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ANALISIS DE ALGUNOS ASPECTOS GEOMETRICOS Y EVOLUTIVOS DE LAS


ESTRUCTURAS DE LA FAJA PLEGADA SUBANDINA DEL NORTE DE ARGENTINA Y
EL SUR DE BOLIVIA

Daniel Starck, Luis Constantini y Alberto Schulz


Tecpetrol. S.A. Della Paolera 299-Piso 21 Buenos Aires, Argentina.
e-mails: daniel.starck@tecpetrol.com, luis.constantini@tecpetrol.com, alberto.schulz@tecpetrol.com

Keywords: Subandean Ranges, Sierras Subandinas, Northwestern Argentina, Structural Geology,


Subandean Anticlines.

Abstract: Analysis of some geometric and evolutive aspects of the Northern Argentine and Southern Bolivia
Subandean Folded and Thrust Belt structures.
The Subandean Ranges (Sierras Subandinas) are a thin skinned folded and thrust belt which comprises the
most external (and eastern) belt of the Andes Mountains between the 18º and the 23º30’ South latitude in
Northern Argentina and Southern Bolivia. Due to their exploratory attractiveness they have been extensily
studied in the past century and, as a result of those studies, we have a clear knowledge of the main geological
features of the Subandean Ranges. In this manner, the six positive structural trends that comprise this
geological province were subjected to geophysical surveys and drilling, allowing the understanding of the
structural pattern that characterizes the subandean anticlines. A four-structural-level model was proposed for
those anticlines which host several oil and gas fields. Each structural level is separated from those located
below and above by important detatchment surfaces. The final configuration of each anticline is due to the
combination of the shortening and local factors that controled the mechanical behavior of each structural
level and detachment surfaces. The main geometrical features of the structures are analized and some
evolutive issues are discussed as well.

INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS
Las Sierras Subandinas corresponden a una estrecha faja constituida por alineaciones orográficas meridianas
y subparalelas (“Sierras” en la Argentina o “Serranías” en Bolivia) que, separadas por valles longitudinales,
representan las estribaciones mas orientales de la Cadena Andina en el extremo norte de Argentina y en
Bolivia. Si bien en su definición original respondían a una unidad morfoestructural (Bonarelli 1913;
Mingramm et al. 1979), posteriores estudios demostraron que las mismas representan también una verdadera
“faja plegada y fallada de lámina delgada” y acotaron, además, su extensión geográfica. De esta manera las
Sierras Subandinas representan la faja mas externa del Orógeno Andino para las latitudes comprendidas
entre los 18º y los 23º30’ de la latitud Sur (considerando el “Subandino Sur” Boliviano y las Sierras
Subandinas de Argentina), ubicandose entre la Cordillera Oriental, desarrollada al Oeste y la Llanura
Chaqueña situada hacia el Este.
El interés prospectivo que desde comienzos del siglo pasado presentaron las estructuras de esta faja plegada
para la búsqueda de hidrocarburos impulsaron el estudio de las mismas. De esta manera, luego de casi un
siglo de investigaciones focalizadas en esa dirección, se ha llegado a un conocimiento geológico bastante
acabado de las mismas.
Este conocimiento ha recibido un importante avance durante las últimas tres décadas debido a la exploración
de niveles profundos, los que albergan acumulaciones gigantes de gas combustible. Las campañas sísmicas
(2-D y 3-D), la perforación de pozos profundos y la aplicación de técnicas modernas de análisis estructural
permiten hoy comprender, en términos generales, el patrón estructural que caracteriza a las Sierras
Subandinas.
La presente contribución tiene por objeto analizar las características estructurales generales de las Sierras
Subandinas (focalizándose en el tramo argentino de las mismas y en los 100 km australes del Subandino
Boliviano), para luego discutir algunos aspectos de orden más local y otros referentes a cuestiones
relacionadas a la evolución estructural de esta faja plegada y fallada, en especial en la faja más externa de la
misma.
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LAS SIERRAS SUBANDINAS: DESCRIPCION GENERAL


Como se mencionó precedentemente, las Sierras Subandinas corresponden a una faja plegada y fallada de
lámina delgada en la que la topografía presenta un fuerte control estructural. Es así que los cordones
montañosos que las constituyen corresponden a ejes estructurales positivos, conformados tipicamente por
anticlinales aflorantes, estrechos y de gran continuidad a lo largo del rumbo. Se reconocen (según la latitud)
entre seis y ocho de estos cordones, cuyas alturas raramente superan los 2000 m.s.n.m. Por otro lado los
valles longitudinales que los separan se encuentran a alturas que van desde los 400 a los 800 m.s.n.m.

65º W 64º W
21º S 63º W

VILLAMONTES

TARIJA

22º S YACUIBA

A A’

TARTAGAL
AMÉ
RIC
A
D
E

BO
L

LI
V
IA
SU
R

23º S
A
IN
NT

ORÁN
GE
AR

LÍMITE DE PROVINCIA
GEOLÓGICA

NEÓGENO

CRETÁCICO + PALEÓGENO
50 km
CARBÓNICO A JURÁSICO
24º S
SILÚRICO + DEVÓNICO

PRE-SILÚRICO

Figura 1: Mapa geológico de la porción austral de las Sierras Subandinas. Provincias Geológicas:
I: Cordillera oriental, II: Sierras Subandinas, III: “Chaco Salteño”, IV: Sistema de Santa Bárbara. A-A’.:
traza del corte estructural. Anticlinales: (eje estructural de la Sa. de San Antonio) a: Yaguani-Tomasito, b:
Chango Norte, c: Ramos, d: San Pedrito, e: Acambuco, f: Macueta, g: San Alberto, h: San Antonio;
(eje estructural Aguaragúe) I: Aguaragúe, j: Cerro Tuyunti, k: Aguaragüe (Bolivia); (eje estructural Campo
Durán) l: Campo Durán, m: Madrejones.
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La columna estratigráfica deformada en las Sierras Subandinas alcanza los aproximadamente 10.000 m de
espesor, involucrando rocas que abarcan desde el Silúrico hasta el Reciente. Esta columna, que apoya sobre
un zócalo presilúrico no deformado (“basamento estructural”), puede subdividirse en tres ciclos
sedimentarios mayores (Starck 1995) :

El Ciclo Siluro-Devónico: Comprende unos 3500 m de rocas silicoclásticas depositades en un ambiente de


plataforma somera. Está compuesto por una alternancia de unidades cuarcíticas con otras de naturaleza
pelítica. Estas últimas son de gran importancia puesto que representan los niveles de despegue que controlan
la geometría estructural de las Sierras Subandinas. De esta manera la Fm Kirusillas (equivalente a la Fm
Lipeón), ubicada en la base del ciclo, alberga el despegue basal o “falla de suela” de esta faja plegada y
fallada. Otros niveles de despegue importantes se ubican en la Fm Los Monos, unidad esencialmente pelítica
y de hasta 1000 m de espesor con la que culmina el ciclo.

El Ciclo Carbónico-Jurásico: esta compuesto por hasta casi 2500 m de rocas mayormente continentales
depositadas en la Cuenca de Tarija (Starck 1995). Las formaciones más antiguas de este ciclo presentan la
fuerte influencia glaciar que caracteriza a rocas de la misma edad depositadas en distintas cuencas del
“Gondwana”. Las unidades mas altas del ciclo fueron depositadas en ambientes continentales bajo
condiciones climáticas más cálidas. La discordancia (suavemente angular) que separa este ciclo sedimentario
del siguiente hace que el espesor del mismo disminuya, hasta desaparecer totalmente en dirección al sudeste.

El Ciclo Terciario: Está conformado por rocas clásticas de origen continental que pueden superar los 5000
m de espesor. Estas apoyan en una suave discordancia angular sobre las rocas de los ciclos anteriores. La
discordancia, de edad mesozoica, está relacionada al basculamiento regional de las unidades precretácicas
debido a la apertura de una cuenca distensiva, cretácico-paleógena, ubicada al sur de la zona en estudio. Las
unidades que conforman el Ciclo Terciario son netamente sinorogénicas, relacionándose los términos más
bajos al crecimiento de la Cordillera Oriental. Las secciones más altas fueron depositadas
contemporáneamente al crecimiento de las distintas estructuras de las Sierras Subandinas preservando, a
veces, discordancias internas.

Como ya se mencionó, la estructura aflorante característica de las Sierras Subandinas corresponde a la de


anticlinales estrechos, concéntricos, bastante apretados. Estos se alinean en ejes estructurales que pueden
alcanzar varios centenares de kilómetros de longitud. Las culminaciones anticlinales individuales dentro de
cada eje alcanzan varias decenas de kilómetros de longitud y se encuentran separadas por sillas estructurales
y, a veces, por el desplazamiento en planta de los ejes (disposición “en echelon”). Los sinclinales que
separan los ejes positivos suelen ser más amplios (sobre todo hacia el extremo sur de la faja subandina), y de
esta manera las Sierras Subandinas adoptan un estilo estructural claramente “eyectivo” (fig 2). Los tres ejes
estructurales más externos constituyen lo que se conoce como Sierras Subandinas Orientales, en las que se
focaliza el presente estudio. Estos tres trenes son (de oeste a este): El de la Sierra de San Antonio, en el que
se alinean los anticlinales de San Alberto-Macueta, San Pedrito y Ramos-Chango Norte; el de la Sierra de
Aguaragüe, con los anticlinales de Cerro Tuyunti y de Aguaragüe, y el de Madrejones-Campo Durán (fig. 1).

A CAMPO DURÁN
A’
CORDILLERA ORIENTAL SIERRAS SUBANDINAS

SIERRA DE LOS
CINCO PICACHOS SIERRA DEL DESECHO AGUAS RAMOS
AGUARAGÜE
NOGALITO PESCADO CHICO BLANCAS
-
- -
-- - --
------ -- -

+++ N.M
---------- -

+++
+++
- ------ - -

+++ - - -- -
- - -- - -
-------- -

+++++
- - - - - - - - -- - - -- -- - -
- - --- -- - -- - -- - -- - -- - -- - -- - --- -- - -- - -- - -- - -- - -- - -- - - - - - - - - - - - - - -
----- -

++++++ - -
- - - - - - - - - - - - - - - -
- - -
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -- - --- - - - - -
- --

++++++ - - -10 km
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -- - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
-

- -- - -- - -- - -- - - - - - - - - - - - - - - - - - 0 60 km

------ CÁMBRICO + ORDOVÍCICO Fms ICLA y HUAMAMPAMPA CARBÓNICO A JURÁSICO TERCIARIO


---
PRE-CÁMBRICO Fms KIRUSILLAS + SANTA ROSA Fm LOS MONOS
++

Figura 2: Corte estructural transversal de las Sierras Subandinas. Ubicación en figura 1.


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La interpretación sísmica y la perforación de pozos profundos ha permitido reconocer la presencia de


anticlinales desarrollados por debajo de las estructuras aflorantes. Estos anticlinales profundos no siempre
coinciden espacialmente con los aflorantes, de los que se encuentran mecánicamente desacoplados. La
persistencia de esta asociaciación entre estructuras someras y profundas a lo largo de la zona estudiada ha
llevado a la definición de un modelo estructural general para los anticlinales subandinos (Mombrú y
Aramayo 1986; Aramayo 1989; Belotti et al. 1995; Giraudo et al. 1999; entre otros). En este se reconocen la
presencia de cuatro pisos estructurales superpuestos, cada uno caracterizado por mecanismos de deformación
distintivos (fig. 3):

Basamento estructural: Comprende las unidades anteriores al Silúrico y no participa de la deformación.

Nivel estructural inferior: Comprende las unidades del Silúrico y el Devónico Medio (formaciones
Kirusillas, Santa Rosa, Icla, Huamampampa y la parte basal de la Fm Los Monos) que conforman las
estructuras profundas. Está limitada por niveles de despegue localizados en la Fm Kirusillas y la Base de la
Fm Los Monos.

Nivel estructural intermedio: Está compuesto por la parte media de la Fm Los Monos, también está
limitado por niveles de despegue. Es responsable del desacople entre las estructuras profundas y las
superficiales.

Nivel estructural superior: Comprende todas las unidades desarrolladas por encima del nivel de despegue
localizado en la parte alta de la Fm Los Monos. Es el que conforma las estructuras aflorantes.

"TERCIARIO
SUBANDINO" 1000 m NIVEL
T

ESTRUCTURAL

SUPERIOR
TRANQUITAS
S
RÁ TACURU Gr.
JU
VITIACUA
CANGAPI
SAN TELMO
LAS PEÑAS
CA

TARIJA
TUPAMBI
NIVEL
ESTRUCTURAL
LOS MONOS INTERMEDIO

ICLA NIVEL
ESTRUCTURAL
D

INFERIOR
SANTA ROSA

KIRUSILLAS
ZAPLA BASAMENTO
S

NIVELES DE ESTRUCTURAL
ORDOVÍCICO DESPEGUE

Figura 3: Modelo estructural esquemático de un anticlinal subandino teórico y la relación entre estratigrafía
y niveles estructurales

A continuación se analizará individualmente las características geométricas de cada uno de los niveles
estructurales involucrados en la deformación, como así tambien algunos comentarios sobre las características
del despegue basal o “falla de suela”.
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EL DESPEGUE BASAL
Se trata de una superficie de falla de gran continuidad espacial que limita por debajo al prisma sedimentario
deformado. Si bien nunca fue perforado, en base a observaciones regionales en afloramientos e información
sísmica se puede acotar su ubicación estratigráfica en niveles correspondientes al Silúrico. Es así que se
conoce la presencia de bajocorrimientos desarrollados en niveles Silúricos en el límite entre la Cordillera
Oriental y las Sierras Subandinas. Estos bajocorrimientos, relacionados al empuje de la Cordillera Oriental
contra las Sierras Subandinas serían, de acuerdo a las reconstrucciones estructurales de Starck y Schulz
(1996, 1997), la manifestación aflorante del despegue en cuestión. Otra fuente de información proviene de
las reconstrucciones estructurales que, controladas por los datos de pozos hasta niveles Silurodevónicos,
permiten extrapolar la ubicación del despegue en las Sierras Subandinas. Por último, en el antepaís (“Llanura
Chaqueña”), se han perforado pozos que alcanzaron niveles estratigráficos que, por seguimiento en la
sísmica, coinciden con la ubicación del despegue, confirmando su edad silúrica. De esta manera se puede
asegurar que la falla de suela se aloja en alguna posición dentro de la Fm Kirusillas. Evidentemente los
niveles pelíticos de esta unidad (de unos 600 de espesor), comprobados en los afloramientos del límite
Cordillera Oriental – Sierras Subandinas y por pozos en la llanura chaqueña, presentan condiciones
mecánicas muy favorables para el desplazamiento interestratal. La notable persistencia lateral de este nivel
de despegue y la eficiencia del mismo (Kley y Monaldi 1999) sugieren la existencia de presiones porales
altas que favorecieron el deslizamiento del prisma sedimentario suprayacente con relativa facilidad.

65º W

22º S
L
TA

km
0
-1
IEN

km
R

-8
A O

km
-6

km
ER

-4
ILL
RD
CO

23º S

30 km

INICIO DE LA RAMPA
DEL NIVEL ESTRUCTURAL
SIERRAS SUBANDINAS INFERIOR

ACORTAMIENTO
EN KILÓMETROS
FALLAS EXTENSIONALES CRETÁCICAS

Figura 4: Mapa estructural del despegue basal de las Sierras Subandinas (y de su nivel estratigráfico
equivalente en la zona no deformada). También se ha ubicado la posición de las rampas de los pliegues del
nivel estructural inferior y el acortamiento relacionado a los mismos.
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La superficie de despegue parece ser bastante plana y presenta una suave inclinación (unos 2.5º) hacia el
noroeste (fig. 4). Esta actitud estructural, que acompaña a la del prisma sedimentario preterciario, se debe a
una combinación del basculamiento provocado por la apertura de la Cuenca Cretácica con el perfil
asimétrico de la subsidencia terciaria. Hacia el sudeste, esta superficie se trunca contra la discordancia pre-
terciaria o bien contra las fallas distensivas más septentrionales del campo extensional cretácico.

EL NIVEL ESTRUCTURAL INFERIOR


Como se mencionó anteriormente este nivel estructural involucra unidades Silúricas y Devónicas inferiores a
medias. Estas se encuentran limitadas en su base y su techo por los niveles de despegue ubicados en la Fm
Kirusillas y en el tercio basal de la Fm los Monos, involucrando un espesor más o menos constante de unos
2500 m.
Las unidades que conforman este nivel estructural adoptan, en el estado deformado, una configuración de
anticlinales relacionados a rampas. El conocimiento de las características geométricas de estas estructuras
surge de la información sísmica, de la aportada por los pozos profundos y de las reconstrucciones
estructurales basadas en datos superficiales. La sísmica y la reconstrucción a partir de los datos de superficie
permiten una buena delineación de la parte baja de la rampas y de los flancos occidentales (retroinclinación)
de los anticlinales, mientras que a partir de los pozos se puede configurar la faja crestal de los mismos. La
configuración del flanco este (anteinclinación) de estos anticlinales es algo más difícil puesto que
normalmente genera una pobre imagen sísmica y a que fueron alcanzados por pocos pozos. Por esta razón la
interpretación de la actitud estructural del flanco oriental de estos anticlinales profundos es la que suele
presentar las mayores ambigüedades. Por otro lado la continuidad lateral de las formaciones que conforman
este nivel estructural, tanto en espesor como en litología, hacen que el mismo sea el más “predecible” y,
probablemente, el que permite la aplicación de modelos estructurales de una manera más sencilla.
Si bien al presente hay un consenso general de que estas estructuras adoptan la configuración de pliegues por
flexión de fallas (“fault bend folds”) (Lesta y Koslowsky 1992; Belloti et al, 1995, Starck y Koslowsky
1995, entre otros), el análisis más detallado de las mismas parecen demostrar que, en muchos casos, se
presentan ciertos apartamientos entre los anticlinales “reales” y los esperables de acuerdo al mencionado
mecanismo de deformación. Esto parece indicar que, al menos en los últimos estadíos de la evolución
estructural de estos anticlinales, podrían actuar otros mecanismos deformantes, los que modificarían
parcialmente la geometria de “fault bend fold”.
De todas maneras, el modelo de “fault bend fold” parece adaptarse bastante bien a las estructuras con menor
acortamiento, como lo son las localizadas en los trenes estructuales más externos de las Sierras Subandinas.
Es así que los anticlinales profundos de Aguaragüe (fig. 5 B), Campo Durán-Madrejones (fig. 5 A) y el
extremo sur de Ramos-Chango Norte pueden interpretarse perfectamente de esta manera, hecho que ha
influido en la adopción del modelo para otros anticlinales. La fácil aplicación de un modelo de “fault bend
fold” sencillo en Aguaragüe y Campo Durán-Madrejones es posible dado que presentan bajas inclinaciones
en sus flancos occidentales (retroinclinaciones) y anteinclinaciones no muy altas. Por otro lado, el relieve
estructural que alcanzan los anticlinales (menor a los 2000 m) puede explicarse sencillamente por la simple
repetición de las unidades del nivel estructural inferior. De esta manera estos anticlinales por flexión de falla
(con acortamientos de hasta 6 km) se relacionarían a rampas que conectan el despegue basal (ubicado en la
Fm Kirusillas) con el despegue localizado en el tercio inferior de la Fm Los Monos. La geometría de estos
pliegues depende, casi exclusivamente, de la geometría del sistema despegue-rampa-despegue y del
acortamiento.
En las estructuras con mayor acortamiento (Ramos, San Pedrito, Macueta-San Alberto; figura 5 C, D y E),
tanto las altas inclinaciones de los flancos (especialmente el anterior) como el relieve estructural de los
anticlinales no permiten la aplicación directa del modelo de fault bend fold. Para explicar estos
apartamientos se ha interpretado en los anticlinales en cuestión el apilamiento de “duplexes”. Esta solución,
sin embargo, no alcanza a explicar el corto radio de curvatura que pueden alcanzan estos anticlinales, los
cuales se presentan bastante apretados. Esto indicaría que en los mismos (seguramente en el núcleo) actuaría
algún mecanismo de cizalla no paralela a la estratificación o inclusive fluencia plástica (fig. 6).
Para estos casos se propone que la secuencia de deformación comenzaría con un fault bend fold, el que luego
sería elevado y “apretado” mediante cizalla oblícua a las capas o fluencia plástica y, posiblemente, por el
emplazamiento de “duplexes”. Estos mecanismos se activarían al bloquearse la falla, seguramente en el
sector correspondiente al despegue superior.
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RELIEVE ESTRUCTURAL
1300 m

RELIEVE
ESTRUCTURAL
2000 m
B

RELIEVE
ESTRUCTURAL
4000 m

C ?

RELIEVE
ESTRUCTURAL
4200 m

D
?
FM LOS MONOS

FM HUAMAMPAMPA
FM ICLA
FM SANTA ROSA

FM KIRUSILLAS

RELIEVE
ESTRUCTURAL
4500 m
6 km
E ?

Figura 5: Cortes estructurales de distintos anticlinales del nivel estructural inferior. A: Campo Durán, B.
Aguaragüe, C: Ramos, D: San Pedrito, E: San Alberto.

Cabe mencionar que la sísmica muestra la presencia de duplexes “incipientes” en el caso de los anticlinales
de Campo Durán-Madrejones y en el extremo sur de Ramos-Chango Norte.
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RELIEVE
ESTRUCTURAL
4000 m

6 km
B

FM LOS MONOS

FM HUAMAMPAMPA
FM ICLA
FM SANTA ROSA
FM KIRUSILLAS

Figura 6: Dos alternativas para explicar el relieve estructural de algunos anticlinales del nivel estructural
inferior (en este caso Ramos). A: formación de duplexes. B: cizalla no paralela a las capas (o fluencia
plástica) en el núcleo de los anticlinales. La alternativa A implica un acortamiento ligeramente mayor.

Además de los apartamientos mencionados al modelo de fault bend fold, se ha comprobado en los
anticlinales del nivel estructural inferior otras “anomalías”. Por ejemplo se han verificado fallas inversas que,
inclinando al este (es decir bajocorrimientos), modifican la geometría de las cúpulas anticlinales. Esto se
verifica en Ramos-Chango Norte, donde llegan a formar un anticlinal parásito sobre el anticlinal principal
(fig.7A). En otros casos (Cerro Tuyunti) se presentan fallas inversas que inclinan al oeste. Estas fallas
pueden alcanzar importantes rechazos, llegando a cortar totalmente a los anticlinales (fig. 7B ). Seguramente
el mecanismo de bloqueo de la falla original controle la formación de estas nuevas fallas.

FM LOS MONOS

FM HUAMAMPAMPA
FM ICLA

FM SANTA ROSA
A FM KIRUSILLAS

6 km

Figura 7: “Complicaciones” estructurales en los anticlinales del nivel estructural inferior


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Un último item a considerar en el caso de los anticlinales del nivel estructural inferior es el referente a las
sillas estructurales. En un modelo de fault bend fold puro el hundimiento de los ejes (y por lo tanto las sillas
estructurales) puede explicarse por una disminución del acortamiento o bien por un cambio en la geometría
de la rampa (Wilkerson et al. 1991; Shaw et al, 1994; Rowan y Linares 2000). Esta última explicación
parece la más aplicable en la mayoría de sillas estructurales presentes en las Sierras Subandinas, ya que no
parece que hubiese variaciones bruscas del acortamiento a lo largo del rumbo. Debido a que la pendiente
regional presenta una componente hacia el norte, el hundimiento en esa dirección de cada anticlinal tiende a
ser más marcado que el hundimiento sur. En cada tren estructural es de esperar que tanto las culminaciones
como las sillas estructurales se encuentren en cotas más altas hacia el sur. Esta situación es observable (por
lo menos para las sillas estructurales) en la Sierra de San Antonio. Se debe mencionar que la cota de las sillas
estructurales tiene importancia puesto que representan los puntos de fuga (spill points) de las acumulaciones
de hidrocarburos alojadas en las estructuras de este nivel estructural, controlando de esta manera el cierre
mineralizado. Por último, en los tres trenes estructurales más externos se verifica una paulatina pérdida de
acortamiento hacia el sur (fig. 4). Esta, coincidente con la gradual pérdida de relieve de las sierras, no sólo
controla, en parte, el hundimiento sur de las estructuras de Campo Durán, Aguaragüe y Ramos-Chango
Norte, sino que además representa la extinción austral de las Sierras Subandinas Orientales.

EL NIVEL ESTRUCTURAL INTERMEDIO


Este nivel estructural abarca solamente la sección intermedia de la Fm Los Monos, involucrando unos 500 a
700 m de espesor. Sin embargo es esta sección, relativamente poco espesa, la que controla las características
geométricas más notables de las estructuras subandinas.
Está limitada en base y techo por los despegues localizados en el tercio basal y en el superior de la Fm Los
Monos. Entre estos se desarrolla una sección esencialmente pelítica caracterizada por altas presiones porales,
relacionadas a la generación de hidrocarburos y a su posterior craqueo a gas (Moretti et al. 1996; Starck
1999).
El despegue basal de este nivel presenta un comportamiento característico, ya que en lugar de transmitir
hacia “adelante” el desplazamiento proveniente del nivel estructural inferior, lo hace hacia “atrás”,
manifestándose como un bajocorrimiento. Este comportamiento hace que el nivel estructural inferior actúe
como una cuña estructural, insertándose mecanicamente a lo largo del despegue en cuestión (Lesta y
Koslowski 1992; Belotti et al. 1995; Starck y Koslowski 1995; Giraudo et al. 1999). El borde de ataque de
esta cuña corresponde a un punto ciego (o mejor aún una “línea ciega”), por delante del cual no hay
transmisión de acortamiento (véase fig. 3).
El acortamiento transferido hacia atrás se vuelve a encontrar con otro punto (o línea) ciego en el que se
origina un corrimiento que, cortando hacia arriba y hacia adelante, se conecta con el despegue superior. La
sección de la Fm Los Monos englobada dentro de estos corrimientos se caracteriza (por lo general) por un
importante engrosamiento tectónico, llegando a superar los 3000 m de espesor. La estructura interna que
presenta este engrosamiento no está del todo aclarada. Por un lado es conocida la presencia en los
afloramientos de esta unidad de pliegues apretados de escala métrica, lo que sugeriría un comportamiento
“plástico” para este nivel estructural. Por otro lado los perfiles de inclinación (dip meters) registrados en
algunos pozos muestran un “abanico” de inclinaciones en el que los valores aumentan paulatinamente desde
la base de la formación (con inclinaciones coherentes con la del nivel estructural inferior) hasta los altos
valores característicos de los flancos de las estructuras del nivel estructural superior. Este arreglo parece
reflejar una geometría de apilamiento antiformal de duplexes. Cualquiera de las dos alternativas de
deformación esta indicando un comportamiento bastante dúctil de la sección (a pesar de tratarse de lutitas
muy consolidadas, no plásticas). Este comportamiento se debe a las ya mencionadas elevadas presiones
porales y a la fuerte anisotropía planar relacionada a la laminación.
Es muy factible que la geometría general que presenta este nivel estructural, como la de los niveles de
despegue que lo delimitan esten controlados en parte por variaciones de la presión poral, ya sea en
determinadas posiciones geográficas, ya sea en algún momento evolutivo. Por ejemplo el bloqueo de las
fallas mencionado al tratar el nivel estructural inferior quizás pueda explicarse por el alivio de la
sobrepresión en las inmediaciones del despegue inferior de la Fm Los Monos al aumentar la superficie de
contacto con las rocas con presiones normales del nivel estructural inferior.
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EL NIVEL ESTRUCTURAL SUPERIOR


Las rocas del nivel estructural superior se caracterizan por conformar anticlinales concéntricos, los que
pueden llegar a ser bastante apretados. Esto es posible debido al comportamiento ductil del nivel estructural
intermedio, que se acomoda en el núcleo de estos anticlinales. El flanco este de estos pliegues alcanza (por lo
general) altas inclinaciones e incluso puede presentarse rebatido, acompañando el crecimiento vertical de las
rocas del nivel estructural intermedio. El flanco oeste presenta una actitud variable en las distintas
estructuras, con inclinaciones que varían desde unos 30º a subverticales. Esta diferencia entre la geometría de
ambos flancos le da a algunos anticlinales una notable asimetría, acorde con la vergencia oriental de las
Sierras Subandinas.
Remarcando esta vergencia, los anticlinales de este nivel estructural suelen presentarse sobrecorridos hacia el
este. Las superficies de corrimiento que provocan esta situación nacen en el nivel de despegue superior de la
Fm Los Monos y cortan secuencia arriba llegando a la superficie en algunos casos. El desplazamiento a lo
largo de estos corrimientos puede superar los 2 km y la geometría de los mismos suele ser compleja, con
importantes cambios de inclinación. Estos cambios se deben al plegamiento del plano de corrimiento, el que
acompaña al plegamiento de las rocas del nivel estructural superior. Este hecho demuestra que la secuencia
de deformación de este nivel estructural comienza con el fallamiento, para luego ser plegado (inclusive el
corrimiento) al producirse el crecimiento vertical del nivel estructural intermedio.
El grado de asimetría de las estructuras depende del comportamiento de los niveles estructurales intermedio
y superior, especificamente de la relación existente entre el crecimiento vertical y el desplazamiento de los
corrimientos. De acuerdo a cual sea el mecanismo prevalente se tendrán estructuras más o menos simétricas
u otras fuertemente asimétricas. Es común que a lo largo de un mismo anticlinal haya una transición desde
estructuras asimétricas, sobrecorridas, a otras con crecimiento vertical. Esta últimas llegan a tener
configuraciones “en cajón”. En el caso de la Sierra de Aguaragüe esta transición ocurre de sur a norte, y el
crecimiento vertical de la estructura acompaña al paulatino aumento del acortamiento que se verifica en esa
dirección. En esta estructura el corrimiento presenta una actitud más o menos planar en el sur (fig. 8 A ),
para ir adoptando hacia el norte una configuración sigmoidal (Mombrú y Aramayo 1986), al irse plegando a
medida que aumenta el acortamiento (fig. 8 B-E ).
En este nivel también suelen presentarse ciertas “complicaciones” que alteran parcialmente la geometría de
los anticlinales aflorantes. Por ejemplo se presentan anticlinales parásitos vinculados a bajocorrimientos. En
el caso de Tranquitas y de ¿Acambuco?, estos estan restringidos al nivel estructural superior, y parecen estar
relacionados a fallas antitéticas al corrimiento, generadas para poder acomodar la parte alta de la columna
deformada al corimiento y al plegamiento.
En otros casos (Chango Norte) los bajocorrimientos se enraizan en el nivel estructural intermedio y cortan
hacia arriba y hacia el oeste, dándole a la estructura una vergencia local hacia el oeste.

RELACIONES GENERALES
Ya tratado por separado los distintos niveles estructurales, es interesante analizar las relaciones existentes
entre las distintas morfologías que adopta el nivel estructural inferior y su efecto (o no) en los niveles
estructurales medio y superior. Por otro lado también se puede analizar la interferencia entre estructuras
pertenecientes a trenes estructurales contiguos.
En general hay una aceptable coincidencia entre las estructuras someras y las profundas. De esta manera las
culminaciones y sillas estructurales del nivel estructural superior reflejan, aproximadamente las desarrolladas
en el nivel estructural inferior, a pesar de la disarmonía generada por el nivel estructural intermedio. Este
hecho, desde el punto de vista petrolero, se ve reflejado por la frecuente asociación entre yacimientos
someros, relacionados a las estructuras superficiales, y yacimientos profundos, ligados a las culminaciones
del nivel estructural inferior.
Estos yacimientos no siempre coinciden verticalmente ya que los ejes superficiales pueden encontrarse
desplazados hacia el este respecto a los profundos (Aguaragüe, San Pedrito). Esta situación se relaciona
directamente a la importancia del desplazamiento horizontal que presentan los corrimientos del nivel
estructural superior. Como ya se mencionó estos corrimientos, después de absorber gran parte del
acortamiento parecen bloquearse (nuevamente controlados por la pérdida de la sobrepresión que facilitaba el
desplazamiento), y el incremento del acortamiento pasa a ser utilizado en el crecimiento vertical de las
estructuras superficiales. Paralelamente, con este incremento del acortamiento, la estructura profunda se
ensancha y sigue desplazándose hacia el este mientras que el flanco oriental del anticlinal somero se
mantendría más o menos “estático”, mientras el pliegue profundo avanza por debajo, tendiendo a
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superponerse nuevamente los ejes profundos y superficiales. En los casos de mayor acortamiento este
pliegue somero puede ser además levantado y basculado en direcciones variables cuando se produce el
crecimiento vertical de los anticlinales del nivel estructural inferior.

ACORTAMIENTO

6 km E

YACIMIENTO
AGUARAGÜE

5,5 km D TARTAGAL
D

C
5 km
A
TERCIARIO

CARBÓNICO

4 km

4 km B

TERCIARIO

CARBÓNICO
4 km
Fm LOS MONOS
3 km A DEVÓNICO INFERIOR

Figura 8: Cortes estructurales sobre el Anticlinal Aguaragüe. Obsérvese el crecimiento vertical que se
verifica de sur a norte a medida que aumenta el acortamiento.

En el caso de Aguaragüe se verifica además la falta de coincidencia entre las culminaciones de los
anticlinales profundo y somero a lo largo del rumbo. De esta manera el anticlinal profundo, que alberga al
Yacimiento Aguaragüe, se encuentra desarrollado por debajo del hundimiento sur del anticlinal somero. Esto
se debe al importante crecimiento vertical que presentan los niveles estructurales medio y superior en
coincidencia con el hundimiento norte del anticlinal profundo (cortes D y E, fig. 8).
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En coincidencia con algunas sillas estructurales del nivel estructural inferior puede presentarse una
disposición escalonada de los anticlinales someros. Este hecho puede ser verificado entre las culminaciones
de Ramos y de San Pedrito y entre la de San Alberto y San Antonio.
En términos generales no pueden establecerse relaciones más o menos fijas entre las características
geométricas de las estructuras profundas y las de las aflorantes, principalmente por la imprevisibilidad en el
comportamiento mecánico que presentan las rocas del nivel estructural intermedio.
En cuanto a la interferencia entre los trenes estructurales, no es común que se produzcan en la porción austral
del sistema subandino (y sobre todo en las Sierras Subandinas Orientales). Como ya se mencionó los trenes
estructurales se encuentran separados por amplios sinclinales, los que en general han evitado que los trenes
contiguos se pongan en contacto. Esto facilita la interpretación estructural, ya que cada tren estructural puede
interpretarse y balancearse independientemente de los trenes vecinos. Sin embargo se pueden mencionar
algunas excepciones. Así, el extremo austral de las sierras de Aguaragüe y de San Antonio convergen, y esta
última cabalga sobre la primera. Esta convergencia se debe a la notable inflexión hacia el oeste que presenta
el extremo sur del eje estructural de Aguaragüe, inflexión controlada por la presencia de una falla distensiva
cretácica de rumbo SW-NE que fue alcanzada por la deformación cenozoica (Aramayo y Alonso 2002).
Otro ejemplo de interferencia se verifica en el flanco oeste del anticlinal de San Pedrito. Allí, un corrimiento
relacionado al tren estructural ubicado al oeste (Domo Tarija) fue plegado conjuntamente con el flanco del
citado anticlinal al ser afectado por la charnela sinclinal (bisectriz) originada en el inicio de la rampa de la
estructura profunda de San Pedrito. La inclinación del corrimiento, originariamente de unos 20º al oeste, fue
rotada hasta sobrepasar los 50º en la misma dirección (fig. 9). En este caso la interferencia entre trenes está
mostrando una secuencia de deformación normal, en la que el desarrollo de la estructura de San Pedrito
pliega a la estructura de Domo Tarija, ubicada hacia una posición mas interna (occidental) de las Sierras
Subandinas.

ROTACIÓN DE LAS CAPAS


AL PASAR POR LA BISECTRIZ RELLENO ALUVIAL RECIENTE
ROTADO

RIO TARIJA
ANTICLINAL
SAN PEDRITO

5 km

ANTICLINAL SAN PEDRITO


SIN ESCALA
DIRECCIÓN DE DESPLAZAMIENTO
RELATIVO DE LA BISECTRIZ

TERCIARIO

CARBÓNICO

Fm LOS MONOS

DEVÓNICO INFERIOR
Y SILÚRICO

5 km

Figura 9: Interferencia entre estructuras en la Sierras Subandinas. La rampa del anticlinal San Pedrito pliega
a las fallas relacionadas al tren estructural ubicado hacia el Oeste (Domo Tarija, Bolivia)
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Por último queda por comentar algunas situaciones que escapan al modelo general del anticlinal subandino.
Estas se producen en el extremo sur de los trenes de Aguaragüe y de San Antonio. Allí la combinación de la
disminución de acortamiento con la pérdida de la Fm Los Monos por causa de la erosión preterciaria hace
que los anticlinales de los mencionados trenes estructurales adopten geometrías más simples. La
desaparición de los niveles de despegue relacionados a la Fm Los Monos lleva a que toda la columna
deformada se comporte solidariamente.
En el caso de la Sierra de San Antonio la falla corta en rampa desde el nivel de despegue inferior hasta
niveles basales del terciario (que allí apoyan sobre las rocas del devónico medio) para continuar como falla
de estratificación (“plano”) hasta una nueva rampa que corta hasta la superficie. La estructura general adopta
de esta manera una configuración en escalera con dos pliegues asociados, uno perteneciente a la estructura
de Chango Norte, y uno más oriental, desarrollado en niveles más altos que involucra los anticlinales de
Tomasito y Yaguani.
En el hundimiento sur de la Sierra de Aguaragüe la estructura toma la forma de un anticlinal fallado más o
menos simple.

EDAD Y SECUENCIA DE LA DEFORMACIÓN


Si bien siempre se asumió que la deformación de las Sierras Subandinas es un fenómeno geológico muy
moderno, recién en los últimos años, con la ayuda de algunas dataciones radimétricas y
magnetoestratigráficas se la ha podido cuantificar, al menos tentativamente. La falta de buenos niveles de
correlación dentro de la espesa columna sin-tectónica neógena hace necesario una importante masa de datos
para datarla en distintas posiciones geográficas, y poder esbozar la evolución temporo-espacial de su
depositación. Sucesivas estudios realizados en los últimos años han posibilitado la datación de las secuencias
sintectónicas en varias localidades (véase Echavarría et al. 2002; Hernández et al., en prensa). A estas
dataciones debe sumarse las interpretaciones de las terminaciones estratales (truncaciones y “on-laps”)
observables en sísmica y en mapeo de superficie. Los datos aportados por estos estudios han permitido no
sólo confirmar la extrema juventud de este sistema fallado y plegado, sino que también han corroborado una
secuencia de deformación lógica de oeste a este.
De esta manera la deformación en los trenes estructurales más occidentales habría comenzado
aproximadamente en los 8 Ma, mientras que la deformación alcanzó las posiciones de la Sierra de
Aguaragüe (actual frente de deformación) hace aproximadamente unos 2 millones de años. Estas edades
indican unas tasas de acortamiento del orden de los 10 mm/y, tasas que aún hoy seguirían vigentes
(Hernández et al.., en prensa). Si bien la notable eficiencia de los niveles de despegue ha posibilitado que, a
pesar de estas tasas de deformación no se presenten manifestaciones sísmicas de importancia, se pueden
observar en varias localidades evidencias de neotectónica que avalan la persistencia de la deformación hasta
el presente.
Un ejemplo de neotectónica puede apreciarse en la zona del Río Tarija, donde la ya mencionada rotación de
las capas a través de la bisectriz generada en el anticlinal San Pedrito llega a afectar sedimentos aluviales
recientes del Río Tarija (fig. 9).
Otro ejemplo de actividad tectónica reciente se observa en la zona de la falla de Yaguani-Tomasito. Allí la
mencionada falla, que corresponde a la parte alta, aflorante de la falla regional relacionada al tren estructural
de San Antonio, presenta una fuerte expresión topográfica, perfectamente observable en fotografías aéreas e
imágenes satelitales.
Por último el crecimiento vertical de la estructura superficial de la Sierra de Aguaragüe, limitado al oeste por
un importante “kink” sinclinal presenta rasgos topográficos que denotan su extrema juventud. Al oeste del
kink se presentan numerosas lagunas formadas por el endicamiento de quebradas que originalmente corrían
hacia el este. Actualmente estas lagunas se encuentran “colgadas”, y posiblemente desaparezcan al ser
capturadas por la erosión retrocedente de las quebradas que, discurriendo hacia el oeste, pertenecen a la
Cuenca del Río Seco.
La presencia de estas manifestaciones de neotectónica en distintas posiciones dentro de la faja plegada de las
Sierras Subandinas, demostraría que, si bien existe una secuencia lógica de deformación de Oeste a Este, las
estructuras previamente deformadas no quedarían “congeladas”, sino que seguirían deformándose
(seguramente más lentamente) contemporáneamente con la deformación en las estructuras más orientales (y
más jóvenes). Esta conducta (actividad simultánea en más de un corrimiento) es esperable en fajas plegadas
desarrolladas por encima de niveles de despegue muy eficientes (Koyi et al. 1999)
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CONCLUSIONES
De acuerdo a lo conocido sobre la estructura de las Sierras Subandinas se puede concluir que se trata de un
ejempo clásico de faja plegada y fallada de lámina delgada. La relativa sencillez de la misma (Starck y
Schulz 1996, 1997) está controlada por la continuidad lateral del prisma sedimentario involucrado en la
deformación, y especialmente en la de los niveles de despegue. La baja inclinación original del despegue
basal y su notable eficiencia han permitido el desarrollo de una faja plegada y fallada con un bajo ángulo ß
(Davis et al. 1983). De esta manera el relieve general de las Sierras Subandinas no es muy importante y el
grueso del incremento topográfico se concentra en los ejes positivos que, como ya se citó, se encuentran
separados por anchos sinclinales en los que practicamente no se verifica engrosamiento tectónico.
Probablemente el pobre crecimiento topográfico que presentan las Sierras Subandinas sea la causa de la
ausencia, o escaso desarrollo, de una cuenca de antepaís actual al pie de las mismas. Esta situación se
contrapone a lo acontecido al momento del emplazamiento de la Cordillera Oriental, evento que fue
acompañado por la formación de una importante cuenca de antepaís.
Por otro lado las características locales de las distintas estructuras han sido fuertemente controladas por el
comportamiento mecánico de la Fm Los Monos. Como ya se mencionó, la sobrepresión que caracteriza esta
unidad ha permitido un comportamiento sumamente ductil, facilitando importantes desplazamientos a lo
largo de superficies de fallas. La pérdida local de la sobrepresión bloquearía el avance a lo largo de esas
fallas, obligando a la estructuras a absorber el incremento de acortamiento por medio de otras “soluciones”.
La manera con que se producen estas “soluciones” es variada y poco predecible, lo que le da al esquema
estructural general “sencillo” de esta faja plegada y fallada un toque “local” de complejidad, a la vez que le
imprime personalidad a cada estructura particular.

AGRADECIMIENTOS
Los autores agradecen a Tecpetrol S.A. la autorización para publicar el presente trabajo.

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