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Índice general

Prefacio III

1. Dinámica Topológica: Generalidades 1


1.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.2. Dinámica topológica discreta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.2.1. Conceptos básicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2.2. Equicontinuidad, Sensibilidad y Transitividad . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.2.3. Atractores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1.3. Dinámica Simbólica y los shift . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

2. Autómatas Celulares 17
2.1. Introducción y nota histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
2.2. Definición de Autómatas Celulares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

3. (k1 , · · · , kd )-Autómatas Celulares 23


3.1. Definición y caracterización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
3.2. Algunas propiedades dinámicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
3.2.1. k-autómatas celulares sobreyectivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
3.2.2. k-autómatas celulares permutativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
3.2.3. Acerca de la equicontinuidad, transitividad, sensibilidad y expansividad . . . 36
3.3. Comentarios finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

Bibliografı́a 45
ii
Prefacio

Estas notas fueron preparadas como base para un minicurso que fue dictado en el marco del
trigésimo aniversario del Postgrado de Matemáticas de la Universidad Central de Venezuela en
Octubre de 2006.

En el primero de los capı́tulos se hace una presentación, rápida y superficial, de conceptos y


propiedades básicas de la dinámica topológica; mientras que en el segundo se introduce la noción
clásica de autómata celular, como un ejemplo especial de sistemas dinámicos discretos en espa-
cios simbólicos. Intencionalmente, en ese capı́tulo, no se hace ninguna exposición de propiedades
dinámicas, globales o locales, de los autómatas celulares puesto que en el siguiente, y último, se
introduce el concepto de (n1 , · · · , nd )-autómata celular; que es una extensión del concepto clásico
manteniendo la finitud del alfabeto (conjunto de sı́mbolos), pero permitiendo que sean varias (fi-
nitas) las reglas locales mediante las cuales se rige la evolución de los estados en cada célula del
retı́culo. Para este nuevo tipo de sistemas dinámicos se discuten, fundamentalmente, extensiones
de propiedades dinámicas ya conocidas en los autómatas celulares. Algunos cortos comentarios
son necesarios acerca este concepto. En primer lugar, todo (n1 , · · · , nd )-autómata celular es to-
pológicamente conjugado a un autómata celular clásico, solo que el alfabeto de este último es un
producto cartesiano del primero; ello justifica, en cierta forma, este manuscrito. Por otro lado,
no todas las extensiones a las que nos referimos son directas, algunas consideraciones especiales
existen, ello debido a la no uniformidad de la ley local que gobierna los cambios de estado. A pesar
que el concepto se presenta en retı́culos d-dimensionales, de hecho en Zd , la colección de resultados
expuestos se restringen al caso d = 1.

Lamentamos no abordar temas clásicos de la Teorı́a Ergódica que son estrechamente ligados a
la dinámica topológica. Igualmente es lamentable no considerar ningún aspecto de los (n1 , · · · , nd )-
autómatas celulares lineales (o aditivos); ası́ como la ausencia de ejercicios que pudiesen tener algún
valor instructivo.

Sugerimos al lector remitirse a la lista de referencias bibliográficas, notablemente pequeña y en


su mayorı́a sobre dinámica de autómatas celulares, donde posiblemente encontrará una fuente de
inspiración para continuar anexando resultados a la lista expuesta en el tercer capı́tulo.

Finalmente debo agradecer al Comité Organizador del XXX Aniversario del Postgrado de
Matemáticas, y muy especialmente al Prof. Daniel Barráez, por honrarme al considerarme para
conformar la lista de facilitadores de los cursos a ser dictados en conmemoración del aniversario de
tan prestigioso programa de postgrado en Matemáticas. Tal honra también ha servido de estı́mulo
iv

para obligarme a organizar un conjunto de manuscritos personales sobre el tema, los cuales se
encontraban dispersos, y hasta extraviados. Agradecimientos también a Minoru Akiyama y Ramón
Vivas por la desinteresada colaboración en la lectura del manuscrito original, y hacerme notar
algunas mejoras en el mismo. Iguales palabras al personal de la Unidad de Investigación en Ciencias
Matemáticas de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado por su apoyo logı́stico en la
preparación de las notas.

Neptalı́ Romero
1
Dinámica Topológica: Generalidades

1.1. Introducción
Comenzaremos estas notas con una breve introducción a lo que podrı́a considerarse los aspectos
más generales de la teorı́a de dinámica topológica. Aunque existe un considerable número de libros
que sobre el área, remitimos, por ejemplo, a los textos [3], [44] y [40], donde se realiza una exposición
más detallada, con abundantes y clásicos ejemplos, de esta área de la teorı́a general de los sistemas
dinámicos.
La génesis de la teorı́a matemática de los sistemas dinámicos se encuentra en la mecánica
analı́tica de Newton. A finales del siglo XIX y comienzos del siguiente, el interés por la obtención
explı́cita de las soluciones de las ecuaciones de la dinámica fue mudando hacia un estudio cualitativo
de las mismas; célebres nombres como Poincaré, Lyapunov y Birkhoff (entre otros) sentaron las
bases modernas de los sistemas dinámicos, las cuales fueron tomaron la forma y nomenclatura
actual hacia la década de los años 1960 con los significativos aportes de Anosov, Peixoto y Smale,
como representantes de distintas escuelas.
Existen algunos conceptos claves iniciales en esta teorı́a; el primero de ellos: el espacio fase o
espacio de estados, el cual recoge en un conjunto los estados de un sistema, los elementos del espacio
de estados. Por ejemplo, el conjunto de estados de un sistema de n partı́culas consiste de todas sus
posiciones y momentos; dado que la posición y momento de una partı́cula son representadas por
vectores tridimensionales, se requieren 6n números reales para describir un posible estado de las n
partı́culas; el espacio de fase es por tanto un espacio abstarcto de dimensión 6n. Por otro lado, los
cambios de estados son concebidos como movimientos en el espacio fase, los cuales dependen de
un determinado conjunto que mide el tiempo, generalmente R, [0, +∞), Z o N. Tales movimientos
son determinados por una aplicación S que asigna a cada estado x del sistema y cada tiempo t, el
estado S(t, x) que es la evolución del estado x transcurrido el tiempo t y que además respecta la
estructura de transición. Más explı́citamente, un sistema dinámico es un triplete (T, X, S), donde
T es el conjunto con el que se mide el tiempo, X es el espacio fase y S : T × X − → X es la ley que
rige los cambios de estados, la cual satisface las siguientes propiedades generales:

S(0, x) = x, para todo x ∈ X (en el tiempo inicial no hay cambios de estados); y

S(t, S(s, x)) = S(t + s, x), para todo t, s ∈ S y x ∈ X.

Cuando T = R o [0, +∞), el sistema dinámico se dice continuo; caso contrario se denomina discreto.
2

Al considerar, para t ∈ T , la aplicación S t : X −


→ X dada por S t (x) = S(t, x), se tiene un conjunto
{S }t∈T de transformaciones de X las cuales satisfacen claramente:
t

S 0 = IX (identidad en X), y S t ◦ S s = S t+s ;


es decir, {S t }t∈T es un semigrupo cuando T = [0, +∞) o N, y es un grupo si T = R o Z. En
ocasiones a S se le conoce con el nombre de flujo del sistema (o semiflujo, según sea el caso). Al
movimiento global de un estado en particular x ∈ X; esto es {S(t, x) : t ∈ T }, se le denomina
órbita (o trayectoria) de x. Tal conjunto determina en X una curva en el caso de que el sistema
dinámico sea continuo, o una sucesión de puntos en X en el caso discreto.
Haciendo uso (aproximado) de las palabras de G. D. Birkhoff en el año 1927: “ . . . el objetivo
final de la teorı́a de los movimientos de sistemas dinámicos debe estar dirigido hacia la determi-
nación cualitativa de todos los posibles tipos de movimientos y la interrelación entre ellos. . .”,
puede decirse que la teorı́a moderna de los sistemas dinámicos se ubica, genéricamente, en tres
grandes bloques, no necesariamente independientes: dinámica diferenciable, dinámica topológica
y teorı́a ergódica. El primero trata del estudio de propiedades geométricas y diferenciales de la
estructura de órbitas de sistemas dinámicos referentes a: aplicaciones diferenciables definidas en
variedades (caso discreto), y flujos derivados de campos diferenciables de vectores sobre los espa-
cios tangentes de tales estructuras diferenciables; el segundo trata sobre los aspectos topológicos
de transformaciones continuas y flujos en espacios topológicos, mientras que la teorı́a ergódica se
refiere al estudio de las propiedades estadı́sticas de las órbitas tanto de transformaciones como
flujos medibles definidos sobre espacios medibles, generalmente espacios de probabilidad.

1.2. Dinámica topológica discreta


En adelante estaremos considerando exclusivamente sistemas dinámicos discretos; esto es,
(T, X, S) donde T = N o Z; X un espacio topológico, de hecho lo consideraremos métrico y
compacto; y S : T × X − → X por lo menos continuo. Consideremos el tiempo uno del flujo S;
es decir, la aplicación S 1 : X − → X donde S 1 (x) = S(1, x) para cada x ∈ X. En primer lugar
note que si T = Z, para cada n ∈ Z la aplicación S n es un homeomorfismo; además satisface
1
Sn = S · · ◦ S1 ; en este caso el sistema dinámico se dice reversible. Cuando el conjunto de tiem-
 ◦ ·
n veces
po es N, la anterior identidad continúa siendo verdadera pero sólo para los enteros no negativos,
a menos que le tiempo uno S 1 sea un homeomorfismo. De cualquier manera, el movimiento global
(la dinámica del sistema) es completa descrita por la aplicación S 1 ; es decir, un sistema dinámico
discreto en el espacio X es dado por cualquier f : X − → X continua.
De esta forma, si (X, f ) un sistema dinámico discreto, para cualquier x en X, su órbita es
la colección de todos los posibles estados f n (x). Cuando f es homeomorfismo n varı́a en Z; caso
3

contrario n ∈ N. Este conjunto se denota por O(x). Es obvio que independientemente de la


invertibilidad de f , la colección de estados en tiempos positivos siempre es parte de la órbita de x;
se acostrubra denominarla órbita positiva (es la evolución del estado x hacia el futuro). Observe
que el conjunto de órbitas de (X, f ) está relacionado con la ecuación en diferencias de primer orden

⎨n ∈ Z, si f es invertible
xn+1 = f (xn ), donde ;
⎩n ≥ 0, caso contrario

de hecho las soluciones de esta ecuación son las órbitas del sistema. También es posible hacer una
asociación entre sistemas dinámicos discretos y las ecuaciones en diferencia de orden superior; por
ejemplo, considere X un espacio métrico compacto y f : X k − → X (k ≥ 2) una aplicación continua,
la cual determina la ecuación en diferencias de orden k:
xn+k = f (xn , xn+1 , · · · , xn+k−1 ), n = 0, 1, · · · (1.1)
Entonces al considerar F : X k −
→ X k definida mediante
F (x0 , · · · , xk−1 ) = (x1 , · · · , xk−1 , f (x0 , · · · , xk−1 ),
las soluciones de (1.1) están en correspondencia biunı́voca con las órbitas futuras de los estados
del sistema dinámico (X k , F ).
Siendo un poco más especı́fico, la dinámica topológica de un sistema dinámico (X, T ) trata
sobre la descripción topológica del comportamiento asintótico de las órbitas del sistema; esto
concierne con lo que puede ocurrir con {x, T (x), T 2 (x), · · · , } cuando n −
→ +∞; donde T n (x) =
(T ◦ · · · ◦ T )(x). Aunque son muy variados los aspectos y subáreas a considerar, existen conceptos
  
n veces
centrales para llevar a cabo un tal estudio; entre ellos:
comportamiento local: equicontinuidad, sensibilidad y expansividad;

comportamiento global: transitividad y caos;

puntos periódicos y su densidad;

atractores y conjuntos lı́mites;

entropı́a topológica y exponentes de Lyapunov; estos últimos relacionados con conceptos


fundamentales de la teorı́a ergódica.
En estas notas trataremos muy sucintamente algunos aspectos generales de la dinámica to-
pológica, para ası́ abordar el estudio de esas propiedades de sistemas dinámicos discretos particu-
lares: los autómatas celulares, y más generalmente de las transformaciones definidas en espacios de
sı́mbolos que conmutan con potencias de especiales transformaciones en tales espacios: los shifts,
también denominados desplazamientos.
4

1.2.1. Conceptos básicos


Consideremos un sistema dinámico (X, T ), donde X es un espacio métrico compacto y T : X

→ X continua.
Un conjunto Y ⊂ X se dice: T -invariante, o simplemente invariante, si T (Y ) ⊂ Y ; y fuerte-
mente invariante, si T (Y ) = Y .
Note que en cualquiera de los casos, (Y, T ) también define una dinámica. Observe que las órbitas
de cualquier sistema dinámico son invariantes, de hecho también lo es su clausura.

Definición 1.1. Un homomorfismo entre los sistemas dinámicos (X, T ) y (Y, S) es cualquier
aplicación continua ϕ : X −
→ Y tal que ϕ ◦ T = S ◦ ϕ; esto significa que el diagrama
T -
X X

ϕ ϕ
? ?
Y - Y
S
es conmutativo. Cuando ϕ es un homeomorfismo, se le denomina conjugación, y los sistemas
dinámicos son topológicamente conjugados. Si ϕ es sobreyectiva, entonces se denomina una semi-
conjugación, y se dice que (Y, S) es un factor de (X, T ).

Observe que una conjugación establece una correspondencia biunı́voca entre los conjuntos de
órbitas en cada sistema dinámico; de allı́ su importancia, pues ofrece una clasificación topológica
de los sistemas dinámicos. Es simple verificar que la relación de conjugación es de equivalencia.

Definición 1.2. Dados un sistema dinámico (X, T ) y un punto x ∈ X:

1. x se dice periódico, si existe n ≥ 1 tal que T n (x) = x; al menor entero con tal propiedad se
le denomina perı́odo de x. Al conjunto de puntos periódicos lo denotamos por P er(T ).

2. x es eventualmente periódico, si existe m ≥ 0 tal que T m (x) es periódico; es decir, existe


n ≥ 1 tal que T n+m (x) = T m (x). En el caso que m ≥ 1, x se dice preperiódico.

3. el omega lı́mite (ω-lı́mite) de x, denotado por ω(x), es el conjunto de todos los puntos y ∈ X
para los cuales existe una sucesión (nk )k≥0 con nk  +∞ tal que lı́m T nk (x) = y. Cuando
k
T es homeomorfismo, existe el alfa lı́mite (α-lı́mite) de x, α(x), que no es otra cosa que el
ω-lı́mite de x para T −1 . Al punto x se le dice recurrente si x ∈ ω(x).

4. x es no errante si para cualquier abierto U de X, existe n ≥ 1 tal que T n (U) ∩ U


= ∅. Al
conjunto de puntos no errantes se le denota por Ω(T ), o simplemente Ω.
5

Observe que la órbita positiva de un punto x es finita si, y sólo si, x es eventualmente periódico.
Además, si T es homeomorfismo y x eventualmente periódico, entonces x es periódico; en tal caso
la órbita completa (incluyendo tiempos negativos) es finita. Suponga que T no es invertible, luego
es claro que no tenemos capacidad para hablar de órbitas completas; sin embargo algunos puntos (u
estados) admiten distintos pasados; más precisamente, un punto x se dice que tiene una preórbita
cuando existe una sucesión (xn )n≥0 en X tal que: x0 = x y T (xn+1 ) = xn para cada n ≥ 0. Por otro
lado, no es difı́cil demostrar que el conjunto ω-lı́mite de cualquier punto x es cerrado, invariante

y no vacı́o; de hecho ω(x) = {T m (x) : m ≥ n}, donde A denota la clausura del conjunto A.
n≥0
Igualmente se verifica que el conjunto no errante Ω(T ) también es compacto e invariante; además,
tal conjunto contiene todas las recurrencias del sistema dinámico, más precisamente, si denotamos

por L+ (T ) al conjunto lı́mite de X, que es la clausura de ω(x), entonces P er(T ) ⊂ L+ ⊂ Ω(T ).


x∈X

1.2.2. Equicontinuidad, Sensibilidad y Transitividad


Consideremos un sistema dinámico (X, T ), donde X es dotado de una métrica d que lo hace
compacto y T continua.

Definición 1.3. Un punto x ∈ X se dice equicontinuo, o Lyapunov estable, si para cada  >
0 existe δ > 0 tal que, para todo y ∈ Bδ (x) y cada n ≥ 0 se tiene d(T n (y), T n(x)) < . Al
conjuntos de puntos de equicontinuidad se le denota por Eq(T ). Cuando Eq(T ) = X, se dice que
T es equicontinuo; y si Eq(T ) contiene una interseccioń de abiertos y densos (Eq(T ) es residual),
entonces T se dice casi equicontinuo.

B (T (x)) B (T 2 (x)) B (T n (x))


Bδ (x)
x T (x) T 2 (x) T n (x)
··· ···
y

Figura 1.1: Comportamiento de puntos Lyapunov estables, o equicontinuos.

Note que la noción de equicontinuidad de un punto está asociada con la idea que las órbitas de
puntos arbitrariamente próximos de x no se separan de la órbita de x. También es simple verificar
que el conjunto de puntos equicontinuos es inversamente invariante; es decir, T −1 (Eq(T )) ⊂ Eq(T ).
Cuando el espacio métrico X es compacto y el sistema dinámico (X, T ) es equicontinuo, existe
cierta uniformidad en la selección de la constante δ en la definición anterior. Antes de ofrecer el
enunciado preciso, y su demostración, recordemos que que si U es una cobertura abierta de X,
6

entonces existe una constante δ > 0, conocida como número de Lebesgue de U, tal que para cada
x ∈ X existe U ∈ U que contiene a la bola abierta Bδ (x).

Teorema 1.1. Si el sistema dinámico (X, T ) es equicontinuo, entonces para todo  > 0 exite δ > 0
(dependiendo sólo de ), tal que para todo x, y ∈ X con d(x, y) < δ se tiene d(T n (x), T n (y)) < ,
cualquiera sea n ≥ 0. Además, existe una métrica d equivalente a d tal que, d (T (x), T (y)) ≤
d (x, y) para todo x, y ∈ X.

Demostración: Dado que Eq(T ) = X, para cada x ∈ X y  > 0 existe δx, > 0 (dependiendo
de x y ) tal que, para todo y ∈ Bδx, (x) y n ≥ 0 se cumple d(T n (x), T n (y)) < 2 . Obviamente
{Bδx, (x) : x ∈ X} es una cobertura abierta de X. Sea δ > 0 su número de Lebesgue. Por tanto,
para todo x, y ∈ X con d(x, y) < δ, existe z ∈ X tal que Bδ (x) ⊂ Bδz, (z). Esto implica que
d(T n (x), T n (y)) <  para todo n ≥ 0; que es justamente la propiedad de uniformidad a la que se
hizo referencia arriba.
Para demostrar la segunda parte del teorema basta verificar que en la métrica d (x, y) =
sup{d(T n (x), T n (y)) : n ≥ 0}, la transformación identidad I : (X, d ) −
→ (X, d) es un homeo-
morfismo; note que d (T (x), T (y)) ≤ d (x, y) y d(x, y) ≤ d (x, y).

Definición 1.4. El sistema dinámico (X, T ), o T , se dice sensible a las condiciones iniciales, o
simplemente sensible, si existe  > 0 tal que para todo δ > 0 y x ∈ X existen y ∈ Bδ (x) y n ≥ 1
de forma que d(T n (y), T n (x)) ≥ . A la constante  se le conoce con el nombre de constante de
sensibilidad.

La sensibilidaddad a las condiciones iniciales en un sistema dinámico complica el comporta-


miento asintótico de sus órbitas, pues aunque es una noción práctica, tiene consigo dramáticas
consecuencias. Supongamos que se desean estudiar las soluciones de una ecuación diferencial no
lineal, las cuales generalmente, como se sabe desde Poincaré al final del siglo XIX, no pueden ser
obtenidas por métodos analı́ticos. Entonces se procede, por algún método, a discretizar la ecuación
diferencial, esto origina un sistema dinámico discreto; a través del cual, y mediante el Análisis
Numérico y el uso del computador, se intenta obtener un conjunto de valores, a partir de unos
datos iniciales, que determinan una tal solución aproximada de la ecuación diferencial. Ahora bien,
si el sistema discreto obtenido es sensible, y dado que la aritmética del computador no está libre
de cometer errores, esa propiedad métrica no asegura que los datos obtenidos experimentalmente
sean lo suficientemente buenos como para que correspondan a una solución bastante próxima de la
ecuación diferencial considerada. Esta es una de las razones por las cuales el sistema atmosférico
no es predictible a espacios de tiempo grande. Ası́ pues, la sensibilidad siempre está relacionada
con diferentes nociones de caos que se encuentran en la literatura.
7

Puede demostrarse sin ninguna complicación que la sensibilidad de un sistema dinámico implica
la ausencia de puntos equicontinuos. El recı́proco en general no es verdadero; es posible construir
sistemas dinámicos que no teniendo puntos de equicontinuidad, tampoco son sensibles. En [44] (ver
Example 2.28, pp. 62) es mostrado un ejemplo con tales propiedades.

Definición 1.5. Un sistema dinámico (X, T ) se dice positivamente expansivo si existe una cons-
tante  > 0, denominada constante de expansividad, tal que para todo x, y ∈ X, con x
= y, existe
n ≥ 0 tal que d(T n (x), T n (y)) ≥ .

Observe que si X es perfecto (ningún punto es aislado), entonces todo sistema dinámico (X, T )
positivamente expansivo es sensible. El recı́proco no es verdadero, pueden construirse sistemas
dinámicos sensibles que no son positivamente expansivos; por ejemplo f (x) = 4x(1 − x), con
x ∈ [0, 1], tiene tal propiedad.
Cuando la transformación T : X − → X sea homeomorfismo, también se incluye otro tipo de
expansividad. La definición es como sigue.

Definición 1.6. Un sistema dinámico (X, T ), con T homeomorfismo, se dice expansivo si existe
una constante  > 0, denominada constante de expansividad, tal que para todo x, y ∈ X, con x
= y,
existe n ∈ Z tal que d(T n (x), T n (y)) ≥ .

Obviamente expansividad positiva implica expansividad. Pueden construirse ejemplos que mues-
tran la falsedad del recı́proco.

Definición 1.7. Se dice que el sistema dinámico (X, T ), o T , es:

1. topológicamente transitivo (o transitivo) si para todo par de abiertos no vacı́os U, V de X,


existe n ≥ 1 tal que T n (U) ∩ V
= ∅.

2. topológicamente mixing (o mixing) si para todo par de abiertos no vacı́os U, V de X, existe


N ≥ 1 tal que T n (U) ∩ V
= ∅ siempre que n ≥ N.

La noción de transitividad además de ofrecer intuitivamente alguna idea de inestabilidad, tam-


bién dice que el conjunto de órbitas del sistema es indescomponible; esto es, X no se puede expresar
como la unión de dos abiertos no vacı́os, disjuntos e invariantes. Es simple verificar que los sistemas
transitivos son sobreyectivos. Existen algunas útiles, y variadas, caracterizaciones de la transitivi-
dad (véase por ejemplo [42]), entre las más populares:

Proposición 1.1. Para un sistema dinámico (X, T ) con X compacto y T continua, las siguientes
condiciones son equivalentes:

1. T es transitivo.
8

2. Para cada abierto U de X, T −n (U) es denso en X.


n≥0

3. El conjunto de puntos x tales que su órbita es densa (ω(x) = X) es un conjunto Gδ (inter-


sección numerable de abiertos y densos), en particular tal conjunto de puntos es residual.

Demostración:
(1 =⇒ 2) Sigue inmediatamente de la propia definición de transitividad.

(2 =⇒ 3) Sea (Um )m≥0 una base numerable de X. Para cada m ≥ 0, T −n (Um ) es denso

n≥0

en X. Dado que todo espacio métrico es de Baire, T −n (Um ) es no vacı́o y denso. Sea

m≥0 n≥0

x∈ T −n (Um ), luego para todo m ≥ 0 existe n ≥ 0 tal que T n (x) ∈ Um . Esto implica que
m≥0 n≥0
la órbita positiva de x es densa en X, pues todo abierto no vacı́o es unión de una colección en
(Um )m≥0 .
(3 =⇒ 1) Sean U, V abiertos no vacı́os en X y x ∈ X tal que ω(x) = X. Entonces podemos elegir
enteros n > m ≥ 1 tales que T m (x) ∈ U y T n (x) ∈ V , luego es claro que T n−m (U) ∩ V
= ∅.

Es simple verificar que la transitividad es una propiedad topológica; es decir, si (X, T ), (Y, S)
son sistemas dinámicos y h : X −→ Y es una conjugación, entonces T es transitivo si, y sólo si, S
también lo es.
Una noción más fuerte de indescomponibilidad es la de minimalidad:

Definición 1.8. Dado un sistema dinámico (X, T ). Se dice que un conjunto Λ ⊂ X es minimal
si: es invariante por T (T (Λ) ⊂ Λ) y no contiene subconjuntos propios invariantes.

Observe que las órbitas periódicas son minimales; mas no ası́ cualquier órbita. Por ejemplo, la
órbita de puntos preperiódicos no es minimal pues ella contiene propiamente una órbita periódica.
La existencia de conjuntos minimales en un conjunto compacto Y ⊂ X está garantizada por el
Lema de Zorn. Además, no es difı́cil mostrar que un conjunto Λ es minimal si, y sólo si, ω(x) = Λ
para todo x ∈ Λ.
A continuación mostraremos un par de consecuencias generales a partir de la transitividad y
la propiedad mixing de un sistema dinámico. Remitimos a [3], [4], [31] y [44] donde una colección
de resultados en esa misma dirección son expuestos.

Teorema 1.2. Como antes, X es un dotado de una métrica d que lo hace compacto y sea T : X

→ X continua.

1. Si T es transitivo, entonces o es sensible, o bien es casi equicontinuo.


9

2. Si T es topológicamente mixing y X es no trivial (tiene al menos dos puntos), entonces T es


sensible.

Demostración:
1. Para cada  > 0 denotamos por Eq (T ) al conjunto de todos los puntos x ∈ X para los cuales
existe δ > 0 tal que para cada y, z ∈ Bδ (x) y cada n ≥ 0 se tiene d(T n (y), T (z)) < . Puede
demostrase sin mucho trabajo que Eq (T ) es inversamente invariante (T −1 (Eq (T )) ⊂ Eq (T )),

abierto y además Eq(T ) = m≥1 Eq 1 (T ).
m
Afirmamos que para todo  > 0, Eq (T ) es denso, o en su defecto, vacı́o. Supongamos que
para algún  > 0 se tiene que Eq (T ) es no vacı́o y no denso. Claramente U = X \ Eq (T )
es abierto y no vacı́o. Como T es transitivo, existe n ≥ 1 tal que U ∩ T −n (Eq (T ))
= ∅; pero
U ∩ T −n (Eq (T )) ⊂ U ∩ Eq (T ) = ∅. Luego la afirmación sigue. Ahora bien, si Eq (T )
= ∅ para
todo , entonces Eq(T ) es un conjunto residual y por tanto T es casi equicontinuo. Por otra parte,
si para algún  se tiene Eq (T ) = ∅, entonces T es sensible con constante de sensibilidad 2 . De
hecho, para cada x ∈ X y δ > 0 existen y, z ∈ Bδ (x) y n ≥ 0 tales que d(T n (y), T n (z)) ≥ . Esto
implica que d(T n (x), T n (y)) ≥ 2 o d(T n (x), T n (z)) ≥ 2 . Ası́ la demostración de la primera parte
del teorema está completa.
2. Sean x1 , x2 puntos distintos en X y  = d(x14,x2 ) . Para cada x ∈ X y δ > 0, podemos escoger
(por hipótesis) n ≥ 1 tal que T n (Bδ (x)) ∩ B (x1 )
= ∅ y T n (Bδ (x)) ∩ B (x2 )
= ∅. De esta forma en
Bδ (x) hay puntos y, z tales que d(T n (y), x1) <  y d(T n (z), x2 ) < . Finalmente, como

d(T n (y), T n (z)) ≥ d(x1 , x2 ) − d(T n (y), x1 ) − d(T n (z), x2 ) ≥ 2,

entonces d(T n (y), T n(x)) ≥ , o d(T n (z), T n (x)) ≥ .

Comentario 1.1. En la teorı́a ergódica, una noción fundamental de indescomponiblidad es la


ergodicidad. Supongamos que se tienen: un conjunto X con una σ-álgebra A, una medida de
probabilidad μ definida en A y una transformación μ-medible T : X − → X; es decir, T −1 (A) ∈ A
para todo A ∈ A. Se dice que la probabilidad μ es T -invariante si μ(T −1 (A)) = μ(A) para
cada A ∈ A. Una medida μ, T -invariante, se dice ergódica (o que T es μ-ergódico), si para todo
conjunto medible A, invariante por T , se tiene μ(A) = 0, o bien μ(A) = 1. La existencia de
medidas de probabilidad ergódicas indican que el sistema dinamico probabilı́stico (X, A, T, μ) no
puede descomponerse como unión de dos conjuntos medibles no vacı́os y T -invariantes ambos con
medida positiva.
Unas palabras adicionales deben ser dicha con respecto a la existencia de medidas de probabili-
dad invariantes. Si X es un espacio métrico compacto y T es continua, entonces el conjunto de las
probabilidades borelianas invariantes por T es un conjunto no vacı́o, compacto y convexo; esto es
una consecuencia del clásico teorema de Banach-Alaouglu; además, las medidas ergódicas son los
10

puntos extremales de tal conjunto convexo; ver [49]. Es interesante hacer notar que la existencia de
probabilidades invariantes sobre los borelianos implica recurrencias no triviales; este es un notable
resultado conocido como Teorema de recurrencia de Poincaré; más explicitamente:

Teorema 1.3. Si X es un espacio métrico separable y T : X − → X una transformación medible


(preimagen de boreliano es boreliano). Si μ es una probabilidad en los borelianos de X que es
T -invariante, entonces casi todo punto es recurrente; esto es, μ({x : x ∈ ω(x)}) = 1.

Como referencia a la poca información expuesto sobre la indescomponibilidad en sistemas


dinámicos probabilı́sticos, remitimos a [49], o su versión en inglés [50].

Cerramos esta sección con algunos comentarios acerca de la noción de sistemas dinámicos
caóticos. Las definiciones asociadas con el vocablo caos en los últimos treinta años han sido muy
variadas, produciendo incluso algunas confusiones. Acá expondremos una de las definiciones más
aceptadas desde el punto de vista topológico, se trata del concepto de caos introducido por R.
Devaney, ver [25]. Aunque pudiese ser irrelevante, o quizás poco claro, la primera vez que se
utilizó el término caos (“chaos”) en una publicación matemática fue en 1975 cuando T. Li y J.
Yorke, en su notable artı́culo [46], se refieren al fenómeno de la existencia de puntos periódicos de
cualquier perı́odo para funciones continuas en el intervalo [0, 1] bajo la hipótesis de la existencia
de algún punto periódico de perı́odo 3. Sujeto a la existencia de órbitas periódicas de tal perı́odo,
en [46] también se demuestra la existencia de no numerables pares de puntos en los que se observa
como parte de sus órbitas permanecen asintóticamente próximas, mientras otra partes de la mismas
órbitas se separan; esto es conocido en la actualidad como “caos según Li-Yorke”.
La definición de caos según Devaney aı́sla tres componentes como el rasgo esencial del caos:

Definición 1.9 (Devaney, [25]). Un sistema dinámico (X, T ) se dice caótico si son satisfechas las
propiedades de:

1. transitividad;

2. densidad de los puntos periódicos de T , y

3. sensibilidad a las condiciones iniciales.

Como ya lo hemos comentado, la transitividad ofrece una idea de indescomponibilidad, o irre-


ducibilidad; la densidad de los puntos periódicos de T es una condición de regularidad, mientras
que la sensibilidad, noción introducida por J. Guckenheimer en [34], es la condición más próxima
a la existencia de movimientos erráticos. Debe ser mencionado que en [10] se demuestra que las
dos primeras condiciones implican la tercera cuando X tiene infinitos puntos.
11

Observe que la caoticidad es un invariante topológico; es decir, preservada por homeomorfismos.


En la siguiente sección introduciremos un ejemplo, considerado hasta paradigmático, de un sistema
dinámico caótico que es frecuentemente empleado para decidir el comportamiento caótico de otros
sistemas dinámicos.

1.2.3. Atractores
Existen varias definiciones de atractores para un sistema dinámico; una de las más comúnes
desde el punto de vista topológico es la introducida por C. Conley, [21]; es la que continuación
exponemos junto, a una de sus propiedades más elementales: la numerabilidad.

Definición 1.10. Dado un sistema dinámico (X, T ), donde X es métrico compacto y T continua;
se dice que un conjunto A de X es un atractor para T si:

1. A es cerrado,

2. existe un abierto U de X conteniendo a A tal que



T (U) ⊂ U y A = T n (U).
n≥0

Note que el conjunto de atractores de cualquier sistema dinámico (X, T ) es no vacı́o; el conjunto

no vacı́o n≥0 T n (X) es un atractor, el cual es conocido como atractor global de T .

Proposición 1.2. Si A ⊂ X es un atractor para T , entonces T (A) = A y lı́mn− n


→+∞ d(T (x), A) =
0 para cada x ∈ U como en la definición 1.10; d es la métrica en X.

Demostración: Note que de la definición anterior sigue que



A= T n (U) = A = T n (U) para todo N ≥ 1.
n≥0 n≥N

Luego es inmediato que T (A) ⊂ A. Recı́procamente, sea x ∈ A. Entonces para cada k ≥ 1 existe

zk ∈ kn=0 T n (U) ⊂ kn=0 T n (U) := Uk tal que x = T (zk . Dado que Uk+1 ⊂ Uk , existe (k )≥1 con

k  +∞ de manera que zk − → z cuando  −
→ +∞, para algún z ∈ n≥0 T n (U) = A; entonces
por continuidad sigue que x = T (z) y A ⊂ T (A).
Sean x ∈ U y y ∈ ω(x), y = lı́m− k
→+∞ T  (x) para alguna sucesión creciente (k )≥1 . Dado que
k 
para cada  ≥ 1, T (x) ∈ T (U) = n=0 T n (U), sigue de los mismos argumentos anteriores que
k k

y ∈ A. Con ello hemos mostrado que ω(x) ⊂ A para cada x ∈ U; obviamente esto implica que
d(T n (x), A) converge a 0 cuando n −→ +∞.
12

La proposición dice que todos los puntos en una vecindad del atractor son absorvidos por éste;
que es intrı́nsecamente la propiedad inherente al concepto de atractor.
Definición 1.11. Dado un atractor A del sistema dinámico (X, T ), se conoce con el nombre de
cuenca de atracción de A al conjunto
B(A) = {x ∈ X : d(T n (x), A) −
→ 0 cuando n −
→ +∞}.
No es difı́cil mostrar que si A es un atractor de (X, T ), entonces B(A) es un subconjunto abierto

de X; de hecho, si U es como en la definición 1.10, entonces B(A) = n≥0 T −n (U).
Proposición 1.3. El número de atractores en cualquier sistema dinámico (X, T ) es numerable.
Demostración: Sean U una base numerable de X y U1 la colección de todos los abiertos que son
unión finita de elementos en U, obviamente U1 es también numerable.
Consideremos ahora cualquier atractor A de X, sea U una vecindad como en la definición

1.10. Sean Uα ∈ U, con α variando en algún J, tales que U = α Uα . Sea I ⊂ J finito tal que

A ⊂ α∈I Uα (A es compacto y los Uα lo cubren). De la proposición anterior se muestra que

A = n≥0 T n (U(A)), donde U(A) = α∈I Uα . Esto implica que la aplicación que asocia a cada
atractor A el abierto U(A) como arriba es inyectiva. De acá sigue la numerabilidad de los atractores
del sistema.

1.3. Dinámica Simbólica y los shift


Comenzaremos considerando un conjunto finito A al que denominaremos alfabeto, sus elementos
los llamamos sı́mbolos. Aunque A puede constituirse por cualquier colección de sı́mbolos; asumimos
A = {0, 1, · · · , N − 1} y lo equipamos con la topologı́a discreta. Consideremos también el retı́culo
d-dimensional (d ≥ 1) Zd de todos los enteros n = (n1 , · · · , nd ). Denotamos por AZ al espacio
d

Zd
producto Zd A; claramente los elementos de A son las sucesiones d-dimensionales x : Zd − → A,
x = (x(n))n∈Zd con x(n) ∈ A para cada n ∈ Zd .
Es bien conocido que la topologı́a producto es la más fina de todas las topologı́as en AZ que
d

Zd
hacen continuas las proyecciones πn : A − → A dadas por πn (x) = x(n); ası́, la topologı́a producto
contiene: todos los conjuntos abiertos πn−1 (U) (U abierto en A), todas sus intersecciones finitas y
todas las uniones de tales intersecciones finitas. Esto significa que tal topologı́a tiene como base a
la colección numerable de todos los cilindros
dZ
Can11,··· ,am = {x ∈ A : x(nj ) = aj , 1 ≤ j ≤ m},
,··· ,nm
(1.2)
donde a1 , · · · , am es una colección cualquiera de sı́mbolos (pueden repertirse algunos de ellos) y
n1 , · · · , nm son enteros d-dimensionales diferentes. No es difı́cil verificar cada una de las siguientes
propiedades:
13

1. la intersección de dos cilindros cualesquiera o bien es vacı́a, o bien es otro cilindro;

2. el complemento de un cilindro es la unión (disjunta) finita de cilindros, por tanto todo cilindro
es abierto y cerrado;

3. toda unión finita de cilindros puede descomponerse en una unión finita disjunta de cilindros;

4. la familia de todos los cilindros genera la σ-álgebra de Borel de AZ .


d

Otras propiedades topológicas pueden deducirse, particularmente AZ es un espacio de Cantor ;


d

esto es: compacto, perfecto y totalmente disconexo. La compacidad sigue inmediatamente del
teorema de Tychonoff sobre el producto de compactos. Recordemos que un espacio topológico es
perfecto si no posee puntos aislados; y es totalmente disconexo, si cualquier par de puntos pueden
ser separados por conjuntos disjuntos que son al mismo tiempo abiertos y cerrados. Dado que los
cilindros contienen más de un elemento de AZ , entonces tal espacio es perfecto. Por otra parte, si
d

Zd
x, y ∈ A son diferentes, existe n ∈ Z tal que x(n)
= y(n); como los cilindros Cx(n)
d n n
y Cy(n) son
Zd
disjuntos, entonces A es totalmente disconexo.
Una de las tantas métricas en AZ , compatibles con la topologı́a producto, es la que a conti-
d

nuación se define y es conocida como métrica de Cantor :



⎨0, si x(n) = y(n) para todo n ∈ Zd
d(x, y) = ,
⎩2−x,y , si x(n)
= y(n)

donde x, y = mı́n{n : x(n)


= y(n)}, siendo que n = máx{|n1 |, · · · , |nd |} para n =
(n1 , · · · , nd ). Esto significa que dos sucesiones cualesquiera estarán más próximas una de otra
si éstas conciden en bloques centrales cada vez mayores.

En el espacio de sı́mbolos AZ existe un conjunto de transformaciones, de hecho homeomorfis-


d

mos, que tienen un especial papel en la teorı́a general de los sistemas dinámicos, se trata de las
denominadas transformaciones shifts, o desplazamientos. Dado cualquier 1 ≤ j ≤ d, denotamos
por ej al j-ésimo entero d-dimensional canónico; para cada uno de tales vectores se define el shift
en tal dirección como la transformación σj : AZ −→ AZ dada, para cada x ∈ AZ y n de Zd , por
d d d

σj (x)(n) = x(n + ej ).

Nos proponemos verificar que cada σj es caótica en el sentido de Devaney. Es conveniente carac-
terizar el conjunto de x ∈ AZ tales que σjk (x) = x para algún k ≥ 1 y todo 1 ≤ j ≤ d. Cualquier
d

Zd
sucesión x en A puede ser interpretada como un arreglo d-dimensional infinito [an1 ···nd ]n ∈Z con
valores en A, de manera que si n = (n1 , · · · , nd ), entonces x(n) = an1 ···nd . Dado que para cualquier
14

entero positivo k vale σjk (x)(n) = x(n + kej ), entonces x = σjk (x) si, y sólo si, para cualquier
n = (n1 , · · · , nd ) se cumple

an1 ···nj−1 (nj +k)nj ···nd = an1 ···nj−1 nj nj ···nd .

En otras palabras, fijados d − 1 enteros: n1 , · · · , nj−1 , nj+1 , · · · , nd , en el renglón

{(n1 , · · · , nj−1 , m, nj+1, · · · , nd ) : m ∈ Z}

del retı́culo Zd , la sucesión unidimensional (an1 ···nj−1 mnj ···nd )m∈Z es la concatenación infinita de una
misma palabra ω de longitud k. Por ejemplo los arreglos 2-dimensionales infinitos de las siguientes
2
figuras representan, respectivamente, puntos en AZ que satisfacen σ12 (x) = x (la sucesión a la
2
izquierda) y σ2 (x) = x, la de la derecha. De estas consideraciones sigue inmediatamente (con un
.. .. .. .. .. .. ..
. . . . . . .
··· a b a b ··· ··· b d f ···
··· c d c d ··· ··· a c e ···
··· e f e f ··· ··· b d f ···
.. .. .. ..
. . . . ··· a c e ···
.. .. ..
. . .

alfabeto con al menos dos sı́mbolos) que para cada entero k ≥ 1 y todo j = 1, · · · , d, σj tiene
infinitos puntos que satisfacen σjk (x) = x. No obstante, al considerar el problema de encontrar
simultáneos puntos periódicos para todos los shifts σj , nos encontramos que tal conjunto es no
vacı́o y finito.
Veamos ahora que cada σj es caótico:
• Transitividad: Sean U y V dos abiertos en AZ , suponemos por simplicidad U = B2−r (x) y
d

V = B2− (y). Mostraremos que σj (U) ∩ V


= ∅ para algún m ≥ 1. Observe que z ∈ U siempre
m

que z(n) = x(n) para todo n ≤ r. Sea m un entero suficientemente grande como para que
n + mej  > r para todo n ≤ . Tomemos un z como arriba, pero le exigimos que para todo
n ≤  se satisfaga z(n+mej ) = y(n); luego es claro que σjm (z) ∈ V . Por tanto σj es transitiva. En
realidad puede demostrarse sin mucha dificultad que las transformaciones σj son topológicamente
mixing.
• Densidad de órbitas periódicas: Sean x ∈ AZ ,  > 0 y  ≥ 1 entero tal que 2− ≤ . Veamos que
d

en la bola abierta B2− (x) hay puntos periódicos simultáneos de σj . En efecto, en el bloque central
W = {n : n ≤ } del retı́culo Zd ubicamos la palabra d-dimensional dada por la restricción xW
15

de x a tal bloque. Entonces la sucesión w, construida concatenando la palabra xW en todas las


direcciones a partir de W , pertenece a B2− (x); además σj2+1 (w) = w para todo j = 1, · · · , d.
• Sensibilidad: Esta propiedad, aunque es simple de demostrar directamente, sigue del resultado,
en [10], comentado al final de la sección anterior.
Hemos tratado exclusivamente con AZ y sus transformaciones shifts, sin embargo también
d

suelen considerarse otro tipo de espacios de sı́mbolos; por ejemplo AN (d ≥ 1) constituido por
d

todas la sucesiones x : N − d
→ A. Al igual que antes, la topologı́a producto tiene como una base
de abiertos y cerrados a la colección de cilindros; además, admite una similar métrica compatible
que lo hace un espacio de Cantor1 . En estos nuevos espacios de sucesiones unidireccionales las
transformaciones shifts dejan de ser homeomorfismos (no son inyectivas), aunque continúan siendo
caóticas en el sentido de Devaney.
Es también interesante hacer notar que no todos los shifts tienen las mismas propiedades
dinámicas. En AZ consideremos dos sucesiones x, y distintas, entonces existe n ∈ Z tal que
x(n)
= y(n); luego d(σ n (x), σ n (y)) = 1 y σ es expansivo con constante de expansividad igual
a 1. Sin embargo no es positivamente expansivo, pues si x
= y y x(n) = y(n) para todo n ≥ 0,
entonces d(σ n (x), σ n (y)) − → +∞. Pero el shift en AN si es positivamente expansivo.
→ 0 cuando n −
Igualmente notable es que cuando d ≥ 2 ninguno de los shifts (tanto en AZ como en AN ) es
d d

expansivo ni positivamente expansivo.

1
Es bien conocido que todos los espacios de Cantor son homeomorfos.
16
2
Autómatas Celulares

2.1. Introducción y nota histórica


Muy informalmente, un autómata celular es un sistema dinámico que evoluciona a tiempo
discreto, su espacio fase es generalmente un espacio producto de un alfabeto; los elementos de tal
espacio de fase son redes (o sucesiones) al que cada uno de sus nodos se le denomina célula; la ley
que gobierna la evolución del sistema es expresada mediante una regla local, la cual determina los
cambios de estado en cada célula a partir de los estados de un número finito de células vecinas en
una vecindad geométricamente uniforme.
Los autómatas celulares fueron introducidos por John von Neumann a comienzos de los años
1950’s. Una vez concluida su participación en la creación del primer computador de propósito ge-
neral, von Neumann se propuso desarrollar un robot que tuviese la capacidad de auto-reproducirse.
Stanislaw Ulam, colega de von Neumann en el Laboratorio de Los Alamos, le sugirió el uso de la
abstracción matemática para lograr su propósito, de forma semejante a la empleada por él en el
estudio del crecimiento de cristales; fue ası́ como von Neumann ideó el primer autómata celular;
el cual tiene una definición un tanto compleja en la que se emplean 29 estados. En el año 1970,
John Horton Conway dió a conocer un autómata celular bidimensional, conocido en la actualidad
como Juego de la vida; a raı́z de su publicación en la revista Scientific American se popularizó la
noción de autómata celular. El autómata de Conway consiste del retı́culo Z2 , cada una de sus
células admite dos valores: 0 (célula muerta) y 1 (célula viva); de esta forma el espacio fase de tal
2
autómata es el espacio producto AZ , donde A = {0, 1}. La regla local que rige la evolución de
los estados de las células depende de los estados de la propia célula y sus vecinas inmediatas, y es
definida por:

Nacimiento: una célula muerta cobra vida si existen exactamente 3 células vivas en su ve-
cindario;

Muerte: una célula viva muere si tiene a lo sumo 1 vecino vivo (muerte por aislamiento) o si
tiene más de 3 vecinos vivos (muerte por sobrepoblación);

Supervivencia: toda célula viva permanece viva si tiene 2 o 3 vecinos vivos.

La figura a continuación muestra como la célula muerta, cuadrado blanco, ubicada en el centro
de la vecindad cambia su estado en la siguiente generación; observe que los estados de las células
18

vecinas a la nueva viva (cuadrado negro) no se puede determinar sin conocer los estados de sus
vecinas en la generación anterior, por ello el signo de interrogación.

? ? ?
? ?
? ? ?

G. A. Hedlund en 1969 escribió un trabajo que es considerado pionero en la formalización


matemática de la teorı́a de los autómatas celulares, ver [35]. En tal artı́culo los autómatas celulares
son estudiados, en el contexto de la dinámica simbólica, como endomorfismos en el espacio de
sucesiones bi-infinitas con valores en un conjunto finito; se muestra allı́ una caracterización de
los autómatas celulares en términos de la aplicación shift. Algo más de una década después, S.
Wolfram estudió aspectos computacionales de los autómatas celulares, ver [58] y [59]. Wolfram
consideró automátas celulares elementales, esto es, aquellos que tienen como dominio AZ con
A = {0, 1} y donde la evolución de cada célula x(n) depende los estados de ella misma y sus vecinas
inmediatas x(n − 1) y x(n + 1). Efectuando una enorme cantidad de simulaciones computacionales,
se introdujo una clasificación informal de los autómatas celulares en cuatro clases dependiendo de
su comportamiento sobre configuraciones finitas; de hecho se introdujó una numeración para los
28 posible autómatas celulares elementales. Haciendo uso de propiedades métricas y topológicas de
los autómatas celulares se ha intentado formalizar la clasificación de Wolfram, véase por ejemplo
[22], [32], [37] y [43]. Aunque muchas clasificaciones y propiedades de los autómatas celulares están
completamente entendidas, aún permanecen abiertos una considerable cantidad de problemas;
referimos a [24].
Los autómatas celulares son considerados en distintos espacios de sı́mbolos: espacios de suce-
siones finitas o periódicas, espacios de sucesiones unilaterales o bilaterales e incluso en espacios de
configuraciones d-dimensionales. También se estudian diferentes extensiones en distintos contex-
tos en los que varı́an, por ejemplo, el número de reglas locales que determinan la acción global y
la cardinalidad del alfabeto empleado; igualmente existen extensiones conocidas como autómatas
celulares de orden superior; ver [9].
Los autómatas celulares no sólo mantienen una presencia activa en la Fı́sica, en la que son
empleados como modelos de comportamientos complejos; entre los que se pueden mencionar: pro-
cesos de difusión, reacción-difusión, formación de patrones e hidrodinámica de fluidos. También son
empleados en otras ciencias; por ejemplo para modelar la propagación de epidemias y la actividad
de redes neuronales; en la teorı́a de la computación sirven para modelar procesamientos paralelos
y ofrecen varias clases de complejidad en lenguajes formales.
19

2.2. Definición de Autómatas Celulares


La definición formal de un autómata celular requiere de varios ingredientes, el primero es un
retı́culo, en nuestro caso el de los enteros d-dimensionales

Zd = {(n1 , · · · , nd ) : nj ∈ Z, 1 ≤ j ≤ d},

sus elementos son denominados tradicionalmente células; cada células toma un estado en un con-
junto finito A (alfabeto), generalmente el anillo ZN = {0, 1, · · · , N − 1} de los enteros módulo N.
Una configuración es la asignación de un estado a cada célula; esto es una función x : Zd − → A;
el conjunto de todas las posibles configuraciones (espacio fase del autómata celular) es el conjunto
AZ , que dotado de la topologı́a producto es un espacio de Cantor. Una vez considerada la estruc-
d

tura topológica del espacio de fase, el siguiente ingrediente es la regla local que rige los cambios de
estado de cada célula en particular; para ello se requiere de un subconjunto finito en el retı́culo, el
conjunto vecindad, digamos V = {n1 , · · · , n }. De esta forma, la regla local que define el autómata
celular es cualquier función ϕ : AV − → A, la cual actualiza el estado de cada célula en función de
los estados de sus vecinos; ası́ con la 4-úpla (Zd , A, V, ϕ) se define el autómata celular generado
por tales elementos como la ley global de transición F : AZ − → AZ dada, para cada x ∈ AZ y
d d d

n ∈ Zd , por:
F (x)(n) = ϕ(xV +n ), (2.1)
donde xV +n es la restricción de x a V + n = {m + n : m ∈ V }; observe que xV +n = σ n (x)V , donde
σ n (x) = (σ1n1 · · · σdnd )(x) siendo que σj es la aplicación shift en la dirección del vector canónico ej .
Por otra parte, la evolución temporal de cada configuración x, esto es su órbita, es la sucesión

x, F (x), F 2 (x), · · · , F k (x), · · ·

donde F k es, como siempre, la composición de F consigo misma k veces.


Los autómatas celulares 1-dimensionales; esto es, cuando el retı́culo es Z, tienen algunas parti-
cularidades:
Admiten una notación simplificada; esto se expresa de la siguiente manera. Si la vecindad
del autómata celular es V = {n1 , · · · , n } ⊂ Z, entonces la regla local se escribe como ϕ : A
−→ A y la ley global de transición es F (x)(n) = ϕ(x(n + n1 ), · · · , x(n + n )). Además de
esta simplificación en la escritura del autómata celular, existe representaciones finitas de
la regla local. Una de tales representaciones, introducida por Wolfram para los autómatas
celulares elementales, asignan un número entre 0 y 255, a cada una de las reglas locales. Tal
numeración es descrita de la siguiente manera: dado que el alfabeto es {0, 1} y la vecindad
tiene 3 elementos, se ordena lexicográficamente el conjunto {0, 1}3, asignándole a cada de
tales palabras (a−1 , a0 , a1 ) una potencia η(a−1 , a0 , a1 ) de 2 de 0 a 7; esto es:
20

000 001 010 011 100 101 110 111


η:
20 21 22 23 24 25 26 27

de esta forma el número asignado a la regla local ϕ es dado por:



ϕ(a−1 , a0 , a1 )η(a−1 , a0 , a1 );
(a−1 ,a0 ,a1 )∈{0,1}3

por ejemplo a la regla local ϕ(a−1 , a0 , a1 ) = a−1 + a1 (mod 2) le corresponde el numeral

90 = 0.20 + 1.21 + 0.22 + 1.23 + 1.24 + 0.25 + 1.26 + 0.27 ,

ello en vista que

000 001 010 011 100 101 110 111


ϕ:
0 1 0 1 1 0 1 0

La evolución de cada configuración se puede representar mediante un diagrama bidimensional,


conocido como diagrama espacio-temporal, pues horizontalmente se recorren los estados de
la configuración y verticalmente la evolución en el tiempo.

Ejemplo 2.1. Consideremos el autómata celular unidimensional cuyo alfabeto es Z2 = {0, 1}, la
vecindad V = {−1, 0, 1} y su regla local es dada por la función ϕ(a−1 , a0 , a1 ) = a−1 + a1 (mod 2).
Por tanto el autómata celular correspondiente es dado por F (x)(n) = x(n−1)+x(n+1) (mod 2). El
siguiente diagrama representa la evolución espacio-temporal hasta el tiempo 7 de la configuración
x ∈ {0, 1}Z definida, para cada n ∈ Z por x(n) = 0 si, y sólo si n
= 0. Los cuadrado negros
representan el estado 1, mientras que los blancos el estado 0.

··· ···

..
.

Figura 2.1: La banda horizontal j-ésima representa la configuración F j (x), en el dibujo 0 ≤ j ≤ 7.

Hedlund en su clásico artı́culo [35] demostró una caracterización de los autómatas celulares en
término de las transformaciones shift canónicas de AZ . Observe que con la estructura topológica
d

Zd
adoptada para el espacio A , cada autómata celular es una transformación continua, y de la
misma definición (2.1) sigue inmediatamente que F σj = σj F para cada j = 1, · · · , d; recuerde que
el shift σj es definido por σj (x)(n) = x(n + ej ), donde ej es el j-ésimo vector canónico en Zd y n
es cualquier entero d-dimensional. La caracterización de Hedlund es:
21

Teorema 2.1 (Hedlund. Theorem 3.4, [35]). Toda transformación continua F : AZ −


→ AZ es un
d d

autómata celular si, y sólo si, F σj = σj F para cada j = 1, · · · , d.

La demostración de este resultado en realidad es bastante simple, sencillamente es una con-


secuencia de la compacidad del espacio fase y del hecho que para toda transformación F : AZ
d

→ AZ (continua o no) que conmute con los shifts canónicos, existe una función F0 : AZ −
− →A
d d

tal que para cada n = (n1 , · · · , nd ) y todo x ∈ AZ se cumple F (x)(n) = F0 σ1n1 · · · σdnd (x).
d

La compacidad del alfabeto es crucial en la caracterización de los autómatas celulares dada


por Hedlund. Pueden construirse ejemplos de transformaciones continuas en un espacio producto,
por ejemplo en NZ , que conmutan con los shifts, sin embargo no pueden expresarse mediante
reglas locales que dependan exclusivamente de un mismo número finito de variables. En efecto,

sea F0 : NZ − → N dada, para cada sucesión x ∈ NZ , por F0 (x) = |n|≤x(0) x(n). Claramente F0
es continua cuando se consideran la topologı́a producto en NZ y la topologı́a discreta en N. Por
tanto, la transformación F : NZ − → NZ dada por

F (x)(n) = (F0 ◦ σ n )(x) = σ n (x)(j)
|j|≤x(n)

conmuta con el shift σ de NZ . No obstante, F no puede ser expresada en términos de una regla
local f como en la definición (2.1).
En atención a los aspectos estudiados en la dinámica topológica y la teorı́a ergódica de trans-
formaciones medibles, una considerable cantidad de artı́culos han sido publicados en los que se
describen parte de tales aspectos teóricos en el marco de los autómatas celulares. Referimos a
continuación, muy brevemente, algunos de ellos.
Los puntos periódicos y sus generalizaciones inmediatas (puntos casi periódicos y puntos recu-
rrentes) fueron estudiados, por ejemplo, en [15], [35] y [38]. En cuanto a los atractores, se considera
generalmente la definición introducida por Conley, aunque no siempre es posible dar una completa
descripción de los atractores en un sistema dinámico, para el caso de los atractores en autómatas
celulares son conocidos notables resultados, ver por ejemplo: [23], [37], [39], [43] y [48]. Algunas
otras propiedades de los autómatas celulares como sistemas dinámicos topológicos son de interés:
equicontinuidad, expansividad, transitividad y sensibilidad a las condiciones iniciales. En las si-
guientes referencias (como una muestra del volumen de publicaciones en el tema) se exponen
propiedades de los autómatas celulares relativas a los conceptos arriba mencionados: [1], [2], [11],
[12], [13], [17], [20], [27], [30], [32], [33], [35] y [53]. Con respecto a las propiedades ergódicas de
los autómatas celulares, también es considerable el número de publicaciones encontradas; citamos
algunas de ellas: [11], [13], [18], [29], [32], [35], [36], [41], [47], [51], [54] y [57].
22
3
(k1, · · · , kd )-Autómatas Celulares

3.1. Definición y caracterización


Nos dedicaremos ahora a presentar una generalización del concepto tradicional de autómatas
celulares, y además, ofrecer algunos propiedades dinámicas que en general son extensiones de las
ya conocidas para los autómatas celulares.
Comenzaremos entonces por la definición de tal generalización. Como antes, mantendremos el
retı́culo Zd , la finitud del alfabeto A y la estructura topológica de AZ . No obstante, admitiremos
d

que la evolución de los estados en cada una de las configuraciones esté gobernada por un número
finito de reglas locales, aunque la evolución temporal en cada célula es gobernada por una sola de
tales reglas; esto es, para cada n ∈ Zd existe una única regla (y por supuesto una única vecindad)
mediante la cual se determina su evolución.
Sean entonces ϕj : AVj − → A, con Vj ⊂ Zd y 1 ≤ j ≤ n, reglas locales. Haciendo uso de
ellas definiremos una ley global de transición en AZ ; evidentemente requerimos establecer una
d

manera de seleccionar la regla que actuará en cada célula n del retı́culo Zd ; es decir, necesitamos
una función de Zd en el conjunto finito de reglas locales. Existen obviamente muchas formas de
establecer una tal asignación; en nuestro caso procederemos como sigue: sean n1 , · · · , nd enteros

positivos tales que j nj = n, definimos

I(n1 , · · · , nd ) = {(r1 , · · · , rd ) ∈ Zd : 0 ≤ rj < nj , 1 ≤ j ≤ d},

y cambiamos, de alguna manera, el subı́ndice de cada regla local por uno en este nuevo conjunto;
observe que #I(n1 , · · · , nd ) = n.

Definición 3.1. Dadas n reglas locales ϕr : AVr − → A, r ∈ I(n1 , · · · , nd ) (n = j nj ), se conoce
con el nombre de (n1 , · · · , nd )-autómata celular generado por tales reglas, a la transformación
F : AZ −→ AZ definida, para cada x ∈ AZ y cada m ∈ Zd , por
d d d

F (x)(m) = ϕr (xVr +m ), (3.1)

siempre que m = (q1 n1 , · · · , qd nd ) + r; como en el caso de los autómatas celulares, xVr +m : Vr −


→A
es dada por xVr +m (n) = x(n + m) para cada n ∈ Vr .

Note que la etiqueta de la regla local que actúa en la célula m es r si, y sólo si, m =
r (mod (n1 , · · · , nd )); esto significa que m = (m1 , · · · , md ) y r = (r1 , · · · , rd ) con mj = rj (mod nj )
24

para cada j = 1, · · · , d. Observe que todo (1, · · · , 1)-autómata celular es un autómata celular como
en (2.1).

Ejemplo 3.1. Mostraremos un par de 3-autómatas celulares en ZZ2 generados por las mismas
reglas locales, pero ordenadas de diferente manera. Consideremos como vecindad para cada uno
de tales reglas a V = {−1, 0, 1}; y definimos en Z32 :

ϕ0 (a−1 , a0 , a1 ) = a0 + a1 (mod 2), ϕ1 (a−1 , a0 , a1 ) = a1


y ϕ2 (a−1 , a0 , a1 ) = a−1 + a0 (mod 2).

Claramente existen varias formas de construir 3-autómatas celulares a partir de estas reglas locales;
dos de ellos son definidos, para cada x ∈ ZZ2 y n ∈ Z, de la siguiente forma:




⎨ϕ0 (xV +n ) = x(n) + x(n + 1) (mod 2), si n = 0 (mod 3)
F (x)(n) = ϕ1 (xV +n ) = x(n + 1), si n = 1 (mod 3) , y



⎩ϕ2 (xV +n ) = x(n − 1) + x(n) (mod 2), si n = 2 (mod 3)




⎨ϕ0 (xV +n ) = x(n) + x(n + 1) (mod 2), si n = 0 (mod 3)
G(x)(n) = ϕ2 (xV +n ) = x(n − 1) + x(n) (mod 2), si n = 1 (mod 3) .



⎩ϕ1 (xV +n ) = x(n + 1), si n = 2 (mod 3)

Estos 3-autómatas celulares no sólo son diferentes, sino que además generan distintas dinámicas; es
decir, no son topológicamente conjugados. Tal afirmación es consecuencia del hecho que F tiene un
conjunto infinito (no numerable) de puntos fijos; en efecto, cualquier configuración x = (x(n))n∈Z
con x(3 + 1) = x(3 + 2) = 0 para todo  ∈ Z es un punto fijo de F ; en cuanto que G tiene como
único punto fijo a la configuración x = (x(n))n∈Z , donde x(n) = 0 para cada n. Observe que F no
es un autómata celular pues no conmuta con la transformación shift de {0, 1}Z.

Es importante mencionar que no siempre los k-automátas celulares en AZ definidos por las
mismas reglas locales enumeradas de diferente forma, inducen distintas  dinámicas. No es difı́cil

0 1 ··· k −2 k −1
demostrar que si ϕ0 , · · · , ϕk−1 son reglas locales y η la permutación ,
1 2 ··· k −1 0
entonces para cualquier par de enumeraciones de las reglas locales, dadas por el grupo generado
por η, los correspondientes k-autómatas celulares son topológicamente conjugados.

Proposición 3.1. Si F : AZ − → AZ es el (n1 , · · · , nd )-autómata celular generado por las reglas


d d

locales ϕr : AVr −
→ A con r ∈ I(n1 , · · · , nd ), entonces

(a) F es continuo; y
25

n n
(b) F σj j = σj j F para cada 1 ≤ j ≤ d.

Demostración: Es claro que al considerar la topologı́a discreta, cada regla local es continua.
Tomemos  > 0 y  ≥ 1 tal que 2− < . Sea m el primer entero positivo tal que para cada n ∈ Zd
con n ≤  y r ∈ I(n1 , · · · , nd ), se tiene n + Vr ⊂ {k ∈ Zd : k ≤ m}. De esta forma, para cada
x, y en AZ con d(x, y) < 2−m vale xVr +n = yVr +n para todo n ≤ . Sigue por definición que
d

F (x)(n) = F (y)(n) para cada n ≤ , luego d(F (x), F (y)) < 2− < ; lo cual demuestra (a).
Por otra parte, tomemos cualquier configuración x = (x(m))m∈Zd ∈ AZ y m = (m1 , · · · , md ) ∈
d

Zd . Si para cada 1 ≤ j ≤ d se tiene mj = qj nj + rj , donde qj ∈ Z y 0 ≤ rj < nj , entonces para


r = (r1 , · · · , rd ) se verifica:
 n   n   
F σj j (x) (m) = ϕr σj j (x)Vr+m = ϕr xVr+m+nj ej
n
= F (x)(m + nj ej ) = σj j (F (x))(m)

para cada j = 1, · · · , d. Por tanto (b) sigue.

Toda transformación F : AZ −→ AZ que conmute con algunas potencias de los shifts σj tiene la
d d

n n
siguiente propiedad. Supongamos que son dados enteros positivos n1 , · · · , nd tales que F σj j = σj j F
para cada 1 ≤ j ≤ d. Consideremos las funciones parciales de F ; esto es, para cada m ∈ Zd se define
Fm : AZ − → A por Fm (x) = F (x)(m), para cada x ∈ AZ ; por tanto F = {Fm }m∈Zd . Haciendo
d d

n
uso de tales propiedades de conmutatividad, para cada m ∈ Zd se deduce Fm σj j = Fm+nj ej para
todo 1 ≤ j ≤ d. Esto implica que

Fm = Fr σ1q1 n1 · · · σdqd nd , (3.2)

para todo m = (m1 , · · · , md ), donde mj = qj nj + rj con qj ∈ Z, 0 ≤ rj < nj , 1 ≤ j ≤ d y


r = (r1 , · · · , rd ). En otras palabras, a partir de las funciones parciales Fr , r en I(n1 , · · · , nd ),
podemos expresar cualquier otra de las funciones parciales de F . Esta propiedad es usada en la
demostración del siguiente resultado.

Teorema 3.1 (Extensión del teorema 2.1). Toda transformación continua F : AZ − → AZ con-
d d

n
mutanto con σj j para algún entero nj ≥ 1 y cada 1 ≤ j ≤ d, es un (n1 , · · · , nd )-autómata celular.

Demostración: Para cada r ∈ I(n1 , · · · , nd ), sea Fr la r-ésima función parcial de F ; consideremos


 = máx{n1 , · · · , nd }. Dado que F es uniformemente continuo (AZ es compacto), existe k ≥ 1
d

− −k
tal que d(F (x), F (y)) < 2 siempre que d(x, y) < 2 . En particular esto implica que para todo
r ∈ I(n1 , · · · , nd ), Fr (x) = Fr (y) para cada x, y ∈ AZ satisfaciendo x(n) = y(n) con n ≤ k. En
d

otras palabras, si V = {n ∈ Z : n ≤ k}, entonces para cada función h : V −


d
→ A, Fr es constante
sobre el cilindro C(V, h) de todas las configuraciones x = (x(n))n∈Zd con xV = h.
26

Para cada r ∈ I(n1 , · · · , nd ) denotamos por Vr = V − r = { − r :  ∈ V } y definimos ϕr : AVr


→ A por ϕr (h ) = Fr (z) cualquiera sea z ∈ C(V, h), donde h : V −
− → A es dada por h() = h (−r);
observe que ϕr está bien definida y que la correspondencia h −→ h es biunı́voca. De (3.2):

F (x)(m) = Fm (x) = Fr σ1q1 n1 · · · σdqd nd (x),

cualesquiera sean x ∈ AZ y m = (q1 n1 , · · · , qd nd ) + r con r ∈ I(n1 , · · · , nd ). Dado que la con-


d

figuración σ1q1 n1 · · · σdqd nd (x) ∈ C(V, h), donde h() = x( + (q1 n1 , · · · , qd nd )) para todo  ∈ V ,
entonces la función h : Vr − → A satisface h = xVr +m , pues h ( − r) = h() = x( − r + m). Ası́,
F (x)(m) = ϕr (xVr +m ) para cada x ∈ AZ y m ∈ Zd ; por tanto F es un (n1 , · · · , nd )-autómata
d

celular.

Comentario 3.1.
• Consideremos enteros positivos n1 , · · · , nd . Para cada r en I(n1 , · · · , nd ), sean ϕr : AVr −
→A
una regla local y G la transformación de AZ dada, para cada x ∈ AZ y m ∈ Zd , por
d d

 
G(x)(m) = ϕr xVr +(q1 n1 ,··· ,qd nd ) ,
n n
siempre que m = (q1 n1 , · · · , qd nd ) + r. Es simple verificar que G es continua y Gσj j = σj j G para
j = 1, · · · , d. Sigue del teorema anterior que G es un (n1 , · · · , nd )-autómata celular; es decir, G se
expresa como en (3.1).
• Note que a partir de una colección de reglas locales ϕr : AVr − → A, con r ∈ I(n1 , · · · , nd ),
podemos definir una función η : Zd − → I(n1 , · · · , nd ), la cual determina la regla que se emplea para
actualizar el estado en cada célula; y a partir de esta asignación definir la transformación F de
AZ :
d
 
F (x)(m) = ϕη(m) xVη(m) +m . (3.3)

Es simple chequear que, en general, F carece de la propiedad de conmutar con los shifts de Zd . Sin
embargo, cuando esta asignación η es (n1 , · · · , nd )-periódica; que es η(m + (n1 , · · · , nd )) = η(m)
para todo m, entonces F es un (n1 , · · · , nd )-autómata celular.
• El teorema anterior admite una versión para el caso en que el alfabeto A sea un espacio topológico
discreto cualquiera; para ello hay necesidad de extender la noción de reglas locales, lo cual es
efectuado mediante el concepto de barreras proveniente de la teorı́a de conjuntos. Remitimos a las
referencias [7], [26] y [56].
• La discretitud espacial y temporal de los (n1 , · · · , nd )-autómatas celulares, implican discretitud
en el espacio de tales sistemas dinámicos; lo cual los hace C 0 -estructuralmente estables. Más
precisamente, sea C(AZ ) el espacio de todas las transformaciones continuas de AZ equipado
d d

con la métrica del máximo: D(F, G) = máxx∈AZd d(F (x), G(x)), para cada F, G ∈ C(AZ ); y sea
d

Zd
CA(A ) la colección de todos los (n1 , · · · , nd )-autómatas celulares, con nj (j = 1, · · · , d) cualquier
27

entero positivo. Entonces la topologı́a inducida por D en CA(AZ ) es discreta; esto es, para cada
d

F ∈ CA(AZ ) existe una vecindad VF en C(AZ ) que lo contiene y VF ∩ CA(AZ ) = ∅.


d d d

3.2. Algunas propiedades dinámicas


Por simplicidad, en lo que sigue estaremos considerando exclusivamente k-autómatas celulares;
esto significa que el retı́culo es unidimensional.
Antes de proseguir, supongamos que el k-autómata celular F : AZ − → AZ es generado por las
→ A (r = 0, · · · , k − 1), donde Vr = {nr1 < · · · < nrr }; esto es
reglas locales ϕr : AVr −

F (x)(n) = ϕr (x(nr1 + n), · · · , x(nrr + n)), (3.4)


Z
cualesquiera sean x ∈ A y n ∈ Z tal que n = r (mod k). Denotemos por [n, m] el intervalo de
números enteros comprendidos entre n y m (n ≤ m). Definamos, para cada r = 0, · · · , k − 1,
la regla local ϕr : A[n1,nr ] −
r r
→ A que es una extensión muda de ϕr ; esto es, ϕr (f ) = ϕr (f |Vr ),
donde f |Vr es la restricción de la función f : [nr1 , nrr ] −
→ A a Vr . Es simple verificar que el k-
autómata celular generado por ϕ0 , · · · , ϕk−1 es el mismo F . Ası́ que en adelante consideraremos
reglas locales actuando sobre intervalos de Z; es más, al considerar m = mı́n{n01 , · · · , nk−1 1 } y
n = máx{n00 , · · · , nk−1
k−1 }, podemos suponer que las reglas locales que definen al k-autómata celular
F están todas definidas en el mismo dominio A[m,n] . Note que los elementos f : [m, n] − → A de
A[m,n] se identifican con bloques (palabras) de tamaño n−m+1; ası́, b0 · · · bn−m (bj ∈ A) representa
la función f ∈ A[m,n] tal que f (m + j) = bj para cada j = 0, · · · , n − m. En particular las reglas
locales pueden ser tomadas de manera que sus dominios sean funciones definidas en un intervalo
simétrico respecto del origen en Z; en otras palabras, siempre podemos suponer que para todo k-
autómata celular F existe un entero  ≥ 0 tal que las k reglas locales que definen a F , ϕ0 , · · · , ϕk−1,
tienen como dominio a A2+1 ; esto es, para cada x ∈ AZ y n ∈ Z con n = r (mod k) vale:

F (x)(n) = ϕr (x(n − ), · · · , x(n + )), (3.5)

en tal caso diremos que el autómata celular es de radio .


Proposición 3.2. Todo k-autómata celular es topológicamente conjugado a un k-autómata celular
de radio 1.
Demostración: Sea F : AZ − → AZ un k-autómata celular; suponemos que F es de radio , por
tanto se expresa como en (3.5). Consideremos el alfabeto B = A ; las configuraciones z en BZ son
tales que para cada n ∈ Z, z(n) tiene  componentes: z(n) = z 0 (n) · · · z −1 (n). Ahora definimos
Φ : AZ −→ BZ , para cada x = (x(n))n∈Z ∈ AZ y n ∈ Z, por:

Φ(x)(n) = x(n)x(n + 1) · · · x((n + 1) − 1).


28

Es simple verificar que Φ es un homeomorfismo. Observe además que para cada z = (z(n))n∈Z
en BZ con z(n) = z 0 (n) · · · z −1 (n) se tiene Φ−1 (z) = x, si, y sólo si, para cada n ∈ Z se tiene
x(n) = z j (m) siempre que m ∈ Z y 0 ≤ j <  satisfagan n = m + j. Sea G : BZ − → BZ , dada por
−1 3
G = Φ ◦ F ◦ Φ . Veamos que existen reglas locales g0 , · · · , gk−1 : B − → B mediante las cuales se
expresa G; esto es, G(z)(n) = gn (z(n − 1), z(n), z(n + 1)) para cada z ∈ BZ y n ∈ Z, recuerde que
n = n (mod ). Observe que para cada z ∈ BZ y n ∈ Z vale:

G(z)(n) = F (Φ−1 (z))(n)F (Φ−1 (z))(n + 1) · · · F (Φ−1 (z))((n + 1) − 1).

Por otra parte, dado que para 0 ≤ j ≤  − 1 vale:


 
F Φ−1 (z) (n + j) =
ϕ(n+j) (z j (n − 1), · · · , z −1 (n − 1), z 0 (n), · · · , z −1 (n), z 0 (n + 1), · · · , z j (n + 1))

sigue que el valor de G(z)(n) sólo depende de z(n − 1), z(n) y z(n + 1). Finalmente, cualesquiera
sean u = u0 · · · u−1 , v = v 0 · · · v −1, w = w 0 · · · w −1 en B y 0 ≤ r ≤  − 1, definimos gr (u, v, w) =
gr0 (u, v, w)gr1(u, v, w) · · · gr−1(u, v, w), siendo que para todo 0 ≤ j ≤  − 1:

grj (u, v, w) = ϕ(r+j) (uj , · · · , u−1, v 0 , · · · , v −1 , w 0, · · · , w j );

luego la demostración sigue.

3.2.1. k-autómatas celulares sobreyectivos


Es bien conocido que la sobreyectividad es una condición necesaria para algunas propiedades
dinámicas de transformaciones continuas de espacios métricos compactos; por ejemplo la transiti-
vidad topológica y la densidad de puntos periódicos. En el caso de k-autómatas celulares la misma
consecuencia está presente en otras importante propiedades dinámicas; y también implican cier-
tas homogeneidades en las preimágenes de las configuraciones. De hecho Hedlund, en su notable
artı́culo, muestra importantes propiedades relacionadas con la sobreyectividad de las transforma-
ciones continuas que conmutan con el shift; entre ellas, ofrece caracterizaciones de los autómatas
celulares sobreyectivos. Trataremos acá algunas propiedades relacionadas con la sobreyectividad
de los k-autómatas celulares.
Dadas k reglas locales ϕr : A[n,n+m] −
→ A, 0 ≤ r ≤ k − 1, donde n es cualquier entero y m es
un entero no negativo. Para todo par de enteros  y s ≥ 0 denotamos por ϕ,s : Am+s+1 − → As+1
la función definida por

ϕ,s (b0 · · · bm+s ) = ϕk (b0 · · · bm )ϕ(+1)k (b1 · · · bm+1 ) · · · ϕ(+s)k (bs · · · bm+s ),
29

donde jk denota el entero j (mod k) cualquiera sea j ∈ Z. El siguiente resultado es una extensión
de una caracterización de los autómatas celulares sobreyectivos dada por Hedlund; ver teorema
5.1 en [35].

Teorema 3.2. El k-autómata celular F : AZ − → AZ generado por las reglas locales ϕr : A[n,n+m]

→ A, 0 ≤ r ≤ k −1, es sobreyectivo si, y sólo si, para cualquier par de enteros  y s ≥ 0 la función
ϕ,s : Am+s+1 −
→ As+1 es sobreyectiva.

Demostración: Supongamos inicialmente que F es sobreyectivo. Sean  y s, con s ≥ 0, enteros


cualesquiera. Tomemos cualquier bloque w = w0 · · · ws en As+1, sean z ∈ AZ cualquier confi-
guración tal que z[,+s] = w y x una preimagen de z; esto es, para cada j = 0, · · · , s se tiene
z( + j) = wj , y F (x) = z. De la definición de F , para cada j = 0, · · · , s vale:

F (x)( + j) = ϕ(+j)k (x(n +  + j)x(n + 1 +  + j) · · · x(n + m +  + j)) = z( + j);

sigue por tanto que para el bloque

b = x(n + )x(n + 1 + ) · · · x(n + m + ) · · · x(n + m +  + s)

se satisface ϕ,s (b) = w.


Recı́procamente, supongamos que para todo par de enteros  y s ≥ 0, la función ϕ,s es sobreyec-
tiva. Sean z cualquier configuración y  ≥ 1 un entero. Entonces existe un bloque b = b0 · · · bm+2
en Am+2+1 tal que ϕ−,2 (b ) = z[−,]; esto es

ϕ(−)r (b0 · · · bm ) = z(−), · · · , ϕr (b2 · · · bm+2 ) = z().

Ahora consideramos la confugación x ∈ AZ dada por

x[n−,n+m+] = b y x(j) = 0 para todo j ∈


/ [n − , n + m + ].

Note que F (x )[−,] = z[−,] ; esto implica que F (AZ ) es denso en AZ . De la continuidad de F y la
compacidad de AZ sigue inmediatamente la sobreyectividad de F .

Teorema 3.3. El k-autómata celular F : AZ − → AZ generado por las reglas locales ϕj : A[r,r+m]

→ A, 0 ≤ j ≤ k − 1, es sobreyectivo si, y sólo si, para cualquier par de enteros 0 ≤ i < k, s ≥ 0
y u ∈ As+1 se cumple #ϕ−1 m
i,s (u) = N , siendo N = #A.

Demostración: La necesidad es consecuencia inmediata del teorema anterior. Supongamos que



F es sobreyectiva. Es claro que para cada 0 ≤  < k y n ≥ 0 vale ϕ−1 ,n (A
n+1
) = v∈An+1 ϕ−1
,n (v),
entonces 
N m+n+1 = #ϕ−1,n (v) ≥ N
n+1
p,n ,
v∈An+1
30

donde p,n = mı́n{#ϕ−1


,n (v) : v ∈ A
n+1
}, y por tanto 1 ≤ p,n ≤ N m . Sea

p = mı́n{#ϕ−1
,n (v) : 0 ≤  < k, n ≥ 0 y v ∈ A
n+1
};

es obvio que p = mı́n{p,n : 0 ≤  < k, n ≥ 0}. Sean 0 ≤  < k, n ≥ 0 y v ∈ An+1 tales que p =
#ϕ−1 −1
,n (v) = p,n . Consideremos cualquier entero q ≥ 1 y w ∈ A ; afirmamos que #ϕ,n+q (vw) = p.
q

−1
En efecto, dado que para cualquier z en #ϕ,n+q (vw), con z = z1 · · · zm+n+q+1 , se tiene

ϕ,n+q (z) = ϕ,n (z1 · · · zm+n+1 )ϕ(+n+1)k ,q−1 (zn+2 · · · zm+n+q+1 ),

entonces se deduce la igualdad de uniones disjuntas



{ub : u ∈ ϕ−1
,n (v)} = ϕ−1
,n+q (vw);
b∈Aq w∈Aq
 −1
de donde N q p = luego la afirmación sigue pues para todo q ≥ 1, #ϕ−1
w∈Aq #ϕ,n+q (vw); ,n+q (vw) ≥
p. Note que también se tiene p,n = p para cualquier n ≥ n.
Sean j ≥ 1 tal que n = jk −m−1 ≥ n y q = jk. Como arriba, para cualquier z1 · · · z2q (observe
que m + n + 1 = q) se cumple:

ϕ,n +q (z1 · · · z2q ) = ϕ,n (z1 · · · zq )ϕ(+n +1)k ,m−1 (zn +2 · · · zm+q )ϕ,n (zq+1 · · · z2q ),

entonces al escoger w ∈ An +1 con p = #ϕ−1 ,n (w) se tiene

{uu : u, u ∈ ϕ−1
,n (w)} = ϕ−1
,n +q (wzw),
z∈Am

de donde p2 = N m p, ası́ que p = N m . Por tanto #ϕ−1 i,s (u) = N


m
cualesquiera sean s ≥ 0, 0 ≤ i < k
y u ∈ A , pues
s+1
 


N m+s+1 = # ϕ−1
i,s (u) = #ϕ−1i,s (u)
u∈As+1 u∈As+1

y #ϕ−1
i,s (u) ≥p=N . m

Antes de proseguir con el siguiente resultado relacionado con la sobreyectividad de los k-autóma-
tas celulares, la siguiente digresión.
Consideremos la familia de conjuntos Λ formada por ∅, AZ , todos los cilindros de la forma
C([,  + n], u),  ∈ Z, n ≥ 0 y u ∈ An+1 , y sus uniones finitas disjuntas. Es simple verificar
que Λ es un álgebra de conjuntos en AZ y que genera la σ-álgebra de los borelianos de AZ . Para

U ∈ Λ definimos: μ(∅) = 0, μ(AZ) = 1, μ(C([,  + n], u)) = N −(n+1) y μ(U) = m i=1 μ(Ui ) siempre
que U sea unión disjunta de cilindros Ui como arriba. La función μ ası́ definida es una medida
de probabilidad, la cual se extiende de manera única a la σ-álgebra de los borelianos de AZ . Tal
medida es un ejemplo de las denominadas medidas de Bernoulli.
31

Teorema 3.4. Sea F : AZ −→ AZ el k-autómata celular generado por las reglas locales ϕj : A[r,r+m]

→ A, 0 ≤ j ≤ k − 1. Si F es sobreyectivo, entonces toda configuración x es no errante.

Demostración: Consideremos la medida μ como definida arriba. Afirmamos que F deja inva-
riante a μ; esto es, para cada boreliano U de AZ se cumple μ(F −1(U)) = μ(U). Para ello basta
mostrar que tal invarianza se cumple en los conjuntos de Λ.
Sean U = C([,  + n], u) y x ∈ AZ . Es claro que F (x) ∈ U si, y sólo si, F (x)( + j) = uj
para cada j = 0, · · · n con u = u0 · · · un . Por otra parte, como F (x)( + j) = ϕ(+j)k (x(r +  +
j), · · · , x(r + m +  + j)), entonces

u = ϕk ,n (x(r + ), x(r +  + 1) · · · , x(r + m +  + n));

sigue por tanto que x ∈ F −1 (U) si, y sólo si,

w = x(r + )x(r +  + 1) · · · x(r + m +  + n) ∈ ϕ−1


k ,n (u).


En otras palabras F −1 (U) = w∈ϕ−1 C([r + , r +  + m + n], w); ası́, del teorema anterior, sigue
k ,n (u)
−1 m −(m+n+1) −(n+1)
μ(F (U)) = N N =N = μ(U); lo cual demuestra la afirmación.
Finalmente, sean x ∈ AZ y U un abierto conteniendo x. Supongamos que las preimágenes
F −j (U) son todas disjuntas dos a dos, entonces para cualquier entero positivo n vale

nμ(U) = μ(U ∪ · · · ∪ F −n+1(U)) ≤ μ(AZ) = 1,

lo cual es una contradicción si n es suficientemente grande. De esta forma, podemos escoger j ≥ 1


tal que U ∩ F j (U)
= ∅.

Note que haciendo uso del teorema de recurrencia de Poincaré, ver teorema 1.3, también se ha
podido demostrar el anterior resultado.

3.2.2. k-autómatas celulares permutativos


La noción de permutatividad para autómatas celulares unidimensionales fue introducida por
Hedlund en [35]; recientemente en [6], Allouche y Skordev, introdujeron un concepto de permuta-
tividad para retı́culos bidimensionales.

Definición 3.2. Una regla local ϕ : Am+1 − → A se dice permutativa en la variable j (0 ≤ j ≤ m),
si para cualquier x0 · · · xj−1 xj+1 · · · xm ∈ Am , a −→ ϕ(x0 · · · xj−1 axj+1 · · · xm ) es una permutación.

En bien conocido, ver [35], que todo autómata celular generado por una regla local permutativa
en cualquiera de sus variables de los extremos es sobreyectivo. Posteriormente Gilman, ver [33],
32

demostró que si F : AZ − → AZ es un autómata celular generado por una regla local ϕ : A[n,m] − →A
(recuerde que el intervalo [n, m] es la vecindad finita que determina la evolución de los estados de
las células) bipermutativa; es decir, permutativa tanto en la primera como en la última variable
y si nm < 0, entonces F es topológicamente conjugado a un apropiado “full shift” unilateral.
Esto en particular implica que este tipo de autómatas celulares son caóticos en el sentido de
Devaney. Vale mencionar que la noción de bipermutatividad también se le conoce, aunque no tan
difundida, como propiedad M ; ver [1]. Otros resultados donde se muestran (o redescubren) algunas
otras propiedades dinámicas relativas a autómatas celulares con reglas bipermutativas pueden
encontrarse, por ejemplo, en las siguientes referencias: [2], [16], [27], [36], [41], [47], [53] y [54].
Ejemplos no triviales
 de reglas locales bipermutativas
 siempre pueden construirse. Considere-
0 1 ··· N −2 N −1
mos A = ZN y π = . Sea m ≥ 2 un entero; definimos ϕ : Am − →A
1 2 ··· N −1 0
por ϕ(a1 · · · am ) = π (am ), cualquiera sea a1 · · · am ∈ A . Fijemos cualquier bloque a2 · · · am en
a1 m

Am−1 . Dado que la permutación π es transitiva; esto es, {a, π(a), · · · , π N −1 (a)} = A, la función
a −→ ϕ(aa2 · · · am ) = π a (am ) define una permutación de A; esto es, ϕ es permutativa en la primera
variable. Similarmente se muestra la permutatividad en la última variable.
Ejemplo 3.2. Hemos comentado que los autómatas celulares generados por reglas locales permu-
tativas en cualquiera de sus variables de los extremos, son sobreyectivos; en general esto deja de
ser verdadero en el caso de k-autómatas celulares. A seguir presentaremos algunos ejemplos donde
se muestran evidencias de ello.
• Consideremos como alfabeto a A = Z2 , como reglas locales a
ϕ0 (a0 , a1 ) = a0 + 1 (mod 2) y ϕ1 (a0 , a1 ) = a1 ;
y sean V0 = {0, 1} y V1 = {1, 2} las correspondientes vecindades. Entonces el 2-autómata celular
generado
⎧ por ϕj : AVj − → A (j = 0, 1) es definido, para cada x ∈ AZ y n ∈ Z, por F (x)(n) =
⎨x(n) + 1 (mod 2), si n es par
. Observe que ϕ1 es permutativa en la segunda variable, en cuanto
⎩x(n + 1), si n es impar
que ϕ0 lo es en la primera. Sin embargo F no es sobreyectivo: la configuración constante igual a 1
no tiene preimagen.
• Si mantenemos el alfabeto y consideramos como vecindades a V0 = {0, 1, 2} y V1 = {2, 3},
entonces las reglas locales ϕj : AVj −
→ A (j = 0, 1) con
ϕ0 (a0 , a1 , a2 ) = a0 + a2 (mod 2) y ϕ1 (a0 , a1 ) = a1 ,

⎧ ambas permutativas en la última variable, sin embargo el 2-autómata celular, F (x)(n) =


son
⎨x(n) + x(n + 2) (mod 2), si n es par
, por ellas generadas tampoco es sobreyectivo; al igual
⎩x(n + 3), si n es impar
33

que antes la configuración constante 1 no tiene preimagen.


• Supongamos ahora que V0 = {0, 1} = V1 , mantenemos el alfabeto y ϕ1 ; mientras que ϕ0 es dada
por ϕ0 (a0 , a1 ) = a0 . Luego el 2-autómata celular generado por tales reglas locales es definido como:

⎨x(n), si n es par
F (x)(n) = ,
⎩x(n + 1), si n es impar

para cada x ∈ {0, 1}Z y n ∈ Z. Note que ambas reglas locales actuan sobre la misma vecindad;
además, ambas son permutativas, aunque en diferentes variables.
⎧ Sin embargo F no es sobreyectivo;
⎨1, si n es par
observe que la configuración y = (y(n))n∈Z, donde y(n) = , no tiene preimagen.
⎩0, si n es impar

Los siguientes resultados son extensiones, al contexto de k-autómatas celulares, de unos ya


conocidos; ver [35] [28] y [33].

Teorema 3.5. Si las reglas locales ϕ0 , · · · , ϕk−1 : A[n,n+m] −


→ A, son todas permutativas en la
primera variable (resp. última), entonces el k-autómata celular por ellas generadas es sobreyectivo.

Demostración: Note que si m = 0 todas las reglas locales son permutaciones de A; esto implica
que F es biyectivo. Supongamos por tanto que m > 0, haciendo uso del teorema 3.2 mostraremos
que F es sobreyectivo.
Sean , s ∈ Z, con s ≥ 0, y w = w0 · · · ws ∈ As+1. Fijemos cualquier bloque bs+1 · · · bm+s en
A . Dado que la regla local ϕ(+s)k es permutativa en la primera variable, existe bs ∈ A tal que
m

ϕ(+s)k (bs bs+1 · · · bm+s ) = ws . Para el bloque bs bs+1 · · · bm+s−1 , existe (por la misma razón anterior)
bs−1 en A tal que ϕ(+s−1)k (bs−1 · · · bm+s−1 ) = ws−1 . Recursivamente con el mismo argumento termi-
namos construyendo un bloque b0 · · · bs · · · bm+s en Am+s+1 de manera que ϕ,s (b0 · · · bs · · · bm+s ) =
w, con lo cual ϕ,s : Am+s+1 − → As+1 es sobreyectiva; por tanto también lo es F .

Teorema 3.6. Si ϕ0 , · · · , ϕk−1 : A[n,n+m] −→ A (m > 0) son todas permutativas en la última


variable (resp. primera), entonces el k-autómata celular por ellas generadas es transitivo.

Demostración: Dados los enteros s ≥ 1 y 0 ≤ j < k, definimos la potencia s de la regla local ϕj ,


como ϕsj : Ams+1 − → A dada recursivamente por
 
ϕsj (b0 , · · · , bms ) = ϕj ϕs−1
(j+n)k (b0 , · · · , b(s−1)m ), · · · , ϕ(j+n+m)k (bm , · · · , bms ) ;
s−1

siendo que la potencia 0 es la propia regla local.


Es simple verificar que para todo s ≥ 1,  ∈ Z y x ∈ AZ siempre se cumple

F s (x)() = ϕsk (x( + sn), · · · , x( + s(n + m))); (3.6)


34

además, de la permutatividad por la derecha (resp. por la izquierda) de cada una de las reglas
locales, se muestra que para todo s ≥ 1 y 0 ≤ j ≤ k −1, las potencias ϕsj también son permutativas
por la derecha (resp. por la izquierda).
Sean U y V dos abiertos en AZ , por simplicidad supongamos que son, respectivamente, los
cilindros U = Cam11,···,···,a,m
s
s
y V = Cbn11,···
,··· ,nt
,bt ; ver (1.2) en la página 12 para la definición de tales
cilindros. Mostraremos que existen p ≥ 1 y x ∈ U (x(mj ) = aj , 1 ≤ j ≤ s) tales que F p (x) está en
V ; es decir, F p (x)(ni ) = bi para todo i = 1, · · · , t.
Tomemos p suficientemente grande de forma que ni + p(n + m) no sea ninguno de los enteros
m1 , · · · , ms para todo i = 1, · · · , t; esto es posible pues siempre se puede escoger un entero positivo
p tal que p(n + m)
= mj − ni para todo i = 1, · · · , t y j = 1, · · · , s. De esta forma, al usar la
permutatividad de las potencias de las reglas locales, podemos escoger x ∈ U de manera que para
cada i = 1, · · · , t el valor de x(ni +p(n+m)) sea tal que ϕp(ni )k (x(ni +pn), · · · , x(ni +p(n+m))) = bi ;
luego de la fórmula para F p (x)(ni ), ver (3.6), sigue que F p (U) ∩ V
= ∅.

Observe que este resultado es un refinamiento del anterior, pues transitividad topológica siempre
implica sobreyectividad.

Teorema 3.7. Si ϕ0 , · · · , ϕk−1 : A[n,n+m] −


→ A, donde n < 0 y m > −n, son todas bipermutativas,
entonces el k-autómata celular por ellas generadas es topológicamente conjugado a un apropiado
shift unilateral.

Demostración: Consideremos el alfabeto B = Am y denotemos por σB el shift unilateral en BN .


Definimos ahora la aplicación Φ : AZ −
→ BN , para cada x ∈ AZ y  ∈ N, por

Φ(x)() = x (n + 1) · · · x (0) · · · x (n + m),

donde x (s) denota el estado de la célula s en la configuración F  (x); debe observase además que
Φ(x)() = F  (x)[n+1,n+m] , restricción de F  (x) al intervalo [n + 1, n + m]. Mostraremos que Φ es
un homeomorfismo y ΦF = σB Φ.
Dada la compacidad de AZ , para verificar que Φ es un homeomorfismo basta chequear que es
biyectiva y continua.
• Sea u = (u())∈N ∈ BN , haciendo u() = u (n + 1) · · · u (0) · · · u (n + m); para cada  ∈ N,
escribimos

u = (u0(n + 1) · · · u0 (0) · · · u0 (n + m), · · · , u (n + 1) · · · u (0) · · · u (n + m), · · · );

veamos que existe una única configuración x tal que Φ(x) = u.


Sea C0 el cilindro en AZ formado por aquellas configuraciones z tales que z[n+1,n+m] = u(0);
observe que Φ(z)(0) = u(0) si, y sólo si, z ∈ C0 . La permutatividad en la primera variable implica la
35

existencia de un único u0 (n) ∈ A tal que u1 (0) = ϕ0 (u0 (n), u0 (n+ 1), · · · , u0 (0), · · · , u0(n+ m)); de
hecho, usando recursivamente esta permutatividad se encuentra un único bloque u0 (2n+1) · · · u0 (n)
tal que para cada n + 1 ≤ j ≤ 0 se tiene
u1 (j) = ϕjk (u0 (j + n), · · · , u0 (j + n + m)),
recuerde que jk denota el entero j (mod k). De la misma forma se construye un único bloque
u0 (n + m + 1) · · · u0 (2(n + m)) tal que
u1 (i) = ϕik (u0 (i + n), · · · , u0(i + n + m)),
para todo i = 1, · · · , n + m. De esta forma hemos extendido el bloque inicial u(0) hasta
u1 = u0 (2n + 1) · · · u0 (n)u(0)u0(n + m + 1) · · · u0 (2(n + m)).
Ahora denotamos por C1 el cilindro formado por todas las z ∈ AZ tales que z[2n+1,2(n+m)] = u1 .
Como antes, Φ(z)(0) = u(0) y Φ(z)(1) = u(1) si, y sólo si, z ∈ C1 ; obviamente C1  C0 . Empleando
el bloque u(2) se extiende como antes, y de forma única, el bloque u(1) hasta
u1 (2n + 1) · · · u1(n)u(1)u1 (n + m + 1) · · · u1 (2(n + m)),
de manera que u2 (j) = ϕjk (u1 (j +n), · · · , u1(j +n+m)), cualquiera sea el entero n+1 ≤ j ≤ n+m.
Una vez extendido u(1) se procede similarmente a la extensión del bloque u1 :
u2 = u0 (3n + 1) · · · u0 (2n + 2)u1 u0 (2(n + m) + 1) · · · u0 (3(n + m)),
y ası́ definir el cilindro C2 de aquellas configuraciones z con z[3n+1,3(n+m)] = u2 , satisfaciendo
Φ(z)(j) = u(j) para j = 0, 1, 2 si, y sólo si z ∈ C2 . Continuando con este proceso recursivo se
construye una sucesión encajada de cilindros (Cn )n≥0 tal que diam Cn − → 0 cuando n − → +∞; y
para cada 0 ≤ j ≤ n, Φ(z)(j) = u(j) si, y sólo si z ∈ Cn . Ası́, la intersección de tales cilindros es
el único punto x ∈ AZ que satisface Φ(x) = u.
• Veamos ahora la continuidad de Φ. Dado  > 0 deseamos encontrar δ > 0 tal que para todo
x, y ∈ AZ con d(x, y) < δ (d es la métrica en AZ ) se cumple dB (Φ(x), Φ(y)) < , donde dB es la
métrica en BN . Para esto basta verificar que si d(x, y) < δ, F j (x)[n+1,n+m] = F j (y)[n+1,n+m] para
todo 0 ≤ j ≤ L, donde L es un entero positivo tal que 2−L ≤ ; recuerde que para cada entero
j ≥ 0, Φ(x)(j) = F j (x)[n+1,n+m] . Sean M = máx{|n|, L} y 0 < s ≤ 2−M . Por la continuidad
uniforme de F escogemos 0 < δ < s tal que, para todo x, y ∈ AZ con d(x, y) < δ, se cumpla
d(F j (x), F j (y)) < s siempre que 0 ≤ j ≤ L. Obviamente esto implica la continuidad de Φ.
• Finalmente, dado que para x ∈ AZ y  ≥ 0 se tiene
σB (Φ(x))() = Φ(x)( + 1) = F +1 (x)[n+1,n+m]
= F  (F (x))[n+1,n+m] = Φ(F (x))(),
entonces Φ conjuga las dinámicas del shift unilateral σB y F .
36

Comentario 3.2. Note que si las reglas locales en el enunciado del teorema son todas permutativas
en la primera variable y n ≤ 0 (resp. en la última variable y −n < m), entonces la aplicación
Φ : AZ −→ BN es una semiconjugación: continua, sobreyectiva y σB Φ = ΦF . De lo cual se deduce la
sobreyectividad de F ; propiedad que en realidad es independiente de la compacidad del espacio de
configuraciones AZ , tal y como fue requerido en la demostración del teorema 3.5. Por otra parte,
aunque en el enunciado del teorema hemos supuesto que el alfabeto A es finito, en realidad el
resultado continúa siendo verdadero en el caso que A sea cualquier espacio topológico discreto,
pues Φ sigue siendo una conjugación y σB caótico.

3.2.3. Acerca de la equicontinuidad, transitividad, sensibilidad y ex-


pansividad
A continuación estudiaremos algunas propiedades dinámicas de los k-autómatas celulares re-
lativas a diferentes nociones de inestabilidad y caos, como lo son las nociones de equicontinuidad,
transitividad, sensibilidad, densidad de órbitas periódicas y la expansividad. Mucho de los resulta-
dos que presentaremos son extensiones de otros ya conocido en el contexto clásico de los autómatas
celulares; además, mucho de ellos admiten una versión en (n1 , · · · , nd )-autómatas celulares.
Dados enteros m ≤ n y un bloque u ∈ An−m+1 , [u][m,n] denotará el cilindro de AZ formado por
todas la configuraciones x tales que x[m,n] = u.
Supongamos que F : AZ − → AZ es un k-autómata celular no sensible, entonces para cada entero
L ≥ 0 existen un entero M ≥ 0 y un bloque u en A2M +1 tales que, para todo x, y ∈ [u][−M,M ] se
tiene F n (x)[−L,L] = F n (y)[−L,L] cualquiera sea n ≥ 0. Es decir, la no sensibilidad en un k-autómata
celular está asociada con la existencia de ciertos bloques especiales que determinan los estados
parciales (en intervalos finitos del retı́culo) de las órbitas de las configuraciones en los cilindros
dados por tales bloques.

Teorema 3.8. Todo k-autómata celular transitivo F es sensible a las condiciones iniciales, siempre
que el alfabeto A tenga al menos dos elementos.

Demostración: Supongamos que F no es sensible, entonces podemos escoger un entero positivo


M y un bloque u de tamaño 2M + 1 tales que para todo x, y ∈ [u][−M,M ] se cumple F n (x)(0) =
F n (y)(0) para cada n ≥ 0. Fijemos un entero p ≥ 1 tal que pk > M. Sea U el abierto en AZ
formado por aquellas configuraciones z tales que z[−pk−M,−pk+M ] = u = z[pk−M,pk+M ]. Note que
todo z ∈ U satisface σ −pk (z), σ pk (z) ∈ [u][−M,M ] . Haciendo uso de la conmutatividad de F con
el grupo generado por σ k y el hecho que σ rk (z)[p,q] = z[p+rk,q+rk], cualesquiera sean z ∈ AZ y
p, q, r ∈ Z; se tiene que toda configuración z ∈ U satisface F n (z)(−pk) = F n (z)(pk) para todo
n ≥ 0.
37

Ahora consideremos el abierto V de AZ dado por las configuraciones z tales que z(−pk)
= z(pk).
Luego es claro que para tales abiertos U y V se satisface F n (U) ∩ V = ∅ para todo n ≥ 0; es decir,
F no es transitivo.

Es necesario mencionar que en cualquier sistema dinámico (X, T ), con X métrico compacto y
T continua, la transitividad de T no siempre implica exclusivamente la sensibilidad; tal y como
ocurre para los k-autómatas celulares. Remitimos a [4], [5], [8] y [31] donde consecuencias de la
transitividad en sistemas dinámicos discretos sobre espacios métricos compactos son obtenidas.
Recordemos que en un sistema dinámico (X, T ), con métrica d, un punto x es equicontinuo
(Lyapunov estable) si para cualquier  > 0 existe δ > 0 tal que para todo y ∈ X con d(y, x) < δ
y todo n ≥ 0 se cumple d(T n (x), T n (y)) < . Obviamente la existencia de un punto de equicon-
tinuidad implica que el sistema es no sensible a las condiciones iniciales; en otras palabras, la
sensibilidad en las condiciones iniciales implica Eq(T ) = ∅. En general el recı́proco de esta impli-
cación no es verdadera; sin embargo la sensibilidad y ausencia de puntos de equicontinuidad son
propiedades topológicas equivalentes en los k-autómatas celulares. El teorema 3.9 a continuación
demuestra con mayor precisión esta equivalencia; en realidad se trata de una adaptación para los
k-autómatas celulares de un conocido resultado debido esencialmente a Kůrka [43], ver también
[13] y [30].

Lema 3.1. Sean F : AZ − → AZ un k-autómata celular y u ∈ A2M +1 tal que para todo x, y ∈
[u][−M,M ] y n ≥ 0 se cumple F n (x)(0) = F n (y)(0). Si p es un entero con pk > M y U =
[uvu][−pk−M,pk+M ], donde v es cualquier bloque en A2(pk−M )−1 , entonces para todo x, y ∈ U y cada
n ≥ 0 se tiene F n (x)[−pk,pk] = F n (y)[−pk,pk].

Demostración: Supongamos que F es de radio 1, ver proposición 3.2. Sean ϕ0 , · · · , ϕk−1 las

−pk − M pk + M
u v u

Figura 3.1: Descripción de las configuraciones en U ,  es cualquiera.

reglas locales que definen a F ; es decir, cualesquiera sean x ∈ AZ y m ∈ Z con m = r (mod k), se
tiene F (x)(m) = ϕr (x(m − 1), x(m), x(m + 1)). Para cada 0 ≤ j < k y n ≥ 1 consideremos, como
en la demostración del teorema 3.6, ϕnj : A2n+1 −→ A la potencia n-ésima de la regla local ϕj , la
cual está dada por:

ϕnj (a0 , · · · , a2n ) = ϕj (ϕn−1


(j−1)k (a0 , · · · , a2n−2 ), ϕj
n−1
(a1 , · · · , a2n−1 ), ϕn−1
(j+1)k (a2 , · · · , a2n )).
38

Es simple chequear que para todo x ∈ AZ , n ≥ 1 y m ∈ Z vale

F n (x)(m) = ϕnmk (x[m−n,m+n] ) =


ϕmk (ϕn−1 n−1 n−1
(m−1)k (x[m−n,m+n−2] ), ϕmk (x[m−n+1,m+n−1] ), ϕ(m+1)k (x[m−n−2,m+n] ))

= ϕmk (F n−1 (x)(m − 1), F n−1(x)(m), F n−1 (x)(m + 1)). (3.7)

Fijemos w ∈ [u][−M,M ]. Note que para todo z ∈ U vale

F n (z)(−pk) = F n (z)(pk) = F n (w)(0), para todo n ≥ 0,

esto sigue del hecho que σ −pk (z)[−M,M ] = σ pk (z)[−M,M ] = u. Haciendo uso de (3.7) se verifica
fácilmente que para |m| < pk y 0 ≤ n ≤ pk + M − |m| se cumple que F n (x)(m) = F n (y)(m) para
cada par x, y ∈ U. Dado que para 0 ≤ m < pk se cumple

F pk+M +1−m(x)(m) = ϕmk (F pk+M −m(x)(m − 1), F pk+M −m(x)(m), F pk+M −m(x)(m + 1)),
pk+M −m
F (x)(m + 1) = ϕ(m+1)k (F pk+M −1−m(x)(m), F pk+M −1−m(x)(m + 1), F pk+M −1−m(x)(m + 2)),
...

F M +2 (x)(pk − 1) = ϕk−1 (F M +1 (x)(pk − 2), F M +1(x)(pk − 1), F M +1 (x)(pk));

mientras que para −pk < m ≤ 0 se tiene:

F pk+M +1+m(x)(m) = ϕmk (F pk+M +m(x)(m − 1), F pk+M +m(x)(m), F pk+M +m(x)(m + 1)),
pk+M +m
F (x)(m − 1) = ϕ(m−1)k (F pk+M −1+m(x)(m − 2), F pk+M −1+m(x)(m − 1), F pk+M −1+m(x)(m)),
..
.
F M +2 (x)(−pk + 1) = ϕ1 (F M +1(x)(−pk), F M +1 (x)(−pk + 1), F M +1(x)(−pk + 2)).

Consecuentemente, para todo x, y ∈ U, |m| < pk y 0 ≤ n ≤ pk + M + 1 − |m| se cumple


F n (x)(m) = F n (y)(m).
Haciendo uso exactamente de la misma estrategia, se va aumentando el número de iterados para
los cuales las órbitas de las configuraciones en U coinciden parcialmente. Por tanto, la demostración
del lema termina por inducción.

Teorema 3.9. Si F un k-autómata celular no sensible, entonces el conjunto de equicontinuidad


es residual.

Demostración: Sean M ≥ 0 y u ∈ A2M +1 tales que para cada par x, y ∈ [u][−M,M ] se tiene
F n (x)(0) = F n (y)(0) cualquiera sea n ≥ 0. Por otro lado, para todo entero  ≥ 1 denotamos por
U al conjunto de todo z ∈ AZ para los cuales existen  enteros positivos M < p1 < · · · < p , con
39

pj−1 + M < pj − M para j = 2, · · · , , tales que z coincide con u en cada [−pj − M, −pj + M] y
[pj − M, pj + M]. Claramente U es abierto (unión de cilindros) y denso en AZ . Del lema anterior

sigue que toda configuración en el conjunto V = ≥1 U es equicontinua.

Con este resultado se obtiene, de la misma forma como en [43], una clasificación equicontinua
de los k-autómatas celulares.

Corolario 3.1. Todo k-autómata celular F en AZ satisface una sóla de las siguientes propiedades:

F es equicontinuo, Eq(F ) = AZ .


= Eq(F )
= AZ .

F es sensible a las condiciones iniciales, pero no positivamente expansivo.

F es positivamente expansivo.

A continuación mostraremos propiedades adicionales de los k-autómatas celulares relacionadas


con la equicontinuidad y la periodicidad. Primero observe que si x ∈ AZ es σ-periódico; esto
es, σ  (x) = x para algún entero  ≥ 1, entonces x es eventualmente periódico para cualquier
k-autómata celular F ; pues para m = mcm(, k) (mı́nimo común múltipo) se tiene σ m (x) = x y

F n (σ m (x)) = F n (x) = σ m (F n (x)), para cada n ≥ 0;

ası́, {F n (x) : n ≥ 0} ⊂ {y : σ m (y) = y}, por tanto x es eventualmente periódico; es decir, existen
enteros  ≥ 0 y p > 1 tales que F +p (x) = F  (x) con  + p ≤ m. De esta forma, el conjunto
de puntos periódicos de σ (que es denso en AZ ) es subconjunto de los puntos eventualmente
periódicos de F , lo cual demuestra la anterior afirmación. Por otra parte, dado que en cualquier
sistema dinámico discreto inyectivo los conjuntos de puntos periódicos y eventualmente periódicos
coinciden, se siguen dos importantes conclusiones. La primera de ellas es que el conjunto de puntos
periódicos de cualquier k-autómata celular inyectivo es denso en AZ ; la segunda es que todo k-
autómata celular inyectivo es también sobreyectivo. Esto sigue del hecho que F (AZ ) es cerrado
(imagen continua de un compacto) y contiene los puntos periódicos de F .

Un k-autómata celular sobreyectivo no necesariamente es inyectivo; muchos ejemplos pueden


ser construidos. De hecho puede adaptarse una demostración del teorema 6.8 en [35], con lo cual
se garantiza que existen infinitos k-autómatas celulares sobreyectivos y no inyectivos.

El siguiente lema establece una caracterización de la uniformidad en el concepto de equiconti-


nuidad de cualquier k-autómata celular.
40

Lema 3.2. Todo k-autómata celular F : AZ −


→ AZ es equicontinuo si, y sólo si, existe un entero
Z
M ≥ 0 tal que para todo x, y en A con x[−M,M ] = y[−M,M ] y n ≥ 0 se tiene F n (x) = F n (y) en
[−k, k].

Demostración: La suficiencia sigue del teorema 1.1; veamos la necesidad. Sea  ≥ k, queremos
encontrar N ≥ 0 tal que para todo x, y ∈ AZ satisfaciendo x[−N,N ] = y[−N,N ] se tiene F n (x)[−,] =
F n (y)[−,] para todo n ≥ 0. Sean p ≥ 1 el primer entero tal que pk ≥  y N = M + (p − 1)k.
Consideremos x, y ∈ AZ tales que x[−N,N ] = y[−N,N ] . Obviamente para cada 1 ≤ j ≤ p − 1 se
satisface x[−M ±jk,M ±jk] = y[−M ±jk,M ±jk]. Sigue por tanto que σ ±jk (x)[−M,M ] = σ ±jk (y)[−M,M ]; luego

F n (x)[(−1±j)k,(1±j)k] = F n (y)[(−1±j)k,(1±j)k], para cada n ≥ 0;

lo cual implica el lema.

Teorema 3.10. Todo k-autómata celular F : AZ − → AZ es equicontinuo si, y sólo si, es eventual-
mente periódico; es decir, existen enteros m ≥ 0 y p ≥ 1 tales que F m+p = F m .

Demostración: Supongamos F equicontinuo. Sea M ≥ 0 tal que para todo x, y ∈ AZ con


x[−M,M ] = y[−M,M ] se tiene F n (x)[−k,k] = F n (y)[−k,k] cualquiera sea el entero n ≥ 0. Dado u ∈
A2M +1 , sea u el punto σ-periódico que coincide con u en el intervalo central [−M, M]. Sean mu ≥ 0
y pu ≥ 1 tales que F mu +pu (u) = F mu (u); obviamente cualquier x ∈ [u][−M,M ] satisface F mu +pu (x) =
F mu (x) en [−k, k]. De hecho, para cualesquiera par de enteros no negativos j y , también se cumple
F mu +pu +j (x) = F mu +j (x) en [−k, k]. Observe que para cada x ∈ AZ , x[−M,M ] es un de los bloques

en A2M +1 ; luego al tomar m = máx mu y p = pu se tiene F m+p (x) = F m (x) en [−k, k]
u∈A2M +1
cualquiera sea x ∈ AZ . Ahora consideremos j ∈ Z con |j| > k; sean 0 ≤ i < k y  ∈ Z tales que
j = k + i. Entonces

F m+p (x)(j) = σ k (F m+p (x))(i) = F m+p (σ k (x))(i) = F m (σ k (x))(i)


= σ k (F m (x))(i) = F m (x)(j);

por tanto F es eventualmente periódico.


Recı́procamente, sean m ≥ 0 y p ≥ 1 tales que F m+p = F m ; supongamos además que F es
de radio 1. Un simple cálculo muestra que para todo x, y en AZ se tiene d(F (x), F (y)) ≤ 2d(x, y)
(todo k-autómata celular es Lipschitziano); en particular, d(F n (x), F n (y)) ≤ 2n d(x, y) para todo
n ≥ 0. Sean M = m + p + k y x, y con d(x, y) < 2−M . Claramente d(F n (x), F n (y)) < 2−k para
cada 0 ≤ n ≤ m + p; en otras palabras F n (x)[−k,k] = F n (y)[−k,k] para n = 0, · · · , m + p. Al tomar
n > m + p escribimos n = m + p + j con  ≥ 1 y 0 ≤ j < p. Ası́ para x, y con d(x, y) < 2−M sigue
que

d(F n (x), F n (y)) = d(F m+j (x), F m+j (y)) ≤ 2m+j d(x, y) < 2−k .
41

De esta forma, F n (x)[−k,k] = F n (y)[−k,k] para todo n ≥ 0 siempre que d(x, y) < 2−M . La demostra-
ción concluye usando el lema anterior.

Corolario 3.2. Todo k-autómata celular F : AZ − → AZ es equicontinuo y sobreyectivo si, y sólo


si existe p ≥ 1 tal que F es la identidad; es decir, F es periódico.
p

Demostración: La necesidad es inmediata pues F m+p = F m con m = 0 y F (F p−1 (x)) = x para


cada x ∈ AZ .
Supongamos entonces que F es equicontinuo y sobreyectivo. Sean m ≥ 0 y p ≥ 1 los menores
enteros tales que F m+p = F m . Supongamos que m ≥ 1. Sean x, y en AZ tales que F (x) = y; sigue
entonces
F m−1+p (y) = F m+p (x) = F m (x) = F m−1 (y);

como y es arbitrario, se contradice la minimalidad de los enteros seleccionados; ası́ que m = 0 y F


es periódico.

El siguiente teorema es la versión para k-autómatas celulares de un conocido resultado de


Blanchard y Tisseur; ver [13] y [44].

Teorema 3.11. Si F : AZ − → AZ es un k-autómata celular sobreyectivo con al menos un punto


de equicontinuidad, entonces el conjunto de puntos periódicos de F es denso.

Demostración: Sea z un punto de equicontinuidad de F , entonces podemos escoger un entero


M ≥ 0 tal que para todo x, y ∈ [u][−M,M ] (u es el bloque central de z con radio M) se tiene
F n (x)(0) = F n (y)(0) para todo n ≥ 0. Para mostrar la densidad de los puntos periódicos de F es
suficiente verificar que para todo entero p ≥ 1 con pk > M y cada v ∈ A2(pk−M )−1, existe un punto
periódico de F que coincide con v en el intervalo [−pk + M + 1, pk − M − 1].
Tomemos entonces un tal bloque v y sea x la concatenación σ-periódica del bloque uv con
v en el centro del retı́culo. Claramente x tiene perı́odo, según σ, menor o igual a 2pk; de hecho
σ 2pk (x) = x.
0

··· ··· ··· ··· ··· ··· ···

u v u v

Figura 3.2: Descripción de la configuración σ-periódica x.

Observe que la órbita de x por F tiene longitud menor o igual a 2pk; es decir, x es eventualmente
periódico para F con preperı́odo s ≥ 0 y perı́odo t ≥ 1 tal que s + t ≤ 2pk. Ahora consideremos
42

el cilindro C = [uvu][−pk−M,pk+M ]. Como F es sobreyectivo, existe m ≥ 1 tal que C ∩ F −m (C)


= ∅;
esto es consecuencia del teorema 3.4. Por tanto existe y ∈ AZ tal que

y[−pk−M,pk+M ] = F m (y)[−pk−M,pk+M ] = uvu.

Dado que x, y ∈ C, del lema 3.1 se tiene

F n (x)[−pk,pk] = F n (y)[−pk,pk] para todo n ≥ 0.

En particular, F m (x)[−pk,pk] = x[−pk,pk], pero como x y F m (x) pertenecen a la misma órbita σ-


periódica, y ambas coinciden en un intervalo cuya longitud es mayor que el periódo de tales órbitas,
entonces F m (x) = x y la demostración del teorema esta completa.

Cerramos esta sección con una de las propiedades más importantes de los k-autómatas celulares
expansivos. En realidad es una versión de un resultado bastante general, debido a Hedlund, sobre
sistemas dinámicos discretos expansivos; ver teorema 2.1 en [35]. Allı́ se demuestra que cualquiera
de estos sistemas dinámicos es conjugado a subshift. La demostración, para k-autómatas celulares,
que damos de este resultado identifica tal subshift; de hecho es una adaptación de conocidas
demostraciones para autómatas celulares, ver por ejemplo, en [27], [44] y [45].

Teorema 3.12. Si F : AZ − → AZ es un k-autómata celular expansivo, entonces F es topológica-


mente conjugado a un subshift unilateral.

Demostración: Supongamos que F es de radio 1; esto existen k reglas locales ϕ0 , · · · , ϕk−1 : A3


−→ A tales que, para cada x ∈ AZ y n ∈ Z se tiene F (x)(n) = ϕnk (x(n − 1), x(n), x(n + 1)).
Denotamos por Σ(F ) al conjunto de todas las sucesiones unilaterales u = (u(n))n∈N con u(n) ∈ A3 ,
tales que u(n) = F n (x)[−1,1] para algún x ∈ AZ . Claramente Σ(F ) ⊂ B siendo B = A3 ; además, si
σB denota el shift unilateral en BN , entonces σB (Σ(F )) ⊂ Σ(F ); es decir, Σ(F ) es un subshift de
BN . Sea δ > 0 una constante de expansividad de F ; esto es, para cada x, y ∈ AZ con x
= y, existe
n ≥ 1 tal que d(F n (x), F n (y)) ≥ δ.
Definimos Φ : AZ − → Σ(F ) por Φ(x)(n) = F n (x)[−1,1] , para cada x ∈ AZ y n ≥ 0. Es simple
verificar que Φ es sobreyectiva y ΦF = σB Φ; resta por tanto demostrar que Φ es inyectiva y
continua.
Supongamos que x, y ∈ AZ (x
= y) son tales que F n (x)[−1,1] = F n (y)[−1,1] para todo n ≥ 0. Sea
|r| > 1 tal que x(r)
= y(r). Suponiendo r > 0, consideramos z ∈ AZ dada por z(−∞,0] = x(−∞,0] y
z[0,+∞) = y[0,+∞); claramente F n (z)(−∞,1] = F n (x)(−∞,1] para todo n ≥ 0. Escojamos  = mk sufien-
temente grande como para que 2−(1+) < δ. Dado que F n σ − = σ − F n para todo n ≥ 0, entonces
F n (σ − (x))(−∞,1+] = F n (σ − (z))(−∞,1+] para todo n ≥ 0; luego d(F n (σ − (x))F n (σ − (z))) < δ
43

cualquiera sea el entero n ≥ 0; lo cual es una contradicción a la expansividad de F . Ası́, Φ es


inyectiva.
Mostremos ahora la continuidad. Sea  = 2−r con r entero positivo. Queremos encontrar γ > 0
tal que F n (x)[−1,1] = F n (y)[−1,1] para 0 ≤ n ≤ r siempre que d(x, y) < γ. Pero esto sigue de la
continuidad uniforme de F .

Puede decirse un poco más sobre los k-autómatas celulares expansivos; de hecho haciendo
adaptaciones de resultados ya conocidos, ver [12], [43] y [52], se puede demostrar que el subshift
Σ(F ) sobre el que se conjuga F es de tipo finito; además, F es topológicamente mixing.

3.3. Comentarios finales


A lo largo de las notas no se ha mencionada nada respecto de los atractores de k-autómatas
celulares. Existen, sin embargo, relevantes resultados sobre atractores para autómatas celulares;
nos referimos a las clasificaciones de los autómatas celulares a partir de sus atractores; éstas
fueron introducidas por Hurley en [37] y Kůrka en [43]. La clasificación de Hurley hace uso de
la descomposición de Conley (partición del espacio por cuencas de las componentes por cadenas)
y la noción de cuasi-atractor; posteriormente en [43] se hace un refinamiento de la clasificación
de Hurley basada en propiedades de equicontinuidad. La clasificación de Hurley-Kůrka tiene su
similar en el contexto de los k-autómatas celulares; de hecho en [19] se muestra tal analogı́a.
Muchos de los resultados expuestos tienen sus análogos en dimensiones altas; es decir pa-
ra (n1 , · · · , nd )-autómatas celulares; excepto lo referente a la expansividad, pues esta propiedad
está ausente cuando el retı́culo tiene dimensión d ≥ 2. Tampoco se han analizado los k-autómatas
celulares aditivos, aquellos cuyas reglas locales son expresiones lineales en el anillo ZN . Para esta
categorı́a de sistemas dinámicos pueden estudiarse las propiedades dinámicas clásicas, en las que
posiblemente existan algunas particularidades o refinamientos de resultados generales.
Por otra parte, puede seguirse la misma estrategia, empleada en los autómatas celulares, de
modificar la estructura topológica del espacio de fase AZ y ası́ estudiar propiedades topológicas
y dinámicas de los k-autómatas celulares en nuevas topologı́as como las de Besicovitch y Weil;
remitimos a [14] y sus referencias.

Lo anteriormente descrito supone que el alfabeto A es finito. Poco se sabe la dinámica de


las transformaciones que conmutan con potencias del shift cuando este conjunto de estado de las
celulas del retı́culo es cualquier espacio topológico discreto. Una primera observación es necesaria:
no todas las transformaciones que conmutan con potencias del shift se expresan en términos de
finitas reglas locales como en la definición 3.1; en el capı́tulo 2 se muestra un ejemplo de una
44

transformación continua de NZ que conmuta con el shift, sin embargo no existe una regla local
mediante la cual ella se exprese.
No obstante, haciendo uso de la noción de barrera, ver [26] para conocer esta noción, se gene-
raliza el concepto de regla local, para luego obtener una extensión del teorema de caracterización
de Hedlund para este tipo de transformaciones; ver [7]. Teniendo en consideración esta caracteri-
zación sigue el estudio de propiedades dinámicas globales y locales; debe mencionarse que la no
compacidad del espacio fase introduce serias dificultades al momento de emprender este tipo de
estudio.
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