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ABSOLUTISMO FRENTE A LIBERALISMO.

EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL REINADO DE


FERNANDO VII.

INTRODUCCIÓN.
La presencia francesa en España y la guerra precipitan aquí la crisis del Antiguo Régimen y
dan lugar a la aparición de instituciones de carácter liberal de la Constitución de 1812. La unión
militar de los liberales con los sectores absolutistas que se produce durante la guerra desembocará
en un conflicto abierto en 1814, cuando termine la misma. El rey Fernando VII a su vuelta, afronta
este conflicto restableciendo el absolutismo. Pero el Liberalismo seguirá vivo en algunos
sectores que intentarán a lo largo de todo este reinado abrir la transición definitiva del Antiguo
Régimen al régimen liberal. Del triunfo o fracaso de esta corriente dependerá que en España nos
movamos de la revolución a la reacción a través de las diferentes etapas que componen el reinado
de Fernando VII.
DESARROLLO
1.- EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820).
Fernando VII entró en España en marzo de 1814 con un gran apoyo popular aunque su
llegada planteaba el problema de integrar al monarca en el nuevo modelo político definido por las
Cortes de Cádiz en la Constitución de 1812: Fernando había abandonado el país como monarca
absoluto y debía volver como un monarca constitucional. Los sectores absolutistas habían
comenzado a preparar el retorno de Fernando VII como monarca absoluto. El rey debía dirigirse a
Madrid para jurar la Constitución en las Cortes pero modificó su itinerario y se dirigió a Valencia,
donde le esperaban los absolutistas. En Valencia la llegada del rey coincidió con la publicación en
Madrid del llamado «Manifiesto de los persas», un documento firmado por algo más de un tercio de
los diputados de las Cortes en el que se hacía un llamamiento a la implantación de la monarquía
absoluta. Este documento contribuyó a que el rey firmara el decreto de 4 de mayo de 1814 que
reponía el absolutismo. La Constitución fue suspendida; las Cortes disueltas; su labor legislativa
anulada; y los principales dirigentes liberales condenados a duras penas de prisión o destierro. Esta
Ley implicaba la vuelta al Antiguo Régimen y ante esto no hubo prácticamente oposición a la decisión
del rey. Además, la restauración absolutista tuvo dos elementos a su favor:
* Un contexto internacional en el que tras la derrota de Napoleón se intentaba en Europa
restaurar la situación anterior a la revolución francesa. Para ello se creó la Santa Alianza, que fue el
instrumento de intervención contra los movimientos liberales en Europa, con el fin de defender las
monarquías absolutas.
* La ausencia de apoyos interiores al régimen constitucional, ya que en la práctica, el
régimen de Cádiz no había tenido tiempo de implantarse en muchas zonas de España, ocupadas por
los franceses.
La etapa del absolutismo entre 1814 y 1820 se caracterizó por la crisis económica y la
quiebra de la Hacienda. Se trataba de hacer frente a un país destrozado por la guerra y con todas las
colonias en pie de guerra por su independencia. El antiguo régimen impuesto no ayudó al país a
recuperarse, ya que las rentas del estado se vieron reducidas por la devolución de las tierras
desamortizadas y por el hecho de que la nobleza y el clero dejaran de pagar impuestos tras la
recuperación de sus privilegios. Además el proceso de independencia de las colonias españolas
en América originó grandes gastos y el fin de la llegada de ingresos de ultramar.
Esta situación creó un profundo descontento. Este malestar lo recogerían los liberales, que
llevarían a cabo una oposición desde la clandestinidad, para intentar implantar de nuevo la
Constitución. Usaban como instrumentos la conspiración (realizada en sociedades secretas como la
masonería) y el pronunciamiento militar, la utilización de la fuerza para sublevarse y derribar el
gobierno. El pronunciamiento militar tendrá una importancia fundamental en la Historia de España.
Desde 1814 se habían sucedido, sin éxito, intentonas en Pamplona, A Coruña, Madrid, Barcelona,
Alicante y Valencia. Pero sin embargo, el pronunciamiento dirigido el 1 de enero de 1820 por el
comandante Riego y el coronel Quiroga que sublevaron al ejército concentrado en Cabezas de
San Juan (Sevilla) para intervenir en las insurrecciones de las colonias americanas, sí tuvo éxito.
2.- EL TRIENIO LIBERAL: 1820-1823.
En marzo de 1820 el rey aceptó el triunfo del pronunciamiento y convertirse en monarca
constitucional. Fernando VII restableció la Constitución de 1812 y con ella los principios del
liberalismo (soberanía nacional, separación de poderes y respeto por los derechos y libertades de los
ciudadanos). También se recuperó gran parte de la legislación liberal de Cádiz: 1) supresión de la
Inquisición, 2) supresión de los gremios y 3) desaparición de los derechos señoriales y de las

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propiedades de “manos muertas”. Para fortalecer este proceso, crearon la Milicia Nacional, un
cuerpo armado de voluntarios para defender las reformas constitucionales e intentaron crear una
cultura política liberal en los ciudadanos a través de la prensa y las sociedades patrióticas, especie
de clubes de discusión.
Sin embargo esta nueva experiencia liberal fracasó en poco tiempo debido a diversos
factores:
- Fernando VII había aceptado el nuevo régimen sólo forzado por las circunstancias. Paralizó
todas las leyes que pudo ejerciendo su derecho al veto que le daba la Constitución, y conspiró contra
el gobierno buscando alianzas con las potencias europeas absolutistas para que invadieran el país y
restaurasen el absolutismo.
- Entre los mismos liberales aparecieron dos formas de enfocar los cambios: un sector, los
moderados, era partidario de realizar las reformas con prudencia, sin enemistarse con el rey y los
grupos sociales; otro sector, los exaltados, planteaban la necesidad de acelerar las reformas
confiados en el apoyo de los sectores liberales. Esta división no ayudaba a dar estabilidad a la
revolución.
- Los campesinos se oponían al sistema, porque piensan que no se habían reconocido sus
aspiraciones como el reparto de la tierra y la rebaja de los impuestos. Y se sentían perjudicados
porque su relación como arrendatarios con el propietario de la tierra era más dura que cuando lo
consideraban su señor.
- Los absolutistas, encabezados por la nobleza y el clero, animaron a la revuelta de la
población agraria. En 1822 se levantaron en Cataluña, Navarra, Galicia y el Maestrazgo, aunque sin
éxito.
El fin del trienio liberal llegó cuando se produce la intervención militar extranjera. Las
potencias de la Restauración en el Congreso de Verona de 1822 deciden intervenir mediante un
ejército mandado desde Francia, los “Cien mil hijos de San Luis”, que derrocó el régimen liberal y
restauró el absolutismo. Riego fue ejecutado públicamente.
3.- LA DÉCADA ABSOLUTISTA: 1823-1833.
La dura represión llevada a cabo contra los liberales ha llevado a conocerla también con el
nombre de década ominosa, despreciable. Gran parte de los liberales marcharon de nuevo al exilio.
Fue una época de depuración política y de restablecimiento del Antiguo Régimen. Pero
también fue una etapa de replanteamientos políticos tanto de los liberales como de la propia
monarquía. La Corona y un sector de los absolutistas comprendieron que había que ensayar un
proceso de reformas tímidas, desde dentro, como soporte de la monarquía. Y también aparecieron
muchos liberales que pensaban que debían buscarse estrategias que permitieran el triunfo sin
violencia revolucionaria y con acuerdos con los absolutistas reformistas.
Así, la monarquía se implicó a partir de 1825 en un reformismo moderado que permitió por
ejemplo, que se incluyese en el gobierno a miembros del sector moderado de la burguesía para
racionalizar la economía (se elaboró el primer presupuesto del Estado, que incluía un estricto control
del gasto público dado que era imposible aumentar la recaudación sin tocar los privilegios de la
nobleza). Pero este reformismo moderado fue inútil: no permitió solucionar los problemas
económicos y generó un problema político, ya que el gobierno absolutista contó ahora con una doble
oposición: la de los liberales exaltados, que siguen organizando pronunciamientos y la del
absolutismo radical (los realistas), partidario de mantener sin cambios el absolutismo y que se
agrupó en torno al hermano del rey, Carlos Mª Isidro.
Por último, surgió la cuestión dinástica: tras un cuarto matrimonio que le abría la posibilidad
de tener descendencia, Fernando VII publicó la Pragmática Sanción aprobada en tiempos de su
padre Carlos IV y que derogaba la Ley Sálica que impedía a las mujeres la sucesión al trono. En
octubre de 1830 nació Isabel, princesa de Asturias. Desde entonces y hasta 1833 se abrió una grave
crisis entre los partidarios de don Carlos y los defensores de la legitimidad de la Pragmática.
Como CONCLUSIÓN debemos resaltar que precisamente debido a esta crisis se abrirá la
posibilidad de que en España entremos definitivamente en un sistema liberal.
En 1833 murió Fernando VII y su viuda asumió el gobierno como Regente mientras durase la
minoría de edad de Isabel. Carlos Mª se reafirmó en sus derechos al trono y desde Portugal da inicio
a la guerra civil. La sucesión de Isabel iba a depender de la búsqueda de apoyos entre los
liberales más moderados.
El paso del Antiguo Régimen a la nueva sociedad liberal no será un proceso fácil. Contará
con la oposición del carlismo y será apoyado por una Corona que defiende el cambio forzada por

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las circunstancias y por lo tanto, siempre desde un tono conservador que dará a nuestro
liberalismo unos defectos difíciles de corregir.

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