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ANÁLISIS DIAGENÉTICO DE LA FORMACIÓN SPRINGHILL (SANTA CRUZ,


ARGENTINA)

Luis A. Spalletti (1), Sergio D. Matheos (2), Eduardo Sánchez (3) y Félix Oyarzábal (4)
(1)
Centro de Investigaciones Geológicas, Facultad de Ciencias Naturales y Museo (Universidad Nacional de
(2)
La Plata) y CONICET, spalle@cig.museo.unlp.edu.ar Centro de Investigaciones Geológicas, Facultad de
Ciencias Naturales y Museo (Universidad Nacional de La Plata) y CONICET,
(3) (4)
smatheos@cig.museo.unlp.edu.ar. Petrobrás Energía S.A., ESanchez@petrobrasenergia.com Petrobrás
Energía S.A., FOYARZAB@petrobrasenergia.com

PABABRAS CLAVE: Cuenca Austral, Formación Springhill, diagénesis

ABSTRACT
The Upper Jurassic-Lower Cretaceous sandstones of the Springhill Formation are the main hydrocarbon
reservois of the Austral Basin (southernmost Argentina). Conventional and CL petrographic studies in core
samples from several oil fields located in the central and eastern Santa Cruz Province allowed to define the
diagenetic features and proceses of the Springhill sandstones. Initial compaction and glauconitization were
the main eogenetic processes. During mesogenesis a complex set of processes (such as pressure dissolution,
quartz and calcite cementation, burial compaction and stylolitization, and kaolinite and chlorite
neoformation) occurred. However, preservation of the reservoir-rock quality is related to overpressure,
coating and location of hydrocarbons that inhibited total closure of the porous space. The sequenciality of
mesogenetic processes is closely controlled by burial depth. Towards the east, where the Springhill
Formation is located at shallow depths (less than 2,500 m), a few and weak mesogenetic processes are
recognized. Instead, towards the west, where burial depths are between 2,500 and 6,000 m, quartz
overgrowth and recrystallization, pressure dissolution and stylolitization, kaolinite cementation, and
migration of hydrocarbons are commonly recognized. Bivariate age-burial depth diagrams were employed to
illustrate the ranks of burial depth and temperature for each of the above mentioned mesogenetic proceses.

INTRODUCCIÓN
La Cuenca Austral, ubicada en el extremo sur de la República Argentina, supera los 170.000 Km2 y registra
un espesor de sedimentos de más de 7 Km (Biddle et al., 1986). Está limitada hacia el oeste por la faja
plegada y corrida de los Andes Patagónicos Australes, desarrollada como producto de la convergencia entre
las placas Antártica y Sudamericana (Fig. 1). En su límite sur se encuentra una región muy compleja,
caracterizada por procesos de acortamiento y deformación de rumbo en el límite entre las placas
Sudamericana y de Scotia (Biddle et al., 1986; Ramos, 2002) (Fig. 1). Hacia el norte y noreste el relleno
sedimentario se apoya en relación de onlap sobre los altos de basamento del Macizo del Deseado y de la
Dorsal de Dungeness o Río Chico. Durante el Jurásico Tardío y el Neocomiano se desarrolló una sucesión
sedimentaria de escaso espesor y una amplia distribución areal dominada por areniscas de origen fluvial,
costero y marino poco profundo conocida como Formación Springhill. Estas areniscas constituyen los
reservorios más importantes de la Cuenca Austral .
En el presente trabajo se muestran los resultados de estudios petrográficos convencionales y bajo
catodoluminiscencia que tuvieron como propósito establecer los rasgos diagenéticos de las areniscas de la
Formación Springhill. Se interpretan los procesos y condiciones bajo las que se produjeron estos cambios
postdeposicionales y se determina su secuencialidad relativa y absoluta.

CARACTERÍSTICAS DE LA REGIÓN ESTUDIADA


Para los estudios petrográficos se analizaron muestras de testigos coronas de la Formación Springhill
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provenientes de diecinueve (19) pozos de Petrobrás Energía S.A. El área de estudio se localiza en el subsuelo
de la región patagónica extraandina de la provincia de Santa Cruz (Fig. 1). Los sondeos analizados fueron los
siguientes: La Azucena (LAz x-1), La Menor (LMe x-1), El Cerrito (ECe x-1), Estancia Chiripá (EaCh x-1),
La Paz (LPa x-1 y LPa a-4), Campo Boleadoras (CBo a-16 y CBo a-10), Campo Indio (CI x-1 y CI – 19), An
Aike (AA x-2 y AA a-7), Barda Las Vegas (BLV x-1), Dos Hermanos (DH x-2), El Fabre (EFa x-1),
Cañadón Deus (CD x-1), La Porfiada (LPo x-1), Ría Coyle (ARC x-1) y Cerro Crespo (CCr x-1). Las
respectivas ubicaciones de estos sondeos se presentan en la Fig. 1.
En el subsuelo de la Cuenca Austral, dentro de la provincia de Santa Cruz, Pedrazzini y Cagnolatti (2002)
han reconocido una serie de sectores sobre la base de la profundidad a la que se encuentra el tope de la
Formación Springhill. Hacia el este aparece una amplia zona en la que la unidad se ubica a profundidades
inferiores a los 2500 m a la que denominan de “plataforma”. Más al oeste se pasa a dos áreas (“talud” y
“cuenca”) en las que la Formación Springhill está a una profundidad de más de 2500 m y alcanza inclusive
hasta unos 6000 m. En realidad estas subdivisiones serían más propiamente aplicables a la distribución de la
totalidad del relleno sedimentario de la Cuenca Austral, ya que la Formación Springhill muestra espesores
bastante escasos (en pocos sitios de más de 100 m) y una distribución bastante irregular en la que aparecen
diversos depocentros separados por sectores en donde no se ha registrado la presencia de la unidad y que por
lo tanto dichos autores proponen denominarlos altos paleogeográficos.
El presente trabajo está concentrado a la región en la que la Formación Springhill aparece entre los 2800 m y
4100 m de profundidad, es decir la que corresponde al “talud” de Pedrazzini y Cagnolatti (2002).
Complementariamente, y a efectos comparativos, se incluye información correspondiente a la región de la
“plataforma” (Yacimientos Cerro Crespo, Ría Coyle).
En el área de “talud” se delimitan tres fajas orientadas en sentido meridiano que se diferencian claramente
por la localización geográfica de los sondeos involucrados y la profundidad a la que se encuentra la
Formación Springhill (Fig. 1). En la oriental la Formación Springhill aparece entre 2800 y 3100 m
(Yacimientos Campo Indio, Barda Las Vegas y La Porfiada), en la centro-oriental se encuentra entre 3050 y
3200 m (Yacimientos La Menor, Dos Hermanos, La Paz, An Aike y Campo Boleadoras) y en la occidental
lo hace entre 3460 m y 4117 m (Yacimientos El Cerrito, Estancia Chiripá, La Azucena, Cañadón Deus y El
Fabre).
En coincidencia con estas distintas localizaciones de los yacimientos en profundidad y en sentido geográfico,
Pedrazzini y Cagnolatti (2002) han sugerido la existencia de tres ciclos transgresivos de diferente edad para
la Formación Springhill. En cada uno de ellos, se registra en sentido vertical el pasaje desde facies fluvio-
litorales a facies de planicie costera y de barras marinas, litorales bioclásticas y de mar afuera. En el este
(“plataforma”) se identifica al Ciclo La Maggie y progresivamente hacia el oeste los Ciclos Chimen Aike y
Boleadoras-Cóndor-Alfa.
El presente estudio comprende a los sondeos que corresponden al primero y último de esos ciclos. El Ciclo
Boleadoras-Cóndor-Alfa es el más antiguo (Valanginiano Inferior) y se localiza donde la Formación
Springhill se registra a mayor profundidad; comprende por tanto a la mayoría de los sondeos analizados en
este trabajo (fajas oriental, centro-oriental y occidental, Fig. 1). Por su parte, el Ciclo La Maggie es el más
joven (Hauteriviano-Aptiano?) y caracteriza a los yacimientos más someros (Cerro Crespo y Ría Coyle) de
los que se hacen aquí sólo estudios complementarios (área de “plataforma”, Fig. 1).

MÉTODOS DE ESTUDIO
Los estudios de petrografía estándar consistieron en la observación y descripción de ciento treinta y seis
(136) cortes delgados de areniscas de la Formación Springhill con el empleo de un microscopio binocular
LEITZ LARBOLUX 12 Pol. Por su parte, los análisis por petrografía no convencional (catodoluminiscencia)
fueron realizados en un total de setenta y tres cortes delgados especialmente preparados para su observación
con un equipo TECHNOSYN MKIII (de cátodo frío) montado sobre microscopio binocular NIKON
OPTIPHOT POL, bajo las siguientes condiciones: vacío sostenido (entre 0,01 y 0,05 torr.), corriente entre 17
a 24 Kv. y tensión de 410 a 550 microamperes. Se utilizó película de 800 ASA y alta resolución para las
fotografías bajo CL. El tiempo de exposición para cada fotografía bajo CL fue entre 3´15” y 5´15”. Para
ilustrar los estudios microscópicos convencionales se emplearon fotografías digitales.
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Figura 1. Mapa de ubicación de la región estudiada y localización de las áreas de “plataforma” y de “talud”
con sus fajas oriental, centro-oriental y occidentales las que se localizan de los sondeos estudiados.

PROCESOS Y PRODUCTOS DIAGENÉTICOS DE LAS ARENISCAS DE LA FORMACIÓN


SPRINGHILL
Para la Formación Springhill se reconocen dos amplios estadios diagenéticos: diagénesis temprana o
eogénesis y diagénesis tardía, mesogénesis o mesodiagénesis. Siguiendo a Morad et al. (2000) y Ketzer et al.
(2002), la diagénesis temprana se produce entre 0 y 2 km de profundidad y temperaturas de menos de 70º C
en presencia de aguas deposicionales (vinculadas al ambiente de acumulación) o meteóricas que han sido
parcialmente modificadas por la descomposición de la materia orgánica y por la actividad microbiana. Por su
parte, la mesogénesis se produce a profundidades superiores a los 2 Km y temperaturas que exceden los 70º
C, mediante reacciones con el agua fósil o de formación.
Debe destacarse que algunos autores consideran como parte de la diagénesis tardía a la telogénesis (o
diagénesis de ascenso o emergencia), caracterizada por aguas meteóricas ácidas y con bajo potencial de
óxido-reducción, pero ésta no se registra en las areniscas de la Formación Springhill que se estudian en el
presente caso, ya que se trata de materiales extraídos de sondeos y localizados en profundidad.
Es importante señalar que la diagénesis profunda opera por varias decenas de millones de años. Durante este
estadio las aguas porales han sido modificadas por reacciones con los argilominerales, por la disolución de
granos inestables, la precipitación de minerales autigénicos y la posible mezcla con aguas de otros orígenes.
Tucker (2001) indica que en general son aguas salinas, neutras y alcalinas, y en comparación con las aguas
marinas poseen menores tenores de Na, Mg, SO4 y K, pero más elevados de Ca, Sr y SiO2.
Los principales procesos diagenéticos detectados en este estudio son la compactación física y química
(incluidas la disolución por presión y la estilolitización), la precipitación de minerales (cementación) y la
disolución de granos inestables. Los procesos químicos han tenido lugar en presencia de agua y por lo tanto
fueron dependientes del pH, Eh, salinidad y capacidad del agua para moverse a través del sedimento
(porosidad y permeabilidad).

Compactación
El proceso inicial de pérdida de volumen de sedimento y concomitante decrecimiento de la porosidad
producidos por fenómenos de sobrecarga y esfuerzos tectónicos condujo a la pérdida de agua de saturación
de los sedimentos y a un incremento en el empaque de los granos. Se asume que el reordenamiento simple
inicial produjo una reducción de porosidad desde 47,6% (empaque cúbico) a 26% (empaque rombohédrico).
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La compactación física profunda, producida por la presión litostática o de sobrecarga, se manifiesta en el


reordenamiento mecánico de los granos hacia un empaque más apretado. En las areniscas estudiadas se
aprecia recurvamiento de granos flexibles como las micas, deformación rígida (conchillas carbonáticas,
granos de silicatos) y deformación dúctil y plástica de clastos “blandos”. En este último caso muchos
litoclastos e incluso la glauconita nodular producto de la diagénesis temprana, se muestran aplastados y
deformados, a tal punto que un hecho muy frecuente en las areniscas sublíticas y líticas de la Formación
Springhill es la presencia de pseudomatriz.
La compactabilidad de las arenas es función del tamaño de grano y de la selección, de la forma de los granos,
de su orientación, composición, contenido de matriz y de cementos. Por ello es importante tener en cuenta
que areniscas de distinta composición responden de modo diferente a la sobrecarga y alcanzan diferentes
grados de compactación (Dickinson, 1985). En tal sentido, la abundancia de variedades cuarzosas en la
Formación Springhill refleja una menor intensidad de los efectos de la compactación física en comparación
con lo que sucede en otros tipos de areniscas.
La compactación mecánica es dominante a profundidades de soterramiento entre 0,6 km y 1,5 km
dependiendo del tipo de arenisca (Boggs, 1992); sin embargo, los efectos mecánicos se extienden a mayores
profundidades para las areniscas cuarzosas. Con el incremento del soterramiento se torna importante la
presión por disolución y la compactación química, la que es efectiva a profundidades del orden de los 4,5 km
a 8 km (Boggs, 1992; Tucker, 2001), donde la porosidad primaria puede ser reducida prácticamente a cero.

Glauconitización
La presencia de glauconita es uno de los atributos más conspicuos de muchas areniscas de la Formación
Springhill. Este componente suele aparecer como nódulos o formando halos o pátinas alrededor de los
clastos. Los nódulos tienen textura microcristalina, son masivos, poseen geometría elíptica y alcanzan
tamaño psamítico o limolítico. La glauconita es un producto de cristalización temprana en el medio marino
con aguas relativamente agitadas, de escasa profundidad (200 a 300 m) y salinidad normal (Cloud, 1955;
Pettijohn, 1957; Odin y Matter, 1981). La glauconita en nódulos o pelletal requiere cierto tiempo para su
concentración por lo que su generación ha sido relacionada con intervalos estratigráficos condensados o con
superficies transgresivas (Amorosi, 1995; McLane, 1995).
Es importante señalar que en algunos estudios previos sobre la Formación Springhill se han descripto a los
granos de glauconita como pertenecientes al lote de litoclastos de las areniscas. Esta es una diferencia
conceptual de importancia con respecto a la presente investigación en la que se considera que la abundante
glauconita es el resultado de una precipitación y nucleación en el propio ambiente de sedimentación marino
durante la diagénesis temprana. Las consecuencias son importantes. Por una parte, es posible que muchas de
las arenitas sublíticas y líticas que se mencionan en informes previos sean en realidad arenitas cuarzosas con
alta proporción de glauconita autigénica. Por otra, debe tenerse en cuenta que la glauconita no sólo tiende a
formar nódulos o núcleos singenéticos, sino que puede aparecer dispersa entre los granos, por lo que arenitas
con infiltración singenética de glauconita pueden haber sido descriptas erróneamente como wackes o rocas
“sucias”.

Disolución por presión


Este fenómeno, que se produce entre los granos en los puntos de contacto, no es estimado como de
importancia en las areniscas de la Formación Springhill. Ello es posiblemente debido a que los espacios
porales de las arenas fueron con frecuencia ocupados por argilominerales glauconíticos o bien porque los
sedimentos fueron cementados tempranamente. Al respecto, Worden y Morad (2000) han indicado que la
presencia de pátinas de arcillas y la pseudomatriz retardan los procesos de disolución por presión.
En el caso de la Formación Springhill sus efectos se ponen en evidencia con mayor frecuencia en areniscas
cuarzosas de textura fina en las que los granos parecen interpenetrarse y adherirse, pero en ellas no hay
crecimiento secundario (Tada y Siever, 1989). Se manifiesta por el desarrollo de: a) contactos suturales
(cuando los granos han tenido la misma solubilidad) y b) contactos de tipo cóncavo-convexo (si uno de los
granos posee mayor predisposición a la disolución). En varios casos se aprecia que areniscas previamente
cementadas han sufrido este tipo de disolución a lo largo de planos suturales conocidos como estilolitas
(estilolitización). Todos estos efectos se deben a un proceso de disolución intergranular de clastos adyacentes
a causa de un stress no-hidrostático, que puede tener importancia petrofísica y sedimentológica por la
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reducción de la porosidad y por proveer material disuelto que puede actuar como cemento en los mismos u
otros niveles estratigráficos.
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Figura 2. Microfotografías de los principales productos diagenéticos en las areniscas de la Formación


Springhill. A: Glauconitización con deformación de los gránulos y residuo de migración previa de
hidrocarburos en microestilolitas (presión-solución). B: Gránulos de glauconita y porosidad interparticular.
C: Cementación silícea (sobrecrecimiento en grano de cuarzo) y cementación de argilominerales
(esmectíticos). D: Cementación calcítica obliterante con zonación bien definida. Imagen bajo CL, con
sectores amarillentos (altamente luminiscentes) y otros oscuros con muy baja respuesta. E: Imagen bajo CL,
compactación inicial y cementación carbonática de mediana luminiscencia.F: Presencia hidrocarburo muerto
demarcando la porosidad intergranular e inhibiendo el crecimiento de otros cementos. La barra mide 450
micrones.

Cementación silícea
El cemento de cuarzo es considerado el más importante sellador de poros en areniscas que han sido
soterradas a más de 1500 m (Worden y Morad, 2000). Su origen y los controles que se ejercen sobre su
formación son todavía materia de desacuerdos y debate. En las areniscas de textura mediana estudiadas se
manifiesta como sobrecrecimiento de cuarzo, en mucho menor medida como microcuarzo. Los
sobrecrecimientos de cuarzo son muy comunes en las sedimentitas y se han producido típicamente en
continuidad óptica y cristalográfica. En muchos casos no se advierte con claridad el límite entre la porción
alotígena y autígena de cuarzo, en cambio en otros queda delineada por una pátina de arcillas muy delgada
(téngase en cuenta que un halo más grueso de estos componentes inhibe la precipitación del cemento).
El origen de la sílice ha sido motivo de muy intensos debates (Boggs, 1992; Blatt, 1992; Tucker, 2001;
Gluyas et al., 2000; Worden y Morad, 2000). Algunos autores sostienen que la provisión de sílice para la
cementación es resultado de un aporte interno, tanto desde la propia capa como desde distintas facies dentro
de la misma formación (Trewin y Fallik, 2000; Giles et al., 2000; Worden y Morad, 2000), y muy en especial
los procesos de disolución por presión, estilolitización y disolución de aluminosilicatos (Hartmann et al.,
2000; Fisher et al., 2000). Así, algunos estratos son exportadores mientras que otros son los importadores, en
dependencia del grado de saturación en sílice local. En cambio, otros autores, como Land y Milliken (2000)
opinan que la presión por disolución y la alteración de feldespatos no proveen volúmenes de sílice
suficientes como para producir la cementación de areniscas, y que los aportes más significativos provienen
de la generación y expulsión de sílice durante la diagénesis de soterramiento de formaciones pelíticas (cf.
Gluyas et al., 2000). En este trabajo se considera que las más probables han sido la alteración de trizas de
vidrio volcánico a esmectita (de unidades del sustrato e incluso de niveles piroclásticos de la misma
Formación Springhill) y la transformación diagenética de argilominerales esmectíticos a illíticos que ha
ocurrido con mayor frecuencia e intensidad en formaciones pelíticas de la Cuenca Austral a temperaturas de
soterramiento entre 50º C y 200º C. Por su parte, en los casos en que se produjo reprecipitación por el
fenómeno de disolución por presión y estilolitización, obviamente la fuente de sílice ha sido la propia
arenisca.
Algunos autores consideran como mecanismo de provisión de sílice a la disolución de otros silicatos (como
por ejemplo la transformación de feldespatos a caolinita, illitización de caolinita, y la alteración de piroxenos
y anfíboles). Si bien estos procesos pudieron generar sílice para la cementación de las areniscas de la
Formación Springhill, consideramos aquí que se trata de fuentes muy subordinadas.
Existen singulares controversias en cuanto a las condiciones necesarias para la cementación de sílice.
Mientras que algunos autores (Blatt, 1979; Dutton y Diggs, 1990) sugieren condiciones de escasa
profundidad (1 a 1,5 Km) y temperatura (menor a 75º C), otros sostienen que se produce a mayores
profundidades y temperaturas superiores a los 80º C (Girard et al., 1989; Walderhaug, 1990; Worden y
Morad, 2000; Giles et al., 2000; Marfil et al., 2000) y que llegan incluso a nivel de la mesogénesis tardía
(más de 160º C). Al respecto, Kraishan et al. (2000) han determinado que pueden existir en un mismo
depósito varias fases de precipitación de cemento silíceo a rangos de temperatura de 60-90º C, 90-105º C y
105–140º C. Estudios de petrografía luminiscente (Marshall, 1988) muestran que los crecimientos formados
a menos de 150º C de temperatura no son luminiscentes, hecho que ha podido ser comprobado en el presente
análisis de la Formación Springhill. Además, por estratigrafía de cementos, en este caso la precipitación del
cemento de cuarzo ha sido uno de los primeros procesos de la mesogénesis. En tal sentido, es conveniente
indicar que con mayor profundidad y temperatura la solubilidad de la sílice aumenta, por lo que se requiere
que las aguas porales tengan mucho mayores concentraciones de este componente. Nótese que la
precipitación de cuarzo a temperaturas de 80º C puede producirse con niveles del orden de 30 ppm de sílice
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en las aguas porales, mientras que a 160º C se necesitarán saturaciones superiores a las 140 ppm (Dapples,
1979; Land, 1984).
La observación de las texturas originadas por la precipitación de cuarzo permite deducir que normalmente la
proporción de cemento ha sido bastante reducida (del orden de 10 a 15 % en relación con la fracción
detrítica). Obviamente el desarrollo de cuarzo autígeno ha producido decrecimiento de la porosidad original;
pero sin embargo su presencia no puede considerarse perjudicial para los reservorios, ya que la precipitación
del cuarzo autígeno permite a la arenisca soportar mucho mejor los efectos de la compactación y de la
disolución por presión durante el soterramiento ulterior. De este modo puede preservarse una porosidad
moderada que luego puede ser receptora de petróleo y gas extraíbles. La escasa proporción de cemento de
cuarzo en las areniscas estudiadas se puede deber a efectos de sobrepresión (véase más adelante) y a la
inhibición del crecimiento por las pátinas de arcilla, la infiltración de glauconita sindiagenética y también (en
instancias tardías) por el emplazamiento de petróleo (cf. Worden y Morad, 2000; Jahren y Ramm, 2000).

Cementación carbonática
Si bien la calcita es el cemento más común de las areniscas clasto-soportadas, no aparece con frecuencia en
las sedimentitas de la Formación Springhill. Se identifica particularmente en los Yacimientos de An Aike, La
Menor (faja centro-oriental) y -en menor medida- en El Fabre (faja occidental) y La Porfiada (faja oriental).
Se distingue como cemento de calcita “en parche” rellenando poros residuales con textura microcristalina de
mosaico equigranular (granosubesparita), con contenidos de Mn+2 que varían entre 600 a 1200 ppm
otorgando luminiscencia con tonalidades naranja a rojiza. En casos muy aislados, se ha visto que la calcita
corroe incipientemente a los bordes de los granos de cuarzo.
La calcita es en el presente caso un producto de precipitación tardía, posterior al sobrecrecimiento de cuarzo
y previa a la caolinita autígena. Esta calcita tardía, precipitada en profundidad, permite inferir incremento de
pH junto con el de temperatura (Tucker, 2001). Se considera que las fuentes proveedoras de carbonato han
sido aguas circulantes en el subsuelo que incorporaron el carbonato disuelto en otros niveles estratigráficos,
así como de granos esqueletales, que son comunes en las facies de areniscas marinas de la Formación
Springhill y que han sido identificados en el presente estudio.
En forma muy localizada se ha identificado siderita que aparece como mosaicos microcristalinos producidos
por procesos de cementación tardíos. La siderita precipita cuando la actividad del carbonato es alta y la de
los sulfuros baja, por lo que su formación está favorecida por ambientes diagenéticos metánicos anóxicos
(Tucker, 2001).
La escasa proporción de cemento carbonático en las areniscas estudiadas puede ser atribuida a un aporte
importante de CO2 en el subsuelo, muy posiblemente como resultado de la descomposición parcial de la
materia orgánica (por ejemplo petróleo) ubicada en los poros. Así, su presencia puede producir descenso del
pH y causar disolución de calcita o impedir su precipitación (Blatt, 1992).

Autigénesis de argilominerales
Las arcillas pueden incorporarse a las areniscas por procesos deposicionales (matriz detrítica intersticial) o
por procesos diagenéticos (cementación). La presencia de arcillas es muy importante pues tiene fuerte efecto
sobre la porosidad y permeabilidad de las areniscas, reduciendo a veces seriamente el potencial como
reservorio.
En la Formación Springhill los cementos de argilominerales son bastante frecuentes, y en algunos casos
abundantes, y aparecen fundamentalmente en dos formas: como cemento rellenando poros o como
recubrimientos de arcilla. La precipitación de recubrimientos de arcilla (especialmente glauconita) es uno de
los eventos diagenéticos más tempranos que se registra en la unidad estudiada, y en general precede al
crecimiento de cuarzo o a la cementación de calcita. Este anillo puede quedar impregnado con hematita o
puede ser alterado a otros argilominerales con el avance de la diagénesis, e incluso cuando es espeso puede
inhibir la cementación ulterior y preservar la porosidad de la arenisca (cf. Jahren y Ramm, 2000).
En los poros entre los granos de las areniscas de la Formación Springhill la caolinita autígena es el
argilomineral más frecuente, seguida por la clorita. Si bien Tucker (2001) ha indicado que suele formar
“libros” de láminas pseudohexagonales apiladas, en cortes delgados de aprecia más bien como un fino
mosaico de baja birrefringencia, en partes con hábito vermicular. No obstante, no se descarta que en
profundidad, por acción de fluidos porales alcalinos y mayores temperaturas, se haya producido el reemplazo
pseudomórfico de caolinita por illita (Tucker, 2001). De acuerdo a este autor, la caolinita de relleno poral
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reduce la porosidad de las areniscas, pero tiene poco efecto en la permeabilidad. La clorita, por su parte
aparece en láminas alineadas de pocos micrones que se pueden orientar paralela y transversalmente con
respecto a la superficie de los granos, y también como laminillas aisladas que pueden formar parte de la
pseudomatriz.
En las areniscas estudiadas, la caolinita y la clorita se han formado muy seguramente a expensas de la
alteración de minerales detríticos lábiles (feldespatos, mafitos) y litoclastos. La precipitación de caolinita en
el ambiente diagenético se produjo en medios ácidos y bajos tenores de potasio, y puede haberse visto
favorecida por la descomposición de materia orgánica. La clorita, en cambio, ha precipitado en un medio con
temperaturas bastante elevadas a partir de fluidos más alcalinos que contienen escaso potasio y suficiente
cantidad de magnesio.

AMBIENTES Y SECUENCIAS DIAGENÉTICOS


Los cinco principales controles de las reacciones de diagénesis en areniscas son originariamente el ambiente
deposicional y el clima, la composición de los fragmentos minerales y líticos en la arenisca y el contenido
orgánico. A medida que se produce el soterramiento desempeña un rol especial la temperatura (gradiente
geotérmico), la profundidad, el tiempo de residencia bajo determinadas condiciones, la composición del agua
poral (salinidad, pH, Eh, tipos de iones disueltos) y la circulación del agua (dependiente a su vez de la
porosidad y la permeabilidad).
En la Formación Springhill los medios en los que tuvo lugar la sedimentación fueron bastante variados,
desde sistemas continentales fluviales hasta los de ambiente marino somero. Las condiciones climáticas
habrían sido templadas con variables niveles de humedad ambiente. El grado de soterramiento alcanzado por
las sedimentitas es variable según el sector de la cuenca en el que se las analice. En nuestra área de estudio,
hacia el flanco oriental las profundidades alcanzadas son bastante discretas (del orden de los 2000 m),
mientras que hacia el oeste se incrementan en forma progresiva y muy significativa (hasta 4000 m). El
tiempo de residencia de los materiales en el ambiente mesogenético ha sido altamente prolongado, ya que no
se registran importantes episodios de inversión tectónica que hayan producido ascensos significativos en las
masas de rocas de la cuenca, por supuesto que considerando únicamente al sector involucrado en el presente
estudio. Aún cuando en las areniscas de la Formación Springhill muestran una composición detrítica
relativamente simple por predominar en forma notoria las variedades cuarzosas, los restantes elementos de
control hacen que la secuencia de eventos diagenéticos resulte altamente compleja, incluyendo diversos
estados de precipitación química, compactación, disolución y reemplazo.

Reacciones en la zona eogenética


Como lo ha señalado Boggs (1992) hay muy poco potencial inicial para las reacciones químicas entre las
aguas marinas normales y la mayoría de los minerales silicáticos detríticos de las areniscas. En cambio, en
los sedimentos pelíticos marinos, sobre todo los más ricos en materia orgánica, pueden darse muy
importantes reacciones. En ellos los componentes más reactivos son los orgánicos (incluida la acción
bacteriana) que producen la acidificación de las aguas porales. Así, la migración de estos fluidos a capas de
areniscas adyacentes a las pelitas pueden producir reacciones con sus componentes más inestables, entre las
que se destacan la disolución de minerales lábiles de grano fino, la formación de argilominerales y de
glauconita e incluso el inicio de la precipitación de cuarzo como sobrecrecimiento (cf. Burley et al., 1985).
Uno de los procesos más significativos de la zona eogenética para las areniscas de la Formación Springhill es
el de la precipitación y nucleación de glauconita en cuerpos crecionales, material intersticial y pátinas. Por su
origen temprano en el propio ambiente marino, tanto los halos como la matriz glauconítica han sido
afectados por procesos de deformación durante las primeras etapas de la compactación (mecánica) de las
psamitas.

Reacciones en la zona mesogenética


En la zona mesogenética, la temperatura (el gradiente geotérmico), la presión geostática, la presión de
fluidos en los poros, las aguas fósiles y la materia orgánica disuelta son los principales factores de control en
los cambios texturales y composicionales de los sedimentos.
En el caso de las areniscas estudiadas es muy factible que el aumento de la temperatura y de la presión
geostática hayan favorecido la aceleración en las reacciones químicas, por lo que las fases minerales estables
o metaestables ante temperaturas eogenéticas pudieron volverse inestables con mayor soterramiento (cf.
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Boggs, 1992). Los estudios realizados muestran que a lo largo de los contactos entre los granos se produjeron
fenómenos de disolución por presión, con lo que debió incrementarse la concentración de sílice en las aguas
porales. Obviamente, la disolución por presión y la reprecipitación de la sílice debieron reducir la porosidad
de los sedimentos. No obstante, la buena calidad de los reservorios de la Formación Springhill muestra que
en condiciones mesogenéticas tuvieron que darse procesos que tendieran a preservar el espacio poral de las
areniscas. Una interpretación factible es la presencia de sobrepresión. Tucker (2001) ha indicado que si la
presión de fluidos en los poros de las areniscas es mayor que la presión hidrostática a esa profundidad
(estado de sobrepresión), las reacciones diagenéticas muestran retardos significativos y el stress entre los
granos se reduce, por lo que se favorece la permanencia de la porosidad primaria e incluso se puede generar
porosidad secundaria por fracturamiento hidráulico.
Durante la mesogénesis las aguas porales han ejercido también su influencia sobre las reacciones de
disolución y precipitación en las sedimentitas estudiadas. Su composición está determinada por las
reacciones químicas con diversos minerales y con la materia orgánica. En el caso de la Formación Springhill
las características químicas de las aguas porales se han adquirido por su tránsito dentro de la masa de
areniscas, pero esencialmente por su prolongada localización en sucesiones de lutitas organógenas
depositadas en los sistemas marinos distales del Cretácico en la Cuenca Austral (por ejemplo Formación
Palermo Aike y equivalentes), así como de las sucesiones volcaniclásticas de la subyacente “Serie Tobífera”.
Al ser expelidas por compactación, estas aguas enriquecidas en sílice disuelta y en cationes tales como K,
Na, Ca, Fe y Mg, saturaron las areniscas y produjeron los procesos de cementación y autigénesis de
minerales en ambiente mesogenético. Entre los ejemplos más significativos de los procesos acaecidos en la
unidad estudiada se encuentra la transformación de esmectita a illita que se inicia a 55º C con el desarrollo de
interestratificados I/Sm irregulares y con dominio de esmectita. A mayores temperaturas se produce una más
ordenada interestratificación, y con el K aportado por los feldespatos, las micas y el propio vidrio volcánico,
pasa a prevalecer la illita. La transformación completa de la esmectita ocurre a alrededor de 200º C. Durante
esta proceso de neoformación son liberados grandes volúmenes del agua de composición de la esmectita, la
que es fácilmente expulsada para alcanzar a los depósitos de areniscas en los que la sílice puede re-precipitar
como sobrecrecimientos de cuarzo o formar caolinita autígena. Por su parte el Ca se puede combinar con
iones carbonato para generar cementos de calcita o ankerita, en tanto que el Fe y el Mg pueden ser captados
en la formación de clorita y ankerita tardías.
El rol de la materia orgánica ha tenido también importancia sobre los procesos diagenéticos de las areniscas
de la Formación Springhill. A temperaturas de alrededor de 70-80º C y por lo común a menos de 1 km de
profundidad, la fermentación bacteriana produce metano, iones de bicarbonato y de hidrógeno. En las lutitas
se pueden formar ácidos carboxílicos solubles que suelen ser expelidos durante la deshidratación de arcillas
(transición esmectita/illita) e ingresan en las areniscas asociadas. A partir de los 120º C se inicia la
destrucción de los aniones carboxílicos, lo que con el aumento de la temperatura puede favorecer la
precipitación de los minerales carbonáticos (según Boggs, 1992, calcita ferrosa). Dada la tan tardía aparición
de los cementos carbonáticos en las areniscas de la Formación Springhill, se asume que su precipitación se
ha dado en este tipo de condiciones del soterramiento. Asimismo, no puede dejarse de considerar que durante
el soterramiento tiene lugar la generación de hidrocarburos (entre 1,5 y 3 Km de profundidad) y ello puede
favorecer la aparición de aguas porales ácidas que pueden atacar a granos y a los cementos carbonáticos
generando porosidad secundaria. Un hecho muy importante es que, tal como ocurre con la Formación
Springhill, la presencia de petróleo en los poros de las areniscas influye sobre la diagénesis, por ejemplo
inhibiendo la cementación, y preservando la porosidad y permeabilidad del reservorio.

SECUENCIALIDAD DIAGENÉTICA
Los estudios petrográficos de alta resolución sobre la diagénesis de las areniscas, permiten establecer un
ordenamiento de los procesos que han acaecido durante la historia postdeposicional de las sedimentitas. En
general, estos análisis se basan en el trabajo pionero de Surdam et al. (1989), mientras que aportes más
modernos de secuencialidad diagenética en arenitas cuarzosas se deben a Ryu y Niem (1999), Marfil et al.
(2000), Hartmann et al. (2000), Kraishan et al. (2000) y Ketzer et al. (2002). En la Formación Springhill, los
informes petrográficos de los que se dispone han considerado las cuestiones de secuencialidad diagenética
empleando esa misma metodología.
En el presente trabajo se ha efectuado análisis de secuencialidad sobre la base de los tipos petrográficos de
areniscas y las regiones de la cuenca a las que convencionalmente se dividiera a la Formación Springhill en
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área de “plataforma” (Pedrazzini y Cagnolatti, 2002), y fajas oriental, centro-oriental y occidental de la


región de “talud” de los citados autores.

Figura 3. Secuencia diagenética sintética para las areniscas cuarzosas de la Formación Springhill. A: región
de “plataforma”. B: faja oriental de la región de “talud”. C: faja centro-oriental de la región de “talud”. D:
faja occidental de la región de “talud”.
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De la observación de la Fig. 3 se puede apreciar que existen diferencias bastante significativas en los
procesos diagenéticos y en la secuencialidad de acuerdo a las mencionadas regiones. Así, en el ámbito de la
“plataforma”, los procesos de diagénesis son escasos y tienen poca intensidad relativa (Fig. 3A). Sólo se
destacan la infiltración eogenética de glauconita y arcillas (como pseudomatriz) y la cementación
mesogenética de caolinita que debió ocurrir a escasa temperatura (posiblemente inferior a los 90º C), ya que
estas sedimentitas han sido soterradas a poca profundidad (menos de 2000 m).
Para la región del “talud” se encuentran muy singulares diferencias cuando se comparan los sondeos de la
faja oriental y los de las fajas centro-oriental y occidental. Los procesos eogenéticos son bastante similares
en todas ellas y se caracterizan esencialmente por la infiltración de arcilla con formación de pseudomatriz, la
precipitación de glauconita en nódulos y la compactación mecánica inicial. En la faja oriental (Fig. 3B) los
procesos más destacables en condiciones mesogenéticas son el crecimiento secundario de cuarzo y la
reprecipitación silícea asociada a los procesos de compactación química de disolución por presión y
estilolitización. Como se advierte en la Fig. 3C, en la faja centro-oriental se definen más variados procesos y
productos diagenéticos, y –en comparación con la faja oriental- se hacen importantes la cementación
mesogenética por calcita y por caolinita. Por último, en la faja occidental, la diagénesis tardía por
soterramiento es aún más intensa y diversa en comparación con las zonas antes descriptas (Fig. 3D), y
adquieren preponderancia los procesos de cementación por crecimiento secundario de cuarzo, la disolución
bajo presión (incluida la estilolitización) y reprecipitación de cuarzo, la cementación de caolinita y la
migración de hidrocarburos.

INTERPRETACIONES GENERALES SOBRE LA DIAGÉNESIS DE LA FORMACIÓN


SPRINGHILL
El diagrama de la Fig. 4 permite encontrar explicaciones para las diferencias encontradas en la variabilidad e
intensidad de los procesos y en el ordenamiento de las transformaciones diagenéticas. En el sondeo de Ría
Coyle, del área de “plataforma” y en el que la Formación Springhill (de probable edad Hauteriviana a
Albiana, cf. Pedrazzini y Cagnolatti, 2002) se encuentra a mucho menor profundidad, las reacciones
diagenéticas se debieron producir a temperaturas relativamente bajas, del orden de los 90º C a 100º C
(Hartmann et al., 2000; Kraishan et al., 2000). En cambio, en las fajas de la región del “talud”, en las que la
Formación Springhill se encuentra a mucho mayor profundidad (y se asume como de mayor antigüedad
estratigráfica, del Valanginiano temprano, Pedrazzini y Cagnolatti, 2002), las temperaturas alcanzadas para
que se produzcan las reacciones mesogenéticas más intensas han sido considerablemente más altas, como lo
muestran los valores obtenidos por medición directa en la parte inferior de los sondeos (Fig. 4).

Figura 4. Diagrama de localización en profundidad de las sucesiones


sedimentarias cretácico-terciarias a efectos de comparar los pasajes entre
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unidades estratigráficas en la región de “plataforma” y en las distintas fajas en las que se ha subdividido a la
región de “talud”.

A partir de la información disponible de las perforaciones y de los procesos diagenéticos definidos en este
trabajo se ha preparado el diagrama de la Fig. 5 en el que se intenta la reconstrucción de la historia del
soterramiento y térmica de la Formación Springhill para la región de “talud”. La línea delgada interior
muestra las profundidades de soterramiento que se alcanzaron con el tiempo geológico y los valores
aproximados de temperatura a los que estuvo sometida la unidad durante el Cretácico y Terciario. Junto a
este diagrama se indican los principales procesos diagenéticos en relación con el tiempo de permanencia en
subsuelo, la variación de profundidad y de temperatura.

Figura 5. Diagrama de soterramiento e historia térmica de la Formación Springhill en la región de “talud” en


el que se consigna el desarrollo de los principales procesos diagenéticos. Información de base procedente del
sondeo El Cerrito x-1. Relación temperatura/ profundidad de Kraishan et al. (2000).

CONCLUSIONES
Mediante estudios petrográficos convencionales y bajo catodoluminiscencia se definen los rasgos
diagenéticos de las areniscas de la Formación Springhill en el área de la Fig. 1, se infieren los procesos y
condiciones bajo las que se produjeron estos cambios postdeposicionales, y se determina su secuencialidad
relativa y absoluta.
Se efectúa un tratamiento detallado de los procesos diagenéticos de compactación, disolución por presión,
cementación silícea, cementación carbonática y autigénesis de argilominerales.
Se definen los principales controles sobre los procesos y productos diagenéticos de la Formación Springhill,
y se discuten las reacciones de mayor impacto acaecidas en las zonas eogenética y mesogenética.
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Se establecen importantes diferencias en la secuencialidad de los procesos y productos diagenéticos para las
áreas de “plataforma” y “talud”. En esta última se discriminan con claridad tres fajas (oriental, centro-
oriental y occidental) caracterizadas por distintos procesos y grado de secuencialidad.
La variabilidad e intensidad de los procesos y el ordenamiento de las transformaciones diagenéticas se
analizan a la luz de diferencias estratigráficas, de profundidad de localización de la Formación Springhill y
de las condiciones de soterramiento alcanzadas, en especial los cambios en la temperatura del sistema. Se
propone un diagrama de soterramiento e historia térmica para la Formación Springhill en la región de
“talud”, con la localización y tendencias evolutivas para los principales procesos diagenéticos.
El presente estudio permite concluir que la calidad de los reservorios de la Formación Springhill ha estado
controlada por la textura original del sedimento, la intensidad de los procesos eogenéticos, y los procesos
selectivos de disolución y reprecipitación bajo presión en condiciones mesogenéticas.

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