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Noe Jitrik Dir Historia Critica de La Literatura Argentina Tomo 2
Noe Jitrik Dir Historia Critica de La Literatura Argentina Tomo 2
írrrna Cella
Elra B~-ricn~o/r
R u h r ~ r oF e r ~ o
A.ln~ínX,,-eso G7-amilglio
Cristiirn Iglesia
Crlirin il.lnnzr>ni
10,-ge Moiitelco~~r.
I<ica~do '~i~lia
Alfi-erlo Riibionc
Sylvia .Caítra
Julio Sclivnrlznin17
HISTORIA CRITICA DE LA
LITE RATU RA
ARGENTINA
director dc la o b r ~
NO/: JITRIIC
VOLUMEN 2
Emcjcé Editores
lSl1N 950-M-2470-9
l. 11tiiln- 1 . ~ . i c c r a t u t n ~ ~ ~ i . r i !Ilisloriu
i ~ i a - Crítica
l i i , i e c ~L<ii,"iP< S.A.
1 ~ 1 ~ I ~ : 1668,
p ~ ~C~IICO ~ l AU(>,
~ ~ ~l ~ ~i ~: c~Aixcs,
x ~ n sAl&vtlti>7a
LA IdUCI IA DE 1,O.S LENGUAJES
ricos sobt-c cónio i-rlncionarsr cuii la riadicióii popular. Ver, e~~ccialiiieiitc, Ertcbsii
Fclicvcrria, "Proyecto y prospecto de u n a colección dc caiicioiies ~iñcinnalei",Prora ii-
tcrnria (selcccióii, prólogo y notas dc Koberto 1:. Giusri), Buenas Aires, Esrrada, 1944.
Eii el mismo volumeii, puedc leerse la citada nota de Gutiérrez. Aiiibos textos se en-
cucnrran, desde luego, en las Obras completnr ordenadas por Gutiérrez, Buenos Airer,
Antonio Zainora, 1951.
' Adolfo P,?ieto, 1.05 s>inj&or ingleses y la cmrrgencia de la literaturn nrgentinri
(1820-IRIO), Bu'enor Aires, Sudamericana, 1996. Adniitiendo, con Pricto, q u e la Iiipó-
t i h i r es inverificnble, (crimo rurtncrse n su g r m p d e r dc sugrreiicil?
mente- no muy lejos dc las piezas del gacetero rosista Luis Pérez, que
iiitegraii una divergente coiistelación política y cultural, y al lado de "1.a
refalosa" de Ascasubi, con la que tiene iiiuclios elementos en coiriún, aiiii-
que pertenezcan a divcrgeiites constelaciones poéticas. ¿O bien el relato
de Echeveri-ía sería conteinporáneo de la traina fácrica que induce su pu-
blicación y la recepción iiiincdiata, a partir de la condcscendierire preseii-
tncióii de Gutiérrez? ¿ N o será que lo que define mejor esa feclia [lotan-
te es el surgiiiiieiiio dc las condiciones de su lcgibilidad, en el último tercio
del siglo XX, cuando David Viiias dispara provocati~~ameiite que aquella
"nietáfora inayoi-de la \.iolacióii" es el punto de arraiique de la literatu-
ira argentina, o cuando Ricardo Piglia sugiere que, iiivirtiendo la fórmu-
la del comienzo del Facrozdo, el relato de Echeverría recurre a la pura fic-
ción para tiarrar al otro, al bárbaro?'
Los estudios que rastrean este tipo de problenias n o son, pese al des-
dén de Rorges, "mera" historia de la literatura, disciplina qiie, desde esa
perspectiva, deviene administrativa, tediosa y opuesta al libre fluir de la
literatura. Una historia crítica de la literatura interroga las secueiicias, la
cronología, los liriajcs, las genealogías. Sospeclia de las natui-alizaciones
y de las tablas que proponen equivalencias iinívocas y sucesiones Linea-
les de itiovimieiitos y generaciones, pero no construye su objeto sobre
la base de la suspicacia y el desenmascarairiiento de aquello que la lite-
ratura oculwría. N o : una Iiistoria crítica, para sei-ral, debe poner eii cucs-
tión, ante todo, sus propios instrumentos y sus operaciones de lectura.
Si pi-etendicra de(s)velar la presunta alucinación de los textos, iio liaría
niás que alucinarse a sí misiiia en su funcióii controladora y estatal.
Este segundo voluiiieii de la 1-listoria critica de la literatura argrn-
tina se ocupa dc pi-ocesos que se desnrrollaii, básicainente, después de
la breve pero precursora institución del Salón literario de 1837, y antes
[le la serie de feiióinenos ligados a la producción intelectual de la Ilaina-
da generacióii del 80. C o m o su objeto es proteico e inestable, iio pue-
de agotarse en el marco de esas feclias, y retrocede y salta hacia adelan-
te en busca de continuidades y explicaciones.
Eii ese período, la formulación de una teoría de la literatura nacio-
nal perinancce escindida, largo tieiiipo, de sus ensayos prácticos, iiiclu-
so si los misnios individuos son agentes de una y otros. En sus años ini-
ciales, el sueño romántico tic un proyecto de país y su cultura es
concebido cn la vorágiiie.de la guerra civil, de los programas aprerniaii-
' David Vifiar, "Itinerario del escritor argentino", Dr Sermiento a Corfázrrr. Lite-
ratura argentina g renlidad politirn. Buenos Aires, Siglo XX, 1971. Ricardo l'igliñ.
"Echevcrría y el lugar de la ficción", La Argentitlrr en p<,dnjror, Bilenos Airer, Edicio-
nes de la Urraca, 1993.
ter y de los exilios f o r z a d o s a tal punto, que los epistolarios pai-eceii
por iiioinciitos la única foriiia posible de reconstruir uiia patria perdi-
da-; cuando el periodo está por coricluir, en las vísperas de la unidad
nacional, del Estado ceiitral y del ~ o r r c n t emodcrnizador, advertiiiios
qiie iio sólo el siieño ya es otro: taiiibién lo son la vigilia que le sucede
y Iiasta sus soñaclorcs.
Idos liiiiitcs de las literatiiras iiacioiiales son itiiprecisos, poi-qiie las
tranias de lectiiras y cscritui-as se desentienden del mapa físico y del ina-
pn político (aun cuando, a veces, i i i t ~ i ~ t cdibujarlos
ii o interprciarlos).
idos viajeros que recorríaii Itigarcs "iiuevos", o que iiitroduciaii la iio-
vcdad a fuerza de perspectiva -pai-te dc una caparisión qiie se eiiticii-
de cii uii iriarco iiiiiclio iiiás amplio que el local y ciiya últiina instancia
es la coiiforiiiacióii d e u11inercado rnundial- coiitribuyeroii a produ-
cir, iiotableiiieiite, una rerriiorializacidn cultui-al, filtraiido la propia iiii-
rada nativa. Ezcquiel Martínez Estrada consideraba que los libros de
los viajeros ingleses integraban, con los de Williaiii Heiiry Hudson y el
Martín IZierro,una partc decisiva cle nuestra literatura del siglo xix. La
línea del viaje describe uii arco que va de lo estético a lo ecoiióiiiico y
que, cxtreiiiado, lleva a coiifluir; Iiacia el 80 y después, eii uiia "resolu-
cióii" de las fronteras iiacioiialcs a ti-avés d e uiia polilica de exterminio.
TaiiibiCn son vagos los Iíiiiites del objeto literal-io, que se deja leer
donde nienos se lo esperaba, o ligado a prácticas y a iiiedios aparente-
iiieiite concebidos para otros fines. El fuiidamerital capítulo final que
dedica Ricardo Rojas a las eiiipresas periodísticas, cn su I-listoria de la
1iieratu.ra argentina, al reconocer que por la prciisa había pasado la co-
i-riente principal d e esa literatura, resulta u11punto de partida excepcio-
1131,y el único reprochc que a ese respecto podría hacCrselc al fundador
de ese caiiiyo de estudios es iio Iiaber sido coiisccuentc con su pi-opia
lucidez. U n a parte fuiidaiiieiiral de nuestra litci-atut-a Iia sido riiodelada
por la evolucióii de la prensa periódica -desde su ritmo a sus iiiodali-
dades gráficas, dcsde la iiiterrelacióii de sus secciones hasta sii cii-cuito
de distribución, pasaiido por los avances teciiológicos de la iniprcsióii,
el creciniicnto del publico lectoi- y las figiiras legales que defiiieii las [or-
iiias de propiedad intelcctual y la responsabilidad jurídica sobi-e las afir-
iiiacioiies que tejen la densa red d e la esfera pública. Pero si esa com-
probación es cierta, sólo lo es en el jiiego d e iiiterrelacioiics en el cual la
literatura devuelve a la prensa un lenguaje, uii estilo y uiia creatividad
siii los cuales seria iinpeiisable su desarrollo. En este seiitido, las cues-
tioiies de la edicióii ( y sus opcioiies: hoja suelta, periódico, folleto, 1;-
bro) no son para nada secundarias eii la conformación de los textos, y
hoy ~ x i e d erevisarse la liistoria dc iiuesti-a literatura desde la óptica de
esta problerná~ica,que arroja iiueva luz sobre obras apareriteiiieiite ce-
rradas eii el foriiiato de su eiicuaderiiacióii. El arniado o la coiiipagiiia-
cióii d c textos narraiiaos no son ajeiios a estos avaiarcs, que iluiiiinaii
desde o t r o áiigulo uiia poléiiiica taii clccisiva coino la qiic ciifrciitó a
13artoloini- Mitre y a Viceiitc 1:idcl López sobre los iiiéiodus y las fiicn-
Les riel trabajo Iiistoriográfico.
Aiiálogaiiieiite, la iiianera cii que, al deieriniiiar las foi.iiias d ~pro- ,
piedad, cuiisagrai- los víiiculos fainiliares y singularizar "casos" qiie !>o-
di-íaii vuiiici.ai- ii«i-iiias d e uiia y otros, la sociedad imagina cici.t:i: ligii-
ras cciiti-ales q u e paiit;iráii vidas y c o ~ i i ~ ~ o r i a i i i i e i i t ioisc,~ i ciiiuclia
relacióli coii ott-as figuras: Ins q u e los gtiici-os liici-.ii-ios lial~ríaiiciisaya-
d o aparentciiieticc al iiiargeii (le ialcs determinacioiics.
I'or eso, esta liisroi-ia se lince caigo d e las Iiccioiies jurídicas qiir yuc-
dcii leersc eii el C ó d i g o Civil. Y por eso, tariibiéii, al iiitciiiar dai- ctieii-
ta d e tan iritrincadas urdiinbi-es, debe reciiri-ir a ioi-iiias q u e Yan <lesde
el ensayo el artículo iiioiiográfico Iiasta lo q u e uiio d e los tial~aji.'~ dc-
sigtia coiiio fábiila crítica. La iiisturia, se ha diclio, es una forma d c la
prosopopeya.
Eii ocasioiici, la paiior.iiiiica sobre g6iicros (las dificiiltndcs p.ir.1 la
coiisolidacióii d e la novela, los origiiiales caiiiiiios que coii~iuceiia la afir-
iiiación d e un sujeti) lírico, 1:aspeculiares rclacioiies entre la novela Iiistó-
rica y cl discurso histoi-iográiico) deja Iiigar a acei-caiiiieiitos qiie ti-iieii
por objeto una sola obra (coino la A11zn1i.a d e h4áriiiol o las A4enloi-i.is d e
Paz) p o r razones q u e escailari d e valoracir>iiescanonizadoras; se trata. iiiás
Liieii, d e verificar cóiiio cii tiii tcxto converge uii Iiaz d e problenia~;có-
nio, p o r caso, la novela d e Máriiiol debe ficcioiializar uii pasado iiiiiie.~
diaio q u e cs presente a la vez, coiiio si fuera uii pasado rciiiuto, c ~ t i ilo
yiic diseña la lectiira fiirura; d e qiié i i i ( ~ d oel gciieral iiieiiioi-ialisi;i siilo
puede rccoiisti-uii- sil subjetiviclad dcsdc la Iijgica de la giieii-a. Cc~iii,: iiii-
rada crítica alternativa, ott-as veces la leiite sigiie la ti-ayectui-ia d e i i i i a i i .
tor, y tariipoco aquí el propósito es detcrniinar 111-eeiiiiiiciiciasni I,i.cJi-
leccioiics. Eii Alberdi, p o r ejciiiplo, puede \-cine cúnio una sucric de
sacerdocio i-epiiblicaiio lleva a erigendrai- -liada iiiciios- la leiigua tic la
le): siii q u e el pi-opio aiitur Iiaya pociidu Iiablarla eii su tierra. Eii cu.iiito
a Jiiaiia Manuela Goi-riti, rcsulia notable qiie su iiiscripci6ii sesgadn i.11 la
cultura nacioiial le haya permitido concebir ficcioiies eii las que se c l ~ i i c ~
bra dcfinitivaiiieiite la eiidogniiiia l~oiíticaclc los airiaiites, ial coiiio Ii.iliía
sido instituida con rigidcz por Amnlia, al tieiiipo que ese quiebrc a]>.il-c-
ce ligado con uiia iiiflexiúii ~einciiiiiapara la iioci0n d c aiitoría. Por iilii-
riio, seguir la trayectoria d e Juan María Gutiéi-rez. iiiiestro priiiicr rríii-
co litci-ario, ayuda a enteridci- cóiiio la constiriición de uii caiiipo
reiati\~aineiiteautóiioiiio exigió la decisión y cl coiiiproiiiiso iiidi\:klual,
tenaz y solitario d e cunsagi-al-sea una pai-ic dcl irabajo social que aúii iio
estaba diferenciada d e otras, y eii esa clecisiijn ayiidar a la dcterriiiiiacióii
d e la diferencia coiiio esliccilicidad y csl~ecializa~iúri.
Ilesde otras di~ci~liiias-que, sin einbarg«, liaii debido pasar iiiex-
ciis:iblciiieiite pnr un coipus inuy similar al de la critica liieraria- se
liaii acuñado categorías e interpretaciones del dcvciiir social que asig-
riaii a obras y procesos coinplejos i i i i principio de inteligibilidad. Así,
la sociología de la cult~iraperrriitc peiisai- cómo se va coiifor-inando len-
ta y trabajosaniente, a lo largo del pcríoclo aquí estiidiado, tin pasaje
de la Iieteroiioiiiía a la autonomía; cómo se va perfilando la profesio-
iializacióii de los esci-itoi-es;cómo se va constituyendo un mercado de
biciies simbólicos y cómo se conforma i i i i público lector. Aliora bien,
si por un lado estos dcsplazaiiiientos y evoluciones se consolidarán en
la etapa siguiente, por otro habría que decir que la literatura n o es el
oI1jilto que ti-ansita con manseduiiibre por el cauce establecido p o r
aqiiellos procesos, sino parte fundamcrital de la tarea que lia abierto el
cauce. Y n o se llegará a intuir la niultiplicidad de la construcción de
sciitidos si n o se percibe el movimiento y la interlocticióii d e los dis-
riiri«s áinbitos.
Los trabajos aquí reunidos cueiitaii iiiia Iiistoi-ia de conformación
de identidades iiiiaginatias y provisorias a través del lenguaje. La opcibn
de ioiios, giros y lectos fue capital e" esa historia. Conformó y dividió
b,iiidos dc utra manera que la que deteriiiiiiaroii, por ejeiiiplo, las op-
cioiies políticas inás visibles. Cuando Echeverría adjetiva: "El desierto
/ iii~oiiiiieiisural~le, abierto / y iiiisterioso a sus pies / se extiende, /tris-
ti: V I semblante, / solitario y taciturno / coino el iiiar..."; cuaiido Sar-
iiiiciito clraiiiatiia: " ~ Q L Iimpresiones
~. ha de dejar en el habitante de la
Re!>úhlica Argentina, cl siiiiplc acto de clavar los ojos en el Iioi-izonte,
y \.el-... no ver nada C...]?"; cuando Del Campo imita y abrevia: ";Sabe
qtic es Iiiicla la rnar?", nos eiicoiitratnos con decisiones discursivas que
liciieii que ver coi1 una lucha de leiiguajes, iiiás allá, incluso, de la posi-
c i í ~ persoiial
i e idiosiiici-ásica de cada uno de los autores.
l-lace treiiita aiios, eii uiia iiitcrvención tal vez excesivaiiiente fecha-
da. Rolaiid Bartlies postiiló que, desde la economía hasta la neurosis, la
sociedad elabora el lenguaje como un campo de batalla, y que esa bata-
lla eiifrfiita sociolectos, en iiiia guerra cuyo telón dc fondo aparente es
la coinuriicacióti que proporcionaría el idioma nacional.
Aunque el escritor francés aterraba sobre el error tle hacer equiva-
leiicias entre sociolectos y clases sociales, haciendo notar los desliza-
iiiientos y niediaciones entre unos y otras, básicamente proponía una
ya célebre diferencia entre discursos o leiigiiajes eiicráticos (relaciona-
dos con el p o d e r la cultura de masas, la opinión coinún o doxa) y dis-
cursos acráticos, construidos sobre un peiisainicnto, no sobre una ideo-
logía. Marxismo, psicoanálisis y, en ya,-te, estriicturalisino, valían como
ejcmplos de discursos acr5ticos. 1)c esa guerra se salía por la escritura
(o por el Texto, así, con iiiayúscula), capaz de iiiezclai- las hablas y lle-
gar a uiia lieterología del saber. N o esa tanto una descripción con70 u n
progra~na.~
Respecto de riucstro objeto, podría decirse que los textos n o son ni
la manifestación pasiva de los bandos de uii eiifrentaniierito que se Iia
gestado eii otros campos, ni uiia vía para salir utópicamente de ellos. 1Jn
su escririira y eii su lectura, liaii definido u11niievo cainpo de tcnsio~ies,
iri-ediictible a otros, y ésa ha sido su batalla.
Uiia d e las foriiias eii que se ejerce la critica y la autocrítica sobre la
escritura es la que produce versión sobre versión, coiiio capas textunles
en lo que, iiiás primitiva y reductorainenre, algunos llaman coi-lección.
I'alabra problemática y dual, porque arriesga, eri el borde de la crítica,
algo del orden d e la censura. Este volumen podría ser u n ejeinplo d e
esas teiisioncs: eiitre los ti-abajos que lo coinponen, entre las versiories
de un misino trabajo, eii la relación entre las propuestas d e los autores
y los dii-ectorcs (de la obra, del volumen) y de los directores entre sí.
Esto viene a cuenta porque, unas líneas iiiás arriba, se dijo, a propósito
d e la inteiveiición de Rarrhes, que era "tal vez excesi\~aiiieiitefechada".
Hul>ici-asido preferible oinitii- esa referencia o, eri codo caso, tacharla:
iquiéii está a salvo de sus fechas o por qué, al fin y al cabo, intentxt rras-
ceridcrlas desde una patética pretcnsióri de eternidad? Al coiiservarla,
liemos decidido dejar la crisis a la vista; exhibir la distancia que nos se-
llara de aquel tcxto, reconociendo a la vez el valor de sus resonancias;
poner d e manifiesto, por últiino, la soberbia a que Iiabitualmenre iiidu-
ce la funcióii crítica, su prerrogativa de presente que se quiei-e absolu-
to y quc wwlta irrisoriaiiieiite fugaz.
Una últiiiia aclaracióii concierne a1 tipo de cortes y divisiones que
inti-oduce la obra total. Si hubiera que pronuriciar u n nonibrc q u e h e -
ra la cifra de este período, ese iioiiibrc sería, siii duda, el d e Sarmiento.
I..a orgaiiización de la Hhtoria critica de la literaturr~arge~7tinale asig-
iia, al autor de I:aczindo, Viajes y Recuerdos de provincia u11 volunieii
aparte, el cuarro. D e ahí la circunstaiicia contradicroria [le que a Sal.-
miento iio le corresporida, en La lucl~ade los lenguajes, un capírulo es-
pecial. La omisióii iio hace iiiás que reforzar el efecto de su foi-tísima
niarca: de todos los rrabajos aquí recopilados, sólo dos n o iiieiicionaii
a Sarmiento explíci~ameiite,aunque, por supuesto, lo suponen. Basta
consultar el íiidicc onoinástico para coiiiyrobar el peso de ese noriibre
eii esta historia.
Rolaiid Barther, "La guerra de los leiigu.ijes", El iirrun-o del lenguaje. M i r rillá
de In pnldbrn y la ermitidra, Barcelona, Paidós, 1787. "La guei-1.a J e los lenguajes" es dc
1973, y cornicnzñ con la irónica comprobacii>n de In diferericia idioleciñl entre rrcr car-
rclcs cisyo nieliraje Liisico seria: "Cuid:ido coii el pciro".
Las ti-adiciones, es sabido, se construyeii retrospectivaincnte. Sus
IiCroes sueleii ser iiiocciites y sus profetas, irivoluii~arios.Las secueii-
cias, tal coirio las ariila, después, la historia literaria, habían sido, en su
iiioineiito, geiriidos, balbuceos, o bieii iii~ciitosy logros eii una direc-
cióii iiiuy distiiira de la reconstruida desde el futuro. La orgía raiiqucl
que nar-ra perturbadorarneiite Mansilla liada lieiie que vei:coii la que
condena Eclieverria, y sin embargo, el autor de Una excursión a los i r l -
dios ranqueles iio puede dejar dc citar La c a u ~ i v a tornándola
, coiiio
punto cIc partida. El gauchesco I-lernáiidez filia su pocrna en el Celiar
del uruguayo Alejaiidro Magariños Cervantcs, cuya poética guarda es-
casa o nula relncióii con el Martitz Fierro, y 1-ice eii el prólogo con los
'gaucliescos Hidalgo y Del Canipo, que Iiabian preparado el terreiio eii
el que se niueveii su texto y su héroe.
D e esas sorpresas, de esos desplazainietitos está hecha, taiubiéii, la
lucha de los lenguajes.
VOCES,GUERRAS, ESCENARIOS
LA GUERRA GAUCHIPOLÍTICA
p o r Nicolás Lucero
' "Cicliro del Lilandcngue rerirado" (c. 1821-1823). recopilado y anorado por
Jorge B. Rivera en La primitiwn literalura gaucheico, B u e i ~ o sAires, Jorge Alvarcz,
196%
~
La,s gacetas
Eii julio de 1 8 3 0 , Luis Pérc7. inri-oduce uiia iiiiiovacióii eii el géiiei-o.
Así lo aiiulicia el "Prospejo" de El Gntlcho: "Coiiio allá eii la Guardia no
hay 1 Quicii sepa bien iriipreritar / A la ciudad nie Iic veiiido 1 Estc asuii-
to á ~>ublicar". Quicii escribe cs I'aiiclio Lugarcs Coiitreras, gaiiclio de la
Guardia del Monte, qiie se iiistala eii la ci"dac1, niet:iCiidose a gacetei-o.
Mieiiti-as que eii los cielitos y diálogos de Hidalgo los gauchos tciiipla-
iiaii sus guitarras y coiiversaban, los de PCrcz cscriben cartas y ganan rá-
pidaiiiciite la irnprciita. Este artificio aniiiia una proliferacióii de escritu-
ras de gauchos y gauchas, pcro, tarnbiéri, de niuchachos de las orillas,
iiegi-as, viejas unitarias, esci-ibaiios y cajcrillas, qiie se coiiviei-teii en co-
rrespoiisales del gacetcro.
' Ver Aiigel Raiiia, " l > c la p u e r L pulitiia a la iioesia dc partido: 1 Iilario
Ascxs~lliiy Crtaiiislao del Caiiipu", Lorgoi<di~i>uiiriior
riopl~rtetiier,Ilueiior Aires, Ccii-
tio l i d i ~ o rde Aciiéi-ica Laiiria, IL)X2.
Eri 1830,1~iai1Cualberto G o d o y se vale clc uii recurso parcialiiicii-
te siiiiilar. Ilcsde Pci-gaiiiiiio y Ti-es Arroyos, gauclios iiifiltrados C I I el
caii-ipo ciicmigo, "1iacií.iii~oscel rol-1.0 lreiigr~".cscribeii 0 d i ~ t ~ 1c.11
1 1 f.as
y las eiivíaii para q u e las cditc 1<1 Curazcr; d e MeiiJora". I'ei-o Ciidoy
nuiica fiiigirá qiie tiii gaucho escribe la gaceta. IiiiihiCii cii 1530, Asen-
subipublica eii Moiitevideo el priiiier ); úiiico iiúiiicro de El Avvio-Oilr-
gentino; cii él arrenicte, eiitic otros diarios opositorcs, coiitra El T)i-iio
de los Muchachos, d e Pérer. A difcreiicia d c E l Cowzo-o, allísísc aliuii-
cia coiiio periodista un "irisic al-1-iero iiietido ;iescritor", c l i s ~ > u c \ ~n < i
IiaLilai- d e los rcdci-ales, a quieiies coiioce "de cri-ea". Ikta priiirera i:;ii:c-
ta d c Ascasubi, siii eiiibargo, iio está escrita coiiiu si liablara uii gaiiclio.
Cuanclu 1-cgi-ese, nuevaiiieiile desde Moiitevideo, cori El Gnuciiri en
Campa>in(1839) y 1 3 Gaucho jacitzlo Cielo (1843), Ascasubi deiiiii\tra-
14Iiaber sido el iiiejur lector clc l%i-ez, eiieiiiigi~ocnsioiial [le siis iiiicios
gauchipolíticos, quien, para ese eiitoiiccs, Iiabrá ci~sa[~arecido dc 1.1cs-
cciia pública d e J3ueiios Aii-cs.
P o r l o proiitq; la ocurieiicia d e poiier a un gauclio cri el niedio .icti-
va un agitado tráfico de cartas eiiviadas desde el caiiipo y d e gaceta:. ce-
lebradas eii los raiiclios. El liallazgo geiici-a efcrvesccncia y cleseiica<lciia
otras publicacioiics &el iiiismo Pércz: a E1 Gniícho sigue, eii ociul)rr clel
iiiisiiio ano, E l %??lo de 108 ~!.(lfci~achos, cuyo gacetero es Juaiiclio lin-
ri-iales, coiiipadre d c Lugarcs, y eii el q u e apai-eceii coiiiposicioiie~[ir-
iiiadas poi- el Torito; ljl %rito ciigeiidra, a su vez, eii uiia procrca~i6iiií-
picanieiire satirica, a SLI padre, Ll ;Toro d e Otice, que sigue cletectaii<io y
coriieaiiclo, I>i-iiicipdiiiiciite,a los "fc<leralesd e dos opioioncs". Eii i S? 1
i-egresa E l Gaiiclio, acoiiipahndo alioi-a d e la ciitresn d e La Ciliichn. i-c-
daenda poi- Cliaiioiiga, la esposa d e Lugarcs, ciiyo plaii es atacar .i 1i1s
<, ,
inutarios" y eiiti-ar en contrapiiiito con su iiiaridr~.13sta ristra clc g.ice
tas, cada uiia d e ellas de aparici6ii biseiiiaiial, d a uiia idca dc la iecuiiili-
dad del acierto de 1'61-ez. Hacia 1777, J u a n Uaitasar Macicl había colicc-
bido la ¡<lead e escribir coiiio Iinbla uii 1ioiiibi.e d c caiiipo; cii 1830 l > ~ , r c z
Iiacia de ella uiia cita Iialiitual cori el Icctoii5
Este fervor gacctero tuvo t i i i aiitecedeiiic eii los periiiclicos qiie, a
principir>s d e la década dcl 20, 1-edaciai-a el p a d r e Fi-aiicisco d e P.:iiIa
Castaheda (1776-1 832), d e quien l'Crcx fue u11 ciitusinsta lector. "M.iria
Retazos" (pcrsoiiajc pci-iodista y iioiiibie clc uiia de las gacetas de ('as-
20
Péi-ez cargar el Iiunior iiegro sobre negros al testaiiieiiro satírico de 13er-
iiardiiio Rivadavia: "Ir. Mando que se enlute~i/ Uiia doceiia de iiegros,
/ Q u e basta que esté11 desnudos / P a r a que iiie hagan el duelo".8
Las voces que las gacetas incorporaii tieiicn sieinpre un carácter de
respuesta, ya que intervienen en el contexto de un debate que las en-
marca. Pérez liace hablar a negros y negras, pei-o iio a los indios. Uiia
de las coiisigrias más persistentes de la oposicióri contra Rosas fue acu-
sarlo de conspicuas aliaiizas con los pampas. Pérez presenta iiidios la-
bradores y concliabados, integi-ados a "la gran fainilia" rosista, pero se
abstiene fii-iiieincnte de cederles la palabra. Al enfreiitar esta posil>ili-
dad, Pancho Lugarcs opta por caiitai; prodigiosamenre, u n himiio iieo-
clásico:
Para reducir la voz del indio en 1833, el gauclio i-osista asuine el dis-
curso de la coiiquisia. Scnsibles a las palabras de los otros, pero tain-
bién a los sesgos dc sus lecturas, las gacetas fueron una caja de resoriaii-
cia dc las poléniica culturales y políticas de la Cpoca.
La gacela funcioiió coiiio iin niecaiiisrno para generar y eriirentar
voces. Los gauchipolíticos se valieroii, además, del repertorio de expe-
rinieiitacioncs de los pasquines satíricos, que pulularoii en las décadas
del 20 y el 30 en el liío de la Plata. La sátira dio curso a una gran liber-
tad de invciición: propició la parodia de otras escrituras (en especial, de
los gtneros y los paratextos periodísticos) y ofreció a la gaucliesca uii
modelo para la representación dc la violei>cia.
El formato de la gaceta favoreció la intercalacióii y la parodia de iiu-
inerosos géneros, desarrollaiido en los escritores la conciencia de que
N o era la primera vez que uri gauclio entraba eii la ciudad. Hidalgo
Ii.il>ia iiinugiirado la costunihre eii la "Relación q u e hace el gaucho Ka-
iiióii Contieras a Jaciiito Cliaiio d e t o d o lo que vio eii las riesras niayas
<i<,Riieiios Aires, en 1822", que aproveclia la exti-aiieza y la admiracióii
q u e p ~ - o \ ~ o c alai i citida<l y sus fiestns en el homt>re d e caiiipo. Eii 1830
I'hez retoinaría la situación en la "Carta d e l a c i n t o Lugones 2 l'aiiclio
Iugares", cn la que I>iigones aiiuncia su visita a la ciudad para las fies-
1.1siiiayas y los aprontes q u e él y sil "vieja" están haciendo para la oca-
~ i i i i i El
. ~ esqueirla
~ trazado p o r Hidalgo sufre, siii eiiibargo, percepti-
I ~ e siiiodilicaci«iics: el canal oral dcl diálogo es reernplnzado p o r el
c.iiial escrito d e la carta; ya n o se hace la relación de l o acontecido, sino
tic los preparativos; el encucntro y la iiarracióri n o tieiieii lugar d e vuel-
t : e~ n e! pago. A diferencia de Coiitrei.as, Lugones cuenta con que, ciiaii-
llegue a Xueiios Aires, lo reciba uii aparcero: "Conin es V d . Escri-
I>iiiista 1 ha d e teiicr relacioiies / y tan sólo con Vd. / p u e d o gozar las
Iiiiicioiies". Pérez convirtió a su gaucho gacerei-o en u n mediador niúl-
riple: lo hizo ciceroiie d e oti-os gauclios, iiiterniediai-io entre las negras
y el gobierno, iiiformante y cori-espoiisal urbano d e Rosas cada vez q u e
éste salía eii cainpana. Al liacer d e la impreiita el ceiitro d e su campana,
11 gauchesca d e Pérez altcral~ala relación entre gauclio y ciiidad.
N o es difícil caer en la teiitacióii d e asociar la entrada del gacerero
" 1-Iñciñ 1833, Ascnsubi publicaun diilogo en que el g.?ucliuJacinto Amorcs le ha-
c c a su paisano Siirión I'eiialva la coiiipleia rrlrción de lar "fii<icioiiazas/ de nuestra
Ciisiiiiición / d e las cuales eii el pngo / iio Iiay gauclio q u e dé razón". Para uii aiiálisis
d e la rradicióii del gauclio qiie virira la ciudad, q u e tiene sii puiiio cunibre en 1866 con
ci Fausto, d e Erranislxo del Cñinpo, verJoscfina 1-udiiier, ''En el paraíso dcl ilifieriio.
1 - 1 Fairrro argentino. u n pnsciche d e criiic~.iiicmrin", El género gairchero. Un tratado
w l r r 10 patria. Riircior Aires, Sudamericana, 1988.
en Buenos Aires con la Iiipótesis que Sariiiieiito desari-olló en Ikcundo:
como un sínibolo del poder de la caiiipaiia y la humillación de los caje-
tillas, conio un caballo de Tioya que sentencia la ruina de la ciudad lrcn-
te al avance dc la barbarie. El gaucho aiteriia prácticas y oficios entre la
dorna, la rnontonera y la iiiiprenta; su letra adquiere los valores de ver-
dad y coraje asociados coii el carnpo y las refriegas. Esta escritura deli-
beradamente agreste se superpone, sin embargo, con una concepción
moderna del trabajo del escritor. En efecto, en la autobiografía de sus
gauchos gaceteros, Pérez privilegia la historia de su profesionalizacióri
y su éxito mercantil y social. Crea la ficción del gaucho que, "ganando
plata a rodo", prospera con el oficio de la letra, como si la ináquiiia de
guerra que iiitrodujcra en la ciudad, contra los gacetoiies cultos, luei-.i
la exhibición de su público lector y el orgullo de sus ventas.
Las rncncioiies al dinero soti frecuentes en las gacetas de Pérez y As-
casubi; las hallainos en el precio de los ejeinplares, la paga, los circuitos
de distribución y los recianios a los suscriptores. En esta obsesiva au-
torreferericia, pueden rastrearse las condiciones de producción y con-
sumo de la gauchesca, iio sólo en función de los intereses partidai-ios,
sino tainbién coino ~nercancía.'~ Al jactarse de sus ventas, las gacetas sa-
len al cruce de las acusaciones de venalidad que pendeii sobre los cscri-
tores de partido. La financiación de los periódicos es uno de los tópi-
cos predilectos eii las pujas entre gauchipolíticos. Godoy, por ejeinplo,
insiste e11 desenmascarar los papeles de Pérez, recordándole que, cuaii-
d o hablan sus toros y sus gauchos, quienes pagan son los dueiios de las
vacas. Éste, a su vez, coritesra con uii extracto apócrilo de El Corazcro,
que confiesa sus inagras ventas y pidc liinosiia a Pancho Lugares. E n
estos entreveros, lo que está en juego no es la discusión sobi-e la parcia-
lidad de las gacetas en la guei-rn de facciones, sino el teiiior a (y la bui--
la por) la pérdida del favor del público.
A diferencia de los escritores "cultos", como Alberdi y Sariiiieiito,
que i-ecurricron a la sátira para quejarse del iiidigeiite público lectoi- dc
estas pobres tierras sudamericanas, representado siempre eii merma, los
gauchescos hicieron hincapié eii el éxito de sus papeles. Pérez labró la
iinagen de la popularidad de sus gacetas coino una definición política.
Sus gauchos se precian de linblai- clarito y esto no lo hacen sólo para re-
mediar la falta de latines dc un liipotético púlilico rural o seinianalfabc-
to. El candor es un trazo que delihei-adairietite se destaca contra la letra
que embrolla: la de los proyectos, los decretos, los papeles de 13aiico y
10s gacctoiies. La Icti-a rústica debe ser entendida, eiitoiices, dentro de
'5 Ver Jorge 8.Rivera, "1.a paga del gaucherco", cn Clarín, Uuenor Aires, 18 de
imizo dc 1989.
tina coiiccpcióii q u e ideiitifica la verdad libre y siii velo coi1 el iiiipi-ii-
pcrio, la risa c iiic~usivcla csaltación partidai-ia.
l'érez iritrodiijo la idea d e l gauclio periodista; la oposición e n t r e
gauclios y l c t r ~ d o siitiiica Iiab'ía d c s e r taii elocueiirc coiiio eii siis
gacetas. A diferencia d e la cviiiplicidad q u e los gacetei-os d c Ascasii-
bi iiiaiitieiien coi1 los l>eriódicos c u l t o s , los d e Péi-e7. sc cuidaii d c
coiifusioiies: "Vd. inc dice q u e al c a b o 1 M e lii iiieti<loa cscribiiiista, 1
l'ucs n o piense q u e e s t o lo Iiago 1 P o r s o l o eiiredai- la lisia", previc-
iie Juanclio Uarriales a tiii lector d e 1l1 7oriio dc los M~rchacl~os. Ocii-
r r c qiie In Icira cscrita gciicra eii el gauclio sospeclias. A pi-iiicipios
<le la d é c a d a del 30, la oposicióri eiitre g a u c h o s y iii,ciores, iiieqiií
voca eii las Iiojas d e PCI-c7., se avenía coii la ticcesidad d e desliiidar a
Irjs federales iieros o apostólicos d e los loiiios negros o federales "le-
trados"." M i e n t r a s q u e los gacetcros d e Ascasubi s e i-cpresciiiaii a
sí niisinos deseiripefiaiido u n papel coiiipleiiicntario y picaresco res-
p e c t o d e las gacetas cultas, los d e l'ércz, e n caiiibio, s e ligui-aii ecliaii-
do areiigac eiitre d o c t o r e s , e n franca coinpctcricia c o n t r a ellos y a u n
c o n el afáii rnisiiio d e s t i s t i t u i r l o ~El
. ~ ~g a u c h o e n t r a a la ciiidad pa-
ra t o m a r la Icira y, m e d i a n t e el oficio d e la lctt-a, ganar d i n e r o ; la rús-
tica iiiflesióii q u e d a a la p a l a b r a iiiipi-esa y el é x i t o coiiicrcial q u e
coiisigue coii ella d e f i n e n sil e s c r i t u r a coiiti-a la Ieti-a eiiibustcra y
oiierosa d e los d o c t o r e s .
Los gaucliipolíricos sienipi-e esgi-iiiiicroii, a su favor, sil público lec-
tor; lo iniagiiiari~iiy lo <lefiiiicroii coii avidez. Eii 1-lidalgo, 10 iiiiiiiiiios,
qiiiz5s idealiiieiite, conio la exieiisióii d e u n gaiiclio q u e canta o dialo-
" Ver Pablo Anrolabchere, "I'ar<lino Lucero y los juegos de la guerra", cn Cñsri-
na Iglcsia (conip.), Lerrary divirar, Bueiiar Aires, Eudeba, 1998, y en este volumeii "As-
carubi y el mal aigeniino".
Félix Weinberg, quien exhumó el diálogo en 1963, señala el carácter d s r i c o y
pcro no gnuchesco, del poenia, y llania 12 ñreiicióii sobre la alieriiaiicia ciirre
11)s parlamenros en versos endecarilabos del Vicjo y los ocrosilabor de Corro. Ver Fé-
lis Wcinbcrg,Ji<nn Gualbcno Godo op. nt.
la guerra. Así, el número 22 de La Gai*clia capturará la "Carta de des-
pedida a los unitai-¡os por el Coronel La-Madrid", que, contuiidentc,
coiiiieiiza: "Coii bi-ío y deiiuedo / Me cargó QUIROGA, / Y rne hizo cc-
riizas / En ineiios de una hora". Para liablar coino el adversario, la gau-
clicsca apeló a invertir cl código de valor del gaucho patriota, amplian-
do, de esta mancra, el i-epertorio de sus relacionc~.~'
Eii los nueve largos años dcl sitio de M«rrtcvideo, Ascasubi ensayó
variantes dc esas cai-tas "escrihidas a las últiinas" por sus cneiiiigos e iii-
terceptarlas por su gaceta. La réplica rnás lograda la habría de eriiontrai;
no eii fingir gauclios que huyen y lioraii como cobardes, sino en un ti-
po espccial de false~e:la lenta y deleitosa mimetizaciún con la voz del
enenngo.
"La refalosa" de 1-Iilario Ascasubi, que Leóriidas Laiiiborghini coiisi-
dera la pieza maestra dcl bufo gaucliesco, condensa iiotablemcnte los pro-
cediiiiientos, los toiios y las estrategias de la guerra gaucliipoli~ca?~ Es uiia
carta dc anicnaza que,-al reniedai-;oii esrnero la s h i ~ a x i sel
- ~ritnio de la
oralitlad del gaucho, nos permite intuir cl i-cgocijo del verdugo que escri-
be y el espanto dc la víctiina que lec. Sc inserta en una sccueticia cliistiilai;
pero la imitación del "inashorquero" resulta tan cficaz que, por sí sola, se
basta; prueba de ello es que teiideinos a olvidar cuál es la respuesta que
suscita.25 Es, fuiidamenraliiier~te,uii ejemplo incinorable dc cónio el gau-
cliipolítico escucha y resci-ibe la palabra dcl ciieiriigo, cómo se deticnc y
regocija cn los porinenores y las reverheraciones de su voz.
Casi sin iiiaiicia, Celidonio, uii gaiiclio de PCrez, atiuriciaba en 1830:
"Ve1 Iiay, aiiiigo Paricho, un cielito que acabo de conipoiier: Cielito, cie-
lo del aliiia, /cielito del rebeiicazo; / tocales, Panclio, el violíii / iriieri-
Iras yo preparo el Iaz~".~"o quc para los uiios es ficsta y candor, pa-
ra los otros es ciiiisirio y suplicio. Ascasubi sup« cxplotar esta dualidad,
tanto niás iiiquietaiitc por cuanto era gencralnieiite enunciada iiiedio en
broiiia. Uri "Cielito federal", también de Pérez y d c 1830, caritaba:
"Cielito Ciclo quc sí 1 Cielito de la Matanza / Dales de firirie Torito /
A los que pieiisaii que cs chanza"?' «La relalosa" había dc rctoniar, juri-
" i ~ ~ de dcspcdida ...": "Pues por liri llevarnos 1 Mucliu que con-
Eii la i ~ i i r r "Carta
/ Dc la úlriina ~ c c i < /i iQuc
tar. ~ acabo dc dar / I k s t a eii los cñlzones/ Llevo iiiaicrial".
"Vcr Leói~idasLainliorghini, "La gauchesca como arte bulo'', cn este voluiiicri.
2' Es decir, la "Coiiterrñcióii d e Jñcinio Cielo al soldado de Oribe, q u e lo mandó
amciiñzar con rocarle la Refalosa", cii la que Cielo i t i N C a : "Mira, troinpera rocín: 1 si
sos capaz de ñgarrarrne, 1 a gusto dejo tocarnic 1 tu rcfalosa y tiri t i i i / I'ero, si iio ic das
inxña. / c u a i ~ l oir iopés coiiiiiigo, / sin tanta bulla te digo 1 quc Iias de largar una eii-
rmññ", Hilarlo Ascasiibi, Pnulitio Lucero, up. cit.
l 6 E l gaucho, 3, 7 de agusio dc 1830.
" "Cielito Fedi.nl", Li 'Ióriio de lor Muc/,nchor, 17, 14 dc octubrr dc 1830.
LO coi1 la aiiieiiaza, la aiiibigücdad terrible de la cliaiiia y el falso i.oriic-
diiriicnto. Al repetir esa amhigücdnd, cainbiáiidole el signo, iio Iiiicía si-
tio abisinarla aúii más:
O' Flores, cn el "Diálogo que en la costa del arroyo de Caiieloiiei ...", I'aulino Lu-
r<'ro.op. ni.
) ' Recopilado en libro por Ricardo Xadrígucz Molas, Lirir Pérez y la Liografi dr
Hoinr erínta en vcrro rn 1830, Buenos Aires, Clia, 1957. La fusión del papel, cl peóii
gacerero y el patrón hahria dc irner u n cfecto de simulacro; en él quizás radicó su efi-
cacia propagñndistica. Godoy escribe dos composiciones destinadas a amonestar a El
Caucho; gauclior los trcs, por momentos es dificil discernir ciidndo apunta a la gaceta,
cilálido ñI gaceiero y cuáiido al gobcrnñdor. Ver Félin Weinberg, op. cit.
)' El alzamis~iiocampesino de 1829 fue u n $i,oiiieiiio clave en las rcpreseiiincioiies
poliricas de la campafia. Pilar Gonzáler Bernaldo ha rstiidiado cóiiio, a través de la cir-
culación de riiiiioien y pasquiiies, se impuso en el imaginario la agencia polirica d e Ro-
$;ir, que terminó por capitalizar y dar sentido al levantaniierito rural. Ver I'ilar Gonzá-
Icr Bernaldo, "El levaiiiñiniento de 1829: el imzginario social y sus implic=cioner
politicas eii un conflicro rural", rn A,zt<ario IEHS, 2, Universidad Nacional del Cen-
tro d e la I'i-oviiicia de Buenos Aires, 1987.
" VrrJorgc Myers, Orden y virtud. Eldircsrro republicat~oen el régimen rosira,
Icuenor Aircs. Universidad Nacional de Quilmci, 1995.
insisten repetidas veces las gacetas de Pérez es el iiiomento luiriinoso y
iiieiiiorable en que el personaje del gaucho y Rosas, convei-tido también
en personaje de folletín, se recotiocen?'
En el núiiiero 10 de El Gaucho, el follerínse interruiiipe para conti-
nuai; dos seiiiaiias después, en el núinero 14. El énfasis lia dejado de ser
la vida del gaucho y aliora es la de Rosas. Es posible que en ese cambio
de foco influyera el ániiiio dc coinpetir con la Biogruflu de Rosas. Ensa-
yo hi~tórico,de Pedro de Angelis, tainbiéii de 1830, o que la publicación
de este ensayo le hubiera sugerido a Pérez hacer ajustes, incluir porme-
nores y empezar todo de nuevo retrotrayendo la historia de la iiijeren-
cia política del "Viejo" a priiicipios de la década del 20.'5 A su múltiple
condicióli de peón, soldado, miliciano, domador, violinista y gacetero,
Panclio Lugares habría suniado, tarribién, la de Iiistoriador. E n esta se-
gunda parte, el gaucho sacrifica el relato de su vida y su voz singiilar de
narrador, liinitándose, por momentos, a transcribir los diálogos de Ilo-
sas con Dorrego, Lavalle y Laiiiadrid, en los que mandan las previsio-
nes del balaiicc histórico e importa más la legalidad del nuevo gobiei-no
que la insurgeiicia campesina, desde la visión de un paisano.
Quizás liaya que buscar el origen de lo que parece uiia bifurcación
inevitable en el proyecto rnismo de Pérez. El propósito primero del
gaucho es, como Martíii Fierro, templar la guitarra y cantar su destino;
así acomete la historia de la leva, los maltratos en el ejército, la teiita-
ción de "resertar". Sin embargo, el lin ulterior al que conduce su rela-
to es su alistamiento voluiitario como miliciano de Rosas. Los versos
con que se iiiterrunipe el folletín en el iiúinero 10 son ilustrativos del
conflicto que late en la idea de fusioiiar la autobiografía del gaucho y la
biografía del caudillo, sugiriendo que esas dos líneas pueden no ser, en
última instancia, concurrentes: "Así que nos redotaron / Cada uno jue
por su lado; /Después verán en mi historia / cuál ha sido el resultado 1
Yo por supuesto ay no más / Siempre al lado del patrón / L o seguí; por-
que soy firme / Eii nuestra federación". U n poema que celebra el as-
censo de Rosas termina, paradójicamente, con una escena de derrota;
un poema que canta las desventuras d e u n peón termina, paradójica-
mente, especulando sobre los réditos dc la adversidad. Cuando los gau-
3' "Yo ine meti en u n riiicóri / Y el Vicjo me divis6; / ¡Ah! iChanonga! iliubiel-as
visto / A tu Viejo esta ocasión! / iCónio esrá urté, su Esrlencia? / Le grité: lo que ine
vió, / Pñ servirle, ño Lugares.- / Kieiidose nie contcstó." ("Carta de I'anclio Lugares
a ru mujer Cliaiioiiga", en El Gaucho, 17,12 de dicieiiibre de 1831; recopilada por Luis
Soler Catiar, op. cit.).
'5 Ver Ana María Amar Sánchez, "La gauchesca duranrc el rorismo: una dirpura
por el espacio del eiiemigo", Revktlr de Critica Literaria LatinoameGu2nn, XVIII, 35,
Liiiia, semestre de 1992.
cbos se separaii, el futuro es muclio iiienos incierto que cii el final de La
vi*clta de Mat-iÍt7 Fierro. La aiitobiografia dc Pancho Lugares es un re-
lato de aprendizaje; en cada peripecia, él acumula y define iiiás su idcn-
iidad. El gaucho consigue capitalizar sus experiencias porque i:ienc al
lado a Rosas; es su jefe-patróri quien eiiiiiarca y le proporciona un sen-
tido definido a su historia, de tal forma que los padecimientos de la le-
va habrán de dcjarlc niás beneficios que cicati-ices.
Hay una iiicoiiipatibilidad en la gauchesca eiitrc cl canto y la afilia-
cióii i)artidaria del gaiicho. Eri "Los ~>ayadores",Ascasubicorigregó a
tres cantores, un ciitrei-riaiio, un porteíio y un corrcritino, "el misiiio
dia" que se clc las tropas de Orihe y ]<osas, sitiadoras de Moii-
tevideo, a las filas dcfcnsoi-as de aquella plaza. Los ti-es se acoplan en el
lainento y cl desengaño; los tres arnagan con caiitar sus suplicios cii las
tropas federales ("ea, lengua no te turbes", "atención pido senores, / al
relatar mi destino"). Sin eiiibargo, el apuro por celebrar sus nuevas ad-
hcsiones a Rivera y Lavalle se iinpoiic a la iiai-ración de sus pesares. N o
pueden dejar fluir libremente el caiito los gauchos marcados por una op-
ción partidaria. El canto de Martíii Fierro Iiabría sido otro si, en lugar
de i r a la frontei-a, se hubiese alistado en las huestes de algún cau<lillo.
LaI"-odiiccióii de IJércz, quicn narró y celebró la llegada del "Graii
Gaiiclio" al gobierno, invita a 1-eflexionarsobre las relaciones entre gau-
chcsca y poder. "Si con Rosas la patria es el género -sostiene Josefina
Ludmcr eii la obra citada- parece casi rcdundaiite una gauchesca i-o-
sista". Esta identidad, que la así llamada "Biografía de Kosas escrita en
verso" procura apuiitalai-,parece resquebrajarse a veces, coiiio si el 1110-
delo del gran gaucho ejemplar fuese iiicoiiiparible con la voz elegida pa-
ra forjarlo. Tensada por las deiiiaridas del triunfo y la adrniiiistración,
la gaucliesca rosista estaba ceñida a un iinperativo de correccióii.
Coiiio para los proscriptos, tainbiéii para PCrcz uii gobierno gau-
cho no podía ser otro que el de D o n Juan Manuel. Cuando en 1872
Martíii Fierro añore un gobierno, lo hará desde la derrota, la resisteii-
cia y el desamparo: "Ticnc el gaucho que aguantar / hasta que lo trague
el hoyo / o Iiasta que venga algún criollo / en esta tierra a iiiandar"?"
Antes, Estaiiislao del Campo liabía iiiiagitiado otra posibilida~i:su gau-
cho Aiiastasio el Pollo, "iiiainado", "gomitarido y tronipezando", se
liabía "afigurado" que era "el incsnio gobicriio", y liabía decretado la
disti-ibucióii de la tierra, la abolición de la leva y que los jueces dcjai-a11
a los borrachos eii
'' El
J O S IICIII:III(ICZ,
~ gnucho M n y t i n fierro, VV. 2091 -2094.
" "Gohieriio gauclia", recopilado por Jorge Luis Borgcs y Adolfo Bioy Casares
cn l'oeria (jai,rherca, op. r i i , L. 11.
E1 gobieriio gaucho de Pérez sc ubica en los aiitípodas (le la derro-
ta y tatiibi&ride la ebriedad. Sobrio, evita el desborde, aun en "las iics-
tas de la dentrada de Rosas": "Sueriaii caiiipanas y cohetes / Y jucgo a
la artillei-ía / Y a la noclie inedia caña / Enti-e grande gritería. / Arda la
ilurninación i Y despleguen las baiideras; / p e r o cuidado que al Vicjci /
N o le gustan borrachera^".'^ Este últiiiio replicgue, en el que el gaiiclio
amonesta y se corrige, es indicio de una disyuntiva, que asoiiin cada vez
que su voz parecc desafiar el orderi, el ti-abajo y la I~ropiedad.3'Cuaii-
tlo Panclio Lugares, el riiisirio que se eiiorgullecc de Iiabcr cstatio eii la
batalia d e Ituzaiiigó contra los I>rasilcros,confiesa las tciitacioiics ile la
dcsercibri, lo Iiace con uii descaro que cxccde sus dcsavencncias politi-
cas coi1 el Ejército Nacional: "Lo que me vi tan suelto / n niatreriar ciii-
pecé; / y niuclias veces coiificso / q u e cii Kescrtac iiic peiisé". Tampo-
co se sujeta bien la "Carición d e los gauchos dc la Matatiza", de 1831,
en la quc un gauclio exalta el robo de ganado cri cl contexto d e la seca
que por entonces dieziiinba los canipos de Biieiios Aires:
'' 'Al faiisia dia eri que cl Exnio. Sr. Gobernador dc csin Provincia D. Juaii hlñ
nuel d e Rosas regresa a la Capital", cii L n Gnwc.hn, 15, 6 de dicicriibre dc 1831; recol,¡-
Iñdo por Soler Cazas, op. cit.
'Y 1-01 ladrones dc la iioclie portciia tarnl>iéii eiiinii cli las gaceias de Pérez. IIii I i
"llxporicióii" satirica, lirinada por el alias "Los caballeror dc la indurtrin" ( / l e rada <o-
ra u~ipoqirito,n" 16, 8 de seiiembrc de 1831). Pércz encuetiira la gracia en el habla dcl
delincuente ("A personas coiiucidas / Por su notoria pobreza, / Solo por delicadcr.i /
les dejanios transitar, / Por n o quererles quilar /sic, provecho la cabeza") para coiiclulr,
cn iiiia torsión ahnipia y u n rxnto iiivcrcsiiiiil, Iiacicndo quc las pruiiios Indroncs rol!
citen riiaiio diirade Iñ policía: "En fiierza de ~ i i conciencia,
i i Bueno es minar pruvi<lcis-
cia / I'ñra q u e los superiores / Celen á los celadoics / I'or sii liunol- y cunueiiieiicia".
'O En E l Geucho, ~ i "16, 8 de diciembre de 1831; rrropilado por Kivcrñ, <>p. or.
iiaza contra los Iiaceiidados. En esas oscilacioiies, iiiás que su libertad
de criterio respecto del lo que se pone de relieve son las fi-e-
cuciites disoiiaiicias cntrc sus gaticlios y'los imperativos del orden ro-
sista, coiiio si la Larca inicial de afianzar la imagen popular de Rosas ine-
diaiite gaceras gauclicscas lo liul~ierallevado a transitar por cainirios
iiiesperados.
Al dcjarse llevar por el entusiasmo de sus hallazgos formales y por
las flexiones de las voces de sus gauclios, los gauchipoliticos rebasaron
ampliamente los fines pragmáticos de su poesía. La afectación criolla
que acoiiipaiió el ascenso de Rosas al poder habría de condicionar fuer-
teiiiente la gaucliesca de la guerra civil. Para sus enemigos, Rosas eiicar-
lió el gaucho nialo y, por lo tiiismo, un inmejorable coiitrincante para
el truco de la gtierra. La tensa (y a veces socarrona) enemistad entre gau-
clios potenció la lógica bClica del género. Menos aventajada tal vez, la
gaucliesca rosista sufrió la presión de la coyuntura coiiio una exigencia
[le modelo. Eii los reveses parciales de esa enipresa, puede advertirse có-
mo la gaucliesca, rnás afín a la mordacidad de las réplicas y los des-
bordes de la sitira, avanza hacia un reconocimiento de la iiicot-rección
coino principio de su poesía. EA esa capacidad de corrosión y crítica,
los Icctores iiiás lúcidos del género habrían de encontrar lo iiiás vital de
la tradición.
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ASCASUB~
Y EL M A L AIIGENTlNO
París, 1872. Hilario Ascasubi (1807-1575), que dcsde Iiace iienipo tia
elegido la capital del siglo para extrañar a la patria, reúne su obra iiis-
persa o intdita y decide publicarla cii la irnpi-ciira Dupont., eti ires tn-
iiios de lujo. Convertido en su propio editor, Ascasubi oi-deiia, clasifi-
ca, reescribe, anota y publica una obra de casi cuarenta años. Así, la
mayor parte de sus iextos, dcsperdigada eii periódicos, folletos, liojas
sueltas y cuadertios, se salva dc la probable dispcrsióii y csquiva el des-
tino que Ics ha tocado en suerte a otros poetas gauchescos que lo yre-
cedieron: su admirado Bartolorné Hidalgo, su aiiacróriico rival Luis
Pérez.
Santos Vega, Aniceto cl Gallo, I'aulino Lucero. Los ticulos -resti-
iriidos- de cada uno de los tres ton$üs son iiotiibres.' Noinhrcs de gau-
clios. Y la gauchesca, sc sabe, es una cuestión d c iioiribrcs: cl rioiiihi-e
del autor-del hoiribre de letras- y el iioiiibre del gauclio quc respal-
da una entonación que, a su vez, da nombre al g6nct-o. Voccs y iioin-
bres pi-oliferan eri las pdginas de Ascasubi. Voces de gauchos -uriica-
rios, federales, gaceteros, tii-aiios, ~rialcvos,liberales-, voces de iicgr<is,
de iiidios, de gringos, de Iioiiil~resdc la ciudad. Y eiiire todas, tanibiéii,
la voz del autor, e11los prólogos, en las notas al pie, e11 los títulos caiii-
biantes de sus poemas.
Hilario Ascasubi, Pnulitio Ltrccro, en Jorge Luis Borgcs y Adolfo Bioy Casares,
Poerin Gai,chercn, edición, prólogo, notas y glosario, l'omol, México-l3ucnos Aires,
FCE, 1955. Torlas las citar cst8ri ioinadns dc csrñ ~dicióii.. ' . ' ,
Por eso tanto interis eii la figura de Rosas -y en sus figuras-; por
eso su relación con cl segundo orden de inal que aqueja al país, los que
podríainos deiiominar sus males estructurales. Ante éstos los escritores
acuiian la iniagen del desierto y ensayan una alternativa, enarbolan u11
programa, para cuya coiicreción se necesita que desaparezca quien se
lia atravesado en el camino. En este sentido, Rosas es iiial elemental,
simplemente porque se opone al bien, porque obstaculiza la puesta eii
práctica del programa liberal. Frente al probleina planteado por la es-
finge de Rosas, Sarriiiento descubre que pai-a descifrarlo debe ir iiece-
sariameiitc más allá de su figura. Para Sal-iiiieiito el mal en realidad sc
llama barbarie, y cs constitutivo de la Argentina, de la América espa-
ñola. La solución, etilonces, debe consistir en extirpar el nial, esto es,
no sólo derrocar a Rosas, sino -y sobre todo- aniquilar la barbarie.
Tal operación requiere, por supuesto, cambios prograináticos, pero
larnbiéii cambios de persoiias: eliininar a quienes están condenados a
portar el virus d e la barbarie. Recniplazar al gauclio malo por el "gau-
cho alemán" soñado por Sarmiento en las páginas finales d c Facurzdo.
Eii Paulino Lucero la cara visible del rnal tainbién es Rosas; varios
poeinas insisten en mostrar el verdadero rostro del rosisnio, la verdad
de su inal, que es puro e intenso. Y también, aunque en nienor medida
que en Facundo, Paulino Lucero rescrva un espacio para la forinulacióii
de un programa (claramente expresado en el poema "Los tnisterios del
Paraná") cuya puesta en pt-áctica -que significará cl final de las penas
de,los gauclios patriotas- necesita de la derrota de Rosas. Siii embar-
go, niás allá de estas coincidencias con Sarrnieiito, hay enAscasubi u n
vacío en el lugar de la barbarie. Esto no quiere decir quc las manifesta-
cioncs de barbarie estén ausentes en sus poe~iias.Pero esa barbai-ie que,
por empezar, iio recibe tal notnbre, iio involucra a los misinos eleineii-
tos que tan nítidameiitc identifica Sarmieii~oen Facundo.
iGaucho malo!
Josefina Ludrner señala en Ascasubi un escándalo para el gcnero:
que el eneinigo sea gaucho? En realidad podría decirse que el proble-
lila no es que el etiemigo sea gauclio, sino que "yo", el y o que enuncia
en sus poeinas, sea gauclio, niás precisameiite, u n gauchoquc enuncia
desde el barido uriilario. En Ascasubi el sistema de Sarmiento resulta
insuficieiite en un punto. Para Sarmiento, el gaucho -más allá de algu-
. .'
'Josefina ~ u d m e pElgén'ero
, grincherco. Un tratedo sobre 1aparñXBurnos Aircs
, . : . <:
Sudamericana, 1988.
na nostálgica excepcióri- queda del lado d c la barbai-ie. Snriiiiento
piensa: Rosas es gaucho y inalo, lo que es casi lo mismo. Ascasubi se la-
inenta iiiteriorineiite: Kosas es malo, pero gaucho. Ésa es la cuestióii.
La solucióii para Ascasubi cstá en adjetivar: fi-ente al gaucho inalo,
inventa y coloca al gaucho liberal. Podría dccirse qiic cl gaucho liberal
es el que "tiene uri plan", cl que lucha contra Rosas eri defensa del bieii,
el que busca su caída para poder poner en práctica tal pi-ograma. I:ii Sar-
miento prácticaiiicnte rio hay necesidad de adjctivacióri para "gauclio"
y su cultura. El sustantivo se basta a si misiiio, sobrc todo cuando se lo
usa para catalogar a Rosas o a Facundo Quiroga. EII cambio, eii Asca-
subi Iiay una necesidad pcrrnaiieiite de adjetivar a los gauchos: salvajóii,
gacetero, rnazorquero, escrehido; "gaucho" solo, gaucho a secas -a di-
[ereiicia dc Sarmieiito- iiiiplica un clogio. Por cso los adjetivos que ca-
lifican a los gauchos del otro batido tiencn casi sieiiipre uii sentido rie-
gativo. Y, por eso, el carácter iiidiscutibleiiientc gauclio de Rosas -que
en Sarmiento es uri modo de denigrarlo, explicarlo y definir su gobier-
no- cn Ascasubi se transforma eti un atributo. Cuando Kosas es Ila-
mado gaucho y se lo quiere descalificar es necesario agrcgar: ladi-óii,
ciiibustero, ascsino. Solo, sin adjetivos, es uii signo positivo que a ve-
ces puede alcanzar al iiiismo Kestaurador.
El mal que cncarriaii Rosas y el rosismo no encucnlra en Ascasubi
uii "más allá", conio cii Sarniiento. El inal cmpieza y finaliza con él y
su sisteriia. Se consume cri él. Por cso, tal vez, puede alcanzar tal iiiteii-
sidad. Eii Ascasubi la barbarie se origina y concentra eii el rosismo, que
se transforma eii uiia usiiia dc gauchos iiialos. La iiialdad es uii Iiombre,
su partido y su ináquiiia irifet-iial.
El nzuseo de la Federación , ,
'Para la relación entre "1.a refalosa" e 'Iridorala federala", así como entre la ame-
iiaza del rnazorquet-o y el museo dcl horror, verJulio Schvxnzmm, "Paulinq Lucero y
cl sitio de 'La refalosa"', Minomirica. Leciurnr nrgentinnr (ci<i<crrionerde detalle), Bue-
nos Aires, Biblor, 1996.
En realidad los trofeos del museo crrán dobleinente anotados. El autor no olvi-
da que junto coii las dos amigar tanibiéii se pasea el lector, y entonces, desde 12s notar
al pie, rrtruca lis iiotns dcl niuseo del rosismo para poiier las cosas cn sii lugar.
dueño dc casa. Rosas entra en su cuarto, con la "cara endenioiiiada". Y
eiironces comieiiza otro espectáculo. Como la víctima de "La refalosa",
Rosas se contorsiona, liace gestos, bra~iiay echa espuma por la boca. Sii
suplicio es el rriicdo: miedo a la derrota y a lo que le harán los unitarios
cuando lo agarren. E1 precio que paga Isidora por el espectáculo es la
muerte. "Sin valerle el haber sido / Federala y Mashorquera", el restau-
rador la manda degollar para quc iio pregoiie lo que ha visto. Al final
Rosas se adueíia de la escena: sc sienta sobre el cadáver de su víctima,
bcbe un trago, sc agacha, le pega un beso y larga una carcajada. La risa
convulsiva de Rosas es lo que queda flotando cuando se cierra el acto
ejemplar del inal. . ~.
46
d e Uucnos Aires, apela a la clásica iiiiageii del Kgj-e que cvoca a Rosas
y .siiiil>olizael carictcr sangiiiiiario tle los tiranos. Pcro el aiiiiiial quc cii
rcalidad iiiejoi- represciita a Ui-quiza, y hasta por inoiiieiitos supcra su
figura, es uii perro, tal vez el perro niás faiiioso de la literatui-a argetiii-
tia: I'uivis, el verdadero aiitagoriista del Gallo (iio en vano el iiombre Ici
etnancipa del simple geiiéi-ico tlc su espccic). Lo prinici-o que se dcst.1-
ca dc I'uivis es su ferocidad y la incoiidicioiial fidelidad pai-a coi1 su dile-
ño. Anota Ascasuhi: "Purvis le Ilaiiiaba UI-quiza a uii grari mastíii qiic
sienipre lo aconipaiiaba y iiiordia a iiiiiclias pei-soiias". Su priiiiera alp-
i-icióii cii Aniccio el Gallo es a ti-avés dc oti-o perro que evoca sii figura,
"uii diablo d e mastiii bayo, parecido al perro del Diretos". Sc trata, L.II
rcalidad, del perro del inipreiitcro que publica el periódico, y que al\-
ca a Aiiiccto porque éstc, siii qiiercr-auiiquc querieiido-, ha qlieiii.1-
d o a s u diieíío.
Las otras apariciones lo iiiostraráii siempre juiito a su aiiio, sei-vici.11
a la hora del araqiie y la morditla. En "Meiiiorias de iiiia auiidiciici.in
Puivis espanta a tina vicjn sarituli>iia, que, conio otra gente, se lial~ía
acei-cado a Urqui7.t para pedirle favores. La escena cvoca -atciiiiada-
la risa del "pi-csideiitc" 01-ibecn "La relalosa". Aiite el ataquc de Piii-
vis la vieja cs "sacudida dc iiiordiscoiies" y tci-iiiiiia revolcada "sobre cl
frasco y los huevos rotos que Iiabíaii estado I>odi-idos".El especticul~i,
qiic cspaiita a los visitaiitcs y Iiace rcír a Urquiza, es utilizado por Aiii-
ccto para cxliibir la brutalidad dc su coiiti-iiicante. Siii eiiibargo, esa cl:i-
se de iiurnoi., que Iiacc reís úiiicaiiietite al Directot; cs una de las iiiarc.is
i-egistradas del periódico. Una especie d e hiiinor circcinse, que ~ir(ivoc.i
liilaridad coi1 la p,~iituiiiiiiiay ei iirfaltahle detalle cscaiológico. Eii ciel-
tos iiioincntos Aiiiccro actúa como uii clowi2. Eii el ineiicioiiado cii-
cueiiti-o con s u iiiipreiicei-o titulado "El pagaiiicnto", aparecido eii cl
tei-cei iiúinero del pcriódico, Aiiiceto tropieza, se cae, se levanta, arri>-
ja todo, qiieiiia coi1 agua liirvieiite al iiii~irciitcro,se ti-cpa a sil caiiia, I,i
ronipe, vuelve a caer y desyiai-r;iiiiael coiiteiiido de la baciriilla. (Eii re.1-
lidad, Iiay qiic dccir que 11,s danos quc sufre el impreiitero so11uii caz-
ligo por Iiabcr editado iiiio de los docuiiierit~isqiie iiiás ataca Aiiicetri:
la "iiialdita ctistitucióri" rccitii saiicioiiada eii Salita Fe, y cuyas copi.is
ieriiiiilaii sil-vieiido para liiiipinr la "cosa iiisuiriblc" que Aniceto des-
parsaiiin.)
IIii la otra iuricióii que briiida I'ui-vis, la víctiiiia es un fraiicés, .i
quien Urquiza 110 ~ o i i i ~ r e r i yd cnianda castigar. Mientras lo insiilta ( " l c ~
váiitate, griiigo de 111... flojoiiazo") Purvis lo ataca, lo ii1uei.de y le al-raii-
ca "una loiija" (oti-o iiiodo dc i-ciiiitii-al Iiorror del i-osisino y su iiitisci~
d c reliquias d e unitarios). Esta escena critre Urqiiiza y el "gringo" es
oportuna para rccor-dar que I'urvis sc llama así eii "lioiior" del coiiio
doi-o Urctt I'iirvis, coiiiaiidaiiie de la ariiiada inglesa eii el Río de la I'la-
ta durante el gobieriio de Rosas, y u110 <lesus priiicipales eiieiiiigos. Por
eso cn Plir(li>~o Lucero aparece coiiio un héroe, o mejor, como "un to-
ro que [...] quiere atropellar". Toro (para Ascasubi) o perro (para Ur-
q~iiza):en la opción se juega11valoracioiies políticas.
Las cuestiones vinculadas coi1 la extraiijeria, la nacionalidad y la pa-
tria son cruciales eii Atiicrio el Gallo, porque adeinis se entraman con
otro problema clave eii la gauchcsca: el lugar social del gauclio y sil re-
lación con otros actores sociales. Sabeiiios desde el título que Aiiiceto,
coino otros gauchos de Ascasuhi, es "gacetero prosista y gauctii-poe-
ta". Es decir, es un gaucho letrado que, además, como se muestra eii su
priiiier dialogo coii el iiiiprentero, conoce algo dc inglés y francés. Aiii-
ceto es militar -escribe, muchas veces, desde el cuartel para glorificar
las hazañas de sus jefes- y porteño. Desde ese lugar coniplejo -y has-
ta escaiidaloso para uii gaucho- Aiiiceto trata dc definir lo que signi-
fica, por ejemplo, ser patriota, foráneo o extranjero.
E n primer lugar, Aniceto es un gauclio que se mueve en el interior
de la ciudad, y que dentro de sus Iírnites parece sentirse más cóinodo en
los arrabales, es decir, en la zona más militarizada, donde se espera re-
sistir el avance del enemigo. Perola definición de porteño excede los Ií-
mires de la ciudad, porque portenos son también los habitantes de la
cainpaña de la provincia de Bueiios Aires. "Piiebleros y paisaiios", cla-
sifica Aiiiceto, al ii~isiiiotiempo que trata de anular la diferencia social
eii virtud del eiieiriigo coinúii. "Tan10 los gauclios como los cajeti-
llas","el porteiiaje de casaca o cle poncho" son valiosos por igual si de-
fiendeii la ciuclad. Por la dudas, le Iiace decir al propio Urquiza: "los
porteños, tanto los gauchos conio los dotores y los devarita, todos soti
unos bellacos". Sin embargo, la alianza no puede ocultar la diferencia,
que aIlora con uiia violencia que es parte de la Iiistoria del género. Eti
"iBlan!! iBlan!! iBlaii!!" Aiiiccto apunta a los que se escoiidieron cuan-
do hacía falta pelear. La acusacióri -inevitable inetáiora, aniiiial ine-
diante- acentúa la difei-eiicia: "La tarde del cainpaneo / de alarma, en
la ofeciiias 1 vide a u11montón de galliiias / e n un puro cacareo". La ciu-
dad es dividida para tleniarcar la zona de los valientes ("los cantoties",
"los aiidurrialcs") y la de los "galliiias": la oficina donde se refiigian
"...unos mocetoiies / de esos de letra menuda / que, apenas mcdio es-
tornuda / i i i i cafióri en los caiitoiies, / se largan al arro-ro. / Cocoró-
...có, cocoró ...có". La diferencia, para el gaucho "letor", está en la le-
tra. La aliariza social taiiibién tambalea a medida que el peligro sc aleja.
Eii el último núiiiero del periódico (primera época) Aniceto se queja de
que, ahora que ya no lo necesitan, le den el licenciamiento y lo traten
coiiio "sacatrapo". Los "pueblei-os" le explican que el desinembramien-
to del ejército qiic defieiide la ciudad es necesario, ante el alejaiiiieiito
de Urquiza, por una razón dc "coiioinia". Un "tcriiiiiiaclio': que usan
4s
los puebleros para justificar algo que perjudica a otros gauchos solda-
dos como él. Otra vez la diferencia se ve eii la palabra.
Por otro lado, la forma extrema de diferenciarse del enemigo es re-
currir a los valores patrióticos y a la extranjería. Urquiza es uii "lorá-
iico" y la patria es Uueiios Aires. U n gaucho porteño advierte clarameii-
te que no admite: "...eso de que un foráiieo / venga de ajuera a
iinponernos / y a iiiandar en nuestra tierra". Incluso el término "crio-
llo" se reserva únicamente para los gauchos p o r t c i i ~ sSin
. ~ embargo, los
"eiitre-riarios" soti foráneos pero argentinos, y además gauclios. Ani-
ceto no lo olvida, sobre todo cuando trata -coino en Paulino Lucero-
de influir en la tropa enemiga. Cita el refrán "entre bueyes no hay cor-
liadas" más de una vez, para dejar en claro que esa zona común -ser
gauchos- es el punto de partida para un posible entendimiento. La
alianza gaucha se propone en contra de los que usan a los gauchos: los
tiranos -antes Rosas, ahora Urquiza- y también otros aprovechado-
res, coino los "congresudos eiiredistas" que hacen que se maten "los
paisarios unos con o ~ r o s "niientras ellos se enriquecen.
'> I'ara reforzar el senrido de pertenencia y el valor dcl gaucho porteño -y para
nienorprcciar al general enemigo- en varios pasajes del periódico sc hahla de la otro-
ra gloriosa baialla d i c a s e r o s como una,"zapallada", es decir, corno una batalla qucUr-
qiiiza ganó sólo porque los soldados porteños no quisieroii pelear, cansados de la tira-
nía de su jefe político, Rosas. I)c n o Iiaher sido así, otro seguramente habría sido el
resultado.
A pesar de las reticencias de Ascasubi, iiiás adelarite el diálogo \,a a
coiitinuai; per-o esta vez con la esperada participacióri de Aniceto. Las
intervenciones pueden encontrarse eti Aniceto el Gallo y en el volu-
nieii de Poesíar de Estaiiislao del Carnpo.l0 El diálogo aiiiisroso puede
ser leído coiiio una variante de esa íorma tan característica de la gau-
cliesca, itiveiitada por 1-lidalgo. Precisaineiite, como parte de uiia serie
de rcconociiiiientos y de legados literarios, Aniceto el Gallo se inicia
con uiia cita -errónea- de uiio de esos faiiiosos diálogos eiitre Cha-
n o y Coiitreras." La forma diálogo -ya utilizada por Ascasubi cn
Paulino Lucero- vuelve a aparecer freciieiiteiiientc cn las págiiias del
Gallo. Pero adcmás, cii vii-tud de su estatuto periodístico, El Gallo sus-
cita otro tipo de diálogo, menos aniistoso que el que se da entrc Clia-
no y Contreras, o entre ei Pollo y el Gallo, y más cercano a la iiijuria.
Por supuesto, taiiibiéri esta forma dialoga] es, ya por entonces, pai-te
de la tradición del pei-iodisnio -y sobre todo del periodisiiio garrches-
co. En Aniceto el Gallo sc pueden rastrear las asperezas dc la voz del
otro iiiscripta en el "retruque" iiijui-ioso. Eii el iiúinero 14 del Gallo,
Aiiiccto lc rcsilonde eii uiia de sus iriiervcriciones niás violentas a un
tal Bat-1-iales.Eii el reíiidero de la preiisa gaucliesca el diálogo es ahora
más bien un conirapunto, payada que siiiiula el duelo y donde el cu-
cliillo es la palabi-a iiijui-iosa. Eii abril de 1859 se publica eii El Nacio-
nal de Buenos Aires un "Cielito antitcrutero", de Aiiiceto el Gallo, en
el que critica, corno es su costuinbrc, a Urquiza y sil ejército. E n ese
iiiisiiio mes le rcspoiidcn desde El Uruguay, de Coiiccpción del Uru-
guay, coii un "Cielito atet-utci-ao", dirigido a "Aiiiceto el Gallipavo" y
firmado por Juan Barriales.
. . Eii
. su poema, el gauclio Barriales despliega todos los recursos de la
iiijuria: la atribución <lecobai-día ("el gallo cacarea"), su seivilisiiio ari-
'O Eii 1, recciiin "l'ocsias varias" Ascasubi iiicluye su "Carta de Aiiicero el Gñllo a
A~iartasioel I'ollo", con la qiic se dcspide de su privilegiado interlocutor aiitcs dc par-
rir a Europa, e n abril dc 1862. "Adios hijo: y pucs re quedas / en esta ticrrr de Ilios" Ic
dice, sin dejar dudas sohl-c su rol rle I>ndl-een csra relación. 1ñ. coiirestación ("Anarta-
si" el Pullo a Aiiiceio el Gallo") y "tras dos piezas riiás ("A dan Aniccro cl Gallo" y
"Dc Aiiasiasio el Pollo a Aiiiccto el Gñllu") iilcro~iiiicluidñs por Esiinislao del Cani-
po cli sus Poerini.
1 ' "1-Iastr quc ... n o quiera Dios, / rc aproveche algún cualquierñ / dc todo iiuestro
Los versus, ñrribuidos por Ascasiilii al gauclio Cliano, eii rcalidad c6rrcspon-
den a Coiirrcrns, y soii uii paraje del wllialogopatriótico iniercsniite" de Bafiolornt 1-ii-
dalgo. Ya en I'nirlz>zo Lucero el gauclio Ramóii Coiitreras aparece para qiicjarse de Ro-
sas y Oribe. En Aniceru r l Gallo, cii el iirinicr poeina de T'oerias varias", titulado "A1
25 de Mayo de 1810", Ascarubi hace dialogar i l o s gauclios de Hidalgo para recordar
la fecha patria y para confroiiiar la gloriosa época de la iucliapor la indepeiideiicia coii
la desgraciada del goliicriio de Rorar.
te cl jefe político ("el Callo de Valeiitíii", por Valeiitíii Alsitia), y el ilc-
seniiiascarainicrito dcl autoi- que sc cscoiide Jctrás del iioinbrc del g.iu-
cho, para podcr practicar el -muy usado cii estos casos- arguiiiciito
ad honzinem. IJai.rialcs Ic apuiita a Ascasubi, pi-iiiiero para rccoi-darlr su
stipuesta coiidicióii dc "motoso" es decir, dc "iiiiilato viejo". Luego pa-
sa dc la dcscalificacióii racial a la inoral, al i-ecordarle "las pesetas qiie
eii el Colóii Iias niaiioteao", aliidieiido a la participaciúii de Ascasul~ien
la coiis~ruccióndel antigiio teatro Colón y un supuesto fraude. El fiiial
sintetiza la acusacióii: "iiiuera el iiiiilato Ascasulii / d e todos el inás la-
dróti"." La respuesta, qiic sale tainbiéii cii E1 Nacio~zal-y Iiiego es i-c-
col~iladaen el Gallo- se titula, 171-cvisibleiiierite,"Rcti-uco a Vitor-ic.1".
Allí Ascasubi recurre a las iiiisiiias estrategias qiic su atacaiite. A i i ~ c s
que liada, ya desde el título, desplaza a Barriales y apuiita a quien sci-ía
cl autoi; para Ascasulii: Beiijaiiiíii Victorica, por eiitoiices yerno de Lir-
quiza, rclacióii que le peririite dcvolvei-le la acusacióii de scrvilisiiio. Si
uno d e los ataqucs que recibe Ascasubi ticiic que vct- coii su iiaciiiiicii-
to y origeii, entoiiccs le retruca cuestionaiitlo, iio sil coiidicióii racial,
siiio dircctaniente su carieter Iiumaiio: "ialii-juiia pu ... ! icn qué aiidii-
rriales 1ese bruto riaccría? / ¿Qué yegtia lo pariría". Vitoi-ica es i i i i "aiii-
mal", y pasa colmo "l>rut« gi-aiide, rosíii y niaslioi-qiiero". Uii seguiido
ataque, enunciado eii la presentación <Icl poeiiia, alude a su sexualicl.id
y lo llama "iiiaiiflorita": Finaliiiciite, coiiio para cerrar la rica, Aiiiccio
rccurrc al desprecio. Llaiiiativaiiieiite el Gallo se vuclvc, coiiio Ptir\is,
iiiastíii: "cuatido uii cuzco ruin / con ladi-idos lo toyea, / el inastiri I i )
desprecea, / y eii vez dc ecliirsele ciiciiiia, 1 i i i le grune: se Ic arrii~i:t./
alza la pata y lo iiiea".
Pero, adeiiiás, et~A»iceroel Gallo aparece otra clase de diálogo, taiii-
biéii producto de su carictcr periodístico. Uiio de los teiiias que más cc
repite cn sus lpigitias es, prccisaiiiciite, el de todos los aspectos q ~ i ciiti-
plica la cdicióii de uii pci-iódico: la escritiira, la iiiiprcsi6ii, In relncii;ii
coi1 otros periódicos, las dificuliadcs iiiiaiicieras, las yresioiies polític.is.
..
lodos esos teiiias están prcsciites desde el priiiicro al últiiiio iiúiiieio.
I'or eso tio es casual qtie Aiziceto coiniciice con i i i i a dedicatoria al pii-
blicista Floreiicio Varela y que cl priiiier texto sc titule "l'rosa del ti-A-
. , . , . , , t . ,.
Palabra sagrada
, .
Santos Vega es el texto en el que Ascasuhi poiie sus mayores expec-
tativas cuando se editan sus Obras cn 1872. Pensado coino deliberadn-
mente ajetio a toda circunstancia política y con un criterio sobre la cfi-
cacia textual muy alejado de sus poemas de cornbate, Santos Vega, el
pi-iinero de los tres tomos, es, en iin sentido, lo nuevo de Ascasuhi. E1
poeta retoma, eii París, el texto d e 1850, y al cabo de varios meses de
trabajo pasa de los 2.002 versos iniciales a los 13.1 79 de la versión defi-
nitiva. Santos Vega resulcó, desde entonces, el texto de la obra de Asca-
subi qtie más ediciones ha merecido. La crítica, por su parte, coincidió
-iiiás allá de ciertos clogios- en lamentar su extcnsióii desmedida y
en señalar su caricter n o ~ e l e s c o . 'Vincular
~ la poesía gauchesca con el
relato rs casi iiiia obviednd. La mayoi-ín de los poeiiias gaiichescos rie-
ne un fuerte componente narrativo. Fue Borges quien, enfrentando la
consagración del Martin fierro como poeina épico nacional, prefirió se-
ñalar su "íiidole novelística". Dado que esa índole es iriuy variable, ha-
bría que preguntarse con qué tipo de novela sería equiparable Mnrtin
Fierro. Borges arriesga, sin demasiadas aclaraciones, el iioiiibrc de Mark
'Itvain y I-lucklebrrry Finn.15 En el caso del Santos Vega de Ascasubi,
la respuesta a esa pregunta pai-ece iiiás fácil, porque evidenteiiieiite su
" "Se nos dirá q u e Sanror Vega adolece d r muclios ilcfrctos, que por instni>tes cr
lolirtincrco y prosaico", cicribr MujicnI.aiiicz, y agrega: "sii rciurcido ai-guriiclilo (cvi-
deiicia) su ~inreiliescoc<ici los iiovclone d c la Cpoca." (Vida de An;ceto e l Gallo e11
Obras Conzplerai, Toiiio 11, Ilueiioi Aires, Sudamei-icaiia, 1979.)
Jorge Luis Borgcs, "La pocria giiucliesca", cii +urión [192h],nueiios Aircs,
V<iiicci., 1970.
inodclo cs la iiovcla por eiitregas. Sin embargo, como -más allá dc los
pai-ccidos- n o se trata de una novela, sería mejoi- decir que .Tantos Ve-
ga es u n relato eii verso que sc coiistruye a partir de la mezcla dcl cs-
qucnia iiarrativo del follctín y la téciiica del relato oral. Ya el título coin-
plcto dcl pocnia señala cse coiiiporientc dual: Santos Vega o Los Mellizos
de In Floi-. P o r i i i i lacio, el noinbre del cantor popular, y por otro los rrie-
llizos, coiideiisacióii frateriia dcl csqueiiia biiiario que guía su traiiia fo-
Iletinesca. ,
12 narrador
Pero en esta superposición con la literatura, Saiitos Vega t , i i i i l > i C i i
d e l ~ capelar a su sabcr letrado y <iciii«strar pericia en la ii;irraciiii~<:l,i-
sódica. En este sentido está iiiás cerca de la figura dcl iollc~iiiistapr, ifc-
sional quc de la del riarrador popular. La liisturia que se Iia coiiipi-oi~ie-
titlo a coiitar a cainbio dc un pago cs una coiiiplicada serie clc lieclii~s
que, ?ara que el relato resulte eficaz, necesita de uiia buena dosilicai i6n
de la iiiti-iga, del anticipo velado dc lo que va a ocurrir, y de iiiia rccu-
peracióii de iiifoi-iiiaciiiii que evite cl descoiicierto de su, ie-
ceptores. Para este nai-rador es lógico que las iiitcrrupcioiies de Rufo
'Tolosa aparezcan coiiio una aiiieiiaza de digrcsióli y de desajuste de lo
que laboriosaiiieiite lia venido construyendo. Pero tainbiéii las intcrrup-
cioiies, los cortes cn la historia producidos por la puesta en prirncr pla-
no d e la situación enunciativa rnuclias veces iuncionan a la manera del
corte folleti~iesco,que sabe suspender la narracióii eii el iiiomento jus-
to para dejar en vilo y con el deseo iiitacto al público. Obvianieiite, en
esta carea Santos Vega no está solo, porque sieiupre, junto a él, se mue-
ve la soinbra del [narrador gauciio que prcseiita $1 cantor y sil público,
cierra la historia e inforiiia perinanciiteiiieiite a los lectores acerca de
qué va sucediendo eiitre estos tres personajes.
La excusa del relato tanibién es un niodo de mezclar el saber gau-
clio con la iiairacióii folletinesca. El desconocido que acaba d e encon-
trarse coi1 Rufo Tolosa sc santigua al ver la iiiarca que lleva su caballo.
Este gesto, deliberadainente drairiático, pi-ovoca el intcrfs de Tolosa por
la idcntidad del gauclio fainoso y por el motivo de su actitud. La reve-
lacióii de la idcntidad dc Santos Vega, y su aiiticipo de que se trata de
uiia liistoria funesta y larga, es un anzuelo demasiado atractivo como
para no picar. A pai-tir de esa "iiifrca fiincsta", Santos Vega coinieiiza a
deseiirollar el hilo de una larga Iiis~oriaque tiene todos los iiigredien-
res de la iiovela poi- entregas.
La mano de Dios
La idea de adaptar el esquciiia del folletín decitnoiiónico al aiiibieii-
te riiral parnpeaiio hace pensai- iiirnediataiiieiite en la obra de Eduardo
Giitiérrcz y siigiere que tal vez este texto de Ascasubi sca uiia suerte de
preciirsoi- de los "dranias rurales" del autor deJuan Moveira:Sin cm-
Ibai-go, Iiay una distancia insalvable eiitre ambos, a pesar de que liayaii
coiiicididn iiicliiso cri la eleccióii del nombre de Santos Vega para sen-
das obras. I.as iiovelas de Gutiérrez -verdaderos folletines, publica-
dos desde 1879 eii La Patria Argentina- dirieren del texto d e Ascasu-
bi por su moralidad iiiás quc por su forma. La claustrofóbicaescena que
precede a la iiilierte d e Juan Moreira, contada desde el'puiito d e vista
del gaucho acorralado por la partida que viene a matarlo, es impensa-
ble eii cl Santos Vega de Ascasubi. Juan Moreira -coino Martín Fie-
rro- está coiitado desde el gaucho malo. Ascasubi, en cambio, elige
contar desde la partida. Por eso el verdadero héroe de la historia n o es
el inellizo bueiio -al cabo, uri pobre tullido de noble corazón- sino
Genaro Berdúri, el sargento que comanda la partida que atrapa, con la
ayuda de 1111 restreador saiijiianino, a su antagoiiista, el mellizo iiialo, el
iiialevo Luis Salvatlor. , . , ,
Cuando Santos Vega sintetiza la historia para Rufo Tolosa, aiiricipa
dos cosas: la serie de desgracias qiic provoca el mellizo "dcsaliiiado",
pero taiiibiéii el "castigo terrible" que recibe cuando "al fin lo alcanzó
la mano d e Dios". "La Iiistoria de un 'rnalevo' capaz de cometer ~ o d o s
los criinenes" es, según Ascasubi aclara eii el prólogo, n o sólo "El 'ca-
iievas' o red dc Los Mellizos de la Flor", sino también "un teiiia fnvori-
to de 10s gauchos argentinos". Ascasubi se valr dc esa predilección, pe-
ro le agrega la liistoria del castigo divino. El iiialevo no inuere
lieroicamente enfrentando a la partida, sino después de haber coiilesa-
[lo sus pecados, con la beiidición del cura y eii ln paz d e Dios.
Desde una perspectiva profana del 1-elato,el cierre de la Iiistot-ia re-
sulta escandaloso: sorprcsivanieiite dos muertos reviveti, una loca recu-
pera la 1-azóriy cl iiialvado sin remedio se arrepiente y muere como cris-
tiano. Es la irrecusable lógica dcl milagro. Santos Vega explica cóiiio
funciona: "[.. .] lo quiso Dios /quien allá en sus altos juicios /desde ese
día empezó / a mostrar coino casuales / los casos que encadenó". Na-
da es casual, y eso se revela en el cierre -moral- d e la historia, donde
se demuestra que todo estaba previsto. Sin embargo, taiiibién puede
pensarse que la intervencióii divina, exagerada y desesperadamente in-
vocada por Santos Vega eri'el momento previo al desenlace d e la histo-
ria, es la única solucióri posible para semejante estado de la trama. Só-
lo Dios, con la ayuda sus aianuenses -la Providencia y Santos-
puede salvar el descalabro del relato, y hacer posible el milagi-o del fi-
nal 'feliz.
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LA VIDA COI-OR ~ ~ O S A O
El Far4sto dc Estai~islaodcl Caiiipo
60
tante niás las pi-errogativas literarias de la autoría- a la oralid:id.l Más
allá de los Iíiiiites de la gaucliesca, el Fausto propone a sus lectores una
foriiia distinta y original de vinculacióri con el público.
La anécdota del Colón proporciona aún otro dato orientador para
la lectura del poema. E n ese relato, el espectáculo no está en el escena-
rio sino en el público. Este viraje, en principio, no haría otra cosa que
subrayar un rasgo propio del géiicro. En ese sentido, Angel Rama ha
puiitiializado que lo que denoiniiia "invencióii de un público" es "la bá-
sica y fundaniental opción que Iiicieron los gauchescos, la que habría
de regir su estética y su poética (aunque menos y no siempre sistemáti-
canlente su ideología) y la que permite que l ~ o ylos agrupenios eii un
vasto ~novirniento".~
La operación de Fausto, puntualiza Rama, coiisistiría en una am-
pliación de ese público, en tanto produce "la primera incorporación
del público urbaiio y culto: lo consigue Del Campo sin que ello iinpli-
que para el autor, en ese momento, la pérdida del eveiitual público anal-
fabeto".'
M i s quc las oposiciones entre tradicioiies (urbana/rural) o niveles
(culto/popular), interesa el deslinde explicitado por Rama. Probable-
mente, la "incorporación" de un iiuevo público supone, para cualquier
texto, uiia apertura y desestabilizacióii de la red de i~iterpretacionespre-
vistas por la historia del género en que se inscribía. E n el caso de la gau-
chesca, esa red Iiabía estado tejida sobre todo por los eiifrentaniientos
facciosos. Por eso, la eficacia de los textos dependía de garantizar una
interpretación más o nienos unívoca de su sentido.
Desde otra perspectiva: si, afiriiia Josefina Ludmer, "Fausto se cons-
tituye por exclusión de lo político", es taiiibién porque experimenta y
discute las posibilidades, límites y nuevas operaciones de lectura que
comienzan a desplegarse eii la literatura del Río de la Plata.'
' Nora Dominguez y Beatriz Masinc haii subrayado cl doble movimiento que el
poeiiia mantiene cori el género, inscribiéndose en sus corlvencioner y, siitiuliáneanicn-
!e, dcsmaicándasc eii parte de ellas. "El Fausto criollo: uiiñ doble mirada", en Lecrirrnr
cr[~icarRevirra d e Investigación y Teoriii LiteraGr, 1, 1, <licienibre de 1980.
' Angel Raiiia, "El sirtenia literario de la poesía gaurherca", Loi gaurhipoliricos tio-
platenier, Buenos Aires, Cenrro Editor de ArnErio Lariiia, 1982.
'El encanto del poema da fornia, tarnbién en csrc puiiia, a la lecrilrñ del criiico. En
un texto qiie juega con la realidad y 1.i ficción, Rama superpone -a veces, conio si fue-
ran v ~ ~ c o m v l econemenies-el
ro " vúblico disei>ñdoa imaeinado vor el iexrov sus lec-
lores einpiricns, reales.
' losefiiia Ludnicr. El ué,iero naucherco.
" U n tratado sobre la ontria, Ruc!ios Aires,
Sudamericana, 1988. Estc ensayo es yaun cl5ico para la lectiira del género y, junto con
el trabajo de Lcóiiidar Laniboreliini ("El eaucliesco cuino arre bufo"). eii estc vnluiiien,
En cl poeiiia, ese despliegue se abre con la invitación que propone el
verso iiiicial: "En un overo rosno...". Si el lector se deja llevar e imagina
ese aiiiinal iinprobahlc sobre el que cabalgai-á la ficción, asistirá a unafun-
cióii taii extraña coiiio la que vio el Pollo. I-iabrá fii-iiiado un pacto de esos
que iio se rescinden fáciliiientc, y entrcgai-á su aliiiapor uii rato.
Esta lectui-a de identificacióii no supone sólo la susl~ensióiidc la in-
ci-cdulidad que sostcndt-ía gi-a11parte de los textos literarios. Eii este ca-
so, la identificación es rnis compleja, porque el poeiiia se sustenta por
una iiiultiplicacióri de espejos y iiiediacioncs: todo es lo que parccc, pe-
ro es niás, y otra cosa. El riiovimicnto inicial, eiitonccs, es niaravillar al
lectoi; suscititidole una mirada tan extrafiada y crédula cotiio la de los
protagonistas.
Ya en cl principio, la forma cii que el narrador relativiza su propia
percepción del relato y d c los protagonistas contribuye a crear este efcc-
to. Pero más aún, la preseiitacióti del Pollo y Laguna es espectacular, en
un sentido csti-icto. Para Laguna, a partir de la liipérbole ("jinetazo",
"capaz de llevar uii potro / a sofrenai-lo eii la luria") y la acuniulacióii
(que se vuelve teatral en la suma de tériiiitios que cacn coino piezas de
uii disfraz: "escarciadoi-, / vivai-aclio y coscojcro", "iiietal, espuelas, vi-
r o l a ~ " ) .El
~ Pollo, 1101-su parte, anticipa al Malo con su propia apari-
ción. Es priiiiero una metonimia en el soinbrero quc vuela y estreiriece
a Laguna, baciéiidole exclamar: "iVaya Záfiro! {qué es eso?". El céfiro
se ha convertido cn joya, adorno fuera de lugar en la panipa, pero que
permitc la mágica aparición del Pollo en mcdio <le las aguas.
La irrupcióii del "záfiro" no qucda aislada. La irisistencia cn el bri-
llo de los trajcs -y en cspccial, eii el apero de Laguna-, los "reluin-
broiics" de la plata que cul>real jiriete y al caballo, se enlazaii coriiiota-
tivan~cntcen dos Iineas de asociacioiics. l'or uii lado, la que vincula
iiietal -dinero ("con el cuento dc la guei-ra 1 andan mati-eros los co-
bres") - juego (quc es el inedio que Laguna invoca para justificar sus
adornos, "pura cliafalonía") -brujería -diablo. En esta líiiea de aso-
ciaciones, la plata es, ante todo, uii eleinento efíriiero pero que liga el
relato: coi-re, se desliza, pero resulta difícil de asir. U n o de los morneii-
tos eii qiie esta furicióii se Iiace iiiás evidente cs cii el filial del fragincii-
to descripiivo de la tercera parte dcl poeiria ("¿Sabe que es liiida la
mar?"), contado, jiistaiiientc, por la iiierición dc la plata y el brillo:
nr.,
"IIIOZU jinctazo ñijiina 1 coma creo qiic no Iiay otro". Ludmcr, op. parte de
esre niisnio subrayado para un análisis del poenin a partir del deslinde cntrc "ver" y
."creerS'.
Y es iiiuy lindo ver riadatido
a flor dc agua algúii pescao:
van, como plata, cuñao,
las cscaiiias reluinbraiida
Uei Cñilipo irabaja nuevaniente estc tópico del género en "Gohirriio gaucho".
doiide 1a"rnonñ" eitñ anunciada e n los I>riiiierosversos y fuiiciuna l ~ u a r ' e v e l r rc o n le-
del gñuclio.
107. ciicacia la en~>lotaciÓn
6i
rrador para reci-ear ese universo en la mente del otro. Los símiles soii
u11 piiiilo seiisible para sosreiier esta gramálica de la rcpresentación,
porque cxpoiicii (y a veces, lograii salvar) la fragilidad dcl eiilacc entre
relator y escucha.
A lo largo de sil relación, el Pollo se iiiiiestra corno uii narrador casi
in(alihle. Genera iiirerés en su interlocutoi-y disipa sus sospeclias coi1 res-
puestas conniiideiites. Llega, iiicluso, a iiivertir por coiiiplcto su predis-
posición inicial, frente a uiia escena que piirecía tnanienerlo iiidiiereiite (la
"desgracia" de Margarita, eii la Parte V).'Eii tanto Laguna coinparte la si-
tiiacióii-tiiarco del relato, pero iio lla participado de la experiencia que lo
origina, todo cl sisreina de comparaciones se asienta en el acercamiento del
c6digo opcrístico a la rctói-icade la naturaleza y la representacióii del mun-
do niral, que se descubre análogaiiieritc codificada. Hay uii inomeiito eii
el poenia en que esta codificación toca su Iírnite: "Y si pudiera al cielo 1
coii uii pingo coiiiparar, / tambi6n podría afirmar / que estaba iiiudando
pelo" (w.877.880). Freii~ca este cielo de escenografía, inirado cn el espe-
jo de la inetáft~racampera, Laguna reacciona indigiiado: "¡No sea bárba-
ro, caiiejo! 1 ¡Qué conipal-ancia tan fiera". De riada valen los argumentos
del Pollo, porque Laguiia continíia desconfiando: "Dice bien, pero su ca-
so / se Iia licclio inedio enipacador" (w.889-890).
Esra repentina -y taiiibién sorprendente- sensibilidad estética iio
tieiie que ver con la verosin~ilitud-que Laguna ha veiiido cuestionan-
do en varias ~ ~ o r t u i i i d a d elas ,mayoi-ía para dar al Pollo la oportunidad
d c reforzarlo. 1.a impugnación surge aquí porque toca con un límite:
10s dos tí.riiiiiios coiiiparados soii coriocidos, y la figura se vuelve en-
toiices deforme. Algo inás adelante, el Pollo parece Iiaber aprendido la
lección y, inis prudente, consulta con su iiiterlocutor, luego dc un pa-
saje cn el que se coiiipara a Margarita coi1 la vida de una flor: "y diga:
(es igual la liistoria / de la rubia y de la f l o ~ ? "Perplejo,
.~ Laguiia reco-
noce la saturacióii alegórica: "...se iiie Iiacc taii parecida/ que ya más no
' Antc la argumcniacióri del 1'0110 sobre las desgracins de la iiiujer, Laguna acepta
lixber sido "derratida". Esta definición es contiindeiite mis allá de su carácrer decla-
iñri~o."-~Sabe que iiie hn sacudido 1d c lo lindo cl corazón? 1Vea si iio el Iagrimón 1
que al óirla se me ha salido" (w.969-972). El carácter rocairóii de estas lágrimas retó-
ricas n o liace más que evidenciar que 1.agiiiia es capaz de dar una respuesta adecuada a
las palabras del I'ollo: bajo la sugestión de las que está escuchñiido, ha respon-
dido eii u n lenguaje conviricionalineiite literario.
La descripción q u e Iiace rl I'olla de Margarita después del deseiigaño amoroso
funciona cotno "zoria recolectiva" de términos diseminados a In larga del poema, pe-
ro siempre vinculndor a Lagiiria: "Dc aquella r ~ ~ broindctl
ia ~ ii ii ~ clñvrl
i Iiahia quedao:l
e1.a iin clavcl iiiarchirao/ una rorri desIioj3dal Sil frente, que antes Lrdló/ tranquila co-
niu Is luna . . " (r.p.iii.). llcho la obrervacióii sobre la cuestión de lo femenino cii el poe-
nin a Gonzalo Aguilar.
p c d e sei-". Entonces, el Pollo replica coii tono scnsacioiialista: "-Y
hay iiiás: le falta que ver/ a la rubia en la crujida". Del más cle Laguna
al del Pollo se produce, claro, un salto "liacia afuera" del sistema de
comparaciones. E1 últiino iio insiste en parecido alguno, sino que se
abre a una nueva peripecia.
N o es el único deslizaiiiierito que se revela de una voz a otra. Para
asegurar la conquista de Margarita, Satanás se vale de un espejo coloca-
d o en el fondo de la caja de joyas que queda a la inaiio de la rubia. Eii-
tonces Margarita se pierde, presa de su propia imagen. Para asegurar la
seducción de los lectores, el Pollo -que coino el diablo, más sabe por
viejo- vuelve a colocar la caja de diamantes en el final del poema. Mar-
garita, en su delii-io, evoca la caja: "Sin ver que en su situacióii / la caja
que la esperaba 1 era la que redoblaba / antes de la ejecución". Marga-
rita no ve, pero cl lector tampoco. El narrador, buen ilusionista, ha cani-
biado una caja por otra. El Pollo, entonces, triuriia dcfinitivarnente por-
que su relato demuestra tener un valor distinto y propio, rnás allá de la
referencia y aun de la parodia de la funcióii que Iia presenciado. E n la
pres~idigitaciónla lengua es más rápida que el ojo, y el juego de pala-
bras no tiene sentido si se ha el Fausto. Sólo lo tiene para
el lector del Fausto niollo.
66
":
::nos Aires: " n o hay que vcr solaiiieiitc a la ópera coiiio la expaiisión
!S
" G o n m l o Aguiiar, "1-2 ópera iiacioiial: uii género niigraiiir <l? la cxpacirióii >ni-
perial" (minico).
6i
Eii eíccto: el relato del Pollo fuiiciona -1riagia narrativa inediante-
como "inultipiicador iiioiietario". El diiiero que Laguna iio logró co-
brai- al principio del poeina reapareceri, como cosa del diablo, en la ú1-
tiiiia esmofa, para pagar con u11 "rollo" el "gasto dcl Pollo".
Como lo haría iiiás tarde eii su Fausto, Del Campo describe aquí
las iiiilnesioiies de un paisano quc eiiira por vez priiiiera en un
teatro lírico y asiste al espectáculo, interpretándolo a su iiiodo
y considerándolo no conio obra de iiiiaginacióii sino conio un
hecho real qiie tieiie lugar frente a él, pues su iiigeii~iidadigiio-
ra los convciicioiialisrnos. 151 germen de Fausto despunta en es-
!:a "Carta". D e ahisu iiiterés,.que si priva al poeiiia inspirado por
la ópera de Gounod de su 01-igiiialidad básica, del puiito de vis-
ta de la inventiva, no le quita nada de su mérito iiitrínseco, ya
que el segundo viene a ser como la realización eti plenitiid, La de-
finitiva cristalizacióii, de una idea ingeniosa largamente acaricia-
da por el iiiismo autor."
Una carcajadnficra
N o bien esto el Diablo o y ó
soltó iiiia risa tan ficra
que toda la noche eritera
en mis orejas sonó.
la gnucliesca: el Fe'ni<ico criollo serh uno de los piiiiios e i i q u e sc anuda la i c d rlcl gCiie-
lo, junto coii ''La refalosa" de Ascasilbi y rl iUnrrin h e r i o dc Hcriiáiidez.
Las tres cartas coii q u e Del Caiiipo presenta la pi-iiiiera ediciúii cii
libro (1 866) iio puedeti dcjar d e subrayai- el efecto burlesco rii cle iiitcii-
rar coiitei~erlo,a u n q u e con toiios y alcaiices d i f c r c ~ i t e s . ~ ~
G u i d u y Spaiio coinicii7.a p o r advertir el "peligi-o" d c a b o r d a r iiii
poema "del cual iinclic p u c d e hablar c o n propiedadsin« cii tiidcsco".19
Los acicrtcis ("sil parodia C S L Llciia
~ d e g a c i a , d e iioocclad y d e frescu-
ra") s ó l o I>uedeii foriiiai- pxrtc d e uiia iiispiraci6ii inciafísica:
La inrisreiicia c ~ Santos
i Vega como poriliilidad de corrección -cn el iiiejor d e
los casos, de "perfeccioiiaiiiic~~t~"-del rema gaucherco trasluce uiia discusión que va
eii cl mismo sentido. Tanto eii la vcrrióii q u e crirializa la "leyenda" d e Uartolomé Mi-
r r e ("A Saiiior Vega, payador argeiirino", Rimni, 1854) c o ~ i i ola estilización niás rardia
de Rafael Obligado, poiirri cn "escciiario gauchesco'' u n inorivo "uiiivel-sal" (el desa-
fio de luerzas dernoníacas ocultas hajo iorrnns humanas, cuyo resultado es 13 rnucrtc
dcl liéroe). Así, cl spi>l-tciiñcioiial es la adecuacióii de iiiia anécdota a foriiias recibidas,
c i ~ y ocnntciiido rsrá pre,tigiadi> aiirei de cualquier rralizacióci concreta. Ln lengua, pre-
visibleiiicntc, nielve a restiliar dcteriiiiiiaiite. Freiitc a lar versiones "culins" iiieiiciona-
dar, la elahoracióii de la Icyendn q u e realiza Asc~subi(Smitor Vega o lur meliizor de in
flor), deliranre lolleríii gaucliesco, logra consrmir a lo largo de su desarrollo u n mito
autónomo, que termina pulvcrizaiido nl piiiiiero.
" Irónicariienic, la tranrfarniaciói, q u e aco~iscjñGómez aparccc en el Faurro m'o-
110, y ei Pollo la entictide coiiio parte de lar dinblurar de Satariás: " Y una guitarra aiili-
, Del Caiiipo percibe la entonación de inmediato y, eii contrapunto,
incluye eii el libro su respuesta a Góiiiez. El eiidulzado "Querido Juan
Carlos" es un buen prólogo para el reinate: "Su carta rne hace acordar
al gaucho que ocultarido el facón bajo el poncho, se acerca paso a paso
al pobre caiilor, diciendo: -¡qué lirido canta ese inozo!- y, al llegar a
él, le corta las cuerdas de su pobre guitarra".
El retruqiie es una operación compleja. Adeiiiás de controlar la re-
c e p c i h del texto, Iiace a Góinez uri par, pero sarniieiiiinailieriie, lo con-
vierte en u n sigiloso gaucho malo Irente alpobre cantor:
Eri las tres cartas la preocupación por la risa -que es también y segu-
ramente la preocupación por la propia risa que estos tres primeros lecto-
res habrán experimentado- permite iiitroducir, como completnentaria,
la necesidad de uii abordaje "serio" de la relación eiitre litci-atura nacional
y literatura "universal". C o m o se sabe, algunos años despuCs, eii el pró-
logo a Elgaucho Martin Fierro, José Heriiáiidez dará una versión defirii-
tiva al crucc entre ambos problemas. La cila es ya clásica:
!
Ud. Uosé Zoilo Miguens] lo juzgará con benignidad, siquiera
porque Martín Fierro no va de la ciudad a referir a sus compa-
ñeros lo que Iia visto y admirado en un 25 de Mayo u otra fun-
ción semejante, referencias algunas de las cuales, conlo el Faus-
to y varias otras, sor1 d e miicho mérito ciertamente, sino que
cuenta sus trabajos, sus desgracias.
gaza/ alii misnio drsenvainói .../ El diablo agatas tocó/ lar clavijas y al iiiomentoi co-
m o u n a arpa el iiisiriimciitol de r n i i bicii trrnplao sonó" (parte V). Uescoiifiinda de
cainbios taii repentinos, Lagiiria respondc de manera todavía más explicira qiie Del
Campo: "Tal vcz'lo rraiba templa0 / p o r eclinrla de baquiano.?.":
'' En la polémica eiitre I'edro Goyeria y Eduardo Wilde, ambas cuestiorier apare-
cen como eje de debate.
Eii lar "Cuatro palahr~sde converración con las lectorcr", carta-prefacio a la
edición de La V J < E / C de
~ ~ n r t i Fiemo,
n Heriiández desglosa y vuelYc ñdiscutir el pro-
blema de la relacióii ciitre saber "u,iivcrsñl" - q u e aquí es equiualei,ie no 2 cultura oc-
El podcr dcinoniaco, sc sabe, es eriorrne. Y el Fausto criollo deniues-
tra que un diablo coi1 guitarra pucdc haccr dcscalabros niás allá de la li-
teratura. La re\~olucióiiinoderiiizadoi-a eiivuelve taiiibiéii a l escritor Del
Caiiipo, y alrededor de su iioiiihre y de su relacióii coi1 el poema se dis-
cute y se organiza uii nuevo conccpto de "autor" pai-a la literatura del
Kio de la l'lata.
Del Cainpo Iiabía Iieclio una irrupci6n calculada cii el plaiio dc la
gauchcsca. La adopción del iioiiibre de "Aiiastasio el Pollo" -antes
había firmado con cl 111-opio,y a veces coino "Pardo"- lo filiaba r i -
pidarneiite, coiiio ya se lia comentado, con "Aniccto cl Gallo" cuyo
autoi; Ascasubi, Iiabía ~eriidouna vida taii avetitiirei-a coino la de su
propio personaje. 13)el Canipo, cn caiiibio, vcnía de la rutiiia iiiilitar y
política de la vida de partido. 13 iioiiibre Del Pollo, abiertaiiicnte, dcs-
liiida ainbos nivelcs y apunta a legitimar el poeiria entre las aiitorida-
des específicas del género.24Plantcada en estos térininos, la relación
entre el Gallo y el Pollo se jugó eii los códigos de la gauchesca. Entre
el Iioiiieiiaje y la ironía, los dos gaceteros iiitercatnbiaron salutacioiies
y despedida^.^^
Pero el poeina es, aiitc todo, retórica y Ictiguaje. Y para la seguiida
legitimación clcl Fausto, Del Caiiipo elige otras autoridadcs. Eii cstc scn-
tido, la iiieiicionada dedicatoria a Ricardo Gutiéri-ez apuesta al respaldo
de i i i i pai- gencracioiial consagrado coino poeta "culto". Pero cuando
pocos aiios después, en 1870, De1 Caiiipo decida reiiiiir sus POESÚIS, acti-
dirá a la beiidicióii de la Iiistoria. Por eso pide el prólogo a José Máriiiol '-
" "Pcnrrmos quc los que han rcguida l a huellas de 1 lidalgo y Arcarubi, por re-
flejar exactamente el gaucho, carn con frccuciicia en un realismo al quc le falta cierta
nobleza requerida sienipre por el arte", ib;d.
76
las ilusiones y la utilidad del A esle comienzo provocativo sii-
cede la desacralización del "genio" y la materialización de la palabra
poética. La escritui-a crítica se vuelve entonces, por nccesidad, fisiolo-
gía: "La poesía resulta de los juegos y coinposiciones de palabras, co-
rno las imprentas de la elccción de los tipos", agrega.27Ue allí parte la
consagración de la zona gaucliesca de las Poesks: "Esranislao del Cam-
p o coiuenzó por hacer versos en broma y jugando y chanceando, ha lle-
gado a obtener el título de poeta y un lugar distinguido entre los que
escriben versos cn la Argentina". .
Las coinposiciones enaltecidas por Mármol, el canto a "Ainérica" y
especialmente el "Jesús", no le rnercceii el inismo juicio. Wilde lleva sil
proposición al absurdo, con retintín de indignación: "Antes [Del Cam-
po] no había intentado janiás hacer versos serios. I'arecía que tenía so-
bre la poesía la inisma opinión que yo tengo, cs decir, que no se puede
ser poeta sitio de bronia, por vía de extravagancia y por divertirse mar-
tirizandoun poco el lenguaje".
Eii el Fausto, en cambio, ese martirio conlleva, según Wilde, la fas-
cinación de sus lectores: "He aprendido de memoria algunos versos y sé
que muchas de sus palabras, envidiabletnrnte oporiur7ur, han entrado a
formarparte habitual del lenguaje de la campaña" [destacado nuestro].
Envidia y poesía: en este punto concuei-dan los poleiiiistas. El don que
las rnusas rctaceabnn a Márinol, según Goyena, se lia coiivcrtido en efi-
cacia textual con un poder milagroso, que alcanza a seducir a los desprc-
vciiidos lectores de la caniparia tanto como al crítico iiiás agudo.
Las diferencias, sin cnihargo, no son pocas. Cuando Goyena anali-
za la repercusión que las Pocsías han alcniizado, comenta los artículos
que Miguel Navarro Viola, Arisióbulo del Valle, y especialmente Wilde
-a quien presenta, ante todo, como "fecundo huinoristan- dedican al
lihr-o. "El joven iiiédico", titula Goyeiia, no puede liablar seriamenre. En
todo caso, se "coiifuiide". La respuesta de Wilde es la primera de la se-
rie de siete car-tas que intercambiaii, y que coiisritiiyen el cuerpo de la
polémica propiaiiieiite dicha.
Las posiciones están instaladas desde el pt-iiicipio, y no se distaiiciati
demasiado de lo que cada uno lia planteado eii sus priiiiei-as resefias. Don-
de Goyeiia clania por belleza c ideal, Wilde cr>iitestacon marztijlrciurrr y
'OMás tarde, csñs rcrolucioiics vendrán tamhiéti clr lur fulietines y la prensa popu-
lar. Respectn dc la cuesiiúii dcl niercado y el género gaiichcsco, verJorge B. Kivera, "La
paga del gauclicsco", Cln~iti,liucrios Aircs, I X de niaya dr 1989.
" Horario J. Becci,, "I)c>nrt.ollo d c la ~pocriageuclicsca. Ascñsubi y Del Canipo",
en Capítulo. Hir!oria dc in lirerntui-(1 argrnti,i<z ( 5 vuls.), Buciios Aircs, C e l i t r r ~Editur
de Aniérica Latina, 1980.
La iniageii qiie Palliere visluiiihi-ó eii estos versos i-ccorta coiiio p o ~
cas lapei-soiialidad d e la literatura d e Del Caiiipo. I'ai-a acodarse eii es-
ta pulperia la geiite iio riccesitapuja~desesperarla. "Subido jiiiito a1 Ie-
tor", escuclia aterita y vigilante, el I'ollo descubrió para la litei-auir;i
argciitiiia la potericia d c uiia lectura desaci-alizacla d e los "clásicos", y
allriorotá la rccórica gauclia c o n l~alabrasy liguras iiivcrosímilcs pero
eficaces. I'oi- csc) sus estroias todavía cliisyoi,roteaii, y dcjan adiviiiai- a
siis lectores futuros, las ii-onías acri~~lladas d e los tesLos de Eduardo \Vil
de, la sahidiii-ía d e la lectiita dcsviada q u c sosriciie tantos rclatos deJoi--
gc I.uis Borgcs, la coiiil~licidadstilil d c la coii\~ci-s:icióiique desluiiil~ra
eii las novelas d c Maiiuel Puig.
Bibliografía
So
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tor de América 1-atina, 1982.
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poperdido. Trabajos médicos y literarios, Obras completas, 11, Bueiios
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EN LA ORILLA DE ENFJ<J:.N?'E. AMALIA
pol- Sandra Gasparini
' Ver Lioncl Gossmaii, Brrween Hirtory nnd Literature, Cnmbridge, Masrachu-
scttr andLoridon, Harvard Univerricy Presr, 1990.
i Ver David Viñas, "Mármol: lar dos ojos del romanricisiiio", eii Lirernti<ra ar-
'O
geniina y realidadpolitica, Buenas Aires, Cenrro Editar de ArnCrica Latina. 1994.
. "
Citado en "Advertencia" (ciirrivnr miar), en José Márniol, Cdntor delperegrino,
op. n~.
tura hace sisteiria iIc niodo tan fuerte- y, siti einbargo, parecería que,
fuera del objetivo político, iio hay para José Máririol cstíiiiulo para la
escritura literaria.
Alcjaiidra Laera lia seiiaiado que La estrategia de la "ficción calcula-
da" pro1)uesta por Márniol cn su "Explicación" -ya presciite cii el fo-
lletin- coniporia uii "aiiacroiiisriio voluntario" que presupoiie i i i i dis-
taiiciaiiiictito tciiiporal de varias décadas entre los sucesos iiarrados y cl
iiiuiiiciito en que se los relata, y cuya Iinalidad es ti.aiisIi,rinar lo polí-
tico eii l i i ~ t ó t - i ~ oEsta
. ' ~ obiuracióri del contexlo, este iiioviiiiicirto "cal-
ctilailo" sugeriría, eii la 16gica de la iiai-ración, que la de I<osas cs ya uiia
"iiistoria que debc ser iii?ptigiiada", lo cual cxplica, cii la arguiiiciitacióii
de Lacra, que en ella n o haya i i i i ton» épico, propio de la estética ro-
mántica. El recurso poiie en evideiicia la ambición estética de Máririol,
a la vez que una zona utópica que perfila, para los exiliados, el ftitiiro
coiiio tieriipo de la "nacióii iiiiaginada"."
Los pi-iiiier-os ciiico capítulos de la scguiida parte de A>?iiiliiitraiis-
curreii eii Montevideo. Daniel 13ello se dirige allí coi1 el fin de contac-
tar a la oposicióii. Florciicio Varela, Juan B. Albci-di,Juaii María Gutié-
rrez, eiilrc otros, Iiaceii su aparicióii eii estos capítulos, jugaiido coii el
efecto perturbador pai-a el I c c ~ o que r supone la iiiscrcióii de personajes
históricos. El caso de Varela es dobleinciite significativo. Había sido
asesiiiado cii 1548, antes d e la escritura de la novela y, sin etiibargo, iio
Iiay inencióii del asuiito eii las notas de autor: la "ficcióii calculada" iio
quiere ir tan lcjos, auiique Mármol ha escrito u i i folleto sobre el heclio
en 1849. La fragilidad de la rerórica unitaria sc coiideiisa en Varela:
"Pensé quc los viejos uiiitarios eran hotnbres prácticos [...] y Iiallo que
son Lioiiibres de ilusiones coino cualesquiera otros c...]
Gaiio otro de-
seiigaño", rellexiona Daniel. U n posible análisis dc la del-rota sc filtra
eii cstas palabras y I~ei-filala Iirograiiiática de la iiucva geiieracióii: he-
chos v no argurne7ztacio>ies. 1x1 exceso de palabras del discurso uiiivario
y el "iiidividiialisino" se proponen cn estos caliít:ulos coiiio Ins causas
El t e r r o r
Fac~fndo, de lS45,postula ya que el iiiiedo y la arbitrariedad son ejes
' ~e inodo sigiiificativo y acaso prosiguiendo
del despotisino r o s i s ~ a .D
esa línea, la liistoria de Amalia se sitúa seis tileses después de la fracasa-
da Re\~olucióiidel Sur de 1839. El texto repite el sintagtna coiiio si qui-
siera exr~rcizarlo:"Este prinier anuncio de la épocn del rerrou" (cursivas
niías). Y como si, c«ii el exorcisiiio del terror rosista, sobi-eviiiicra la li-
beración de la pacria, proyec~adaeiilns locuciones adverbiaies teiiipo-
ralcs y verbos en pretérito irnpcrfecto que construyen la "iiccióii cal-
culada". Al alejarse cn el tieriipo, el iiarrador conjura pasadi, (época del
terror) y presente (luclia aririada) cuyo final, cii 1851, aúii es iiicierto:
"Pero en la épocn en que presentarnos los sucesos de esta obra, la polí-
tica francesa en el Plata emprzalin n sufrir variaciones alarmantes". A
t i vez, la "Pai-re política" del periódico se abre coii iiiia fuerte crítica al
papel d e Francia durante el segundo bloqiieo (1845-1850), de maiiera
que el cilculo de Máriiiol se funde coii sus coinentarios periodísticos
("La situacióii", ario 1, no 1). Política y propuesta esrética se eiirrelazaii,
de este niodo, eii uii solo proyecto.
El terror parece tener, en la escritura de Antnlia, diferentes puci-ras
de eiiti-ada. Se revela en las palabras delatoras, en 10s sileiicios cómpli-
ces, en las órdenes de Rosas a sus sccretarios, en los destro7.o~que pro-
voca la h4a7.01-caen la casa exquisiramente decorada de Ainalia y en su
ii-i-iipción en la vía d e Iiuida Iiacia Montevideo, esceiiario que da co-
iiiien7.o al texto y que, por el desari-ollo final de los sucesos narrados,
[no logra ceri-arlo. Pero cl leiigiiaje es el medio privilegiado en la nove-
'*La lisrñ <le los " 175 indiuidiios d c torlís ins jerarqiiías sociiles" q u e ahorra la ver-
si<iiid e 1855 aparece dcsplegacla, eii la d c 1851, cn alrededor d e cuatro pigiiias, provo-
cando uii contraste v i ~ u z leii el cciitio de la cliirrga dcl folletín. En nu lugar coloca, eii
In segunda edición, oiia nota ni pie que jiii~ificzla ornisióii cori el ohjetode n o Iierir rus-
~c~ril,iliJndes y explica, eii u n gesto q u e exagera beiic\~oleiicia,la aparición dc algririor
de lar iioiiibrer lisiados coniu dc la "fatalidad".
l6 C~lrlosAltainirs>io,"El nrieiiirlisiiio y la ¡de, del despoiismo cii el ( i i c u n h " , en
Bolriin del In,iiirito ilc Hircolia Argeniina y Americana, tercera serie, n" Y, Buerion Ai-
res, priincl- rcitiesii-e dc 1994.
la para dar ciienta del terror durante el gobierno de Rosas. En ese scn-
tido, tina cscciia de A7naiia draniati7.a la génesis del cpíteto "salvajes"
aplicado a los uiiitarios: "Vueccleiicia" dicta "coinunicaciones" a un es-
cribiente. Esta esceiia tragicóinica, en la que Rosas aparece como uii ti-
raiiuelo gruiión, no deja de advertir, quizás sin proporiérselo, la impor-
tancia de la selección de las palabras a la Iiora de seguir entretejiendo el
páiiico en los resquicios del poder. Llania la atencióii el Iiecho de que
eii La Semana se traiiscriba el decreto sobrc divisas de Beiijarnín Vira-
soro en Corrieiites, en el que se eliininan epítetos coi1 el f i r i de "fi.atei--
nizar los espíritus de todos los coiiipatriotas. Ya estainos en niayo d e
1551 y eiitoiices es más apropiado escribir 'muerati los enemigos d e la
Orgaiiizacióii Nacioiial"' (año 1, 11"5).
Uccii; saber decir, liacer decir, decir eii francés soii actos que lle-
van a caho con cuidado -o sin él- los persoiiajes de la novela. D e
ello dependen sus vidas, aunque, paradójicaiiieiite, los que se "salvan"
diceii de más o su decir está pasado de iiioda. El últiiiio es cl caso de
D o n Cándido, viejo maestro d c primeras letras de Daiiiel y Eduardo,
y el de D o ñ a Marcelina, patética m a d a m a siiiipatizante d e la causa
unitaria. Aiiibos son titilizados, extorsioiiados en varias oportuiiida-
des por la generacióii joven que, represeiitada por los protagonistas
niasculiiios, conspira contra el poder en un gesto suicida. I..a iiovcla
parece sosteiiei; acaso eii iiii intento de aiitojustificación del autor, que
la única salida posible es escapar a h4oiitevicleo: Iiay que luchai- desde
afuera. Y el resultado cle los actos d e Daiiiel Bello opera, en la lógica
del relato, coiiio la deiiiosti-acióii irrefutable del fracaso d e la práctica
coiispirativa.
Condiinerito grotesco de todo folletíii, Doña A4arcelina y Doii
Cándido poiien una noca de diste~isióiieri el drainárico final de la iio-
vela: ella le ofrece casainiento, lo cual el anciano 1-ecliaza espaiitado, co-
iiio si se tratara d e unir [!os retói-icas arcaicas -neoclásicas- que ya
no podráti ieiicr Itigar en el decir de la "nueva" patria cn la que Már-
niol escribe los'últimos capítiilos. El penúltiino caI>itulotairibién !la-
ina la atención sobre los tisos del lciiguaje: "iAlto, alto, eii iioinbrc del
Restaurador!", vocifera tardíaniente el padre de Ilaiiiel ante el cuadro
sangric-iiio que se despliega fi-elite a sus ojos. T.as liabitaciones d e la ca-
sa d c Aiiialia Iian sido coiiveriidas eii u n caiiipo de batalla, lo pi-;vado
ha sido iiiaiicliado p o r lo ~ > ú l ~ l i cLa
o . sxlvacióii es, sobre todo, una
cuestión de velocidatl. Y el iiarrador advierte el paradójico poder d e
una palabra, de iiiia palabra clave: "su padre, q u e con una sola palabra,
liabía suspendido el puñal qiie esa iiiisnia palabra levantara para tanta
desgracia y para taiito crimen".
El terror dcl tinrrddor
Hay oti-o terror- que se filtra cii la iiovela. Es el del riar~acioi;al que ate-
inorizaii la iiiezcla y proiiiisciiidad viiiciiladas al orcleri rosistn. Eii largos
p.irralos de aiiilisis de los hechos, iiiás ~ o c i u l 6 ~ i c oil~ic
s litrt-arios, refle-
xioiin sobre cl derriiiiibe d c la patria liberal fi-ente al clesbaridc de Ins faini-
lias, la i-tiina urbaiia, la expropiacióii de las l~ropicdadesiiiiitarias o cl ro-
ce riel 11~icbloi-osista coi1 el pudci- eii la casa de hlaría Josefa Ezcui-ra. Este
iiltiiiio espacio pai-ece c«ii<lciisai-la indigiiaciiiii dcl riarra<lor:"Esiahaii
allí, reuriiclos y iiiezclados, el iicgro y el iiiulato, cl iiidio y el blniico, la cla-
.
se aliyccta y la clase media, cl pícaro y cl bueno, r c ~ ~ i e l t o1-isn i I~.'i e i eri~rc
i
p:isioiies, hábitos, pi-eocul~acioiiesy cspci-aiizas distiritas".
Arniilia percibc, cii esa aliaiiza c.sl~oiit;íiicao coiiipulsiva eritre sujctos
o scctores populares y el rosisiiio, una íucrza podcrosa y una cxplicacióii
del ordeii rosista. El cspioiiaje de los crindos dc las faiiiilias al-istocráticas
porteñas -eri su mayoría negros, para disgusto del iiai-i-ador- fuiicio~ia
coiiio un engranaje perfecto que le perrnitc a Kosas goberiiar por cl ttiie-
d o a la delacióii. Una "riegrilla f...] rotosa y siicia" delata iiioviniiciitos
sospechosos en cnsa de Aiiialia. Gencraliiieiitc, la deiiuncia de "salvajes"
tieiie actoi-es de raza iicgra, ferriciiinos y pertenecierites a la set-viduiiihre.
D e esa suiiia de rasgos la iiovcla parece iriducir iiiia coiiclusióii iio desea-
cla: la veiigaiiza dcl «pi-iiiiido dcri-uiiiba la posibilidad de salvar la patria
(dc la llueva gciicracióti). Aunquc la otra "veiigaiiza del oprimido" quc
cspera Ucllo n u i l c ~llcSa." Las criadas eiitraii a la casa de h4aría Josefa a
realizar un prolijo iiiieiitario de sospeclins sobre siis amos, "dejando eii
la inciiioria de aquella hiena Icdcral uiia noinciiclactira dc individuos y t'a-
iiiilias disiiiiguidas, qtie debían ocupar inás tarde uii Iiigar eri cl iiiartiro-
logio dc csc pueblo iiifcliz". Jii capítulo abunda eii rcflcxioiies sobre el
iiioiio eii q u e el poder se sii-ve dcl pueblo, así coiiio eri otras zoiias sc ex-
playa sobre el eje dinero lieredado-iiioralidad p o s i ~ i v a .D ' ~e inaiici-a ex-
plíci~:a,el iinrrador eiiuiicia sus iiiil>osibilidadescoino una niaiicra dc coii-
" En la reunión cuiispir.itira d e Bello y Belgriiio eri casa de duna hlnrceliria, se der-
liza cita picíuiicióii: "jiiiiro cii iiiñiio coi, lar manos ensaiigieiiiadns de los ascsiiios dc iiucs
ti-a patria [...]10s rncitat.énl criilicn cuanljocreaquc csc mismo cririien hade sublevnrcaii-
ira cllus lavriigaiiza Jc los opi-irnidor". 1.05 "opl.iniidos" se prereiitati ciiionces conio u n a
iiiasa ilispuliibie para derrucai el puder, pera Iñ rospecli;i de quc sc iiiclinaii liaciñ los que
el icsio coiisidera s ~ l si,crdugus disuelve el siieiia y propone a los "patrioras iliisinrlos"
-erbozñdor y ñ cii el filial dc "El Matadero"- cotiio única salvacióii.
En ULI.O capiiulo, "El jefe de la ruiida", una iiiirarlx sociulógica teiiida de racis-
i ui-igeri africaiio la arucin coii "la
ni" sobre la p u b l ~ c i ó i de de Riiciios Aires": "El
odio a 12s clase, horiesiñs y zcornodadas d c la rncirdad era siiiccro )- ~ i t o i u i i d ueii es2
clase rie colui-".
jurar uiia opci-acii>nq u e iio deja J e rcali7ar: "1.a pluiiia J c l roiiiaiicista iio
p ~ i e d eciitrai-eii las proluii~iidadesfilosólicas del Iiistoriaclor". IEs p o r eso
q u e acota el géiiero; el capít~iloes ~ i i "peq~icfio
i bos<liiejricle In iiirnol-ali-
dad" dcl gobierno clc Rosas q u c pretende explicai-, tiada inielii>s,lo q u e si-
guió: sin eufeiiiisiiios, la dcrrot:a.
L a tciisi(5ii e n t r e liistoria, Silosofía y ficcióii se sostieiie, eii b u c i i : ~
parte d e la iiovela, la máxiiiia pi-cgonada poi- cl iiarra~I(ii-
cii varias opoi.tuiiidatles s(il)i-ela coiiveiiieiicia d e iiic7.clar los gétiesos o
~>ei-iiiilir q u e las zoiias sc cnntaiiiiiicii. I>e Iiecho, la iio\rcla clcsiiiiciitc,
loriiialiiic~itc,el Iiurroi- a la iiiczcla: e n el Lexto circirlaii cartas, esquelas,
pat-tes d e cainpaiia, artículos l~criodísticos,docuiiieiiios oficiales y poc-
inas neoclásicos, eiitrc o t r o s géiieros.
1.2 olxesióri p o r iiiarcar esc borraiiiiciiro dc líiiiilrs rcapai-ece coiis-
taiiiriiiciite eii el relato y en boca d e María Josefa, cuñada del Restau-
rador: "Alioi-a tudos soinos igualcs, p o r q u e todos soiiios lcderalcs" (cui--
sivas niías). "'Todos" es uii coiiiodíii del ciinl el tcxto Iiace uii doble uso.
Eii prinicr lcigar; es cl rnodci qiie rieiic el cliscurso rosisra d e <larp o r seii-
tado el cotiseriso popular s o b r e s u iiidiscutihle hcgeirioiiía: todos soiiios
federales, rio hay lugar para el otro (que así deviene >7i~gi(170). EII segilt1-
d o liigar, es la lornia novedosa q u e Miriiiol elige para criticai- Suerie-
iiieii1.e la estrategia d e la oposiciijn cii 1840 y 1):ii-aproponel- iiiia liipó-
tesis s o b r e la derrota: si todos espcrahaii la eiiti-ada d e Lavalle a B u c i i t ~ s
Aircs, ipoi- q u é el pueblo t i « lo a p o y ó ? Esia idea se fortalece eii el d i i -
logo erirt-e el general Maiisilla y Daiiiel, q u e gira s o b r e la cspci-a d c la
entratia d c I.avalle a la ciudad. "Todos espernii", afiriiia Maiisilla, a lo
q u e Ilaiiiel rerruca: "illero t o d o s tina inisma cosa, geiieral?". La i-es-
piiesta es previsible: "Todos". Auiiqiie cl diálogo siguc coii el propósi.
to secuiidario d e dcs\~irtiiarla iiiiageri d e Lucio N. Maiisill;i, geiieral y
cuíiado d e Rosas --lo q u e iniás tal-de le v.ildt-á a M i r i n o l i i i i cscáii(1alo
proragoiii7,ado p o r 1-ucio V., Iiijo del agraviado-, clraiiiatiza p o r igu,il
la Iiipótesis s o b r e el fracaso cstratégico d e los uiiitai-ios.
"palco". El hecho d c que sea corregido por uii extranjero -¡y "go-
doM!- iroiiiza, tal vez, la influencia de la política inglesa en el Río de l n
Plata duraiite cl últiiiio pcríodo del gobieriio rosista. La tiranía del cain-
p o sol>rc la ciudad sc condensa en esta escena, que contieiie uria hipó-
tesis sobrc el origen del poder de Rosas. Los brindis alusivos durante cl
baile también son inateria de la crónica de Aiiruiiiarrieta, coiiio lo son
de la licción iiovelesca: las palabras dramatizan la dominación, el "co-
ro de esclavos" se representa a través de su reyroduccióii d e la voz del
Para teriiiiiiar, el cronista desliza una admoiiición que coinple-
meiita la trama de la novela y es índice d e una pi-eocupación fuiidada cii
"Sarniienro, una vez ~iiás,parece inaugurar esr2 serie "huiiioi-istica" 3 costa d e los
vascos eii su carta "Madrid", incluida en Viajcr en Eio-opa, África y Amévicn (1849). F.1
f u t u r o estadista c u n l ú , siii embargo, en 12 fuerza arrolladora del progreso: "A la som-
hra d e lus grndariiies, la constitución y lo aduana, las d o s plagar ternidas por In gente
vasca, veiidriri I>icnp r o n t o a plantar su bandera sobre los )picos inár elevados d e los I'i-
ririeor" (Viajes, Bucrios Aires, Editorial de Beigrano, 1981). lin Ir década del 80, inu-
nieiiio d e la emcrgeiicia d e la novela en la liientura nñcioriai, Eugenia Carnbxei-cs COI>-
densa, eii Juan José Taiiiete, al rosco empleado doméstico gallega producio d e la
rqitivorada poiiiica inmigraioria (Pot-Poi'rri, 1881).
'O Diverros pcisoiiajer ietlcralcs, c o n rcfcrcrite histórico clara, iii~roducensil briii-
dis cii 11 iiovrln cori la iniismn fórinuli de apertura: "illoiiiba, señiires!". La esrruciurn
de csras proclamas, lcjos de crinr iiiarcada por la oralidsd, dcnulicia, en su acarioiia-
inienio, Iñ reproducción d e la voz del xilio: "Brinda, sriiorcs -dijo Salonióri-, pat.-
que iiiiesiir, Ilustrc Restaurador d e las Leyes viva toda la vida, para q u e na inuei-a i i i i i i -
c.i In Federación l...] y niurrari los salvajes unitarios, y todos los giingos y carcamanes
del iiiundi>". Coiirrñriarnenrc a la libre "inspiraci6n poérica" i-oiiiáiitica, este d i s c ~ i r s o
reglado, niarcado por los códigos d e la buiocrñcia estarol, senala al rerror c o m a rneca-
~ i i s m od e domiiiaci6ii privilegindo por Rosas.
los cxiliacios: "licscr\~ol o que es d e foiido y d e alta política para el ino-
iiiciito e11qiie iius vearnuz p o r q u e iio teiigo bastante ctiiifiaiiza e n las
:
Taiiibiéii eii la iiovcla queda plaiiteado q u c lo privado corre clpeii-
gro d e tor~iarscpúblico.A~nnlza111-eteiideleer, desde la ficcióii, cada ac-
to coiiio uii hcciio político. D e allí su iiiodernidad.
E1 capítulu VI11 d e la seguiida parte ("Daiiiel Bcllo") poiic el ioco
sobre la figura d e Daiiicl, líder iiirclcctual d c l n rcsistciicia. El doble cii-
lace d c esta lucr7.a eii ci relato sc clcspliega aquí exl>lícitaiiiciitc: aiites de
c«iit.ir sil p a s ~ i c i ~ ~ a c ieii
ó i iel Ihaile d e Maiiuelita, cl iiarrador ira a n7os-
tl?i,- ("veaiiios") al lector "lo q u e era y lo q u e Iincía tres Iioras aiiies eii
la cnsa inisteriosa d e la calle d c Cocliabamba". Conjugadas cii la iiiisina
cscena, las actividatles visibles (divcrsioiiistas a los ojos federales) y las
ocultas (por la causa antirrosis~a)qiiiereii ~nostnzral Icctor dcl iolleiiri
cóiiio sc conspira. Nacla es lo q u e parecc. El discrcto prostíbulo d e d o -
na Mai-celiria cnciibre uiia "reunión d e lioiiibi-es" q u e coiifabulaii, p o r
alior;~.coi1 sus ideas.
'' las carias qiic publica Sariii~eiitoeii (;d>iipn<<i eii c l Ejii-rifo Gronde nlindo
Eii
de Aniéricn [1848-18521, del niisliio período que e l folle~iciAtnnlin, se l>ucdc ver
.Si,</
c",,,o alguiiñs cartas d r eniiiados son iiiterceptadas por ci gnhicriiu y usldñs coiiiu pro-
paganda poliiica eii cuiitrñ dc ellos.
2 2risiiiia
~ Ipleiia.
. "Coiittngcnci;ir de Iñ iritiiiiirlad: coiirtmcció~iepiriiilar dc l a f a i i i i -
lia del exilio", c l i 17riiiaiiduIleruio y Marta Madero (diicriorcs), lqriiork de la u i d o p n -
vndn ti la Aigeniiiin. Pair niiiigiio. Bc In culr>nia a 1970, Rueiior Alres, Taunls. 1999.
Rcstauraclor. Lii el capitulo JX d c la priiiiera parte, "El ángel y el dia-
blo", 1'101-eiicia, iiiiagcii cstcrcotipada d e la iiiujei- i-oiiiñiirica, cumple
c o n el iiiaiidato d e Daniel: averiguar q u é se s a b e s o b r e el prófugo
Ediiardo Belgrano.2' Recortada, en contraste grotesco, contra la "rri~il-
titud d e negras, d e iiiulatas, d e cliiiias, d e patos, d e galliiias, d e cuanto
aiiiiiial lia criado Dios", eritra eii la casa d e María Josefa. El iiiiperarivo
d e s u p r o m e t i d o es palabra cscrita e n una carta q u e Iia escapado al apa -
rato tle vigilaiicia del poder: el criado d e 13cllo, Fei-iiiíii, Iia debiclu clis-
frazai- la ciiti-ega d e la inisiva a la claiiia eii i i i i raiiio d e flores ciiviado p o r
su patrón, quien le pide expsesaiiieiite q u e lea bicii los sobres d c las car-
tas qiie rcpartc: las otras d o s soti para Pelipe Arana y Saloiiióii, dos bra-
zos del p o d e r rosista. E n el capítulo "T-as cai-tas" s e csceiiilica esa escri-
tura eii ~ I O C W < yI se iiiuestra el cuidndo c o n el q u e Bello sclecci~iiiael
li.xicii, tergiversa el iiiarco d e enuiiciación y estudia la fóriiiiila d e aper-
tura qiie iirilizará. Coiiiunicacióii escrita diferida eii el tieinl>o y cl cs-
pacii), la cai-ta debe s e r aproveclinda coiiio u n ariiia de. d o b l e eficacia:
p r o m e t e para pedii; rriieritc para acceder a la vcrdad!" Ida palabra debe
suplir las nialas e s ~ r a i e g i a sd e accióii d e ia resisteiicia aiitii-resista. Lii-
ti-e la adulacióii, la apología, la cal-ta d e aiiior y la carta cifrada, sc dcba-
te la vida d e su aiiiigo y coiripaiiero d c ideas, E d u a r d o Belgrano. Tal vez
p o r cse niotivo, bajo la iiiáscara d e la ingenuidad d c Floreiicia, Bello in-
teiita dcsviar los ojos d e su gestióii coiispirativa.
1.0s varoiies escriben cartas para qiie las iriujeses ¡as coiiviertari eii
actos 110 iiieraiiiente cliscui-sivos, d e ahí la paradoja q u e alariiia a la i-e-
sisteiicia: a causa d e la einigracióii la ciudad está e n iiiaiios d e iiiujeies,
la patria peligra. C o i i resistciitcs fciiiiiiizados -segúii el iiiiagiiiario ro-
iiiiiitico- corno Bclgraiio, qiie padece11y eslieraii, la ruiiia d c las ciii-
dadcs, laii laiiieiitada ya eii h c u t i d o , se Iiacc presente eii An7nlia: "La
liuiiiaiiidad, la sociedad, la faiiiilia, t o d o se Iiabía desoldado y roto". Sin
" En la cdici6n dc 1855, el caiiiiulu se iiiula " L a risa del diablo". E n la cdición c i i
folletiii dc 1851, CZI Monrevideo, rl cñliítiilo Y de 11 priri>erñ pñiie es, eii rcalidñd, "La
flor-del-aire y Iñ riiñgiiulia", sul>rlriiidoei> la dcl 55 coii el olijeri, de iio atizar la ~iolé-
mica rurciinda cii torno a la figura de Aguriina Rusas y de su esporo, el griienl Mñrl-
silla. l;liirciiria 1,lupasquicr.persiiiinje quc rcclabura iiiiigúii iefereiiie Iiistúrico cn-
iiucidu, acude a la casa de la iicriiiaiia de Juan Maiiriel para r i c d x r Iñ itiioriiiaciúii
rcqticiidñ por Daiilel cii uiia carta. Vcr el capitiilo siiptitiiido eii Bcatrir 1:lciin Curia,
"JoC Mát.tl~ol,Amnlin, Montevi<lco,Iiiipieiita Uruguapann, 1851. l<drcióiicríiica del
capíiulo 1X de la l'iiiiicra I'ir.te", cii I~rnpir,IV, 1984.
'' Ana hiniia Barrciieclica, "La epísl<ilñ y su i i ñ t u r ñ l e z ñ geii6rica". eii Dirporrrio,
XV, 31, Ann Aibor. 1990 y Pairiliñ Vir>li,"La iriiiliiidñd la ausriiciñ: fo~iiiasde la
estruciuia cpirt<iI.ir",cii Rcvirin d e Oc~ideiirc,6 8 , eiieio de 1 V 8 7 Sobre las cartas en la
novela iic Mirmo13ver Gl-aciela Bñiiicuore, "Cñiias d e riiujei. Ci~iidcosde iiiii csceiia
borrada", eii Cristiria Iglesia (coiliii.), Lcrrnr J Atuirnr, "p. ri:.
enibargo, la iiirijer (uiiitaria) es atisbada conio un posible peligro desde
los allegad~,sa Kosas. N o si110 María Josefa sospecha dc la iiigeiiuidad
de Florencia o de Ainalia, sino que Victorica, en un diilogo con Rosas,
coiiclriye: "la universidad y las inujci-es son iiicori-egiblcs". Esta fliic-
tuacióii entre la ingenuidad y la perversidad fenieniiias es recurrerite y
se vincula con la serie roniáiitica de los contrastes pronunciados.
Rello se rrasviste para disiiiiular su militaricia ("yo tciigo horror a la
política y inc avengo iriejor cori la literatura y coi1 las darnas", le expli-
ca al general Marisilla) y, a su vez, María Josefa aparece riiasculinizada:
el narrador recliaza la pi>litizaciGn dc las riiujeres. La entrada de la po-
lí~icaeri el áinbito privado femenino deviene, en la novela, intriga.El
texto vela este proceso eri Floi-ericia y Anialia, pero lo destaca cii la her-
mana del Restaurador.
Dos rnetáforas i-ealzaii el carácter niaquínico dc María Josefa y de
Ciiitiño -iiiienibro liistórico de la Sociedad Popular Kcstauradoi-a-,
señalándolos coino los dos brazos de Kosas: Ezciirra es una "iiiáquina
de ciicliillos" y el mazorquero, uiia :'guillotina huriiana". El caiiipo se-
niántico federal sicinprc aparece asociado al iiegocio y la faena de la car-
iic: reinite, inctoiiírnicarnciite, a Rosas, un "gauclio asesiiio", como lo
califica tioíia Marceliria, unitaria 1-ecalciti-antea quien no se le podrá re-
prochar el epíteto después de 1852. La estratégica composición grotes-
ca del pcrsoiiajc (de dudosa responsabilidad ética) mitiga la clase tle "ex-
ceso" antirrosista que la novela quiere evitar cii 1855.
Estrategias propias de la estética roiiiántica, la exaltación de la mu-
jer angélica y los aiiibiguos irazos coi1 que se dclineaii las inujcres de-
inoiiizadas ernergeri eii los títulos de buena parte de Iiis novelas latirioa-
incrica~iasde cse período. Noé Jitrili lin scñalado este rasgo en la seric
Amalia, Solerldd (Miti-e), Esther (Cané padre), Mnl-in (Isaacs), Clemen-
cia (Altariiiraiio), Julia (Cisiieros) y
Así, la oposicióii tajante -canónica eii el folletín- Anialia 1 María
Josefa urde dos trairias del texto: la novelesca y la polític3. Siri cnibar-
go, otra iiiujer, Mariuela Kosas, escapa a esta dicotoinía.
"Debió e7icallecern
Uii aíio antes dc la aparición del folletíri, eii 1850, Mármol publi-
ca eii Montevideo un folleto tirulado Manuela Rusas. La fama de la
Iiija del Resiaui-ador Iia alcaiizado ya dinieiisión iiiternacioiial. Se In
102
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ELGAUCHESCO COMO ARTE BUFO"
por Leónidas J.amborghini
Piido habei- ocurrido así, al pie de la letra: que los santos del cielo n o lo
ayudarati a pensar, ni le refrescaran la iiieinoria iii aclararati su cntcndi-
miento; qiie se le aiiudara la lengua eii esa "ocasión taii i- ida" y se le tur-
base la vista; que antes de largai- se hubiese cansado en partidas, repi-
riendo uiia y mil veces "Aquí me pongo a caiitar" y siii poder avanzar
un verso más, que rcculara, etcétera ... O que se huhiera hecho a u n lao
(le la güella, prudcnteinerite, si venían degollaiido; o quc el corazón iio
se le Iiubiese enanchado en el peligro; o que la pata se le liubiera aclii-
cado eii vez de auriierirar d e tainaño cada vez que 1:cnía que deiiiostrar
que era L i r i hoiiibre cahal; etcétera. Hubiera podido ocurrir, también,
q u e alguiie. especic d e o(idio se atreviese a picarlo; o que el astro rey
-coi1 el niisino atreviiniento- se aniiiiara a queiiiarle la freiice, sin res-
petar en lo inás niíiiiiiio su coiidicióii d e gauclio; o que las moscas se le
arrimaseti nornás, a pesar del coiijiiro dc la guitarra, o que hubiera re-
iiiuentado vuclo y alguieii lo hubiese seguido hasta alcarizarlo, etctte-
ra. ,O que su capacidad d e canto le iiiipidiera afirmar que se iba a moi-ir
cantando y a cantar eii su propio entierro, y quedarle fuerzas todavía
pai-a hacerlo "al pie del Eteriio Padre"; cantar Iiasta que la tiet-ra se
abriera ... O que rio hubiese tenido uri arguiiieiito que Iiiciera tiritar los
pastos; o que iio hubiese sido el fruto de un doble tiacimiento: uno,
"detide el vientre de iiii madre", y el otro, "como nace el peje" en el fon-
d o del mar, eniginárico origen que explicai-ía -al parecer- toda esa su-
ma de mágicos poderes ...
Pero no bien empezarnos a leerlo, esos poderes se ejercen sobre nues-
tra niente y nuestra sensibilidad. Y aceptanios siii más la estrafalaria oin-
Y aticiidaii in rclación
que liace iiii gauclio pcrsegiiido
q u e padrc y iiiarido Iia sido
eiiipcic~soy diligente
y sin eiiihargo la gciite
lo tiene p o r iin baiidido.
Y ya dejo cl rslrtiiiiciito
coi1 q u e lie divertido a ustcdcs;
todos coiiocerlo ptiedcii
q u e tuve coscaiicia suiiia [...l.
E11 uiia aiitología niuy útil, itlnriín Iier~u3, su c~írica,d e María Tc-
i-csa Grainuglio y Beatriz Sarlo, se iiicluye i i i i ti-abajo firtiiado coi1 cl
seudóiiiino d e Maestro Palmetn. E1 trabajo d a respuesta a Liiia eiicues-
la d e la revista Noiot,-o* (l907-1'943), iiíiiiicro 50, del a ñ v 19 13, realiza-
da "luego del revuelo -explican las aritólogas- que pi-ovocaron los
juicios críticos de Lugones y de Rojas cuando calificarori a Marti11 1:iie-
n-o coino nuestro pociiia iiacional".
La respuesra de Palmeta (noinbrc iiiventado tras el cual se esconde
"un reputado sociólogo, novelista y educacioiiista") resulta paradiginá-
tica en dos sustanciales aspectos: el de rasgarse las vestiduras frente a la
posibilidad de que una obi-a eii la que se hable la lengua gauclicsca pue-
da ser tenida coino nuestro poema iiacioiial; el de leerlo al pie d e la le-
tra para concitar cl ridículo.
Dice Paliiieta: "La jerga orillera y gauchidiablesca en quc esta escri-
to el Martín F i e r o es la base del idioma iiacioiial, que debería eriseñar-
se en las escuelas". Y continúa iroiiizando: "Así, cuando los iiiiios de11
su lección de historia argentiiia lian de decir: 'Moreiio cantó pa el carne-
1.0 eii la rr.avcsía del mar', o bien 'estiró la pata', y en ningún caso, se mu-
rió. Al corneiitar el célebre deci-eto de la Junta del año 1810, n o dirán que
'ningúii habitante de la república, iii ebrio ni dormido', sino 'ni mainao
i i i dormido' o, niejor aún, 'ni eii pedo ni durmiendo la mona"'. Y sigue
un poco iiiás: "e11 la inisnia oratoria sagrada, ya no dirá nirigúri predica-
d o r 'Jcsús agonizaba en la Cruz', etcetera. H a de decir: 'Jesús cstaba por
estirar la jeta ... Aliijuiia'". Y agrega finalmente: "En Viernes Sanco ya
no se declamará desde la cátedra sagrada: 'He aquí a la Santísima Vii-gen,
toda lagriiiios~'.. . Más bieri diríase: 'iPuclia que está linda gaucha la Vir-
gen, rnisi.1 Mai-ía, con su pañuelito de nubes al pescuezo!'...''
Aqiií, una sospecha: elMaestro Palineta, como suele suceder, ya ha-
bía siicuiiibido a la fascinacióri de lo que criticaba ... atrapado por cl do-
lile efecto.
Distorsión y respuesta
Civilización y barbarie
Hay una situacióii en el Martín F i n - o que cjciiiplilica a la pcrfec-
cióii la situacidii de conti-aste. No ya cori u n Modelo literario sino con
cl de una Sociedad, el d e un Sisteina del cual es sil riiás exacta crítica.
Se preseiita cri la Ida. Los dos amigos que Iian unido sus destinos
- -1;icrro y Cruz- van desgi-aliando estos versos: "Allá habrá segui-i-
d i " , "Fibricarciiios un toldo / como lo hacen tantos otros 1 [...] / ¡Tal
vcz rio falte uiia china / q u e se apiade dc iiosotros!". Y se van en btisca
d c esa rnódica dicha. Pero iad6iide van a buscarla? N o la ericoiltrarori
ei.i la "civili7.acióii" y se vati a los salvajes, a los indios. Ciiinplido el pro-
ccso [le asiinilai- la Distorsióri
C o m o a eso de la oración,
aui-a cuatro o cinco iioches,
vidc iiria fila de coclies
contra cl tiatro de Colón.
Y si sc pudiera al cielo
con un pingo comparar,
tarnbiéii podria afirmar
que estaba rnudaiido pelo.
lo ieiie~xiosclaiiioriaiido;
y coiiio iiiedio clianciaiido
10 piiiclianios,
11 , y lo q u e grita, caiitaiiios
i' la refalosa y ti11 tin,
sin violiii.
¡Qué ju-anal
N o s reiiiios d c biieria gaiia
y iiiuy iliucllo,
d e vcr q u e Iiasta Ics dn cliuclio;
y eiitoiiccs lo desatainos
y soltninos;
y lo sabeiiios parar
para verlo RII'ALAR
icii l"""lgrc!
Iiasta q u e Ic d a uii calaiiibre
y se cai a pataliar,
y a teiiiblar-
i i i ~ i yfiero, Iiasta quc se estii-a
el salvaje; y, Ii, q u e espir-a,
IC sacaiiios
una lonja q u e apreciarnos
el sol~arla,
y d e iiianca gastarla.
L3e allí se le cortaii orejas,
barba, patillas y ccjas;
y pelao
lo dcjaiiios ai-rumbao,
para q u e ciigortle algúii cliaiiclici
O c~r11lc110.
Entretanto,
nos clama por cuanto santo
tiene cl cielo;
pero Iiay iioiiiás por consuelo
a su queja;
abajito J e la oreja,
con un puiial bieii teinplao
y alilao,
que se llama el quitapenas,
le atraoesanios las venas
del pescuezo.
?Y qué se le hace con eso?
Larga sangre que es uii gusto
y del susto
entra a revolver los ojos.
E1 regreso y la invención
'
El sujcio iiiiapiziai-ioes el sujeio cic h ciiunciñcióii poftica q u c se aitiriila con io-
das lar i i i r ~ i i ~ c i o i i de se IiersoriA e i i cl coipwr I > o é ~ i rdc
o uii ñuioc -donde el p r o i i ~ i ~ i i -
brc de priincra persona es duriiiiiaiire. Sc vincula coii el "siijcto social" u "sii~ilrólico"
en cuariio~eobjctivaeii u n espiciopiiblico. A su vez, e! "ñiitor" (o figura iutni-al) ~il-o-
poicioiin n lar objetirariuiies siiiibólico-sociales su propia cxl>ericnciaIiiog~ilica.l'o-
das estas mediacioi,es saii realizadar por el leiiguaje. I l n ejemplo rlei~iciiial:José blic-
mol, autor, representa, c n los Cnnror del P o e g n n u , uli s ~ l j e t oii~ingiiiñrioIlaniado
'Carlos, el I'cregrino", que rocialiiicii~ere objetiva coiiiu "el I'i-<iscriplo" y al c i i i s i ~ i i i
iieilipo invirte rinibólicaiiiciirc la figura auiural coi, los rasgos imñgiiiacin q u e rurgcii
del poeilia (lo quc Iiacc afirmar: "Cñrlos er Mái-iiiol"). No Ihñliiia, ciiioiicci, ixactaiiieii-
ie uii y o de origen, sino uiia cspecic de circulaciúii <Ic los cniiieoidus siil~jeiivoriziiagi~
iiarios y sinibólicos, ya q u e n riicnudo éstos soii pi-cvior a ciei-ias fori~iul~cioiicr reñii-
radas por el autor. Cuando nos icferinins a1 "sujeto lirico", eri cñriibio, lo haceinor cii
el sentido textual, es decir, conio "yo"del poeiiia lírico. Esie rujeio coincide coii. o ior-
ma parte del rujeio itiiagiiiario. Y cuñiido nos irfciimos al "yo roriiiiiiico", aludiiiios J
la erPecilica ariiculñcióii ertéiica c Iiistóricn dcl rujeio lirico e n el ruciiariiicismo l i i e n ~
vio del siglo x i x .
Para coiiiiiiiiar con erra fábula crítica, iio seria aveiitiirado afirmar
que aquella figura dcl yo i-oiiiántico llegó a estas orillas cii un bai-co
-conlo llegan los extraiijeros, las pcstcs y las iiiercaiicías. IHacia julio
de 1830 descendió a la ciiidad portuaria, auiiqiie incoiiipleto, coino un
sujeto en cieriies, esto es, un sujeto que prevé su culiiiiiiacióii pero a la
vez está iiiiiy a pi-iiicipios y le falta riiuclio aún para alcaiizarla. Uiia de
sus priiiicras iiiaiiifestaciones, del todo incipieiitc, toiiió la loriiia de iin
poeina cuyo título era engañoso: "El i-egreso". Dc hecho, el sujeto Iíri-
co ron~ánticoiio "1-cgi-esaha",sino inás bieri ingrcsaha eii su puro pre-
sentc. Pero recoiiocerlo eri su acuialidad Iiabi-ía sido contradccir uno clc
sus rasgos, que el joven poeta autor dc "El regreso" consideraba así: "La
poesía roiiiátitica vive dc rccucrdos y de esperanzas; es lo pasado y lo
1101-vcnir.LO presente n o le iiitcresa siiio eii cuanto sc encadena coi1 las
dos i-egioiics dcl iiiuiido que habita".2 Ese aspecto teiiiporal sería u n
iiiodo típico de Iiabicar la liistoria de ese sujeto roinántico: nunca ac-
tual, siempre situado entre el pretérito y el progreso. D e allí que pudie-
ra ser reconocido iiieiios coino una acción qiie como una voluntad.
O t r o poema, "Eii celebridad de Mayo", acoiiipaiíaba "El regreso". Pu-
blicados eii I.a Gaccrn Meri-anril, esrabaii fiririados por "Uii joveii ar-
gentino". Su nombrc secreto era Esteban Echeverría (1 805-1851),'
L o que iioinbraba era, de liecho, el mismo cspacio al cual arribaba,
el espacio d e llegada que aiites Iiabía sido el de su aiíorariza: la patria.
"i01iPatria, Patria, nombre sacrosaiito, 1 a pronunciartevuelvo coi1 eti-
caiito!" esci-il~ió.~ Llegaba de Europa, pero cn contraposicióii con esta
tierra, aquella otra parecía i i t i vano siiniilacro.
Esa figura del y o que regresa y redescubi-e coiiio real su región na-
tiva, eii oposicióii al espacio curopco coiiio i r i i áiiibito cie ilusión, aun-
que taiiihiéii de previa fascinación y deseo, ieridría larga descendeiicia
eii la poesía argcn~ina.Eclieverría escribe en "El regi-eso": "El viejo con-
riiieiite / n n solo desengaños iiie Iia inostrado: / entre sus pueblos cul-
tos he buscado / tu iiiiageii celestial, 1 resplandecieiite, / y simulacros
vanos Iic eiiconti-ado".
Recuerda eri aquella "Europa clegradada" sólo "fausro y molicie" y
afiriiia que, eii caiiibio, los pi-iineros liijos de la patria "clcvaron 1 a su iina-
' E s r e l ~ a t Eciieverria,
i Ohrnr Cornpleini, Buciior Aires, Zarnora, 1951.
' Subre Echcverria, ver la biografía de Alberro I'alcos, Hiitorb de Lclievenía, Bue-
nos Aires. Eniecé, 1960. También, Noé Tirrik. Esteban Ecl~rver>ia.Buenos Aircr. Ceii-
t - 1 i i l . r .Ic :\i.i;r.;i I i i i n i , I,l(.' L. Luiiiicrc,ri:.liri ni,- i i i c > - ~ ~ i l :cJ . c ~ \~1 ~G i -
uéri;, " N >t.:.-., l>.-.:riii.ii sociic D.:, Ls:cu,ii L:t e \ e i r ' . . . l i i i i i Ali!i.i 1ii:i.Ciro '.
por .
u
eii su edición de Ohrni Con~jiletnrde 1). Esteban Echeve&, V, Buenos Aires, Carlos
Casavalle Editor, 1874.
'
Esirhan I:clieverria, "El regreso", Loi roniirclor, en Ohrnc Cmnpletnr. op. c i t .
gen altares". Regresa a uria tierra de Iiornhres libres, canta iin espacio nuc-
vo de libertad: la patria cs valiosa, no un espejisnio de la memoria. En la
medida e n que es caiitada en CI "laúd sonoro" del poeina, su imagen se
adhiere al que la pronuncia como uri nonibre sacrosanto y, en coiisecuen-
cia, lo cubre de sacralidad. Noiiibrar la patria, en aquel regi-eso, es iin ac-
to de futuro, de afirmación y de certcza, porque su fuentc de sentido era
la Ilevolucióii de 1810, cifrada en un vocablo: Mayo. El gesto iarnbii-ri
tendrá su continuidad, especialniente en el Centenario: el vasto poeina
Odas seculares de Leopoldo I.ugoncs coiiieiizará con la invocación "l'a-
tria, digo...", y el sujeto ritual y lieroico del poeilia aspirará, en el acto
riiisino d c su dicción, a agotar las foriiias arquctípicas de la patria.
Aquel scguiido poema de Echeverría también ciiinplía con una tra-
dición, pero inás inmediata. Había llevado en su viaje a Europa un ejem-
plar de La lira argcntina. Grandilocuente y esteiitórea, "En celebridad
de Mayo" recoriocía una dcuda con la poesía reverericial de la gesta pa-
triótica, cercana a Esteban de Luca y a Juan Cruz Varela, del cual Ileva-
ba un epígrafe. Pero su tema no era novedoso, coino lo había sido pa-
ra aquellos poetas: la Revolucióri era ahora uii valor progresivo, una
continuidad y una herencia.
E n todo caso, el sujeto de la lírica romántica alentaba de ii~~riei-a
oculta cn esos poeinas. Si en su "regreso" sólo hallaba en la patria la pie-
dra iniáii que lo sustentaba y en la Kevolucióti sil sola cxpaiisióii posi-
ble, ¿qué 'ipo de figura descendía realmente al Río de la Plata, desde
aquel barco, en la imaginación literaria de Estehaii Eclieverría, lector de
Ryron y H u g o y Wordsworth, al retornar en el invierno de 1830? Por-
que, en algún iiiomento habría de presentarse el personaje que descri-
biría años después Juan María Gutiérrez: "Eii la llora que él ha Ilaina-
d o 'de 10s tristes corazones' L...] los airiigos de Echeverría sabían bien
que no podían contar con él. En ese momento se reconcentraba en sí
mismo y bajaba con las sonibras del crepúsculo al fondo de su Ese
yo crepuscular y sombrío pronto sería nonibrado, como un sujeto en
ciernes, en la pocsía romántica argentina.
El sujeto en cievnes
El vocablo consuelo aparecerá sólo cuatro años después, en 1834, en
¡!,
el tílulo del primer libro de poeiiias de Echeverría, Los consuelos. Evo-
ca, sin duda, el universo del y o romáritico en la niedida en que es un
r
121
riliiverso de iiiiiiiii~lad.Sai1ite-J3eiivc Iiabía tiiulado de ese iiiodo su iiiás
recieiite libro de poeriias, de 1830: Les Consulations. I'cru Maiiie de Bi-
rari ya lo Iiabía iitilizado en 1816 cuando previó ese iiuevo estado de la
subjetividad: "los Iioiiibres fatigad«s de sus sentiniieiitos se sciitiráii riiás
dispuestos a peiictrar cii sí iiiisiiios, y a biiscai- allícl sosiego y esa espe-
cie de cnliria y esos consuelos que 170 crzbe I~allarmás qidc el1 la ilitinil-
dad dc la c o n c i e ~ z c z a " . ~ ocoiisuelos,
s de Eclievci-i-ía, iorinali7aba aqiicl
iiiisino cstatlo. 1-labía cciiisegiiido quc sus lectores r.ecoiiocieraii púl>li-
caiiiciiic, a través clc su lectiira, uiia afeccióri que Iiabíaii vivido itidivi-
dualiiieiire cn la iiiás absoluta iiitei-ioridad, y cuyos sciitiiiiieiitos ahora
parecían existir para todos, se volvían coiiiuries cuando iiiialiiiciite Iia-
biaii sido nombrados. Por ello luan María Gutiérrez coiisideró que el
libro, adcniás de ser uria "verdadera revolucióii" literaria, frie el "eco de
un sentiiiiieiito común".
Coiiio ya es coiiocido, aquel sujeto lírico cii cierries tainbiéii se
viiiculaha coii la inodificacióii d c los áiiibitos de lo púhlicoy d e lo pri-
vado, eii f;ivor de la exp;iiisión dc la iiitiiiiidad y el culto dcl yo, ciiy;is
iiianifestacioiics sc registraban cii la iiiiagiiiació~iliteraria dcl roiiiaii-
ticisiiio. Eii el áiiibito r i ~ ~ ~ ~ l a t la
c i iriiagcii
ise de la iiticva figura que des-
ciende del barco es iiiás literal d e lo q u e podría sosi>ccIhatse. Los cs-
tudios iiiás recieiites sobre las iiucvas foriiias de sociallilidad adviei-ten
que después de la Revolucióii, puesto q u e cl sisteiiia comercial espa-
íiol liabía claudicado a favor d c la iiitegraciirii eii uiia ecoiioniía atlin-
rica que hcgenioiiizaba Graii Bretaiia, se acentuaba la autoiioiiiía de la
esici-a pi-ivatln -en gran iiiedida por las co~iseciicriciasqiie trajo en Icis
liibitos y costiiinbrcs la apertura dcl iiicrcado. Pero si cii los países eu-
i-opcosel ciilto del yo, clcrivndo cle la autoiioiiiía clc lo privado y de la
iiitiiiiidad b u i y e s a , se aiiriiiaba cii una eci~iioiiiiaiiueva, cn cl Río dc
la Plata ese y o se restringía y liiiiitaba poi- la particular coridicióri Iiis-
tórica de la gesta cmaiicipadora. Los áiiibitos liabituales de privacidad
e iiitiiiiidad ibati eii desiiiedro d c los ciebeics y obligacioiies cívicas
que geiieraha lo público en una regióii d e riotablc iricstabilidad pulí-
rica y social.
h4iiclios rasgos del roiuaiiticisiiio argeiitino, coiiio (acción políiica
de oposici6n al i-osisiiio y, eii uii seiitido niás aiiiplio, conio rii«vin?icii-
LO cic acción social para proyectar un niodelo de iiacióii, pci-iiiiteii cori-
firmar talcs aprcciacioncs. Coiiio Iia observatio Jorgc Myers, el iiiovi-
iiiieiito roii-,áiiiico local se peiisai~aa si iiiisino conio I>oi-tador y
ljl iicriacado es nuestro. Citado eii Alaiii Corhirl y iLlicliclle I ' c i r u ~ , "LI secrcio
del iiidii-¡duo". cii Plidippc Aries y Geoiger Dul>y (dic.), Hirioiin de In s i ~ / <prtvnrla.
i
SoricJo<lbrtTrera:nrpertor ro>irre:iir de h vidnyncnde, S, Buei,r>s Aii-cs, Taiitur, 1991.
liei-cdcro d e uii pciisamiciiio i-evolucioiiario, y la "iiacióii" era i ~ l ~ j c t o
privilegiado d e siis estiidios, a tal puiito que la litci-aiiira iiiisiiia del)ia
ser veliículo pr-opicio d e la i~acioiialidad.~
ISii tal setitido, la iiicliiiacióii idealista, platoiiizaiitc, q u e tu\.o el i-o-
iiiariticisriio ni-gentiiio, iio fue uri aspecto rriei-aiiiciite estético. Solía cs-
Lar viiiciilada al ideal rcvoliicioirai-io, coiiio creencia social, coiiio c < ~ i i -
ccpto rector, y sc cifi-aha, coi110 aiilicipaiiios, cii cl vocablo Alayo, qiic
fuiicioiiaba coiiiu uii iiúclco d c scnticlu iiiibólico-soci;il. I,i>s cei-titiir-
rics ~p<~$ticus en celebi.aci<iii d e Mayo, realizados p o r los ciiiigi-ados a
I\toiitcvidco, cii 1841 y cii 184.1, así lo dciiiucsti-aii.' I'ai-n la pi-iiiici-x gc.
iiei-acióii i-ornáritica, esa cclelii-acióri iio ci-a u11 cjci-cicio dc iiostalgia i i i
uii teiiia iiiás entre oti-os: cra uii tiioti\,o ceiitral d e p~icsíapolítica. "Las
ficstag iiiayas -coriientó Gutiéri-ez-se celebi-aro11eii Moiitcoideo, cii
1 8 4 4 , d e uiia iiiaiiei-a <ligiin d e la decisión hcioica cle aquel baluarte úiii-
c o d c la libci-tad eii el Plata. s...]
Las coiiiposici«iics rellcjai-o13 cl i i i , i -
iiicii~opi-esciite y alciitai-oii ;i los dcleiisores d e Moiitevideo n pcrsisiii.
eii la rcsisteiicia asiiiada".' Este r i l ~ od e Iiechos per-iiii~ióiiifei-11.qiic cii
el ideai-io d e In priinera gcnei-acióii roiii.íiitica, lo colectivo y l o si~cinlsi.
ericoiitrabaii eii uii plaiio siiperioi- a lo ir~diviclual.'~
Aquellos d o s pi-iiiie~-ospoeiiias d c Eclievcrría pi-eseiitados eii 1.1
coiiiuriidad cultural portefia Iiacia 1830 par-ecíaii coiifii-iiiar esta tcri-
dencia. I'ero la dcscripcií>ii del ámbito imagiiiai-io rio o b r a sieiiiprc dc
uii iiiotio uiiívoco respecto del iiiiirido siiiibólico-social. Por ello, cs-
tablccer uria relacióii iiiccáiiica etitrc anibos, sobre rcldo eii uiia époc.1
eii la q u e la auioiioiiiia d e lo litei-ai-iorespecto de la foi-iiiacióii d r l 1:s
t n d ~ ci-a
l casi iiula, puede alciitar la teiitación d e rcclucii la cs~glica:i I I I I
triero dociiiiiciiio, i-epi-iinieiido sus i~icalctil;~blcs clecios sigr~ificnriiei.
La iiiiagiiiacirjii Iitci-ai-ia n o ubi-aría coiiio rcilejo, sino qui7.i coiiio u11
' Vet.Jorge Myers, " U i i a ieroluciiici d c las ros~iiiml>res:las iiuciaar (i>riiiai i l c S < .
cial>ilidad dr Iñ elirc puiieñn, 1800-1860"; eii I;ciiiñti<lo lIii.oti> y i i i ñ i t a h l a d i i o (di, ,.
fiiiioria de In vtdn p>iuadli e n In Atge>tii,;,i:1, Piiíi n>irigr<o.Be I,iroln,iio n 1470, Llu~
iios Aires, Taurur, 1499.
'Ver "Lar letras c i i e l desrierrn", eii Ralacl Allicrio Arrieca(dil-.), Hirtotia r I p / a i ; ~
rei-nitira nrgeniit~e,t. 11, Bueiii,s Aires, Pciiscr, 1758. Sobre el cci-rai~iciipo6ric<i Je 184 l .
ta,~ibiénUeñtiiz S n r l o S n i i ~ l ~ ~ i e . ~ . / ,ilii>in
u n r i Gt<ri6ir-cr:I,irroiz<iiiorji oirrco de >iucrii,i
~iicrnir<i.n, lliicii<,s Aires, Escuclñ, 1967.
' El coniciirario dc Ciutiérirr aparccc cn una nola q u e icnliipaiia uiio de i u r p i ~ v ~
iiiar preieiitadur p o r Ecliei~eri-iacii Iñ sciióii rle 1844, " E l 2 5 dc hlayo", eii O b i n i Coiii
,ul~,t#~, ,,p. O!.
'O Ver Joigc Myerr, "La rcvuliicióri eii lar idear: la gciie,acii>,i roiiiáiiiic~de 1 8 ' i
eii la c i l l r i i i a y 1% liulítica .irgeii~iiias",eii Noenii G o l c l i ~ i a r(dii.).
i Revulr<~~ió>,,Rcprióii-
rn, Co,i/ede>7iri6>i (1806.1812) Ntrcvn Hirrorin A>gcttti~in, 3. Ruciior A i rcs, Suilai>ii.-
i-icana, 199E.
iiicreniciito d e setitido en relacióii coi1 lo social c incluso coino su irn-
plícita iiegaiividad. Siri clucla iin escapahz al conjunto de rasgos cultu-
rales de la época -coiiio la subordinación de lo iiidividual a lo colec-
tivo- pero taiiipoco los repi.oducía al pie de la letra cn uiia única
dirección. Siii ii- niás lejos, la niisnia siiuación que producía en la sub-
jetividad la circui,staiicia pública, generaba uii estado iiidividiinl en el
que se iiisiiiuahan los sciiiiniiciitos pi-ivados más típicamente roiriáii-
ricos: "El retroceso degradante en que hallé a iiii país, mis esperanzas
burladas, produjeron en iní tina rnelaiicolía profunda. M e ciicei-rí. en
iní mismo y d e ahí iiacicroii infinitas producciones, d e las cuales n o
pi~bliquésitio tina rníriinia parte con el título d e Consuelor", escrihe
Echevei,ría. Esa iiielancolia, cse iiitiinisiiio dcl y o surge en el nioiiien-
to en que la patria cantada eri aquellos poeiiias de 1830 desaparece co-
nio reflejo de M t ~ y oy, en canibio, se vuclve un espejo oprobioso cin-
co años después, cuando escribe: "Al volvci. a irii patria, jcuántas
esperaiizas iraia! Pero todas estériles: la patria ya n o existía. Omnid
v~)zitas".
La idealizacióii de Mayo, restituida al coiiibatir poliricarneiite al ro-
sisino, y todos los actos que sosteriíaii eii cl imbito público el proyec-
to de una nucva nación organizada, estin en coiiilicto, a veces muy in-
teiiso, con el sujeto ínrinio, ciiyas pasiones privadas van integratido la
nueva subjetividad romántica. Acaso por esre latente conflicto, el y o ro-
iiiáiiiico fiie al pi-incipio sostenido coino una especie dc lugar vacío, des-
falleciente, que poco a poco se volvió autónomo y, al inisiiio tieiiipo, se
colmaba de significado en una acentuada iiitci-iorización. Dada csa ten-
sión entre lo ptil)lico y lo privado, la crítica puede describir el relato del
sujeto Iíi-ico eii la poesía argeiiriiia dcl siglo xix, de 1830 a 1885, coino
cl iriiierario de ~ I I Isiijetr~im;3giiiario que va colináiidosc clc presciicia y
amplía su autoiioiiiín, liasta dejar dc sostenerse eii cl tiiurido privado del
nuior o jusiificarsc en el espacio público.
" N o aludo nqui a la p r r i a oral, siiio inás bien a la oralidad de l n poesía escrita, cs
decir, a la iiillrxión oral del poeiiia curiiii dimensión iiiiaginaria, q u e roiiin dc las t r ~ d i -
ciones oralcs sii fucidainento v su deber-ser v que inciiiso iiilcdc eiicarriñrse en la voz
'* "No solniiieiitc cs u n Pocnia cii t e i t u r a lírica; es uiia ieiiguñ lírica, Jc scniiriiieii-
[os,de rclicxioiici: n o suirsriii\-a, iio de cosas." Ei.cquiel Martiliez Erirada, Muerte y
iriinsfiX~,nz"ón de ,Mar-iiii /-fevio [1948], 1, México. Fuiido de Cultura Ecoiió,iiicñ, 1958.
' j Tuliu Hrlperiii Dongiii,/oré Herrziridez y si<r mioidor, Buenos Aircs, SuJñnie-
r i c a n a , 1985.
I h VCTAngel icaiiia, '"El sisirciia litelnrio dc la pucriñ gauchcsca'', en 1,irerniura y
clnre rurini, Mi-nico, Folior Ediciocies, 1984.
y propio del paisaiio coi1 sus recursos r í t n i i ~ o s prosódicos,
, sinráciico\
y lexicales. Al niisiiio tiempo, iiitei-ioriza uiia voz iniagiiiai.ia eii la lec-
tura que coiiipleta uri circuito p o c o iiieiios que ideal, ya q u e el habla del
paisaiio evocada eii el j~oeiiiaretornaba a los paisaiios ilcti-ados qiic cs-
cucliabaii las lecturas orales realizadas eii los pueblos de la caiiipaiia.
Llcsdc aiiibos p u n t o s d e fuga -la autobiograIía sarinieiitiiia y 1.1
gaucliesca d e 1Iernánde7.- se cleduceii d o s hipfitcsis posil~lesrespecto
d c la cmci-gcricia y cl despliegue del sujcto iiriagiiiario <le la poesía r o ~
iiiáiitica y su desigual fortaleza. 1'01- un lado, s u aliaiizarriieiiio se pr«
duciría cii la iiiedida en q u c el rasgo atitobiogi-áfico coiiio sostén dc 1.1
figura pública dcl auior se preseiital~aprogresivaiiieiite dicot.oiiiizad<~
respecto del sujeto imagiiiario del poenia. I>c tal iriodo qtie iio sc p e r -
cibíaii i-asgos propios del siijeto iniagiriario eii el autoi; sino más bieii si:
recibía el eiiuiiciado del s u j c ~ olírico coiiio si fucra el de uii siijcto real.
P o r o t r o lado, su debilidad se pi-oduciría cii la iiiedida eii q u e el apai-a-
t o retórico del pociiia sustituía la búsqucda d e uii Iiabla, es decit; la i i i
flexión d c una supuestn v o z e11la cual ese siijeto pudicse ciicariiai-se, al-
g o q u e el A.lartit7 Fierro había logrado coi1 éxito. ICI Jesicrto <le L , i
cautiva es riieiios uii espacio cxtcrior iioiiihrado p o r vez priiiicra, qlie
el caiiipo d e sentido d c iiiia subjctivitlad. El sujeto iniagiiiario d e la lí-
rica roiiiáiitica, que nace coiiio uiia voluntad deslallecie~iteo uiia auseii -
cia, n o se ciicarriaría siiio eii la personiIicacióii del heroe o eii la ti-asceii-
delicia d e 12 alegoría. Dicha eleccióii será iiiás o iiieiios perdurable:
d o n d e Heriiáiidez reriicda coi1 Martíii Fierro uiia persoiia poCtica que
sc volverá uii iiiito, Obligado proyecta coi1 Santos Vcg~iu11 arquetipo
q u e cl ciciiili<>ti-aiisíoririai-á eii u11espectro.
Echcverria y el yo romántico
" Erwban Echeverria, "Segunda Lectiira", eii I:élix Weinherg, El Salón Lircrario
de 18-37,I3iicnor Aires, I3aclierrc, 1977.
partido"- era un hacedor. La iiiiagen de la sociedad que brinda Eclie-
verría es un simil del universo, y en ella, coiiio eleincntos primitivos, las
doctrinas sociales, los sistciiias y las opiniones coexisten caóticaiiieiite
Iiasta que resiieria "elfiar omiiipoteiite y generador" de un acto creati-
vo. Ese acto crítico, reflexivo e inteligente del genio predilecto como
instrumento de la 1-azóndefine al Iiornbre público. Su acción es cívica,
su teati-o la sociedad y su camino de perfección el de la coiiiuiiidad to-
da, que progresa hacia una "cultura nacional verdaderaniente grande".
E n una carta privada a Echevcrría, fechada el 28 de setiernbre de
1837, Marcos Sastre Iiabía ungido al poeta coii esos rasgos del lionibre
público y representativo: "Yo pienso, Sr. Echeverría, y me atrevo a ase-
gurar que V. está llamado a presidir y dirigir el desarrollo de la iriteli-
gencia en este país. [...] ¿ N o siente V. allá e11 SU interior u11 prcsenti-
rniento de quc está destiriado a tan alta y gloi-iosa inisióii? Ya es tiempo,
Sr. Echevei-ría, de hacer brillar esa luz"." Pero en el hor2zonte del pre-
claro destino civil, al niargeii de esa abierta escena pública, en la cual
brillaría la luz de la razón, jcuál era la interioridad del sujeto así inter-
pelado?
Corno lo advirtió Fflix Weiiiberg, un día antes de la fecha de esa car-
ta, el 28 de setiembre de 1838, había aparecido el segundo voluinen de
poemas de Eclieverria, Rimas, que incluía Ln cnutiva. En ese libro se
perfilaba aquella imagen de una intiiiiidad doliente que liabía cobrado
foriiia iinos anos antes, en Elvira o la novia del Plata, de 1832, y t a n -
biéii en Los ronsueios, de 1834. Esa iiiiagen proyectaba una figura sub-
jetiva diferente, aunque coinplementar~a,tle aqiiella "persoiiificación,
en un todo, de lo iiiejor de la sociedad en la que había nacido", con qiie
lo describió Gutiérrez muchos años después, y cuyo rasgo no sólo coii-
sistía en acceder a esa plenitud -la personificación en un todo- sino
tanibiéii en poseer aquella raciorialidad crítica que el propio Eclieverría
reclamaba para el genio. Eri ese lapso se esbozó paralelamente otra re-
~xesentaciórisubjetiva que, como un doble, habitaba el inismo noiiibre
del autor y lo distanciaba de la conciencia racionalista que definía al
hombre público: "Así los pálidos destellos de la conciencia ofuscan la
razón y nos hacen ver terríficos lantasmas", escribió." Ese "fantasma
que llena todas sus facultades" se correspondía con una subjetividad
privada, relativaineiite alejada de la escena pública, que era la misnia qiie
Gutiérrez Iiabía recoriocido cuando hablaba de aquella "hora de los tris-
tes corazories", durante la cual el poeta "se reconceritraba en sí niisrno".
Descender al fondo de su yo era reconocer, con la misnia indecisión de
O' Rafael Aliiciiu Ariicia irifoliiia r i i i datu curioso: "Cunipucsias cii el inoldc ñfur-
iuiiado de la iiorela epistolar roniiiiricñ, csar Ca>-rnra r<t> ntnigo hallntoii tal vc,. su i i i -
cciiti\,o ciicuiiriaiicial cri las loscoliaiias de Jacopo Oriis, traducidas y por
el ai~eniiriojosCAiitunio Minllñ, eii La Habana ( 1 822) y reiniprcsas eii Buenos Aires,
en 1835, con los mismor ripos q u e pocas nieres antes Iiabiari cmplendo coii L.or ronruc-
los" ("Estciiaii Eclieverria 1- el romanricisiiio en el I'lata", en Hirrorin de la literaii<ili
ergeriri>in,o>,. ni.).Los escriios de iipu autobiográfico,quc iiiicgraban las Obrar Com-
pirini c i > ~ i i ~ > i l a por
d a s GiltiCii-cz,iiiclityendo la prosa 1iu6tica "Peregriiiñjc de C;uallio",
iucroli u l g a i i i r a d r i poi Naralio Kisnciiiian eii Esteban Eclicvcrria, i'úgitzni ai<iob,o-
, ~ i Aiicr,
g r i / , < e ~H c ~ Ludeba,
~ ~ ~1962. Ver tanibién la seiección ,iólugo y noias d e Ko-
S 1
.
\,crin i'. Giusii a Errrbñri Eclie\wriia, I'rorn hterarin, Uuc>iorAires, Esirñdp, 1944.
La faciiltad q u e iiiueve el corazóii es la faiitasía, la iiiccsaiite poteii-
cia iiiiaginantc tilovida p o r uii c o ~ i i c i o s odcscu cspansivo, dináiiiico y
liberado -que lialla en el paisaje tiii-l~iileiitodel iiiiiiido 1111 cioble del
alina ardiciite c iiidaga las altiii-as J e l o subliiiie:
131
gel caído" que D o n Juaii, "doininado de pesar profundo / se coiicre-
16 en su yo".22
El carácter espacial de la poesía dc Eclievcri-ía no se circuiiscribe ex-
clusivameiiic a la repetida afirmación de que las panipas, el "desierto",vie-
ron eii La cauriwa su priniera expresión poética y que ella revela la iiicli-
nación realista al representar una iniagen iian~ral.~' l'or cierto, n o se trata
de negar ese aspecto coino iiiia expresión deliberada, pero tal vcz coiivcn-
g? aquí ~itt131-lo en otro contexto. Acaso la representación poética del de-
sierto no rcspoiide sólo a uiia presunta capacidad del signo literario por
generar tina epifanía de lo rcal, sino más bien a la coiistimcióii de un espa-
cio iniagiiiario que correspoiide al campo dc la inirada del sujeto Ií~.ico.~'
Privilegiar ese topos coitio uiia 1-efereiiciamaterial o un realisino objetivo
es una apreciaci6ti crítica algo voluiitarista: la i n c ~ r ~ o r a c i ódrei un iiriagi-
nario espacial forrna parte dc la cotistitucióii de la subjetividad poética ro-
niánrica coino el campo de su peciiliar inirada. D e hecho, el desicrto n o es
el único espacio siinbolizado por Echeverría, ya que al inenos la figui-a del
río, el Plata, tiene en sus poemas -desde "El regres»"- una presencia in-
soilnyablc, qiie Iiabrá de ser magi-iificada Iiacia el mar por el Percgririo de
Márinol. N o obstante, por su vasta significación aquel "desicrto incon-
tnensurablc, abierto" es uii espacio diferente, pues coridice, además, con
la proyección del vacío espirinial mencionado antes coino dinainizniite de
la fantasía, proyectada desde un asocia1 retraimiento.^^
A despecho de relieiir por enésima vez lo quc tanras veces aiiririó la criticp, en ese
arpecro Echrverria es dcl todo hyroniniio. Ver Ariuro I'arinclli, "Byroii y el hyronirino
rii la Argeiiriiia", 1-ogor, 111, V, I'aculrad dc Filosoiía y Letras, Universidad de Buceos
Aires, 1944, y NocJirriii, "Soledad y i~rlianidad.Erisayo sol>rr la adapraci6n del rotiian-
riciriiio en la Argei~tiiiñ",en E>iriiyoiy eitirdios de literatura arxenrind. Buenos Aires,
Galcl-iin, l Y70. El msgo es riiuy específico y se rciiera a 10 largo de toda la olxa lírica del
poeia corno proliia dcl sujeto romántico. Al respecto, ver Harold nloonl, "Geoige Goi-
don. Lord Byrori", eii The .jirio>inrycompnny. A Readixg oJEngllih Homnnfic Poeiry,
Iihaca Pr London, Corncll Univerrity Pierr, 1993.
'' Ma:.tíil Garcia Mérou, en su fundameiital Enrnyo r o b e Erheooiia (Buenos Ai-
irr, Jackson, 1947), aiirniñ quc el rnériio niaynr de La cdutivn (a la cual Ilaiiia "la uhrñ
nacioiial por excelencia") reridc eii la pii,turadcl iiiundoexrerior y el ctilto a la iiarilri-
leza d e la patria. Ariiera [tlirioria dr /ii literatura a>geuiina,op. cit.) habla dcl "rubje-
rivisiiio d e Los conii'elor y IJ rcrritorialidad dc La caaiiva". Aci~basilocioiies podi-iaji
integrar u i i a triñda en la cual 1% i>orrinroniá~~ticasi. desarrolla: subjetivisrno, csyaciali-
dad e idealizaci6,i.
" Vcr una dcrcripci6ii dc los aspectos más realistas de la reprereiiiación del derier-
to en Eciieverrin y rus vincillar con los relatos de los viajcros ingleses, en Adolfo Prie-
ta, Lor viaje~oringleser y In rrncrgen'in de la iiterniurn t~arion<i/1820-l8IO, Buerior Ai-
res, Siidsmcricana, 1996.
'' I: dericit<i posee los valores de aqiirllo q u e G ~ s t o nBacliclard Ilam6 "la i~imeii-
sidñd inrirna" caciiu cñicgoria de la imaginación pokrica: "1.a inniciiridad está en noso-
La espacialidad poética como canipo dc una mirada ya puede ha-
llarse tanto eii Elvira o la novia del Plara coiiio en las Cartas a u n ami-
go. Esa iiiii-atla no responde a una pasiva coinprobación de lo real abier-
to en una exterioridad inundaiia, material, sino más bien reniite a una
interioridad visionaria y onírica que proyccra la fantasía en un espacio
natural donde lo vcrdaderanieiite significativo está en otra parte. Es el
priiner indicio de aquello que con una iiiipronta romántica tninbién ha-
hía percibido Sarniieriío cn el Facundo acerca de la niirada poética lali-
zada hacia el desierto."
Ese modo de rnirar tanibién funda la subjetividad lírica de la poesía
de Echeverría y es la que subyace, aunque 116exclusivamente, e n e l de-
sierto de La cautiva. No es una mirada que p e d a simplificarse en una
única dirección. El ojo que se desliza a las eiiti-añas de la pampa y per-
cibe la fisonomía poética del desierto posee también la facultad de pe-
netrar en el más allá de su contoriio. Coiiio mirada dirccta -advei-tía
Sarniiento-, iio percibe "nada", y coino mirada visionaria, proyecta
"los S U C ~ O Sque le preocupan despierto".
E n Elvira o la novia del Plata ya está prcsciite el dcsierto en este
últiino ~ c n t i d o . 'En
~ su espacio cnsoñado hay u n aquelarre, seres in-
fernales eii una danza sabática. Este espacio fúnebre se sobreimpri-
ine al desierto de Ln cautiva -donde la manifestación de los "salva-
jes" es también calificada coino "sabática". Pero n o de tal modo que
pueda ser percibido como una mera imagen natural, diferente de
aquella otra por su inayor o inenor realisnio, sino por el niodo en que
propi>rcioiia un marco más amplio, niás iliiiiitado y a la vez más cer-
cano, a la expansión de la mirada subjetiva roniáiitica. La dirección
de la fantasía de Echeverría no va del delirio a lo real, sino hacia la
idealización que todavía no será, sin embargo, alegórica, como en
Aiidradc. Eii el final d e El ángel caído, llarnado coino un síiitonia
"Vita nirova", sc ve claramente que el contenido de la idealización no
es la imagen de la mujer-aunque aparezca una y otra vez en toda su
tror. Está ndlierida a uiia especie de expansión dc ser q u c 12 vida reprime, q u e la pru-
dcnciñ detiene, pero qur c o n ~ i n ú aeii la soledad". Si esprcificáramos para la parsia de
Eclievcrria c l vocablo vida como vida pública, iendriainos una clara defiiiicióri de sii
. poilica del erpacio,Mírnico, F o n d o dc Cultura Ecoiiómica,
espacialidad l > o é i i c ~(Ln
1975).
'' Vcr Alejandra Lacia, " i Q i < P niár olorcr para in pnleta de ia faniaria.' Sarrnieii-
rn y su progiailiñ de lircracura naciorial", Boletin de Rerrñnr Bibliográficai,7-8, Buc-
nos Aires, I n r r i r u ~ ude Lireraiura I Iispanoamericana, 17ocultad de 1:ilosofía y Letras
(UBA), 2000.
" Conrigiia J. M. Giitiéirrz que el poema apareció aiióriinio cii una hreve edición
de 32 páginas en octavo, eii el tiies de scricnibie de 1832.
olira lírica- sino la d c la patria, subliiiie y Iiasta regeneradora: eti su
~ x o y c c c i ó nse superponeti los valores nostálgicos de Mayo con los
de un Iiipo~éticoporvetiir.
El prul>io Eclicveiria había maiiilestado iiiuchas veces su distati-
cia y liasta su iticoiiiodidad respecto dc la actuacióii politica que le Ita-
bíaii solicitado sus coctáiicos. Eii 1849, eii carta a Juan Bautista Alber-
di, escribe:
' < * :.
'"Esiebaii Eclievcrria, I'iginniautohiográficni, op. cii.. E" 1847, c ~ otra
i c a n a a Jo-
sé Mal-ia Guiiéi-icz. sc Ice. "El diablu e i qiic I ñ política a cada pasu nic i~iterruinpe,riic
desvia dc Iñ región poética y iiic licva a rcvolcñrnie con torius cii la pocilga dc los itiie-
i-escs. d e lar pasiones y de la iniircrias cociiunes" (o). nt).
La serie de la li7-ica vomántica
del
JosC Mirniol, C i l n ~ o ~ P c r ~ g t i > ~edicióii
o, criiica ilc IKafacl A l b ~ r i uA r i i e ~ a .
Bueiior Aires, Estiada, 1971.
'O Ver Alberto nlnsi ~ r ~ i i i b i l l a , / o r,bici,-moly
P la ro»,Grn de Roinr, Iluciios Aires,
I'learnar, 1970.
poeiiia carcelario de 1830, "I.niiieiiros", que tiene la siguiente ilota: "Es-
tos versos fiieroii escriros la iriisina noche eii que fui coriclucido a la cár-
cel. I s r o y bieii c<iirvericidode qiie ellos no merecen iii el nornbre tle iiie-
diaiios, pero fueron producitlos cuaiido el infortuiiio acabó de solazarse
a ni; destino y es fuerza recordarlos coi1 respeto". "Laiiientos" está fe-
chado así: "En la cárcel, abril de 1S39"." Literalniente, esa prirncra cs-
criiura es peiisada coino uiia insci-ipcióii eii el calal>ozo:"En él fue, airii-
go mío, doiide hice los primeros versos de mi vida, escritos en la pared
coi1 palitos carbonizados de yei-ba eii la luz".32De lieclio hay una con-
fluencia y una asiiiiilacióii dc los seritiniientos fúiichres y dolorosos d e
la seiisibilidad ron1iiiric.z a la opresión causada por la riraiiía: "Pasati las
horas y tan sólo veo i terror y espanto al derredor de iiií ...". La inte-
rioridad se situaba, en el iriicio del proyecto p o é ~ i c ode Mármol, en ese
espacio carcelario doiide, no obstante, el bárbaro "iio matará el alma"
ni pondrá "grillos a la mente". En consecuencia, el alma se desplazará
al exteriot; desteri-ada.
El sujeto poético del Childe Harold's Pilgrimagc de Ryion, en el
cual se iiispira Cantor delPeregrino, desplegaba en su fuga una doloro-
ski energía expansiva y visioiiaria que igualmeiite partía de uiia oclusión:
el y o byroiiiaiio se preguiitn por qué el pensamiento prefiei-e las solita-
rias cavernas, coliiiadas de imágenes y d e forinas que habitan en la "cel-
da. enca~iteda
. del aliiia". Y responde que lo hace para crear y, al crear,
vivir una vida inis iiiteiisa, por la cual damos forma a su fantasía. Nada
eii sí iiiisiiio en tanto proyección del pensar, el sujeto lírico gana "vida"
t?ra crear su propia iiiiageii a través de su deseosa expansión: cruza la
tierra, invisible, pero capaz de verlo todo, asociindose al alma errante
de su peiisaniiento. Ceritrales para la poesía de Echeverría, esos rasgos
lo eran también para Márrnol y para todo el ronianticismo argentino en
las liguras del movimiento, p o r vía de una fantasía expaiisiva hacia la
idealizacióii.
l'ero el exilio de Childe Harold era volunrario: la niodificacióii que
Máriiiol obra con este contenido a l historizarlo conio forzado exilio
político, dado su casi inevitable cumplimiento, le confiere u n aspecto
invcntivo. En este caso la voluntad iio reside en autoexiliarse, sitio en
motlificai- el significado del exilio, pues Carlos, su Pcregriiio, es "hijo
"Ver Jorge Mycrr, "1.n revolución cii las idear: la generación rorniiirica de 1837
cii lñ culiura y l a polilica argeiiiinar", ap. cit.
los. Esa desesperacióii ci-3 de otro sigilo: "pérdida irremediable de tierri-
po e iiiiliosibilidad <le accióii política", conio Iia observad« Ci-istina
Iglesia, poi- lo cual 10 cotidiaiio, "el itiagiiia iiiiiiovilizaiite de las cosas
iiidividuales", la aiilielaiitc recoiistruccióii de la vida íritiii~ay fainiliar,
lus azares de la claiides~inidad,geiierabaii la certcza de que los exilia-
dos rio podían "pensar cl futui-o político de la patria sirio conio el filial
ric una agonía I~ersoiial".34 Su "tieiiipo yei-LO"eii el destierro sci-ía traiis-
formado en el utópico, libci-ador "tieiiipo que vendrá". Paradójicaiiieii-
te, ese futuro de libertad clausuraría la csctitura poética d e Márniol,
1xrque acaso su sola cori<iicióiicriuiiciativa era la quc olrecia la erraii-
cia y la que coriiorniaba la coiiiuiiidad de sus lectores.
Así se levantó la "iiiusa histórica", la "niusa cívica", la "iiiusa del
destierro" de A4árino1, iiiediaiite una transaccióii entre el siijeto lírico
d e la pasional imaginación expaiisiva del y o privado y las luclias de la
circuiistaiicia pública. l'or ello la espacialidad se desplazó del desierto
al otro espacio que se abria desde el Plata, pei-o iio sc circuriscribía al
estuario sino quc sc dilataba hacia el riiat Eii la travesía oceánica, ese
iiioderrio espacio del Parriaso, el sujeto Iíi-ico "subliiiiiza" la iiiirada: ya
no eii una visióii de los espectros y cl aqiielarrc que proyectaba la coii-
cieiicia dolorosa desde una reclusi6ii cainpcsti-e, sirio de la iiatui-aleza
abiei-ta y exubet-aritc riel paisaje arnericaiio:
138
Ileti-ospcctii~aiiieiite,la devoraiirc asiiiiilacióii eii la cual el propio
Miriiiol se traiisforriial~aeii iiiodelo del poeta del clcstici-ro, clcrivú p u r
su propia lógica eii esa iróriica iiicoiigriiciicin antes señalada: el iiiicial
iiiipulso de la verborrágica [acilidad iiacida de la oprcsióii iiiu~abalia-
cin 1.1 riiudez que succdc a la ansiosa 1ibei.tail. 1.3 poesía <le Márinul ya
iio parecía d a r utra respuesta q u e In iriterriipcióii d e la escritura. Coii
estiidiada iiialicia l'edro Goyciia registró el coiitrastc cii el prólogo d e
M.irinol a las I'oesiis d c Estaiiislao del Caiiipo: "La iiiiisa iio cuiicede
y a al señor Máriiiol los favores ciivi<iiablesa 10s cuales debe su glciria
d e poeta. Desde la caída de la tir-aiiía liasta el presente, iio Iia Iiabido riie-
gos iii aiiieiiazas q u e coiisigaii ablaiidar el corazóii d e la hclla desdeño-
sa". Dc Iieclio, a pesar d e la iroiiía q u e dcsacralizaba el lugni- siiiibólicu
q u c laboriosaiiieiitc se Iiabía asigiiado Mil-iiiol, Goyciia k opoiiía uiia
poesía d e uii subjeii\,isrno r»iiiáiitico iiiás aceiidrado. Para t l , cl autoi-
d e los Cantos delPeregiUxu "iio ha sido, iii será l o q u e s e Ilaiiia uii poe-
ca íiitiiiio, uii revelador d e las tieriias coiifidciicias <Ic uiia riiusa irielaii-
cólica y aitiorosa".j5 L o q u e iiisiriiiaba Goyeiia era i i i i iiiievo caiiil~ioeii
el pardigiiia del sujcro lírico roiiiáii~ico.
Máriiiol iio siilo Iiahía idcalizaclu la proscripcióii: el cuadro iricliiía
iieccsai-iaiiieiitc la ciiergía creadora <Icl iiial. Coinpáreiise sus ctlcbres
poeiiias dedicados a Rosas (";Qué ficra cii sus eiiiraiias aliiiieiitú tu \vi-
d a / iiiitriéiidote las veiias su poiizofiosa Iiiel? / ; Q u é atiiiósfcra asl>i-
i-aste? ; Q u é fucritc nialdecida / para bautisnio t u y o te preparó Liiz-
bcl?"), con la iiicsurada ilcscripciijii del Kestauratlur q u e liizo el viajcro
iiig1i.s Williaiii Mac Caiiii ("Vestía eii esta ocasióri uiia cliaqtieia d e tila-
i-iiio, p a n t ~ l » n c sazulcs y gi~ri-a;llevaba cii la iiiaiio uii:i larga vara tor-
cida. Sii rostro lieriiioso y rosado, su aspecto i i i ~ c i z o(es d e tcnipcra-
iiiciito sariguíiico), Ic dahaii el aspecto d e u n geiitillioiiibre d e la
caiiipaiia iiiglesa: tiene ciiico pies y tres d e estatura y ciiiciieii-
ta y iiueve aiios de edad").'"l i o j o puiizii del diablo se toriia i-uhicuii-
d c z dcffirnzo-. La íasciiiaiite seiiiejaiiza del Rosas d e Máriiiol coii los
iiioiistriiosos iiialvados del gótico, liartos J c sataiiisiiio, pruvocaii la iii-
cóiiioda sospeclia ile q u e sil idealiz.icióii poética corrcsl~onclciiiciios a
los rccucrdos subliiiies del aliiia del proscripto clc\:ada liasta el coiifíii
d e lo s i i b l i n i c l ) i ~ > sla, liati-ia, el dcstiiir.~,la aiiiada- q u e al saiiguiiia-
riu eiieiiiigo, iiiorador d e la qiiiiita d e Palei-iiio -la eiiergía dciiioiiíaca
q u e iiiiaiitaba, eii su aritagoiiismo Iiostil, el diiiaiiiisnio d e la faiitasía.
' O Vcr I'aul dc Xl;ii,, " l i i t c r i i i o i i a l siiiicii~ieuf t h c ruii,aiiric iiiiñge", cii Tljc Retho-
rrcofliomanricirt>~,Neiv Yurk, Caliiiiihi;i Uiiiviisic)- 1'i-css, 1984.
" Ricñrdu Gutiéi-rez, "El iiiirio~ici-a",Poerinr liiiror: El l i b r o de las Iigrii,i<ir. ti ii-
Lro dc los cantor, lritroducciii~id e Carlos blu,.ziii S.ieiiz-l'ciia, Buenos Aiics, La Cul-
tura i\rgeritiiia, I Y 16,
tados adquiere en GutiCi-rcz las <iinieiisioiiesde uii diaiiia doliciite. 1.0s
personajes feineiiiiios son pasivos c idealizados y iio poseeti aqiiclla fu-
riosa resolucióii d e la Iicruíiia de Echeverría. Asiiiiisnio, el persoilaje
iiiasculiiio d e 1.n fibl-a srilvaje, Ezequiel, se reviste d e r:isgos iiacioiiales:
se desplaza eii el desierto coii "sii iioble caballo paiiipa", el o i ~ i b úcs el
"aiiiigo del destierro", Iialla tiiia piiitari-a pai-a teiiiplat; se entrega al
coiiibate y a tiiia iiiiierte liei-oica cii el cjei-cito d e Saii M a r ~ í i 1I'cro
. al
iiiisiiio liciiipo adopta la tesitura deinoiiíaca de los Iioiiibrcs fatales d e
los roiiiánticos, espccialiiieiite el rebelde byroniario, cuyos rasgos se
pcrcibcii clai-aiiieiite: el aspeclo iiielaiicólico, l«s ojos iiiolvidahlcs eii cl
rostro pilido, los vestigios d e las pasioiies abiertos coinn licridas, la sos-
pcclia d e uiia ciilpa liorrible, la iiicliiiacióri al ci-iiiicn, al delito, la v i ~ l a
abriiiiiada pos'elpeso.de uiia iiialdicibn, cl gClido iiiisterio d e sil traza,
la perturbada iiobleza, la eiiigiiiitica fasciiiacióii.
La figura d e Lázaro resulta aúii iiiás interesante, porque es "cl gau-
clio <le raza 1 q u e las soledades piieblai 1 rey d e t o d o lo crcado / sobi-c
la llanura iiiiiieiisa". Eii cieito seiiticlo, la figura del gauclio iiialo q u c
deinoiiizaría el folletíii de su lierinano I:clunrdo tiene su do,t>lielg¿inge,-
en los persoiiajes desbocados p o r la pasión d e 1.nfiLra rrilvr~jey, snbrc
t o d o , d e I.izavo, ciiyos versos soii epígrafe del J u n u Morcirn. D e he-
cho, se lia insistido so11re las esferas separadas entre la poesía culta <ir
Ricardo y la literatiira popiilai- d e E d u a r d o , siii advertir asiiiiisiiio la:;
coiitaniinacioiies y apropiaciones qiie se producen d c una a otra. liastc
coiiiparar a Lázaro y a Moreira: la roiii:íiitica 1icriiiaiid;id d e los gluclioi
perseguidos i-ciiicda la Iicriiiaiidad d e los aiitoi-es, siqiiiera coiiin coiii-
cideiicia d e opiicstos.
l'ero aqiieiio q u e iiiquicta al releer el 1-iznl-o iio cs precisa~iie~it.c re-
coiii,ccr el fracaso eii rcpresciilar la íigiii-a del gauclio que suiiiió al poe-
nia eii el olvitlo -apreciacióii q u e ya a firies del siglo X I X Iialiia Iieclio
Juan Aiitoiiio Argericli, q u e lo corisideraha iin iiiero cueiito d e 0141-lnu,.
<le castillos, tr«\~ndores,pajes y piratas. Soi-preiide advertir q u e en cI
iiioineiito d e sil apaiicióii, Iiacia 1869, el gauclio era taiito uiia [igtira 11
teraria byroiiiaria coiiio iin tipo social. Y que si la "peiia estr»rdiiiaria'
q u e desvelaba al caiitor d c Heriiiiidez teiiia sus raíces eii el despojo s o
cial, aspecto qiie las fuiidadas lecturas docuiiiciitales o pol~ulistasdcl
poeiiia rcconijccii Iácilirieiite, taiiihieii es ciei-to q u e eii esos aiios el gati-
cho era asiiiiila<Io1,nr los autores letrados a la iiiiagen de uii sujcto ro-
iiiáiitic« eii el cual el dolor era una poderosa fuerza de la iiiiagiiiacióii
creadora. L o q u e iiiquieta es coiijeitii-ar que eiitonces, cii 1869, trcs aiicn
aiites dc q u e apareciese Elgaircho Mnrri~iFierro eii su inodestísiiiia edi-
cióri, el gaticlio ya era uii arqiietipo, ya Iiabía sido idealizadol ya era i i i i
~ c alnia es allila d e Ii(.riie / lanzada eii la iioble seiida", cscribiii
I i é ~ - ("Su
Gutiérrez). Y quizás l a «pci-aciosics postciiores, q u e vaii de la leyeii<I.i
de Sa?ztoj Vega d e Obligado Iiasrn las i-estauraciones nacionalisras del
Cciileiiario, 110hicieron riiás que profuiidizar lo que en esos días Iiabín
sido posriilado. Ida ideilizacióii del gaucho tninbiéii foi-iiiaria parre de
iiii proceso de ~iia~iiiiicacióiidcl sujeto lirico ron~.íntico,en algUn scii-
tido pronieteica y iirinica y Iicroica, coino un desigiiio propio d e su
prograiiia estético. La diferencia rcsidiria cii el uso de 13 voz del sujeto
dcl cnuiiciado lirico, iio en el autoi-leti-ado,y surge cuando Mai-tín Fie-
rro canta, conio Lázaro también canral~a-en ese seiirido, antes de erii-
pezar a cantal- ambns persoriificaciones repi-esentan al cantoi; el inisnio
bardo del qiie liahlaba Sariniento en el F ~ c u n d o .Cuando se lee e11 el
Marrin Fierro "yo n o soy caiitor leirno", la diiereiicia iiiis iniporlaiite
no radicaría tanto eii el valor sernántico del adjetivo -toda vez que n o
estaría bien deliriida la oposicióii eiiire autor popular y autor letrado,
entre Hernández y Gutiérrez, eiitre uii periodista y u n médico que son
poctas-, sino inás bieii eii su forma enunciativa, su oralidad segunda:
el "lerrao" en lugar del "letrado". La preguiira -acaso elemental o
equívoca, pero que valdría la pena respoiider de nuevo o despejar del
todo- es si la poesía gaucliesca se pensaba a sí inisnin, en el iiioinento
histórico dc su eiiicrgci-icin,conio "género gaiiclicsco" o, eii cainbio, co-
ino uiia forina realizada dc la phesía lírica r ~ r n á n t i c a . ' ~
Rafael Alberro Arrieta consigna que eii 1891, Bai-tolomé h4itrc y Ve-
dia le o y ó lcer a Gutiérrez dos escenas de un drlrili iincional en prosa,
Liza,-o elpayador, con el asunto del poeina juvenil y expresión gauches-
ca. En una csceiia dc un vivaque de gauchos al aniaiiecer Iiay una payada
eiitre los gauchos Rosales y 1,ucci-o, que coniieriza: "R. -Si usté es leí-
do, amigo Pablo / iiie lia de saber coiitestar / aiide es que vati a parar / los
pelos que laiga el diablo. // L.- ¡De juro! Lo sé por suerte / mejor que
él mesino. iVelay! / Se los ernpriesta a la niuerte, / que es lo niás peludo
que liay ". Al margen de su contenido cernático, este olvidado acto depoe-
sía gaucliesca, aiiiique menor, pcriiiitiría revisar la posicióii del Lázaro y
de Gutiéri-ez en la seric dc la poesía roiriáritica argentii~a.~'
4-
' S<iI>i.clos poetas que rios i~cupan,a d c m i s <Iclos ciásicos rexiur dc Ilicxl-doRo-
jas y los ya citados de Kniael Alberto ,iiiicia e n s u r respectivas Iiiriuiias de la l i t c n t u -
ra nrgeiiriiiñ, véansc los capírulos <le Dextriz Sailo Sñbajnnes: " L ñ segunda gclicraciún
roii~ántica:Gutierrez, Aridl-adc" y "Los últinios ioiriáriiicas", eii Historia de la litera
il<).fl nrgetlii,ia, 1. o(>. <?.t.
cantor priiiicro d e la CoiiTedcracióii. A tal puiito es colierciitc su pro-
yccto, que siis pocrnas intiiiiistas dcseriibocari eri iiria doble coiivicci<iii:
la d e una iiriiie voluiitad d c ocupar el lugar público del vate d c lapairia
y, cuando esta posicióii luc coiiquisiaila, la d e una certeza para pei-cibir
que todo recuerdo, p o r coninovcdor y i~ersoiialque sea, es u n I i i ~ a eii r
el que el sujeto ítitiiiio se aiioiiada como iiidividuo. Eii el filial d e "La
vuclta al Iiogar", d e 1877, cociiiieu d e "El nido dc cóiidorcs", se lee:
"i Ali! i o d o está coiiio ciitoiiccs, / los sauces, el cielo, el río, / las ola'
-1iojas d e plaia 1 tiel ái-bol del iniiiiito. // Sólo el iiiiio se Iia vtielto Iioiii-
bre, / y cl lioiirbre taiito Iia suirido, / q u c apciias tr:ie cii el aliria / ila sci-
ledad del ~ a c í o ! " . ~ "
Así, cii esa vacaiicia del poeta iiitiiiiista nace, coiiio uii acto d e la vo
luiitad, e l poeta estatal por- ariroriomasja: sil iiiicio siiiibiilico ociiri-c eii
la escuela y el dcstiiio fitial d c sus poeiiias se reprodiiciii iiuraiite déca
das eii las Icciiiras d c las iiistitucioiies escolares argciitiiias. Y si su sos
téii pririiero se lo debe a Urquiza, su 1iuiii.a posti-cra ser.: taiiibiiii pro-
porcionada poi- uii poder oficial: lioy suena extravagaiite qiic uiia 1 . c ~
del Coiigrcso Nacioiial aiitoi-ice al I'otiei- Ejeciitivo, cii 1884, a cditai.
los esci-¡tos d e i i i i poeta, pero el iiccho ocurrió cuaiido dos aiitig~io\
coiidiscípulos d e Aiidrade estabaii cii el poder: Koca era presidciite ?
\Vilde su niinistro de Jiisticia e Iiistruccióti I'úl>Iic,i. I'iiialiiieiite, eii
1887, ciiico anos d c s p ~ i é sd e su iiitierte, se editati sus 0 b ~ a Poética,.
s
"eii piihlicacióri ordciiada p o r el Exciiio. Gobieriio Nacioiial". Este des
tiiio, a la vcr poético c ideológico, irritó a Ezcqiiiel Martíiiez Esti:id,l.
q u c escribió iiiia elaboraila iiiiprccacióii. Scgúii 61, Aiidrade Iiahia re
iiioí.ado los coiitciiidos d c La Iivn i~rgcnlitinq u e esaltahan la gesta dc
blayu corno 1111vci-dadero anacroriisnio poéiico, IiaLin r e r o r i ~ a d oa 1.1
iiostalgia d e la lndepciidciicia d e los proscriptos coiiio iiiern rcpcticióii,
Iiabía dado vigeiicis a foriiias cnioiiiales caducas b;ijo la ap,~i-ieiiciarlcl
patriotisiiio, rjue así traiisIorriiaba eii uiia riiei-a liccióii."
Este poeta, org;ínico pni-a Martíiicz Estrada, fiic peicibidi~,p o r i.1
coiitrario, coiiio el pocta iiacioiialista de la Ci>iiiederacióii, qiic se 0 1 1 ~
so coii feivor a las desaforadas políticas d e Euciios Aires. Su iiiaiiifie.\
to "Las d o s políticas", d e 1857, q u e se opone al elitisiiio liberal porti.
ñi,; sus pociiias a Paysaiiclú y al asesinado Aiigcl Vicente Pcfial<iza,V I
Cliaclio (a q~iieiillaiiió "iMái-iir del pucblo! Víc~iiiiaespiaioiia, 1 i r 1
iiiolada eii el ai-a d e uiia iilc,i"); su iiiilitantc ijjiosicióii a Mitre y a S.ii
t o iavor d e los jiitci-eses pi-i>viiicialcs,lo coiivirtieroii eii urio di.
r ~ i i e ~ icn
En idioma guaraní,
una joven paraguaya
tiernas endeclias ensaya
cantando eii el Iiarpa así.
en idioiiia guarani:
iLlora, llora irirtaii
cii las raiiias del yata):
ya n o existe el Paraguay
doiidc iiací coiiio tú!
Lloi-a, llora i ~ i c ~ a ú . . ~ ~
Ver "Lcyrndar Argeiitiiiiis" eii R a i d Obligado, op. cit. Los poenins fiieroii c o m -
puestos riirre 1881 (el Pi-inicr Canto del "Saiitos \'cga", por ejciiiplo, llniriado "El al-
ina del payacIor") y 1905.
h0 Ver Aiiionio PagCs Larraya, "Sanros Vega. n i i i o de la yaniya", U,ii~icriiciad,50,
Santa Fe, Uiiivcrridsd Naciorial del Lirorai, l q 6 l .
I (6
río. I'ero la irnagiiiación, eiifreiiiada al inundo de las cosas mundaiias,
comienza a percibir. iio la lejanisinia y siibliiiie armonía, sino el acucio-
so despliegue de las seiiiejaiizas. El sujeto iiiiagiiiario ya puede descii-
brir en cl iiiuiido la iiiutación de las inctáforas. Éstas iio se localizaii to-
davia, junto coi1 la i-iina, en el centro del sistema poético, coino eii el
iiiotiei-iiisino de Lugones, pero ya se iniiltiplicaii coino un eiieiriigo ru-
iiior para el yo roináiitico: el sol suelta su corona rota al niar, el eco rc-
sueiia el lenguaje de las Iiojas, un rosado destello se derrama sobre una
sien de armiño, uri velo azul se desgarra como niebla.
La subjetivización lírica romántica llega así a soinpletarse, a tal pun-
to que Obligado ya no iieccsita fundamentarla en escritos autobiográfi-
cos, coino tenipraiiainente lo Iiabía heclio Eclievcrría, y como aúii debía
justificarla Guido y Spaiio. Eii la poesía de Obligndo el sujeto iniagina-
rio ya puede enunciar un poema titulado, literalmente, "Autobiograiía
1856-1 885" y el autor piicdc declarar al i~iisiiiotieinpo: "Tengo la felici-
dad dc cai-ecer de biografía, a menos que pueda llainarse así al iiisigriifi-
catite drama iiitiino de uii alms cncerradi en un Iiogar honesto, de hábi-
tos antiguos y suficientes recursos ina~erialespara ser iiidepe~idiente".~'
Se advierte así la parábola que define el yo romántico de la poesía argen-
tina: en Eclieverría el sujeto público debía retraerse para sostener con el
discurso de la privada intimidad el vacío del sujeto imaginario; en Obli-
gado el sujeto iiiiaginario asume en pleiiitud todo el crédito de la vida
privada para transfigurarla artísticamente-el pasaje, como quería Obli-
gado, dcl caricter cxisteiite o inincdiato, a las imágeiies mediatas de una
fantasía sublimada. Esa figura se arraiga en el tiernpo, posee su histori-
cidad. La lírica ya puede periiiitirse la nostalgia, el recuerdo, la inemo-
ria concreta de la experiencia vivida: el sujeto imaginario inscribe su pro-
pio iioiiibre cn la corteza de un árbol exterior.
El alma ya es fuerte. Y otro poeta, que surge de esta tradición y di-
verge de ella, optará por ese seudóniino como garante de una coiisoli-
dada fortaleza: Pedro B. Palacios será Almafuei-te. Y asi coiiio esta fá-
bula crítica sobre el sujeto imagiriario del roinaiiticisn~oargentino
coinieiiza cuando el poeta Esteban Eclieverria desciende de un barco en
1830, podría finalizar coi1 el arribo de otro, extraiijero, al misino lugar.
En agosto de 1893 llegaba Rubén Darío a Buenos Aires y todo, de
nuevo, liabria de cairibiar.
6' Rzlaei Ohligñdo, "Confesioiier acerca de mis poerhs", Prornr, "y. ot.
'17
O b ~ poética
a de Esteban Echeverríd.
E l v i ~ no la novia rlelPlnta, Uuelios Aircs, 1532.
[*os consi~elos,l3iieiios Aircs, 1834.
Kirnas, Ijueiios Aircs, '1837.
O b r a s Coir~plelasde D. Estebnr; ICcheverrin. C o n iioias explicativas de
D. Juaii María Gutiérrez, vols. 1-V, Bueiios Aircs, Carlos Casnvnllc cdi-
tor, 1870-1874.
O h ~ poé~ic~7.
a de José Márrnol
El lJe,-cgt-itio: Cnniu duodéci~no,Moiiievidco, 1846.
o r Pel-egrino: Cantospritnero y segiintlu, Moiirevideo, 1847.
C n ~ ~ t del
ArtnonLis, h?oiitevideo, 185 1
I->oesí~~sde José i'dir~nol,vols. 1-111, Rucrios Aires, 1854.
OL,-as de José Márniol: Cantos del l'cregrinv. Poesins diversas, ctlicióii de
Ju:iii Máririol, Bueiios Aircs, 1889.
158
Obra po6tica de Olegario V Andrnde
Obrnspuéticns, puhlicacióii orilciiatla por el 1:xcnio. Gobieriio Naciotial,
I3tieiios Aires1 1.a I'lnta, Jacobo Peusci-, ,1887.
I I
Antologías
Junii María Gutitrrcz, A~,lévical->oétic<i.ColecciC>~z eso~,yid<ide cu~~tl~osicio-
nrs e11 verso escritaspur n~~zerirn~zos
e11 eípveserzie siglo, col1 rlolicins bio-
s~áficasy juicios o-í~.icos.Valparaíso, Irilpreiitn del Mcrcuriu, 1846.
Jiiaii d e la G. Puig, Aiziologia depueios a>-genti~ios, vols. 1-X, Buenos Ai-
res, Martíii Biednia e 1-Iijo Editores, 1910.
LA C R í S l C A COMO P H O Y E C ' I ' O .
J U A N M A R ~GUTIÉRREZ
A
pou Adriana Amante
161
objeto de la critica literaria y vehículo del prograiiia de todo iiloviniieti-
r« ;artístico -pero fiiiidaineiital eii el roiiiaiiticisiiio-, será cl inatci-ial
siiie qua iioii de la historia litcrai-ia fiitura. 'l'r-adicióii, pi-ograiria y arclii-
vo: así pudrían i-esiiiiiirsc los aspectos que coiiteiiipla la actividac~de
Gi1ti61-~CZ en épocas iiiarcadas por la voluntad de coiistituir una iiación
(i:irea en la que se eiiIreiital>aiilos iiitcrcscs y los proyectos de los par-
tidarios de liosas y los de sus op«sitoi-es, entre los que estc iiiteleccual
se contaba).'
Es i i r i dato por dcniás conocido que la ci-ítica literaria al-y,entiiia se
cla iiiaiiguracda con la publicaciú~ide dos reseñas a propósiu~<lc Los
Coi7su.eios de Estehan Eclievcrría, eii 1834. Una luc csci-ita por Juaii
Thoiiipsori, liijo de Mariquita Sáiichez, y la o ~ r se a le adjudica a Pedro
de Aiigclis, el iiitelectiial del rosisriio. En la convei.geiicia de esos iiotii-
bi-es se avizoi-aii las dos líricas que ~ i i u ypronto sc iiicdiráii eii la dispu-
ta acerca dc la función, la colocacióri e incluso la capacidad de los inte-
lectiiales Iiasta iiiediados del siglo XIX.*
EL editor dcl Lihro de Echeverría fue Juan María Gutiéi-rez. Y lo qiie
podría parecer un dato iiieiior iio es sino una dc las tai-cas iiiás relevaritcs
que llevó a cabo "el inás cornplcto 'Iiornbre de leti-as' argetiiiiio" (scgúii
las palabras de Paul Groussac), quien marcó con sus variadas ocul~acio-
nes prácticamente iodo el siglo x i x y alcaiizó su aciné iritelectual en la dé-
cada de 1870 con la l~ul~licacióii de las obras coiiipletas de su amigo iiiuer-
ro y la codii-ección de la iiioiiuiiieiital Revista del Rio de la Plata..)
Eii suiiia: todo lo que e1 37 propone en rclacióii con la coiiforniacii,ii
rrrz cirilipacii6 la dilcccióri coii dos culiipañei<is dc luclia anciri-orista: el :iigciiciiio \'i-
ceilie I'idcl 1.ópo y cl umgilayu Aii~lrirI.aiii.i5.
Auiiquc se feciic e n 1834 cl oi-igeii de la críiica litcl-aria riacii>~iñl(purqi~ecciiiia
sii interés iio sSlo eii las pioduccioiies propias sino taiiihiéii eii la coiiloii~iarió~i d e uiiñ
iileiiti<ladoriginal y difeienciñda). piohahlctiiciiie sea iiiás aiinado d ~ a lar e~iiirpeiicia
d e cs, priciica eti cl ñiiii qiic idccitifica n la geiieraciciii q u e llcvú :tilclñiiic rsa !ircal a
pariir dc la coiivocatoi-i.1 rl Sal6ii Iiiciaiio iiiaiicuiadu cn 1837.
irata de lar articulus quc Guliéi-rez iiicluye eii el ioiiio 1' dc las Obrar Co»,-
plernr de Esiei>nii Eclicvci-ría, "toiiiirlos dirrctanienie dc las piii~irrorboi-ndi>rrrJcl
xuiui" (O6,ar co>np/erttrdc D. Ericlin>i Echevcii-í<i,Uueiios ~\iscs.liiil>rc~iiñ y librería
de Mñyo, 1870-1874, V). ISii 1871, lcjos ya dc los f c r v r i r c s ~cricrñciiiiialrsjiive~iilcsy
~ni.is al>lon~ado (aiiiique (.l iiiiiica sc carnctcrizó por sci- uii exaliado, iiiás alli dc Iiaber
deferldidu coii firrnrza los prilicipios iiiodernur drl roiiiaiiiicisliio), GuiiCirez puede
reco~iridciarel iiioviiiiienta y decir que el pciiódico El lt,icic~rior"ie~>resentaha eii las
iins iiiárgrries drl I'lara las iii~cricioriessocialcs y liieiarias de los jiiveiic coiiocidus cci-
tniiccs coii el iioiiibrr de raináiiiicos. Distiiiptiialcs un seiiiiiiiiciito nr~ulli,sude riifi-
cieiicia, un gran desdén por los 'viejos' y es luizoso dccirlo, uiia culiur;t litci-aria iricoiti~
pleta" (Eriidio ,obre lar ohrnrg la pcrrona del literato y pw6lrcrrrn nrge,iri>iaDu,i]i<rir~
C r ~ V'ireln,
z en Jilaii Maiia Guiiéircz, Lorpoernr d e la Revoli<ci&i,Hueiius Aires, Aca-
deniin Aigriiiiiia dc Lerrar, 1141). Maria Schn-eirteiii <le Keidel vincula l i tirodiicci<iii
critica de GutiCrrez a sri iioiiibramie~itucociio rccior de la Uiiiueisidsd de nueiiur A i ~
res en 1861, q u e le Iiabia dado la tranquilidad y la estabilidad iequeiidxs pñrñ el iraha-
ju de orpaiiizacióli )- análisis dc i~iaterialesíJi<,iii ,I/oi.in Giit~éi-rer,La Plata. l~aciili.~<l
El texio y s ~ voces
s
'O El "Bosquejo biogi-ifico del Gerieralll. Josi. dc San Mariin" (1863, cii Estudios
histórico-literarios) coiicluye con uiia comparacióii eiiirr su figura y la d e Bolivar. Si
bieri acabara api,ritando q u e "[alnibos, al fin, son victiiiias dcl ostracisino", Gutiérrc7.
polariza tariin sur caracrci-isiicar (re ve a u n Bolívar ambicioso, personalista, rgóiñrra,
"exaspcrado", dcsiiiedido y Iiñsia deliranre, frente a u n San Martín ineruiado, jurto y
Iiumilde), que el corcjo re convierie casi cli u n juicio nioral a f w o r del ar~enrinoy ma-
niiicstniiieiite cii conrl-2 del libertador neogranadirio. Vcr lo "Introducción" ñ hclrtido,
donde S a r ~ i ~ i r r iel oí b o n una rroríz de la biografia (Fncinido o nviliznció>iy barbnvie.
prólogo d e Noé Ji~i-ik y riorar de N o r i Ilorrnri y Srisaiiñ Lanerti, Buenos Aircb, 13iblii~-
leca Ayaci~clio-I-lyspai~~C~icc,i, 1986).
iia la que escribe la oda o coinpniic el cielito; pero al dejar el va-
te la lira por la viliiiela, acoriioda y apr(q>iala eiitoiiación, las
ideas, el leiigtiaje iiiisrno, al corto alcance de este Iiuti~ildeiiis-
trurnento.
M l ~ e r t ey resurreccicjn del F a c u ~ i d o
" Guiigrrrz riu se relicrc ;i Iñ poería "gauclicsca" coi> ese réi-niiiio, sitio aluilic~iil,,
a clla coi710 "pi-oducciocies t,erdrdciñiiiciitc iiidígelias" u siiiil>lcniciiteconii> "l>oi\i.i
popular". Eri irinizti d e 1847, cl critico le Iialiíi anrrdecido por calla a 1-lilari<i Abcari,
bi el cnviu Je uiia ciiiiipusicii5ri: "1.0Ipresuiii<i q u e el Iciig,i,aje q ~ ~cr s i c Jiiiaiieja c < , 1
tntita I ~ r u p i e d i des si~iipliico[para iiucririn l ~ a i i a ~ i-.ificinti:id<is
os ciiiriu roii a la I>,><
sí;,-; Ihxc t ~ s i c <lpor
l 10 i a n ~ uuna \ul>ra c w c r i ~ , > ri~~:~~~ J u c i C ~ >:al~ l>icv~
l , ~ l e<:OII
s la lbt>c#12
docriiiia y ci,ii el i-aciuciiiiu salio quc s ~ b eiiil,lexi-".c I;ri,esii~ Moialcs (cuiiil~ilacii;ii.
prúlogo y iioraq). Epiilnilirio J c DonJrrnr, ,\fe,-in Girri{,-i-<,z,l i i i c i i i , ~Aires. Iiirritui,r
Ciiltuial Jonqiiin V. Grinz5lo. 1742.
" lisie riiuiiciado i i c l i e i i i i ñ rrsoiiaiicia fraricailiriiir rariiiiciitiii.i. <:oiiio taiiiliicii'.
, u
di>dr Cultura Ecuiiii~liica,1991. El gétiei-ii "g~ucliil~<,litico" cs i:oiisidcrrrI<i ' ' I ~ ~ c r a ~
r ñ riiniiiácl>ñia d c la panipa" (10 que. eci Sariiiieiito, ~ i dcja
o d e ser uii plruria,ri,u) y. i 17
cl contcxto del recutsu a lo ixijtico taii fl-ccucnte cci Vi,zjei, iieiic. i l i i ic;iia~~iieiito
q i i e r,ii
cl l'acu>ido no le Iiabia resultado posihle, yn que eii ese caso rin osó ir i i i i r allá dc 1.1 I i ~
gura del pocia Echeverría y d e su fariiñ d e "caiiri>r Ipopulai". I'esc ñ que, liara 1871. rl
J e Sariiiiclito re curnputñ cutiio i i ~ fi o c r ~ caiiicccdcii~e,d i b e ~ccirr<lai-sc qiic ya eii la
A»lériui l2véiicii, d c 1846, Guttéi-vez 1ialií:iiiicluido la porsin <lcBarioluiiié t1iil;ilgo
'Ver la rrrciia y u i i ftaKiiicntn d r la caria eii lñ cdiririn ci-itio dr Albctlu I'alcus <Ii.l
teniu d e Sariii~eriro(I)ociiiiigu 1'. Sariiiieiiri,, Focioido, Biieiius Aiics, Edicioiirs Culiii
rales Argcntiriar, 1962). La rraiirctiprióii coiiipleia <le la clita, e i i cl Eptpiirulnri,, c r , i l i l i i
lado p o r hloiales.
¿Qué fue lo q ~ i e p r o ~ i i ccsta
i ó f a l t ~depci-speciiva sobre el libro que
inarcó el siglo xix argentino y cuyos efectos sigiieii siendo fuiidaiiicn-
tales (y no necesarianiciite positivos) cn las modalidades iiiás actiiales
de ciiltiira iiacional? ¿ Q u é iiitereses o parcialidades iiiovieroii al crítico
(que ya a csta altiira ha mostrado disccriiiiiiieiito estético y que se cles-
laca por su capacidad aiialítica) a hacer cstc dcscargo? (1'01 qué aban-
doiiii aquí la iiiesura que iiiarcó sil conducta desde sieiiipre? ¿ N o porie
esto eii evideiicin una [alta de ética profesional en u n iiitelectual que es-
gi-iiiiió la búsqueda de la verdad conio una de las banderas de sil méto-
do cri~ico?'~
Pese a que eii la crítica GuiiCrrez ubica a Sarniieiiro dentro de Ins
forinas civiliiadas conio parte cie la Iiatería de elogios que dispensa al
Jiiior tlel libro cii cuestióii, cii la carta a su amigo se hace mariifiesto
;liir dentro d c la ci\~ilizacióniio hay una concepcióii unívoca de cultu-
1r.1,lo que lleva -eii esta ocasión- a separar d e ella al escritor saiijua-
iiiiio.'" Porque el porceño Juaii María Gutiéri,ez asocia la cultura con
Rueiios Aires. Aliora bieii, lo inás disparatado es que eldestinatario d e
esas opiniones sea el tuciiniano Albcrdi, quien trrvo la suer1.e que se le
cscnp0 a Sal-iiiieiito de acceder joven a la ciudad para forinat-sc eti el
Colegio de Cieiicias Moralcs. Antes de ese viaje, Alberdi también co-
nocía, cotno el autor del F~~crinn'o, sólo "uiio de los patios iiitei-iorcs de
'se iiingnifico p~ilnciodonde lieinos iiacido por foriiina". Es tanta la
!>olari7.ación, es tan fuci-te aqtií el gesto d e exclusióii culrui-al, que se
.~renúniiiiicl~isosus críticas al gobierno d e Rosas. Y eso que Gutiérrez
!'asa por ser cl único que n o hizo tiuiica ninguna "coiiccsióii" (ni si-
(iuicra iileiior) al rosismo. Pero el inoderado de ~ u a nMaría sintió co-
iiio uri ataque persoi~alla crítica a su ciudad natal que aparece eii el li-
l ~ r otle Sarinieiito, qiiieii acusa a Buenos Aires de Iiaberse dejado gaiiar
por la barbai-ie. Por eso, el crítico va a ser rnuy enfático al afirmar quc
l 7 El valor dc las iipologíñr rarmiciitirias Iiñ si& rcfiaiadn por i.uces t a n <lisiiiiiles
coriiu las de Cliñrlcb de Mazaile (el a u w r de Iñ resciia <Icl Fnrando para la Hcvr<e de deicx
Motidei, por 1% q l >1an~ i n s i ~ e n i c m c i i i c ~iiu\,iúSai-mieii~o)y Pedru 11 (cl ciii~irradur
del Brasil).
sieiicia q u e a u t o i - i 7 a r í a C;uiiérrcz -eri la d u r e z a iie sti jiiicio- iio ez
y a s ó l o la d e v c i o c o i i o c e s uii l u g a r d e iiiaiicra (lirccta, s i i i o l a d e p e s -
teiiecer a
El c i e r r e d e la i l o t a b i b l i o g r á i i c n iio e s iiieiius s » s p e c h i ~ s r > sobi-c
,
t o d o c u a i i d o s e p o i i e a p r u e b a la coiituiidciicia d e l e l o g i o : " C s c e i i i o \
q u e e l s e ñ o r Sai-iiiiento e s t á s e i í a l a t l u c o i i i o el e s c r i t o i - d e la iioi;cl.t
n u e s t r a ; a s e r p a s a l o s p a i s e s q u e c o i i o c e y c s t u d i a lo q u e I r o i i i g !.
Coopw pai-a l a A i i i é r i c a d e l o t r o laclo d e l E c u a d o r " . 1.a c o l o c a c i 6 i i di.
Sariiiicnti, e n u i i a t r a d i c i 6 i i l > s c ~ l i g i o spa e r o y a aiiicricaiia c s u i i gcsti,
i d e o i ó g i c a i i i e i i t e iiiteresaiiie y c a r a c t c s i z a r á al iiiétoilci c r í i i c u cle Gii
i i é r r c z d u r a r i t e i o d a s u v i d a . E s t a d o s U t i i d o s , cii el c o i i w x t o d e la gc
iiet-acióii d e l 37, c s p a r t e (Ic e s e coiitiiiciiic i i u e v o q i i e s c iiidcpciidi7..i
d e , l a s m e t r ó p o l i s c o l o i i i a l c s (piéiisese si iio e n la s u s t i t ~ i c i ó i id e l 11ii.1-
d e l o e;ropco p o r el ; i o r t c a r n c r i c a i i u q u e Iiacc Sariiiiciito cii s u viaje).
Los e s c r i t o r e s q u e eiiipic7,aii a p r o l x ~ i i w s c o i i r o e j c i i i l ~ l o s eiitoiiccz,
,
y a iio s o i i s ó l o l o s i i o v ~ l i s t a se u r o p e o s : eiiiei-gen la c u l i u r a y la p o l í t i
c a iiosteaiiiei-ica~ias.C l a r o q i i c e s e l p r o p i o t c s i o d e Sasiiiiciito el q u e
p r o p i c i a e s a l e c t u r a . e r o e s i i i i p o r t a i i t e q u c J u a i i M a r í a Gutiésse7. I , ,
c o n f i r i i i e y lo r e s a l t >e 7. 9
P e i - o e s a a f i r r n a c i 6 i i paiianiericaiiista ( q u e iio d c i i i i c i i t c de iiiaiic-
r a e s p l i c i t a e n la cal-ta a A l h c r i l i , coiiio tiizo coii o t r o s p u i i t o s d e la rc
s e ñ a ) p u e d e l e e r s e taiiibiéii c o i i i o uiia critica s o l a p a d a . P o r q u e si el v a -
l o r q u e IC a s i g n a el pi-opio Sariiiieiito al F a c u i i d o c s t á lejos d e la i i o v e l . ~
C~íticfi
y ficción
Diclio a la iiianera dc RicanLo Piglia: Junii M ~ r í aGutirrrez Ice el Fa-
i-ii~l~lo coiiio ficcióii y la ficcióii d e Eclieverria coiiio docuiiiento, lo que
iio sería iiecesai-iaiiicnte coiitradictorio aunque para 61 resultara esclii-
\.elite. Eii los veinticinco años que iiicdian entrc una y otra lectura se
Iiaii pr»diicido cniiibios eii las colocacioiies públicas y sociales d e los
que liabiaii sido coiirpaíicros en la luclia contra Rosas. Gutiérrcz ya tie-
iie uiia traycctoi-ia coiiio Iiornbre de letras que parece obligarlo, adcniás,
.i dar explicaciones dc tipo teórico respecto d e la función y los valorcs
clue le asigna a la literatura para evitar cualquier confusión, cosa que ha-
i-e de manera explícita en la "Advertencia" que precede la publicnc~óii
clc "El iiiatadero" eri el iiúiiiero 4 de la Revista del Río de Iri Plata. La
i-clncióii q u e lo iiiiió a Echeverria, pese a algúii desacuerdo, sieinpre fue
cstreclia e íiitiiiin; la qiic iiiaii~uvocon Sariiiiet~to,fluctuarite. Para 1871,
n i i » eii que Gutiéri-ez edita "El iriatadero", Eclievcrría -muerto u n aiio
aiites de la caícla <leRosas- es ya un mártir d e la patria; Sarmiento, pre-
sicleiire dc la nación.
A Gutiéri-ez le interesa genui~ianieiire,y avala d e inariera rotunda,
el proyccto literal-io de Echeverria. Pero se siente en la necesidad de ex-
plicar cse escrito extraño que su aiiiigo linbía dejado inédito. Si por uii
lado sigue defeiidiendo cierta concepcióii romántica de la literatiira, por
otro iio cree en el precepto victoi-liiigiiiaiio de la mezcla. La iiicongi-uen-
cia apareiite reqiiiere de algiiiios iinpresciiidibles ai-guiiieiiros cxplicati-
vos, puesto que la adverteiicia deja ver que estiri en juego dos reyuta-
cioiies: la del escritor y la de su albacea.
Apología de Eclieverría: cs indispensible dcfendcr al escritor y su
ineiiioi-ia, para lo que se echa niano de la excusa del borrador; para Gu-
tiérrez, "El iiiatadero" es un boceto del poema Avelliiizeda. En ese 11;-
potéiico coiitexto, Echeveri-ía iiuiica habría peiisado que el texto p o -
día llegar a set- piiblicado. 1x11este sentido, nos parece que se puede
viiicular "la precipitacióii cori cluc [esas páginas] estáii redactadas" a
las liojas de sketchbook del artista bi-iránico J. M. \V. Turner cuando
pintaba, al calor de la hoi-a, el iiicendio del Parlamento inglés para las
dos versioiies de T h e Burniizg of the Houses of Lords and C o m m o n s
( 1 834-1835).
Salvar a Echeverría -explicando sus desprolijidades por las cori-
diciories adversas de su escritura, la crudeza del cuadro por el borra-
dor o el realismo- se vuelve necesario cuando, pese a no avalar algu-
nas de sus elecciones estético-discursivas, Gutiérrez debe cuniplir coii
otra d e l a s misiones que él misino se ha impuesto: la de contribuir a
la menioria de la patria coiiservando todos los testinioiiios que itnpi-
da11 que, muertos los contemporáneos del gobierno de Rosas, los ar-
gentirios estén "expuestos a qiie se crca que no hemos sido víctimas
de uii bárbai-o exquisitameiite criiel, sino de una pesadilla durante el
sopor dc uiin siesca clc veraiio". Gutiérrez sinretizn: este inédito "es
una página histórica, uii ciiadro de costuinbres y una protesta que iios
lioiira".
Apología de Eclieverría o descargo del crítico: la nota a "El mata-
dero" es del género de la justificación (la excrecericia, tal vez, de la lite-
ratura) de quien se ve obligado a aclarar una moral. Porque
178
iio sieiiipi-e tieneii el p u r o e iiioceiite color de sil iioiiil>rc:tiraii
coi1 frecueiicia al \~ci-de,y eii cstc iiioirieiito recori-c iiiiestra vis-
ta algiiiias qiie a pesar del iiigeiiio y del cliiste cii que abuiidaii,
iio iios atreveriaiiios a traiisci-ibis iiiia sola d e sus liicaii~escuai--
tetas. No soii poi- cso licenciosas iii iiiuclio niciios cíiiicas; pero
Ilniiiaii deiiinsiado p o r su iioiiibi-e a las cosas tiii,iales, y Iiuyeii-
d o del artificio d e la nieiáfrira, daii a la exyi-esióii iiii ncciito liar-
to guífico.
" Ilchcii coniarsc enirc lar pai-ics riiir inreresanirr y iucrirorins del libro Izr que
i ;utiérrex Ir dedica a csrc aspecto; rio sdlo pi>rcl atiálisis erpccifico de las i~aduccioiies
L:C \'arela, sitio porqur siiiictizxri cl funcioiiariiic~iio dc (;i,iiérrez coiiio crilico al iicm-
1 o qi>rpcrrniicri vcr sil capacidad dc icorización.
"'a firi~iczadc <;itiiii-i-ez para coiid~icirscconolrjerividad es d c v i c j i d a t a Eii car-
1.8 a Irliil-criciu \>arela, coiiiciit~con desazón la rcprol,al>le actitud de sri por eiitcincer
rccicri~eaiiiigo Eclievcrria, que se nialquirta con Tliumpson porqric la crirics que éste
I~~iilicó en EiBlario de /a Tarde (a la que y2 re Iiizo referencia) n o lia sido lo suficien-
ici~iciiicelogiosa conio é! deseaba y 2 la que rcspoiidc rn "Un Verdadera Amigo del
Aurur", "artictilo ~iiii~oético-escribcGutiérrez- en que sc iiirzcla e invoca la amir-
iiid e11 m ñ t e i i a i de critica literaria (cosa abrii~ds)".13 crítico no sale dc su aroiiibro y
j'vegii>iia: "liágame iirird el favor de decirme, jen rluC ~>iidu dafiarle la buciia e ingc-
Ensayos argentinos
Esta dcclaración dcbe ser leída eii i i r i contexto tari positivaiiicnte vn-
lorativo de la obra dc Eclieverría qiie, por lo iiiisino, liacc pasai- inad-
vertidas 12s contadas borrascas de la relacióii. Por si hiciera falta. de to-
das iiiarieras, las Noticias biográfirar sobre Esteban E c h e v e r ~ i asoii
prueba suficiente de la admiracióii y la alta coiisideracióii por la obra
del escritor; pero tanibiéii de la responsabilidad de Gutiérrez coiiio cri-
tico, qiie considcra su actividad iiitelectual coiiio uiia iiiisióii patriótica
y sientc coiiio uii deber analizar una obi-a y uria Cpoca fiindanicntales
en la forniacióii de la literatura iiacional, a pesar del dolor persoi~alque
-coiifiesa-la indagacióii de la vida y la obra del amigo muerto le pro-
duce, lo que explica las versiones ariteriores de este trabajo que final-
iiieiiie incluye eii el tomo V de las Obras completas del poeta.
Al abordar el estudio dc la literatura argeiitiiia (en un gesto volun-
tario por cotifortiiarla como iiacioiial), Gutiérrez pieiisa eri iérminos de
proyectos literarios que se eiitraman dc iiixiiera irrevocable con la so-
ciedad y la política de la que cmcrgen y se muestra capaz, tanihiéii, dc
lincer un buen seguiiniento (conteinporáneo o retroactivo) de los pro-
yectos literarios de los escritores, lo que lo lleva a señalar la uriidacl, que
percibe-persigue-claranieiite, coino uno de los valores de la obi-a de
Echeverría.
Su trabajo dc cornpilador dc las obras conipletas iio consiste, entoii-
ces, en una mera agregación. N o se trata de sumar todo lo que se posee,
sino dc ubicarlo en el coiirexto general de uri proyecto. Por eso, Gutié-
rrez editor le busca una foi-iiia a esa "vasta idea que Iiabía concebido su
genio", dispersa en las obras éditas y eii la inmensa cantidad de borra-
doi-es y fragmentos cuyas colocacióii y funcióii el crítico decide. Y si,
iio siii razón, Ricardo Rojas es categórico al referirse al desorden de la
compilacióii, que "carece de todo plan lógico o croiiológico", Iiay eii 1:l
~rabajodel critico y editor uria notoi-¡a visión de coiijuiito que Guti6-
rrez iiiisirio organiza.
1:sc l'asajc ciiu p e d r dejar de leerse cuino uiir nucra aiusioii direcia agresiva a
Sai-niiciiin y su Farioido. J u a i i B a u ~ i r i aAlbcrdi, "Juan Mariñ Gu~iérrei.",eii La Biblio-
r e w , 3, dirigida por P a i l l Groiissac. Bileiios A i r e s .
' 8 Sobic c l rialnji, de Gutiérrez con la lirerarui-a ci,lunial, vcr ncariiz S n r l u , / i < a ~ l
!daría Gtcriirrez: hiit<i,-tndrirynilico de nwerirn lcieiotirrn, Uueiios Aircs, Escuela, 1967.
vida, ( q u é destiiio iicrsigiic a las del seiior doii Juaii Ci-iiz, que,
coriio puede norarse eii el presciite estudio, tic) sólo valcii iiiu-
clio coino frutos litcrarios, siiio coi110 p,ígirias d e iiiiesti-a liisio-
ria y d c i i u c s t r ~progreso social?
'' Para 1887, niucrto Guiierrcz casi dicx anos ñiiies, re hñceii gesiiories criri cl l i i i
de "rci,iipri,iiii" la ti-aduccióri (iiicoinplctn) de la E,ieidti q u e hnbia Iiecliu J u a n C i i ~ z
Varela, "par, iriayur de ciuesiras Ic[rzs'', raznii ~ i u i1ñ cual Sarniiriiiu Ic escrihc a
Luis Varela (uno de los Iiijos rlc I:lorriicio). aiiics ~ l cirse a Paraguay " a cai-cnn~uii p o ~
co la vicjñ iiavc quc raiiias iciiipcria<iesrcsisiici". Ver Alberto I'alc<ss, u/,.ni.
O' El arco q u c rsaza GuiiGri-CLcli rclacióii coi) l a carta clc I:lo~.ciicioVxrcla va <Irl i
"curiosidad" al "nionuiiiciirii". La curirerv;icióii de csos iiia~erialesfii~idaiiiriiialcspa-
ra coii(oriiiñci6ii de u n a Iiisiol-ii iiñcioiial, cri tériiiinos geiieiñles -iiicluyeiido eii cru
iainbién 2 la liiri-aiura-, es mis ~or~reiideiiie y por eso iiicluso nieriiurio en iicin]ior
e n qur CI exilio proi.ucalia pérdidas a veces iriepanblcr, porque coii los iriuviniierirus
rlc la diáspora dchinii ñliñiidoiiaire las hibiiorecas peiroiiales q u e n o rieniprc podiñri
luego rcciipciarre ~urn~leraiiiciiic. Eri erLe sezirido, Iiay dos riiodelos de Iiil~li<iicc~ cti
rclaciijri col, cl exilio: l n de Eilicvciii;i, cuyas Ii«scsionci re piihlicni, cii los I > ~ r i ~ d i ~ u
183
Es útil ti-aer a q u í cl planteo <leSusan Sicwai-t e n O n longing:
Ida celiti-alidacl <le la iiietáfora del riiuseo parece haber sido iiituida
1701 G u ~ i é r r e z qiiieii
, haciendo gala d e u n gran optiniisiiio, y eiitre el
aiigurio y la iiiiposici<íii, Ic dice a Casavalle:
A lo que debería ngregnr i i i i ejeiiiplar d e cada iiiio d e los libros que liu-
hicrnii sido cdiradijs en la ciudad d e Buerios Aii-es desde los coiiiienzos d e
I;I iiiiprcntaeii el vii.rciiiato. A Gutiérrez lo guía uiia certeza: "Esté usted
s<.gixod e q u e llegará día (y será durniite los qiie la Provideiicia racioiial-
ii:ciire jiizgaiido le reserva) en q u e su galería cornpiiesta y foririada bajo
ata base será visitarla con curiosidad poi- iiacioiiales y extraiijerns".
..
jp1.a prnrtover la veiiln, por cieceridad ccoiiómica, cnriiuiiiia resiarnciirai-in aiiiicip:ida;
y ii de Saiiriagn Vida, rjuc foiitió u n a actiializada y hieii provista coiccción dc iihror
p,Tque hxhin Iierzdado iiiucliu diiicro y quer.iñ estar 11 dia coii E U I . O ~frivolidad
J, que
ayiui,cclixrnii iiacieiiiio iiso dc ellos los iilrilros ecnigrador hast? qiic, tambié~i"por nio-
i l : ~ " , Viol;i abaiidunii B ~ c i i o s
Aires en 1839 (Vicciite I7idel Thpez, Ai<robiogrn/ia,eii
íi:~ucnciorieshiirótirnr, Buenos Aircs, Secieiaria de Culiurn de la Nicióii, 1991). Sobre
r.1 coriirni~iudclode colcccionjrra q u e los ~niirrnsisiasproponen cit IR tigura de Pedro
i d i Aiigclis, vcr-en esre voluineii- Adriana Amanie, "Correryoiideiiciar".Otros pro-
?c.-ros de GuiiCrrc~pue<lci\relacioi>arreron sii vocació;i coiirelvacionisia, como la loi-
iiiirióii clc partiasor de pocsia ziiiericaiia, parricularineiiie s u Américn poéiicn, obra qtic
ct>ndeos3la situacióii de i i n ñ culriin qile luclia por consriit~irsce n el exilio y q u e pue-
m1c leerse, niiihién. como una forma de 11 hisroria. de la literatura o del libro de viajes
C ~ U CCII cn ocasioiirr se diel-oiiju,iior (corno puede verse eii Be la Ale-
, el ~roniaiiiicist,,~,
>ii.i>iin,ilr Madanie Jc SraCl).
" Susan Sien~ari,O n /o>iging.Nartiirivcr ofcbe z>xininr,<re, thr giganiic, rhr xouvc-
!rii. ihe coileriio?t,I > u j l i a ~ naiid Lolidun, Duke Univerriry I'rcis, 1993.
La idea que Casavalle le Iiabia comunicado le es ahora devuelta, pe-
ro aum.critada y corregida. Y coiiio quien coloca la piedra fuiidaiiieiiial,
el intelecmal escribe para la posteridad y se refiere coino a uii Iieclio liis-
t6rico a la forriiacióii de esa colección nacional "cuya base lie ayudado
a fuiidar donando a iisted los autógrafos de Ecl7even-ía y Varela, los cua-
les pueden guardarse juntos bajo esta carta, a la cual, con esa mira es-
cribo en papel que rio se emplea geiieralmeiite eii la coi-respondencin
epistolar".
El destacado nie pertenece. La pregunta parece inevitable: jestaría
el iiianuscrito origirial de "El iiiatadero" eiiti-e tan precioso legado?
"Ver. en este voliiii,en, Roberto Msdero, "Política cdiiorial y géneros eii el deba-
tc dc la liisiuria. Mirre y Lbpez".
LO persoiial coiiio legado. La iiicmoi-ia intlividual asociada a la Iiisto-
ria tlr la nación proi?to se coiivertii-á, coi>el 80, eii un iGl>icii(casi uii gé-
iiei-o). Pero con Giitiérrcz el iiioviiriiento cs, si se quicrc, todavía niciios
egocéiitrico de lo que será en la generación deJuoe~iilia,y está iiitís cei--
ca -auiiquc d e uii modo iiiás orgaiii7.ado o prograiriitico- de iiieiiio-
rialisias precursores coino José A. Wildc o Vicciite Gil Qucsada.
1-a iriipr-onta persoiial, sin eiiibai-go, no convierte su trabaju crítici,
cii uii cjcrcicio iiiipresioiiistn. Gutifrrez cs riglii-oso cii el análisis d c los
~xoccditiiieiitos,dc los i-ccursos, de la ciiunciacióri, dcl estilo. No faltati
tiletiforas para describir los textos literarios o incluso la literatura iriis-
iiia por inedio de sugercntcs coiriparacio~iescoi1 la iiaturaleza (coiiio cl
"liilo dc agua qtie siirge de la pequcria fuciitc", para rcfcrirsc al origen
cle la litei-atui-a). I'cro si cl tono y el tenor de las aiialogías es pi-opicia-
d o por su siglo, Giitiéri-ez n o pierde prccisibii cuaiido apela a esas iiiii-
cenes, coiiio puede lccrsc en el sigiiieiite pasaje del libro s o l ~ r eVai-ela:
'IaI vez toda glosa (iiicluso la qiie deriva d e la iiiipericia) se.1 uiia 1, ir
iiia del djscui-so iiidii-ccio libre, p e r o invertkl.i. O sea, iio porqtie r i i l
dái-sele la voí. a1 persoiiaje la iiarracióii se cxpresc coi1 las palabras iIc
éste sitio porque, si11 decidirse :I citar ti11 ii-agineiito, ci estiidio c i í ~ i c u
n o se rcsuclve, siii embargo, a abaiidoiiar el léxico, el t o n o o el i-cgisii-o
del persuiiaje. N o es i i i i gesto desde la iiarracióii liacia el persoiiaje ( i i 3 -
rno eii el caso d e los discui-sos iiidirectos libres proj~i,iiiieiiicdiclius). hi-
iio desde el pcrsoiiaje Iiacia la narr?cióci crítica.
13cro eiiti-c taiitos dciici-es, eri r~casioiicsJuaiiMaría Giiiii.rrez s c li;i-
ce liigar para alguiias inriiias iiiss libres del goce. C o m o Ic siiccdes.i .i
Sylvia Molloy al coiiiieiizo d e Ar/ace v n l ~ i e(1991) coi1 "El rvaiigrlio
segúii Marcos" d e Uoi-gcs, Giititrrez se ahaii~lotiaal placer d e la r c p i -
tición, d c iroioei- a coiitar el texto q u e (lo) fasciiia.'? Ese deseo iiivadc .il
ci-íiico ciel siglo X I X ante 1.1 o b r a cle iioi-acio o <le La I:oiiraiiic, pei-ci fiiii-
daiiientaliiieiitc aiite la d e Virgilio. I>orqiicauii cuaiicio ya d é p o r teitiii-
iiado el aiiálisis d e la tracluccióii (iriiiica) heclia p o r Varela, n o y o d r i Irc-
irar el iiiipulso <leseguir cviitaiido, p « r el p ~ i r oplnccr d e volver a iiaii-nr
(Y a escucliai-) el asuiito. "Y es lástiiiia [ i i o poseer iiiás q u e uiia p a r i i d e
la iradiiccióii del caiito], yoi-que este caiito scguiido, taiiio o iiiás qiic cI
aiiierior, arrebata la ateiicióii y niaiitieiic [l~eiidienteal lector] coi1 la v.1-
rieilacl y aiiiiiiacióii del relato", se queja G u t i t r r e z para laiiiai-se eiiiiiii-
" Q U C l a versiúii uiigiiidl del liIiri> dc .\lrilloy sc,, rii iiiElés iios siigicre. ailcinis,
q u e la glosa cr iainbién u n a iaiiiin de Iñ iiñiluccióii.
ces a contar el episodio del c:iballo de Troya no siii lixbci-se privado, an-
tes, de cxteiicler sii aiiilisis critico al prt>liio tcxto origiiial de Virgilio.
I l a y una f~icrrcpulsión iiarrativa eii cste crítico e historiador de la
lirei-atura que se coiisapró j>úblicaiiieii~eeii el exilio al gaiiar el certamen
poérico de 1 8 4 1 de Monte\,ideo. Y si su obra lírica permanece en iin
ciertamente jiisro olvido, su l~mduccióiicrítica (donde tal vez Iiaya pro-
cedimientos de ficcióii inás iiircresarites quc,eri sus "ensayos iiovelísri-
cos") iiiei-ece sei- revisitnda.
N o pocas veces Gutiérrez hizo declaraciones cxplíciras para auto-
rizar (coii tono mesurado, con cierta iiiodesiia) uiia tarea que, coiiio
"biógrafo" o como "crítico", sabía de erivergadura:
Para esa misiiia feclia Kodó dcscribc al crítico cii su exilio deValpa-
iaíso, abocado a la serena obra d e "fundar la bibliografía y la biblioce-
ca aniericaiias" a las que, coiiio sc ha visto, contril~uyócon sus papeles
persoriales. Esta carta, colmaiido al exti-enio el desco d e Giitiéri-ez co-
nio coleccion;sta, tanibiéii -por suerte- 1in sido coiiservadn.
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el jc~ieiiJosC Iieriiáiide7. abaiidona los cainpos del Sur y eiiipieza a to-
iiinr parte eii las luchas iiacioiiales siguiendo a un caiidillo regioiial (tie-
ne diecioclio años y su tío, el coi-oiiel Juan José ~ c r i i á n d c z acaba
, de
iilorir eii Caseros pelcarido eii el balido rosista). Se iiic«rpoi-a a la co-
lurniia d e I'eclro liosas y Dclgrano, iiitcr\~ieiieeii el coiiibatc de San Grc-
g«rio coiiti-a las fuerzas de I~.agosy su primera expci-ieiicia político-iiii-
litai- cs una dei-1-ota categ6rica. Se ha iiiiciacli~así:
los siervos del Río de la Plata C...], siervos de iiiia raza particu-
lar, bieii iiifei-ioi-a los esclavos del Bi-asil, a los coloiios de la Ru-
sia. Micntras éstos n o conocer1 riiás que a un amo, nosotros re-
iieiilns cieiitos; iiiieiiti-as goza11el privilegio de quedarse eri sii
casa, de ciiidar dc su iaiiiilia, nosotros esiaiiios cada día ari-aii-
cados <leriuesrros hogares, o cazados cii los cainpos como se ca-
zaii avesti-uces; y cuando caiiiios eii las bolas cle algúii tcnieiitc
alcalde, es pni-a q u e haga dc nosotros lo que se quiei-e. guai-dia,
blaiidenguc, doiiiéstico, veteraiio.
176
Sul, y hasta se ha atribuido origen I)rasilcño a la sextiria hernandiaria
(ge~icraliiieritede rima abbccb), estrofa de la quc n o se conocen antece-
clcntes en la poesía folclórica argeiitina; pero ninguna de las dos liipó-
tesis Iia podido confiriiiarse.'
Recienteniente, Ria Lemaire lia esbozado una nueva hipótesis so-
bre el origen de esa s e x ~ i n aSostiene
.~ que la estrofa Iiabría nacido liga-
da a la improvisación cantada y que la reitex-ación del verso inicial iin-
puesta por ese discurrir en acto la convierte, de Iiecho, eii una septilla
de rima aabbccb:
Este tipo de septilla tiene, sí, una larga tradición en la poesía oral
i b f r i ~ aEl
. ~ esquema con rimas reiteradas es típico de composiciones
orales nacidas del carito improvisado; !a repeticióii del priiiier verso al
comienzo de cada estrofa permite al poeta tomarse un tiempo para pre-
meditar la continuación de un carito que sc adapta al ritrno fijo de una
melodía monocorde, en tanto que la rima abrazada del final corona la
estrofa con una módica proeza vei-bal que, en el caso de Hernández, ru-
brica la unidad conceptual de un discurso sentencioso. En su mayoría,
estas secueiicias rítmicas exhiben también una estructura apropiada pa-
ra la improvisacióii: pares de versos integrados eri una estructura tri-
iiiernbrc (anuiicio de un tema, trarisicióii -que puede ser tanto un coin-
plementoconio una reiteración temática, una variación expresiva, u n
comciitario o, lisa y llanameiite, un ripio- y concliisión en forma dc
sentencia -si no es un refrán o un dicho popular, tiene sus caracteris-
ticas discursivas-). Pero el Martin Fierro que conocemos ha sido es-
' Ver Ligia Cliiñppini, "Mnrtin Pieiso e a ciiltura p,aÚcha d o Brasil", eii I ñ edicihn
citada en 12 nora 4. 1.2 aurora n o halla pniebar fcliacirntcs para confirmar que la rexti-
na hernñiidiana proceda del folclore %aúcho.
Ria Lcmaire, Voces vagabundas y texror icrtigoi: nproximacionei a cultiirai en
transición, n u c i ~ o rAircs, Caliliur, en prensa.
13e todas iiianerar, las concxianer caii la versificación de la lirerñturn de cordel
dcl iiordestc d e Brasil q u e en cste punro rrtalilccr la aurora no deben cvaluarsc en tér-
rninos d e influeiicia dirccra, ya q u e rstc ripo d c verrific;icióii rio ha sido docuiiielitsdo
en Rio Grñridc d o Sul.
crito, y duraiite el fluir d e la escrittira sc va ci-cando uria literatura que
e desplaza ciitrc d i ~ sáinbitos culturalcs.
El 18 dc febrero de 1874, cuaiido la edicióii príiicipe de E1 gauc/,o
Mnrtin fierro lleva apeiias iiii 260 d e circulación (fue iiiipresa a iines cle
1 S72 pero eiiipezó a distribtiirse eii enero d e 1873), el publicista uru-
guayo Juan María Torrcs ciivió al aucor una carta celebraioria del poc-
iiia quc fue reproducida eii La Patria de Montevideo; en ella, un coiiien-
tario ocasional es testiinonio d e q u e la transmisión popular del poeina
eii la cainpaña iio se hizo exclusivaii~eiitea través de la lectiira eii alta
voz siiio taiiibiéii por inedio del caiito:
l 2 Ver Eiieida Sniisone dc Maciiiiez, Pt610gi, 3 Aiiroiiio D. I.usiicli, 1-05 trer gnir-
"José 1-lernlcider, I J l g n r < h n Mnriin irerro, 8' cd., R i i c l i u Aires, Taller de Zin
cografia, 1874. I'uc descripta poc j o a q u i ~ iGil. quicii registró alredcdur de 90 variaciier
("Mnrrin Fiero" deloré Ii'ernindez. Edinón i I r r i > ~ t i u nBueiior
, Aires. Seguios El C o
iniei-cio, 19hR-1974, 2 u o l ~ . ) Gil
. cuiisuliai dos cjei~iplarcren archivos privado,.
Yo n o he podido ubicar riiiigoiio; iaiirpocu figura cl asieiiio eii las I>iblioglmfias Iicriiaii
dianas d e 13uiacio J. Decco y Augiirio Raúl Coriarar.
Coii la irrupciún d e la palabra "delito" se iritroducc eii el poeina el
itiotivo d e la culpa, ausente eii las versiones anteriores; al inenos d e iiio-
d o explicito, ya que los versos 1237-1238 ("Nunca me puedo olvidar /
D e la agonia d e aquel negro") coiistiiuyen apenas una velada alusión.
Eii El gaucho Marrín Fierro, la trama -estructurada a partir d c una
postura d e denuncia d e la injusticia social que expulsa del sistema a sus
víctimas- coiistruye una dernostracióii d e que la violeiicia (del poder)
erigciidra violeiicia (en los sonletidos). Paralelarneiite, en esta edición
culmina la modificación d e los tres últiiiios versos (1,2314-2316):
Q u e he relata0 a mi inodo,
Males que conocen todos
Pero que naider cantó.18
111s. Q u e n o p e k o ni inato
la, 8" Q u e tiuncapéleo ni iiiato
9' Q u e iiopeleo iii mato (1, 105)
l 9 Joré I-ieriiáiidez, Elgnlrcho A4anin F t e r o , <)' ed., Rosario, Irnpreniñ de "E1 Mcr-
ciirio", 1875.
da coiiio uiia reproduccióii iiictoiiíriiica d e situaciones socioliiigüís-
ticas históricas y coiitcmporáiieas.
Cuaiido 1-lcrnández publicó la Ida, la poesía gauchesca había sido
aceptada ya por la sociedad en tanto ariiia de coinbate en la lucha político-
militar y eii piezas dc "cntrcteiiimiento" (corno el 1:austo de Estanislao del
Caiiipo), y como a toda acepracióii colectiva, se le asignaba iiiia iiormati-
va: un repertorio de iorinas y fraseología dcl dialecto iural pero coi1 sujc-
cióii a la preccptiva gramatical culta y a la pi-osodia de la poesía tradicio-
naI.'O Pero Hernández liabía sacado los pies del plato por partida doble.
l'ucde apreciarse eii el peritexto crítico sobre el poeiiia 3 u e 'Hcriián-
dez coinenzó a publicar cn las ediciones sucesivas de Elgaucho Maflín Fíe-
n-o a partir de la 8^ cóiuo, acoiiipaíiando cl planteamiento de la cuestió~i
<lela leiigua literaria y del concepto de coi-reccióii liiigüística, se insistc en
achacar al pocma uiia supcrahuiidaiicia de versos nial medidos: "el versifi-
cadoi- iiiás iiicorrecto de todos" dice José Manuel Estrada después de clo-
giar la "altura filosófica" dcl poeiiia (citado en la "Advencncia editorial'' de
la 12' cdicih); Mitre considera que "ha abusado uri poco del naturalisino,
v que ha exagerado el colorido local, eii los versos sin inedida de que ha
seiiihrado iiiteiiciorialnienie sus páginas"; Santiago Estrada lo acusa de "hc-
i.;r el oído con las desafinaciones del verso iiicorrecto" eii la nota publicada
en La At?zé,lcndel Sur. Siii embai-go, sus versos éditos ticncn -salvo en el
caso de crratas evidentes- uiia iriclaudicable mcdida octosilábica. Resulta
entonces iiiuy claro que uiisector de la sociedad letrada "se iuega a oír" una
intcrisidad de transgresión de las noriiias de la prosodia culta de la época
que ni los poetas gaiichescos -al iiieiios los consagrados- habían puesto
eii pi-áctica jainás, y Iccii las siiiéresis exaininadas como si fuerati Iiiatos, así
cnmo sc iiiega la posibilidad de rcprcscntar la verdad y la bcUeza con uii iiis-
tiunieiito lingüístico qiie se aparte de la lengua estandarizada (es privativo
de esa moiioleiigua levaiitar "la iiiteligencia vulgar al nivel del letiguaje eti
que se expresanlas idc:is y los sentimientos coniunes al Iioiiibt-e", poiitili-
ca Miire; "La corrección iio es la bcllc7.a, aunque geiieralinetite lo bello es
coi-i-ccto",dice Cané). Es tan despi-cipoi-cioiiadala reaccióri lrcntc a este ras-
go inai-sinal y resulta taii sorpi.eiidente que Hernándcz haya co~isuinido
taiito esfuc.rzo en iiiteiisificarlo, matizarlo, erradicar10 y firialrneiit.e repo-
nerlo, que sólo la preseiicia de un autetitico marcador dc difcrciicias (y, por
lo taiito, de tensioiics) sociales puede explicar esas actitudes.
Siii duda, este rasgo prosódico dcbet-ía teiier uria circulacióii iiiayor eii
la campaña; por otra parte, su presencia en los poetas castellaiios hasta cl
siglo xvii liabla tainbiéii de su con~liciGiiarcaizante. Es muy probahle taiii-
l>$n quc, dcsri>uésde liabcr vivido cii los canipns del Sur desde los 11 a los
18 aiios, estas y otras iiiarc:is di~tiri~uiescii cl Iial>lade Iieriiáiidez dc la de
la elite urbana. Llania la atención, por ejeiiiplo, qiie 1-leriiáiidc7. las prac-
tique eii su ~ ~ o e sculta:
ía "ese rléreo d e iiiirarine" ("Después dcl tcairo"),
"tendria peiia d e dejaros" ("Rciiiitii.ridute uii libro"), e t ~ é t e r a . Es
~ l i>ro-
bable que la iiiteiisificación Iiaya cstado asociada a u n gesto dc rehcldía ir
quc los vaiveiics subsiguieiites acompañaran su pi-occso de rciiisercióii eii
la ciudad letrada. A vcccs, es posible Iiallar eii los iiiárgencs iiidicios revr-
ladorcs d e lo que ai-dc en el centro. Así, estos coiiflictos discursi\zos Iier-
riaiidianos -en apat-ieiicia, triviales- rcsultaii ser indicadores de scritidoc
c~culiosy uii eiiiblenia de sosreiiidos del~atcside»lógiccis.
E n 1875 Heriiáiidez se Iia i-ciiistalado defiiiitivaiiieiitc cii Buciios A ;
res y rriilita eii cl Partido Autoiioiiiista. No obstaiitc, eii pleiio proccso
d e incorporación al sistema q u e años att-is Iiabía eiilreiitado, reedira coii.
el título d e Vida del Cbacho; rasgos Liográficos del goleral D. Angel \:
Peñaloza su folleto d e 1863 (aunque coii iiiiiiierosas variantes - c o n 1.1s
q u e s e busca coiitcncr los desbordes d c uii desatado discui-so paiillet;i
rio- y stipriiiiieiido sccucricias particulariilcntc virulciitas). Taiiibi6ii
las rccscrituras d e su poeiiia sc vcii tiroiieadas p o r teiidencias opuestas:
escuchar las críricas del eiitoriio social o rnaiiterler postui-as pcrsoriales.
Sus reelaboracioncs prosódicas coiiceden terreno, pero en o t r o vaivi.ri
reconsidera la i-ecientc niodificacióii del verso 1468:
Heriiáiidez 110 se decidc a "culpar" a su criatura. I'or otra paric, Iia I<i-
grado atenuar el oxíiiioroii (que parece haber ju7gado discordatite) iii<i-
dilicarido cl campo desigriativo del vocablo cuestioiiado: ya no se ti-ata <Ic
la soledad persoiial ("su soledá"), la del propio dcsairijinro, sino de 1111 r t r
iliiiio d e reíereiicia externo ("la soledá"): el eiitoriro painpeaiio. l k r o , uii
año después, la 10" edición repondrá la Icccióii de la 8". Esta nueva versihii
se publica eiiBuenos Aircs el 2 d e iiiarzo de 1876.22SU text<ise basa eii cl
dc la S",ya que tia solo iiic'oi-piira casi todas las reescrituras d e csa versií)ii
(incluso las que iio pasaroii a la 9")sino que descarta la reclaboracióii pr<i-
sódica y otras inodificaciones de 1875. E n el "Prólogo cic la 10" edición",
'' Textos piihiicñdus porJoarluiii Gil, e11 ohca citada eii iioia 17.
"José I J ~ ~ . c ~ i c ~Elgn,<cho
dei, Afnrrin Fietro, 1 0 ' ed., Bueiios Aircs, ediiur hii-1.1
da Poiirc, Lihrerir "Mariiii Fierro", 187(,.
firniado poi- "El Editor", parece esbozarse una explicacióii acerca de las
razones que habrían impiilsado a Hcrriáiidez a desistir dc los eiiiprrndi-
iiiierilos relormistas puestos en prictica eii la 9':
1%)
8' Y los gallos con su canto
N o s declan quc el dia llegaba
nis., 9' Y los gallos con su canto
Decián que el sol llegaba
10" a 12" Y los gallos con su cnnto
La rnaúrugada anuncuiban (141-142)
' O José María Ksiiior Mejía, La ririiroiir de lo1 hombres ce'lebi-ei rn le hirrorin ir-
gentina, tomo 1, Uuenur Airei, Mñrtín Uiedma, 1878.
216
La dznámica textual del Martín Fierro
En uii imaginario emblemático indisolublemeiite unido a las prácti-
cas políticas y a las vivciicias pcrsoiiales del autor, el regreso claudicaiite
del protagonista impone iiiia reformulación del aparato eiiunciativo de la
Ida, que se instala en el marco de un desplazaiiiiento de un sistema con-
ceptual a otro: a la afirmacióii orgullosa de una cultura gaucha (siiitetizn-
da en el potente preludio del Canto 1) sigue el tácito respeto por uii sis-
tenia al que ahora se coiisidera necesario adaptarse ("Me he decidido a
venir / A ver si puedo vivir / Y me dejan trabajar" -11,136-138-). No6
Jitrik ha analizado en "E1 tema del canto en el Mar& Fierro" ese despla-
zamiento desde la afirmación de un orbe gaucho, autónomo y autosufi-
cicnte, hacia el respeto por una universalidad cultural que proviene de la
civilización que Iia destmido al gaucho." La aceptación de las reglas del
nuevo orden conciliatorio abierto por la presidencia de Avellaneda (1874-
1880) se traduce en un canibio de niodalidades discursivas: en la Vuelta,
si bien no se descarta totalmente la denuncia, se destierra la manifestación
dcsafiaiite y la queja se transforma en resignación, en tanto qiic el relieve
de una actitud justificativa asume la forma d e la explicitación y lo des-
criptivo ofrece un aniplio espacio a la elaboración literaria.
Las piincipales disimilitudes entre la I d a y la Vuelta ya han sido sena-
ladas por la crítica. Son bien conocidas las diferencias foriiiales e ideoló-
gicas de la Vuelta: por un lado, niayor extensión, una elaboración litera-
ria niás sostenida, pormenores descriptivos, inventarios pintoresquistas;
por otro, un cambio de toiio que se asocia a los dcsplazainientos políticos
del autor y también, pi~obablemeiite,al regodeo en su capacidad como
poeta gratificado por el éxito. El registro de disiniilinides se inct-einenta
sensiblemente a partir del análisis de la dinámica textual, particularniente,
mediante el examen del nioviiniento estrófico y la elaboi-ación de niocla-
lidades discursivas concornitante (dos espacios de inscripción de orienta-
ciones reescriturarias sosteiiidas). Pero también se coiiiprueba que los
cambios no son liiienles ni se producen sin teiisión.
Las diecisiete estrofas añadidas en el texto de la Ida son, fundairicn-
talmente, uiiidadcs discursivas que eiifatizan actos de habla: quejas, de-
nuncias, protestas, puntualizacioiies; así, el conociiiiieiito de estas iii-
terpolacioiies da pistas sobre la voluntad de difuiidir una programática
y definir una retói-;m,'2 I'aso a examinar algunas.
.
" Vcr N o é Iirrik.. "El rema dcl cñiito en el Afarrit, Fzerro". c l i S><rue>ider
roda rey-
reza, Jiileiios Aires, Biblos, 1997.
l2 1:ueron iiirrrcaladns lar esrrofas dc versos 781-786. 823-628. 919-921. 9 9 1 9 9 6 .
I,a sextiiia de vei-sos 823.828 afiade a la dciiuiicia una propuesta coii-
creta (los jelcs d e iiiilicia rio debeii ejercer actividades lucrativas eii la
rcgión):
li Tarnhiéii en los versos 1103-1306 dcl canto 9, orro agregado enfatiza crñ nueva
iirllcrión del pcnsñniie~iio.
IZueri>ninicrpaladas, entre otras, lar e.strolas de versos 1411-1460. 1485-1514,
2379-2384,2385-2390.2397-2402, 3109-3204. \'rr el aparato de v~riaiitesen la edición
cirads cti la nota 4 .
la literaiura. Por ejeinplo, r n los rriaiiiisci-itos ya estaba ultimado el caii-
to de El Hijo Mayor y el inventario de sus desgracias concluía cori una
sestiiia ceiitrada eii el terna de la pri\.ación dc experiencia vital: "Quicn
encerrao ha vivido / vl'ieiie poco que contar-"." Pero 1-leriiández ano-
tó al margcn, con una tiiita de otro color que permite suponer el trans-
curso de algúii tienipo: "El que gobiei-iia es un santo / y los demás muy
buenos, 1 pero la cárcel es dura de por sí".
Enrique O'Gorinan fue coiisiderado por sus conciudadanos uii fun-
cionario p«licial iiiipecable, tanto eii la Jefatura de l'olicía (durante su
iiiaiidato prohibió la aplicación de tormentos) como eii el gobieriio de
la Penitericiaría. La realidad social liabía veiiido susteiitarido un poeiiia
de denuncia, pero ahora se entrecruzan otros planos y se distorsiona un
sisteiiia literario que no ha llegado a desecharse en forma total. El poc-
ta quiso evitar que su tono crítico rozara a O'Goriiian y esta intrusióii
del contexto de situacióii iiiiiiediaro en el proceso de simbolizacióii lo
impulsa a iiitercalar cuatro sextinas aiites de la que cierra el canto. Las
dos priniei-as rompen el ariiiado de la historia de uiia victirna de la iii-
justicia social:
De este inodo, por últiiiio, eii esa foi-iiiulación de uiia coiijcrui-a re-
tói-ica se lia asoiiiado la noción de "pecado" y con ella uii aiiticii>o del
IÍiial, en el que Fiei-ro y los suyos sufi-eii una doble dcrrota: han fraca-
sado porque la política y la ley siguen condeiiáiidolos a la disgregacióii
faiiiiiiar; pero la pét-dida de idetitidad -siinbolizada por el ca~iihiode
iioinbres- acarrea la scguiida cici-rota, ya que asunieii s o l ~ r esí la culpa
que la Ida dcscai-gaba sobre iiii sistcina injusto ("Aquel que su tioiiibre
iiiuda / Tieiie cirlpas qiie escoiider" -11, 4797-4798-).
1:ii síntesis, las orienracioiies rccscriturarias que pi-evalecen vaii de-
jniido una iiiipt-oiita sosreiiida: cii el proceso crcativo de la Vuelta se va
dcsesci-ibieiido El gritrci~oMnsrítl fierro cii uii itiiici-ario no exento de
~ii-oiieos,de iiiarchas y coiiiraiiiarclias. Eii el piiiiiei- pociiia, una vícti-
iiia ilel sisteiiia lo eiifrciita y, fiiialiiieiite, lo :ibaiidoiia coi1 cl l ~ r o p ó s i ~ o
de atacarlo desde afuera eii aliaiiza coi1 otros iiiarciiiados ("A iiiás d c
eso en los maloiics / I><ideiiiosaviasiios d e algo" -1, 2265-2266-).
Acoi~ir>afiandoesa trania, el leiiguaje poético se salió ~aiiibiéiidc tila-
dr-c, y c o ~ i s c r v óiiria lucrza y uii írill>ctii rnii ai,asallador-es q ~ i clas iilte-
rii~res"dcscscsi~ui-as"iio p~idiei-oiidohlegarlo.
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Buenos Aires, Eniecé, '1 972.
LASLETRAS DEL M A R T ~ FIERRO
N
por Julio Schvartzman
El Fausto de Del Caiiipo pone fin a esta etapa y retorna, pero ya eri
oti-as coiidicioncs, a aquel inornento inicial cii que se oía la relacióii que
hacia un gauclio a otro J c su experiericia "descolocada" cii la ciudad. Se
rcponc *sí el coiiflictc~cultural de las campañas y las ciudades eii su ver-
sión más extreiiia, audaz y, para una pai-te de la crítica, iiiverosiriiil: i i i i
gauclio eii "el tiati-o de Colbn". Sólo que ahora no Iiay guerra, iiiás que
de vcrsioiies. Ése fue el uiiibi-al ante el cual Bartolomf 1-lidalgo se Iia-
bía detenido: eii su "Relacióii" sobre las fiestas inayas de 1822, Raiiióii
Conireras iio llega a presenciar "las conieclias" porque un iiiceiidio lo
salva, diríaiiios, eii coartada poética, de ese trance ("y yo que estaba ccr-
quita 1 de la puerta pcgiié u11 salto / y ya no quise volver"). Y el "Go-
bieriio de Del Caiiipo i-einstala eri lo social el conilicto politi-
zado de la etapa I>i-cvia:el "soberaiio peludo" del gauclio parlante, es
decir, cl estado de absoluta eiiibriagucz que lc periiiite delirar sobre Las
iiiedidas que tomaría desde el podei; debe eiiteiiderse de la iriaiiera más
Asi, por ejemplo, en Fernando E. Barha, Los oi*tonornbrnr del 70, Buenos Aires,
Ceiiiro Ediror de América Larina, 1982, ú ~ i tanibién
l para verificar h ñdrcripción po-
liiica dc 1-lrrnáridez antes de su convergencia coii e1 roquismo. En el capitulo " E l Río
de la Plnrn y la forrni~laciónde uiia ideología mralista cii la Argenciiia", d e l o s i Hcr-
y ri<r mundor, l3uriior Aires, Sudaiiiericans-InrtirutoTorcuato Di Tella, 1985,
.nándrz
*
lulio klalperin Donglii r n a t i ~ convenienteniente
i c s t correspondencia.
~ P a n utrñr pers-
pectivas, ver Kodoifo Borelio, Hernández:poerk y polirica, Buenos Aires, Plus Ultra,
1973. y Fermin Chivez,joiéHernández:periadirra, poiitico ypocrn, Buenos Aires, Edi-
ciories Culturales Argeiilinas, 1959.
' La circuiistancia no se le escapó o Borges: "Desde el vcrso decidido que lo inau-
gura, casi codo [el poeniñ] esrá e n prirnrra persona: hecho quc juzgo ~apital"("La poe-
sia gauclierca", Dircuiión, Obrar romplefai, Buenor Aires, Etiiecé, 1974).
pacharse a gusto coritra el "gringo bozal" ceritiiiela dcl cantón, practi-
ca una xenofobia sin prevericiones, a diferencia del equilibrado perio-
dista qiie cn "Los inn~igraiitesy los hijos del país" se había limitado a
alertar, contra las políticas oficiales, que "La inmigración sin capital y
sin trabajo, es un elemento de desorden, de desquicio y de a t r a ~ o " Y
.~
aunque el gaucho que opta por abandonarlo todo para ir a los toldos
reconoce una filiación en aquel artículo en quc se denunciabati "las bár-
baras hecatoinbcs de la conquista de América"', ya es otro cuando
cuenta cómo mata al hijo del cacique:
' Ai~toiiioPagér Larraya, I'rorar del Marlin I:ierro, Con una selección de los escritos
de José 1-lernández, Buenos Aires. Kaigal, 1952, Apéndice, "El servicio de fronteras".
"¿Qué civilirñción er la de las matanas", cn El Río de la Plata, 22 de agosto de
IRhY, recogido por Antonio Pagér Larraya en la obra cicada.
Aqui el poema re acerca iiiás (pira formularlo con deliberado anaci-onisiiio) a la
perspectiva dcsdc la cual Ezequiel Mñrtíncz Estrada hablará del "odio mortal cntrc el gau-
cho y el iiidio", a su juicio insatirlactoriamence explicado por la historiografia -y que él
interprctaaparrir de un bmniosopsicologism-,pero advertido por Charles Darwin y
~iiñgistralmenrcdrrcripto por Francis Bond Hcad Maninez Estrñda h e u n ruril lector
de los viajeros ingleses. Ver Mirene y trnnrfigurn&ón de Martin Fierro. Eninyo de inier-
pretadón de la vida argentina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1983,
Parte rcrcera, "La frontera", "b) Los habiisntcs: Las luchar contra el indio".
Las citas al Mariin I i e n o corresponden al icxto establecido por plida Lois para la
edición critico genéiica (coordinadores, Élida Lois y Angel Núiiez, I'aris-Madrid, Ar-
chivos, 2001).
1821-1 523). escéptico precui-sor d e la posicióii aiitipolitica: " N o iiie
vciigaii coi1 eiiibi-ollos / cle Patria iii iiio~it«iicra".~ Eii el qiridpro qilo
d e "esa Gaiiza" s e condensa una actitud refractaria a la I~oiitica,su vo-
cabu1:irio y s u oiioiiiástica: el npellido del iniiiistro d e guerra d e Sai--
iiiieiiio, Martíii d e Gaitiza, se aiiiiiializn y se leiniiiiza. 1-lcriiñiidez ter-
iiiiiia iiiodificaiido el vet-so, pai-a sustraerlo d e la coyuiitura y liacci-lo
iiiás liinpida y clásicaincntc legible: " Q u e cl iiiciiistro veiiga o vaya".
El pocina iio sólo reoi-iciita la gauclicsca en i i i i sentido coiiipleta-
iiieiitc ajeno a la etapn gaiicliipolítica, cuando la iiiilitaricia facciosa n o
dejaba lugar a la d u d a sobre la Lioriclnd d e la propia causa y siis jelcs y
arrojaba toda la artillería verbal s o l ~ r cel cncriiigo, sino que Iiace rcpc1-
sar esa negatividad eii tiiia fortísiina eiitoiincióii iiidividiial. Y en csa eii-
tonacióii iri-iiiiipe, del lado <lelo clcgiaco y c»iitr;i i«<lo el lorqarnieii!~
épico d e las lecturas del ceiiteiiai-io (las tic Ricar<lo Rojas y L C U ~ I O I ~ U '
Lugones), la veta lírica. N o es q u e Iiui~ieseiifaltado, antes, cii el géne-
ro, voces iiidividualizaclas ligadas a u n iiornbi-c y a uiia Iiistoria pcrso-
nal ( C h a n o , Coiitreras, jacirito Cielo, Paiiclio I..ugares, Pauliiio Luce-
ro, Aiiiceto el Gallo, etcétera) iii q u e esa suerte d e Iieteróiiiiiios revelai-a
sil condición pi-otcica hacií.iidose titulo d c Iioja suelta, folleto, gacein o
periódico, y auii, y a sobre los anos sctcnta, libro. I'cro faltaba, allí, e n
esa siiigiilarizacióri, el acento d e la fuei-te suhjctividad. I'altaba, porlc-
inos decir, la "pciia csiroi-diiiaria", que, realiiieiite-apiiesta decisiva de
1-Ieriiandcz-, es cxtraordinaria cri el género.
Al elegii-, para el arranque del poeiiia, u n iriódulo iricoaiii~opropio
del folclore ("Aqiií nie poiigo a cantar"), H e r n á n d e z hace algo iiiás -y
algo d i s t i i i t o qiie proveer, al decir d e Ricai-do Rojas, d c veracidad fol-
clórica a su c r i a u ~ r a . Desde
'~ Iiiego q u e aiiiaga el gesto fot-iiial d e filiar-
Cansancios
Periiiítariinc dcscaiisai;
il'ucs he trabajado tarito!
En este puiito rne planto
Y a coiitiriuar me resisto
Éstos soii trciiita y tres cantos,
Que es la nicsina edá dc Cristo. (11, 4859.4864)
" Vcr Noé Jitiik, "El rema del c a i i i o cii el rMn,-tin Ft'len-o de José H e i i i á i i d c ~ . "E, /
f a c p de /a espene. Bueiius Aires, Siglo XX!,1971, y rninbién cii No6 Jiiiik, S u i p o i d e >
toda cri-tcin. sciccciói>y p r ó l u p tic Guiizalo Acuilar y Gustavo !.cspaAa, B u c i i i ~ sAi-
rcr, Hiblor, 1997.
iiiteriia, eii uii entramado rqiic Iiace creíble la parada Iriperbólica del iia-
rrador cuaiido proclaiiia: "lisie es un I>vtóii d e pluiiia i Q u e 110 Iiay
quien lo dcsciiriede" (11, 4803-4804).
Dos tradic~ones
Eii el Afa:-tí?z Fiel-ru (eii i-igoi-, iiiás pi-ecisaiiieiite, eii El g a i r c l ~ oAta,--
rín F ~ e : l - ode 1572) coiivergcii uiia tradici6n inilitaiite que vieiie rcsisiicii-
d o el curso doniinariie d e la política riacional y una iradicióii li~craria(la
gaiicliesca) que se Iia Iiecliu Iciitaiiieiite u11lugar (es« sí, Iatei-al y 111-cil~le-
iriitico) eri la culiura irgeritiria. La corriciite política Iiegciiióiiicn deseiri-
bocai-á, iio siii coiiflictos, en la Ilaiiiada "coiiquisla clcl ci<:sicrto", la coii-
solidacióii del Estado ceiitral eii el SO, la lederalizacióii d e Biieiios Aires
y el iinpulso de uii proccsc rnodci-nizadoi que iiiicgrará dcCiiiitivaiiieiite
el país al niercado iiiiiiiclial y a su divisióii iiireriiacional de! ti-al~ajo.
La coii\~ergeiiciaque se produce cii la I d a entre aiiibas tradiciones es
posiblc por el haz d e exl~criciiciasque caracteriza la biografía d e 1-icriiiii-
dcz, eii la que Iiabi-ía quc coiiil~utarsu coiiociiuieiito d c las tarcas de la es-
tailcia, sil pai-ticipación eii las guerras civiles del lado de Urqiii7.a pi-iiiiei-o
y de Ricardo L ó l ~ e Jordiii
z dcspiiés, sil adsci-ipcióii a los fedei-ales refcir-
iriistas y inás tarde al autoiioinisiiio d e la proviricia de Iilieiios Aii-es, su
poderosa seiisibilidad arite la cultura popiilai; su agli~iísiinooído alei-ta a
los registios y torios clc la oralidad rural y su iricreible retciiti\.a qiie !o
acci-c.?,~Iesdcuii áiigulo leti-aclu, a las Iizhilidadcs de los payadores. Uiia
ci-isis íiitiiiia. pareja coii las siicesivas d c r i - o t ~iie s sil baiirlii Ii«lítico, lo !le-
va a resigilar posiciories y ioriiiar i>artcd e uria de las vei-tieiitcs qiie desciii-
hiicaii cii el proyecro (le Julio A. ]<oca. l)c iiii~doqiic ciiaiiilo esct.il~c1.n
vcreltn de Mri1-tí11F;c:i.u, sil pcisicióii ya li,i aai-iailo coiisi~lcr.il~Iciiic~~ic y el
pociira iio puecle sino expresar esos caiiibios. Pcro. 1 p 0 1 otra parte, i i i 1;i
ohi-a del 72 iii la clcl 79 son la niera traspi~siciiiiicstétic:~-su~>iiesro iliic
tal cosa fiiera posible- de tiii ci-eclo político, y en su iiitcriiii- se libra11oti-as
baiallas de iiiodalidades y resultados iiicoiitroial>les.
Si niericioiiaiiios la coiivei-gencia dc la gnucliesca coi1 1.1 i-esistciicia po-
lítica al curso doiiiinaiite que va tlc Caseros a Roza, lio es pi-ecisaiiieiite pa-
ra ci,iigelar uri;i f6riiiula. I'orque, coiiio viiiios, la gaiicl~escdiiiisiii:i 1 1 ~ 1cs
uri iiiedio Iioiiiogéiieo siiio uii caiiip« d e tciisioiics. Y l;i l>i~lítica iio giiai--
da coii ella uiia relacióii <le iiici-a iiistruineiiracióii, coiiio lo lial>íaii tcsti-
iiioiiiado los coiillictos a qiie da11Iuó.11; CII cl lado uiiit.irio, los tcsii,s dc
Hilario Ascasubi, y cii el fcdci-al, los J e Luis Lópci.. Eii c u ~ i i i ua las i-e1.i-
cioiies d e 1~1erii;iii;lez coi1 el caiirlillo federal ciitrei-riaiio I.i>iicz l i ~ r d i i i ?
ciertas cartas y docuiiiciii~>s iiiiiesttaii al escritor y perioilisi.i cii pr>sici<~-
iics iiiás i-aciic.11~~ s pi-ilitico y i i i i l i -
y iiiciiüs c ~ ~ i i r c i i i l ~ ~ ~ i i i , ~qrul co rcla jcle
tar, para invertir, inás tarde, los roles de esa relación. Es uii lugar coinúii
de las biografías de I-Iernáiidcz inentar su enigmático "encierro" eii el Ho-
tel Argeiitiiio, el más elegante de Buenos Aires, a pocos pasos de la casa
de gobierno, desdc febrero d e 1872, ya que él mismo, en la carta prólogo
a Zoilo Migiiens, afirma que el poeina lo ha ayudado "algunos momentos
a alejar el [astidio de la vida del hotel". Menos conocida es la desconfian-
za que ese confiriamiento suscita eii Lópcz Joi-dán, que eri carta a un ami-
go sospecha que su partidario, excesivameiite independiente, "no debe an-
dar en cosa que sirva"." Sc podría discutir largamente si la producción
poética de Mernández fue o no, a la larga, un gran servicio a la causa a la
que había dado tantos años de su vida; pero, más productivamente, po-
dría someterse a discusión si la naturaleza de la relación entre ambas prác-
ticas se deja describir en toda su riqueza de niatices por la noción unilate-
ral y mecánica de servicio.
Podría, por último, pensarse, como mero ensayo especulativo, eii la
posibilidad coiitraria, es decir, que la propia gauchesca -mitendida, aho-
ra, casi Iiegelianameiite, conio una entidad plena que avanza Iiacia su au-
ioconciencin- encuentra cn la versión liernsndiaiia del federalismo refor-
iiiisra y su ideología mralista u11 lugar de enunciacióri desde el cual poner
al día las deinaiidas que, eii distinta clave, veiiíaii lorinulando las voces gau-
clias que el género Iiabía puesto en circulacióii a lo largo de su historia.
L o cierto es que la política entra y discurre de modos muy diversos
eii el poriria. U n o de ellos, quizá e1 d e mayor exterioridad, es la coexis-
teiicia, en el íolleto origiiial de la Ida, del articulo "El camino trasandi-
iio", i.eciclado de su publicacióii periodística aiirerior. Hoy, desde la
posteridad clásica del M ~ r r í nFierro, esa conjurición resulta rarísima, ca-
si iiic«inprensible, incluso peiisaiido en el folleto corno objeto material.
Sea lo quc fuese 10 que aporta el poenia a la lectura del artículo, "El ca-
mino trasandiiio" ari-oja sobre cl poeina lina concepción del progreso
exógeiia a las miras concebiblcs en la figura de su protagonista, pero
quizás solidaria con la vo7 ~iarrativaqiie educadainente se despide,
iriieiitras Fierro y Cruz sevnri a los toldos, arriando de una estancia uiia
tropilln (es decir, inscribiéndose en una práctica depredatoria que ya los
identifica coii los indios eiiti-e quieiies vaii a refugiar su hurna~iidad).'~
" Cit>da cn Fioiacio Zoriaquin Uecii, Tiempo y utdd de joié Hemánder 1834-
1866, Bueiioi Aircs, Eniccé, 1972.
''"Curiosamenrc, sin embargo, ocurre qilc rsrc ñi-iiciilo ["El camino trasandino"] es
una cbra expresión d e In iilosolia del progreso material, tal como el liberalismo lo enten-
dia cn laépoca, y quc el desarrollo de los posriilador del progreso iiixcriaj arrastraha ne-
ccs~riamentc,encre orrai coiisecuencias, a la rxriiicióti del gauclio." Adolfo Prieta, "La
culminación de la pocrin gauchzsca", en Horacio J. Bccco, Félix \Vcinberg, Rodolfo A
Borello, Adolfo l'~.ieto, 7i.ii).c<ro,la de Inpae,ingai<cheic.r, Rurnos Aires, Pliis Ulrra. 1977.
La otra forma d e aparición de la política es su condición devastado-
ra para la vida de Fierro y los otros gauchos, y la sensación de absolu-
t a ajenidad que sieiiteii éstos respecto de aquélla, cuya manifestación
verbal son las distor.siones Iéxicas que el habla gaiichcsca ejerce sobre
los tecnicismos políticor, produciendo efectos de distanciamiento y co-
iiiicidad: los "candilaros", el "coniiqué", además del mencionado "don
Ganza". el "nieiiistro".
Trabajos
Pero quizá más decisiva sea, a este respecto, la drástica revisión que ha-
ce La vuelta del final de la Ida. La decisión de Fierro de desertar primero y
hacerse matrero después Iiabia culiiiinado, tras el encuentro con Cniz y la
derrota de la paitida, con la determiriacióii deponer fin a sus "pelegriiiacio-
nes" y rumhear con su arnigo Iiacia tierra dc indios. El giro es tan radical y
defiiiitivo que implica romper el pacto del caiito en el propio iiis~runieiito
y dejar la palabra, retomada por la súbita aparición del otro narrador que
asuiiie la responsabilidad del relato.I6 Se trata del exilio, y si bien el fenó-
meno de los perseguidos por la miseria y la política que buscaba11 asilo eri
los toldos era por entonces rnuy extendido, es la primera vez que la litera-
tura lo recrea con tanta contundencia en el moniento mismo del pasaje (el
exilio emblemático habia sido, hasta entonces, el de los que Rojas llamó,
juiito con la parte de su Historia que estudiaba el período, "los proscrip-
tos" del gobierno de Rosas)." Es clarisinia la posición de Fierro: burlar en
10 físico y en lo jurídico el control estatal sobre el flujo de cuerpos y ener-
gías gauclias. Mide distaricias y Iiorizontes de poder: "hasta los indios no
alcanza/ la facultá del Gobierno". Tiene coiiciencia del corte definitivo con
el rnuiido blanco y de la marclia hacia la aventura de lo incierto: ''algún día
hemos de llegar 1 después sabremos adónde".
Son Iiabiliclades liara las iareas rurales (para el caso, s6lo gatiacicras),
desviticuladas p o r coiiipleto clc la idcn de trabajo y 1-etribucióii (la cucs-
iiúii es " n o pxsarlo iiial"). M u y difereiitc del irab,ijo cr~iiipiilsivodel
caiiióii ("la l ~ u c l i aque se tiallaja / siii q u e Ic largueti i i i iin rial!", 1, 420.~
427) y sobre i o d o d e la aciitiid dcl gauclio i-csigiiaclo de la Vr,(cltd,cliic
abaiicloiia la coiidicióii iiiatrera ): reculici-a la inaiiscduiiibre, pai-n pcilii
uii liigar eii el iiiisiiio ordeii iiiiiiodificado d e las cosas coi1 el que liabía
cortado taii drisiicaiiiciite:
Sé dirigir la iiiaiisera
Y taii1bii.n echar i i i i p i ~...
l
Sé correr eii i i i i rodeo..
Trabajai- eii uii corral.. .
M e S@ seiitai- eri uri p6rtigc
L o mesirio q u e e n uii bagiial. (11, '135.144)
más trabajosa. Ver Eleurerin F. Tiscoriiia, La lerzgi<a de Mnrrin fierro, Buenos Airer,
Faciilrad de Filosoiía y Lerrar, Universidad de nuenor Aires, 1930, y el citado trabajo
de Maria B. Foiitmelln de Weinberg.
'' Tanihién en el índice de la edición príncipe de I a vuelta d e Afartirrfierro, cuan-
do se propone, para el caiiio 8, el tirulo "La cautiva reiicre rus rrñbajos".
La problemática del sufrir y el saber, taiito como su cristalización
sentenciosa, adquieren una enorme importancia en la Vuelta, tanto por
la preseiicia cle las series de consejos ladinos u oportunistas de Vizca-
cha y edificantes de Fierro (y el brillo queda, casi siempre, del lado de
los priiiieros), como por la competencia de coiiocimientos y destrezas
retóricas que pone en juego la payada entre Fierro y el Moreno.
Duelo verbal altaiiiente ritualizado y que siempre bordea O alude al
otro duelo, el que compromete los cuerpos, así sea como amenaza la-
tente, la payada tradicional de contrapunto hace un largo camiiio que
deriva, urbanizándose, hacia el negocio del espectáculo y los incdios de
comunicación. Gran conocedor de sus códigos, Hernáiidez produce eii
la ficción una payada deslumbrante y que Iiabrá de retornar sobre el gé-
nero oral, inodelizándolo.
En "El escritor argentino y la tradición", Borges sostieiie que la pa-
yada d e Fierro y el Moreiio ilustra la diferencia -que Hernández ha-
bría querido rcsaltar- entre la poesía gauchesca y "la genuina poesía de
10s D e modo que en el interior de uii poema gauchcsco, con
todos los rasgos de artificio del género, la mimesis de la payada oral pro-
duciría un fragmento iio gaiichesco. U n lector conternporáiieo del Mar-
tin Fierro viene a confirmarlo. En carta a I-lernández, fechada el 12 de
niarzo de 1879, publicada diez días después en E1 Nacional e incorpora-
da en 1883 a la 12" edición de El gaucho Martin Fierro, Miguel Cané ex-
presa una admiración geiiuiiia pero retaceada por el seiialamiento de las
',.iiicorrecioiies" y aspectos que "harían la desesperación de u11rerórico".
N o obstante, las prevenciones cesan cuando se trata de citar sus pasajes
predilectos; esos pasajes pertenecen a la payada, y leídos desde la sensi-
biliclad de Cané (o por nosotros desde su influjo) podrían pertenecer a
liicai-do Gutiérrez, el autor del poema Lázaro, o al inismo Magariños
Ceivaiites, cuyo Celircr había citldo I-leriiández, a i1ianei.a de largo epí-
grafe, coiiio prestigiosa aiitorización de su Ida." Lcída eii Cané, la pa-
yada de Fierro y el Moi-eiio cambia, prácticamente, de géiicro. Ahora,
repensada la observación de Borges desde la situacióii de escritura, per-
íconos y letvas
" ¿ Q u é nie faltara a i i i i si yo supiera leer?"
G0tN~A1.0CORREAS, L70cnbirlnriu
de refrliijer y Jrascsproverbialer
iiia, cii su edicióii del liocriin Uusé l leiciitidcz, ,I.lni-ririi'wr-io. roniciiiñ~li,y niiuinili> l i , , i
Lleuterio F. I'isruriiia, Toi~iu1,'lox~u.tiolas y \,ucaliulario, Iluecios Aircs. Coiii, 112 1).
dcsciee qiic cl hlo~ciioigii<~rxre la lotilia de la jota, y aitihuye la ro~ilcrióiia tina C S I I . i ~
tegin para b u s c a , "cl iiivel de su auditi>iiu";Angel 1-1. A i e v r s (l.,, e/<rl~r>>iin<jti Iiioii,i,i
<ir/ Maiiil~I'icri-i>, La Plata, TJnivcrsidñd Nariiitial ilc La I'latn. 1:aciilt~dJ r 1 l u n i : i i ~
dadcs y Ciciicias dc In Ib;d~ic~ci<iii, 1<)60)ir~ririccii q u e cl hl<>reriolvetriiJc riii;.iii.ii I
sii tudiiociu y e n qiic posic "saber lilii-csco". y al iriiciitai- dcn~ostl-arlowpcipi,ii: la
l p r e s u i i i ~bil~lioteczdel Moreiio coti 1.1 drl prc>pio 1 leriiindcl; cci C I ~ é ~ i c i - o g i r i < i, li > . i~~
Ludiiier nlirciii que el ocpro l>ierdela p.iy.ida "porque s i l cii~csti<i lue uti f i ~ i l yc II,.!
~ U no C co,ivci> lar iaicns dcl camliu'', "no rnbr dcrii1,ir y por lo taiiin iio iiciic ~ i i\ .il .
hcr cipecificii liara Irn p,aucli<,s'' (dcsracadio en el <,iigiiial).Vei iiiis a<lelaiirc, iii,r.i -1
'7 M ~ r i o I - ~ ~ cOz s ~ ~ r ~Ergruru,
~ i o , m~oll~c. C ~ ~ c ~ rcl,euqw<:,
~ ~ ~ l I o f~oeclm
, y ~ 1 1 ~I '~~ L0~ ,u37, ~
Aircs, El A t ~ ~ ~ c1912; c . , recd. Bueiii,s A ~ r c r Niirvn
. Siglo. 1995. 1:)r liar<>. cl irni<>iIc 1.6 , c ,
Osoiiiio, e n sii ~iiieiés~iirmiiiciite<Icscril,rivi>.iniiiesila la diriiiaii\,a iibvia quc I-lr~i~iii.'ii
trnia pero iio qiiiso uiilimr: csciibti; letia l p ~ Ir c L ~CI ,710nilire de la "cie". IIii coti~vrrtr,c i i
sii Vocnl.i</ili-io~ ~rfinrirrorrolln (Uuciios Aires. Krair, 1')4'1).'l'itu Saiib~dct,c i i c i uiir 1 <:
iidilerciicia tcriiii~ioli>~;ica, a ~ ~ ri,o u1% er!ti ,,<{a " i ~ c ó ~ i"critrr
": l., cinjiuñadura y el g.iiil iri
lleva i i i i ; , iiicdia luiia y ~ n j ~orric~iiciiieii~c,
s i i l i a S; d c ahi vieiic rrittiii- cl fnrri~i1,rrriii l c i t.'.
(,)uirá iio sea ociosi, recoi<i;irqilc Sruliidcr ri rl rlusiia<lordc su l,iupii> i ~ o u i l i i l n r t o .
o seiiiialfahetizados, la presencia de la cultura escrita gravita sobre estos
úlriinos sectores de una maiicra niis coiiipleja que coino iiiera oposición:
uii caiiiiiio que hace iiiia "U" podría ser uiia iiidicacióii clara para un ca-
irrero iletrado. En los albores de la independencia, Uanolomé Hidalgo Iia-
bí2 trasuntado sutilmente la admiración por la tecnología de la letra en los
pajsaiios para quieiics todo lo que tuviera que ver con lo escrito aparecía
coiiio un iiiisrcrio insondable. Es llamativo qiic I-lernández Iiaya optado
por esci-ibir"S", y no por nombrar la letra como "ese", tal coino, iiotable-
inente, lo hará niás tarde coi1 la "erre", en la payada. Es que la "erre" está
coiivocada como letra, como tranipa alfabética, mientras que la "S" es "di-
bujada" en el texto conio mera forina. ¡Pero eso misino remite a lo visual
tanto o inás que a lo oral del géiiero! Cierto: sc trata d e la forrna de la lc-
tra, pero qiir se indepeiidiza de ella como grafismo y puede describir el
coinportaiiiieiitn dc otras forinas. En otras palabras, en seiitido genérico,
aunque constituye uiia marca seniiótica, la "S" remite sólo secundariamen-
te a un código escrito: no es la graiía dc un fonema siiio la reproducción
de una siriuosidad; en cambio, la "crre" de la payada responde inequivo-
caiiieiite a un sisteinn codificado que separa de iriaiiera tajante a quieiics
lo poseen de quienes no." Eii iipra al texto que establece para la edicióri
crítico-genética del A4drtí,7 F~errn,y teniendo a la vista el único testiino-
nio aiitógralo del proceso creativo de la Idd, Elida Lois Iiace, respecto del
citado vei-so 1211, este conientario revelador: "Al escribir 'un fncóii con
S' [eri cl inaiiuscrito) JJ-i trata de dibujar una S semejante a la de la guai-da
dc alguiios fac«iies en u n iiitento de inscripcióii icóriica3'.2'
En todo caso, la S de la Ida y la erre de la \ruerelta nos poiien eii pre-
sencia de uiia lohia de Fierro Iiacia el otro, cuando se coi-poriza en uii nc-
gro, hasta el piinio de sacar a rcliicii- el letrado que Iiabía diclio, desde el
priiicipio, qiie no cr.1. Coni~ilemenrai-iai~iente, el paso del ícono a la letra
corno rnl eiriblern.itiza, junto con otros trazos iiiás giuesos y niás finos,
el tfiíiisito probleiiiitico eiitre el rexto de 1872 y el de 1879.
l:'.~perinzcn/.iccióizy sondeo
N o ]xiede d c c i i x que el Moreni, iio Iiaya colaborado cii el teridido
ile la propia ti-aiiipa eii que cae. 13n la pririiera cstrofn con la que se pre-
senta, plena dc asoiinncias, sii gi-ado d c exposicióii es .al~ísi~no:
-
~l.iJ
dci litulo a ti-aves <le la iiitesis iguala<li,i-n dcl iniliiicrci: "los ilus rabius". Siiitoiii.i-
: 121 iiiisina clirrcciiiii. su iiccscilriira rlc la payadn sc iiicga 3 Ilcgar al f i i i ~ l .N u gpio-
~ i c i , eii
ccilc. c i > ~ i iUergcs
o cri "131 l i i i " , por adicióii, sino por s\~sirzcciiiii. La r c c s r i i ~ u r aes i i i i a
tiiicva Icciiiia cicl i-csillraJude In Ipnyarin (lo cusl iingilica recunoccr cl c i i á c r c r ci-íiicri
-cii u i i r e i i ~ i d ocsil-icio-~lc la cscl-iiiir~~>o<rica,
y -una YC' más- 1111 d~s<lihiija~~~icl
dc 1% divisldii rígida dc los gEiierr>s. "Ics dos sabios" ilcja a los caiiturcs crcl ii;iliicii-
ie s u s ~ > c n ~ l i dco~s su cligr cuiicluii eirapolarido 1.1 ii>iñgi.ri
i jiicgri Iici\veisi,, y por e<>
dc la iespucsia dc I:iciru a la ~ p r e g i i i i ~del ñ Moreiio por "Cuálido iuini6 Dius ci tierii-
)>o1 Y pcir qiif lu dividió": la nieda-cteriiirli.
" J o r g e Luir Horgcr, "El icuco", i i w o t - d c Ut<r~zor Aires 119211, Obrar rompleiar,
ni.
de las iiiataiizas q u e Iiacia 1111 iiiuclio riciiipi, 1-lcriiiiidc~Iiabía ilciiuii~
cindo vigoi-osamciite a trasts d e la prcii.s;i.
Siii eiiibargo, leída desde uiia sextiiia "casual" (es decir, iiniia pro\,¡-
deiicial) del caiito I I i d e la I d a , atluclla justificacióii se desiiioroiia y re-
vela su iiaturaleza idculógica i-aciuiializadora. Alli, eii iiiedio ilcl relato
de las del caritóii al q u e coiiipulsivaiiieiiic Iiaii sido "arria-
dos" cuino efecto dc la leva Lor7osa Fierro y otros gauclios, se ejeiiipli-
fica la resisteiicin d e lus iiidios (al clolor, al castigo, a la iii~icrie)roii la
geiieralii-acióri de ti11caso:
" Vcr, rii csle u<iluiiieii, Pahlo Atisulnliclicrc. "Hscasiibi y ei iiiñl aigeriririo".
%S). 1.2 disolucióii Iiistoricista dc la tipologia gauclia sarmieiitina n o
\,nlc ahora para los indios. Una larga serie de atributos srniejaiites i i i -
cluyeii el dcl recelo liacia el blaiico: "L.0 que le falta en saber / Lo suple
coii desconfianza" (11, 383-384); "Porque cl pampa es descolifiao /
Sieiiipre de todo cristiano" (11, 1011-1012).
Pero la probleiiiática de la frontera, enmarañadaniente tejida a lo
largo de los siglos a partir de la conquista, la colonización, la resisteri-
cia, la guerra, los pactos, las alianzas e incluso el coinercio, es la que ha
ido definiendo las actitudes de ambos lados, y sobre todo esa zona cul-
tural periiieable y niixta, mestiza y chúcara, que tan bien reconstruye
Mansilla eii Una excursión n los indios ranqr~eler.La desconfianza cons-
titutiva del indio no resistc, pues, el inenor análisis. Eiitonccs, cuando
el poeina dcbe jugar toda su eficacia a las cartas del ciili-eiitaiiiiento de
vida o iiiuei-te; cuando su trama (aun coiiio parte de las necesidades
ideológicas d e la racionalización) debe dejar que el duelo hable su len-
guaje de sangre, pone poéticamente las cosas en su lugai; y virtudes y
defectos se despliegan en el vivísimo cuadro de un enfrelitamierito sin-
gular y de u11 drama liistórico:
' El texto de 1-lerriátidci. iiadii siigicie s u b r e irii pnsilile eitcuei~ii-osealial oiii-c I'i,:~
rl-a y la Cñuiiva, sin cludñ p o r falta de iiiicrGs p a n rus prup6riios. U i i ñ iiiincia d e iz-
n u r ñ i el estatutu d c la ficción es crear rsa posibilidad riiccliaiite cuiijeruras ajciiar a l ic:<
[o, u refutarlas. Lugoiics -cn i'l payado,- lia lieclia las dur cosas: lia suplirsto la
purihilidad (pues 17icirn estaba "aflijidn 1'0' U" c d l l ~ a t oclc cirtcu ailos" y I ñ tiitilcl- I i i
hrin acepiadu "por pasividad gaiiilia y por graiiiiid") y In lia refiiraclo: ''pct.o In g c i i - ~
roridad del lpaladiii ignora csias cniiil>licacio~ics pasiuriales". Rojas, sigiiiciiJu el i i i i i i i i t i
procediniieiiio. se resisic a porier las iiiaiios en CI fuego: "Si i ñ l cosa ocurri6. I lerii.i,i
d e l no tios lo dicr"iior consi<lcrni-lou i i i inforniociói~eri>ui-iñen el poeiiia o por rio'li-
foiiiiar '"la geiierusn figiiia d e su Iiéiue". Tacnbién p ~ d i i adecirsc ( I U C el U ~ S P L ~ VoU~ l i o
que h.lñriine7. I!sii-a<la sieiiie pui Cruz (<ic quicti afirniñ qiir iio rúlv lia rraiciciii~ilL.i
Fici-ri, sino 21 prupiuJusé FIcriiirider, y ZI casi iniiiica dcj.1 dc diiigir rrrici>l-ims i i i ~
V C C I I Y ~ I ) es o r i n i1;ipiniirc i i i u c r ~ l - ñd e c i i "ilusr<ji, d e rcnl;da<i",
d o de leer puede parecer iiigciiuo pero sin duda produce sus efectos. El
recurso al Narrador-Autor tiene oira derivación que interesa destacar
aquí. I~iaciarl final cie la La vuelta de Il4artítz Fierro, esta iigiira asunie
I~leiiaiiient.ela autoría de la "reiacióii" ("Perinítaniiie descansar / Pues
he trabajado tanto") e iiidica -si bien aiiibigiiamente porque cabe la
posibilidad de eiitenderla cornc iina iiietáfora- que tal relacióii está,
estará, cotitenida en uii libro.' Así, el pociiia que el Autor construye con
su trabajo adquiere la fortiia de iin libro.
' A esta altura el Narrador se seíiala como u n gaucho q u e rufrr lar derdicliasde sus
"hermanos", y a1 inisnio tiempo conia alguien que acaba de anotar esas disdicliar en
u n libro, después de u n largo rrabajo ("iPues Iie trabajado tanro!"),se supone, de er-
~xiror.Erra amhigüedñd, esle vaivén entre la aproximación y el distancianiienro sería la
úliima consecueiicia dcl desorden eri la eimicrura nari-a~ivaque, según la observación
rle Marriricz Esrrada, se inicia al íinal d e la Ida.
"original que los tiene". I'cro en el siguieiite párrafo, siii salirse de esa
"coiiversación" y sin advertir que está propoiiieiido a sus "lectores" al
inenos iin clrsvío, 1 ieriiáiidez afiade quc el libro está escrito de ese ino-
d o porque su fiii es brindar uiia amcna eiisefiaiiza a esa población "ca-
si priinitiva" que es precisamente el teiiia de la "coiiversación con los
lectores". Y ya aderitrado en la paradoja aiiadirá que el libro tiene co-
ino destinatarios "a millares de personas quc janiás han leído".'
Muclio se puede especular acerca del itinerario de esta conversación
que deriva eii coiisideracioiies inoralizantes y declaraciones de fe en el
progi-eso. Martínez Estrada pensó que la modestia de Hernández era
fingida, dado que el poema es una velieineiiic afirmación de sus propios
valores; pero no es seguro que lo creyera pues se dedicó largaineiitc a
refutar al autor del Martin Fierro para defenderlo de sus propios jui-
cios. Antes de esa rcfutacióii, y por el mistiio motivo, Lugones lo había
calificado de "infeliz". Lo cierto es que Hernáiidez, si bien está seguro
del valor inoral de su obra, iio lo está taiito de su valor estético. Y si
bicii, situado en cl interior del poema, está más interesado en la jiisticia
social, coino autor de un libro -y de un libro excepcional e iuespera-
damente cxitoso- muestra que su preocupación, su debilidad, es el te-
tnor a iio ser aceptado eiitre los hotiibres de letras. D e ahí que, desdc
esta insegura posición, le parezca niás importante el juicio de los lecto-
res cultos.
(Le interesaría la aprol>aciónde esos liombres porque uti juicio es-
tético favorable le aseguraría a su vez una iiiayor eficacia a su propues-
ta política? Si para deiiuiiciar la desastrosa vida del paisano Hernáiidez
decidió escribir un libro, uiia vcz apareciclo éste, y verosín~iliiieiitesin
rcnuiiciar a sus idcales cívicos, siii duda también fue sensible a la "íriti-
ma satislacción [que] derrama en el espíritu de quien ve su pensamien-
to en forma de libro, el ver ese inisino libt-o liojcado por liombres de le-
tras, honrado con su aprobación y prestigiado por su aplauso" (Prólogo
a la octava edición, de 1874).
Ilernándcz se refirió a dos clases de lectores que rnuy pronto deri-
varon en dos modos de lectura, una miinética y otra crítica, ejercitadas
y combinadas de diferentes maneras. La lectura mimética era básica-
mente la escucha de una voz eii cuyas inflexiones el honibre de la cam-
paña no sólo reconocería (recoiistruiría) sus penurias sino las iriflexio-
ries de su carácter, las toiialidadcs de sus afectos, sus variadas maneras
'La paradoja cr relativa. C o n s i l que el ser analfabeto iio fue obsiáculo para cono-
cer los versos del Mnrrin f i e r o pues frccucntemenre sr traiirmiticrnn en recitacioiies
públicas o lecruras hechas en vol. alta, siguiendo i ~ i i ñpráctica habitual en las comuiii-
dades iletrzdas o sei~iilsrra~las.
d e pensar y d e eiifreriiar el destino. Si el libro era "uiia coiititi~iidadna-
tural d e la existeiicia", s u Icctiirn, actuada, sería uiia coiitiriuida<! natii-
i-al del libro. l'or su parte, la lectura criticfi cra la evaluación d c uiia es-
c i - i ~ u r aq u c se asocia!>a c o n otras p o r seiiiejaiiza o dilet-eiicia y qiic,
validada 110' sus aciertos o disiniiiuida p o r stis torpezas, cvaliiaba a su
vez el estado del país a través d e una paribola.
ticriiátidez lial>íaobservado eii el gaucliu "cierto iinpulso iiioral, nl-
g o d c iiiéirico, d e ríriiiico q u c doiiiiiia e n su (11-gaiiizacióii",coii lo cual
relacioiiaba la prosodia -e! 1-itirio, las disti-ihiicioiies d c la caiiti~latlsi-
libica- iio s6lu coi1 la coiicliicta siiio coii la u r g a i i i z a c i ó ~eiitcrn
~ d e las
actitudes viialcs. La lcctiira iiiiiiiéticn es la q u c i-ecupera d e iiiiiiediato
uii toiio d e ~ ( 1 7cierta, enci-gía y ciertas particttlaridacles eir la diccióii
q u e se asociaii con un roiio tiierital, coi1 i i i i car.ictei; uii inodo d e ser y
d e estar situado cii el n l ~ ~ t i dTal o . eiitoriaiii6n rccorrc u n registro varia-
d o q u e va d c la explosiva iiitcrjección a la deiiiorada seiiteiicia y eii ese
recorrido sugiere u n coiijtiiito divcrso ]pero tarnliiéii orgáiiico d e iiiaiic-
iras d e eiilreiitarsc al destino: la astucia, el desafío, la suficiencia, la cxal-
tacióii, el lainciito." Podría decirse q u e la Icctura iiiiinCtica rccoiis~ruye
tina actitud crítica -de crítica social- porqiie la v o z q u e recoge cs una
voz q u e deiiiiiicia. Eii i-calidad, eiitre la lectui-a iiiiiiiética y la crítica liny
coiiiiiiuos deslizaiiiicntos o vaiveiics.
Jorge Luis Uurges afiriiió q u c "BartolomC 1-Iidalgo dcsciibre la cn-
ioiincióii del gaucho" y q u e Cse fue su gran iiiérito. Si aceptaiiios este
jtiicio ieiidríaiiios q u c decir q u e el poeiiia d e lieriiáiidez c.oiril>lct<jy
perpetuó esa entoiiacióii, o sea q u e coiisti-iiyó la iiiiageii d e uii Iiabla a
!a q u e la lectura crítica, cierra lectura crítica que corroboró y exteiidió la
Icctiii-a iiiiiiiética, coiisagi-al-ía conio un Iiabla fuiiclaiite. Asi, el Iiabla s a u -
cliesca, coiistruida coiiio uii coiijuiito d e particularidades, iio fuc reco-
gida conio t i i i hábiio Iucal o regional siiio conio uii Iieclio oi-igiiiario.
F,xisteii eii la Argcntiii.1, coiiio cii ciialqiiici- país, Iiablas jergales y re-
gioiiales. algurias dc las cuales alcaii7ai-oii uii l>articu!ai- cai-icter u prcs-
iigio, pero lo q u e se puede dciioiiiiiiai.el "liahla gauclicsca" tieiic uii es-
t a t u t o especial d c l ~ i d o ,poi- l o ineiios eii algún aspecto decisivo, a la
circulacióii clel Marií>z Fierro. 1.a energía d c los versos d e I-leriiiiidcr,
siiiiiadn :i la energía d e sus paiiegiristas y al iiioiiierito histói.icu cn qtie
al>xrcicroii, dcteriiiiii<i q u e eii el pa~riiiioiiiocultural d e !os argeiitiiios
se iiicoi-porara ~ i i m i o d o d e actual- el Iiabla y d e asociarla a tiiia forma
Maria Teresa Graniuglio y Beatriz Sñrlo, "José H ~ r r i i i i d r z " ,rn Surann Zniicrri
(directora), Hirtorin de ia lireratura Argcniinn, 2. D c l rornrititicirmo rii nniwrnliimo,
Buenos Aires, Ceiirro Editor de América 1-arina. 1<)80-1986.
Ricardo Rojas, ííkroria de la lircrnrura nrgentina. Lor gauchercor, Buciior Airer,
El Atetiro, 1924.
cia? Ilorges observa que esos diidosos elogios obcdecen a que el Mar.
tíri I'icrro es iiiia obra rcalista y quc obras de esta indolc "pareceii evi-
dciites y fáciles, sobre todo cuando cstáii bien ejccutadas".'Siii iiegar
lo ilurninadoi d e este coiiientario, Iiabría quc Ilaiuar la ateiicióii sobrc
la inspiración 1-oiiiátitica de tales elogios, iiispiracióii para la cual cxis-
ten, como liabía dicho 13écqiier alguiios años aiites, iiiia pocsía que cs
"liija dc la iiictlitacióii y del arte" y oti-a "natural, breve, seca, que l ~ r o -
t.1 del alma coiiio uiia ciiispa c l é ~ t r i c a " esta
; ~ últiiiia, voz esporitáiiea del
genio colectivo, seria precisaiiicnte la poesía popular, y sus rcpreseiitaii-
tcs iiiás prístinos, cl iiiito y la epopeya. Para inuclios, el h4artitz Fierro
periencció a cste Iiiiajc.
Eii su gran obra h4uerfe y ~ransfiguraciórzdc Mnrlirt Fierro, Ezequiel
Martiiiez Etratia Iiace sii propio recuento de las lecturas del pociiia de
Hei-iiáiide7.. Según él, "La crítica Iieclia al poeina es casi toda ella aiiic-
rior a la publicacióii de la V ~ ~ e l t aN" .o podríamos saber, por lo taiito,
q u i juicio iiiei-eció esta segurida parte porque Iiacia la época cii que ap;i-
i-ece cl país se "reorganiza" (las coinillas soti de M.E.) y ya no i-esiilta "de
buen giisto aludir a los dcsói-denes y ati-oyellos del goberiiaiire, del jefe
iriilitar, del juez".' El pocma habría sido relegado de tal iiiodo quc, ase-
giii-a, "En 1880 c1 Mavtín Ficuro es tina obra arqueológica"; y todavía
inás adclaiitc agrega: "De 1880 a 1910 el pocnia sufre uii eclipse total".
1.eyciido el faiiioso artículo que Uiianiuiio le dedica al Mavtir2 F i o ~ oeii
1 S94 (en el qiie se siente obligado a "confesar que los desniesui-ados en-
coinios que diriseii a la obra los apologistas que a su cabc7.a la recomicn-
dan, más bicn iiic prcdispusieroii eii coiicra que cii favor de ella"),'o le-
yendo la irespuesta de Martiniano Lcguizaiiióii a la encuesta 01-gaiiizada
eii 1913 por la revisa Nosotros (cn la que Iiabla de los largos aiios que
vciiía dcdicaiiclo al estutlio de lo gaticiicsco y eii especial al Martirz Fie-
rz-o, pociiia al cual, niuclio aiites que Lugoncs, había declarado "cl pri-
iiicr y iínico poeiiia iiacioiial surgido cii nuesti-a tierra.")," lcyciido la
detetiida 1.efiitacióii quc hace Angcl Battistessa dc esa "coiiveiición casi
''
Leopolrlu L u g o n e r , Elpnyndor y Anr«/opin d e poeiín yprorri, Caracas, Ull>lii,~
iecñ Ayaciiclio, 1979.
cisainente por el seiiorio dc sus raíces- las bases para iin "fiituro idio-
i i i n di: los argeiitinosn. Los Iii~~ianohablaiires
de Aiiiérica, liberndos d e
la tiranía del canon, explica Lugoncs, Iiabían practicado una especie de
seleccióii natural del idioma que lo despojó de la "artificii,sa siipercs-
triictura huiiiaiiisra". En un proceso paralelo al de la selección y adap-
taci6ri de arreos provenientes del iiúcleo ai-ábigo-andaluz, el idioma se
Iiabía rcvitalizado por la utilización de expresiones antiguas sumadas a
otras de varia procedencia. El vigoi-oso resultado de ese proceso sería
la base del idioma utili7ado en el poema. Es del todo probable que los
acadéiiiicos que hablaron con esc eiitusiasmo del léxico del Martí11 Fie-
rro n o tuvieran la ineiior inteiicióii de que los argentinos lo hicieran su-
y o realmente. ¿O es quc acaso se puede iiriaginar a Lugones diciendo,
o acoiiscjaiido decii; "naides por nadie, resertor poi- desertor, m e r m o
por mismo u otros barbarismos seiiiejantes cuya eiiinienda le está reser-
vada a In esciiela", según declara el propio Hernándcz?
En todo caso uiia defensa mucho iiiá~Iioiiesta de la sensibilidad idio-
iiiática y del trabajo léxico realizado por el autor del Mnrtín Fieno es la
ejercida por Cal-los Alberto Leuinaiiri quien, con su coiiociiiiieiiro pre-
ciso del tral~ajoemprendido por Hernández, alabó su "herinosa liber-
tad verl>alny aseguró que éstc "eiiipleó muchos iriodos de decir y voca-
blos que ii,~die,hasta la aparicióii del Martí??Fierro, había oído iiiinca y
quc él ii~isino,en coiisecueiicia, sólo llegó a coiiocci- en el insiaiite de
crearlos. l'ero los iba crcaiido con tal radical sentido ga~iclio,que hoy
generalmente se los supone de viejo uso coinún cii la campaña"." Así,
según el juicio de Leuniaiiri, Hcriiáiidez trabajó su leiigua poética con
profunda i~ituiciónidioináiica y calculada inteiicióii creadora.
260
Consritución y a los volúnienes de ciei1cia".~~4iguel de Uiiaiiiuno ci-
ta este último juicio cntl-e las desatinadas desmesuras que postergaron
su lecnira del poema, así como la costuiiibre de compararlo con la Di-
vina Comedia, el Quijote o el Fausto, ejercitada por aquellos que ase-
guraban que, coiiio Italia, España o Alemania, la Argeiitina tenía -en
el Martín Fierro- su poema nacional. La autoridad de Unaiiiui~ono
bastó siii einbai-go para disininuir este tipo de elogios. Martínez Estrn-
da cita una cal-ta de Nicolás Avellaneda a Florericio Madero en la que
le refiere que Hernández había estudiado, como Cervantes, la sabidu-
ría de todos los pueblos y que tales refranes provenían en verdad del
Corán o el Aii~iguoTestamento, tanto como de Confucio o de Epicte-
to. En esa inisnia línea, Francisco Compaiiys da cuenta de ese saber y
esa cultura con las siguientes expresiones: "Hertiáiidez es una resultan-
te de la cultura niundial, dc la verdadera, hay en él niuclio leído y pen-
sado, si veiiios bien en el poeiiia se encuentran los salinistas hebreo^".'^
Angel h e v e s , a su vez, destaca, con ániiiio iritertextualista, que varios
pasajes de ascendencia hoinérica pueden señalai.se en el poema" y pro-
cede a ponerlos en evidencia: corrcspondciicias con la I l k d a y sit~iacio-
iies especialmente heroicas.'"
En el orro extreiiio, Lugoties opinó que la tendencia pareiiiiológica
del poema era su "defecto capital". Rorges celebró el juicio de Lugories
y recordó que éste se había reierido a las nioralizaciones de Hernández
coino a "esas lástiinas" mientras él por sil parte, pensando en el desa-
cierto de incorporarlas a la narración, las describió coino "dicharachos
hereditarios qiie estorban su decurso"." I'ero Martiiiez Esti-ada, quien
estudió rniiiuciosainerite la manera en que Hcrnáridez trabajó para
construir sus sextiiias, y quien juzgó que en la potencia expresiva de ca-
da estrofa se cimciitaba cl valor de todo el poema, se forinó orro juicio,
iiiás complejo y ecuániiiie. Para Martínrz Estrada "La forma sentencio-
sa de hablar de todos los personajes del Poenia cumple plurales fines:
denota la índole del locutor, da a su mentalidad un roiio arcaico y po-
pular 1. ..],permite la perífrasis y el lenguaje figurado con que llegainos
" En ociubre dc 1881 Pablo Suhiera publicó, eri el diario Lni Provrricini, cinco ar-
ticulos dedicados al Marrin Fieno. Lxs fiases ciradar corrcspoiiden, respec~ivame~iir, a
10s artícuior cuarto y priinrro. Ver "Juicios críticos sobre Mari& I:irrroX, en José Her-
náridez, Marrin Fierro, Edición critica, Coordinadores Élida I.ois y hngcl Núñez, Pa-
rir-Madrid. Archivos, 2001.
'' Francisco Compaiiys, Ln fe dr Marlin Fierro, Buenos Aires,'l'heoriñ, 1965.
'""gel Azevcr, La elnborno'6n litera& de Mirrin I:icrro, La Piara, Facultad dc
Hunianidades y Ciencias de la Educación (UNLI'), 1965.
"Jorge Luis Borges, "La poesía gñuchcsca", Dircxrión, Obras ronipletar, 1 , Ror-
iios Aires, Emrré, 1989.
iiiás a 10 Iioiido dc las iiiteiiciones y acaso del sentido de la vida...". Así,
iriieiitras pancgiristas y detractores ven eri el refráii siilaniente sil coii-
teiiido d e sabiduría o iliseinsatez, es dccir, solamente su valor scinánti-
co (y coinparteii cse iiiisino prejtiicio cii relación con la Biblia o ci Qui-
jote), A?artíiiez Estrada ve la iuiición estilística que cllos cunipleii eii la
coiistruccióii del Iiabla. Edgar Allan I'oc Iiabía advertido qiie eii los re-
fraiieros solía encontrarse coi1 la misnia frecuencia la agudcza y cidcb-
propósito, asi conio rcfraiics quc afirmahaii algo de iriaiiera absoluta y
otros que, con idéiitica coiiviccióii, afiriiiabaii lo coritrario. I'ero eii el
Marti??Fierro iio se trata tanto clc juzgar el coritciiido del diclio cuanto
su fuiición consuuctiva. Lugones pensi, que teriiiiiiar la descripción de
uii baile coi1 cl coiiieiitario: "Nurica faltan cricoiitroiies / Cuaiido uii
pobre se divierte" era cacr de nuevo eii las "redundaiicias iiripertiiien-
tes" que lastiinari al poema. Y cs claro que ese coiiieiitario pucdc pai-e-
cer iiitrasceiidente. Pero coiisiderada la organizacióii iiiiisical de la cs-
troia ("Era la casa dcl Oailc, / u n raiiclio de niala riiueric; / y se cnllciió
dc tal sucrtc / quc aiidábanios a eiiipujoiies. / Nunca ialtari cncoiitro-
nes / cuando un pobre se divierte"), diclio rciiiatc que obliga a bajar la
~ o yza deiiiorai-la produce la ilusióii dc quc la palabra es una morada
del pensamiento y quc cn su profundidad el Iioiiibre corioce la diiiicri-
sióii dc las cosas. I'or obra de frases coiiio ésas, lo pariicular y contiii-
geiite se vuelve iiecesai-io y uiiivei-sal.18
Borgcs inducía la subestimacióii de estos inoinent(>sdcbido a su co-
nocida reiiueiicia a la desniestira tanto coiiio a la iiigciiuidad. Pero eii-
tre cl crédulo entusiasmo dc Subicta o el eiitusiasiiio acaso l~edantcsco
dc Avcllaiieda y la suspicacia dc Rorgcs, quizás en este caso rcsultc más
aieccionadoi; para estudiai- la vida de los textos, dcdicai-se a peiisnr en
la actitud de los yriiiieros. Si se coinpara al gaucho Martiii Fierro con
los personajes del A ~ ~ t i g uTestamerito
o -para citar iiiia obra clc iiiáxi
ino prestigio ejeiriplarizador- veríainos quc aquí.1 tio coiiiete aclos iiiás
rcprobables que éstos. Al contrario: cl iratricidio dc Caíii y los que vic-
iien dcspuCs, cl ciigaiio urdido p o r Rebcca para que su iriaridi) Isaac,
cicgo y iiioribuiido, coiiluiidiera a Jacob coi1 Esaú y entregara a aquél
la priiiiogeiiitura, las saiigrieritas visilas dcl "áiigel exteriniiiadoi-", la
violacióii lieclia por Aiiiii6ii a su heriiiaiia Tliaiiirnar, la veiigaiiza de
' 6 Pcio liay rodavia dos aigurnciitor i i i i i para upuiiri al juicio de Lugoiies: el pri-
nicio cr q u e aquel bailr i u r u u n irigico dereiilacc, lo ciial Iiace de ese coiiiciiurio de
1;icii-a u n a fuiieita pici~ioiiiciói,.y el segrtiiiio es que, eri la niciiioria de los argeiiiiiiur,
los cuñiro pririierus versos d c la ciriofa sc borraron rliie~iii-asqiie los dos iliiiiius, c a r -
giido dc valor siiriiiólico, qucdaiori dislio~\iblcspara Ixindar coriri\rlo a guirii ve iiirc-
rrunllii<iaS U v c ~ l i , ~ r n .
Absalbii y el posterior eiifreiitainieiiio de éste contra su paclrc David,
los crueles despojos, las bárbaras ti-aiciones y las birbaras revanchas po-
drían servir para conipoiicr uii listado d e atrocidades q u e Iial~ríaiies-
caiiclnlizado al pcrsoiiajc coiicebido p o r lieriiiridez. Pero si estaiiios
persuadidos d e q u e allí sólo acoiitcccii escenas cdilicaiites es porcluc
aquella obra seculariiieiite se benefició de una l a l ~ o rexcgéticn a la qiir
riuiica le faltaroii sus Subieras y sus A\:cllaiiedas.
l:'l género
Pero lo q u e iiiis gasio d e la iiiteligeiicia o del iiigeiiio arguiiicniati-
vo deiiiaiidó p o r partc d c la crítica fue la dctcriiiinacióii del género del
IIocma. Detei-niiiiar el género supoiiía lidiai- p o r lo iiieiios coi1 tres Inc-
tores adversos: a) la noción d c gtiicro Iia siclo siciiipre probleiiiitica y
se le pucdc llaiiiai- géiicro taiiro a una coiifigiiración ciiscursiva coiiio ;i
uii conjiiiito de olii-as eiiiparciitadas por ti110 o varios rasgos; 11) c a ciinl
fuere el alcalice d e esa iiocióii, ilo hay pricticaineiite obra q u e presentc
una sola clase d c rasgos, y el A4artirr Fit:ierl-o,taiiio Ioriiial coiiio teiiiiti-
camentc, alcaiiía un gi-ado tal d e iiiovilidad que su texto puede ser aso-
ciado a divei-sas coiifigiiracioiies; c) sobre todo e n sus coiiiiciizos, la dis-
cusión sobre cl gCiiero del íl.larti~zl i e r ~ oiuás , qiic literaria, tiivo u r i a
inteiicióii política: alegar coii q u é libros poclía sei- as«cia<io-desde lo-
cales coiiio los dc tciria gaucliesco liasia uiiiversalcs coiiio la Ilíaiia, 1.1
LIi?iin,i Cor~icdin,o iiicluso la Biblia- cra alcgar la iiauii-nle7:i d e lo
valoi-cs, actualcs y sobre t o d o poiciicialcs, dcl iiuevo pais q u e lo 1iabí.i
producido.
El propio Hernfiiidez vinculó su obra coi1 las d e teiiia gaucliesco pc
r o quiso dcjai- tcstiiiioiiio d e la scricdad y trasccridciicia que buscó pa
ira ella: "Me Iie esforzado, siii presuiiiir Iiahcrlo coiiseguido, cii prcscii
lar uii tipo q u e persuiiificara el carácter de iiuestros gariclios", le dice .i
Migucns, y eiiscguida agrcga que su iiitcncióii riu fuc eiicoritrar i i i i iiio
tivo d e divertiiiieiito -coiiio el t'o.~isio- sitio iiiostrar la i-iqucza d e es,:
tipo Iiuriiaiio en vías d e desal>aricibii, "tan erróiieaiiieiiie ju7.gado iiiu
chas vcccs". Las alusiriiiies a la desapai-icióii dcl gauclio iiiuestraii Iiast,i
q u é puiito este tipo iiigrcsó eri el iiiiagiiiario social. 1-Icriiáiidez asegu
1-a q u e cstá cii vías d c d c ~ n ~ a r i c i b iLugones
i; diti, ~ i i i o saños d c p u i .
que ya liabia desparecido desde Iiacía tieiiipo; Kojas piciisa iiiás bien co-
iiio Iiei-iiáiidcí. Borges, p o r su parte, liarccc supoiier q u e ya iio 1iabi.i
gaticlios pero iiiás d e una vez aseguia liaber Iiablado coi1 geiitc c u y o \
h i l i t o s lingüísticos, iiiciiiales y ciiiocioiiales ei-aii raii sciiiejaiires que Ir
sirvieroii para teiier la intiiicióri exacta d e lo que era un gauclio. Siii ale
jarsc dciiiasiado d c csic uiiivcrso, Juan Alforiso Carrizo cita Liria y 0ir.i
vez uiia ieclia -1 890- que Iial~ríaiiinrcado iin cniiibio fuiidaiiieiital en
rcidn cl yaís y exlilica que si se dedica de. ririanera tan iebril a elaborar sus
caiicioiicrns es porque a partir <leese año fatídico todas las tradicioiies
Iiabíaii coiiieiizado a dc~aparecer.'~
Extinguida o no, la ohra que se propuso exaltar "este tipo huina-
iio", a poco de coiiieiizar sil circulación, y freiite a la asombrosa res-
llegó n priwocar tal ciitusiasnio que la crítica n o
p ~ i c s t : a q ~eeiici~iitró,
~e
tardó en dcclarar al Mnrrín Fierro el libro nacional de los argentinos con
lo ctial, por uii electo metoníiiiico, el gaiiclio pasaría a ser visto como
"el prototipo huiiiaiio de la iiacioiialidad" (Rojas). Auiiquc exitoso,
aunque i i ~ a ~ o r i t a r ieste
o , eiiiusiasiiio de In critica no dejó a su vez de ser
inotivo de crítica. Si leemos las respuestas a ia entrevista de Nosotros
podreiiios advet-tir que el disenso no tuvo coino animadores a "acadé-
iiiicos" tan aislados ni raii tíniidos corno pretendía Rojas. Pero el con-
senso tuvo uri importante respaldo en el "iriito gaucho" que fue para
Cni-los Astrada algo así coiiio, a través de la figura cle Martíii 12ierr», el
~uiid:iinentode u n "ser nacional" fuerteincnte posible, al alcance de uiia
decisión entre poética y oiitológica: Martíii Fiel-ro, por su gesta y sus
rasgos, podría llegar a ser el iiiodelo de una coiistrucción huinaiia y so-
cial, nacional, que n o le debería nada a nada que viniera del exterior.20
Celebrado -no sólo por Astrada- como el libro nacional de los
argeiitirios y dotado de virtiides -estéticas pero sobre todo inorales-
tan eminentes, era casi obligado que el poenia fuera más tarde o iniás
teiiiprano clasificado eii el género épico. Ya Unaniuno, reivindicando
1n I-aiz hispánica del poema, había declarado qiie "Mnrtitl Fierro es la
epopeya de los coinpañeros de Almagro y dePizai-ron y, refiriéndose a
su origen populai; lo había asociado con "riucstro viejo Poema del Cid".
En 1902 EI-nestoQuesada repetía qiie el Marti~zFierro es "la verdade-
ra epopeya de la raza gaticlia", tal como seguirían haciéiidolo otros. Así,
siii clcjai-de asociarse al ciclo de la gaucliesca -o precisainerite por corn-
partir ese suelo a pesar de sus vigorosas difereiicias- el poenia de Her-
nández pronto alcanzó aquella categoría que, si11vacilación y sin críti-
ca, se supoiie reservada para las obras más eminentes eii la historia de
las letras. Este proceso fue sin duda alentado por la pasión que países
cui-opeos coiiio Francia y España estaban enipeííaiido en la restauración
de su Iitei-atiira épica. En cierto iiiodo, y si11 tratar dc jugar a los aiiacro-
nisriios, podría decirse que el Mnrtíti Fierro es coiiteiriporáneo del Can-
" La chonron dc Roland es editada por primera vcz eii Parir en 1837 por 1;rancis-
qrie Michel. A cs.?cdicibn sigiieii otras reconstmccioncs dc crecieiitr fidelidad. La m i s
célcbrc, Iñ de Joscpli Dédier, aparece, coiiieiirada, en 1922. En cuanro ñl Cn>;tarde Mio
Cid, como rodor los cintarcr fniiceses y españoles, despuCs de sucesivas rcclaboiacio-
nes hecllas a lo largo del siglo s i t i , coii~ieiizasu dcclinñción. Hacia fines del siglo xiu
aparece u n poeini conocido corno Lrii moredndeide Rodrigo, cuyo Lcrnn, de persisreii-
re pos~rridad,son 10s confliciivo~amores dc Rodrigo y Xirneiia, tema por coiiiplcio
ajcno al Canlar. De ese porinx y de los restos de 1 vieja epopeya se forinar;, n partir
del siglo riguieiire, el llornancero del Cid o ciclo de romances dedicados a la figura d e
este héroe. Todas lar obras q u e retoniari esta figura eri la litcrarura española ranro ca-
rno en la francerñ (rccuirdese L e Cid de Corneille) derivan de las Mocedades o del Ro-
mnncera. La res~auracióndel aritiguo Cnnrar coniiciiza hacia 1% scgiilidi mitad del si-
gla xviii. Eli 1779, y a p r t i r del único iiianuscrito original (tardío y deteriorado),
l'oi>iás Antonio Sinchez iiacc Iñ priniera edicihii dc la epopeya. La restauración com-
plen del Caniar s e r i rcsulrado de la iiigente y celibndisima iiivestigación de Ramón
Menéndez Pidñl quien entre 1908 y 191 1 hace una edición defiiiitiva del Texro, acom-
pañado de la Grairiática y el Vocabulario del Canrar Ari, pucs, inirntras los argcnti-
nos se entregan al entusiñstno por el Marri>i &no, los franceses y los eipañoler liaceli
lo propio con lo q u e a partir de eritoriccs -no aiires- scriaii siir poenias ~iacioiialrs.
2' Tal vez convenga recordar qiie el colicepro ric ~ u e b l o (demos) e n r e los griegos
rio fue el rnisnio que re elaboró en la Edad Media crirtinnñ O>opi<lur).Si u n tériiiirio se
circuiiscribia a los ciudadaiios lihrer. el otro aharcai-iñ a toda 1ñ publacibn rri su conjuii-
to pero cspecilicñmente a los drrhcredados, aquellos a quienes el Evñiigelio hnl>ia re-
ñnlado corno favoriros del Señor.
ponía iio Iiai~eroído, iio haber querido oír, la voz de este vardii sicm-
pi-e afligido y tampoco la voz del iiari-adoi-(le stis aiidaiizas. Martíti Fie:
rro, lejos de iiiosti-arse coirio un héroe, lo que quería era más bicn jus-
tificar sus debilidades y sus excesos mientras cl iiai-radoi; coiiipasivo,
n o dcja d e sugerir que eii la conducta d e :se, coiiio eii la d e los otros
pei-soiiajes cuya histoi-ia Iia seguiclo, hay un as]>eccosombrío: "l'cro es
la verdá dcsiiuda, / Sieiiipre suele suceder: 1 Aquel que su noiiibrc iuu-
<la1 Tieiie culj~asque cscniidcr".
Sin la velieiiieiicia de Lugoiies, iiiás entregado a los riesgos de la dia-
léctica, Ilaman<io la atención sobre las variadas mancras eii que a lo lar-
go de la historia ha sitlo definido el género épico, y taiiibitii sohi-e la
irreductible particularidacl del Martin Fierro, vacilante, Ricardo Rojas
n o deja de seguir la liiiea trazada por Elpayndor t,iiito eii la dcfensa del
carácter épico del poeina cuanto en su ascendencia IiomCrica: "la poe-
sía bárdica de los arios aiiiericaiios Iia dado, ya en su floi-, uuii:~epopeya:
cl Mnrrin fierro". Igualiiieiite, supoiie qiie es un d e t ~ e rafiriiiar al mis-
iiio iiempo que el Martin Fierro proviene d e una tradicidn "quc abar-
ca u n período de treiiita siglos" y que es "una voz elerneiital dc la na-
turaleza". Más que ilustrarnos sobre la coinposicibn dcl poeiiia,
aiirinacioiies cotiio éstas nos ilustran sobre el cliiiia irierital cii quc cstas
Iccturas Iucron hcchas tanto coiiio el propósiro que cllas tuvieroii.
l' 151 la célcbre dcscriiicii>ri iluc Iiace Sariiiieiicci cii iaci<>ido,rl lnyailoi- intrgla la
~ i p o l o ~pi iai c l i a . Eii rcíilidad el pñyador lue cñila VCL iiiás uii Iioiiibi-c d e ciudad, u n Iia-
bitaiite d e los al-rshales con iiirciicianes d c sci oidu eii i 1 cciitru.
" lsiiiael Moya, E l i i r l c de los ynyado,er, Buenos Aires, i;<litoriñl 1'. Bcriiri, 195'1.
Moya cita cstor versos de Kii,ñiula: Sñiitiriiiiñ'friiiidñd, / uiia, indivisible cscncia. 1 de-
satad mi torpc lahio / y piiriiicad nii Icngil;i / para q u e i l soii d e rrii lira / y sus nial teiii-
pladas cuerdas 1 cl Iieclio ~ i i á sprodigioso 1 i-clcrir y caiirat,pucdr 1 Ya d c su sagradu
luego 1 iiii débil I,rrlio se llena, / c iniiarnaclu Je ru Ilaiiin / sicrito q ~ i cnii ror sc crfucr-
zn. 1 ;Ea!, esciic1,ñdine. reiioi-cs, / q u e la ielaciiiii curniriira.
~ M u y ñencuenci-ñ eii esios versos tin aiitecedrnte del Marrín fici-io taiiio pus In prc-
s c r x i a d e uria iiiv<icación conio dcl iéinijiiu "relacióri" para relcrii-se al relnt<i. Ello
-puede acorarre- de ~ i i i i ~ úiiioilu ii atciica la railical dilereiiiia de cstilus.
'le la caiiiparia no versilicaroii jainás eii uii lenguaje delibcradamcnte
plel>eyo y coi1 iiiiigcncs derivadas de los trabajos riirales". Y cita, co-
iiio corroboracióii, ese paréntesis en el decurso del Martín Fierro, que
es, pi-ecisaiiieiite, la payada entre Fierro y el Morcno. Pero quien ha
marcado con más decisión el límite de la práctica de los gai~cliescos
Iia sido Josefiiia 1-udincr, que ha definido el "género gaucliesco" co-
tilo "un uso letrado de la cultura popular". La definición n o es ori-
giiial pero sí la firmeza coi1 que la desarrolla y las consecuencias que
<leella deriva. En el géiiero gaucliescn se trata del "uso de la voz, de
una voz L...] que no es la del que escribe" y ello comporta u n conti-
iiuo traslado de usos y sentidos. Al examen de estas transformacio-
iies dedica Ludmer el primer capítulo de su libro sobre el géiiero gau-
cliesco: la categoría d e uso adquiere para ella un relicve primordial
poi-que el uso está sietiipre ligado a las trasforinaciones del sentido y
;.ste a las formas de la socializacióii: p o r ejemplo la popularidad n o
rstá, según Ludiner, ligada al origen sino al uso; la popularidad sería
una popularización y por ello el que la poesía gaucliesca sea u n "uso
letrado d e la cultura popular n o equivale a negarle popularidad": tal
~ioesiapuede popularizarse y de.hecho u n representante privilegiado
,le este uso, el M a d n Fierro, iiicluso se lolclorizó, dejando "su inar-
i a en la lengua y la cultura popular". Visto desde esta perspectiva,
podeiiios entender que lo gaucliesco sea uri género, es decir, un siste-
iiia, si se qiiier-e un universo, de movilidades y coherencias. Tal no-
ción de lo popular tuvo, cn el minucioso trabajo de Olga Fernández
I..atour, una precisióii sorprendente, que vincula el poema con la tra-
ilición d e los cantares narracivos del folclore argentino llamados "ina-
ioiiescos", lieredera, a su vez, de los romances d e val entone^".^^
Tal vez por el gusto de la provocación, tal vcz porque bajo esa for-
iiia el personaje de Hernáiidez le resultaba niás seductor, Borges -cu-
ya obra es en gran parte una estetización d e la violencia elemental-
ilescribió a Fierro conio "uii cucliillero de pulpería", mediante una me-
táfora que interpretaría, aunque de nianera indirecta, la mencionada tra-
dición niaronesca. Más desapasionado al respecto, y más entregado al
cxaiiieii de su objcto, ~arií'cz Estrada vio en este iersonaje, cómo eii
todos los otros del poema, a u n hoinbre que se sentía en manos del des-
iiiio y que por tanto obraba, bien o mal, llevado por las circunstancias.
ilrites que elli~sRodolfo Sencr había observado que "Hernández en
ningún pasaje del poeiria trata de exaltar a los personajes; jamás inten-
ia hacer del gaucho un sujeto digno de imitar", y que el valor o la be-
268
lleza de uria obra para iiada dependen de los "atributos psíquicos" tle
sus personaje^.'^ En E l p a ~ , a d o r p e r s e g ~ ~ ipoeiiia
d o , escrito con la inis-
nia estrofa y siguiendo la eiiloiiación del Mal-~inFierro, Atahualpa Yu-
panqui propone, de rnanera implícita, otra visióii de Fierro. El liacer del
payador es propiamente el cantar. Si para Borges y Martínez Estrada
Martiii Fierro, más que alguieii que hace, es uii Iioinbre al que le ocu-
rren las cosas -un Iioiiibre que no actúa sino padece- se puede infe-
rir que para Yupaiiqui la verdadera y eseiicial acción de éste, en tanto
payador, es cantar o, rnejor dicho, cantar "opinando". Se trata de uiia
acción pleiia, que vuelve irrelevantes a todas las deiiiás, y en la que se
cifra una ética y una e~tética.~' Martínez Estrada ya lo había notado pe-
ro sin darle relieve.
Tanto Martínez Estrada como Boi-ges están decididamente en
contra de los epicirtar. Para el primero, "El gaucho verdadero C...] ca-
recía de sustancia heroica". "El gaucho no daba para la epopeya." D e
acuerdo con ello, convertir a Martín Fierro eii un "dechado de heroís-
m o , de iaballerosidad" cs trazar uiia caricatura. Por eso, los que "ha-
cen del Poeina una epopeya nacional, uii iiiotivo de fe patriótica [...]
compoiieri la caterva despreciada en el Poerna". Para Bol-ges, ver en
el poema una coiiiposición &picaes una "estrafalaria y cándida nece-
sidad" que terniirla por compi-iiiiir la historia de la patria "en las an-
danzas de un cuchillero de mil ochocientos seteiita". Borges prefie-
re ver eii esta composicióii una novela, más que poi- esas aridarizas
"poi- la clase de placer" que su lectui-a nos da, y por la época en quc
fue coinpuesta. Estas arguinentacir>riesparecen relacionarse más con
la pasión p o r la controversia que con el poeriia misnio. Alegando el
cni-ácter novelístico de la obra de Heriiández, Borges, en otro lugar,
después d c habet- afirmado que "El placer que daban las epopeyas a
los primitivos oyentes era el qiie aliora dan las iiovelas", agrega: "La
epopeya fue una preforma de la novela. Así, descontado el accidente
del verso, cabría definir al Martín Fierro como una i i ~ v e l a " . ~En * un
escritor que de tal modo nos lia acostumbrado a las frases felices, és-
tas no pueden leerse sin asoiiibro. Aquí parece pensar en las obras de
arte coiuo organismos biológicos sujetos a leyes evolutivas. iBorges
crítico natiit-alista?Por otra parte, dcclarar que la novela es i i r i géiie-
ro superior -o en todo caso más evolucioiiado- que la epopeya,
El libro: ;y ahora?
A lo largo de lo expuesto liabrá sido-fácil notar que las lecturas más
citadas han sido las que realizaron Lugoiies, Rojas, Martínez Estrada y
Borges. Ello nada ticne de extraiío, al contrario, pues la propia crítica
las lia tomado conio puntos de referencia y ha visto eii ellas los morneii-
t o inás trasccildentes eii la consideración del poeina. Eso ha venido
ocurriendo sobre todo con los tres priiiieros pero actualniente sería im-
posible iio agregar el iiornt>re de Borges, pues a lo largo de su obra el
il4nrtíil Iie-n.o retorna una y otra vez en una lectura plural, coinplcja y
provocativa, pero tanihiéii, o sobre todo,'íntiiiia, que nos obliga a leer
el poema, niás que como una obra literaria, coino una estética gcnei-al
y iiiia cxpeririicia luiitiaiitc. Estas lecturas no so11 tii Iian sido conside-
radas las inás justas, si coii ello queremos aludir a u11 aiiálisis objetivo
que tcnga al texto coino horizonte y a la vez coiiio Iíniite. Son por el
contrario, eii inayor o metior medida, recorridos arbitrarios, formas de
apropiacióii, lecturas de uso. Su valor consiste, por lo tanto, en que en
ellas el Martín 1:ierro sufre una metainorfosis que podeinos rechazar,
con lucidcz o pasióii, pcro quc, es forzoso rcconoccrlo, han trasfornia-
do, junto con el poema, gran parte de la interpretación de las letras ar-
gentinas, y acaso tambiéii de su praxis." I l e tal acción nos lialila la ex-
" En "E) seiiildo eseiicial del Mnriitz l i e m ' ' , Aiiiaro Villanueva hizo su propia se-
Iccciún: "A mi enrendci., los trabajos realizador cii lurno al pucrnide Htrnándcz puc-
den reducirse a los siguientes, <lileson fiiridamei~ralesy q u e aiioio por orden croiioló-
gico: a) de Lcopoldo I.ugoncs: valoracióii ariírtica del Marrin Fierro, b) rlr Eleurcrio
Tiscornia: anotacióii sirtcniáiicn del niismo; c) de José Carlos Mñubé: compilación or-
denada de lar referencias bibliográ(icar y hemcrográficar relativas al pociila y a su au-
tor; d ) d e Carlos Albcrro I.eurnnii~i:vnloiñción csiilísiica d e la labor d e 1-leriiándcz.
Aliiaro Villanurva, Críiiin ypico 119451, Buciios Aires, Plus Ultra, 1972.
traordinaria edicióii del poema en la Colección Archivos (París, 2001)
cri la quc no sólo se restablcb<el texto según inorinas de la crítica gené-
rica -aplicadas por Élida Lois- sino que se repoiieii numerosos ti-a-
bajos que son otras tantas lecturas, algunas dc interés equivalente a las
que heirios glosado aquí.
Pero las nuevas tendencias de la crítica, hablando en términos gene-
rales, han ido centrándose eii los enigmas y desafíos del propio texto (pa-
ra cuya evaluación no prescinden desde luego de los factores extrarextua-
les que pueden explicarlo) con una creciente decisión de rigor en el
método. (Significa eso que el poenia Iia ido dejando de ser - d i c h o con
una fórmula de Arnold Hauser- una "experiencia de vida" para ser ca-
da vez más uria "experiencia de cultura", o, dicho eii términos nuestros,
cada vez más una crisis y cada vez menos una mime si^?'^ ¿Significa que el
deseo que sintió Hernándcz de que su poeiria fuera aceptado sin reparos
en las letras argeritinas se ha realizado incluso excediendo sus expcctati-
vas pero a costa de la mengua de su poder persuasivo, esto es de su capa-
cidad de hacer hacer? Como quiera que sea, el Martín Fiewo sigue cum-
pliendo su oficio en el folclore: en el malo, en el prograinado desde las
i~istituciones,y también en el bueno, el que podemos pensar como ver-
dadero folclore: pero aquí quizá cada vez menos. Para siempre impres-
cindible en nilestras letras, este poema acaso de todos iiiodos se aleja de
nosotros. El Martin l i e w o --el poema y sus Iecciins- nos retrotrae al
problema del lugar de la literatura y la función de nuesti-a propia activi-
dad como estudiosos o lectores. Que, como los grandes, decisivos libros
que heiiios leído, o las grandes decisivas experiencias que hemos vivido,
nos indica que es necesario pensar todo otra vez. Así, pese a la promesa
del epígrafe, con este libro adentro el rancho se nos llueve.
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TEXTOS
E INS'TITUCIONES
Kodrígucz Pe'rs~co
por Adrin17~1
' Cuaiido 'Tulio Halpei-in I>onglii (Una tlaoó>ipara el dcriciio ntgenririn, Bueiii>\
Aires, Ceiitro Editor dc Aiiiérica Latina, 1782) revisa lar dilereiiies proyectos <le~iaci(iii,
srfiala In partici,Iaridad del proceso argeiiiiiio para el q u c cl piogrcso '"es IL eiicaiii:~ci6ii
cn el cuerpo de la nación de lo que C O I I I C ~ Z Ó
por ser "11 ~ I . O ~ C C L <IOII~IUI~IIU
> CII los CSCI i-
ros de alguiius ñrgeiiiicios cuya única a r m a l > i i l i ~ i ccra
ñ su r u y e r i u i clarirideiic~a".
Auiiq~ieri\,alizaron eii torno a la coiicepción de la nación y discu-
tieron los papelcs quc les corrcspondíaii a las eli~esy a oiros agciites so-
ciales, sus proyectos encajan cle inianera casi perfecta porque si uno pcn-
só la ley, el otro diseiió la cducacióii del país fiiiui-o y ainbos ci-earoti,
con estas iiiiras, las Ieiiguas que las generaciones pos~erioresasurnieroii
por preciada hei.eiicia: la Iciigua literaria y violerita del Facundo (1845),
eii el caso de Sariiiiciito; la lengua j~iridica,neutra y aseverativa, de las
Bases (1 852) qiie delirieó Albcrdi. Los vincula tainbiéii la vocacióii rni-
litan~ecoii que ejercieron el oficio de escribir.
Alberdi (1810-1884) se coiisagró a instituir uti discurso que, iinitan-
d o los rasgos de la objetividad y la abstracción inherentes a la ley, dise-
ña u n sistema jerárquico en cuya cúspide se ]talla la filosofía, cieiicia iiin-
di-e y fuiidanieiito del conocimierito y de la accióii. El prirnei- ensayo de
peso, Fragmet~loprclcminar nl estudio del derecha (1837), donde pres-
cribe a la jiiventud la niisióii de coriquistar la libertad de la razón, defi-
ne la filosofía como la ciencia de la razón en general mientras sitúa la
jurisprude;icia, nienos abai-cadora, en la esfera de la razón jurídica.'
El Fragmento examina el derecho natural, el dereclio positivo y la
jurisprudencia. El dereclio positivo inscribe lo pariicular en lo univer-
sal; a la jurisprudeiicia le coiiipete deterniinar los casos dc transgresión
a las leyes y las penas c ~ r r e s ~ o n d i e n t eAlberdi
s.~ pide a siis iguales qiie
acleciien el conociiiiietito uiiivcrsal a condicioiies, tiempos y lugares es-
pccílicos. Coiiio enseñaba su iiiaestro Montesquieu, el filósofo -que
hurga en el espíritu de las leyes-cotitribiiyc con su i-acionalidad al de-
sarrollo de la vida social. La filosofía adquiere valor cuando se articula
i o n la pi-axis;de iiiodo coinplemetiiario, el derecho y la política eiicueii-
traii validez en el aparato teórico de la filosofía.
En este nioinento de su trayectoria intelectiial, la verdad coincide
coi1 la razón; de cllo se desprende que los enuiiciados filosóficos son
iaiiihiéi~biienos, rnot-ales y justos. El bien absoluto, fundido con la ley
Desde lar pigiriar de El Nacional, Alberdi poletiiiza coii el profesor Ruarir y de-
line la filosofia i-adicalmcnrc i~iienrrasle ororga una función pragiriáiicñ y de fundairien-
io absoluto: "Laiiloroiin, lo hemos dicho, cs la cielicia que invesriga Ir razóii d e ser del
~~~~~~~~~c y de las cosas". Juan Dñiitista Albcrdi, Erwiior Póiti<rnoi, XllI, Mircelánen,
l'royngn>idn rcvoiiriionaria, Uucnns Aii-cs. Imprenta Juan Bnurisia Allierdi, 1900. M b
:iilelanre: "La iilosoiia cs para la pnlitica, para In nioral, para la industria, para la Iiisio-
iia, y si iio es para todo c s ~ cs, urin ciencia pueril y iartidiosn".
' "Si ["les no hay duda de q u e cl dei-eclio es u n a necesidad hiridnmeriial de la sons-
~ i t u c i ó nIiuniñ~ia,e11 rodar partes y tiempos Iha tenida y debido tener realidad, pues q u e
I i Iiumaiiidad es suitaiicinliiieiiie idériiica por todas partes y ti~inpos.El derecho nacu-
ril ienlirado asi por csda pueblo, constitiiyc sil rerpcctiro dereclto positivo", Juan B.
.\ll,erdi, I;ragrnr>zto ~~rclirninnra! ciiirdio del de>-erlm, Riiei)os Aircs, Uil>lor, 1984.
moral, sigue los linearnientos del dereclio natural. Lo biieiio, lo inoral
y 10 justo se revelaii aspectos dc la relación arnióiiica del hombre con el
bien en sí, el bieii inoral o el bien común. El acuerdo cntrc bien itidivi-
dual y bien colectivo r-ige también en el campo del derecho social, cons-
tituido por el conjunto de principios y nornias qiic regulan la evolución
de una comunidad. Porque el espíritu de justicia es intrínseco a la ley y
al legislador, ninguna ley puede atentar contra la razón o contra la 1;-
bertad. Las argumentaciones ponen de relieve la etapa eii la que la filo-
sofía se erige como la esfera adecuada para afianzar un pensamiento utó-
pico que Alberdi compartió con otros iniembros de su generación.
"El cspacio-tiempo de la pñiria quc siisterita los espacios y los tiempos dcl Esta-
d o son rnetáfarns poliiicar. La patria es un modelo original; en ella están lar tradicio-
nes, el pasado, la infancia, el hogar. Uria función del discurso letrado será recoger ese
rnodclo y transformrrlo en cciitia legirirnante del Estado futuro. La patria es oiia sin-
gularidad doiide re concentra la ratalidad de la figura; u n punto infinitamente comple-
jo a partir del cual puede reconrrruiise un mundo. Los elementos contenidos en ese
punta, su extensión y combinaroria hacen visible laforma legitima dclErtado", Adria-
na Kodríguez Pérsico, Un huracán llamadoprogrcro. Utopúr y autobiograf'ia cn n r -
miento y Alberdi, Washington, OEA, Intcrnnier, 1793.
tan podet-oso que se lleva coiisigo coiiio hiiella indclcble; la patria con-
figura la subjetividad: "Por variadas que hayari sido las fases porque ha
pasado rni vida, la fornia quc ha coiiservado ini inteligencia durariie ella,
venia d c su primer pcríodo, pasado en ini país".5 El correlato de la au-
sencia física es la preocupacióii intelectual coiistante. Por eso, en la sc-
Iccción d e recuerdos, el autobiógrafo coiisigna, junto con la
faniiliai; la ititirnidad del pequeño con los liérocs de la iiidcpeiidencia:
"Yo fui el objeto dc las caricias dcl general Belgrano eii rni riiñez, y iii.is
de una vez jugué con los cañoncitos que servían a los estudios acadé-
iiiicos d e sus oficiales en el tapiz de su salóii de su casa <le cainpo en la
Ciudadela". Eii la educación dcl futuro patriota sc suiiiaii, al afccto del
guerrero, las ideas rcvolucioiiarias saturadas d e citas rousseauiiianas. Ya
desde niño, Juan Bautista esciiclia las cxplicaciories quc foriiiiila su pa-
dre sobrc el Contrato social; luego, cii la adolescencia, su aiiiigo Cané
Ic descubre los placcres amorosos de La nueva Eloísn, asicorno los iiié-
todos educativos del Emilio.
A pcsai- de la iiriportancia quc,pai-a él, conservaba el saber contcni-
d o cii los libros, el viejo Alberdi sigue fiel a su idea de afcrrar la teoría
a la realidad; en la autobiografía se pone a resguardo de cualquier posi-
ble acusación, subrayando el magisterio de la vida al paso que habla, sin
iiombrat-lo, del exilio perniancnte:
~ 7 ; t v elo y
absoluto l n p ~ s i b l c
El Dial-io de la Tarde dcl 14 d e iioviembrc d e 1837 aiiliiicia la apa-
rición d e La Moda describií.iidola coiiio uiia e~cetita d e iiiúsica, liocsia.
literatura, iiiodas, dcstiiiada a las bellas fedei-alcs.
286
dad nacional, coi1 sus rnarclias y conti-airiarclias. Allí se despliega lo qiic
I "iio ha eiiti-ado eii la revolución" y debe ser eiicauzailo o supi-iiiiido p.1-
: ra lograr la aiisiada coiisolidaci<jn del Estado.
La novela liiricioiia coinopl~ál-mnkoti,eii el d o l ~ l esentido clc r-enli.-
dio y v e n ~ i i oJtiiito
. ~ ~ a la develacióii de los iiiales socialcs se acoiiiodaii
las nuevas espei-atizas-que ericueiitraii, poi- otra parte, expresióii juri-
dico-sociológica eii El crlrnen de Iri guerra. Veiieno fatal pero a la vez
medicina salvadora es, taiiibii.ii, el leina "goberiiar es poblar-" que se iii-
vierte en el relato, claiitlo "poblar es asolar": "l'ero poblar es apes~nr,
corroiiipei, einbrutecer, ernpol~rcccrel suelo iiiás rico y riiás salubie,
cuando se le p e b l a con las iiiiiiigracioiies de la 13uropa ati-asada y c<i-
rroi~ipida".'~
H a y aquí una vuclta rlc tuerca eii el pensaiiiiciito albcrdiaiio. Aiii<,-
rica debe olvidar los absolutos para rcsc:it:ir lo pusihle. Peucgrii7iacii;ii
es iiiia "iiovela-juez" que dicia seriieiicia sobre el delito de escisiiiii;
cjcniplit'ica la decadencia a la que se desliza una sociedad cuando se Irac-
tura la correspoiideiicia eritre el oi-deii ideal y el oideii real o cuando la
política se divorcia de la éiica. Los personajes Luz del Día y Qiiijoir
asiinieri esta quiebra. I'rovocados el dcsorclcn y el caos social, 'l'artulii,
Gil Blas y Basilio los aprovechan en I~encficiopro11io. Micntras los pei-
siiiiajcs literarios toiiiaii a cargo la repi-cseiitacióii de los vínculos ciiiic
la sociedad civil y la sociedad política, los persoiiajes alegóricos iiiiie+
iraii el ltigar conilictivo de ciertos valores -coino la verdad, la jusiici.1
o la liberrad- eii un iiiedio doiide priina la Iragineiitacióii y los iiiierc-
scs individualcs se colocan por cnciiiia del bien coiiiiiii. La prosa afii--
iiia que cl t'i-acaso iincc dc la elisiún dc uiio d c 1 c . i ~ tii-initi<isd c un:i dii-
pla inseparable, la ética y la práctica. ].as posiciones soii ii-recoiicilial>li:.;
c igualinciitc nocivas: si Tart~iioes un cneiiiigo social :i coriciciicia, Liii
del Día 11, es a fuci-za de ingenuidad y cxccso verbal. El persciiiaje (le
Moli?rc, iiietido a consejero, explica el carácter doblc de la vcrdad,piirri--
i,iakoii y fei-iiieiiro activo en el serio de las ~i;icioiiesriiodeiiias: "I:lla di,-
be adiiiiiiistrarse a los hoinbi-es, iiiipcrfcctos p o r iiaiiiraleza, cuino hc
adniinis~ranlos venenos medicalcs a los cnfcrmos, por dosis liomcop.i-
ticas". Tartufo coiitribuye, aunque de iiiaiiera iiegativa, al apreiidizaie
que realiza Luz del Día, a la que ciitrcga una i-ecetn 11irrgistra1que coiii-
hiiia diez gr-anos de iiiciitii-a con uiio de vcrda<i, disiielto todo "eii i i i i
litro del agita de iiii retórica qiie iio es ni verdad i i i iiicntira siiio vientii
- .
i'uiidainentos, 1975.
''l. U. Aliieidi, P~reiinnnrión
u
de Luz del Día o V i n.p .1, Avoirii>nr dc in \jeiriird i,,,
e l Nuevo Miindo, Piginiii lrlerni-inr. Tonto I I , Dueiios Aires, La Facultaii, di.
287
y ruido al-iiioiiicxo". La bi\,aleiicia delpbrírmnkon se extiende a los per-
sonajes;
. . eii este seiitido, Fígaro es sil expresióii inás acabada piiesto que
iiitriga en favor de la justicia. Algurios -los que no Iian entrado cii la
rcvolucióii, los rrsros del pasado- enveneiiari lo que tocan; otros, co-
rno Fígaro, pi-oveeii el reniedio o, por lo nienos, el antídoto: "Fígaro es
el coiitra\reneiio de Rasilio y Tartufo, iiacc a su lado y vive a su lado, por
una lcy prc\risora y preservativa de la creacióti. Fígai-o es la disciplina
amable qut. corrige y educa por la risa"." Luz del Día entrevé esta u n -
l~igüedadcuaiido lo califica de "tuiiaiite auiiqiie aiiiable y bueno", un
osíiiioroii que iio excluye sino ratifica znihos epítetos.
Conio el Figarillo dc La Moda que circulaba por áiiibitos inuy dife-
rentes, coiiio el iiiisino Albcrdi que alterinaba la seriedad de la filosofía
con la frivolidad de los salones y las críticas al régimen coii alabaiizas a
liosns, Fígaro es una figura intermedia que i-einecla a Tartufo en su des-
treza para maiiipular la realidad y se parece a Luz del Día en la defensa
de los dereclios y de la libertad. Coiiecta espacios, desplaZár!d~seen una
cantidad de direccioiies: equilibra la'corrupción usando inétodos siiiii-
lares, neutraliza el nial, acoiiseja a la verdad y, coi1 sus intervencioiies cn
la prensa, traduce los universalqí a un lenguaje eriteiidible por el pueblo.
La misión es tciider puentes entre el doniinio abstracto de los valores y
la organización de la colectividad concreta.
La novela cierra coi1 la despedida de los personajes eii la que inter-
cambian sendos conceptos de verdad. Después de su poco exitosa coii-
iei-eiicia sobre la libertad -doiide niecha eiiuriciados dispei-sos en el
F~ligrnrnto,las Hnses y Elo-imen de la guer~n-, Liiz del Día llega a uiia
~iolorosacoinprensi6n de los líiniies y las coiitradicciones arraigadas en
la sociedad airicricaiia. La esperanza se vislunibra eii una práctica que
combine las esti-ategias de i-esistciicia de Fígaro y los ideales, a veces iii-
flados, de Luz del Día. En el últiino párrafo, las voces se confuriden al
punto de no poder identificar la fuente de enunciación. Una especie de
\80z general dicianiina:
" C o n rrrprcto a los cambios e n el peiisaiiiieirio nllierdiñno que van del Fragmen-
to a las Bnrcr, ver Bernardo Canal-Feijóo, Albcrdi. Laproyecnón iiiterniiricn del crpi-
ritu de Mayo, Biiciios Aires. Losñda, 1961: "Ilel ideñlismo inspirado dc los 260s jó\,e-
nes, el pcnsaniicnro sisreinárico de Albcrdi pxsar; n u n franco rnarerialisnio ecoiióiiiico.
Si en definitiva la filosofia del primer Iiast~ 1842, c i i qiic nhaiidniia el Rio de
la Plñra y Iiace su primcr viaje a I'uropn- coiicrenda, eri esbuzu aprcsurndo pero no-
iiblemcnrc liicido, eii el li-agmrniu de 1837, tiene rus raíces liiiiididai eii el saiisiinii-
riisrno, la filosofía ilcl s e g i ~ n d operiodo -impliciia de u n niodo ya definitivo cn la pri-
mera obra que publica a su regreso dc E~lropñ,en 1844, Memoria sobre la cotmo~ieti&z
de u n congrcro organizador americano- iia scrá sino uiia focalizacióri nieiódica deii-
tro del niarco gciicral de la iilasofiadel primer periodo. 1.3 filorofiñ sc vuelve toralmen-
re programa de acción posiriw, ñqui y aliorñ. La filosofíap a r a u n i naciorialidad se rrñzis-
funde toroiiiiciire eri iécnica consi¡tuciuna!".
nes d e parentesco sostiene los argumentos. Cuando las propuestas
politico-jtiridicas se adoriiaii c o n las r~iodulacionesdel afecto, iiiii-
gún niieiiibro puede rehusar el Ilaiiiado. Cobijada bajo la inctáfora
d e la familia unida, la identidad colectiva ensaya la vía liberal del
trabajo y olvida las peiiurias de la guerra, canibia la espada p o r el
arado y la lucha ai.iiiada p o r la coritienda de ideas. Cada iiiicgrante
clc la iaiiiilia iiaciorial descinpefia dctermiiiados roles: cl legislacior
se pxcseiita como Iici-iriaiio m a y o r que aiiioncsia, cuaiido es iiecesa-
rio, al pueblo -los inenorcs- y guía a los gobcriiaiites. La gran co-
iiiuiiidad Ii-aterna de la nacióii espera p o r el i-egreso a su s e n o de
Buenos Aires, la hija equivocada. E n uii p u n t o crítico de la argu-
~ n e ~ ~ t a c ique
ó n , aiiuda propuestas biologicistas c o n variaiitcs cultu-
1-alistas,las iiaser postulaii la alteración racial iiicdiantc i i r i iiiatriino-
ni» que traiisforiiie la etnia para m u d a r las costuiiibres. La iiiujer
criolla aportará la lengua y el cuerpo; el iiiinigrante sajón, las ideas
y la cultura del ~ r a b a j o :
' 5 Acerca de la nocióii dc progreso srgUci el niodelo roiliiiiiicri, Oscar Terán (AI-
be>-dipúrriimo,Buenos )Aires, Punrosur, 1988) sosrienc que se lo coiicibe como "desen-
volviri~ienrode uiia esencia y cuiiipliiiiienro J e uri fin Aplicada esta reticulo
genérica al objrio nacioii;il, se concluye q u c su despliegue procede a la realizacibn d e
Ixr iiieias de 11 ciuiliz.iciSri q u e re confuride con las dc la racioiiñlidad".
B.
"rrez,
.;
desde la otra orilla, escribe al aiiiigo su opinií>ii sobre El Nn-
e
:1
ctonal:
'
,..
12-C...]. Doriníos eii seguida eii suerío apacible, y ved lo que Iia-
céjs, uii, día de estos cuando os despiei-te dc vucstro penúltimo
sueño, la tronipeta perezosa pero fatal del juicio del pueblo.
13-La cruzada d e Mayo va a rccomeiizar. Pero las bocas del
clarín d e alarnia, no niiraii ya al océano, sino al fondo del con-
tinente.
"Porqiie son ellos, los hombres de color, los que Iiari dejado sus
Iiuesos y su sangi-e en los campos de ltuzaiiigó y Chacnbuco, a
fin de tener esra pacria, esta bandera, esta libertad, esta dignidad
que teneti~ostodos, menos cllos." La liorizontalidad selln el pac-
to democrático que, aunque con auscncia del elemeiito indígc-
na, retoiiiará el drama La R e v o l ~ ~ ~ ~de
i i óMayo."
n
I d '"46-Y la cata del acreedor no turbará el sueño del comerciante que ama su crédi-
to-. 47-Y las brazos del soldado que Iia arrancado los pendones qiie pesan sobre Irr bó-
vedas de los ~erl>plos públicos, no re tenderiii bajarnciite G r a usurpar el derecho vergon-
7 0 5 0 de los pordioseros" La elección de las poco esiridenres formar brirguerar será una
ioiistanre. Natolio R. Botana (Ln tradinón rqiubliuna, Buenos Aires, Sudameticana, 1984)
resume la idea rcpuhlicaiia: "No cabía duda: la legitimidad quepropoiiia Alberdi sólo po-
ciia jusriiicarse por Its rrnlizaciones del porvenir. Ese futuro, J que constanremciire iiitc-
,rogó desde su juventud, reflejaba en cl presente una conniovedora esperanza en la paz.
1 a concordiaentre los honibres y las naciones sc iba forjarido al paro del coincrcin y la i ~ i -
iliistria. Con esra respuesta, Albcrdi se encolumnó trzs la tradición rcórics quc c r c i ~de-
rrotar a lar pñsioiies con los rerulrrdos de la inteligencia yr:?cticaX.
" Eii "Plebe", In voz encauza los reirninos y endereza los sentidos para definir
quiénes ron los '"amigor de ln libcriad" para los negros: "Son los que os abreri el ranga
del poder, cuando rcnéis mériror: los qiie os abren las escuelas pñia q u e adquiráis iné-
ritos: los que OS abren los teairos y los cafés que son ta">bién ercuelas de buen pone,
di. dcceiicia, de corrurnbie".
Finalnienle, el uso del lérmino pueblo supera la dicotoinía unita-
rios-icderales. En el artículo "Porvenir argentiiio", la pregunta por la
perleneiicia dcl futuro colectivo admite uiia única respuesta: el pueblo,
Mayo, las ideas. La visión prolética eiitrev4 un porvenir común bajo cl
sigilo de la solidaridad. Los hombres que protagonizaron los sucesos
de 1810 "haii sido libertadores antes de ser unitarios y federaler; han si-
d o campeones de la patria, antes de ser hombres de partido".'8 Bajo el
atributo de patriotas y en nombre de la patria, el pueblo desplaza a los
y a las f a c c i ~ n e s . ' ~
iCóiiio escribir para todos las grandes ideas? Frente a la pregunta,
Alberdi eligió la tradición dieciocliesca del teatro didáctico y el cuento
filosófico. El teatro ofrece el modelo para la ficción, ya sea que se in-
cluya en artículos periodísticos o se emplee en una novela. Los diferen-
tes textos semejan gérmenes de obras teatrales que van a contramano
del género porque carecen de acciones. Para Alberdi, la comedia y el
sainete encierra11 la posibilidad de hacer uiia crítica que resulte asimila-
ble a los espectadores: "si la verdad sola es gustosa, la verdad iio existe
eri nuesti-o tealro sino en las representaciones c ó i i i i ~ a s " . ~ ~
La sátira supone procedimientos de abstracción y de Iiipérbole que
perinite la pintura de tipos, inientras la prosa insiste en la ejemplaridad de
una crítica que no representa la realidad.2'La Moda del 9 de diciembi-e de
1837 sostiene: “¿Dónde iríamos a parar si estas pinturas fuesen la historia
fiel de nuestra realidad? Es iiienester idealizar lo ridículo lo mismo que lo
perfecto para alejarse de lo uno y acercarse de lo otro". Si bien la subver-
sión estitica no arrastra necesariamente carnbios sociales, el arte -la co-
media en este caso- se convierte en vehículo de la verdad porque la de-
formación de la historia dcsenrnascara lo que está escondido.
Dos obritas enseñan sobre la revolución. La Revolución de Mayo
(1839) y El Gigante Amapolas y sus fonnidables enemigos (1841) ponen
en escena seiidas revoluciories populares. Los ejes son el poder d e l ti-
rano, de las elites, dcl pueblo (y el nacimiento y la pérdida de la libertad;
MAR~A -[..: .] Hay extranjero que daría sus ojos poi- conocer al
Gigante Ainapolas: tanto es cl respeto y la adiiiiracióii que le tie-
nen. Ya se ve: los extranjeros, coirio honibres ilustratios e inipar-
cialrs, son los mejores ayreciadores de la capacidad de nuestros
grandes honibres. Por eso liay francés que se reputaría dichoso
si poseycse iin botón de la casaca del Gigante Rosas ...
FRANCISQUILLO: -Aniapolas, dí.
MARLA:-NO, hijo, lo liice por variar; tanto Amapolas, Ania-
polas.. . 2 6
' 5 "El día que las naciones formen uiia espccic de sociedad sc verá prodticirre por
ese hecho iiiisma y cii \,irtud dc la iiiisina ley q u e h.? hecho nacer la autoridad cii cada
Estada, u n a autoridad niás u menos universal, ericargñda d e forinular y aplicar la Icy
natural que prcsidc al desarrollo de rsa asociación dc errados." Ln iiirtiforn orgñiiicir-
ta le sirve taiiibién para justificar el apoyo a la política del libre comercio y enibestir
contra el proteccionismo económico: "El proteccionismo desconoce el papel orgánico
de la nación en In constniccióii o estructura de In sociedad univcisal de las naciones.
Pretendiendo coriuertir en u n ser complero el Estado quc es u n órgano del gran cucr-
po inrcriiacional, hace lo que el Iisiologirta que pretendiese emancipar a la cabeza, res-
pecto del corazói) en lo rocanre a l a producción de sangre", Elmimen de h g u r n n , op.
" 1 . 131 paciente, claro esti, ~ i podría
o rnbrcvivir.
La niayoría roquista lo destituye así coirio a oti-os colegas que Iiabian
sosceiiido la causa de Buenos Aires." Roca aplasta a los sublevados de-
jando rres mil iiiuertos en las calles; en setiembre de 1880, el Congreso
convicric cn ley el proyecto.
Viejo y eiifertno, eii medio de los eiiibates de La Nación, Alberdi re-
torna al exilio pero deja, aiitcs de la partida, su reflexión en La Rcpúbli-
ce. Argentina consolidada e12 1880 con la ciudad de Buenos Airespor Ca-
pital (1881). Coino cuando había ofrccido en 1852 las Bases a Urquiza, el
letrado dona a sus cotripatriotas una prenda de paz, su último ensayo:
' Vicccire Fidel Lópcz a Félin Frías, 28 dc enero d c 1R56. Arcliivo Gerieral de ln Na-
ción, Sala IX, Colección Lóycz, docurnenro 4304.
iiieiizaba a cristalizar eii torno a las redacciones de los grandes periódi-
cos como La Trrb~na,El Nacional y La NaciUn, y a riucvas casas cdi-
toi-iales coiiio las de Carlos Casavalle y Pablo Cotii; y una serie de aso-
cincioiies litcrar-ias y revistas -de las cuales tres alcarizarían uiia
duracióri rcspctahle: La Revista de Buenos Aires, la Revista del Rio de
la Plata, y El Correo del Domingo- iiiipriiiien cierta estructura a la iii-
cipicnte sociabilidad literaria. Al ritiiio de los caiiihios, auincnta el vo-
lunieii de csa produccióri, que registra uiia notable expaiisión eiitre Ca-
seros y la Revoliicióri del Ochciita.
1.a prictica Iitcrai-ia, siii eiiibargo, se desciivuelve sieiiiprc tciisio-
liada eiiti-e sir luclia p o r incorporar y reelaborar la realidad que la ro-
dea y que define la gama d e sus potenciales tonos, conteiiidos y po-
sicioiiaiiiieiitos, y su cxigciicia d e ciei-ta autoiiornia cstCtica. M i s aúii,
la propia definicióii de lo q u e se acepta coino litcratura eii i i i i iiio-
tiieiito Iiisrórico dado dcpcnderá estrecliaiiieiite d e esa relacióil. Para
los escritores y puhlicistas argentirios clc cntoiices, iiiipulsadus siniul-
táriearneiite p o r su dcsco dc establecer uii espacio autónomo para el
ejei-cicio d e su práctica literaria y p o r cl d c transforiiiai- esa nueva
práctica eii uiia Iierramicnta d c poderosa eficacia para iiitervciiir cii
el proceso d e construccióii d e una iiueva sociedad, aquella tensión
instauraría una urgente, auiiqiie iridttdableiiicntc aiiihivalente, pro-
bleiiiaticidatl.
En efecto, si algo I>arecidoa u11 caiiipo litei-ai-iopudo adquirir coii-
toriios cada \,cz iiiciios inipi-ecisos en las décadas posteriores a Case-
ros, esa teiisión iio dejaría eri iiingún inoincriro de estar preseiite, esa-
cerbada por el legaclo del muy par~icularromaiiticisiiio elaborado por
los escritores de la Nueva Gciiei-acióii Ar-geiitiiia a partir de la decada
de 1830. Para clios, ia priiicipal tarca que eiifrciitaba la litcratura era
la de coiivertirse en un vcliículo d e la nacionalidad, repi-esciitada
-con pocas excepcioiies- corno uiia realización futura. Férreameii-
te ligado al proyecto de cunstruccióii de una identidad iiacioiial, el ro-
n7anticisnio literario dc la Nueva Genet-ación dcniarcó i i i i espacio es-
t é ~ i c oinerios rico eii ina~icesy coniradicciones que eii el caso de los
roiiianticisiiius europeos, y cii cuyo interior la deferisa del rol dc la
iinagiiiacióii del artista debía ser relegada a un discreto segundo pla-
iio, así como todas las tendencias gcriéricas -coiiio el gótico o la Iíri-
ca ei-ótica- que parecíati distraer del propósito priinordial que se le
asignaba a esa nueva literatura. Eii los debatcs 11úlilicos desarrollados
eii los pci-iótlicos y en los niás privados q u e pohlarori su abundante
correspoiiderici:i epistolar; los iiiieiiibros de la llainada Gciieracióri del
37 trazaron uii programa literario que seguiría iiicidietido d e iiiancra
decisiva sobre la producción de sus coiiteiiiporáneos más jóvenes aúri
luego d e 1852, si bien, como sc liará cada vez más patente, la pi-opia
realizacióii d e ese pri>graiiia ii-ía debilitando las pi-eiiiisas sobre las quc
se liahía apoyado.'
La voluritad d e crcar uiia literatura iiacional, q u e roiiipiera iio siilii
cori los coiiicriidos sino taiiil>iCii coi1 las loriiias 1icredad.i~dc Esp:iTi.i,
q u e abarcara géiiei-os hasta ese momento auseiites de la produccióii cs
critn rioplatcrise, q u e expresara pero q u e taiiibiéii propusiera los liiie;i
mieritos d e una futura nacioiialidad, iml~licóla aceptacióii de uiia estri
cha viiiculación eiitre esa literatiira y las ideas q u e eiiionces itiforiiiaba~i
cl debate accrca d e los coiitoriios q u e la nucva iiacioiialidad debería ti--
iier. Más aún, la eiiicrgciicia de uii proyecto d e litcrattir:~iiacioiial eii 1.1
contexto d e la lucha Iacciosa iiitetisa que agitó la política rioplatense 13.1-
jo el Iai-gi>gobieriio dcl geiieral Juaii Maiiuel d c Rosas y que sólo di>
niiiruyóinai-ginalrrieiite dui-aiitelos aiios ariteriores a la Revolucióii ~ 1 ~
Ochenta, subordinó sieiiipt-e la produccióii literaria a las exigeiicias I I I I
litaiites del coinbate; tal subordiiiaci6n dcbió niariifcstarsc p o r iiiia par-
te eii la prcpoiiderancia dcl gi.iicro eiisayístico, pero fue todavía iiiayi)r
eri la sclcccióri d e conteiiidos tcrnáticos en poeriias y i-claros. Eii electi ),
U n programa d e consecuencinsprolot~gadns
Los escritores i-ioplareiises que i~ruiiipicroiieti el escerini-io porteiii~
eii la década d e 1530 desarrollaron uii programa cuyo puiito de partida er.1
la iiiexisieiicia previa de iiiia litcralura auiéiiticaiiicii~enacioiial. Coii ~ I I >
gesto draiiiático dc ruptiii-a, sus ti-es l~i-iricipalcstc«riz;idorcs, 15sreh.iii
Eclicverría, Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrcz, argiiiiiciiiat-im
qiie la litcrarui-a cn suelo argentino Iiasta ese nioineirto distal>.i
iiiiiciio d c coristituir una litcracura riacional poi-que iio Iiabia est;i<ioarii-
iiiada 1,or uiixonciencia d e la cpecificidad social, geogrática e Iiistórica
dcl piicblo iiuevo q u e acababa de nacer. Eii su lectiira del S,~IóiiLiterarii~,
"Pisononiía del sabcr espafiol", Guti6rt-ez eslirizó cori grari precisibii 1.1
problcniática q u e defiiiiria toda la priiiiei-a etapa d e la literatura i-oiiiáiiii
ea cii la Argeiitiiia y qiie seguiría incidieiido -auiiquc d e un inodo 111-0-
gresivarneiitc a t e i i u a d v en las iiiás tardías d c cse riiouimieiito:
Ei proyecto, pues, era crear una litcraiura iiacioiial, para cuya con-
scciicióii del~eríaiilos jóvei~esescritores argeiitinos ajustarse a uii pro-
gsaina que eii sus graiidcs liiieainieiitos pcrniite adverrir la presencia del
~~c~isaiiiieiito dc Juari Aaucista Alberdi: "Debeilios fijarnos arites en
i:iiestras nec~sitladesy exigeiicias, en cl estado de nuestra sociedad y su
íiidolc, y sobre todo eii el dcstiiio que 110s está reservado en el graii dra-
111ii del universo, cii que los pueblos son actores".
Si en los anos que incdiaron eiitrc.1838 y 1852 estos eiiunciados d e
C;utiérrez i-ecoi-i.ieroiila discusión en torno n la literatura argciitina con-
' Juan María Guiiérrez, "Fimriomia del saber espiñeln, cn Félix Wciiiberg, EISa-
ioti i.ito-ario de 1837, Buciios Aires, Hnchciir, 1977, Buenos Aircs.
308
vertidos ahora en uii Leitmotiv cada vez más convencionnl, adquii-ie-
ron sin eiiibargo inayor complejidad programática; a la demanda de una
literatura que supiera representar las caracterísricas tiacioiiales del puc-
blo argeiititio se sumaron otras dos relacionadas entre sí aunque muy
distititas: por un lado, que la literatura interviniera sobre esa realidad
iiioldeándola y transforináiidola, y por otro lado, que vchiculi7.ara las
discusioiies y propuestas políticas con las que los miembros de la "flo-
tante provincia argentina" buscaban dar fin a la lucha eti que estaban
comprometidos; en otras palabras, se pretendía que In literatura se con-
virtiera cn un arma de combate.
La posición de los redactores del periódico El Iniciador respondía
a ese diagnóstico de Alberdi que consideraba que la revolucióri en cur-
so eii la Argentina, además de perseguir la instauracióii de u n nuevo ti-
p o de sociedad que él denoiniiiaba "socialista", tenía como meta con-
sumar la fprmación de la nueva nación argentina. D e ello se desprendía
que la litcratura debía coiivertii-se en una lierramienta pedagógica que,
por medio de su representación de la identidad nacional, enseñara a1
pueblo a reconocerse en ella:
5 Ver cn erie voluiiien Adriaiiñ Ani.iiiiel "La critica coiiio proyecio. Juari I\.l.ilia
Guiiérrer.".
el~iiieiitosaiiiericanos aiitéiiticos de las inenos auténticas incrustacio-
ii<.sforáiieas o iiictropolitaiias, pi-odricto de la cloininacióii coloiiial. En
liincióii dc estos presupuestos, el proyecto litei-ario eiiunciado cii 1837
aparece en parrc reformulado. 1.2 obra de los escritores roniánticos, tan-
to de la pi-iinera corno de las más nuevas generacioiies, seguía estarido
siijeta al niaiida~oiinpcrari\,o de contribuir al esiablecimieiito de uiia li-
tci-atura nacioiial, pero aliora la rarca no era uiia creación ex nihilo sino
la ~oiisolidacióny purificacióii de una tradición imperfecta, pcro iio poi-
ello inexistente. Más sigiiificarivo aúii desde la perspccriva de la propia
prictica d e los escritores de este período fue quizás cl Iiecho d e que el
éiifasis priesto eii la cuestióii de la ainericanidad o la nacionalidad d e las
ohras literarias implicaba privilegiar el análisis del conteiiido por sobre
el de la Toriiia, aiiteponiendo en última instancia el juicio de sus ideas al
dr sus valores estilisticos o esiéticos."
Es en este contexto que el ensayo pasa a ocupar u n lugai- prepoiide-
ratite eii el campo literario i-ioplateiise. Si la poesía experimentó entre
1852 y 1880 notables avances eii cuanto a su calidad técriica y val-iedad
temática, la narrativa en cainbio n o logró cristalizar en otra obra de iin-
portancia coinparable a la de An~nlia,a pcsir d c las elegantes vigne~tes
dc Maiisilla, la recupci-ación iiacional de la obra de Juana Manuela Go-
rriti practicada eiitoiices, y la multiplicación de ~ioveiasy relatos bre-
ves que poblaron la iinpretita y las págiiias de 1.1s rcvistas literarias. An-
te esos itiodestos avaiiccs, el debate de ideas terminó por ocupar con su
fingor totlos los espacios de la vida lirerari duraiire la llamada era de
Orgaiiizacióri Nacional.
' 1.1 cdición definitiva de la rercera dr eras obras apareció tanibifli dcspnér d e 1880:
la Historia dc Helgrano d e Miti-e. 1.a pt.iniera edición de ese rcxio iiabia sido publicadn
en iino ieclii relaiiuamenic iemprnna (1958, bajo el iitiilo de Riogra/in de Beigrano; 2"
edición coi> el ritulo definirivo, 1859), y otra ampliada en 1876-77, pcro sólo eii 1887
apareció 12 edición drfiniiiva en cuatro tomos.
Ver en este voluineii Roberto Madero, "l'olitica ediroriñl y generos e n el dcbare
d e la historia. Mitre y 1.ópcz".
i
!:.
Aiigciis, las biogi-afías de caudillos de Doiningo Faustiiio Sarmiento ",'
-Vds delf,zliic Aldao (1843) y Facu)ido (1845)- niás la ev«cacióii liis-
tórica del Saii Juan de su infaiicia -Rec~<crdor de Provinclrt ( 1 851)-, y
alguiios pocos trabajos nioiiográficos corno la Memorin hisróuicnJ. .]su-
hue la segi~ndaca?npntin a la .Siel-ra del Peri e71 1821 de José Arenales
(1832) o los cooteiiidos cii la monicvideana Biblioteca del Cun~erciodel
l'lnta (1845-1852). Esa situación coitienzó a rcvei-cirse casi inniediara-
mcnte después de Caseros a través del intenso debate eri torno al sigrii-
ficaclo del hecho rosista y a las coiidiciones políticas tan poco proiniso-
rias quc Iiabíaii caractcrizado aquel período.
Ese dcbatc avaiizó por dos senderos muy disíiiiiles. l'or uii lado, la
política d e la coyuntui-a -niarcada por la luclia provincial de faccioiics,
la gueri-a eiitre Biieiios Aires y la Corifederación y las secuelas de la uiii-
iicación forzada luego de la batalla de I'aróii- coiivocó en las páginas de
los periódicos, eii paiifletos y debates parlaincniarios, a uiia coiistaiite re-
llexióii acerca de los Iieclios del pasado que podíaii legitiiiiai- o corideriar
las decisio;ics que se toniabaii e11 el preseiite. Eii la mayoría de los casos,
coino cii las diatribas de Juaii Bautista Alberdi contra el portcñisiiio, o
los relatos poco ecuáiiiines de la historia de los partidos en disputa, las
iiidagaciones no pasaríati de tciier uti iiiero valor insti-uineiiral y subor-
diiiado a las posiciones políticas de sus voceros y ageiites. A lo suiiio, la
ablindaiite Iitci-atura de 1-efei.eiiciahistórica siivió para subrayar la iiiipor-
taiicia que 1-evestiael coiiociiniciito Iiistórico para cl propósito de hallal--
le algún seiiiido al prcscnte. Uiia escasa porciíiii de las poléiiiicas ci-ista-
lizó eii obras quc poi- sil iiiétodo o su trasfoiido coiicepiual ciiti-oiicabai~
con la tradicióii aiialítica abierta por Sarniieiito eii Facirndo: la que bus-
caba detei-iiiiiiar las causas niás I>i-ofuridasdel curso del proceso históri-
co argeiitiiio, que no sc agotaban eii la aciitud pcrsoiial de sus protago-
iiistas ni cn las banderas eriarboladas poi- cada faccióri.
Eii este sentido, la tciiiprana obi-a liistoriográfica de RartoloiiiC Mi-
ti-e lo señaló ya cii la ilfcada del 50 p o r su sosteiiido esluerzo poi- des-
cubi-ir- los aiitecedeiites, los procesos, 13s leyes que pudieroii Iiaber go-
beriiado la Iiisroria argentina -esiuerzo, por otra parte, coiiiproiiietido
coi1 la políticn práctica del tiiorncnto, tal coiiio el tan poco sofisticado
de la mayoría d e sus contemporáneos. E1 iticjor ejeiiiplo de ello fue la
propuesta de Mitrc acei-ca de la d e la iiacionalidad al-geii-
tiiia, eii el iilarco del debate cntrc autonoiiiistas y iiacionalistas sosteni-
d o diiraiite la vigencia del Estado dc Buenos Aires. Así, en la sesión del
4 de marzo de 1854 dc la Asaiiiblea Coristituyciitc Mitre arguiiieiitaba:
' O Ver en esre volumen hlartiii Kohaii, "Memoria voluntaria, novela involunraria.
1-2s nieinol-iar del generñi Paz".
" López fue quien más se alejó de esa concepción mitrirta, aunque su propia por-
tiira esruvo sienipre reoida de una gran ñmbivalciicia. Si por una parte cl efecto de su
pt>rtcñismoexacerbado fue el de enfatizar la sobennia de los estados por
otra parte su coiicepción de la iiaciomlidad ñigenrina, dotada tambiéii segúii él de cñ-
racreiirticas comunes a iodos los pueblos del rcrritorio de la república, y que cariio en
la rlrscrit>cióii dr Mitre, apaiecciian fucrieme~ircligadas a vzlores l>oliricor-la igual-
dad social, la libertad como aspiración y como lircho, etcéiera- reiidió a ciifarizñr una
iiiildnd preexistente ñI niciior de uii liiodo iiiipliciro.
La discusión Iiistórica estuvo pcrnieada por los debates en torno a
las polí~icasactuales qtic seguía o debía segtiii- la elite gobernaiite, de
iiiodo que sus hipótesis y conclusi«nes teiidieroii a confundirse con las
discusiones eii torno a la coiisttuccióii del Eslado iiacional. En estas dis-
cusioiies, coinplejas y ricas eii sus niatices, la figura ceiitral de todo el
período fue Juan Bautista Alberdi, aunque después de 1861 pasara a
ocupar el lugar del fantasiiia siempre presente pero iiunca aludido de
las faiiiilias tradici~nales.'~
Tres grandes cuestiones estnicturaron esas polén>icas.la cuestión cons-
tinicional, la de la unidad nacional y la de la capital. A éstas se suinaríaii
discusiones taiigeiiciales como las coiiceriiieiites a las libertades públicas
y sus líniites legítimos, así coiiio la constante reflexióii eii torno al lugar
que debía ocuparla opinióii pública en el sistenia republicano -discu-
sión que se remontaba a la era rivadaviana-, o la ocasionalmente intensa
disputa en torno al lugar que debía ocupar la Iglesia en el nuevo orden re-
publicano. La primera de estas cuestiones sería taiiibiéii la primera en ha-
Ilat-una resolución más o irierios definitiva, gracias a la intcrvcncióti deci-
siva del pi-opio Alberdi a través de su libro, las Rases, eii el Congreso
Constimyeiite de 1853 -intervención que logró imponer su idea acet-ca
dcl progreso gradual de una "república posible" a otra "vcrdatlei,a". Si tan-
to la Conveiicióii Constituyente de Santa Fc coiiio la de la Provincia de
Buenos Aires presenciaroii un debate en el cual se hicieroii oír posiciones
discrepatires de la de Alberdi, si por otro lado autores como Sarmiento
protagonizaron i-uidosas polémicas constitucionales con el tucumano, no
por ello la adopción de un niarco constimcionai para la Argciitiiia dejaría
de circunsci-ibirsea los estrictos límites teóricos trazados en sus tres libros
clásicos de la década de 1850: las Basrsypuntos departidapara la organi-
zación de la República Argentina (1 852), el Derecho público provincial
( 1 854), y el Sistema económico y rentístico nacional (1 855). Eii ellos, la pro-
puesta constimcional alberdiaiia aparece como la única respuesta posible
a la jaula de Iiierro liistoricista en cuyo interior sc hallaba atrapada la Al--
gentina." En las Bases se argumentaba en clave historicista que la consti-
tución de un pueblo debía estar en concordancia con su nivel o estadio de
desarrollo. Kecusando la premisa implícita del ideario ilustrado acerca de
la universalidad de la razón y de los coiiocimientoc y valores a los que ella
podía acceder, Alberdi elaboró su doctrina constinicioiial en el marco de
" Vcr en esir volumen Adriaiia Rodrigucz Ptrsico, "Juan Railriria Alberdi: riñcióii
, y razóii".
" Vcr Naialio Botana, 1.u rrarlición republicnna, Euciior Aires, Sudamericana,
, 1984, y Tiilio Halperin D o n g h i , Una >iiirirjtipnrnei desierto argwaiino, Uucnos Aircs,
L!,
Cciitro I;diir>l-dc Aiiiérica Lariria, 1982.
9.y ..,
una iiiatriz tc6i-ica que eníatizaba la pai-ricularidad radical de los pueblos
y de las kpocas iiistóricas: esta posicidii relativizaba la posibilidad de tras-'
ladar iiistinicioncs de uiia nación a otra. I'ero conlo el estadio de desari-o-
Ilo alcatizado por la Argentina era ci producto necesario de su Iiistoria, pa-
ra que uiia coiistitución fucra apropiada debía hacersc cargo de las
coiidicioiics "sociológicas" que esa historia Iiabía producido. El llarnado
"rcalisiiio sociol6gico" de Alberdi corisistía, en consecuencia, en esto: la
iiicjos coiistitucióii del inuiido sería inala si sus preceptos resultaban de-
inasiado elevados coiiio para tener una existencia real cn el pueblo que la
adoptaba. Diclio de oti-o inodo, pai-a que la ley fucra ley, pi-iiiici-odebía
hacerse costumbre, y ello sólo seria si sus coiiteiiidos iio estaban
cscesivainente distanciados de los hábitos rnás arraigados eii la cuitura de
uiia sociedad. Persiguiendo un balance entre la gai-atitía de uii régiirien
coiistitucional que fuera estable y ordenado y la necesidad de superar las
coiidicioncs Iiistóricns que Iiacían iinposiblc aspirar a establecer el iiiejor
régimen coiistitucional, el proyecto albcrdiatio coiiternplaba al iiiisrno
tietnpo el recoiiocimieiito tácito a los poderes de facto que ciiareiita años
de guerra civil Iiabíaii dejado en pie -caudillos y proviiicias cuasi-sobe-
raiias- y la realización dc un prograiiia socioccoiiómico destiiiado a "tor-
cer el nimbo de la Iiisioria"." Como dcsde uiia .perspectiva
- historicista era
muy difícil iiiiagiiiar un mecanismo que permitiera eliininar el sino fatal
de uii pueblo coiideiiado poi- su liistoria a vegerar suinido eii la miseria y
ia aiiai-quía, la solucióii hallada poi- Albcrdi - q u e se encarnaría eii los Iie-
clios de uii modo riiás leiito y mciios sisteinático que el iiiiaginado por él-
fue doble: promover dcsde el Estado la ininigi-acióii europea -cl "gajo
botánico" o la teoría del "trasplaritc biológico"- y atraer capitales que
iinpulsaran la actividad econóiiiica -el "pi-ogrcso", eri Iciigiiaje conteiii-
poráiieo-. Dc cste triodo, el entraitiado social producido poi- toda la Iiis-
tosia antei-ior se ii-ía iiiodiíicaiido lentamente coiiio corisccuericia de los
caiiibios demogi-áiicos y econóiiiicos, Ilevaiido por eridc a la sociedad a
aproxiiiiarsc al estadio de desarrollo iieccsario pai-a poseer tina au~éntica
iiisritucioiialidad i-epul>licaiia.
Éste era el iiúclco del pensainicnto dc Alberdi acerca de la traiisi-
cióri d c uiia república posible a otra verdadera. Su rcllcxión cii torno a
esta probieinática evolucionó d e un modo tortuoso y marcado por iiio-
viiiiientos teóricos inuy coinplejos, nl conipás dc la cainhiaiitc situación
asgciiriiia que e n su exilio fraiicés le parecía desesperarire. Adeiiiás, si su
dispositivo teórico dc los años ciiicucnta pudo seguir en vigciicia auri
'"l'ulio Halpeiíii Doiiglii, op. ni., lin resuniido esta ióriiiulñ dc equilibrio en el pa-
raje de u n rtginien arbitrario coiiio e l de ROSASa otro autorirario coiiio el imaginado
por Alberdi.
bajo gobieriios que exccrabaii su rioiiibre -~conio cl dc Mitre-, iio fiic
por una lucrtc preseiicia de sus escritos cn el espacio público rioFlateii-
sc sino porquc cl pi-opio texto de la Coiistirucióii perpetuaba sus csqiic
mas básicos. N i el ecorioiriicisino radical del Sistetnn ecutiónzico y re,!..
tístico tiaciotial, iii las soluciones cada vez ~iiásautoritarias ~iropiiesi,is
desde el exilio -irioriarquía coiistitucional, irioiiai-quid absoluta, dictx-
dura pi-etoriaiia, eiitre otras- gozarían de iiiayor prestigio eiiti-c 1 ~ 1 . ;
iiiieiiibros iriis influyentes de la elite letrada.
Tanto la cucstióii de la unidad nacioiial -restic.ira cn 1861 por 1.1
fuerza dc las ariiias- como la cuestión capital iinpulsaroii eii este 1 3 ~ -
riodo i i i i debate iiiieiiso, aunque iiiuy lejos dc alcariznr el iii\.ei teóricu
que caracterizó la cuestióii coiistitucioiial. A partir de 1862 triuiifal>.i
coniu doctrina oficial del Estado la liipótesis de Mitre acerca de la uiii-
dad preexistente de la nación argentina. N o obstaiite, la preiisa de 'lqlii-
110s aiios registró iiunierosos coiiflictos viiiculados coi1 la sol~craiiiaclc
las proviricias y su relacióii coi1 la riacióii (eiitre ellos, la poléiiiica hili-
tre-Sariiiieiito eii loriio al poder qiie podínii teiier los goberii~tlorcs(lc
provincia para proclamai- el estado de sitio). Adciiiás, ríspidos debaics
acerca de la justicia del orden coiisolidado después dc 1861 irrumpiaii
cada taiito eii parifletos y periódicos. Del iiiisnio iriodo, a 11esar de qiic
Iiasta 1880 iio dejó de ser i i i i teina caiideiite, la cuestióii de la capital iio
generó u n amplio debate de ideas, si bien fue uii tópico de disciisióii
iiieliidible eii la preiisa duraiite toda esta etapa.
Quizás el iiiayor cairibio ideológico producido dui-ante todo este pc
riodo fuc cl crcciciitc debatc púl~licode tciiias e ideas asociados a la CLII-
tul-a científica niodcriia. Poi- uiia parte, la niieva filosolía cici~tiiicista,el
positivisirio, inspirada eii Augiiste Coiiite, coiiieiizó a ser disciitida eii cl
Kio dc la I'laia a partir ile la década de 1860, auiique su iriayor iiiipacci,
sólo se sinti6 dcs1iuCs de 1880; por otra partc, a inediados de la décai1.i
de 1870 la nucva teoría de la selcccióii natural -eiiiiiiciada por Cliarlcs
Darnriii en su libro T l ~ eOi-igii~of Species (1859)- halló uiia biieiia rc
cepción en iiiia iracción de los literatos roiiiáiiticos. Ello dio lugar a u i i ~
scric dc polémicas en las qiie la cuestióii religiosa pareció cobrar por iri(i-
iiieiitos más iniportancia que la propiaiiieiite cietitifica. Ili hcchu dc qiic
esa recepcióii del pensaniiento de L)arwin y de Conite, de evi<ieiitcscuii-
sccucncias para el desarrollo futuro del pensamieiiio argeiitiiio, fuei-a pii-
sible eii uii contexto cultural iiiarcado aúii por la hegeinoriía del i-oiiiaii-
ticisiiio, se debió a quc 10s románticos argentinos -al contrario de I<is
europeos y iiorteamericanos- no adoptaroii uii disciii-so i i i una actitiid
anticientificista. Anibivalenre eii cuanto a los resultados de la esperieii-
cia ilusirada, quc los iriieiiibros de la Nueva Geiici-acióii asociaban c~isi
exclusivaiiieiite con Rivadavia, ese romaiiticisrno iio e s c l i i ~ óel idcai ¡los-
trado de una progresiva periectibilidad del conociriiicnto Ii~iiiiaiioy de
la socicdad. Mis aíiii, cn el contexto del proceso de forniación del Esta-
d o nacional, que coincidía con uria niayor irisercióti de la economia lo-
al eii el iiiercatlo capitalista niundial, el prestigio d e la ciencia moderna
guardaba cstreclia relación coi1 los aportes que se esperaban de ella pa-
ra facilitar y acelerar la inoderriización de la cultura que ese proceso pa-
recía exigir coriio condición iridisperisable de su éxito.
La recepción de las iiucvas teorías geológicas y Liiológicas -que
culiiiiiiaríaii en la ruptura radical propuesta por la teoría de la selec-
ción natural- fue capturada y eii parte transfigurada por el debate re-
ligioso que plantearoti José Manuel Estrada y otros, mediante uri dis-
curso ortodoxo y fuiidamentalista, ya eiitonces -aun para la Iglesin-
algo anacrónico. C o m o en los escritos de Estrada de la década de 1860,
las ciericias de la tierra en su coiijunto amenazaban con disolver el re-
lato genesiaco bíblico, socavando así uno de los últiinos pilares de una
visión hermétican~entereligiosa del murido, el foco de la discusión iio
tardó eri centrarse en Darwin y su teoría. En efecto, a partir de la pu-
blicación en 1875 d e Dos partidor en li*chn, una iiovela.juverii1 tle
Eduardo L. Tlolniberg, las discusiones en torno al pensamieiito dar-
nriiiiano n o cesaron de iiitensiiicarse. En los aiios siguieiitcs, la presen-
cia dc las teorías de Darwiii se fortaleció: la primera traducción coiii-
pleta de El origen dc las especies se publicó en 1877 y apenas u n aiio
más tarde la Academia Nacional de Ciericias, creada por Sartnieiito,
iioiiibró a Darwin socio honorai-io." Las coiisecuencias de ese debate
se hicieron sentir sobre todo después de 1880: su incidcncin no se li-
iiiiió a la eiiscñaiiza científica local, iii tanipoco a la poléinica político-
religiosa, que iiiiiy pronto coiifi~iyócon la dcrivada de la riucva legis-
lación escolar adoptada por el gobierrio de Julio Argentino Roca, siiio
que nlcatizó tanibiéii al áinbito de la literatura, eii la iiiedida en que
contribuyó a refrendar y fortalecer el iiiicvo cliiiia dc ideas, que hacía
posible la einergencia de uii riaturalisnio rioplatense.
1 ' l6Reviira del Pnranú. I.lirroria, Liicratura, LezirLnón, Eronomia i'oiitica, 1, 1, Pa-
traná, febrero de 1861
ce quc ya todos visluiiibraban violento) coiistituye el ineludible con-
texto de interpretación de esa cita, pero no es menos cietto que la espe-
raiiza redeiitora que cx~ii-esafue abordada coi1 gran frecuencia eii los
años que siguieron a Pavóii.
Aunquc dc uii iiiodo ineiios explícito, rainbién Lucio V. Mansilla se
liizo eco dcl tbpico de la literatura coino lugar alternativo a la política.
En uii bi-eve texto que buscaba explicar los motivos de la creacióti del
"Círculo Literario" de 1 8 6 4 sosteriía:
326
ra Sarrnieiito estaba tan jireseiite e n el argeiitiiio coiiio eii el
iio~-teaiiiericaiio.~~
I'or otra parte, n o se iiicorl>orarorilecturas q u e Iiabrían podido iin-
pulsar una riiliturx coii cl gusto hcy,eiiióiiico eii toda csia etapa. Se lcia
a Duinas, a Dickcns, a Balzac, iio a Heiiri Bcyle (Stcndlinl). Lc-
coiite d e Lisle, Théopliile Gaiiticr y algiiiios pocos poetas inás podiaii
ser iiitegrados al caiioii roinántico, pero para hallar rclereiicias iiiás o
rnerios sisteiiiáticas a la obra d e Charles 13audelaii-e o d e Paul Verlaiiic
habrá q u e esperar Iiasta la segtiiida mitad d c la década del 80, ciiando
:io Iiasta el 90. Eii el coiitexto dc esta cultura litei-aria sin graii<ics riip
turas csttticas s e coinprcnde cóiiio la critica d e los aspcctos foriiialcs clc
la obra poética pudo, eii las resecas d e Juan María Gtititrrcz -para ro-
tilar un caso concreto-, coiiccriri-arse casi cxcl~isivainriiteeir el sciiala~
iiiieiito d e sus ripios: rccorte legitiiiio en taiito lo foriiial iio tenía coii-
sistencia de probleiiia.
El o t r o teina d e discusióii literaria, i-elacionado con la reilcxióii acer-
ca del públicr), era el de la lengua. E n el iiiarco d e i i i i iiacioiiaiisiiio litc.
rario d e c u c o romáiitico, cl grado d c vci-osiiiiilitud d e la leiigiia eiiiplea-
da p o r los escritores, su proxiiiiidad o alejamiento d e las foriiia,,
autóctoiias del liabla, sii capacidad para expresar las siiigularidades del
iiiiiverso cultural argeritiiio, adquirieroii iiiil>ortaiicia iiiiisitada. Esta dis
cusióii tuvo d o s iiistancias de coiidciisacióii: en el debate ciitieJuaii M2
ría Giitiéi-rcz y Juaii Martiiicz Villcrga coiitcnido eii las Cnrtns de ~ i i
por~eño(1876) del priiiiero, y eii la discusióii sohrc la pocsia gnilcliesc;~.
que recorrió casi toda la etapa tic la Orgaiiizacióii Nacional. Eii c u a i i i < ~
al priiiicro, se iiisct-ibid eii el iiiarco,de la posici6ii qiic, a favor d e 1.1
er~iaiicipacióriliteraria d e la Ai-gciitiiia lreiite a Espaiia, Giitiéi-re-r IiaOi.:
asiiiiiiclo eii su obra teiiipraiia. Iiiiciado p o r la decisióii quizás algn iii
teiiipestiva cie Girritrrez d e rechazar su ii«iiibraiiiieiito coiiiii iiiieiiibr~,
ci~rrespoiidiciiteextraiijcro d e la Real Acadeiiiia Espanola cle 1.1 I.ciigii.1.
su posterior desarrollo eii rcspuesu a la crítica despectiva dc Villerga, c.-
patio1 radicado iiiuclios aiios cii Ciiba aiitcs d e pasar a vivir cii Liiieiii'<
Aires, le periiiitió a Gu~iérrei:I>recisarsii posicióii acerca del uso idiiy
iiiático q u e dcbia regit- e n la literatiira argeiitiiia. liccoiiociciido la i i i
I1uciici.i qiic tciiía sobre cl Iiablapopiilat~porteñala presencia taii palp.1-
blc de los distintos idioiiias d e la iiriiiigración, el ideal tlc escritura cu1i.i
" En México la sitiiación era Icrcriicriic distinta, y a q u c siila dos años iniás tai-<)c.
Igiiacio htinuil Aiiaiiiirnno, al escribir en el l>erióJicuEl Ke>tno»,ie,iio accrca Jc 11%
<olivadel escr;ior iiiglés, cunrideraba qiie estaha incoi-porando u n registro l i i c r a i i o l ~ . ~ i -
t i rniuiiccs iiiisciitc eii r i i país: pioytcici fuiidador q u e él iiiiri>io buscó coi,iiiiiiac c v i i
S U I I O Y C ~Clrmoina
~ (pi~lilica<lal i o i priziierñ vez ese aiiu cii 12s ~ibgiiiñsdcl iiiistiio 1.c-
riódico).
que Gutiéi-1-ezdcícndia eiifatizaba el valor ideológico de la libertad de
cree~iciao de opinión coino al-g~iinciitocontra el esfuerzo de la Real
Acadeiiiia por codificar y fijar el seiitido de la lengua española:
' ~ l u s i iMaria Giliiérrez, Carrnr rlc irnporrmio, l3iiinor Aires, Aniericñria, 1942.
328
estos lenguajes tendrían sobre la pureza o continuidad del castellaiio
eii la Argcntina. Su relación con el otro gran debate lingüístico en el
campo literario era tangencial, pcro n o por ello nienos sintomática: en
uii país y en uria cultura letrada cuyo orden lingüístico carecía d e pa-
radigiiias claros, con una tradición idioiiiática deliberadamente desdi-
bujada, y con gran permeabilidad a foriiias grarnaiicales y sintácticas
ajenas, el empleo literario d e uii dialecto d e clase y de región, corno
era el Iiabla d e los gauchos, debía ser por fuerza menos inverosíinil d e
lo que gran parte de la reacción crítica ante ese iiuevo feiiórneno lite-
rario daba a e n t e r ~ d e r . ~ ~
Suspendida entre los dictados d e iiiia inirada lcgitimista sobre la
cultura popular y los atractivos de una recuperación populista d e esa
cultura, la literatura gaucliesca otorgaría a la disciisión acerca del pú-
blico lector uiia iiueva diinensión. C o i n o es bien sabido, la poesía
gauchesca precede al i-onianticisiiio: el arco d e su presencia tiene co-
mienzo eii Bartolomé Hidalgo y sus cielitos (o aun antes) y culiniiia
en el Martín Fierro. En el contexto de los debates literarios q u e tu-
vieroii lugar entre Caseros y la Ke\,olucióii del Oclicnta, ese género
adquirió contoi-nos iiiuy precisos, mediatite su separacióii, al igiinl
que la poesía "culta", d e la intención exacerbadamente política y fac-
ciosa que lo Iiabía definido desde sus inicios, para tratar de lograr 1111
efecto inás estrictaniente literario. Más aún, si las opciones d e Esra-
tiislao del C a m p o y José Hernández entrañaban dos modalidades di-
ferentes de aproximación al material decisivo en la construcción del
objeto literario gauchesco -la lengua (y a través de ella, el universo
cultural) d e los gauchos-, respondían p o r igual a una evaluación ex-
plicita d e las condicioiies del público i e c t ~ rMientras
.~~ el de la obra
d e n e l Campo perteiiecia, como él niisino, a los sectores letrados p o r
fuera d e los cuales la intención Iiuirioristica d e su relato perdía gran
parte d e su inteligibilidad, I-Ieriiáiidez interpelaba -al menos luego
del éxito de veiitas de la primera parte del Martín Fierro- a iin pú-
blico que iio debía sentir ninguna distancia cultural ante los protago-
iiistas de su obra ni ante la lengua que ella empleaba. Si esa vocación
radicalmente verista y linda~itecon una mirada populista era una iio-
vedad en la cultura literaria d e 1870, coiiviene recordar que los t i r -
ininos coi1 los que Hei-nández expresaba su posición antilegitiiiiista
en el prólogo a La vuelta de Martin Fierro habían sido posibles úni-
camente porque se inscribían en u n debate más aiiiplio acerca d e las
El p r o c c s o d e la O r g a n i z a c i ó i i Nacioiial-1860-1880- s e n u t i - i ó iio
s ó l o d e la p a r t i c i p a c i ó i i p r o t a g ó i i i c a d e c i e r t o s Iioiiibres e n l o s distiri-
t o s iiiveles d c las e s t r u c t u r a s e s t a t a l e s y d c s u s e s f u e r z o s p a r a c o n s -
t r u i r u i i o i - d e n j u r í d i c o c o i i i p a i i b l e c o ~ el i i i u c v o s i s t e m a polirico ),
e c o r i ó i n i c o , s i t i o , cii o r r o p l a n o , d e l c o i i c u r s o d e a l g u i i o s d e e l l o s , ,i
t r a v é s d e sus c n s a y o s y sus o b r a s l i t e r a r i a s y t e a t r a l e s , eii t a i i t o esyoii
t á n c o s diseíiadoi-es de uii iiiiagiriariq c o l e c t i v o i i o v e d o s o p c r o fuiiciii
iial a c s c sisteiiin.'
l i i i t r e q u i e n e s lidet-arnii i n t c l c c t u a l n i e n t c e s i e p r o c e s o , J u a i i O a u t i \ -
ta Albel-di, d c s d c i i i c d i a d o s d e la d é c a d a d c 1 8 3 0 , veiiía sos~eiiieiii-lola
conveiiieiicia dc l o g r a r uiia a d c c u a c i ó i i eiitre la r c a l i d a d s o c i a l p r e c x i s
336
vidias federales, y liaciendo con su gracia caractcrísrica todo amelco-
cliado el papel de cavaliere s e r ~ e i i r e " . ~
Los servicios prestados al liestaurador no fueron obstáciilo para
que Vélez Sarsfield continuara manteniendo después de Caseros un
altísinio nivel de exposición pública y de participacióii política. En
esos tieinpos difíciles de confron~aciónentre Uueiios Aires y la Con-
federación, el destacado jurista tomó partido por el estado de Buenos
Aires, para el que redactó, junto coi1 Carlos Tejedor, un proyecto de
Constitución (1854) y, junto coi1 Eduardo Acevedo, un Código de Co-
mercio ( 1 857).
Después de casi uiia década de enfrentamientos, y ya en los albores
de la Organización Nacional, el futuro autor del Código Civil integró
la coinisión constituyente que reformó la Constitución Nacional en
1860. Su labor política iio concluyó allí, ya que luego fue ministro de
Hacienda de Bartolomé Mirre -quien le encargó en 1864 la redaccióii
de un proyecto de Código Civil- y posteriorineiite ministro del Inte-
rior de su amigo Domingo Faustino Sarmiento. Así, entre 1864 y 1869,
o sea eii un lapso que abarca dos presideiicias, nació el Código Civil de
la Kepública Argentina que, sancionado a libro cerrado en 1869, conien-
zó a rcgir el l o de enero de 1871.'
Es sugerente la nota a la Sección Segunda del Libro Segundo del Có-
digo, eri la que el autor llega a reconocer la capacidad del derecho para
determinar "por ejemplo, la muerte de un ausente después de los años
que fija a la ausencia para crear la presunción de fallecimiento; el domi-
cilio del iiieiior, que la ley declai-a ser la casa de sus padi-es, auiique es-
té a larga distancia de ésta".'
' Lucio V. Maiisilla, "Los siete platos d e arroz coi, leche", Enrre-Nos. Cauierier
deljuever, Bucnor Aires, Hnchcrre, 1963.
J ¡.a sanción del Código Civil debe insertarse en el contento d e u n mucha más am-
plio proceso uiiiversal d e codificacióii. Eii efecto, auiique ia palabra "código" era eni-
pleada por los antiguos romanos, sólo en la modernidad, y desde una óptica ciiropea
coiitinciirñl, cl término adquirirá su actual sigiiiticñdo: ya n o se liará referencia a con-
juntos d e leyes anteriores recopiladas, rino a una sola ley, con disposiciones nucvas
creadas en u n inoiiieiito particular para regular d e alguna manci-a riruaciones también
particularcs. P o r otra parte, n o re trarñián eii uii único código todas las iiiaterias posi-
: bles, siiio quc -cn u n grrio también moder~io- el saber juridico será scciieiiciada e n
: diversas ramas que, si bien cada uiia d e ellas c o n pretcnrión dc inrcgralidad, zbarcarán
' s61o u n aspecto del coiiocimieiito (derecho civil, comercial, etcétera).
1; 'Muchas <le las norns 2 los articulas del Código Civil reflejan criterios opucstos 2
P los de Ins disposicinner legales q u e comentan, lo qiic ha dado lugnr a prolongados y cs-
iériler dcbatrr doctrinarior, ya que alguiios autores aconiodar 2 toda corra
r ambos textos, pese a que el propósito declarado d e la iiiclusión d e lar noiar iio fue el d e
retoi-zar ci texto de la ley, rino cl d e servir, hasra quc aparecieran las primeros estudios
183.
J,a lucidez del jiirista acerca del poder de absii-acción del dereclio y
d e su capacidad para creai- persoiias y cosas iiiexiste~itesy hechas inia-
giiiarios, puratilente vil-tunles, podría poiierse. eii paralelo con la vota-
ción h~iiiianísticacoinúri a ese gi-iipo de Iioinhrcs que diseñaroii las iiis-
titucioiics arsciitiiias, vocacióii que le permitió a Vélez ensayar un
cjcrcicio de retói-ica corno la ti-aduccióii de la Eneida d e Virgilio, tal vcz
iiicnos por vocacióii de escritura que por haber liallado eii ese texto uiia
ficcióii iuiidante de la prosapia troyana d e la giandc7.a d e Koiiia. Esta
Iiipótesis podría ser contrastada coi1 la afirmación de su aiiiigo Sariiiicn-
to, segúii la cual V ~ C 110 Z Iiabría leido una novela eii su vida, rciiuciicia
qiie piddc, por oti-a partc, ser interpretada como una inliibicióii freii~c
al auge del gran géiicro ficcioiial del siglo xrx: Vélcz Iiabría deslilazado,
así, la eiicrgia iniagiiiaria del traductor de Virgilio liacia las coiiibiiiaio-
rias ideales del Código Civi1.j
H a y cii cl cddigo, y eii el codiiicador, uiia coiifianza absoluta eii
cl poder de lo escrito, y eii I~articiilardc la escritura del dereclio pa-
r n traiisforiiiar la realidad, sólo coiiiparablc coi1 su presuiicióii, liso-
pia del del-cclio moderiio y coritraria a toda cvidericia eiiil>íi-ica,d e
que las leyes soii iiiiiversalmciite coiiocidas. "La igiioi-aiicia d e las le-
yes no sirve d e excusa, si la excepción n o cstá cxpi-esaiiieiite a~ltori-
zada por la ley" (art. 20).6 Detrás, alierita la fatalidad d e aquello d e lo
cual c suele afiriiiar: "Está escrito" y, coiisecuciiteniciite, Iia sido leí-
do cii clave confirnra~oria.La publicacióii de las leyes eii el I~oletiii
Oficial se fuiida eii esc pacto iniagiiiario de lectui-a, y a la vez es su
iiiiagiiiaria garantía.
Auiique rio iiiuclin geiiie Ier irccuciiteiiieiite el Uoieri>i OJzrial, cl
pacto de leciura i~iiicionapci-fcctaiiieiite porque, uiia vez aceptado el
rol del Estado coiiio irbiiro de las relacioiies sociales y el dcl dcrcclio
coii-io su iiistrii~iieiiioprivilegiado para iiiipoiiei-se, si adciiiás ci Cóili-
go dicc qiic rio pucdc alcgarsc la ignoi-aiicia de las leycs y sc otorga la
l~osibilidadde coiiocerl~s,la iiiayorpartc dc los individiios aceptari pa-
cificameiite las iioriiias juridicas y las estructuras de poder se inanrcii-
dráii sin grandes sobresaltos. N o resulta iiecesario que la gciitc conoz-
ca, acepte y coniparta, efectiva y detalladaiiieiite, todo el conjuiito de
iioriii.is Ilaiiiado derccho. Es suficieiite que acepte y acate uiias pocas
' 1%" c ~ i t a "d r Alberdi, fechada en noviembre de 1867, rc publicó como folleto,
en I'wir, a principios dc 1868. VerJuaii B. Alberdi, "El proyecro de Código Civil pa-
ra 11 Repúblicx Argeiitina (l868)", Obrar compkcnr, vol. 7, Ruenos Airer, Iiiiprenra de
"La Tribuna Nacional", 1887.1.~rerpucsra de Vélez Sarslield, publicada origir>ñlmen-
re ci, UNdcionnl, el 25 de junio de 1868, con el titulo de "El lollcio dsl Dr. Alberdi",
puede leersc eii Juaii U . Alberdi, Ernitoi yórtumor, val. 7, Bueiios Aires, Imprenta Al-
berto Monkcs, 1899. I'inalfiientc, la rbpliCa de Alberdi, que n o iiñbria sido editada cii
su iiiomenio y (ue iiallada enrrc sur papeles, se encuenrra en estc último volunieii; su
titulo, "Efcctos dcl sistema fedenl en la umdad ~radiciotiald c legislación civil rlr las re-
lpilblicai d e Sud Aiiiérica. Réplica dirigid* al autor del proyecto de Códigp Civ,il para
In I l r p ú h l i c ~A,gentinnS.
'O En esa inisiiis lincn de razonamiento, y al alertar sobre la extciisión desrnerurada
tiel Ciidigo. Albcidi atribuycesa falla a una suerte de iniyroviración rnorivada por la ne- 2
ccrirlnd de sancionarla rápidamrnre para habilitar el inmediato pago de los honorario5 ,$
<leru auioi-. V é l ~ ,niega
z roda iniproviración y sostieiie que sólo un Código con esacoin-
piejidad y extensión perrniriria ordeiiar cl caos y la impreviribilidad derivadas de la has-
11enroncer vigcnre legislñción hirpánica, dispersa, inorgánica y conrradicroria.
340
pecto de las cuales no sieiiipre quedan claros los niotivos de la polémi-
ca-, sino el l~ragiiiatisiiiode Sariiiieiito (y, por extensión, el de Vélez).'l
Ante la inconsisteiicia de esa andanada, Vélez opta por traiisformar
arguiiieiitos de índole política en respuestas de carácter jurídico y, po-
niendo en evideiicia las verdaderas motivaciones de su oponente, lo acu-
sa de no haber leído el Código y sugiere que "Lo que iiriyortaría es que
el doctor Alberdi, estudiando mi pi-oyecto, nos deniostrara que en al-
gunos de sus artículos quebranto los derechos absolutos establecidos
por la Constitucióri Nacional".
Más tai-de, Alberdi insiste y critica las coiisecueiicias sociales nega-
iivas, contradictorias con el proyecto pro inmigratorio y poblacionista
de la Coristitucióii de 1853, que se derivarían de la organización de la
familia prevista por Vélez.
El codificador, no obstante admitir que "Al matrimonio, fundaiiieti-
t o de la familia, le coiiservamos su carácter religioso que ha tenido des-
de 10s más antiguos tiempos", vuelve a puntualizar que no existe coii-
tradicción con los objetivos liberales y la apertura a la inmigración
propiciados por la Coiistituc;ón de i 853, ya que
Cada uno (le los oporientes intenta servirse de las palabras y 10s he-
~110sdel otro para iitilizarlos en su provecho. N o sólo de las palabras y
10s hechos, sino también de las fuentes. Eii efecto, Alberdi se apropia
de las ideas de Savigiiy para criticar como causante de inestabilidad so-
cial la pretensión de dar a un Estado iiuevo, en un momento débil para
la ciencia jurídica del país, un código también iiuevo, plagado de nor-
iiias no ari-aigadas en los usos y cosrumbres de la sociedad.I2
Propiedad privada
El l>i-iiicipalcjc csti-ucturante dcl relato narrado eii el CGdigo Civil
pasa por la rcgulacióii de la propiedad privada, fruto evidente de una
concepción radical derivada d e la noción nloderiia de individuo." Se
completa así ~ i r proceso
i que se había iniciado en los aíios de la Revo-
Iucifin y [labia continuado dui-aiitc cl gobierrio dc Rivadavia. José Iler-
iiáodez inuestra en el Mariín Fierro que la opci6ii por csa coiiceycióii
de vida clisiaba de ser aceptada uiiáiiiiiiernciitc. Desde sus prinieros vcr-
sos, cuaiido el protagoiiistn canta "Mi gloria es vivir tan libre 1 como el
pájai-c>dcl Cielo, 1 iio hago nido en este suelo 1 donde Iiay tanto qiie su-
fi-ir'' (1, 91-94), se reiviiidicaii inodos de vivir en los que scr pi-opietario
carece de iinpoi-taiicia. ( Q u é podi-ía signilicai-, por lo tanto, para esa
pei-spectiva, uii iiistruiricnio legal que gai-antizai-aaquella coiidición?
Eii relacióii coi1 la i-cgulacióii dc las obligaciones coiitractuales, el
Código crea un iiiuiido de igualdad abstracta, iiitcgrado poi- iiidividuos
si11 di1crciicias físicas, psíquicas, culturales, sociales ni ecoiióiiiicas, que
se poiieii de acuerdo Iihreiiieiite entre sí, siii iiiiigúii tipo de condicio-
iiaiiiieiiios esrcriios o internos, para cjcrcet cunltluies nctividnd coiifor-
" Jcaii Carhaiiiiicr, Dioir rmil, i.4, Les Obilgn~io>ir, Paiis. PUF, 1979, cira<li,~ i . ~ i
-
que ~ V ~Su l o c aeiiire 'los rliieñus; cl dcl ñ l i i i . ~ . tqiic lo es iiiicsiru con(csor, y cl del cucr-
!,o, ~ U lo
C es el iiinl-ido". 'Todavia eii 1888, Osvaldo M. Piiicia susiciiia <lile " L l a r ñ la
1n1~11cr casada cuiiipleta iiideyeiidciicia. plena capacidad juiidiia, iio liie ~iarci-cprudcii-
tc p o r aliura, iiiies iiu cl-cr> q u e haya llegado el iiioiiicii~od e Iiacerlo. La superioridad
dcl iuaridu. dchc pues subsisiir".
?'Entre r>il-asarticulvr q u e rñtilic.ibaii esta rituacióli. eii el 396 re preriiibiaque "No
lpucdeii ser tutores [...] las iiiujcres, cori ercepciúii de la abuela, si se cuiirei-vssc viuda".
" r o d n v i a cii 1881 josC hilñiiuel E r r a d a , Iídcr del catolicisiiiu iiiiiilaiiic, re reiis~ía
a los cnrlibios, aiiiniáiidorr a ;ostclier desde las páginas de La Revirin Aigoiii>i,i quc
'"Enel orden moral laiiiiidad d o ~ i i i r t i c areposa, dcr<lcluego, eti cl principio Je aiiton-
<i:id. q u e iiecie ilos faces. 11 patria roicsind y la ñuioridad niarital". 11 ' 1vez yur cso, iii-
rliisii cii 18')0, el coronel I.iicio V. hilaiirilla, después dc ciiscurrir en una dc r u s coiirc.
rrer sobre los juegos dc poder ciitre lio~tibresy niiijercs eir el interior clcl inñirirnoiiio,
Jeclai-;i I>iovucaiii~~iiieritc: "Yo i i o seria zniujer ... casada, por iiada Jcl ~niuiido. . : rolie-
ia. dircutiríai>ios" (Lucio V. Marisilla, "El vaso d c Icchc". Morrrico. Nucunr cbnrin, itiC-
<iiiar,Uuenur Aii-cs. BiLlos, 1997).
" Esin cuocclici¿ri, rrilutnlia ds lar cnrcñxiizas del Coriciliu d c Triiito (1j45-l563),
<e liabia ~iiatirinidosin iilryurcs vaiiaiires eii el Río de la P l a u despues d e 1810 y sc Iia-
ca coriio el Estado laicisra \:alorabaii p~~sitivaiiieiiteuii iiiodclo tradicio-
nal d e faiiiilin que, orgaiiizado ali-ededor d e la figura del padre, se vcia
coiisolidndo p o r las riucvns iioi-mas.2'
Desde una pesspcctiva difcrcntc, e11 iiiia Coinunicacióii d c 1 8 6 1 ~ l i
rigicla a Sariiiieiito cuando tste era Miiiistro de Insti-uccicíii Pública, kl;i-
i-iquita Sáiicliez dclieiidc, aunque siri cucstioiiar el papel cuinplido p r
la iiiujer eii el sciio del liogai; los bciielicios sociales q u e se dcrivari.iii
d e su educación:
bia p i o f u ~ i d i z a d uc o i i el sdveriiiiiirritu clc las iilenr runiáiirlcas. Asi, cii 1816, el pailzc
Jusé Igci;icir>d e Gorriti sortenin c n su libro Kcflexid>iei qiic " L a rtiirión de la cmujci cr
dar a luz muchos Iiijus, icjci-, hilar, piel3x.v las ciicniclas aiilasar el paii destinado a la
iaitiilia". Y c i i 1828 Toiiiás <le A~icliocc,iñsr opoiiia a la cdiicaciiici Jc la iiiujcr ari:li-
n i c i i ~ a i i d uq u e Csta "$"lo drl>ellciiñr los deberes de imdre".
Marilrner a la iiiiijci rii ese lugar social rcslioiidiñ en gran parte a uiia cucstit,ii
d e intcrés ccuiiúniico, i-clacioiialla cuii 12s ñliñiiras fariiiliñrcs q u e se criiblccían a rtavir
del riiairiilioiiio. Cualquier tiiio d c libre eleccirjii del furuxo crjiiyuge. eii enpeciñi p i > i
p m w d e 12 n i u j e i , pudia ol>riaculizaiy cuiiipiicrr los Irlñnes d c d o s lariiiiia,. i i i i e r e ~ i -
das eii increnienrar su capncidñd ecniiiiinicñ riiediaiirc la uiii6ri <Icsus liijos.
l6 Clii~a Vilaseca. Cnrilii d c Mnriqiriin Siiizrbez. Rlo,yrli/i;i d e rozo épi~cn,Uiicl,w\
Aires, I'euici, 1952.
[arcas hogareiins para cjercer iiiia iniportante influeiicia social, política
y educativa.
Ya se ha iiieiicioiiado a Mariquita Sáiicliez, qiie cn cl Buciios Aires
iiiinediatariieiite posterior a la Re\~oliicióiihabía liderado, por encargo
del ininistro Rivadavia, la Sociedad de Beneficencia, instiutción dedica-
da a recaudar foiiclos y adniiiiistrarlos para organizar los estableciinien-
tos públicns destitiados a la niujer.
N o meiios iiiiportanre había sido, uii poco después, la tarea políti-
ca de María de la Encai-iiacióri Ezcurra (1795-1838), quien mieiitras su
inarido iiiarcliaba al desierto a enfrentar a los indios para asegurar las
líiieas de frotitera, se liabía ocupado de organizarle la Mazorca, fuerza
dc clioque o "policía secreta" que funcionó durante cl segundo gobicr-
iio de Kosas.
Eii coiiicideiicia con la liistoria iiarrada por el Código, algunas obras
literarias se ocuparon peyorativa y paródicameiitc de esta clase de niti-
jeres. En Lagrrin aldea, Lucio V. López describe al personaje de la au-
toritaria, masculinizada y doiiiiiiante tia Medcn, que "ei-a inuy dada a la
política", coino " i i i i fauno obeso; su voz gruesa, su pescuezo corto, su
peclio invasor, iin bozo recio, qiie ya era uii bigote casi, liacian de ella
uii ser liíbi.ido, en el que los dos sexos se confundían".
Medea aparece coino una suerte de alrer ego mitrista de Mariqui-
ta Sánchez, por entoiices volcada a las filas del urquicisnio. Dii-igence
como aquélla de insticucioiies benéficas, en este caso d e la denoiriina-
da "Sociedad Filantrópica", "su casa ei-a uno dc los ceiitros más con-
cui-ridos por todas las grandes persoiialidades, y en ella se adoptaban
las resoluciones trascendentales de sus directores". En esas 1-euniories,
caracterizadas por u n clima de arbitrariedad, coiideiia de la educación
juve~iily proniocióii de la iri-aciorialidad p o r parte d e los Iídei-es, se
dice del paz-tido que "no hay nada más herinoso, nada niás eficaz, iia-
da más eficieiite, que ver esa gt-an máquina humana movida por una
sola voluiiiad que liace el sacrificio de su raciociiiio cn nombre de sus
grandes ideas políticas".
Este "sacrificio de su raciociiiio" parece, eii la visión d e López, pa-
triiiionio pi-eferente de esas iriujeres políticas, más inovilizadas poi- seii-
tiriiietitos irracioriales que por conviccio~iesideológicas y prograniáti-
cas, l x ~ p i a sde los hoinbres. N o en vano la inuerte de Medea se produce
coino consecuencia d e no poder soportar las reglas "racionales" de la
democracia. C o m o una suei-te de castigo sinibólico p o r querer ocupar
iin lugar que no le estaba reseivado, muere de un ataque cerebral poco
después del triple rccliazo de uiia inoción suya puesta a votación.
El m a t r i m o n i o civil
" Hector Tizón, eii la ciiada entrevista, sosiieiir preciramente que "en el origeii de iiiies-
tro Código Civil, el matrimonio inás que una unión aiiioiosa es uiia unión de intererer".
''Véanselos Iiiiidarnci,ios del proyecto de ley enviado al Coiigreso Nacioiial eii
1887, eii el que re define al iriairirnunio religioso coino "uiia de las ranrar ururpaciones
al poder civil". Ricardo Radriguez Molas, 1Jivorcio y farrrilui tradiciotzoi, Dueiios Ai-
res, Ceriiro Editor dc Aiuérica l.arina, 1984.
" Vélez Sarrficld seiialaba que "1.a riiisióii de las leyes es sosieiier y acrecentar el
podcr d e l a s cosri~riibrery n o enervailñr y corromperlas" (rioia al art. 167).
Siii enibargo, autique se adiiiite la autoridad de la lcy cariónica para
dctei-iiiiiiar los iiiipeciiiiiciitos inati-iirioniales (al-t. l b s ) , esa autoridad
deja ya de ser liiia cuestióii de hcclio, pues es la Icy positiva la que rca-
firiiia su siipreniacía al i-econocerla. La autoridad del Estado se fortale-
cc poi-que, si la Icy canónica cs válida, no lo cs por itiaridato papal, sino
porque el Código lo dice.
Eii lo que sí avniiza el Código Civil cs en la regulacióii del ii~atri-
iiioiiio eiitrc iio cntólicos, i-especto del cual se estipula que "l'roduce eii
la República tocios los efectos civiles del niatriirioiiio válido, si iucse ce-
lebrado eii conioi-iiiidad a las leyes de este cddigo, y según las leyes y
i-itos de la iglesia a que los contrayeiilcs pe~-teriecicrcii"(art. 182). Así,
aulicluc se iiianticiic coirio rcqiiisito de validez la cclebracióri dcl niatri-
iiioiiio religioso, éste es coiisidcrada eii uii iiivel jerárquico securidario
1-cspecto de las noriiias positivas.
La iiifliiencia de la lglesia era, d e todos iiiodos, inuy iiiiportante, así
coiiio indudable La forinacióii escolástica de Vélez. Por eso, aunqtie el rna-
tr-iiiloiiio civil iio era cosa iiueva cii el ~iiundo,'~sólo en 1888 se trata en cl
Coiigreso Nacional un pi-oyecto de ley que lo establecía, ciiviado por cl
poder ejecutivo?' Hasta ese moriiento, iiiiiguno de los presideirtcs argeii:
tiiios se Iiabia aiiiiiiado a iiisiiitiar su conveiiieiicia. I'robablemciite estaba
fi-escoel rccuci-do de Nicasio Oroño, gobernador de Salita Fe, a qiiieri uiia
ley 1xovinciai eiicaii~iiiadnen esa dii-cccióri Ic Iinhía costado la oposicióii
J c la Iglesia y la salida del podci- por la fucr7.a. Duraiiic el debate rlc la le>'
que sei-ia proiiiulgadn el 1" dc abril de 1889, Ai-isióbulo del Vallc recorda-
ba que "el cspíritii público iio estaba prep;irado todavía para su reforiiia
[.. .j,el país iio lo riecesiraha todavía".
La saiicióii del Código Civil, si bieii reprcsciitó apenas el inicio (ic
i i i i proceso de caiiil>iode los hábitos socialcs ti-adicioiialcs, pautd cl co-
iiiieiizo de una i-elación coiiflictiva eiitrc ese Estado nacioiial laicista y
una lglcsia católica que coiitrolaba hasta eiiionccs, de iriancra Iiegeiiió-
iiica, la iiistitiición del iiiati-iinonio. Cuestión pi-ol>leináticapoi- cierto,
ya quc, para losi-ar que la socicriad aceptai-a iiuevas rcglas d e c«inpor-
laiiiieiito, a(1eiiiás de legislar y eiifreiitai-sc coi1 el poclei- de la Iglesia, ha-
bía que iiiodificar muclins de las pautas de coiiducta prcesister~tcs.'2
[ . ] alos I U que
C I ~ C I > I I I ~ . I I I I OC ~ viei~e.i ser deieiliiiiiada [por iiio[ivus cx[iñiiur, e i i ñ b s , , ~
IUIO. a I~OSO~~OS".
" Clara Vilaseca, op. cit.
'' Uajo la iiiflucncia rlcl dcreciio caniiriico se aceptaba la sepai-aciúii de ciicipul, pc
TU re ailtoiiraba a coiiiraei- iiucro riiiculo ciiñiiiilioiiial. La le)- d e iniatii~iionioc i i i I
actualiza cl d e b i t c en toriiu a la iiaruialezñ dcl iiiail-inioiiio. y eii 1888 José hlaliucl L1
rradñ advierte que, dada la iiarul-ñleza curirl-actual del inar~ii~ioi>io civil, el divorcio i <
su lógica conreciirrici~.Aiinque d e d c ese xiiu lueroii picsenrador riiuciios proycc~ii;.
sólu eii 1954 cl pc~.onisriiol o K i a r l iciiiiaiier i i i i ñ itiiciarirñ, de cfiiiicta vipeiicia, que g.i
rai,iiz;,ha a los diroi-ciadus la Iiosil~ilidad<lc coiiiraer iiucvas ~iupcias.En 1'>87, por f i i i .
sc i~isiiiuiciel dii,orcici viiicillai-,cciiaiido In iiiiciada casi u i i siglo ñiris.
13 dereclio que aconipnficj la consolidnción de la nacióri iio i-egulb
las rclacioiies socialcs preexistentes eii la socicdad de s u tieiiipo. Tanto
\'í.lrz S3rsiiclci corno el resto de los legisladores toiiiaroii posicii,ii,
iiiaiileniendo lo que coiisiderabaii coiiveiiiente rnanterier y modificaii-
<lo lo que creían iniprescindible cambiar. Eri esic seniido, el relato d e
vida narrado por el Código Civil y continuado por la Ley de Matrimo-
nio Civil doraría al país de un insti-umeiito iinportante para iiicorporar
a los iniriigraiites eii el proceso económico.
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Se cscribc la Iiistoria, pero sicnipre se 1a Iia cscriio drsdc
el piiiito dc vista <le los sedcntai-tos, y en nombre dc u11
aparato unificador de Estado, al iiiciios posible aúii ciiaii-
do sc habl?ba,de iióiiiadas. Lo que falta cs uiia i~oiiiadolo-
gín, lo coiitrario dc una Iiistoiia. [ . . . ]Jarribs la Iiistui-ia Iia
comprelidido cl nomadisino, jaiiiás cl lil,ro lia coiiiprcii-
dido el afuera.
Gii.i.rs VLLEUZE y FEi.ix G u ~ . ~ . I . AMil
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tórico, al iiieiios si iiicluirnos eii ei corpus las deinás teciiologias de vi-
sunlizncióii, clasificacióii y conteiición del espacio anexado, coino la car-
tografía, la fotografía o los iiiuseos. La lucha por el espacio se libi-a tan-
to en, y con, esras formas de territorialización coirio en el "campo de
batalla", imagen que ya es, por supuesto, uiia represeiitación peculiai-
de sucesos probablemente niás sórdidos.
¿Existen líneas d e fuga en este corpus? Borges, desde las orillas de
la ciudad cuya niitología iiiveiita en el Evaristo Caniego, cita como "el
inoineiito inás patético de la historia" dos estrofas al final de La Ida
donde C r u z y Fierro, desertorcs y fugitivos, dejan atrás el campo y se
internan en el d e ~ i e r t o Llama
.~ la atención, sin embargo, quc uii lector
d e la perspicacia de Borges n o haya reparado en la coinpleja y contra-
dictoria tensión que reina en estas estrofas finales del poema que, al mis-
iiio tiempo que narran la infracción absoluta -la deserción de la ciu-
dadanía y del Estado-nación para buscar refiigio en la riegatividad, en
ese exterior Ilainado "Tierra Adentron-, ya estáii, ellas niisinas, fuera
de la patria en tanto espacio perforii~ativodel canto. l'orque si, como
lia sugerido Josefiiia Ludmer, la patria está en el canto iriismo, en su vo-
cación totalizadora y teatral p o r abarcar u n universo significativo que
ya n o se coiitenta apenas con la posición de una poesía mcnor, ese can-
to ya ha recorrido su círculo entero y ha llegado a su desenlace final -el
silencio, romper la guitarra- cuando aún falta esa última tonia de jine-
tes qiie se alejan rumbo al liorizoiite, plano reenfocado obstiiiadameii-
te, desde entonces, por los intérpretes coiisagrados del poeiiia desde Er-
nesto Quesada y Leopoldo Lrigones hasta Jorge Luis Borges y Kicai-do
Güiraldes.' Cuando los subalteriios deciden, finalmente, siistraerse a la
tutela dc las instancias superpuestas d e poder que, hasta ese momento,
se habían encargado de vigilar y explotar sus cuerpos (el juez, la poli-
cía, el ejército), su voz es secuestrada por uiia voz impersonal, uiia pers-
pectiva elevada que obseiva esa partida quedáiidose atrás, en los confi-
nes del estad^.^ "Un fragmento que tieiide hacia la Vuelta, un comienzo
Bordes
Entre las lecturas que Iian vuelto a ubicar la frontera en el centro de
su diagnóstico de la cultura argeiitiiia, sobresalen las de Ezequiel Mar-
tínez Estrada, Muerte y transfiguración de Martín Fierro, y de David
Viñas, Indios, ejército y frontera. Publicados en 1948 y 1983, respecti-
'O Lucio V.Maniilla, fina cxcurrlón a lor ,ndior rnnqueler [1870], Bucnor Aires,
Kaprlurz, I1)(i6.Dsrracador riiins.
360
vaiiieiite, y escriios sobre el ti-asfoiido de situacioiies políticas trauiriá-
ticas, ambos textos vuclvcn, si bieii con iiiotivacioiies muy distintas, a
la litei-ntiira de fi-oiitera coiiio clave y origen de un presente catastr6fi-
co. 1.0s ecos ysicoanalíticos en este iritcrrogatorio iio soii casuales. Sori
legióri las frascs del voluinirioso trabajo de Martíriez Estrada que respi-
ran una vocacióii terapéutica por cui-ar el atavisino polirico que repre-
senta, para él, el peroiiisrno, regresando a su vez al texto de Tiernáiidez
qiie lee corno el sueño (o la pesadilla) de la sociedad argeiitiiia. Sariiiien-
io reencarnado en I:reud, el analista iei-iiiiiia la sesión i-ecirando (conio
éste lo liizo en Totem y TnbN) la verdad aiitropológica de los orígciies.
La frontei-a se ha incrustado en el iiiconsciente iiacional, conio un con-
teiiido latente y desfigurado; es la esceiia priinaria i-epriinida que retor-
ria de iiianera siniestra en el presente de la ciudad inasificada:
1' I l a ~ i dVifiar, Iridior, e,Crcito fronicrn, Buenos Aires, Siglo XXI, 1983
)J
la catástrofe prcsciite. Criticar estas lecturas, y rclccr coi1 y coiitra ellas
la litci-atui-a d c la frontera, quizás Iioy eii [lía siciiifica cii priiner liigar
desarticiilai- el silcnciaiiiieiito d e los O i r o s , su reduccióii a la l->asividati
y la victiiiiizacióii, tanto p o r paric clel discurso rlc los \,eiicedores coiiiii
d e los críticos d e cste discurso. Q u i z á s ~ i ~ i i i f i cncoiitrar,
ca eii el desbor
d e iiiisiiio del lenguaje d e la violciicia, las liiicllas del treirieiido desafío
q u e ésta viiio a rcl->riiiiir.
Y es qiic csia acclcraciílii hrusca, cse avaiice rel>ciiiiiio, pot- iio ciccir
conipulsivo, tiel discurso d e la " ~ i i c r r adefciisiva" y d e la "civilizaciiiii
clciiieiite" al d e la "giieri-Aoiciisiva" y ilcl extcriiiiiiio, cs ial vez el ras-
go inás disiiritivo d c esa litei-atura. I'nrqiie si el ciclo (le la froiiiei,i vic
tic a rcciiiplazai- a la liici-attiia del desierto, iópici, roliiáiiiico desde, p o i ~
lo ii?eiios, las C a r t a s n ,,t, a ~ n i g od e Eclie\,ci-ría, escritas eii 1822, lo 11.1-
ce subordináiidosc p o r eiiiei-o a los iiiipei-ativos d e lo iiiilitar. A4eiios dv
1 1 1 1 ~década media eiitre losp/nties y los/~lnnos,\os pi-oyectos del avaii-.
ce d c la Iroiitcra y la raiificacióii cartr~gráficacIc sus rcsultatl«s qtie soii
traiiscriptos a los iiuevos iiinpas iiacioiialcs coiiio "accideiiies" d e ui1.i
gcografia positi\.izada: "aiitigiias tolderías" pasari a sei; e n las plaiiclia\
de inr 17n>,ipardr/.i~i,-[i8721. R i ~ c
" Alvaru Uairor, li.i>i?re,nr.v rer,~ruri~irJc</o-alcr
~imsAires, M ~ c ~ i c i i 1957.
c,
363
p~tagóiricasdel Arias GeográJco de la Rcpribiica Argentina de Paz Sol-
diii, Iiul>licado eii 1887, iin iriero indicador geográfico, un p i i i i ~ odc
orieii~acióiirii la iniiiensidad de una "tierra virgen".
Recal-iiiiileiiios: l n violencia se iiicriisia en la literatiira de frontera
no solai-iieiite, tal vez iii siquiera eii priiiier lugar, porque ella anticipa,
~~roiiiiicve y rclata la e~radicacióndc loi indios sino iiiás bien porque ra-
tifica, celehra y fi~iaiiiicnte"olvida" esta "solución", erradicando a la
violencia. Eii apeiias diez aílos el escenario niilitar de los últiinos pro-
yectos estratégicos -1.a guerra contra los itldios (1877) de Alvaro Ba-
rros y La co17quisfa (le q14ince mil legrras (1878) de Estanislao S. Zeba-
110s- se habrá convertido e11el ameno teatro iiatural de "Nucstra tierra
.í \~iielode pájaro" (1 889) de Eduai-do L. IHoliiiberg, un texto que rccs-
cribe la visión paiióptica de la "fisoiiomía" iiacional del yrinier capítu-
lo de Facundo a la luz de las últinias cairiparias inilitares, desplegaiido
ante sus lectores un iniiienso jardín botánico poblado de lionibres de la
ciencia:
' 5 Edoñrtlo L. Holmbern, "Nocstln rierraiuiielo clc pájaro", Hoietin del Initiii~ro
Geográfico Argenfino X. 3, 1889.
364
eii una siiperficie d e puro espacio qtie los pnisajei del fin de siglo este-
tizariii en torios sublinics.
1;scrito coii uii liropósito claraiiieiite paniletario, CrillvuciirA y ln
dinaitlir de lospiedra (1584), de Zeballos, el de una serie dc "ro-
iiiarices iiidígerias", resuiiie eii uiias pocas frases ese paso de la masacre
a la fertilización tle la tierra:
'' Esraiiislno S. %cbaIlos, Cnllvucrirn y ln dinnrriri de 101 l'iedrn, op. c i t . 1.a ' c n -
Iccción histórica" de Zehollor fiie donada eii 1809 al Museo de Ciencias Narurrlcs
de La Plata. El cráneo de Mariano Ro,ar fue, si. exliil>ido a la curiosidad pública.
Hacia 19'11, la coniunidad raiqucl inició las gestiones para la rrsiiiuciiin d e los rcs-
ros del cacique, la cual sc coiicieió finalniriiir, iras la sanción de una ley n;icioii;il.
eii junio d e 2001. La ceremonia iuvo luo,ai a orillar de iñ laguna de Leuvucó. Ver Lo
Nnción, 21 d jiiiiio d e 2001, 1. 1s cl-óiiica de Maria h4oreiio eri I1iigi>inli2,Radar, 1"
d c jiilin d e d o l .
"dcjando el fcrro-carril á su cspalda y avanzando p o r la zoiia exterior,
C.. .] ocupaii<io lucgo lo5 p u n t o s cstralégicos que, i-cspondit.iido al oli-
jeto d e rediicir el espacio y esirecliar al cnciiiigo, fuescn á la vez nucs-
tros centros d e ol~eraciviics ..."." Mieiitras quc, taiilo eii los proyectos
c o i n o en las Iiistorias, la violciicia d e la "operación" dcsaparecc poi- de-
bajo d e Irases iieclias y d e fóririulas suiiiarias, e s e n las crónicns d o n d e
s e Iiace visible coi1 sórdida I>lasticidad. L o q u e Maiisilla revcla eii 1870
-el liambrc, las levas, la viruela- y que cs r e c o r d a d o c n 1896 p o r
Itdunrdo G u t i é r r e z e n s u s Croquis y siluetas militares, lo apiirita eii los
aiios del avance fiiial u n ingcnicro francés, AlIrcd Ébélot, c o n t r a t a d o
1wr 1' iiiiiiisri-o A d o l f o Alsiiia para rlirigir los trabajos d e La zanja lirní-
lrofe, e n uiias cr6iiicas publicadas origirialmctite eii la Revue des l l e ~ r x
A,lo~zder'~ y q u e , c o i i ~ ocscribió J u a n J o s é Saer, "sabcn crear csa atiiiós-
fcra singular que, a mi juicio, s ó l o se encuentra cii los rncjores filrns d e
John F ~ r d " : ~ ~
" Alvasu iliari-os, /.,A gi'ci-1-a conirn Inr iridior, Buenos Aires, imprctira y LiLireiías
dc hlayn, 1877,
" l.<is ai-iiculos ric fliélu; Iuci-oii iiublicados cii fi-aiici-s ciitl-e 1875 y 1679, salvo el
priiiiei rclaiu, "Unn iiivasjóii d e lur ilirlior cii la. provincia dc Uucnor Aires", paric dcl
cual y a lialiia rpaiccido e i i los Atrolcr de ln Sociedad Ktolrl e n 1876. En 1890, después
de hnhci i,iielio a Piaicia. filiéloi escrihió tñiiibién u n lihio de recuerdos yampeanor,
titulado Ln Pnrr!pn. Mo'iiis sud-ainéricniiics(Paris: Bihiiorlieque Escñty), ilustrñ<lopai
Aliretl I'aris, u i i piiiioi Iraiirés rcrideiitc en la Argetiiina. Cito según la cdiciiii~carte-
liaiia <lc las cióiiicasii n ~ i ~ e i - i z aFroniei-a
s, Si<r;Reri<erdory >elniosrie la Cnrnpnfin del
Desierto (1875-IR7'/],vueiiai Aires, liral;, 1968.
I q Jilaii Juié Sier, "Ehéloi", .E/ conrc,piu dcficnó,,, Riiri,ris Aires, Erpasa Calpc, 1977.
Auu coinciilieiidu coii Saci eii cl juicio csréiic<,,podría objciarse !a reiviiiilicacióii Ciica
quc Iiace del pio)ieciu "pi-ogiesiiia"dc Ebkloi, como si Cric jiudici-a sei dcsi.iiicuiñdo dcl
proyecto riiniiiiñioi-io (iahic la Liase de la iiiiriiia iiuciú? de "piogreso") de sur rnccenas
riiilirarcs. I'nra una l e i t u i a critica y porniciioli7.ada de Ebélor ver Aridrea Pñgni, "(:o>,-
qi<isindor-erd r r Painlia", I'ori/Kolo>iinlc h'e,ie>~, Reiieberichie zwiichen I'rn>ikrcicb a>,d
Argct>iinicti¡m 1%]nbi~hr~>ii/ei-i (Viajes pos/ci~loiiinlcs:rcl;ticir d e viñj~.ciiiie 17i-ariciay
Argrlliiiia e11el rlglo xix),?'~ibiiigia,Siriiffi.iiliutg, 17". Vcisioii c;isic!laim en prensa.
Aquí, pues, los iiidios apareceti vistos d e cerca p o r el leiirc del fisio-
Iogista, visión iiiediada p o r uii prisiiia deiiigi-aiite, i i i i concepto d e be-
lleza física coi1 valor oiitológico (otorgado taiiibiéii, cn otras ocasioiies,
a los d e virtud, trabajo y l>rol>icdad)que traduce d e iiiiiic~liatodiiereii-
cia eii iiifei-ioi-idad. L o que, iio ol>staiite, distiiisue esa prosa del IaLm
rioso gigaiitisrno de Zeballos, es la agiideza del detalle, ese "i-uido d e hie-
rro viejo" que iios asalta coi1 la iriisina iiiiiiediatez que Kolaiid Dai-tlics,
en sus iriediiacioiies sobre fotografía, Iia descrito coiiiopirnctir>~i;uii
piiicliazo, uii agudo y iiiiiiúsculo rloloi- en c u y o lapso fugaz 110salcnii-
za (pai-a volvcr a perderiios) el alieiito del iiistaiitc 1-Iay, eiii-
pero, una escisi6ii curiosa cii esa esceiia, cai-actcrística iaiiibitii Je la
narrativa de Ébélot, y q u e lo lleva casi a iiivei-br su esqiieiiia de valori-
zacióii: aiites d e deserisillar, o 7 tn>itojinetes, Ims iiidios soti eiifocados
p o r la iiiirada del aveiitui-cro recoiioce su "habilidad" en niaiic-
jar "herinosos aiiiniales" lirofusaiiieiite "adoriiados". H a y eiiviciia cii
esa iiiirada, niás aún si.se la coiripara coi1 el reiicor coi1 que coiitciiipla
el r u i ~ i o s oiiiaiiteiiiiiiieiito ilc los caballos estatales, c iiisiste: "El eleiiieii-
to I~rincil>al de esta guerra es el caballo d e Caballei-ía, qtic todavía debe
ser ci-eado eii el ejército argeritiiio". N o la "santísiiiia ti-iiiidad" de fe-
rrocai-ril, telégrafo y fusilcs reiiiirigtoii, eiitoiiccs, sitio "la caballería"
debe resolver la gueri-a ctc fi-oiireras: Iiay eii este técnico fraiici.~i i i i go-
ce aventurero p o r lo ariacióiiico, p o r los eleiiieiitos épicos y arcaicos d v
este coiiliii d c "la civilizacióii" q u e hace que liasia los itidios rccupereii
a taiitu oiemigor (iir~blczaque pieitleii iiiiiic<liaiarncii-
cierta i i i ~ l ~ l c zcii
te tlesliués dc Iiñbcr sido ilesciisillados y soiiictidos). N o coii tles~léiisi-
iio, al coiitrario, coi1 ciitusiasiiio participa Ébelot eii los coiiibares y "sa-
borea" el peligro del iiialbn que se aceka: los cercos y las persecucioiies.
los rcchazas d e ataques iiidígenas, soti rclcridos eii i i i i leiiguajc d c ple-
nitud, inmediatez, y Iiasra d e goce: Iiny uiia erótica d e la violeiicia en 1.1
q u e por iiioiiieiitos, ci\,ilizados y salvajes se coiifuiideii (y eii esta iiio-
iiiciitáiiea suspeiisióii d e las etiqiictas y coiifiiiaiiiientcis iIc la civiliza-
cióii que proporcioiia esta Iejaiia giiei-i-a fi-oiiicriza reside la fuci-za sc-
diictora d e sus textos). I'cro Ébélot taiiipoco aparta la iiiirada de los
cuadros menos resplaridecieiites, y -a diferencia cle casi todos los d e -
iriás autores- es capa7. d c coiisigiiar los detalles inás sórdidos sin cscu-
i-rii-se eri abstraccioiies iiioralizniites:
"1.0s veo aún": Iiay algo qiic no deja dc retornar, una pi.ecisióii de
pesadilla, cii ese iiisratite eii que el ingeniero, iiicapaz de apartar los
ojos de la crrieldad qiie ctisaiicha los actos de "itidios aniigos" y "gait-
clii~sdegolladores" por igtial, contetnpla tina violencia que, según él,
carece cle toda inedida y función: "Ya es u n rasgo d e hiiiiinnidad fusi-
larlos", anota más tarde sobre las iiiasacres iiiultituditiarias que, i~isis-
te, ejei-cen ittia violeiicia eii exceso, extraña a la empresa civilizadora
eii cuyo noinlre es ejecutada: "Siii juzgar las ejecucioiies sriinarias dcs-
de el punto de vista iiioral, se p e d e aiirtiiar que so11una torpeza dcsde
el puiito de vista práctico". Pat-a I?bélot,la violeiicia civilizadora debe
nplicai-se en dosis terapé~tticasy sei- acoiiipaíiada de iricetitivos para
apartarse (le la vida birbara -zanjas para protegerse d e las invasio-
iies, si, pero ranibién "ciudadcs iiucvas, rodeadas de graiijas y pequcñas
cliacras" para asentar allí y sonieter a utia pi-opedéutica civilizatoria
a los aborígenes doiniiiados: "se rrata L...] de supriiiiir el coiiiunisrno
vsierilizante ei-r el cual vegetan bajo el despotisino patriai-cal de los ca-
ciques; eii otrns palabras, dai- a cada uno, coii la propiedad de su caiii-
P O y de su casa, el sentimiento de su indepetidcncia cotrio lioinbre ...".
1:srrategia coercitiva que, eii cse rnistiio iiionieiit«, se empieza a apli-
irar a las niasas obreras de ultramar (al paso de la represióti de sus or-
gatiizaciories iriilitantes y el ericarcelaiiiiento o ejecución d e activistas
~>oliticos y siiidicales), la "civilizacióri cletiietitc" d e la frontera es vis-
ta por sus detractores como mera farsa, coino uti cariiaval de aparien-
cias dada la poca iiicliiiaciíin d e los "sali~ajes"a someterse a talcs tera-
liias: "estos criiniiiales enjaiilados, pues -escribe %eballos,- apenas
se alejan de los caiiipanicntos vuclvcn á ser salvajes si n o los acoinpa-
ñan los v c ~ e r a i i o s " . ~ ~
Eii la ausencia de los feticlies inoiietarios de reciprocidad, la violeii-
cia circula conio moneda iiarrativa e hiperbólica entre Estado y pobla-
cioiies frontei-izas y sostiene un poder que, lejos de las mcti-ópolis, ha
vuelto a toiiiar los rasgos de lo que Foucault, cn un trabajo que Iiabrc-
iiios dc citai- iiiás extensaiiiente, llamó soberano." Eii i i l i n de sus últiinas
crónicas de fi-ontera, "El soldado de Iíiiea", Eduardo Gutiérrez escribe:
" Esirriislau S. Zeballor, Viajale nlpaír de lor nrni<cnnor, Buenos Aires, Peurer, 1881.
Eii adclaiiic abreviaré VPA.
'? I'arn uiia lectura aguda de la violrricia Ironreriza, iio coriio "exceso" disfuncio-
nal sino conio "leiigi~nje"dc la acuiiiulicióii iiriiiiitiva cn las periferias del capiralisni<i,
ver Michacl l'aussig, Shamanir>n,Coionialirrn, and rbe \Vild Mnti, A Study ita Tenor
nnd Henlhg, Cliicago, Cliicagu UP, 1987.
" Eduardo Guribrrez, Croquis y iilurinr militdrer, Escenas coniemporinrar dr
nueirrai rampanientos [189h], Bucnor Aires, Hacherie,llSú.
" Klaus Tliea,eleii, eri Fattrarior mnrculinnr, sosricne que el Iiombrc-soldado far-
cisra sc canstiruyc conio sujero sadoiiiasoquisia prcciramenre en u n a represión pcrmn-
iieiiie de sus propios deseos de goce -no mci-aniciite uiia reprrsiúii rdipal, sino una re-
priiiiido por la vioieiicia dcsboi-daiite de la frontera? (I'or qué una eco-
iionria taii iiiflacioiiaria de la inuertc y dcl terror en una zona careiite de
riiaiio d c obra? ( N o se Iiabía escrito, acaso, que goheriiar era poblar?
Claro qiie, para Lista coino antes para Ébélot, la única forma de pi-ac-
ticar ese riomadisiiio evasivo coiisistia 111-ecisariieiiteen aciiiar coiiio agcri-
ie del irrisiiio podcr discipliiiario del que la vida fronteriza lo siisiraía nio-
iricii~áiicaiiieiite:iniciitras el ingeniero iiiiliiar cavaba zanjas y irazaba -
pueblos-cárcclcs, cl aiitropólogo se iiitei-naba en el csl~acioiirisnio de los
Otros, sc iiietia eii sus "iicn<las" y iiiedía siis cuerpos y siis ~ a n i ~ ~ o s . ~ V ~
Vueltas
curipo (Argeriirnn 1880-IYlO), Rosario, Bearrir Viterl>o, 2000; Jorgc Salerri, Mé<licor,
mnleanfer y rnnricnr. Higiene, nimi>~ologin y borriorexirnlidad cn i<iconifri~cn'ó,~ de in
nación Argentina (Buerroi Aires: 1871-1915), Ilosaria, Beatriz Viieibo, 1993.
'' Sobrc las colcccioiies xmrói~iicasdel Museo dc La P l x n ver Irina I'odgorny y
Gustavo Pnliris, ''¿Qué sucedió eii la Iiirtoña? Los erqueleios araucnlior del Evluseo de
La Plata y la Coiiquisn dcl Dcsierio", Arquroiogi¿ conicn,poriinen. 3, 1 < ) 4 O - I ~ 7 ? ; ~ r ~ ~ s
i\iidcrniaiiii, "Evideiiciar y rnsiiciios: el gahinele del D r . Morriio", Frloloyin, 31, 1-2.
" Federico Barhará, iMnnuni o vocribiiinrio de in le>zgunpn>,rpn y del ei~iioJnmz-
izar P R P / ~uro dc iorje/c,i y ofinaiei del ejérciro, y dp inr Jnmiiirii a cxyo cnr,yo p i r i , /OS
itidioi, B u e ~ i o rAires, 1874, ciiado por David Viññr, indios, ejcroto yfroniei-a, op. cit.
niiciitos") eii castellniio y "dialecto painpa", aleiitanrlo a lr>s iiidígciias
a coiifesarsc a siis iiiievoi aiiios y, así, expurgar sus pecadcis d e salvajis-
iiio, 131-iijcría,y robos: "todas las escenas -c«iiienta David Viñas- se
i-csuelven eiitre uri confesor y u n coiifesaiitc; alguieii q u e inquiere y o t r o
q u c debe decir sus sccre~os".Los cuerpos estraiios, sin eiiibargo, pue-
dcii cobijar malos augurios: tal el caso d e la iiidia l'aiiipa quicn, coi1 su
sonil~i-íoi i i o ~ i ó l o ~iiircrior,
o abre la iiovcla Qsiilito d e Carlos María
Ocaiitos, textil que integra cl Ilainado "ciclo d e la Bolsa". Los recucr-
d o s d e Paiiij~ai-etoi-iiaii conipulsivaiiieiiic a uiia suei-le d e csceiia prinia-
ria, el iiiei-cado d e esclavos iiidígcnas e n el inuellc d e la Roca, d o n d e ella
fue arrancada violeiitaineiitc d e sil faiiiilia pai-a ser llevada a la casa d e
los Varsas, fairiilia criolla d e aiiibiciones pero eii franco dcclive econ6-
inico. A l o largo d e la novela, con su ti-aiiia ccnti-al d e las desveiituras
fiiiaiicieras y aiiiorosas d e "Quilito", el fracasado prodigio d c la faiiii-
lia, Paiiipa será uiia preseiicia coristaiite pero iiienor, rccihieiido coi1 rc-
sigriación estoica las liuinillaciones y los castigos de sus ainos. Sólo una
vez niás :aparecerá en priiiier plaiio, e n uiia especie d e prcluclio al itiiiii-
iiciite deseiilacc trágico:
Eiitre 1880 y 1586 tuvo lugar uno de los debatcs iiiielectuales iiiás iiii
portantes del siglo X I X argentino. Eii una época rica eii coiitroversi.~~
iiistiiucioiialcs, parlatiteniarias y culturales, Viceiite Fidel I..bpez y 1'3.ir-
tolomé Mitre, dos pei-sonajes iiiuy conocidos cii la políiicn y cii lo qiic
entonces se Ilainaba república d e las letras, discutieroii sobre la liistor-i.1
del país. Disputaron sobre los heclios, los Iioiiibi-es y los sigiiificados
que esa historia aportaba a sti presente. Poleiriizari,n sobi-e las fueiitcs
Iiisióricas, cuáles debían usarsc y cóirio, y por fiii sc ciilreiitaroii sol>i-e
el niodo de cscribir liistoria y sohi-e los iiiedios iiiás adecuados para c i -
iializar esa escritura: los diarios, las rcvistas o los libros.
En sus difei-encias sobi-e los heclios, la iiivestigncióii, la escritura y
el público de la Iiistoria, anibos produjeroii iitiincrosos testos, de divcr-
so géiiero y ioririato bibliográfico.'I2ópez piiblicó cii el diario El hl,i-
cional el Debate hislórico y dos novelas liistóricas, La locn de la guiir-
dia y La gran semana de i810. Los textos publicados p < ~Miri-e r eii su
propio diario, La Nrición, fueron sus Co7nproLncio1~~,s Gistó~~cris;i i i i eii-
sayo b i b l i o t e c ~ l ó ~ i ctititiado
o Los bibliúfagos; (10s relatos iiistói-icc)s
breves titiilados "El problciila del duclue de Allia" (fii-iiiado por Aiidits
Mellado) y "El descrtor" (con la liriiia d c Cecilio Navai-i-o),adcin.is ,:le
A.Iayo, uii editorial referido a las fiestas patrias.'
' A p r ~ d c z c oa R O ~ CCliartier
, la inniciisa iyudñ quc nie prestó liara clahi>raiy c i i i i -
ccpiiializar el trabajo gciicral del q u e surge i i i i s rccie~irciiieiiiecste ñrticulo. Ver Rabcrtii
Madcro, El or-rgoi de ln hirrona. Sobre el dcbnie entre Kre>,rci-idcl 1.6pcz y Hniroiii!i,é
h4trre, Uuclius Aires, FoiiJo d c Cultura licuiióiiiicñ, 2001.1.25 ediciones del Uebate J e
las Co»iprobnno>irrq ~ i citñrernus
c eci a<lelaiitcson lar J e Ricardo Rolar, llc6nie htrióii<o.
l I:aciilrad,'l'uciio 1, 1916. Tornus 11 y 111, 1921; Co>np,«L.ncio-
Uuiiios Aircs, L i b l ~ i . i 1.3
ncr birtórirni, Uueiior Aires, Libici-ía LaFñciiltaJ,Tui>io 1, I Y 16, l'uriio II, 1 9 2 1 S a l v i i iii-
dicación especial, las citas d r 1.6pez y Miri-e corre~~~ocideci, ier~>ccii~~aiiieiiic,
a esas ul>ins.
Éstos soii los textos fuiiriniiieiiralcs, pero se podi-íaii agregai- otros
que, eii iériiiirios gciierñles, slirgieron cnirio restiliado de los complica-
110s ~lesplazaniieiilosde los esci-itos ciitre diarios, iolletos, revistas y li-
Ihros, y cii los que se anuiiciaba o justificaba cada canibio. Por otra p a ~ - -
ie, el soporte erliiorial del diario periiiitía uii tipo de textos de difícil
~IasiTicación,talcs como avisos o conientai.ios sueltos, pero n o poi- eso
de menor incidencia en los efectos del dcbate. Las iiitcrvencioiies fue-
ron, pues, diversificadas y, extendidas a otros registi-os, cubrieron un
ainplio caiiipo de iextos. Ese ciiil>eño estaba inotivado por apuestas
existenciales. El estilo, el vocabulario y Ins estrategias publicitai-¡as quc
.iinbos coiireiidientes crnplearoii para llevar a cabo el debate reiiiiien,
por u11 lado, al código de Iioiior de las sociedades dcl aiitiguo régiineii
y, 0"-o, a los principios o reglas explícitas o iiiiplíciras que habían
orgaiiizado las conduc~aseii la república de las letras de los siglos XVII
y xvirr.
Asi, desautorizar uii icxto o ignorarlo, coino en efecto ocurrió en-
[re L.ópez y Mitre, equivalía a quitar la lioiira y a cuestionar la opiiiión
ile quÍcn lo csci-il-iía.Dc In posición pública y dcl alcance de la obra de
los cuiiteiidieii~esda cuenta uii rccuerdo de Borges; al evocar los pocos
lil>ros eii castellniio clc la biblioreca clásica francesa e iiiglesa de su pa-
dre, iiiericioiia entre ellos las obras de Sarrriicnto, Mitre y López, "que
iodo el miiiido tenían.l .
Cuando Ricardo Rojas edita el debate eii 1916, en la coleccióii "Bi-
I,lio~ecaargeiiriiia", defiiie nítidaiiieiite una nueva concepcióii liistori-
cisia de la cuitiira y Ins letras nacionales. Según la "Noticia preliininar"
que abre la edicióii, es Miti-e qiiicn sienta el fundameiiro del saber liis-
iórico moderno, basado en la separacióii entre el sujeto y el objeto de
coiiocimieiiro del pasado. Los instrumentos que explicaii y jusrilicaii
csa separación ti-ascendental son previsibles para quien -corno Rojas-
lia exaniiiiado la eiiiprcsa liistórica europea en fuiición de un proyecto
iiesriiiado a foriiiar una concieiicia nacioiial; de allí su insistencia eii la
l~úsquedade objeiividad de Mitre y cl éiifasis eri su sistema de investi-
g ~ c i ó iyi critica docuiiienral. Sin eiiibargo, uno'de los instrumentos que
cxplicaii y justifican la separacióii trascendental entre sujeto y objeto de
ci>iiociitiiento resulta inesperado para la época: "creo que lo eseiicial de
esta poléiiiica no fué, conio en otras, la lucha eii si misma, sino las co-
sas que eii ella se debaiíaii. [...] Baste recoi-dar que se laiizó el reto en
riii libi-o y el agi-edido recogió ese guante en otro libro,pues rnás de cua-
Una vez bieii infoi-inado, el esci-iior, ante todo, debe ser artista
y coinpositor, y inancjar los colores de su palera de manera qiie
sil obra reprodtizca el draiiia del pasado por la adaptación y por
la opoi-runidad dc sil estilo, dejando la docurnentacióii coiiio sc
dejaii dcbajo de tierra los ciinientos de todos los rnonuiiientos.
,,
Estrategias de argumentación
$1, '
'-:vlEsta coricepción positivista se complernciita en el debate con sil es-
trategia de nrgunieiitación. En efecto, Mitre se jactará de igiioi-ar las po-
siciones ideológicas generales propias y de su adversario y, iiiás aún, de
o6viar todo aspecto personal, Iirnitáiidose a docuiiientar y probar sil
materia. Si n o nos detuviéramos en ciertos pasajes breves e injuriosos,
si'qo recuperáraiiios todo lo que se ha perdido en la transposición de
loS,textos a diversos sopoi-tes editoi-iales, y si iio reparái-aiiios cn el uso
selectivo <iclos tcxtos que la ti-aiisposicióii ofrece, parecería que Mitre
l ~ ~ r a t r a i i s f o r i n la
a r polemica Iiistórica cii uii libro de Iiist«ria que no
dcpcnde eii su relato de advcrsai-io alguno y eii el que iiisiste-coiiio Ii,
sugicrc cl título: Cunzp>-obacio>ies hirtóvicas-- eii lisiar y criticar datos
para probar Iicclios y leyes liisióricas, deiitro de una narración coiiieii-
tada y cronológicarneiite ordenada. Llcspliega así una cstratcgia de ar-
guiiieiitación erudita demasiado osicnsiblcinentc basada cri documeii-
tos: "Y no basta conocer uno iii inuclios docuiiieiitos; es iiecesarii~
conocerlos todos, pues uiio sólo que falte puede aiiular o dar diverso
sigiiificado a todos los deiiiás".
La estrategia de argunicntación d e López es eii canihio concieiite o
iiicoiiscieriteiriei?te casuística. Los Iiechos del caso y los valores o reglas
coi1 qiie se los juzga soii diversos y iiióviles, lo quc los transforma en
núclco d c elemeiitos polémicas, que además de liallarse referidos a uii
iiiuiido de particulares, fáciiiiietite remitir y conipromcter al au-
tor, al lector o a su rival, d e forma discursiva o iiari-ativa. Es uii liábito
mcntal de abogado que podciiios ver eii acción, eii su ve]-sióii iiai-i-ati-
va, eii I-a Loca de la guardia (publicada entre el 19 dc junio y el 8 d e
asosro de 1882). La señora Morgndo se ha casado con Marquiategui, un
olicial del iiiipcrio espariol 611 Chile.
Tcrriblernerite celoso, el oficial -un criniinal de guerra- iio la respe-
ta conio persona y no le puede dar Iiijos. Tal vez por todo eso la sciiora se
enamora de Necocliea, un oficial del ejército de la iiidepeiidencia, que ade-
niás de estimarla, es Iioiii-ado y caballeresco. El escáiidalo estalla y el liber-
tndor San Martín iritervieiie haciendo cnccrrar a Necocliea y conliriaiitlo e
La riovela, sin embargo, el-a más oportuna que esas declaracioiies, iiu
sólo p o r coinproiiietei- al iecior eii uii coiiociinietito práctico d c los peli-
Estrategias de publicación
Si lo que distingue la escritura de I~.ópezson, como henios visto, sus
Iiábitos de letrado, Mitre se dcstaca por la diestra aplicacióii de la cul-
tura de prensa cn su conociniieiiro y su práctica de la Iiistoria. N o obs-
1999; Frñncinr Masiello, Bermeen Civiiizntion arid Bnrhariivn: Women, Nniion nrid Li-
terary Cuitilre ir1 Muderri Argentina, Liiicoln, Univerriry ol Nrbrarka Press, 1992; 1;iiia
m C i b o r ~ i ,"I'eriodisnio politico y polirica periodística; la co~isrrucción d e una
!
'
'opinión iraliana en el Bucnos Aires fiiiirecolar", r n Revisto de Hirtnrin, IV, 7 , 1994.
TanihiCii Adolfo Miirr. Milre, pi.riodirin, Buenos Aires. Irisii~iici6nM i ~ r c 1943.
,
E.
López publica su Rejutación a las Comprobaciones hijtóricas s o b ~ e
la "Ifisroria de Belgi.anoX en E1 Nacional, entre el 1' d e octubre de
1881 y el 1" de iiiarzo de 1882.12N o tiene rcparos en seguir en la po-
lémica las foriiias rápidas y públicaineiitc conflictivas del diarismo. Al
coiririizar su gran libro, Historia de la República Argentina (1583), si-
inultáiieainerite con el debate, vuelve sin embargo a tratar tenias cen-
trales para el público, pero con una serie de inversiones irónicas que
~itilizaeii el libro iiiás aún q u e eii las páginas del diario. Eii el debate,
coino lo señalamos, López se liabía opuesto a Mitre cii la cuestión d e
la gestacióii d e las razas; en el libro, en cambio, ahora dedica al terna
largas páginas, trazando iiicluso una geografía histórica del pasado in-
caico del territorio, opucsia a la barbarie litoral: instalado eri el bajo de
uiia coliiia eri el Iierinoso paisaje de Cruz Alta, el narrador dc López
descubre una ciudad con todas las características d e la raza viril dc los
pelasgos, una perdida Roma Quadrata: "Toiiiamos la voz de ciudad de
10s roiiianos, n o eii el sentido d e conjunto edificado, que le damos los
modernos, sino, en abstracto, coino asociación política, conio capital
iiiuiiicipal, si esposible decirlo"."
Eii el debate había negado la existeiicia de una raza propia; ahora
defiiiia a esa raza con una irofiía más amplia:
Se había, en fin, opuesto a cada uno de los teinas dc una iiacióii pree-
xistente, pero aliora era necesario
que los pueblos reparasen, al iiii, que tenían su pati-ia eii el sue-
lo vasto y fcraz en que Iiahíaii nacido, qiie coiistituiaii uiia na-
cióii y, pcrmitaseiiie decirlo, porque es evideiitc, que consti-
tuíaii una nueva raza, por cl aceiito vocal, por el tcinperameiito,
por la figura y por iriil otras condicioiies que tratisformati las
geiieracioiies humanas con iiiás rapidez y eficacia que lo qtie se
ti-ansforinan las plantas y los aniitiales traiisportados de uii país
a otro.
Eii todo caso, en esas iroiiías, que se daban en las foi-mas usuales
del libro y sc dirigían al público de sicmpre, dcspiiiitaba, coiiio eii
Mitre, l i i i moiiieiito en q u e el libi-o, apropiado p o i el Estado, pasa-
ba a nianos desconocidas. D o n d e Mitre buscaba disciplinar las rc-
presentacioiies y las prácticas iiidividualizadas del público, y las iiiás
colectivas y espoiitiiieas, López n o se cansa de insistir cii todo 111 que
scpara y dcbe seguir sepni-ando a aiiibas: "Porque así coirio iio se cain-
bia con artificio la constitucióii física de los iiidividuos, no se caiiibia
taiiipoco In índole iiioral d e los pueblos. Eii este setitido, la Consti
tucióii de 1519 es la iiiás oportutia y iiiejor coiicebida de todas cuaii-
tas se lian proyectado en el curso d e iitiestra revolución, iricliiso la
vigente".
Dcsde luego, el pasaje es breve, aislado y apareiiteiiiciite dcsviii
ciilado del fi-agmeiito eii el q u e apnrecc. Cierto coiiocii~iieiitodel tex
to y una lectura atenta pei-tiiiteti darle uii sciirido iiiás aiiil~lioy, cree
inos, verdadero. Se trataría de una coiifesión abrupta del carácter falsi)
de una iiacióii preexisteiiie eii un libro que la coiisrruyc pai-a uii p ú -
blico geticral pero al inisino tieiiipo jerarquizado eii sus diferencias y
soirietid» a ellas iiicluso a través d e las prácticas del texto. Sería a d e ~
iiiás uiia aiiriiiación de la ley en tanto iiistruincii~oúnico dc loriiia
cióii de la república.
El paso del diario al libro y uiia rcpresciitación editorial probleniá-
tica [le ese cainbio será otra vez practicado, pero adeiiiás historiado y
teorizado, coino forriia cspccífica de constnicción de la tradición iiacio-
nal, sólo después del Ceiitcnario. Sin enibargo, la práctica coriflictiva
del traslado Iiabi-á sido sienil>rcfuiidad<irade esa tradición
1x1 paso del diario al libro y la represeiitación editorial probleiiiiti-
ca de cse caiiil~iodebcii ser considerados formas cspecíficas d e cons-
truccióii de la rradicióri eii la literatura iiacioiial.
Coirio lo revela Esteban Echevei-ría ciiaiido, en 1846, publica el
Dogma rocidlistri coiiio libro (la primera edición había sido en 1839, en
el quincenario El Iniciador),
1\1 :
..
''
"Noticia preliminar", en Barrolomé Miire, Comprobcionei hirfóncar,op. ni., t . 1.
,"lL"Ricardo Rojas, Ifirrorio de la lrrcrarurd argrniitrn. Exrngoflorófico robm la ewo-
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AIvarez, 1164.
p o r Alejandra Laern
' David \riñas despliega diez aspccror que se enrrecruzan e n el periodo rosiria y
que "incidcn en la aparición de tina liierarurn coii propios". U n o de ellos es "cl
paulariiio paraje desde lo ripico priniero y luego lo regional liasra nlcniizar lopnirióiico
y finalmente lo nacior>nl" (Dñvid Viñas, Litevntura argrniinn y renlidadpoliiicn, Bue-
nos Aires, Jorgc Alvaiez. 1964). Desdc otra perspectiva, Viññr reññlñ el iiiisiiia feii6-
nieno del que da rurntalorge Mycrs 2 parrir d e la lectura dc los cscriros dc los hom-
bres del 37.
"De la prensa Iperiódica", Ln Semana, 1, hluntevideo, 21 d c abril de1851 (icpro-
ducido parcialmeiitr en Jorge Myerr, op. cii.).
iiiie~izosdel siglo xis, coii cl desarrollo del pei-iodisiiio, ya había 7.oiias
del trabajo iiitelcctual atravesadas poi- las lcycs del iritercaiiibio econii-
riiico"." Esta cuestió~i,que sólo se resolvcríaparcialiiiciitc cii los años 80,
poiie dc iiiaiiifies~olas particulares condicioiies iiiatcriales que provoca-
ron, eii gi-ari medida, el abaiidoiio de un plaii novelístico raii urgaiiiza-
d o coiiio el de Lópcz; esto es, el recliazo de las presiones cotidianas del
diarisiiio, que se le aparecía como la única opcióii que viiiculaba las le-
tras al trabajo.
Fri ciiaiito al plaii iiiicial e iiicoi~clusode 1-tipcz, el Iieclii>de que se
ti-ataba d e i i i i proyecto a tiesarrollar eii el largo plazo -y de allí el su-
puesto econóiiiico cii el que debía susteritarse para su i-calizacióii- taiii-
biéii se explica cii el prólogo. La "serie de iiovelas" meiicionada era un
coiijuiito de novelas histót-icas en las qiie planeaba riarrai- diferentes iiio-
itientos d e la liistoria del Kío de la Plata, desde la coloiiia hasta los le-
vantaniieiitos de Artigas y Raniírez. Lópcz tio solo noiiilira los títulos
teiilativos que contiiiúaii el plan inaiigurado por La novia del hereje (C1
conde de I?uoros Aires, Marti12 1, Capi,i.án Val.gas, Giicljos 11 gibclinos)
sino que se 1-eficre a sus rcspcctiros argunietitos, a los "bosquejosn J c
las novelas c iticluso a la i-cdaccitiri dc varios capítulos de algiiiias de
ellas. A la niaiiera de Janics Feriiinore Coopcr, coiiio lo Iiuhjera qucri-
do, pero más cerca aúii de \S'al~er Scott, el proyecto de López, paralelo
a sus 171-iirieroses~udiossobrc el pasado rioplaterise, se eiiinarca eii la ac-
tit~iclIiisroricisra propi:~dcl rorriaiiticisiiio, a la que apiicstaii taiiibitii,
1iur la vía dc dist:iiitos géiicros teiitativos, los dciiiis Iioinbres del 37.
Se produce así uiia ai-titulación doble: ciitre nai-racióii e liistoi-ia, y
eiiti-e Iiistoi-ia y iiaci6ii3 que d a lugni- a direi-sas propuestas para iiai-rar
la iiacióii La búsqueda del gtiicro iiiás apropiado para ello está oi-ien-
iacla por un objetivo didáctico que podría resuniirse eii f6sniulas coiiio
"porier al alcaiicc dcl "eiisefinr la Iiistosia dc iiiaiiera fácil y cla-
ra" o "iiisti-iiir nai-raiido". Eii ese pliiiti), I.ópez sc acerca y a la ve7. se
distaiicia dc José Miriiiol, quieii caiiil~iéiihabía plniieado, aunque de
iilanera tilis suciiila, un ciclo J e novelas coi-i-cspoiidicntes al pci-íodo
i-osista. La ti-;logia, aiiiiiiciada eii El I'aruná, iba a cornpoiiersc rleAr17n-
iia y de otras dos iiovclas: I.n Agustina y Noches dc Pale~-,>zo.~ Cuiiio
I.ópez, Miriiiol destaca la iiiiportaiicia Iilcraria de uiia obra dc este al-
caiicc: iiiás allá del iiióvil utilitarista iiiicial (iiistrtiir sobre el pasado o
loriiiar iiiia opinitiii política) liay uii hoi-izoiite literario al que ayuiita
la escritui-a. " P o r ~ ~ ia;)i c iio hay uii Rosas a ijuieii atacar coi1 ella-acla-
I
' D u i i i i i i ~ u1'.
Sarniirntu, "De las biooniías", E1 Mercurio, 20 de marzo de 1842.
3:
'O Li carta de I-larericio G. l3alcnl-cc a I.clix Frias cirá ferliada en I'aris, el 27 de oc-
tubre dc 1837 (incluida en Pélix \Vciriberg, Eirnlóti 1i:ur-ario iie 1837, Duenos Aires, 1-la-
clierrc, l'iS8).
412
/: ce1icióii iiegariva de la novela, que perdura eii el Kio de la Piara duniitc.
varias dtcailas, se prefiereii, cn el iiirerior del gtnero, aquellis iiovelas que
: se accrqueii a los por entonces llamados "estudios serios", es decir, aque-
llas cri las cuales el pasado, más « nienos lejaiio, je coiivierte eii inatcria
novelable. Cuarido Mitre, al escribir cn 1848 el prólogo a Soledad, toiiia
!
distancia de aquellos "espíi-itus severos que corisiderari a la novela coino
uri descari-ío de la iriiaginacióii, coino ficcioiies indignas de ocupar la aten-
ción dc los liornbres pensadores" sostieiie, por el contrario, que "la no-
vela popiilarizará nuesti-a Iiistoria"." Sin embargo, como sugería López
en su prólogo, si la escritura de iiovelas iio es un medio con el cual gaiiar-
se la vida, iio es tampoco, por lo niisiiio, uiia escritura considerada íitil ni
iiiteresarite: "iio Iiay inedio entre nosotros de sostener una literatura de
este género", i-esurne con cierta amargura.
Después de 1852, con la reedición de las ~iovelasescritas eii cl exilio,
se lleva a cabo una tarea de actualizacióii sclcctiva, pero que no fuiicio-
na coino pi-opuesta de continuidad sino coino clausura dcl proyecto. Es-
to no significa una ruptura de la articulación entre narración e historia,
de todos niodos, sirio un canibio de géiiei-o: si bien la niayoria de los
!*
hombres de letras que hahíaii escrito alguiia rioveia dcjaii de Iiacerlo, los
dos escritores d e novelas que más abiertainente habían postuiadci una
misióii iiacioiial pai-a el género se incliiiari progresiva pero dccididaiiieii-
te Iiacia la narracióii liis~oriogr5fica.Asi, los priiiieros ensayos, d e fines
de los cuarenta y eri particular de los cincuenta, se convierten a lo largo
dc las tres décadas siguientes en los exteiisos volúmeiies de, por un lado,
la Historia de Belgrano y de la independencia argentina, de Mitre, iiii-
ciada coi1 la biografía del prócer eii 1857 y conipletadn para la cunrta y
defiiiitiva edicióii de 1887, y por orro lado, el Estirdio sobl-e la R ~ ~ o l u -
ción Argentina, de López, esci-ito entre 1872 y 1877, y de sii Hisroria de
la Kepublicn Argenriiia, elaborada de 1883 a 1893.
E n lo que va de la esci-itura de no\relas a la escritura de la historia,
López y Mitre difiereti en la modalidad, lo que provoca en pai-te la po-
lémica que sostieiien en los priiiieros años de la década del La dis-
cusiói~entre una concepción documeiitalista de la Iiistoi-ia, como postu-
la Mitre y sostieiie en sus Comprobncionrs históricas, y uiia coiicepci~ii
en la que soii luiidamentales el "colorido local" y la "res~irreccióndra-
" Ricardo Rojas, Hirrorio de la literario-n nigenlirra. 1-05 niodernor, 11, Buenos Ai-
res, K i a f i , i960.
la [ciideiicia a iiidicar inojories eii los que se Iiai-ia cvideiite la evolucióii
de las formas y los géiieros rcsulta lógica. Siii eiiibargo, la Iicterogcnci-
dad del listado prcsetitado por Kojas ciiestioria, ~irccisniiiciitc,cl cai-ác-
tcr del géncro: hay eri él novelas cortas, cuciitus, "faritasías", poeiiias eii
prosa. I'or un lado, Rojas parece Iiacersc cargo del probleiiia deciiiio-
iióiiico de la iiidifereiiciación de los géneros y repetir las ambiguas de-
nominacioiies a las que fue soiiietidn ioda prosa que iio ftiern eiisayís-
tica. Por ott-o lado, se iiiiporie eii su lectura, por criciiiia de la cucstifiii
de las foriiias, la del coiiteiiido.
Si algc~critica Rojas a los escritores que escribiei-oii iiovclas antes tlcl
52, es que liay en cllos "deiiiasiada caiitidad de Iiistoi-ia,de crónica, de po-
litica, y liartos descuidos de forma. La intuición psicológica del lioiiihrc,
la coiiteiiip,lacióii estética de su.aiiibieiite, la creiicióii poeiiiática clel rela-
to, que coiistituyen la verdatlcra iinaginaci6ri novelesca, faltan a aqiiellos
aniiiii~sospi-ecursores". Desde esa perspectiva qiie iiitciita idciitificar la
iiovela coi1 la "pi.osa de iiiiagiiiaciúii", quieiies cscriliieroii algiiiia iio\,c-
la liistórica, como Lópcz o Juaii María Gu~iérrez,qucdaii relegados al pa-.
pcl de pi-ecui-soresiio tanto por ser la suya uiia procluccióii "iiieiior", si-
iio por el coiiteiiido de sus Iiistorias.
A lo largo de los ciiicuenta y los seseiita, coexisteii iriteiitos aislados
1101 parte de alguiios escri~orcsque veiiiaii escriliieiido eri el exilio des-
de los ~icrnposdel rosisiiio, junto coii aiguiic)~nuevos autores que ex?-
sayaii cl g6nci-o. Eiiti-c los priiiicros sc cueiitaii Miguel Can6 y Juaiia
Manso, niiciitras entre los scguiidos estáii Eduarda hlansilla, Juaiia Ma-
iiucla Gorriti y Saiitiago de Estrada.
Miguel Caiié (1812-lS63), el úiiicoescritor de su generacióii qiic r r -
cribe iiovclas dcspti6s dc 1552, rcgrcsa a Bucnos Aires cii el 49 iiiteii-
taiido recoiiipoiicr su relacióii coii Kosas, lo cual cxl~licaríala posicii>ii
inargiiial que ocupó a lo lai-go de la décatla y su dedicación casi csclu-
siva al foro. Coino otros de sus coiiipaiicros, taiiibiéii Caiié Iiabía abaii-
donado cl cxilio iiioiitcvidcaiio y c~ii~~rcridiclo uii viaje a Europa a fiiies
de la década del 40. Se cree que de csa experieiicia siirgi<íla traiiia dc
Esrher -a la que Llaina "siniple iiarracióri"-, en la que cuenta la triste
historia de aiiior dc iin exiliado en Europa. Escrita eii 1851, su aiiiigo
Alcjaiidi-o Magariíios Cervaiites la publica en 1858 cii uiio de los \,olú-
iiieiies de la Biliioieca Ainci-icaiia, lo iiiisiiio que liaría coii Lafa17iilin
de Scanner, que, niás alcjada dc la vcrticriic sentiiiieiital del roiiiaiiticis-
mo, fue elogiada años despiiés por Sarniicnto, al ver en ella "uiia iiovc-
la del iiiisiiio géiiero judicial que Dickeiis t«c6 eii su Blenk h a ~ i e " . ~ "
Viiiculada lateraliiiciite coi, alguiios delos iioiribres de) 37, cspccial-
' 5 Z u c c o ~cutejz
~i lar versiones del 50 y el 67 y inenciaiia algunos canibios, consi-
dei-iiidol<isu n iniento iallido d e "rrfiiiicioiializxci6n" del terco; Liliariñ Zuccorri, " L o s
Aliirerior del i'inio. 1:I fracaso dc u i i a escritura cii Silvia 1)eliiiio (comp.), El
reverso de la tradición: irnniformocioner culturales en la literriii<rn nrgcntinn del iiglo
xix,Reviira I>iternme?,irnnade Bibliogrc/ia. XLV, 3, Washington, 1995. Por su parte.
Francinc Marieilo iriiala las dilicultadrs para fijar deliriiiivamenrc el texto y dcierrni-
riar su auroria, debido a q u e la edición del 67 se publicó incoriclusn y 12 del siglo xx fiie
coiiiplctndñ por el editor; Francine Mariello, E t j t r ~nVilizd"ón y barbarie. Mujcr<,r,tzn-
ción y cirlrwia liiemiin r n 1s Argenri>,a moderna, Rosario, Bearriz Vireibo, 1997.
"Jtiana Mñiiro, Los <Miri<,riordel Plnrn, Buenos Aires, J. C. Rovirr, 1933.
Manso por subrayar la veracidad de los tiechos nai-radcis lo que debilita
la iuei-za ficciorial de uii relato que iiuiica se sostieiie por su propia Iógi-
ca sino que intenta hacerlo, lallidai-rietitc, buscatido una validez rcfercn-
cial eii el contexto histórico. Una i-ápida coiiipai.acióii coii las notas al pie
en Amalia alcanza para observar qiie mientras pai-a Mármol las inotas son
la única posibilidad de agregai- iniormacióin con fines propagaiidísticos
que iio puede incluirse eii el cuerpo del texto,,para Manso sólo tienen LIII
carácter tautológico. Si los cambios y iiiodiiicacioiics realizaclos eii las
distintas publicacioncs de Los misterios del l'lnin no fuet-oii siificientes
para iiiipoiier a su autora como novelista entre sus coiiteiiiporáneos, su
otra novela, La familia del comendador, de 1854, taiiipoco le granjeó re-
coiiociiniento coino escritora, pese a desari-ollar una histoi-ia mis alejada
de los intereses iinmediatos de la política.
Las dificultades de diverso orden que atraviesan la deiiiorada zons-
titucióii del género n o implican necesariaiiieiite una cuestión de ciica-
cia, coino se coiilpi-ueba por el interés crecienre de los lectores, tal ve7.
n o por las iiovelitas argentinas pcro sí por las novelas europeas, cn fol.-
ma de libro o bien coiiio folletines eii diarios. Ya a principios de los aiios
ciiarerita, los exiliados que ocupan lugares iiiiportantes cii IR prensa dc
los países liiiiírroles incorporan la rrariuccióii de novelas europeas al es-
pacio del follerín. Quiz5s haya sido Sariniento desde Chile quien iiiás
impulsó esta tarea, aunque para él el folletín tenía todavía u11carácter
misceláneo, coiiio puede observarse en el artículo "Nuestro folletín",
doiide presenta la riueva seccióri del diario El Progreso, que incluye ar-
tículos dc iiioda, reseñas teatrales, cróiiicas levantadas de diarios curo-
peos y novelas."
Más allá de esta coiiviveiicia de niatei-iales diversos qiie caractei-izó
el espacio físico dcl folletín en sus coiiiienzos, la resistencia que provo-
ca en ciertos sectores se orienta liacia la reprodticción cle iiovelas qiie, a
medida que pasan los años y a la manera d e lo ocurrido eii Europa, ter-
iiiiriari asimiláiidose a i.I.'S Porque allí se publican, casi coiiternporánea-
trierite coi1 Francia, las novelas d e Alexaiidre Dumas, Honoré de Bal-
zac y Eugkne Sue, cuyo atractivo para el público es tan indudable como
poléinico. La discusión que a este respecto se abre está esrrecliaiiieiite
vinculada coii las diversas concepciones de la ficción novelesca de la
época, sólo que eii Itigar de una coiifrontacióii elirre la voliintad nacio-
nal que guía al géinero y cl exceso imaginativo que pei-turba a los lecto-
tres, opone, a esta última opiiiióii, la tendencia a pciisar la distracción {o-
IY N é r i u i Ai17ia Iial-e uiia ronicra lista dc los títulos dislionil>les e i i libreviñs y sc-
iiñla, coiiio conilicnsación de la cscasc;. dc libros, ñI l>criSdicocorno "factor dctcrmi-
iiariie de culiurizñciúri" (Auza, Elperiodirn>ode ln Confederan'ón. 1812-1861, Bue-
iius Aires, Eudcba, 1978). Por otra paric, n o pucdc dcjñr de eiicoiitrarse uri eco, cii la
relacióii establecida por Auzñ ciiire ediciones nrgeniiriñs, iiiiyorración d e Ijbros cuio-
peos y papel de Iñ pielira iioplareiiie, del aiiiculu quc Saiiiiietito dcdica n "1.a piibli-
cación de libros cii Chile" (El Mrrcurzo, 10 de juiiio de IR45), donde hace relercnciñ
al x l ~ ocosto de los librar y .Ila laltadc rurcriptorer q u e dilicultan lar empresas edito-
riales chileiiar.
caii que el público d e Sur, y cada vez niis el d e novelas, es inayoritaiia-
iiieiite femenino. El fciióineiio Suc cs taii efectivo que todavía eii la décn-
da dcl 80 un periódico coiiio La Patrk Argentina elige El judio enlítiie
para ocupai; casi a lo Iargc d c un año, el ~ s p a c i ode su iolletín.
La identificacióii de u n p ú l ~ l i c ofeineiiiiio q u e lee novelas y follcti-
nes se coinplcnicnta con la actividacl literaria ejercida p o r alguiias muje-
res a lo largo d e los sesenta y 10s setenta, a las q u e Ricardo Rojas lia de-
rioiniiiado "cscritoras r o i i i á i i t i c a ~ " .Según
~ ~ seiiala Fi-ancinc Masiello
rcfii.iCiidose a Goi-riti, Maiisilla y liosa Gueri-a, "pese a la disparidad rlc
sus proyectos, las uriía un dcsco coiiiúii que coiisistia eii ligar la pcrspcc-
tiva de las mujeres a uii iiucvo disciirso iiacioiial e n foriiiacióii, y en eii-
trar a la areiia pública a través d e la autoría". Esta afii-iiiación -1-caliza-
da en c«iis«iiaiicia coi1 los abordajes críticos y teóricos que tienden a lec?
las iiarracioiies deciirioiiónicas c o m o partes d e u n discurso iiacional, ya
sea en clave alegórica o d e gbncro- iio se contradice sin eiiibargo coi1 la
falta de un proyecto iiacioiial viiiculado coi1 la iiovela en la Argcntiiia d c
esos aiios, desde el iiioineiiio en que iio se trata clc coiiti-ibucioiies quc
pasen a iiitcgi-as la i>roducció~icoiijuiita d e u n g r u p o y ratificar sus pos-
tulados, coino succdió a fines del rnsisitio, iii que respoiidaii a un plaii
sistemático. D e hecho, es iiotable qiie Maiisilla y Gorriti, las dos escri-
toras iiiis iinportaiites, hayan tenido su centro dc accióii, i-e~~ectivaiiien-
te, en París y cii Lima, coiiio si fiiei-a iiecesario i i i i contexto diferente pn-
ra ciicoiilrar iiiterlocutores y lectores d e liccioiies.
Eduarda Maiisilla (1838-1892) escribe con el seudóiiiiiio de "Da-
niel" sil priiiiera iiovela, El niédico de San Luir (ISGO), <ioiiJc ejercita
uiia especie d e adaptación iiacional d c El vicario de \Vakcjield d e Oli-
ver Goldsinitli, d c 1766. Coii el iiiisiiio seudóiiiiiio, escribe eii 1860 pa-
ra La Tribuiia su versióii iio\~elescad e 1-i.icicc Miranda, histuria taiiibién
iiovelada ese año p o r Kosa Giiei-ra (?-1594), q u e fue editada cii libro cii
1882. U n o s años inás tarde, cii I'ai-ís y eii fr:iiicés, escribe Pablo ou /a
vie [lat~s/espanipas (1 869), la iiovela q u e -coino iiisistcii sus corneii-
tadoi-es y biógi-afos para legiliiiiar el texto- recibió juicios favorables
d e Vicior l l u g o y d e u n I1al7itué de la preiisa porteiia de esos aiios, A r -
seiie 1-Ioussaye, q u e la publicó eii L'Ai-tir~eacompaiiada d e una carta d c
Laboulayc. Su hcrmano Lucio V. Mansilla traducc Pablo al castellaiio
y lo I>ublicaal ano siguiente, eti follctíii, eii el diario I.n 7i.ibt.m~.Reto-
iiiaiido u n a categoría d e análisis propuesta p o r Naiicy Ariiistroiig,
' O Rojas i n c l u y c el c;ipirulo "Las iiiujrrcs ercriioras" eii el scgnlidu vuluinen dedi-
cado a "Los iuuderiiur'', que re subtitula "1.ñ prora no\-clcsca". Q u e lni rriodcrnnr scai,
"crcriroras ruciiiiiricñi", tal conio las define Rojas, iio es sin ernhargo iin nsiiecio quc
i ~ . a d u Rojas, ,,p. o!.).
~ ~ > x c z ~ ~ ~ i o b I c n i a r(liicñrdu
Fraiicine Masiell« desracn qiie sólo El mGdico [le San Luir, d e la obra de
Maiisilla, responde al "género doiiiéstico": "cl espacio doiiiéstico es una
zona inicial para cualquier conteinplaciói~y accióii; describc cl liogar
coino punto origiiiario par:{ una política de la c u l t ~ r a " . ~ '
Ademis, la novela se inscribe en la tendencia riiralista que, por csos
años, aparecía coiiio In opción iriás válida para constituir una literatura
iiacioiial, y que taiiibiéii se rnaiiilicsta en El hogar en lapatnpa (1866) de
Santiago de Estrada (1 841-1891), amigo de Eduarda Mansilla, quien os-
cila entre el ciiadro de cosruiiibres y la historia sentiiiieiital para coinpo-
ner uiia iiovela que termina oiiiitieritlo en sus obras conipletas de 1889.
Diferente es la propuesta literaria de Juana Manuela Gorriti, quien
- e 1 1 palabras d e Cristiria Iglesia- "escribe sobre 'cuestioiies de liom-
bi-es' y, al liacei-lo, eiirabla con los escritores uiia Sin embar-
go, su caso es algo paradójico en lo que se refiere a la novela: conocida
como "novelista" desde sus coiniciizos, Gorriti publicó sólo cuentos lar-
gos y "faritasías" hasta entrados los anos seteiita. Apenas en 1876 publi-
ca el libro Panoramas de la vida, dondeincluye Peregrinaciones de un al-
m a triste, que por su cxtensióii y su orgaiiización texnial puede llegnr a
coiisiderarse la única novela d e Gorriti, con la exccpcióri dc la tardía O a -
sir e n la vida, escrita por encargo y publicada en 1888. Peregrinaciones
esrá estructurada a partir del viaje americano de su protagonista -una
joveii que para 1-ecupmai-su salud necesita viajar en lugar- de liacer i-epo-
so-, a lo largo del cual participa de liistorias que le cuenta por escrito a
una amiga y que funcionan coino relatos eninarcados. En uii estilo reco-
nocibleiiierite roinántico, el texto narra el apreridizaje que Iiace la mujer
de lo que Graciela Batticiiorc llama "el lenguaje de la novela". A través
de él, la vil-tiid y el buen juicio fcnieiiinos corren peligro, pero también
"la literatura puede devenir lugar de recuperación de una memoria liis-
roriográfica nacional y arncricaiia" que compensa los riesgos del desvío.*'
" Franci~icMaricllo. "p. ni. Pero ri Iiogar cn esra novcla rr taiiibién, c o m o lo cx-
l>licñClaiidiaToire, u n espacio doride se neutralizan todos los iiialer y lar anieiiaras de
la época [Claiiclia Torre, "Eduarda Maniilla de Garcia. El espacio doméstico conio er-
patio d e poder", rn I.idiñ Kncclier y Marta Panaia(coinpa.), La miiad delpair. La mu-
jeren In ioricrlndnrgenti>ia,Buenos Aires, Ccnrro Editor de América Latina, 1994). 1.a
noción d e "ficción doiiiértica" f u e elaborada p o r Nancy Armrrrong a propSrito d e ins
iiovelar inglesas escritas por niiijeres eii el sigla xix (Dereo yfico'ón domérticn. U n a bir-
toria/>oliticn de In novela, Madrid, Ciredrz, 1987).
j 2 Cristina lglcsiñ, comp. y "PrOlogo" a El ajuar de la patria. Enrayos rríiicor ro-
Y agrega Guriérrei: " s i hcnios d e teiier una lireratura, hagarnor q u e sea nano-
u.
nai; q u e rcpresenrc nuestras coriuinbrcr y nuestra iiniurnlczñ" M . Guriéirez, "Firo-
noniia del saber erpaiiol: cuál deba ser cnrre iiosntros", en Félix Weinberg. op. cir.).
l9 "Carta dc D. Fiurcncio Varcla a D. J u a i i Maria Gurii.rrcrm dcl 1" de agosto d c
1R37, rrñnscripia en Pelix Weiiiberg, op. cit.
'OJuasi Mnria G u t i é r r e ~"lntrodiicción"
, a j o s é Miriiiol, Cnntor del I'ei-~gi>io,op. cit.
por v o c ~ i ó ~ iSi" .algo IC pidc Sal-iiiieiito a los Iioiiibrcs CIC Ictras es quc
abaiidoncn cl lirisnio estéril y llevcn a cabo tina funcióii d e traduccióii:
el verdadcro poeta es aquel que escribe, como Eclieverría, "traducien-
d o sílaba por sílaba su país, su &poca,sus idcas". Aplicado a la pocsía,
el criterio utilitario desplaza al valor estético para reforzar las rclacio-
nes entre la litei-atui-ay la accióii política, que eiicuentran-como ya lo
explicara el misino Sariiiieiito eii cl capítulo 11 de Facundo- un caiial
más apropiado eii las formas cercanas al i-oiiiarice, cuyo mcjor cjeniplo
cs la obra de Jaines Fenimore Coopcr. Eii su conflictiva y fluctuante i-e-
lacióii con la poesía y la iiovela, géneros quc cn la propuesta sariiiieriti-
na se coiifuiideii cuando representan cl misiiio o b j e ~ o(lo bárbaro, la
painpa, el gaucho), Sariiiiento sostiene sieiiiyre la iinportancia de uiia
literatura que esté orientada a llenar las iiccesi<lndesnacioiiales iniiie-
diatas, que ciiiiipla uria función n o sólo cn cl lai-go plazo de la historia
d e la literatura sino cn el corto plazo de la política.
Si la carta-prefacio de Mitre a Sarmicnto en sus Riwins es eri parte
una dedicatoria-boinciiaje, es también una réplica a la coricepción de la
poesía sostenida p o r Sarmicnto cn los V k e s y taiiibiéii a la caractcriza-
cióri que hace del propio Mitre coiiio un "poeta por vocacióri". Eviden-
ciaiido allí el rnisnio afán p o r coiistituir uria lireratura iiacional que ex-
plicitaba en cl prólogo a Soledad y bas5ndosc eii uiia teoría evolutiva dc
los géneros que condice coi1 el progreso civilizatorio de las naciones,
Miti-e discute la posicióri utilitarista dc Sarmiento desde uii doble frcn-
re: por un lado, lc opoiic la importancia de lo cstético, y por oti-o lado,
subraya la vcrticiitc "útil" de la poesía eri la incdida que estiiiiula a los -
Icctores a la coiicieritizacióii política y a la acción. Airibos argumeiitos
coiivergeii en la postulación de una figura clc poeta que sirve dc coni-
pleineiito a la figura del político, relacióii a partir de la cual puede leer-
se la propia trayectoria de Mitre y sus sucesivas opcioncs político-iiite-
lectualcs.
N o obstaiite la iiisisteiicia de los hombres dcl37 eii acercarse al pue-
blo a través de la producción lircraria, la publicacióii d e los libros dc
poenias, [undamental para la legitiiiiación del lctrado, iio iiiiplica iiiii-
gún iritento explícito de acercamiento a uii público lector más anipiio.
Evidcntcmeiite, aquel libro para el pueblo que había anunciado en el
Salóii Marcos Sastre -aiites de su apoyo al rosisiiio- iio llegaría iiuii-
ca." ¿Cuáles son los alcanccs y 10s lín~itesde esa nocióii deyueblo lec-
tor esbo7.ada por Sarmiento cuando pensaba cn un público que leyera
sus biografías? La obsesión por cl pucblo, que acosa a los letrados des-
"Hilario Anosubi, "Al lector", prólogoaSanros Vega para la edición dclas Obrar
rornplrrnr hecha en Parír,cii 1872, por la cara Duponr. I . .
"JosE Hcriiillrlcz. ':Carta a D.Zoilo h 4 i g u e i i ~ " , ~ r ó l n
a~"E1
o gaucho Marríri Fie-
rro", Alarrin Fi:,e,~o,Buc~iosAires, Hucniiil, 1967. ,,;
pliainente el juego: a la vez que la preseiitacióri de la vertiente "ciilta"
de su produccióii periiiiteconoccr su concepción de la ~ o e s í aratifica, ,
rctroastivaiiieiite, el caricter paródico del Faurto.
i Tanto el gesto de Ascasiibi conio el de Del Campo, aun con sus va-
riarites, poiieii de relieve una cierta incomodidad aiitc la identificación
de su yroduccióii poética t o n lo popular. N o es iiienor, cii ese seiitido,
que ainbos integren la Ilainada "literatura gaucliesca", cuya condicióii
es que se anule la distincióneiitre la voz del poeta y el asunto tratado.
Subsumida la voz del pocta en la vozdel gauclio, lo popular no se rc-
duce a un asunto sino que se extiende a su enunciación. Ambos gestos
se inscriben, al mismo tiempo,en uncontexto de reactualización del ro-
maiiticisino, cuya vertiente niRs exitosasería la poesía culta de tenia ru-
ral que, afiliada a La car~rivadeEsteban Echeverrít por los niisinos poe-
tas y por la crítica, se inicia con Ricardo Gutiérrez1(1838-1896),quien,
alternando su !actividad coino inédico con su participación eii la Gue-
ira del Paraguay y c0.n breves incursiones en hpoesía, en 1860 publica
Lafibra ra1va)c (dedicado a Miguel Cané padre) y en 1869 LUZU70. '
La propuesta desplegada en Lázaro sirve para pensar la relación en-
tre un tema popular y una resolución "culta", pese a que se haya trata-
d o de un "intento fallido de iiicorporacióii del gaucho a la poesía cul-
ta':.lo Lázaro es uii cxteiiso poema cuyo protagonista es un gauclio de
la época coloiiinl que se enamorade la hija de u11 "sehor" quien, abu-
sando de su poder,.coinenzará a perseguirlo. La ubicación temporal de
la historia facilita la idealización del gauclio y le perinite convertirse,
suiiiada a suexcepcionalidad, kii el'protagonista legítiino de una Iiisto-
ria de amor. E n la narración de la historia de 1,ázaro; Gutiérrez inclu-
ye.estrofas líricas, diálogos entre los personajes y rrovas can~adaspor
el gaucho. Gutiérrez -a la inanera de Eclievcrríaj con quieii se lo llegó
a coinpai-ari recurre a distiiitas coiiibinaciones i n f t r i c a s : ~estróficas,
entre lasque predominan, prcvisiblein¿nie, versos característicos de un
iegistro.letrado coino el endecasílabo. En ocasiones;sin:.embargo, el
poeta acude al octosílabo, pero no conio un verso distintivo del canto del
gauchb:en L+zaro,.no hay diferencia'cntrela voz del poeta y la voz
delgauclio, y a q u e los dos hablan como individuos románticos. Nada
iiiás lejos de l a f ó r m ~ l a"usode la,"oz (del) gaucho" con la que Josefi-
i ~ aL'udiner definió a la,gauchesca - d e 1-lidalgo . . a l-Iernánde~-~ue el
ne,ori-'o~iiaiitici~mo de i e i n a i - ~ r a l .:~. ' ~.-... ., i , ; : , , . . ,..
1 , l. . , . . . . ,T.' ' .
, ., . ,c . i . ..
111
I'olémicas erz el umbral de la n7odert~tzactón
,
,
.
,
, .. .
,
'' Mariiii Garcia MCvou, Rccuerdor lirerorioi, Riieiios Aires, 1.1 Culiura Argciiri-
iia, 1913. , , , . . ,
roiiiaiiticisiiio, y Calixto Oyuela, clasicisita e hispanófilo, protagoniceii,
poi- escrito, uiia poléiiiica persoiial. Rafael Obligado (1 851-1920) es poi-
eiitoiices considerado "el poeta riacioiial", tanto por sus poemas de te-
nia paisajístico y nicniorialista, conio por lapuhlicació~ide su Santos \'e-
gn que, aunque coiiclui<loen 1887, coiiiciizó a ser piiblicado eti 1877.
Refcrcnte poético de su ép«ca, Obligado realiza a lo largo de 1879, ro-
das las noclics, unas faiiiosas tertulias cii las que se reúnen algiiiios cielos
que fiieraii iiiieinbros de la Academia. Cotno si la fuerza de la política
no dejara de iiicidir en los áinbitos de la cultura, las relaciones aiiiistosas
entre los concurreiites se disuelven coi1 el coiiflicto deseiicaderiado en el
80, que enfrenta a los i-oquistas coi1 los mitristas, y las tertulias se sus-
pendeii. D e todos iiiodos, la figura de Obligado, de la niaiio de su Sa>7-
tos Vega, se proyectai-á iiiteiisaiiieiite a lo largo de la dtcada sigiiieiite,
satisfaciciido las expectativas depositadas en una poesía nacioiial que re-
cuperase las tradicioiics popiilares sin asimilarse a sil objeto.
Si a lo largo de lo que va del 50 al 80 e sostiene la pt-eociipación por
coiistituir uria literatura nacional, eiiti-e el roiiiaiiticismo proclaniado
por los hombres del 37 y el iieorroinaiiticismo de los poetas de fiiies de
los sesenta y los setenta se producc un desplazaiiiieiito en sus coiiterii-
dos, que se expresa fuiidainentalmente en la profuiidización de la teniá-
tica 1-iiral como siiiécdoquc de lo iiacioiial. El hecho de que haya sido
la ~>osterioriiientc llaiiiada "poesía culta" el canal considei-ado viable pa-
ra uiia coiiibiiiacióii de romanticismo, espiritualistiio y ruralismo expli-
ca, en hueiia niedida, el lugar otorgado a los distintos gérieros en cl cam-
po ciiltural. Por un lado, el seguiido plaiio al que pasó la iiovela después
de haber sido considerada, por bueiia parte de los hombres del 37, una
promesa para la literatiira nacional y u11 signo de civilización; p o r el
otro, explica también que el iiiayor recoiiociiniento dado a las escasas
!
'
novelas escritas en esos aíios fuera para aquellas que intentaron explo-
tar la teniática rural.
Quizás esa rcapcrtura a la literatura europea que, aun con los ries-
gos de la mera iiiiitacióii, coinenzó a realizarse hacia 1880, sea uiia de
las causas del nuevo iiiterés suscitado por la novela. Eii ella, los prota-
gonistas de la nueva escena cultural depositati su confianza cii la coiis-
titució~ide una literatui-a iiacioiial capaz de proccsar temáticas iirbaiias
y de acoiiipaííar la etapa de la moderriización. Pese a que todavía a fi-
iiales de los ochenta se diga que es "género tan poco cultivado entre no-
sotros", la publicación de iiovelas en esa década ascendió a iniás de cien
títulos, y las poléiiiicas que suscitaroii no sólo pusieron en escena con-
cepcioiies divergentes sitio que practicaron una clara diferencia ~.' i' o neii-
tre los lectores.
D e todos modos, iii el paso de los aííos ni los cainbios políticos y
sociales modificaron la queja de los letrados. Cuando en 1891 Mar-
iín Garcia M f r o u csci-ibe sus Kccucrdos li~crnrios,todavía se laincn-
ta, c o i i i o ~ l oliabía Iiecho VicCiitc E L ó p e z cuarenla anos aiitcs auii:,
quc coti otros rnotivos, d c la'dificultad p o r dedicnrsea las letras, esa
actividad que, " e i i ~ r cnbSotros",;sieiiiyre se coiivierte eii "la inásiii-
grata de las aficiones". , ,: ' . . ,-
. . l ( : . ,
. !, , ,
, . 1 :
,-. ,
Ueiiedic~Aiidcrsoli, Coiiirrnida~lesiri~aginndns.I<cflcxiuries ruhre el or-i8i:ri
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xlr, MCxico, I'i~li~loLIC Ciiltiila l'coiiiiiiiica, Ic)S').
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,;l.,V . porlclaudia H. Román ..
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I,,J :,. , , , , ! ' 7 . .
!Rcsulra,$~+ill"n"'fi~~~oq~xac:itud los dato? rcfcreii!es,a.cantidad dc peri6-
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icos pul>li~ados;.tirñda y circulacioii de cñdauno y +uii ioralcj: Lo;'daiar q u c iit.pyor-
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:&A' ~ frigmÉiiiari~i'yno sic'nipre
cig;;bii las hiriori6'dcl p c r i o d ~ m o(Yer ~ i l > l i ~ : ; i f í a
con;iribnte+i ,..l., . ,i . ,. '; . ; .
. . . S ,, I
,,
Los doblcccs y las ari-ugas dcl papel iluiiiiiiaii la visióti del arcliivo
i-aiiqud: cciiiiiotaii la Icctura repetida, preocupada, d e Mariniio Rosas.
I<cgistradas por Ma~isilln,sugiereir quc esa 1cctur:i Iia sido sagaz. Taiii-
biéii soii seiiales para el pi~blicv:iio soii las iiiarcas íntimas <Icuii libro:
aquellas que, iinpcrccl>til>lcsa pi-iiiiera vista y cubici-tns p o r las tapas, se
abrcri bajo la vigilaricia pct-soiial d c i i i i solo par d c ojos.
Si se aiiiplía cl loco sobre esta doble csccna d e lectura, la j>crtur-ba-
ción se acrccicrita. Ya fuera dcl follctíii, sosteiiiciido ciiti-e sus dcdos los
I>licgos<le1diario al quc se eiiciieiitran suscriptos, estánlos Icctorcs por-
teíios d e Ln fiibií~iaq u e sc coiivici-tcii eri ,. . participantes iiisospecliados
d e la convci-sacióii. N o sc trata sólo clel placer d e la lectura: liay uii I>uiil
t o en el q u e la distaiicia eiitre escritura y realidad se anula, porque los
Icctoi-es porteños -Matisilla iiicluido- no pucdeti iio coinci<lii-coi1
Mai-iaiio Rosas: si lo dice La ii.ibirna, así Iia d e ser.
D e este rnodo, para quienes rccibcn y releeii el dia;io, la lectura d e cs-
ia esccria clcl folletín iinplica uiia corrob«ricióii: Sella uii tácito coiiveiiio
ciitre los leclores, cuya cliusula luiidaiiieiilal rcsidc cn la ccrteza d c que
la verdad brilla por igual tierra adeiitro y eri los saloiies del Cliili del I'ro-
grcso, a condicióii dc estar iiiiprcsa cii su diario. Eii cl iioiiihi-e del ~ ~ c r i ó -
dico, entonces, descansa el aciicrdo respecto dc la verdad sobre las tierras;
ese iioiiibre es, al iiiisiiio ticiiipo, lirio dc los priticipaics clciiiciit~>sde vc-
rosiniilitud de la escciia. El fragiiiciito de Marisilla expi-esa, así, dc iiiaiie-
ra cjcinplar la coinplejidad de sii hallazgci: acaba de desciil~i-ii- cii (y des-
de) el pei-iódico su potcncia coiiio iiiecaiiisiiio para llegar a uii acuerdci
sobre el iiiurido dc la realidad y sobre el inuiido dc la iiiiagiiiacióii.
A lo largo dcl siglo xix la prensa aincricaiia fuc el priiicipal arcliivii
y soportc iiiaterial de la produccióii esci-ita rlestiilada al público, cl iiic-
dio de registro, discusióii y divulgaci<iii clc iioticias Iocalcs y cxti-aiije-
ras, dc ducumcntos oficiales y <Icpaiillctos políticos; y el cs~iaciodoii-
de tuvicroii lugar las priiicipales poléiiiicas políticns y ciiltiii-alcs, y
donde se publicaroii, aiites que eri libro, la inayoria de los textos,de ea-
rácter cicntí[ico y literario. I'eri<ídic«s, rcvistas y Iollctos fuero11 cl es-
pacio privilegiado para la resolucióii electiva, eri el plaiio discursivo, de
uiia scrie de prcocupaciorics quc sc plaiitcabaii cxplícitaiiierite cii otros
campos, tales como la rclación ciitrc Ictrados y l>«dcr taiiilii6ii
los alcances d e la palabra conlo iiistriiiiierito para la accióii pi-ivada y la
iiiteiveiicióii pública y la lorinación de públicos I~olíticosy públicos
lectores y sus procesos de naciorialización; asimismo, los Iíiiiitcs, coii-
diciories y posibilidades d e la expresióii csct-ita; los probleiiias de la aii-
toría y la profesioiiali7.acióii periodística y litct-aria; la especificidad dcl
discurso de la litci-atura y los líiiiites clc los géneros di~cursivos(cii cs-
pecial, literarios). L)c la lictci-ogciicida<ly la aiiiplitud dc esas propiics-
tas Iiabla cl gran iiúiiici-o <Icl>crióclict~s que se publicó cliiraiitc cstc 131:-
ríodo. La vida fiigaz d e iiiiiclios dc cllos, y sil rápido reeiii1ilai.o por
otros, Iiabla ~a~iibiCii de la iiisisteiicia coi] qiie los Ictrados aleiitaruii el
deseo de iiiaiitciicr abicrlo ese rliilogo.
La preiisa argeiitina rlcl siglo xix liabia sidu olijcti~,Iiasta 1i:icc rcl;i-
tivaiiiciiie poco, de cscasos cstudios crít:icijs. N o cxistc, ~ i < ~ u i c ur iai ,c.*-
tálogo sistcrnático y cornplct~i<Ic 10s diarios pulilica<l«s dui-aiitc el si.
glo xix.' Las dificultades pai-a Iiaccr i i i i aiiálisis cxliaiistivo clc la
totalidad de las publicacioiies, asícoino de sus pi-oycccioiics cultural~s,
políticas, cconóiiiicas y sociales, ya Iiabíaii sido advertidas poi- I<riicsti.i
Quesada, bibliófilo y director iriteriiio d e la Uiblic~tccaPública de Buc-
nos Aires, quieii cn 1883 hacía oír sus qiicjas:
.\
L o s trabajos pioiicros de Ernesto Quesada, Albciio N;ti.iiriri \'iol;i Ai~ioiii<i
Zinny brindan datos prcciuros en este seiirido y rcsultati, por siipiicrto, rle r<insiilia , t i .
soslayable. Pcsc x su v o l u r i i ~ dsisrct~iaiizadoia,Iñs Iiisioriñs i l e l I~crio<l~rr,iii
iincii~ii,tl,
en cniiibio, prcsciiiaii ~ I ñ i u sI>al-cialer y n i u c l i a vcccr c<iiitiadici<iiii>s.
Pcnn profi.iiida caiis:i cuaiido sc Iiaceii csios i.rabajos, que ni
gobieriio iii particulares sc preocupen d e rcuiiir, colcccioiiar ,
y g~iardareii algiiiia 13iblioreca latiro pcriiidico [...l. ¿ Q u e di-
I - ~ J I los f u ~ u r o sIiistorindores argentinos cunrido estudien
iiiicstra época y sepan cuiii poderosa y iiiultiplicada era nues-
ti-a prensa, 17"-o n o wicueiiireii Arcliivo iii BK>iic)teca dotide
lioder coiis~iltaria?~
Vcaiiios.
' Eriicsto Qocsxda, "13 perindiirnn argeiititio ji8771183).', eii Nueva Revtira d i
Airer,
/>'i<e>~ni LX, 1883. lIiir.:iriic poco itiis dc u i i ~tio,eiiire fcbicri>de 1877 y marzo
ile 1878, Qi,csnda compartió coi, Nicolás Massñ el cargg Jc direcror intcriiio dc 11 I3i-
Ihlialeca Nacioml. Ileeiriplnz~baa sii paclre, qiie cumplió cíx Iiiiición entre 1871 y 1879.
' Tini Duncan, "La prrnsz poliqca: Sirrl-Amirica, 1884-1892", en <;ustavo Ferra-
i i y I:,.equiel Gallo, Ld A r g e n t i u del orhenra al centena&, Buenos Aires, S~idrincri-~
<.aria, 1980. !
Gcorgcs Weill, 131periódic0, MCxicu, Liniura-Nnriega, 1992. .. . ..
se?sigrian en !a i-eiacióii q~ie,iiiiaginancon sus Icctorcs- se ubica11 en
los ~ U I I L O extreiiios
S de esa I~.ai-ábola:son La Moda (1837-1838) y La
Patria Arge?ztina ( 1 879-1885).
, Proyecto característico de una etapa del grupo de iiitclcctuales del
37, La Moda se y cleliiiiita coiiio una publicnción que acoiiipa-
fiará y iiiodilicari lavida de sus -muy pocos- Icctorcs:
I'. , < ' I /.j f
. :,
,,..,
. '
,
fift,6c:,'.
il'
.,.!...L'...; - 1 . , > . : * c .
< ,
,'->!
. :
C ~ i a i i ~110s
l o lieiiios resuelto a toinar sobre nosotros la prosecii-
cióii de este diario, Iia sido con plerio conociiiiiento d e las clifi-
c~ilrades,quizá insuperables, q u e tenciiios q u e arrostrar [...] sa-
biendo pericciameiite q u e este diario lia debido, eii gran parte,
su aceptación a su teiiiplanza, a su absoluta iiidcpcndeiicia de to-
d a iiifliiciicia, y sobre todo, a su est.i.icta y esci-upulosa veraci-
dad; conoceríaiiios m u y iiial iiuesti-o dcbci- y iiuestros ititereses
iiiisinos, si iios separáseiiios lioy d e una senda tan acei-tadaiiieii-
re trazada, y tari fácil adciiiás d e proscguirse.
" Cuaii~lup o r iiiorivos iiicrcanrilei -iiiuy ilifcrerirer dc 1 0 5 'le L./ <;rito- algiiiisr
de esas iniul-ziiacioiicsrc uolviciuii suiicieiiicnienre rclcvñciics, sc adviriieroci Ins resila
jñr de s u circulnci6ri regular y púlilica. 1-labia iiacido la precisa perió<lica.\Ter Georgcs
Weill, o/. cit.
"Ver, ~po~cjcr~iplu,
11 "Súlilicx gauclia" coi, qiie Ascnsiibi pul>licitnla ñpzriciAii <ic
ru "l'nuliiio 1.ucei-o": "\lelay le iniarido, seior, / a q u e lea ini nrguriieiitol quceii C r i c pu-
ro iiii>iiiecilo/ Iia si>liaocl iiiilireiiiril-.[...] / Y 5 i por i<:licidi / Ic agradnrc iiii vci-r:id:i. / c i i
res cii-culalia eii Liii~iiosAircs, i-ecoiisti-iiyeiiclu uiia coniii~iidariclc leciu-
ira cii niiibas orillas <!el Rio <lela I'lata. Merced a las viiicrilacioiies q u e v a -
i-ela liabin Iogi-ail« irahai- diirariic sii iiiisióii clipioiiiática cri Francia, la pu-
blicacióii se Iiabki c«iiver~icl«eii uiin luciitc cle iiilotiriacii>ii coiiliable para
i:I público exti-:iiijeri,. L/ C:o>iicrciocompetía, cii este j>laiio, coi1 el Arcl~i-
v o A117cricntio que, I>ajo la direccióii y rcclaccióii d e I'erli-o (le Arigelis
(I7SJ-l8S9), ieiiia c«iiio o b j e t i x espccificu coi-ivertirsc cii fuciitc d e iii-
loi-iiiacióii "aiiiericaiia" (oficial) para el Iiúl>licoeuropeo.
1.2 sobriedad <le Ei Cotncrczo fue, scgíiii José M.iriiiol, sil arriia iiiás
íci-07.. Contrapeso dccisivo d e la d e los dini-ios cstaialcs, eii sil
i - i i i i leiiguaje iiiipcrsr,iial y público, veri{ica-
iiicsiii-a I~riIlabael p ~ ~ d c(le
I ~ l ciiucvo:
, "LL<i'\Gncetn irisultaba, caluiiiiiiaba, se sofocaba a fuerza d e
.irguiiiciirar y dcsiiieiitii- hajo su palabra; El C o ~ n e r c i ot,i a i i c l ~ ~ i yl oiiio-
rlci-aclo. Iircsciirnl~nlos Iicclios bajo la gai-aiitia d e la iioioi-iedacl públi-
cn' « d e los dociiiiiciitos iiiisiiios d e sus ciicinigos"."
1.a batalla (le Caseros (3 d e febrcro d e 1852) abrió uri esliacio tle po-
sibilitlndcs liolíricas y culturales qiic había siclo soíiatlo casi obscsiva-
iiiciiic p o r los iiitcicctuaics del R í o d e la Plaia. La litci-atiira c r c 6 uiia
iiiiagmi l ~ o ~ l ~ ese o S~ LdI Cc ~eri
O :iiiedio d e i i i i cjti-cito iiililiiiudiiiario
y I~:ibClico,cii el q ~ i ci~iivivcii
c liaraguayix aiidi-njosos, i ~ i i ~ r i ~ o t - i ecii-
ras
irci-i-iaiias y jovciies ofici;ilcs poi-rcños coiidiicidos por el geiici-al J u s ~ o
,lori. d c Ui-qiiiza, avaiiza uiia iriipi-eiita. Bajo la ~ u i d n d o s adireccióii del
oiicial Doiiiiiisu 11Sariiiietitu, la iiiil~reiita-rigiirosaiiiciire croiioiiie-
ti-acla- laii7.n siis bolctiiics, iiiiciirras aplasta bajo s u peso drscuiiiuiial
cl i~ai-r«y e i pasli, J c la bai-bai-ie. Su ciitlnda eii Biicii<>sAires cscciiili-
c1r.i 1.1 rccoiicjiiisra clc la ciiidnd p o r las arinas iIc la civiliznci<iri."
1.3 1>uteiicia'le esta iiiiagcii n o i-csidc solariiciitc eii la iiisisrciicia coi1
su gaccia riieiiin<la I avísclc a la ciudb". Auiique las cnniposiciuiicr ile Ascasul>i, qiic cir-
ciilni-i,ii si>brc iodo coiiio "liiijns siicliar", lucruii re~iii:i<lasocñoiuriali~ie~iie a otii>s I>cri<i-
~lic~>s, tt:s,~Iiacvidc~~ic bu l ~ r c f c r c c ~ lpot~
c i ~ E l Co>ncr<icdcl Pl<cr,~,'S:~nd>iCt~
IsicIora 12 fe-
ilcilla ( I - i n ~ n g i , i i i ~ cya cii~iiiciadi>rn dc oii-i>lpocriix <Ir Ascasiibi ii,cli~idi,c ~ I'nir/i,io
i
i i < c e i - u ) sc "caricó" coi! lI/ <hviern'o d p I I ' / n l n . (Vci-, alli ~iiisiiio,su "l<c~riiiidu".)
' ? Josi. Miriiii,l, '"Ascsiiiarudcl Sr. Di.. I'luieiicio Vñrclx, rc<lacrorJcl Cuiiierci<i
clcl Plnia cii ivloiiiei,idcu",Moiitc~~iclco, 1849.
'' L>c?rnins~1.: S;~rrnirni~, Cn»,pntin mi rlL;<irdio Gini~dc, E<lici<iii,pr61ugo )- iiu-
ias d c i u l i o tfall>ciiol)oiislii. lluciior Aircs. Ui,irersi<lndNaciotirl de <2uilii~cs. l1l<1S.
I'nra la produciivlil.td de la i ~ ~ i n g c<Ir i i la iiiijii-ciira eli esa nhrn. ~ c Gracicla
r liarriciioic,
"S;ii~ii~cii:o:~ i ziiioi-
u c r i caliiliaii;im,
iiiiiiicu, 2000.
la dcsci-ibe Sai-iiiieiito; i i e i i c q i i c vci; scilire i r > d i i , c i i i i los l i i ~ a i e s~ L I C
10s i l l t c i e c r ~ i a l c sdesea11 c i i e l iiitei-ioi- cIc l a i i u c v n estiiii:tiii-:l ~ i o l i t i r a)-
c i i l a i ~ e ~ y e c t n cstructiii-a
dn d c l I5si;iJo ii:icioiial. Llc\clc 1552 y Iinst:i Iiis
ú l i i i i i o s anos t i c la íitcaci;i de 1860. cl c i i i i j i i r i ~ oi i c Ipci-iiidici.~sp i i l i i i c i ~
clos pi-c\~iaiiieiic.cserá pci-cibiclo c o i i i o ~ i i i ai ~ ; i t l i c i Í ~qi i i c i-ecoiie>cei i r i
a d j e t i v o ~ l e ~ i i ~ r n t » rCS, i~> c :o i i i ~ l a p o l i i i c n q i i c c x p r e s n l ~'Yacciiisa".
~
El siibrayndn iiejincivo d e l 1i.i-i~iiiio siicicrc, p o i - iiii Inclii, el t c i i i u r 1"".
el ari-aigo q u e esa ti-atlicióii facciosa ieiiín a ú n c i i acliicl preseiite. l'iir oti-ri,
i i i s i i i ú a l a eiiicrgeiici:i d e iiiic\:ns I>i-iililciiiiticas. S i i i t o i i ~ á i i c . i i i ~ c ~ iilix t c , dc
los "iiiicvcis pci-ii><licosn-10s i l i i c ieiidi-,iii iii.iyoi- t l i i r n c i l i i i y iii;iyiii- Csi-
to d c púlilico- siiii?<le licclio, c o i i ~ i i i l i ; i c i o i i c ~ c grniiclcs dini-i,.i ili: In
s l los
ctal>maiiter-ior. 13 N n c i o l i n l ( 1 852-1893) surge d c ElDiliriri (Ic l a 'iirdc, y
' n 7i?l~rr1i<i(1853-1884) -vi:, c l " d i a r i o p,tibe~iinrivo" 12 I ' i o g r c i r ~ (1 852-
1553), de breve esistciicia-, <le I.ri Griccin A f c l r r i ~ i i i iIisi;is cu,ivo-sio~rcr
de sigilo polic.ice>i-ecucrdaii c«ticliaiiaiiieiiic 1.1 fragilid.i<l clc la ~uti,iiiiiiii.i
de los i i i e ~ i i o spei-iodistici~s." Lii cstc s c i i t i i l i ~ ,lus diarios si.ir!;iclris (liii-aii-
te l a c ~ a p ad c scccsióii tk f i i i c i i o s A i r c s (1852-1 RhI), i ; i i i t u CI la ~proviiici,i
c o i n o c i i la Cc>ii[cdci-aci~iii,iiiosti-ariii q ~ i cla rleclniiincln víiliiiit;icl i l c c o ~ i s -
1.i-iiir u i i a prensa alejada d c los pei-soiialisriios cs igiia1iiiciiic fi-ágil. C o i 1 1.1
seccsióii dc D i i c i i u s Aircs, la ~ ~ r c i i volverá sn a ser iaccic~s:i,a i i i i q i i c clc iiii
i i i o d o iiiuy difcreiite del d c la etapa aiircri<ii- a Caseros: l o g i i c niiccs Ii.il>i,i
s i d o I c g í t i i i i o coiiiliate d c iiii c ~ i e i i i i g o ,coiiiieiiza a ser pciisaclo c ~ i t o i i c c s
c o i i i o i i i t c i i i i ~<le c o i i f r i r i i i a r i i i i n o ~ ~ i i i i óest.ii..il.
ii P o r cso, si c i i la ciali;i ; i i i .
tei-ioi- los dini-¡os sr i-ccr~iicicíaiipar-cialcs y o s i c i i i n l ~ a rIn i p;ircialidnd ( i i i i i -
i ~ i r i no fedci-:il) tic sil "vcrdnci", c i i csia etapa toda iri.iica <le fi-:iciurn cv-
i i i i e i i z a a sci- boiiacln. I,n ooluiicad ti~talizncioi-a,jiiiiii, cciii I,i iiccrsiclnil <le
"coiirciici-" a Iris Icciurcs, ii1dic:itiva ~ l e l ' l i i ~ aci-iici:il i- (liic c i i i p c ~ ~ l , a ic
. .
iiei- p a n los csinclos l~~oviiii:i;ilcsc l Iicchei de coiit:ii- coi1 uii iiic<lir>(Ir IJI~II-
s..i,i 1'iu. 1i i ~ ~paorr ~ ~ i i i i evcz r : ~a ln e o c ~ i s ~ e ~'le~ cvarios ia ~ > c i i l i t l i c i iCsIC [LIC.
?
re111 I ~ u I ~ I i ~ " ~ J luusi a i i t e iiiiiclii>s aiios.lb 13ialCc1:ic;iiiiciiic, :i~ i ~ c ~ l i 1pI,ixo, iiio
In "csraliilirI.ici" p c i - i i i i i i i i n algiiiios de los ~pcriiidicosc i i i i i c i i ~ , a : r ic o i i s t r i i i r
iiii espacio i i c j i o i l c r pi-«pie y de i-clniiva aiituiioiiiín.
" I'nra uri dc~nllc<le1rtgiiiien jiiri~licode In prciisa del pcríodo, pucdeii consultar-
se las liisioi-ias gcc>enler del l>cri<idisilio
(véniise cn la "Uibli«ginfir". los trnhñji>r de
13cltrdii, Ciiiinria, rerriiiidi:z y Galvici Moreno).
'"'Uri pauiota", "1.n ]pwnsa I>eri6dica,1" aiiiciilo", L'I Pirrblo. 16 de rneru d e
1854,1,. 2, c. 1-3. lisic diario, <\L. ~>r!~cici-
ariiiiirqiiicirra, ruvo coiiia ediror responsable
a l o s é h l . SabniiiI<i;ron16 coii colnbui-aciozicsd i Jmsé hliriiiol.
En esta coyuntiira, que iiivita a los periódicos a pensarse a sí niisiiios,
la prensa sntíi-ica *iie iaiita aceptación y tantos rriuiifos liabín logi-ado
en el iiioiiiciito iiiincdiataiiieiite aiitcrior- se dibuja claraiiiciite conio ex-
treiiio de los alcances lcgítiiiios dc la tasca Durante los pi-i-
iriei-as aiios dc la década del 50 fiiei-on susl~eiididosparcial o defiiiitiva-
inente La Avispa, 13 Ce~ititiela,El Diablo, El Bi~oxíe,L'l Padre Casiaijcrii,
La Iiaco/illa, El/-'n7r1pera y El Torito Colorado (lS52), adciiiis de otros pc-
riódicos n« satii.icos, corno La N I I E WgPoca ~ y El C07~zercIo.S610 e11 1863
el diai-isiiio satírico eiicoiiti-ni-i,bajo el rrazo de licni-i Meyer, el tono jiis-
topara iil~icarsccon coinodidad eiitre las puhlicacioiies pcriódicas porte-
fias, retratando coi1 apareiitc iiiiparcialidad cscenas d e la vida política ci-
vil. Con El J4orquito (1863-1 S93), y de la niaiio de su segundo directoi;
Hcnt-i Stein, cl satírico ntravesai-íafuei-a de todo sicsgo los 131-0-
cesos de nacioiializazióii clc In política y dc iiioderiiización de la prciisa.
I'cro eii el moinento posterior a Caseros la fuiición de este tipo de
publicaciones parcce ser oti-a. A propósito cie las censuras, en todo ca-
so, es posil)le discutir la pertiiieiicia del anóiiiino, y a rsav6s de él, de los
Iíinites entre lo público y io privado, así coino las capacidades del Es-
tado j ~ x aestablecer o iio cciisui-a previa, los perfiles deseados para los
nuevos cscr:itorcs y para los iiuevos periodistas y, por últiirio, la sela-
cióii eiitre iníiiiesis y caricaturi7acióii -es dccir, entre "iniormaci6n"
y "deforiiincióii"-. Sigiiificativainciite, los "juris de iinpi-enta", cuyo
texto publicnri y comenian todos los periódicos, junto con los proyec-
tos de leyes de irnpreiita, soti a ara lelos a los procesos dc eiijuiciaiiiieii-
to ( y coiideiia) de los últinios niazorqueros.
La poléiiiicn que sostienen, en 1853, Sariiiieiito y Alberdi sinrcriza
buen;>partc de estos probleiiias. Con la piiblicacióii de las Cartas s o b z
l a p ~ e n s ya la políticd militante o7 la Arge?7rinn (también cotiociclas co-
iiio C~zrtizsquillotanas, 1 K53), Alberdi no sólo establece el canipo polé-
niico, sino que se coloca por fiiera de una zona de 1-iesgo,que ubica en
el pasado: justarneiitc la qiie borra los líiiiites eiitre prensa y política.
Uno de los recursos fundanieiitnlcs de la arguineiitacióii dc Alberdi es
un iiso agudísiino d e la concesión. A rravCs de esta figura clásica de la
polémica, Albcrdi "da la i-azón" a su adversario y legirinia sus palabras.
Son esns iiiisnias palabras las qiie Iiiego iitilizará contra Sariiiieiito. Eii
csre jiicgo de coiiti-aa~aclucsy reveses, una de las iiiiputacioiies iiiás iucr-
tes quc recibe Saririiento es la de "vctei-ano": su virulencia sólo puede
scr signo de que n o coiiiprciide la llegada de nuevos tiempos. Su pasión
es, eri vei-clnd,aiiacsonisiiio. Esa negativa a abandonar el pasado, expli-
ca Alberdi, ha convertido a Sarriiiento en uii "gauclio iiialo" de iiiia
"prensa dc conibate", insti-uiiierito útil para lucliai- coiiti-a la tiraiiín pe-
ro fiiera de liigar cii el nuevo coiitcxto. ( N o es casual que los cjeiiiplos
prefci-idos tlel nl>ogaclosean los de los salvajcs -y fracasados- ]>crió-
r o y Grntiizo (1827); <Icsdccsta pci.s-
d i c m uiliearius ~ / i ' n ~ l ? / ~ e(1827)
p c c ~ i i ~laa ,décat1,i <ic120 y cl I > c r í o d i rosisla
~ ci-iaii cquivalciircs, iiiieii-
ii-ns q u e la era q u e acaba d e alrii-se iio recoiioccría aiiteccdcntes.) La
pregtiiiia cs, ahoi-a, ~1151 debe scr el pcrlil del periodista y cuáles las ruii-
cioiics d e la prciisa cii tieinpos d e paz.
Tanto cii las Cni-tas qirillorntins coino cii la rcspiiesta dc Sariiiiciito,
Las rienioy i~wn(1 S53), csta cuestiúii ciicariia eii uii ~ioiiihi-cpropio que
alcaii7.a, eii cstos textos, diiiiciisióii d c irlcologeina. L n el cnipresario pe-
riodístico francés fiiiiile Cirartiiii sepcriila tiii persoiiajc iluc exccdc aiii-
pliniiieiite su liosraiín ciiltural para coiideiisarse c o m o ciiiblciiin d e pn-
~ i o i i e sy clcl~ateseiicoiili-ados. El iioiiibi-c d e Girardiii s c csgriiriii-á
eiltoiiccs coi110 uii arma tic doble filo. q u e los coiitriiicaiites a iricnudo
s e al-sojaii sin iiicdii- las licridas q u e causa cii sus propi:is iiiaiios. ?lile
t o d o , superpone la alusióii a uiia carrera cxiiosa coi1 In acus;iciúii cle ve-
iialiclad, y la coiidciia al sciisacioiialisiiii~coi1 la poco solapada eilvidia
Iiacia quicii sí tieiie lectorcs. Así, el persoiiajc trae a la discusióii Ins cucs-
tioiics del oficio, la l~i-ofcsioiinlizaciú~i y el diiieio -prublciiins que, por
otra partc, los cscrilorcs gauchipolíticos Iiabian coiiicii7.ado a percil>ir
y resolvcr dcsdc algún iietiipo ~ t r á s . ' ~
Maiiucl Bilhno, fiiiidaclor d c Ln I<ej~12blic<1 (1 X67), a b o r d ó csas teii-
sioiics dcsdc una ~>crspcctivacoinplciaiiiciitc difei-ciite. Para i-esolver-
las, rccuri-ió a ti11 aspecto d c 12 acc1ó11 d e Girardiii cii La Pressc rluc iii
~Zlbcrdii i i Sariiiieiiio Iiabían iiieiicioiiado: cl iiioiilajc tlc 1111 Ilaiiiaiitc
.ipwam pulilicitarii~.Coiiiu se suclc rccordai; el dini-io d e Bilbao iuc cl
priiiicrci cii escapni- de los rigores tlcl sistciria d c suscri~~cioiics, c«iicra-
taiido iiiiii,s para In veiita callcjcra y dislioiiiciidi> In l>osibilidntld c co-
iiicrcializar iiúiiieros suclios. Lns voces cic los caiiillitas cleliicin~iicaiii-
bias el paisajc soiiol-o dc la ciuiinci y. coii 61, la I i i s ~ ~ i rdi e. ~In prensa
ni-gai~iiia,q u e ciiipiczn a resi>lvcrcii t~riiiiriosccciiiiíiiiicos i i i i n ciic,stióii
cluc sólo iiiás 1x1-dep o d r i dilucidar cii lo idc<ilOgicoy eii lo disciirsivo.
'O AIc>~nc>s rjrviil~liis l,iicilci~ ciicoiirrnrrc c i i los ~~iic:iil<is "I.:i pru\\,t. l . < > u l i i iiiii s y
c l país'' (2 dc iii>rieiiil>re<Ic 1 S(+)) y "l,a jrrcli<a. I:iiiinnii> y iiiairrial <IrIki.; ili.~iir>b" (5 dc
n o v i c i i i l , ~J~c ISb<l).
"1-Ial>ria iqur aicri<lrl\:ririciiihalSn,"I" I > ~ c c I i eriii-c a l a "liiiilica" y la " i i i : i c i ~ ~ ~ "
drl ~pn>q;',u~,a tic ":iuii,iiii~rii:i".1'ar-i 12s Iiulililacii>iic\ i i i K i d a s rli <:TIC i l i < , i ~ i c ~ i<Ir t r i iiii
p i i l s < , 'lc i~iuderrii;.aciiiii ,Ic l a ~pvciisn,csc ~Icfascrc*tiIiñiia I ~ m t i ; . ~ ~ I a n,~~llii:~ivi,. r~~~t~~t~.
\'ci Oscar Sicii~il,cig. "U~,>~iiar l ~ c r i i ~ < l i s i inr r; C
~ ci l i l i ! i a ~ " .c i i i l l c r i i o i ? (:ii>>iittiicnci<j>:,
18. Hucii<is ,\¡re<. n c ~ i i l v c .Ic)S2.
riiicióii i.iiiiiitinza .i \,r)l\,crsc icriisiliiii ~lOrc]ilCla % I > i i n <lei ~ i t e l - s c ~ ~ ie11-
Ílii
1i.c cl circiilo d r In red;icci6ii y cl ilcl creciciite público I<:ct»i.es cndn vcz
iiiciioi-. 1.,i l>,r,i7srirecoiir>se ieiiip,-aiiaiiiciiic.ccl íIi::ijusre y lo coiivici-te cii
i i i i ; i iiiii.cn l,r<i<liict iv.1 pnra ilifcieiicinrsc d e otros pci-ióilicos. 1-ri 7 i i b i r ~ i n
y 1.n N<ició)iri:sl,niic\eii al iiiisiiio j~ri>hleiiincnri estrategi.is disíiiiiles.
A ir:i\v!s cic cste disciiii iie la i-elncióii eiiire +rióílicos, l~crii~iiistns
y opiiiióii, l.,? I'rciisii Iiahia si>iiiciizdiio a cerrar I n pai-.íbola abierta poi-
1.n Modn, eii ii.riiiiiios d e i i i i pasaje ilc la oriciirnci6ii (clcl público) a la
reprcseeli~acióri( d e 12 opiiiiiiii). El lit-ogrniiia del (liar¡» eiicuciitra i i i i n
foi-iiiiilacióii p.ii.aclójica pnr.1 cxlircsnr csrc viraje: "pocns pnlabi-as, iiiu-
d i o s IICCIIOS". En el Iciiin, clni-ii esti, eiiri-a eii jiicgn In ccoiioiriía del Icii-
giinje, p o r q u e s c r i iiecesai-;o distiiigtiir Ins ]ialnbras "vncíns" d e aqiicll:is
quc, Ilennnclo las coluiiiiias, Iiiiicioiieii ci>liio accioiies coiicrctas.
A i i ~ i q u cIi;il~iasido iuiidncln iiiiiclios aiios aiitcs, cii esa misiiia Cpocn,
L n fiibu770 ndopia i i i i estilo nueiro, siiiiéirico al d e La Pretz~a,iiiedialite
el ciinl iiiceiit:i saturar la cscciia Iiúlilica soii I~ecliosqiie se iiiultiplican eii
sus coliiiiiiias. 1.2 irniisfoi-iii:icióii d e La TiiGii,in se asiciiin cii dos pilares:
el "iiiito" ilcl iiegr)cio periniiístico y la npelncióii al esciiidnlo." I<xtreiiio
iipuesi(i a la iinP~~~ciali3ac1 d e Lri P~-ensn,eii sus pigiiins la "vcrsatilitlnd"
~inlítica<lelos Varela (sol~i-erodo, d e HCctor) es p o c o iiieiios q u e jnctaii-
ciosa, y los avisos apeiias eiiciiliiertos coiiio iioticin so11 iiioiiedn corrieii-
le. Siii escapar ;i csras liiicas, rniito la scccióii d e "1-lcclios locales", coiiio
13s "Cosns" -qiic 1 Iéct»r\'arela publicn coii el seudóiiiino d c "Orióii"
vtiti-e 1868 y 1871--, aliuiitaii n 1;i cnl~tacióiide ese iiiisiiio público qiic Ln
I ' r r ~ ~ sqiiierr
n rcprcseiitnii Eii niiilias sccciiiiics se l~i-»iliiccn,p o r priinerr
vez coi1 t:iiita inieirsidad, rioticins locales lii-esriitatias corno escniidnlosns.
Siciii acuiió, cii I:/ hlosquito, uiin iiiingcn para tanto nlboroto: la d e la siiii-
I~iosisd e 1IPc.tor \'ni-ela con i i i i boiiiho, casi iiiscpara!>lc d e su annroiriía,
q i ~ eapai-i:cía c<iii niiiclia Irecueiicia eiitre sus cnricaiiii-as. El liallazgo d e
Siciii estaba eii 13 agiicleza d e sil lectura: el a ~ i i o l ~ o i i i bsiiiretizndo
o, cii la
cni-icai~ira,ci-ist:iliznha i i i i irasgo qiic cxcedia n1 pcrsoiiajc para i ~ i ~ l c a rso- sc
l ~ r iel : iierióclico y sohre 12s diversa.; actividades sociales -bniiquetcs, ini-
tiiies, ílesfiles, coiiil~ai-sns- qiii: \Jarela eiicabezal~aeii calidatl d e redac-
tor estrella (le 1-n 7iiL11na.
Juiit« coi1 cste dcslilicc;ue persorinl cii la relacióii coi1 el ~ i ú b l i c oq, u e
iiiic iiiuclias (le siis coliiiiiiins, Icis "Teclios I(1cnles" sucleii ser teri-ciio
pnt-.~las iiiforiii:icii>iies sobre Ln T,.i/>i,>rnii1isiii:i y s o b r e o t r o s diarios:
iiovednilcs rcspecro clcl iolletiii, recornciiiiacioiies d e alguiia coluiiiita,
ri:itilicacioiies j(icosas d e 1:is iiiforiiinciniies d e los "colegas", ocasioiia-
22 1 , .;rtoi Virc;ii,,t (o,>. cir.) sugiere laidc3 ,le "iiliio" a propósiir> <Ir 1% imlgeli dc
13zc,<,r \l;,rela.
les incorl>«racioiies al i~laiiiclde rcdacti~i-es.Hacieiicln del l-ici-ióilico i i i i
vcciiidnrio 1x11-cl qiic paseati los ojos d e I í ~ slecti)i-cs, los "licclios 1oc:i-
les" cxliibcii cl n,-rnigo iir sus rci1nc~i)i-ese incitar ;i1 piiblico a ;isoiiinr-
se n niras scccioiics. Sc ir.itaría d e "lccr el l>cri6dicoi»111« In rcprcsen-
racibii (eii 13 siiPe~-ficiciiiisiiin d e su lorriia) d c la orjianizacii)ii d e In
ci~i<lad, coii siis cslles c c n r r ~ l c sburucriiicns
, o coiiierciales, con sus p c
q u c i i a s p l ~ 7 . ny~parques: lugares d e ocio y re~i7cirri~r>-o".~'
La Ndción, eii cambio, iio gcnei-ó ese espacio local eii ln neutrnli-
dntl d e si1 noinbi-e iii a l ~ a r t di e~ la l~rotliiccibnd e acoiiicciiiiic~iiosp o i ~
iuci-a cIcl pci-ibdico. Ixligiii, eii caiiibio, rral>ajar so11i.e el criicc ciir7.c cl
prestigio del ex l>i-esidcnte 13artoloiiié Miti-e y 12 iiiodcrriización iéc-
iiica y icciiológica q u e transforiii6 su relnci6n con los lectores. Ln N,?-
cidii fiic fiiiidaci:~yocns seiiiaiias clespués d e qiie I'nz, aritigiio ayudnii-
le <le M i t r e e n la batalla d e Pavóri (1861), diera iiiicio a L n Pretisn.
M i ~ r fuec nieiitor, director y redactor principal ( y p o c o tlespiiés, diie-
iio absoluto) rlc s u diario. Sigiiificativaniciitc, La Nncióii se iinpririiin
c ~ ~lai iinailuiiiaria d e Lri NaCión Aigeiltir~a(1862-1 <96Y), el <iiatio d e
su otrora ayudante d e cniiipo y coiiipatiero pei-iodístico Jnsé M. Gu-
tiérrcz, y q u e hahía fuiicioiiado d e Iieclio coiiio 61-gaiiod e su presi-
dencia. Eii su eiiiblcniático primer editorial, LR Nación apostaba, co-
1110 p o c o aiiLes l o Iiabía Iiecho La l-'rri7sn, a desarrollarse c o m o u n
i i i ~ ~ r ~ i i i i e alejado
nto ~ l e coiirrol
l estatal. E1 dini-io d e Mitre -que lin-
hía bajado d e la presideiicia apeiias d o s atios aiires- i-ecoiiocía uii pa-
sado iiiiiicdiaio solirc el q u e se hacía iicccsario operar uri canibio de
ruinbo: "L.n 'Nncibii Aigeiiriirs' era un puesto d e comhare. 'Ida NI-
ci6ii' sci-á iiiia tribiiiin d e d o ~ t r i i i a " . ~Raiiios
' Iin seíialaclo q u e , a u n
i i i c r a s l i u c l g a s obi-ei-as, c a s i p a i - c c e i i t i - a b a j a r s c ~ l a s . ~ "
L a c i i r i i ~ s i ( l n c por
l c l 1ii.csciilc, d c s i i c . ~\Vcill, es rI iiiiiior i l e 1.1 1i1.~,11-
sa ~ ~ r i ó í i i c Y a .agrejia:
el Río clc la l'laia iiiercccria iin estudio poirncnnrizadu, que cxcidc nciil>li~inetitcel i>r,>-
púsiio iic csie rrnliaju. I'ara cl CASO de la iiriiisa it2lizii;i Iiacia el liiinl del Iperiodi, anal;-
d o , rcsulraii i i i u y títiles lar ol>setvacii>iicsiilaiite~daspoi- Eiiiñ Cibotti, "I'el-iodisini>
politico y pc>líiica pcriodisricñ, la coiisirucci6n I>tíblicade una ol>iiiiijn irnliaiia en el
Uuciios i\iies iiliiseciilñr", E>zrrr;i>nrnrlor, 7, Bueiios Aires, fines de 1194.
" \'cr Glacieln Barricuurc, C1 riillcr d e I<lcrmirard. Velii<¿nrlicrnriar d r Junrio h<ii-
(1876-1892). IRosario, Beatriz Viicrb<i,1909.
>ii<rliiG<irriii:Iiiiin-lii,ct,or
i Q u C cr LIIl>cri6dicli? U i i a ~ i i c z q i i i i i aI i o j n (le l>:il,ci, Ilciia
clc I CI:I7USr ohras sin C~~~ÍIUIIIS, sin pl-6l0fi0, aicstada d c [>a-
g x ~ c l a sdcl i i i o i n c l i i o .
1)OMiNí:I) F. SAR~IICNSO, " i ' c ~ ~ i ú d i c u s " ,
l c i Z o t ~ ( i a ,10 d e agosto dc 1839
1,a p r u l s n cs 13 ú i i i c a c i i i i d : i i i q u c curiniucvc c o n sus p r o -
pi:is i-uedxs i l c cai-i-cra.
Asi sc l a vc reproducir c o n u112 a c t i v i d a d \~csiigiii<isa,ju-
saricli, sobrc cvaiigclios, Ins liaii-,iñas, licclios terril>lcs y ri<,-
iicias c s r r a ~ > r l l i ~ i a i i a s .
"Cr<j,iicaH, L n l'ntl-ia Argeiiii,in, 22 dc n o v i c i i i b r c i I c 1879
De o l ~ r af r a g i i i e i i t a r i , i y e l i i i i e r a a " c i i t i < l a t l q u e c o n i i i u c v c c o i 1 s u s
~ x i > l > i a si-ucdns de c a r r c i a " , !a i i i s t o i - i a d e I n p i - e i i s a a r g c i i t i i i a d e l s i g l o
uix se I p i o y c c t a s i ~ b i - c10s iiiocl«s i i i ú l t i p l c s c r i q i i c c l l ~ e i - i ó d i c oi i i o r l c l ó
. .,
I n i i i i a g i i i n c i o i i , i-cgisti-i, c i i i t e r v i i i o c i i Ii-1s succsos, c o i i t r i b ~ i ~c lóc n i n -
i i c r a f i i i i d a i i i e i i t n l a l a r i a c i n i i a l i z a c i ú i i y d i v e i - s i f i c n c i ú i i de! público l e c -
tor y a l a l o r i i i a c i ó i i d e l a opiiiióii p ú b l i c a , i i i o d i í i c ú las foi-iiia ). e s t e i i -
si611 de l a p c r c c p c i i í i i ( i c l 121-esciire, i i i t c i ' a c ~ u í , c o n c l c s p a c i o cle o t r o s
c l i s c u r s o s y i - c n r r i c ~ i l óe l t i c l a Iitci.aiui-a.
1.1,s ~ ~ ~ i c i - o ~ ~ ' e ~ i o ~l ul eí rsr ti iii ceol ss< i ] > o r i cclc t o d a s cst:is t r a i i s f o r -
iiiacioiics, y n c o i i i o i i i i i t a c i o i i c , c i i e l i i i i c r i o i - d e l d i a r i o , c!c i i p o s t c s t i r ~ .
Ics d c l i i i i c l o s c o i 1 aiitcrii>i-iil.i(i, y n b a j o la i ~ i i . i i i acle I i a l l n z ~ r i csiil-siclos a l
c a l u r d e l a iiini-clin. IIiiu i i c x t i e i i i o i l c este a s c o l i i > i l r í a i i i i b i c a i - s c las " c o -
i-i-cspciiideociasl' d e l exii-;iiijcro, c n s i iiii r c s n h i c > d c l i i a c i n i i c i i i o ~ l In c
p r a i x u s u - i i a -stir.giiia c o i i i o s c c l i i i i c i i i o p ú b l i c o d e las ii<it.icins i i i t c i -
i . ~ i i i b i n d a s ;I 11-aves clc l a c o i - i - c s p o i i d c i i c i a pri\.acla ); d c l o s " i i o ~ i c i e i - o s "
p i - o f c s i i ~ i i a l c ~ - . Eii c \ 0 1 1 - i i . se c i i c ~ i c i i t t ai i i i g t l i c r r , ( l e i i i c i i o i . i c l c v a i i -
ci:i i i i f « r i i i a t i v ; i . c l fiiii divcrs, i i I ~ i ~ ; i ccl ii i~1.1 pi-ciisa .ii-jiciitiiia l u j o c l i-ó-
t i i l c i dc " v n r i c i l a d c s " , " l i c c l i o s [ l i v c i - s u s " o " l i r c l i o s lc,calcs".'s
F.1 c s p a c i » í l c l s i ~ r c s r se i i - e c í ~ r t a ,sc d i f c i - c i i c i a d c las r l r i i i i s s c c c i í ~ i i c s
( > criiiti-asta c o i 1 s i i c l c f i i i i c i i í i i . S i Ilii.iis i l i i i c l i i s i i i i i j>,ucce sci- ~~II-,IIIICII-
' hlniiiii Gazci, h.lErou, Rcrrrcr-</orIiiewirior (18')1], Bueiios Ai1.c. Eiideha, 1973.
1.a cscvii.i iiiiic,ir.i ~ ; i i i i l > i é rque i VI iioml,l-i i l c 1iliiiii.i licrii>disiic<i{icsiiiicc i c c u
lp.8.1r l ~ z c ~ t ~ ~IXU i i <L lI <1111ci.o
~ ~ I~tillu- VI , I W V , ~ ~ T CJ~IOI>IO, C~IIII~I~I~U cli l i ~ I><~~.la<l~
<le Ihir K c < i i i n l i u / i r i . i . i i i r > ~ ilc (;.i~i.i,z h42rou. 1:I c i c i i c tic l a c i i i-cisici-ti. ~ csc i i i o v i i i i i c i i -
I,I c . ~ r ~ cGIL, r , ~( : , ~ f w i . t A46rou sc lG~gicin~,a p o r S,) i ~ ~ i c i , ~ ~CII. i &clt ~Ii:,ri,~y c l cli.zri~>tu,>-
i i < i i . ~l > i w1i~lic.i- rci viili) <li, " p l a ~ n i o r t i i aile <Icrpegoc" :iI csrriiiir. Es12 ~ n i i ~ i udcl>czitlcii n
~ , i Ci I I I I L . i i ~ i ~ i , ~C.TI ~ i<.Ii il >l ~ r . i ó d i ~y< >' ' l ~ l ~ n i r ~ ,ir1~clec1~1i11"
cl p<>stci.i<>rparece rciur~arsc
v i i ilt>iciic., vier<iil i i i i i ~ c i d a esta "scguiid.i etapa" por i i ~ i ziiiiierie tciiipi-nrin. Eri csrc s r . i i ~
~I<Io >ucl<:~> c i ~ a r b cIss l>tc>gcali>~ c ~ ~ l c t ~ ~<le ; ~I$cnigno
lcs l.t>goncs, M x í a s i k l ~ c t yo A < l t ~ l -
Iis M i i i c , EI>IIII~ ~ j i ~ , <Ic ~ ~" ~~i ~ l> c~>~s "> c r i < i < l i i i i c ~ ~ .
1:s el casi,, iiiiii: iuir<>r,LIC alj;~~ni>sc l i s i ~ i l sCUI.OI>L.<>S (icl siglo X I S : í:l~ar.l~sI I i c ~
ILcrir, /.o$ pn,>eiei di, i'ick.<iiich(1836- 1837); IinliorC dc l \ ~ l z n c ,f.ni ili!iio>iei perciidnr
(1837-18~13); ( ? u s ~ a v cI:lriil>cri, 1.n i,,/i<rori6>, re~,ri>r1e»rlil(l869); Gii). <IrMñuparsait~,
/¡L,/ ,\J,,¡ (1886).
ciiiiics liter:ii-ias c iiiciuso n l iiúiiiern de lectoi-cs, no resiilta tnii rlisp:i-
ratadn cuaiiclo se toiiin eii ciieiita qiie oiros ti11os y pcrsoiinjcs Iiair si^
d o "trailiicidos", coii iiinyor r i meiior iclici(1nd. lista vii-tii.11 ;iiiseiicin
no iiiiplica, sin cilil~nrgo,la ialtn de rel>rcsciitncioiics d c qiiiciies cscri-
beti los periódiccis. Lejos íIc iinn delinicióii Iioiiiogéiiea <lela pi-ofcsiii~i
eri sii seiiiido iiiodci-iio, los Iioiiibres y iiiujeres de prensa dcl sigl<iSIX
establccic~-o~i difcrentcs rclncioiics coi1 sus p r i c ~ i c a sde esci-itur;i en In
prensa, y'les nsigtiai-oii Iiigarcs y valores divci-sos, taiiio c«iiio espccí-
Sicos, cii la coiistitucióii d e sus p r n I ~ i abiogrniíns.
s
[oró, cal vez niás que ciialquiera clc sus contciiiporiincos, e1 uso ~ I I I S -
ti-ado d c los l-ierió<licos,su carácter de iiisti-uiiieiito de divulgncióii y
discusión de las ideas. C i s i R I fiiial de I\>ccirerrlosde I'rovincia, afir-
iiin: "Si fiici-a l>criiiitidíia un escritor caracterizai-se a si niisino, yo iio
ii-cl>idarín c i i sefininr 1 ~ rasgos s p r i i i r i [ i a l e s d c i i i i s trab:iji,s c:ii l a p r c i i -
sa r1iari:i". I'ara S a r i i i i c n t i i sus p c r i ó r l i c i ~ ss o n o b r a s , y así l o s J c f c i i -
dci-:i c i i Las c i c l i i o y r { i l n , :iiitc e l i i i c n o s p i - c c i o q i i c i i i a n i f i e s i a A i l > c i - -
di p o r s i s '"papclcs". M a n s i l l a , c i i c a ~ l i b i o ,cede c l i i o i i i b r e y p o i i c e l
i o c o eii el d i i i c r o y eii In <lepciidciicia política, i r a í n i i d o e l p e r f i l d e l
l>ci-iodista d e csa c i n l x i : se p u c i l c e s c r i b i r c i > i i d i n i i a i i i c i i t c , s i c i i i p r e y
CU;III~O se lial>le p«r u n a [ac.ci¿iii y, a i i i c i i u d o , pni- uii c ; i i i d i l l i ~ Pei-o, .
. i i i r i así, l a i i i i c i a c i ó i i e i i c l p c i - i o d i s i i i o i ñ i i i b i é i i clcjn s u i i i a r c a c n l a cs-
c i - i i i i r a clc M a i i s i l l a : i i i i s q u e c i i siis e i i i p r c s a s e d i t n r i a l c s , e i i l a capa-
ciilncl p : i i n p r o c l u c i i - e i i cacla tcxro " l a i i a v c g a c i ó i i dc lo iiiii.i\,cg:ilile",
i.1 liallazl;o < I c la l i t e r ; i ~ u r a .
. 4 i i g c l I t a i i i a l i n I l n i i i a t l o l a a t c i i c i i í n s«lirc c l f i i i i c i o i i a i i i i c i i r o t l c l
" i i i i t o iirbario" d e l periodisia c i i el iiiiagiiiario po1nilar iiortcaiircrica-
iio. I i i n r o c o i 1 l a d c l a l ~ o ~ n d aop, u n t a R n i i i n , csta fig.iir:i i i i i i c i o n a co-
1110c o i i l r n p a r t c Ic1r:icia d c l / i i o i ~ c c i ifii I ~ n l i i i o a i i i 6 r i c ; i ,c i i cailii,i», l o s
i i i i t o s u r b a i i o s I i a b r í a i i c i i c a r i i a d o p r c i e r c i i t c i i i e i i ~ ec i i s i i j c t o s c u l c c -
livcis.'
L.1 i i i i p o i - i a t i c i a d e las i a i i i i l i a s d c p c i - i o d i s t n s c i i el I l í o d c l a P l n -
1.1 p o d i í , ~J;ir ~ u c i i i n 11c iiria t r n i i s a c c i á i i e i i ~ t - cn i i i l ~ o st i p o s i l c n i i t o s .
i l c s r i c i i i i á i i p u i o isi i - i c i i i i i i e i i i c c c « i i J i i i i c u y c i i c l r i - > i i r c s i od c In p a u -
I ; i ~ i i i aiiitc!:racii,ii cIc I;i A r g c i i i i r i . i e i i c I iiicrcnclo iiiuiiclinl, t i « r e s u l t a
s c > r l ~ r m i c l c i i tLe~ L W :Iiastn I ~ i c ici i i t r a d o <:Isigli> sis, las p r i i i c i p a l c s c i n -
1 x c m q i c s i o d í s t i c a s clcl I<ío d e l a 1'lnt;i I i a y a i i J c s c a i i s a d o s < i l > r ci i t i ; i
. .,
o r f i r n ~ t z a cC ~ a~i i~i i il i n i ilui: r i o i l i i i c i - e i l c i i i a s i a < l o d e l h i i i c i ~ > i i a m i e i i t o
LICo i r u iilio d c ciiipi.cs;is c i i i c l u s o r c c t ~ i i o c cn l g u i i o s rasgos d c iiiri-
i i c i - i i i z a c i i j i i i i i 5 s t e i i i l i i - a i i n q u e o i r i ~ ssccrorcs. D c s d c c l ~ p u n t nd e v i s -
1.1 d e I:i j > r o c l u c c i i i i i <liscursiv:i, c i i c a i i i l i i o , csc c;ir.ictci- I;iiiiili.~rse
viiclvc rcvcla<lor, p o i q i i c iluiiiiiin uii i i i o i l o csl>ccílicu ilc: cuiiccbir
"L.iis iiiiiiis pirteii de coiiipoiiciiics rcalcs, pc!u iio soii olii,iaiiiciiic iiniiucriiiri~,s
.icl i , i i ~ o i \ : ~ ~ i i i c ><i lie<I:i > si>cie~lad \iiiii ile ¡ o s dcscrls Iiosil>ics iic siis ii~tc~rariics. Son
i o i i < l c ~ i i . i i . i i ~dc
i i c riis
~ ~ i i i - > ~ i . clcic.inier
is ar.cic;i clcl n i i i i i i l < , . lar ciialcs c i i I;i suciedail
~ ~ < > i ~ c i i i i e r i sc r a aha<icicii
n,~ c u n ainjlliiud cii l a s ¡iicir.ir iiidivi<luales iiiiciiiinr que c i i
IJSla~11o1111cricitll:i( <IPSC~IISIII solllc uila [ierccpciiiii agiiila iicl I><i<lcr. coii~.criic,\<lu eri
altas r s i c r a r , y s i i i i i i l i . i i ~ ~ ~ a i i i e l ir<ii,i-c
ic iicia ciibrcliiicia < l i . ~ c < i r i f i arl,ica
; ~ ~ ~ ~(Icñ la cali;i
ci<l;idcs iiiii~\,iiliiaIcsI v x a iil>iiiiirsc¡c. I>icliu<le o u i >~iii>ilo, In sricic<lxlorl,aii,~ 1,iiiiiua-
I ~ > C > ~ : > I,,pera
~,,I ,.\c~>trv d c r n ~ ~ < l c l cI>Ws ~ cS ~ ~ l c ~ - ~ i ~C , Li S~IT>¡IC!, . ~ ~ <q~~msi~<>r~:h
c l ~ ~ s , clvl lpo<lc~
lp.1x.181 2 t c a v e s (IC I;, C ~ ~ I ~ I ~ U K I C ~ OLIC.
I I snupc~s.''A I I ~ C l<atna,
I ' ' ~ C
3 ~ L I ~ I ~ ,I M
I ~LICI z~izscIa,',
L.* oudnii irii,zrin. hl~iiiirvi<lr,i,
Arca. 1?<18.
p r o y c c ~ <yx d c s a r r i ~ l l a iir,idicioiii.s c i i l i i i r a i c s . 1.3s tr:iy<:ctiiii.is clc iri.s
clc csi:is l a i i i i l i a s -lo\ Vai-cla, l o s G i i i i i . i ~ i c z y l o s h l i i i c - c r ~ i i s i i i i ~
y c i i i i i i i o s Icti-ados, csii-niegicis rlc e s c r i u i l a y I r ~ g i - o sd e iiioclci-iiiza-
c i ó i i c i i i i i u y d i l c r c i i i c escala y coi1 d i v e r s u g r a d o <Ic eficacia c i i 511s
p r r > y c c c i o i i e s futiiras.'
i i l i d fa~~iiliai \.
' Ci.i,iini Iulcria, "Cr>litingciii.i:i. <Ic la iiii~rn~<l.i<l: iccciiisi<i~i-ci<iii cliisiolii iIc 1.
firiiiliz cii cl cxiEi>', c i i I:eiiiaiicli~Ilcvoi<iy Marca h,l;idi.iii, l l i r i r i r i n ( l e le w i , / i i privri-
dn e,) l i i A q ~ n r z n , ? /.' , i i i ii~irigwo.ile /ti c o l i i , i i n n 1870, l<iiciior Airrs. ' i ; i i l r i i r , i9'1'1.
' VCI C Z I CSIC v u l i l ~ ~ , cCi1nclra
il Cia~/l.trini."Eil la iw~lla<Ic c r i l c c i i i r . A,nnIzns.
p~.nit,)rclcl "1 I i ~ i i ~ [le i o los l<csi,ii~~-~cliires" priiiier~i,v c , i l ; i l ~ ~ ~ r aclc
~l~ir
1.1 A',rrio~iiily clc II1 Itiicinr10,- d e Miiiirii\~idriiilcspiiés, Rivera Iridai-ic
C I I C . I ~ I 11
~ . ~trdicliir y al coiivcrsi~,y i-ccuerda a cailn paso q u e la iiiteiisi-
ilnd ilr i i i i n 1i.isiiiii iio Ic iiiir>idc c:iiii\>inrd c sigilo. KcvCs ile in traxcdia
<Icqiiiai "da la viila" piii- ser coiisecuciiic coi1 sus idenles, el pasaje d e
l'<ivri-:iIiillnrie 10 i:ristnliza eii L I I I : ~ ~liiiii:iisiiiiii i i í ~ i ~ ~ i111~1ior ( l l » qiic la d e
\'nri.I.i, nuiiqlic tal vez iiierios cjciiipl.ir.)"
La reuiiióii, e n el p;idre, <lepribrcza ccoiidiiiica y riqueza siniliólica
lince d e 5sia i i i i n \,irttid licrc<lahlr.A i.1 vez, para los liijos, 1-ICcror y M a -
riaiiii \'ni-ela (1 834-1902), la Iiereiicia se traduce cii téi-iiiiiios absolurn-
iiiciite iii~iieiinlch:ciiiiractos pcrsoiialcs, facilidades coiiir;ict~ialespara
.iccctler :i uiia iiiil~reiita,111-occccióii<Ir las auioridades d e LurniJ. l ~ 7% i
i~irtin(1853-1 SS4), su p r o d u c t o iii5s iiiiporrniite, cs uii diario "joveii".
1.0 es cl público cliii c1 q u e dialoga -pi-ccisaiiiciiie cl cle los "jcivciics"
t1c.l cxilii>- y lo suii sus d i r e c ~ o r c -sólo s ocasioiialiiiciire asiiirie s u (li-
rccci<íli ti11 Iioiiil~i-ed e iriis d e treiiira aíios-. P e r o esa juventud s e
iiiucstrn scl>im t o d o eii Lu Tribro~nciiaii<Io sc p r i ~ p o i i et.1 diario coiiio
siiiAiiiiiio y Ii:Kitiiiiacióii <lesu i1131.cadistiiiti\,a: el tollo irrcvcr-ente coi1
cl O ~ I L .~ r c s c r i t nI:I infoi-iiiacióti. I'ai-te iiiipoi-iaiitc d e ese espíi,itu zuiii-
I ~ i i i sc i cx1ires;i cii sil iiicoiiscciiciicia partidaria y política. Auiiqiic este
disiaiiciniiiieiiti, ,Ir los particlos iio es ajeiio n ln época, los Icctores iio
ilel,í:iii ilcjar iIc iiolar sii ciiiitrasre coii la bciievoleiicia q u e liahía c:ii.:ic-
terizado a 111 Coiriercio del I'inrn.
El car.ícter csli:iiisivo d e Ln E-ibrriln, los gcstris [ir sociabilida<l qiie
~ l c s p i i e ~-iiiiivilizncioiics,
:i iiiitiiies, baii<l~ictcs,coiiipai-sas- se repi-
tcii eiiliticaiii<:iiiceii o l r o s dos pi-oyectos periodísticos clc 1-ltctoi: El
A)ireriin,ro (1x71-I S74) y El Po)-teca (1876-1 880). Lii 1867 1-IScior \'a-
. ., .
rc1.1 I I L . ~ ; ~3 1.1 ciiiiibrc d e su l~ol,~ilai.;clad.Dui-aiite sil vi:ije iiiiciatico a
I ~ L I I - U ~ >i. Ii ,i t e r v i ~e11 ~ Coiigrc,w d c Paz q u e se ccl<:br.ieii Giiicbrn. Sil
~ i i.1
ai-ciiga "ntiiiiiiilici-inlistn" iiic aplniididn, eiiire < i t r ( ~ sp,o r Mijaíl Baku-
r i i i i . A I > ~ r t idi. r ciiioiices, \'arela se proiiiovid e i i sil diario y iiiera d e
é l - coi1 uii iilievo iioiiil,rc: fue "el orador di: Giiicbra". El flaiiiniite tí-
ttilo d e V:lrel:i s r \rolvid casi taii popular conio el seudóiiiiiio d e " O r i ó n "
coi1 q u e liriiiahn siis "Cusas", la seccióii ni.ís Icída d e Ln Trihui~rr.El
iiucvo cpiicto veiiía a rceiiil~laz:iral d e "liijo del iiiirtir d e la libertad".
T..i líiica q u e v;i <ic i i i i ~ a i o t r o traza los caiiil)ios d e vaI<it-del apellido Va-
rcla y C X ~ I I - U ~vaivciics ~ S q u e siiircii, e n apeiias d o s décadas, las "ci-e
iiriic.i;ilcs Iinl~ilirnii~es" d c u11I > e r i o d i ~ t a .
1.a eiiiprcsa d e los C;iitii-i-rcz ticiie caractcrísticas iiiiiy dilci-eiitcs,
porqiic se orgaiii7.a sobrc iin sisteiiia d e fr~tcriiiil~ides. F.1 linaje iie tus
GutiCrrcz jucg;i todas sus cal-ins a i i i i n geiieracióii iliie se coiisti-uye n sí
iiiisiiia a rra\,i.s de trcs pei-iódicos i~nciona!i,s: Lr1 Nación A,-genrinri
(1862-1 869), El Pireblu /!,-gentino (1878-1580) y La Patria Arsentiria
(1879-1885), su apucstn iiiás niidaz. 1x11Ins tres empi-esns los Guiii-i-rc7.
coiiibiiian, en distiiitn iiietlidn, la función d e inipi-csores coi1 la dc cdi-
tores."
José María G[itiérrcz (1831-1903), el Iiei-iiiaiio iiiayoi; fue red;ictor
y/o colnborador d e los priiicipales diarios q u e apareciei-oii después dc
Caseros (eiitre ellos, <le L a Nnción y La Tribinna) y o c u p ó varios c a i - ~
gos eii el 1:stndo iiacionnl. 1:iilre los demás Iieriiiniios se I>roduce i i i i x
vertlndera divisióii del trabajo pci-iodístico y e s t é ~ i c o los
: geiiiclos Al-
berto Cai-los y Cnrlos Albcrto (1858-1924) se dedican, respectiv:iiiieii-
te, a. la crítica irtusical y a las cróiiicas policinlcs; Jiiaii (1840-1309) es
coiicertista y director d e la escuela dc niúsica y caiiro d e L a Prensa; I<i-
cardo i s el "iiiédico poeta" y cultoi- d e la gauclicsca "en leiigun culin",
mientras qiie ]':ditardo salta a ln faiiin p o r sus iiovclas pol->iiiares-10s
folleriiies gaiicliescos, policiales, cóinicos y los "tlraiiias del tcrroi-".
La "licción f~iniliar"d e los Cutiéi-i-e' deseinpefia u n papel estnictu-
ral c n este ci-uce eiitre iiiodalidxdes enipi-esariales cercanas al nrtesniiado y
foriiias radicalinerire iiiiiov3tloi-as de encarar la iiiforiiiacióri. Los GutiC-
rrez 110so11hijos d e mái-tires iii d e diaristas, sino de sus obras: su linnjc só-
lo ptiede fortalecei-se y retroaliinentarse eii las yigiiias d e sus iici-i<ídicos
..
la1 vez por eso, In úiiica iiotióa d e L a Crónica que iiiercce una pi-iiiicrn
plaiia en "letra c.it5strofe" lleva por títiilo "Misas gciierales". 1?,ii l n colurii-
iia cditoi-ial, hajo el rioiiibrc <le "Jtiati Fraiicisco Gutiériez", uii articulo
relata con :iceiitos iiiclodraiiiáticos la iiiucrtc del padre d e los eclitorcs. Las
iiiisas se cclebi-an el segiiiido nriiversario de su íalleciinicrito. El artíciilo
describe a los Iiijos alrededor del leclio iiiornioi-i«, cuaiido -legitiniados
p o r el apoyo materiic- rccihen el legado dc las virtudes paicrnns ( i o n -
traccióii al dcbci; iioblei.a, liuiiorabilidad, vitalidnd y loi-tnleza). La rrtó-
rica esiereotipada del texto se ve desbordada l x ~ lar eficacia coi1 que la iio-
ticia iliiiiiina la cscciia ciiliiiiiiaiite d e uiin peqiicña ii«vela fniiiiliai- dcl
.
i i i d i v i d u a l de u i i a gaiii.1 asoiiilii-risa d e nctividades pai-ic [le i i i i n auioi-rr-
pi-csciitacióii q u e Miti-c i l i s c i i a teiiil>rniiaiiiciitc, c i i I:i"(:ni-i;i-pi-cf.i~:ii>"
a sus liirnns:
I l i i l ~ opor
, Jltiino, personajes pai-a qiiieiics el pesiodisiiio se coiivir-
ti6 -a veces, iiie~~~erndaiiieiite- eii ti11 traiiipoliii para i i i i salto iiiis o
iiieiios calculado. Los 1-iesgospodíati sei- econóiiiicos, políticos, cultii-
rales o una iiiezcla d e todos; pero iiilplicabaii sicmpse y ante todo, avcii
riiras solitarias, nsuiitos I>ersoiinles.Eii la reiisióti de csrn iiiisiiia cuci-da
se rccoiioce el "iiietersc a gncetero" que propoiieii los gnuclios tic I~.uis
1'61-ez e Ililario A ~ c a s t i b i . ~ ~ '
La incertiduiiibre dc csre tipo de trayccroi-ia fue bieii conocida por
muclios de los pei-iodistas exrrniijeros qiie Ilegal-oii al Río de la Piara, co-
ino Pcdro Fcliciaiio Sáiiiz de Cavia (1 776-1843) y Juan Lassei-i-c(?-1 S(>2),
cuyos periódicos Iiabíaii aiiiiiiado la dkcadn del 20. Exi difci-eiiies Cpo-
cns y bajo cir-cunstaiicias que no podíaii ser iiiis disíiiiilcs, Césai-1-1. 13:i-
cle (17'34-1838) -1iioiiero d e la Iiiografía y tic la prciisn iiusrraiia-,
'l'lioiiins G. Love (1793.1 845) -editor tle 7'he B,-itish I'ncket ( 1 $26-
1S45), qiie acompniió cii iiiglés casi todo cl gobieriio de liosas- y Hcii-
ri Steiii recoi-rieron taiiibiéri ese caiiiino.
La biografía ciiltiir.al del diploiiiático y bibliófilo napolitano Pedro tlc
Aiigclis, q u e abandoiió iinn cari-era coi1 btieiias perspectivas eii Europa pn-
ra laiizai-e a ln aveiitura aiiicricaiin, es, a esrc respecto, ejeiiiplar. l.leg:idi>
para orientar el proyectil ilustrado de la :idiiiiiiistracii>iide I3eriiardino Ri-
vndavia, pasd, pocos años despiiés, a encargai-se de la iiiipreiitn del Estado
rosisra, de la que salicroii varios periódicos. C o m o responsable del Archi-
v o Ame>-icanoy Espiriri~de Id Prensa del il.lrrndo, tuvo n su cal-go la tarea
de difuiidii- las inforinacioncs estatales de Bueiios Aires para uii público
eui-opeo. El Archivo Aniericnno se piiblicaba cn castellaiio, Iraiicés e iii-
glés, y iio sólo sc destacaba por l:i scleccióii iioticiosn, sino por- el ciiid:ido
que De Aiigclis piiso eii moderiiizar sii fot-i~ia~o y 1201.la orgniiizacióri del
iiinrerial de lectui-a. Pci-o su purito de iiiayoi- origiii;ilidad y reiisióii iio i.8-
" I f i ~ ~ x c i\Vtiss,
u "Juari Mrriiicl IIL- Kmas-lJc<lrorlc h i l g ~ l i s y el AIcI~¡\.L~ Aiileticit-
lisla
li,>''. catac~crisiicdya habia sido ohscrv~dapor JosC h l ñ i i a Rai~i<is klciia en l<ornr
r i i iionpri [lY07], l3ucnos Aires. Jackrriri; 1938. V r i iaiiil>ii.ii Jurcla C. Saliol-, I'i</iu dc
A,,!;c/>l ,S 105 r i i - í ~ o ~dccr id hi1,l;ogii;Jin nige>i!i>in.Etirnjo bia-bil>liogi.~ifirn, I'>uei>usAi-
><:S, SuI:kr, 17c)5.
l a "SC 1ia1al,1 ci1 pi;in Iiñrtr (Ic ii-nbajadoies calilicnclos ijuc Ilccnliati al país con 11-
\.
ilc 1311ti-eRíos :i lll Icío lic ln P¡iit<z ilc II,iiciios Aires- n o fue uiia plnia-
Toriiia adecuada pnra ci iiiicio d e iina cari-e~i "eii áreas ineiios
I>c:'.iíéri~a~d e la vida l ~ ú b l ~ c asil
" , eiiti-ciiaiiiiciiro en la leiigiia del perió-
dico sí le I,eriiiitii-i <larese salto. h4ás allá del iiisoslayable programa so-
l El gniicho ~ ~ l a i - Fierro
c i ~ de i í i ~ (1872) -continiiidad y coiiti-apuriro d e
l:i jirédica aiiterioi- de 1-Ici-ii.iiidez, eii especial eii'El Río [le lrr Plnrri-,
ilel i.xito tlcl folleto aiicln eii su seiisil>ilidacl hacia 11
iiiiic tle los I~iiiit:iles
Icii.;ua. 151 este desvío d e la ret61-icapcriotlística, el diarista Hci-ii<iidc~
Iia nl,i-eiidiiio a esci-ibir eii u i i n leiigiia q u e cl creciciite púhlico lector
empieza a silabcii-. Y lin l>i-odiicido,con el dihujo d e sil propia trayec-
ri~iia,el iiiicio (le 1111 tlcsliiide sigiii~icativocii la rclacióii cntse escrito-
ires y pci-ioclistns. La Iiistoria (lesplegará niás tal-de las opcracioiies qiie
iraiisioi-iiinroii a Hcriiiiidez cii "el seiiatlor Mnrtin Fierro" y después
todnvin, eii nuror iiacioiial. l'ai-a entoiices, eii los aíios q u e se proyecian
enti-c el ocliciita y cl Ceiitcnario, ln li~craturanacional -sus textos, sus
iradii:iotics, siis nurores, sus lectores y sus iiistitiicioiies- ha coineiiza-
d o a iiiingiiiarse separada (le los l~irióclicos.Eii el coiluereo eiitre la pri-
iiiera plaiia y la hil~lioieca,la luz iiitlccisn que acnba d e at~rii-sepaso de-
ja atlivinar lns scciiiccioiies dcl.oficio d e periodista eti la escririira d e
l'<ol>erioI'ayró, Roherio Arlt y Ro<l»lfo \Valsli, entre raiitos oti-os quc
Iiiciet-oii la literatura argeiitiiia del siglo xx.
Bibliografía
17.14. Lii el l~r<ilc,e<i,Rnbci-[o1:. Giurii afirriia qiic las Cntinr. . . csiiii "ferliarlar antes
iie sii ~'wii<la a Lli,ruii;i [ociiihrr r i c IH25]. a u n q u e pr~>l>alilrnirritc
[lia).aii birlo e r c r i ~ n r )
Eii el cas(1 ( l c l a r g c n t i i i ~ i ,i i o csiaiiios . c u t i i o eii los iiiuclclos c u i < i -
pcus- i i - c i i ~ cn cartas cjuc iiai-i-cii u1i.i p.isii>ii aiiior,>sx: el ilci.liaxo, q i i c
c i i l o s o t r o s i c s t r ) s cl>istolarcs iiiaiigural,a 1.1 c o l e c c i ú i i d c iiiisivas, e i i c l
d e I:clierei-i-fa la cici-ra. D c i o d o s iiiodos, I,odcillos u l ~ s c r v aiiú i r i o c i i
las Ciii-las ri iiii n n i i g o , i g u a l q i i c e i i \Yfert/,cr, c \ a i i i i g o -cii Latiti) q u e
iiiici-l<,cutor i i e r l c c i u de i i i i a l)asióii- es e l q i i e " c t ~ i i s t r u y ceii i.oriiti
iiiicsi:ri, la i i i a y o r i-csoriaiicia posililc".5 1:1i relaciúii coi1 csc "csp:iciu J c
s o i i o r i d a d t o t a l " q u e es l a a i i i i s t a i i cnri-e \Vcriiicr y Uiiillicliii, u e i i i r c Ii!s
a i i i i g o s si11 iiuiiibi-c d e l t e s t o d e E c l i c v c r r i a , l a carta al>arccc c o i i i o su^
cedáiieo d c l a c o i i \ ~ e r s a c i ú i i .
I'ci-o p a r a l a c u i i s i d c r a c i 0 i i de estas cnrr;is liccioiialcs. I><idriaiiiosclc-
tciici-110s c i i a q i i e l l o que, si b i e i i i i o ~ > u c < Isci- c l ~ c i i s n d ocoi110 alisulutn
i i i e i i t c o r i g i n a l , c o i i s i i t u y c d e t o d o s n i o d o s la iiiatca pcisciiial d c E c l i c -
vcri-ía y, p o r ende, d e l a est6tica r o i i i á i i t i c a c i i l a Ai-gciiiiiin. 1'01-qiie
precisaiiieiite ese t c s i u w c r t l i c i - i a i i o es el apiiiite, e l cshozci J c la cciiii-
. .
p')sicii>ii s o b r c 10 p i - o p i o , de lo q u e se a i i u i i c i a cciiii<i I n pi-iiiicra 01-igi-
nalidall d e la literatura argciiiiiia: L a car~tiva.
1.3s cartas q u c a i i i i c i p a n c l a s u i i t o q i i c t r a t a r i csc I w c i i i a iiacioii;il
toclavía p a r c c c i i d u d a r c i i t r c i i i i a o p i i ó i i r o i i i á i i t i c a a l a iiiaiici-a <le la p i c ~
ccj"iva c u r o p e a y l a traiisiriut;icióii d e esas i(11-iiias c i i u i i n i i i a i i i f e s t a c i r ~ i i
m i s aiiicricaiin. IScliever-i-íac i i c u c i i t r a espacio y i i i a t c r i a l liara ;idal,ini-lv
a las iiecesidadcs d e l i - o i i i a i i t i c i s i i i o : satisface el d c b c r de p i i i i a i - l o s u l i l i -
i i i e ;al i.eierir " e l i-cláiiipago flaiiiígero; el i r i i c i i o liorrisuii:iiitc; csc I i c r -
\,ir i i i i p e t ~ i ( > s (leo las olas"; y exagcra e l paseo pur e l r í o c i i i i i i n i i i i p o s
r a < l cscciia
~ de t e i i i p c s t n d q i i c , a f a l t a d c I i o r i 7 r i i i t c s iii;is t c i i i i b l c s , se
a i i i i i i a a j u g n r c o n las eiicrcsl>nciñs olas <Icl I'latn, c ~ i i v c i - i i J o-l>or n e ~
ccsidad estética- c i i u i i " i n a r ii-ritaclo". No obstaiite, I>iivdc pciisarsc
esa csceiia c o i i i o ~ i ii~i i t e i i i o( a u i i c u a i i d o p o c o i l i c s t r o ) d c t r a d i i c c i ~ i i i .
M á s iriici-csaiite, p o r cicrto, q u e la co]>ia si11n i e d i a ~ i « i i c sq i i c Ii.icc al lié-
r o e roiii.ítitico i i n c i o i i a l i d c i i i i i i c a r s c -ci,iiio a \'ertlicr- coi1 Ossinii;
o. e i i las cartas fiiialcs, d c s c r i h i r i i i i a csccria le baile c i i la q i i c coiii>cc a
u i i n bella joveiicitn de la q u c p r e i i d a d o , c o i i i o uciiri-c c i i c l lil>i-i>
d e G ~ ~ c t lcoi1 i e C~rlc~ia."
con 1poswriuridad a l rcgrcru ljuliu ilr 1830j". Coii rtsliccto a Ins irifliiciiciar, iliscrrp<i
cr>ii <;iusii cii i i r i p u i i ~ os: i se I,iciisa pal-riculainiciiic rli cric i e x i i i , la <le la riiivelí cliir-
ti~iarde l<orisscnuinu cs ia 1 iiirccr;i coiiii) 12 <Icl lilxo <Ic Guctlic.
' L.
IKolaiid Ilairlics, Iriig,ire>iior ilc i o r drici<rron»m>aro, hsfi.nicii, Sinlu SSI, 1987.
" S o b r e I ~ sfurni;is q u e ñdrluieic cl rnoviitiiciiiu est&ticr>en CI~ l ; i i rp i > i "lira rlr Eclic-
\,criiñ, r c r c l iii<lisl~eiisalileaiiiriilo dc NoeJitrik, "SulcdiJ y ii,hñ,iida<l. I<orayos n i i i c
Iñ ~dal>iacii>ii dcl rniiiaiiticisiiiii en In Aigcntitia", cii E,irnpriiy r r t i < d i i i r r l i . l i i e > n ~ i <,i,
ri
s c n i i n n . Ijuciios Aires, Gñlcinn, 1070.
1I: tcxto d e Eclieveri-ía está forinatlo p o r cartas sin loccrs, lo qtic le
d a 1111t i ~ i i o(lc ficcióii univei-sal qtic podría incluso 1-elacioiinrse -a sii
tieiiipo- con el iio lugar del exilio del poeta o del político. Abre con la
ngoriia y iiiiierte d e uiin iiiadre y con la ciill.ia clmiii Iiijo d e "vida disi-
pada"; y cieri.a, luego d e coquetear coi1 la idea d e quitarse la vida, coi1
I:i iiiiagen itiateriia qiie iiistifla eii el liijo uiia inoral coritraria al suicidio.
1.a priinei-a carta, que no esri [ccliada, va dii-igida n un amigo que Iia
viajado; pei-o Iriego ser; el reniireiitc de las cartas quieii decida, yn iiiuer-
t a su iiiadre, trasladarse a una estancia: la iiiiiieiisa llanura verde y soli-
tkiria se adeciiará al cstado d e sil aliiia. l'ópico que s c r i al~oiiadoduran-
te todo el siglo XIX, el paraje se coiiipara a un océano sin límites. Estas
soledades lc coiivieiieii n t i i i espíritu melaiicólico que cnipie7.a a pei-ci-
birla origiiinlitlad aniciicana o , mejor, a coiistruirla:
Mis relacioiics eti este pueblo soii aúii m u y escnsas [le cueiica a
su ninigo, desde la ciudad]; la m a y o r p a r t e cle iiiis antiguos coii-
discípulos se Iiaii [sic] desparramado; Iie eiiconri-aclo alguiios, pe-
ro todos taii i~ifntuarlosd e presuiicióii y de s.~ber,qiie no ine Iian
rc pieiisa, de iodos iiio<los,en los eslucrzos de los roiiiaiiiicisiiios por gciiernr di. inia-
iiern concicliie y <Icliliera<lni i ~ i aidciiiidad iiacioiinl, cs !>osihleubicar 11 dccl:irncióri del
origen dciirrii dc csc. coiiientn coiicq>rii;il.Por S U ~ ~ U C que S I ~ la "Oda al Paraiin" (1X01).
dc Maiiucl d i Lnvariléii, annqile cscrira rodavia durantc 12 colorii,, podi-in scl-vir-por
caso- p a n desmeiiiir csa iili,~cióii.Ahora bici,: si la "Oda ..." pudr>-eri rigor- Iin-
ber sido u n roniicnzu (ya q u e ciiipiczn a cunforiiixr uiia pocrh eii torno dc la geogrx-
lia propia de i ~ Ii~gar
n que nr coiicilic iixnn iiriidad politicn). el oi-igoi de I-i liieratuiñ
iiacioii:il -y érr cr el gcsro l,rogríl~natico-sc Iiaiijndo cun la seiieraciSii del 37. P u e -
de Ilcnsarsc erra cuciiión eii ielocióii con lu quc Flora Siirseki~idplnlirea a propóriii>
de 11 ficcióri roiiiái,ricn I>i-asilciia:"1.2 obrcsiórr ]por el oiigcn -ciiir~i<iido ~.oliinco-
iiiiciizu Iiistórico-, i q , ~I l> ~ ~ traer
d c consigo? Liiic:is di,hles, liiieas dc sniiibra, iiin-
1'"s y ~n'wcosddr iierras iiii~iid:id;is y Iiorliiigiici-os.cil liigar rle la reafii-,iiacióiidc i s c i i -
cias Y st~niporali~ladcs. Pues deiii~l-car d c lnriiin concrein orígeiier cs siniiiIr.(iieainciitc
Iiisiorirnilos y <IcrcariaiI~usil>lcs ,uleniiiid~dcs".I:lor.i SLissckiiid, O Arnril tiño <: ir>>,-
ge dnqui. O nnr,n<ior: n oinge>,i, 550 Paulo. Coii~~iatiliia d:is I.cri-as. 1990.
quedado gaiias d e volvi:i-los a vcr. '1.6 sahcs qiie iio t c i ~ g opnricii-
iiiriguiio cercatic); asi cs qiic linso i i r i n villa ahstraicla y solita-
ria eri iiiedio del bullicio clc los lionibrcs."
Gé11ero de pasaje
Victoi- 1-lugn cs <Ic~ i i iiiisiiia
i opiiiióii: iliic cl sisteiiia d e vida ro-
iiiáiitico es pcriiicioso, q u e esos est6iiiagos n o ticiicii irrigacióii,
siiio ~icccsidntide tciiiicos, d e buen viiio y jriiclici-o; 11ci-ocs 111-e-
ciso q u e el sistciiia del roiiiaiiticisiiio d c est6rii;igo vayi eiivcjc-
ciciido. Yo trai.1i.é de coiiveiicerlo cuaiido lo vca. Miciitras, Iia-
:a lo I~milhlc1" rstar b b " ~ 1 o01 iiiartcs a la iioclie y vciiga a
ti,iiiar nfit1;1 d c goina aiiiique sca.
'' Rogcr L l > s r r i c ~?.<>S . ~ c c r c i . i i i i i i . hliiilcl<i, y i i i i c t i c x \ c ~ > i < i i i l ; i r c <I' ..i / > r r ~ c , 1 i . i -
iifvnr /criri,-ese?, 1,) I:ilird ltiii/cr,i,i. \In<lrid, ,\l;iiirn, 1993. L.<>< r<.riciiiiiir son I~IC
i-c(iii\as clcl gi.rirrii. c i i r i i . 5 , iIiil.iri,r.i solirc cl iIrl,iir v c i dr l i i c i ~ t . ~.il, iici!ii>n rliic c i i
I c c c i i i i i dc i i i i i i l c l i ~ r ;I T C r c > , i.i~iilii(ii,\iiitiitiisilii rle iii,icii.,l riilii.il,lc, ~ ~ l a g i i l i li ii i:i
~ c , ~ ~ I a c l f,,a,,>,~l
crr ,lc t , b , l
iiialiera iragiiieiiinrin, polifóiiica, erráiica ). Iiasta fiuciuaiiie o contra-
dictoria, teriiiiiiaii c»iiioriii,iiido uiia historia, coi1 carga di-aiiihiicn y
iii:ilicjo drl te>nl>oiiarrativo, qiic-coiiio eii u11 folleiíii-susl>eiide cier-
tos estados o ri:velncioiies de i i i i eri\~íoa otro.
1.0s epistolarios se revelarían como la coiiiracat-a d e aquel conjuii-
i« de csl>ozos I>iogi-ificosescriios p o r Sariiiierito,que iucroii publica-
il«s póstiiiiiaineiiic bajo el tíriilc~de Los c7nig~ados:básicaiiieiiic iiii:i lis-
ta tle los que debieron exiliarse. Uii iioiiibre y uiia brevc pincelada:
quién es, qué liizo. D e la lectiira de esa lista se despreiidc cl verdadei-o
sciitido del icuro, que es en i-igoi-un riimbo: cl del clesrierro peiisado co-
iiio feiiótiiciio global; porque los diferentes lugares del exilio
--si bieii eii nlgiiiios casos Sariiiiento los anota- iio coristiiuyeii el eje
del texto. El exilio coiiio colectivo -y es pcrtiiieiite rccordai. aquí la
iiiixgeii de "pi-oviiicia seiiiovience" acufiada por Alberdi- pnrccc ~iiiir
n los quc debicroii Iugarsc, iiiis allá de la diversidad de lugares y de las
relaciones electivas entre ellos. La ciiiigración se globaliza al borrai- las
dilci-cncias inipuesias por las características pi-opias de los países en los
que se ;isilaii. Lo que en la política del diccionario concebido por Sar-
iiiieiito qiieda nf~iera-las particulares condicioiies del exilio, las rela-
cii>iics de 1, (lesteri-ados ei1ti.e sí y con los lial~iiaiites'dclos países que
los col~ijaii,1.1s ol,iiiioiies sobre la política de las iiaciones aiiiitrionns,
Ins 11eleas y 1~3seiifrciiiaiiiieii~~>s ideológicos o doiiiésticos entre los ~ r -
gcniiiios eriniites- puede set. recuperado eii la leccur:~dc los epistola-
rios, iilerios cirida~lososcle las formas graciar'al resguardo que iiiil>lica-
ría (ni;ís nclelaiitr se veri cl porqué del ctiiidicioiial) la circiilacióii
privada.
1-0s coiijui~ios~ i el>isiolas
c esci-itas desde el exilio están att-avesados
1%)'. 1"-í>l>lciiiases1,aci:iles: dislocacioiies, disraiicias, viajes, itiiierai-ios
iirh,~iioso iiiterrin<:iniiales, utopías y licrci-oropías; de niaiiern que po-
ileiiim ~ ~ ~ t ~ sgCiicri>
a s c l el~i:.ti~lni-coiiio ~ I Sgéiiero
I de pasaje quc, en las
froiiier:is 'le la p.11.i-12,rsciipera por la cscritira el lugar sinibólico de la
reiiiiióii. Si el viaje es ln ctliicacií,ii seiitiii~eiitalde la inirada, el exilio cs
la ~>olitiz:icifiiidel Iiorizonie. Eii el cspacio liostil del desiiei-ro, las car-
tas lxopiciaii la rec~iperacióiide i i i i espncio feliz para l a coiisti-uccióii
de u n eiiciieiiri-o. IJorque, coiiii~propone j?eidegger, "iiiia frorilera iio
es aquello doiidc ?lgo tei-rniiia; coiiio los griegos i-ecoiiocicroii, el liini-
tc es aquello ilcsdc dondc irlgo con~iolzasuprcscncia"."
En las ciuri.idcs (loiitlc y:1s6 S I I ilesticrro -Moiitevidco o,Kío d e j a -
'2Fccl>aclael 8 <lerepririnbrc dr 1844 y citada en iioiñ al pie por Clnra Vilaseca, rii
Ciirtni... Asi coiiio Madaliie dc SevigtiC (aiis cariar re lian consriruiilo cn u n a Iccuirn
rdificanie, coiiio iiiodclo d c relncii>iiiiiitci-iio-liiinl)cscl-il~ióc:ii-ias n s u hijz, Mai.iiliii-
ra S<iicli<:zlii liizo cii liarticulai ron iiiia de lns suyas: l:loreiicia l'lioiiipsrin. P;isior Obli-
gado meiicioiiñ oir;is a~inlo~ias para deiiiiir 3. l n dniiix argciiiiiia, -rnl vez-
pcrn por dcziiis iiileresaiircs:" l<l gciieral Girido la coniparn cti sur r:ii-ras a Madniiie Il6-
cziiiicr, y el pncta Echeverria, oyéndola c a i t n r al arpa r u s poesías, en miiricn de Esnao-
la, 1, deiianiiiiabn la Corilin dcl Plzrñ" (Pastor Obligado, "El sñlóii de Madaiiia Meli-
deville", I'asior Obligado-Vicrnr Gilvez, 7111dicio~ierdr Hi<r>mrAirer [1888-19201
I>uenosAircs, l:udeba, 1977).IJoi- uii Ido, Ki.caiiiicr, la aiili~rioiinde iiiio <lelos pri-
II>CI.D< saloilc~parisinoi, cii el sigloxix. I'or olr<i,la arii~iilncióiide Mariquita al Iiersri-
iiaji: dc Corfiinc,, o i'lrniir, <lcMndafiic de SraCl, ;iiiiiga de 1li.cniiiicr. lis icnis<l<ir coriii-
iiuar los pnrliignncs y , ieiiicndo en cuciitn I;i I>roi>aLilrrclaci6ri anioran cntrc
Lclievcrria y Mariqiliia Sáiicliez, al porta roiiiiii~icole cac I>erfectniiientccl pal>cldel
<ierdicl~xJo Oswald.
" no es sino la riinnifesizcióii coiicreta de un resqueiiior fre-
I?se acto <Ic~iuiiciadn
cueiirctiienre asociado al géiicrn: que las cariar scñri inrerceptadnr. Es lo que plniiica
Jacqucr Tlci-ri<i.icil su "Eiivio" teórico-amoroso:la posibilidxd cicria de qilc uiia cnr-
ra sca iiilerccpinda es "inroporiable" Uac<,ues Deri-ida,Ln ciir~rportnlc:De Sowntc B
F ~ c i < ci
d ni<-dciB,lJ;irir,Aul>ieflnriiniarion, I Y R O ) .
sabeiiios q i i e t c ~ i i n slas cal-tas clc a q u í fuci-1111q i ~ i i a t l n sp o r l a C a p i i a -
;iin clcl p u c i - t o a c i ~ i i i p ; i ñ a d ade la Ma7.01-ea. Las iiiíns t i i v i e r o i i i g i i a l s u c r -
tc. hli i : i i i i i l i a I i a l i a s a ~i ~i i ~i si d e o c l i o (lías c i i graride n l l i c c i G c i H a y c i i
la CaccLa a!i:una.; 1~iiIiIicadas"."
Ida fnlt:i J c coiiiuiiicaci611 coi1 U i i c i i u s A i r e s es a l g o q i i c p r e o c u p a a
CSLA i i i i i j c r c i i c l c s i l i o i l u c ~ i c i i c a sus I i i j o s y iiieic>s ~ l c s ~ i c i - d i g a d opor
s
v;irios 1 > u n ~ < i ~planeta. Icl I'críi, llesdc u i i a i i i i r a d a y a niL p o l í t i c a y i i i e -
n o s p c r w n a l , se alariiia p o r q u e "[llas gacetas d e U u c n u s A i r e s n o s t r a c i i
Ins cai-las q i i e se cscriheii d e Csta a l o s aiiiigos. >'a se [alta a l a fe p i i b l i c a
si11 d i s i i i i u l r i p o i - ese ! i o i i i h r c i u i i c s t o p a r a iiiiesIr:i p a t r i a " .
esta es i i i i a c u e s i i 6 i i cciiti-al. L a s cartas p c r s o i i n l c s incautadas s o i i
clcsvinJas cic su cursci n a t u r a l y sc Iiacen p ú b l i c a s p»i-la pi-ciisa. 131 i-ciili-
ceiitc Ice c i i l o s p e r i i i d i c o s lo q i i e les I i a escrito a l o s suyos. I v l a r i q u i t a d a
;iciiteiider, i n c l i i s o , q u e alsutias de esas cartas s<iii iragitadas p o r Reyes,
" u i i a g w i ~ cd e Oi-iiie y ctc Rosas", q u i c i i -de acuerdo c o n l a tiiisiiia
liiciite- se vaiiagloi-iaba d e geiierai- d c s i i i i i S i i enti-c 10s a r g c ~ i i i i i o s .
l ' 1.0 dice cii el <liarioque crciibc rii bioiiicviJeii para <,U<.10 I~aEclicrerrin cilaii-
<Iricii,igir. lil diario, quc va drsdc cl 1) dc ahi-ii <le 1339 (,c s u l i o ~ i c ,(le i<iiIc>.; ~ii<iri<is,
q ~ ciiipc,li
c 2 ~ cl l c
i s~do a i i i r s i l c csa Icclia, Iperii qilc i.1 cuinicii>,o sc Iia Ipr.rili<l<i)lias-
i.1 CI1 6 dc r i i x r r ~dci I(i40, c s t i iiicluidri C I la ~ c<vnliilarión q u e l i ~ x n
<:irtñ Vilascca; cl
c u ~>ULUKCC a l a e r i t i - a d ilcl <lía 28 <Irabril dc 1839.
t t i g ~ ~ ~ c ncii;i<l<>
SC ~ d i ~ ~dos r ~sclics
s i ~del A i . ~ b , i , oAnzet-imtw: l a I,i-iiiieca. dcs<lcl i i i i i o dc 1S43
Ii.isia riicro ~ i 18-47:
c 1.1 ~ c ~ i i i i i l ~a I, c s d ci i i a i i u <Ir18'17 harta dicicliil,ri ~ l 1cS i l .
Ic c i i i i n c i a p c i - i i i n i i c i i t e i i i e ~ ~ tael a i c l i i r c i - o c i i i i p r c i i t c r < ! d e l Estado, I ) c
Arigclis, itna sci-ie d c i i i ~ i - i i < : i ; i o i i c sscihi-c c l c s t i l ~ i c , i toiiri, 11)s ictii,is a
ti-atarsc y c l idioiii;~ cri q ~ i sc c 1iublic;iriii.
Esa f u ~ i c i ú i<le i Arc1iivci.o o Edito,- le sci-i iiiipiitacla :al iiiiclr<:iu.il II:I-
p o l i ~ a i i oc o i i i o u n a iiijui-in p o i - p a r t c d e I i i s arii.iri-~)sisi;is,cri liai-ticul;i~
por ilclievei-ría c i i la l>o16~iiicnq u e c i i ~ a l - > Icoi1 a CI n ri-aves <le- ~ ? i - c c i . ~ i
iiientc-dos largas cai-las (1847); c i i t a i i i o cjue el prnl>ii 17c t\iiSrilir 1i.i
b i n aprovecliadir nlgiiri a r i í c u l o d c l A t c l i i u t i Amo-i(:ii>io 11ai-a d c i i i i i i s t ,
c o i n o " c s c r i i o r Iiúhlico", t i c lil)i-c opiiiii,ii, y c i i cuy<>a i - l ~ i t r i ocst.ili.i 1;i
l ~ o . ~ i l ~ i l i ddne< ld c f c r i < l c r :iI g o b i c i - i i o si11 i l u c d a r s ~ i j c i < iI,X W eso, a ser
coiisidci-ado c i i i i i o pai-ic rle siis "ói-gaiios asalni-i,idi>s".'"
No ol)siaiitc csa ilrclai-aciiin, c l sistciiia d e l rii-deii i-~-isisiatci-iiiiit.i i-c-
vclaiid<~ l a f o r i n a c o i t w c r a d e r c d a c c i i i i i Jcl l~ei-iJciicii:e l gc~l~criiacloi- ilc
U i i c i i o s Aii-es 1i:ibía i i i i j i l c i i i c i i i a r l o 1111 iiiéioclci <le cnrpctns q t i e cii-ciil:i
b . i n c i i t r c s i l casa y l a ctc s u cscriha. C a d a a s u n t o 11cl)ia nciipai- u i i x car-
peta, d c iiiai1er;i ilLic iio sc 11iczcl.ii-a c o i i oti-11s. ~ . i d .caipeta i p o d i n 1i:i-
cci- varios viajes enti-c Liiia casa y o t r a , c«ii iiicaiisablcs c < i r i c c c i i > t i c so
sugci-ciicias. 1 1 triiio, eii geiiei-al, ci-n pei-ciiioi-io y ~ a s ~ ~ i i yv u].)e, Aii!:c-
l i s accptaha pi-esui-oso Ins iiiJicacioiics poi-qiic "iiii~ i r i i i i c i dclici-
- es ol>c-
iiccei-". I l c a l i i q i i c e l Ibalniicc d e l a ~ c l a c i 6 1 1eri
, cart.1 I; Aiidi-és I.aiii:is
d e l 31 d e (iiciciiilii-c d c 1556, lo l l c v c a (Iccii; cciiiio q i i i c l i i - c c i i p w ; ~iñ i t i r
iiioi-ia d e Liiia vieja y depi:iiJictitc i-clacióii niiioi-osa, tic
-
ciiiil.iilcliii su i6iiiico aiiici\ilo (cuiiicrtalia 2 iii<l<iiiiuvicri<lo I-i c.il,r;.a, liucs sc rul~i,iii,i
,lot, l ~ s ~c , ~ ~ i c l lcainKIts
l ~ , ~ l ~15i'I n ~ ~ , [no I ~ a L ~ l d my) , v ~ ~ i t , > rel~ ~d Ii cu r a n ~ , tclc la c a l l ~ ,
dc ln I'i~~1:idil y cl sciiur I.;ii-n sr Ilc\,ai-oii trciriciido sosru cuatidu i.1 nia><irtlilrr<-iP3rr.i
SL. ,t~:c~.cil ccliai iiiiii~ Ii,irralris.l ' a i i i b i i i i calialg~iIiaria P ~ l c i i i i i rnii
> hlaiiucl I.aiiirz y
~io dc Icjirs la casa d c Kusds. ' h l c cspliiio d i sólo iiciisar quc cric ( n i k i liaya lpo<liilves-
iai- c c i r : i Jc csc iiiu~istiiii>'.coriic1ii6su padre rri hliiniciiiici>.)..> rl jrcli6i<> l u x ~ ~ ?l o
1 Ici~iirciti,a ralvn. Siii cii,liaigo, eri Palciiriii riii se igiiornha < l u c cl I i i j i ~ile I:lr>tciiri<>
V a i c l i Iialiía \,i:qx<i<i a I5uenns Alrcs'' (1 ICcior \'incxva, "1 liciiit\'arel,~. rl poiiciii>ii-rrs-
Ipor~sdlilc", c i i 7iirlo cr llrirori,r. 222. Hilriior Aires. ociulirc <Ir1985).
' O Sii ciiiilici;ici6ii Initiia: "Navigarc iicccssr r r i . vivcrc i i i , r i i - S , " .
- i ~ i o i i s i r i i o p t o i a g i i n i c o I l c las iiiisivas de 111s " 1 ~ 1 h l i c i s i a s i"q i i i > i i i ~ i c s
c i i c l csilio- 110 es oiiiiiilii-csciiie. 1-0 qiir lince q i i c i l l l i c ~ i . i svcccs q l i c
p a p ~ g u i i t a i - s cq u é i i i i p i d e , i-caliiieiiic, q u e h4aiiiqiiii:i S i i i c l i c z viiclva :i
I l i i c i i o s Aii-cs. P o r eso, c i i . i i i d o ella p c r c i l ~ c$1 viajc c o i i i o i t i i i i s i i c i ; ~ ,i-cn-
parece l a idea clara d e l destici-i-r> y la s i i u a c i ó i i di. In ~>í.iclici;i: "Yo. q i i c
r i o I i c I i e c l i o r i i a l iii a u i i jici-ro, y sci- r a i i dcsgr-aciadn, ) . a iiii vcjcz ,~iid:ii.
l i u y c i ~ d od c iiii país y si11c o i i i o d i < i a d . I:ii iiii, c u a i i d o I i n h l i i así i i i e pioii
g o t r i s i c y iio saco o t r a cosa. 1;1 : i i i t ~ i cic - t11das i i i i s pclins i i i c iiiaiiil:iií.i
a p""el-".
Eii l o s i i i o v i i i i i c i i i o s a los q i i c sc ve f~ii-zailap«i- l:i piilíticn, irá drsi:ii-
b i - i e i i d o -ciitse los siiisaliiircs tic1 c1cstii:i-i-11 ): i I c l;i iiicl.iiici~ilín-- liis l>l,i-
cet-cs d e l viajc, aiiiirliic a iiii a l t o ci>stii. " l i i c i i diccii, Iiijn, i:jiie ~ i Iu i a y cli-
iiio viajar p a n t e i i c r i i i i i i i d o " , rcsigiiada c n i i c l ~ i s i i í i q i i i c 1,iirdc iiisci-i:ii-sr
e i i l a ti-adicióii ( i c l cxilio, y e11j~articiilai.clc l a iiiujci- c i i e l cxilii>. Y q i i c se
eiiti-oiica c o r i la Ictaliín de i i i i a <Icstcrratla c i i i o l i c n i:iiiios.i ( c r ~ iIn i rliic h,ln-
r i q i i i i n 11.1 s i d o cuiiilinr;icln iio siciiipi-c clc iiinrici-;i atiiind:i); iii,ii:~iici\.li~l.i-
i1ic Je Si;ifl y a Ii.ihi.ii l i c l i o q i i c "voyal;ci- c s ~ ,q u o i q i i ' r i i i piiissc i l i ~ e 1111 .
des trisics plaisii-s d c In \.¡e".
I:ii iiiai-7.0 d c 1845 y coi1 t i - c i i i i a y <los ;iñi>s,1'101-ciici.1 1i.i iluc<i,iclii
v i u d a a l fallecer I::iustiii<> L c z i c a ; lo q i i e i i i o t i o a i i i i ~ d i~10:. i-c::i-esos d<,
s u iiiacli-c a f i i i e i i o s Aii-es, c i i d o i i d c pei-iiiaiiccci-á v i i i i r i i i i c \ c \ . I ' c i o
c u i i i o estos c i i c u c i i i r o s o pci-íodiis d e ciniii,ivcricin 110 iIcj.iii J c ser c s
ccl>cioiiales, es c i i las cai-ias :isii I i i j n ~ I < i i i <M:iricliiit;i lc . i c o s i ~ i i i i I i i .ves
i
tci- su, idc:is s ~ i l > i c l iii:iri-iiiir>iiic>y si>l,ic 1.1 s i t u a c i i r i i ~ o i . i . i y l 1i1ilíiiir.i
d c las rmujci-CS.1-11cllas. c o n c l I>i.<i~iciiiiliic"iiiis»ii-;,S" nluclc c < i r i i i c -
ciiciii:i:i a las iiiiijei-cs i l c s i l rlasc; p e r o i i i i i c l i n s vcccs 1 i i 1is.i 1':ir.i i-cic-
irirse a las viiici,is c < ~ i i isu o I ~ i j ay ciiti-c 1:is q u e se ciiciit,i c:Il,i i i i i s i i i ; ~,I l,<~
S d e ~ L I C SLI ~ e ~ u i i di i i<n r~- i d o ( c ~ i ic l i i i c i i s c ciisti lue!:o c1cI
i a l l c c i i i i i c i i i o d c M:ii-~íii ' l ' l i o i i i l , s ~ ~ i i )vive. Jcaii-13nptistc \ Y ~ ~ ~ s l i i ~ i ; : iiol ci i
M e i i d c v i l l c I i a si(lii e l c l i i i s i i l d e Ii-,iiicia c i i 13uciic1s A i i c s y pm..1 1.1 i c
c l i a c s t i c i i Q u i t o , i;iiiihii.ii c c ~ i i i oc i i \ ~ i . i i l i iili. su g i - i l i i r i - i i i i . I ) c I i c c l i o ,
l u s e s l > o s < i c s i i i i scpai-nilos; lici-11 coiisci-\,.iii c l ti-niii f.iiiiiiiai- ;iti-:iv;\
de la coi.icspoiide~icia.
L a s cIiicjm d e h,lni-iqiiita S.íiiclicz brihi-c h l c i i i l c \ ~ i l l se r Iinccii iii.ii~i
fiestas c i i c;irias iicsdc I<ío J c Jniieii-o, a coiiiicii;.os clc I S 4 i (la c i - i i c l c ~ ; i
c o i i l a q u e Iiabla d e sii iiiai-iclii Iilicclc csl,licni-se p o r e l 1ivi.Iii1 d c i l i ~ c ,'i
I ~ i e iiio i - i i i a i i t i ~ c l i i si i i i a f a i i i i l i : ~ ,J:li,iciici,i cs I i i j n (Ic ' l ' l i o i i i l x o i i ) . E1 i c
i n n es e l 111,11i1.;110 a las I ~ I I I ~ C ~ C S . Y s i e11 : i l s ú i ~i i i o r i ~ c i i i oM a i i q i i i t n c
c i ~ i i i p d e c cdr. l a s q i i c i l c h c i i s.iiii- .i l>clc.ii-lo toii11 srilns, 110 deja cie Se-
coiilicci- las vciiiajas Jc\ 1.1s viiiiins, d c b i i i o a (1°C 10 le l " . ~ ~ ~ l ~
J : i i i i c i i t ; i l i i i e i i t c es l a c I r l i c i i ~ l c i i c i aec~>iii'>iiiicn
q u e ella i i i i c i i i . i ii1:iic
IKCLO ~ l sci l iii.ii-icl,~.1 I u i : i i i i c r.1 I>ci-íc)dui l c s i l csilici c i i e1 13i;i\i1 iicccsii.1
i i c l iliiici-o ~ I I C h l c i i i l c v i l l c Ic iii,iiid,i y <:~iy,ic i i v i ;sic ~ ~ i ~ i i i c i - i :iiiirii iiiii-
pir a i , l q u c cii I:r I3aiida Oriciitnl 11ocli-ia ai-i-cglnrse iilcjor coi1 lo que pro-
<luzca sii Iiijn Iiilio, q u e lia iiistalntlo u n coinercin eii hlloiitevidcíi. 1:s
i n l su lia<leciiiiie~iio q u e niiineiitn 13 fniitnsia dc volver a Buciios Aires,
iloiidc iio iieccsitaria "esa pcrisióii qiic iiic cuesta Iágriiiins de saiigre".
I'.irn cllo, estaría dispiicsra -iiicluso- n "poiieriiic iiioño", eii clnrn alu-
siÍ>na 1.1 riivisa puilzó, sigtin ilr adliesi61i d rosisiih,.
Esto la coloc:i ciiti-c el padcciiiiieiiti~clcl exilio político y ln tii-aiiía
coiiyugal. Porcluq 11inrc:ido el toiio d e sus cartas -coino ocurre diiraii-
ie lai-gos l~crí»dos- inás por 1.1 cuestióii pi-ivada y faiiiiliar que p o r la
gi.aii pi>lítica, lo qiie se vuclvc evideiitc es qiie In dispersióii cle la fniiii-
ti:i c-iicueiitra iiiayor respoiisa1)ilidad en Meiideville qiic eii I<osa.s y su
sisteiiii (lo q u c eii rigor es cierto, porque liay Iiijos poi- todas partes, pe-
ir) -siti coiitar Ins relacioiics [le Mariquita con los aiitirrosistas- el úiii-
<:o que iieiie iiiilit:aiicia política es Juan).
Uiios meses inis tarde, otra vez e11 Montevideo, viielve sol~i-cla
sucstióii: "iQiie ese ser precioso al quc adornbas se coiiviertc eii tu ver-
iliigo iiiiplacahle? [...] iPueties erilaiiciparte de esta caiga? No. Sei-ías
iiiia bnndole~i?.Aqiií rla sociedad] tiene la inás Iiorreiida tiraiiía, cii vir-
tiicl y coiitra In cii:il iiadie pelea:' (desracado eii el oi.igiiial). Asícoiiio eii
1 S04 Mal-;quita S;iiicliez Iinbia defeiidido sil derecho a elegir iii:irido y
clcsaiindo n siis ~paclrespidieiiilo directaiiieiite al virrey el pci-iiiiso par-n
i::isarsc coi1 Marriii i'lioiiipsoii, luciin ahora por los derec1ios ecoiióirii-
CLIS rle iiiia iiiiijer: " m e dirijo cn derechura al gobieriio [Iraiicés] pidién-
dole se inc asigric iie sus sucldos lo que sea justo. N o ci-eo seré desareii-
dida. Verciiios. Lo q u e deseo es ver eiitre los [los [ella y su esposo] iiiia
Ihairei-n sólida lc\,niitada, pasa dcjai- d e rahiai-. E l gol>icrrio inc <lar5uiia
~xiisií,ii,iiada y,i tc.ii(lri. coi1 él q u e liacci-".2'
I..a cal-ta q11c ineiicioiia piiede ser leída coiiio iiiia reescritura d e
x l i ~ l l pa o r 13 cual, cii el siglo X V I , lsnbel d e Giicvara reclaiiiaba la asig-
iiacióii vitalicia d e uii ~e/)nrtimieniop o r los sci-vicios qiie sil iiiarido Iia-
hia prestaclo c.11 1.1 coiiqiiistn. Mai-icliiira podría eiicoiitrai; asi, u n Iiigar
t:iliibifli e11esa ~radicióiiy eii ese liiiaje.
El tenia ric ia tii-aiiía <\eliiintriiiioiiio le preocupa e iirsistirá, afiriiiaii-
di>q u e sii esposo
Entre nos
12 l ~ ~ c l uc-11i ~ Gr<:gurio
l ~ F. I < o ~ I ~ ~C~ <u ~ ~c~Lr ,i / > t/m~Órim
< c i i n y cloc,,~n~rzt~l,111,
I $ I ~ C I I I > F Airis, I ' C U S ~1922, ~,
" e l a i c i i u c ~ i c i iLIC I:clieverrín 2 I~ai-ziciparde imniicia r i ~ i ssctiva y
C ) i i c j i ~ i i l ~ i sde
<Ir q u e ya ni>c~cr-il>~., al-i-icsga: ''Creoq i i e esth c n i i c i i i i t i i c o i i l a fniiia yxxdquirid.i, y que
iio l e prsn q u e I i o y I i n p i i i i i i l i i > s cn lpowí:t Iiizcnri ~ i i i sq i i e 41".
Ulti7tlo e n v í o
" S'cse 3 In iiisirieiicia cii deiiostñr a Pedro (Ic A~igelis,I:i C»Lecrió>idc iubrnr p d o -
cirme?ztoi ( 1 836-1 837) qilc el iiiieleciual rosisla c<lirnli.i CI, In Inipicnta <Icl Sisiaili> cr ! ~ i i
rl-abaji, q u e iiicluso ,ur enci>iigus rcrpeiwi, niiii cuaiido lo a c i i s c i i dc iiicci-lo s<ibre12
base dcl r<ilii>dc d u c u i ~ i e ~ i ~I>úlilicos.
os
I~ecisaiiiciitecoi1 H t c t u r Varela, .i quieii eii Liiia luclia d e baiidos, ri«
( ~ ~ ~ ipcriiiitirlc
w c , ~ el .~CCCS(I al Cuiigrcs(r d c la Nación, ;ilcgaiido su "ex-
~r:irijcría".~~
Eii iino d c sus inil~i-csciiidiblcsartículos sobre el>istolariosal-gciiti-
iios, Aiin María Barreriecliea sostiene:
L s e es e l s u i n i i i u i i i d e l c o l e c c i o i i i s t a d e cartas, c i i l o s c s t i c i i i o s clc
l a p a s i ó i i aiiioi-osa. Eii los d e l c c l o p o l i t i c o , l > o d c i i i o s t i h i c a r a J u n i i M a
i i t i c l d c Rosas, q i i e c u c i i t . ~c o i i l a ayuda <Ic aiiiaiiiiciiscs y col>istas pni-a
iiu y e i d e r r e g i s t r o d e iiacla <le lo q i i e liaga a sti g o l i i c r i i < i . ' V C ) ~ i a fuiiii.~
d c la ; i c u i i i i i l a c i ó i i . I'ci-(1 c i i l u s ; i i i t i p u d a s d c l ci,lccciiiiiista, eiicuiiti-:i-
i i i o s u i i inodo l ~ a r a c l i i j i c od c l d c i - r o c l i e q i i e c o i i s i s t c pi-ecisaiiieiitc eii
(lcstruii- p a r a pi-cservai- -y coiisci-vas- i i i c j u r : l a q u c i i i . ~i I c cartas l i n -
i-a c x t i i i g u i r t o d a evideiicia, e x ~ r c i i i a i i d olas ~ ~ r c c a i i c i u i i ccoi1 s c l fiii d e
g i i a r d i i r a l g i i n scci-cto q u e y a iiu ~ i c i i cq i i c v e r c r i i i Ir) I,i~li~ici,, c i ~ i i i i ,
I i i c i c i - o i i J u a i i M . i r í a GutiGi-rcz y M a r i q ~ i i t aS:íiiclicz, l a iii.ic1i.c J c s i i
aiiiigo.
Todas las cart:is ciiviadas p o r los destcii-adus ariiiari t i i i n i-cd <Ic c o i i -
tactos afectuos(is y ~ > < ~ l i t i c cI>nst e. r i i a c i o i i n l c s . C i r c u l ; i i i e i i i r c l i t i c i i u s
' 9 Eslo raiilica la coiiridei-ación que Iinliimxliiieiirc iicncii los siiiirrosiscñr pxra con hla-
tiiiclirn Ilnsns, ñ quien -,ir> sicrnpre iaii de~i~itcre~;tilxniciirr, sino ~ariibiélicoino parre de
piiricipal del sistema de su padic.
iii?;icsuatcgia dc coi~ibair- scñalari ciicii<ila ~ i c t i i n a
aparece uiia forina escueta d e iiarrar la gueri-a: "Se Iiaii batido, Rosns ..
la cahezn, Iiaii peleaclo, graii inortandad". 'lelegi-áfica, siiitética: esraiiios,
otra vcz, frciiic a i i i i a esci-itura urgciite, iirgitla.
Mariquita se reserva para su iiieto cl lanierito p o r iio Iial>er po-
dido preseiiciar los lcstejos duraiite la eiiri-ada (le Jusro José d e U r -
quiza al [rente del ejército veiicedor. Desea estar y:i eri Buenos Ai
res, pero el regreso iio puede 1-esolversed e manera auloiiiática. Tieiie
q u e dejar siis cosas eii o r d e n y cerciorarse d c q u e su ciudad iiaral
reúiie las coridicioiies d e seguridad i i ~ d i s ~ ~ c n s a b lporque
es; las noti-
cias qiie d e allí recibe, pese al cainbio d e sitiiacióii política, iio la
tranquilizaii del t o d o (a diferciicia de Moiitevideo, donde la prescn-
cia d e las tropas brasilefias q u e colaboi-aroii en el derrocaiiiiento de
Rosas garantizan la paz). Su prcocupacióii es fiindaiiientaliiieiite
persoiial:
en Bueiios Aires ilie dicen que ahora liay casas inuy liiidas a las
que y o no puedo aspirar, y y o prefiero la iiiía a cualquiera otra,
porque, Iiijo iriío, mi prudencia y mi resigriacióii liace pensar
que a todo me acoinodo, pero no es así. Por mucho que tenga
que vivir, iio serán diez años. (Será posible que iio los podré pa-
sar eri la casa en que nací y donde lie vivido la niayor parte d e
iiii ~ i d n ? ' ~
''I'ara ai,ril ile IR52 ya citará d e nuevo c i i Iliicrior Aires. \'ivir6 Iinsta 1868.
deii; y icma exri-aña y ia~íciica!jainarracl<~srodos coi1 iiiia ;iiiclia
ciilrn co/o~.níi&!iMaiidál>arne Rosas cii ella el cordóii inoi-ado
q u e debía aiiiargar iiuesti-o triiiiilo?"
I < i i la iiuclic fui a Pnleriiio, toiiit papel d e la niesa tle Kosas y iiiia
d e sus pluiiias, y escribí cuatro palabras a iiiis ainigos dr Cliilc,
cuii esta feclia. I'flicr>ni~dc .Cn>rlknito, f i h ~ r r o4 rie 1852. llra 6s-
ia uiia sarisfaccióii cluc nic dehia, y iin 11u1it.ofinal a aqiiel :>lega-
r» (le bieii probado q u e Iiabia principiado con la carra al gcnc-
i-al Raiiiíi-ez, eii 1848: "Yo iiie apresto, General, para entrar cii
caiiipaiia". 1-1;ibia cuiiiplido la t;irc:t.
La esci-ilusa <Ic esa iiiisiva es la culiiiiiiacióii del géiici-o: clc las car-
tns v clc la afreiita. Esta es la rnás eriihlemáiica d c todas Iñs c1>ísrolasdcl
día ciesliiii.s, p o r q u e se escribe --literaliiiciitc-sobrc la dcri-oia cle Ko-
sns pui- par" d c su cneiiiigo i n i s fanioso. Sariiiieiito empieza a cnsayar
,iqui sil iiiis acai-iciado dcseo: sustituir a Rosas, ocupatido -otra vez al
pie d c la lctra- su l u g a i
"Si yo Ic {alto, (quitri hará l o q u c y o Iiago poi- El?", es la retórica
~>icguiitad e Sariiiieiito. D e todos modos, iio sc trata d e iiiia graii pasiGii
\.
"Este irahajv Iilc r r c r i i o solirc l a Iiasc d c riii iniaicrial clñliirraJo 1 p a i . i c l ~ p r i > í c c c < i
"l:xili<i y liicrñiiila: I;i coiisii~iiciriii<Ic ir iiari0ii argeriiiiix 2 iravts rle l i u e l i i s i u l a i i < i s clc
rxiliarlor I,uliiiri,s ( 1 835-1 XiZ)", Iie\-a<li>a cabo grlcixs r u n a l3cc.i N a c i u i i a l d c l i i v c s
iigaci<i> <iiorg.ida por CI I'unJo N a c i u r i ñ l dc lar Arics.
Archivo del Docror Jrrnn María C ~ r t i é r r c iEpisrolario,
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Toda r c l a c i ó i i de viaje ilcscaiisa e i i u i i <leb;iic -iiiicial ,;c ~ > i i s t i t u t i v id>e l
géiiero- c n t r e a q u e l l o q i i c c l viajci-11 tr,ic, s i l c x p c c i a i i v ; ~accica d e I<I
q u e v a a eiicoiiti-ai; y l o q u e ~ ~ c a l i i ~ce~~i cii ~ ccl i t i -sai,l c ~ ~ ) c i - i e ~sirigii- ici~
' Eritendcmos a q u í por Yiiación' una cnnrirucciáil siniliólica recuhr. ['al-a Benr-
dici Andcrroii (Conlir>rr<larlerImugi>iad<ii.Rcfiriariei rolirr c i irngrn p lu difuiiórz drl
nncionnlisnro, h46ric0, I~o~idu <leCiiliura I'coiibniica. 1793) In iiacióti cs u n "arirlacro
culrural dc una clase particular" q u e reniire a "tina caniuiiidad politics i i ~ i a ~ i n n dco-
ñ
mo iiiliere~iiemeiiteiliniitada y rol,crann".
1 ) lo ~ cual el nias =larv cjeiiililo ser e1 clásico 1Jt1n crcr<rriónn lor r>idiur
ranqueler, d e 1.ucio \'. Matirilla. Ver en erre volumen Cristina Iglesia, "Maiisilla, la
J Y C I I ~ U I I CICI rclii~o".
' Aiiil>al I:ord, Nnuega~'o>icr. Co>ni<nicnc;ón, rulti~ray crisis, Buciins Aircr, Armo-
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y c r ~ i i f i ~ i i r auiia
s e ciitreci-iizaii, s c siil~rciiii~ii-iiiicii i i red; acei-cnrsc a
clla accrca, a la vez, al proceso d e coiifoi-iiiacióii d e uiin idciitidad q u e
l,i~deiiioscoiisidcr-ar cultui-al o iiacioiial.
l' Fiic I>ublicadoc i i Lotidi-es c n 1826 con el iítulo de Rofrgl, noicr / rnken d~rnng
/ i u n i e wpiil joiirncyi / a r o r r / r i i c l',i>>ipnr/ nnd arnong / ibe A>idrr / by Caprnin .FR.
Iieail. Carlnr Aldan i r n i l u j i ~y prologó el texto, Ipiil~licñ~io eii 1920 eii i3ucnos ~ G r c s ,
bajo cl tiri~lode Lnrpnmpnr y los Andrr, por La Culrura Argcnrina.
l 4 Vci- Adolfo Pricio, op. bt.
ii]or6 Luir Ui~raniclic."Prólogo del rraducior",cn]ohn y WilliaiiiParinh Rohcrr-
soii, ,>p. or.
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cii Marla Hoiiaiidu, 1.ilieraliirno. Errndo y ordoi Li<rgirir(1852-1 1180), Nueva Hlil<irid
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I6gica quc saca algunos dc sus iiuiricntes de cst.as ticrras. Su viaje, y su
correlativo dinrio, esinblccen uiia serie con los <le 1-Itiiiiboldt, 1:Clis d e
Azarn, Roriplaiiil y Mantcjiazza, pero tieiicn el sabor parricular de iiiia
gcstacióii: son el itindaniento de su articiil:ido pcnsaiiiieiito posterioi-
que iiiodifica la itlcn qiie los seres huiiiaiios ticiicii sobrc sí m i s ~ i i o s . ' ~
Coiiio lo heinos señalnilo, la presencia de estos textos eii In Argeii-
iiiia, itiiidanri: eii el siglo xrx, fue recupcratla coi1 grnii fiirrza eii cl XX;
la Inhor editorial de Carlos A. Aldao y José Luis I3iisaiiiclie, que culiiii-
na coi1 la obra sisteniitica d e Gregorio \Veinhei-g en su colecciOn "El
pasado argeiiiiiio", abrió las puertas a lo que iiiás tal-de sería una iiiclu-
sióri interprciativn en los trabajos de Ezcqiiiel Mar-tiiiez Estrada, quien
considera la de los viajeros ingleses "uiia graii literarura inarginal", coii-
ccpto que inspira, probableiiiciite, su graii obra sobrc Hudson, ai-gcii-
tino por iinciiiiicnto y nostalgia, inglis por Icngua, adopción y liorizoii-
tc cultiiral pei-o nada coiiierciante, conio aqucllos d c los que, segúii
Martíiicz Estrada, procede."' Jorgc Luis 01-ges, a su turno, al relerirse
a Hudsoii ineiiciona tainbiéii a los viajeros ingleses, en especial a Miller,
los Roliertson, Burton, al aiióiiinio "Un inglés" y a Cuniiiiigliaiiic Gra-
haiii, cuya ohra es inás tardía y de un carácter diferente, no coiiiercian-
tc ni cieiitífico, aveiiturero y gustador de lo salvaje priiiiitivo que todn-
vi3 podía liallar en los paisajes n r g e i ~ t i r i o s . ~ ~
Adolfo l'ricto rastrea de rnodo ~iiásiiiiiiuciciso la "eiuergeiicia de
los viajci-OSingleses" en 13 litei-atura canónica argeiitina del siglo xrx;
senala iriiigciies tlel territorio, proccdiniieiicos y modos de las iiiira-
dns eii las ohras de Alberdi, Eclieverría, Mái-ni01 y Sariiiientn que, se-
gúii lo recoiioceii y lo ejecutan ellos iiiisinos, provienen de la lectura
de esos libros tan siiigiilai-es. Así, eii esta línea d e aiiálisis, Prieto su-
gierc <111ecl oceano, invocado por Iluiiiboldr, cs el "trajiiiado océano
del iiiiagiriario i-oiiiáiitico coiiteinl>oriiico" y que la fisonoiiiín dcl de-
sierto "vaciada todavía d c sigiiificación, pasará dcstle cntoiices a for-
mar partc de ese iiiiagiiiario". Esta ~liriiiacióiitieiie, poi- su lado. uii
efeciivo nsitlero Iiistórico: eii 1815, veinre iiiil iia\~íosingleses, hacicii-
d o gal:i del ~ x ~ d c rdeí o 1.1 Inglaterra del siglo xrx, sc eiicoiiti-aban rr-
corriendo los inai-es eii busca de regioiies t n i i ilisíiiiiles coino I'ersia.
Cliiiia, el Lejano y cl <:ercaiio Orieiitc, así coiiio l n Aiiiérica Central
" Esr caiiiliin dc I i l n i i < i s,>l>reviccir, 1w.r cjeirii3li,. c i ~ : i i i < l oTe Ilrgía l t c r r i f o ~ i quc
o
lo i n ~ i i o socilli,iii c i i i t c 1 8 2 3 y 1 8 5 2 , i l c i < l c I i i s Aiiil~,s(:riilralr:s Iinsla l a ~ ) i i , r i ~ i c i a
<Icliuenos Aii-cs, iiazñiidc, i i i i 2 " i i l i l ' r c c i ~ ; i y puros; I>c>riicr:iS. Ver G r ; i c i c l a Silves-
iri. 01,. cit.
1 lcacl cscriha: "I?Ipaís cs [:ni1 Jcsici-ro q i i c es i i i i l ~ « s i l > l cobteiici- :ilgii-
ii:i i i i f o i - i i i a c i ó i i sobi-c él" y, p o r e l u ~ i i ]i-eciiri-crla , ;I c a l i a l l r ] o l i c c c
u i i a i a s c i i i a i i t e sciis.ici1311 d e p l c i i i t ~ i c yl d e l i b c i . ~ ; i d . ~ I.«s~ ~>cqiieili~~
a c c i d c i i t c s d e l c e r r e i i o -vizcacliei-as, ; i i r u y o s , laguiias- s i ~ i ri c g i s -
i r a c l o ~g o 7 o s a i i i e i i t c p e r o i i o e i i elesiiicdro d e i i n a i i i i i i i i i i i c l , clc u i i l u -
g a i - s i i i I í i i i i t c s : "l':is:ibaiii«s por lugai-es q i ~ c i i Etirc)li,i, cualcluicr i i i i -
lir;ir, c r e o , siri I i c s i t a c i c í i i c n l i f i c a i - í a c o i i i o i ~ i i r ~ n r 1 u c a I ~ I cC s S" C ~ ~ ~ C
ISoiid 1-lc:id, dcsiacaiidu, i ~ i l ~ ~ l i c i i a i i i c i q i tici e, l o s I i a Ii-aiirl~iearl<,,crl-
i r i o s i r e s l > o r i d i c r a a ese r i i a i i i l a t i i i i i i p e r i a l t l e v e i i c c r [<id@ ol>stíi:rili>
dun i-~c~)~icicieiid S]I e >C X L ~ C I ~ cIiirc7;i
I~~ y c111e i i i i i y liri111iui.lc
!«S c o i i q u i s t a d o s c s d e l siglo svi.
Saiiiuel H a i g i i escril)ii> i i i 182Y: "I<Ipaís ilaiiia<lo las I'aiiipas i s c o i i i .
p l c r a i i i c i i ~ cp l a i i o y s i i i airnctiviis. I'arere, si j ~ i i e d ciis;irbv 1.1 espi-csiiiri
y se icilcra el disparate, iiii i i i a r d c t i e s ~ i " . " A s í cciiiiu c i i e l s i i y o , c i i t c i -
rlos l o s t e x t o s c l proi>lciii:i parece \ c r si l a paiiipa, c i i s i l "vncicd.111" 1x1
d í a scr coiisidesatla "pais;ijc", c i i ci s e i i ~ i c lclc i ~ i i n i u r a l c i a I~)iiiializacl:iy,
1x11- lo taiito, paisaje l i r e r a r i u ajustaili, a Ins coiic:cl)cioiics ci>oc;ilcs <le: i i -
iiit~id.~ S "i i i c i i i l ~ a r g i ~el, c a p i t i i i J o r c p l i A i i J r c w s seii;il;i, c i i i i rniiizíiiti-
ca s c i i s i b i l i J a i l , eliic ";iqiií se li;ibri;i l,o<liilc~iiisliii-ar Scr1t.i" y, c i i u p o " -
c i 6 n a l o a b o r r e c i b l e y liuiiieigi.iicei cliic h a l l a I l n i g l i , q i i c c i i c s i ~ i stierras
se e i i c u c i i t r a "gi..iiidiosidaci. Iicllc7.x y v ; i r i r J n ~ i 1:1i ~ . I I n i s l i I:i aii.ili>gía
es clii-ccia, casi s i i i clahoracifiii; e i i / \ i i d r c w s pasa 11ur la cii:i litcr.isia q i i c
I c s i r v e d c sosiCii, 1i) q u e r:iiiil>itiise p u c d ~ veiiiicni- , c i i iiir,is iiair:icil!-
iics clc v i a j c i - ~ s . ~ ~
\Yiilliaiii Al.ic C a i i i i , ~ l y , i i i i o s,iie15 i i i i s iai-rlc, l > i o p o i i c iiii:i 161-iiiii1:i
p a r a c l viaje: arlilriii-ir i i i i ~ ~ r o ~ ~ i de I l ; ~aI,;illos
i ~ i " c l pi.<~lliii
I ~ c r i i i i i i cliic
\pi.~jcrose ti-;icc su i [ i r i e r a r i i ~ " .Esa i-cccta, AiJiir1iic 110 sii c ~ ~ i i t c i i i c l <s ir .
geries.iliza: la iii.i);ciría clc I i ~ vs i n j c r o s iiii:iirlpoia a siis i-cl:iici.;, r i i i ~ cI;is .i
\,cccs ~roius:i~d~~ei-i~~ci~~~ic~ IICIiiparcs y ~ ~ C I - S O I ~ ~ i~~Ci dSi,c ; ~ c i n i i epsi á c -
ticas acerca d e l i i i r x l o c i i q i i e se (lebe icaii7,ar la ti-;ivcsí:i, o ,c;i q u e sc 1x1-
" I'riiicis 11iii1i11 li..i<I(tic ~iiiiiil,i;i<l~> c i i 1825 g i , i o ~ t cde la " l i i < iilc 1.3 1'l.ii;i h.liiiiii,:
C c w ~ ~ ~ acn~prcsa n ~ ' ' , q u e sc l p > ~ ~ l , <C > ~X ~ í~ a ~lt>s
I ~rmincz~;tIcs
~ I . I ~ <lcl NI ( , I l:,~~r~:tiir~;<.
?' S;iriiiic1 1 l,iigli llcg6 a l a Aigriiiiiin rri 1 SJ7 c < i i i i < agciite i <Ic inieacrrr c < i i ~ i r r r i . ~
Ics lhl-ii,íriirus; ezi i.urs<i <Irlcrs < l i i r ;lii<>r riguiciiic<Iiizii d r i r riaicr iii,i< lv>r<:liilc y al-
!!L,,,"S I,,~,,,CS ,l,! l,, c,,s,a CICI l'.l<i~,<~>. 11:, 1WI lp,,l,lic6 c,, I.L>,,'I~CY ~ L . c ~ c / , c ,,{/j,,?>?<,,
,
/I~,~?s c:/,,/c.
>'l ~ o c l ~13~~rcIl,1,
~ l ~ , ~"Noixs a l.,, C~,,~<lta,", /.c~g,~s13 y 1'1, I \ ~ ~ c n ,Aircq, v l:,~~-!tl-
[;id I l c i:ilorolia y l.eirar (U.1I.A.).1777-78.
1 I :1 S -cri c i ~ y o riesii3s SI. iiiiivñii I A <in< c i :\I
~r i l > < i i > i ~<ic
Iiciili 1:) i,;i~~irili.r,i rriil,icnl t u c i i i i i a i i . i Ilcgi', a I',iiriiiii Aiics rii 1825. ~i,~ii<i iii~iii-
~iii~ii<lr> ~>ar~ , ~ ~~i< si>l>rc i i ,~ii>sil~ili~iaiics
~ ~1;is ;ii- iIc exl,li~i;iriii~i<Iri w < i i,l i l . ~ i cii ,~ la A i -
Gl.n~ina y eii (:liilc. Itii 1x27 puhl~ciic i i I.<iiidics/ i > i < , > i c y / w m /lr<c>iiii /li,-cr, ~/,i.i>i<~l!
ihc I'riiut,rcer U/ f>iiscliií,i<, 7;<o!,,i.rzi <iridS<tiin I'ci#oii
iie cii juego uiia ciiliiira ilcl viaje, uii iiioclo ilc la itiiieraiicia coi1 coiiiio-
i:ir.iiiiics iiiilicni-ias y iiioilcriias, q u e ~ ~ I I I ~ I al C Iiilii\,erso
I del trabajo y al
. i ~ > r i > v ~ C l i ; i i i i<le1
i c ~ tieiiipo?"
i~~i
IJiia particulariiiad cut-iosa, p o r la ti-ailicióii q u e tieiic eii cl cainpo
.ir~.;e~iiiiii>, es qiic varios iinri-aclores viajeros, cii csc pnso al detalle, se
ileiieiieii cii la figiiia del baqueaiio; ailliqiie iiiiprcsi;iidible p o r sii iuii-
ciiiii, iio sieiiil~rees cutifiable: siiclc ser tacitusiio y i-ctncea iiifoririacióii
y
n, si lapropoi.cioiia, lo lince coi1 ii~doleiicia sinprciiiiii-a, al iiieiios dcs-
ilc 1.1 pcrcepcióii iiiglesa del tieiiipo. La ~.sl)osici4iiiiarrariva d e csta si-
iuacióii acciitúa i i i i c h o q u e cultui-al y, p o r lo tanto, en el I):iqueario, co-
iiio personaje, sc concentra taiito el inodo d e percibir la cultura del o t r o
iciiiio siis iiioviiiiieiitus, si1 rclacióii con la nat~iralezay, eii definitiva, su
itliosiiici-nsia riirnl, acaso l)riiiiitiva: "Apenas nie Iialhía doriiiido ciinii-
< l oi ~ i despei.taclo
i p o r i i i i lhaqiiiann. M c dijo q u e los indios se Iiabiaii
.iccrc.ado otra vc-l y q u e n o cstibaiiios seguros, p o r lo q u e s e liacia p r e -
<.¡so ensillar 13s tiiulas y preparar la partida coi1 o t r o baquiano del liigar.
t\ctv scgiii<i« se ~ > ~ iasci)iiier o coi1 una ~>aclioriaq u e acabó p o r agotar
nii i ~ x c i n c i < ' . 2 7
Ol)viaincntc, esta descril>ción esti eri la línea [le la consolidacióii de
l o s c s i ~ ~ r u i t i p o1x1-o
s taiiibii.ii Iiny q u e recoiiocer qiie esa iiiirada aiiti-
c.i1p la visiiiii iii.ís rica y pr»fiinda q ~ i aiiiiiiar5 c iiiio d e los capítulos fuii-
~I:~~~icnt;iltcs ilel ! : ~ C . I ~ ? I ~ O .
" Williaiii h l a c C a ~ i i erai uii roliici-ci.iiitc I>riiiiiicc>qiic rccorrió eiiirc IR47 y 1848
1.1 c n i ~ i p a i wh~iii~iciciisi.,c l s i i i iir.l I.iii>i-.il Cóirli.>lba.1'ii 1853 liul>licócii Loiidrcs L o
i%iiurnnd Alilei / < t i / < 7'iii-oiigi>rilc .4rsr>iii>reI',-<ivi>in~i. eii Is casa Siiiitli, I:ldei- > i i d
(:".J o C I.i~irlirirxniclie iiailui<, CI lilii-n coii el liiulu d i \fiirjr n r n L i ~ l l o p o r / ~ i r p i o v i ~ i -
czax ~ r g c ~1.2~~ <, y ~, o n~~e~lici&~, l~a ~ ~ dc ~ 1.1~ I n. > p c ~ ~1:rrrari
ia , 13ucnns Aires, e>
l i , ~ u s . cn
iic 1959.
?' Alcxnntirir Caldclciigli,~/.r.rvelii» Soiiib ,l»zo?<ii dr<>rng!he yearr 1819-20-21
co>irnini>rgu n aici>i<tiiujihe,>icroij rrni., it/'Ilnizi/. Ht,r,,or Agrcr nrid <%¡/e, 1-011d011,
J . Muriny, 1825.
H a y i i i i aspecto particular d c la trnyecioria pública de Sariiiicnto,
q u e n o s i u i i l ~ d i a s " i < ltciiiclo
~i eii cuenta: sus cstrategins eii ri:lacióii
coi1 la iiiipoi-tacióii de sabei-es ciiltiii-alcs, cii CI iiini-co de la explorn-
cióii del territorio. Se iraia de uii proyccto dcfiiiido y sistciiiitico.'"
L o qiie eii I<ivadavin y Ros:is se configiirabn coiiio uii iiigi-eso no pl:i-
nificado tie los vi:ijer«s q u e arribahati a la Argeiitiiia, eii Sarinic~iii)
coiistituye fuiidaiiieiitalniente t i i i prograiiia. Pero lo que es aúii iiiis
intei-esniite cs que si el noiiibre y la obra d e Sariiiieiito soii iiieludibles
I>m':~c"lquierconsiclei-acióii acerca de la coiiforiiiación de In Argeii-
tina coiiio nación, por aíiadidura iiioderna, tanihiéii lo es eii relaci6ii
con la liicraiui-a. E1 Fdcirndo, que al iiiisiiio tienipo es l~rogrniiiapolí-
tico y litcrai-io, pone eii escena la escritui-a d e iin viaje que sin Iiabci--
se reali7ad0, a diferencia d e los textos d e los viajeros, ciii1,reiidc una
<lescripciók del terri~oi-iofísico del país de graiicles proyeccic~iies:es
un inodo de iiiirar el territorio y d e proporier itinerarios cn el diseiio
d c uiia riacióii fiitura. Tal descripcióii riiucho le debe a los tcxtos de
los viajeros que le p ~ » \ ~ c eiiiiágcnes,ii inodos d e iiari-al; estrategias; eii
surna, coiistiruycn uiia biblioteca activa del escritor, le briiidaii el sn-
bcr d e quienes se avcntui-ai-oii "tierra adcnti-o" y clc diverso iiiodo cs-
ci-ibieroii sus experiencias.
Eri i~articuiar,es 2 través de la cita, coino 11iodo d e iiiteracciijn y
apropincióii, como Sarn~iciitoda cuenta en el Facundo de la marca que
Iian pi-oducido siis lecturas de los viajeros; fi-aginentai-ia,iinprecisa, nm-
l>iguaiiieiitetraducicla la cita -corno cpígrafc o en bastardilla eii el
cuerpo del texto- dialoga con sii propia prosa, se diría qiie Iiace coii-
r r n ~ ~ u i i iMáso . ~ aún,
~ csic inodo d r vcr prrinire recoiisti-uir ia coiiir>le-
ja rctl d e restos que circulaii p o r cl Facimdo, eii cuya traiiia los textus
íic los viajei-os son el sostén de la iiiiageii que proporcioiia del tci-i-ito-
i-io argciitino.
En 1852, cunndo se integra 31 Eji.rcito Grniide para coiribarir a liu-
sas, ial coiiio lo ~lcclaracii Carnpnlin e n el Ej6rcito Grande, verá por pri-
nicra vez coi1 sus propios ojos esa panipn cuya foriiia pi-eviairieiitc iii-
tuia.jOY lo que vc es un espacio siti iiiarcas o vacío q u e lleva a Bueiios
Aii-cs coiiio única dircccióii posible, caiiiiiio iiiverso al que habínri se-
guido los viajeros clásicos. Tal vaciedad iio es la inisina qiie la que per-
A pnriir iic 1852, y eii corisoiiancia con los iiucvos riinios ~ioliti-
ciis y ccoiióriiicos, cseiicialiiieiiie riiralcs, el rclato d e viaje rio sólo se
iiivisic d e tales ritiiios sitio q u e traiisfoi-nia lo eseiicial del viaje, fic-
cioiializando, sobrc la base <le lo que los relatos d e viajeros Iinbíaii cs-
rercoiipaclo, i n i i t o el paisaje paiiilxario coiiio los personajes y las cos-
tiiiiibi-es. Ida iiiie\.a i-ei:iiricn es iinrrativa, se scpai-a d e los i-igores <le I;i
ci-íiiiica, d e inoclo que cl piiiiro d e vista sc tcciiifica. Ya n o es la exclu-
siva iiiirada d e qnieii \,e y escribe sino que está iiiediatizndn scgúii có-
digcis literarios e11curso. Esa variante apai-ece anos después eii la obra
evncativn y iinri-ariva, d e Guilleriiio Eiiriquc 1-Iudsoii ( 1 8 4 4 - 1 9 2 2 ) :
iaiiro en -il,c I'irl-pie L a n d (La r i e n - a p u r p z í ~ ~ ad)e, 1 8 8 5 , coiiio cii los
¿iii:iiios de LI olill~ii,d e i 902 y eii 1:nt- A.tuay,at7d Long Ago ( A l l a le-
j o r ~ hace
t iien21~0,dc 191 S ) , lo q u e queda cle los i-elat:<rsd e viajcros tic-
iic resuiiancias, pese n [ » exccl>cioiialinciitelitci-ni-io d c cstos textos,
iltiiz5s iio ~ > i i e ~i)ercibii-se
la del t o d o su <lerisi<ladlucra d e I n rcd q u e
ii:izaii los rclatr~s.Ilay, tlrsdc Iiiego, diferencias: lo q u e en 10s viaje-
iros cs iiiiageii directa eri Hiidsoii resiilta t.irnbajo cle 1111 i~iconscicnte
iiurrido cii In priiiiera iiifaiicia, o d e iina me~riori2d e coi-rerías qiic las
Iecr~iraspodían ayudar a eiitcndcr. Sea coiiio fuei-e, se relaciona coi1
~tlloseii la iricdid;~eii que, coiiio seiiaia Marriiiez Esti-atla en E l niitn-
do inarnvillr~snde G ~ ~ i l l e r m/:ir,-iqrre
o Hirdsoti, quiere "descubrirles
Iiiglaterra a los ingleses después d e Iiabci-nos dcscuhierto la Argenti-
iia a los ni-geiitinos".
Algo siinilar pucde decirse dc las iiovelas d e Eduarda Maiisilla
( 1 S38-1892), El i~~C(lico de .Carr Luis (1 857) y I'ablo orl la vie datzs lcs
I'ninpas (1869). El iributo a los niievos tiempos se advierte eii la articu-
lacióii quc haceti csas novelas entre pninpa y faiiiilia, coricel~toeste ú1-
tiino que va a ser ceiiti-al en el 111-ocesod e niotleriiizacióii dc Ins socie-
iladcs aiiiericaiias. En El médico dc San 1.iiis coiicepciones patriarcales
y rcl>~blicanas d e la vida triuiifariii par sobrc el salvajisiiio del desier-
io que, en csos anos, parece esiar 3 pi~iitod e ser coiitrolad« y domcsti-
c u t o . Eii la rraiiin niisnia In cloiiiésiico es orcseiitado coino 1111 verdade-
ro espacio regulador de poclei-.j6C~oclativniiieiitc,la iiaturalc7.a se do-
iiiestica poi- medio d e iiiiágenes: "rcgularidatl y elevacióri tlc los i l a i i i o "
que están "aliiieados como soldados prusiaii»s" y las plantas y Clores se
coiiibiiiaii con "las liortalizas iiecesai-ias para la niesa: el trigo y el inaíz"
cosecliados para el coiisuiiio familiar. La natui-aleza, jnrdíii arcá<licoeii
el que liahita el " ~ a n i ~ ~ e s ihosl>italario"
iio (no iiiás cl baqueaiio torvo Y
silencioso), rciiiite, por contraposicióii, al doiriiiiado tlesierto:
Sentado bajo los irboles que planté con iiiis iiiaiios, i-odeado dc
las [lores aroiiiticas y vistosas que ta1110 amo, iiii peiisniiiiciiro
Ii~iye:iI inmenso y desiiudo llaiio que se abre aiite mis ojos ...
U n o a uno vari pasniido ante iní esos aiíos d e afanes y zozobras,
hasta llegar al iiioineiito terrible en que se nie aparece eii incdio
tlel desierto, si11 más ainparo ni guía que los scrcs iiiis abyectos
y desgraciados en pugna con la sociedad y sus leyes.
" 1:iaiicitie Masiellii cotisidcra que el espacio<lc In iaiiulin, cri csta riovcla, I i i i i c i o -
iia cnnio "siiiu quc piiedc loyiinrsc i n : ~ i i ~ u r ,para
al las rclorinar del I?si:tdon (/?er<ueoi
Civilirnrior, & lfni-L'i,iir>i, \Vo»ze>z, Nnfinn nnd I.iir>ilcy Ciliiiirc in ,llodcrn Argrriri-
>:a,Ncl>rask.i, IJriivcrsiiy nf Nel,raika Prrrr, 1992).
" Sii Iirrinnno Lucio V. Mniisill, tradujo csra novcl;i al erl>añol. l~ulilicad;iiriicial-
niciiie eri el pci-iijdici, Ln T7-ibi*>,n,eri 1870.
se Ii:illnii las iiari-aciorics viajci-as aiiexas a esa eiiipresa; soii s o b r e t o d o
.irgct~tiiios~ U ~ C I Iiaccn I ~ S esos rel.itos (Yraiicisco l'ascasio Moi-en« -el
"1'criio"-, Estaiiislao %cl~allos,Maiiucl JosC Olasci~aga,I'raii~isco M u -
niz. Ilaiiióii Lista, Mniiucl P r a d o y Alvaro Barros, entre o t r o s ) q t ~ c p o -
sccn rasgos en coiiiúii y q u e Iiahría q u e p o n e r eti diapasóii c o n ficcio-
iics coiiio las iiieiicioiiadas d e Maiisilla precisaiiieiitc p o r q u e siguen
i-cthi-icas riifet-entes. Eii todos ellos se iinplica la expcriericia del viaje a
E u r u p a , coi1 itiiicrarios rccuri-eiites q u e sólo algunos viajcros iiiodilica-
i - c ~ i p:~cialinciitc.
i El iiiodo d e iiiirar cuarido sc pasa la froiitcra dchc sei-
c~7iiSroiitadoc ~ t lai expcriciicia del viaje y la vida cri Europa. I'eiisar dcs-
d e In csperiencia europea la geografía aiiiericaiia supoiie proyectar uii
i<lcai-iod e iinci<jii c u y a coiiceptualizaciúii, si Ihicii está atravcsacla pot-
los ~ ~ I - ~ C C S;-evoliicioiinrios
OS anicricaiios, está reguiadn p o r los debatcs
~>~i~Iaiiiriitai-ios d e los paíscs e u r o p e o s y p o r los liiicainiciitos d c las p«-
líticas iiiipcriales. La <iciisidadclel pnisajc se coiistruyc a pai-tii- d e 1,ai.á-
iiicti-{is(le cultiii-as iiiodélicas, y al iiiisiiio ticiii1,o s e ceiitra eii el diseiio
rie uii proyecto político d e características propias, eri las q u e la imliron-
t;i d e la iiiiracla perifCrica está preseiitc. Desde el csciictamentc rcfcrido
viaje cle Eclicvcri-ía, aqiicl q u e los irianualcs cscolarcs coiisagrat-oii co-
1110 el <liic le pcri>iitió "iritroducir el Roiiiaiiricisiiio cii el Kio clc la l'la-
m" Iiasta el f r o n d o s o voluiiicii d e los Vidjes d c Sariiiiciito -cuyas dc-
cepcioiics europcas abi-eii paso a s u fasciiiaciúii p o r el iiiicvo iiiodelo
ii«i-tcniiicricano-; tlesdc las iiiiradas -critrc Iiuiiiaiiísticas y esctpti-
c.is-, clc \Vilde, Cal16 y Lópcz, cuy«s viajes 10s "resgtiai~daii"d e la p r o -
lpin citiii.id clc ui-igeii atravesada pot- el iiiipncto iiiiiii~raturio,cl vinjc a
I \ i i i . i n j > ; i los i1ar.í seiitir 2 rocios vcrdadcrcx ci~ic1;iJaiioclcl iiiiiiiclo, "lia-
lhitniiics .il>soliitos" coiiio sciiala David V i i i : ~ ~ . ' "
Siii ciiil~ai-goa clifci-eiicia d c los cstraiijcros, estos ,iiitoics soii parte
activa dcl clitr.iiiiado d e ;iqucllo CIUC quiwcii ii.irrai; qiic clcbc s e r iiitcr-
l p r ~ ~ x ' lcuiifi-oi>t:id«
o, o auii iiiunli<lado. liupcriiiieiit.ir la i-calida<l~ i i i c -
iic.iii.i iiiis .illi d e I;i Iioiitcra occ:íiiica iiiiplica iii1.i niii-ncla linci;i sí iiiis-
iiios p < ~ < ~ icoi1 . i e e1 oi;ijc a Etiropa (y e s t o es exteiisil~lcp;ira o t r o s
. .
~ti~iei..ii-i«s C ~ I. ~ .~ I ) I C I I I C ~ I L ~ clc
~ ~ ~CILC
U S viaje, tales coiiiu el viaje :i I~st.iilos
L!iiido, u el viaje a Afiic:i ii a nlgiiiias d e las coloiiias cui-iil>c.is1.11 Oi-ieii-
'" l<>i
i . i i c , r i i r < i i i nrxi.tirrtizr J reii/ic/n</po/itior, Uucrirrs Airi.s, j o i g c hlvaro. 1 <lí,I,
I l.ivi,l Viiins profuiir u i i a leciurx cri tclació~icon lus vinjcs dc Ims i~itclcc~ii;ilcs aigcii-
iiiior n Eui-,>lis diiialire el siglo xix, r il-zvés dc uiia iil,ología r i i l c va dcl vi.ijr coioiiiñl
.i1 v l q c cstCtici>. i:n De Sni-niirt>ioci Olor. Vinjetor n ~ g o i t i v i o rn USA. Uuciios A i ~ e s Sin- ,
il.iiricricniiñ. i978, dcfi~ic,cri uii reci>riidoq u e va i l e d c S ~ r ~ i i i c i i rai Vicivria
> Ocariipo,
) i a CI viaje a 1:srndos Unidos Iiñ dcja<lu cii 12 c i t l t ~ i r arq;eiiriiia. No6 Jiirik
la i i i , ~ x < > ~LIUC
("I>r<ili>g,~", Los vin,ii.ror, Uuciior Aire<, JiJrge A l v a i i i , 1969) reurrc. pi>rl > r i ~ n c r ñv r z eii
WI,~ ; a t ~ ~ t j l ~ clivcrs<>s > vix~crmsavgcntit~os31 cx~crior.
~ ~ í a , r c l a t ~ ) dc
te), se ~01111iIcjizaii las i d c i i i i d a ~ l r s 1:1i
. las 1 ~ i 6 i ~ i a v~ il icc l cui-apeo f o r -
iiiiilai- el "nr)sotros" s t i p o i i e algiiiias veces In i i i c l i i s i h i i clc i ~ i i i m ~ c s c clas ii
~ > i g i i i ; i si l c l viaje "ticri-a adciiii-o" c s t i i i c x c l ~ i i d o s .0, l x ) r el c i i ~ ~ w a r i u ,
. .
s i i p ' > i i ~coiivalidai. esa c x c l u s i ó i i , ci-igir u i i a i d c i i t i d . i i l i:ii i:i~iis(iiiniii:ix
c«ii 10s \.iajci.os i i i e t t o p o l i i a i i o s , r a z ó i i p o r la cita1 c u a i i d o sc cscril->eso-
b r e e l ~>rc)pi« tei-ritoi-io, ese gesto d e v i e i i c iiiii-acln <:iil,>iii.il y coii<liiict;i-
d o r a y lleva l a i i i i p i - o i i i a cle u i i a cxii-aiijei-i;i i-igiii-osaiiiciitc c i i i i s t r t i i ~ l . ~ .
Eii i o d o s cllos se i i i i p l i c a , n d c i i i i s , tiii iiii:igiiiaii<i <irii.iciiiii ~ i n i i i i ~ .I
d c l a iiocii>ii de "la líiica d e l Tiitui-o", c o i i i i ~Ilaiiri, c l i ~ i ~ c i i i c i fi-.iiiiiCs -o
A l l r e t l É b é l o i ( 1 83Y-lC)20) a l R í o N c g r o , a i i r o r d c I < e l ~ ~ /ric o <l,<f,-ri,iic
,-o, r e c o s i d o s p o r la Revric dcs rleiix 1l1o11deseiiti-c 1 x 7 6 \- i SSO. A i i i c c
d c colnboi-nr c n t i la e x p e d i c i ó i i a l < I c s i c r t ~i il c l sciici-al l<oca, l l i < l < i t1i.i-
' b i a s i d o c<iiivocadi) por A d o l f o Alsiiia p,ii-a t r v . a i - y cav.ii- 1.1 7,;tiij.i q i i r
1ii-otcgwía, e n u n ~ x ~ c ~ i s i i i >diei 4 0 0 kili,irictros, l o s c a i i i l ~ ~poi-tciios is ilc
las iiivasioiies J c los inclios. Y si s c i i i c j a i i i c idea, que,se c i i i l i c z < i :ic j c c i i -
tal-, coiifigui-aba u i i a i i l i c v a Ii-oiitei-a, 10s relaros i l c l:lii.li,t sc gtií:iii 1x11.
c s figura:~ l a fi-oiitcra aparece c i i c l l o s c o i i i o tiiia tleriiarcxci<iii ci~iici-ct.1
y d e f i i i i d ; ~ .1 lay, piics, i i n n r c l a c i h i i ciiii-c c;irtogi-nTia el iii,ilin i l c chc.
rciircclo cLc Mui-nlln c l i i i i a y esci-iiiii-a, p e r o t a i i i l ~ i i . i iLIII;~ i i i i l e x i 6 i i 1x1,
s o t i a l q ~ t cI i x c d e l i i i f ~ i r i i i ciiiipl;icable tiii tcxti.) c o i ? i i i t i i : I i i i d c Ii~ci-.ii-ici:
"A ~ i c s x rtic las vicioi-ias olitciiiilas, :illí csiabaii las riiiii;is. Iiiiiiicniitcs.
y las i-uiiias gi-itaii i i i i s q i i e l o s I ~ o l c r i i i c s " .
1:sci-itiis cstris ~ c x t o sIiur eiicargi.>, i i i i ~ ~ l í c i o t ocrl,liciio, pi>iic.ii i . 1 1
iiio\,iiiiiciir», s i i i c i i i b a i g o , l u c r z n s rlc csci-irui-.i q i i i Ji.j.iii .iti-.ís c l 11ii1i-
l o d e pm'tiila; si l o s i i c I i i s ~ i i i i i i c r o \vi.ijci-os d e l siglri Y I Y : i í i i i l a i i > i i .i
c i > i i s i i c i i i r u i i i ~ i i ; i g i i i a i - i otci-i-iioi-ial y si>ci;il, i i i s i a l ; i ~ i i l i~i ~ ~ ~ r ~ l i i i 1
- .0i -l ~ l c
p i c o s dcsci-ipiivirs q i i e regi-cs.iii c i i l o s t c x i o s ~ i l i c i - i u r c si I c .ii-gciitiii<i!..
I»s <le i.st.os. e l de ]ilii.loi iiicliisivc, gir.iii c i i i o r i i ~ a 1.1 iilc;i d c t i n a 11.1
c i ó n p o s i h l e q u e clclic sci- g.iriaJ;i al desici-io. I:.s<i sc l > i ~ c t l c.i<lvcriii-
c u a n d o 7,ch:ilIiis r c c i i c r d a c i i 1373 e l ciic:ii-g<ii l c l M i i i i h t i - i >clc G r i c i i n :
"tiivi, n b i c i i i i i i i i a i - i i i c A i-cilactai- algtiiii-is .iptiiit~.s s i i l i r c los , ~ ~ i ~ c c c ~ l c
tcs i i c l a o c u l i a c i 0 1 i d e l l<ío Negro y xilii-c < i t . r i i s d a i o s I i i s i i í i - i c ~ i hy c i c i i -
tíTicos c o i i \ ~ c i i i c i i t c sl i a r a dciiiusti-ai- al ~ i x í sl a p ~ a c ~ i c . ~ l i i l i i l J. i ci I n q u c l l . i
ciiiluc~<'.3q A su vez, c l gciieral Roca i c c i b c c o i i I i c i i c l ~ l i c i i il~a v l > r a :
" V a a ser u i i a cspecie d e r c v c l a c i ó i i p a r a I;iiiinyiii-ín ~ i e pl u c l ~ l rai-geiiii i
iio, q u e rcti<li-ín q u e ir n Iiuscai- c i i c i c i i v o l ú i i i c i i c s J i s t i i i r o s Ins n i i i c r c
<iciiies i j u c Ud. pi-esciita eii 110cxs lxígiii,is, i i ; i r r a i i i ~ sc i i LIII c s i i l i i f.ícil y
a i i i c i i i i , a c ~ i i i i ~ ~ a i iclc a ~~l iob s c r v a c i i i i i c sy i-azoiiaiiiiciiiiis i i i u y e x a c t ~ i s " .
L l e g a r a csc p u i i ~ oi i i i l i l i c i j iiiiiuiiici-alilcs Icctiiias, J c s d e Ins 111-iiiici-.is
c i - ó i i i c a i <le 13 ciiii+iista hasta los r c I a t ~ > orales s d e rniitivcis i - c c i i j ~ c i . ~
dos, li;isniicli>pi,i.iesios de T«iiiis I:alkiicr y divei-sns riiciiiorias e iiiior-
iiics. (;o1110 lihro de viaje sii iiiinlidnd es es1)ccifica y pnrticulai-: carece
tiel 1i;iliio Iii-iiiiigciiic <lelos rclat~>s (le extraiijeros pei-o, eii caiiibio, iic-
tic iiiia fiiinlidacl pi-ecisa y dc- coiisecuciicins políticas y ecoiióiiiicas tras-
cciideiites.
Cuando eii 1x75 la Coiiiisióii del Iiiterior del S m a d o d e la Nación,
iiesl~aclinbni i i i proyccto d e ley autorizando al Potler Ejecutivo para
"lwoccclcr a In exploracióii ciciitífica de los territorios riaciorialcs" con-
ileiisnba e11sil clictaiiieii observacioiics vi~iculndasa precisar los aspcc-
ios de la iiiioriiiacióii intlispeiisahlc para cumplir sus objeiivos. F.iitoii-
CCS,cijiiio y eii qué dii-ccción correr1 los ríos, las i-iitas principales, los
grniidcs bosques, Ins cadciins iiioiiiañosas soii datos qiie se viielvcn iii-
siificieiites. 1-iay que sal~ci-ya no ciiál es el [-?osiiio la iintiiraleza de su
s«i.~-ieiiicde ngiia con respecto a la riavcgacióii, si puede recibir puertos
c i cniializai-se y :iplicarsc para el regadío. Asiiiiisiiio la iiif»ririacióii geo-
lógica, cara a los trabajos de caiiipo dc los iiauiraliseas es insuficieiiie si
i i n da ctientn de sil relncióii con iiidustrias rurales, labrnnza y gaiiade-
i-ín y de su aptirud parn recibii- poblacióii. No iniporia la distaricia iiia-
iciiiitica ciirrc dos ciiidadcs sino su disraiicia iuaterial, la que se aiida, el
cieiiipo qrie se eiiililea cn rccori.erla y los obstácule>s que la iiatiii-aleza
o(i.ecc al triiisito.
lil dato se I-csigiiificapara que el texto piiccla ser Icído coiiio 1111 nia-
riiinl de iiisti-iiccioiies precisas.
I'ai-:i "siip7-iri7iv el (lesierio y o.no7iridm. la borbnrie" la ri~i-1-ativadc
los i~iijei-osdel 110 cIcl,c alioi-a ~i-.isjinsnr el i.egistrii del snbei- especílici>.'1°
1% ctiioiiccs cii.iiidci la disiaiicin eiitrc <los ciii~latlesiio cs iiiia cifra, un
I , I I I H O m ~ l i i i n lo i i i i paralelo siiio el i-elato del vinjero, sus pcripecins,
>iisniidaiizns como Iiiroe iiarrndor y n\,cntui-ero como quicrc el gfiic-
I C cicsile sus i~i-ígeiicseii In liistorin de los viajes de Occideiire. liri esa
/.i)iin doiide se iisurx el rígido registro de los geógrafos iiiilitares es doii-
tlc se \,nlidaii los relatos rariqueles d r iMariaiio Rosas quien Iin abaii-
<lonadosu vitla de iiidio para esiudiai-eii el Colegio Nncioiial de I5iie-
iios Aires y sus "iiiloriiies", así Ilaiiiatlos pni- Zeballoc, "arinoiiiznii
iiiuy hieii" coi1 otros de origen letrado. Las precisioiies dc sus relatos
-ti-aiisci-ipras, iiic(liadns por Zeballos-se conceiitraii eii iiiia purt ad-
icti~,ncióiiiiiilirccisa: "senda aiiiigua y esireclin". Pero qiiiz;ís sea la zo-
i i a iiiás 1itcrari:i clcl texto, la que correspoiide n los relatos lraiiscriptos
ti(: los caiitivos bliiiicos quc reroriiai-oii n I;i "civilización". El fra11ci.s
<' Vrr li<iherroJ . I'ayrii, La Ai<ri>nlizrArgoiii>iii, Rilriir>s Aitcs. Cciiiro Editor ilc
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iiifnrigablc de la ciu<lzd",cii María 'l'ercn Graniuglio, ídem.
s ~ l l~iiecleii
u ser capiatins 11oi-1ectiii.a~t i a i i ~ ~ i l ~ f ~ iSiii i . . 1e ~i n~I~~. a t .I,c-
~~,
se ;i la l ~ n ~ i i s i 6 ~ i ; i i i l c ~ ~ ~ ~rlr ~dcsici-tu
i a t i ~ ~ isc
~ ,sus~i-acsici11~1t.cp;ii.a
ti-cq:irsc, cncla ve7 q u c cs percibido si11liol>lnciniics i i i cultivos y a i.cccs
<Iciinjo d e ~ ~ o b l a c i o i i ey sculrivos, a la liicra~ura.
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I..iii>ia ci, 1967-1968bajo la siil>~rsi;ióii de Adi>lioPricro, reirera la descnlilicacióii <le
l<icar~!«Rojar: "1lc ~ l~i iI I su C obra Iinrczcaiio tcilei-i~iiirl;idni i i l a i i y que r11" bibieii sc
lisya elnl~oi-adoal iiiiiio iinpucsto por las diarias iiecesidades de sil a u t o r . 'Piosirc;is
irñgi!irritarir>s'.Ilanió I<icnrtlo Rojas a Mansilla y oiior Iionihrss del 80 y la expresi6n
cs ajiisiada". La cixn corrcsl>i,ndcal cnl,iiiil<i"Lucio V. hlaiisilla" escrita por Kodollo
V i ~ i a c uy ~que ltoI>rav<>!vi6a iiicluir, sin riiiigiiii;~v ñ r i a i i i c , cii su edicióii de 1780-1986,
dirigid2 I > O I 5~1s:lrtsZrl~~ct[i,
J e dr>ntlcI i ioriiai~ios. l'aiñ esia segunda edicioii en iiui>ic-
losor C ~ S L > Sse enc;irgaroii ciiicvix eri h i i s c ~dc iiuriros eliii>qiiesci-iticos. Erra
IiUrqu~daI I < >(UC ~ ~ 1 n ~ i d ~ rncresaria
adil e', el caso rie Marisillñ.
expulsn a Mniisilln del paraíso d e la lireratura eteriin pero cnticeilc n SI!
gil-ho y n sus aveiiiuras uii ciiriosaiiiciite iiietios efiiiieio. 1-12-
cia la feclia <lesu inucrre, "el gcncral" se Iiabía coiiveriido e n iilia Tigli-
rn qiic i-csultaba atractiva y divertida para sus coriieiiiporiiieos. Así iio
resiilraba esri-año leer crónicas periodísricas q u e lo reníaii coiiio iioticia
central y sus exceiitricidndes ei-aii suficieiitcs p:ira sostcncr c o l u i i i i i ; ~ ~
q u e Llevabaii p o r título "Ecos d e Lucio" o "Cosas de I,iicio".)
Uiin iiiucstra d e In pcculini- i-clacióii d e Mansilla coi1 sil pi-npia rc-
percusióii periodística es In ctli(so-ir " ( P o r q u é . . . ?". Allí iiiaiicja ~ i i ex-
i
rraordiiinrio juego d e versiones d e una iioticin sobre Cl iiiisiiio apareci-
d a eii uii diario. Su ol->eraciónd e escritura, el iiitei-venir eii la l>oléinicn
alrededor <le iiria noticia q u e lo tieric coiiio cenrro, p r o p o n e uii ejeni-
plar ejercicio d e periodisiiio iiiodei-no. 1-3 vuclrn d e tuerca q u e su jue-
go de versioiics producc coiisiste iio sólo en rntificai- p o r el absurdo el
carácter seiisacioiialista del periódico siiin eii coiiiirinar q u e cualquier
iioticin cxtravngante puede ser ci-eída eii el Ruenos Aires d e fines del si-
glo XIX coi1 ln sinil>lc atribucióii d e los lieclios a Mn~isill:i.~
E n 1895, cri el pnbcllón argentiiio d e la Exposicióii Uiiiversal d e
París, el traiisforiiiista Casrlior obtieiie u n Exito rotuiido al iiiiidni- su
cabeza p o r la del geiiernl Mansilla, c u y o s gestos y expresioiies iinita
coi1 taiita perlección q u e liasta la inadi-e del iiiiitndo, Agiistiiia Ilosas,
disfi-ura y aplaude la exliibición. Y Iiacia 1903, u n o s años aiites d e su
ericueiiiro coii Rojas en París, la ~-iopulartieiida porteña d c Avcliiio
Cabe7:is utilizaba una gi-aii silueta d e Maiisilla pai-a atraer la areiicióii
del público s o b r e ~ i i iniiuncio. D e la siliiera d e Mansilla se despren-
día la adveiteiicia "Escucliad bien", y a coiitiiiiiacióii se olrecía la lis-
ta de d c ropa y otros productos q u e sc conierci:ilizabaii eii l:i
tienda.
N o es, p o r lo tanto, casual, q u e sus coiiteinporáneos, cuaiido iiireii-
taii arrapai- ln iiiiagcii d e Maiisilln, i-ecuri-aii a la aiinlogía q u e abuiidn clc
m o d o iiorable e n sus descripcioiies. Escribe Miguel Aiigcl Circaiio:
' 1:1 27 dc juiiili ,Ic I S 5 h . c i i i.1 . l c , ~ i l i > 1\i1;cii1iiiii ci>lci,;iJc>l w r ii~k(dc < ~ O S I ~i hI ~
l ~ ~ ~ i , ~ICU#>~LII>T
~ l o i ~~rp ~ Ir i>l ~ ~ ~ ,111 c ~CS~CCI~CIII<I
~ ~ i a ~ pol>iil;,i
. tic luclia. c l jovcii h.l.iiisi-
Ila ai-i-r>ja, Iiicralri>ciitc.lor gi~aiiicrcii l a o i ñ Jcl csciii<irJosé M.iz iriol. Sc c % c t i c l , n i i ~ l i
grii<>rdc " A la <:irccl c<ki Mnii<illa"y "h4iicia ln M:izi>rca"y b1,iiisilli ieriiiiii<icfciii
raiiiciiie c i i la i.íi-ccl y lucK<-i Oic c < i ~ i ~ l c i iA~i d i ros :iiios <Ic dcsiicrii, c ~ l ia C < i i i i c i l c ~ ~
ci<>ii. Iil riii,iiu<i <Ici iicsilio Ipfihiirii Iite cxl~licldo ~pr>i.el i i i i s i i i < ) hl.~ii,iliñ rii u i u iai1.i
cI<~sclcl a circcl q ~ I U~V Or ~ I i f u s ~ O lprriocl~s~ica:
t~ C ~ sI u r ~ w c Anz,z/z.r,
l~ b l i r ~ n ulhai,i.$
l LIC.
ja<li, iiiily ~ i i a Ii:i~i,ii,
l cl I'wfiiRiii i l c s i l Ip~dic, <.l Cciic~?l 1 iicin N. h1iiirill;i.
Mc acucrtlo qiie luc el capiiáii !,e P:igc el qiie eii ellos iiie iiitrodu-
jo [en los S~IIOIICS del J R i < b o ~Saiiit-Gel-niaiii]
i~~ 111-eseiitiiidoiiic en
cas.1 tle la cicg,iiiic niarqiicsa (le 1.2 Ci-aiige, coii cuyo iioriibrc Iic
diclio iciili~.[...I La ninrqiiesa, que era charnlnnte y que, induda-
\>lctiieiiie,mc Iialló q>ctitoso, pues yo era, a los diez y oclio años,
in~iclioiiiás boiiiri~qiie iiii noble aiiiigo Miguel Cbyar aliora, iiivi-
tiiiiie a coiiicr y orgaiiiz6 una fiesta para exliibirnic, iii m i s iii iire-
nos qu(: si y« Iiul,iein siiio iin iiidio o el Iiijo cle algúii iial~ab,según
iiiis tarde lo crilcgi, porque terniiiiada la coinida iiiibo rccepcióii y
yo oía, después de las prescntacioiies de estilo, que les Lelles dames
decían: "Cornnic il ~ i o i ?ti-et beau avec scs pliiincs".
Naiiiraliiieiitc yo, al oír aquel henil, inc liavonenlia, jeposais, ex-
presi6ii ( 1 1 1 ~n o s c ~ r a ~ l i t c\eicii,
e pero al iiiisiiin tieinpo decía eii
i i i i iiirerii,r: bárbaros soii estos fi-aiiceses!
Dilei-ente pero parecido, Maiisilla goza coi1 los dos tí.1-iiiinos, se iifa-
tia coi1 sil perteiieiicia a aiiibos cxtrenios. Su escritura elabora su excep-
ciniialidad 1x1-odisfrui:i coi1 las co~iiiisioiies,y subraya los coiitcxros
i:riiitrapiiestos cii los qiie su personaje piiecle ser distinguido y coiifuii-
tliílo al iiiisiiio tieiiipo: así, " y o era ya uri indio eiiti-e los indios", una
fi-ase que se escribe d e iiiiiclias iiianei-as eii Rnnqrieles, tieiie el valoi- del
li~gt-O Ixt-sottd fh4aiisilla, que, coiiio sus lectores salieii, n o cs uii indio,
I i n l o g r ~ d ogt-.icias , a su d o n d e ubicuidacl, ~ i i i n i c t i ~ n r scoi1
c los hátba-
ros), iiiieiitras quc eii París, ser inirado "coiiio uii iiidio" es i i i i error quc
ilclata igiioraiicia, uiia careiicia d e la ciiltiira aparntosn pero liinitada del
~ 1 ~ 0 o Saiiit-Gcriiiaitl,
u ~ g un toque q u e iiiuestra la falta d e iiiiindo del
i i i ~ i i i < l i , d e los saloties pnrisiiios. Ixliibir a i i i i joven s~~daiiiericaiio co-
i n i < ~si f~ici-ati11 iiitlio y Iiasia Ilegal- a iinagiiiarlo coi1 sus pluiiias es uii
gesto "hát-liaron d e los fraiiccscs. E n la tertulia federal d e Pai-aiiá, o cn
los salo~iespai-isiiios, el joven Mansilla es ante t o d o i~~snisissnble y lo se-
guiri sieiido e11 diferentes áiiibitos y coiitesros duraiitc toda su vidn.
Sí>sreiicresta origiiinlidad n o fuc tarea seticilla y Mansilla iio tiudó en
jiigar con otros riesgos: sus relatos aludeii con frecucncia a "experimcn-
tnsl', "desajiistcs", M a b utiiag~ii.ticos, ~ ~ ~ Iiil~nóticosO nigi-oináiiticos'' y
"ciiliosididcs esotéricas por el estilo" practicados cii su propio cuerpo,
p o r un Iioiiil>re decidido a tocar todos los Iíniites porque sabe q u c "la
felicidad está eii los extremos".
"Soy el I ~ o i i i l ~dcr e i i i i facha y de nii fecha", asegui-a Mansilla. La fa-
clia que lo defiiic es el producto de tina cuidadosa cornbiiiatoria d c de-
talles: coi-tes y trenzas d c la barba, colores extravagantes cn la roya, uiia
Lijoidtei-ie oariacla y llaniativa que incliiye l ~ u l s e r a sy clijes colgaiites,
soiiihrcros y capas csl~ecialineiiteencargados p o r s ~ i speculiariíiades y
I i ~ s t auii ~iio<lo~persoiialisiiiic>d e colocni-se el iiion6ciilo. La toilerie [le
Maiisilla irnplica la ptiesta en escena d e u n tipo de espectáculo doiiiésti-
co cii el que su valct Manolo Peiia ocupa uii lugar depa~leiiniretan ini-
portante coiiio su seci-ctario, 'fiiiiidad Sbarbi Osuiia, eri la rctórica d e la
escritura d e las cauieries.
Valet para la vestiinenta y secretario para la escritura: estos dobles ser-
viciales y rebeldes asuiiieii u n papel decisivo cii In construccióii dc su po-
se d e escritut-a y d c csci-iror. Valet y secretario iluiniiiaii, por propia deci-
sióii, las zonas interiores d e este "raro de eiitrecasa", lo iiiiiestraii en el
iiionirnto eii que la materialidad del arreglo personal y d e la esci-itura se
iiiipoiieii sobre lo iiiefable d e lo l i ~ e r a r i oAtada
.~ al paso, al trote, al galo-
pe o al [i-e~ioabrupto d e las detenciones inesperadas, como en la cxciir-
si611 a los raiiquelcs, su escritura es, sobre todo, inóvil y prolilerante, por-
que Marisilla lee y escribe sin descanso. En el 1-ecuerdo jtiveiiil de C;ircario,
Maiisilla aconseja leer y escribir todos los días; Iecr coi1 dos lápices cn la
iiiaiio, uiio rojo y otro azul; leer para escribir lo que la lectui-a sugiera.
Aiioiar t o d o lo q u e interesa, clasificar ideas, hacer íiidices, llevar uii
cliario d e su vida día 2 día: todo sugicrc una actividad cscritiii-aria pcv-
iiiaiiente qtie ilusoriaiiientc tielida a dtiplicar la vida. Su vadeinécuiii,
bufete literario portátil y capital acuiiiulado d e escriturn, es u n o d e los
puntos d e apoyo fuiidainentales d e su iiiiagen d e escritor:
Ver Sylvix Molli>y, " l i l i ~ g c n<IcMinsilla", cii Giisravo Fei-mri y Ezeqiiiel Gallo
(compiladores).La Arpe>iiinn úei 80 sil Cr>,iennrio,Buciios Aires, Sudniiiericana, 1980.
Para la relaci6ii entre Miiisilla y sus alter egos vcr Cristina lglcsia y Julio Sclivarc~inaii,
"Entre-,los, folleiin de In inenio~ia",en Lucio V. hlalis;lla,/-lonaraivaciu y orrnr ci~ni--
hr, "y. ci~.
' Luci<i.V. Mniirilla, l / n a e.i.cui?ió>i <i /o, i>,<iioi
fiir~~ireler,
cd. y prólogo di. Jiilio
Cai\\cr-Bois,lliiciios Aires, l'oiirlo d c Ciiltiil-a Ecuiii>iiiica,19.17, Capíttiiu X X X . 'l'n-
ilas Ins citns <le este i c n i o sc lixi-5ii de ncricrdo cinn c s u edicióii, iiiciicioii;iiiiio nl liiinl.
en nciriiei-<ir i o i i i x i i < i s ,el caliiiillo ñI q u e cnrnspoii<Icii.
A ~ x s ; i t - d qc ~ i lco n i i o t n c o i i i i ~d c l c c t o , R ~ i j n si i o p u e d c tlcjai- cIc p c r -
cibii. I n fiiei-za clc cste vaivhii: " M o a i i i i i c i i t « c:ileidoscópico n i i i i i i a siis
escritos; clc ~ > r o i i parece ~o q u e el i i i o v i i i i i c n t o se dcticiic; c r c c i i i o s dcs-
c u b i - i r l a l i i i c a f i i - i i i c d c l a h c l l c z a o d e la vci-dad, p e r o l a i l u s i ó n d u r a u11
ii,stniitc y l a a r q u i t c c t u i - a s u p r c i i i a v i i e l v e a b o r r a r s e c i i e l d c s o r d e i i tri-
~inl".P ' ~a r a R o j a s l o b e l l o y lo vcrcladero s o n d o s lirieas l~crrectatiieti..
ic rcctas: es i i i i l ~ o s i l > l eq u e e l v E r t i g o q u e I c i i i i l i o i i c 1;i e s c r i t i i r a desafo-
i-ada d c M a i i s i l l a i i o lo iiitlu7.ca a ati-aicsar l o i i i i s r á p i d o p o s i b l e este
~ c i - r c i i oaiiegadizo y a tratar de afiiicnr su pi-osn scgura y iii-giillosa eii p r o -
i i i i c c i ~ i i i c sq ~ i cIc r c s u i t c i i iiiás s6lidas c i i e l s e t i t i d o i i i a t c r i a l d e In pala-
111.~. J I ~ l i i i s110 p u e d e i i i i a g i i i a r q u c su i i i i ~ i i i i a c i 6 i di e dcsoi-dcii, esccsos
y desvíos -taiiibiCii ella apresiii-ada- g o z a r á <le t a i i t o i.xi~« posterior;
t a i i i p o c o p e d c s u p o n c r q u c a q u e l l o q i i e é l i c g i s t r a c o i i i o perdida y s o -
bi-aiitc será t a i l i b i é i i así c o t i s i d c r a d o por c d i i o r c s y ct-iticos cle fiiinlcs cicl
siglo XX."
C o i i s t i - i i y 6 i i d o s c c o i i i ~si i i j e t o y p c r s o i i a j e i i i ó v i l , M a i i s i l l a losi-a sci-
a l i i i i s i i i o t i e i i i i i o u11 r a r o y uii IinLit1<6,u i i c t t i - a i i j e r o y u i i c i u d a d a i i o
e i i cada c s p a c i ~social i c i i e l q ~ i sc c iiistale, y a sc trarc d c u r i s a l b i i c u r o -
p c o 10 d e l o s ~ o l d o sraiiclucliiios.
i s t o s espacios so11v c r d a d c r o s a l i a ~ l o sJ e la ~ e x t i i a l i c l a dd e M n i i s i l l a ,
cu!.a i i i c i i i o r i n t o p o g r á f i c a I c p c i - i i i i i c u i i c i i t r a i i i ; i d o iiicesniite d e rcla
tos. C o i i i o a f i r i n a S y l v i a M o l l n v , "el l o c i i s d e l y11 a u t o l > i o g i - i f i c o d e
hilniisilln r...] iiliiica s u i i n t ~ i r a l c i ; esciici:iliiieiitr
i trij><igi-.ífi~a".'~
Verdades 31 C O ? ~ ~ C I I I T ~ S
Los i-.i~icliiclcs c i : i i i <Ic i ~ i o < l <Icsilc
a qiic los Iia iiivciitadii
L i l c i o Maiisiiln.
EI)UAI(IIO\VILI>I:
Á ~ n l ~ r del
t o folletín
l>cs<lcsus comienzos cii In Coiifederacidn, narrados e n la i-ni*-
<'
sci-le D e c6iiio el 1i:iiiibi-c me Iiizo escriii)rn, Iinsta su niiicrrc, M a n -
silla eiicontr6 e11 el I>ci-indisiiiiiiin áiiibito l>ropicii) y u n iriodo d e
Ii;iccr litci-ariii.n. L a escriiiirn pei-iodística f u e uiia prictica frecucii-
te eii los cscritorcs nrgeiitiiios cicl siglo X I X pci-o él se dilerenci6 taiii-
biéii cii este ;ispccro: desde iiiuy joveii roiii6 la decisióii d e conver-
tii- sus avatares ~->ersoiiales Eii iioticiis, coliiiiinas o lollctiiics. Su o b r a
piiccie Icci-sc así c o i n o uiia autohiografia escrita p o r entregas, y e n
d i s ~ i i i t o sgCiirros, eii la preiisa periódicn. Si ya e n 1864 firinii eii El
Covrco rlrl Ilo117;,1~o 1ii1n cnluiiiiia tii~ilndn"Mis iiieiiiorias escriras
i t i ilicz iiiiiiiicos", diir.iii~esus últiiiios iiíios cii París iotlavin sucila
c i ~ i iuna publi(:ncii>ii Iicclia ciiteraiiieiite p a r él, u n a revista a b s o l u -
iniiiciitc personal, que se Ilaiiiaría A.íi Tril~untry ciiyo aii-nctivo prin-
i i p d s s e í ~ ,pi-ccisniiieiitc, el "iolleríii coi1 las iiiciiiorias del ginei-al
Mansilla".14
Uniz cxcursió~ia los indios vúnyucles se publica en Ln Tribuna dcs-
[le el 20 d c iiinyo dc 1 S70 liasta el 7 d e scptieiiihre del mismo ario, cii
eiitrcg.is ciiarias, coi1 iiiuy pocas iiitei-i-iipciories.
Ln TriLu>irc,dirigida p o r los lierniaiios IHgctor y Mariaiio Varela,
ciiyn iiúiiiero iiiicial Iiabia aparecido eii agosto d e 1853, será diirari-
tc treiiitn aiios uii órgano porteño, libci-al, iinitnrio y sobi-e t o d o el
diario niás leído en I%ueiiosAires.15 El periódico parecía responder n
la deni:iiida d e un público quc el propio Maiisilla coiiocía iiiuy bien,
uii con, "esa Iiainbrc canina, esa sed de perro por las anécdo-
tas escniid:ilosas, los apiintes eii vida para servil- a la Iiisroria de niies-
tro tieiiipo, las inc7norins rle irliratuml~a,todo aqucllo, eii fin, qiie 11"-
ce ver o q u c periiiite cscudriñnr el corazóii huiiiniio en sus inis
i-ecóncliros iiiisterios ni iiiis ni iiienos que coino se ve el dorndo pc-
cecillo eiicerrado dciitro d e transparciite redotna", como habín escri-
t o en ''¿Por qué...?".
La publicncióii del follerín se inicia cii iin momento de Eran éxi-
t o d e ¿a Tribuna, quc eii cl término d e pocos años Iiabía pasado de
4.000 a 8.000 cjriiiplares, y contribuye a acrecentar aúii iiiás su ril-n-
da. Maiisilla escribe cada entrega eii la rcdaccióri del diario, en el
incjoi. estilo d e iin ci-oiiisrn. El 18 d e juiiio una tiota d e 13 1-edacció~i
advierte, bnjo i i i i títiilo qiic reproclucc el clcl follctíii: "Siguc y sc-
g u i r i la publicacióii d e estas cartns. El público d c l x disimular los
crrores coi1 q u e aparezcan p o r q u e so11 escritas cálanzo cirrrentc so-
hre iiuestra nicsa". El diario propone las "carr:as" de Maiisilla coino
crónicas del día, telacioii5iidolas explícitanierite con uii tipo d e co-
lumiia q u e linbía coiitribuido a la eiiorine populnridad del I>criódi-
co: los r ' H e ~ llocales",
i~~ q u e iiivcrirabaii cliisiiics políticos y "viru-
tas" coi1 d o b l e intención, y c u y o t o n o ii-revei-ente y iroiiral ern
. .
prcscncia iia Ilcvndo :I s u s Iiogarcs; daii clici-ita, ei-i liii, d e la activi-
c 1 ; i ~ if c i ~ r i yl cle la eficacia del coi-oiicl y tcriiiiiian p o r solicitar su as-
ceiiso al graclo d c gciicral. C o i i i o el iiiiuiio Sai-inieiito se ciicai-cal-i
CIC a~it~riint; ~ i i ~ i g i l<>LI-o
i i ~ c ~ i i i a i i d a r idt e (1-oiitrr;i coiitij coti 1 1 1 1caiii-
~
l > ~ ' i I>crioclís~ica
n q u e i-rgisri-xi-aIinsia las iiiis iiiiiiinias ;ici.iurics cii
cl Jiai-ir) iiiás pupiilai- J c 13iiciios Aires." La dccisióii clc 10s lici-iiia~
iios \'arela d e cl relato folletiiiesco d e la ixcui-sirín ciiaiiclo
h,laiisilla e s t i d e viiclta cii Buciius Aires y Iin s i d o tlestituido ~ i sil c
i-ai-p,,~,a l > u n ~ a tdx j t o segiii-v d e l p r o d u c t u : el c t ~ r u i i e lii;irrari s u s
,ivciitiiras c n u n cstilo p o r e l q u c los lcctorcs <iciiiucsii.aii r.ipi<1a-
iiiciitc su prcfei-eiicin.
El c a i i i l i i o d e p c i - s l ~ e c i i v ac o i i i ~ci l c c c i 6 i i c t 6 t i c a es 10 <liircori\-ii,i-
c i i iiii 1-eI.itu f a s c i ~ i a i i t c :cstr: &iic>i i i i p l i c n i i c , \ i \
te al i o l l c t i i i r a i i i j ~ i c l i i i n
lo i i i i a i i i i r a d n mi-iad:i s o l i i c 1111 ~ i a i s ' i i cciiiifoi-iiic s i i i i l ii~i:i iii;iiicr.i clc c i i -
trar c i i cI iiiiiiido iiiciígcii.i <lesiiiciiii7niiiI<1I n i i r i l a i - i d ; ~ ~s;iriiiieliciii.i l li.isc.i
c o i i i e i - t i r l n c i i para<lrija.
b\: cscáiicl:~lo clc 1;i e s c r i t i i i - n d e Maii!,ill:~, ;ilc ~ ~ t l s ~ i -c:li i i<lcsI>c~j,i r
i n i c i i i o d c l dcsici-cci c o i i i u e l l u g a r ide:ili;.adii clcl clcscc), 11~1c < i i i s i r t <
e i i i i i v c i - t i i - l a clicrqliiii,ía civili7.acióii/liarbai.ie, s i i i i i c i i ~ > r c i l ' o i i c rci.,
t i r o I i é r o e uii s u j e t o c i v i l i z . i i I o cluc clip,c i i a i - r a r 1.1 I c l i c i < l a r l d c l c5t.i
cl, J c i i a t u r n l c ~ . . ~q , ~ i c l i g c I n i i i e s t a l ~ ; i i c l a c <le
l l a I,nrli:ii-¡e ciiiiiu 511%
t c i i i o [le s u e s c r i t u r a : " P i - c f i c r o 1.1 b a r b a r i e n I n c i i i r u l ~ c i i r i ci < i ~ i i <
p r c f i r r o t ( > c l o 1 ~ q) i i c es j > r i i l i i l i ~ ia>1 0 ciiic ).n c i i i p c d c r i i i d r ~y iii7
e.: s u s c ~ ~ i t i l i(le
l e \.nriacii,ii", afiriiia Maiisilla eii tina carra del iiiis-
iiio aiio."
liste sujeto y s u s l~rcIcrciiciasson los verdaderos procagonisias clc
1111 texto q u e invita a disfrutar con intenso deleite los iiioirientos pre-
\ri<isa In llegada a Leiibiicó: cl lector deberá coiisuiiii~~iiiliierosas eiitrc-
\
gxs del iolleiiii eii las que literaliiieiite n o siicede nada (no hay aventu-
r.is i-iesgosas ni enfreiitainientos coi1 iiidlos) aiires d e conocer el secreto
d c los toldos, alires d e llegar al objetivo inilirar y político d e la excur-
.,
sioii. Eii estc extenso tramo d e e~itt-egasiollrtinescas, el paisajc se adue-
ii:i del relato:
" l:siratln
Carta a JosC M ~ ~ ~ L I c I <Icl 21 ;le ziiii-o dr 1x71. ciuila en Julio Caillet-Bois,
I'icílogo a U>inexmi-iibn.. . , ;'i'o,.
lo abicrto en Tierra Adecitr-o, escapa con su iiiovilidad a la iiiirada es-
criitaclora que 11iiecla [iiialiiieiite dar cueiita caótica del iiiuiido -co-
~ i i ocn iiorgcs- c inipoiie la perpetua corijeriira d e la que sólo piie-
[le liacersc cargo la litei-atiira.
l~crcs.
Eii el r c l , i i o d c I ~ ' a i i q ~ ~ e il icnsn p c q i i e ñ a t r o p a d e I i i i i i i l i r c s casi de
. .
sariiia<los sc i i i i c i - i i a T i c r r a A d c i i t r o p a r a i i c g u c i a r y iii>p a r a rq>r~iiur.
\
L a ilisputa p o r el cslincio se cunvici-te c i i iiii c i r c t i l o d e gi-iiosl ~ ~ e d i i l o s ,
inaiiosco,~ q i i c los raiiclucles i i i i p n i i c i i n siis uisitniitcs. La violciicia, c i i -
toiiccs, ii-i-iiiiipe I>ajr> I n fui-iiin r i e l acosci casi i i i t o l c r n b l c d c Iris c u c i - p i f i
i i i d i ( i s solii-c el c i i c r l ~ od e l i i x r r a d o r .
En 10s clatos Iiisr6i-icos, el coiiibate Ii-oiitnl Iia sido la coiisranre. Eii-
ti-e 1857 y 1863, In froiitera sur [le Córdoba Iuc ociipada por 12s tropas
clrl ejército, pei-o desde el 63 uii:i fuerte resisteticia y uiia teiiaz ofensi-
v a de las tribus i-aii~~ueliiias obliga al ejército a rcplcgarsc hasta el Río
c2uiiiro. Desde iiiediados de los sesenta liasia bien avaiizados los años
cietita la inagniriid y cl éxiro de los ataques iiidígciiaS\iueron ~ i o t a b l e s . ~ ~
Xntiqueles se cscribe eii uii iiitersticio histórico iiotable por su traii-
:.iroriedad. Uii aiio desptiés, el general Ari-edoiido envía al coroiiel Bai-
gorria, que llega el 7 cle iriayo de 1871 Iiasta las tolderias rariqiielinas y
ilisl~crsay niata a los iiidígctins. Mai.iaiio Rosas logra huir pero los de-
iiiás caciqiies se soiiieten.
Una excursión '1 lar i ~ ~ d i ornnq,crler,
r folletíit periodístico d e fuerte
tono autobiogrifico que riarra, coi1 i-etórica epistolar, el viaje pacífico
ilc i i i i coroiiel del ejérciio liacia el otro lado de la civiliznción, es, en sí
iiiisiiio, una froiitera. Se iiistala eii el iiiedio cle dos tnuiidos, de dos épo-
cas, y sc apropia de los másdiversos gétlei-os dispoiiiblcs coi1 uiia liber-
rad sólo coiiiparahlc coi1 la del Fnc~mdoy que ya n o será poiible encon-
trar eii iiiiigúii otro texto de la literatura argeiitiria del siglo xix.
Coiiverrido cn uii clisico, a pesar.de Rojas, coiiserva el brillo fulgtiraii-
te de los textos que iiiirica dejaii de soil>rciidci-a sus lectores.
" \'cr
Coliri M . l.cn,is, "1.a coriroli<laci<iii de l a froiirera a r g e n t i n a n fincs dc 1;i de-
. del 70", en Gtirlav<i1;cri-ari ). PzcrlilielGalln (coniliiladorcr), La Argentino <le180
:ida
.ilCe>zie>ir<rio.
011. df.
$62
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M ~ h l o nVOI.UN'I'AKIA,
i~
NOVELA INVOI.UN1'AI<IA
Las rricrriot-iaspóstuilias del gcrici-al I)nz
'.~
'
Ver p ~ r "(a
x CU~~I~&I PI/ ~ t ~ ~ ~ l , t ~ctal,aj<>
l i ~ i t t d<lei h < l i i l f <I i' i i c i u , i n iiir,iiirii.c .ii.
rribrnsr"firn nige,irinn, Iliicri<,< Aircs. Ceiiii,> I;<liinr <Ic Aiiiiiica I . a i i i i a . 1782 (la 1'"
Inicia riiicióii cs i l c J o r g e Ali.arc2, I<ucnosAiics, 1966).
I::)~), es CU;IIIII(J ac:il~nile xh;iii<liiiiar la l>risióii <le Liijiii iIcspiiCs d c
,;cliii aiios [le cnilii\rei-iii y se ciii:iieiiira cii la Biieiios Aires d e Rosas,
1iier.i ya cic Ins rsiieclicces de uiin celda, pero ~ii-isioiierotodn\,ia, ]>ni--
t,uc no pucile a11niidoii;il-In ciiidnd; el segundo iiioiiiciiio, hacia 1849, es
G uaiido sc eiiciieiiri-a exilia<l» eii l<ío d e Jaiieiro. A fines d c 10s aiios
iii:irit.i, yn lin iiitcl:i-:ido cl Ejército del N o r t e bajo Ih <íi-deiics de '13~1-
.;i;iiin, Iin I>articil>ail~i d e In giicli-,i ~ o r Bi-;isil,
i ha veiicido a Facuiido
i)iiii-oga eii 1-:i '~nbl;iday eii 0iic;itivo; y, siii ciiil~aign,iio es pni-a ocii-
1,ai-sr de iiinguiic d c esos graiiiles sucesos d e 1.1 li~sior-iaai-gentiiia qiic
c disI>i>iicn esci-ibii, sino q u e lo Iiace para coiitnr siis espet-iciicias <le
l~risioiici-o:sus 121-$osdías (le eiiciei-ro, las zozobras y las Iiuiiiillacioiies
~.iili-idas,el iiiesni-nble i-cl>liegiicsnhre si iiiismo cii la soledad y el aisla-
iiiiciiro. Asi, 1.1 cxl>iesión d e seiitiiiiieiitos pei-sotiales y las esceiias del
,itii\~ei-sofamiliai- estiii cnsi auiciires a lo largo de Ins A4e~noriilid e Pnz,
rnlvo eii estc Iici-íoclo, eii el q u e ~ O I excepcióii - tieiieii cabidn l:i coiiic-
, i n r i de arigiisrias y esperaiizas, o el reporic de las visirns faniilinres y el
~xsnrriiciirir>coi1 sii sobi-iiia Mxi-garita. Paz no escribe-conio podria es-
l'ccuse- doi-aiitc su eiiciei-i-o y rrccrca [le siis intei-veiicioiies iiiiliiai-es
, r>nlíticas; escribe iii, bicii coiicliiye su eiicieri-o, y acerca d e él.
H fines clc los aiiiis ciiai-eiita, apartado eii el Brasil, retoina la escsitura
,le sus A.le777ol-ifir, diez nfiiis despiiés de Iiabei-las coinciizado. E s entonces
L ii.iiidi~i i i i n leciiir,i iiro~ivala ni-ticiilacióii eiitre la ex],ei-iencii y cl i-ecuer-
mli>,y siiwc d e iiiip~iIs(ia la esci-imra: "1,n lcctiii-x del {i-agiiieiito d e uiia Me-
iimi-ia si>l>icIn hninIl:i de 'Tiiciiiiiáii -coiiiienzn <licieiido-, i:sci-iia por el
ii.iii,isn y tlii;iin gciiei-;il l3eigsaiiii, iiic Iia Iicclio i-ecoi-das ailuelios licclios
iI<:qiie iiii icstigo y ni:ior, niiiiqiic a iina cclacl iiiiiy icinprniia y uiia gadiia-
t ; < i i i iiiiiy si~hnlici-~i.~".~ LOS re~iiei-dosparecen provcnii. d e la leci:iii-a aii-
icb q u e de las \,ivciicins, o se (leslii-eiiileii de Ins \,i\,eiicias sólo porqiie urin
I:ciiir.i C C ~ I I S ~ ~1Irs11ci-tars
~IL. Ivloti\~iido1101-21 tcxro LIL. I3elgrnn0, vucl\,e
.. e i i i ~ > i ~ c nla~ lcsii-iiiii-a
u- d e sus pi-iipias M ~ J I I O I - Ay slo, hace para :ivaIai- o
1 . U . I u>n11'lctnt- Ids qiie el 11ró~ei-Iia dejado (y c\~eiiiiinliiieiitc,eri algiiiia
c ,iici-\r.iciiiii pi-ecisi, p a r n disi-r~:~xir con ella.;).
Es sigiiiiic,iiivn lo qiic sciiala al i-elnini. el epílogo d e la bar:illa d e T i -
, iiili:íii:
' Aliirr iiahln ianibiéii d e "esie rccuerilo dcsiiiiado a iiii Iiijo". 1s; iiiil,<,rran~ecoii-
sidci-ar q u e 1':iz iciiín la afición dc escribir diarios pcrsoiiales, coi, uii srii~iiioI i l c ~ i x i i i c i i -
ic l>rivado,y que rricridií>crin niici6ii a su esposa y 2 sii liijo iiiayor. J i i i r i A . S e r i i i se^
6al.z c s w orpccto c i i "Paz eicriii,r", LloierÍ>i de /n Acnrie>niri /Irge>iiinnde Lctrai, 111, 9,
eiiri-o-<iini;..o<le 1935.
d e q u e l a r c c e p c i ó i i cxccda e l á i i i l > i t o f a i i i i l i a r y aicailcc 3 u t r o s I c c t o r c s
c v c i i t u a l c s ( " s i a l g i i i i o leyese esto, q u i e r o q u e r l i s i i n u l e esta i i i i i i i i c i o s a
iiari.aci611, p o r q u c , c o i i i o o t r a v e z iiije, es u i i a i i i c r n o r i a p r i v a d a q u e clui-
zá i i o saldi-á d e l c í r c i i l o dc iiii f a i i i i l i a . Adeiriás d e q i i e si a l g u n o q ~ i i s i c -
r;i <iarlc otro J e s t i i i o , p o d r á scgi-egarlc Iti i i i ú ~ i l " ) ~ .
Ni s i q i i i c r a l a c o i i t i i i u i d a d d e la cscritiit-a aparece i i i i c i a l i i ~ c n t cc o -
i i i o cusa cici-ta, por l o q u e p a % t a n s 6 l o corijeiiii-a: "Si algiiiia vez c o i i t i -
i i u a i c esta o c i i p a c i 6 n d e e s c r i b i r ...". C l a r o q u e l a esci-iiur,~,eti su p r o -
pici d c s n r i - o l l o , se nt'iriiia y se expaiidc, t a l c o i i i o c o n cse h i p c i t é t i c o
" a l g i i i i o " se i i i s i i i ~ i a l i al a ~ i o s i b i l i d a dd e u n a e x p a i i s i 6 i i c i i c i i a i i l o a l o s
I c c t o r i : ~I p o ~ e i i c i a l c sd e las Mcmorins, iiiás a l l i d e l Icg;idi> l i l i a l d e «ri-
scii. C i i a r i d o , liacia e l f i r i a l d e iodo c l r e x t o , y p a r a aclarar i l u c csci-ibe
siti cori-cgii; I'az a d i i i i t c q i i e "sería iiitiy trabajciso releer- Iti q i i c ya I i c es-
c r i t o " , c s t i r e c « i i r i c i e i i d o d e a l g i i i i a i n a n e r a esa i n f l a c i 6 i i cscr-it~iraria,
cs.1 f u g a Iiacia adelaiitc q u c d r s a l i c n t a -1101- iiii p r i i i c i ~ i od c c c o i i o i i i i n
i l c csluerzo- l a v i i c l t a ati-:ís d c i i i i a rclccriii-a y u i i a c o r r c c c i ó i i .
1.2s hfiinorirzr d c l x e i i c r a l P a z se afii-iii;iii así, . i i i t c i o d o . e i i l a Ice.
riii-a c o i n o gcnesis y c i i la csci-itiira c o i i i o c o i i t i i i i i i d a d : u i i a v e z q i i e la
I c c i i i r a dcseiicadeiia la cscritiii-a, y u i i n vez q u e l a escritui-a se consolida y
se estiende. los clisposirivos J c l i-ccuerdu c < > i i i i c t ~ z ; ian i-ecuiicrai. la espe-
i.iciicia <Ic las iiiici-vciicii>licsc i i I i i s acoiitcciiiiiciitus clc la l i i s i u r i a pni-a su
plasiiiacióii iiari-ativa. 1 I; r n o i l c s i o p r o p 6 s i t o i i i i c i a l J e coiiiplrtai- el t e s t o
~ l I5i.lci-aiio
c se ~ i i i p l í nc i i ~ i i i . 1v o l u i i i a < l 11c rcfcrii- las lirupias oi\,ciicias. y
cs;i v o l ~ i i i i a ív.1
l ,iclquiriciido grncliialiiiciitc el cstatiiLii clc iiiias illc~iio>.i<is
Icgadas :i la p o s ~ c r i d a d(y iiu y a u11seiicillo d i > c i i i i i c i i t i >pri-si,iial l i i i i i i n d o
:iI c i i i < ~ i - i ifatiiiliai-)
o s sti escritura plieclc ciicai-:ir c l rclnto de 1.1
E i i t ~ > i i c csí,
I,n'~icipaci6ti c i i las gtiet-ras <le la iiidcpeiirlciicia, y t a i i i h i t r i - i i i i s :iclclaii-
tc - In dclciisa <ic sii aciiinciiiii d u r a i i i c l a giici-i-a civil.
l ' o r cici-to, i i o ticiic p r c t c i i s i ~ i i i c si l c literati). M á s I i i c i i al c ~ ~ i i t r a r i ici i, i
iiii iiioiiiciitc, d a d o ~ x i i i c cspccial c u i ~ l a c l oc i i acl:iiar que cscrilic c o i i cl úili-
(-<> iiii d e dar a c<>ni>ccr c i i icicla sil verdncl los nroiitcciiiiiciitus cliic Iia p r c -
\eiicia<lo. y q i i c p o r l o taiirti iio c ~ c r i l c~oct i i o 10 I i n r í a u t i pocta. No pui. cso,
siii ciiihargo, se l e pasa p o r alto q u e la rclaciiiii vct-ídica y siii coiiccsioiics nl
I>:uiegiric« l e ~ i l n i i t c ap o r igual iiii desafío de escritura. I'az a<lvici-te csc d c -
~ ~i i i c li i s ~cuaiidi-i
íi ~ sc Lia propuesto l a rcstriccióii d e l t c s t i m o i i i u vcrídico,
y 1pot-10 tanto, las dcsti-czas del escritor se I c vuelvcii iicccsnrias:
cuii el desgñno para relcci y cixrcgir. y para Iilircar dnrii>iirii~or. Esa disl~osici6n,y es2
in1i.i d e disposicióci, don ,.I tono de las hle,,,orinr. 11,>rcicrro, su hiju sr ocupii <leedi-
i d a s > i r i a ñ o rl<:rl>ii<.a rlc su i i i u e r ~ e .
iiificaci6n política e ideológica d e iiiia eiioriiic iiiiportaiici~,c»iiio D«-
iiiingo F. Sariiiieiito iio deja d e eiilaiizarlo eii Facundo. I<ri iiiayo dv
1831 es ioiiiado prisioiiero. Pasa cii cautiverio casi oclio aiios, pi-iiiiei-i,
en Santa Fe, luego cii Liijáii, y p o r fin eii Buciios Aires (aquí bajo tina
particular condicióii d e libertad vigilada). Se fiiga a Uruguay en 1S40.
Se reiiicorpora a la luclia coiitra Rosas poiiiéridose al servicio d e C o -
rrientes. Vuelve a A4oiirevidco eti 1843 y orgaiiiza la defeiisa clc la ciii-
rlad qiie ser5 ~ i t i a d aLuego,
.~ d e regreso eri Corrientes, dirige la guerra
coiitra Urquiza. 131 pacto ciitre el caiidillo eiitrei-riano y el gobci-iiador
coi-i-entiiio lince que se retire a I'aragiiay. Eii 1848 se traslada a liio de
Jaiiriro. Viielvc a Bueiios Aires cn 1852. Eii 1853 tlii-igc la deieiisn d e la
ciiidatl en coiiti-a de Urqiiiza. Muci-e eri 1854, dcspu£ d e Iiaber actua-
d o coiiio coiiveiiciorial.
L o qiie esta rcsuinida "foj:i d e servicios" expresa es la dccisiv,~sig-
iiificacióii sinihólica d e uiia figura coiiio la del gciieral Paz, que asiinic
y atraviesa todas las niodalidades cie la guei-ra: la guerra d e iiidepeiideii-
cia (coii 13elgraiio y, ~rustradaiiiciitc,coi1 Saii Martin), la guerra coiitra
los caudillos (coiitr.~quien es visto coiiio el gcriiicii del caudillisirio: Ar-
ligas), la guerra nacional (coiitra Brasil), la guerra civil (otra vez contra
los caudillos), la guerra coiirra Rosas. Paz pelea en guerras regiilares, d e
ejército coiitra ejército, y iarnbiéii eii las guerras irregiilares coitira las
iiioiiroiicras; pelea a campo abierto y tainbién eii la deleiisa d e una ciu-
dad; lwlea eii coinbates froiitales y también en el sigilo coiispirarivo de
una Bueiios Aires soiiierida a1 control represivo d e Rosas. I l e esta 1113-
iiera, acuiii~ilasol>rc sí totlos los sabcres d e la guerra, eii uii periodo en
que estos sabcrcs coiiipi-eiidcn c implicati uii sabci- 01-gaiiizarivo clitc i i i ,
sólo es iiiililar, sitio adciriis político, eli cl sciiti<lo i i i s ;~riipliodel tér-
iniiio.
Sai-iiiieiito lo compretide l~iciial aiiriiiar, en sil relato del episodio
d e i 831, eii Córdoba, eii el que I'az fue boleado, qiic "la civilización fiie
bolra<la aquella vez"? Sariiiicnto lo coiisi<icra uii inilitar iiiatciiiático,
científico, calculador, uii iiiilitar a la europea, uii general ciudadaiio; to-
dos estos tributos cxplicaii que concliiya F ~ C I L Icoi> Z ~ titia
O iiivocación
a 61 conio salvador d e la república. Entre lo qiie ya lia licclio y lo qiie
Sxriiiieiiio espera que llaga (derrotar a Kosas), se plaiitea u n niudo <Ic
'O 1-11 10 ~ l i i j ~ c nat r1;) c x i i i r d a , lar ol>sen,nciunes de I'ar. sc iiiscril,rii cii el mismo
~.i;;irri-oqric otro i e x i o -" LiI riiniadcio", de I:sreliaii l~clie\~errí.r-, q u e ya Iiibia sido
~ s c r i ~pero u Ipitl~lir.a<li>: "1.3 oi-iieaiia -dice l'az-, es decir, la nintaiiza d e rcscs px-
i.t CI al>asrodel ejérciro oirccia rada ilii el eipecrñculo niár repiignatiie, por el desorden,
1 . ~ 7 ' . CI ~ I c s ~ ~ ~ yr ~ porl i 1%~ itiiolcialile
io alg;izara qoc rrinah-i duranic t o d a la alirraci<ii>".
'' I)icc I.iii, All>cti<iIlonicro ("l'i-úlngo" z In sclcrcióii de lar h(ernor;nr d c José
<.l:ii-i? 1'27, Cei~rrciI:il>roi de Aniéricn I.iiiiia, Ruciios Aires, iY7Y): " O r d c i i a r sii ejér-
L i o l i ~ ,u c lireucupz<iióii prtiiicrn, acaso porque o c y ú q u e c r ñ CI cainiiio qiic Ic rsiolia
<!,>dopara o~dr:ii>r1 Id SOC~CLI;I<Iioda". I j c cunliliiicr inaii<!t.a, csia col-iespotideiicin iio
imc?csarinriiciiie iiiiplica una y>luiiiadd c riiilitarizaci<iii[oral. Eii n i 5 r dc ~ i i pasaje, i Prz
><- i > c u p a d ci-ciiilnr la nciisaciiiii que sc lc dirige d c querer ciiilitaiirar ioi1.i la rnciedld,
> ~ p r aIiacerlo ilistiiigiic C S I C I miliiar ~ y esfcra I>oliricn(aiiiique n o p o r eso desconoce
\ i i iriuril:) depeiirleiicia, ni deja dc cspi-esñr rus I>reuencioiies icspccro <le la uriliz,ción
~ ~ ~ l i i<Ic a I U C ~ Ziiiiliiñrer).
i clas ~S Lii eiccto, ~Iorclcci;ti~iiciira y ixie%iilarizaci6>iqucPaz
iicilmnc a sus tropas 110 se cxiiende en uiia aplicacióti social ilirecrn; iniñs bien h a y uiia
I . I:~r¡ór> dc analonin ciiii-c las iieccsida<lcr ile uiia y oira esfera.
clo uiia carrera militar, Iiasta tal l)uiito que, coiiio bicii seiiala Isabcl Sti-at-
tn, iiiia dc las 11nlabi-as claves cle las /I.lr>,zo~-~aspóstutniis es jtisiaiiicnre la
palabra "cnrrera".12 Esta cnrrern fuiicioiia coiiio aciiiiiiilacióii d e iiitriros
y d e sabei-es, y las Mrrnovias pueilcii poi- lo taiito ser leidas coiuo "fojn d e
scrv;cios" y nl iiiisnio tiempo coiiio iiiia e i i c i c l ~ ~ ~ eintegral
dia d e In orgn-
iiizacióii jerirquica y el ordcii discipliiiario. Ue este iiiixio, cl gciieral Paz
llega a coiivertirse eii i i i i iiiiliiar iorinacio qiic es capaz, a su vez, de I«rii~.ir
nuevos soldados. Y aqiii actúa coiiio el general Saii Mnrtíli."
La figura d c P a z se iiiscribc ciitoiices e n uii lugar iiiceriiieclio, y ciei.-
taiiieiiLc coiisidei-able, enti-e los d o s graiidcs próceres argciitiiios (el tcr-
ccro, q u e será Sariiiiciito, ya lo ha recoiiociclo c o m o u11 par e n la ciii-
presa civilizadora). A l igual q u e Belgraiio, eiirra cn el ejérciio poi- la
necesidad del país y p o r s u disposicióii a scrvii- eii lo q u e sea I>reciso.
Al igiial q u e Saii Martíri, sisteiiiatiza u n saber s o b r e la guerra, foi-inn
solda<losy c o i i t r i b ~ i y ea la niodernizacióii del einplco estatal d e la vio-
Iciicia. Al igiial q u e Snii Martiii, repudia la guerra civil y l n luclia enti-e
faccioiies; pero, al igual q u e Bclgi-aiio, se ve eiivuelto eii ellas, iniiy n su
pesar.'"
I l e s d e esa posicióti particular escribe sus Men~oi.ias.Si su ii~oti\,a-
ción iiiicial, c o m o ya s e dijo, fue coiiipletar lo esci-ito p o r Belgraiio acer-
ca d e la bntalla deliicuriiáii, cii efecto l o consigue, p e r o y e n d o iiiuclio
iriás allá d e In batalla d e Tucuinán: cscribieiido s u gran relato d c todas
las guerras, Paz compleca a Relgrano eii u n sentido aiin inás amplio (co-
iiio si fuese posible plaiitear u n caso coiitrafáctico y preguntarse q u é
" Vci- Isabcl S~rntin,"111 g6iicro xutobiogrifico eii el sigln XIX",cii Susana Zalici-
ti ('lir.), 1-lirroriiz de la Iiierii~iirzrarge>riina 1, Uerde iil Colonia h<iir<ie / >orinniiriinio,
Hucnos Aircs, Ceiitr<iEditor de América 1-atina, 1980-1986.
" Uarroloiiil' Miiie, qiic iiisraló [=tiroa Bclgi-siiocoiiio n Snii ~ l ñ i i í i en
i el puiiro
iniis ;ilrci del pacireiili de los prócel-cr nncioiiales curi los libros quc respecrivaiiiciite Ics
dedicara cn 1859 y 1887, eqiiip3rn a l'az c a n Saii Mxrtin pi-ecisnineiireen térmiiior d e
Iñ capacidad niiliiar: "En cl cspñcio de un siglo, la l<epúblici Argcniina Iiñ ienido dos
grniides griicrales ikticar q u e eii vida se Ilai~iaronSaii Mñrtin y I'nz [...l.E1 geiier.il Paz
TE u n o de esus sciiios inrcciirlrcitales c t i cl ordcii iiiilitxr y iuorñl. D~rpuésdeSaiiM x i
riii, q u e cs iiuesiro riiiiiicii guerrero, él cs nucstro priiiier iiiacsiro" (13nriolonié Mirrc,
"liii cl ceriiciinrio <lcl Gcncral Paz" ( 1 X O I ) , A>-rng,~i, Diienmr Aircs, Bil>li<iicca 1.a N n ~
ción, 1902).
l 4Dicc eii el Tonio 1 d e 13s Me~noriiir, i pioliú!iio d e su cnii~roveriida
; pal-riciiiñcióri
en la sul>lrvarión de Arequiro: "l'aia rjuc el rciior hivarez iiu r r ercaridalicr si llegasen
leer estor ~cri~luiics, scpa q u e el <ilijerodc algiitios dc los que coiicurricron i l ~nioi,iliiirci
to de Arrquito, iue sustiaer el rjércii<idel corii.igio de la guen-x civil, eii q u e iiiipntder~-
rirncnre quería er~i~ieiiarlo cl Cabiciiio, para Ilrvarlri al Penj a coiiil>atira los riieliiinor
de la indepciideiicia, que e n su pi-imcra y priiicipal ~iiisión.Se qiiisa linccr lo qiic I,izo rl
iIiisirc geiirral Saii Mai-riri, y ojalá Iiul>ieraIirclio iambiéii el gciicr~lBclp,i~iio".
lhtibiese yasadii coi1 13clgi-aiiii rle iio haber niiici-to eii 1820). I<sci-ibieii-
d o , poi- o ~ a p a r i e s, u Ieccii>ii tiiilitar coiiio legado a los jóveties, p u e d e
decirse q u c las il4et1io~iiisd e I'az ocupan el lugar q u c deja vacaiite Sari
Martíii, e1 Iieclio d e q u e Saii Martíii tio ha escrito ineiiiorias. Sar-
iiiieiito, p o r lo proiito, ~ > r c s ~ i p o rqiuc e "Saii Martín lia dcbiclo clejar me-
iiiorins escritas". Esiapi-ciiiisa, rluc rcsiilta equivocada, se basa cii la con-
viccióii, iiiiiy sal-iiiiciitiiia, d e q u e la "capacidad d e escribir" ha d e s e r
cuiisidci-ada c o n i o "uiin d o t e iniIitar".~Sal requisito, q u e San Martíti iio
cuiiiple. sc verifica eri el P a z , p o r lo cual Sal-iiiicii~ociicuetiira
cii s u s ~Clo>io~-iospusiu~nils i i i i ejciiil>lu digiio del inayiii. clogio.15
I'ucdc íiccirsc eiitorices que, coi1 su yarticipacióii eii las giici-rxs ci-
viles, eii la guei-ra coiiti-a Di-asil y eri las guerras coiitra Rr>sas, tanto co-
iiio c o n la escritura <le sus /l4enzo1-ias, el geiici-al I'az con~pletnal geiie-
i-nl 13elgrario y sufiic al gerieral Saii Mastín. Irilerviciic coiiflictivainciiic
cii la5 gucri-as civiles, pcsc a sci- liostil a la luclia facciosa, y iio nieiios
coiifliccivainciiic cii las giier-ras coiitra I<«sas: eii las pcrtui-bndoi-as gric-
las cluc se Ixoduccii d e cc~iitiiiuocii las ;iiiaiizas qiie sc es~ahlccciipara
ciifi-ciirai-lo, 11x1-cccp o r iiiiiiiiciitos s e r el úiiicii qiie ~ u i i s i ~ ucscai- c poi-
ciiciiiia cie las divisioiies internas o d e los localisiiios l~rovinci:ilcs.UCI-
i;rnno 1ia iiiucrto eli 1820 y Sari Martín se lia ido a E u r o p a en 1824 (siii
iiiaiiifesi;ir, dcsclc ciituiices, o t r o gcstu coiisidei-ablc qiie la liart<i p r o -
l>lcin5iii-a<lotincióii d e su sal,lc coi-i80a Juaii Maiiiiel <le I<c>sxs).J o s é
blai-ía P a z iiitervielic. p o r lo iaiiro, cori esa iI<ililcfiiiici6ii d e coiiiplciai-
y 8-clc\.,ir: d o b l e Luii~iGiiq u e <leiiiic taiiio sus accioiics c o i n c ~la cscriiu-
r.1 coi1 la q u e d a Cuciita (le ialcs accioiics.
lis siti cliirla p o r sil coiicepciGii iiclaiiiciiic cuiiibativa d c la csci-itii-
r.1 ~ L I CSariiiiciito 1101id.i cal)xi(lad d c e s c r i l ~ i rciitrc las ~1utc.siiiilita-
i-cs. Y s i snrisfacc c o i i i i ~t i ~ i i i cese i-cquisiio, liay q u e ,~c{vertii-q u e lo I1:i-
cc cii los tfi-iiiinos particiilarcs eii q u e c o i i 3 h i e (y cii q u c cscribc). Ni>
cs 130'. los ilcsl>oi-<lesiiiteiiipesiivos iic uiin csaltacii,ii I~elicosaclric esa
cuii-clncióii sir\rc }>aradeliiiir s u s A.leniuvins, p < ~ r q t i iio c si>l« iio cscri-
hc J c esa iiiaiiera, siiio <]uctaiiipoco coiiiiiate d e esa iriaiici-a. A Sal--
iiiiciito piitlo cabcrlc la coiiocida iiiveciiva d c Albcrdi, q u c lo a c ~ i s óclc
ser "uii iiioiiroiiero d e 1.1 prciisa". I'ero el criterio del geiicrnl I'az d e
O L I C e1 0~c1ctiy la I>laiii~icacióii sirve11para desactivar las fot-irias iri-e-
gt~lnrcsclc la iiioiiruiiera, qtie d c l ~ cal>licarse al n i o d o eii qiie ~ t - g a ~ i i z i >
c.c>iiiigiii-(,sa discipliiin a siis tropas y s i s t c i i i ~ t i z óel oi-dcii (le sus ino-
viiiiienros i:ii Ins I~ai.;ill:is,le cabe p i ~ iigu.11 - a la escritura d c las il4~1iio
~i,is.Así, "1;i I ~ c ~ c u p x c i Gp no r la discil.iliiia, la. orgaiiizacióii y el res-
'* lsahcl Siraiia, "El gCiicli, ; i i ~ i o l i i < i ~ r i f i rii c o c l ~ 1 ~ ; 1 i >sis". iili " 1 .
Ii J U S I ~ I I C IaIr i la5 Iphsil>lcs iillc~iciocicr <lucI,uc<lcii ñl,arccrr ru 711 I C X I ~ ,y" que , i i l t
rn.is cscr>I>cc o j t p,rarxIcs i t ~ ~ c ~ r ~ ~ ~y x>ic> i ~c,s ri a~ dc i s l , t ~ c s ~ <a ~trclccr 1,) c><rit<).
IX U i c c I'az: " l r ú iiiiiy I c j u s ci, cria ~ c f l c x i í i i si i i i i c < I c j > r c I l c v a i ~ i tci i a t i i i > r i i K i <i i 1 1
n i i iirixsli>aciiiii v i ~ i iiici?ioci;i;
i AC,I?O laiiip<ir:<i Iri><lrinc i > i i c r i a i 13 ~ ; i i i i i aqiic l l < l i ] t ~ l v
Llaria".
i<>~ > c r ~ l c <.
~ i ~ , i;ii,i ~ t ~ ~ l , i ~ ~ g (nor i i i cpuede
ri clecii-se qiic I'az tciiga el propósito priori-
t.,ric>de coni;ir nqiiísu vida) c ~ i i i ide i ~ las iiiflcsioiies qiie asuiiie el gcncro
i,ii este I i w l o d ~(ese ) af.íii de ilcfcridcr el Ihueii iionibre y jiistificarsc púl)li-
i:.iiiiciite con que Aclolfo Prieto lo iia definido). 511temo iio sigue las for-
iiias del 1-elaro r l e l y ~iiiás qiie cuando 10 imponen las coiidiciones pnliti-
i is y iiiiliiarcs; cs ilccii; cuando la prisión le iiiipoiie u;>\-eplicgue sobre si
iiiisiiio. Y tio t ~ ~ i i las i n foriiias d e la autodcfciisa iiiis que al referir los su-
i.,,sos irás c~~iit.ro\~ei-iidos de la gueri-a civil, coiiio si a la nari-ación iiiisiiia
rii ese lraiiio la ganara el cstado de luclias y divisiones iiit.eriias q u e t a n -
1-ibii cii los episoclios qitc se iiarciii pasan a cstar cii priiiier plano.
l l c lieclio, la participaci61i eii la sublevacióii de Areqiiiro (de enero
ti,: 1820) es el priiiicr episodio qiie lo obliga a apelar a esre ripo de ar-
i , u ~ i i c ~ i t ~ c iY ó icii
i . ese sentido expresa: " N o irle eiiipeiiaré eii justificar
i I iiioviiiiieiito [le Areqiiitn, pues si él fue iin error, iio puede descono-
tI.iii 1.1s LOS:IS ~LII-anrc la giicrra civil). Sahieiido qiie los rcsrimoiiios meiiio-
ií~ric<is pro~iorcioiiai.iiilos inaterialcs iiidispciisables a los liistorindorcs,"
" Por-rro dice P;iz: " O c u r r c ailuii>cir riiigiilai~<riiir.idicciciii con lo que Iiaii diclio
Q <rju\vuclt\or que rl st.iioi L, ivlnill-iil, qiiv linri<lri i:n crififlicioal futu-
i r < > \t i < > tiic<i<>s
Paz se sieiire iiiipelido, iio ya a justificarse por sus accioiies, siiio a rcs-
porider a IR vcrsióii dc los Iiechos que eiitrcgaii las ~bfernorinsdel gciiei-al
1.ainadrid." I'oiic cii <Iiirla eiitonces la capacidad de La~iindridpai-a re-
cordar ("Lo inás ciei-to es que, evocaiido sus i-eciierdos el general La Mn-
drid, al tieiiipo de escribir sus Meiiiorias, se le Iiaii prescritado ideas coii-
fusas y sobre ellas Iia coiiipuesto su indigesta relación"), o coinprcndcr
("Él coiiluiidc las quejas de las proviiicias de otro tiempo, con lo que peii-
saba eiitorices, y que scgui-aiiieiite iio conipreiidía, o lia olvidndo"), o di-
rectaiiiriite lo declara falso ("No nccesito eslorzariiie para probar que
terigo por apócrifa toda la relacióii").
I'or ciei-to, el toiio piiedc exasperarse liasta los riiveles qtre so11 pro-
pios d e la polé~iiica,y entonces Paz pasa a uiin desafiante segunda per-
sona ("Yo podría aliora iiiisiiio preguntar al geiierai La Madi-id: ;cree o
iio que Iuibo coacción e11 la eleccióii que se liizo en su persoiia para go-
bernador de La Riojn? l...]. Si Iiubo coaccióii, la culpa es suya"); pero
el iiso de esa seguiida persoiia rio se propone refutar o pei-siiadir a Ln-
riiadrid, sino poricrlo en evidencia ante la iiiirada d e uii tercero que es
el verdadero destiiiatario dc las Memorias pósrumns ( " N o digo, pues,
esto para conveiicerlo a él, siiio para qiie lo cntieiida el que leyere estos
apuiires y particularineiite iiucstros niilitares jóvenes").
Es evidente que la exycrieiicia personal y directa que el general Paz lia
tenido de los aconteciinientos es lo quc le perinile replicar a las caluiniiias
y, sobre todo, desiiieiitir al geiiei.al Laiiiadrid. I'er-o eii la medida eii que el
lugar del que las Mcn1oriaspóslumns derivan su escrit~iracs tanto la evo-
cación de las expericiicias vividas coino la lectura de los textos ajenos, es
sigiiificativo que Paz a rnenudo refute a Lainndrid no ya desde la cxpe-
rieiicia, siiio desde una lectura inuy aguda que detecta In debilidad de lo
esci-ito por el otro: uiia debilidad que iio radica eii su inadecuacióii con lo
que de verdad lia pasado, sino en las fallas iiiteriias dc su sistema narrati-
vo y probatorio, considerado coino [al. D e hecho, I'az advierte: "Cai-ez-
co absolutaincnte, lo repito, de toda otra iioticia o documento para liacer
estas observacioiies que las que me suministran las inisrnas ineiiiorias del
general La Madrid [...l. Por tanto, debeii coiisiderarse estos rengloiies, al
menos eii la parte que vamos, inenos coirio una refutación que coiiio uii
juicio crílico del esci-ito del General".
" Ta~lil~iéii
habla d e <IcsquiieJ i i a i i U . 'rcr.iii cii "Pa;. crciiioi-", "p. nr.
Pa7. "ni, sabe qiiejarsc", (Iicc l i u i i i c r u , 21 ticii1j)o ILIC r ~ d v i e r <liic ~ e iii*
i c f a l i a i i r a z o i i c s para q ~ c j a r s c L. a~s~Afe~~io!-l<is soii, ciitoiices, el tcx
iu q u c escribe subi-e sí a l g ~ i i c i ai q u i c i i I c cuesta i r a l i ; i j u Iinbl;ir d e 3i, >
s o n taiiibiéri u i i a queja aiii:irga le a l g u i c i i q u c ii«sahc <~iicj;ii-sc. <:(i
iiiu desquite, cs iiii t c x t u q u e i i i t c r l ~ c l a(iiitci-pela a L a i i i : i ~ l r i < l ,Iiar;i 1.8
pol6iiiica; 0 a l o s n i i l i t a r c s jó\,ciics, p a r a darles u i i a Iccciúii; L) a s i l l i i
jo -y por e x t e i i s i 6 i i a IRi i o s t c r i d a d i o d a - p a r a Icjinrlcs l o s ~rcciici-
dos). C o i i i o clcsaliogo, alg« i i c i i c clc si>liloquio, alg(> i i c i i e rlc iiiiliiii
l o g o , y c i i este aspccto parece pesar s o l i r c C l s u r c l a i i v a 1iiai-~iii,1cióii
eti e l e x i l i o l ~ r a s i l c f i o .
Escril>c, efectivaiiiciiie, u i i r c l a t o d e l y o , p c i o i i o p o r c l c a i i i i i i i )
iiiás o b v i o . C o i i i o I i c i i i o s cliclio, apcriñs si Iiabla i l c su i ~ i c l aIrci-<~ii.il:
iiacla salikiiios dc CI atiics <(e su ~ i i i c o r p o r : r c i i j i ial c j c r c i i u d e Dclgi-;~ri<,
y, c i i adclaiitc, p o c o « nada sabeinos tle él fiici-a cl~.!o a t i n r i i t c a sil a r
c i i i i i n i i l i t a r y p o l í t i c a . Eii el i-elaco J c los s u c c s w I i i s i í ~ i i c o s ,piieclc
asuiiiii- las d o s perspectivíis c o i i q u e se sosticiic e l d i s c u r s o d c I;is i i i c -
iiiorias, y a q u e cs casi sieiiipi-e u n a c t o r p i i i i c i p a l c i i liis n c o i i i e ~ . i i i i i r i i
t o s Iiistiiricos, y a veces es t n i i i b i é i i uii testigo 111-ivilcsiadu (o 1111Icc-
lur privilegiad»).
N o es, siii eiiibargo, el i-clati, clc !a p r o p i : i vida, iii la c r i i t r a l i d a d clcl
p r o ~ : i g o i i i s i i i oIiistói-ico, iii In c o t i J i c i i j i i JCt c s t i g i ~<ic s ~rieiiij>ii,
i lo <~iic
siistieiic las il.lonoriilrpóstirinnr c o i i i ~uii i relato d e l yo, c o i i i o cuiisii-uc
c i ó i i d e i i i i a s~il,jeiividad. l l s a s i i b j c r i v i d a ~sc l c o i i s ~ i i u y c ,e n todo casri,
antes q u c e i i tiii.1 ~ i o s i c i ó i i c s t i i i i o i i i a l , c i i i i i i a c s i i a r c g i . ~iiai-i-atioa: sc
c o i i s t i t u y e iii la iiari-;iii6ii d c iiii:~ carrcra iiiiliiar. Lii ?SIC sciitido, p i i c -
d e decirse q i i c cst.is ,i!onori<zs s o i i a l a Ijtei-atiiia argciiiiiia l o q u c las iiu-
velas d e a p r e i i d i i a j e y d e asceiiso social s o i i a la l i t c r ; i i i i r a c u i o p c . i c i i
esa iiiisiria C1iiica. 1s: e v i d c i i t c q u e esa clase (Ic iiovclas i i c i p u c d c ser c\
crit;i toclavía cti la Ai-gciitiii;i ();a sea 1 ~ o las r c o i i d i c i < ~ i i ccic
s la org:iiiii;i-
ci61i y la n i n v i l i ~ l a rsocial, l c ( ~ i i i »l i o i - las c«iidicioiics d c la cscritiir-n li-
terai-ia). P e r o l o q u c Paz escrilie es u i i a vai-iaiitc de csn foi-iiia iirivclístic.~:
csci-ibe la I i i s t o r i a l i c a l ~ i - c i i d i z a j cy asccii,w (le iiii j u v c i i tic pruviiicias,
y ése es, al fiii d e cueiitas, su g r a i i i c l a i o d e l y o . Só1i1 q u e l o liacc c i i iCi-
i r i i i i i ~ sespecificaiiieiitc iiiiliiaies, y b a j o la fui-iiia pi-ecloiiiiii,iiite d c la
i i i e i i i o r i a iiiili\ar: cs u i i aprciidi7.ajc d c las fot-riias d e la giicri-a y cs iiii
. l s c e ~ s oc i i las j6i-arquias Jcl cjérciiu. A q i i f la carrera iiiilil;ir 110 i c p r c -
seiiia, c o i i i o 1ior e j c t i i l ~ l ue i i /\'r~jo21 17c,,gro d c Scciitllial, iiii.i J c 1.1s iiiatlc-
iras clc c o i i s c g u i r t i r i ;iscciisii social. El asceiiso r r i la c.iriei;i i i i i l i t a r i i o
g o i e r n un asceiiso soci:il (que Pa7., p o r o i r n partc, iio Iii!\>icraiirccsi1,i-
do), s i t i o q i i c ociip:?su l u g a r O c u p a sii l u g a r socinliiicritc, y ucu13;i SLI
lugweii la tra<lici6iiliicrai-¡a. 1.a iiiovilidad social cs eii este caso iiii,vi-
li~lndvertical a través de los grndos iiiiliint-es.
C o n csta "iiovela" d e al>rendizaje,cuya acuinulacióti d c saberes
tiiris adelaiite sosteiidri la posicióii del juicio Iiisiiji-ico, coinienza sil 1-e-
laio del yo. Ese api-encli7aje se debe sobre iotlo a Saii Martín, p o r bre-
vc qiie Iiaya sido su paso al frciiic del Ejtrciro del R o r t e , y eii algiina
incilitla iainl>iéii a I3elgrnii0, por lo que, a la'vez qiie coniieiiza su for-
iiincióii (o su iiistriiccióii, eii sentido esii-icto), Paz se insci-ibe en la iiiis
Iprcscigiada tradición d e los graiidcs lioiiil>res.Apreiidc rápido y bien.
..laii bieii, que nlireiide iiiejor que iiiiigúii oiro. Y tan rápido, qiic la di-
iiáiiiica d c los ascensos iiiilirares no sigue el i-itnio d e esa conipereiicia
cada vez iriayor: pronto aparece sabiendo iiiás que sus superiores (puc-
clc ciitoiices cori-cgir "las descoiicertadas iriaiiiobi-as q u e liabía Iieclio
csa tarde el Coinaiidaiite", o aconsejar adeciiadainerite, sicndo
.ipeiias uii capitiii, al coi-oiiel Balcarcc, parti iiistarlo a iiiodificar uiia
i:lecisióii incorrecta).
Dc cualquier iiiaiiera, el aprcntlizaje y el ascciiso rcriiiiiinii super-
I)nni6iiilose, y cii csa siiperposición se va destacando cada vez iiiás
csc y o q u e l'az cnlocn cii priiiier plano, aiitcs p o r iiiérito del solda-
<loqiic ~ O I prcr~.ogativa
- del iiiirrador. Los siipcriorcs lo rccoiioceii:
I3elgrano Ic expi.esa sil l>leii:i aprobación y rniiibién su confianza (una
ii,iiTiaiiza que I'az, dada su juvcnt~idy sii clasc, juzga extraor<lina-
i-in)?'; Balc:it-cc lo clcsigiia eii su tcstaiiiento c o m o único albacea; Saii
Martíii, si bien p u d o teriei- respecto d e CI algiiiia preveiición a partir
le la siiblcvacióii d e Arcqiiiro, termina p o r Iiacerlc justicia: "el doc-
ror Gil escrihia d e I l u r o l ~ aqiic y o era el único jefe d e quicn Iiahlaha
I>ieii Saii Marrin". El relaro del y o destaca a sil héroe hasta volverlo
úiiico: el úiiico q u e nieiece coiifiaiizas, el único albacea, el único je-
le elogiado.
Asi definido, coriiieiiza a i-ealizar acciones siiigulares.
- Siii abaii-
<loiinr la certeza d e la necesidad de nianreiier uii principio d e reu-
iiióii y d e n o dispersai-se, y si11iraicioiiar eso q u c se denoiniiia, sig-
.
iiificativaiiientc, espiritn de C M E T.I I O., empieza a brillar e n la audacia
d e las iniciativas personalcs. Poniendo cii riesgo sil vida, p o r ejein-
plo, se separa cn i i i i solitario avance d e reconociiiiiento; i i bieii, a
i:aiisa d e su ieincridad, queda scpai-ado d e la tropa y corre grandes
" "Juventuil" y "cl.isr"roii, clcctivñiiieiitc, los ejes sobre los q u e re desarrollnri los
iii6l-itos <Ic csra "iiovcla" dc ñprcii~lizajc:"Sicriiliic iiici-cri al geiiciai Uelgiaiio cierta dis-
l p ~ ~ i ~ i iIñ\.orable
jr, q u c lo iiirlucij aalguiias ~o~li~iiz.is,
qilc, zieiidida ,ni juvciirud y mi
<:lasc. iio dejaban ili. ssi-criraordiliaiins". La h i ~ r o i l a
del joven qilc ascinidc <leclasc se
,ilei,ca aqui eii iiiix xcicepci<in diiereritc dc la lialñbra “clase".
(82
peligros. I.ns circuiistaiicias ( y los erroi-es que coiiiclcn los quc iiiaii-
dan y que él, aun coiiio siibordiiiado, no deja de percibir) lo ohli-
gnii a desligarse y n destacar su y o persoiial del iiosotros dc su coiii-
paiiía, tal como acoiitece en Ayoliuiiia:
Mi <lisgtisto era suiiio eri esos inoineiiros, taiito por el éxito que
~xeveíade la batalla, cuanto por el descrédito que iba a caer so-
bre i i i i regiiiiieiito, cuya gloria apreciaba coirio la mía propia.
N o pudiéiidolo reiiicdiai; roiné urin resolución individual, que
lile la dc separarme y dii-igii-niea nuestra izqtiierda, coi1 el f i i de
preseiitariiie al coronel Zelaya, jefe de la caballería de aquel cos-
tado, pedii-le uii puesto ciialquiera eii su regiiniento y salvarme
de ese iiiodo de la deshoiira que peiisal~aiba a cril)rir a iiiis coiii-
.
P?"ileros.
El al~reiidizajey los ascensos sostieneti estos rclatos dc 1%iiitrcpi-
dez de Paz, y así las A4e1norias rcsuclveii su foriiiulacióii -ciei-taiiieii-
te par~icular- d c los relatos del yo.
Mieiitt-as Sariiiieiito publica sus Recuerdos de provincia, I'az estí
escribiendo esta otra gran Iábula del autodidacta. Eii cierto seiitido,
su figura irivierte In de Sarmiento: sus estudios de joveii de buena po-
sición eri el colegio de Monserrat, al que Sariiiieiito quiso y no pudo
acceder, lo eximen de ese seiitiinieiito ainbivalente respecto de una
forniacióii libresca iristitucioiinliiieiite organizada y lo alejan de la
liistoria del joveii pohre que se las arregla alircndieiido solo.2' Pero
su figui-a se coi-i-espoiide cori la de Sarmiento si se pieiisa eii Ins estra-
tegias de coiifiguracióii de un yo desplazadas del áiiibito social gene-
ral al específico ámbito iniiitar, ya que eri deiiiiitiva sus h / ~ n l o ? - i a s
póstun~asefectúa11 ese iiiisiiio desplazainicnto. En ese ámbito, Paz ca-
rece de toda iiistrucción foriiial, de una forinacióii sisteiiiática y re-
gulada pese a lo cual consigue darse a sí niismo una cotiipeteiicia tal
que luego le permite accedei- a los lugares de iiiando iiiás iniportan-
tcs. Coii la correspoiidieiite traslación a la lógica del soldado, ta'ii-
bién cuenta la Iiistoria de los inéritos del autodidacta. Siii ser uii iiii-
litai- "de carrera", al modo de San Martíti, coiisigue deliiiii-se eii
'' Aun'asi, n o ¡hay qiic olvidar la rigliific.ición que ticne ranihiCn para I'nz I;i de-
finición d e uiia posicióii dc lector. I'or cso bien pucrlc acercarse, al describir su si-
iuaciijii de ~ r i s i o n c r ocii Saiirñ Fe, a las consideimciocici qiic liace Sai-iiiieiiro cii lo
que al acccri>n los libros se reficre: " L ñ lectura -escribe Paz- era mi sola <lisriac-
ción, pero e n ?ificilisinia eii uti [país doiide se carece d e libros; es portentosa la fa1-
i irraol > dcsrcria-
12 que IIBY <lecllor [...];todo lo que es racioi-iiiio y e t i ~ ~ e r e ~ i i i ~ i i c s ~
d o de aquclla ciudad".
l é r i r i i ~ i o sd c u n a carrera iiiilitar. Y cii csc rrlalu d e sil foriiiacióii b6-
lita p J c s u s pi-ogresos eii el escalali>ii, ciicuciiti-a eii uii ~ i r i i i c i ~ una
io
iiiaiiera adcciiacla para liablai- d c si iiiisiiio.
Las Monui-icrs d e l'az vaii así difei-eiiciaiido a ese 110 del cciiijiiiito <ic
oiicialcs indolcntcs y crráticos, t a n t o c o i n o del coitjuiito d e soldarlos
iiiipruvisados y cii su niayoria iiicptos. Pero incluso c u a n d o coiiiieiiza
2 <lesligarseeii yosicioiies d e avarizada, o a destacarse p o r itiia coinpreii-
sióii cspcci;iliiicnte lúcida d e las distintas circuiistaiicias q u e se prcseii-
I:III: Iiay d o s aspectos qtie iiurica s e dejan a I I I I laclo: cn priiiicr lugar, el
rcspcto p o r las jci-ai-quías iiiilirat-es; dcspiiés, cl sciitiiiiiciito d c pci-tc-
iieiicia a u n cuerpo. P o r cso, su inci-ccida singularidad, iiiás q u e c s p u l -
sarlo hacia afuera del 111-dciidel ejército, l o va iiiipulsaiido Iiacia arriba,
p e r o dciitro d e esc iiiisnio orden, y lo llcva hnsta cl grado m.ixinio (des-
1xiCs d e la guci-r.1 (le Brasil, I'az llega a i:eilcral).'"
Siii duda, p eii tériiiiiios de situacioiics clc coiiil>atc, cl aislaiiiiciito
C X C C S ~ V C Ii-esulta extrciiiadaiiiciitc peligroso: qiiieii sc separa dcl o r d e n
ilcl coiijuiito p o n c en peligro s u vida (y auii el éxito d e toda uiia opcra-
cióii). I>e Iiccho, eii i i i i a d e esas cjrcunstancias l'az s e r i t o m a d o prisio-
iicr-o: "Escaba casi solo, cs decir, si11 mis aytidaiitcs, a la c a b c i a cle la iii-
inntci-ía q u e iiiaiidaba el coi-oiiel Larraya, y al scl~arasiiieadclaiitiii<loiiie
inc sii;ui6 solaiiiciitc uti ayii<laiit.c,q u e 10 cra clc Estado M;iyor, uii o r -
iicn.iiiza y i i i i viejo paisaiio q u e giiiaha cl caiiiiiio" (por i i i i ci-i-or d e cs-
rc paisaiio, ~ ~ u c i - i c i i ciar
d o coi1 i i i i atajo, se cruzan coi1 u n gi-iipo eiiciiii-
co: y es capturado). L o p r o p i o liabia o c i i r r i d i ~antes, eii cl cpisodi<i cii
q u e resulta Iiei-ido cii su Ihrazo: "Venía solo, p o r q u c cl poi-taestaiiclnrtc
17ci-ro,q u e iiie acoiiil~afiaba,Iiabía recibido u n hnla7.o, en la carca, qiie
lo 1i;ibin licclio i - c i i r ~ t s e1, ...l. I-ii este iiioiiieiito sentí i i i i iiicrtc golpe en
cl b r a z o dercclio" (el episodio dciniicstt-a el pcligrn d e sep.irarsc del
c«iijiiiito. pei-o al iiiisiiio tieinpo niai-ca t o d c riii m o m e n t o d c la indiiri-
d e i d c i i t i l i c n r l u : el inaiict]).
1'1 aisl;iiiiieii~«apai-ccc taiiihii.ii claraiiiciiic I a i n c i i t n i l i i c i i t o d i > el ir.,
inc3 e i i q u e l'az d a c u r n t a d e siis anos eii l a pi-isióli, y;i q i i c el c n l i i i v c i i l ,
110 cuiisiste al T i i i c i i riii-a cosa cliic c ~.iislai-lci i clc t<rclo c u i i i a c i i l iiuliiir$
( a i i i i q i i c IIII t a i i t o d e l c o l i t n c i o íiiiiiili:ii-): " A w i i i i i c cciloc:irr>~ilinji, i i i t
á i - i ~ ocl n i i u i i <:ciitiiicla, n l g o r c t i i - a J i i ~ l tudos"; c "iiii > i r ~ i ; i c i ó iil3.1
i .isi,!
iiiás p c n n s a : l a si->leda<lil,a ;id c v u i - a i i i i c " ; " y o j n i i i i s Ii:il,i:i e s t : i i i i ~ci,
Saiita I'c. y a iizidic coiiocin; esa s c g ~ i i - nq i i c l i i i b i c i ~ as i ~ l oti-.iiciviiado I~CI,
cualqiiiei-a d e q u i c i i i i i c Iiubici-a \vdi~lri"; "la i i i c o i i i i i i i i c a c i ó i i ci-a iii.i';i i
gui-osa q u e i i l i i i c n y n?is o l c d a d c r a coiiipleta. l i s t a s«lc~l.i<li u c iiii i1i.1
yo'i- t0i-iiieiitbdii.i-aiitc l a l>tisi<iii". I;s [lecir í l u c Ic sii-vc i l i s t i i i g u i r s i l y,,
d c 1111 iir>s«tr«s, pi,rquc gi-acins a eso sc dcsiaca n l o s o j n s (11: siis ,SIII><.
i-iorcs y va o l ~ t c i i i c i i d oIns sucesivos nsceiisus c u i i 10s < l u cc u i ~ s o I i J :sii
cai-i-ci-a. P e r o al i i i i s i i i o t i c i i i p o desapi-ucha toda s:iliila i i i i l i v i c l i i a l J c i o i ~
d e n c o l c c i i v o , lo q u e r e s u l t a a c i ~ r d ec n i i sii ~ i r c o c u p n c i t i i ip o i - I n c l i r r i
p l i i i a i l c las ti-opas, y c i i r i c i i d e p o r su ~ p r o p i nexpei-iciici:~I i . i t a q i i 6 171i11
t u c i n i s l a i i ~ i c i i t riio ~ es e i i i i l t i i i i a iiistaticia oii-a ci>s;i qric i i i i n 1~1riii.ii l c
iiciiti-nli7aciijii.
P o r eso, a la \,ex q u e c i i el t r a i i i o i i i i c i a l i l e l rcl:ito J c n p i - c i i i l i i a j c l a
,l!crno~-ins r c s u c l v e i i l a c u c s t i G i i d e la d e í i i i i c i ó i i d e iiii y o , j i r o i i i o s.
plaiitca o t r o i ~ r o l ~ l c i i i ac:l d e l a a r t i c i i l a c i ú i i u r e a i t i c i i i a c i ú i i de csc y , ,
c i i uii iiosoti-(1s. S i i i i t a n ~ i ~ i i i f i c a t i \ ~c iui sc l t c s l i ~I i j s i i i i i i ~ i c r i i c i sen ~ I I C
se clcsi:ica y 1>0rCK sc a k h , cci~iiiolos i i i i ~ i i i c i i t < i cs i i q i i c se csiiici.i IXIC
ieiiiiesi-~i-seal gi-iipo d e c o r i i h a i c al q ~ i pc c r i c i i c c c . l i i c l u \ < c~i i ; i i i ~ I i !j ~ i ?
s u c qcic se l~i-ocecic d c i i i , i i i c r a ccliiiv«cnd.i, c o i i s i d c r a q u e iiu I,i~i.il\
al>.ii-t;wsc 1"". c o ~ ~ i l ~ ldecto 10s s i i y o s (cosa q u e succdc, p o r Ii>l , i < i i i t i ~ .
c u i i l a 1;iiiieiii:iiia s u b i e \ ~ a c i ~ijlici A i - c q i i i i o : "Toclos i i i i s aiiiigiis p . i i t i c i ~
l a i ~ c scsta\>aii c u i r i p r i i i i i c t i ~ l o sy i i i c ircs<,lví a s c g i i i i s i l d c s t i i ~ o " ~ ' ) 1. ),.
csi;i iiiniicra, 1.1s A~lon«,rils/~~iri~,,i<rs r i c ~ i c tiluc
i i r n ~ w u n d o l i i c III<IVI
i i i i r ~ i ~io i i :i o ( l c ~ c ~ j a r a c i i clcl
í i i yo, y o t r o d c i-eiiii:,ii-piir.it:iÍ~ii d c csc y , )
(ci,ciitu;iliiieiite. i l c iiii y-(> y a jcrar(luizadu, d e iiii y o c i i p o s i c i i i i i d , ,
Eii
i i i a n d u ) a uii c l c ~ c r i i i i i i a d o, i i ~ s r ~ ~ , - » s . e l l>riiiicr traiiio, Josl. M a r í a I'.i;
eiicueiiti-a l a eficacia i l c u i i r e l a t o de i i i i c i n c i ó i i , pci-ii c l s c g u i i d o t i - a i i i ~ ~
s e le v u c l i c inuy c i ~ i i l i i c t i v o .
?'
i i , ~ i Iiasia
I l ~ inin
e
. [i<idLñ\>aiiilciiiat a rqucilñs Scii1i.r. !. tuve <]U' . ' C < l r n ~ ' m
adcl:iiilc: " i i i r
l ~ ~ laci,iiiliisii>ii".Y iiiego, cii reIariú!i cuii ci 7ji1rc11,iI.ihe<i;iiiur LIC I..irall..
~ n p r c s aiiiia 51,>1i riiiiii-.iiicrla<l~pnrVCCIC sclmra<loi l c s i i s c<>iiil,iiict-<i:, cri c o r i i l > a i c " I , i
q,," [,<,, ,,,íl L>a c m cxLra,,r~li~l~ri~, lig,>r5,,<l<,,,,c a ,,is C,,,I,~>,,~~C>,~>?
C V "1, <:c,,,,l>,,l..
c i i quc 1)" Ix><lia i c i i i i a i ~'artc). ayt~dwlcs[...l. ESLE LIIIIIICIIL<I <IIIÓ ~ o d i1%l ta1.d~".I j s r .
"L<IIII~CIII<I" lrllli~e al d e l a rolcdad del cñutivciii,.
F,.~iacs In gi-aii ~lificiilt~d quc ieiiiatiznii 13s A ~ l e ~ l ~ ~ r l ( l ~ p ó s /des-
i~)nni,
I ~ i i 6 ~Ii;il,erl c coiitndo con 6xitn la "iiovela" de aprendizaje del lii-inci-
1';": I':iz fracasa uiia y oti-a vez eii sus iiiteiitos d e ini:egrar uii noson-os.
i )ciiliaiido t»(lavín uii lugar cie siibaltei-no, sufi-e el recclo d e siis supe-
,;ores, qiie se sieiitcii afectados poi- sus "pi-iiicipios s h e r o s " : " M e asal-
1;illa la sos(icclia de cjiic iiiis jcfcs i~l~llcdiatos quel-Í311scpamr, e n los ino-
iiientos de ciiti-ar ;i aq~iellarica l>ol>lacióii,a iiii Iioiiibre cuyos priiicipios
c v c r o s , q u e ellos c o i i o c í i i ~inuy hieii, sería u n censor iinportuno d c
~iialquicracto irregular". A q u í se advicrtc d e qué iiiaiiera el aparraniieii-
iu, q u e eii u n serirido iiiuestra el niodo en que Paz se destaca en sus nc-
<.ioncsarriesgadas o en sus jiiicios certeros, en o t r o expresa una fornia
tic ilescoiiiiaiiza y d e castigo, y iio ya p o r p a r t c de los eneiiiigos, tluraii-
ic la prisióii, sino p o r liai-tc <le los propios jefes.
Pnz accede a los lugares d e iiinii(io, dcspiiés d e ntravesar p o r iriéri-
in propio todas las capas d e la jci-arquía, y luego tle acuinular y orde-
iinr to<los los sal'eres q u e legitiiiiaii el Iiigar d e autoriclad (iiri lugar q u e
ill Iinbía sabido respcrar corno subaliei-iio, aun cuando su pericia iiiili-
i.~rsiipernra y a la clel jefe al que debía obedecer y al que, eii t o d o caso,
ioiiio ya se vio, aconsejaba y persuadía). E n esa posición d e m a n d o eii-
iiieiiira, siii eiiil~ai-go,nuevas dificiiltades. l'rincipalinente, para ser olie-
decido, iiieiios p o r unavoluntad de insiibordiiiación eii los sul~alrernos
que p o r una resisteiire indoleiicia o iiiia irreversible iiiipericia. Coii gi-aii
1.1-cciieiiciacliocn con el Iieclio d e qiie sus órdeiies iio sc ciiiiiplen, o iio
:.e ciimplcii tal coiiio él las Iia dado. Uiia y otra vez tieiic que repetir sus
iiiclicacioiies coii firiiieza, y liasta arneiiazando con peiia d i muerte, pn-
ra q u e las acateri; a veces le ofrcceii alguna resistencia, o le ponen pre-
icxros endebles, o le obedeceii pero a desgniio; otras n o las cunipleii p o r
~ n i r ~ o r p e z ott-as
a ; apai-eiitan obedecerle pero e n verdad n o l o hacen;
<>ti-nscueiila coi1 q u e deterniiiiada cosa que pidió ya fue Iieclia, y eii el
iiionieiito decisivo se encuentra con q u e iio Iia sitio así.
l i r i las Mo77orias p(jrtzl,nas es iaii fuiidamental la definicióii d e un
"yo" coino la iniposibilidad d e definir un "iiosouos". C o m o siibalteriio,
i e s ~ x c r od e sus jcles, o como jefe, i-especto d e los otros jefes o d e sus sil-
I~nlteriios,la cni-!.era de Paz iiisiste eii estos inismos desencueiirros. Paz
i i o puede delegar: nada de lo que le encarga a un siibordiiiado se hace o ,
si algo se lince, sc Iiace inal. Su preseiicia se vuelve indispeiisnlile p o r las
voiistantes diíiciiltades para hacer funcioiiar adecudaiiieiite et sisteiiia je-
i.íi.quico y disciplinai-io dcl ejército que liaría qiie su voluiitnd se proloii-
1:21'a e n los deiiiás. Esa instancia se vuelve inuy coinplicada: eii t o d o rie-
iie 61 qiie estar, porque n o coiisigue extenclcr la eficacia tlc sil y o sobre los
(tiros. El aislamiento, q u e en la dcriiiiciiin de iin y o inarcnba i i r i pi-iiiiei
iii~iiiciitodc recorte e iiicliviilualizacióii, aliora rxpresn sus probleriias pn-
1.1 iiiipoiicr su saber de iiiando sobre los deiiijs.
Esta iiiiposil)iIidad dc xfiaiizar uii iiosotros liace que sufra, adeiiiis
de la Iiosrilidad de los ciieiiiigos, el recelo y la dcscoiifiaiii.a dc sus alia-
dos (coi110 oc~irre,eii particulai; coii Laniadrid o con Lavalle). Por cier-
to lo respetan y le reconocen sus iiiéritos, pei-o rainhiéri Rosas lo i-cspe-
ta y Ic rccoiioce sus iiiGritos (de Iieclio, lo i:ieric cii siis iiiarios tlui-aiitc
casi (iclio aiios, y rio lo ejecuta. Y eii iiiis de iin iiioiiiento procura wri-
rai-lo p r a ponwlo a su servicio, pero, coiiio es ~)bvi»,siii resul~ado).D e
esta iiiaiicra qucda en un lugar dcsacoiiiodado, ciescoloca~lo,cleiiiasia-
d o por eiiciina de la alrura de los Iioiiibres a quienes tuvo que iiiaiidar.
Dcsdc ese lugar escribe sus Me?norins. Coiiio dice Luis Alberio 1Zi1-
iiiero, fue ~ i i guerrero,
i pero iio un político: iio supo arrastrar voluiiia-
tles tras de sí.2SDesdc la lógica de la guerra, escribió uiio de los graii-
des relntos argeiitiiios del siglo X I X y aciiiiiuló adeiiiás lodos los saberes
y iodos los registros con que puede11ligarse la orgniiizacidii dcl Estado
coiiio alxirato de guerra y los valores siinbólicos d e la argentinidnd.
Desde la Iógicn de la guerra, definió un relato sobre sí inisino y expre-
só uiia drniiiiticn dificiiltad para extenderlo a otros.
Si Kente~dosdeprovii7cin d e Sariiiieiito, al afirmar su candidatura
con prcscindeiicia dc roda aliaiiza, fusionó cl pasado d e la liistoria per-
soiial con cl pasado de la Iiisioria nacional y adquirió uiia fuerte pro-
yecciijri de futuro, fue precisaniente porque se trataba de uiia postula-
cióii política. Las A4cmorins de Paz, en caiiibio, sólo pudieroii apareccr
pósiuii1as: r ~ i v oque inorir so nuros pnr;i que, aderriis d e la vrielta arr-ás
[Icl pasado, t>udicseii Lcrier taiiibiéii una lectura eii el fiituro, tal vez por-
que fuero11esci-iras por alguieii que, cii definitiva, ya no esperaba riada.
Cnrlus Altaiiiiraiio y Be;iiriz Sarlo, Etisugor nrgoiliiios. I l r Sni-i~iicifon /u
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iiics", "[.a liij:i clcl iiin7ui.iluci-o", "El g i i a i i t c iicgi-i]" y .ilg!iiius i i t i o s ri
l a t o s c o i i o c i d n s a t r a v i s cle d i v c r s o s seiii:iiini-ios i l c I.iiiia, L.;[ I';iz
U i i e i i o s Aires, p i i b l i c a su I>riiiici. lilii-u.Suoior j i ienli,i,~<icrcs el S L I ~ : ~
i-ciiic L~LUIO ~ o r Cni-luz Casavallc y l;ii-g;iiiic~i~cp r o i i i i i c i o i i : i i I , )
c d i t a d <p
p o r SU xiiiifi" Vicciicc Qurs;iJa, ijiii<:ii nsiiiiic c a i i i l ~ i C iel i ciiidnclo J c l v o
l u i i i c i i . I l c s c l c lincía u i i ;iñ« 1-0 l < c v i s i n cie lli(eiios Ai,.~.s li.il>í.i; i l c i i ~ a i l ,3
c i i i i c sus Iccioi-cs 1x11-tciii>s -y e i i csiiccial citti-c Ins Icctoi-as-- I,I su,.
c r i p c i 6 i i q u e pci-niitii-ía ci>iici-ci:ir iiii.1 <iI>i-;i vari;is vcccs d c r i i i > i a d n jli
i l i v c r s o s pci-caiiccs: l o s iii:iiiiisi-i-itos rluc v i n j , i l ~ n i i110i I~;LLUC> JcI I'ci-il i
I;iA i g c i i t i i i a sc ~ i i c i ~ i eii-~,st i veces c ~ i i i s c c ~ i i i \ ~ya la s crciitiii.i ilclic t i
c < ~ i i i l > < ~ ICIS ~ i c iii.lat<is
- a 1 i ; i i t i i clc MI^-i-;idorcs lii.ci.,iiios, I ~ L I C ~q.i t~c ' ' I I . I
1:iinida c o p i a " (Ic siis ~ i i < ~ c l i i c c i o i i ccs ,~ ú i ascgii~-.i i Qiics,i~i.i.
E1 l i l ~ i -sui-gc < ~ c i i ~ i - ccstx hori-asea i o i i i i i i ~ i cilc . ~ 1.1 I,6.idi(ln, q i t c 1 ' '
VIICIVC si11d i i d a c » ~ i i r i a < I ip3r:i
> ~ l ~ i u i cCs~ I i" ~~X I~I 1 ~ ~. ~0~ :i c ~ l i la . í ",II>,I
rici<iii de ln <il>i-a- c l i i c s.ilc c i i eiiii-ccns sciiiniinics - c«iiici<lc c i ~ iLIII i rji~
s o d i o c s t i ~ ~ cc i~i la i ~I~i~i~;i-,ifí.~
~ ~ ~ scle ~ 1;~) n ~ i i o r : i ,l!,l 27 de i i i n i ~ . o~ l ISI. c >
Isidoi-o U c l z ú , lii-csiclciitc d c l i o l i v i n . li<lci-poI~!iIai y c s e q i ' o s ~ l c J ~ iL . ~
M a i i t i e l n . cs ascsiii.i<l« pni. iiii a i i i i g i i ~eiiciiiigrii l i o l í t i c ~c i~i c l i i i ~ c i - i o i ( I!<
Palacio d e G o h i c r i i o : c l s c i i c i n l Melg.ii-cjii l o iii:ii.i;ii i a i c i ó i i c i i n ~ i i l rI%cl ~
zú se dispoi1í.i ,iiiii ~C~IICIICIIL~O c ~ i i c i l i a i i o COII r 511 < i ~ I v c i s n i - i o .
Radicn(l.i iIc>clc Iinrí,i c,isi vi:iiitc ;iCns e11 l.iii1.1, G<)i-i-iiisi. i.iici>iiii .1
h a I X I ~esos (lías v i s i ~ a i i d o:1 sii 11ij.ic i i L.i I'.ii, ciiiiiclc 1.1 s t i r l i i c ~ i i l VIr i.1"
s o J i o . A l l í se 1iii:c c:ii-E<>i l c l s c l i c l i o y (le Ir,s actos i I c I i i i i i i c i i . i j c I>til'li
cri, eii uiia ciiii-lad ol)\,isineiite coiiviilsioiiadn y \,iolenta. Los partiiln-
i i ~ . sdrl caiidillo asesiiindo iraiiiaii uiia coiispiracióii coiiira Melgai-ejo
y p ) i - fiii fracasaii: Juaiia Maiiuela Gorriii participa de los preparativos
del c n ~ i i p l oyt del eiifreiiiamieiito politico q u e iiitciira derrocar al irimi-
iiciite gobernador d e Bolivia. .\
Varios facrores iiitcr\~icnciipara que la iiieiicioiiada silscripcióii re-
siilre exitosa: a la celchri~iatld e los iral~ajosd e Gorriti coiiocidos hasta
ciitoiices por SI" cnlal>oracioliesc111.11 I<~visindel P a r a n i y La Rcuir-
/il iie Buenos Aires se siiiiia el suceso periodístico qiie ahora se ai-ticula
ri,ii el 1iq1e1 que deseiiilieiía eii el eiitrniiiado pi~líricod e La Paz. D e es-
tc (nodo, S~ie,iosy 1-enlirlrirlcscoriceiiti-a las expect;itivas por conoccrse-
irctns y develar ciiigiiias sobre su vida azarosa y rica.
1.3 iiiipor[ancin del Iieclio editorial es tan evideriie qiie i i i i aiióiiimo
~ r ~ i i i i s dt ae La A'ac~ónArgentt>in l o explicita el 19 d c julio d e 1865 sin
<:iifetiiisiii»s: "La vida de tal iiiujer no puede nienos d e iiiteresar al pú-
Ihlico, coiiio iiitercsn todo'lci que es e i c ~ ~ ú o i i aporque l, n o es sólo su ta-
I c i i i i ~lo qtieawae y se~iucc, so11 taiiibién sus atigustias, sus dolores, siis
r . \ ~ ) c r ~ i i x a'lixio
d lo q u e la d é a ci~iiocei;l o que sirva para juzgarla, l o
que revele sil iiii-riiu y Ins peripecias d e su existeiicin, no puede q u e d a r
rti cl ~ n i s i e ~ dc i o la vida kri~iima,y debeinos darla a coiiocer a este púlili-
C ~ I eii, el cu:il iniitas y tan geiierales siiiipntías se Iia coiiquisiado, siii te-
iii~)r<leqiic se 110s vitul>ei-ed e iiicliscreros" (s.p.iii). ]..a iridiscrecióii del
i rt,~iisi.icoiisiste e11p~ihlicar sin autoi-ización d e su destiiiatai-io uiia car-
t n ~ ~ e r s o i i sustrnícli
al cirl escritorio de u n ainigo coiiiún, eii la cual G o -
i i i i i se espl.iYa sol>ie su conipi-oiiiiso coi1 la revolucióii eii La Paz:
Polittcas d e z)zc/ustón
U71 p e d e s t a l p a r a l a a u t o r a
' Esra rcrie de ariiculos, iiicluido el de Q u e s ~ dd ~e ~iovirinbrcde 1865. lia sirlo i-c-
cupendo eii la edicióii de Surñoi y reidid<zderhecha por Alicia Marrrircll sobre L liase
d c facsiiiiilcs: Si'cñor y Xenlid<ider y \/idti illilirrii-y Polirica del Gerici?ii Do,i i>ioii;iio
¿'~ch,Sali;i, I:ui~daci<i>idel Bniiro i1~.1Nnrocsie Cool>cr:iiivnJ.iiiiir;ida, 1995.
[,a exjtosa culocncióii dcl lil>i-oeiitrc los lccioi-es y las Jectoi-as p<w-
tciias es l>rcsc~itada a la v c í coiiio uiia foriiia tlc coi-oiincióii d c I J csci-i-
lora p c r o taiiibiCii coiiio L I I I pcldaiio gaiiado cii la i-ealizncióii d e o t r a
I ~ ~ - m ~ ~ i ~ a a " m b i cforiiiar
i ( - i s a : la hihlioicca argeiitiii.1, propósito qcic guía
las oliiiiiuiics d e Qiicsada, quien iiicluye la proiii«cióii d e S~<cCos)l> - r n ~ .
l i r l n d ~ se n cl iiiarco d c u n debaic iiiayoi- s o b r e In iieccsidad clc foiiieii-
1.11- la lcctui-2 y aleiiiar la ilidusii-ia dcl libi-o eii el país, dis~iiigiiiciidoal
"csci-itor <letaleiito" d e eiitrc la niaraíia d e auLorcs y l>uhlicacioiics iiuc-
vxs q u c ~xiliilaricii los pcriódicos y rcvistas d e +oca. Coiiio lo Iia lie-
LIIO iiotar A d o l f o Pricto eii E1 (/ixc~i.rxon.ioll~xtaen la Jor»~aciÓti d e lii
il?'gc)~tU?n morlcrtrn, M[ preocupacióii sc cxticride p o r esos aiios al círcu-
10 d e iiitclccrualcs q u e colaboraii cii La Rcviscn dc Biroios Aires y c!i el
rl>ii<nl-ioBiL1iogrific« d e N a v a r r o Viola. Y al dcclai-ar a sus Icctoi-es q u e
"soiiios rci>~iblicaiios",cl crítico iii\~ocaiiuevaiiicntc al "puchlo" y apc-
la A S U colaboraci61i porqcic -asegura- "cl pueblo i-ara vcz es sol-do
ciiaiiclo se le Iincc coiiipi-eiider. la verdad", cscrilic cii Lo i i c v i s t , ~d c Miíc-
>/os/\ires, eii julio clc 1864. L)c esta iiiaiiera, es decir colt>caii~io cl iihro
toilavín i i i é d i t ~cic c biblioteca ar-
~ Gol-riti eii el cstaiite i ~ n a ~ i i i n r~i ol uii:i
i;cntina prestigiosa, Qiicsada iiiiprilsa la vciita d e Sitciius), i-cnIi(l<i(~cs y
sosticiic coi1 orgiillo q u e si cl 1ibi.o iio da diiicru al iiiciios d a r á "lioiior
!, s l ~ ) r i a "a la autora. I:I I ~ i o c c d i i i i i c ~ idt ao rcsulta<lo: I:i susci-il>ciúiies
iiot:ihlc y leinciiinn cii su giaii iiiayoria. Para iciorzar I i x I < ~ ~ rrlc u sla
c.iiiip"& 1-n i<cvista... l>~iiilicalos iioiiibi-es J e las susci-iytoras: cali1.i-
c.idas ] ~ C I . O ~ . IqSu e liaii salrido coiii~>rciic~er el iiieiisnjc ~ i e ei d i t < ~yr se liaii
soli<lari7ado c ~ i i lo i qiie es prcsciiiado coiiio i i i i n causa.
1.2 iiicliisiúii cIc Gorriti cii LLrR e v i s ~ n'le R i r o ~ o ,411-cs s iii;ii-ca uri ~ i c -
q u e n o ~ r i u i i l viiiicial cii sil carici-:i (cs la iiiiic;~iii~ijcrciitre Ivs colal>o-
i:iJurcs J c l sciiiaiiariu) p c r o , ariciiiás, I n cxaltaciOii dr su «L>rñ piicdc
lccrse ~ o i i l oL I I I paso C I I la lccitiiiiaciúii d e la autoría feiiiciiiiin, eli iiio-
riiciitos cii q u e la figriia d e la escritora p ú b l i c : ~i i o est;i aúii c c ~ i i v ~ l i J a < l ; i
iii c s c ~ i i aclc poltiuicns. Auiirluc E d i i a i ~ lMaiisill.il
;~ )<osa Giicrrn ).lila-
i i n blaiiso soii iioiii1~i.c~ qric rcsiicriaii cii la cscrii;i cultrii-:il pi:i.tcñn d c
los .iíios 50 y 60,iiiiig:ina d e ellas cs o l ~ j c t od e uii csiiicrzo t n l 1i;ii:i q u e
sus textos scaii ciiiuiiJicios, i i i (Ic una apropiaci0ii tan fiiei-ir 1 x 1p~w i e
<ic i i ~ círculo
i iiiiclectual q u c sc prcsciita coiiio t l e f c i i o r d e la cultura
ii3cioiial. I l c Iicclic>,aiieiins uiia Jtcacla atCís la ciiicrgciicia d c la pci-io-
J i s t : ~s e prestaba iiicluso a sarcasiiws o iroiiíns, coiiio los q u e laiiza Mi-
cucl Navni-ro Vir11;i coiitra Ins redactoras d e Ln C < i ~ ~ i c lcii i n 1852.'
- --
-con c l ñ i l v c i i i i i i ~ e i i i c i~ l los
e i i i i e v i i , iicriii>iis- In "il:u.ilil.iil <lc I c i s s v x i i q ' ' )- In " ' i
1icii:id'' pala l a iiiujci- hliiy liri>iii<icuiiiirn>,n a <:iir.ul:iir l iii>~iiliie di. I<iira 1;iic. 8 i
C Y I ~ ~IL.S~>I>IISXL>IC
? d c l a r l i i c c c i < j i i y c cii<:ic~i~lc c l dcliaic r<>liic l a l r h ~ i i i i i ~ d .iI< i i l 1.3
" c s r r i i i , r z liúlilic,~".Ilcsdc l i s li;igiii~sdc iJi/inAic. C:iir~,i,ic,ii hligiicl N a u a t z i , Vi i
l a ) I(rcil;iiiii~iVict<iiicali<liciili7aii l 1 , c ln < i c i i i . > r i i ~ i ..Ir i
las I ~ I ~ ~ , C clc ~ C 'S' # ~ ~ ? , c2~ CcS,C~, ~ ~ ~ ~ > ~ ' ,yS '\~a~ic;,,:,,,
' , U K , cll,,s ,181 r<,,,ci,l ~p<,l\',.l>ir. ' \.
l~astal i ; d ~ ~I,II , i > , c ~,AI~LI,I~: 1 q u c potquc l p c ~ ~1 ~ l~ l ,~ ~ l,n~ I~~ II~~ C : ~~ Clpc~l
S , 1~ 8 ~
1 lpoc Ilan~.tr<>s lp~~blicisia ( L~a" C,>>~c/td, 18 clc ,~l>ril ~ l 1852).
c SOI~LC la l ~ ~ > l v ~
I p ~ ~ CUIISLI~I.I~SC
~ I ~ i i NC~KLI ' T o r ~ ~I \lUi X X , I'P~¡O~I>~)>> )./c~tziiiririo L.,, ..I)xL-I:.I
nZi. 1430 IWIO. I3iicnor A i i r . Iliiicci.. 1 < J X 4 : I . i l y S C ~ YLIC Z Nra.iii~i. / l i i < t , i > i , i i i , i 1,
,,ili,eici~i,-,qr.,iIiir,ir. liilciinr Aires, 1'1"s Ulir;i, I'JXí,. IFi-aiir~iickl,ihicll<i (ciiiiil~il.ii ',ii
Ftnil<i;:<i)Ii:i c ~ i i l a ~ilio~ i . iS< lccci,iii <Ira i c i c i i l i v <Ir1.n í:ii,,iili,i, c i i i.n n i r < j l . i , c l
csp<<cz,>p t í / z / ~ c r ~1~//1crrv~f>,~,~n fi:mcu>>rc> /<t A r g c x ~ t j C~/ C, /~ s t g l r ~.vl.v, f 3 1 ~ < : n , x'\r
i-c,I . ' e i ~ i i i i . i i,i,
i ILiY1.
I i < i i i i i s , ci,irvLwioiics y cciisiii;is r c i i i f<irci>rsdc vri-eliciiiii Iiñliiiualc~1i:il.i Iiir t . .~~
ii>rilc 1.15 cwciti>i;iin Ii, largo dr iotlo cl'siglo xix. l'nclri,aiiio, ri.ciir<iirrl caso (li- I,I 18.i
~ l u c c ~ 6acl i~ 5 ~ i : i i i i di, i l I'iibiri o,; /,iuie dmii i c i /iirt>,p<ir. i l c liilii~ii1.1 blaiisilla. I : * i r i i . i r i i
IKIIIC<S y lpuL>lica,l,~C Z I /.'ATI,SICclc l'>rís, CIJ 1866, l a ~~~b\,,:la cs ~ccd!~,ach lpc'1 C T > L V C . , , ~ \
13 iiiulr> dcl lil>r<ies iiiodiiicado eii la segunda edición por \/i/iila milirar y poliri-
c.7 .le1 Gencrn/I)o,i Dioniizo de Pucli, l'arir, Iliiprcnia Hisl>alio-Aiiieric~na de Rouge
1Ii.i-ii>,~iior, 186'). M e lic rclcrido nl libro y 1 sus r<licinrirsen "1.2 riovcln dc In Iiisiorin",
i.11 (:risiiiií lglciin (conip.), Clnjirnr dc /d pi<trin.E>iriíyni<ri~ic<ir robrcJi<nnnMiiticic-
1.7 1 ;o,-nri, lrucnos i\ircs, I:eii,iiiaria, 1W3.
N o ercrilie sol>icI;i rwlación con Urlzú ni sirluiers ciiaii<lupublica uiia biogrdin
q o c llcva pr>r tirulo el iiumbi-e de su esliilsu. Me refirrr>ni rerio iiicluiilo eii Pnnoramnr
d c /a vida (1877). Liiirc sus piginas Llclzú ciiieigc coiiio el proragoiiisia nhsoluro: 1111
iiliilii I > c ~ p ~ I ~ r por su pucl>l<i.
aniadu Pero la iiñrrncióii procurt nienrrre ñI aspecto pii-
l > l i c o del pcrsoiiajc c iiicluso cuando rcsillin incliidible reierirse a si iiiirma Golriti lo
1>a,r: en tercera pernunx, s i ~ h n ~ a n d o 12 rlccisiii~idc iio coiirar las viciriiudes privi-
nsi
i l n \ ilcl riinriiiiioiiio.
soiial y faiiiiliar, el lugar doride reina el padre. Eri 11s páginas i~iicinles
d e "Guby Aiiiaya. 1-Iistoria d e ~ i r salteadal-",
i fccliatlns en 1850, Gori-i-
ti evoca por priiiiera vez su visita a las r u i i i a d e un aiitigiio castillo inc-
dieval, adquirido p o r uri liéroe republicaiio coti la intcncióii d e descaii-
sar allíc~iaiidoliuhicreii acabado las guerras. 1is:is ruinas son del niiiiguo
castillo d e Miraílores y el Iiéroe es 10s: Igiiacio Goi-I-iti (padi-c d e Jua-
tia Maiiucla), q u e eii 1831 al~niidoiióSalta Iiuyeiido d e las Iiucstcs del
geiiet-al Ouiroga
\
para iiiai-cliarse al esilio juiito coi1 su iaiiiilia y uii gi-u-
p o d e aiiligos.
Las ruiiias d e Miraflores eiicni-iian una utopía p:itei-iia dobleiiieiite
friistradnpor la péi-dida d e la felicidad iaiiiiliar y el triste fiiial d e lns ilii-
sioiies políticas. Sin eiiibargo, para la escritora eii la q u e iio iiiuclio des-
p u i s se convierre Jualia Maiiuela, la iiiiagen <le linaje roiiiiiirico d e ln
riiiiia contlensa el iiiágico poder d e los recuerdos que vaii a iiiitrir su
iinngiiiacióii litci-aria. Y si eiitre esas ruinas eiiiergeii por una parte las
siliietas d e los Iiéroes iiacioiiales, las leyeiidas locales, las liistorias d e
batididos y caudillos, poi- o t r o lado las ruiiias sitúnii tainbiéii una iiic-
táfora, ln d e uiia escritura que opera e11dos tieiilpos, eiitre 10s sueños O
i-ecuei-dos del pasado feliz y las renlidades qiic Iian destruido los paisn-
jes d e la iiifaiicia. Se podría decir, <le csrc modo, qiic los i-claros d e G o -
ri-iti cxploraii aiiil>os iiiiiiidos y, poi- eso, aunque iinprcgiindas clc nos-
talgia, sus ficcioiies registran también uiia escritura gozosa, q u e se
entrega coi1 placer a la descripcióii pornienorizada d e los paisajes nor-
teiíos: "parajes", "roiiierias"; "inirajes" soii términos reiterados para iia-
rrar la delicia d e uii viaje tiei-ra adeiitro.
Iiiteriiat-se eii la "zoiia patria" iiiil>lica sieiiipre iiiia exl>erieiicia iii-
tensa aunque algo desquiciaiite para los setitidos: iicrra adentro, los pn-
rajes tienen i i i i aspecto "salvaje, iiiipoiieiitc y siniestro", la vegctación
. ,
es "l~rocligiosa",los ái-boles "corpuleiitos" y "gigantescos", los vieiicos
'f .imperuosos"; las Iianas "aiíosas" sc aseiiiejaii a "faiitasriias", las yer-b:is
soii "veiienosas", las águilas chillaii y atraviesan el aire coi1 "niágicos
círculos". La zona se vuelve por momentos paiitniiosa para quieii se i i i -
tertia eii ella: a veces asoina uii "terror" con~eiiidopara el narrador d e
estos relatos, que sufre siii embargo los efectos d e uiia aluciiiacióii pi-n-
diictiva. Sobrcvicncn entorices los trastornos ópticos y las "\~isioiiesn
que iinpideii distiiiguir la i-ealidad del sueiío. Estanios, pucs, eii pleiin
literatura.
Sobre t o d o en l«s priiiieros relatos d e Gorriti ("Giiby Ainaya" y
"l~ragiiieiitosdel álbuiii d c uiia peregrina"), la zona patria deja paso al
iinproiriptu roinántico, es el lugar elegido para poiier a prueba alguiios
riúcleos que constituiráii tSpicos d e uii 1-epcrtoi-ioeli el cual Gorriti se-
guirá trabajan110 en sucesivas reescrituras, conio algo iiiacaliado. D c lic-
clio, con los arios, la refcreiicia autobiogi.áfica sc irá dcsplazaiido coi1
.,., " h ' L L L"" CL kxlsuiia)c
i l c s í i i i i s m a q i i c se 1it1 cixisii-iiido. I'ara d a r iiii e j c i i i p i ~ i ,podi-ía Jccirsc
q u e a l s u clc la v u z d c Goi-siti resiieria i i i c v i i a b l c i i i e i i i c e i i la sciisibilidad
clc s u p ú l i i i c u c i i n i i d o !a pi-ot;isoiiisia d c "Pci-cgi-iiiacioiics d e u n aliria
ii-¡sic", J e s p ~ i Cd ~c u i i I.irgii ~>ci.ii>Jop o r Aiiiérica, Ilc$:a a Salta, sil tici-ra
tiatal, y a(ii-iii;i coiiino\,ida a s u iiircrli>cutoi-a: "17.1 iiiuiido es aiiclio, riia-
III~ Aiiseliiia, y eiicicsi-a coiii:ii-cns eucniitadcii-as; p e r o ln p a t r i a es u i i
iiiiiii d e ;iti-;iccióii ii-i-esistiblc; y la savia d e la tierra iiatai, el i i i i s pode-
r o s o ;igciiie d c vida".
¿ Q u é lector q i i c I i a y n oído al merios uii p o c o sol~i-cl a v i d a cIc Goi-ri-
t i l~<irlrí.ievitar In as<iciacióiid c l ' i ~ c r s o i i a j c o i i su n~itoi-a?C l a r o q u e csic
tipo i l c cspi-csioiics i i i v i t a i i ~ a n i b i é na scr leídas c i i clave iiictalórica: la ~),a-
I t i a (le la cscriiui-a seiiiire sieinpre a u i i a cuiiiarca literaria, al csjiacio iiiis-
iiiu cic ln l i i e r a i u r a ( l o i i d e se ctisaiiiblaii los suenos y las i-cnlidades.
, ~ ei l U i c i i .
L o s ~ i t ~ i ~ cle i i t(;oriiii
~s iio sueñan coi1 el fuiui-i> aiinrado li~ii-los lié-
rocs iIe i\,lii-iiiol: "dciiii-o J c p o c u tciicli-emos la lihci-iad, y coi1 ella i ~ i i
c a i i i p u iiiiiieiisi, pai-a los irabnjos dc l a iiitcligciicia. 1.3 Jelicidad 1.1 Lusca-
- --
l > a i i i c l llrcllv e x a l t ; r i l i ~c i ~ i c a i i s t n .r , .isu VCL, c i i . i ~ i o i i1 , i i i . i i c i i i i i r i ~ ~ ~
e ~ i s a i i ~ r c i i t a d Iici-idu
o, 1"" la iii,i7.ui-ca. LYT In 1iijr~r.i~ii.iii\i<í~i (le A ~ ~ l , i l i.
clla acaba de i i i t c r r u i n p i i - su I c c i u r a d c I.,iilial-iiiic; i.1 Iilii-i) qiic<ia i t ~ i i i . i i
t i c a i i i c ~ i t ealiuya<ii) sr~bi-cu n a i i ~ i s ¡ l , l ,j u i i l n a uii;i I:íillii.ii;i ni;il~.irii~~
ccvcn (le l a Iril:,Iiotcca. j' :iiiiiclue In casa se l l c i i a pi-uzir<itic z < i ~ < ~ l y ~ r$1, -.i
b e i i ociiltai-sc de 1~1svci-ilugiis, li)s ciiniiii,iailos, Aiii,ili.i y I ~ . ~ l i i n i Ic, ~li~,
i-áii j i i i i t u s a IIyi-iiiiu coiivci-sai.íii c i i i r c a i i i i g i x íiiiiiiins sril>i-c liI31~~1s \ ',
t c c i t l i r a , 1ilic1111.a~ resislc11a 1.1s accclixiizns de los ~ c i i l i i ~ ~L.1 i sI c. c i i i i . ~i , i
es 1p;ii-a ivliriiiol i~ii i-efci-ciitc i i i e r t r s i i i i i iii~;i
c ~ i a l i i l . i d< i iiri.1 c ~ i r i i l i c i i i iili.i
\ a ] 7 x e j u o i i i & i t i c a , iiic>ilclo :I su ~e7.d c In vii-tiicl ic~1ii11~ic.iii.i: c ~ eli IIII
verso clc csicis p i - o r . ~ g < ~ t i i icnlsaiiit>i-iir?sc c o i i c i l ~ cf i i c i a i l c l c i i t i ~ i i r l i i i i i c ~ ~
ti7 iiitelcctual y ~ > o l í t i c op, o i q i i c c l siiciir, <le l a Irliciilacl c i ~ i i i c i i i j : >la Ii
l i l i c a c o i i i o pi-oloiigacióri d c la faiiiilia 1-riiii.iiiticn.
Eii e l i i i u i i d o 'le las Jicciiiiics d c Gori-iii, c i i c a i i i l ~ i o ,1.1s lici-c1íii.i~Icf ( 1
1 7 0 0 3 y l o s a i i i ~ i i i t c sa i i o i n i i i i i i a Jeliciilntl cjiic i i o tieiic liigar eii csi.1 \ i
d a . N o siieíiaii c o i i Iiijos, iio lecii n cuari-o <>jc>s,i i rii.iieri ~ ~ i:(iiivci.r.:ii-i~~-
ries ilusti-arias. Eii estos i-elatos iiu I i a y rcJci-ciicias n prlcias iii ~ i o v c l i s Ii \
s i i i o a u i i a sola Iiistiii-ia 1-citcracla y c s p l i c i t n d n : 1.1 J c I < o n i e ~yi jiiiici I
"Sci lnir tu q u e u i c n i - ~ . i v e d o ? " ,c i i t u i i a i i i i n i.07. c i i o l f j i i s i i i ;ilc u i i i i c t ~ ~
z < id e "El g i i a i i t c iicgi-o", iiiictiii-as c l iiai-i-~xrloraiiriti<:i;i l a Ilcgaiin i l c i i 1 1 . 1
c a r r c t n q u e use a M a i i u c l a I<osas n l a cnsn clc su ciiniiic!i-;idi>. I..,i:. i-cl,,
r c i i c i n s a SIialicsl>carii, Iins a i i i o r c s iicicilii-iiiis ti-as 1.1s vciiiaii,1s, c i i 1,)s
halcones, c i i t r e rcjas, j i r d i i i c s y eiiicJ.i<lci-as, aiiiiiici;iii idiliiis si.ci-ci.~:.
y I>i-oliihido.s. [.as Iici-oíii.i.s J c Gt>i-i-iti ;iI~i-en<lctic l ;11iicii-cir iiii lioi-ixi,ri
te d e ti-asedia: di:sciil>icii iioiiihi-es I:ii;ilcs iiisci-ipiijs ciiii-c 1.1s lii-ciiil,iv
d e siis .iiiiaiitcs, lisias clc s c ~ i t c i i c i ; i c l i ~CI~LI.C s los l ~ : i j ~ e I eSCCI~CLOS
s di. ) . J . .
17xli-cs, cartas q i i c r l c c i d i r i 1.1 v i d a o la iiiticr-ic d e s ~ r sscics i l i ~ c i i i i i > c1. .1 .
iiiii-acias cst;íii s a i u i a d a s clc i i i i a saliiilui-í:i i i o lilii-csc,~s i i i o . i l i i i i e i i i : ~ i . i
[10r 1111.1rcalid.irl \,i~ilciita, siciii1ii.c I7i-uta1, cnsi i i i i i i c a ~lc~sc.irl.i, i-<iiii;ísiii
caiiieiitc ii-i-ciiicdiablc. 1Lst.i~Iicroíiins v i v c i i ;icos.i~l.i\p o r \LIC~"IY i i i i
blt:s y visioiics f~iiicst:is,so11c.ilinccs J c 171-cvcisii r l c s i i r i n i n i n l ) . i r i s i , i ~ .
c o i i i o testigos ii-:ígic»s, n las i i i u c r i c s c i i Iris caiiiliris i I c Ii.ii.illa.
" I'ala otra persycctiva sobre eru ciiesiióii ver Jrabrl Quiiiialix, 'Juñnx Manuela Go-
rriti y SLIS ziitiiidur'', eii El rrjirnr- dr Inpi<i>-in.i-vrnyor csiiiror sobre Jstnnn Alnriircili
Ci~vriii,op. n'r.
' Jiilin K ~ i s i e v a Ili,ioiirir
, de nrrio>; M(.xir<i,Siglo XXI, 19x7.
con ciividia; las iiiujei-cs lo aiiiaii con pasión; pero de iotlns ellas uiin so-
la Iia cautivado su aliiia, y de ella soii sti corazón y su aiiior. Coiiio llo-
iiieo y Jtilieca, perterieceii a dos razas enemigas -él es un Coloiiiia, ella
iiiia 01-sini". Eii este inoiiiento d e expresión de la ilusión roiiiáiiticn, la
lieroína casi parcce celebrar la liostilidad de i i i i contexto político que,
paradójicaiiieiitc, le ofrece la ocasión de experiiiieritai- este aiiior iiiteii-
so, sublinie, teriiet-ario, atiiiqtie Iiaya que vivirlo fuera de los Iínrites de
la felicidad.
( ~ ; c ~ ~ c s~ c~ ~ L x I I I Lc C, C/~ic~r~tlttr~?
:y ~ / u t d / ,h4aclri<l, ' I ' ~ ~ 1'15'1.
I>w\,
c i t . I<osas. I)c i u ~ t l ocliic iiiás q11c la figiir:i de 1111 lt«sas tir:iiiii y iodo-
l ~ , ~ l c i . o sl,riiiia
o, In iiiingeii tlcl siiefio cii la qirc el Mniistiiici brilla con
I:i "hellcza \i,niliria coiiio la del arcángcl maliliro".
'1
lil poder riel enigmtr
Grari l,:isrc (Icl éxiro qiie ol~tiivoGorriti I-cside cii sii Iiahilidad )>a-
LI coiiiI)iiiar recursos liererogliieos pi-oveiiieiites de cstf~icasy g6iieros
clivci-sos. Sii iiasr;ici\rn dosifica iii;igiti.aliiiciire el liifasis de In trngcdia
coii l;i iiireiisiilatl tlcl nielodi-aiiiii, el suspenso ilcl iolleríii con el poder
s ~ i ~ c s r i ve oinquieraiite de lo i'aiir5stic0, eii un 1-cgistro que va de lo cx-
ii.:iií» :i lo si>l~r~iiatiii~nl. Sobi-<:todo coii respecto a la eirici-geiicia de lo
i a ~ ~ i i s t i cGorriti
e~, sitúa sus liistorias eii el liiiiite de lo verosímil: a l ~ u n -
daii las visiones funestas, las prcnioiiici,oiies y taiiibiéii las iiisci-ipcioiies
siiiicsiras sobre el cuerpode las víccinins.
Así, al liiial d e "El giiaiilc negro", cuando lsal~elenciieriti-a el ca-
cliucr d e s i ~ciiariioi-ado en el c a ] ~ ~ ]de , ? I~aralla,advierte qtie sil "cuer-
1)" esl>clto y clegaiitciiiciite \,csticlo estala ileso" pero que Ilcvc~ba
"iiiia iicricla proliiiida, de í'ormn cii-cular y h o r d e iiegros". 1snl)cl tlc-
t1iii:c ili: i~iiiic<iint.o el sigiii(icndo tic csia iiiai-en: \c rsata cle la iiiniio de
Miiiiicln Rosas, "iquc le Iia clesrrozado cl lxcli« para rol~ni-iiiecl co-
r.i~<jii!".
r
.>iti c i i i l ~ a r ~
'
-iiiiigiiiin
o visión es categórica eii cl uriivcrso nni-i-;iii-
v i > ilc Goii-iti-, cir el liiinl del I-~;I~ILO se ~soiii.1i1dc iiiiproviso los con-
i i i i iios iIc Liiin i i i a n i ~qiic ~i~liiiicnrivaliieritc deliiiiira el hucco tic1 cora-
ióti ni-wl~zciiiiotic \Veiiceslao; csn visióii de Tsabcl iios t r n e ahnra una
iiii,ig(:ii soniliria <le Maiiiiela qiie pni-ecc Iinber reproducido cl iiiisiiio
fic:,:o siiiiiesrro del paclre eii cl S U C ~ ~{~incsro O tle otra iiiujer, la María de
"IiI T..~icei-odel iiiniiaiirial".
D c iiiaiicra que esm ii-riipci6ii iaiitás~ica,iiiis que ceri-ni; abre sobre
el l i i i a i tlel i-ela~oiiii gran iiitcrrogante: iquiéii es o q~iiéiiiuc Maniiela
Rohns? ¿Es In iiiiicliac:lin agradecida, caiira, seiisil~lcdel coinierizo de la
Iiisioi-ia, capaz de eiinii~orarsey coquetear con sil galáii, igual que otra
jovvii cualquicr;i [Ic sii cdntl? (Es csn iiifia inocente y soiiietida 2 la vo-
Iiiiiiad tiel Mons~riin,ial coiiio la retrata Mái-inol en Aiiialia y eii la bio-
gral'ín publicada eii Mori~cvideoeii 1 850?~'¿ Oes ese otro personaje si-
iiic\c.i.o clcl lirial qiir podría cIialog:ir coti coiiiodidad coi1 el iwrato que
" c dcl lollcro Mntiueiii ,J<ornr. I'irctle coiiriiliairc 11 cdiciúii clc Jiiaii Carlos
ti-lln
<;lii.iiio, ~ wúnc
U
C 'los ohi-as rlcJosé lil;iiiiii,l, A.wimnir> rlrlSr. i>r. 1). l : l o i - o ~ r i oi',ire-
iii y 1,/<i>ii,?lii l<oiitr. Iliicriric A i r r r , <:,>sa I'arili>, 1972.
li:icc d e ella 1 lilario Ascasiihi cii cl poeiiin "lsidoi-a la feilcrnla y iiinslior-
quera", iiicluido cii el Pnulino I ~ u c c r o ? "
Cori Gorriti se suspciitleii las i-espticstas categóricas pnrn nlirir el c.>-
iiiino a la diiiieiisióii del eiiigiiia; estos relatos se sitiíaii eri el filo d c la
vncilacióii, Iinceii ci-ecer las d u d a s qiie estiii y segiiir.iii estando prescii-
tcs eii la iiieiiioria popular: cl pasado rosista es cii la iinrrnriva d e G o r r i -
ri uiia licsadilla fasciiiaiitc, uii siieiio d e inuerte d o n d e destcllaii las i ~ i -
~ ~ u i e t i i i l ezozobraiites
s y los faiitasiiins subliiiics.
i ~ u ~ > ~o ~i i n~IcY.Liini,~rla
l g a por j u i r c z Ccliiiaii y I : ~ l e i i i < >I'inrc.
~i ñrol-daiiiio a <;i,i iii la
siinia de irrs ~niilpesos para l a l>ubiicnci<iii dc s t i ~<iliras. I>cs<lc cre a i i i i y 1i.iii.i I , i i i < r
ilerlwésdc sii ciiiicirc sc iiiihlicaii c i i Iluciiiis A i i c s c i i x i i < i l i i t l l < , s : 1.0 irei-7," ,ziiini( 1 XS").
Cufi~b~i <.riCrricrr(1890),I'erfilcr (i8'J2), k"in<inr /il?,-,zn,ii CJPIinin 11176 IXiI, l r > i > i i , 1
(1892). 1.r~ iniiitio es p u b l i c a d a cn 14')7. l i r > i g r ~ i i < > c i c<Ir
s s i i iiiicr.t c ~ ci < i i i r r i i ~ i<i>> l 1 . 9 -
)>"S ~ O Chla<iii<l.
. ..
ciilicn" (s.l'.tii). lisie coiisejo clirigido a una joven p c r i o d i s t ~que regrc-
sn .iI [país tias iii~icliosaños d e rcsicleiicia eii el csti-aiijero pnrcce salirse
(Ir la ;ini.cdoia ficcioiinl par1 establecer uiia iioriiia q ~ i cacaba d c ser
~ u r s r ac ~pi r i c ~ i c nl i i x la :iiiti~i-a:la /iie,zltiim debe e~rrirncij~nrse de Inpo-
iiircti y -podríniiios agregar- d e tocla I>oiítica esplítira, pai-a coiici-e-
t.ii esta vcz el liiinl Jeliz de los eiiaiiioiados. I:)c iiiaiiern inversa a las Iiis-
torins d e Si(e5os v~nlidndcs,eii l n q u e la eiieinisrad política d e los
~ ~ x ~ l x w u cimposible
l\~e la iinióii d e los aiiiLinLcs, aqiií los liijos sellaii sil
coiiilxoiiiiso iiiipc.inl coi, los anillos d e los padres iniicrtos que bendi-
i.c.ii siiril>óIicai~ieiite el tiiatriinonio d e los jóvenes.
Para qiic la felicidad sea posible Gorriti ubica el linsndo d e los pro-
i.i!:oiiisins luera di: la pnri-ia iiatal. Mnuricio Kidal y Julia Lópcz vieneii
d c I'arís y nllí regresan: iii el u n o iii la otra son tocados p o r la Iiistoria so-
cial y l>olítica nrgeritiiia. N o Iray i-elcrciicins al rosisiiio iii liay pasiones
politicas qiie atciiteii contra la uiiióii atriorosa de los persoiiajes; adeinis
In Iiistoi-id d c niiioi- rraiiscurre eii uii 13uetios Aires del presente, rrioder-
ni,, cnii vidi-ierz i-epicras d c iiiercaiicías codicial>les que, eii la iinageii
iirI>:111n,\'ieili:11 3 ~ L . I I3~10s ~ I Icc~i~res:
- Este Biiciios Aii-es prolijo y orcle-
ii.i~Io,iloiiile las iiistiriicinnes fuiicioiinii y las coiiipafiías cle seguros re-
siii~lvciila iirielicidad de las bueliris personis no guarda relacióii alguiia
c ~ ~Ini iciudad qiic se riiuestrn en las liccioiies d c SuerJor ji 1-calidrides.
(:iiri-elnri\,aiiieiirc, se iiioderiiizri taiiihién la vida d e la pareja roiiiáii-
lic.iij, Maiii-icio frccueiita la Sorl~oiia,iiistitiitos, acadciiiias, bibliocc-
li
" Este rclaro a parrir clcl cual sc iiiseria de Ileiio cii la cultiira litel-aria liineña de
iiicdiado~de los años 40 alude -junio con airos pulilicx<losiiorteriormeiirc- 3 uiix
prol>lrm.irica iiodal C I I el coiiteuio soci<ihirióricnperiiziio: el iiidigcnisciiu. Vcr l?lciia
Aliiilia, "Alianzns iinposil>les:la rcii,arizacióii <Icl riiundo ilidigciia en Juaii:i Maiiurla
Gorriti Y Inr Veladas Liieral-¡as", eii Ariielia Royo (cuiiil>.),/un,innic<n;~c/n tnurliopri-
PCI, Salta, livl~lcd;il,19Y).
Iiir versos, ei.1 iiiia orgaiiizacióii altaiiieiitc t1o6tic:i. Los l)i>lieiiiios la tia
t:íl,aiiios coi1 1'1 iiiisiii:~Il.iiicz;i q u e a uii ciiiiipañer«, y sii casa era pasa
iiosott-os iin cciiiri) tic rcitiiii,ii", cueiita I<icardo Paliiia.'g
Eii efccio, es iiiia <lelas pocas rnujcrcs q u e frecueiita los csi>aciosd e
sociabilidad literaria cii el Pcrú d c iiiedia<ios d c siglo c iiicluso colabo-
ra coi1 PaIiiia y o t r o s cscritoies aiilcricaiios eii /.a Revista de 1-itna, El
Currro dcl I'erM, L'I /fll.i,m, I i a s ~ qi u e uii p o c o 1115s tarde lutida y dii-i-
s c sii p r o p i o seiiiaiiai-io, La Alborada (1 874-1575, en colaboraciijii coii
cl ~ x ~ c t a N u i nI'oinpilio
a Llona), coiitiiiuado cii Duciios Aires bajo el
iioiiibre d c La AlLoriirla del Plata (1877-1 880). Dedicarl.is "a las iiiiijc-
rcs Y 12s faiiiilias", estas p~ígiiiasabreti caiiiinos para iiiia reficwióii co-
iiiiiii s«bre la idciitidad aiiiericaiia, el qucliacci- del Ictrado y la ~ ~ o s i h i -
liciad d c forjarse uii lugai- cii la biblioteca europea:
609
1111.. olclcliali e1 i-itino de cstas tcrtiilins (iiiúsica, re]>resciitacioiies teaira-
1i.s. iiii,iiiciitos Iiiilicos y taiiibikii coiifei-cncias dc caráctcr cieiitífico
~ c i ~ i i i ~la~co~ivcrsacióii
~iin y la lecturn), rccolocniido así eii el IJiieiios
Aii-es ilc fines de siglo xix la iiieiiioria d e uii;i pr.íctica ciiltural iiiscripta
c.tila vez iii.is dccid;dniiiciiic entre Ins ~ostuiiibresd e los ticinpos idos.
Eii cste seiitido, puede <lccirscq u e Veladas 1;ter-arirzsd f ' X i m n eiiierge cii
su 111,i-acoiiio uii lil>i-oiiicmoria y tambiCii coiiio u n libro Iionienaje a la
iiiiijcr dc salóii y a la e s c r i r o ~ iq, u e desde diversos áiiibitos lia proinovi-
d<icl sciitiiiiieriio ;iiiiei.icano y el olicio de la ~ i o v e l i s t a Este
. ~ ~ lioiiieiiaje
ct,iiipli.iiieiita eii cierta iiiaiiera aquellos que ln pi-opia Gorriti Iia brinda-
i l i i a lo largo (le sii cari-cra. Oti-n d e sus iiublicaciones últiiiias, Cocinil
O' \'i:r Graciela B:iciicu«i-e,1 2 rnllcr iic la rrrriir~rtz.Vcliidni l.itr>nnni < / c / i < n n ahta-
>i,<<,ln Goriit;: /.i»in-niienor Aircr (l876/7-18921, oy. " L .
'' Sobre IJ iiirci-cióii<le lo liis~úricoy lo auiobiagráfico eii Coñ~rncclictica nicre-
c e <Icsiacarsecrirrelos iral>ajosdc los úliinios aiios el <IcClaudiaTorre y Joseliiiñ Iriar-
tc, "1.2 iiicsa csii seivirlr", cii E l n j ~ < c rdr
r lnpntria (oy. o'r.).'l'oliibi6ii Arnelia Royo, "Si-
i;,lr> xix: e s c r i ~ u ~dc
r r In Iiisioria del ralSii a In cociiia", en jua>,arnntzi<eln n>ircl,o papel
(o;, ti!.) y CI,pr0lngn <leE\Ia~.iaRosa I."j0 a la ú l i i ~ i i ciiiciiiii
;~ d c <:on',in ~ n ' e ' c ~ i rBue-
t~,
, n i > Aires, Alfagiiai-a. 1999.
Obras de Jr~annManuela Gor~ztt
Yrrenos y renlidtzdes, II~iciiosAircs, C:irlos Cnsnvalie, 1865. 1':inoraiiins d c
la vida, 1y 11, Ruciios Aires, Iiiipreiitn y Librcrias d c Mayo, 1 8 7 6 Mis-
ccl2neas; colección de Icyeridas, jilicios, pensa~nie~itos, discwrros, ~ I I I -
presioiies de viaje y rlercripcionrs a~nericnnar,Bucnos Aires, Iiiip.
Biediiia, 1878.
EImir?zdo de los i-ecrrerrlar,Uueiios Aircs, Libreria de Félix l.ajouane, 1886.
Oasis C I I la wida, Bueiios Aires, Librería d c Félix Lajouanc, 1888.
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i i i > d e Liiin liici-auii-a. l'ui- uiin linitr i:I rosisiiii~,q ~ i c ~ ~ i i < I c i iyc ciic;ii J -
iiJ uii lxi-íodi.) cs~ciisísiiiiiicii la 1ici-cc1>ciiiii le sus a c t ~ ~ i -y, ..
e >1ic1i- 1.1 i i r i
~ ~ ~ S C I I L Ciii-i-csueltos
SC \,>S cuiiiplicadi~scoiiflictiis ~pr>líiicus y ciiltiii-;il~.
qiie suscdiei-uii n cs:i siiiglilar eslicriciicia cic la ~i;iciÚiicii cici-iics, i : o i
su c a u J a ile liiclias pul- el luxl<:c, el vcliciiiciitc dcsco ilc los gi-iipi)s i i i . i -
csclaieciclus cic l i ~ ~ l - ; iiinn i- iiisiiiliciuiinlid~diio siilci iio Iiallij i i i i c a i i i ,
traiicliii~opata saiisfncci-c sitio qiic pi-ricliijo ciicc~iinilii.;ciifi-ecit.iiiiici~
tos, viridus c<iiiiiii.i iiigciii.i;i di-.iiii,iiica, qiie a~ic~fi"l>;i ciialqiiici- iii-cici:
siiiii iic litci-kiriil-a,si jiui. ial cosa sc ciitieticle uiia csii-iici~ii-niicccsiii:~17.1
i-a 1.1 ciiltiii-:i ilc uii pxís <qiici r i r i . i i i n iiiiiclci-iiiízi-SC.
lal vez ya iio uiiiiai-i(1s y fr<lci-nlcs,c ~ 1;is i aiiiig~i;i\rlciitiici«iies i i .
estos tCi-iiiiiii>s,pci-i, sí pui-iciiejs y l ~ r o \ ~ i n c i . ~ i iiiiodci-iiizaiiics
os, y 1r.i
dicioiialisras, cui-opcístns y aiiiei-icaiiistas esiahlccici-e111i-cglns <lei i i i jiic
go tlifii.il q u e ii<i siii coiiri-adiccioiics í u c i t ~ i gaiixiiciu
i Iris priiiicrcis. iiii
esre I I I ~ I - C C )~ e c o i i u e c rla li~ci-:iriii-.iiiv va J c siiyo. ni1 s J l o para iliiicric.
ciiioriccs csci-ihíaii coii cuiiciciici.~d e Iiacci-lo siiii> taiiil>uco par;l iii1.i
liisioria articulada cii toi-iio ,I 1111C ~ ~ I I S C ~i.igui-c~so. ~LII i P ~ ser ~ I~i t c dr ~ ~
Iura uii cscriiu juríclici~,uii paso di-aiiiiiico, uii ~ I C ~ . I L IO > ~ ~ l í tuiia i ~ <1.~1 ,
~iiciiiusaciiiiial,cili,séiic?, uiia cióiiica c i i - ~ i ~ i i s t a ~ i cIi nI Il .I pa!.ad'i
~ gati
<:licsc.n?Y, si11c:iiibai-go...
Así, pues, cii csias c«iidicioiies, lu qiie i i i c s ~ voliiiiieii c sc <litiiiic c..
la lx~s¡liilidad d e i-cscaiar csc cuiicclito, ilc disceriiii- IL, i ~ i i cIxxxir ci~iiz
iiiuir iina litei-atui>.cii uii coiijuiii(1 d c textos i i i u c l i ~ ~d sc los ciinlcs IILI s<
pciisai-c~iieii csia Jiiiieiisi6ii. iliiúiil lal~oi-dc tcscaie, vario aurocoiii.cii
ciiiiiciiti, acci-ca d c lo q n c "debe" sci- iinportanrc iiiis al15 d e su I i o ~ i l ) i
liciail (le s e i Icídti coi1 la pi-oiiiesa d e placei- qiic ciiti-nñ;i I;i liicintui-n?
1 liilio cii ese períiiili,, iio obsiaiire, textos iioi:il~les,ciiya niera exis-
iviicia, so~-~ucndciiie cii tales coiidicioiics, coiistiiuye la priicba de i i i i
i.i:;or que u ~ > ~ t r xln tgciicralidad ~ o ~ ~ de lo que podíati ser Iiis textos
:itliiiiticlos coiiio liierni-ios elitoiiccs. Narrin I:lei7-o, coiiio culiniiiación
<Iciiiia ir-ndiciói~iiiiiy argciitiiia, y Una r~.ct~.siÓ>i a 10s jn[/ios r ~ z t ~ q ~ ~ e l e s ,
cgiiiio iiiflcxióii o!-iginal de los presupuestos que, en tacho prograina pa-
t.;, iilia Iitei-atura Iiriil>ia,aiiiiiian cl I'ucir~ido,conservan cl ericaiito y la
sciliiccióii <le lo qiie fue escrito con iiidepeiideiicia [le reglas y cáiioiies,
:isi coino las apasioiiaiires filr»7orins, de José María Paz, ciiya iiiteiicióri
~cstiiiioiiialno fi-eii:i i i i liiiiitn su proyeccióii, y iii qué decir del I:a~(rto,
< I ( . Etaiiisl;io del Cnriil~o,uii iiisólito maestro de 1.1 pai-odia que traza
alg<>así coiiio el csqtieiiia de uri inodo de genialidad de lo que poste-
ritiriiieiitc norges Ilaiiiai-5 "el idioiiia de los argeiitinos".
Esos cuatro libi-os, por lo ii1eiios, \rividos eii sii iiiriinento coiiio pu-
i-i>slii-ores de escrirurn, adqnirieroii bien pronto carácter iuiidador, ca-
si ci~iiioel Facr~ti~lo, ya bieii asentado en la iiiemoria cultural argeiitina,
y i ~ u cE/ /14a/adero, snc.ido del olvido (mr'Juan Mal-ía'G~iriérrcz, fiiii-
ilicloi; a sil I~CL, o rcfuiidadoi; cle la crítica, ese acoiiipaííaiitc iiidispeii-
snble de toda litcrni:ura que se quiere madura. Tainbiéii esta dimeiisióii
riirs ociipn eri parriciilai; pi-ccisaineiite porque una decisióri coino la su-
y.\, iiruclesta pero disciplinada y atenta, iio podría desligarse de una
coiiil,rciisióri de u11iiioiiieiito que si iio se viei-a con este criterio podi-ía
s<,r~ j > . ~ c a idesdc
lo [tila iiiirada valoi-ativa, in6s o iiieiios 1-igurosa o inis
o iiiciios nrbitr:iri:i.
Por siipiiesro, Iiaii siclo para este voluiiieii olijero de atciicióii rno-
iios qiie podernos 1I;iriini-prc\~isibles de escrittii-a literal-ia, tales c o i ~ i ola
~pc>aiay In iioveln, trntaiido de que el carácter critico que tiene esta ciii-
p1.csa no sca desviado Iiacia coiisidei-acioiies dc gusto u obedezca a los
~ > . ~ r r o nscguiilos
es Iialiitualriientc para corisidera~- el I>asndoliterario ar-
p,ciiiiiii~;así I:i o l i ~ de i Gorriti o la dc hláriiiol o la de Guido y Spaiio,
( 3 la (le Ascasul~i, iiista1;idas eii uiia sucrtc de cielo iii<-lispeiisable,eso que
sc siiele eiiteii<lercoirio carion, soii aborulaulas en su dialCciica produc-
iiva -110 iiieiios que la poesía gaiicliesca-, no para dar sali-
i 1 a~ uiia exaltacióii declai-ativa y patriótica coiiio las qiie suele~ifatigar
1~1siiiaiiualrs de litei-ariira iiacional sirlo para porier a prueba rniradas
;istiiales, quc veii coiiflicto donde otros ven sólo supei-ficies liszs. Mira-
(12s iiiirriilas de t r o ~ í a para, las que cl texto, iiioderno o arqueológico,
cs siciiipre un sntiirado cle sig;iificacióii,un eiiigiiia que pone a pr-iieha
r i i i a critica eii cl ciitendido de que adiiiitir iiiia liistoriciclacl es correla-
ii\,a~neiiteeiitrar al uiiiverso de signos propios de una cultura.
Pei-o, igiialiiieiite, el voluiiieii coiisidera atractivos otros discursos
ciiltiir:iles, como cl r>ei.iodistico -se conoce cl papel que dcsciiipeííó eii
1.1 coii{oriiiaci(,ii de i i i i a iiistitucionalidad-, el Iiisitirico -que, por su
cnricter pol61iiico fue vivido coiiio csciicinl para recoiiocer las iiiai-cas
de iiiia dificultad de ser o d e poseer uiia ideiiticind- e, iiicluso, el jurí-
dico. 'lodos ellos coristituycii la iiiateria quc los vciiitit:rés ca1>ítulosdel
voluineii tratan d e ilurnitiar: e! relato quc presentan cs el de uria luclia
de lengiiajes tal conio se dio eii un período d e foriiiacióii, indeciso cul-
tiiralmente, pero tan decidido y liastn feroz eri lo político que las loi--
iiias quc produjo todavía persisten eii la realidad y el iinaginai.io de uiia
cultura y una literatura quc coiiocieron luego inoiiieiilos niás precisos
y d e un elevado grado de iiiiiversalidad.
Abalos, Jorge W.: 230 ti. 10. Aiiiarirc, Adi-iana: 138 13. 34, 184, 307
Al~crasraiii,Antotiio: 418. 11.2, 31 1 ti. 5, 429 ti. 36.
Accvedo, Eduardo: 337. Aiicliorcna, Tomás de: 347.
Agiiilar, GoriZnlo: 64, 66, 67, 69 n. Andcriiiann, Jeiis: 237 (1. 16, 377 n.
15, 234 n. 13. 36, 528 i i . 31 y 32.
Aira, Césac 379. Atidcrson, Uciicciicr: 458, 519 ti. 2.
Aihcrdi, Juan Bautista: X, 11, 25, 90, Andt-de, OlcgarioVictor: 128, 133,
102, 134, 164, 171, 172, 172 n. 15, 144.149, 151, 154, 159, 164, 3'11,
174, 175,175 ti. 18,179,182,279- 322, 325, 331, 418.
302, 280 t i . 2, 288 11. 13, 292 n. '16, Andi-cws, Joscpli: 522, 525, 525 31.
298 11. 30, 299 13. 32 y 33, 302 t i . 25.
36, 307-309, 317, 318, 318 n . 14, Aiigelis, Pcdrn de: 33, 88 ri. S, 125 i i .
335, 336, 339, 341, 341 n. 9 y 10, 13, 162, 184, 314, 448, 479.480,
373,385,422, ,127 11. 32, 451-452, 496-497, 497 n. 16. 504, 507, 507
472,487-4S8,487 n. 2,494, 504- n. 24, 522.
507, 510, 522, 523, 525 n. 25, 576. A~isolabebere,I'al>lo: 29 n. 21, 2.13 i i .
Aldan, Carlos A.: 522 11. 13, 523. 25, 247 i i . 32, 428 t i . 34,479 11. 16,
Alniafuel-rc [Pedro B. I'alacios]: 128, 603 n. 11.
157. Antoiia-Tiavcrsi, Camillc: 23 ri. 12.
A i n i ~ g r oDicgo
, de: 264. Arnna, 1:elipc: 99.
Alsiii;~,Adolfo: 366, 533. Araiijo Muñoz, Rodolio: 434.
Alsiiia, Valriiiiii: 51, 447. Areridt, Haiinali: 6OR n. 19.
Altnniiiaiio, Carlos: 92, 100, 125 n. Ai-gcrich,Juan Aiironio: 143, 607.
12. Ari?~:I'llilippc: 122 n. 6.
Altamirano, Ignacio Manuel: 327 t i . Ailt, Roberto: 271, 444, 482, 535,
23. 535 n. 41.
Alluna, Eleiia: 607 ti. 1 7. Arnistrotig, Naiicy: 419-420. 420 ii.
Alvarez, lose Sixio. Ver Fray 21, 603 n. 12.
Mocho. Arrcdoiido, José María: 556, 562.
,\i-i-iria, Raiacl All~ci-tu:123 11. 8, 130 l'~ailiciloic, Gi-3cicl;i: 00 1,. 24, 420,
,l. 20, 132 t i . 23, 115 11.2'1, 144, 420 11.23. 604 (1. 13, 610 11. 20.
1.14 11. ,13, I.l(i 11. 45, 424. Baiii~icssa,Aiigci: (18 11. 13, 25s.
i\i.iigx,J~s': (.;ci-vasin: 410, 570-571. Bauiiclnii-c, CIiai-lcs: 59, 327.
A s ~ a s u b iItlihrio:
~ 7 1 , 9: 17-1 9, 2 l Bccco, I-liii:iciu Jorgc: 17 11. 2, 78, 7 s
11. S, 22, 23 ii. 1 1 y 12, 24 ti. 14, 11. 3 1, 20.3 ri. 17, 230 17. Y, 233 11.
25-27. 29-30, 32, 34, 19-42, 45, 45 12, 236 11. 15.
t i . O, 46-49, 50 ii. 10 y 11. 51. 52 ii. Ucck-Ucriiarcl, I.iiin: 528.529.
13, 53-57, 60, 66 n. 11, 69,70 i i . B6cqucr, Gustavri Aili,lfo: 258.
17, 72 n. 20, 74, 109, 115, 171 n. Bédicr, Josel>li:265, 265 ir. 21.
12, 235, 247, 266-267,270 n. 29, Deliciy, Mxtías: 470 11. 2.
'427-431, 430 13. 38, 433, 446: 447, Bcig~-ano,Caiiiicii: 495.
447 ti. 12, 452 11. 18, 479, 603, 614. Bel~:raiin, hlaliucl Joai~iiíli:' I h , 282,
Asirnda, Carlos: 264. 299, 565-SU, 508, 571, 474-576
/\ugmto. Ver Fci-iei-a,Juan ~\iidiCs. 575 r i . 13 y 14, 581, 582, 582 11. 23.
Aii-la, N6sii>r Toriihs: 396 11. 11, 418, Rello, Ari<lr':s: 179.
5'13 , l . 3. nclil-:í,~, Oscar: 466.
A\-cll:iricda, Nic<il:is: 203, 209. 217, Bclzú, Maiiucl 1sid01-o: 5XC!, 5Y4, 594
257, 261-263,301,542. (1. 5.
I.~fucii~c,1:iiriqiic: 506.
47f> ii. I l.
. , . . . l.ois, lhO$: l'Y5 ) l . ,l, 22') r ~ '1, , 2,.l4,
261 ii. 14, 273.
Lagos, 1-lilai-¡<y,:104. I,ojr>, Mai-ia l<us:i: 0 IO i i . 2 1
I.áiiicz, Alaiiucl: 500 ii. 19. 1,uiigfcllon-, 1 lciii-y \Y'arlsii.uirli:
l..;ijoiiaiic, Fi.iin: 411, 480, 609. 322.
Laiiiadiid, Gic:gor¡odc: ;O, 33, 3 1 5 , l~;l'cz, Jiiaii l'.il,l,>:,171, 545.
578.579, 578-579 1 1 . 19, 579 n. 20, L < i l ' u , ILucio Vicciirc: 324, 3.18.
581, 5x7. L~IIW,I~.uis:235.
1.aliiai-quc, Adiilro: 434. l , Ú p c ~ ,Viccliic I'i<lcl: I 1, 102- I 63 11
I . ~ O I : I ~ L~\I[>~IL>IIsc
~IIC, dc: 3 10, 326, 3, 135, 1 8 8 , 2 1 ( ~ . 3 0 5 i i . l , 3 I O , > l i ,
597. 3131i.K,3Ií6,3Ifi1i. l1,3h'3-~IOl.
L.ainai, i\iiilrL!s: l i > Z - i G 3 i i . 3, 4'17. 407. 40<)-,1 15, ,124-,125, ,liO, -136.
I.airil~cisgliiiii,I.ciiiii<las: 30, 3 0 ti. 24, 532.
6 l i i . 4, 7 0 i i . 17, 2.15. LÓl>cx Jiri<l:in. liic,tsilu: 1'16. 235,
I.anil>orgliiiii, Osu:il<lo: 255. 230, 552.
L.aiiiir:i, J o s t I.iiis: 179 i i . 23. ILiipcz Osoi-iiii,, M:i1 ii,: 243 i i . 27.
l~aplaiiclic,Jcnti: 361 ti. 12. I.r.il>cz y I'iniicc, \'icciiic:: 504, S 10.
l.:iil-:i, Mai-iaziu Ji,si. dc: 2x3. 1-iivc, 'T\i<riii~s G.:,170.
I.ai-i-aya, lsi<liiru:584. ILon-c, Uniiild: 455.
1-ai-rcn, Aciroiiio: 476, ,176 ii. I I I,UC>L,I:,sl<:ll,>r~ dc: 121, 168.
Lasrca, ju:iii: 2'15. l . L I ~ C , I ~ Ul':ricl~
S ( ( , V < X ~ \ :3(>2,
1-assc~sc,Juaii: 443, ~17~). 1.iiiliiici-,loscliiia: 2.1 i i . 1.1, 31 1 1 .
l..:iv~~~c, Juan G a l o 33, 34, 52 13, 2 ' ) , 3 ~ ~ l , ~ l 1 , ~ 1 1 , 16 1 . 4 , 6 2 11.5.
91, 95, 507, 5S7. 66, 6 6 i i . 10. 6'1 t i . 15. 73. 14.1 VI.
1,avai-dfii, Iviaiiiicl ilc: ,191 i i . 7. 42. 219. 2 2 6 i i . 7 . 236 2 3 7 i i . 15.
I.::ivvisici, ~ ; i i o i i i cLaurccii.: 289. 24? ii. 26, 254 11. 4, 255, 2hS.
Lc I'ai:c, cal,it.lii: 546. 271, 357, 131.
1,c~ciidi-c,I>icri-c:2'15 i i . 25.
u J.iigc~iics,lictii~iiii:.li,1, 470 11. 2.
I.cgui7.ailii>1i, iVla1-1iiiialio:257, 258: l.i~gotirs,1 2 c o ~ ~ ~70, ~ l 108,
~ l r ~IO'J,
:
258 i i . I l .
-. 121, I I Y , 157, IclS, 230,251,251 1 ) .
1, 253, 258.263, 262 n. 18, 2í13,
265-267. 272. 273 n. 31. 357.
I,y~lcl,,j,>l,,,: 38 1,. 7,
Iyiicli, \'ciiiiil-a: 4321. Maroua, Sehsrián: 457 n. 2h.
h1.i~Cariri, Williniii: 131, 525, 526 t i . Mai-iincz l':siiaila, E ~ e i ~ i i i c10,
l : 126,
.~21>. 126 t i . 14, 147-149, 199, 215, 220,
A.l.~c¡cl,]U:L(I B a l i ; b s : ~19,
~ 10 11.4, 22!, n. S, 251. 251 11. '1, 252 n . 2,
231. 253,255-259,261-262, 269-271,
i\l.idrr<i,I:lorciic;i>: 261 271 r i . 32, 272, 3x8,360-361, 523,
h4.iJci-o, Matnn: 98 11.22, 138 11. 34, 530.
473 ,l. 6. Mar-rinez Sai-asola, Carlos: 211, 359.
h.l.iiicco, Robcrio: 185 ii. 32, 313 11. Mai.iiricz Villergas, Juan: 327.
S, 3x3 n. 1, 413 ii. 12. Marrorcll, Alicia: 591 n. l .
hl:tgdlihes. Doiiiiiigo Goii$alvcs de: Masiello, I-raiiciiie: 324 n. 22, 397 i i .
lh5. 11,41611. 15,419,420, 531 11.36,
h l ~ * ~ r i i i oCervaiiies,
s Alcjaiidro: 14, 593 n. 2 , 6 0 6 n. 15.
200, 211, 415. Masiiic, Ilcari-iz: 61 11. 1.
hla::giolo, Mii-iaiii: 521 t i . 20. Mataiiioro, I\las: 279.
hlas~insco,Iletiiio: 199. Maiibé,JosC Carlos: 273 11. 34.
hl:,;ric de l3ii-an: 122. Maupassuit, Giiy de: 470 i i . 3.
hli;ntciiciii, l:raiiCoise il'Aiil>igiié, Mayci, Jorgc'M.: 302 11.36.
iiat~qi~ci:r clc: 415. Maza, M ~ i i i i e Viceriic:
l 600.
bl;ii~coCapac. Vci- M:liisilla, I.ucio V. Mazade, Cliailes de: 174 n. 17.
hlntisilla, I<<lii;iid:i:312 1,. 6,415, Mckciizie, D. F.: 402.
-1 17-420,422, 510, 532,592, 593 ti. Melgarcjo, M.:589.
.l. Mcllado, Aiidi.és. Vcr Miirc,
h'liiisilln, 1.iicio Noil>ci-to:91, 9 5 , Bnl-toloiiié.
',.15 1
., 7. Mriidevillc, Jiiaii-Raptisrc
Maiisilln, I..ucio Vicrorio: 14, 60, 95, \Y'ashicigton de: 501-503, 502
'1') 150, Ih4, 237 n . 17, 248,
11. 2 3 ,
".
¿l.
ii.
3 1 1 , 312, 322, 325, 336, 337 17. 2, Mciiclcville, Ivlaria S5riclicz rlc. Vcr
3'16 i i . 23, 31>0,366, 373, 374, 4'19, S.íiiclic7. de Tlioiiipsiiii, Mariq~iira.
,110-4.1 1, 471-472, 508, 510, 51'1 ri. Menfiidez Pidal, Ranióii: 265, 265 r i .
3 , 531 11.37, 541-562, i.12 11.2 , 5 4 3 21.
1 % .4, 545 13. 7, 551 n. 14, 593 n. 3. MciiCiidez.y l'clayo, Marcclino: 257.
1107. Mercditli, Gcoi-gc: 271
Mniisr>,J u a ~ i i 324:
: 345 1,. 21,41 1- Mcyei., Meiiri: 78,451
4 12, '115-417, 592. Migueiis, José Zoilo: 73, 199, 1 9 1 n.
hlaiiiegiia, Andrca: 544. 13,215-216, 221 -222,228, 236,
hlnquii\,clo, Niciil5s: 353. 252, 2h3, 430 n. 39.
Ivlniiiicrri, Francesco l'oiiiasso: 362. Milton, Joliri: 140.
Miiiiiol, JosC: 11,74-75, 85.102, 119 Miralla,]osé Ariroiiio: 130 n. 20.
ti. 1,128, 132, 115-139, 157,158, Mitrc y Vedia, Bartoloiiié
164, 178 n. 20, 182,3 10, 407-412, (Rnrroliro): 144,478,478 si. 15.
4 16-418,423-425,124 n. 26,430, Mitrc, Aclolfo: 397 n. 11, 470, 478 ti.
448,471,473, 493, 523, 544, 545 11. 14.
7, 596, 598, 600, 602, 602 n. 10, 614. Mirrc, Rartolomé: 11, 41, 72 n . 2 0 , 87
M.ii-iiiol, Jiinii A : 86 ( 1 . 1, 89. ~i.5,100,147,150ii.52,185,18U,
Musset, Alfrcd de: 326.
Miizzio Sáciiz-I'eiin, Cai-los: 136 ii.
31, 142 11. 41.
Mycrs, Jorge: 122, 123 11. 7 y 10, 137
n. 33, 408, 409 n. 4 y 5, 444.
Nxiiiuncurá, Mnnucl: 356, 35') n. 7,
575 11. 13. 365.
Mitre, Dclfiiia: 322, 478. Navarro, Cccilio. Ver Mitre,
Mitrc, Einilio: 556. Bartoloiné.
.
Mirre.. Toscfina: 478.
Mitrc, Julio E.: 434.
Navarro Viola, Alberto: 434, 441 n.
2., 592.
Moglia, Raúl: 188 11. 34, 189, 499 n Navarro Viola, Migucl: 77, 210, 592,
18. 592-593 n. 2.
Molierc ueaii-Baptiste Poqueliii]: Netzahualcóyo~l:311.
287. Nin, Mariquita: 188.
Molloy, Sylvia: 187, 187 n. 33,487 n. Niñn, J. M.: 478.
2,548. Nipcl, Wilfrcd: 403.
Mongcs, Hebc: 189. Nouzeillcs, Gabriela: 376-377 n. 35.
Monsalve, Carlos: 434. Núñez, Angel: 195 11.4,229 ii. 9, 261
Montcagudo, José Bernardo: 473. n. 14.
Moiitelcone, Jorgc: 125 n. 11, 424. Núñez de Arce, Rafael: 257.
Monremar, FClix de: 545. O'Gorrnan, Carnila: 336.
Moiitesquieu, Charles-Louis dc O'Gorniaii, Enrique: 21 1, 221.
Secondar, barón de La Rrede y de: Obligado, Pastor: 495 r i . 12, 609.
280. Obligado, Rafael: 72 n. 20, 127-128,
Moore, Thonias: 497 ii. 16. 141,144, 153-157,156 n.59,159,
Mora (Iciigunrnz): 5582559. 433-435.
Morales, Ernesto: 165, 171 n. 12 y Ocaiitos, Carlos María: 178.
14, 180-181 n. 25, 189. Olascoaga, Maiiucl José: 355, 532.
Moi.eiio, Francisco I'ascasio: 370 i i . Oliden, Maiiiiel Luis de: 238.
26, 37'1, 377, 528,532. Ong, Waltcr: 244 n. 28.
Moreno, María: 365 n. 16. Oiigania, Juan Carlos: 339 n. 7.
Morerio, Mariario: 108, 168,279, Oria, José A.: 285 11. 10.
294, 443,473. Oribe, Maiiucl: 30 n. 25,34, 40,44,
Morctti, Franco: 553. 47, 50 n. 11,498.
Morillas Ventura, Enriquera: 71 n. Oro, Doiiiingo de: 195.
19. Oroño, Nicasio: 200, 350.
Mouticr, Adolfo: 434. Oyucla, Calixto: 435.
Moya, Isniael: 267,267-268 n. 24. Pacheco, Aiigcl: 511-512.
Moyano, Carlos Maria: 373. I'achcco y Obes, Melclior: 505, 506.
Mujica Laiiiez, Man~icl:45, 53 n. 14, Pacini, Giovaniii: 68.
68,68 n. 13,74 n. 25. Padilla, Ernesto: 350 1,. 32.
Muñoz Calircra, Jiiaii Rxnión: 449 ti. I'agés Larraya, Antonio: 156, 229 n.
'1 5. úy7.
Miirat, Napolc6n: 384 n. 1. Pagni, Andrea: 366 t i . 19.
I'alacios, l'cdro Uonifacio. Ver I'iráii, Juan: 1'16.
Aiiiiafucr~c. I'izarro, Francisco: 264.
I'nlcos, A l b c r r u : 120 n. 3, 171 12. 14, l'latóii: 180.
183 n. 29, 189. Plaza, V i c t o r i n i i de la: 145.
1'alIii.rc.Juaii Lcóii: 78, 79. I>ocock, J. G.h.:403.
I';ilnix, Ricard<i:2OC),604, 607-608, I'odgorni, Trina: 377 11. 36.
610. Poc, Edgar Allaii: 262.
Pniiaia. Marta: 420 ii. 21. Politis. Giisiavo: 377 11. 36.
J'aiiofsii)., El-wiii: 403. Poiiicr, León: 175 11. 18.
P:iso. Juari JusL: 295. Populi7i0, Eiiriquc: 508 in. 25.
I'acriiti, Matias: 186. Possc, Fileriión: 605 n. 14.
I'avic: 503. I'rado, Maiiucl: 528, 532.
l'nyi-6, I<ol,crto Jorgc: 482. 535, 535 Pi-ati, Mar-y Louisc: 520 r i . (1.
t i . 41.
Praz, M a r i o : 140 11. 37.
Paz, JosC Clcnicntc: 452, 455. P i c t o , A d o l f o : 8, 87 i i . 5, 125 ii. 13,
1'37, José María: 11, 40, 316, 498,
132 n. 24, 152 ii.55, 173, 236 11.
507, 565-587, 567 n. 3, 50'1-570 n.
15, 385 n. 4,427 t i . 32, 459, 520 ii.
5. 571 t i . 7, 572 t i . 8, 573 ii.9, 574
7, 523, 542 ri. 2, 565 11. 1, 578, 592.
11. I O y 11,575 ii. 13 y 14, 577 n17
Pricto, Casiiniri): 469.
); 18, 578 n . 19, 579 n. 20, 581, 583
I'roudlion, Picrrc Josel~li:344,555.
11. 23, 583 n. 24, 584 11.25 y 26,
Pucli, Dioriisiu: 591 t i . 1, 594, 594 ii.
585 n. 27, 600, 614.
4.
l'nz. M:ii-gari~n:566.
I'uig, Maiiuel: 79.
Paz Snldáii, M a i i n i i o l;clipc: 364.
Purvis, Brcit: 47-48.
I'azos Itanki, \'icentc: 216.
Quesadx, E r i i c s ~ o 164,: 264, 357,
Pi:di-o 11, dc Brasil: 174 ii. 17.
433-434, 441, 441 n. 2, 442 i i . 3,
I>cllcjiriiii, Carlos: 508 n. 25, 52 1 11.
459 11. 31.
Y.
Pelliza dc Sagasta, Joscfina: 324. Quesacla, Vicente G i l : 186, 31 1, 321,
l'clliza. Marianu: 609. 330, 589, 591-592, 591 n. 1, 600,
Peña, Manolo: 547. 603, 609.
I'ciiaioza, Arigcl Viceiiic (Cliaclio): Quiiitaiia, Isabel: 5')s $1.6.
147, 207, 249. Quiroga, Jiian Facundo: 30, 42, 299,
I'ci-alt:i, Carlos: 384 11.1. 566, 570, 595, 601.
I ' t i c z , 1,uis: 7 11. 1, Y, 17, 18-24, 25- Rabisiovicli-Ucrl(rna11, Ricardo D.:
27, 28, 30-35, 35 11. 39, 39, 46, 51 353.
t i . 12, 446, 479.
Kania, Aiigcl: 17-18, 18 11. 3, 27 11.
1)trcz Escricli, Eiiriquc: 421. 18, 61, 61 n. 2 y 3, 12íi, 225 11. 1,
I'cl-rol, Micliellc: 122 n. 6. 329 n . 26,472, 472 n. 4.
l'cusci, Jacobo: 480. Kaiiiircz, JosC F~.aiicisco(I'aiiclio):
P c r ~ u i i i Eiiriquc:
, 521 n. 20. 410.
I'iccirilli, Ricardo: 394 i i . 9. Rñnios, Julio: 409, 455, ,455 r i . 23,
l'icolci d'l-lci-iiiillon, Baroii: 498. 456.
Piglia, Ricardo: Y, 17fi. I<airins Mcjia, JosC María: 21(i, 445.
i'iiicro, Osvaldo M.: 346 11. 21. 480.
Récarriici-, Julic Bcriiar<l, niadariic: I<oiiicru, Liiis Albcriu: 574, 57.1 t i .
495 n. 12. 1 1, 587.
Rcnf-Moreii~i,Gal>ricl: 332 11. 28. Itona, José I'.: 225 11. 1.
Rcuiiquc Curá: 358-359 11. 7. Rosas, Agustiiia: 99 11. 23, 510, 543.
Kczzoiiico, Juan Carlos: 343 ri. 14. 560.
Riclixrd, Jcan-Pierie: 148 n. 49. Kosas, Juaii Mariiicl dc: 17,20-23,
Kivadavia, Reriiardiiio: 21, 166, 168, 20, 26 n. 16, 28, 29, 31-36, 32 n .
279, 319, 336, 342, 348, 479,496, 32, 35 11. 38. 40-45,45 11. 6,M-4').
502, 503, 527. 49 n. 9, 5 0 11. 11, 85-86, 88,Y 1-90,
i<ivarola, I'aiitaicó~i: 267, 267 r i . 24. 98, 100,135, 139, 140, 161-163,
Ki\,arola, Rodolfo: 326. 172, 171, 177, 178 n. 20, 186,237,
Rivcra, F i u c ~ u i ~ s26 o : n. 16, 34, ,198. 285, 288, 291-292,2Y4 11. 21, 2'16,
Itivcra, Jorgc U.: 17 11. 1, 19 11. 4,,22 307,310,318 1%. 14, 336, 348,401-
11. 10, 25 n. 15, 35 11.40, 225 ri. 1, 408,410-41 1, 4 15-416,422,424,
230 11.9, 231 n. 11, 242 11. 24, 452 439 11. 1, 445-447, 446 17. 10,450.
11. 19. 477, 47'1-480, 493,496-500, 502-
Kivcra I~iilarrc,José: 182, 425,473- 505, 507,509-51 1 , 5 0 9 n. 2 8 , s 1 1
474. 513,520,527,528,550,560, 571.
Kol~crrsoti,Joliii: 52 1 n. 11, 522-523. 571 11. 7, 573, 576, 587, 598, 600-
I<»bcr~son,\Villiaiii I'arisli: 521 ri. 602.
11,522-523. Rosas, Mariaiio: 365, 365 ti. I 6, 440,
Roca, Julio Argciiliiio: 145, 147, 21 1, 534, 550, 555, 559-560, 562.
212,235,301-302,320, 358, 358 n. ltosns y Jlzcuria, Maiiucl;~
7, 375, 377, 388, 533. (Maiiuclita): 44, 91, 96-'17, 98,
R o d ó , José Enrique: 17'1, 179 i i . 24, 100-101, 336. 510, 510 11. 29, 597.
185, 188. 598, 602.
Rodríguez Molas. Ricaiilii: 32 o. 31, Rorkei, Sus:iiia: 563.
238 ti. 18, 345 11. 19, 349 11. 28. Iti,iissrau, Jcaii-J:ic<liiiis:282, ,187-
Rodiigiicz Pfi-sico, Adiiaiin: 281 1 8 . 488, 487 ti. 2, 489 11. 4, 50') t i . 27.
4 . 3 i 7 n. 12. 520.
Rojas, Jiiaii I < n r i i G i i : 168. Roxlo, Cal-los: 257.
Knjas, Ricardo: 10, ú6,66 i i . i 1 , 87 11. Koyo, Aiiielin: 607 13. 17, (-10 17. 21
5, 108-lo'), 1.16 11. 45, 161, 164, R i i a i i ~ I>rolcsoi.:
, 280 (1.2.
165, 165 ti. 6, 181, 230, 230 11.10, I<ugciid:is, Juliii Mal-]ir: 52 1 ri. 'l.
231 11. 11, 237, 240, 243 i i . 26, 251, Saavcdi-a, Coi-iiclio: 295.
251 11. 1, 257, 257 ti. 6, 263-264, Sabor, Joscfa 1:: 480.
266-267,272,383 t i . 1 , 384-385, Sahoiirlo, Jrisf hl.: 450 t i . 18.
397,400-401, 414-415, 4 1 9 , 1 1 q n . Saci, Juan JvsC: 270, 366, 366 ii. 1').
20, 439, 478 ti. 13, 542, 542 t i . 2, Sailiucquc: 358.35') t i . 7.
543, 548, 562. Saiiiie-Hruvc, Cliarlcs Augusriii:
Itoriiáii, Clñiirlia: v,
Roiiiaiio, I<dii:ii-ilo: 225 ti. 1.
439, 40'1. 122.
Siiiiz J c Cavia, I'cdi-u 1:cliciaiio: 47"
Roiliao, Francisco L.: 353. S a l d í ~ sAdolfo:
, 209, 509 11. 28.
Itoiricr«,~osi-1.liis: 518 17. 1, 573 17. Salcssi, Jr>rg<::377 11. 35.
9, 580-53 l . Sxiusiin, Crispo C:iyi.t: 388.
;;ilr.~t<irc,
Ricardo: 102. Scliaffer, Siiiioii: 403.
;an M.irriii, José Francisco dc: 143, Scliiller, Friedricli voii: 95, 425.
1.15, 148, 149, 152, 154, 165-166, Sc1i\,artziiiaii, Julio: 20 n. 6, 23 11. 13,
Ih8, 169 n. 10, 570-571, 575-576, 27 11. 19, 44 11.4, 178 ti. 20, 288 n.
575 11. 13 y 14, 582, 583. 13, 297, 385.
;:iiiiliez, T o n i i s Anioriio: 265 n. 21. Scliweisrciii de RcidN, María: 163 n.
i.iiii:lie~.<leThonipsoii, Mari<iiiiln: 5.
162, 188,347,348, 351,492-493, Scott, Wnlrcr: 176, 410, 412, 520,
,192 n . 9, 495-496,495 11. 12, 490 ti. 525.
14,498-511, 502 n. 21,593. Selicr, Rodoifo: 269, 269 11. 26.
;.i~icliczVianionte, Julio: 350 n. 31. Serrano, doctor: 428.
i>111d,Gcorgc [Amandinc Aurorc Scvigné, Maric de Rabutiii-Clianral,
l ~ u ú e nDupin]: 593. niarqucsa de: 495.495 n. 12.
;:itiil«val, Julio: 609. Shakcspcarc, Williaiii: 85, 597, 598.
;a,villáii, I'ablo. Ver Goycna, Luis. Shapin, Srcvcn: 403.
jallo, Ikatriz: 107, 123 $1.8, 125 i i .
Shuiiiway, Nicolás: 148 11. 48, 150 ii.
12, 146 n. 45, 182 n. 28, 189, 257,
52.
257 n. 5,271, 271 !l. 31, 331 n. 27.
Sierra, Viccntc D.: 353.
157 11. 4, 429 n. 37, 433 11.44.
Skinner, Quenrin: 403.
ja, ,iiic,iio, Doiniiigo Faustino: 8,
Sujo, Eduardo: 444.
12-l3,25, 32, 40-42,85, 97 n. 19,
'18 11. 21, 124-127, 133, 133 n. 26,
Sornnier, Doris: 104.
1.14, 147, 164, 169n. 10, 171, 171
Sosa <leNcwton, I.ily: 593 t i . 2.
ii. 13 y 1 4 , 172-175, 172 n. 16,175 Sosiiowski, SaúI: 563.
11. 18, 176, 182 11.27, 185, 195,
Spcnccr, 1-lcrbci-r:313.
199, 226, 229, 230, 232, 248,267 n. Spcraiiza, Graciela: 335 11. 1.
23, 279-281, 285,286, 288 n. 13, Spivak, Gayarri Cliakravorry: 357-
292, 297-299, 298 n. 30, 299 n. 33, 358 n. 5.
301,310,314,317,319,320,320n. SraFI-IIolsrcin, Anne Louise
15, 326-327,337-338,340-M, Gerniainc, niadarnc dc: 184 n. 30,
347, 361-362,384-385,408,412, 488,492,495 n. 12,501,593, 605
115-418,417 t i . 18,424-427,427 n. 19.
J I . 32, 428, 430,4411-449, 451-452, Steimberg, Oscar: 453 n. 21.
464, 471-472, 477,487,490, 494, Sreiii, Hciiri: 451, 479.
,498-499, 505, 507, 508, 512, 518, Srendhal [Marie Heiiri Reyle]: 327,
522,523,526-527,532,532 n. 38, 581.
552, 552 ri. 16, 555, 571-576, 573 Stern, Mirra: 563.
11.9, 580, 583, 583 n. 24, 587,600, Srcwarr, Susan: 184.
(801. Strarta, Isabel: 575.
Sa\ri-c, Marcos: 96, 129, 4'12,426, Suárez, Serapio: 198.
491, 505. Sribicrñ, Pablo: 210,260,261 n. 14,
S,~ol,idet,Tiro: 243 n. 27. 262-263.
Savigi~y,Friedricli KarI voli: 339 n. Suc, E ~ g e n {Maric
e J o s c ~ l Siic]:
i 41 h.
!l. 341-342. 4 17-419,422.
SI>.irl>iOsiina,Trinidad: 547. 'Ticito, Piiblio Cornclio: 388.
'iaussig, Michael: 369 ii. 22. Varela, Florcncio: 5 1 , 52, 90-91, 166,
Teixcira dc Freiins, Augusto: 339 11. 172 n. 15, 180-181 n. 25, 182-18.1,
8,341. 183 n. 29 y 30, 185, 188, 425, 445,
'Tejedor, Carlos: 301, 322,337, 506. 447-448, 473-474,197-498,499-
Tcriii, Juati B.: 567, 580 11.21. 500 n. 19, 503-504, 507, 551 n. 15.
l'ci-áii, Oscar: 290 n. 15, 299 n. 32. Varela, Héctor Florcncio: 52, 210,
Theweleit, Klaus: 369-370 n. 24. 449 n. 15,454,454 n. 22,474,499-
Tliibaut, Anton Fricdrich Justus: 341 500 n. 19,508,508 n. 25,551, S51
n. 12, 342. ii. 15.
Tliornpsoii, Albiiia: 500. Varela, Juaii Cruz: 121, 163 n. 5, 165,
Thompson, Florencia: 351,495 n. 12, 165 n. 7, 166, 168-169, 180, 180 n.
498,500-501, 505, 510. 25, 182, 183 n. 29,185,186,428-
Thonipson, Juan: 162, 180 n . 2 5 , 4 9 5 , 430, 473.
498,502,503,509, 510. Varela, Mariano: 52, 210, 449 n. 15,
Thompson, Julio: 498, 502. 551, 551 n. 15.
Thoiiipsoii, Martín: 501-502. Varnhageri, Rahel: 608 11. 19.
Tiscoriiia, Eleurerio F.: 145, 239-240 Vedia, Delfina de: 478.
n. 20, 243 n. 26, 273. Vedia, Enrique de: 478.
Tizón, Héctor: 335 n. 1,349 n 27. Vcdia, José Joaquín dc: 478.
Tolstoi, Liev Nikoláicvicli: 271. Vedia, Mariano de: 478.
Toiiiassi, N,: 444. Vega Belgi-ario, Carlos: 433-434.
Toro y Parcjn, Maiiricl: 480-481. Vflcz Sarsficld, Daliriacio: 210,335,
Torre, Claudia: 420 11. 21, 521 n. 20, 336-344,341 n. 9 y 10,349-350,
610 11. 21. 352.
Torres, Juan Maria: 198. Verlaine, Paui: 327.
Tourlourou. Ver Maiisilla, Lucio V. Verón, Elisco: 91.
Tucidides: 388. Vincava, Hécror: 454 ii. 22.
Turncr, Joscpli Mallord Williarn: Victorica, Rcnjarnín: 51, 100, 592-
177. 593 n. 2.
Turncr, Victor: 359 n. 9. Vicuña Mackeiiiia, Benjarnin: 190.
Twain, Mnrk [Sarniiel Langliornc Vieytes, Juan Ilipólito: 295.
Clcnieiis]: 53. Vilaseca, Ciarn: 495 n. 12, 496 n. 14.
Ulla, Noeriií: 233 11. 12. Villafaire, Severa: 601.
Uiiamuiio, Miguel dc: 257, 258, 258 Villanueva, Amaro: 219.
11. 10;259, 261, 264,267. Vinacua, Rodolfo: 542 n. 2.
Uriburu, Napoleón: 373,373 n. 30. Viñas, David: 9, 89 n. 10, 360, 362,
Urquiza, Justo Josf de: 40,45-49,49 377 n. 37,378,409 n. 4,532,532
n. 9, 50-52, 85, 86 n. 2, 86, 91, 96, n. 38.
145-147, 193,235,298,302,407, Vintter, Lorenzo: 358-359 n. 7.
423,428,448,450 n. 18,480,511- Viola, Santiago: 184.
512, 571, 573. Vioii, Patrizia: 99 n. 24.
Valera, Juaii: 267. Virasoro, Bciijariiin: 93.
Valladao, Aroldo: 354. Virgilio [Publio Virgilio Marón]:
Valle, Arisióbuio dci: 77, 350. 109, 187.188, 326, 339, 487.
Vnliaiic [l'raricois Maric Ai-ouei]: Yupanqui, Atnliuaipa {:lléciorR.
174, 181 n. 26, 544. Ciiavcro]: 256, 269, 271.
\Valsli, Rodolfo: 482. Zaiictri, Susana: 169 i i . 10, 257 n. 5,
\V<:iil, Ceoiges: 442, 456-457. 331 ii. 27, 512 ri. 2.
\Vciiibcrg, Filix: 19 7 1 . 4, 20 n. 22, 32 Zcballos, Estaiiislao Scvcro: 355,
n. 31, 128, 129, 236 11. 15, 308 11. 3, 364-365, 367-369, 370 n. 26, 371,
412 11. 10. 374, 376-377,528, 532-534.
\Vciiiberg, Grcgorio: 523. Zelaya, Coriielio: 583.
\Vciss, Igiiacio: 480, 480 11. 17, 497 13. Ziiiny, Anronio: 441 n. 2.
16. Zola, Ér~iilc:326.
\Vildc. 1:duardo: 73 13.22, 75, 77-79, Zorraquíii Bccú, lioracio: 195 n. 5,
77 n. 29, 145, 147, 147, 164, 532, 211,236n. 14.
542. Zuccolii, Lili:iiiñ: 87 in. 4, 283 ~ i7,.
\Vilde, José A.: 186. 416,416 11. 15, 443 11. 6, 446 11. 10,
Wortlsworth, Williniii: 121 606, 606 11. 16.
A c a d c i i i i a l A c a d ~ ~ ~ ~208, i c ~ s256-
: 446, 446 r i . 10,448, 479-480, .ISU
257, 259, 260, 264, 282, 320, 327, ii. 17, 496-498, ,I')6 11. 15, 497 11.
328, 345 n. 18, 433, 434, 135, 606. 16, 498 n. 17.
Acoritcciiiiieiito: 24, 75, 86. h ~ . ~ u u ~ n t a c i ó20,i i :51, 53 1 1 . 14, 6.1,
Acrárico: 12-13. 64 t i . 7. 65 11. 9 , 70, 71 i i . l'),75, ' 7
Alegnria: 64, 127, 133, 145, 148, 150, t i . 29, 90, 105. 163. 163 1,. 21, 17;.
156, 286-287, 377, 417, 422 n. 25. 1 7 8 n . 2 1 , 187,215,259,262 n. 18,
A ~ i i C r i c a l A i i i c i i c ñ i i o25,
: 40, 66, 70, 263, 260-271, 281,290, 244, 217.
72, 100, 128, 138, 108-169, 172 n. 301, 307,304, 310. 314-)15,317.
16, 175, 175 11. 19, 178 11. 21, 182, 325, 339-341, 342 i , . 13, 347 n. 2 1,
188, 210, 225, 266, 284, 288, 297, 389-3Y2. ,110, 426,432, 4.17 11. 11,
311,319,322,327, 340 n. Y, 361- 446, 443, 451, 458, 56'). 578, 599
362, 391, 397, 420, 422 ii.25, 423, Asociaciiici: S, 24, 25, 28. 53. f,2, 8!;
125, 429, 441, 1.18, 472, 472 11. 1, 13. 7,9-4 1 1 . 18, 100, 13.1, 16'1, 172.
479,480,158-490,518-520, 518 n. 178, 186,201,20?,217,219-220.
1, 520 t i . 6, 52 1 n. 11, 530, 532, 238, 254, 263,264, 300,473. 495 11.
516, 591, 596,599,600,603-604, 13, 524, 596.
605, 606, 607-608, 608 11. 19, 610. Autobiografía: 25, 27, 33, 34, 12,l-
l\iiicricariisirio: 168, 175 t i . 19, 31 I - 125, 127, 134 81. 28. 150 r ~ .52, 1: I
312, 607-609,610, 613. , r i . 30, 282,.470, 487 11. 1 y 2, 507,
Z\titiliispiiiismo: 96. .' . 550-55 1, 562.
Aiitirrrjsisriio:43,78; 162-163 n. 3, A ~ r o b i o ~ r i f i c o125
: 1,. 12, 130, 130
177,17Hn.21,184ii.30,103,4Y3, n.20,13411.28,137,150-152,I52
497-498-499, 502-503,510,510 ii. n. 55, 157, 185, 281,281 n. 4, 282.
29. \ 470, 487 11. 2, 517, 548, 562, 565,
Aprciidizajc: 32, 582. 567,570,577-578,593, 595-596,
Arcadia: 160. 610, 610 n. 21.
A,rl~ivoAttlo-icn,tr> y Es/,í>,tt< de In Auroci-ilica: 13, 256.
Ijrerzrn dcl rMt<rido: 8S 11. H, '144, A u t o d i d a c t i s ~ i i o 583.
:
633
Aiiiogoiiicriio: 286-287, 297. 572, 589, 5'10, 592, 605-607, 608-
Aiir<~iii,niíe:12, 66, 102, 122, 123, 610.
124, 128, 134, 140, 152, 181 11.26, Caiiipo scniiiitico: 100, 239-240.
182, 196,204, 285,306, 330, 331 n. Canon: 11, 155,260, 271, 327, 614.
27,343,396,535. Caiitar: 21, 33, 34, 46-47, 105,
Auiior: 7-8, 11-13. 14,27,39,49,51. 144,178, 197,22(i,Q30-231, 230 n.
5.4,61, 73, 74, 74 11.24, 76, 86, 89, 10,233, 241 n. 22, 2h4-265, 265 n.
101, 11911. 1,124, 125-127, 125 11. 2 1,264,267 n. 24, 268, 269.
11, 121,135,137, 141, 143, 144, Canto: 17,21,26-27,29,30, 32-34,
152, 161, '106, 182-183, 184. 201, 44,46-47,67,73,78, 85, 105-10%
203, 214, 216, 232, 251-252, 259, 115, 121, 124, 125, 137, 144, 146-
267, 326, 338, 343 n. 15, 367, 393, 147,156, 171 n. 13, 173, 187, 197-
396,401,414,415,419,423,432, 199,204,213-214,217-219,221-
4.11, 456, 462, 469, 471, 476, 478, 222,228-234,230 n. 10,237, 241
482, 517, 532, 592,600. 11. 22,243, 246 11. 30, 267,271-272,
A i i i i i r i a fcnieiiiiia: 592-593. 342,356,357 11. 4,397-398,424 ri.
I3aiididos: 107, 140, 476,554, 594, 26,427,431.
595. CartasICnrtas-prólogo: 8, 18-20, 21
Dailiaric: 25, 41, 42, S7 (1. 6, 101, 110, n. 9, 22-24, 27 ti. 19, 28-30, 43, 49,
172,296,361-362, 374, 375, 390, 50 n. 10,68-73,71 n. 18 y 1 9 , 7 3
398, 448,492 11. 8, 534, 557-558, n. 23, 77, 95, 97 ti. 19, 98, 99, 99 n.
563-564,599-600. 23 y 24,98 n. 21, 125,129, 130,
I3iblinfilia: 183,394 11. 9,441,477,479. 130 ti. 20,133-134,134 n. 28, 136
Riogra(ía: 119, 120 11.3, 169 n. 10, n. 32, 150-152, 166, 171, 171 n. 12
470 n. 2, 490, 535, 542, 589, 590, y 14,172,174 175,175 n. 18,176,
194, 594 11. 5, 602. 180-181 n. 26, 183, 183 n. 30, 185,
B l ~ < . ~ u c92. o: ,188, 188 n. 34, 195, 198, 199,200,
Bniratloi-cs: 163 11. 5, 177-179, 179 n. 202-203, 208,209, 215,216,228,
22, l81,214,365,440,4RR,553, 235,236,241,247,252,257,261,
5x9. 290-291, 297-298, 305, 312 n. 6,
Riicnns Aircs: 18, llJ, 24-25,28, 35, 327,339,340 n. 9 , 3 5 1 , 3 5 6 , 3 6 3 ,
45-50, 60, 66-67, 76, 86, 86 n. 2, 388, 407,409, 412, 412 n. 10,418,
SR, 95, 101, 118, 13011. 20, 141, 419,424,425-426,425 n. 29,433,
147, 157. 165 n. 7, 172-174, 184, 451-452,456,475-477,487-515,
184 11. 30, 186, 193-194, 195.196, 487 n. 2, 488 n. 4, 493-512,492 n.
199,200,202,207,212,235,236, 8 y 9, 493 $1.10, 495 n. 12 y 13,
290,292,301-302,302 n. 36,313- 497 n. 16,509 n. 28,521 n. 11, 545
115,317,321,322,325,326,328, n. 7,551 -552,558,569 n. 5,590,
3.36-337,348, 356, 35911.7, 365, 597,604,607.
366 n. 18, 375, 391,395,416,418, Caseros: 46, 49 11. 9, 8 6 , 8 7 n. 5 , 9 6 ,
441,442,444,448-450,461,471, 101, 161, 193-194,235,305-306,
479, 480,482, 493, 495,496, 497, 314,325,329,336-337,407-408,
499-502,499-500 n. 19,504,509- 41 1-412,416,423,428,430,448-
111, 522, 524 n. 21,525 n.?5, 527, 451,456,461,475,507-508,511,
534,535,543,551,55236,571, 528 n. 35.
Caudillisiiio: 101-102, 102 n. 27, 298, Coniproniiso: 7, 11, 8 9 , 91, 137, 231-
299 ri. 32, 570. 232, 294, 309,314,390-3Y2, 401.
Caudillo: 17, 26 ti. 16, 34, 46;101, 493,585,590-591, 607.
235,298,299,318,471,472,531, Conciencia nacional: 389, 491, 491 11.
545, 552,571, 573, 590, 594, 595. 7.
Ciirrierie: 150,346 n. 23, 542-546, CoiiciliacióiiIRcco~iciIiilcióii:101,
543 n. 4 , 548 n. 11, 549-550,555n. 152,202-203,209,216, 217,219-
19. 220, 286, 288, 292, 360, 385, 389,
Cai~tivalLacarrtiva: 7, 14, 66 n. 11, 591.
127, 129, 132,132n.32,133,155, Coofcderación Argenriiin: 46, 147-
162 n. 2,164,182,266,127,431- 146, 193, 115,284, 314-315, 321,
432,488-489,491, 518. 337, 418, 449, 471, 550.
Cei-taiiieii jiotrico o literario: 123 n. Coiiquisra/Carnpaña del desierto:
S, 145, 188, 285, 336. 21.41, 21 1,235,355,348-349,
Cielito: 7, 17, 18,21 n. 8 , 2 6 n. 16, 355-356,359-360,363, 372-375,
27, 27 n. 19, 28-30, 50, 169-170, 377,377 11.36, 530-531,533-534,
176, 229, 233, 329; 443. 557.
Cieririficida<l: 247, 3 1 Y, 300, 320, Consenso: 95, 137, 264, 295, 313,
322,310,364,376,388-389, 393, 316, 369, 477.
397, 434, 441, 463, 465, 475 r i . 9, Coiiri.abando: 498-499.
176, 517, 519-522, 521 n. 9, Corivcrsación: 18, 63, 73 11. 23,91,
531,533-534, 573, 610. 96,161,215-216,219,227,252-
Civilización: 107, 110, 118, 172.173, 253, 283 11.7, 440, 417,489, 542,
175 n. 19, 178 n. 21, 217, 246-247, 545, 566,597,609-610.
290 11. 15, 299 n. 32, 324, 328, 345, Corresj~ondeiicia:8, 130, 137, 138 11.
3'15 n. 20,360,363,365, 367-368, 34, 162 n. 1,181 n. 30. 185. 228 ti.
370, 372, 375, 377, 386, 398, 426, 4, 306,464,485 497-501,507,509,
435,448,492 n. 8, 519,534,554, 509 12. 28, 510, 574 11.1 l .
556-557, 562, 571, 573, 575. Corrupcióii: 288, 316, 347, 351, 386-
Club del Progreso: 135, 441. 387, 557-558,603.
Código d c Iioiior: 384. Crisis: 13, 235, 256, 273. 316, 322,
Colcccioiiisrno: 183-185, 183-184 n. 424.
30,188,365 n. 16,377,377 n.36, Critica d e costuiiihres/Crírica social:
442,477,489,491,493, 507,508- 35-36, 89, '110, 172, 177, 222, 226,
509, 522, 523. 254,283-284, 290, 330-331,351,
Coloiiia: 167 ri. 8, 175 n. 19, 182 11. 445.
28,279,310-312,317,410.411, Ci-ítica literaria: 9-13, 53, 61 11.4, 66 ii.
431,491 n. 7,521 n. 11, 526,532 10, 68, 76,77, 8711. 5, 107, 11<)-120,
n. 38. 124, 126, 129, 132 n. 22, 146, 157,
Coioniales, formas: 147, 181 ti. 26, 16'1-188, 162 n. I y 2, 163 1 1 . 4 y 5,
267. 16711.8, 172 11. 16, 180-181 11. 26,
Colonialisiiio: 168, 175, 312, 532- 207,209,217,247,253-254,256-
533. 258,259-260,263-264,271-273,
Color local: 200,3R8, 413,422,413- 284,293,) 11,324, 327, 329,340,
432. 362,384,431,432,(>03,605,h14.
<:ri,tiica d c frciiiicra: 364, 366, 366 ti. 138, 143,217,310,494-495,499,
18,369, 375,533-534, 552. 501, 505, 507-508, 510, 545 i i . 7,
Ci-ónic:~policial: 475. 600.
C u a d r o d c costunibrcs: 72, 173, 177, I)etr~scherI'ioner ntn Rio de In I'laia:
238, 367-368, 420, 530, 556, 607. 212.
Cultura ictrada: 54,201, 325, 329. Dialecto: 201,206, 209, 215-216,
Ciiiiiira popiiiar: 54, 201, 235, 268, 329,377-378.
329. Iliálogo: 26-27, 50 n. l 1 , 6 7 .
I~clito/Dciincuctitc:31, 35, 35 11. 39, Diario dc viajc: 522-523, 529.
143.203-204,207,287,374, Diarios iriiiiiios: 125, 496 11. 14, 547,
1)ciiiagogia: 256. 567 11. 3.
Dcrccho/i)crcchos: 280-281,280 n. Diarisnio: 332, 394,394 n. 8,396,
3,288-289, 294 n. 23,295 n. 25, 396 n. 11,398,400,408,410,439-
297,299-301, 314,315,323,335- 465, 439 n. 1, 443 ti. 7, 469-482,
346, 335 11. 1, 337 ti. 3, 337-338 n. 470 n. 2, 550-552.
4,338-339 11. 7,343 n. 16, 349,351 Digresión: 55, 56, 545,557.
11. 34, 352, 386, 390-391, 392, 399, 1)iscurso aiitropológico: 549.
456 n. 25, 502, 504. I ~ i s c u r s ojurídico: 285-286,289, 342
l ~ c r c c l i od e gciiics: 356. 17. 13.
L>cscripci(>n:13, 43, 62, 64 n. 8, 65 11. Discurso utópico: 285.
9.6<1, 111,112 123,13211.24,139, Distanciaiiiiento: 42, 52, 53, 56, 63,
151, 156, 174,203 n. 1 7 , 2 1 7 , 2 2 9 70, 77,90, 126, 129, 134, 137, 151,
i i . X, 238, 243 n. 27, 202, 267 11. 23, 152,200-201,209,212,2l5,219,
316,31611. 1 1 , 3 5 5 , 3 6 9 , 3 7 0 n . 2 6 , 237,241 ri. 23,252 ti. 2,272, 318,
427, 520. 524-527, 525 17. 25, 533, 329,371,410,411,413,421,126-
5'13-544' 549, 561, 569, 595, 599- 427,440, 474, 494, 534, 553, 570,
600, 604. 580.
Dcsco: 20 ri. 17. 40, 56, IZO, 130-131, Divisa piinzó: 22, 13'1, 4911, 502, 512,
134, 136, 140, 148, 153, 155. 156, 560.
176, 187, 188, 202. 273, 295 n. 25, Docutnctito/Docunic~~taIis~~~c~: 70,
294, 306. 367 n. 24,419,441, 472 87 n. 6, 95, 123, 143, 148, 366, 173,
ii. 4. 500. 504, 512>51 8, 554, 555 176, 185, 194, 197 n. 9, 198-19'9,
n. 20, 556, 572 n. 8, 601, 612. 204,235,356,384,388-391,394,
Dcsiciuj: 12, 21, 40,-41, 71, 127, 132- 413,428,441,448,498,507 n. 24,
133, 132 1.1. 24 y 25, 138, 110-143, 510,517-518, 565, 568-567, 569-
149, 152, 154-156, 154 n. 58,220, 570 n. 5, 577-579.
2 4 0 , 2 7 9 n . 1 , 3 1 6 , 3 1 7 n . 13,348- Dogma racional: 282-2113.
349,355-360,362-363,370,372- i3ogtna sorialirtn: 88 ii. 8, 226, 400,
377,373 n. 3 0 , 3 7 7 n. 3 6 3 - 5 1 9 , 497 11. 16, 506.
523-525, 528,528 n. 31,530-536, Diilor: 44, 130-132, 134, 136-138,
557. 140-113, 146, 148, 151, 154,155,
i)rstcrrñdos: (i5, 130, 169, 3 10, 471, 141, 231-232, 247, 258, 367, 360,
'180, 494-495, 499. 507, 500, 583 i i . 507, 559, 590.
24. L)oNI* A,litríri J < C I ~ ? L O I20.
:
L)csiicrio: '15-'16. 123 ii. 8. 135, 137- I)ona: 12, ?91.
I:,dicioiics: 7, 8, 10-11, 19, 24,45,50, El Correo h p n ñ u l : 212.
60,71,71 n.18,73ii.23,78,8611. l<i<i-i~ric~i
ric ln giro-rn: 287.288, "1'1
I , X 7 n . 6 , 9 1 - 9 2 , 9 2 n . 15,99n.23, 301,301 n. 35.
120 11. 3, 133 i i . 27, 136 11. 31, 143, l.'¡ l>erperin<iorfi:o,Jilnt~~rú/~icr~
147, 158-15Y, 162-163 11. 3, 166, Mirrico/~olNiin:242 i i . 2.1, 443.
171 n. 14, 182, 184, 198,200-206, El l)iablo: '15 l .
207-215, 212 17.27 y 29, 228,240 1'1Ilinrio de lo Tflrdr,: 180 11. Zfi, .!X3,
n. 21, 241, 244, 253,265, 265 n . 203 n. 21, 4.14, 449.
21, 273, 284 n. X, 313 n. 7, 315, l<Illi,ei?dc:451, 4x0.
323, 340 ri. 9,392, 395-3'16, 400- 1:) Cru de <:o>-ric~ircs: 196.
401,407,411,413,418, 419,424. El Erpliñul: 463.
428, 430, 430 11. 38, 439, 443, 453, El Fé?iix:3')fl.
456 i i . 25, 491, 496 11. 15, 521, 542 El Gr~i,ci~u oi <:ni~ip,iiin:1'1.
ii. 2, 543 11. 4, 548 11. II, 584 11. 5, El G n « < l ~ u / n c i , ~C'iclu:
io 19.
591, 591 o. 1, 594 n. 4, 605, 601. C / C I R I I C ~18,
O : 1'). 23, 32, 32 11. 31.
Editorcs/Editoiialcs: 20, 24, 28,39, 33, 33 ti. 3.1, 37.
47,53,74, 78, 162, 103, 165-166, El Grito Arjrn~iiio:416, 447 11, 1 l
176, 181-I 84,202-204,207-209, 1JI /riicin</r,>:Ií>31 1 . 5, 2x5, 30'1, 4 C,
21 1,305-306,123,383-384,389, 474, 5'13
344,391 TI. 9,397-396, ioo, 416 ". L / l i t i g o Ecc/rr~~/:
446,
15, 418 11. IY, 428, 429 11. 35, 4'1.1, El ir~nrndevn:175 1 1 . 18. 178.
44'1 n. 15,450 11. 18, 456 n. 25,461 El A.fc,rcr<i-io:171, 174, 202, ,112 i i 'J.
n. 34,472-473, 473 11.5,175, ,177, 471.
480, 496-497, 507 11. 24. 523, 543. IJl Mr>sqi<iiu:78, 451, 45.1.
570 a. S, 587.592, 592 n . 2,603. E/ iVncio>>n/~\rg<v,fi>,o: 1'15, 4.1') 1..
415-416, 609. '1, 142. 383, 392, 393 11. 7, 3'18, 1'1s
L j f r c i t o Gi-aii<lc: 298, 428, 527. 11. 12>449, .I,i'J
1 1 . 16, 460, 47.1.
1-rl Age>l?cConicrrinl <ir1I'lnin: 4SO. 476, 522, 543 n. 3. 607.
El/ill>ur>zdc.1 Ilo,jar: 463. IJll'nd~cCn~i<i,íi,ln: ,151, 5'13 11. 2
E/Amo-icnno: 4 7 4 E / l'n,rr/rm: .451 , 452.
El A,goirii~u:195, 481 El I'nizilipo>tio>i,>rrlcl Sii/>Irr~ir~iii~ i/(,
642
Melodraiiia: 374, 475, 602. 337 n. 3, 371, 376,405, 422, 433,
Mcliioria: 11, 59, 77, 94, 105, 121, 435,442,414,451, 453 n. 21,415,
134, 141, 149, 156, 157, 166, 169, 456, 472, 472 ri. 4, 473. 477, '179,
177, 183, 185-186, 196,200, 232, 526. 530,535,572,575,606, 606 n.
243,255,262 n. 18, 279,315,316 15, 609,613.
11. 10,364, 387, 388, 420, 421, 435, Modcrnisi~io:151, 153, 157, 331 i i .
465,170, 473,197, 507, 509, 515, 27.
522, 530, 534, 542, 547 n. 8, 548, Moiiuriiciiro: 134, 118-149, IR3 11.
550,551,551 n. 14,565,566-569, 30, 383,591.
569 n. 5,570,572-581,583-588, Mori!: 51, 56, 57, 94, 95, I6<111. 10,
594, 603, 607, 609, 610, 614. 177,180,209,216,232,253-255,
Meniorialismo: 11, 185-186, 435. 261,264,279,280,280 n. 2,281
Merálora: 9, 48, 64, 89, 100, 152, 157, 286,288,291, 312 n. 6, 324,326,
179, 184, 186,252,269, 272, 281 n. 331, 340, 346 11. 23, 359, 367,368,
4, 290,296, 301, 301 n. 35, 323, 374, 375, 377, 386, 190,391, 399,
555, 595, 596. 412, 422,450, 453, 455 n. 24,490,
Meralectun: 256. 506, 529, 551 n. 14, 557, 575 n. 13,
Metonimia: 62, 69, 130. 603-605, 607.
Miiiiesis: 241. Miisa: 75-77, 138-140, 396 n. 11, 476
Mirada: 10, Il,62, 70, 71 n. 19, 75, 94 11. 10.
11. IR, ?5,96, 132, 133, 138, 152, Museo: 44, 44 13. 4 y 5, 47, 184, 200,
155,156, 165,169,281,291,295 n. 357, 365 11. 16, 371, 375, 377, 377
25, 329, 367, 371, 376. 412, 439, n. 36, 541.
445, 494, 496, 518, 521-523, 524- Naci61i: 122, 124, 162, 162 n. 1, 170,
526, 528-533,535, 544,556-557, 186,215,231, 276,279 11. 1 280-
559,567, 579, 594, 596, 597,599- 283, 285,2')0, 278, 101, 301 11. 35,
600, 601, 607, 614. 309-311,314-316,318,319,340,
Misantropía: 488. 342, 352,374,376 n. 35,386-389.
Miro: 65, 72 11.20, 127, 148, '151,258, 397,399,408,410,412,459,488,
281,298, 336,357-358, 385 n. 4, 513, 519 i i . 2, 526.528, 528 11.31,
472-474,472 n. 4, 520,555, 601 532, 533, 591, 613.
Mirrisiiio: 151, 316 11. 11, 348,387, N;ici«iialismo: 144, 148-149, 231,
435. 265, 334, 327.
Modelo: 21-23,32,34,36, 54, 59, 102, Narradoi-: 33,43,54,55-56. 62-65,
111,112, 122, 125, 130,131,137, 69,88,92, 93, 94-95, 96,98, 100-
139, 140, 148, 153, 175, 183 n.30, 101,204,213, 232-235,237-
200,212-213,225,247,264,281, 17, 240, 243, 246, 251, 252,252 n.
281 n. 4,2<)011. 15,293,294,326, 2,266,270,297 n.27, 344, 3 4 i n .
336,341 n. 11,347,351,385,393 n. 18, 370 n. 26, 398, 526, 534, 541,
6, 422,422 11.25,429, 442,470,472 545, 549-550,556,557,559, 561,
11. 4,488, 489,493,493 ri. 10,495 n. 570, 582,595, 597,599,600.
12,507, 509,517, 519, 521, 532, Nnri-ativn d e iiiujcrcs: 529, 596, 600,
542, 544, 574, 597, 603, 608 )l. 19. 602, 603.
Modernidad: 10, 65 ii. 9, 66-67,74, Narraiiva de viajcs: 367, 520 11. 7,
98, 199 n. 14, 235, 313, 320, 326, 521,526,530, 534,538.
Natiiralisi~io:71 $1-19, 206, 257 ti. 5, I'alabias siiiibóiicas: 505.
270, 320, 344, 371, 377,422, 475 11. l'alcrnio: 96, 139, 500 n. 19, 512.
9, 422, 534, 604. Pampa: 6 2 , 6 7 , 7 2 , 1 3 2 , 1 3 3 , 142, 154
N<:gros:21, 21 11. S, 26, 39, 94, 156, n . 58, 155, 156, 171 11. 13, 208,
178 n. 20,204, 205,242,243,243 232, 325,125-427, 440, 477, 490,
n. 26, 244, 245,245 n . 30, 292, 292 491, 522,524,525,527, 528-530,
11. 17, 294 11. 23, 325, 550. 544, 555, 555 n. 20, 556, 561.
Ncoclasicisiiio/NcocIásico: 21, 93; Pareja rot~iiritica:576-597, 599, 606.
95, 166, 168, 169, 170, 180,308, I'ai-odia/l'arbdicn: 21, 22, 23, 49, 65,
31 1,423,424,425,429,473,504. 66,70,70n.17,71,96,109,111,
Ncr>ii-oriiariricisriio:431, 435. 112,113,117, 118,201,225,256,
Nnvela cpistolar: 130 ti. 20, 485,489 293 n. 21, 348, 431, 550, 614.
11. 4, 493. Pasión: 131, 140, 143,264,2úr),272,
Novcla: 11,32, 53-54, 56, 79, 85-97, 295, 397,401,422, 451, 474,488,
86 11. 2, 87 ii. 4 y 5 , 9 0 11. 12,97 n. 489, 507,512-513, 555, 573 ri. 9,
19 y 20,98-100, 97 13. 24, 10'1, 102, 598-601.
164, 175, 176, 178 n. 20,252,260, Pnihur: 95.
26')-271,271 n. 31, 286-288,293, I'atria: 10, 17, 21, 34, 48, 49, 88, 93,
297, 301, 305, 310, 312, 312 n. 6, 94,94 i i . 17,97, 120,121, 124, 125,
320, 323, 324, 326, 327 11.23, 338, 138,145-147, 151, 167, 169. 177,
344,3f17,351,374,378,383,388, 230, 209, 281-282, 281 $1.4, 293 i i .
391-392, 407,408, 109-1122, 420 ii. 19, 301, 315, 357, 365, 367, 371,
21,422 11. 25. 426, 430, 435, 4.14, 387.389, 399,423,595-596,006.
460,475,476,476 n. 11,487,488, I>atriota: 1 7 , 3 0 , 3 1 , '11,48,58, 281-
488-489 ri. 4, 492, 493, 513, 530, 282, 293-295,299, 570, 594, h09.
53 1, 531 11. 36 y 37, 545 11. 7, 5SO- I'ayadall'ayador: 34, 50, 54, 55, 66 11.
582,582 11.23,586, 5'13 11. 3, 594 t i . 1 1 , 7 2 n . 2 0 , 1 4 4 , 156, 15Gn.59,
4, 576, 599, 600, 601, 603-607, 614. 214, 219, 234, 235,240-2'16, 241 i i .
Niicva Gciicrnci<iri Argc~iiiiia:306, 22, 243 ri. 25, 2.16 ri. 30, 249, 266-
309-3 10,319-320. 269,267 n. 23,613.
,X~<ei-iii licuktn d e Uiíenos A i ~ c s39.1,
: Pei-iiir!ico/Prciisa 1pcriódic:i: 10, I R -
3'1.1 11. S, 442 11. 3. 20,25,26, 39;15-49,51,52, 53,68,
~li-iosílabo:29 11. 22, 116. 140,20(?, 78, 86,Sh n. 2,87, 87 o. l , 7 2 , 163
240, '13 1. ti. 5, 167, 183 n. 30, 185, 186,202,
O ~ ~ ; t l i c ~28.
~ t30,
d : 54, (>l,97 n. 20, 203,212, 230, 283 r i . 7.29 1, 306,
101. 125.127, 125n. 11. 141,227, 309,310,314,319,323,324,324n.
7'3, 235, 244 n. 28, 609. 22, 325, 326, 327 11. 23, 345 11. 21,
< )rgniiizacióii dcl 1,;stadci: 161, 162 11. 355,396,400,401,409,4l8 n. 19,
l . 167 11. h', 152, 313. 587. 419, 439-446, 439 11. 1, 143 11. 7,
O r ~ a ~ i ~ ~ a ciinciriii;il:
ióri 305, 312, 4.18 11. 12, 449-451,453-405, 455 11.
325, 327, 329, 335, 337. 507. 24. 461 11.34, 467, ,109-,177. 470 ii.
Oni!>ii?i.<iii:207, 258. 2, 475-483,496, 497, 506,543. 551,
I'aisaje: 138, 14 1-142, 155, 364-365. 556, 591, 592, 593, 60h, 608.
371,3'18.452,490, 523, 524,525, Perio<lisiii~i/Pcric>dista:IR, 19, 20,
530,532,553, 536-561,595, 599. 22, 26, 29, 40, .lh, 50, 52: 144,
199,203,229,235,394, 396-397 319-320, 328, 331, 33<1-342,38.1-i45.
n. 11, 401,410, 434,439, 43Y ti. 385 i i . 4,388,390,194-401, 413, ,117,
1, 4 4 1 11. 2, 442 t i . 3, 443-446, 422,428-42'1, ~133-436,44I.440,
450-456, 450 11. 17, 460, 463 17. 451,497, 503. 543, 552,578, 5 i s ,
36, 465, 469-470, 472-474, 473 1 1 . 581, 592,512-592 31. 2, 615.
5, 477, ,178 11. 14, 479.482, 481 11. I'olítica: 9-10> 12, 18, 2 1 2 2 , 25, J.',
20, 543-544, 550, 592, 593 11.2, 32 n. 32, 33, 35; 44, 46, 48, 49 n '3,
605, 606. 51,53. 61, 6í>,011, 70, 74, 85.87.
I'bármnkun: 287-288. 89-92, 90 i i . 12,<16-98,'17 n. 1'1.
Picai-csca: 26, 55, 215, 232. 100-102, 1 18, 122, 124, 125 T I . 1 3 ,
I'illajc: 599. 128, 134, 13411.28, 136, 137, 1.11.
I'iiitura: 132 11.23, 173, 293. 147-148, 153, 161-103, 167-171.
I'lcbc: 94 t i . 18, 292, 292 ti. 17, 293 11. 1 6 7 n . 8, 175, 178 11.21, 181, I X O ,
18. 1'13, 194, 1'1(>,198, 203, 20í,, 20'1-
i'oiicr: 25, 36, 74, 77, 88 n. 7, 93, 94, 210,212-213.217.220,222,22(~
97-101, 102, 147, 170, 178 n. 21, 237, 228 t i . 1.246,253, 263, 281'-
273,281,291,293, 295, 295 n. 25, 281,281 1 1 . 4,280 t i . 2, 285-29C.
2'16, 301, 311, 319, 335, 335 i i . 1, 292, 203 t i . I Y , 2'14 ri. 2.1, 2')7, I'l'i,
338, 346 11. 23, 34'3.350, 349 n. 28 299 n. 32, 301 n. 35, 305, 307, ?)F.
y 29,357, 360, 369-371.372.374, 309,310,314-317, 321.323, 7 2 : .
376,441-442,448-450,472 11. 4, 330,335-331, 339-341, 3.13, 3.1'. ii.
493,51S,532,595,601,602 19, 348, 351,360, 301, Sí,!!, 37C 1 ) .
I ' o c i i i : ~ri:iciuiial: 108-1 10, 258, 261, 24, 372, 131, 3x7, 305-308, ,101
489. 407-408, ,110-,418, 420-410, 43.1
Pocsia: 17, 18, 2 7 t i . 18,36, 50, 50 11. 435, 4 4 1 - 4 ~ l h _ ~ 1 ~ 1 8 ~,154; 1 5 2,451,.
,
10 y 11, 53, 60. 65 ii. <1, 66 i i . II, 457 t i . 26, '&S'), ,462, 463 11. 36, .i '!,
72, 74. 75-78, 89, 106, 114, 11 7, .174-~l82,.185-513, ,177 11. Iíi, 5C'i
11')-141, 125 ii. 11, 132 i i . 23, 132- 11. 28, 519 ii. 2, 526, 527, 530, 5 :!,
133 n. 25, 144, 149, 151-154, 154 534, 550-552, 554, 555, SS!{, Sí>\-
t i . 58, 157, 158-159, 166-170, 171 i h f i , 570-571, 57.1 i i . 1 1 , SI(>, 5::l.
11. 12 y 13, 180, 182, 183-I841i.30, 585, 587, 590- 5')<1, 592 n. 2, h C :
196-198,206,207,220,225 n. 1, 606, 609, 61 3, 61 5.
24 1. 24 1 i i . 22 y 23, 258, 266, 268, Praxis: 273, 280.
271,283, 312, 312 n. 6, 323,327, 1"rcnsx: 8, 10, 14, 2.1, 40, 60, 74 11. .?,
329, 331, 336, 357, 407,408, ,123- XL),')I, YI ii. 1.1, '12,'1h, 185, ? 4 i ,
433, 424 i i . 20, 431-435, 445, 491 2.17, 285, ?Y:<, 300, 313, 31'1. i? '.
11. 7, 50íi t i . 23, hl'l. 323, 325, 345 i i . 19, 3'12, 303, ? ' i r , .
I'ocsia culia: 66 i i . 11, 142-14.3, 169- 3'~7;100,41i;Il8;IIS~1. 19, 4 1 ' 1 .
170, 207, 329, 427-428, 431, 135. 439, 441, 442, 443, 443 11.7. ,144.
I'ocsía pciliulai.: 1'12. 160, 170, 171 t i . .l~15;146 i i . 10,447 i i . I I;I4'), 4iC.
12, 225 i i . 1, ,!2; 423-433, 427 t i . 450 i i . 17, ,151, ,152, 451 ii. 2 0 y ! l .
32. 455 ii.2.1, 450, 457, 458, 45'1, 4<.0,
Pol6tiiic;i: 11, 20-21, 73 11. 22. 74, 75, 461, 462, 463 11.36. 'lf>i. ~ ( I4 Í.l.
77, 1 ' 9 i i . 23, 179, 185,266,285, 288 472, 473, 47'1. 4<15, 4Yí,. 550, 57i,.
n. 13, 297-29S, 310, 313-31.1, 317, 590, 5Yl, 57.1. 5')(,, (100.
J'i-<.lisa .iotii-iosista: 445. 29'1, 300, 301, 307-309, 316 n.
I'rciisa gaucliesca: 50. 11, 317, 318, 325-326, 341 i i . 12,
I'!.viis:i ~ o l i ~ i c n / i i i i c t i - i ~ ~395,
: i ~ i a400,
: 370, 377, 386-389, 399. 410, 412,
,151. 414,426-427,443, 450,460, 533,
1'rriis:a rosista: 445. 589-591, 592.
J'i-viisa s;irÍrica: 167, 185, 451. I'iilsioiinl: 8, 188. - \
I'i-;i .ido: 93, 98, 100, 122, 124, 125, puriraiijsriiu: 422.
127-130, 138, 148, 152, 153, 157, Racisrno:94,94 ii. 18, 109, 178 n. 21,
I12 11. 15, 306, 372.393, 393 n . 6, 149, 375.
421, 441,451, 4'49 494, 502, 507, lI;anqueles: 14, 358 n. 7, 365, 365 11.
529, 567.568, 567 i i . 3, 594 ii. 5. 16,440,534, 535, 547, 548-557,
piniccía: 28, 153,285, 291, 292. 559,561-562.
l'i<ilesiorializacióii: 12, 25, 109,414, ~ ~ 57, 89,~ 128.130,
ó 247.248,
~ :
1.11, 452, 452 i i . 19,456, 569.
259,279-302,280 n. 2,290 n. 15,
prui;'-esu: 96, 'j7n. i'J, 120, I4S, 153,
292 n, 16, 302 n, 36, 317, 330, 342,
154, 156, 161, 173, 178n.21,183,
*"' 236
2')O 11. Ij,2')3 11. Ir),
',
2 5 3 2 2 7 9 ". 290,
301,308,30%
388,390-392,397,401, 150, 601.
l i c a l i\cadeinia Española: 327, 328.
ltcalidad iiacional: 360, 425, 599,
'17, 318, 349,3h0 19,3749 377, l~eceia/~ecetario: 22,247,287,525,
431, 426, 572, 584, 008.
610.
l'iii:.i:i-i~~cióii/I'~~~scrilm: 34, 89, 119
Rcforiiias liicas: 313, 346-347, 350,
ii. 1, 135, 137, 13Y, 141, 147, 151,
392.
217, 323, 332 n. 28, 439 i i . 1, 445,
Rcfraiiero/RcTi-aiies: 49, 197, 216,
4!6, 473, 545.
240,242, 243 11. 27, 260, 261, 262.
I'iÍi,licr> (lo): 22, 69, 110 11. 1, 93, 98,
i:.'2, 124, 121, 127, 128, 147, 148, Relato oral: 54, 55.
1 5 3 , 157, 17X, L19, 3 1 9 , 3f16, 348, I < c [ ~ r c s e ~ " i : i c i ó'IX,
~ i :21, 63-65, 67,
).''O, 386, 392, 3<)i i i . 6, 399, 451, 11 1-11?, 124, 129, 132, 132 ii.24,
S'J-1 81. 5. 155, 178 ii. 20,283,287, 296,309-
T3fililir:o: 12, 25-27, 27 ii. 18, 49, 53, 310, 312 11. 6 , 321, 330, 356-357,
í:,,S h , h l , GI n. 3, hS-70, 85, 86, 385 n. 4,386, 394-195,432, 446,
S'), l 1 1 , 126, 203, 2 13, 215, 225, 454-455, 457, 477, 5 17, 526, 535,
225 t i . 1,259,271 n. 31, 305,311, 561.
)?1,323-325, 324 22, 327.330, I<epublicn~lo:1 1 , 69, 178 n. 21,286,
371, 383, 385, 394-397, 417, 418, 292 11. 16,294,297, 300,310,317-
.ll'), ,122, 426, 42S, 430, 433, 439, 318,321,330-331,385-386, 390,
415-4.14, 44h-449,452 i i . 19,453.. 393 n. 6,473,478, 530-531,591-
455,458,461-464,461 n. 31,471, 593,595, 547.
.l7.+,47h 11. 11,477,479, 482,531, K ~ s t a u r a < l o rVer. liosas, Juan
5.1 i,543 n. 4, 551, 590, 593, 593 11. M a i l r i e l de, c n c l i i i d i c c
3, $96, 600, 606, 609. oiiainástico.
I ' i i c i ~ l o : 89, 91, <)4-'16, 113, 120- llcróricn: 8, 59, 63-64, 64 n. 7, 66 n.
121, 145-147, 166, 170, 174, 265 11, 67,74, 79,90, 93, 126-127,
11. 22, 280 ii. 3, 283, 288-289, 149, 196, 198, 215, 217, 221-222,
293-?97, 294 n. 23, 2 7 7 n. 27, 233,241,287-288, 309-310,321,
646
326-327,338,385, 450,475,480- Ruralisiiiii: 201, 208, 228 ii. 4, 236,
482, 5 18, 52 1 , 530, 532, 535, 547, 420,435.
562. Sal~er:13,54.-56, 73-74 n. 23, 214,
Revista de Ciencias, Artes y Lclrar: 216, 227, 240-242.243 n. 26, 248,
463. 261, 282, 286.291. 295,295 n. 25,
Revisla de la Biblioteca Pública de 307, 337 ri, 3, 355, 360, 362, 384,
B ~ e n o Aires:
s 463. 396, 397,424, 443, 481, 493, 517,
Xcvisla dcll'lntn: 194, 290, 294 ii. 24. 520, 527, 534,535,541,561,569.
Revisra del Río de la Plata: 162, 162 571-573, 572 n. 8, 575, 577, 580,
n. 3, 166, 167, 176, 306. 582, 586, 587.
Revolucióii: 17, 29, 74, 92, 121, 122, SiiIóii 1.iterario: 9, 96, 128, 163 i i . 4,
167 n. 9, 170, 179,220, 284-286, 168, IR1 n . 2 6 , 3 0 5 , 3 0 7 , 4 1 2 , 4 2 4 ,
288,293-295,309, 31 1,316,399, 491, 504,505.
424, 477, 518, 591. Santos Vcga: 39, 53-57, 53 n. 14, 66
Revolucióii de Mayo: 121-122, 126, n . 11, 71, 72, 72 n. 20, 127, 141,
134 153, 167,289,293-294,299, 154, 156, 156 n. 59, 266, 430, 435.
31 1,342, 348,427, 570. Sariiiiento. Ver Sariniciito, Doiiiiiigo
Rima: 25,49, 135, 157, 197, 232. Fausririo cn lndice orioniásrico.
Roinaiiticisiiio lakista: 492 n. 8. Sitira: 18,21, 22, 25, 36, 70, 175 n.
I<oiiiniiticisiiio/Roniá~i~ico: 9, 32, 87, 18,290, 293.
89, 90, 95, 96, 97 n. 20, 99, 100, Satírico: 21 -23, 29, 285-286, 393,
119-134, 119 n. 1, 125 r i . 13, 130 11. 451.
20, 132 11. 22 y 23, 135-157, 162, Secretario: 493,493 n. 10, 498, 547.
162 ri. 2, 163, 163 i i . 5, 166, 167 11. Seiitido coiiiúii: 289,294, 295, 296,
8,168,169, 177, 17811.20, 18411. 605.
Sexualidad: 51, 152, 296, 324,359 n.
30, 185, 195 n. 4,200, 257, 258,
9 , 592-593 n. 2.
265, 265 n. 21, 268, 285, 290 n. 15,
Sitio d c Moiiievidco: 30, 40, 505,
306, 307, 308, 309, 310, 312, 315,
506, 507, 571 n. 6 .
319, 321, 323, 326, 327, 329, 331,
Sociabilidad literaria: 306,433, 608-
336, 347 n. 24, 363, 365, 385, 386,
609.
385, 408, 410, 412, 415, 419, 420, Socicdad I'ol>ular Resraurndora: 88,
422, 424, 424 n. 26, 425,126, 428, 88 n. 7,92, 100. Ver taiiil>ién
429,431,432,433,434,435,447, Masliorca.
467,488-492,489 n. 6, 491 n. 7, Sociolecto: 12.
495 n. 12,503, 504, 512, 513, 519, Sublirnc: 71 i i . 19, 112, 131, 134, 138'
520, 522 n. 17, 523, 525,529,532, 139, 149, 155, 157, 151 i i . 26, 365,
570, 589, 590, 591, 593, 595, 597, 371,422,489, 598-519, 603.
599,602-605,606,607,608 n. 19. S u j e ~ oimaginario: 119, 119 n. 1, 124,
Roqiiisnio: 228 n. 4, 302, 388,435. 126, 127, 135, 137, 148, 154, 155,
Rosisnio: 7, 32, 41-44. 44 n. 5, 47, 88, 157, 424 n. 26.
91 n. 14, 94,96, 101, 122, 124, 125, 'l'eoria evoiiicioi>isra:301, 376, 414,
125 n. 13, 134, 162, 172,411,415, '127.
419, 421, 423, 426, 487, 493, 495, Terror: 23 11. 12, 43, 87 ii. 6, 8R, 92-
498, 502, 522, 606, 613. 93, 94-98, 97 n. 20, 136, 173, 195,
'i'ragctlin: 65 i i . Y, 125 i i . 13, 165 11.7,
167 11. '1, 177, 186, 474, 597, 5'19,
601-602.
Unitario: 7, 18,21 ti. U, 22, 24 t i . 14.26
t i . 16, 29, 30, 32, 39, 41, 43, *14;L5,
47, 70 13. 17,86, 88 81. 7,90,91,93,
94, Y5, Y7 11.20, 100, 101, 102,114,
1 2 5 n 1 1 , 145, 167,17911.22,226,
'l'ir-niiía: 3<1r i . 1, 47, 49, 4'1 t i . 9, 52 ri. 230 n. 10,235,247,281 n. 4, 292,
13, (13 n. 6, 86, 93. 97, 135-136, 293, 330, 336,424,445, 419,452,
139,260,291,293,310,3h1,45l, 497, 503, 504,551, 598, 600,613.
499-500,502, 601,602. Usu: 22, 42, 60, 88, 93, 95,1)7, 144,
'l',ipico: 25. 130, 154, 186, 227.228, 231,239, 260, 268,272,285, 293,
233-234,252,295, 308,319,321- 327, 328, 371, 389-390, 392:
322, 339,363, 481, 488,490, 533, U t o p í a : 13, 90, 128, 134, 200,228,
595. 238-239, 281, 292, 299, 301,371,
l'radiciiii: 14, 22, 36, 46, 50, 52, 54, 425,494, 520, 528, 595.
59-61, 66,70,73,75, 121, 153, Vago: 31, 238, 238 n. 19,272.
154, 155, 157, 161, 162, 175, 179, Vclnilxs litcraiias: 609, 610.
197, 19'1,206,216, 225,231,235- Viajc: 10,67, 86, 121, 172.173, 175,
237, 241, 242, 257, 264, 266, 268, 282, 286, 289 11. 1.1, 359, 370, 386,
269, 270, 283, 284, 293, 294 i i . 23, 408, 415, 420, 474, 488, 'l')4, 4'17,
308. 310-312, 312 i i . 6, 314, 324, 499-501, 505, 506, 508, 509,510,
326, 329, 331. 342. 345 11. 19, 347, 517-536, 532 n. 38, 544-545, 556,
350-351, 350 n. 32,385,386, 393, 557, 562, 595, 604.
397. ,100, 427-428, 435, ,143, ,147, Viajeiol\'iajcr-a: 10, 139, 173, 370,
456. 459. 470.472, 473,478,481, 420,474, 517-536,520 11. 7, 557,
'182, 500-502, 526, 535, 573. 582, 594, 604.
5'18, 604, 613.01'1. \'iajcros inglcscs: 10, 101, 132 11.24,
I ' t a d i c i i i r i i:lisica: 385-386. 22<1t i . 8. 370, 518.526, 525 11. 22 y
'l'i-adici,jn rcpublicaiia: 292 11. 16, 23, 526 11. 26, 528, 530-531, 531-
385-386, 393 n.h . 535.
'I'r.i<liicciGii: 22, 26 ii. 17, SO, 66, 166, Vialciicia: 7. 8, 18, 21-23. 2Y;IS. 101,
180 n. 25, 1x3 n. 29, 187,187 n. 204,255,247, 269, 338-371,369 n.
33. 214, 320. 323. 326. 338, 343. 22, 375, 387, 550, 561, 575, 577,
,417, 4211 426, 443, 472 11. '1, 489, 597-599, 600, 604.
522. 593 11.3. X c i i o l o l > i : ~ 72,
: 229.
A I ) I ( I A N AMAN?.I;.
A Docciite e iiivcstigaclora (F;icult:i<I ilc I ~ i l u s r ~ l1.i . ~
Lctras, Institiito de T.itet-,itiii-a J-lisparinaiiici-icaii;~, CII3A), tnriil)iGi: I i : i
dictado clascs c ~ lai Uiiiversida<i(lc Nueva Yoi-1'. P,ii cstn úliiiii;~,:,si L.ii-
iiio cii la d e J~.oiidi-esy eii 1.1 Nuva cle Lislioa, 11.1 sidi' iiivestih.> lIi0t.i V I
sitaiiie. Becada p o r el l'«ii(lu Naciiiiial d c las Ai-tcs, el Inst:itut~>(:nii~i~~cs
y la Uiiiversidad d e Uueiios Aires. 'Sracluciora clcl j>ciri~iguí.s.IJubIi~-C
-en colaboracióii coii 1710rencia Garraiiiuiii~ A l ~ ~ i 13~~isiI.
~ ~ ~ d oli~,lr:-
inicns E17 la crrliirl-d braiilclin, y divcrsus eiisnyus cii liliros y r c \ ~ i s i ni . 7 ~
pecializadas.
JENSANUEICMANN. C I I liirl<l::il<
Prti/csi,i-de ~ s t u d i o latiiioaiii~ric;i~~os
s
Collcgc, Uiiiversi<l:~tltlc Loiiclrcs. H;I siclo di~cciitcc i i las ~iiiivcisiil,i,lc,s
d e Ucrlíii, Ki~iistaiizy Diclcicld. 13ccai-icid c la Socicda<lAlc1iinii.i di. lii-
vestigaci6ii (DFG) y tlel Servicio Alcii?.iii d e liitci-c;iiiibio Ac;iiiCiiii<,i
( D A A D ) , recibió su doctcii-ado cii 1 Y98 p o r la Uiiivcrsiclad L.il)i< ~ l c
I3ei-líii. Adeiiiás d e ti-adiicci~~ries
al aleiiiáii d e icst<isclcJui-jic I .[lis I ; < > i
ges, Eduai-(lo Galcaiio y el Clic Giicvai-n, 112 liul>lic:i(lo iiuiiici-osos . i i ~
ticulos y el libro Afq~iins~ l c p o d o - i171n
: arqireo/ogi,i lifcrflii,i ifcl c>/.~,:i' o
iirgentino (2000). Courrliiia uiia expnsicióii virtu:il sobi-c las iitiiiii; r . 1 ~
fías visualcs (Icl estado-iiacióii eii In Argeiitiiia, l3i-nsil y Cliilc cii 1.1 1 ;
cada d e 1880 <www.I,hk.ac.iil</il>ainusc~111i>.
1'~i$i,OI \ N S O I . A B I : ~ ~ ~.icciiciadi~
I:I~I~. cii I.clras e11 la Uiii\rcrsida<l ilc iiiic~
110s Aires. Iiitcqtaiitc d e la cátedra (le 1,itcraiiii-a Argeiitina 1 c i i i v i , I I -
$xI(II-dcl l n s t h t o d e Literatura l-iispanoaiiicricaiia <le la I:aciil~.i~l (lc
17ilosofía y Letras (UBA). H a dictado clascs ile I.iict.itura Argciiiiii.~y
I.atiiioaiiicricaiia e n Weslcyaii Uiii\,crsity y d c 1iiirotiiiccii;ii a la L tic-
ratiira cii la Uiiiversidail Je Snii Aiidrés. H a l>iililic.iduvatios ;iiiiciilc~s
sol>ic litei-aiura ai-gciitiii:~cii lihi-os y i-evistas ncacléiiiicns iincioiinlcs e
iiitciiiacioiiales, y preparado ctlicioiics de Facir~ido(lL)97),Poesia gnrí-
c/~i,s,ri( 1 998) y li'ekitos popula~ejnrge~ltinos(2000).
JIJAI.~ C ~ n 1 . oU~i.ri<ni.
~ ~ b o i a c i oprofesor
, e investigndoi-deTeoria dcl
IIsiniio cii In Facultad de Ilcreclio (U13A) y profesor de lhrcclio Cnns-
iitiiri<iiinlCoinl~ai-ndocii la Uiii\,ei-sidatl Nacioiial de Loiiias de Zanio-
ira. (y:oautoidc los li11i.o~/zsticrlo y dernoí~acia.Propuestaspnrn una reo-
ría ~ ! c !1:srndo derno-reprcscnticrivo ( 1 996), Las razones de 171ie~tros
i i e sy Orígenes de/ petzsn~,iie~ito
r ~ / ~ r < ~ s o ~ r r(1i ~'198) político argewtino
(2001). Participa eii i i t i proyecto de investigación sobre "Dereclio y po-
lítica: ~oiice~~iualiznción e iiiterrelaciories".
M A I ~ TK~ O
NI ~ A N
Docente
. e iiivestigatlor eii la Facultad de Filosofía y
Letrns (UBA). H a publicado el ensayo Inziígenes de vida, r ~ l a l o sde
muerte. Eva Perón: cuerpo y política (1998), en colaboración coi1 Pao-
la Cortés Rocca, además de diversos artículos s o l ~ r cliteratura en me-
dios acadéiiiicos y periodísticos. Coiiio iiarrador, publicó cuatro nove-
las -Lapérdida de Laura (1993), El informe (1997), Los cautivos (2000)
y Dos veces junio (2002)- y dos libros de cuentos: Muero conrento
(1994) y Una pena extraordinaria (1998).
l<i~i~icii'i~o
Mki>i:ito. Liceiiciado cri Historia (Universidad I'ai-ís 7 -De-
Didet.ot), ob~iivosu doctorado cri la Universidad de Priiicctoii. ISjer-
ci6 la docencia cii el Stocl<roii College y actualriiente es proi'csor cii la
Uiiivcrsidad de Rowaii. 1s: autot- de El origen de la historia Sobre el de-
bate entre Vicente Fidel López y Bartolotné Milre (2001).
A I I R I A N ROIIIIIGVI:%
A I'~:I{sIco. Doctora en Lctras (Ul3A). I ' i - i , f c i , i - d
d e 'i'eoría I.iici-aria eii la Uiiivcrsidad d e IJticii«s Aircs e iiive~ti~acli 'i-,i
dcl C O N J C E T Fue pi-ofcsora de Literatura 1 T i s ~ ~ a ~ i o ~ i i i i c i - i crii
: i i i i1i.1
Uriivcrsidad d e Saii I'altlo e iiivestig;idorn (le (;Nllq (13rasil). Pi-nfrs, ir.1
visitatite cii las Universidades (le Maryland y Iliike. Aiitora de 1/>ii'ii-
racrín llanzado prrtgi-cso. U ~ o p í ay auiobiografín en .Sal-nlieliiu1 AlL<.i-
di (1992) y d e iiuiiierosos ariiculos sobre literatura latiiioaiiicricaii 1
crítica cultural eii revistas cspccializadas.
C i . ~ u i ) A.
i ~ KOMAN. Profesora eii L.etias, dciccii~ee iiivcsiigarl~ti-.icii
la cátedra de Litcrawra Ai-gcntiiia 1cle la Factilta<l<irI:ilusuiía y 1.cti;is
(UBA) y becaria del CONICE'I'. Su proyecto d e i~ivestigacióiisulii-c
revistas culturales d e I3iiciios Aircs ciitrc 1983 y 1993 ohtiivu uiia Livc.i
d e la UUA. Publicú artículos eii revistas csyccializaclas y, j u ~ i t oci~tiS.iii
dra Gaspariiii, una eiiici6ii aiioiada d e E l t+o tlz<ír07-igi>inlgoi~-nsp.~,<i-
nas (2001) de Eduardo 1.. l l o l i n ~ e r g .
. .
VOCES, GUERRAS, ESCI~NARIOS ........................... 15
La guerra gauchipolítica .'
. ,
por Nzcolas Lucero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Ascasuhi y el mal argeiitiiio
por Pablo Ansolnbehere
La vida color rosao. El Fausto de Estaiiislao dcl Campo,
. / !. :,
por Claudia A. Romátz . . . . . ., . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
'i.
"Ac iii iiaclie vive d c las bellas Ictras". Literatura c ideas
desc c el Sdón ,
1 itciari(~a la. Orgaiiizicióii Nacioiial
porJorgeMyei-s . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
I'ropiedad, rriujeres y ficcioiics. El Código Civil
p o r j u a n Ca7-los Hnlerdi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cróiiica rle u n gciiocidio: últiinas iiistniitáiieas
d e la Irorirera
porjeilx Aridel-tnn~zn . . . . . . . . . . . . . . . . .
l'oliiica editorial y géiieros en cl dcbatc
d e la liistoria. Mitre y Lópcz
por Roberto Madero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
INDICES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
fiidicc orioinástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
......
fridice ieiiiátici, y d e cniiccptos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .