You are on page 1of 16

Ruido

REVISTA DE ENSAYOS MUSICALES


Vol. 1, 2021

1
Ruido – Revista de ensayos musicales vol. 1, 2021.
Trabajo anual de estudiantes de pregrado de la Escuela de Artes Musicales y Sonoras,
Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Austral de Chile,
General Lagos 1194. Valdivia – Chile.

Docente responsable
Igor Coelho A. S. Marques

Colaboran en este número


Diego Alarcón Bart, Víctor Godoi Vidal, Gabriel Kong Soto, Tomás Núñez Guajardo, Roberto Sánchez
Vera y Fabián Vargas Kuschel.

Contacto: igor.arantes@uach.cl
Ruido vol. 1, 2021, pp. 33-46 / Ensayos

Valorizando una labor olvidada: la primera década


de la carrera de Blanca Hauser

Diego Alarcón Bart


diego.alarcon03@alumnos.uach.cl

Resumen

En un Chile culturalmente activo, como lo fue durante poco más de la primera mitad del siglo XX, Blanca
Hauser fue una importante artista que promovió la diversificación de un repertorio lírico que por entonces
estaba mayormente acaparado por la ópera italiana. A pesar de que su aporte a la música lírica en Chile es
invaluable, su trabajo fue olvidado e incluso omitido por los indagadores del pasado. Hasta el día de hoy,
Hauser no cuenta con ningún escrito académico que valore su aporte a la cultura; y solo es mencionada
en pequeños fragmentos relativos a otras autoridades culturales como Margot Loyola, Armando Carvajal
y Domingo Santa Cruz. Por esta razón, este artículo busca revalorizar el aporte cultural que Hauser ha
hecho en Chile al revisar programas de concierto de sus primeros diez años de carrera artística, 1932-
1942, y otras imágenes de archivo que han facilitado familiares de la artista; distintos escritos que
contextualizan la escena lírica de Chile en el siglo XX, como las revistas de la época Aulos y Juventud;
artículos de musicólogos e investigadores que mencionan la evolución de la ópera en Chile y el Teatro
Municipal de Santiago; y varios sitios web que aportan información de utilidad.

Palabras clave: siglo XX, canto lírico, soprano spinto, Blanca Hauser, Chile.

Revaluing a forgotten work: the first decade of Blanca Hauser’s career

Abstract

In the culturally active Chile of the first half of the 20th century, Blanca Hauser was an important artist
who promoted the diversification of the country’s usual lyrical repertoire, which at that time was largely
dominated by Italian opera. Although her contribution to Chile’s operatic history is invaluable, her work
has been forgotten and even omitted by the investigators of the past. To this day, there is no academic
work that values Hauser’s contribution to culture, and her work is only mentioned in small fragments
related to other cultural authorities such as Margot Loyola, Armando Carvajal and Domingo Santa Cruz.
For this reason, this article seeks to reassess the value of Hauser’s cultural contribution to Chile by
examining concert programs from the first ten years of her artistic career, 1932-1942, and archive images

33
Alarcón Bart. “Valorizando una labor olvidada: La primera década de la carrera de Blanca Hauser”.
Ruido 1: 33-46.

provided by the artist’s relatives; several writings that contextualize Chile’s 20th century lyrical scene,
such as periodical magazines Aulos and Juventud; articles by musicologists and researchers that mention
the evolution of opera in Chile and the Municipal Theater of Santiago; and various websites that provide
useful information.

Keywords: 20th century, lyrical singing, soprano spinto, Blanca Hauser, Chile.

Introducción

“Mi gran maestra, Blanca Hauser, de la que se ha olvidado un poco Chile.”


Margot Loyola, 2016

A pesar de su influyente carrera artística y docente que desarrolló en torno al canto, la soprano chilena
Blanca Hauser (1906-1997) no cuenta con un estudio en el papel que valore, al menos, su trabajo como
intérprete vocal. Por esta razón, este artículo busca abrir el espacio que esta artista merece. Para dar
fundamento a mi declaración, haré una revisión de sus primeros diez años de carrera artística, puesto que
denotan el desarrollo en el repertorio lírico chileno que impulsó Hauser. Además, espero ofrecer una
condensación de las dispersas fuentes que la mencionan con el fin de facilitar la entrada a posibles futuras
investigaciones.

Blanca Hauser debutó en un contexto en que la interpretación lírica chilena se encontraba estancada en
un repertorio repetitivo y de coros mediocres (Pérez 1950, 55-56). Como alumna de Consuelo de
Guzmán, destacó entre los cantantes de su generación desde su primer paso en los escenarios en 1932, y
con el paso del tiempo hizo esfuerzos constantes para mejorar la calidad de la escena lírica del Chile del
siglo XX, refrescando el repertorio existente en el país al estrenar obras de compositores que requerían de
una potencia vocal excepcional, como evidenciado en el programa de concierto del Festival Richard
Wagner de 15 de Julio de 1932. También realizó misiones culturales por todo Chile auspiciadas por la
Universidad de Chile y el Ministerio de Educación; y tomó un rol activo en la enseñanza del canto en
Chile, Perú y, en mayor medida, en Ecuador. Una de sus alumnas que logró mayor relevancia mediática,
Margot Loyola, expresó en una conversación con Sonia Montecino su apreciación por la maestra Hauser:

Yo elegí la música, dejé la Escuela Normal, creo que tendría unos dieciocho años. Fui a dar
exámenes al Conservatorio Nacional de Música y allí se me abrieron las puertas con
Armando Carvajal y su esposa Blanca Hauser que sería mi maestra y a quien debo mucho.
Me encontraron condiciones y me matriculé, allí aprendí solfeo, armonía y teoría
(Montecino 2014).

34
ENSAYOS

Aparte de su trabajo artístico y docente en Chile, Hauser realizó diversas giras entre 1953 y 1960,
presentándose en países europeos como Alemania Oriental, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, además
de destinos anteriormente visitados en Sudamérica. Además, fue condecorada por su aporte a la cultura
tanto como artista, como docente de canto por Ecuador con la Condecoración Nacional al Mérito
Cultural de primera clase, el 14 de diciembre de 1996; así como también recibió la condecoración Orden
al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral en el grado de Lazo de Dama en 1991.

Figuras 1a y 1b / Carta al director del Diario Austral de Temuco en que se anuncia la condecoración de Hauser por parte de
Chile cuando la soprano residía en Quito, Ecuador; y carta de la Embajada de Chile en que se le hace llegar a Hauser material
audiovisual de la celebración de su condecoración a la Orden Cultural Gabriela Mistral. Imágenes de archivo cedidas por
familiares de Hauser.

A pesar de todo lo expuesto anteriormente, no existe registro oficial de que Hauser haya recibido la
condecoración otorgada por Chile. Además, en el texto escrito por Mario Cánepa en 1985, “El Teatro
Municipal en sus 125 años de sufrimientos y esplendor”, se omite la participación de Hauser en el Teatro
Municipal de Santiago en 1932, justamente en el apartado “PRIMEROS LIRICOS CHILENOS EN EL
MUNICIPAL”:

En 1932, saliendo el país de una crisis política, se consigue que otro grupo de liricos chilenos
y algunos extranjeros lleguen al Municipal. Son ellos María Ebel, el tenor Oscar Ilabaca; los
barítonos Alberto López y Francisco Fuentes Pumarino; el bajo Gaudio Mansueto,
avecindado en Chile; la soprano Pina Gatti; el tenor peruano Alejandro Granda y Eleonor
Baerner (Cánepa 1985, 61).

35
Alarcón Bart. “Valorizando una labor olvidada: La primera década de la carrera de Blanca Hauser”.
Ruido 1: 33-46.

Abajo presento los programas de concierto de la Asociación Nacional de Conciertos Sinfónicos que
confirman la presencia de Hauser en tal escenario en 1932, confirmando el descuido de Cánepa:

Figuras 2a y 2b / Programa de concierto que confirma la presencia de Hauser en el Teatro Municipal de Santiago en 1932.
Imágenes de archivo cedidas or familiares de Hauser.

Sin embargo, Cánepa admite conocimiento de la artista poco más adelante en el texto:

En 1943 se hace un verdadero esfuerzo. Se cantó Lohengrin y La Walkiria, para lo que se


contrató al tenor nórdico Lauritz Melchior, que el año anterior nos visitara como concertista
y que nuestro público conocía por diversos filmes musicales. Lo acompañaron la soprano
Rosa Pauly, la contralto Lidia Kinderman, el bajo norteamericano Norman Gordon, la
soprano yugoslava Jarmila Novotna y Sara Menkes. La chilena Blanca Hauser y el barítono
uruguayo Víctor Damiani completaron el grupo de intérpretes que actuaron frente a la
orquesta dirigida por los maestros Erich Kleiber, Alberto Wolff y Wolfgang Vacano (Cánepa
1985, 66-67).

Contextualización de la escena lírica de los años 1930

Para entender el aporte de Hauser, es necesario remontarse a los inicios del canto lírico chileno y
comprender el lento ritmo de evolución con el que se desarrolló hasta los años 1930 e incluso después.

El canto coral se introdujo en el Reino de Chile en el siglo XVI y, a pesar de esto, se mantendría
directamente relacionado a la iglesia y a las representaciones teatrales, al menos, hasta el siglo XIX donde
aparecen las primeras interpretaciones de ópera italiana ejecutadas por cantantes extranjeros que
mantendrían acaparada gran parte de los escenarios del canto lírico por al menos 100 años (Minoletti
2000). Hacia finales del 1800 se encuentra evidencia de sociedades musicales aficionadas que emplean
coros en sus presentaciones, pero esta práctica musical no tomaría un peso relevante en el desarrollo de la

36
ENSAYOS

música en Chile hasta el comienzo de la “actuación pública” de la Sociedad Bach, establecida por
Domingo Santa Cruz en 1924.

Hacia 1915, el incipiente movimiento coral chileno tiene un ferviente impulsor en don Ismael Parraguez,
quien propicia la idea de la formación de un Orfeón Coral Chileno. Pero la iniciativa no fructifica. Sin
embargo, por esos mismos años, aparece la Sociedad Coral Santa Cecilia, creada por la familia Canales
Pizarro, cuyas actividades son el antecedente más directo de la Sociedad Bach, organismo que iniciará su
labor pública en 1924 y tendrá importantes repercusiones futuras en el desarrollo de la música en Chile,
y de la cual la música coral recibirá un impulso significativo (Minoletti 2000).

En esta etapa (1924-1928), la Sociedad Bach estrena repertorio nuevo para los oídos de la capital alzando
los intereses de la población en general en la música coral gracias a sus presentaciones en los teatros de
Santiago. Ya con sus primeros años de “trabajo en terreno” esta sociedad intentó llegar a acuerdos con el
Conservatorio Nacional que no fructificaron, viéndose en la necesidad de fundar el Conservatorio Bach
dirigido por Santa Cruz. En 1928 se creó una comisión dirigida por Armando Carvajal que incluía a
miembros del Conservatorio Nacional, Ministerio de Educación y la Sociedad Bach con el fin de llegar a
acuerdos que culminaron con la formación del nuevo Conservatorio Nacional de Música, encaminando
la disolución natural de la Sociedad Bach en 1929 (Martínez 2017, 54-59; Allende 1932, 7).

Mientras esto último sucedía en la capital, Blanca Hauser pasaba sus días cursando Humanidades en el
Liceo de Niñas de Temuco que fue dirigido por Gabriela Mistral durante los años 1920-1921. Su veta
artística había nacido en su infancia y había sido tal, que ella a menudo era invitada por Gabriela a cantar
y tocar guitarra en su propia casa.

Tan pronto obtuvo su bachiller en 1926, con 20 años, se mudó a la capital para estudiar Gimnasia y
Kinesioterapia en la Universidad de Chile, a la vez que tomaba clases de canto en la Academia Consuelo
de Guzmán y estudios de piano y repertorio con la concertista Elba Fuentes Suárez hasta fines de 1932.
Fue en este año cuando comenzó a presentarse como cantante profesional en varios conciertos,
desligándose de la academia de canto en un concierto de los alumnos de la Academia Consuelo de
Guzmán:

37
Alarcón Bart. “Valorizando una labor olvidada: La primera década de la carrera de Blanca Hauser”.
Ruido 1: 33-46.

Figuras 3a y 3b / Portada del programa del Concierto de los Artistas de la Academia de Canto Consuelo Guzmán del 23 de
diciembre de 1932 y opinión de un crítico musical de la época, respectivamente. Imágenes de archivo cedidas por familiares de
Hauser.

Algunas de las presentaciones previas a su actuación final junto a la academia de Consuelo Guzmán fueron
las siguientes:

Figuras 4a y 4b / Programa del cuarto concierto la temporada de 1932 del Centro Español . Imágenes de archivo cedidas por
familiares de Hauser.

38
ENSAYOS

Figuras 5a y 5b / Programa de un concierto del Festival Richard Wagner, con destaque al estreno chileno del aria “Elsas
Traum” de Lohengrin por Hauser. Imágenes de archivo cedidas por familiares de Hauser.

El Festival Richard Wagner de 1932 gozó de un gran éxito gracias a la “frescura” estilística de la selección
de piezas que se propuso en el repertorio presentado frente a un Santiago líricamente estancado en la
interpretación repetitiva de obras italianas, logrando varias repeticiones a lo largo de ese año. Aquí es
donde se puede ver cómo desde su inicio como cantante profesional, con el apoyo artístico de Elba
Fuentes, Armando Carvajal y Consuelo de Guzmán, Hauser comienza a nutrir el repertorio de la lírica
chilena gracias a su talento como soprano wagneriana.

El letargo de la escena lírica entre los años 1930 y 1950

A pesar de los esfuerzos de la Sociedad Bach, y posteriormente de Hauser, por diversificar el repertorio
musical que se manejaba en Chile, la escena lírica aún estaba acaparada casi en su totalidad por la tradición
de la ópera italiana representada por intérpretes extranjeros. Esto lo podemos ver en la siguiente cita
tomada de la revista Aulos de 1932:

[…] la temporada anual, tenía como cumbres obligatorias las giras de artistas extranjeros
que organizan los empresarios, rara vez significativas en verdaderos aportes culturales y la
inevitable serie de óperas que, coincidiendo con el mes de fiestas patrias, satisface una
tradición, al mismo tiempo que refresca la sed de los aficionados al "bel canto" para los
cuales parece ser preferible la repetición incesante del mismo repertorio de nuestros abuelos
que con un esfuerzo mínimo de comprensión, ofrece campo suficiente para las competencias
de divos importados (Negrete 1932, 14).

Y se reafirma su prolongación en el tiempo en un artículo publicado por la revista Juventud en 1950 que
nos ubica en cómo los estudiantes universitarios de Santiago percibían las presentaciones líricas de aquellos
años:

39
Alarcón Bart. “Valorizando una labor olvidada: La primera década de la carrera de Blanca Hauser”.
Ruido 1: 33-46.

Muchos años hace que el público santiaguino soporta el peso de temporadas líricas de ínfima
calidad artística. Este problema viene arrastrándose desde los lejanos tiempos en que —según
cuentan nuestros abuelos— las ahora apolilladas tablas del Municipal contemplaron a las
grandes figuras estelares de la ópera mundial. […] Reflejo de esta notable decadencia, es el
actual estado de nuestro primer teatro. Para los que han pasado por sus viejos corredores,
queda la sensación del descuido y de la falta de aseo reinante en todos sus ámbitos. […] ¿Es
que no habrá más espectáculo que Tosca, Boheme, Traviata* y Pagliaci? Con todo el respeto
debido a Verdi, Puccini y Leoncavallo. […] Hace algunos años se dio en Santiago Lohengrin
con Lauritz Melchior, tenor heroico que hasta hoy día sigue siendo el principal intérprete
de Wagner en el mundo; lo secundaban: Blanca Hauser, Norman Cordon y Víctor
Damiani; sin embargo, pese a este reparto de categoría, fue tan deplorable el desempeño de
los conjuntos corales —deficientes hasta el extremo— que la actuación de este elenco pareció
naturalmente incompleta (Pérez 1950, 25-26).

La ópera italiana de ese entonces traía consigo una belleza trágica y lacrimosa, en un aspecto fatal y realista,
extraído de las historias de la clase baja de la sociedad por el que debían pasar sus personajes. Estas historias
expanden lo anterior con interpretaciones instrumentales que permitían a los cantantes lucir sus voces con
pasajes en que la orquestación funcionaba como un apoyo para la emotividad hasta lograr emocionar a
todo un auditorio con sus historias e interpretación vocal; pero un reinado de 100 años no dura para
siempre, ni tampoco cae fácilmente.

Durante los siguientes años, desde su debut en 1932, Hauser se fue apegando más a la tradición musical
que venía acaparando los escenarios chilenos desde hace ya tantos años. Actuó en papeles protagónicos de
La Bohème, Tosca y Cavalleria Rusticana, logrando hacerse de una gran popularidad como intérprete vocal
en la capital y en el extranjero con su participación en la temporada de ópera de 1933 en Lima, Perú.
Además, a la vez que reafirmaba su reputación como soprano actuando en óperas italianas, ofrecía
conciertos junto a Elba Fuentes en los que abogaba por la inclusión de un programa wagneriano al circuito
lírico a modo de presentar un repertorio que dominaba y que traía consigo una sonoridad distinta. Para
lograr esto, su programa estaba pensado en atraer al público más tradicional dejando los pasajes populares
de la ópera italiana para el final, intercalando su interpretación del repertorio de Wagner con otros
instrumentistas como Fuentes misma al piano y, en el caso que se ve en la siguiente figura, Enrique
Kleinman al violín, con el fin de tener un programa de concierto variado.

40
ENSAYOS

Figuras 6a y 6b / Programa de un concierto de 1934 en que se nota la mezcla estilística que Hauser había adquirido para
diversificar el repertorio de la lírica chilena. Imágenes de archivo cedidas por familiares de Hauser.

El prestigio como soprano que había adquirido gracias al repertorio que manejaba la llevó a ser requerida
como solista para las misiones culturales encomendadas a la Orquesta Sinfónica de Santiago por el
Departamento de Extensión Cultural desde 1935 en adelante. Es en esta oportunidad que Hauser
demuestra, nuevamente, el manejo interpretativo que poseía interpretando desde Puccini y Verdi hasta
canciones inéditas del folklore chileno, repertorio que en el futuro la acercaría a su más importante
discípula de canto, Margot Loyola:

Figuras 7a y 7b / Programa de un concierto de 1935 de la misión a la zona norte en que se puede ver el variado repertorio de
Hauser. Imágenes de archivo cedidas por familiares de Hauser.

Durante los siguientes años, Hauser siguió presentándose en óperas y conciertos que incluyen:
 1936: Hansel y Gretel de Humperdinck y El trovador de Verdi.
 1937: Carmen de Bizet, Lohengrin de Wagner y presentó la primera audición en Chile de Der
Freischütz” de Carl Maria von Weber.

41
Alarcón Bart. “Valorizando una labor olvidada: La primera década de la carrera de Blanca Hauser”.
Ruido 1: 33-46.

 1938: La Novena Sinfonía de Beethoven y varias obras de Jorge Urrutia Blondel como “Tres
canciones campesinas chilenas”, “La ventura”, “Planté una mata de rosa”, “Vos sois la estrella más
linda”.
 1939: Se tiene registro, por parte de la familia de la artista, que se presentó en Argentina donde
cantó en Tosca de Puccini y posiblemente en La bohème del mismo compositor, en El Trovador,
La traviata, Aida y Rigoletto de Verdi, Lucia de Lammermoor de Gaetano Donizetti y Chasca del
argentino Enrique Mario Casella.
 1940: En este año, Hauser presenta mayormente ópera italiana ya expuesta anteriormente.
 1941: El Réquiem de Verdi, For the Fallen de Edward Elgar y Andréa Chenier de Umberto
Giordano.
 1942: Caupolicán de Remigio Acevedo y selecciones de Der Freischütz de Weber, Der fliegende
Holländer de Wagner, L’enfant prodigue de Debussy, Frauenliebe und Leben y Dichterliebe de
Schumann, Los invasores de Acario Cotapos y “Preludio y Danza Final” de Carlos Isamitt.

Es en 1942 que, con su recital de canto del 27 de agosto, Hauser demuestra que después de diez años de
carrera se ha logrado diversificar el repertorio al que el público chileno prefiere asistir presentando, en un
mismo recital, que además tuvo repetición, obras desde Rafaello Rontani, italiano del siglo XVII, pasando
por Bach, Haendel, Mozart y Wagner hasta llegar a obras de compositores uruguayos y chilenos
contemporáneos suyos.

Figuras 8a y 8b / Recital de canto en que se puede ver una apreciación del compositor Fritz Busch por el trabajo de Hauser.
Además, se puede ver que para 1942 ya se había logrado la diversificación del repertorio que el público general prefería.
Imágenes de archivo cedidas por familiares de Hauser.

Durante los siguientes años, estando en el apogeo de su carrera artística, Hauser presentó numerosos
conciertos colaborando con grandes del canto internacional como Lauritz Melchior, Rose Pauly, Lydia
Kindermann, Norman Cordon, Renato Zanelli, Salvarezza, Mirassou, Granda, Mastronardi, Damiani,
Mansueto, Fanny Anitúa y Conchita Velásquez; importantes directores de orquesta como Fritz Busch,

42
ENSAYOS

Erich Kleiber, Juan José Castro, Armando Carvajal y Roberto Kinsky; así como también pasó muchos
años enseñando a futuros cantantes como Alberto Negrón, Juan Borja, Irene Lascano, Luis Cabrera,
Eduardo Hurtado, Piedad Veloz, Marta Crisosto, Javier Andrade Córdova y su más importante discípula
para la música chilena, Margot Loyola.

Conclusión

Luego de haberse puesto atención a los primeros diez años de la carrera artística de Blanca Hauser, se ha
revelado que esta artista vocal ha hecho un aporte a la cultura musical chilena de su época que ha sido
infravalorado, olvidado e incluso omitido por muchos años. Este aporte ha sido avance destacable que,
desde la casi exclusiva presentación de obras de compositores italianos durante todo el siglo XIX hasta
inicios del siglo XX en Chile, en solo diez años (1932-1942) Hauser haya sido capaz de conciliar en un
mismo recital a compositores tanto italianos como alemanes y austriacos de distintas épocas y
contemporáneos latinoamericanos con el éxito que tuvo.

Es importante mencionar que Hauser no logró esto por mérito absolutamente propio pues, además de
haber utilizado su merecido prestigio como soprano spinto con el fin de insistir constantemente con un
repertorio al que el público era reacio, colaboraba en pos del mismo fin con Armando Carvajal, su esposo;
Elba Fuentes, concertista de piano y mezzosoprano; Consuelo de Guzmán, su maestra de canto; y distintos
cantantes y directores de orquesta nacional e internacionalmente reconocidos.

Debido a que escapan al enfoque de esta investigación, existieron importantes relaciones artísticas y
políticas entre Hauser, el partido comunista y personas destacadas para la cultura de Chile como Pablo
Neruda, Matilde Urrutia, Carlos Isamitt, Margot Loyola y Gabriela Mistral que tuvieron que ser omitidas
en esta investigación. Pero, son estas mismas relaciones las que desprenden posibles nuevos puntos de
vista para valorar el aporte cultural que Hauser hizo para Chile. La siguiente carta de Domingo Santa
Cruz a Hauser pone este punto en evidencia:

43
Alarcón Bart. “Valorizando una labor olvidada: La primera década de la carrera de Blanca Hauser”.
Ruido 1: 33-46.

Figura 9 / Carta de Domingo Santa Cruz a Hauser que menciona la importante relación que Hauser mantenía con
compositores chilenos. Imagen de archivo cedida por familiares de Hauser.

Además, debido a los años que este texto cubre, se ha tenido que dejar fuera del análisis gran parte de su
carrera artística. Por consecuencia, no se ha cubierto su paso por Europa en el año 1953 donde, según sus
familiares, realizó docenas de grabaciones de arias de ópera, Lieder, oratorios y folklore chileno con
guitarra en países como Checoslovaquia, Hungría y Rumania (Doorman 2018). No se guardan copias en
Chile de los registros fonográficos de esa gira, pero serían de enorme valor cultural, en especial las
grabaciones de folklore chileno, pues se tiene conocimiento de que Hauser aportó a Margot Loyola con
la recuperación de las canciones “Olvídame”, “Para qué me casaría”, “Una pena” y “A cantar a una
niña/Las estrellas” (Zamora 1995, 49-51).

Seguramente quedan muchos detalles en la carrera artística de Hauser que quedan por investigar por la
misma razón por la que este escrito existe y busca remediar: la falta de fuentes académicas que mencionen
el importante trabajo cultural que realizó Blanca Hauser.

Referencias

Cánepa, Mario. 1985. El Teatro Municipal en sus 125 años de sufrimiento y esplendor. Santiago: Artimpres.

44
ENSAYOS

Cárdenas, José. 2015. “Los poemas de Pablo Neruda puestos en Música III: los años 50 (1956-1959)”.
Obtenido el 24 de junio de 2021 de cancionypoema.blogspot.com/2015/04/los-poemas-de-pablo-
neruda-puestos-en_17.html.

Corvalán, Luis. 1997. De lo vivido y lo peleado: memorias. Santiago: LOM Ediciones.

Doorman, Yanet. 2018. Blanca Hauser soprano. Obtenido el 24 de junio de 2021 de https://blancahauser.
weebly.com.

Comité editorial. 1945. “Crónicas”. Revista Musical Chilena 1 (5): 80-81. Obtenido el 16 de mayo de
2021 de https://revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/article/view/694/588.

García, Fernando. 1997. “Blanca Hauser (1906-1997)”. Revista Musical Chilena, 51 (187): 100. DOI:
https://dx.doi.org/10.4067/S0716-27901997018700029.

Martínez, María. 2017. “El repertorio lírico en la República de Chile durante los siglos XIX y XX como
paradigma de la influencia europea en la creación lírica latinoamericana”. Tesis de Doctorado,
Universidad de Barcelona.

Minoletti, Guido. 2000. “Una visión de la vida coral en Chile”. Revista Musical Chilena 54 (194): 87-94.
DOI: https://dx.doi.org/10.4067/S0716-27902000019400012.

Montecino, Sonia. 2014. “El retorno de la democracia en Chile se priorizó el tema Presentación de
Margot Loyola a la distinción Ignacio Abate Molina de la Universidad de Talca, julio 2014”.
Universum 29 (2): 17-19. DOI: https://dx.doi.org/10.4067/S0718-23762014000200002.

Montt, Sara y Bella Araneda. 2018. La tonada de Margot Loyola: Vida y obra de la folclorista y revisión de
sus aportes a la música tradicional de Chile. Santiago: AImpresores.

Pérez, Alberto. 1950. “¿Hasta cuándo Puccini?”. Juventud 2 (3): 25-26. Santiago: Universidad de Chile.
Obtenido el 24 de junio de 2021 de URL: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-
545750.html.

Quiroga, Daniel. 1949. “Conciertos”. Revista Musical Chilena 2 (35-36): 77-78. Obtenido el 24 de junio
de 2021 de https://revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/article/view/11835/12199.

Negrete, Samuel. 1932. “Los conciertos”. Aulos 1 (1): 14-18. Santiago: La Ilustración. Obtenido el 24 de
junio de 2021 de http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-79450.html.

45
Alarcón Bart. “Valorizando una labor olvidada: La primera década de la carrera de Blanca Hauser”.
Ruido 1: 33-46.

Samaniego, Augusto. 2019. Luis Alberto Mansilla, autodidacta. Los caminos a la cultura de un comunista
chileno (1933 - 2016). Santiago: Ariadna Ediciones.

Zamora, Ruiz. 1995. “Discografía de Margot Loyola”. Revista Musical Chilena 49 (183): 49-51.
Obtenido el 24 de junio de 2021 de https://revistamusicalchilena.uchile.cl/index.php/RMCH/
article/view/1107/989.

46

You might also like