Aun así, ya no tenían que preocuparse de que entrara en pánico. Kaito sacó sus dedos
ensangrentados y cubiertos de saliva de su boca, los limpió con su camisa, y luego le
extendió una mano al niño.

Los ojos del niño estaban muertos, pero aun así retrocedió y apretó la mano húmeda de
Kaito. Kaito dio un pequeño asentimiento.

Si aún podía sujetar las manos ofrecidas, probablemente estaba bien.

Levantando la chica y sosteniendo la mano del niño, Kaito se puso de pie. Cerró sus ojos y
luego sacudió su cabeza.

“Sí, no hay otra manera… Estoy seguro que puedo manejarlo. Definitivamente. Estaré bien.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Murmurando ambiguamente mientras pensaba, Kaito abrió sus ojos. Asintiendo una vez
más, habló en una voz llena de determinación, completamente diferente a la que había
acabado de usar.

“Hina, necesito que te lleves a estos dos al círculo de teletransportación, el que va al


castillo, y luego regreses una vez que te hayas asegurado que están a salvo.”

“¿Qu…? ¡Dices eso, pero eso requerirá mucho tiempo! ¡Estarás en peligro!”

“No puedo activar el círculo por mi cuenta. Estarán en peligro si los llevamos con nosotros
mientras peleamos o si los dejamos aquí mientras peleamos…y el tiempo es demasiado
precioso para que ambos los llevemos. Por favor.”

“…Esa ciertamente es una decisión rebosante de piedad hacia estos hermanos, así como
hacia la gente de este pueblo. Sin embargo, para mí, tu seguridad es lo má—”

“Mi cuerpo es inmortal. Siempre y cuando tenga cuidado de no perder demasiada sangre,
mi alma no desaparecerá. Sin importar lo mucho que me llegue a doler, seré capaz de
sobrevivir. Por favor. No quiero ver a nadie más morir como lo hizo Neue.”

Kaito se inclinó profundamente. Cuando las cosas eran pacíficas, la había puesto al
corriente sobre Neue, poco a poco. Le había dicho que la única razón por la que seguía con
vida era gracias a que un chico se había sacrificado para salvarlo.

Hina contuvo bruscamente su aliento como si hubiera sido golpeada.

El sentido de justicia de Kaito no estaba particularmente en el lado fuerte. Él y el sacrificio


no estaban en la misma oración. Y él sabía que él no tenía la fuerza para respaldar sus
palabras. Sin embargo, aunque tuviera que ponerse en peligro, había algunas cosas que
nunca quería ver de nuevo.

Nunca quería ver a alguien sacrificarse así de nuevo.

Sí…así es. No sé cuántas veces más pueda soportar eso.

Y con ese fin, tenía que hacer lo que sea que pudiera. Su rostro todavía apuntando hacia el
suelo, le hizo su solicitud a Hina.

“¿Podrías pensar en esos niños como si fuera mi vida por mí?”

“Por favor, Amo Kaito, levanta tu cabeza. He estado siendo sumamente grosera.”

Inmediatamente, Hina se arrodilló. No habiendo esperado esa respuesta, Kaito se puso


nervioso. Cuando ella lo hizo, se inclinó aún más profundamente antes de hablar
elocuentemente.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“Fallé en considerar tu resolución y, al hacerlo, hice que bajaras tu cabeza… He sido


indiscreta y oh tan grosera. Más tarde, dictaré el castigo por mi irremediable error yo misma.
Por ahora, acataré tus órdenes y momentáneamente me retiraré. Sin embargo…”

En un instante, Hina levantó su cabeza. Miró directamente a Kaito, su reflejo fundido en sus
ojos verde esmeralda. Desde el interior de ellos se asomaba una sensación de amor y
angustia y poderosa ansiedad y preocupación, como la de una mujer dejando a su esposo
solo en el campo de batalla.

“Me pediste que pensara en las vidas de estos niños como si fuera la tuya. Sin embargo,
hace mucho tiempo pienso en tu vida como si fuera la mía.”

“Hina, te dije que dejaras de decir eso.”

“En efecto, pero para mí, es la verdad absoluta. Amo Kaito, es precisamente porque
estamos en esta situación que te digo esto. Mi lugar en la vida está a tu lado, mi amor, y si
te pierdo, entonces mi vida, también, terminaría. En la siguiente, si t dignas en pensar en
mí, entonces cree en mí—y sin importar cuál situación pueda ser, todo lo que debes hacer
es decirme o que te proteja o que luchemos juntos a tu lado.”

“Hina—”

“Eso es lo que significa ser compañeros*. Por favor, si no debes recordar nada más,
recuerda eso. Aunque ahora seguiré tus órdenes y dejaré tu lado, te ruego que te cuides.
Muy bien ahora, ustedes dos, qué niños tan buenos han sido. Vámonos.”

[Nt: Tal vez no se note, pero puede significar también “pareja”.]

Una vez que había tomado su decisión, Hina actúo rápidamente. De la misma manera tan
fidedigna y delicada que la de una madre, alzó a los dos niños en sus brazos. Miró
directamente a Kaito, y luego partió a toda prisa.

Saliendo por la puerta, corrió como el viento.

“…Confiar en ella. Compañeros, ¿huh?”

Murmurando en voz baja para sí mismo, Kaito frunció el ceño mientras pensaba. Sin
embargo, luego rápidamente sacudió su cabeza y se giró para inspeccionar el almacén.
Con su carne rasgada, sus entrañas revueltas, y sus cuerpos estrujados, los cadáveres
apenas podían ser descritos como humanos ahora. Sin duda había soportado el dolor por
demasiado tiempo.

Después de unos segundos de silencio, Kaito inclinó su cabeza.

“Gracias a que todos ustedes aguantaron por tanto tiempo, los dos niños sobrevivieron. No
sé mucho sobre familias o padres, pero el hecho de que ustedes no usaron a los niños

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

como escudos humanos… Eso es bastante asombroso. Al menos, creo que lo es.
Descansen en paz…y sepan que los tres vamos a vengarlos. Yo, Hina, sobre todo, la
Torture Princess.”

Sus ojos ardían con ira silenciosa mientras hablaba, y cuando terminó, salió del almacén.

Se detuvo por un momento y miró alrededor. Una tenue luz estaba brillando desde el cielo
gris nublado. Las resbaladizas e inquietantes raíces brillaban sobre los edificios y el
pavimento. Esparcidas alrededor de ellas aquí y allá estaban los cadáveres como bolsas de
cuero.

Mientras miraba espectáculo infernal, Kaito se quitó su nerviosismo y comenzó a regresar al


camino principal.

Cuando lo hizo, escuchó un grito ronco desde la parte de atrás de un callejón.

Kaito miró con atención el espacio entre los edificios. Entonces, para asegurarse de que la
sangre no dejó de fluir, metió su dedo en la herida en su mano y la reabrió. La sangre fluyó
por el mango de su espada y en su bolsillo. La piedra tembló ligeramente desde el interior.

Podía sentir una mano fantasmal en su hombro. Vlad se rio, como burlándose de él.

“Mi, mi, mi, bastante pesado el rol que has asumido. Entonces veamos, aunque tus
enemigos son simples subordinados, ¿puede un hombre tan verde* como tú sobrevivir?
¿Cómo deseas colocar tus fichas?”

[Joven, inmadura, inexperto, etc.]

“…Voy a lograrlo. Si no puedo manejar esto, entonces quedarme al lado de Elisabeth hasta
el final nunca iba a ser posible. Y he considerado lo que Hina me dijo, también. Voy a
permanecer con vida, sin importar qué.”

“Ya veo. Qué gallardamente trágica es tu resolución y qué maravillosamente tonta.


En ese caso, por deferencia a tu obstinación*, también apostaré por tu supervivencia.”

[Nt: Aquí en lugar de poner “obstinacy” estaba “obstinance”, esto es más o menos una
manera de darle énfasis a la terquedad de Kaito en cumplir su objetivo (o eso es lo que
entendí después de buscar en varias páginas, ya que en wordreference no estaba
“obstinance”).]

“¿Apostar? No tienes nada con lo que apostar.”

“Tus palabras cortan como cuchillos. Es bastante difícil entretenerse con el cuerpo
de un hombre muerto, sabes. Me divertiré, aunque sea una mera cuestión de actitud—y
odio perder. Ten cuidado de no dejarme insatisfecho.”

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Volumen 2

Con esas palabras amenazadoras, la mano fantasmal se separó del hombro de Kaito.
Chasqueando su lengua, Kaito comenzó a correr de nuevo.

Pasó por los cada vez más escasos edificios y se dirigió a un camino construido al lado de
la montaña. A diferencia de las superficies de ladrillo que habían sido diseñadas para los
edificios—posadas, instalaciones públicas, y las residencias de las personas adineradas—la
desnuda pared de roca aquí tenía sólo un camino de madera pegada a ella.

Parecía ser un atajo oculto hacia la ensenada, la cual parecía estar bastante lejos.

Quizás sólo fue diseñado para ser usado por los locales, ya que no tenía pasamanos. Sin
embargo, la madera parecía fuerte, y el amplio camino parecía estable. Simplemente
caminar por él debió haber sido lo suficientemente seguro. Sin embargo, si uno estuviera
llevando un bebé en un brazo y agarrando un hacha en el otro mientras se movía
lentamente hacia atrás, esa era una historia completamente diferente.

En lo alto del camino, un hombre barbudo estaba frenando varios subordinados que se
acercaban de esa manera mientras soltaba gritos bestiales.

Después de confirmar el recuento de los subordinados atacando al hombre y al bebé—


contando cinco en total—los ojos de Kaito se abrieron de par en par en ira.

¡Me estás tomando el pelo! ¡Una espada en llamas no va a ser suficiente para que
lidie con tantos!

“Ahora veamos, ¿cuál es el plan? La suerte parece estar en tu contra justo desde el
comienzo. No sería totalmente razonable abandonarlos a su suerte y huir, pero… si hicieras
eso, ¿eso implicaría un aplazamiento de nuestra apuesta de antes? Aunque sería divertido
verte morir, también sería un pequeño desperdicio.”

Dijo Vlad, desinteresado. Kaito, congelado en el lugar, chasqueó su lengua mientras se


devanaba los sesos.

Incluso sin usar la espada, sé cómo materializar fuego. Pero respecto a si puedo o
no reunir suficiente potencia de fuego para alcanzar a los cinco… Sí, aun no tengo la
confianza en ese aspecto. Y si mi ataque sorpresa falla, me atacarán en grupo. ¿Qué puedo
hacer que sea eficaz?

Mientras estaba pensando, los subordinados estaban extendiendo su hiedra hacia delante.
El hombre barbudo balanceaba su hacha aún más frenéticamente—como aparentemente
había estado haciendo hasta entonces—y apenas se las arregló para repeler las cepas. Sin
embargo, parecía peligrosamente cerca de salirse del camino.

A este paso, más personas iban a morir. Las emociones negativas asaltando el cerebro de
Kaito ganaron sobre la tensión corriendo por su cuerpo. Cuando su ira llegó a su límite y
arregló sus pensamientos, se le ocurrió una idea.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Entonces gritó a todo pulmón.

“¡Hey, imbéciles! ¡Por aquí! ¡Miren hacia aquí!”

Los subordinados se giraron a mirar, al igual que el hombre barbudo. La voz de Vlad sonó
con exasperación.

“Bueno, bueno, bueno, ¿exactamente qué crees que estás haciendo?”

“¡Vete a la mierda!”

Los subordinados, inseguros de a quién atacar, se detuvieron por un momento. Kaito,


aprovechando esa oportunidad, desterró a Vlad de sus pensamientos y entró en su medio.
Entonces tomó el borde de la espiral carmín y la presionó contra su garganta. Las joyas,
mágicamente estiradas largas y delgadas, eran tan afiladas como navajas.

Kaito luego las hizo girar alrededor de su cuello. Sangre salpicó en todas direcciones,
empapando a los subordinados.

Kaito imaginó en dolor en su garganta transmitiéndose a la sangre y luego gritó.

“¡La (burn)!”

La sangre estalló en llamas. Los subordinados comenzaron a arder, y Vlad rugió con una
risa entretenida.

“¡Ya veo, ya veo, así que tenía ese método a tu disposición! Absurdo como es
herirse a uno mismo, ¡veo que fue bastante efectivo! ¡Eres un tonto aún más previsor de lo
que pensé!”

Irritado, Kaito pateó una de los subordinados en el costado y lo envió a caer por el lado del
acantilado.

El hombre barbudo, repentinamente entendiendo la situación, usó la parte de atrás de su


hacha contra el subordinado más cercano a él. Después de mirar para asegurarse de que
había caído apropiadamente, Kaito la giró su espada sobre 1 un subordinado que no estaba
ardiendo tan brillante como los otros y lo atravesó.

Finalmente, todo lo que quedó de los subordinados fueron cadáveres quemados.

“Parece que… lo logré.”

Mientras sangre goteaba por su cuello, Kaito fue superado por el mareo y se arrodilló en el
lugar. El hombre barbudo corrió frenéticamente hacia él. Mientras ajustaba su agarre en el
bebé llorando, le gritó a Kaito.

“¡Hey, tú! ¡¿Estás bien?!”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“Sí…estoy bien. Mi alma no desaparecerá solo por perder esta cantidad de sangre.”

“No puedo decir que seguí una palabra de eso, pero… ¡nos salvaste! ¡Salvaste a la hija de
mi amigo! No fui capaz de protegerla por mi cuenta. Gracias, hijo.”

El hombre bruscamente agarró la mano de Kaito. Pero cuando estaba a punto de arriba a
abajo, se detuvo. Parecía haber notado el corte profundo en la palma de Kaito. Los ojos del
hombre se abrieron de par en par mientras hablaba.

“Hijo…estás empapado de sangre.”

Kaito no lo escuchó.

Un violento y metálico sonido como un trueno resonó sobre sus cabezas.

Como si hubiera sido llamado, Kaito inclinó su cabeza y miró hacia la cima de la montaña.
En la ubicación donde la oficina de marca había estado antes, cientos de cadenas brillaron
cuando estallaron.

En ese momento, admiración y anhelo brillaron en los ojos de Kaito.

Mientras decía su nombre, su tono era como el de un niño elogiando a un héroe.

“…Elisabeth.”

La hermosa chica que hacía caer el juicio sobre los demonios estaba de pie delante de la
flor gigante.

Clavos oxidados estaban perforando la base de la flor, donde sus raíces eran más gruesas.
Mientras estaba encima de ella, su vestido se ondeaba en el viento.

Cadenas estaban envueltas alrededor del cuerpo de la flor, rodeándola una y otra vez. La
lengua en el centro de los pétalos estaba siendo aplastada por una robusta rueda de hierro.
La flor tembló, incapaz de escupir su corazón.

Desde la parte de atrás de su espalda, soltó un gemido bestial. La presión del viento
resultante sopló hacia atrás el cabello de Elisabeth. Sin embargo, su expresión no mostró
señales de cambio. Susurró, sus ojos carmesíes concentrados en la espantosa flor.

“Tiranizaste a otros, les robaste, y asesinaste, y al final, te arrebataron todo. Irónico,


¿verdad?”

“¡Elithabebebebebeeeeeeeeeeeth!”

“No te preocupes, Gran Conde. Yo, la Torture Princess, te concederé un castigo y muerte
adecuada a tu vida.”

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Volumen 2

Elisabeth sostuvo la Executioner’s Sword of Frankenthal ante su rostro, como un caballero.

Probablemente aterrorizada por la premonición de una muerte inevitable, los sépalos de los
pétalos de la flor se retorcieron mientras disparaban semillas y néctar parecido a saliva.
Aunque la mayoría de ellas fueron repelidas por las cadenas, algunas de ellas se salvaron
por su mucosidad y lograron escapar del bucle. Las cáscaras de semilla se acercaron a
Elisabeth. Sin embargo, antes de que pudieran alcanzarla, saltó alto en el aire.

Mientras se deslizaba por el aire, Elisabeth balanceo su espada, como si tratara de rasgar el
mismo cielo.

“¡Pied Piper of Hamelin*!”

[Nt: Es una fábula o leyenda alemana documentada por los Hermanos Grimm, y la
traducción sería “El Flautista de Hamelín”. Y si no estoy mal, Shrek le hizo parodia en la de
“felices por siempre”.]

Pétalos de flor carmesí y un vórtice de oscuridad volvió a pintar las nubes grises. El cielo se
volvió de un color ominoso, el negro y carmesí uniéndose en su centro. Luego algo vino
desde dentro, haciendo un cómico sonido silbante mientras caía.

Una jaula de hierro redonda se desplomó encima de la flor.

Ratas comenzaron a diluviar alrededor de la jaula.

Kaito, no habiendo anticipado esa ridícula vista, instintivamente inclinó su cabeza al


costado.

“… ¿Ratas?”

Las ratas chillaban mientras correteaban. Algunas de ellas estaban comiendo las semillas
que se habían caído por todas partes, sus ojos brillaban con satisfacción. Sin embargo,
ninguna de ellas era más grande de lo normal, y parecían bastante inofensivas. Justo
cuando ese pensamiento pasó por la mente de Kaito, el sonido de una ruidosa flauta se hizo
audible.

Entonces vio a Elisabeth sentada sobre la jaula y tocando una flauta transversa. De solo
mirar sus ojos cerrados, serena expresión, y movimientos elegantes de los dedos, era la
personificación de una propia señorita.

Espera, ¿sabe cómo tocar eso? …Y, lo que, es más, ¿de dónde sacó eso?

Mientras Kaito reflexionaba sobre esas preguntas, las ratas levantaron la vista al unísono,
sus trompas crispándose. En armonía con el alegre ritmo, chillaron y corrieron por la raíz en
una línea con sus colas apuntando directo hacia arriba. Su destino era una pequeña puerta
con forma de corazón en el lado de la jaula.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Las ratas energéticamente se amontonaron. Por alguna razón, se parecían a una multitud
de niños, trepando para ser los primeros en entrar en un teatro con cúpula.

Cuando la última rata entró, la puerta se cerró. Bloques de metal hicieron un sonido
metálico cuando la obstruyeron y sellaron la entrada.

“Ahora veamos, ¡es hora del show!”

Elisabeth hizo girar su flauta en un círculo. Se transformó en la Executioner’s Sword of


Frankenthal.

Cuando golpeó la punta de su espada contra la jaula de metal, un jardín de flores carmesí
se extendió por ella. Cuando golpeó la jaula una segunda vez, las flores estallaron en
llamas, como velas sobre un pastel.

Elisabeth entonces se encogió de hombros, se levantó, y regresó de la cima de la jaula a la


cabeza del clavo en el que había estado previamente.

Al principio, estuvo tranquilo. Las flores silenciosamente siguieron ardiendo sobre la jaula.
Sin embargo, en breve, las cosas dentro de la jaula se volvieron ruidosas.

Kaito, finalmente dándose cuenta del cómico método por el cual la tortura funcionaba,
retrocedió aterrorizado.

El calor está circulando a través de la jaula.

Las ratas, incapaces de soportar el calor de encima, comenzaron a huir hacia abajo.

Mordieron y masticaron su camino a través de los pétalos y contra la flor.

Y toda la flor estaba hecha de la piel del Gran Conde.

Un grito resonó. Las ratas royeron su camino mucho más en la flor. Sus diminutas bocas
rasgaron los pétalos, rasgaron los sépalos, rasgaron los tallos, e hicieron que el Gran
Conde se desmayara en agonía. Néctar pútrido se derramó desde el interior. De repente,
sin embargo, algo completamente inesperado siguió y salió también.

Era un hombre desnudo y viejo.

El hombre, empapado en néctar, era sin duda la forma original del Gran Conde. Parecía
que, según las órdenes del Gran Rey, él había provocado que su forma fusionada se
hinchara mientras escondía su cuerpo real dentro de la flor. Una aguja estaba clavada en su
cuello. Aun así, parpadeó y bajó su vista con reverencia a su cuerpo restaurado. Intentó
agradecerle a Elisabeth.

Correteo, correteo. Ratas llovían a su alrededor.

92 | P á g i n a
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Volumen 2

“… ¿Huh?”

“Gran Conde, Te das cuenta de que esto es tortura, ¿no? No habrá salvación para ti.
Simplemente morirás en agonía.”

Escuchando su suave advertencia, los ojos del hombre se pusieron rojos del shock.
Mientras lo hacían, las ratas comenzaron a roer sus hombros, roer sus oídos, y roer su
nariz.

Una tras otra, las ratas llenaron el cuerpo del hombre de agujeros mientras excavaban más
profundo.

Agarró las ratas como loco y las arrojó lejos. Sin embargo, sus números resultaron ser
demasiado para él.

Mientras las ratas diluviaban en sucesión, lo roían como si fuera un bloque de queso.

“¡Aah! ¡Ahhhhhhhhhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhhh!”

Los gritos del Gran Conde eran roncos y monosilábicos. Comenzó a bailar como un
demente ante el dolor. Su orina, sangre, y trozos de carne se derramaron y mezclaron con
el néctar a sus pies. Sin embargo, Elisabeth no mostró señales de concederle compasión.

Justo como había dicho, no habría ninguna salvación para él.

Con el tiempo, el Gran Conde se desplomó dónde estaba.

Unas cuantas ratas se abrieron paso hasta su estómago expuesto. Una sacó sus globos
oculares, y otra se abrió paso dentro de su cráneo. Las ratas habían comido por casi todo
su cuerpo y la flor. Habiendo comido hasta hartarse, se revolcaron, su tarea original casi
olvidada. De repente, plumas negras se esparcieron en el aire.

Las raíces, que se habían arrastrado por todo el pueblo, se estaban transformando todas en
plumas. Los subordinados merodeando entre ellas, habiendo perdido el apoyo del maná de
su amo demoníaco, se derrumbaron uno tras otro, sus intestinos probablemente se han
desmoronado.

Como una nevada fuera de temporada, las plumas negras diluviaban sobre el pueblo
costero.

Una mujer estaba de pie mientras las disfrutaba, tan ferozmente siniestra como hermosa.

El hombre barbudo frotó sus ojos repetidamente. Junto a él, Kaito apartó su vista de
Elisabeth e inspeccionó sus alrededores. Viendo que los cadáveres de los subordinados se
habían derrumbado en el polvo, una sonrisa se extendió por su rostro. Pero entonces algo
que vio por el rabillo de sus ojos hizo que su rostro se congelara.

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Mientras todo el cuerpo de Kaito se ponía rígido, el hombre barbudo murmuró impactado.

“¿Qué…qué en el mundo…? ¿Qué podría…? Quiero decir, ¿qué está pasando?”

“No te preocupes por eso… ¡Solo toma a esa niña y corre a los restos de la oficina de la
Iglesia! Ahora que el demonio está muerto, el terreno debería ser seguro. ¡Solo apresúrate y
ve tan alto como puedas!”

“Espera, pero ¿qué vas a hacer, hijo? Estás cubierto de sangre…”

“¡No te preocupes por mí, solo corre! Apresúrate, antes…”

Lucha contra el mareo que todavía carcomía su mente, Kaito se puso de pie. Miró con furia
el pútrido mar carmesí.

Ya sea debido a haber notado la muerte del Gran Conde o bien debido a haber recibido
órdenes previas del Gran Rey, un cambio estaba ocurriendo en el mar lleno de cadáveres.
Kaito habló, su expresión adusta.

“…antes de que el tsunami golpee.”

El mar carmesí estaba retrocediendo lentamente.

La medusa color carne, el Gran Duque, sonreía en su centro.

***

“¡Hey, Elisabeth! ¿Viste lo que estás pasando con el mar? ¡¿Qué vamos a hacer?!”

“¡Amo, Kaito, Lady Elisabeth! ¿Ustedes dos están bien?”

“¡Buen trabajo encontrándonos, Hina! ¿Cómo estaban los niños?”

“Usé aromas florales para calmarlos y hacerlos dormir. ¡Luego, Amo Kaito, seguí el aroma
de tu sangre y llegué aquí! Tu sangre tiene un dulce aroma en ella, ya ves.”

“El hecho de que sepas a qué huele mi sangre es conveniente pero también algo
espeluznante.”

“¡Eeeeeeeeeeeek! ¡Amo, Kaito, tus heridas! ¡Estás aún más herido que antes! ¡Malditos,
demonios, aunque todos caigan al infierno, nunca los perdonaría! ¡Ojalá todos ustedes
mueran otras dos mil muertes! Si tuvieran tumbas, entonces me gustaría ir a profanarlas
justo—”

“Cálmate, es demasiado*. Estás empeorando mi jaqueca, la cual no es poca cosa.”

94 | P á g i n a
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Volumen 2

[Nt: Aquí va “you lot” que es una manera británica de decir “you guys”, significa “ustedes
chicos”, pero no tendría sentido aquí, por eso lo cambié, pero como sea.]

Escuchando el vigoroso intercambio de Kaito y Hina, Elisabeth estaba apretando su frente.

No había nada que bloqueara su vista. La única cosa ante ellos era el mar carmesí,
transformado en una sopa pulposa de cadáveres.

Los tres se habían reunido en el faro que tenía vista al mar desde el acantilado del
promontorio*.

[Nt: Elevación del terreno o punta rocosa que avanza en el mar.]

La primera planta del edificio, el cual había sido construido de piedra color blanco puro,
contenía el alojamiento del cuidador del faro. El segundo piso era donde el combustible se
guardaba, y sobre el edificio cilíndrico estaba un andamio de hierro grande donde el fuego
se encendía. Conchas de mar y azulejos de colores estaban incrustados en la escalera de
caracol envolviendo la torre, y una estatua de una mujer santa derramando lágrimas de
sangre colgaba junto a la cesta de fuego.

Basado en cuán alto y decorativo era, ese faro probablemente era uno de los edificios
simbólicos del pueblo.

Después de ver a Elisabeth dejar los restos de la flor para viajar aquí, Kaito había ido tras
ella apresuradamente. Hina llegó al mismo tiempo que él.

La situación era caótica, y mientras los dos se apresuraban tras Elisabeth, ella estudió la
transformación del mar. La medusa estaba succionando la viscosa agua de mar, haciéndola
recular. Cada vez que lo hacía, su capuchón translúcido se hinchaba aún más allá de su
límite.

“Ah…así que eso es.”

Elisabeth cruzó sus brazos. Las runas extendiéndose por su pálida piel, desde su muñeca
hasta su hombro y costados expuestos, eran un tono aún más oscuro de carmesí de lo que
habían sido antes de su pelea con el Gran Conde.

“Ningún demonio con el poder de provocar un desastre natural ha descendido aún a nuestro
mundo. Este tsunami no será causado por un desplazamiento tectónico; más bien, esa
medusa en descomposición, el Gran Conde, planea almacenar agua de mar dentro de su
cuerpo y luego soltar violentamente todo a la vez.”

“¿Hay alguna manera de que lo detengamos?”

“Si lo matamos antes de eso, el agua que ha almacenado probablemente todavía resultará
en grandes olas, pero el daño se puede minimizar. Sin embargo, si es capaz de expulsar el
agua como planeó, un pueblo de este tamaño será arrasado.”

95 | P á g i n a
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Volumen 2

“Aún más razón para matarlo de inmediato.”

“Sin embargo, en eso yace el problema. La medusa está lejos en el mar, y cualquier barco
que podríamos usar para llegar a ella ya ha sido hace tiempo degradado. Atacar la
directamente es imposible. Incluso lanzar misiles con una catapulta no sería efectivo a este
alcance, y dada mi situación actual de maná, las probabilidades de que podría repeler tal
ataque son altas. Siendo ese el caso, nuestra mejor opción es la ejecución por un animal.”

Elisabeth chasqueó sus dedos. Oscuridad y pétalos carmesí se arremolinaron en el aire.

El negro y carmesí se juntaron y luego estallaron. Desde ahí, un enorme y hermoso cuervo
extendió sus alas. El sabio pájaro de ojos malicioso se sentó respetuosamente sobre los
accesorios metálicos en el brazo de Elisabeth.

“Con esto, nuestra capacidad de dañarla está asegurada. Sin embargo, usar este método
tomará tiempo. Transformar siquiera unos pocos de estos para ser capaces de ocasionar
muerte instantánea requeriría más maná del que actualmente poseo… En verdad, este
diseño es exasperante. Entonces, ¿qué hacer?”

Elisabeth mordió su labio ligeramente. Mientras lo hacía, la marea retrocedía más, y la


medusa seguía creciendo.

Mirando el mar con sus ojos esmeralda, Hina levantó su voz.

“Si es como dices, ¿no sería mejor retroceder al castillo por ahora? La mayoría de los
residentes del pueblo ya han evacuado. Incluso si los edificios son arrasados y destruidos,
la pérdida de vidas será mínima. Incluso podríamos usar las ruinas como base. Si nos
vamos ahora y regresamos más tarde, podríamos conseguir condiciones mucho mejores
para nuestra revancha.”

“Sí, si tan solo pudiéramos. Pero incluso si ignoro la destrucción de un pueblo pequeño,
probablemente sería distanciada por la Iglesia. Tales son las restricciones colocadas sobre
un sabueso encadenado. Es muy problemático ciertamente.”

Mientras escuchaba a Elisabeth y Hina hablar, Kaito bajó sus ojos y pensó. Todo sobre la
situación era terrible. La Iglesia estaba colocándole demandas irrazonables a Elisabeth. Sin
embargo, en cuanto al asunto de huir se trataba, Kaito también estaba en contra de ella.

Si huimos ahora, aunque los daños serán mínimos, gente todavía morirá.

Kaito le había dicho al hombre de antes que escapara a terreno alto. Sin embargo,
probablemente había otros que no habían logrado refugiarse. Probablemente también había
personas que estaban heridas y no podían irse. Eso dicho, incluso Kaito podía decir que
Elisabeth se estaba quedando sin maná. Ella no podía hacer lo imposible.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

¿Qué hacer, qué hacer, qué hacer…? Piensa. al final del día, ¿hay algo que pueda
hacer?

¿O era simplemente tan impotente como siempre, incapaz de hacer nada?

El mar rugió.

Cuando lo hizo, Kaito sintió a sus tímpanos tensarse. Todos los sonidos le parecían
distantes. El cambio en sus alrededores no era debido a ninguna anormalidad espiritual de
su parte. Su conciencia se estaba volviendo borrosa debido a la pérdida de sangre. Sintió la
sangre goteando por su cuello y pegándose su ropa, y su piel se calentó curiosamente.

Kaito instintivamente llevó su atención al desagradable calor. Avanzó lentamente por su


cuerpo y llegó a la piedra en su bolsillo, rosas azules dentro comenzaron a arder. Justo
cuando se dio cuenta de qué era la sensación, la mano fantasmal aterrizó en su hombre
una vez más. Podía claramente sentir el peso frío de la mano.

“Ahora veamos, ¿qué hacer ciertamente, mi querido sucesor?”

El dulce y meloso susurro reverberó en el oído de Kaito.

La mano chasqueó sus dedos.

Antes de que Kaito lo supiera, Kaito estaba solo en la oscuridad. Ante él estaba la
extravagante silla de huesos de bestia, repleta de pieles.

Vlad estaba sentado en ella, acariciando suavemente el reposabrazos de calavera con la


arrogancia de un rey.

El abrigo de su noble se ondeó cuando se levantó de la silla. Mientras las suelas de sus
zapatos taconeaban contra el suelo, habló en una familiar, pero voz solemne.

“Dada la situación en la que están, ¿continúo mi clase? Ya te lo mencioné. Puedes


usar tu propio dolor como un apoyo para encender el maná dentro de tu cuerpo, pero la
magia que ese método desbloqueara para ti está trágicamente limitada. Crear maná mismo
del dolor de otros es mucho más eficiente. Con el fin de hacer eso, debes o consumir la
carne de un demonio… ¡o invocar uno tú mismo!”

Vlad miró a Kaito, midiendo su respuesta. Sin embargo, Kaito no ofreció ninguna respuesta.
Vlad se encogió de hombros y luego resumió su andar.

Sacudió sus blancas manos enguantadas en el aire como un director de orquesta.

“Escuchar eso de repente sin duda deja una vaga impresión. Por eso, voy a darte
una oportunidad de probarlo. Después de todo, soy como tu profesor. ¿Y qué es un profesor
si no alguien que cuida a sus alumnos?”

97 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“…”

“Yo y él ya no tenemos ninguna relación con el otro. Sin embargo, incluso sin un
contrato e incluso con mi muerte habiéndole obligado a regresar a una dimensión superior,
pasamos suficiente tiempo juntos como para que al menos pueda alcanzar su cola. Los
demonios se dan un banquete del dolor de los hombres. Usándolo, incluso si todo lo que
puedes lograr es reducir el dolor que acabas de sentir en maná, debería resultar bastante
interesante ciertamente. Entonces, ¡es hora de tu verdadero examen práctico!”

Vlad se detuvo de golpe y luego aplaudió fuertemente. Sin dedicarle un pensamiento a la


posibilidad de que Kaito lo rechazara, Vlad se giró hacia él e hizo su declaración
melodramática.

“¡En este momento, darás tu primer paso hacia la grandeza!”

“Hombre, simplemente amas el sonido de tu propia voz, ¿verdad?”

Por primera vez desde que había entrado a la oscuridad, Kaito habló. Su voz era baja y
sorda.

Mientras miraba a Vlad, los ojos de Kaito estaban llenos de feroz animosidad. Vlad sonrió y
luego inclinó su cabeza como preguntando le ha Kaito qué planeaba hacer.

Por supuesto, Kaito ya se había decidido.

Dio un paso hacia adelante. Sentía como si el joven pelirrojo que le había deseado felicidad
estuviera observando lo. El chico lo miró con ojos que se cuestionaban si Kaito realmente
estaba bien con esto o no y una mirada llena de preocupación y reproche.

Sí, Neue, lo sé. Esto es un error.

Entendiendo eso, Kaito habló.

“Si tienes algo que pueda usar, entonces entrégalo ya. Lo necesito, por el bien de mi futuro.”

“¡Una respuesta más que espléndida!”

En el momento siguiente, Vlad estiró su mano y la empujó dentro de Kaito, dentro de su


propia alma.

Kaito podía sentir que una mano apretaba alrededor en su estómago.

Fue asaltado por un dolor agudo mientras pétalos de flor cerúleos y oscuridad se
arremolinaban alrededor de sus órganos.

Una luz siniestra se proyectó detrás de sus ojos, y su cavidad nasal se llenó con una fuerte
pestilencia animal. Un rugido sonó en sus oídos, y su pierna rozó el pelaje de alta calidad.

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Volumen 2

Podía sentir los pasos caninos vibrar por todo su cuerpo, mientras hacían que el suelo
temblara y el aire vibrara.

Finalmente, sintió húmedos y rancios alientos cerca de su rostro.

¿Está olfateándome?

El sabueso de primera clase estaba evaluando al ser ante él.

Estaba verificando para ver si era una persona o si era comida.

…Y entonces…

“Felicidades. Pasaste la primera prueba.”

Antes de que lo hubiera notado, Vlad se había desvanecido de la oscuridad. Una cola de un
perro negro, sin conexión a nada, estaba colgando en el aire delante de Kaito.

Atónito, levantó su palma. Luego, usando el dolor reunido dentro de ella—no solo el suyo,
sino el dolor que había causado mágicamente en los subordinados, también—Kaito se
agarró a la cola.

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

Pudo escuchar risas como humanas.

Luego Kaito abrió sus ojos.

***

“… ¿Huh?”

Cuando recuperó el sentido, Kaito se encontró en el techo del faro.

El mar carmesí todavía se extendía ante él. Casi no hubo ningún cambio en la posición de
la marea. Al parecer, no había pasado mucho tiempo. Elisabeth y Hina, sus rostros adustos,
todavía estaban siguiendo su discusión.

“Entonces, ¿y si desarrolláramos la ejecución animal y la catapulta al mismo tiempo?”

“Será difícil, pero esa parece ser la mejor opción… El fracaso es una posibilidad, pero no
hay nada que hacer para eso.”

Mientras parpadeaba, Kaito le echó un vistazo a Elisabeth. La fuerza dentro de su cuerpo


definitivamente era débil. Sin embargo, todavía presumía una espinosa, oscura, belleza
como de una flor.

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Volumen 2

Cuando miro detenidamente, puedo ver que incluso ahora tiene suficiente maná que
yo normalmente ni siquiera estaría en la misma liga que ella… Esa es la Torture Princess
para ti. Ahora, en cuanto a mí…

Kaito bajó su vista a su mano. Aún podía sentir claramente la suave sensación de la cola
del perro negro en ella. Además, había cabellos negros pegajosos mezclados con la sangre
derramándose de la herida.

Huh…Supongo que realmente no fue un sueño.

Frunciendo el ceño, enfocó su atención en la incómoda sensación y comprobó la cantidad


de maná nuevo arremolinándose dentro de su cuerpo. Sus cálculos funcionalmente
equivalían a introducir su mano en una piscina de agua para decir cuán profundo era.
Cuando terminó, asintió con la cabeza.

Muy bien, con esto, puedo lograrlo.

Kaito en silencio se acercó a Elisabeth y luego tocó el lomo del gran cuervo descansando
en su brazo. Pasó su mano por sus hermosas plumas, como si estuviera consolándolo. Su
sangre manchó sus plumas.

Mientras lo hacía, su espina dorsal comenzó a deformarse.

Mientras la violenta energía mágica se abría paso hacia el interior, el cuervo sufrió una
transformación.

“¿Hmm? … ¡¿Qu—?!”

Elisabeth levantó la vista con un sobresalto. Cuando vio cómo el cuervo había mutado, lucía
como si la hubieran golpeado en la barriga. Después de que miró a Kaito con reservas, sus
ojos poco a poco se llenaron de comprensión y furia.

“¡Kaito, desgraciado…!”

El brazo de Elisabeth salió disparado como una flecha, y agarró a Kaito por el cuello.

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Volumen 2

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Volumen 2

Mientras lo hacía, la transformación del cuervo continuó. Por un instante, fuego del infierno
ardió en sus ojos negro azabache. Su pequeño y delgado rostro balbuceo* y retorció
espantosamente y se transformó en el de un sabueso.

[Nt: Se puede tomar como “hacer sonidos incoherentes nada entendibles”, I guess.]

El cuervo estaba a punto de parecerse a una gárgola, con la cabeza y el torso de una bestia
y las alas de un pájaro. Sin embargo, la transformación se asentó en una configuración más
agradable. Al final, el cuervo se quedó varias veces más grande de lo que había sido
originalmente, con enormes alas, brutales garras, y un puntiagudo pico.

Era una criatura sin igual, una que fácilmente parecía la realeza de los cuervos.

El cuervo batió sus alas jactanciosamente. Elisabeth, por otro lado, estaba temblando de ira.
Levantó sus brazos, y las puntas de los pies de Kaito colgaron en el aire. Gritó furiosa.

“¡¿Qué has hecho?! ¡¿Qué es ese poder?! ¡¿Dónde lo conseguiste?!”

“Espera Elisabeth…aún más importante… ¿Podrías hacer tres más de esos pájaros base?
Con mi técnica, puedo fortalecerlos, pero no puedo hacerlos desde ce—”

“¡Tonto! Hay algunas cosas con la que no debes involucrarte. ¡¿Quién sabía que tú eras tan
insípido?!”

“No lo…he obtenido…aún… Se supone que es…una prueba…”

“Esto es ridículo… ¡Vlad debería estar muerto! ¿Por qué, entonces?”

“Elisa…beth… Podemos hablar más tarde. Ahora, deberíamos concentrarnos en los


cuervos. A esto paso, ambos vamos a estar muy profundo en la mierda*.”

[Nt: En realidad “be in deep shit” significa “estar en graves problemas”, pero la vulgaridad se
pierde y no me gusta :v.]

Kaito presentó su argumento sin emoción. Mientras miraba su calmada—y en cierto modo,
demente—conducta, Elisabeth apretó sus dientes y bruscamente lo bajó.

Tosiendo, Kaito dio una ligera inclinación de cabeza.

Sí, eso tiene sentido… Esperaba que se enfadara.

Todo, incluyendo la reacción de Elisabeth, estaba desarrollándose dentro de los límites de


sus expectativas. No tenía ningún motivo para estar asustado. Sintiendo otro par de ojos
sobre él, Kaito se giró. Por alguna razón, Hina parecía estar al borde de las lágrimas.
Inseguro de cómo responderle, eligió saludarla con la mano.

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Luego regresó su mirada a Elisabeth, serio. Estaba chasqueando su lengua, su rostro se


retorcía con ira. Sin embargo, frustrada como su expresión era, una vez más convocó una
espiral de oscuridad y pétalos.

“Después de esto, espero que me digas todo. Y si te niegas a hablar, usaré el aplasta
pulgares*.”

[Nt: Un dispositivo de tortura, si bien se usaron diferentes dispositivos mecánicos para


llevarla a cabo, la tortura en sí consistía en el aplastamiento de uñas, falanges y nudillos en
forma lenta y progresiva, extendiendo el dolor durante días sin provocar daño mortal a la
víctima. El nivel de desgarramiento podía ser controlado hasta el punto de provocar
prácticamente la mutilación del miembro.]

Mientras hacía su furiosa declaración, Elisabeth creó cuervos uno tras otro. Insistiendo que
confesaría sin necesidad de la tortura, Kaito tocó sus lomos como si los bautizara.

Con el tiempo, los cuatro cuervos reales* fueron completados.

[Nt: Puede referirse a “como rey” también.]

“Sky Burial*.”

[Nt: “Entierro Celestial”. El entierro celestial o disección ritual es una práctica funeraria
común en el Tíbet, en donde el cadáver humano es seccionado en lugares específicos y
colocado en la cima de una montaña, exponiéndolo a los elementos (mahabhuta) y
animales, especialmente a las aves de presa.]

Cuando Elisabeth habló, los cuatro pájaros despegaron en formación circular. Batieron sus
alas con más fuerza de lo que deberían haber sido capaces, cruzando el océano y
acercándose a la medusa.

Los cuatro se posaron sobre su carne translúcida y luego clavaron sus garras y se
agarraron. Luego cada uno voló en una dirección cardenal.

La piel de la medusa se desgarró, y el agua de mar y fluidos corporales se derramaron.

“Urgh… Ah, ahhhhhhhhh, ¡ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!”

La medusa gritó mientras se retorcía en agonía. Sin embargo, incluso con la carne estirada
a su límite y comenzando a desgarrarse, los cuervos no mostraron señales de detenerse. A
medida que la medusa perdía más y más agua de mar y fluido, al final se rasgó en cuatro
secciones asemejándose a los pétalos de flor.

Enormes trozos de carne en descomposición fueron expulsados y flotaron suavemente en la


superficie del agua.

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Volumen 2

Al mismo tiempo, el agua de mar que había vomitado se precipitó violentamente hacia el
faro.

“¡Agárrense fuerte! ¡Es sálvese quien pueda!”

A la señal de Elisabeth, los tres saltaron a la acción.

La ola de agua de mar que había salido de la medusa era más grande que el faro. Si
hubieran sido personas normales, no tendrían más opción que simplemente ser tragados y
barridos.

Los tres se agarraron de la robusta estatua de la santa y usaron su mana para fijarse en su
lugar. Incontables cadáveres arrastrados por ellos mientras el agua sangrienta corrieron
hacia ellos y los rodearon.

¡Hey, si esto es todo lo que hay, entonces probablemente saldremos con sólo un par
de edificios en la costa siendo arrastrados!

Mientras desesperadamente contenía su aliento, Kaito se sintió aliviado por eso.

Luego un pescado lo miró fijamente.

Tras una inspección más minuciosa, aunque ciertamente era un pez, también no lo era.
Estaba nadando fácilmente contra la corriente, y miró a Kaito y a las otras con un solemne
rostro masculino.

De hecho, rostros humanos brotaban por todo su gordo cuerpo.

No había vitalidad en absoluto en sus ojos apagados. Lentamente abrió sus gordos y
odiosos labios.

Luego el pez con rostro humano escupió su corazón.

“…………… ¿Huh?”

Una cierta escena volvió a pasar por su mente.

Un hombre desnudo había estado dentro de la flor del Gran Conde. Había ocultado su
cuerpo real dentro de los pétalos. Sin embargo, después de que la medusa del Gran Conde
había sido rasgada, nada como eso estaba ahí.

Si el Gran Rey había obligado al Gran Duque a cambiar incluso su forma y le ordenó
vomitara su corazón…

Y si el llamativo espectáculo que el Gran Conde y el Gran Duque armaron había sido toda
una trampa…

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“¡Elisabeth!”

El corazón se rompió. Cientos de brazos pasaron por la ola y nadaron por el agua.

Los brazos carmesíes se aferraron a Elisabeth. Toda la energía se apagó de su cuerpo.


Kaito rápidamente la agarró por detrás antes de que fuera arrastrada por la ola. Sin
embargo, su propia mano estaba a punto de resbalarse de la estatua de la santa.

“¡Amo Kaito!”

Con reflejos sorprendentes y fuerza de agarre, Hina lo agarró del cuello con una mano.

En breve, el torrente de agua pasó. La azotea estaba llena de charcos carmesí y montones
de peces muertos. Kaito sacudió el cuerpo sin fuerzas de Elisabeth mientras yacía
desplomado en el suelo. Mientras Hina manipulaba sus sistemas de drenaje, se arrodilló
junto a ellos.

“¡Elisabeth! ¡Elisabeth, vamos, despierta!”

“¡Lady Elisabeth, por favor responde! ¡Lady Elisabeth!”

No respondió. Había peleado tan heroicamente, pero no dio respuesta a sus gritos.

El cuerpo de la medusa, desgarrado, pero no colapsado, estaba transformándose en


plumas negras. Con el tiempo, colapsaron en un aluvión y flotaron suavemente sobre el mar
carmesí. Flamas cerúleas ardían sobre las olas.

La subyugación del Gran Conde y el Gran Duque estaba completa.

Y en cuanto al resultado de la batalla, Kaito y compañía habían perdido.

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4: Heroína y Amante
Desde que era un niño, Kaito Sena había despreciado a los héroes.

Había aprendido del concepto durante el corto periodo en el cual había asistido a la
escuela. Por un tiempo, había esperado que uno viniera y lo salvara. Pero sin importar cuán
fervientemente lo anhelo, siguió recibiendo quemaduras de cigarrillo por todo su cuerpo,
recibiendo quemaduras en sus codos por encendedores, teniendo las puntas de sus pies
rotas, y siendo forzado a rogar por sobras de comida de su padre y sus amantes. Como
resultado, había llegado a considerar el concepto de héroes, así como las varias historias
en las que aparecían como ridículo desde el fondo de su corazón.

Una persona así no podría existir.

Si existiera alguien que enmendara las injusticias del mundo, entonces el dolor y pena de
Kaito—o más bien, su existencia misma—debieron haber eliminados hace mucho.

Irónicamente, la crueldad y dolor acumulado dentro de Kaito sirvió para desacreditar la


posibilidad de que los héroes existían. En cierto modo, jugó el rol de un villano, ya que su
propia vida era la personificación de cuán inexistentes y sin sentido eran los héroes en el
mundo.

Hasta el día en que fue estrangulado hasta la muerte, esa percepción de Kaito nunca ha
cambiado.

Además, su nuevo mundo estaba desprovisto también. Mientras era un mundo fantástico
rico en espadas y brujería, la tierra estaba plagada de demonios. No habían cruzados
nobles o campeones legendarios.

La única persona peleando era la Torture Princess, una pecadora sin igual.

Era absolutamente malvada, de pie en la cima de un montón de cadáveres—pero esos que


aplastaba eran aún más malvados que ella.

Kaito Sena despreciaba a los héroes.

Sin embargo, en lo que respecta a los villanos, lo mismo no aplicaba necesariamente.

***

Kaito estaba sobre una silla simple en la habitación de piedra. Tenía círculos oscuros bajo
sus ojos.

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Como una recreación de la escena anterior, Elisabeth estaba acostada en la cama delante
de él. Las runas carmesíes arrastrándose por su cuerpo se habían agrandado aún más,
cubriendo su pálido cuerpo como escaramujos. Periódicamente, soltaba febriles y doloridos
gemidos. Cada vez que lo hacía, Hina, que estaba de pie lista junto a su cabecera, se ponía
un poco rígida.

[Nt: El escaramujo o rosa canina (a veces también llamado en España tapaculo) es el


fruto pomáceo de los arbustos del género Rosa, y en particular del rosal silvestre.]

Aparte de limpiar diligentemente el sudor de Elisabeth, había poco que podía hacer.

Unos días habían pasado desde que habían regresado del pueblo portuario y liberaron a los
dos niños a sus parientes, que habían venido junto a los miembros de la Iglesia. Sin
embargo, a pesar de los devotos cuidados de Hina, Elisabeth no había recuperado la
conciencia. Impotentes, todo lo que Hina y Kaito podían hacer era esperar a que despertara.

No poder hacer nada apesta.

Sobre su silla, Kaito puso fuerza en sus palmas cruzadas. Su herida había sanado
adecuadamente, y el poder que había conseguido temporalmente se había desvanecido. Ya
no sentía la sensación de la cola del perro negro en su piel.

Kaito todavía no le había hablado a alguien sobre lo que había pasado en ese entonces.
Hina había lanzado varias miradas inquisitivas en su dirección, pero finalmente decidió
enfocarse en cuidar a Elisabeth. Habiendo estado de acuerdo con su decisión, Kaito había
mantenido su boca cerrada.

Mientras miraba fijamente el delgado y rodeado de carmesí cuerpo de Elisabeth, soltó el


mismo murmullo que numerosas veces antes.

“………Elisabeth.”

“………Discuulpen.”

De repente, los dos escucharon la voz de una tercera parte.

Hina agarró su alabarda del suelo y se puso de pie*. Mientras lo hacía, Kaito fluidamente
sacó un cuchillo de su bolsillo y lo presionó contra su palma. Sin embargo, la presencia en
el otro lado de la puerta simplemente se quedó quieta, inmóvil. Kaito y Hina inclinaron sus
cabezas.

[Nt: Aquí utiliza “snap to her feet”, lo tomo como “lo hizo de repente/de golpe”.]

Por alguna razón, la otra parte parecía asustada.

“Hina, ¿puedes manejar esto?”

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“Por supuesto. Amo Kaito, deberías estar de pie en alguna parte en la que no seas visible
de la entrada.”

Después de confirmar que Kaito se había puesto a cubierto, Hina se acercó a la puerta y
rápidamente la abrió de golpe. Balanceo su alabarda, presionando la exactamente contra el
cogote de su cuello. La masa negra levantó sus manos en alarma.

Una voz afligida gritó desde debajo de una capucha.

“¡Yo—yo vengo en paz! ¡Soy un transeúnte y un aliado! ¡Soy su humilde Butcher, amigo de
glotones y mendigos por igual! ¡Traigo deliciosa carne! ¡Así es, soy yo!”

“Oh, hey, es el Butcher.”

“¡Yo amigo!”

“Por favor relájate. Lamento mucho mi conducta. Sin embargo, um…creo que, debido a la
pobre condición de Elisabeth, solicitamos suspender las entregas por el momento.”

Hina inclinó su cabeza al costado. El Butcher asintió con la cabeza en consentimiento.


Lentamente bajó sus manos y luego trajo la gran bolsa cubierta de parches con forma de X
que constantemente llevaba con él a la habitación.

Quizás en alivio, agarró su pecho mientras le echaba un vistazo adolorido a Elisabeth.

“Oh, pobre Madame Elisabeth… ¿Cómo pudo convertirse en esto una dama con tanto
vigor?”

“Lo siento, pero aún no ha despertado. Si viniste a desearle suerte, entonces no tienes
suerte.”

“No, esa no era mi intención. Vine aquí en una entrega—para entregar carne.”

“Pero suspendimos…”

La respuesta de Hina transmitió completamente su desconcierto. Sin embargo, el Butcher


sacudió su cabeza de un lado al otro.

“En efecto, mi encantadora Ms. Maid, ustedes hicieron tal petición. Pero si Madame
Elisabeth despierta y se encuentra sin carne fresca a mano, creo que estaría
extremadamente decepcionada.”

“…Mr. Butcher.”

“Es deshonroso para un carnicero permitir que un cliente pase hambre. He traído sus
selecciones habituales conmigo, y en cuanto al pago… Si se echa a perder antes de que
Madame Elisabeth se encuentre capaz de comerla, renunciaré al pago.”

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Volumen 2

“Butcher, hombre, tú…”

“Madame Elisabeth es una cliente muy fiel mía. Y me trae gran alegría cuando grita, ‘¡Es
delicioso!’ como ella lo hace. Rezo para que se recupere rápidamente para que pueda
comer carne todo lo que le apetezca una vez más.”

Tirando del borde de su capucha con timidez, el Butcher bajó la mirada y susurró
rápidamente. Kaito y Hina se miraron el uno al otro en sorpresa. Luego le hablaron al
Butcher, sus ojos llenos de emoción.

“Mi más profundo agradecimiento, Mr. Butcher. Como la eterna amante y sirviente del Amo
Kaito, el espíritu con el cual realizas tu deber ha resonado profundamente dentro de mis
engranajes. La sola idea es suficiente. Gustosamente pagaré la tarifa con mi sueldo, así que
por favor acéptala.”

“No, yo la pagaré. Gracias, Butcher… Estoy seguro que Elisabeth estará encantada.”

“No, no, no, simplemente estoy haciendo mi trabajo. ¡Hee-hee-hee, huzzah, huzzah! ¡Éxito!”

“Aguanta ahí.”

El Butcher bailó alrededor en deleite. Dándose cuenta de que probablemente había previsto
este giro de eventos, Kaito lo miró con ojos medio muertos. Sin embargo, después de bailar
y sacudir su trasero alrededor en alegría, el Butcher de repente se detuvo con una
expresión seria.

“Ahora, ahora, ustedes dos. ¡Realmente no necesitan llevar expresiones tan tristes!
Conociendo a Madame Elisabeth, ¡volverá a ponerse de pie en cuestión de segundos! ¡Ah,
así es, también tengo un regalo* para ella!”

[Nt: ¿Han hecho un regalo tipo “recupérate pronto”? Ese es el tipo de regalo que el Butcher
entrega aquí, sólo no sé cómo traducirlo.]

El Butcher rebusco en su bolsa. Al final del día, parecía que su preocupación había sido
real. Kaito y Hina vigilaron sus acciones afectuosamente. Al momento siguiente, sin
embargo, sus rostros se congelaron.

El Carnicero había sacado un grande y caído corte de carne color morado.

“¿No están sorprendidos? ¡Es hígado de trol!”

“Fuera de aquí.”

“Dicen que hacer que el cuerpo crezca grande y fuerte.”

“Ahora suenas como un estafador.”

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“¡No soy un estafador! ¡Soy un carnicero! ¡Todo lo que vendo es tan genuino como puede
serlo!”

“Ah, pero mis queridos colegas, ¿no dicen que algunas cosas son problemáticas
precisamente porque son genuinas?”

Esta vez, seguro, Hina agarró su alabarda, y Kaito cortó su palma.

Hina se posicionó para proteger a los otros tres. Mientras él protegía a Elisabeth y al
Butcher, Kaito se giró hacia la ventana de la cual había escuchado la relajada y masculina
voz.

En algún momento, sus persianas de listones se habían abierto, y el hombre responsable


de entrometerse en la conversación estaba sentado en su marco. El hombre extraño tenía
vendajes por todo su cuerpo, y estaba presionando las suelas de sus pies juntas. Levantó
su sombrero de copa alta.

“Mis dis-disculpas, ¿este es un mal momento?”

El hombre era extrañamente delgado. Aparte de los endurecidos vendajes de aspecto sucio
y el sombrero de copa alta, no llevaba nada. Su boca, la cual se asomaba apenas por
debajo de los vendajes, se curvaba en una sonrisa en forma de media luna mientras se
presentaba.

“¡Yo, mis queridos colegas, soy el Marqués! ¡Me disculpo por este estado indecoroso en el
que estoy! Estuve en el extremo receptor de algún cas-ti-go de nuestra encantadora
Majestad el G-g-gran Rey, ¿ya ven? ¡Que se vayaaaaaaaaaa a la mieeeeeeeerda esa perra
infernal! ¿Maldita, maldita, maldita, maldita? ¡Maldición! ¡Maldita sea! Mi-mis disculpas.”

El Marqués dio una rápida reverencia. Una aguja plateada con forma de cerebro estaba
brillando en su nuca.

Piel de gallina corrió por la espina dorsal de Kaito. Al examinar más de cerca, la piel del
Marqués bajo sus vendajes estaba horriblemente quemada. Sus blancos vendajes estaban
manchados de amarillo con fluidos corporales, su cabello estaba ausente, y sus ojos
estaban expuestos e hinchados. Pero lo que asustó a Kaito y Hina más que los detalles de
su castigo fue su nombre.

Como van los catorce demonios, el Marqués está bastante alto.

No era un rival del que los dos pudieran esperar hacerse cargo. Aun así, se pusieron de pie
frente a la cama para proteger a Elisabeth y al Butcher. Su voz ronca por la tensión, Kaito
expulsó un ruido desde la parte de atrás de su garganta.

“¿Qué quieres, Marqués?”

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Volumen 2

“Ha-ha-ha-ha-ha, ho-ho-ho-ho-ho, ¿heave*-ho? ¡Eep!”

[Nt: No estoy seguro del todo, tiene muchos significados, pero creo que sería “vomitar”.]

Mientras cantaba, el Marqués saltó del marco de la ventana y cayó habladoramente al


suelo. Luego se sacudió por todas partes, como un perro callejero. Inmediatamente
después, sin embargo, se levantó derecho, como si fuera tirado por una cuerda, y colocó
una mano en su pecho.

Kaito entrecerró sus ojos. Algo estaba saliendo de debajo de los vendajes.

¿Hay algo insertado en su pecho?

“P-p-p-p-p-p-p-por favor miren, si ustede— ¡No, no, no, alto, alto, me detendré, me
detendré, perdón, perdónenme, haré lo que gea, por favor, no, alto,
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargh!”

Mientras pronunciaba palabras de reticencia y gritos feroces, el Marqués agarró la cosa


saliendo de su pecho y la tiró hacia delante sin detenerse. Ante los ojos de Kaito y Hina,
ambos aturdidos en silencio, se arrancó a si mismo desde su pecho a su entrepierna y sacó
algo rectangular. Era un tocador, y no uno pequeño, además, adornado con una cadena
como serpiente.

“Gah… Ack, argh… Blergh…”

Sangre y órganos hechos puré gotearon del marco del espejo.

Mientras el Marqués echaba espuma por la boca y vomitaba mucosidad, usó lo último de
sus fuerzas para poner en pie el tocador sobre el suelo. Probablemente se le había aplicado
magia a su herida de antemano, ya que inmediatamente se selló.

Todavía apoyando el tocador, el Marqués se desmayó, sus ojos puestos en blanco.

El espejo estaba sucio, cubierto de su sangre y grasa. De repente, una luz ominosa ardió
dentro de él. Luego una figura escarlata apareció. Vítores, música alegre, y lo más distintivo
de todo, una seductora voz femenina resonó.

“¿Entonces esta cosa está encendida? Oh, ¿todavía no? ¿Es así…? Siento como si
debió haberse activado adecuadamente. ¿Estás seguro? ¡Dios mío, mi, está encendido!
¡Idiota, he terminado contigo! Entonces, ¡largo! …Y en cuanto a ti, Elisabeth, ¿cómo estás?
Siento mucho todo el escándalo.”

El Gran Rey sacudió su abanico de plumas de cuervo y sonrió. Sin embargo, parecía
disgustada con la imagen que estaba proyectando y movía su cabeza alrededor en
búsqueda de un ángulo que mostrara mejor su belleza. Cada vez que lo hacía, los
abundantes pechos asomándose de la parte superior de su vestido se meneaban
precariamente.

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Volumen 2

Tan despreocupado como era su comportamiento, su presencia era tan siniestra como
siempre.

“…Fiore, el Gran Rey.”

Kaito gimió en tono bajo. La sangre y grasa estaban pegados particularmente gruesos cerca
de los bordes del espejo, así que no podía tener un buen juicio de los alrededores del Gran
Rey. Sin embargo, parecía haber una gran multitud de personas detrás de ella.

Él no podía decir qué estaba pasando, pero ocasionalmente escuchaba voces gritando
alabanzas del Gran Rey.

Finalmente, satisfecha con el ángulo de su rostro, el Gran Rey asintió con la cabeza. Ajustó
su cabello y luego suspiró.

“Oh, tenía la introducción perfecta preparada y todo…pero supongo que las cosas
no siempre van de acuerdo al plan. En todo caso, tenía algo que discutir contigo, así que
hice que trajera un espejo para mí. ¿Sigue con vida por ahí? Si no está demasiado
incontinente*, ¿serían tan amables de alabarlo por mí? Su capacidad de controlar mentes
es similar a la mía, y encima de eso, es bastante narcisista. Es un chico muy malo, que rara
vez hace lo que se le dice. Recientemente, sin embargo, ha estado sirviendo como un
chucho** bastante obediente. Realmente estoy bastante agradecida.”

[Nt: *Que tiene un deseo sexual exacerbado o desenfrenado. **Es otra manera de decir
perro.]

Su voz sonando verdaderamente agradecida, el Gran Rey inspeccionó la sangre corriendo


por el espejo desde su lado opuesto.

Los vítores detrás de ella se habían vuelto notablemente más ruidosos. Se giró y luego
saludó con la mano y lanzó un beso en el aire. Luego se giró de nuevo hacia el espejo antes
de juntas sus manos delante de su rostro.

“Ah, así es. No debo dejar que los esfuerzos del Marqués se desperdicien, así que
realmente debería ir al punto. Con el segundo Sacrifice habiéndose establecido
exitosamente, planeo tomar al Marqués ahí, el Gran Marqués, y más de mil de mis
subordinados y familiares y con valentía atacar tu castillo—pero eso te causaría algunos
problemas, ¿no es así, Elisabeth?”

El Gran Rey sonrió dulcemente e inclinó su cabeza al costado. Sus ojos llenos de
compasión, cerró su abanico de golpe. Luego, con la elegancia de una emperatriz, el Gran
Rey Fiore lo apuntó directamente al espejo e hizo su arrogante invitación.

“Huir no te hará ningún bien. Te rastrearé hasta los confines de la tierra, ya ves. Eres
un pez en mi anzuelo, y como tal, tengo una proposición para ti. Dobla la rodilla y sírveme,
pequeña princesita. Dudo que escucharías adecuadamente mis órdenes y si te clavara una

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

aguja, así que simplemente te aceptare como eres. Serías una mascota excelente. Amo a
todos los que son fuertes, no solo a los hombres, y tú…tú no estás mal.”

Según el Gran Rey, ese era probablemente uno de los mayores cumplidos que podía dar.
Kaito y Hina fruncieron el ceño y se miraron entre sí. Despreocupada por sus reacciones y
el silencio de Elisabeth, el Gran Rey siguió.

“De hecho, incluso te permitiré traer esa autómata como un dote*. En cuanto al chico
amante, podría prescindir de él, pero estoy segura de que puedo encontrar algún lugar para
guardar un trozo de basura o dos. Y te trataré. Después de todo, ahora que lo pienso, eres
la amada hija de mi querido amigo Vlad. Te querré desde tu cabeza hasta la punta de tus
pies, como si fueras mi propia hija.”

[Nt: Conjunto de bienes o dinero que la mujer aporta al matrimonio.]

“Esa no es la clase de cosas que se supone que le digas a tus hijos.”

“Aunque le tengo cariño a Lady Elisabeth, soy la maid del Amo Kaito y solo del Amo Kaito.”

Hina y Kaito hablaron simultáneamente. Sin embargo, el Gran Rey no les prestó atención
alguna.

Fuertes voces de elogio resonaron una vez más desde detrás de ella. Se giró hacia ellas y
las saludó con alegría. Mientras lo hacía, la sangre y grasa manchando el espejo gotearon
perezosamente sobre el suelo.

Luego el Gran Rey se giró de nuevo hacia el espejo. Al ver su rostro, Kaito frunció el ceño
por reflejo.

Su expresión había cambiado tan drásticamente que él casi pensó que ella era una persona
diferente. Cuando habló, sus rasgos se veían tan elegantes que le recordó a La Guillotine.

“Ahora entonces, Elisabeth, suficiente con las tonterías. Hablemos seriamente.”

El Gran Rey inhaló silenciosamente y luego tomó su tiempo antes de seguir hablando
seriamente.

“La Iglesia no te salvará. Morirás. Te mataré, y morirás. ¿Por qué, entonces, sigues
insistiendo en pelear? Tienes el derecho de manchaste profundamente hasta el hueso con
el mal y el poder para hacerlo, también.”

Sus pensamientos inescrutables, habló en un amable tono maternal.

“…Quizás una historia sea apropiada. Cuando era niña, un tonto jardinero de buen
corazón me llamó la atención.”

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Volumen 2

De repente, la superficie del espejo se desestabilizó. Una joven deprimida y un jardinero con
un rostro que parecía prácticamente una rana aplastada—pero con una simple y genial
expresión—apareció en ella.

La voz del Gran Rey continuó.

“Días tras días, los adultos en mi vida me bañaban con dulces y afectuosas
mentiras. Odiaban a mi padre, que se había vuelto rico de repente, pero sin importar qué
pasaba, le lamían las botas y constantemente lo visitaban, sin embargo. Yo era como una
pequeña reina. Sin importar qué hacía, la gente a mi alrededor nunca me regañaba…pero
sólo él lo hizo, y para compensarlo, nunca me mintió. ‘Si hace cosas malas, el castigo
seguro llegará, joven señorita.’ ‘Dios siempre está mirándola, así que debe tratar de ser una
buena persona.’ Oh, qué tonterías me decía. Pero me gustaba eso de él… Oh, lo hacía.
Risible, ¿verdad? Me gustaba eso de él.”

El Gran Rey habló en una voz sumisa, casi como si estuviera avergonzada. Al momento
siguiente, sin embargo, un sombrío espectáculo se proyectó por la superficie del espejo.

El hombre de antes había sido desnudado y colgado de un árbol. Su cuerpo estaba


hinchado tan gravemente que parecía una hogaza de pan recién horneado. Había sido
golpeados por todas partes y se estaba muriendo.

Una joven llevando dulces estaba viéndolo aturdida. La canasta en sus brazos tenía
suficientes dulces horneados para dos, así que parecía que ella había estado planeando
compartirlos con alguien.

“Pero murió después de ser incriminado por un crimen por los otros sirvientes.
Dijeron que había robado el peine de oro de mi madre y salió detrás de mujeres con las
ganancias de venderlo… Qué tontería. Ningún otro hombre era tan conservador y devoto
como él, pero…nadie les prestó atención a las torpes explicaciones de ese hombre no
atractivo.”

La canasta se cayó, y los dulces horneados salieron disparados. Rodaron, acumulando


tierra del suelo mientras avanzaban.

Luego la imagen se desvaneció. El Gran Rey regresó al marco.

Sus labios estaban torcidos muy ligeramente, y sus ojos entrecerrados, como si estuviera al
pasado distante. Sin embargo, finalmente sacudió su cabeza ligeramente de un lado al otro,
como diciendo que no tenía sentido llorar sobre la leche derramada.

“Es un pequeño cuento trivial. Pero, como una fábula, la encuentro siempre muy
relevante. Elisabeth, algún día tú, también, lo entenderás. No importa cómo nos divirtamos,
vivamos nuestros días, y muramos, eso es todo lo que hay en el mundo. El bien, el mal—es
todo lo mismo. Nadie los elogiará, y nadie nos castigará. Y para el mundo que te condena y
luego se rehúsa a recompensar tus esfuerzos…no puedo soportar quedarme de brazos
cruzados y mirar.”

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Volumen 2

El Gran Rey luego llevó su historia a un repentino y de alguna manera solitario final.

“Me recuerdas a mí misma, en mi juventud.”

Después de escuchar lo que ella tenía que decir, Kaito tragó saliva.

Sus pensamientos se alineaban con los de él, aunque sólo un poco.

La Torture Princess tenía que expiar. Y merecía morir grandiosamente sobre la pila de
cadáveres que había creado. Pero, ¿en verdad el castigo fue diseñado para empujar todas
las responsabilidades sobre ella y luego apartar la mirada?

Yo, por mi parte, no creo que así sea… Y tiene razón. No puedo soportar quedarme
de brazos cruzados y mirarlo, tampoco.

Kaito mordió un poco su labio. Elisabeth aún no había respondido siquiera una vez. Aun así,
el Gran Rey terminó de hablar. Se dio la vuelta, y su vestido de miriñaque se sacudía
mientras se marchaba.

Tirados por sus anillos, varios subordinados la siguieron.

El espejo se había despejado, y la escena detrás de ella finalmente era visible.

“¡—!”

Cuando la vio, Kaito suprimió un intenso deseo de vomitar.

El Gran Rey estaba dentro de una enorme capa de circo. Incontables hombres y mujeres
clamaban desde el público. Estaban llorando, aplaudiendo fervientemente, y gritando los
elogios del Gran Rey.

La mirada de la audiencia estaba concentrada en un escenario circular, sobre la cual estaba


un carrusel. Estaba decorado tan pintorescamente como un pastel, y las personas
montando sus caballos crin de cuchilla tenían sus bocas llenas con alambres de púas. Un
subordinado con una bolsa sobre su cabeza estaba suministrando la energía del carrusel y
cambiando la velocidad a la cual giraba la manivela del carrusel por capricho.

Cada vez que los caballos de madera se alzaban y bajaban de golpe, las oscilaciones de
los cuerpos de sus víctimas hacían que sus cortes se hicieran más profundos y fuentes de
sangre se derramaran.

Los hombres y mujeres en la audiencia levantaron su voz frenéticamente. Sin embargo, una
de ellos levantó su voz un tiempo demasiado tarde, posiblemente debido al shock. Un
subordinado la arrastró al escenario. Sus feroces gritos fueron interrumpidos cuando su
boca fue llenada completamente de alambre de púas.

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El Gran Rey se dio la vuelta. Las cadenas en sus manos sonaron cuando las levantó para
hacer un gesto al infierno detrás de ella.

“El bien, el mal—es todo lo mismo.”

“¡Es un monstruo!”

Kaito se retractó de lo que había pensado antes. No podía estar de acuerdo con nada de lo
que salía de la boca de esa mujer.

Cualquier que disfrutara un espectáculo como ese era despreciable. Kaito podría haberlo
dicho en voz alta. Sin embargo, no había nadie ahí con el poder de transmitir la verdad de
esas palabras a esa arrogante mujer.

El Gran Rey habló bajo, como si estuviera mirando desde arriba a la humanidad como si
fueran gusanos.

“Tenemos el derecho a oprimirlos, Elisabeth.”

“¿Qué te crees que eres, un dios?”

Un agudo ruido sonó, y una lanza atravesó la cara del espejo.

Fragmentos destrozados de plata brillaron mientras bailaban por el aire.

Despertado por el impacto, los dedos del Marqués se arañaron contra el suelo de piedra
cuando tomó el ataque después de que pasó por el espejo. De alguna manera logró
permanecer de pie, apoyando el tocador todo el tiempo. Desde más allá de la superficie
agrietada del espejo, la sonrisa del Gran Rey se hizo aún más profunda. La imagen que
ahora mostraba estaba bastante torcida, y una voz fría se le vino encima a ella.

“Nadie posee ese derecho. Ni tú, ni yo, ni las personas, ni reyes, ni dioses lo poseen.”

Cuando volvió su mirada hacia la fuente de esa contundente declaración, Kaito soltó un
suspiro de alivio.

Una hermosa mujer estaba de pie sobre la cama, tan afilada como una cuchilla.

“Elisabeth.”

El vestido de bondage que llevaba, hecho de su maná, parecía estar a punto de disolverse.
Su tela negra, la cual apenas cubría su cuerpo, colgaba en el aire con la incertidumbre de
una sombra. Su piel estaba aún más expuesta que de costumbre, y estaba cubierto de las
invasivas runas carmesí. Sin embargo, su cuerpo violado no la detuvo de menospreciar al
Marqués.

Chasqueó su lengua y luego siguió una diatriba disgustada.

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“¿Y quién estás diciendo que fuiste en tu juventud? Qué broma, Gran Rey. Ten cuidado de
no malentenderme. Recompensas de este mundo no tienen nada que ver con mis acciones
como al Torture Princess. Todo lo que hago es pagar la cuenta por el plato que dejé bien
limpio, el plato cubierto con carne y sangre y placer. Una cerda cebada como tú que se
niega a reconocer la aniquilación esperando al final de su camino de matanza y tiranía no
tiene derecho a hablar.”

“Elisabeth, tú…”

“¿Por qué no has logrado darte cuenta? El bien y el mal—¿todo lo mismo? Qué risa. El mal
lleva con la retribución. Lo que intentas representar como la verdad del mundo no es nada
más que tu propia arrogancia.”

Elisabeth miró fijamente al Gran Rey, su mirada llena de profundo y frígido desdén.

Con su animosidad tan al descubierto como la de un lobo, la autoproclamada cerda


continuó.

“No uses el pasado para justificarte. Todo lo que haces es tomar un solo aspecto
conveniente de él y hablar como si fuera una verdad unilateral. Sabes, Gran Rey, me
compadezco de ti. ¿Tú no puedes soportar quedarte de brazos cruzados y mirar? Ahórrame
tu misericordia. Si deseas atormentarme, entonces hazlo. Si deseas matarme, entonces
hazlo. En cualquier caso, mi muerte será una cruel y solitaria. Que así sea. Sin embargo, no
tengo ninguna intención de pasar en silencio. Si cortas mi cabeza, me agarraré con mis
dientes y te desgarrare miembro por miembro.”

Su posición era abrumadoramente desventajosa, y el rostro de Elisabeth se contorsionó aún


más.

Con una sonrisa, la misma imagen del mal, hizo una declaración más.

“¡Lo estoy deseando, Su Majestad el Gran Rey! ¡Veamos hasta dónde el rostro de una arpía
que obliga a otros a elogiarla puede retorcerse!”

“…No te pongas tan arrogante al recibir una pequeña muestra de amabilidad,


chiquilla.”

La máscara del Gran Rey despiadadamente se despegó. Su hermosa, compuesta, llamativa


pero ostentosa expresión se había desvanecido.

Cuando se giró hacia Elisabeth, su siniestra apariencia en verdad le venía bien al demonio
que ella era.

“Haré una declaración, entonces. No te dejaré morir pacíficamente—te estrujaré,


violaré, arrancaré tus intestinos mientras aún vivas, los pondré de vuelta, y te daré todos los

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Volumen 2

dolores que este mundo tiene para ofrecer hasta que desesperadamente ruegues y
supliques, maldiciendo tu propia existencia.”

“¡Espléndido, qué final tan apropiado para una torturadora! Pero mientras te diviertes, el
mundo sin duda te devolverá el golpe…y yo no lo haría de otra manera, Gran Rey. Aquí en
mi castillo, esperaré mi muerte y que tu sangre sea derramada.”

“¡Ladras bien! Espero que no te arrepientas de esto, Elisabeth Le Fanu.”

El Gran Rey chasqueó sus dedos, y la luz se desvaneció de la superficie del espejo.

Cuando lo hizo, el Marqués se lanzó hacia delante. Todo su cuerpo tembló y convulsionó
mientras se arrastraba sobre sus manos y rodillas. Sin embargo, de repente colocó sus
manos en el suelo y luego saltó alto en el aire como un saltamontes.

Preocupados de que estuviera planeando vomitar su corazón, Kaito y Hina levantaron sus
guardias. Sin embargo, el Marqués exitosamente aterrizó en sus pies, dio una profunda
reverencia, y comenzó a caminar torpemente hacia la ventana.

Hina apuntó su alabarda a su espalda, pero luego la bajó. Kaito asintió con la cabeza,
concordando en que había tomado la decisión correcta.

El Marqués tiene el poder de controlar mentes. Honestamente, no estoy seguro de


que si puede usarlo mientras el Gran Rey lo está controlando, pero…no deberíamos
atacarlo descuidadamente.

El Marqués trepó rápidamente el marco de la ventana y luego desapareció de la vista como


si se hubiera caído.

Al mismo tiempo, Elisabeth se desplomó sobre una rodilla sobre la cama, su poder se gastó.
Kaito y Hina jadearon.

El primero en reaccionar había sido el Butcher. Había saltado de los estantes en los que se
había ocultado para apoyar a Elisabeth. Gritó mientras sostenía sus hombros en sus
escamosos brazos.

“¡Madame Elisabeth, por favor despierte! ¡Mire, soy yo, el Carnicero! ¡Su amistoso vecino el
Butcher la tiene! ¡Vamos, Mr. Dim Witted Servant, Ms. Encantadora Maid, dense prisa!”

“¡Ya voy! ¡Elisabeth, ¿estás bien?!”

“¡Lady Elisabeth, por favor no te sobre exijas! ¡Debes acostarte!”

“Mis disculpas. Les he causado problemas a todos ustedes… Estas runas en verdad son un
fastidio.”

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Volumen 2

Elisabeth se acostó en la cama, y Hina se colocó una manta encima. Mientras su cabeza se
hundía en su almohada, Elisabeth miró a los dos sirvientes.

Su rostro se iluminó un poquito. Por un instante, sus ojos se ablandaron con la inconfundible
forma de una sonrisa.

Soltó un pequeño suspiro. Habló en voz baja, casi como si fuera un rey envejecido
despidiendo a un importante consejero.

“La situación es como la escuchaste. Más de mil enemigos ahora se dirigen al castillo.
Tengo la intención de luchar, pero no deseo que ustedes se mezclen en él. Si desean huir,
entonces háganlo. He vivido la solitaria vida de un lobo, y moriré la patética muerte de una
cerda. Todo sin ayuda. No hay necesidad que todos ustedes vengan conmigo—pueden
echar mano de cualquier riqueza que gusten mientras se van.”

“¡¿De qué estás hablando, Elisabeth?! ¡Eso no tiene sentido!”

“Estoy de acuerdo. ¡Piensa en lo que dices, Lady Elisabeth!”

“Hina, me has servido bien. No olvidaré tu deliciosa cocina, ni cuán devotamente me


cuidaste… De ahora en adelante, vive como desees, con tanta energía como tu corazón
desee. No deseo más que la felicidad sobre ti… Y en cuanto a ti—”

Elisabeth entonces levantó la vista hacia Kaito. Resopló y luego habló en voz baja, pero con
firmeza.

“Tonto… Completo imbécil…”

“Por Dios, Elisabeth, ¿incluso ahora, en este preciso momento*?”

[Nt: También puede ser “de todos los tiempos”, pero suena mejor así.]

“Tuviste la fortuna de obtener una segunda vida… Solo ya basta. Está…bien.”

Kaito tragó saliva. Una amable sonrisa se extendió por el rostro de Elisabeth ante él.

“Has hecho suficiente.”

Por un momento, Elisabeth se estiró. Justo cuando sus elegantes dedos estaban a punto de
tocar la herida que Kaito había infligido en su palma, sin embargo, se detuvo y apretó
firmemente su propia mano.

Mirando fijamente a Kaito y Hina, siguió hablando en una distante y vaga voz.

“No se dejen encadenar por nada… Sirvan sólo…a ustedes mismos… Es…lo mejor. Yo…”

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Sus párpados cayeron lentamente. Kaito y Hina—Kaito en particular—se tragaron las


palabras que estaban brincando en sus bocas. Elisabeth, como en un sueño, siguió
hablando, sus ojos huecos.

“Maté, maté… Y sigo matando… Mi padre, los…demonios…”

Luego suavemente se quedó dormida.

Incluso asaltada por el dolor y la extrema fatiga, había rechazado la invitación del Gran Rey.
Cayó de nuevo en un estado comatoso. Mientras miraba su rostro durmiente, Kaito rechinó
sus dientes tan fuerte que podrían haberse roto.

Desesperadamente luchó contra sí mismo para evitar dejar salir la ira burbujeando en su
pecho.

¡¿Qué quieres decir, no hay necesidad de que venga contigo?! ¡¿Qué quieres decir,
he hecho suficiente?! ¡Aún nos queda tiempo de sobra juntos, ¿verdad?! ¡Te dije eso, ¿no
es así?!”

“Y hey, el que me trajeras de regreso a la vida y me convocaras aquí debe haber sido algún
tipo de destino… Así que hasta que empieces a caminar el camino al Infierno, probaré y me
quedaré a tu lado mientras pueda, aunque sea el único.”

Kaito una vez le había dicho eso a Elisabeth.

Elisabeth moriría sola. Ni siquiera un demonio estaría a su lado en ese entonces. Pero
quizás no sería tan malo que un humano se quedara a su lado hasta que ese momento
llegara.

Durante la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un solo y


estúpido sirviente.

Y había otra importante verdad que recordó.

La Torture Princess encontraba placer en matar y masacrar a su gente. Quizás sus atroces
actos, cometidos sin temor a Dios, fueron todos por el bien de extender su propia vida.

O quizás fueron por el bien de derrotar a su “padre,” cuyo poder y aliados habían crecido
mucho más allá del punto donde cualquier persona normal podría resistirse a él.

Sus motivos seguirían siendo un misterio.

No los había dicho ni una vez.

“Mr. Dim-Witted Servant… ¿estás bien? Esa es una gran cara la que estás haciendo.”

“…Amo Kaito, perdóname, pero—”

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Volumen 2

Hina y el Butcher le hablaron con cautela a Kaito. Sin embargo, no estaba escuchando.
Apretó sus puños y luego arrancó a correr.

“¡Mr. Servant!”

“¡Amo Kaito!”

Kaito los dejó a los dos y a Elisabeth atrás cuando corrió y abrió la puerta. Corrió por el
pasillo desierto. Su respiración era desigual, y sus ojos estaban ardiendo con pasión y
clavados en el final del pasillo ante él.

Sintió que algo estaba mal.

No sabía qué era, pero sabía que había algo mal respecto a toda la situación.

***

El cielo gris se asomaba a través del agujero en el muro de la sala del trono. Estaba
nublado de nuevo. Las gruesas nubes parecían el vientre de una ballena mientras se
sentaban sobre los árboles.

Asediado por el húmedo viento y la tenue luz, Kaito estaba en el centro del suelo de la
habitación sostenía un cuchillo sobre una de sus manos.

Extendió su palma, la cual se había abierto ligeramente durante el asalto del Marqués.
Después de dar un corto asentimiento con la cabeza, deliberadamente hundió su cuchillo en
el corte. El cuchillo se enterró en su carne con un horrible chapoteo. Después de cortar
hasta la profundidad que necesitaba, sostuvo el cuchillo directamente sobre el suelo. Su
sangre rebosante cayó en una línea sobre la piedra.

Usando su sangre como tinta, Kaito dibujó un símbolo rectangular.

“—La (open).”

A su orden, la sangre fuertemente se transformó en llamas carmesí. El fuego ardió


ferozmente sobre el suelo de piedra y luego se desvaneció sin dejar rastro. Una puerta
negra pareció en su estela. Kaito no la tocó, pero se abrió por sí sola desde dentro como un
reloj. Un espacio débilmente iluminado se extendía en su interior.

Era la entrada a la Tesorería de Elisabeth.

“Oh, bien, eso funcionó. Buena esa yo.”

Kaito soltó un suspiro de alivio. Había visto antes cómo Elisabeth abrió la Tesorería. Sin
embargo, solo eso no había sido suficiente para dejarlo abrirla. A pesar de eso, sin
embargo, había confiado espontáneamente en su intuición y se las arregló para abrirla.

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Elisabeth había dicho que “todo lo que se necesita para volverse capaz de usar magia es un
pequeño detonante.” Hasta entonces, siempre que había estado al borde de la muerte, su
alma había resonado con el poderoso maná en su sangre y reproducido sus recuerdos*.
Ahora que era capaz de llamar el maná en su sangre que había fluido dentro de su cuerpo,
quizás algo de información espontáneamente había pasado a través de ella.

[Nt: Aquí con maná, recuerdos y sangre, se refiere es a Elisabeth, no a Kaito.]

Kaito dio un paso dentro de la Tesorería. Pasos rectangulares flotaban en la oscuridad a


intervalos fijos, formando una suave espiral. Cuando miró hacia abajo desde el borde, nada
más que los pasos eran visibles. Un tibio viento simplemente sopló hacia arriba. Kaito
asintió con la cabeza una vez y luego saltó al segundo escalón.

“Aquí vamos.”

Las escaleras no tenían barandales, pero Kaito dio zancadas amplias y resueltas hacia
abajo. Después de un breve tiempo, basura y dispositivos de tortura comenzaron a entrar a
la vista alrededor de él.

“… ¿En algún lugar de por aquí tal vez?”

Kaito se detuvo y luego comenzó a buscar algo. La cosa que estaba buscando era algo que
no se usaba incesantemente pero no demasiado ocasionalmente, tampoco. Elisabeth
probablemente lo había tirado en los niveles superiores de la Tesorería.

Con el tiempo, Kaito vio su objetivo a los pies de una sangrienta y oxidada Iron Maiden.

Era un orbe hecho de papel fino, un dispositivo mágico que la Iglesia había usado para
contactar a Elisabeth cuando le estaban ordenando realizar la subyugación del Káiser.

“Bien hecho. Ahora, en cuanto a encenderlo… Aunque incluso si puedo, no hay ninguna
garantía de que se conectará…”

Kaito nerviosamente lo puso sobre su palma manchada de sangre. La sangre se impregnó


en él, convirtiendo el papel en carmesí. Sin embargo, de repente hizo un ruido y luego
regresó a su tono original de blanco.

La sangre se había desvanecido, pigmento y todo.

El orbe entonces comenzó a emitir una luz azul pálido, como si hubiera usado la sangre
desaparecida como una fuente de energía.

Luego flotó en el aire, brillando cuando comenzó a girar. Finalmente, una figura apareció en
la superficie del orbe.

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Habiendo ganado la primera de sus apuestas, Kaito apretó su puño. La transmisión se


había conectado con alguien. El siguiente problema era a dónde y a quién se conectó. Kaito
intentó descifrar quién era la figura. Sin embargo, la imagen era borrosa, como si estuviera
cubierta de una capa de niebla, y era difícil siquiera descifrar sus rasgos.

Kaito forzó sus ojos frenéticamente, sabiendo que, si podía al menos ver la parte delantera
de su cuello, probablemente sería capaz de decir si era un miembro de la Iglesia o no.
Mientras estaba haciendo eso, la figura de repente habló bruscamente.

Kaito reconoció esa voz excesivamente característica.

“… ¿Qué asuntos tienes, Elisabeth?”

“Godd Deos*… ¿De verdad? Mierda, parece que saqué un ganador.”

[Nt: No recuerdo que fuera así el nombre, pero bueh.]

Kaito murmuró asombrado. Parecía que había contactado con éxito a la persona que había
esperado.

Godd Deos era una cabeza ejecutiva de la Iglesia y la persona únicamente responsable de
tratar con Elisabeth. Kaito dudaba de que fuera el tipo de persona con la que uno
aleatoriamente podría ponerse en contacto. Parecía que su hipótesis—que el orbe era una
pieza especial de equipo de comunicación mágico, un producto raro con un link directo a
Godd Deos—había sido correcta.

Godd Deos también fue la persona que había pasado la orden de creer en la promesa de
Elisabeth de no formar un contrato con un demonio, prometiendo que en el improbable
evento en que lo hiciera, ofrecería su propia vida para sellarla. Muy posiblemente era la
mejor persona a la que hacerle una solicitud respecto a la pobre condición de Elisabeth. Sin
embargo, también era la persona que le había ordenado derrotar al Káiser, diciéndole que
hiciera algo bueno por el mundo antes de que muriera.

Kaito respiró hondo. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, Godd Deos habló en su
habitual voz calmada y dudosa.

“Esa voz no es la de Elisabeth. ¿Quién eres?”

“Soy el sirviente de Elisabeth, Kaito. Kaito Sena.”

“Ah, el ‘Alma Buena’ que Elisabeth convocó de otro mundo. ¿Qué asuntos tienes
conmigo? ¿Obtuviste el permiso de Elisabeth antes de usar mi precioso orbe?”

“Godd Deos, Elisabeth está en condición crítica ahora mismo. Por favor escúchame. Su
muerte les causaría problemas a ustedes, ¿verdad?”

“Dame detalles.”

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La respuesta de Godd Deos a Kaito fue al grano. Luego cerró su boca.

Kaito respiró profundamente. Parecía que no tenía que preocuparse porque le colgaran
inmediatamente. Había superado el primer obstáculo. El resto dependía de su explicación.

Mojó su lengua y luego comenzó a pensar y hablar rápidamente.

“En primer lugar, la muerte del Káiser puso en movimiento al Gran Rey. Usando los
corazones de los otros demonios, puede lanzar Sacrifice…y con ello, selló el poder de
Elisabeth.”

Trabándose con sus palabras, Kaito de alguna manera terminó su explicación, a través de
la batalla de un lado para el otro en el pueblo portuario y la declaración del Gran Rey. Debió
haber sido capaz de transmitir adecuadamente el pobre estado de Elisabeth. Terminó con
una súplica.

“A este paso, el Gran Rey va a matar a Elisabeth. En el mejor de los casos, se matarán
entre ellas. Ustedes en la iglesia tienen que—”

“Ya veo. Así es más o menos como percibimos la situación desde nuestro lado.”

“… ¿Qué dices?”

Incapaz de analizar la información que había acabado de recibir, Kaito soltó una tonta
exclamación. Godd Deos no ofreció ninguna reacción a su muestra de descortesía.

Quieres decir… ¿la iglesia ya lo sabía?

Finalmente, Kaito entendió a qué se refería eso. Se enojó con el silencioso orbe.

“¡¿De qué está hablando?! ¡Elisabeth está a punto de ser asesinada! ¡Si la Torture Princess
muere, ese es un problema para ustedes los de la Iglesia en sus asientos de espectadores,
¿verdad?! Si ya sabía todo eso, entonces ¿por qué—?”

“Si la Iglesia enviara a cada paladín a su servicio a reforzar las defensas en el


castillo de Elisabeth, hay una posibilidad de que podrían dar la vuelta a su situación. Sin
embargo, hacerlo equivaldría a deshacerse de la defensa de la capital y todas nuestras
grandes ciudades.”

“¿Qué dices?”

Kaito soltó otra tonta exclamación. Godd Deos habló en un tono sin sentimiento, un todo
muy alejado de algo tan impreciso como un sentimiento.

“La capital representa tres décimos de nuestra población total y es el centro de


nuestra economía y sistemas políticos. Si fuera atacada, la humanidad se encontraría en un

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gran apuro. El Gran Rey no es tonta. Si desplegamos a nuestros paladines, atacaría en su


ausencia. Y unos refuerzos equivaldrían a nada más que una gota en un cubo*. Después de
todo, no hay ninguna garantía de que podríamos derrotarla, incluso si fuéramos a desplegar
todas nuestras fuerzas. ¿Y qué hay de transportar a Elisabeth a la bien defendida capital, te
podrías preguntar? Hubo una gran respuesta negativa al siquiera dejarla con vida. En el
peor de los casos, podría ser llevada a la hoguera en el acto.”

[Nt: Quiere decir que sería una nimiedad, o algo sin importancia.]

“Eso es—”

“En resumen, no tenemos cartas para jugar. Perder a Elisabeth es desafortunado,


pero en este momento nuestra mejor opción para la victoria es hacer que se enfrente al
Gran Rey. Sin ningún riesgo de arrastrar a otros con ella, la Torture Princess debería ser
capaz de entrar en la pelea preparada para concluirla en derrota mutua. Después,
planeamos atacar al Gran Rey en su estado debilitado. El peor de los casos sería desplegar
a todos nuestros paladines y luego que sean aniquilados junto a la Torture Princess y
perdiendo toda nuestra defensa. Esa es una apuesta que no estamos preparados para
hacer.”

“Todo a lo que equivale esa opción es a comprarse un poco de tiempo extra. ¿O está
diciendo que ustedes pueden hacerse cargo del resto de los demonios?”

“Probablemente no seremos capaces de destruirlos. Sin embargo, con el Káiser


ausente, deberíamos ser capaces de fortificar la capital y las ciudades grandes hasta el
punto donde puedan prevenir la invasión. Muchas en las regiones periféricas morirán, pero
la humanidad no perecerá. Después de eso, probablemente entraremos a un largo periodo
de equilibrio con los demonios. Durante ese tiempo, planeamos buscar opciones.”

“… ¿Pero van a deshacerse de ella? La han hecho pelear todo este tiempo. ¿Ahora están
diciendo que no les importa si muere?”

“No nos estamos deshaciendo de ella. Simplemente no tenemos cartas para jugar. Y
no olvides, sirviente. Aunque es una herramienta efectiva, también es una pecadora. Al
final, será ejecutada sin falta. No es diferente si muere ahora—sea como sea, su muerte
será horrible.”

Godd Deos expuso la verdad sin emoción. Habló mecánicamente sobre la naturaleza de los
crímenes de Elisabeth.

“Esa mujer ha dejado demasiados cadáveres a su paso. Las masas sacrificadas no


permitirán compasión, y los caballeros masacrados no aprobarán la amnistía. Sin importar
cuántas hazañas acumule, los números de muertos nunca reducirán. En lo que sigue, el
hecho de que es una pecadora es la razón por la que la azotamos incansablemente como a
un perro atado.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Kaito apretó sus puños. Una clase de verdad acechaba con las frías palabras de Godd
Deos.

La razón por la que la Iglesia estaba haciendo que Elisabeth acumulara buenas hazañas
era no para conmutar su sentencia, sino probablemente para salvar su alma después de
que muriera. Ninguna expiación que pudiera hacer alcanzaría a los muertos. La sentencia
por los crímenes que había cometido en vida ya había sido impuesta.

Además, tenía completo sentido que la Iglesia priorizará la seguridad de las personas sobre
la de la Torture Princess. Dejar la capital expuesta por su bien sería como sacrificar al rey
en ajedrez para proteger a su reina. A pesar de eso, sin embargo, ira burbujeo en el pecho
de Kaito.

Sacó una seca y compuesta voz de su garganta.

“Entonces, básicamente, es todo culpa de tus chicos por ser débiles, ¿verdad?”

“… ¿Perdón?”

“Ustedes, que no pasaron ni un centavo, que no sacrificaron nada, le están lanzando


piedras a alguien que sacó una espada de una montaña de cadáveres. No cometes
crímenes, y no titubeas ni un instante. Y eso equivale a una mierda. No estás haciendo ni
una mierda, después de todo. Pero todavía ves adecuado distribuir sus opiniones idealistas.
Aun así, sigues llamando a otros pecadores.”

“Sirviente.”

“Si ustedes hubieran sido más fuertes, la Torture Princess ni siquiera habría nacido,
¿verdad?”

Kaito criticó uno de los jefes ejecutivos de la Iglesia. No sabía por qué la Torture Princess
había elegido pelear. Nunca, ni una sola vez lo había dicho. No sabía si esa interpretación
era correcta. Pero despreciaría a cualquiera que ignorara esa posibilidad y le tirara piedras
a ella.

Después de unos segundos de silencio, Godd Deos sorprendentemente afirmó la


reprimenda en su invariable tono.

“En efecto, nuestra impotencia es un pecado.”

“Si estás de acuerdo, entonces—”

“Sin embargo, sirviente. En este momento, es imposible para nosotros reunir


suficiente poder para ser de apoyo a Elisabeth. Y esto no quita que la Torture Princess es
una persona que merece ser injuriada. Como los representantes de las masas, no podemos
observarla de sus crímenes. Elisabeth Le Fanu sacó una espada de una montaña de

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

cadáveres. Somos los representantes de esos cadáveres. Al igual que tú estás al lado de la
Torture Princess, estamos con las largas hileras de los difuntos y sus dolientes.”

Kaito miró fijamente al orbe. No podía descifrar los ojos o la nariz de la figura dentro, pero
sintió una mirada de regreso de ella.

Godd Deos estaba mirando directamente a Kaito, sin una pizca de lástima.

“Pisoteo cadáveres, bebió su sangre, y obtuvo poder. ¿Crees que podemos alabar
algo construido con ese poder? Sin importar la razón puede haber tenido, el mal es el mal.
Sin juicio, el orden del mundo se convertirá en caos. Esa es la clase de cosa en la que se
convirtió. Y ella sabía eso.”

“Elisabeth…”

“Te preguntaré de nuevo, sirviente. ¿Recibiste su permiso para usar mi precioso


orbe?”

Esta vez, Kaito se quedó callado. Un incómodo y pesado silencio cayó. Entonces Kaito
respondió bruscamente.

[Nt: Usa “glue his mouth shut”, es una manera que enfatiza el callarse.]

“No. No obtuve permiso.”

“Eso sospeché…tonto. Sin embargo, como un amigo de su padre, me trae alegría


saber que tiene un sirviente que se preocupa por ella. Para ella haber obtenido un
compañero como tú al final de su camino sangriento… Seguramente, ella también es
beneficiaria de la gracia de Dios.”

“…De Dios, ¿huh?”

Murmurando suavemente, un profundo ceño fruncido se extendió por el rostro de Kaito.


Comenzó a reflexionar sobre algo. El orbe probablemente fue diseñado primariamente para
transmitir sonido, y como tal, Godd Deos muy probablemente no podía ver su expresión.
Aun así, cuando siguió hablando, su voz contenía un sorprendente grado de sinceridad para
alguien hablando con un sirviente de la Torture Princess y un chico que era el objetivo de
una inquisición.

“Ya que Elisabeth es uno de los hijos de Dios, sinceramente esperamos que supere
los juicios colocados ante ella y que las hazañas que cometa le permitan a su alma
encontrar la salvación en el más allá.”

“…Dios, ¿huh?”

De nuevo, Kaito respondió con sola esa palabra. De repente, toda su tensión se drenó. De
hecho, todo su cuerpo se relajó, y se sentó sobre las escaleras. Colgando sus piernas del

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Volumen 2

borde de las escaleras, miró sin prestar atención a la oscuridad en una pose que hizo que
pareciera que se estaba relajando.

De la nada, sus ojos brillaron la luz inocente de un niño.

Abruptamente, Kaito comenzó a hablar de algo completamente no relacionado.

“Sabes, no creo que los héroes existan.”

“¿Héroes? No te sigo muy bien.”

La respuesta de Godd Deos fue una de confusión, la cual era perfectamente razonable.
Kaito se rio tontamente de él. Con ojos distantes, miró a lo lejos hacia algún otro lugar que
no era donde estaba.

“Ya sabes, como cruzados y campeones. Al principio, quería que alguien así me salvara.
Pero en breve, dejé de pensar que algo así existía en este mundo. No hay nadie que proteja
incondicionalmente a los débiles, que salve a otros, que les ponga fin a las injusticias o
trajera consigo justicia. Si lo hubiera, entonces no habría gente como yo que fuera golpeada
y finalmente asesinada, ¿verdad? Y sabes.

“—”

“…eso se parece demasiado a Dios.”

Kaito habló en voz baja y sin rodeos. La respuesta de Godd Deos llegó un poco tarde.

Como uno de los líderes de la Iglesia, era una declaración que podría haber negado,
aunque tuviera que mentir. El argumento era vulgar, ciertamente no algo que se podría usar
para levantar sospechas sobre una larga doctrina religiosa. Quizás la razón por la que la
respuesta de Godd Deus se tardó fue porque la voz de Kaito tenía el torpe y puro tenor de
la de un niño.

Con la voz de un niño preguntando si Dios existe, Kaito habló sobre cómo él no.

“Supongo que Él no existe, después de todo.”

“Dios es uno que ofrece oraciones, uno que salva—”

“No, tu doctrina está perfecta. Pero estoy hablando de mí aquí.”

Mientras hablaba, la energía de Kaito regresó, y se puso de pie.

Parecía como si hubiera olvidado algo. Metió su mano en el bolsillo de su pantalón y luego
soltó un pesado suspiro.

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Volumen 2

“Estoy seguro de que hay lugares donde Dios y los héroes existen. Pero lo que estoy
diciendo es, no existen donde yo estoy. Estoy diciendo que no estuvieron ahí para mí…
Pero tu explicación tenía sentido para mí.”

“Ciertamente no parece serlo.”

“Nah, puedo ver que estaba siendo un imbécil. Si alguien preguntara si la Torture Princess
era buena o mala, entonces obviamente la respuesta sería mala. Era una locura pedirles a
los aliados de sus víctimas que vinieran y la salvaran. Si estuviera en el lado de sus
víctimas, entonces estaría aclamando desde los tejados que trabajara hasta los huesos y
luego la pusieran en la hoguera. Lo que significa que esto no tiene nada que ver con
ustedes. Soy al que convocó, y todo esto es simplemente yo siendo egoísta, así que en
realidad es mi problema.”

“Sirviente… ¿qué es lo que quieres decir?”

“Lo que estoy intentando decir es que esa persona que me salvó no fue Dios o un héroe. No
fue la fe, y no fueron ustedes.”

Kaito levantó su vista directamente hacia el orbe.

Las cosas que estaba diciendo eran poco más que una broma. No había significado o lógica
detrás de ella. Aun así, dijo lo que pensaba, la incertidumbre y angustia en su expresión se
fueron.

“Fue la Torture Princess—la mujer más malvada en el mundo.”

Una vez, una mujer había forzado un milagro sobre un joven que vivía en un mundo sin
dioses o héroes. Le había dado una segunda vida a la persona que había trabajado hasta
los huesos y no conocía más que el dolor.

Eso había sido—

Había sido un dolor en el culo, había sido espantoso—y había sido maravilloso más
allá de toda comparación.

“Así que no voy a depender de ustedes, Godd Deos; simplemente voy a hacer lo que
pueda. Ya me he decidido.”

“Espera, ¿qué pretendes—?”

“No tengo ningún arrepentimiento. Así que sin importar qué resultado nos espere, deberían
asegurarse de que ustedes tampoco los tengan.”

Kaito levantó su mano manchada de sangre. Una lanza de hielo salió disparada de su
palma. Con un agudo sonido, perforó el orbe. La llamada se cortó.

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Volumen 2

Kaito volvió a meter su mano en su bolsillo. Inhaló profundamente y luego exhaló.

Entonces agarró firmemente la piedra, la cual estaba emitiendo calor desde dentro de los
confines de su tela.

***

Kaito ascendió la pendiente suave de las escaleras de la Tesorería. Entre más alto iba, más
se despejaba la oscuridad. La luz brillaba desde la entrada rectangular en la cima.

Mientras seguía la luz con sus ojos, vio a Hina de pie junto al agujero.

Su rostro se tensó con tensión, y estaba mirando hacia abajo a la oscuridad.

“Hola, Hina.”

“Amo Kaito…”

Cuando notó a Kaito y sus ojos se encontraron, su hermoso rostro se relajó y soltó un
suspiro de alivio.

Kaito, habiendo terminado de subir las escaleras, se paró en la sala del trono.

En algún momento, el cielo afuera había asumido el tinte del ocaso. Parecía que las
gruesas nubes se habían alejado en el viento como si estuvieran nadando por el mar. La
habitación estaba llena de una luz dorada.

Los grandes y delicados tapices decorando los muros también eran iluminados por
salpicaduras de luz, y el cabello plateado de Hina brillaba aún más hermosamente.

“Lamento huir así. ¿Cómo están Elisabeth y el Butcher?”

“Lady Elisabeth está durmiendo actualmente. En cuanto a Mr. Butcher, dijo que debido a la
hora que es, planea irse después de cenar. Hasta entonces, planea observar a Elisabeth,
por lo que vine aquí.”

“Aun quedándose después de todo es… No puedo decir que no estoy agradecido, pero
maldición, ese tipo tiene nervios de acero.”

Kaito habló con una voz llena de admiración, aunque el hecho de que su imagen mental del
Butcher le estaba dando un gran visto bueno lo irritó de alguna manera. Luego se dio
cuenta de que su mano, la cual estaba sobresaliendo de su bolsillo, estaba empapada de
sangre. Su uniforme de mayordomo estaba cubierto de manchas oscuras.

Dándose cuando de cuán mal debe verse para Hina, Kaito frenéticamente intentó explicarle.

“Uhhh, Hina, esto es, uh—”

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Volumen 2

“Por favor disculpa mi grosería, Amo Kaito.”

Después de murmurar rápidamente, Hina corrió por la habitación y envolvió sus brazos
suavemente alrededor de su espalda. Luego se agachó un poco y enterró su rostro en el
hombro de Kaito. Su cabello plateado crujió* agradablemente contra su mejilla.

[Nt: La palabra podría ser “moverse haciendo un leve sonido”, pero crujir es lo que se me
ocurre en este contexto.]

Hina le habló a Kaito, que se puso rígido en sorpresa, en una voz amortiguada que sonaba
como si estuviera al borde de las lágrimas.

“Me alegro tanto de que estés bien… Temí que quizás no ibas a regresar.”

“Espera, ¿Hina, por qué? Yo sólo… Simplemente fui a buscar algo.”

“Recientemente, da la impresión de que te has estado volviendo más y más distante, Amo
Kaito… Y da la impresión de que estás siendo heridos en lugares donde no puedo
alcanzarte. La magia que estás usando tiene un aura peligrosa en ella…y ese agujero ahí
abajo es oscuro y huevo y aterrador. Pensé que podrías haber sido absorbido por él. Por
favor no vayas a ahí abajo solo. Por favor no me dejes sola… Te lo ruego.”

“¿Qu—? ¿Huh?”

La voz de Kaito estaba llena de confusión. Era cierto que la Tesorería era un espacio
mágico lleno indiscriminadamente de cosas traídas del viejo castillo de Elisabeth. Carecía
incluso de barandillas, y si uno tocara la cosa equivocada dentro de ella, podría morir. Aun
así, no había ninguna razón para que una poderosa autómata como Hina le temiera tanto.

Pensando en sus palabras, Kaito de repente recordó cierta escena.

Había un muro iluminado, y grilletes de hierro estaban creciendo de él. Una chica desnuda
colaba crucificada de ellos, en exposición como bienes en una tienda. Habiendo la
confundido con una humana, Kaito había desatado sus restricciones.

¿Hina tiene recuerdos de ese entonces, de antes de que la encendiera


adecuadamente?

“Hey…Hina…”

La pregunta en la punta de su lengua, Kaito cerró su boca. Ella estaba temblando


ligeramente mientras lo mantenía en su abrazo. Al parecer, ni siquiera había notado la
herida en su mano. Después de pensar por un momento, Kaito envolvió sus brazos
alrededor de ella. Cuidando de no manchar su uniforme de maid, puso fuerza en ellos.

Uh…creo que vi a una mamá y su hijo jugando así en un parque una vez, ¿verdad?

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Volumen 2

Kaito entonces gruñó e intentó levantar a Hina en sus brazos. Sin embargo, estaba más allá
de él. Ella era más pesada de lo que había esperado. Tan linda como era su apariencia, era
metal en el interior después de todo.

Unos silenciosos segundos pasaron, y Kaito gruñó y reunió su fuerza una vez más. Hina
inclinó su cabeza al costado en desconcierto.

“Um, Amo Kaito, ¿puedo preguntar qué estás intentando hacer? Espera, huelo sangre…
¡Eek, Amo Kaito, ¡tú herida!”

“No te preocupes; está bien. Hemos llegado hasta aquí. Hina, ¿puedes, como, dar una
vuelta?”

“Sin duda alguna no está bien, está… ¿Hmm? Si tú lo dices, ¿pero una vuelta?”

Hina movió sus pies para que coincidieran con la manera en que Kaito estaba inclinando su
cuerpo. Los dos giraron. Cuando lo hicieron, Kaito inclinó su cuerpo aún más. Hina
frenéticamente movió sus pies.

Giraron, y giraron, y finalmente comenzaron a hacer piruetas sobre el piso de piedra. El


dobladillo del traje de maid de Hina suavemente se mecía. Rápidamente parpadeando sus
ojos esmeraldas, Hina sostuvo a Kaito con fuera para no soltar mientras seguía su ejemplo
y movió sus pies aún más rápido. En breve, la fuerza centrífuga estaba levantando a Kaito
del suelo.

Apoyado por Hina, giró en sus brazos.

“¡No, no, Hina, al revés! ¡Quería hacerte esto a ti!”

“¿Perdón? Pero Amo Kaito, perdóname por decir esto, pero siento que alzar el cuerpo de un
autómata sería difícil, dada tu fuerza física… Ah, pero esto es muy muy divertido. Hace que
mis engranajes se sientan todos cálidos y confusos—¡Eek!”

“¡Hwah!”

Kaito había intentado recuperarse bajando sus pies, y los dos se tambalearon como
resultado. Hina movió su cuerpo debajo del suyo para amortiguar su caída.

Los dos se derrumbaron sobre el suelo de piedra.

“¡M-Mi culpa! Hina, ¿estás bien?”

“Sí, muy… De hecho, esta situación es bastante lucrativa para mí.”

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Con una expresión eufórica, Hina apretó a Kaito contra su amplio pecho. Era una posición
bastante problemática, y se retorció para liberarse. No podía exactamente solo permanecer
rodeado por esa suavidad como de malvavisco.

Kaito rápidamente hizo su escape. Fingiendo no notar cuán pesarosa estaba la expresión
de Hina después de que se separaron, se desplomó al suelo junto a ella.

El suelo era frío y duro, pero los dos se recostaron como si estuvieran acostados en una
cama de flores.

En medio de la luz naranja brillando sobre ellos, Kaito murmuró brevemente.

“¿Todo el miedo se ha ido?”

“Amo Kaito…”

“Vi a un niño jugando así en un parque una vez hace mucho tiempo. El niño estaba llorando,
y su mamá lo levantó y giraron y giraron.”

“¿Giraron y giraron?”

“Realmente no entendía lo que estaba viendo en ese momento. Realmente no encajaba.


Pero ahora, entiendo que es para momentos como estos. Así que pensé en intentarlo.”

“…”

“Bueno, si ya no tienes miedo, entonces supongo que funcionó.”

“…”

“¿Hina? ¿Puedes oírme? ¿No funcionó?”

“¡Oh, ya no puedo soportarlo! ¡Te amo taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanto!”

De repente, Hina soltó un grito. Kaito tendido ahí, sorprendido, y ella cubrió su rostro y rodó
y rodó y rodó muy lejos de él. Luego se golpeó contra el muro de la habitación.

Mientras Kaito se preguntaba en silencio qué debería hacer, regresó rodando y rodando y
rodando, su rostro todavía enterrado en sus manos.

“No estoy siguiendo totalmente lo que estás haciendo, pero bienvenida de vuelta.”

“¿Qué voy a hacer si hacer que te hiera más, Ahmo Kaito…? ¡En gerio, en gerio no puedo
soportarlo más…! ¡Alhien salheme…!”

“Hina, estás mascullando tus palabras un poco.”

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“¡Te hajo mujo, aji je ni siquiera puedo halar…! ¡Mis jas sinjehas disculhas…! Tee-hee.”

Todavía cubriendo su rostro, Hina se acurrucó en una bolita y se movió de un lado al otro.
Después de temblar por mal de amores por un poco más, rápidamente se detuvo.

Permaneciendo acurrucada, murmuró.

“Te lo dije, Amo Kaito. Te dije que con el tiempo te explicaría por qué te elegí, por qué no
podría haber sido nadie más.”

“…Sí, dijiste eso.”

“Ponerlo todo en palabras tomaría una semana. Sin embargo, permíteme hablarte sobre el
principio del principio. Antes de que me encendieras, antes de que establecieras mi
configuración… Incluso en mi estado base, podía percibir el mundo exterior.”

Kaito asintió con la cabeza, sus sospechas se confirmaron. Había dado la impresión de que
ella era capaz de decir que había estado pasando alrededor de ella, incluso cuando parecía
inactiva. No se había encendido en ese momento, pero era imposible decir cuán activa era
la conciencia nacida dentro de sus engranajes desde el exterior.

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“Sin embargo, aunque podía obtener información, era incapaz de sentir, ni era capaz de
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“Sin embargo, aunque podía obtener información, era incapaz de sentir, ni era capaz de
pensar. Cuando fue traída al mundo, y cuando vi a aquellos alrededor de mí ser activados y
servir desapasionadamente a sus amos, no podía hacer nada… ¿Recuerdas a las maids
autómatas que estaban con Vlad? No se les proporcionó la configuración de encendido en
que una de las cuatro opciones—’padre e hijo,’ ‘hermanos,’ ‘amo y sirviente,’ o ‘amantes’—
es seleccionada. Fueron diseñadas para servir como sirvientes…y yo fui diseñada para ser
entregada a otros.”

“…Entregada a otros.”

“Un regalo retorcido que Vlad disfrutaba entregar a sus invitados. Para aquellos a los que no
les tenía afecto, nos daba a ellos sin decirles la respuesta correcta, y para aquellos que sí,
les decía la respuesta y nos daba a ellos como juguetes. Las chicas que fueron
exitosamente regaladas encontraron destinos miserables. Cuando estaba en la hacienda de
ese hombre, vi muñecas que tenían tres pechos extras añadidos y genitales instalados en
sus mejillas, pero aun así sonreían y servían a sus amos como sus amantes.”

“Eso es retorcido…”

“En ese entonces, era incapaz de pensar. Todo lo que hacía era percibir en silencio. Sin
embargo, debido al inicio de la batalla entre Vlad y la Torture Princess, no fui regalada a
nadie y en cambio fui configurada con el fin de que no me activara libremente y luego
guardada en un almacén. Un día, sin embargo, me encontré frívolamente transportada del
almacén del castillo a la Tesorería de Lady Elisabeth. Entonces me quedé allí…y años y
años pasaron. En algún momento, incluso el periodo de renovación para el amo temporal
que se me había asignado para no desobedecerlo a él, Vlad, caducó, y regresé a una ser
una tabula rasa. Y justo cuando me di cuenta de que nadie iba a venir allí nunca, llegaste.”

[Nt: Básicamente algo totalmente en blanco, Locke utilizó este término para afirmar que el
hombre no tenía ideas o principios innatos, algo apoyando el empirismo (filosofía de
Locke).]

“¿Lo hice?”

“Lo hiciste.”

Hina asintió profundamente. Cerró sus ojos, como recordando ese momento.

“Sentí tu calor y sentí tu mirada sobre mí. Pero en lugar de groseramente evaluarme o
inspeccionarme, simplemente me llamaste y preguntaste y estaba bien y luego desataste
mis restricciones.”

“Quiero decir…eso fue porque pensé que eras una humana.”

“Entre todas las personas que conocí, ninguna de ellas habría salvado a una chica
encadenada de la que no sabían nada. Cuando inicialmente son activadas, la mayoría de
las muñecas se llenan de rabia—la ira de tener su tranquilidad destruida y que se les haga

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ceder. A menos que reciban órdenes, obedecerán su ira y destruirán todo a su paso. Y yo,
no siendo ninguna excepción, te ataque. Sin embargo, cuando me encontré atada de la
cabeza a los pies y determiné que estaba perdida, pensé fervientemente para mí misma
que quería que fueras tú.”

Kaito pensó en aquella ocasión. La muñeca, fijada a la Ducking Stool, había mirado a Kaito.
Había enfocado sus ojos verdes esmeralda directamente en él, como si le suplicara.

“…Ese fue el primer poderoso deseo que alguna vez brotó dentro de mí. Me habías liberado
sin beneficio personal, y me salvaste de ser destruida a pesar de que casi te maté. Fue
entonces que decidí que quería que fueras tú. Eras diferente, así que quería que fueras tú.
Si iba a servir, si se me iban a conceder sentimientos, entonces sería impensable que no
estuviera contigo. Incluso después de que formalmente que yo fuera tu amante, nunca dudé
de esos poderosos sentimientos que sentía en ese entonces.”

“Hina…”

“Permíteme decir algo arrogante: Eres un hombre muy digno de mi amor.”

Hina abrió sus ojos y luego regresó a su lado. Su mejilla hizo contacto suave con el piso de
piedra, y sus ojos esmeraldas brillaron cuando se giró para mirar a Kaito. El amor en su
expresión era tan real como podía ser.

Entonces estiró una mano y suavemente envolvió su mano empapada de sangre.

“Oh, cuán terriblemente herido estás. Aun así, entiendes el dolor de otros. Estás lleno de
miedo, pero todavía tienes a los demás como algo precioso para ti, y todavía intentas tratar
a las personas con amabilidad. Y en medio de la profunda ira y desesperación en la que nos
encontramos, todavía tienes un corazón que valora nuestra rutina diaria.”

“…”

“Cuando te miro intentando preservar la amabilidad y calor a pesar de conocer la locura y


los terrores del mundo… ¿qué razón tendría para no amarte? Dices que no me has dado
nada y que no eres nada más que un hombre, pero ese es difícilmente el caso. He recibido
tantas, tantas cosas de ti. Tantas maravillosas cosas.”

Lágrimas comenzaron a derramarse de las esquinas de los ojos esmeralda de Hina.


Cayeron al suelo, brillando en el ocaso dorado. Mientras sus lágrimas se esparcían contra el
suelo de piedra, Hina suavemente sonrió.

“¿Sabes cuánta alegría preparar comida cada día me trae? ¿Entiendes cuán dichosa me
siento al limpiar los suelos, al reír junto a Lady Elisabeth, al escucharla felicitar mi cocina, al
saludarte, al trabajar junto a ti, y al ser capaz de contarte de mi amor por ti?”

“Hina…todo eso me hace feliz, también. Antes de venir aquí, nunca había experimentado
algo como eso. Incluso después de ver todas las cosas terribles que los demonios hacían y

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mezclarme en esas repugnantes batallas…incluso entonces era feliz. Desde que llegué
aquí, pude experimentar muchas cosas por primera vez.”

Animado por las palabras de Hina, Kaito pensó en su vieja vida. Sus días en ese entonces
habían estado llenos de nada más que dolor y desesperación. Con sus costillas rotas y
cuerpo torcido, había gemido cada vez que se tumbaba sobre su tapete de tatami. Ni
siquiera había tenido la fuerza para ahuyentar las moscas que se reunían sobre sus ojos.

Hina peinó hacia atrás su flequillo y acarició su frente como consolándolo por esos días que
había dejado muy atrás. Sonrió a través de sus lágrimas, era una cálida, amable y
afirmativa sonrisa.

“…Parece que somos una pareja perfecta, ¿no es así, Amo Kaito? Eres un hombre de
tremendo valor. Esa amabilidad que posees que te las arreglaste para mantener a pesar de
toda tu pena es como un diamante en el barro. Es imposible para mí no amarte. Y no quiero
perderte.”

Hina apretó la mano de Kaito en las suyas. Él podía ver claramente los fuertes sentimientos
en su agarre.

“Hina…”

Kaito entendió si quería o no. Ella se había dado cuenta de algo. Aunque no había los
detalles, probablemente había sentido qué estaba pensando y planeando.

Lágrimas fluyendo a raudales de sus ojos, intentó detenerlo.

“…Amo Kaito, no puedo decir que sé qué estás pensando. Pero por favor, por favor…te lo
ruego…”

Hina hizo una vaga súplica. Todavía sintiendo la calidez de su mano, Kaito cerró sus ojos.
Pensó de nuevo en todo lo que había pasado hasta entonces.

Recordó a Elisabeth golpeando la mesa y proclamando con lágrimas en los ojos que la
cocina de Kaito era repugnante. A Hina, sacando comida nueva con una sonrisa
preocupada en su rostro. A Elisabeth, regocijándose con tal vigor que parecía que orejas de
gato brotarían sobre su cabeza. A Hina, suavemente echándole una mirada.

Pensó en las conversaciones que los tres habían compartido y en los días pacíficos que
habían pasado a pesar de cuán retorcida había sido su situación.

Estaba a punto de perder todo eso.

Iba a perderlo de una manera tan cruel como la manera en que toda la gente impotente
había sido asesinada por los demonios hasta que habían perdido sus pacíficas vidas.

“Lo siento…pero me niego a abandonar esto.”

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Kaito murmuró suavemente y luego abrió sus ojos y se liberó de las manos de Hina. Ella
parecía sorprendida. Sin embargo, rápidamente estiró sus brazos. Todavía acostados en el
suelo, fuertemente la abrazó.

Era la primera vez que se había estirado apropiadamente y la había abrazado.

Sangre se filtró en su uniforme de maid, pero él ignoró eso. Puso fuerza en sus brazos, la
manera en que alguien abrazaría a una hermana, a un niño, a un amante.

El rostro de Hina se puso rosa, y comenzó a abrir y cerrar su boca nerviosa. Antes de que
pudiera decir algo, Kaito le susurró.

“Lo siento, Hina… Aunque piensas tan bien de mí, podría convertirme en alguien diferente
de la persona que amas.”

“Amo Kaito, ¿qué estás—?”

“Por favor solo escúchame. No puedo decirte los detalles. Pero podría cambiar. Pero incluso
si lo hago, hay una cosa que necesito que creas. Quiero proteger esta vida nuestra. Quiero
proteger esta vida que tú y yo amamos tanto. Ya no puedo permanecer impotente. Quiero
protegerte a ti y a Elisabeth. No, yo las protegeré. Eso es todo. Así que aún si me vuelvo
completamente diferente… Si incluso entonces…”

Kaito se lamió sus labios. Le asustaba ponerlo en palabras. Hasta entonces, siempre había
vivido su vida solo. Y ni siquiera sabía si tal cosa era permisible. Tal vez no era correcto
siquiera preguntar. Pero aún con esos pensamientos corriendo por su mente, sacó las
palabras de su garganta.

“…Si incluso entonces sigues amándome, entonces por favor pelea a mi lado.”

“Amo Kaito…”

“Dijiste que sin importar qué pasara, te pondrías en el medio de todos mis enemigos. Y me
dijiste que, si pensaba algo en ti, que debería decirte que me protegieras o peleáramos
juntos a mi lado… Si no te importa que tome esa oferta, entonces haré todo en mi poder
para estar a la altura de todos esos sentimientos tuyos…y si ya no crees que soy merecedor
de tu amor después de que haya cambiado, entonces que así sea. Pero incluso si eso pasa,
hay una cosa que quiero que recuerdes.”

A medida que seguía hablando ambiguamente, ponía más fuerza en sus brazos. No podía
decirle los detalles. Si le decía qué estaba planeando hacer, probablemente intentaría
desesperadamente detenerlo. Esa precisamente era la razón por la que estaba
manteniendo sus intenciones ocultas mientras las abrazaba y le transmitía sus sinceros
sentimientos.

“Te amo. Por favor nunca dudes eso.”

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“Amo Kaito…”

“Te amo, Hina… Ah, ya veo. Así que así es como es el amor.”

Kaito se rio tontamente. Descansó su barbilla en el hombro de Hina. Lágrimas comenzaron


a gotear de las esquinas de sus ojos. Habló en una voz teñida de felicidad y tristeza.

“Sabes, nunca esperé enamorarme después de morir.”

Hina temblaba silenciosamente mientras lo abrazaba.

Le susurró suavemente de vuelta, como si estuvieran intercambiando votos matrimoniales.

“Sin importar en qué tipo de persona te conviertas, siempre serás mi más querido, mi
adorado, mi destinado, mi amo, mi verdadero amor, y mi eterno compañero. Y siempre seré
tuya. No importa qué clase de vida me espera, no me importa… Así que, si debes pelear,
entonces te lo imploro, recurre a mí. Te acompañaré a las profundidades del infierno.”

“…Gracias, Hina.”

Los dos se abrazaron silenciosamente sobre el suelo de piedra.

Así fue como pasaron sus pacíficos momentos juntos.

El ocaso se desvaneció, su luz dorada envuelta por completo por la oscuridad de la noche.
El viento llevaba un ligero frío mientras la luna ascendía al cielo. Con el tiempo, Kaito
lentamente se levantó y comenzó a alejarse de Hina.

No se giró a mirar. Entendiendo, Hina no le gritó que se detuviera.

Salió de la sala del trono solo. Después de descender las escaleras, se dirigió al corredor.

Después de buscar la habitación, se detuvo por un momento, inseguro de si tocar o no, y


luego abrió la puerta un pelo. Podía escuchar a dos personas durmiendo dentro. Se deslizó
en la habitación para chequearlos, teniendo cuidado de no hacer ningún ruido.

Parecía que el Butcher se había quedado dormido. Su rostro estaba escondido como
siempre, pero Kaito podía ver las hebras de baba goteando sobre las sábanas desde el
interior de la capucha del hombre. Kaito limpió un poco de la saliva. El Butcher murmuró
algo.

“Eh-heh-heh, me temo que no puedo comer más. Oh, pero si insiste, entonces tres tartas
para mí.”

“Hombre, realmente tienes nervios de acero, ¿no es así?”

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Después de murmurar con seriedad, Kaito desvió su mirada hacia Elisabeth. Iluminado por
la luz de la luna, su rostro tenía un tipo de belleza etérea en él. Después de mirar fijamente
por un momento, le susurró.

“Probablemente vas a estar furiosa. Pero me he decidido, Elisabeth.”

“…”

“Nos vemos. Cuando despiertes, te haré algo de purin.”

Ninguna respuesta vino de Elisabeth que seguía en un letargo como muerto. Kaito extendió
una mano para acariciar su mejilla y luego se detuvo a mitad de camino y se agarró su
mano firmemente.

En cambio, le dio un ligero gesto con la mano y se fue de la habitación con pasos
silenciosos.

“Dulces sueños, Elisabeth.”

Después de murmurar como si estuviera llamando a un niño, Kaito cerró la puerta. Mientras
disfrutaba de la luz brillando desde el tragaluz, respiró profundamente y luego exhaló.

Caminó por el corredor y luego bajó las escaleras al sótano.

Cuando llegó a los pasajes subterráneos, revisó su mapa mental antes de avanzar más y
más profundamente en los complejos corredores. Al llegar a la habitación vacía y al borde
de su rango de memoria, metió su mano en su bolsillo.

Se aferró a la piedra transparente con su mano manchada de sangre.

Su rosa cerúlea ya estaba en plena floración.

De repente, la piedra emitió calor, suficiente para que pareciera que quemaría su piel.
Plumas negras bailaron ante los ojos de Kaito. Pétalos cerúleos se arremolinaron también, y
juntos envolvieron la habitación. Una abrumadora cantidad de negro y azul inundó su visión.

Un olor de animal ensangrentado vino de algún lado. Un extraño viento dio vueltas, dándole
las plumas y las flores a la oscuridad circundante.

Un solo hombre estaba en su estela.

Se sentó sobre un asiento de huesos de bestia, y susurró como si lo supiera todo.

“Bueno, entonces, ¿te has decidido?”

“Sí, me he decidido definitivamente.”

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Volumen 2

Su intercambio fue conciso, como si fueran amigos cercanos.

Entonces Kaito Sena le hizo su declaración a Vlad Le Fanu.

“Voy a formar un contrato con el Káiser.”

Las palabras que dijo fueron absurdamente ridículas y demasiado imprudentes.

Este también era el único método que se había inventado para dar vuelta a esta situación.

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Volumen 2

5: Una Decisión Desesperada


Kaito y Vlad intercambiaron miradas silenciosas. La expresión de Vlad estaba llena de un
júbilo absoluto. Lentamente entrecerró sus ojos carmesíes y luego dio un leve asentimiento
con la cabeza y se puso de pie.

Chasqueó sus dedos, y la silla hecha de huesos de bestia desapareció. La habitación de


piedra estaba vacía una vez más.

Entonces miró a Kaito, revisándolo de la cabeza a los pies.

De repente, su hermosa expresión se arrugó y fue reemplazada por una retorcida sonrisa.

“Ya veo, qué espléndido. ¿Entonces interpreto esto como que finalmente has
desarrollado la resolución de unirte al lado que roba a otros?”

“Nope, nuh-uh. Ni siquiera un poco,” Kaito respondió indiferentemente. Las cejas de Vlad se
crisparon.

Unos segundos de silencio pasaron.

La expresión de Vlad gritaba que este desarrollo estaba más allá de sus expectativas. Sin
embargo, Kaito recibió su mirada tranquilamente. Vlad cruzó sus brazos y luego comenzó a
hablar en una voz disgustada.

“Ya has pasado el primer calvario. Felicidades, te has graduado de ser vísceras. El
Káiser te ha reconocido como un candidato para formar un contrato. Lo llamo una prueba,
pero en ese entonces, había una posibilidad considerable que de simplemente fueras
devorado. Después de todo, es una bestia que podría poner a prueba a mil hombres y luego
simplemente devorarlos a todos. Maravillosamente, te las arreglaste para cumplir mis
expectativas y llamar su atención. Y aun así…”

“Sí, más o menos me lo imaginé. Honestamente había sido más sorprendente que pusieras
un contrato seguro delante de mí.”

“Y, aun así, aunque deseas formar un contrato, dices que no tienes ninguna
intención de venir a nuestro lado y robarles a otros. ¿Exactamente qué estás pensando? Si
tu deseo es superficial, con el tiempo te tragará entero. Si no posees la capacidad de llevar
el manto del tirano como si hubieras nacido para hacerlo, las probabilidades de que siquiera
puedas hacer un contrato son bajas.”

“Sí, no lo dudo. Pero incluso después de hacer un contrato con un demonio, no planeo
tiranizar personas. Eso es algo sobre lo que no voy a cambiar de opinión.”

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Volumen 2

Kaito sacudió obstinadamente su cabeza. Hacer eso lo hundiría al nivel de su padre, que
había abusado de él a lo largo de su vida. Y no tenía ninguna intención de unirse a las filas
de la araña que se comió a Neue. Hubo un tiempo donde había querido llevar a cabo su
venganza, incluso si significaba unirse al lado que atormentaba a otros. Pero ahora que el
hechizo al que su padre lo había sometido se había roto, esa opción ya no estaba
disponible para él. Kaito no tenía planes de perdonar a aquellos que tiranizaban a otros,
incluso si esa persona era él mismo.

Vlad frunció el ceño al escuchar sus palabras.

“Los demonios buscan el dolor de los hombres y lo transforman en poder. ¿Cómo


tienes pensado pelear con el Gran Rey sin la voluntad de robar a otros? Si todo lo que
haces es formar el contrato, seguirás siendo equipaje. ¿Quieres decir que es posible
enfrentarte a los demonios, lanzándoles piedras sin que tus manos se ensucien?”

“Mierda, cierto. Tuve esta idea, ya ves— ¿Me escucharás?”

Entonces Kaito comenzó a hablarle de Vlad del método en la que había pensado.

Vlad silenciosamente escuchó la explicación de Vlad y luego finalmente torció sus labios
entretenido y exasperadamente levantó la vista al techo. Una luz mixta ardió en sus ojos,
una que sugería que estaba tanto disgustado como altamente intrigado.

Una vez que terminó de explicar, Kaito le preguntó a Vlad sobre la viabilidad de su plan.

“…Y eso es principalmente lo que estaba pensando. ¿Eso funcionaria?”

“Es posible, pero es un plan completamente desprovisto de sensatez desde el


momento de concepción. Nunca esperé que fueras un tonto tan original e iluminado. Qué
hombre tan ingenuo y estúpido eres. Me quito el sombrero ante ti.”

Vlad frotó su barbilla mientras estudiaba a Kaito con sus ojos carmesí.

Kaito regresó la mirada de Vlad. Viendo la resolución—y por ello, en cierto modo, la
locura—en la determinación de Kaito, Vlad habló.

“Una pregunta, sin embargo, ¿me permites?”

“Dispara.”

“¿Por qué ir tan lejos?”

Era un pregunta clara y directa. Kaito inclinó su cabeza al lado un pelo.

Vlad levantó su dedo índice y explicó sus naturales dudas.

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“Si quisieras huir, podrías hacerlo, llevando vastas riquezas contigo. Y con una
muñeca para servir como tu guardaespaldas y compañera, no menos. La vida de un hombre
es corta. Te duraría el tiempo suficiente para una vida bastante agradable a la fuga. En
cierto modo, Elisabeth se lo buscó. Después de convertirse en la Torture Princess y pelear
contra demonios, ser capturada por la humanidad parece un destino obvio para ella. Y ya
que eres de otro mundo, los salvajes actos de los demonios deberían tener poco que ver
contigo. ¿Por qué, entonces, irías tan lejos?”

“Porque ella es mi héroe.”

Kaito habló francamente, respondiendo con la respuesta a la que él mismo había llegado
antes. Vlad probablemente no entendía las implicaciones de la palabra héroe. Sin embargo,
no buscó más explicación.

Después de todo, el rostro de Kaito estaba lleno de evidente admiración.

Al mismo tiempo, hubo un hecho que Kaito llegó a entender. Después de todo, Elisabeth lo
había salvado por nada más que un capricho; egoísmo. En un momento dado, habiendo
sentido cuán irracional era eso, incluso hubo un momento en que Kaito había deseado morir
de nuevo. Como resultado, le había dicho a ella que, si él sentía que estaba en peligro,
simplemente huiría a la Iglesia y que no tenía ninguna intención de acompañarla por el
camino al infierno.

Sin embargo, aun así.

Hasta tal punto que le había hecho creer que los héroes podrían existir en un mundo
desprovisto de ellos…

Hasta tal punto que le había hecho sentir que Dios podría existir en un mundo desprovisto
de dioses…

Elisabeth había provocado un absurdo y encantador milagro.

“Por su bien, estaría dispuesto a conocer un destino peor que la muerte. Eso es todo lo que
hay en eso.”

Eso era lo mucho que la valoraba por concederle a él, que no había conocido nada más que
el miedo y el dolor, una nueva vida. Con el fin de salvar a la persona que le había dado eso,
había algo que Kaito tenía que hacer.

“Por mi bien, Elisabeth Le Fanu tiene que existir. Eso fue lo que decidí.”

Durante la sangrienta vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un solo y estúpido
sirviente.

Kaito había prometido vivir una vida que resultaría en la historia yendo de esa forma. Y no
podía no cumplir esa promesa.

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Volumen 2

“No lamentaré esto—sin importar cuánto lo desee, no aceptaré ningún arrepentimiento.”

“Destruirse a sí mismo por admiración, presionar profundamente en la oscuridad por


esperanza, y elegir el dolor para luchar, hmm. Qué ingenuo.”

Vlad soltó un profundo suspiro. Sacudió su cabeza, como si se lamentara, cubrió su rostro.
Sus ojos brillaron a través de los huecos entre sus dedos y extendiéndose por su rostro
estaba una sonrisa tan indecorosa que parecía que sus labios se rasgarían.

“En verdad, mi tipo favorito de arrogancia.”

Vlad aplaudió fuertemente.

Viento apestando a bestias sopló ferozmente alrededor de ellos. Miles de salvajes aullidos
resonaron. Hicieron eco por todas partes y comenzaron a formar una tonada orquestal.

Pétalos cerúleos y oscuridad estallaron de entre las manos de Vlad. Sus palmas
comenzaron a desgarrarse, derramando enormes cantidades de sangre sobre el suelo.
Kaito entrecerró los ojos para discernir la verdadera naturaleza del icor*. No era sangre real.
Este era el maná de Vlad, filtrándose de la piedra y arrastrándose alrededor de sus pies
como una criatura viva mientras comenzaba a delinear un intrincado círculo de invocación.
Mientras las heridas en sus palmas se hacían tan profundas que los huesos se hacían
visibles, la risa de Vlad resonó.

[Nt: Mineral presente en la sangre de los dioses o la propia sangre.]

“¡Muy bien, mi querido sucesor! ¡Esa trágica resolución tuya! ¡Esa tonta
determinación! ¡Ese loco juicio! ¡Muestra solo cuán lejos pueden llevarte! ¡Mi cuerpo ya está
muerto! ¡Apostemos a si te volverás capaz de cumplir tus ideales o si caerás y te convertirás
en mi verdadero sucesor! ¡Cielos, esto será muy entretenido, no importa cómo aterrice el
dado!”

Su sangre carmesí cambió colores en un instante y se incendió en una llamarada cerúlea.


Los glifos en el círculo de invocación se mezclaron, y las largas y cortas manecillas de un
reloj brotaron desde el centro del círculo y se grabaron en el suelo. Sin embargo, las dos
aún no coincidían.

Vlad le extendió su mano empapada de sangre a Kaito. Habló en un tono rítmico, como si
invitara a Kaito a bailar con él.

“¡Ahora bien, la magia oscura es acompañada por el dolor, y el poder de los


demonios lo demanda! ¡Muéstrame las profundidades de tu resolución!”

Kaito suavemente alzó su propia mano ensangrentada.

En el momento en que lo hizo, la escena de justo ante pasó otra vez por su mente.

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Volumen 2

Hina había sonreído mientras lloraba y envolvía su mano herida en las suyas.

Kaito cerró fuertemente su mano, la reabrió, y murmuró.

“Lo siento, Hina.”

Luego colocó su mano sobre la mano de Vlad.

Su mano derecha luego fue cortada limpiamente en la muñeca.

Enormes cantidades de sangre salieron a chorros del corte. Vlad se rio felizmente, y Kaito
suprimió un grito.

La sangre, la cual se había derramado sobre el círculo de invocación, infundió energía


fresca en sus glifos mágicos. Las dos manecillas se chocaron fuertemente. Los aullidos de
las bestias se hicieron más fuertes.

El sonido de una puerta abriéndose resonó de algún lugar.

La puerta de la celda de algo que no debería llegar en el mundo del hombre temporalmente
había sido abierta de golpe. Un sabueso incomparable, estimulado por los elogios de todas
las bestias del mundo, corrió por el camino que en una ocasión corrió.

El sonido de sus indomables resonó en los oídos de Kaito, y su húmedo aliento rozó su
nariz.

Vlad soltó la mano de Kaito, y se desvaneció en las fauces de la bestia que había aparecido
del círculo de invocación. El liso cabello del sabueso de primera clase brilló mientras
imponía elegantemente su cuerpo a través del aire.

Un rugido que sonaba como la risa de un humano resonó.

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

Una voz humana se podía escuchar superpuesta en él.

“¡VLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAD!”

El aullido furioso del Káiser llenó la habitación.

Sin una pizca de duda, el sabueso abrió sus fauces hacia Vlad Le Fanu, sus ojos y su boca
ardiendo con fuego del infierno. Sus colmillos atravesaron su cuerpo sin piedad. Pero
simplemente se quedó ahí de pie, encogiéndose de hombros con calma.

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Volumen 2

“Lo siento mucho, pero ya no tengo una forma física. Querido Káiser, seguramente
sabías que este cuerpo no era nada más que un espectro, ¿no? Heh—cuando pienso en
ello así, quizás estar muerto no está tan mal después de todo.”

“Deja de parlotear, humilde trozo de carne que se fue y murió más allá de mi
alcance. Tu desgarbada muerte a mancillado el nombre del Káiser y mancillado mi orgullo
como un sabueso. ¿Crees que estás perdonado, Vlad? ¿Crees que eso es algo que
perdonaré, Vlad, Oh Él Quien Sueña Con El Infierno En su mente*? Escuché el discurso
que disté cuando te negaste a fusionarte conmigo, y lo aprobé. ¡Sin embargo, Oh Arrogante
Mago**, conoce la vergüenza por mostrarme un final como ese!”

[Nt: *Aquí me pasaron la trad, thanks Kardia (traductor de TNY) **Aquí usa una palabra más
arcaica, típica de un juego de fantasía uwu.]

“Lo que está hecho está hecho, mi amigo. ¿Serías tan gentil como para darle este
sermón al ‘yo’ de antes? Aunque podría improvisar una disculpa aún, estaré condenado si
te dejo hacerme responsable.”

“Hey, uh… ¿Vlad…?”

“¿Qué pasa, mi querido sucesor?”

“…Así que… ¿le Káiser puede hablar?”

Kaito hizo la pregunta a pesar de su shock. En el pasado, Kaito sí había sido capaz de
escuchar su voz en el aullido que sonaba como una risa. No había tenido ni idea de que los
demonios podía hablar como personas. Sin embargo, cuando escuchó más de cerca, esas
palabras no estaban llegando a sus oídos realmente.

Las palabras del Káiser simplemente estaban resonando en la mente de Kaito.

“Ah, que él puede. Aunque para ser más preciso, debería decir que puede enviar
palabras directamente a la mente de su contratista. Aparte de él, el Gran Rey, el Rey, el
Gran Monarca, y el Monarca todos pueden usar habla humana también. Aunque el Monarca
es un poco sospechoso en ese aspecto.”

“Eso es una sorpresa… ¿Los demonios y humanos tienen patrones de pensamiento


similares?”

“Eso no es así—antes de ser convocados, existen en una dimensión superior. No


poseen pensamientos humanos, no pueden usar el habla, y no están equipados con
sentidos. Cuando los demonios de rango más alto se materializan, reflejan a su invocador y
rebajan hasta un punto donde pueden entenderse como simples almas malvadas. Si no lo
hicieran, nosotros los humanos no seríamos capaces de comprender sus existencias.”

“… ¿Así que usan a sus invocadores como puntos de referencia para reestructurarse a sí
mismos?”

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“En efecto. Por tanto, como fui yo quien llamó al Káiser, le influí mucho. Buen, eso
explicaría su orgullo. Sin embargo, algunos de los otros demonios no invocados—unos con
el poder de rivalizar con Dios—sin duda podrían forzar a todas las criaturas de nuestro
mundo a entenderlas sin la necesidad de rebajarse y vendrían ya provistos de intelecto y
vocabulario autoritarios… Pero pasarán otros dos mil años antes de que alguien pueda
convocarlos— Oh, ten cuidado ahí.”

Mientras Vlad hablaba, las mandíbulas del Káiser hicieron otro intento de arrancar su
cuerpo. Su forma espectral se tambaleó por un momento, pero rápidamente regresó a la
normalidad. Vlad se encogió de hombros. Aun así, los ataques del sabueso no
disminuyeron.

Parecía que el Káiser estaba en una violenta tempestad de ira.

“¿Serías tan amable como para dejar eso? Incluso si mi muerte puso en duda tu
fuerza, eso tiene poco que ver conmigo… Oh, bueno, supongo que decir eso fue solo
combustible en el fuego, ¿no es así?”

Los colmillos del Káiser atacaron a Vlad una y otra vez. Kaito pensó en cómo Vlad y el
Káiser habían sido derrotados.

El Káiser había sido lo suficientemente poderoso para abrumar completamente a Elisabeth


y Hina. Pero debido a la muerte de su contratista, Vlad, el Káiser perdió su ancla a este
mundo y posteriormente se desvaneció. “Tiene su orgullo como un sabueso de primera
clase a considerar,” Vlad había dicho una vez. La muerte de Vlad sin duda había puesto en
ridículo al Káiser.

“¡Imperdonable, imperdonable, imperdonable! ¡Qué criatura tan imperdonable y


enclenque eres! ¡No te perdonaré por esto, Vlad!”

El Káiser estaba loco de ira. Pero después de aprender que su dominio del lenguaje
humano era sólido, algo de la tensión de Kaito se había desvanecido. Aunque el Káiser era
un demonio, al menos podía comunicar sus intenciones.

Como si hubiera leído su mente, el Káiser inclinó su cabeza y miró a Kaito. Su mirada—la
de una criatura en un nivel totalmente diferente del resto de los horribles e indecorosos
demonios—lo atravesó.

Asaltado por una fuerte aura de “muerte,” el alma de Kaito abandonó su cuerpo*.

[Nt: Así es como yo entiendo la expresión “stomach drop”, aunque es más larga en realidad
creo que aplica aquí también.]

El Káiser entrecerró sus ojos y luego habló en voz baja.

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Volumen 2

“Ah, el que dejé que agarrara mi cola. Posees un cuerpo falso. ¿Así que tu sangre
es de esa bruja, y tu corazón es el de un hombre? Tu alma no tiene valor—no obstante, es
interesante. Muy interesante. Su forma está retorcida. Muy bien, lo harás. Sí, lo harás bien.”

“¿Verdad, Káiser? Pensé que podría llamar tu atención, dado tu gusto repulsivo.”

Vlad dijo exultantemente, prácticamente cantando. Caminó por el flanco del perro negro y
luego colocó una mano espectral sobre el hombro de Kaito. Elegantemente presentado a
Kaito, instó al Káiser.

“Ahora bien, ¿proseguimos con la prueba ceremonial?”

El perro negro no ofreció respuesta, simplemente expulsando aire por su nariz.

En el momento siguiente, el Káiser se le vino encima a Kaito, sus movimientos poseyendo


una eficiencia que limitaba con la belleza. Aunque estaban llenas de llamas cerúleas, sus
enormes fauces olían sorprendentemente como las de un perro ordinario.

… ¿Huh?

Entonces los dientes del perro negro se cerraron cruelmente y sin piedad sobre Kaito.

***

Duele.

Duele tanto.

El dolor era la única cosa ocupando los pensamientos de Kaito. Los dientes del perro negro
habían arrancado de un mordisco la mitad inferior de su cuerpo.

Vlad estaba en lo alto y diciendo algo en un tono desconcertado.

“Buen ahora, esto es desafortunado. ¿Falló en cumplir con tu interés? Aun así, hacer
eso de la nada fue un poco despiadado… Mi, mi, no esperaba que muriera de tal manera
antes de siquiera empezar. Qué decepcionante.”

Kaito se estaba retorciendo y convulsionando a los pies de Vlad. Cada vez que lo hacía,
porquería y sangre se derramaban de sus entrañas desgarradas y en el suelo.
Normalmente, perder esa cantidad de sangre sería suficiente para hacer que su alma se
desvaneciera. Sin embargo, posiblemente porque estaba en el medio de invocar al Káiser,
su alma, la cual era usada como un intermediario, quedó atrapada en el pelaje del perro
negro y se detuvo ahí.

Asustado debido a estar atrapado a medio camino entre la vida y la muerte, Kaito intentó
gritar. Sin embargo, todo el aire se estaba filtrando de su abdomen, y no pudo reunir su voz.

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“Ah—… Ah—… Ah—…”

“Bueno, supongo que no se puede evitar. Esta, también, es una manera válida para
que caiga el telón. Las apuestas se pueden ganar, pero trágicamente, se pueden perder
también. Carecía tanto de fortuna como habilidad. Eso era todo lo había.”

Con movimientos estudiados, Vlad se encogió de hombros. Su cuerpo estaba comenzando


a transformarse en plumas negras y pétalos de flor cerúleos desde las puntas de los pies
hacia arriba. Parecía que rápidamente estaba perdiendo la fe en el plan de usar el maná de
Kaito para quedarse en el mundo. Su juicio fue tan cortés como siempre. Entonces Vlad se
desvaneció, dejando a Kaito sin siquiera el tiempo suficiente para que le rogara que se
quede.

El perro negro, también, giró la cola y comenzó a caminar por el camino del que había
venido. La malvada energía que había mantenido el alma de Kaito en el lugar se fue cuando
el pelaje entre el que había sido enrollada se desvaneció.

El alma de Kaito comenzó a dejar su cuerpo con su sangre.

Al momento siguiente, en lugar de una luz al final del túnel, Kaito fue asaltado por una
intensa visión del futuro.

Hina probablemente va a encontrar mi cadáver después de esto.

Dado el estado actual de Elisabeth, sería imposible para ella invocar el alma de Kaito de
nuevo. Hina se disculparía con Kaito por hacerlo esperar un poco, ayudaría a Elisabeth a
pelear con el Marqués y el Gran Marqués, sería destruida. Y la Torture Princess, también,
tendría todo el dolor que el mundo tenía para ofrecer otorgado por el Gran Rey antes de ser
brutalmente asesinada.

Tendría una muerte solitaria y aislada.

Lo único que perduraría sería el mundo del hombre. Todo estaría bien en el nombre de su
Dios,

Eso no es bueno. No puedo dejar que eso pase. ¡Y—!

Kaito no quería morir incapaz así, no siendo capaz de devolverle algo a las otras dos.

Inundado en desesperación y sus propios lamentos, Kaito se desmayó en agonía.

Cuando lo hizo, la sangre en su cuerpo comenzó a soltar un extraño calor. Todo su cuerpo
comenzó a calentarse, como si se estuviera transformando en una llama. Parecía que
alguna especie de magia se había ido y activado por su cuenta.

Mientras estaba siendo jugueteado por esa sensación, el campo de visión de Kaito se
oscureció.

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Volumen 2

En la profunda oscuridad, todo lo que le quedaba era el desagradable dolor del calor dentro
de su cuerpo.

Cuando recobró el sentido, se encontró recostado sobre una alfombra de tatami húmeda.

… ¿H-huh?

Moscas zumbaban ruidosamente sobre sus ojos.

Inspeccionó sus alrededores. Un sucio bombillo fluorescente estaba balanceándose del


techo. La ventana rota estaba cubierta de cinta de embalaje, y sus dientes arrancados
rodaban por debajo de la mesa de té. Los pedazos de sus encías pegados a ellos estaban
crudos.

Entonces Kaito miró su cuerpo. La camisa pegada a su escuálido torso se endureció por
todo el sudor y vómito manchándola. Su brazo derecho estaba cubierto de laceraciones
superficiales, y su brazo izquierdo colgaba inmóvil y estaba cubierto de manchas rojo
oscuro. Su tobillo estaba torcido en un ángulo extraño y se había quedado así. Y era posible
que el dolor en su estómago se debía a un órgano roto.

Esto es…la habitación en la que estaba cuando morí en Japón… Espera, ¿hice
algo?

Kaito inclinó su cabeza al costado. Cuando fue asaltado por la desesperación y el


arrepentimiento, su sangre había liberado tanto calor que él había sentido como si se
estuviera quemando. Sólo pudo concluir que había activado inconscientemente algún tipo
de magia.

¿No me digas que volví en el tiempo?

Esa fue la conjetura a la que Kaito llegó en base a la escena alrededor de él y el familiar
dolor atormentando su cuerpo. Tal vez no tenían una concepción del tiempo. Sólo los
cuerpos, viviendo en la realidad, estaban atados por ese concepto. Tal vez su alma, al
borde de desvanecerse del cuerpo de golem que Elisabeth había hecho, había quemado el
maná restante en su cuerpo y retrocedido en el tiempo.

Aunque su cerebro estaba desconcertado por el dolor y la desnutrición, esa fue la


conclusión a la que llegó Kaito.

“En ese caso…no hay tiempo que perder, ¿huh?”

Murmuró en voz baja y luego forzó a su cuerpo a moverse. No había ni siquiera un cabello
ileso en él. Su cuerpo era prácticamente piel y huesos. Simplemente respirar enviaba olas
de dolor inundando su cuerpo. Tampoco pudo dejar de convulsionar, posiblemente como
resultado de la deshidratación. Pero nada de eso le importó. Se retorció, su cuerpo
habiéndose convertido en poco más que una bola de dolor.

155 | P á g i n a
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Volumen 2

Tenía que apresurarse y regresar al otro mundo.

Voy a salvarlas. Esta vez, me aseguraré de hacer todo lo que pueda.

Cojeando sobre su pierna rota, se movió con dificultad hacia delante. Se dirigió al cenicero
cubierto de colillas de cigarro, el mismo que había sido usado para golpear su mejilla hace
unos días.

Luego lo tiró hacia la ventana tan fuerte que casi dislocó su hombro.

“Urgh, ack, blurgh.”

La sacudida había hecho tambalear su cuerpo, y tuvo náuseas donde estaba de pie. Sin
embargo, los contenidos de su barriga eran mínimos. Lágrimas brotaron en sus ojos ante
las desagradables conclusiones que golpearon su estómago vacío. A pesar de eso, caminó
lentamente hacia delante, impulsado sólo por fuerza de voluntad.

Su padre llegaría a casa pronto. Y cuando la noche cayera, estrangularía a Kaito hasta la
muerte. Sin embargo, Kaito no tenía tiempo para esperar eso. Tenía que terminar con esto
lo más rápido posible.

“Tengo que apurarme, tengo que apurarme, tengo que apurarme y ponerme en marcha…
Tengo que apurarme.”

Con dedos tembloroso, Kaito agarró una gran esquirla de vidrio. Cortó su palma, pero
apenas sintió algún dolor.

La idea de Elisabeth y Hina siendo brutalmente asesinadas era por mucho aterrador. Por
encima de todo, quería pasar el menor tiempo posible en este lugar muy lejos de ellas.

Aunque termine sin poder hacer nada, aún quiero estar a su lado.

Elisabeth era la persona que admiraba. Hina era la mujer que amaba.

Y las había conocido a ambas por primera vez después de morir.

Este mundo no tenía ni una sola persona en él que gritara su nombre con afecto.

Entonces escuchó la puerta principal abrirse. Ese hombre había regresado más temprano
de lo habitual, posiblemente relacionado al hecho de que Kaito había roto el vidrio. Su padre
estaba corriendo violentamente por el corredor. Abrió la puerta corrediza y estaba a punto
de gritar algo en ira, cuando, debido a cuán inesperada era la escena ante él, mostró una
expresión extrañamente estupefacta.

“Kaito, pequeña mierda, ¿qué estás haciendo?”

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Volumen 2

“Escapar a otro mundo.”

Después de responder francamente, Kaito presionó la esquirla de vidrio contra la nuca de


su cuello.

En el espacio de un aliento, cortó su arteria carótida. Sangre salió a chorros, y el techo se


tiñó de rojo brillante.

Mientras el calor gradualmente dejaba su cuerpo y un escalofrío lo atravesaba—una


sensación sin duda diferente comparada con el calor de la pérdida de sangre que había
sentido antes, y una que lo llenó de una vívida sensación de pérdida—Kaito finalmente se
dio cuenta de cierta posibilidad.

¿Huh? Espera, todas las cosas que pasaron hasta ahora…eso no era solo un sueño,
¿verdad?

En ese punto, sus pensamientos se detuvieron abruptamente.

La única vida de Kaito Sena había terminado.

Normalmente, alguien que muriera de una manera tan sin propósito como un gusano en una
muerte sumamente lamentable, indecorosa, cruel y repugnante no obtendría una segunda
oportunidad en la vida. Sería ridículo que alguien esperara ser capaz de ir al mundo de su
elección después de morir.

En resumen, la conclusión era simple. No había tal cosa como los milagros.

Eso era todo lo que había*.

[Nt: Otra manera de decir “no había más que decir.”]

***

Cuando recobró el sentido, Kaito se encontró flotando en la oscuridad.

No tenía cuerpo. Todo lo que existía era su conciencia. De hecho, ni siquiera podía decir
con certeza si siquiera eso existía o no.

Dicen “Pienso, luego existo*,” pero en un espacio sin propósito y sin sentido del tacto, la
vista, o el oído, era difícil decir que la presencia de la autoconciencia sola era suficiente
para probar la existencia de uno. No había nadie que lo observara. No había nadie ahí para
tocarlo o definirlo. No había nada ahí que pudiera usar para confirmar sus propias
sensaciones.

[Nt: “Cogito ergo sum” en latín, frase de Descartes que se traduce literalmente “pienso, por
lo tanto, existo”.]

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Volumen 2

Ese hecho era uno extremadamente cruel.

¿Solo cuánto tiempo voy a estar aquí?

Kaito pensó esto para sí mismo. Incluso el paso del tiempo aquí era ambiguo. No era capaz
de suprimir la sensación de curiosidad con respecto a cómo su conciencia no se había
desvanecido a pesar de que su cerebro había desaparecido. Todo lo que estaba haciendo
era ociosamente existir.

Supongo que esto probablemente es el más allá.

Kaito estaba familiarizado con los conceptos de Cielo e Infierno. Había concluido que él y
Elisabeth probablemente ambos se dirigían al último. Sin embargo, no había esperado que
su verdadera naturaleza resultaría así.

El hecho de que la humanidad aún no había obtenido información sobre el más allá era, en
una palabra, obvio.

Y la parte más dura de estar en esa oscuridad era el hecho de que no tenía recuerdos
definitivos a los que pudiera aferrarse.

En un lugar como ese, donde todo era vago, la única cosa en la que se podía confiar era la
propia conciencia y los recuerdos. Sin embargo, Kaito ni siquiera tenía fe en esos.

¿Son los recuerdos que tengo del tiempo que pasé junto a Elisabeth y el resto en
ese mundo siquiera reales?

¿O no eran nada más que una invención que Kaito había evocado para escapar del dolor?

En este punto, no había nada que pudiera usar para verificarlos. Podrían haber sido nada
más que una increíblemente realista fantasía. Dada la manera en que Kaito ahora estaba
atrapado en el más allá, esa posibilidad parecía lo más probable.

Kaito se había regodeado en sus inventos y luego eventualmente había perdido de vista la
línea separándolos de la realidad y se suicidó.

Si ese era el caso, entonces la vida de Kaito Sena en verdad habría estado más allá de la
salvación.

Probablemente no podría haber tristeza más grande.

Finalmente, incluso el tiempo que pasó desesperado pasó.

Rodeado de oscuridad que continuaba para siempre, Kaito se hundió más y más profundo
dentro de sí mismo. Buscando la salvación, hurgó en sus recuerdos, los revisó, y luego, al
borde de descender a la locura, llegó a cierto estado mental.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Estaba increíblemente enojado.

Espera un minuto. Quiero decir, hipotéticamente, incluso si ese mundo era falso…

¿Eso realmente significaba que no tenía ningún sentido?

A lo largo de los diecisiete años de la vida de Kaito Sena, sus recuerdos de ese mundo eran
los únicos con colores vívidos.

En ese lugar, incluso si había sido un producto de su imaginación, las experiencias que
había acumulado habían provocado un innegable cambio dentro de él.

Un cambio suficiente para que pudiera reunir ira, incluso en un momento como este en
medio de tal irracionalidad.

¿Realmente estoy bien con solo quedarme aquí, ahogándome en arrepentimiento?


¿Fue toda mi vida realmente sin valor hasta el mismo final? Y antes eso, ¿todo realmente
volvió a cero?

En medio de la oscuridad, Kaito violentamente forzó a las ruedas dentadas de su inexistente


cerebro a entrar en movimiento. Sus recuerdos de ese mundo despertaron. Terribles y
horribles recuerdos que contenían dentro de ellos una sola cucharada de brillante
luminosidad. Reactivaron el cerebro de Kaito. No había manera de que pudiera pensar en
esos recuerdos como sin sentido, después de todo.

¿No estaba esta situación esforzándose demasiado para hacerme pensar que todo
era un sueño, una invención que en realidad nunca pasó?

Así es—por lo que era, todo se había alineado demasiado bien. Kaito comenzó a notar las
incongruencias en los recientes acontecimientos, todos los cuales prácticamente había
susurrado en su oído que sus recuerdos eran falsos y que debería caer en la
desesperación.

Así es. Tengo una corazonada de que alguien está intentando hacerme sentir
arrepentido.

Intentaron hacer que pasara todo este tiempo llorando. Pasará el resto de sus días en
desesperación sin fin. Pero Kaito no estaba a punto de tener eso.

Al principio, definitivamente se había desesperado.

Kaito había pasado unas horas, unos años—en el peor de los casos, quizás incluso un
siglo—dentro de su mente al borde de la locura. Sin embargo, poco a poco, había
recuperado su compostura.

Incluso si ese mundo había sido una mentira…

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Volumen 2

“Sin importar en qué tipo de persona te conviertas, siempre serás mi más querido, mi
adorado, mi destinado, mi amo, mi verdadero amor, y mi eterno compañero. Y siempre seré
tuya.”

“Tonto… Completo imbécil… Tuviste la fortuna de obtener una segunda vida… Solo
ya basta. Está…bien. Has hecho suficiente.”

… los recuerdos que había hecho ahí todavía habían sido hermosos, y las cosas que había
experimentado ahí habían sido reales.

Incluso si había sido falso, el hecho de que había habido alguien que se preocupaba por
Kaito era real.

Y el hecho de que, en un mundo carente de héroes y dioses, había estado una mujer en la
que él había podido creer era cierto también.

Si ese es el caso, entonces no hay necesidad de que me aflige, ¿verdad? Dependiendo de


la situación, si alguien realmente montó esto, entonces no tengo que perder tiempo
sintiendo pena por mí mismo.

Desde el interior de la oscuridad, Kaito se percató de las incongruencias una y otra vez.

Ese lugar era innecesariamente espantoso. Era como la personificación de la situación a la


que más le temía Kaito—que en realidad nunca había ido a ese otro mundo y simplemente
murió cruelmente al final de su abuso. La oscuridad silenciosamente había impuesto
angustia sobre él he intentado volver sus preciosos recuerdos sin sentido una y otra vez.

Algo en ello era extraño. Como tal, tenía que confirmarlo.

Aunque carecía de pies con los que caminar, un cuerpo, un alma.

Incluso si esto no es algo que alguien preparó.

Siempre y cuando no se rindiera, podría con del tiempo ser capaz de discernir la verdad.

Kaito estaba ahí, después de todo.

Toda esa línea de pensamiento había sido absurda. No tenía fundamento lógico en ella.
Pero a pesar de saber eso, era la conclusión a la que Kaito había llegado. Mientras lo hacía,
lentamente comenzó a hablar.

“No me importa si es un invento. Eso es la conclusión que alcancé. Voy a seguir tratando de
determinar la fuente de estas incongruencias. Mientras tenga mis recuerdos, nunca me
rendiré, y nunca me perderé.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Su boca no debería haber existido, sin embargo, su voz salió, aun así. Además, ahora
claramente sentía a otra entidad. Como si una niebla se hubiera disipado, la percepción de
Kaito creció rápidamente.

Había algo de pie ante él.

Lo miró y luego expresó sus pensamientos sin reservas.

“Hey, ¿podría ya cortarlo? Aunque sigas con esto, nada va a cambiar. Sin importar cuanto
tiempo pase, siempre sabré que estoy siendo probado.”

De repente, Kaito sintió un agudo dolor correr por su cuerpo. La sensación nostálgica
delineó el contorno de su cuerpo, lo formó, y lo ató.

Cuando recobró el sentido, se encontró atravesado por varias cuñas parecidas a colmillos
de perro. Cadenas se extendieron de ellas, fijando su cuerpo en el lugar. Estaba colgando
en el aire, sostenido por mil cadenas.

Si siquiera daba un paso, no dudaba de que su cuerpo sería desgarrado y su sangre


correría libremente.

Un chico de pie ante él.

El chico pelirrojo miró directamente a Kaito. Su mirada parecía preguntar si Kaito realmente
estaba bien con esto, además de reprocharle, ya que el chico sabía que estaba equivocado.

Por un segundo, Kaito fue asaltado por una sensación similar al vértigo.

¿Realmente ese chico había existido? ¿Realmente le había deseado la felicidad a Kaito?

Incluso ahora, no estaba seguro. Aun así, sin embargo, miró al chico y sonrió.

“Está bien, Neue. Solo estoy protegiendo las cosas que quiero proteger.”

Kaito movió su cuerpo. Las cadenas repiquetearon, sangre chorreó. Las cuñas se clavaron
en él, desgarrando su carne. Sus brazos se desgarraron cuando extendió una mano hacia
delante, y sus piernas fueron cortadas cuando comenzó a caminar.

Mientras lo hacía—loco como sus acciones eran—hizo su promesa en una brillante y alegre
voz.

“Me aseguraré de proteger la promesa que hice contigo, también.”

Mientras su cuerpo se desgarraba, Kaito extendió su mano hacia la esperanza.

Entonces, en la profunda oscuridad, se aferró a la cola de un perro negro.

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Volumen 2

***

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

“¡Muy bien, muy bien, muy bien, muy bien! ¡Me has gustado! ¡Tú ciega devoción a la
esperanza, tu locura! ¡Tú sobrenatural familiaridad con el dolor! ¡Oh canica de vidrio*,
arrojada por doquier y horriblemente retorcida, pero permaneciendo claro todo el tiempo!
¡Muy bien! ¡Posees la capacidad de entretenerme, de entretener al Káiser!”

[Nt: Tómenlo como una analogía que, a pesar de sufrir tanto, se mantiene fiel a lo que
quiere, de ahí a que le diga canica.]

Una llama cerúlea rugió a la vida. El perro negro pateó el suelo de piedra con sus elegantes
patas. Cada vez que saltaba, el olor de las bestias salvajes llenaba el área, y toda la
habitación temblaba. Los ojos de Vlad estaban brillando, y se reía mientras su abrigo y
cabello eran soplados de un lado al otro por el viento.

Antes de que se hubiera dado cuenta, Kaito estaba de regreso en la habitación al final del
corredor subterráneo. Su mano izquierda aún no estaba, y estaba cubierto de sangre. Aun
así, le envió su feroz y antagónica mirada al Káiser.

El círculo de invocación brilló en el suelo. Pétalos de flor cerúleos y plumas negras bailaron
vigorosamente por el aire, como si dieran sus bendiciones. En medio del rugido como
humminario* de incontables bestias, el Káiser hizo su declaración.

[Nt: Un Himnario es una colección de himnos, es decir, canciones religiosas, generalmente


recogidos en forma de libro.]

“¡A partir de ahora, serás mi amo! ¡Kaito Sena! ¡Oh Acumulación del Dolor de Diecisiete
Años!”

Entonces todo se silenció.

Con un tufillo, todo se desvaneció de la habitación. El Káiser, Vlad, y las plumas y pétalos
locamente danzantes desaparecieron.

Todo lo que quedaba era Kaito.

Nada en la habitación era diferente de cuando había entrado a ella. Inspeccionó sus muros
rocosos asombrado.

Era como si todo hubiera sido solo un mal sueño.

Eso no era ningún sueño, sin embargo.

Kaito levantó con cuidado su brazo izquierdo. Ahí, en el extremo cortado, estaba la enorme
pata delantera negra como el carbón de una bestia.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Levantó sus labios en una leve sonrisa. Luego cerró sus ojos e inspeccionó la cantidad de
maná dentro de su cuerpo.

El poder de un demonio residía en lo profundo dentro de su corazón. Sin embargo, no


parecía que sería capaz de usarlo libremente aún. La suma total de todo el dolor que había
experimentado hasta la fecha estaba lejos de ser suficiente.

¿Qué hacer a continuación?

Kaito comenzó a analizar el plan inicial que le había propuesto a Vlad.

Fue justo cuando había acabado de terminar de poner esa idea en orden.

La puerta tembló. Alguien estaba gritando desde afuera.

De repente, el extremo de una alabarda se abrió paso a través de sus pesados tablones. La
puerta se hizo añicos, y astillas de madera salieron volando.

Hina estaba al otro lado. Probablemente había escuchado algo, o bien los gritos de Kaito o
los rugidos del Káiser. Gritó en una tensa voz.

“Amo Kaito, ¿estás bi—?”

“Hina.”

Cuando lo escuchó decir su nombre, los ojos de Hina se abrieron de par en par y perdió su
voz. Lo miró fijamente. Después de revisar su muñeca derecha, hizo una mueca débilmente
como si hubiera comprendido algo.

Kaito le sonrió de regreso.

…Ahí está el rostro que extrañaba.

La había extrañado tan y amado tan sinceramente. Con toda la confianza y afecto que
podía reunir, Kaito se quedó mirando a Hina como si intentara quemar su imagen en su
mente. Entonces deliberadamente abrió su boca.

“Si incluso entonces sigues amándome, entonces por favor pelea a mi lado.”

“Dijiste que sin importar qué pasara, te pondrías en el medio de todos mis enemigos.
Y me dijiste que, si pensaba algo en ti, que debería decirte que me protegieras o
peleáramos juntos a mi lado… Si no te importa que tome esa oferta, entonces haré todo en
mi poder para estar a la altura de todos esos sentimientos tuyos…y si ya no crees que soy
merecedor de tu amor después de que haya cambiado, entonces que así sea. Pero incluso
si eso pasa, hay una cosa que quiero que recuerdes.

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Volumen 2

“Te amo, Hina… Ah, ya veo. Así que así es como es el amor.”

Entonces se encontró con su mirada esmeralda y le hizo una pregunta a la mujer por la que
una vez había profesado su amor, a la persona que le había pedido que luchara junto a él—
su eterna compañera, que entonces había asentido con la cabeza en acuerdo.

“Hina, ¿podrías morir por mí?”

Hina se quedó mirándolo de vuelta. Su rostro se aflojó.

Una cálida sonrisa se extendió por su rostro. Estaba llena de verdadero deleite y no poseía
ni una pizca de mentiras o falsedad.

“Sí, con gusto.”

Hina respondió y luego se arrodilló ante él.

Kaito simplemente asintió en respuesta.

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6: La Prueba Mortal de la Novia


Una procesión solemne se abría paso por las profundas montañas rodeando el castillo de
Elisabeth, pareciendo invitados rumbo a un funeral. Derribaban árboles y rompían sus
raíces a medida que avanzaban. Familiares hechos de carne atados juntos por un alambre
de púas balanceaban sus hachas con brazos incansables, limpiado el camino por su
señora.

Los árboles habían tardado siglos en crecer, y ahora estaban siendo talados sin piedad por
manos manchadas.

Cada vez que los árboles crujían y estaban a punto de desplomarse, un hombre flotando en
el aire llevando ropa negra y cilíndricas y una máscara moldeado en base a una cabeza de
cuervo exhalaba fuego de su pico y los quemaba a cenizas.

El comportamiento majestuoso del hombre estaba impregnado en dignidad. Sin embargo, el


acto mismo de un demonio complicándose la vida para arreglar un camino de alguna
manera parecía una actuación callejera.

El demonio, el Gran Marqués, tenía una aguja con forma de cerebro brillando en la nuca de
su cuello, y trabajaba obedientemente para servir a su señora. A sus pies, el Marqués
jadeaba mientras era transportado en una pajarera de hierro. Cada vez que el familiar
empujaba la pajarera lateral hacia delante, el Marqué dentro se revolcaba por todas partes y
soltaba un grito corta espeluznante mientras la piel debajo de sus vendajes estaba raspada.

Pisando fuerte la ceniza extrañamente coloreada negro azabache, avanzaban.

Muy detrás de ellos, subordinados con collar estaban llevando al hombro un extravagante
palanquín.

Sobre el dorado palanquín estaba un elegante trono y una piel de lobo blanco, y sobre el
trono estaba sentada una hermosa y arrogante mujer. Mientras exponía sus largas piernas
por debajo de su vestido de miriñaque escarlata, el Gran Rey se abanicaba con ese abanico
de pluma de cuervo que tanto amaba. Ocasionalmente soltaba un bostezo mientras
montaba con gracia.

La manera en que las mil tropas avanzaban era extrañamente tranquila pero animada.

Tan ominosa como una pesadilla, pero tan ostentosa como un desfile, se dirigían al pico de
la montaña sobre el que descansaba el castillo.

Finalmente, pasaron la línea de árboles. Una colina estéril estaba más allá del final de los
árboles. Su destino, el castillo que parecía una fortaleza que miraba desde arriba a los
árboles en toda dirección, estaba sobre su superficie de roca desnuda.

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Volumen 2

El objetivo de la procesión era la puerta del castillo herméticamente sellada y la cabeza del
señor del castillo, Elisabeth. Sin embargo, la procesión fue asaltada por una inesperada
conmoción y los subordinados se tambalearon sobre sus pies mientras se detenían de
golpe.

Una novia estaba ante ellos.

Una hermosa novia que parecía que había sido recién arrancada de un salón de bodas.

La figura como la nieve que proyectaba era absurdamente cómica, irregular, y fuera de
lugar.

“… ¿Ahora qué podría ser eso?”

El Gran Rey involuntariamente frunció el ceño ante lo extraño que era. Pero sin importar
cuantas veces revisó de nuevo, la figura delante del castillo todavía estaba ahí. La chica
llevando un encantador vestido de novia estaba en su camino como un guardián.

Su cabello plateado estaba cubierto por un velo delicadamente bordado. Sus hermosas y
pálidas mejillas proyectaban una suave sombra. Su vestido era simple pero elegante y
estaba hecho enteramente de tela blanca, y sus hombros expuestos estaban adornados con
encantadoras flores. Llevaba largos guantes de seda que cubrían sus elegantes y delgados
antebrazos. Y su falda, la cual estaba compuesta de muchas capas de encaje,
ordenadamente la cubrían hasta sus tobillos.

Estaba de pie sobre la colina estéril como si estuviera esperando a su novio.

Para ella estar así ante mil tropas parecía absolutamente cómico. Sin embargo, el objeto
que agarraba en sus refinados dedos en lugar de un ramo servía para probar que su lugar
adecuado era, de hecho, un campo de batalla y no un salón de bodas.

La lleva estaba llevando una peculiar alabarda, una que lucía casi como el hacha de un
verdugo.

Su mango de metal negro azabache tenía una borla hecha de la cola de un animal adherida
a él, y su enorme y feroz cuchilla evocaba la imagen de la mandíbula de un carnívoro.

Entrecerrando los ojos ante la extravagancia de la chica—porque, ¿de qué otra manera uno
podría llamar a una novia de pie sobre un campo de batalla llevando un hacha de verdugo
más que extravagante? —el Gran Rey, motivada por la curiosidad, avanzó al frente de sus
tropas, palanquín y todo.

Como si la saludara, la novia lentamente abrió sus ojos cerrados.

Fijó su mirada esmeralda en la personificación de la muerte, el Gran Rey, que estaba ante
ella.

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Volumen 2

Reconociendo la feroz voluntad ardiendo en sus ojos, el Gran Rey cerró de golpe su
abanico.

“Ya veo. Supongo que esto no es una farsa o un capricho inútil.”

Murmurando suavemente, el Gran Rey concluyó que la persona absurdamente vestida ante
ella era, sin duda, un enemigo.

Había reconocido que la chica en su vestido de novia era adecuada para estar sobre el
campo de batalla, incluso más de lo que un caballero vestido con armadura lo habría sido.
Sin pausa, le gritó a la novia— Hina—en una voz extrañada.

“Ah, te recuerdo. Eres la joven muchachita autómata, la que le tenía tanto afecto a ese débil
pequeño muchachito amante, ¿verdad? ¿A qué podrías estar jugando? Aunque no pareces
haber confundido esto con un salón de bodas, parece que te falta un novio. ¿Has venido a
morir sola?”

“Precisamente. He venido aquí a morir.”

Sin una pizca de duda, Hina regresó monótonamente las palabras del Gran Rey. El Gran
Rey frunció el ceño. Torció sus labios y luego le hizo una pregunta a Hina desde debajo de
la sombra de su abanico de plumas de cuervo.

“¿Has venido a morir? ¿Por órdenes de Elisabeth? Qué trágico es, bisoña, ser usada como
un peón expiatorio. ¿Y qué de tu vestido? ¿Una manifestación de tus persistentes
arrepentimientos?”

“No hagas suposiciones infundadas. Amo Kaito fue lo suficientemente amable para cumplir
mi último deseo y preparar este vestido para mí. Amo Kaito fue el único que me ordenó
quedarme aquí, porque él es mi amado y único amo.”

“¡¿Por ese chico amante?!”

Los ojos del Gran Rey se ampliaron. Después de un momento, una sonrisa burlona se
extendió por su rostro. Sacudió su cabeza y habló en una voz como si estuviera consolando
a un gato.

“Qué lamentable en efecto. Lloro por ti, chica. No lo dudes, estás siendo usada como un
peón expiatorio. Si te dijo que te quedaras aquí, para proteger a Elisabeth, entonces bien
puede que te haya dicho que murieras por el bien de otra mujer. Como mujer que soy, no
puedo evitar simpatizar contigo.”

El Gran Rey se compadeció de Hina, su voz llena de sincera compasión. Sin embargo, las
comisuras de su boca se curvaron en una malvada y turbia sonrisa. Le susurró a Hina con
una expresión verdaderamente desagradable en su rostro.

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“Di, muchachita. Elisabeth puede que se haya negado a rendirse, pero ¿tendrías algún
interés en convertirte en mi subordinada? Aunque no eres tan valiosa como Elisabeth, el
hecho es que eres un espécimen bastante raro, una muñeca de la creación de Vlad. Puliría
tus engranajes por ti todos los días, así nunca tendrías que temer a oxidarte. No hay
necesidad de que seas usada y arruinada por un hombre como ese.”

“No te atrevas a burlarte de mi novio.”

Su oposición sonó terriblemente afilada. Una de las cejas del Gran Rey se crispó.

Hina balanceo hacia abajo su hacha de verdugo delante de ella. Pasó rápidamente por el
viento y provocó un vendaval. Apuntando la hoja de su hacha al Gran Rey, Hina habló en
voz baja.

“Ese amable hombre me dijo que muriera. ¿No logras entender el significado de eso?”

“Me temo que sí. Te hizo a un lado y te dijo que murieras. ¿Qué quieres decir?”

“Después de sentir angustia por ello, ese hombre decidió confiar en mí y me confió una
grave orden. Y lo entendí. Había venido de un lugar de amor y confianza. Amándome desde
el fondo de su corazón, finalmente me pidió pelear a su lado. Por fin, me incluyó en sus
pensamientos y estrategias. Para que se amable y cobarde hombre confíe en mí tan
completamente, piense en mí tan íntimamente… ¿tienes alguna idea de qué gran alegría es
eso?”

Agarró el mango de su hacha con fuerza. Lágrimas carentes de tristeza gradualmente


brotaron en sus ojos esmeraldas. El Gran Rey hizo una muesca en asco y sacudió su
cabeza aún más fuerte. Cuando habló, su tono estaba exasperado.

“Y eso es suficiente para que mueras por voluntad propia. Enfrentada con mil tropas,
planeas desperdiciar tu vida.”

“En efecto, y con extrema satisfacción.”

“Eso es…una sorpresa. Tú… ¡no estás cuerda!”

Cuando miró los ardientes ojos de Hina, el Gran Rey se olvidó de sí misma y gritó. Sus
seductores labios rojos se separaron, y su expresión fue superada con shock. Lanzó su
mirada hacia el cielo y luego siguió hablando desconcertada.

“Te has vuelto loca.”

“Ohh. ¡No sabías, Gran Rey, ¡el amor es locura! ¡El día que conocí al Amo Kaito, mi amor
por él comenzó a volverme loca!”

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Hina fuertemente hizo su declaración. Balanceo su hacha de nuevo, esta vez al costado. El
aire se dividió, y una poderosa ráfaga sacudió a los soldados. El dobladillo del vestido de
novia giró espléndidamente,

Su vestido y velo blancos como la nieve temblaron mientras gritaba.

“¡Ahora bien, demonios, vengan a enfrentarme! ¡Mi nombre es Hina! ¡Soy la eterna amante
de mi amado Amo Kaito, su leal compañera, su soldado, su arma, su salida amorosa, su
muñeca sexual—¡y su novia!”

Al escuchar la fuerte introducción, el Gran Rey cerró su abanico y luego o balanceo hacia
abajo delante de ella sin decir nada.

“Muy bien—si eso es lo dices, entonces haré que pisoteen ese cuerpo tuyo.”

En el siguiente momento, una ola de subordinados y familiares cargaron contra la novia.

Sus incontables pisadas sacudieron la tierra, y Hina preparó su hacha de verdugo y asumió
una postura baja. Cuando sus oponentes llegaron a su posición, dio una patada fuerte
contra el suelo y se zambulló en sus filas. Balanceo su espada de lado, masacrándolos por
sus estómagos. Familiares pisotearon las entrañas, sacaron espadas de las vainas en sus
espaldas, y avanzaron. La batalla había comenzado. Sin embargo, el Gran Rey
rápidamente perdió el interés.

En medio del clamor, se inclinó muy atrás en su trono.

“Hmm… Me pregunto sobre qué era todo eso.”

El Gran Rey sofocó un bostezo mientras murmuraba indiferentemente. Después de todo, la


muestra de coraje de la novia posiblemente no podía durar. Ni siquiera los autómatas podía
funcionar por siempre. Dado el número de soldados que enfrentaba, la batalla estaba
destinada a terminar en un momento. El Gran Rey se encogió de hombros mientras hacía
que un subordinado le sirviera un trago.

Bajó la copa de oro llena de vino, elegantemente pasando el tiempo.

Un puñado de cabezas volaron delante de ella, acompañadas de fuentes de sangre. Sin


embargo, difícilmente le importaba perder unas cuantas docenas de hombres. Envió una
mirada somnolienta a la batalla desarrollándose ante ella.

“Está dando su todo, ¿no es así…?”

Sangre rociaba, cabezas salían volando, y torsos cortados caían al suelo. El vestido de
novia se ondeaba. Todos al unísono, los subordinados y familiares le cayeron encima como
una ola. Ella rompió su formación y los hizo retroceder.

Sin importar cuanto tiempo pasó, el sonido de su hoja cortando carne nunca cesó.

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Sintiendo que algo estaba mal, el rostro del Gran Rey se endureció.

Algo parece estar mal, ¿no?

Algo imposible estaba pasando.

Antes de que lo hubiera notado, una montaña de cadáveres se había amontonado delante
del Gran Rey. Un gran número de cadáveres había caído al suelo, y más vísceras se
amontonaban sobre ellos. Otro grito resonó. La cabeza de otro subordinado salió volando.
El hacha fuertemente salió disparada por el aire, librándose de la sangre mientras
avanzaba.

Los ojos del Gran Rey se abrieron de par en par. La copa de oro se cayó de su mano.
Viendo a la persona de pie sobre la montaña de cadáveres, su voz se filtró.

“Esto debe ser una broma…esa cachorra*—”

[Nt: “Whelp” según vi podría ser un insulto para referirse a alguien joven, y en sí es sólo
usado para masculino, pero bueh.]

Ahí estaba una feroz Valquiria*, un ser que desafiaba toda lógica.

[Nt: Ser mitológico del nórdico antiguo, significa “la que elige a los caídos en batallas”.]

Su vestido de novia manchado de un ojo intenso, la novia estaba sosteniendo su hacha de


verdugo preparada.

Su velo estaba empapado de carmesí, como si hubiera acabado de estar atrapada en una
lluvia de sangre. La sangrienta novia golpeó a un subordinado acercándose fuerte en el
pecho con el mango de su hacha, luego se giró a un lado, esquivó el ataque de un familiar
con la gracia de una bailarina, se lanzó a sí misma desde el suelo de nuevo, y giró en un
salto mortal hacia atrás. Su velo trazó un suave arco* por el aire.

Cuando aterrizó, levantó la hoja de su hacha y cortó uno de sus oponentes limpiamente en
dos.

Viendo sus aterradores movimientos, el Gran Rey instintivamente agarró su abanico de


pluma de cuervo.

Esa hacha… ¿Es uno de los dispositivos de tortura de Elisabeth? No, no es eso.
¿Qué es, entonces?

El filo del hacha de verdugo negra que Hina empuñaba estaba más allá de los límites de lo
aceptable. Era como uno de los dispositivos de tortura convocados de Elisabeth. Pero
Elisabeth debería haber estado en coma. No debería haber tenido la libertad requerida para
hacer un arma y dársela al autómata. El Gran Rey estaba desconcertada.

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Lo que incluso más le sorprendió fueron los movimientos de Hina. La manera en que se
estaba moviendo para matar a sus oponentes había pasado hace tiempo el reino de la
elegibilidad y trascendido hasta el punto de ser repulsiva.

No había ni el más mínimo hueco en las defensas de Hina. Mantenía la vigilancia en toda
dirección, llevando al límite a todo su cuerpo con tal fuerza que los vasos sanguíneos en el
cerebro de un humano probablemente habrían estallado a estas alturas. La velocidad a la
cual respondía a los variados ataques normalmente habría sido impensable.

Con eficientes movimientos, cortaba las cabezas de sus enemigos, abría sus pechos, y a
veces usaba sus cadáveres como escudos mientras asesinaba todo a su paso. La única
cosa que se podía sentir de sus movimientos era una resolución absoluta de matar a sus
oponentes.

Fue entonces que el Gran Rey recordó cierto hecho.

“Di, Vlad. Tus muñecas estás bien hechas, pero ¿no son un poco sosas?”

Las palabras que ella misma le había dicho a Vlad una vez pasaron por sus oídos. Sus
autómatas habían sido en general de alto funcionamiento, pero el rango de sus emociones
estaba limitado. Había estado carentes de pasión, y sus movimientos generalmente caían
en patrones. Como resultado, no podían ser usadas como nada más que peones
expiatorios.

A veces, la determinación, los impulsos, y las emociones fuertes—tanto negativas como


positivas—podían concederles a las personas cantidades inusuales de poder. El Gran Rey
recordó a un hombre que, a pesar de ser un humano ordinario, había sido capaz de derribar
a cinco subordinados cuando estaba defendiendo a su hijo. Si fuera a asumir que esa
autómata, cuyas habilidades estaban más allá de las de los humanos, poseía emociones de
igual—o quizás aún más grande—intensidad…

¿Podría el amor…provocar tal—?

Lo que había nacido no podría ser considerado nada tan vulgar como una novia.

Ella era simple y llanamente un monstruo.

“¡Puedo hacer esto tooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooodo


el día!”

Mientras aullaba, Hina usó una pierna como punto de apoyo para girar y masacrar a varios
subordinados más a la vez. Las tripas salieron volando de sus estómagos y le mancharon el
rostro. Mientras violentamente escupía violentamente la carne que había aterrizado en su
boca, agarró firme su hacha de verdugo y perforó el pulmón del subordinado que recién se
había lanzado contra ella. Manteniendo su postura, se lanzó hacia delante. Atravesó a sus
oponentes, pulverizó sus huesos, y luego los pateó al costado mientras gritaba.

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Volumen 2

“¡Envíen todos los que quieran! ¡Mi amor es inquebrantable!”

El Gran Rey se estremeció ante el impetuoso timbre de su voz.

A pesar de su situación abrumadoramente desesperada, la novia realmente tenía intención


de ganar.

Por el bien de su amado, por su solamente su novio, tenía intención de matar a todos y
cada uno de sus mil oponentes.

¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser que yo sienta miedo?

Darse cuenta de ese hecho llenó al Gran Rey de humillación.

En ese momento, sintió como si pudiera escuchar el sonido de la risa de Vlad timbrando en
sus oídos. Había sido el tipo de hombre que disfrutaba desarrollos extraños como este. Sin
embargo, el Gran Rey decididamente no lo era. Era una mujer que sólo tenía afecto por ella
misma. No tenía ninguna pasión por giros de los acontecimientos inesperados.

¡Te maldigo, Vlad! ¡Todo esto es tu culpa por idear tan irritante creación!

El Gran Rey se puso de pie. Todavía había algunos subordinados y familiares restantes,
pero no podía dejarle esto a ellos. Resignadamente cerró su abanico de plumas de cuervo y
luego lo balanceo hacia abajo como si llevara a cabo una ejecución.

Desde encima de su palanquín, le dio órdenes a los dos que había estado manteniendo en
reserva.

“Marqué, Gran Marqués—avancen.”

El cilindro negro de un hombre asintió lentamente con la cabeza. Mientras lo hacía, la


puerta de la pajarera* se abrió, y el Marqués salió revolcándose. Soltó chillidos estridentes.

[Nt: No sé el nombre de la pajarera, es “rolling birdcage”.]

“¡Maldita seas, perra, puta-ta-ta, oh sí, Su Majestad, ¡de inmediaaaaaaaaaaaaaato!”

El Gran Rey apretó sus dientes. Mientras el Marqués estaba bajo su fuerte control, era más
o menos incapaz de usar sus habilidades de control mental. Pero si aflojaba su aflojaba su
correa sobre él, incluso solo un poco, las posibilidades eran altas de que inmediatamente se
volvería contra ella.

De todas formas, dudo que mi control mental tendría mucho efecto en una autómata.

Habiendo llegado a esa conclusión, el Gran Rey dejó intacto su lavado de cerebros mientras
enviaba a los dos tras la novia.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

El Gran Marqués ascendió alegremente en el aire, alzándose sobre las filas de los
subordinados y familiares. Abrió ampliamente su pico de cuervo y luego lanzó llamas negras
de él, atrapando a sus subordinados en las llamas también.

“—¡Hiyah!”

En un abrir y cerrar de ojos, Hina levantó su hacha de verdugo en el aire tan alto en el aire
como iría y luego la bajó sobre la tierra. El suelo se hinchó en cualquier parte que pasó la
onda sísmica, arrojando los cadáveres de sus oponentes alto en el aire. Los cadáveres
formaron una barrera y tomó las llamas humeantes de frente. Por un segundo, la masa
carbonizada de ceniza negra bloqueó la visión del Gran Marqués. Cortándolo en dos
verticalmente, la novia se lanzó hacia delante.

Debajo de su velo manchado de sangre, sus ojos brillaban con una luz bestial. Con un feroz
grito de batalla, apuntó un corte diagonal al Gran Marqués.

“¡Ahora te tengo—!”

“Cierto, si tu oponente fuera solo el Gran Marqués, podrías haber sido capaz de asestar un
golpe.”

El Gran Rey dijo dulcemente. Cuando lo hizo, una sombra negra apareció debajo de Hina.

El Marqués, que había estado reptando por el suelo en agonía, golpeó sus extremidades
contra la tierra. Saltó en el aire como un grillo, con poder y fuerza que ningún humano
habría sido capaz de reunir.

Hina estaba levantando su hacha en alto, y él se lanzó a su indefenso estómago como una
bala.

Tomó el golpe directamente, y su cuerpo se dobló en un ángulo agudo.

“—Gah—!”

Hina salió volando en la distancia y luego chocó contra el suelo. Mientras rodaba, luchó
para ponerse de pie. Sin embargo, el Marqués había aterrizado y estaba corriendo a su
lado. Extendió su mano para agarrarla, y una vez que la agarró, le rompió sus brazos.

Engranajes y aceite salieron disparados de su hermosa piel blanca.

“¡Ah, gah, arghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!”

Había sido creada con demasiada delicadeza, y el hecho de que poseía una sensación del
dolor era contraproducente.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Su cuerpo se sacudió repetidamente, y sus ojos esmeraldas giraron hacia atrás en su


cabeza. El Gran Marqués flotaba junto a ella. Justo antes de que pudiera exhalar fuego
hacia ella, el Gran Rey gritó desde detrás de él.

“Alto. Me he interesado en esa niña. Nunca he visto a una de las autómatas de Vlad
presentar tal exhibición. La quiero…pero al mismo tiempo, uno nunca puede ser demasiado
cuidadoso. Quema sólo sus extremidades.”

El Gran Marqués asintió y luego soltó una llama controlada. Cuidadosamente quemó las
hermosas extremidades de Hina a cenizas. Donde su puño había estado, sólo quedaba el
hacha de verdugo.

Apretando sus dientes y tratando desesperadamente de suprimir sus gritos, Hina miró
agresivamente al Gran Marqués. La animosidad ardiendo en sus ojos esmeralda era
intachable. Sin embargo, literalmente no tenía pierna sobre la que pararse.

El Gran Rey la miró fijamente, y finalmente la paciencia regresó a la sonrisa del Gran Rey.

“Veo que finalmente te has calmado. Eres alguien bastante obstinada, pero ciertamente
nadie podría acusarte de ser aburrida, joven muchachita autómata.”

“…”

“Ahora bien, una vez haya asesinado a Elisabeth, ¿qué hacer contigo? En primer lugar,
tendré que echarles un buen y largo vistazo a esos engranajes tuyos. Entonces una vez que
haya terminado mi análisis, quizás te dejaré sin brazos y piernas y simplemente te colgaré
en la pared así. Tu boca y tus partes inferiores todavía deberían funcionar, así que estoy
segura de que esos que vengan a mi tienda estarán complacidos contigo.”

Una grácil sonrisa encontró su camino al rostro del Gran Rey, y cubrió su boca con su
abanico mientras hacía comentarios vulgares. Mientras lo hacía, Hina resopló y se río de
ella.

“Ha, qué cerda. No eres diferente a la gente que venía a visitar a Vlad. Ahora, una vez más,
te lo declararé. Convertirme en la novia de ese hombre…me hizo feliz desde el fondo de mi
corazón.”

“Santo Cielo, todavía tratando de tener la última palabra incluso en ese estado tuyo. Qué
adorable.”

El Gran Rey habló magnánimamente. Mientras lo hacía, Hina escupió algo.

Era un pequeño colmillo de animal, y encajó con fuera en un agujero abierto en el mango de
la alabarda.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

En el momento siguiente, Hina saltó con solo su torso. Su velo nupcial, el cual había
sobrevivido al fuego, ondeó, y engranajes salieron dando vueltas de ella. Mientras lo hacía,
el mando del hacha giró desde el punto donde el colmillo se había clavado.

La hoja del hacha curvada salió de su lugar y voló en el aire.

Hina la agarró del reverso con sus dientes y luego la balanceo con nada más que la fuerza
de sus dientes.

“¿Hwah?”

Con ella, atravesó el cuello del Marqués limpiamente.

Su cabeza giró por el aire y luego aterrizó en el suelo con un thump. Sus ojos miraron de
izquierda a derecha, como si intentara darle sentido darle sentido a una mala broma. No
parecía entender la situación todavía.

Después de un breve tiempo, sin embargo, la boca del Marqués se aflojó y dejó de moverse
completamente. Su cabeza y cuerpo se desplomaron, transformándose en plumas negras.

“…Oh… ¿mi?”

Incapaz de seguirlo, el Gran Rey soltó una voz atípicamente tonta. Sin embargo, al mismo
tiempo, su lado racional estaba precisamente analizando la situación.

Debido al lavado de cerebro, sin duda.

Las fuertes ataduras que había colocado sobre los dos habían resultado contraproducentes.
Por qué se les había ordenado “quemar sólo sus extremidades.” el Marqués no había sido
capaz de responder al ataque de Hina lo suficientemente rápido. Aun así…

“¿Un autómata…mató…un demonio?”

El Gran Rey murmuró, horrorizada. La realidad se había apartado demasiado de sus


expectativas.

El Marqués había sido débil, era cierto. Aun así, este era un contratiempo inaceptable, al
nivel de un conejo matando a un león o un sirviente derrotando a un rey. Era algo que
alguien como ella, que estaba muy por encima de lo demás, absolutamente no podía
permitir.

El Gran Rey puso fuerza en la mano en que estaba agarrando su abanico de plumas de
cuervo. Su abanico favorito crujió y luego ruidosamente se rompió. Habiendo finalmente
abandonado su elegancia, las venas en su frente palpitaron mientras gritaba, “¡Mátala!
¡Mátala, mátala, mátala! ¡No se le puede permitir a esta chica vivir más tiempo! ¡Quémala a
nada! ¡Ni siquiera dejes ceniza!”

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Volumen 2

Escuchando sus gritos goteando con sed de sangre al descubierto, el Gran Marqués asintió
profundamente. Abrió la boca de su máscara de cuervo. Viendo el fuego del infierno
arremolinarse dentro de sus fauces, Hina bajó su cabeza y murmuró en voz baja.

“Amo Kaito… Aunque la muerte nos separe, siempre seré tuya. Creo que yo, también, tengo
un alma…y estará esperándote.”

Un estallido de llama se disparó hacia delante, la más grande hasta ahora. La violenta masa
de muerte negra se le vino encima a Hina.

Mientras lo hacía, una sonrisa llena de amor y afecto se extendió por su rostro.

“Te lo suplico, no me sigas demasiado rápido.”

En ese momento, la novia estaba susurrando como si rezara, apunto de ser quemada hasta
la muerte.

Muy lejos, arriba en el castillo, el novio observaba todo.

Mil cadenas estaban clavadas en su cuerpo. Estaba suspendido en el aire como una presa
atascada en una telaraña.

Cierta fórmula mágica estaba escrita en el suelo debajo de sus pies. Si alguien con
conocimiento de magia hubiera visto la inscripción, sin duda habría abierto sus ojos de par
en par por reflejo en shock.

El hacha que Hina había estado usando estaba conectada al garabato arcano. Kaito lo
había basado en los dispositivos de tortura de Elisabeth y lo había creado con la ayuda del
Káiser. La fórmula transfería todo el dolor que la hoja recibía a las cadenas y luego
directamente al cuerpo de Kaito.

Los demonios encontraban poco placer en el dolor de subordinados y familiares.

Para poder dárselo al Káiser en la forma de “dolor humano,” Kaito tenía que volver
experimentar todo el sufrimiento reunido él mismo.

El hombre joven, que había acabado de experimentar la agonía de la muerte de miles, que
hace poco tenía sus nervios achicharrado, y que había acabado de morir incontables veces
y fue revivido por igual, susurró.

“¿Puedo ir ahora? A este paso, mi novia va a morir.”

“Oh sí—esto debería ser suficiente, demente.”

Al siguiente momento, las llamas negras intentando sepultar a Hina fueron devoradas por
sombras.

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Volumen 2

Todos los presentes abrieron sus ojos ampliamente. Al mismo tiempo, plumas negras y
pétalos de flor cerúleos comenzaron a descender del cielo. Bailaron sobre el campo de
batalla, como si celebraran algo.

El hermoso color y la siniestra sombra se fusionaron sobre el suelo empapado de sangre.

“¿Qué…es—?”

Los ojos del Gran Rey eran como platos llanos cuando contemplaron a la última persona
que ella alguna vez habría esperado.

Un demente empapado en sangre había aparecido.

La tela negro azabache hecha por magia que adornaba su cuerpo se agitó en el viento. El
esbelto traje traía a la mente un uniforme militar, y estaba adornado con tela rojo intenso y
parcialmente ensanchado en un largo abrigo. Su dobladillo se movió rápidamente.

La figura guardaba un parecido con Vlad, pero daba menos la impresión de un noble y más
la de un oficial militar. Pisoteando las plumas negras y pétalos cerúleos, habló.

“Lamento la tardanza, Hina.”

Kaito murmuró en voz suave, una no correspondiente a la situación.

Entonces el novio tomó su lugar junto a su novia.

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Volumen 2

7: Un Mago Nace
“Mierda, cierto. Tuve esta idea, ya ves— ¿Me escucharás? Puedo solo darle al Káiser mi
dolor. Si hago eso, debería capaz de concederle dolor de un humano sin tener que lastimar
a otros.”

Esa fue la respuesta que Kaito había dado cuando Vlad le preguntó cómo planeaba pelear
con el Gran Rey sin tomar algo de otros.

La magia negra estaba acompañada del dolor, y el poder los demonios lo demandaba. Y el
cuerpo de Kaito estaba acostumbrado al dolor.

Esos fueron los tres puntos de los que había sacado su conclusión.

Era un método que no estaba disponible para Elisabeth Le Fanu, la Torture Princess. No
tenía un contrato con un demonio. La carne de demonio había propagado sus raíces a
través de todo sus huesos y tendones, y ella generaba maná dentro de su propio cuerpo. En
el caso de Elisabeth, la autolesión no haría nada más que causarle dolor; no sería capaz de
aceptar algo de los demás y todavía ofrecerlo como sufrimiento humano. Sin embargo,
aunque Kaito tenía un contrato con el Káiser, los dos no se habían fusionado por completo,
así que el método estaba disponibles para él.

Aún así, como Vlad había dicho, era un plan completamente carente de cordura.

Asumir el dolor de miles de personas era un procedimiento sensato. El shock causaría un


paro cardiaco en la mayoría de las personas, lo cual llevaría a una caída en la presión
arterial, una rápida pérdida de la conciencia, y probablemente la muerte. Sin embargo, Kaito
era inmortal. Su alma estaba alojada en una muñeca del diseño de Elisabeth,

Siempre y cuando su sangre no saliera de su cuerpo, volvería a la vida tantas veces como
necesitara. Como resultado, había sido capaz de continuamente proveerle dolor al Káiser.

En ese momento, se convirtió en un asunto de si su alma podría soportar la agonía o no.

Y Kaito Sena estaba bien acostumbrado al dolor. Había colocado su mano en la puerta que
Elisabeth nunca le habría dicho que abriera y entonces con valentía la abrió.

El Káiser había llamado a Kaito "Acumulación del Dolor de Diecisiete Años…”

…y lo alabó como un demente.

***

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Volumen 2

Kaito estaba en el campo de batalla, su bestial brazo levantado directamente hacia delante.
El poco favorecedor uniforme de mayordomo que había estado llevando hasta entonces
había sido reemplazado por completo con un traje militar que se veía como en casa en el
campo de batalla.

Sombras se arremolinaban alrededor de su brazo bestial, la prueba de su contrato con el


Káiser. Atrapó las llamas como si las acariciara y luego se las tragó todas. Todavía sin
extremidades, tenues lágrimas brotaron en los ojos de Hina mientras lo miraba. “…Amo
Kaito.”

“Lamento que terminaras así… Es todo mi culpa.”

Kaito se arrodilló al suelo. Entonces sostuvo a la recién reducida Hina en sus brazos,
sosteniendola contra el pecho como si fuera algo precioso para él. Suavemente presionó su
rostro contra su encantador cabello plateado. Ella cerró sus ojos y luego frotó su mejilla
contra la de él.

Después de recibir su aroma, lágrimas comenzaron a fluir a raudales por sus mejillas.

“Oh, Amo Kaito…puedo oler tu aroma, puedo sentir tu calor. Te lo ruego, no te disculpes.
Ser capaz de verte de nuevo no me trae más que absoluta alegría.”

“En serio, en serio lo siento. Hasta el último minuto, no sabía si lo lograría a tiempo…así
que sin importar cuánto quería hacerlo, no podía hacer ninguna promesa.”

Kaito habló suavemente. ¿Su método siquiera serviría? ¿Acumularía el dolor suficiente para
permitirle al Káiser usar la cantidad de poder necesario?

Hasta que lo probó, había sido imposible para él predecirlo.

La cantidad que había recolectado de torturarse a sí mismo de manera decidida—lo cual en


realidad había hecho mientras esperaba a que el Gran Rey apareciera—era muy diferente
de lo que se podía obtener cosechando el sufrimiento de muchos enemigos a la vez.

Hina blandiendo el hacha capaz de enviar dolor a Kaito y peleando contra mil enemigos
había sido indispensable para su plan. Pero había tenido que apostar a si sería capaz de
salvarla exitosamente o no.

Por consiguiente, cuando le había pedido que lo ayudara, “¿Podrías morir por mí?” había
sido la única cosa que había logrado decir. No había sido capaz de darle ninguna excusa
torpe o promesas optimista sobre sus posibilidades.

Aún así, ella había asentido con la cabeza en acuerdo.

Como resultado, había apilado las fichas de Hina sobre las suyas propias, deslizado por la
mesa, y por último salido victorioso en su loca apuesta.

182 | P á g i n a
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Volumen 2

Kaito levantó su mano izquierda, repleta de energía demoníaca, fijó su mirada en el Gran
Marqués. Hina, estando envuelta en su otro brazo, expulsó su voz a través de sus jadeos.

“Amo Kaito…¿te fusionaste con un demonio? ¿Con el Káiser?”

“Nope. Pero como no tenía suficiente maná para siquiera hacer un contrato, tuve que
renunciar a la carne y sangre en mi brazo izquierdo, dejando la carne del demonio en su
lugar. Ya que la sangre corriendo por mi sigue siendo la de Elisabeth, puedo sacar más del
maná dentro de ella que antes. Y otra cosa más.”

En ese momento, Kaito dejó de hablar.

El Gran Marqués había hecho su movimiento. Con el fin de llevar a cabo la orden del Gran
Rey, intentó eliminar al intruso—Kaito. El hombre, todavía vestido con ropa negra cilíndrica,
se balanceo por el aire con el pico de la máscara de cuervo cubriendo su bien abierto rostro.
Intentó arrojar aún más llamas.

Kaito observó con calma al Gran Marqués. La cantidad de maná a disposición del Gran
Marqués estaba mucho más allá de lo que Kaito ganó.

Puede que haya recogido todo ese dolor, pero todavía no tengo suficiente poder.

No había manera de que pudiera alcanzar las altas alturas sobre las que estaba Elisabeth, y
estaba muy lejos de igualar al Gran Marqués también. Sin embargo, había dos hechos que
estaba a su favor.

El primero era que el Gran Marqués todavía estaba en su forma humana.

El Gran Rey podría no haber querido que algo tan espantoso le sirviera, pero en
todo caso, el Gran Marqués aún no ha revelado su forma completamente fusionada. Está
operando a máximo poder.

Si quería ganar, ahora era su oportunidad. Kaito chasqueó sus dedos.

Oscuridad y llamas cerúleas se arremolinaron, reuniendo cadáveres de subordinados


esparcidos alrededor de él y amontonándose como si usara un imán. Sus extremidades se
rompieron y doblaron mientras formaban una torre gigante.

Era una técnica que estaba modelando en base a una que la nigromante Marianne había
usado una vez.

Entonces dio su orden.

“La (become).”

Cuando lo hizo, el Gran Marqués soltó su flama. La carne de los cadáveres amontonados
se quemó en un instante. Sin embargo, sus huesos y fluidos corporales habían sido

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Volumen 2

fortalecidos por magia, endureciendose como el vidrio templado y repeliendo las llamas.
Llamas adicionales se arremolinaron dentro de la boca del Gran Marqués mientras
intentaba seguir su ataque. Sin embargo, antes de que pudiera, las llamas desaparecieron.

“…¿Funcionó?”

Chasqueando sus dedos, Kaito dejó que su barrera defensiva de huesos se derrumbara.

Después de confirmar lo que había pasado, sus labios se curvaron en una malvada sonrisa.

El cuello del Gran Marqués estaba roto horizontalmente. Sangre chorreaba de su


desgarrada arteria carótida con cada latido. Un enorme sabueso estaba descansando su
pierna ligeramente sobre la nuca de su cuello, como si estuviera reteniendo un juguete.

El perro negro, cuyos ojos ardían con el fuego del infierno y que había atacado al Gran
Marqués por detrás, sonrió mientras mordía su cuerpo de la cabeza hacia abajo. El Káiser
había lanzado casualmente al Káiser en el aire y atrapado en su boca. Como si estuviera
comiendo un refrigerio, el Káiser masticó el cuerpo del Gran Marqués.

Kaito finalmente listó la “otra cosa más” que había mencionado antes.

“Como Vlad, puedo recurrir al Káiser por ayuda.”

“¿El Ká…ser? ¿Por qué el Káiser está aquí…? ¡Maldito seas, Vlad! Vlad, ¿estás
escuchando? No…deberías estar muerto. ¡Pero esta situación! Seguramente debes haber
hecho una copia de tu alma o algo, ¿no? Oh, esto es terrible… ¡¿Qué demonios has
hecho?!”

El Gran Rey estaba gritando. El hecho de que había sospechado inmediatamente de Vlad, a
pesar del hecho de que estaba muerto, demostró sólo cuán bien conocía a su viejo amigo.
En respuesta a sus gritos, Kaito sacó la piedra cristalina de su bolsillo.

…¿Planea salir?

Mientras se preguntaba, Kaito pasó energía mágica a por la piedra. Al momento siguiente,
plumas negras y pétalos de rosa cerúleos se arremolinaron, y un fantasma aristocrático
apareció despreocupadamente.

Cuando se puso grandiosamente de pie sobre el campo de batalla, dio un ligero


encogimiento de hombros.

“Bueno, bueno, ha pasado un tiempo, Gran Rey. He estado escuchando bastante


sobre ti. Has estado un poco desenfrenada, ¿no es así? Es bueno ver que te va bien.”

“¿Eso…eso es todo lo que tienes que decir?”

“¿Hmm? Ese fue un saludo bastante convencional, ¿no?”

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“¡¿Qué crees que estás haciendo, Vlad?! ¡¿Permitiendo que el sirviente de Elisabeth forme
un contrato con el Káiser?! ¡Gracias a ti, los demonios están luchando contra otros
demonios! ¡Te has vuelto loco!”

“Bueno, esto es una sorpresa. Preferiría no pensar que alguien que hizo un contrato
con un demonio posiblemente podría ser considerado cuerdo.”

Vlad acarició su barbilla en contemplación. El Gran Rey agarró su abanico roto aún más
fuerte mientras sus labios temblaban en odio. Viendo su desvergonzada indignación, Vlad
asintió una vez con la cabeza y fuertemente juntó sus manos.

“¡Aunque parece que estás bastante disgustada, te pido que pases por alto esto!
Después de todo, actualmente me encuentro sellado dentro de una piedra, nada más que
una lamentable réplica de un alma—ciertamente, una versión inferior de lo que una vez fui
‘yo’. Dada mi situación actual, odio más que nunca renunciar a las fuentes de
entretenimiento.”

“Aún así, tú—despreciable—¿quieres decir que me estás traicionando?”

“Traición es una manera tan grosera de ponerlo, pensaría yo. Cuando estaba vivo,
puse mucho pensamiento en el futuro—y por supuesto, en ti como parte de eso—mientras
comandaba los demonios. Sin embargo, te negaste a rescatarme, en lugar elegiste vivir
libremente y valorarte a ti misma por encima de todo. Creo que la mayoría describiría eso
como terminar nuestra amistad. ¡Y más poder para ti! Las personas deberían vivir sus
propias vidas. Yo morí, tú viviste, y elegiste usar a nuestros camaradas para tu propios
fines. Y era tu derecho hacerlo como tal. Pero que lo hagas y luego me acuses de traición
por simplemente vivir como considero conveniente es bastante molesto.”

“¡Abominación, ¿esa es tu lógica?!”

“Quiero decir, ¡simplemente mira al chico!”

Después de haber expuesto cuidadosamente su razonamiento sinvergüenza, Vlad de


repente señaló a Kaito.

Luego comenzó a alardear, como un criador que había acabado de encontrar un buen
cachorro. Su expresión parecía prácticamente inocente.

“Si Kaito Sena desciende al mal, eso sería espléndido—sin duda se convertirá en mi
sucesor. Sin embargo, si lleva a cabo su obstinación, entonces mi inversión habrá sido en
vano. Es una apuesta del todo o nada. Nunca fui gran apostador en la vida, pero esta es
una diversión graciosamente sin sentido. Si termina siendo una víctima o dos o varias a lo
largo del camino, entonces que así sea. Complacerse y robar están en el núcleo de la
filosofía de un demonio, ¿no es así?”

“¿Planeas robarme a mí, también, entonces?”

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“Perforaste a tus propios camaradas con tus agujas cuando podrías simplemente
haberte hecho cargo en mi lugar y unificarlos. ¿No crees que es extraño, entonces, que
desees tan fervientemente no ser traicionada? Y no es como si tuviera intención de
traicionarte—como una nota extra, ¿te digo mis verdaderos sentimientos sobre el tema?”

Vlad miró al Gran Rey con ojos llenos de afecto. Cuando habló, la camaradería en su voz
era probablemente la misma que había sido en los días que habían dado ánimos en
tiempos de caos.

“Me encantaría si dejaras tu aflicción y murieras satisfecha por mí.”

“Oh, soy bien consciente… Oh sí, lo sabía, Vlad; ¡siempre lo supe! ¡Conocía ese tipo de
hombre que eras! Así es… ¡Desde entonces, no ha habido ni una sola persona digna de mi
confianza…! Oh, mi pobre y feo jardinero…”

Las palabras salieron disparadas de la boca del Gran Rey. Profundo odio y una complicada
tristeza cruzaron su rostros.

“…¿Por qué tuviste que morir teme*?”

[Nt: No sé si se entiende, pero basicamente es decir “abandonarme al morir”.]

Su labio tembló un poco.

Con el Gran Marqués y el Marqués habiendo conocido sus prematuros finales, el Gran Rey
estaba sin piezas con las que jugar. No tenía demonios restantes a los que pudiera forzar a
escupir su corazón.

Desde su perspectiva, aunque el oponente ante ella era un enemigo de clase mucho menor
que la suya, él estaba dotado con el Káiser, cuyas habilidades normalmente serían mucho
más grandes que las de ella. Sin embargo, su expresión de repente dio un giro de 180
grados.

Se rió orgullosamente y luego agarró el cuello de su vestido con ambas manos.

“Bien, entonces—el bien, el mal, es todo lo mismo.”

Entonces el Gran Rey bajó su vestido escarlata. Sus generosos pechos se salieron.
Mientras sus subordinados sobrevivientes comenzaban a levantar sus voces en
entusiasmo, reveló su amplio pecho. Sin embargo, su carne comenzó a hacer un horrible
ruido chirriante, a derrumbarse, y disolverse.

Su cuerpo desnudo, el cual lucía como el de una diosa o una personificación de la belleza,
se estaba descomponiendo.

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Volumen 2

Su piel se pudrió, su carne se peló en pedazos, y sus costillas quedaron expuestas. Su


atroz transformación se extendió. Desde dentro del marco de su vestido de miriñaque, sus
piernas rápidamente se volvieron delgadas y esqueléticas también.

Mientras mudaba su indecorosa carne, lo que quedaba de los labios del Gran Rey se
enroscaron en una dulce sonrisa.

“No cuanto me entretenga, viva mis días, y muera— eso es todo lo que hay en el mundo.
Eso es todo lo que hay para mí. Como tal, sonreiré hasta el final. Oh, ¿y chico amante? No
te equivoques…”

Por primera vez, el Gran Rey giró su vista hacia Kaito. Sus ojos escarlata lo atravesaron.
Sus mejillas seguían deteriorándose, y sus suaves labios se habían partido verticalmente y
estaban goteando.

Pero aunque sólo quedaba su cráneo, su voz gritaba desde algún lugar e hizo su
declaración.

“…Puede que te hayas convertido en un hombre decente, pero el hecho es que tengo la
ventaja.”

Se rio. A esta altura, su mitad superior era completamente esquelética. De repente, su


vestido escarlata comenzó a expandirse. Su esqueleto y la tela crecieron en sincronía. Sus
anillos salieron disparados, y aplastó ruidosamente su palanquín.

Unos de sus subordinados quedaron atrapados debajos de él y fueron aplastados hasta la


muerte. Sus gritos fueron eufóricos. Los subordinados sobrevivientes cayeron a sus rodillas
y se postraron.

Lo que quedaba era un enorme esqueleto llevando una ondeante falda carmesí, su marco
reminiscente a una pajarera asomándose.

Su forma era grotesca, pero de alguna manera, mantuvo su elegancia.

Mientras soltaba un aura que llevaría al miedo a cualquiera que la viera, sus dientes
repiquetearon y retumbaron.

“Ahora, chico amante, regocíjate. Yo, Fiore, el Gran Rey, he abandonado mi


inigualable, mundialmente famosa belleza con el fin de enfrentarte.”

El esqueleto dio una refinada inclinación mientras hacía su declaración. Aún sosteniendo a
Hina, todo el cuerpo de Kaito se tensó. Vlad, que estaba de pie junto a él, se encogió de
hombros y habló con un tono exasperado.

“Abandonado su belleza, ¿eh…? Ahora mira, esto es lo que hace a las mujeres tan
problemáticas.”

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Volumen 2

“Sabes, Vlad… Estoy bastante seguro de que esto pasó porque te pusiste a joderla.”

“Ha-ha-ha-ha-ha, Dios no lo quiera. Esto estaba destinado a pasar tarde o temprano.


¿Y qué planeas hacer? El poder del Gran Rey es el control mental. En una batalla uno a
uno, su poder está muy por debajo del del Káiser. Sin embargo, ese sólo era el caso cuando
yo era su amo. Contigo al mando, el Káiser es con justicia claramente inferior—oh, cuidado
ahí.”

“Cesa tus falsedades—¿dices que perdería ante ese tonta?”

Los dientes del perro negro atacaron la espalda de Vlad una vez más. Ignorando su
pequeña rutina de comedia, Kaito suavemente colocó a Hina en el suelo. Antes de que ella
pudiera decir algo, chasqueó sus dedos.

Los huesos fortalecidos de antes bailaron y luego formaron un hemisferio protector


alrededor de ella. Hina frenéticamente le llamó:

“Amo Kaito, aún puedo—”

Su voz se debilitó a un murmullo mientras era encerrada en el hueso. Después de enviar


una prolongada y afectuosa mirada hacia el muro de hueso, Kaito torció sus ojos libre.

Sacudiendo su cabeza, Vlad siguió hablando.

“Ahora bien, ¿le ponemos un fin a las tonterías y nos ponemos serios por un
momento? La única que podría esperar derrotar al Gran Rey en ese estado sería Elisabeth,
si estuviera liberada de Sacrifice…así que parece que me queda poco por lograr aquí. La
mejor de las suertes. Ve y dalo todo.”

“Espera, ¿simplemente vas a irritarla y luego irte?”

Negándose a responder a la exasperada pregunta de Kaito, Vlad se transformó en plumas


negras y pétalos de flor y se desvaneció. El Gran Rey hinchó su pecho y abrió bien sus
brazos.

Kaito chasqueó sus dedos. Abruptamente, la hoja del verdugo que decapitó al Marqués voló
por el aire. Se dividió en cuatro y luego se extendió alrededor de Kaito.

Kaito cuidadosamente las detuvo y le dio sus órdenes al Káiser.

“Lo siento, pero voy a tener que dedicar toda mi atención a protegerme. Deberías
concentrarte en romper su columna. Si no podemos romper su postura, estamos
condenados.”

“Ahora bien—ansío ver si puedes defenderte contra sus ataques o no, chico.
Cuidado con las agujas. Si perfora tu cuello, te comeré yo mismo.”

188 | P á g i n a
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Volumen 2

Con un “geh-heh-heh,” el Káiser dejó atrás una risa humana mientras corría por el suelo.

El Káiser entonces dio vueltas alrededor de la espalda del Gran Rey y saltó. Sin embargo, la
tela de su vestido de miriñaque de repente se movió y tomó la forma de una mujer humana.
Entonces, como un shadowgraph* o un show de títeres, atacó al Káiser.

[Nt: Es un método óptico que revela desuniformidades en medios transparentes como el


aire, agua, o vidrio.]

Dio un giro brusco para evitar que la tela se enroscara alrededor de él y luego
tranquilamente enterró sus garras en la cortina escarlata. Pero incluso después de ser
triturado, simplemente tomó una nueva y delgada forma humana.

“¡Hora del caos! ¡Hora de jugar!”

Mientras lo hacía, el cuerpo principal del Gran Rey balanceo sus brazos. Sus afilados dedos
se le fueron encima a Kaito.

Kaito chasqueó sus dedos una segunda vez y luego una tercer. Como si fueran impulsados
por hilos invisibles, las cuchillas del hacha del verdugo se deslizaron hacia delante y
ruidosamente repelaron los cinco dedos cortantes del Gran Rey.

Sonaba como una pelea de espadas, y el ruido hacía eco por el campo de batalla.

Como si estuviera tocando el teclado, Kaito se concentró atentamente en regresar los


increíblemente rápidos pero elegantes ataques de los dedos. Repelió un dedo volando
hacia su brazo derecho, bloqueó un ataque de por encima de la cabeza, y desvió un dedo
que se había dado la vuelta detrás de él. Al mismo tiempo, tuvo que desviar de un golpe las
delgadas agujas que estaban apuntando a la nuca de su cuello con su bestial brazo
derecho. Sin embargo, al final del día, Kaito no era más que un humano.

Si se le preguntara, diría que estaba llevando a cabo su defensa solamente con obstinación.
Su nivel de experiencia de batalla era abrumadoramente insuficiente.

Viendo que Kaito ya estaba en su límite, el Gran Rey abrió ampliamente su boca. Sus
dientes salieron volando y luego explotaron a los pies de Kaito. Su pierna derecha fue
mandada a volar. Sin embargo, oscuridad y pétalos cerúleos se arremolinaron y
reacomodaron antes de que pudiera perder demasiada sangre. Mientras lo hacían, el Káiser
lo agarró por el cuello en sus mandíbulas y saltó.

“¡—!”

“¡No permitiré que mueras de una manera tan desgarbada como esa! ¡Tonto! ¡Morir
ante alguien tan inferior como el Gran Rey es una vergüenza!”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

La reprimenda del Káiser se infundió en su cráneo. Un bombardeo los siguió, y Kaito lo


bloqueó con sus hojas. Sin embargo, todo lo que estaba haciendo era defenderse. Le
gustara o no, se dio cuenta de que no había asestado ni un solo golpe.

Para empeorar las cosas, aunque el Gran Rey había abandonado su forma humana,
todavía estaba peleando seriamente. Sacudió su mandíbula para provocar a Kaito.

“Qué adorable, chico amante—¿dónde está ese encantador comportamiento tuyo?


¿Cuando vas a mostrarme lo que sea que llevó a tanta locura por ti a esa chica? No me
gusta que me hagan esperar, sabes.”

“A este ritmo, estoy acabado—supongo que la gente tiene límites, después de todo.”

“Oh mi, ¿ya te estás rindiendo? En ese caso, ¿planeas dejarme hacerte llorar?”

El Gran Rey hizo su pregunta en una voz rezumante con miel. No estaba claro si estaba
usando magia por el único propósito de darse una voz, pero ahora que había tomado su
forma demoniaca y perdido sus cuerdas vocales, sus susurros sacudían el aire.

Kaito brevemente sacudió su cabeza ante su descarada provocación.

“Nah, no tengo ninguna razón para llorar. Ya tengo a una mujer a la que admiro, y ya tengo
una mujer a la que amo.”

“Mi, estoy celosa. ¿Cuál es tu plan, entonces, chico amante?”

El Gran Rey hizo su pregunta mientras estiraba sus brazos y atravesaba la tierra en un
intento de aplastar a Kaito y al Káiser juntos, levantando grandes nubes de polvo mientras
lo hacía. El Káiser saltó, apenas evitando su mano, y puso algo de distancia entre ellos y el
Gran Rey,

“Ahora bien, chico, haz lo que quieras.”

El Káiser abrió su boca y lanzó lejos a Kaito. Kaito casi chocó contra el suelo pero logró
atraparse en una nube de pétalos cerúleos en el último minuto. Se puso de pie sobre la
tierra firme una vez más.

Justo antes de que el Gran Rey pudiera aplastarlo, extendió sus brazos como un mago de
teatro.

“Planeo hacer esto.”

Entonces la hoja del hacha de verdugo que estaba controlando perforó su pecho.

***

Sangre se derramó.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Una enorme cantidad de sangre.

Kaito cayó en su rodilla mientras soportaba el increíble dolor que le atravesaba. La


sensación fue casi nostálgica.

Sangre y vísceras se derramaron de la herida en su pecho que se había hecho él mismo.


Su sangre teñida de calor, y se transformó en pétalos—esta vez, carmesí—y bailó en el
aire.

Mientras seguía el rastro de carmesí en el aire con sus vacías cavidades oculares, el Gran
Rey soltó una desconcertada voz.

“Tú, ¿qué estás…? ¿Un ataque suicida? No, eso no es todo. ¿Qué es esto?”

Los pétalos la ignoraron, volando en una dirección inesperada.

Mientras revoloteaban por el aire, dejaron atrás al Gran Rey y eventualmente se abrieron
paso como uno hacia el castillo fortificado.

Como si anunciaran la llegada de la primavera, la sarta de pétalos entraron a una habitación


a través de su ventana recortada. La manera en que los pétalos surgían juntas se parecía a
las flores de cerezo diluviando de sus árboles.

En su destino—la cima de una cama—dormía una chica que presumía de una belleza sin
igual.

La Torture Princess estaba en un muy, muy profundo letargo. Un solo pétalo acarició su
cuello con un movimiento brusco y dejó un corte considerable en su pálida garganta.

Entonces los pétalos inundaron la herida. Se precipitaron hacia su cuerpo, uno por uno.

Era exactamente igual a la manera en que Elizabeth una vez le había dado a Kaito una
transfusión de sangre por la fuerza en el potro de tortura de Clueless en la Iglesia. La
sangre de Kaito estaba fluyendo en su cuerpo.

Muy lejos, abajo en el campo de batalla, Kaito se puso una débil sonrisa, su estómago
todavía abierto.

“…Al fin, ¿huh?”

Este era su verdadero objetivo, la verdadera razón por la que había formado su contrato con
el Káiser.

Kaito se había dado cuenta de unos hechos clave.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

En primer lugar, Sacrifice era un hechizo que reprimía el flujo de maná en el cuerpo de uno,
dejándolo incapaz de ser usado libremente. Pero el maná mismo todavía estaba ahí.

Segundo, la única manera de desvanecer Sacrifice era meter sangre con maná más
poderoso que el de Elisabeth en su cuerpo.

Tercero, la sangre corriendo por el cuerpo de Kaito era la de Elisabeth, y gracias a su


contrato con el Káiser, su poder había sido aumentado.

Con el tiempo, casi todos los pétalos carmesí enjambrando alrededor de su pálido cuello se
habían desvanecido.

Los pocos pétalos restantes descansaban sobre su rostro. De repente, las runas cubriendo
su cuerpo comenzaron a arrastrarse. Después de retorcerse como una serpiente en agonía,
comenzaron a desvanecerse suavemente.

En breve, desaparecieron por completo.

El cuerpo de Elisabeth fue liberado.

Sin embargo, todavía estaba dormida. Luego de repente, sus labios se separaron
ligeramente,

Con un pequeño jadeo, Elisabeth envió los pétalos que habían estado descansando sobre
su rostro revoloteando en el aire. Lentamente estiró un dedo y delineó el corte en su cuello,
cerrandolo.

Luego recogió un solo pétalo y lo presionó ligeramente contra sus labios.

La sangre de Kaito gradualmente hizo que sus labios se ruborizaran.

Finalmente, como si hubiera despertado de un letargo de un siglo, Elisabeth Le Fanu abrió


sus ojos.

Permaneció en silencio por un momento.

Finalmente, hizo un ruido intencionado y quitó su dedo de sus labios.

Luego dijo en un calmado y suave susurro.

“Qué hombre tan tonto. Después de esto, es la Ducking Stool para él.”

Al siguiente momento, la Torture Princess se desvaneció de la cima de la cama.

Todo lo que quedaron fueron unos pocos pétalos carmesí.

***

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Una tormenta había llegado. Cualquiera habría pensado eso.

Después de todo, si no era una tormenta, ¿qué más podría haber sido?

Sombras inmensas y innumerables pétalos carmesí batían alrededor, muchos más de los
que habían aparecido junto a Kaito. Magnífica y floridamente repintaron el espacio.

La vorágine hizo un fuerte y estruendoso ruido mientras penetraban poderosamente el


espacio. Parecía como si mil rosas se hubieran dispersado, como si diez mil flores hubieran
sido rasgadas a pedazos.

El Gran Rey habló en confusión mientras los pétalos brincaban alrededor de ella.

“Esto no es… No puede ser… ¡Esto no debería estar pasando!”

La tormenta comenzó a contraerse y encogerse. El viento y la oscuridad comprimidos con


una fuerza alarmante. Pétalos se dispararon por el suelo y tallaron un glifo carmesí en él.
Encima de eso, los pétalos comenzaron a tomar la forma de una persona.

Un momento más tarde, explotaron hacia afuera.

Cadenas salieron a borbotones desde el interior de la masa. Rayos de plata se abrieron


paso por el aire, repicando como campanas sonando en el Año Nuevo.

Junto a las mil cadenas repiqueteantes, una hermosa mujer apareció.

Su liso cabello negro se ondeaba, y su cuerpo cubierto por un traje de bonage se curvó
seductivamente. La tela similar a un manto adornando su espalda se agitaba en el viento, y
sus tacones se hundían en la tierra.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Sostenía la Executioner’s Sword of Frankenthal en su mano, y con ella cortó el aire.

Cuando lo hizo, la ráfaga de viento se desvaneció como si nunca hubiera estado ahí. La
mujer abrió sus ojos carmesí. Su belleza era sin igual y mundialmente famosa. Miró al Gran
Rey.

Entonces la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu, habló por fin.

“¡Meeeeeeeeeeeeeee he recuperado compleeeeeeeeeeeeeeetamente!”

De todas las cosas que pudo haber elegido para decir, ¿fue con eso?

Ese espontáneo comentario fue la primera cosa que cruzó la mente de Kaito. Sin embargo,
Elisabeth no se dio cuenta de su mirada frígida. Sin una pizca de elegancia, chasqueó su
cuello.

“Ah, qué molestia. Me quedé dormida, y ahora me encuentro completamente exhausta. Y mi


cuerpo duele bastante.”

Elisabeth exageró cada movimiento cuando rotó sus hombros. Después de chasquear su
cuello una vez más, balanceo su espada. Deteniéndola limpiamente en medio del aire,
señaló al Gran Rey con ella.

Su mirada perforó silenciosamente al Gran Rey con una intensidad similar a la de una
bestia.

“Parece que has tenido bastante libertad hasta ahora, Gran Rey.”

“Maldita seas, Elisabeth.”

“Ahora que mi sirviente, el hombre más tonto en el mundo, me ha regresado mi poder, estoy
segura de que puedes suponer tu futuro, ¿no? Tu técnica de control mental en verdad es
espléndida. Encuentro difícil de creer que tu destreza en el combate posiblemente pueda
igualarla. Es exactamente por eso que hiciste uso de Sacrifice, ¿no es así?”

Elisabeth sonrió maliciosamente. El Gran Rey no ofreció respuesta alguna. Simplemente dio
un paso hacia atrás.

El suelo retumbó cuando el enorme esqueleto se retiró ligeramente. Inspeccionó sus


alrededores desconcertada. El Káiser estaba de pie ante ella, sus ojos ardiendo con fuego
del infierno, como Elisabeth, resplandeciente en todo su orgullo.

Finalmente, una palabra se escurrió de la boca del Gran Rey.

“…Elisabeth.”

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“Te lo dije, ¿no es así, Gran Rey? El mal lleva con él retribución. Tu castigo te ha alcanzado
por fin.”

“¡ELISABEEEEEEEEEEEEEEETH!”

“¡Qué agradable se siente escucharte gritar mi nombre, Gran Rey Fiore!”

Elisabeth bajó la Executioner’s Sword of Frankenthal. Siguiendo su orden, las mil cadenas
se enroscó alrededor del Gran Rey. Sus puntas punzantes ataron sus brazos, cintura, y
cuello al suelo como cuñas. Luchó violentamente, pero las cadenas se negaron a romperse.

Elisabeth levantó su espada en alto.

Entonces mientras gritaba, la bajó, como si llevara a cabo una ejecución.

“¡Ice Sculpture*!”

[Nt: Escultura de Hielo.]

Un intenso frío se enroscó alrededor del Gran Rey. Mientras Kaito intentaba mantener
cerrada su enorme herida con lo poco de maná que le quedaba, sus ojos se abrieron de par
en par.

Brillantes cristales de nieve bailaban alrededor del Gran Rey. Sin embargo, sus huesos no
sentían nada. Hizo repiquetear sus dientes, como si estuviera decepcionada. Mientras lo
hacía, sin embargo, una enorme estatua de una diosa apareció junto a ella. La hermosa
estatua tenía piel y cabello tan blancos como la nieve, y le sonrió amablemente a la
esquelética mujer.

Entonces la estatua inclinó la jarra de agua que estaba sosteniendo sobre ella.

Cada vez que el agua diluviaba sobre el Gran Rey, se congelaba. Sus subordinados, que
seguían postrándose alrededor de ella, fueron enterrados inmediatamente en escarcha. El
Gran Rey iba a ser sellada viva dentro de una escultura de hielo.

Parecía haberse percatado del destino aguardandole. Si fuera atrapada en el hielo y la


escultura fuera aplastada, todo terminaría para ella. Giró sus vacías cavidades oculares
hacia Elisabeth.

Elisabeth aún estaba sonriendo. La angustia corrió por el huesudo rostro del Gran Rey. La
compostura que había mantenido hasta ahora ya no estaba, y sus dientes sonaron sin
solicitarlo por primera vez.

“No… No puedo conocer mi fin aquí, no en un lugar como este… Oh, Pierre…”

Ese seguramente había sido el nombre del jardinero.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Las cavidades oculares del Gran Rey estaban vacías, pero Kaito podía ver claramente algo
parecido al miedo en su expresión.

En el momento siguiente, Elisabeth comenzó a reprender al Gran Rey.

“Qué lamentable eres, Gran Rey, retractarte así de tus propias palabras.”

“…”

“El bien, el mal—es todo lo mismo. No importa cómo nos divirtamos, vivamos nuestros días,
y muramos—eso es todo lo que hay en el mundo. Fuiste tú quien dijo eso, ¿no es así?”

La crítica de Elisabeth fue cortante.

Su tono desdeñoso dejó en claro que se estaba preguntando por qué el Gran Rey se estaba
quejando. Ambas se quedaron en silencio. En breve, sin embargo, el Gran Rey rompió ese
silencio, sus hombros temblando.

“…Ha-ha-ha… Ha-ha-ha-ha-ha, ha-ha.”

Su vestido escarlata temblaba mientras su pecho se levantaba con risa. El Gran Rey
levantó su voz entretenida.

“¡Ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha, ha-ha-ha-ha-ha-ha-ha, bien dicho, Elisabeth Lee Fanu!


¡Ciertamente, todo es como dices!”

Se río, su voz sonaba con gracia. Le frunció el ceño a sus alrededores, como diciendo que
no tenía nada a lo que temer o de lo que avergonzarse. Si aún hubiera estado sosteniendo
su abanico de plumas de cuervo, probablemente habría hecho una exhibición de
desplegarlo y cubrir su boca.

Mientras el hielo se endurecía alrededor de ella, la mujer que había vivido y respirado
maldad hizo su orgullosa declaración.

“Así es—yo, Fiore, el Gran Rey, tengo la intención de reírme hasta la tumba.”

Y justo como había dicho, el Gran Rey no gritó ni suplicó ni una sola vez.

Todavía estaba con vida cuando el hielo la cubrió completamente. Sellada en hielo, su
destino era exactamente lo contrario de su amigo que había sido quemado en la hoguera.

Todavía en su espantosa forma, se transformó en una escultura.

Entonces las cadenas se balancearon.

Cadenas de plata golpearon la escultura del Gran Rey y la destrozaron a pedazos. Trozos
de hueso envainados en hielo salieron volando y luego se transformaron en plumas negras

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

mientras daban vueltas en el aire. Luego las plumas se agitaron hacia abajo sobre el campo
de batalla como nieve, cubriendo los cadáveres de los subordinados y familiares.

En el medio de todo eso estaba Elisabeth, quien había cerrado sus ojos, los había abierto, y
levantado su puño en el aire.

“¡Qué débil!”

La batalla contra su más terrible oponente terminó.

Cuando la realidad de ese hecho surtió efecto, Kaito chasqueó sus dedos. Los huesos
rodeando a Hina se disolvieron y se desmoronaron al suelo.

Aparentemente satisfecho con la muerte del Gran Rey, el Káiser dio una profunda risa. De
repente, sin embargo, levantó su hocico y desvió su rostro para ver a Kaito. Mientras sus
ojos ardían con un siniestro brillo, habló grave y sin rodeos.

“Ten en mente esto, Oh Acumulación del Dolor de Diecisiete años. Encuentro tu


perversión agradable. Por otro lado, no veo con buenos ojos tu negativa a destruir este
mundo y a la humanidad junto a él. Sin embargo, no por mi culpa, mi poder ha sido puesto
en duda, así que seguiré ayudándote mientras masacras a los demonios restantes para
demostrar mi fuerza. Ansío ver cuán lejos tu retorcida determinación puede llevarte.”

Geh-heh-heh-heh-heh-heh, fu-heh-heh-heh-heh-heh, geh-heh-hehheh-heh-heh.

El Káiser se desvaneció, dejando atrás su risa similar a la de un humano. El resplandor del


fuego del infierno en sus ojos perseveró en el aire y luego desapareció también. Kaito
sacudió su cabeza un poco y luego inspeccionó sus alrededores.

De repente, sus ojos se encontraron con los de Elisabeth.

“Um—”

“Mm—”

Ella lo miró directamente. Él le regresó su mirada. Ninguno dijo una palabra.

Después de un largo, largo silencio, sin embargo, Kaito finalmente fue el primero en perder
su paciencia.

“Realmente lo siento.”

“Tendré tu cabeza.”

Su intercambio fue conciso. Elisabeth parecía seria. Percibiendo lo seria que era, Kaito
levantó sus brazos. Elisabeth se acercó a él con largas zancadas. Luego, con una mano, lo
levantó por su cuello. Su hermoso rostro se retorció diabólicamente exponía su ira.

198 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“¿Qué te poseyó para que hicieras un contrato con un demonio? ¡Y el Káiser, no menos!
¡¿Hmm?! ¿Qué en la tierra estaba pasando por su mente? ¡Había sido llevada a creer que
ahí había algo de materia gris merodeando en ese cráneo tuyo, pero claramente, me
equivoqué! ¡Incluso la estupidez debería ser practicada con restricción!”

“Qu— ¡Está bien! ¡No lastimé a nadie, y ahora estás a salvo!”

“¡Ese es precisamente el problema, imbécil!”

La emoción en su voz fue sofocada, y golpeó a Kaito inesperadamente duro.

Elisabeth puso más fuerza en su delgado agarre. Su mirada carmesí aterrizó en la mano
izquierda de Kaito, la que se había transformado en la de una bestia. Mientras la miraba,
continuó en voz baja.

“No es para lo que te resucite, ni por lo que te hice inmortal.”

“Elisabeth…”

“Tonto.”

Kaito bajó sus brazos y luego dejó que la tensión se drenara de su cuerpo. Obedientemente
dejó que Elisabeth lo colgara en el aire. Justo cuando estaba a punto de decir algo, escuchó
el sonido del llanto.

Los dos miraron al lado sorprendidos.

Al momento siguiente, Elisabeth lo arrojó lejos. Casi se cayó al suelo, pero se las arregló
para aterrizar de forma segura. Ambos corrieron hacia delante, dirigiéndose hacia Hina, que
estaba acostada en el suelo.

“¡Perdóname, Hina! ¡Sin duda tus heridas te afligen! Oh, tus hermosas extremidades, ¿qué
les—? ¡No, no importa! ¡Las curaré por ti, sin dejar ni una cicatriz! ¡No te preocupes!”

“¡Hina, ¿estás bien?! ¿Duele? Lo hace, ¿verdad? Lo siento, lo siento mucho.”

“N…no, no es eso. Eso, nod, ed, edo.”

Mientras Kaito la sostenía en sus brazos, grandes y enormes lágrimas salieron a raudales
de los ojos de Hina. Kaito y Elisabeth inclinaron sus cabezas al costado, inseguros de lo que
quiso decir. El rostro de Hina estaba tan arrugado como el de un niño.

Hina se esforzó para expresarse a través de sus sollozos.

“Toy jan jeliz… Tan jeliz de que estés bien, Jamo Kaito, y de que estés mehor, Lady
Elisabeth. Gracias, gracias a Dios…”

199 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“Hina…”

“…Gracias, Hina.”

Elisabeth sacó un pañuelo limpio de una espiral de oscuridad y limpió las lágrimas de Hina.
Kaito suavemente acarició su cabello plateado. Hina irradiaba una sonrisa a través de sus
lágrimas.

Los tres se acurrucaron juntos en los restos del campo de batalla.

Finalmente se había vuelto a tranquilizar todo de nuevo.

Para los tres, era el primer momento pacífico en un largo, largo tiempo.

***

En el mismo instante en que regresaron al castillo, Elisabeth se puso a trabajar en el


tratamiento de Hina. Llevando a la Hina sin extremidades en sus brazos, se dirigió a una
habitación subterránea, echó a Kaito, que las había seguido, y cerró la puerta.

Por un corto tiempo, estruendosos ruidos sonaron desde el otro lado de la puerta. Sonaba
menos como un tratamiento médico y más como una obra en construcción.

En el otro lado, Kaito estaba de pie prestando mucha atención.

Una interminable cantidad de tiempo pasó.

Finalmente, la puerta cerrada se abrió tan violentamente como lo habían sido los sonidos
dentro.

Elisabeth estaba sujetando a Hina en sus brazos. Su delgado y pálido cuerpo estaba
cubierto con un uniforme de maid y tenía cuatro extremidades atados a él. Lágrimas
brotando en sus ojos, Kaito extendió ampliamente sus brazos y corrió rápidamente a su
lado.

“¡Hina!”

“¡Tonto, no vayas a tocarla tan despreocupadamente! No está más que temporalmente


ensamblada. Los engranajes dentro de ella están en un terrible estado de desorden. Por el
momento, necesita dejar que su mantenimiento automatizado y funciones de reparación
hagan su trabajo.”

Elisabeth presionó su pie en su rostro, y Kaito se detuvo de golpe. Cuando él estaba a


punto de masajear su aplastada nariz, ella hizo un anuncio con una tranquila expresión en
su rostro.

200 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

“Debo advertirte, pero Hina está a punto de entrar a un profundo sueño.”

“¿Un profundo…sueño?”

“Necesita realinear sus mecanismos internos, después de todo. Mientras lo hace, tendrá
que ponerle un alto a todas las demás funcionalidades. Vamos, levántala suavemente.
Tendrás que cargarla. Cuidadosamente, eso sí.”

Instado por Elisabeth, Kaito se acercó con cuidado.

Tomó a Hina con extremo cuidado y la sostuvo en sus brazos. Ella abrió sus ojos un pelo y
le dio una tranquila sonrisa.

La llevó como si llevara algo extremadamente frágil. Después de subir las escaleras, la
acostó en la cama que Elisabeth había estado ocupando hasta hace poco. Hizo su pregunta
en una voz desconcertada.

“Cuando dices un profundo sueño…¿cuántos tiempo va a ser?”

“Difícilmente hay motivo para sonar tan miserable. Aunque no puedo dar una estimación
firme, no durará mucho. Eso no es un adiós.”

Kaito suavemente acarició la mejilla de Hina. Su cabeza tembló como si le hiciera


cosquillas, y débilmente abrió su boca. Habló en una dulce, ronca, y apenas audible voz.

“Mis más…profundas disculpas… Parece que…me tomaré…una corta licencia…”

“Lo siento mucho, Hina. ¿Hay…hay algo que quieras?”

“¿Algo…que quiera?”

“Si hay algo que quieras, puedo conseguirlo para ti mientras duermes. ¿Puedes…puedes
pensar en algo?”

Nervioso por la brusquedad de la situación, Kaito siguió su línea de interrogatorio. Hina


cerró sus ojos y reflexionó por un momento.

Finalmente, sonrió y suavemente murmuró.

“En ese caso…¿puedo hacer…una petición egoísta?”

“Sí, lo que sea.”

“Deseo…convertirme en una familia contigo…Amo Kaito.”

201 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Al escuchar las palabras de Hina, los ojos de Kaito se abrieron de par en par como si
hubiera sido golpeado. “Familia,” repitió de manera estupefacta. Hasta entonces, había sido
una palabra que no le había traído nada más que miseria.

Hina sabía eso. Precisamente por eso continuó, sus ojos esmeralda rebosantes de amor y
afecto.

“A diferencia…de una mujer humana…no puedo tener hijos… Pero deseo…convertirme


en…tu familia, Amo Kaito… No quiero que…estés solo…nunca más.”

“Hina…”

“Quiero…convertirme…en tu familia… Una que…apropiadamente…ames…”

“N-No seas ridícula, Hina… Siempre lo has sido… Desde el momento que nos conocimos,
has sido mi compañera, ¿verdad?”

Mientras hablaba, Kaito sofocó lágrimas. Hina tenía una cariñosa sonrisa. Kaito acarició su
mejilla una y otra vez. Habló una vez más, repitiendo con una voz llena de sincero amor.

“Eres mi amada esposa, ¿no es así?”

“Ah…tan…soy.”

Después de murmurar sobre cuán feliz era y cómo parecía que estuviera viviendo un sueño,
Hina cayó en un profundo sueño.

“…Sniff…nn…hic…unh…nn…sob…”

Lágrima que ni siquiera sus propias dolorosas muertes jamás trajeron, ahora estaban
rodando por las mejillas de Kaito.

Todas las cosas que había perdido y todas las cosas que no había sido capaz de obtener
fluyeron por su mente.

Elisabeth no dijo nada. Simplemente espero a que se calmara.

Al final de la batalla, después de las dementes decisiones que había tomado.

Kaito Sena finalmente había encontrado una familia.

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Isekai Goumon Hime
Volumen 2

203 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

[Nt: No estoy llorando, son las gotas.]

***

Finalmente, Kaito frotó sus ojos y se alejó de Hina. Sus ojos todavía rojos, dijo algunas
palabras.

“Lo siento, eso fue algo patético… Estoy bien ahora.”

“Hmph, no vi nada… No, diré esto. No es ninguna vergüenza llorar cuando uno debe.”

Kaito se giró hacia Elisabeth. No estaba mirándolo. Estaba mirando al espacio. Sus labios
volcados, repitió sin rodeos.

“No es ninguna vergüenza llorar cuando uno debe. Adelante y llora.”

“Sí, tienes razón… Gracias.”

Kaito se rio débilmente y asintió con la cabeza.

Entonces Elisabeth repentinamente se giró para mirarlo, su cabello negro revoloteando.


Frunció el ceño intensamente.

“Tu sonrisa es repugnante.”

“Bueno, eso es grosero.”

“¡En efecto, pero felicitarte sería demasiado extraño! De todas formas, excelentes como mis
alcobas son, realmente debería encontrar el tiempo para reparar esa ventana.”

“¿No puedes simplemente arreglarla con magia?”

Pasó entonces, con los dos habiendo acabado de empezar su conversación.

Un ruido estridente sonó, como algo raspando contra vidrio, e hizo añicos su breve
momento pacífico. Escuchando el insoportable ruido, Kaito gritó.

“¡Haz que pare! ¡Va a despertar a Hina!”

“No te preocupes. Durante el proceso de reparación, posiblemente nada puede despertarla.


¿Pero qué es ese ruido?”

Un orbe blanco leche estaba corriendo sobre el bosque. Era uno de los dispositivos de
contacto de emergencia de la Iglesia, y se abrió paso por la ventana rota antes de
detenerse delante de Elisabeth y Kaito. Las plumas se dejaron caer de sus lados. Luego
volvió a una joya ordinaria y cayó en la palma de Elisabeth.

204 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Cientos de glifos corrieron por su superficie. Después de descifrar el mensaje, los ojos de
Elisabeth se ampliaron.

Sintiendo una premonición ominosa, Kaito nerviosamente planteó una pregunta natural.

“Elisabeth, ¿qué dice?”

“Oh mi…esto es una sorpresa, incluso para mí. Incluso con las altas probabilidades de que
el Gran Rey me matara, puedo ver por qué me llamaron.”

Sacudió su cabeza de lado a lado. Luego hizo un tranquilo anuncio.

“La capital está bajo ataque, con hasta una tercera parte de sus ciudadanos habiendo sido
masacrados—y Godd Deos se encuentra entre los muertos.”

Kaito tragó fuerte. La capital tenía tres décimos de la población y se suponía que era un
pilar para la continua supervivencia de la humanidad. Y Godd Deos era un hombre que
había estado en una posición para cambiar su vida para sellar a la Torture Princess, si la
necesidad se presentaba. El mismo Kaito había hablado con él hace solo unos días.

Si un hombre tan poderoso e importante como ese había sido asesinado, ¿solo en qué
estado estaba la capital exactamente?

Como en respuesta a la mirada inquisitiva de Kaito, Elisabeth continuó.

“La capital ha sido prácticamente destruída—a este ritmo, ella y todos los paladines serán
aniquilados.”

Sus palabras sonaron en una nueva batalla contra los demonios,

así como también el principio del fin.

205 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

Afterword
Hola, Keishi Ayasato aquí.

Fui capaz de publicar el segundo libro.

Muchas gracias a todos por comprar el segundo volumen de Torture Princess. En este
volumen, fui capaz de incluir una de las escenas que había querido escribir desde que
comencé la serie, así que estuve muy conmovido. Para ser más específico, era la novia
masacrando a sus oponentes. Desde que pensé en Hina por primera vez, sabía que quería
incluir una escena así. Las cosas se pusieron algo complicadas en este volumen, pero si lo
disfrutaron, entonces no podría pedir nada más.

Recordando el segundo libro, Hina jugó un rol bastante centra, pero estoy planeando que
Elisabeth sea el foco de atención en el tercero. Las cosas probablemente se van a poner
más complicadas en el tercer libro, así que me haría realmente feliz si todos lo esperan con
ansías.

Como un extra, ¡escribí otro folleto edición limitada para anímate para ir con el segundo
volumen! Lo escribí de tal manera que saltarlo no afectará su disfrute de la historia principal,
pero si alguno de ustedes está interesado en echar un vistazo en las peligrosas, divertidas y
parlanchinas vidas de los tres héroes y el Butcher, espero que lo miren (soy del tipo que
agrega anuncios en lugares como este). Por favor, denle un vistazo, aunque todo lo que
hagan sea admirar la fascinante y adorable portada que Ukai dibujó para él. ¡Elisabeth y
Hina tienen orejas de animal!

Humildemente les agradezco con antelación.

Casi me quedo sin espacio aquí en el afterword, así que como es costumbre en los libros de
uno, tengo algunas personas a las que me gustaría darles las gracias. Saki Ukai, por todas
tus hermosas ilustraciones, muchísimas gracias. La portada, en particular, hizo que las
palabras me fallaran y no tuve más opción que postrarme ante la magnificencia de tu
trabajo. A mi diseñador y a mi editorial, sus sugerencias fueron invaluables, y a mi editor
Oh, me gustaría extender mi más sincera gratitud.

Y, por último, pero no menos importantes, a todos mis lectores, me gustaría agradecerles
tantas veces como pueda. La más grande alegría que un escritor puede experimentar viene
de un lector recogiendo su libro. Pondré todo lo que tengo en el tercer volumen, así que si
serían tan amables de seguir leyendo, me calentaría desde el fondo de mi corazón.

Y con eso, rezo para que nos encontremos de nuevo.

Ahora me excusaré para regresar a mi batalla en proceso contra el dolor de espalda y


hombros rígidos.

206 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

207 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

208 | P á g i n a
Isekai Goumon Hime
Volumen 2

209 | P á g i n a

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