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Carfruco 1 TAREAS. ESTADO MENTAL DEL ACUSADO, EL ASEGURADO Y EL RECLUSO: BASES CRIMINOLOGICAS Y LEGALES 1. FACTORES SUBJETIVOS DEL. DELITO ¥ CRIMINOGENESIS En cualquier sentido, larelacin delito-psiquismo del agente obliga al ju- rista a tener un mfnimo de conocimiento psicol6gico para hacer la correcta in- terpretacién de aspectos trascendentes del iter criminis; otigen y trayecto de una conducta delictiva, tales como los relativosa culpa y responsabilidad y apli- cacién de eximentes, precisamente porque estos principios y categorias del de- recho penal, de basamento psicosocial, subyacen en la propia doctrina penal. Lograr que la relacign entre juristas y peritos en materia del estado men- {al del autor del delito sea exitosa y aporte soluci6n a las inedgnitas del proce- soenese sentido, dependers en mucho de que el juristadomine esaesencia psi- coldgica de su campo; pero, en segundo lugar, de que el perito —psiquiatra u otfo— conozca la presencia de aquellas categorias y razonamientos psicol6- ¢gicos que se encuentran en las bases doctrinarias del derecho penal y, desde la aplicacién de los conocimientos de su ciencia, aporten la informacién que per- mita esclarecerlas en un caso concreto. A) El componente subjetivo del delito Penalmente no hay delito si no Hlega a producirse en la préctica una con- ducta —incluso omisién— humana y tipificada como tal en un Cédigo Penal, que serfa el componente objetivo del delito. Pero el delito, como conducta hu- ‘mana, tiene necesariamente un componente psicoldgico o fase subjetiva, re- presentativa del reflejo que de é1 hace su propio ejecutor durante el proceso a la acci6n trans- gresora. Como ilustracién de lo anterior podemos encontrar cémo emergen en el Cédigo Penal de Panamé estos principios, al regular la valoracién de la res- ponsabilidad por delito, atendiendo a ambos aspectos: “Art. 56.—El juez fijard la pena dentro de los limites sefialados para cada delito, teniendo en cuenta los siguientes factores: 4 PSIQUIATRIAFORENSE 1. Los aspectos objetivos y subjetivos del hecho punible; "2. bal? Para el derecho penal, especialmente en enfoques naturalistas, el comps trapsfquico es fundamental para establecer si aun sujeto dado se lee responsabilidad por haber materializado el delito;o si, en cambio, concurre en. Elcualguicra de las eximentes de responsabilidad penal, incluso las que no se sustentan en la existencia de trastornos mentales del trasgresor. a) Lo psicoldgico y lo social. Este factor o componente psicolégico del Gelito, en su conjunto y origen, no es, en mucho, sino el reflejo de lo social, inmediato c hist6rico, en interrelacidn con el sustento bioldgico; es la conere- ciény las vias subjetivas de manifestarse lo social en lo biolégico en una perso~ na dada, incluso en sus necesidades y deseos, en sus fentaciones, todo lo cual es aparentemente “intrapsiquico”. No obstante, al analizar al sujeto individual, procedimiento esencial del derecho penal positivo, no cabe sino hacerlo en funcién de su psicologia Por tanto, en mucho influye el juicio moral del individuo —determina- do desde la relacién con los grupos humanos—, el cual se produce subjetiva- mente e influye en que el agente actile de forma socialmente aceptable 0 in- ceptable c incluye como parte de lo segundo la conducta delictivay o que desista de materializarla no bien haya decidido mentalmente actuar, generalmente por una redefinicién del contlicto entre actuar en contra de la norma 0 acatar esta. En ocasiones el componente moral responde a prineipios de una subeultura mar ginal o violenta, e impone tendencias que se cruzan u oponen a las propitts de Ja gran sociedad, como ocurre con los integrantes de pandillas, Debe insistirse en que lo que en primera apariencia transcurre en un ni- vel psicoldgico o hasta biolégico puede, en realidad, estar determinado por factores de tipo social que se reflejan desde el propio sujeto y en él; desde su formacién histérica hasta lo inmediato; de lo social general a lo concreto in- dividual. A lalarga, enjre lo psicol6gico individual y lo social se constituye una uni- dad entre contrarios, en que uno no excluye al otro, sino que dependen entre si, por lo que la influencia social (si se quiere, el origen social hist6rico) de la conducta, que quiz4 hasta Hlegue a explicarla, no excluye la responsabilidad individual actual del acto. Definitivamente para el asunto que nos ocupa y para laesencia misma del ser humano, esté claramente establecida su dualidad como ser social pero a la vez ente individual. ‘Todo Io anterior puede sintetizarse en la siguiente composicién grifica (Pérez, 2006): TAREAS. ESTADO MENTAL DEL ACUSADO, EL ASEGURADO Y EL REGLUSO 5 Necesidad, deseo a ser aisfecho Juicio moral, — | \ Inc pero no culpa a vencer intraps{quico para decidir la Mega a accién que Ia delinguir satisface (desiste) La conducta Manifiesta conducta no detictiva Conducta delictiva Intentaremos a continuacién cuando menos mencionar los elementos que pueden favorecer potencialmente que una persona —o grupos de ellas— pue- dan incurrir en violencia en general o en delitos en particular. Son factores iesgo crimindgenos, que favorecen que se produzca la conducta delictiva des le una psicologia funcional; contribuyen a que “la tentacién”, “desensibiliza- cién” y otros predisponentes psicol6gicos aparezcan y se conviertan en acto; que se delinca por sobre la capacidad de culpabilidad. Son las distintas fuer- zis 0 tendencias que van modelando en el sujeto el “camino del delito”, lo que Jiwtenez pe Asa llamé el iter criminis. Porel momento cn cualquier sociedad se ignora exactamente en qué grado ellos inciden en fa conducta violenta, en un sentido cuantitativo, pues en ge- neral faltan estudios que los integren a grupos de poblacién homogéneos; o no son todos cuantificables, 9 no se han investigado con representatividad de poblacién (VoLavska, 1992) o de distintas reas geograficas. Ello en ocasio~ nes impide profundizar més el andlisis, sobre todo en el aspecto social, y im tarlo alo descriptive ya planteamientos de probabilidad. Pero si se analiza cada uno, resulta indudable que de una u otra forma muchos de ellos —0 sus aso- ciaciones o encadenamientos— directamente aumentan en la persona —y los grupos— la proclividad a incurrir en violencia. Algunos se asocian a esa conducta sin que pueda dérseles indudable causalidad directa, en tanto que otros resultan solo hipotéticos, pero atractivos. 2, ELEMENTOS CRIMINGGENOS, 16 PSIOUIATRIAFORENSE ‘Muchos de estos, que ahora veremos en funcién de la conducta del trans- gtesor, se manifiestan también en la victima y son factores de riesgo de victi- mizacién, como analizaremos al tratar a la victima en el costespondiente c: pitulo. Los que por razones expositivas se mencionan aislados, en la realidad a veces comparten raices comunes o se originan nos en otros; se mezclan, po- tencian y retroalimentan entre sf; estén encadenadlos y en intima dependencia. ‘Tan solo con fines expositivos dividiremos estos elementos en sociales, psicolégicos y bioldgicos, pues en la realidad estén intimamente vinculados en dinémica interdependencia: A) Blementos sociales La conducta violenta, como altemativa aceptable para el sujeto, se origi- na de forma importante en el proceso de aprendizaje social (HARRIS, 1998), pero también depende de otras condiciones objetivas y subjetivas. En general, se plantea un aumento significativo en “los niveles de crimen” en aquellos luga- res donde se afecta la calidad de vida, lo que permite asociar aumento en la criminalidad —y proclividad individual a ella—- con experiencias negativas en el desarrollo econémico de éreas del mundo, a la vez que la propia crimi- nalidad no se limita a ser sintoma pasivo de tales dificultades y se convierte por si misma en obstculo para el desarrollo (Suettev, 1990). En ese sentido debe advertirse que el origen de tal afectacién resulta de ‘muchos elementos presentes implicita o explicitamente en los siguientes, pero ellos pueden no circunscribirse alo que ocurre dentro del mite geogréfico de algiin pafs y estar también relacionados a los vinculos politicos, econémicos, culturales y hasta migratorios con otros paises (PéR#, 1998), segtin el modelo te6rico criminol6gico de Navarrete (1999), el cual incluye la influencia del metasistema de Estados, més allé de lo macrosocial. a) Factores hist6ricos. En su estudio sobre el homicidio en México, L. R. Manzanzra (RobRIGUEZ, 1990) hace un andlisis de la influencia de loseven- tos violentos contra la integridad de las personas en la formaci6n de la idiosit crasia del ciudadano comén, no ya del marginado o subcultural. El paradigma histérico que resefia puede considerarse comtin a muchos paises latinoameri- ccanos: de la violencia homicida —y aun genocida— de los llamados conquis- tadores 0 descubridores contra sociedades en las que posiblemente no existia el homicidio ajeno al bélico o al sacrificio religioso, se pasa ala violencia entre los propios colonizadores y de esta a la violencia de la esclavitud y la de las luchas por la independencia, todas ellas cargadas del consiguiente desprecio ala vida ajena y a la propia. Después, en la posindependencia, los eventos y revoluciones, golpes de Estado e intervenciones fordineas (incluidas mutitacio- nes territoriales o intentos de ellas) siguen mareando una “cultura de muerte”, TAREAS. ESTADG MENTAL DEL ACUSADO, EL ASEGURADO ¥ EL RECLUSO 7 cen La que las emociones negativas se transforman en agresiones, pues los va~ lores se han trocado y los impulsos se canalizan por esa via (Roux, 1993), b) Elementos macrosociales actuales potencialmente causales de violen- cia. Influyen de forma general en el aumento de la agresividad fisica contra a integridad de otros, por causas deducibles o estadisticas, las siguientes con- diciones —El aumento en laurbanizacién y en la migracién (Forpyce, 1996; ROUX, 1993). En especial la segunda representa de por sf ka necesidad de crearse un espacio donde ya hay otros, ademas de tensar o quebrar sistemas de atencién social como el de la salud (REUNEVEtD, 1995). Aun en el medio europeo més desarrollado la condicién de inmigrante residente es un factor de riesgo para suftir violencia, hasta el nivel de homicidio (Reuwevetp, 1995). —La ineficiencia del sistema de salud, dificultades para accedera él, des- conocerlo (Davis, 1996; SiNctt, 1996) 0 no usarlo (Cum, 1993; Gaupwy, 1993). —EI desempleo 0 el empleo fuera del lugar de origen (FRipay, 1995) 0 aun determinadas ocupaciones en ciertos pafses (BACHMAN, 1996; CABRAL, 1996; Jenkins, 1996; Toscano, 1996). —El narcotrifico (Roux, 1993) como expresién de erimen organizado que roe los Estados y al margen del efecto individual de las drogas. —Bil aumento en la pobreza y marcadas disparidades econémicas en una sociedad (Roux, 1993; WrrriMaN, 1996; Frinay, 1995). —El enfrentamiento politico (Roux, 1993) 0 bélico (Davis, 1996), al que podemos sumar tanto al terrorismo como a las “soluciones” bélicas de él. —Inclusi6n o exclusi6n ce grupos humanos; marginalismo; racismo (Prip- mont, 1995; Wrrnian, 1996). —Impunidad y corupcién, delincuencia y violencia dentro del sistema judicial y la policfa (Roux, 1993). —Consumismo, socialmente generado, que deriva en frustracién (Cas- reo, 1994). —Medios de comunicacién masiva, en especial la televisiGn. Se invoca con frecuencia el riesgo de la difusién habitual de agresiones contra otros en forma repetitiva y continua, como esquema de conducta practicado pot perso- najes con los que el espectador pasivo debe identificarse, a veces no vincula- doa factores altruistas 0 socialmente constructivos (Roux, 1993). Lainfluen- cia de estos aspectos educativos se considera especialmente importante para Ja formacién de patrones violentos en la etapa preescolar En su tiempo, la Hamada prensa toja, escrita y gréfica, fue también im- putada de ejercer un efecto sugestivo del paso a la accidn por “enganche” con determinados sujetos en situaciones de crisis similares a la de los protagonis- tas de las noticias, las que no pocas veces inclufan el homicidio de la adtitera, elcual estimulaba a la imitacion (Jiménez, 1947). Desde la época de folletines 18 PSIQUIATHIA FORENSE otros espectiiculos violentos (boxeo, toreo) previos a formas tan masivas como, las actuales, se sefialaba el efecto inductor de estos sobre las personas (RIAs, 1996). Es conveniente lamar la atencién sobre Ia influencia particular 0 de re- sonancia que las antes citadas condiciones pueden tener al manifestarse sobre personas 0 subgrupos humanos que de por sf ya se encuentran en desventaja social, como los nifios, las mujeres y los ancianos, o Jas familias mal estruc- turadas 0 disfuncionales. ¢) Subeulturas violentas. Muy en dependencia causal con los menciona- dos, se invoca la formacién de grupos relativamente grandes, como subcon- juntos de un medio social con el cual tendrfan puntos en comin, los que a su ‘vez son entomo continente inmediato a la familia, pero ademés con otros valores potenciados y que facilitan los delitos en general y la agresién contra otros en particular. Dentro de estas subculturas violentas, a los factores macrosociales negativos les hacen resonancia aspectos como machismo acentuado (fenéme- no de especial vinculacién al tema que nos ocupa, al representar la potencia- lizacién de la violencia de género dentro dle esas subculturas, de por sf ya vio- Ientas para todos), aumento de la conducta violenta por imitaci6n vivencial y la facilidad para Ia experiencia criminal, entre otros. Sus miembros son tan propensos a ser victimizados como a delinquit (Ponzer, 1996). Este fendmeno es también muy caracterfstico del drea de América Lati- na (Castro, 1994; Ropeiaurz, 1990; Roux, 1993). Por ejemplo, el pandillis- mo (“gang”) el fenémeno de las “maras”, como fenémeno propio de las sub- culturas o como subcultura misma, aumenta de forma importante el riesgo de suftir violencia (SoxG, 1996), tal como ocurre en el ambito centroaméricano. Si se correlacionan los elementos sociales antes mencionados, podré ob- servarse cémo cada uno de ellos, directa 0 indirectamente, puede contribuir a la diferenciacidn a largo plazo de subculturas violentas, a la vez.que son po- tencializados dentro de estas —como lo son tambign otFos que veremos a con- tinuacién—, lo que en materia preventiva y de tratamiento social al problema hace absurdo el debate entre dar mayor importancia en la violencia interperso- nal, ala desigualdad econdmica o a las diferencias culturales (HowKiss, 1993; Primoré, 1995; Stats, 1996), dada la intima relacidn entre ambas categoria. 4d) Elementos familiares potencialmente causales de violencia. En ta fa- milia (0 muy vinculada a ella) se produce lo fundamental de la muy importan- te socializacién primaria de la persona; pero ademés, por medio de ella se ‘manifiestan o Hlegan al sujeto muchos de los elementos sociales, biol6gicos 0 psicol6gicos que influyen en la tendencia a conductas violentas contra otros, tanto en Jo hereditario como en lo adquitido (Barsky, 1994; Hatt, 1993; Nast, 1994; Prrcovitz, 1994; Stevens, 1994; Wipom, 1994; Winpe, 1994). Ello se conereta, en ocasiones, en la formaciGn familiar de personalidades anémalas proclives a la accién antisocial (Luntz, 1994),

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