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en zapatillas
Oscar Virga Digiuni
ISBN 978-987-1791-10-1
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Prólogo
de Mónica Monetti
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Vivir, amar y morir en zapatillas
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Oscar Virga Digiuni
Mónica Monetti
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Prólogo
de Guido Samelnik
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Oscar Virga Digiuni
Guido Samelnik
Noviembre de 2013
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Introducción
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Oscar Virga Digiuni
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Capítulo 1
La evolución
“Dime, oh Dios, si mis ojos, realmente,
la fiel verdad de la belleza miran;
o si es que la belleza está en mi mente
y mis ojos la ven por doquier que giran”.
Miguel Angel Buonarotti
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Oscar Virga Digiuni
Todo cambia.
Otro de mis hobbies es la fotografía. Un don que me permite ver
un instante y contárselo al mundo en una imagen. Y que el mundo
vea ese mismo instante. Pero, qué ve el mundo de ese instante que yo
acabo de ver?.
El ojo humano es el protagonista de la fotografía. Forma parte de
un sistema sensible, compleja red de tejidos, nervios y músculos, ar-
ticulados a su vez con otro sistema más complejo, llamado ser huma-
no. Esta entidad viva, es parte de un sistema mucho más abarcador
y generativo, que posee una dinámica eterna. Hago aquí un parén-
tesis para que convengamos en una definición porque la usaremos
bastante más adelante. Algo es eterno cuando no tiene un tiempo
material, cuando no responde a una lógica secuencial creada por el
pequeño hombrecito de ese macro-sistema, y, entonces, es presente
en todo momento. Hecha la salvedad, el ojo humano está viendo,
entonces, eternamente, cientos, miles, millones de instantes a su alre-
dedor. Muy frecuentemente, con o sin una máquina que los registre
sobre un film sensible o lo digitalice, uno de esos instantes se graba
en una memoria albergada en el tesoro interior humano.
Como toda función orgánica, el ejercicio hace a su eficiencia. En
este caso, la eficiencia puede ser considerada como el resultado de
ver más en el mismo tiempo, por ejemplo. Esto hablaría de un ojo
más atento y entrenado para responder más inmediatamente a…. a
qué?.
La fotografía, en tanto actividad sensitiva humana, refleja a qué
responde más inmediatamente ese sistema. La eficiencia, entonces,
deja paso a la eficacia, como descriptora individual, antes que com-
parativa, de distintas situaciones. No importa tanto si se ve más en
un tiempo determinado; interesa la eficacia: cuánto más se vea.
En ese sentido, la comparación entre estadios personales en dis-
tintos momentos permite conocer la evolución de un sistema ob-
servador, el de quien se trate, y advertir la mayor disposición de ese
sistema para ver. En términos fotográficos que se han popularizado,
diríamos que ese observador tiene mayor apertura o más panorámi-
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Te escuchás?.
Por qué dices que no estás de acuerdo?. Que nada cambia, que
todo está igual….
No eres el mismo de ayer, ni del año pasado. Si te niegas a ver que
estás distinto desde entonces, estás cometiendo un acto de inmadu-
rez. Te estás negando posibilidades perfectas. Diría el fotógrafo que
estás achicando tu campo visual. Permíteme que diga inmadurez, y
no lo tomes como ofensivo porque no digo que lo seas. Digo que es
un acto inmaduro, porque va contra tu propia naturalidad, que no
sabe mentirse.
La sinceridad es uno de los pilares del bienestar personal. Tan es
así que no necesito recordártelo. Lo sabes antes de conocerme. Lo
sabes desde que te conoces a ti mismo. El no dejar de pensar en eso
que hiciste a contrapelo de tu sentimiento, los dolores de conciencia,
las confesiones, las lágrimas que se escaparon, los gritos que ya están
en el aire, la mentira piadosa y el sabor amargo… qué es todo eso?.
Ya sé que no eres lo peor…. Ni yo soy el mejor. No hablo de tí ni
de mí. Hablo de alguien, pero no te distraigas poniéndole un nom-
bre que pueda desviarte de lo que estamos tratando. Ese alguien no
está ocupado o preocupado por los efectos de lo que hizo o dijo. Sus
sentimientos y sensaciones son solo suyos y no los toma por cuen-
ta de quien haya recibido sus acciones y palabras. Entonces, si algo
queda emitiendo señales intermitentes, que se descubren por distin-
tos canales y con diversas formas, hay un llamado que atender. Es el
llamado de la sinceridad.
Se puede no contestar, claro. Un llamado, dos, tres… pero sabes
que está allí. Presente y esperándote. Como yo, ahora. Yo sé que te
cuesta hablar contigo, por eso me ofrezco a escucharte y que me uses
de caja acústica. Y también puedo ser tu espejo, donde te mires es-
cuchándote.
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“Vas a bailar”, Ciro y los Persas (2010).
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y respirando hondo en ese lugar, qué hablas con vos?. Crees que al-
guien besa como vos?. Dónde irás de vacaciones en unos meses?.
Qué lugar quieres conocer y por qué?. Esperamos la justicia divina o
mientras tanto vamos haciendo algo cada día?. Si te digo con quién
tienes que casarte, vas a considerarlo?. Por qué elegiste esa profesión
y no otra?.
Entonces, ahora, qué es el equilibrio?. Es el orden natural?. Es el
orden de Dios, de dios, de los dioses, de tu Yo?. Te dejo en silencio…
mientras, van cayendo algunas gotas, empujadas por el viento, por su
propio peso, por la ley de gravedad…
Un progreso natural, es la fluidez de la vida, que anda buscando
toda oportunidad de animar. Qué pasa si dejas un recipiente con tie-
rra en cualquier lugar donde pueda recibir humedad y algo de luz?.
El vientre de una mujer está preparado para recibir un embrión en
cualquier momento, asegurarlo, alimentarlo y protegerlo hasta en-
tregar un ser humano íntegro y completo. El huevito de un insecto,
un reptil o un ave encierra ya todo lo que requiere para su formación,
una criatura minuciosamente equipada para desenvolverse en su rei-
no apropiado. Igual cosa ocurre con semillas vegetales.
Luego, si existe tal virtuosa voluntad de atender con esmero y mi-
nuciosidad cada uno de los infinitos detalles que resultarán en un ser
vivo, es posible pensar que está previsto y dispuesto lo necesario para
que la vida continúe en similares condiciones ambientales. Nadie ha
sostenido hasta aquí que nacer sea un castigo eterno.
Los seres vivos aprenden y desarrollan los movimientos imitando
a sus antecesores. Del mismo modo, los procesos interactivos entre
los seres vivos son el producto de sus maestros. Entre tú y yo resulta
lo que tú y yo queremos que pase. Si las condiciones ambientales son
cuidadas, el progreso es natural.
Esta es la fase evolutiva del equilibrio. Una vez estabilizada la si-
tuación, hay un devenir esperable. Es el desarrollo, el camino com-
partido hacia estados de mayor entendimiento. Ya son notorias algu-
nas consecuencias: hay definiciones, decisiones, tomas de posición,
acompañamiento emotivo… Ya son muchas las gotas, y puede apre-
ciarse una formación con rasgos característicos propios.
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Digo con Borges, “no hay acto que no sea coronación de una
infinita serie de causas y manantial de una infinita serie de
efectos”.
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Sientes una paz que se parece bastante al deber cumplido. Sólo que
no has hecho nada que hayas debido, como imposición de otros, ni lo
has hecho por cumplir, por responder a lo que otro esperaba de tí. Lo
que has hecho es ejercer libre y autónomamente tu soberanía, infini-
ta, indelegable, todopoderosa. Has sido Tu Yo, por derecho natural
y no por deber terrenal… el silencio se apodera del silencio, calma el
viento, los verdes y los marrones son intensos, el cielo espía por dónde
asomarse…
Resultados, fin del ciclo y, al cabo, todo es pasado. Empezamos a ser
conscientes de los efectos de lo que pasó. Digamos, no despegarnos
del hecho causal. Ser una unidad causa-efecto. Sin juicios de valor
sobre las consecuencias. Están allí, pero no necesito dar explicacio-
nes. Porque yo soy mis consecuencias. Y tú, las tuyas.
Los niños suelen querer escapar del tribunal que ha de juzgar sus
actos, siempre que no sean los de una personita correcta, claro. Saben
que son culpables antes del juicio. Pero pretenden ser irresponsables,
para evitar la condena. Solo lo pretenden, porque no saben de defen-
sas ni alegatos. Basta mirar su actitud corporal para comprender que
se están delatando solos. Porque en su génesis no cabe la impureza
de la mentira. En la tuya, tampoco. Ellos son sus consecuencias. tú,
también. Lo que actúan es fruto de su inmadurez: se mienten a sí
mismos, creando un relato, que no es acompañado por todo su ser.
Como el famoso perro que volteó la olla…. Y como tú.
Cuando el acto cometido es igualmente transgresor, pero no so-
cialmente incorrecto, la convalidación del entorno lo hace sentir
dueño del momento. Poderoso. Pleno. Su sonrisa o su gestualidad
es ganadora.
En su aún escaso código de comunicación social, las señales son
elementales. Tanto en un caso como en el otro, son expresiones del
diálogo con su sinceridad, con su naturalidad más profunda. Sin em-
bargo, en el primero de los ejemplos, no ha habido acuerdo en ese
diálogo y sí lo hubo en el segundo. El resultado es sólo uno, visible
en el mundo externo y en el interno a la vez, más allá de cómo se lo
quiera presentar. No hay dos finales de la misma película, aunque
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muy bien puede haber dos interpretaciones del mismo final. Por eso,
hay un incordio o un gesto ganador. Desalineación o alineación in-
terior.
En su caso, el niño responde a un marco social. En el tuyo, puedes
elegir. Él ha hecho algo que de lo que espera evaluación social, posi-
tiva o negativa, según su experiencia. Tú puedes seguir ese modelo,
esperando que otros aprueben o no tus decisiones, o asumirte como
un hijo perfecto de una creación magnífica. Si ésta es tu elección, los
diálogos con tu Yo acabarán todos en decisiones que estén más allá
de complacencias o reprimendas. Serás responsable de tus actos. Po-
deroso. Pleno. En realidad, lo eres durante toda tu vida, aún si acabas
de enterarte.
La unidad con tu Yo es superior a tu voluntad del momento. Es
anterior a tu paradigma social. Y también es posterior a él. Te sobre-
vive. Por eso me distraje unos minutos con los ejemplos de los niños.
Me pareció más sencillo verlo en ellos y no en tí. Cómo te sientes?.
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Capítulo 2
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“La inteligencia emocional” (1995)
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“El Poder del Ahora” (2000)
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Feliz Hoy
Quizás del mismo modo si se trata de un año nuevo
... o de un nuevo grupo de pertenencia
… o de un nuevo lugar donde vivir
… o de un nuevo amigo o de una nueva relación afectiva.
Nada puede ser realmente nuevo si uno lo vive desde viejas actitudes.
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Que seamos parte de aquellos que, mucho más que un Año Nuevo,
celebran cada Día nuevo, intensamente vivos.
Aquí y Ahora.
Feliz Hoy.
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“El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Bendice al que
lo da y al que lo recibe”.
William Shakespeare
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Capítulo 3
El futuro no es ahora
“El secreto de permanecer siempre vigente es
comenzar a cada momento”
Agatha Christie
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Vivir al día
Hay días que quieres que el reloj gire más rápido y otros en que no
sabes cómo frenarlo, para estirar la vigencia de las horas que estás
viviendo. Tus estados de ánimo pretenden torcer una rutina inexora-
ble. La sucesión de momentos no distingue razones para ello. Tú, sí.
Somos lo que hacemos. Esa es la clave para entender que todo lo
que sucede en tu vida es fruto de una obra personal, por acción u
omisión. Así te construyes. Tus emociones acompañan ese proceso,
desde un instante antes de cada acto. Por ejemplo, el miedo ante una
circunstancia te empuja a una elección entre enfrentarla o escapar.
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“El Poder del ahora” (2000)
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Darse cuenta
Un Maestro Zen fue convocado por una persona anciana a la ce-
lebración del cumpleaños de su nieto para que dejara alguna de sus
reflexiones. El Maestro fue muy preciso y breve: muere el abuelo,
muere el padre, muere el nieto. Ante el estupor de los presentes, el
anciano lo increpó por su mal gusto y desubicación ante el momento
festivo. La respuesta que recibió fue: “no entiendo tu sorpresa. Eso
sucederá, sin dudas. Es para celebrarlo. O acaso lo harías si no fuera
en ese orden?”.
Lo que sostiene tu rutina es el nivel de conciencia que tienes so-
bre tus circunstancias. La consecuencia es decidir qué hacer frente
a eso: repetir respuestas o cambiarlas. Cuando suena tu celular en
una reunión qué haces?. Si le dices a tu interlocutor -disculpe, tengo
que tomar la llamada-, en realidad estás mintiendo. No tienes que
tomarla, sino que estás eligiendo hacerlo. Es mucho más sencillo
echarle la culpa al impertinente teléfono que asumir la responsabi-
lidad por la interrupción. Tú no tienes nada que ver?. Si prefieres
atender el teléfono es porque te interesa más averiguar qué desea
quien te está llamando que mantener el flujo de la charla con quien
estás reunido. Los hechos externos son solo información, datos, y
no estímulos.
La conciencia es un estado pasajero, una posibilidad dinámica. Se
nutre de tus valores, tus virtudes y tus actos significantes, que los ha-
cen evidentes. Son éstos los que te hacen progresar. El estado cons-
ciente es tu actitud ante la circunstancia. En el caso del teléfono, qué
es lo que te está importando?. Según lo que creas, crearás tu acción.
Puedes pensar en el objeto de la reunión, el respeto por el tiempo de
tu interlocutor (o por el acuerdo en reunirse, aceptando reservar ese
tiempo de ambos), lo que le afecte a él tu actitud, una excusa para
escaparse o para señalar indirectamente que ya no quieres seguir con
ese encuentro, etc.
Cada una de esas interpretaciones pertenece a un modelo de
creencias. En cada caso, hay una emoción asociada y una acción re-
fleja. Atender o no, esa es la cuestión.
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Just do it
Si sueltas una pelota que tienes entre tus manos, por qué cae?. Me
gustaría saber tu respuesta. Tal vez, sea la misma que, estadística-
mente, recibo en mayor proporción al preguntarlo en numerosos
talleres y encuentros de capacitación. Por la ley de Gravedad, obvio.
En otras palabras, la pelota que estaba en tus manos es arrancada de
allí por esa maldita ley, sin que tú puedas hacer algo al respecto para
evitarlo. La fuerza de la Naturaleza lo hizo todo.
Y si no la sueltas?. Por qué esa ley no te arroja al piso con la pelota?.
Serás castigado por los dioses al cruzarte en el destino de sus leyes?.
Siempre que las razones de lo que te pase estén fuera de tus posi-
bilidades, estarás siendo una víctima de tus circunstancias. Nada has
hecho ni harás para evitarlo. No puedes, en verdad. Ni lo intentas.
Está fuera de tu programa. Las horas se hacen largas, los días iguales,
la suerte una envidia y la vida un tango… una herida absurda (per-
dón, Polaco Goyeneche).
La conciencia es una posibilidad dinámica que se alimenta de pre-
guntas. Las que no pueden hacerse los otros animales. O si, pero les
lleva años y vidas responderlas. Qué puedes hacer para que la pelota
no caiga?. Qué sucede cuando suena tu celular en una reunión?. Qué
pasa si le pides a tu jefe el puesto vacante?. Cómo será tu día si visitas
a dos clientes más?. Cómo comprarán tu servicio si no lo conocen?.
Deseas resolver el malentendido con tu amiga?. Todas estas pregun-
tas admiten un NO, claro. Es un resultado probable. Pero es mucho
más que no hacerse la pregunta.
Eres el resultado de tu estado de conciencia sobre las cosas que te
han pasado y pasan. Puedes darte cuenta o no. Lo que cambia es qué
haces con lo que te pasa: ignorarlo o pararte frente a frente. Sufrirlo
o manejarlo. Cuando eliges esta última opción, sientes que estás vivo,
estas aquí y ahora, presente con tus recursos. Las horas duran sesenta
minutos y la suerte es una consecuencia que viene a tu fiesta, donde
suenan ritmos variados… pop, rock, chacareras y allegros. Ningún
tango (bueno, me gustan, pero no sólo…).
Elijo una expresión norteamericana, que comparto filosóficamen-
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te. “Let go, let God”. Algo así como déjalo en manos de Dios. Tu Dios,
o tu dios, te ha dado el poder de pensarte, comprenderte, cuestionar-
te, apropiarte de tus decisiones, darle sentido a tus actos y a tus días.
Sus manos son las tuyas.
Sólo házlo. Existe. No hay culpas ni equivocaciones. Hay respon-
sabilidad por lo que eliges y aprendizaje contínuo de sus consecuen-
cias. Si te amas, si deseas lo mejor para tí, no le temes a nada ni a
nadie. Tú sabes. Es tu vida, carajo. Vive al día, en paz contigo. En tus
manos.
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Capítulo 4
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“El Principito” (1943)
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que en la política había principios, que Dios existe, que Dios existe a
veces, que Dios no es serio, en fin… que tantas cosas más…
Qué queda de todo eso que creíste?. Fotos. Símbolos. Más fotos.
Recortes de diarios. Pocas creencias siguen vivas. Hay otras, nuevas.
Escribió David Lebón8:
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“Cuánto tiempo más llevará?”, Serú Girán (1982)
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Creer para ver. Todo lo que tienes es todo lo que intentas. Porque
crees en ti y en lo que imaginas para verlo. Aunque no hayas sido
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Otro lambrusco?.
Com-pro-miso.
“Un caballero se avergüenza que sus palabras sean
mejores que sus hechos”
Miguel de Cervantes Saavedra
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Compromisos domésticos.
“El nombre que tenemos sustituye lo que somos:
no sabemos nada del otro.
Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre
y eso es lo que realmente somos”.
José Saramago
“Dios es un verbo”.
Richard Buckminster
El simpromiso (o el No Amor)
El amor es una “burda exageración de la diferencia entre una per-
sona y las demás”, según lo pensaba George Bernard Shaw. Amor
es una palabra mágica, porque a todo lo que es inexplicable rápida-
mente lo explicamos con que es mágico. En tan solo 4 letras resume
la grandiosa potencia y exquisitez del ser humano. No necesita de
aclaraciones ni congresos para analizarlo. En menos de un segundo
dice lo que significa. En cambio, toneladas de segundos y millones de
letras se han utilizado para intentar explicar su ausencia.
Puedes tomar esto como un manifiesto romántico. Pero traigo
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Como esto no es una ciencia exacta, aquí sí cabe que una cosa y su
inversa son iguales. El compromiso es amor. Y el amor es compromi-
so. Qué delicia poder ganarle una a las matemáticas…
El amor es compromiso, también, en tanto resultado de una rela-
ción. Es una visión (relación) que se concreta a través de compromi-
sos cotidianos. Por ejemplo, madres (padres) e hijos. Si logras mirar
esas relaciones con este cristal, ves mucha más rutina que compro-
misos. O excesos de compromisos. Cómo es eso?.
Parece una contradicción, pero cuando se “ama” mucho, mucho
o demasiado, escasean la tolerancia y la buena voluntad. Cuando se
odia, también faltan la tolerancia y la buena voluntad. O sea, que
tanto el excesivo amor como el odio (algunos dicen que es el exceso
de amor…) son la negación de la tolerancia y la buena voluntad.
Volvamos al Amor. Aquellas madres que dicen amar tanto a sus hi-
jos que no les dejan separarse del nido, ni casarse, ni actuar indepen-
dientemente de ellas cuando ya son hombres y mujeres mayores de
edad, sencillamente, no aman. Lo que sienten es deseo de posesión.
Igualmente, aquellas novias y esposas que sufren torturas de celos.
Esos tipos de “amor” no son otra cosa que excesos de compromisos.
Sobrepasan la medida justa y se alejan de las virtudes de la tolerancia
y la buena voluntad.
Me voy a meter en un berenjenal y sin calzado… Por lo general, el
exceso de sentimiento prueba que hay falta de desarrollo de la inte-
ligencia intelectual. A nadie le agrada que otro le descubra su falta
de inteligencia, pero puedo comprobarlo (sin dar nombres…). En
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Algunas doctrinas fabricadas allá lejos por los humanos han sido
manuales de procedimientos espirituales. Los responsables técnicos
de aplicarlos los han hecho más manuales aún. Por estos días, ya es-
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tán muy manoseados. Por ejemplo, recuerdas esa ley que dice “lo
que Dios ha unido, que ningún hombre lo separe”. La has escuchado
muchas veces. Alguna vez, incluso, muy cerca. Te han explicado que
cuando te casas no debes salirte de ese lugar porque serás castigado
al contradecir un mandato divino.
Más allá de las escrituras, mucho más allá, estuvo el espíritu de
Dios. Me apoyo en alguien que ha pensado mucho y bien antes que
yo sobre estos temas, Emmet Fox10: “hemos visto que se refiere a la
unión original de la pareja primitiva, simbolizadas por Adán y Eva. Y
no es una amenaza contra el divorcio que es simplemente una solución
humana, sino que es un consuelo ofrecido por la infinita ternura de
Dios nuestro Padre, como para confortarnos diciéndonos “no temas
hijito mío, tienes tu amor de siempre y para siempre”.
Tu compromiso con quien te cases o reúnas en pareja está muy por
encima de los circunstanciales vendedores de manuales espirituales.
Alejandro Jodorowsky11 ha dicho, magistralmente, que “la pareja
perfecta no es la simbiosis de dos egos infantiles, sino la colabora-
ción de dos conciencias libres”. El compromiso es contigo, antes que
con otra persona. Es tu visión lo que te moviliza. Si la cumples, Dios
te acompañará, feliz, como todo padre cuando su hijo también lo es.
Aunque no comparta tu decisión. Su grandeza está en aceptar que te
ha dado todos los poderes para que seas. Y te ha largado al mundo
sin ningún librito bajo el brazo ni edecán detrás.
Quién eres?.
“Cuando alcancé la sabiduría, ella me miró y dijo:
ya me alcanza cualquiera”.
Roberto Fontanarrosa
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“El sermón del monte” (2007)
11
Multifacético artista chileno, nacionalizado francés (1929)
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neral con otras formas propias que son tan visibles como las enun-
ciadas. Bueno, hago la salvedad que eso es y será así, más allá de lo
que nosotros hagamos. Pero queremos creer que lo hemos hecho por
nuestra propia virtud y voluntad… y así resulta que ese personaje
único y destacado, a veces, es muy distinto de la persona única y
destacada que originalmente nos entregaron cuando vinimos a este
planeta.
Las maneras de presentar en sociedad ese personaje público son
muy variadas. Un bebé llora y patalea cuando quiere algo, pero la in-
tensidad de esa actuación ya está definiendo su estilo personal. Algo
más crecidito, un niño sabe cómo ganarse a sus padres o abuelos,
con una morisqueta, una sonrisa, una lastimera confesión o nego-
ciando desde una insoportable cara de traste. Después, en el grupo
de la esquina del barrio, en la sala escolar, en la clase de inglés o en
el club, empiezan a ponerse a prueba y desarrollarse otros accesorios
más complejos para medirse y encontrar el lugar propio. El espacio
parece finito, o sea que cuando alguien se expande mucho, otro debe
achicarse en igual o similar proporción.
En esas interacciones se van ajustando posturas, modales, pala-
bras, estéticas. El personaje va tomando forma de persona. Lo que
no se tiene se puede adquirir, tomando prestado, copiando, imitan-
do, o creando, también. Ahora está la invalorable ayuda de internet y
las cadenas televisivas, que proporcionan en minutos lo que a otros
nos llevó años… Llega a los primeros cruces con el otro sexo. O con
el otro sexo y sus variaciones. A poner en la cancha todo. A dejar la
piel, como decían los viejos relatores deportivos. Más tarde, mayores
exigencias en el ámbito educativo, manejarse con relaciones nuevas,
la primera pareja. Otros desafíos, como pueden ser practicar algún
deporte de manera regular y en competencias, alguna disciplina ar-
tística o ya laboral, donde también hay pugnas por reconocimientos.
Me refiero al reconocimiento en sus diversas formas: premios, éxitos,
clientes, aplausos, besos, exámenes superados, etc..
En algún momento, por ahí cerca o unos años más adelante, co-
mienzan las batallas por la soberanía económica y financiera. Hay
que vender el producto personaje para que alguien decida comprar-
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lo, y así dar inicio al giro de la rueda que sólo se detendrá muchos
años después. Gracias a tanta gimnasia previa, las tensiones de la
competencia no son desconocidas. Lo que sí lo es, es el terreno don-
de se compite. Te voy a contar una experiencia personal con mucho
recorrido.
Desde hace unos veintialgo de años, he disfrutado de llevar adelan-
te numerosas capacitaciones para jóvenes (y no tanto) en disposición
para el ingreso al mercado económico-laboral. Te hago una aclara-
ción desde ahora: no me refiero a búsqueda de empleo dependiente,
sino a todo lo que significa ingresar al mercado laboral, incluidos los
inventores que desean que alguien y muchos les reconozcan comer-
cialmente sus méritos, los que inician un camino empresario perso-
nal, los ex jefes-futuros empleados, y así toda la fila de casos.
Para cualquiera de los casos, es necesaria una presentación del
candidato. Te contaré de aquellos que están en la búsqueda de em-
pleo dependiente. Otro día, si quieres, hablamos del resto. Qué es
lo primero que piensa quien está en tal situación?. Contactarse con
agencias de recursos humanos, comprar el diario y leer los avisos que
piden candidatos a ocupar plazas laborales determinadas, recorrer
lugares en los cuales están abiertos registros de oferentes de capaci-
dades laborales, dejar sus datos en páginas de internet afines a estas
búsquedas, etc..
Hay que presentarse, físicamente o a través de un resumen de ante-
cedentes personales, conocido como currículum vitae, hoja de vida,
foja de antecedentes, según el país de que se trate. Respecto de la
confección de ese documento, en esos veintipico de años que te dije,
he preguntado lo mismo, me han respondido lo mismo y tuve que
rematar con lo mismo. A ver, cómo haces tú documento de presen-
tación?. Me vas dictando y yo tomo nota…
Abreviaré el tema. Resumiendo, todos empiezan por sus datos y
terminan por sus capacidades. Mi pregunta es (fue): quién de ustedes
ha hecho alguna vez alguna actividad comercial, de venta?. Siempre,
alguno de los presentes, ha vendido algo, alguna vez. Bien, vos, que
alguna vez vendiste. Por favor, véndeme este bolígrafo (el que tengo
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Capítulo 5
Poder y auto-liderazgo
“Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido
poder sobre nosotros”.
Hermann Hesse
Las explicaciones básicas respecto del Poder tienen que ver con
la capacidad de influir efectivamente sobre otras personas. Esa es la
representación más elemental que te ha acompañado desde que re-
cuerdes. Un buen orador, un negociador duro, tu padre, tu jefe, tu
maestra de primer grado, el director técnico de tu equipo de fútbol
juvenil, el presidente de tu país, todos tienen poder sobre ti. Les obe-
deces. Pueden decidir sobre ti.
Cuántas veces has escuchado decir que las empresas multinacio-
nales, los países de economías mayores o los medios masivos de
comunicación tienen un poder casi ilimitado. Sus influencias sobre
nosotros son similares a las de quienes te dije antes?. Qué piensas?.
Probablemente, reconozcas distintos grados de intensidad en las
influencias de todos ellos sobre tu vida y tus cosas. Algunas se notan
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Egolatrías
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El Poder es Tuyo.
“Nosotros hemos tenido la oportunidad de conocer al hombre
quizá mejor que ninguna otra generación.
¿Qué es, en realidad, el hombre?.
Es el ser que siempre decide lo que es.
Es el ser que ha inventado las cámaras de gas,
pero, asimismo, es el ser que ha entrado en ellas con paso firme musitando
una oración”...
...“Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los
hombres que iban de barracón en barracón, consolando a los de
más, dándoles el último trozo de pan que les quedaba.
Puede que fueran pocos en número,
pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre
se le puede arrebatar todo salvo una cosa:
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Cuenta Fredy Kofman13 una anécdota sucedida con sus hijos, To-
más y Paloma, probablemente muy familiar para vos. “Después de
interrumpir una de las peleas de Tomás con su hermana, le pregunto:
por qué le estás pegando a tu hermana?. Porque ella me hizo burla, res-
pondió. Entonces, le pregunté a Paloma por qué lo había hecho. Porque
él se burló primero…”.
La escena, muy familiar en todo sentido, explica una reacción sal-
vaje de esas personitas que se parecen mucho, demasiado, a lo que
pasa en la calle, afuera, en esa sociedad enferma que termina conta-
giando a tus pobres chicos dentro de tu casa. Claro está, sin que tú
puedas hacer casi nada…
Siguiendo con el mismo autor y libro, trae un ejemplo complemen-
tario del que ha contado de sus hijos. “… Por qué atiendes el teléfono
cuando estás en una reunión?. Cuando le dices a tu interlocutor -dis-
culpe, tengo que tomar la llamada-, en realidad estás mintiendo. No
tienes que tomarla, sino que estás eligiendo hacerlo. Es mucho más
sencillo echarle la culpa al impertinente teléfono que asumir la res-
ponsabilidad por la interrupción. Tú no tienes nada que ver… Uno
elige hacer lo que hace como respuesta a la situación que percibe…
Si prefieres atender el teléfono es porque te interesa más averiguar
qué desea quien te está llamando que mantener el flujo de la charla
con quien estás reunido… Los hechos externos son sólo información
y no estímulos”. También familiar, no es cierto?.
Estos ejemplos aparecen banales frente a las referencias del libro
de Víktor Frankl, pero todos comparten el mismo concepto: la deci-
sión es tuya en todo momento. Nada explica, per se, reacciones au-
12
“El hombre en busca de su sentido”, Dr. Víktor Frankl (1946)
13
“Metamanagement” (2001)
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delegar lo que quieres comunicar?. Así como no le prestarías tu no-
via/o a otro/a para que la/o enamore, por qué razón cederías tus de-
cisiones, si son enteramente tuyas, como no lo es tu novia/o?. Quién
defendería con más valentía y romanticismo tus intereses más ínti-
mos?. Hay alguien más honesto que tú contigo?. Tomarías por otro
más riesgos que por ti?. Piensas que otro lo haría con tu caso?. A
quién escuchas más todo el día, todos los días?. A quién respondes
más todo el día, todos los días?. Quién disfrutaría más de tus logros?.
Quién se beneficiaría más?. Qué más hay?.
Sabes lo que hay detrás de tu auto-liderazgo?. Otros similares, en
otros tantos cuerpos. Que van a verte y animarse. Imaginas lo que
significa eso?. Más gente con más poder personal. Menos persona-
jes. Más sinceridad en las relaciones y, allí nomás, más paz social
y más justicia. Estás sintiendo el Poder recorriendo tu cuerpo al
escucharme?.
Juegos de poder.
“Combatiré por la primacía del hombre sobre el individuo”.
Antoine de Saint-Exupery14
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Fuentes de poder.
La persona que cae y se levanta nuevamente está apelando a su
genio interpersonal, o inteligencia emocional.
La gente frecuentemente llama a este tipo de inteligencia
“tenacidad” o “determinación”.
Cuando las personas hacen cosas que tienen
mucho temor de hacer,
están apelando a su genio interpersonal.
La gente llama a eso “valor” o “coraje”.
Cuando una persona comete un error y
tiene la inteligencia interpersonal para admitirlo y disculparse,
ese genio se llama frecuentemente “humildad”.
Robert Kiyosaki15
Yo, por mucho tiempo creí que mi facilidad oratoria era un factor
de influencia sobre terceros. Que con eso podía ejercer cierto poder
sobre otros. Tal vez, haya sido así, en algunos casos. Pero, también,
era una herramienta “intrusiva”. En algunos lugares, llegaba y rebo-
taba. No entraba. Y yo no lo veía.
Lo descubrí cuando tuve que hablarme a mí mismo. Y si no cam-
biaba, yo también me rebotaba… no me escuchaba. Cuando empecé
a preguntarme cosas, a bucearme, en vez de discursearme, se abrieron
portones. La novedad corría por las arterias y se metía en los rin-
15
“Padre rico, padre pobre” (2000)
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Esto también ya pasó con usted. Por tanto, intentar establecer reglas,
preconceptos o patrones, apenas empobrece nuestra búsqueda. Estar
abierto para la vida, es estar abierto para el prójimo. Cuando nuestro
ángel usa a las personas para darnos algún mensaje, no las escoge de
la manera en que nosotros las escogemos”.
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Capítulo 6
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dicas a todo lo anterior, mis hijas, mis amigos (ya creciditos), mis
compañeros de trabajo, mi proveedores de consciencia gráficos y di-
gitales, mis… me cansé, son demasiados opinando, si?.
Si una escena de una película que ambos estamos viendo fuera de
contenido erótico, habrá dos interpretaciones: la tuya y la mía. Re-
pito, la misma escena, dos interpretaciones. No quiere decir que nos
disguste a alguno de los dos; quiere decir que no veremos exacta-
mente lo mismo. Ni hablar si alguien hace algún comentario sobre
la escena.
Un viejo refrán dice que “hay quien cruza el bosque y solo ve leña
para el fuego”. Se trata de lo que cada uno está observando. Recuer-
das cuando, hace bastante ya, hablábamos de la fotografía?. Cuando
haces click es porque en ese momento lo que has visto te ha llama-
do para hacerlo. Se han conectado, ha sonado una alarma interior.
No busques las causas y aprieta el disparador antes que sea tarde…
Adentro y afuera se encuentran desde otro lugar.
Lo que le importa a tu Yo tiene palabras para explicarlo. Claras,
precisas, emotivas. Si tienes una visión, la explicarás con las pala-
bras que elijas y transmitirás tu estado imaginario apoyándote en las
emociones que te movilizan. Quienes te escuchen, interpretarán lo
que cada uno quiera o pueda interpretar en ese momento, compar-
tiendo tu emoción o no, registrando o no algo de eso hacia adelante.
Influye para eso el arsenal de juicios que cada uno de tus oyentes lle-
va puesto y, además, lo que pase por cada uno de ellos en ese instante
preciso. Hablar con elegancia y minuciosidad no es garantía que así
te entiendan. Ni siquiera lo es de la pureza de tu mensaje.
Poder comunicar.
“Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo para mostrarle al
mundo como era su casa”.
Bertolt Brecht
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que llegue a destino. Si no, es una mera difusión pública. Aún con
interpretaciones libres, como son todas, quien comunica utiliza to-
dos los medios que dispone para producir impacto, efectos. Después,
cada uno hace lo que hace con lo que recibe.
Así, has visto variedad de combinaciones estéticas y diseños en
tanta publicidad gráfica, televisiva, radial o por medios electrónicos.
Has visto películas, videos, reportes en noticieros de tv, has escucha-
do discursos en vivo o por radio, te ha tocado alguna vez ser protago-
nista de eso. Qué busca quien comunica?. Que su mensaje quede re-
gistrado en tu memoria emotiva, porque las emociones predisponen
para la acción. Y eso busca cualquier comunicador: que te muevas
en su dirección.
Si me dices algo y no me llega, no moveré un pelo. El cero es un
signo que representa la nulidad de un valor significativo, pero no es
una abstracción. La nada existe. Si tu mensaje no me emociona, me
moveré cero, o sea, nada. Pero el mensaje existió y tuvo su respuesta.
Adónde voy?. Que nada que digas es inocente. Siempre hay un efec-
to, aunque sea la nada. Lo que hace que tu mensaje sea una comuni-
cación efectiva es cuánto de ti has puesto en él. Cuánto poder tiene el
mensaje, en definitiva.
Has visto, seguramente, fotos de niños en zonas de guerra. Qué
te dicen sus miradas?. Has visto imágenes de perros jugando con
sus mascotas niños. Qué transmite su expresión?. O alguna toma de
una madre mirando a su hijo mientras lo amamanta. No te habla?.
Y, también, una modelo profesional posando ante la cámara, un de-
portista en el momento exitoso, un pintor terminando su fresco, un
violinista en medio de su concierto… Ninguno de ellos está hablan-
do, pero te han conmovido. Tanto como te pasó en algún discurso de
campaña presidencial, en el agradecimiento de tu hija en la fiesta de
sus 15 años o cuando tu padre se despidió de ti para marchar a otra
dimensión.
Volvemos al Poder. Lo que no sea poderoso, se pierde, amigo, ami-
ga. No llega a destino. Es intrascendente. Te deja allí, donde estás,
permaneciendo, cuando la vida evoluciona y evoluciona. Tu expe-
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Creación. Recuerdo algo que leí de Milan Kundera, muy lindo: “la ver-
dadera prueba de la moralidad de la humanidad, la más honda (situada
a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación
con aquellos que están a su merced: los animales”. No te entiendes con
ellos a la perfección?. Qué idioma utilizas para eso?... Cómo le hablas a
un caballo y te entiende?. Por qué te quedas embobado escuchando a los
pájaros del atardecer?. Aldous Huxley dijo algo parecido, que me toca
particularmente: “si quieres escribir sobre los seres humanos, lo mejor
que puedes hacer es llevar un gato a tu casa…”. Y si tienes dos, agrego,
puedes escribir un libro…
Finalmente, la cuarta etapa es cuando eres inconscientemente com-
petente (IC). Todo te sale bien naturalmente. No estás pendiente de
lo que dices o callas. No estás en tensión al escuchar. La relación
fluye. Sabes y lo haces como si no hubiera otra posibilidad. Vuelvo al
ejemplo del coche. Fuiste desde la ignorancia total a conducir mien-
tras vas hablando con dos personas, mirando por la ventana, escu-
chando y canturreando una música que emite la radio y, además,
cambiando las marchas y frenando según sea necesario. Y sin mayor
ritmo cardíaco en todo el tiempo.
No te preocupes por ser competente. Prefiere ser poderoso. Te can-
sarás de comer las cerezas de tantos postres…
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delegando tu confianza libremente o sólo estas dando órdenes?. Si lo
que recibes no es exactamente lo que pediste, qué piensas?. Que no
pediste claramente?. Que no te escucharon?. Que no les importas?.
Que no son capaces como pensaste?. Que te has dirigido a un dios
falso, pidiendo desde un personaje y no desde tu persona?. Que pa-
reces un niño encaprichado?. Qué sientes?. Cómo te sientes?. Cómo
te ves pidiendo?. Pides por favor o por deber?. Y cómo te ves dando?.
Cuánto y hasta dónde?. Cómo?. Te sientes enamorado cuando das?.
Libre o liberado?. Poderoso o liberado?. Feliz o liberado?.
Cómo dices…?. Que estás descompuesto…?. Te dije que no comie-
ras tanto… está caluroso y… ehh….?. Que no es por la comida…?. Y
entonces, por qué es…?.
La lucidez de las emociones.
“Si algo te emociona es porque estás creando; si no, estás obedeciendo”
16
“Frames of mind” (1983), referido por Daniel Goleman en “La inteligencia Emo-
cional” (1995).
17
“La inteligencia emocional” (Daniel Goleman, 1995)
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“El tipo puro de individuo con un alto coeficiente intelectual (esto es,
soslayando la inteligencia emocional) constituye casi una caricatura
del intelectual entregado al dominio de la mente pero completamente
inepto en su mundo personal. Los rasgos más sobresalientes difieren li-
geramente entre mujeres y hombres. No es de extrañar que los hombres
con un elevado CI se caractericen por una amplia gama de intereses y
habilidades intelectuales y suelan ser ambiciosos, productivos, predeci-
bles, tenaces y poco dados a reparar en sus propias necesidades. Tien-
den a ser críticos, condescendientes, aprensivos, inhibidos, a sentirse
incómodos con la sexualidad y las experiencias sensoriales en general
y son poco expresivos, distantes y emocionalmente fríos y tranquilos”.
“Por el contrario, los hombres que poseen una elevada inteligencia
emocional suelen ser socialmente equilibrados, extravertidos, alegres,
poco predispuestos a la timidez y a rumiar sus preocupaciones. De-
muestran estar dotados de una notable capacidad para comprometerse
con las causas y las personas, suelen adoptar responsabilidades, man-
tienen una visión ética de la vida y son afables y cariñosos en sus re-
laciones. Su vida emocional es rica y apropiada; se sienten, en suma,
a gusto consigo mismos, con sus semejantes y con el universo social en
el que viven”.
“Por su parte, el tipo puro de mujer con un elevado CI manifiesta
una previsible confianza intelectual, es capaz de expresar claramente
sus pensamientos, valora las cuestiones teóricas y presenta un amplio
abanico de intereses estéticos e intelectuales. También tiende a ser in-
trospectiva, predispuesta a la ansiedad, a la preocupación y la culpabi-
lidad, y se muestra poco dispuesta a expresar públicamente su enfado
(aunque pueda expresarlo de un modo indirecto)”.
“En cambio, las mujeres emocionalmente inteligentes tienden a ser
enérgicas y a expresar sus sentimientos sin ambages, tienen una visión
positiva de sí mismas y para ellas la vida siempre tiene un sentido. Al
igual que ocurre con los hombres, suelen ser abiertas y sociables, expre-
san sus sentimientos adecuadamente (en lugar de entregarse, por así
decirlo, a arranques emocionales de los que posteriormente tengan que
lamentarse) y soportan bien la tensión. Su equilibrio social les permite
hacer rápidamente nuevas amistades; se sienten lo bastante a gusto
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Padres Nuestros
Padres nuestros que están en los cielos y en la tierra,
AMÉN
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“Te Regalo Lo Que Se Te Antoje”, (Conny Méndez, 1952)
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Capítulo 7
Déjate ser
“El bien y el mal no existen si no hay libertad para desobedecer”.
Erich Fromm
“Siempre he pensado que nada es mejor que viajar a caballo, pues el cami-
no se compone de infinitas llegadas.
Se llega a un cruce, a una flor, a un árbol, a la sombra
de la nube sobre la arena del camino;
se llega al arroyo, al tope de la sierra, a la piedra extraña.
Pareciera que el camino va inventando sorpresas
para goce del alma del viajero”.
Atahualpa Yupanqui
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Eres un bicho raro. Apuesto a que darías algo de valor para ti por
encontrar alguien que te acompañe en tu vida con todas esas carac-
terísticas. O se lo pedirías a Dios en tus oraciones. Si fuera del sexo
opuesto, con más razón, si?. Y te niegas a mirarte. Lo llevas puesto,
amigo, amiga. Todo eso está dentro tuyo. No lo usas, simplemente.
Eres tan rico, grande y poderoso que no lo puedes creer. Es demasia-
do para la pequeñez de tu personaje, que no quiere complicaciones.
Él quiere vivir en una maqueta tuya, a escala. Que la gente vea eso y
punto. Formas, diseños, colores, protecciones y tamaños aparentes,
ilusorios. La vida en ese prototipo no está. Ni estará. A nadie le im-
porta, si es una maqueta.
Hay un mandato natural. No naciste porque quisiste. O porque lo
quisieron tus padres y el partero. Estás aquí y ahora por alguna cues-
tión que los excede. Que nos excede. Y estarás hasta que tú excedas
a esa cuestión. Antonio Machado dijo que “la muerte es algo que no
debemos temer porque mientras somos, la muerte no es, y cuando la
muerte es, nosotros no somos”. Naturalmente, fluye. En contraste, en
la otra vereda, Will Smith, desde su personaje en la película Hitch
(2005), te recuerda que “la vida no se mide por las veces que respiras
sino por cuantas veces te has quedado sin aliento”.
Si pretendes no escuchar, es probable que no oigas. En algún mo-
mento, escuchas. Tal como si no quieres mirar, puedes taparte los
ojos y no ver; hasta que no tengas opción y miras. Tu sabiduría es
anterior a los artificios creados para resistirla. Aunque no sepas que
sabes. O no creas. Igual que lo anterior, ya llega el día en que crees
y sabes. Claro que no aparece todo junto, como un asalto a tus ilu-
siones. Sería muy poco inteligente de su parte. Y es todo lo contra-
rio. Tu Yo filtra gotitas de su presencia cuando tu personaje no tiene
respuestas y deja vacíos. Estás en brazos de tu madre, otra vez. Eres
el bebé con un cuerpo de hombre. Eres un niño con ropas de señor.
Eres tú.
Digo con Bertolt Brech que “la buena gente se la conoce en que re-
sulta mejor cuando se la conoce”. Lo que conoces como buena gente
es a tu Yo en el otro. Si no lo necesitas, no lo vas a cruzar en tu vida.
Hay razones físicas-energéticas que lo explican y no es mi tema. Sólo
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sé que por tu camino están los millones que están y no los que bus-
cas o crees encontrar por tu seducción. Y en ese caso, tal vez hayan
estado allí esperando que llegue el momento del encuentro al que tú
tenías que ir seduciendo… qué se yo. Cuando vibras alto, armonizas
con otros que vibran alto; lo mismo ocurre en el otro extremo de la
gama de frecuencias. Las altas vibraciones se consideran positivas
y las bajas, negativas; esa clasificación responde a un sistema de re-
presentación cartesiano, en dos dimensiones. Es sólo una definición
geométrica y no creo que tenga nada que ver con lo que sucede en la
vida… no es cierto?. Cuando andas positivo también te encuentras
algunos negativos… o los evitas?.
Tu vida fluye en armonía con el Universo, de acuerdo a la voluntad
de Dios (eterna) y de manera perfecta. Parecen palabras muy fuertes.
Son. No hay más fuertes que esas. Lo que las supera es tu protagonis-
mo en ese espacio. Porque tú eres vida por sobre las palabras. Cuan-
do crees, creas. Luego, ves. Tocas, disfrutas. Los demás, también ven.
Así es el ciclo de la vida.
Cuando crees, creas. Le das entidad a lo que eres. Estás honrando
el mandato. Que no es un gran libro de tu vida al que solo te entregas
como títere. Nada de eso. El mandato es que seas, que no restrinjas
tu libertad. Todo lo que hay a tu vista y todo lo que percibes, está a
tu servicio. Es tuyo. Y es así para cada uno de nosotros. Abunda la
oferta. Cree, crea. Estás viendo. Estás siendo. Déjate ser.
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racterizado, desde alguna razón moral, por sus efectos. Yo creo que
es más importante circunscribirlo al daño personal. Luego, sí, esa
persona deja de ser y hacer un aporte valioso a su sociedad y hasta
puede atravesarse a ella. Hasta aquí, al menos yo no he visto cómo
recuperarse de este trastorno desde sus impactos sociales. Una en-
fermedad se supera tratándola en los niveles celulares y no bañando
con medicina el cuerpo del enfermo.
Confucio dijo que “los vicios vienen como pasajeros, nos visi-
tan como huéspedes y se quedan como amos”. Plutarco lo conti-
nuó: “quien tiene muchos vicios, tiene muchos amos”. Más acá,
según Abraham Lincoln “ha sido mi experiencia que gente que no
tiene vicios tiene muy pocas virtudes”. Algún otro, anónimo para
mí, ha dicho que “los vicios son virtudes que se pasaron de rosca”.
Por ahí vamos… orgullo y soberbia, firmeza y rigidez, templanza
y represión.
Con sentidos
Todo lo que está al alcance de tus sentidos tiene un sentido. Para
qué se inventó lo que conocemos como “martillo”?. Y un lápiz?. O los
neumáticos para autos?. Qué cambió la vida del ser humano cuando
se descubrió la ley de Gravedad o la estructura atómica?. Para qué
compartimos este espacio con las abejas y los árboles?. Cada uno de
esos elementos, fenómenos o seres vivos tiene una función en el con-
texto mayor y un sentido en su sistema menor. Esto es, se comple-
mentan en el universo que existen, según cuando sean requeridos.
Responden desde su particular identidad.
En el caso tuyo y en el mío, la identidad es una síntesis de dones,
talentos, virtudes. No importa aquí quién me/te los dio. Los tienes
y son tu aporte a la funcionalidad del sistema mayor. Ya me has leí-
do que creo que los talentos son aquellas cosas que hacemos bien
fácilmente y que, por eso mismo, disfrutamos haciendo. Piensa en
tus talentos. Son gracias, habilidades, facultades, aptitudes. Tu cuota
de divinidad. Como la tienen el martillo y las abejas, si te permites
atribuirles dones a ellos.
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Consentidos
Cuando estás en lugares desconocidos, cuál es tu sensación?. Mie-
do, desconcierto, pequeñez, inseguridad, ansiedad…, estás en des-
equilibrio. Se rompe tu bien-estar y enfermas, conceptualmente, por
un instante. O puedes proyectarte así en más instantes, si no logras
superar al primero. Esa es la mecánica del vicio: una búsqueda an-
siosa de un lugar donde entregar el cansancio que trae la vida fuera
de su sentido. Lo comparten el ludópata y el alcohólico con el “mal
llevado” y el “falso”, con el negativo y el “trepador”.
Como parte de un sistema mayor que llamamos Naturaleza, tu nece-
sidad es única: estar presente contigo. No intentar explicarte ni demos-
trarte, porque te explicas cuando sientes y haces. Somos lo que hacemos.
Eres lo que haces. Tu función tiene relación con los talentos y dones que
portas. Tu misión es ponerlos en la calle, darlos a quien los solicite. Como
la flor te regala sus colores y fragancias. Como un animal puede darte su
compañía o el mar su paz. Lo que trasciende es lo que queda después
de lo obvio, lo inmediato. El martillo sirve para colaborar en la sujeción
de algo y no solo para golpear un clavo. Lo que hagas para otro abre un
nuevo espacio en la creación del sistema-mundo.
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Civilización salvaje.
“El lenguaje es un virus”.
William Burroughs
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Final abierto.
“Cuando leemos, creamos nuestras propias imágenes y asociaciones.
El libro vive dentro de nosotros, se reinventa en nosotros
a medida que lo vamos leyendo”.
Jostein Gaarder
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19
“Un mundo sin quejas” (2007)
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Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay
dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes, fuegos chicos y fuegos de to-
dos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del vien-
to, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos,
fuegos bobos, ni alumbran ni queman; pero otros arden la vida con
tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acer-
ca, se enciende.
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enfrentar los problemas del día a día (en la empresa). Ni para lamen-
tarse. “Tenemos la batería baja todo el tiempo”, me dijo.
Son personas relativamente jóvenes y saludables. Inteligentes y res-
ponsables. Con vidas ordenadas y sencillas. ¿Por qué los “cansó” la
actividad cotidiana?. En el ADN de un comerciante o emprendedor
está la incertidumbre como energizante natural. Es el combustible
para sus motores de fuerza y avance. Aceptan el desafío permanente
del contexto porque ese es el entrenamiento para todos sus múscu-
los. Cuando el mar está muy calmo hay que desconfiar…
Todo lo que haces tiene un paraqué.
Siempre hay razones que explican nuestras conductas y hay objeti-
vos que las ponen en marcha. Los porqués y los paraqués. De dónde
venimos y hacia dónde vamos. Yo digo que la articulación entre am-
bos estados es la conciencia. Un cambio de mirada sobre el contexto,
un nuevo lugar de observación y darse cuenta de las posibilidades
que estimula una perspectiva distinta.
Cuando me refiero a una articulación es para imaginar un cam-
bio de tendencia en la acción, una reorientación hacia el norte, pero
siempre dentro de un proceso evolutivo. ¿Crees que alguien cambia
para estar peor, estando en su genérico sano juicio?.
A veces, la conciencia toma formas de destellos suaves, percepcio-
nes vagas y difusas. Otras, sientes “algo” pero no lo puedes identificar
ni asociar puntualmente. Incluso, hasta puedes confundir las señales.
En cualquier caso, hay complejos orígenes neuroquímicos de tu or-
ganismo que luego se reflejan en ciertas zonas de tu cuerpo. Como
la ignorancia es osada, puedo ensayar algunas interpretaciones para
ayudarte a reconocer emergentes de tu conciencia.
Un dolor físico repentino es una intensa expresión de un desba-
lance en tu homeostasis (equilibrio orgánico). Pero también puede
disparar otras consecuencias, silenciosas, que recorren otros circui-
tos en paralelo mientras esperan que tú te decides a atenderlo. En ese
devenir sin acción, tu sistema vital se asemeja a un pinball. Cuan-
do la resolución de necesidades y percepciones no es inmediata, ya
por la propia autorregulación conductual o por la evaluación de los
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Vivir en zapatillas
Suelo trabajar en mis talleres la Teoría de las Aflicciones, una sín-
tesis presuntuosa de algunas enseñanzas hindúes. Allí se enuncia que
alrededor del 80 % de las cosas que te preocupan ya han pasado, un
10 % aún no ha ocurrido, otro 5 % escapa a cualquier control de tu
parte y el 5 % restante sí puede ser influida por tus decisiones. Y re-
mata: ¿de qué te estás ocupando, además de preocuparte?.
Desde ese lugar, instalado en ese observador, tu vida no tiene alti-
bajos. Nada es excitante ni dramático. Recorres tu vida en zapatillas.
Suelo decir que la buena vida es aburridísima y esto lo respalda. Si
cada cosa que te sucede es una señal de algo que ya está pasando en
tu sistema “corporal-vital” y que forma parte de un recorrido que
estás desandando, puedes descargarte de varios kilos y remedios.
Quizás hay que reentrenar los hábitos de atención al contexto. Sa-
ber que allí hay mucha información. TODA la información necesa-
ria. Que hay oportunidades en cada momento y que hay millones
de momentos. Todos tuyos. Comprender que si estás más presente y
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curioso contigo es probable que tengas más agilidad para darte res-
puestas. Que hay mucho por hacer en tus minutos para distraerte
con los de otros. O para otros. Algunos pensadores, como Marshall
Goldsmith, lo han llamado feedforward; algo así como “alimentar
hacia adelante”. Los coaches vivimos haciendo eso.
Imagino estar en un café entre unos señores ya entrados en años.
Uno de ellos, un tal Walt Whitman, dispara “mira tan lejos como pue-
das, hay espacio ilimitado allá; cuenta tantas horas como puedas, hay
tiempo ilimitado antes y después”. Otro señor, un tal Herman Hesse,
agrega “querido Walt, cuando alguien de verdad necesita algo, lo en-
cuentra; no es la casualidad quien lo procura, sino él mismo. Su pro-
pio deseo y su propia necesidad le conducen a ello”. Y el tercer señor,
que dice llamarse Jorge Luis Borges, remata, sonriente: “señores, quizá
haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato,
puedo ser también enemigo de mis opiniones…”. Nada termina mal,
hay un camino continuo y tiene muchas curvas, todas necesarias.
Pago mi café y los dejo en sus idas y vueltas. Todo está bien.
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Índice
Agradecimientos...........................................................7
Prólogo de Mónica Monetti..............................................9
Prólogo de Guido Samelnik............................................ 13
Introducción............................................................... 17
Capítulo 1 .................................................................. 21
Capítulo 2................................................................... 35
Capítulo 3................................................................... 55
Capítulo 4................................................................... 73
Capítulo 5................................................................... 99
Capítulo 6 ................................................................ 113
Capítulo 7................................................................. 133
Nota final a la segunda edición.............................. 149
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