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llibre s'adreca a uns problemes de la major im-

Joaquim XIRAU,Amor y Mundo y otros escvi- portancia (que allí no fa rnés que apuntar), els
tos, Península, Universitat Autbnoma de Bar- quals caldri reprendre per a plantejar els fona-
celona y El Colegio de México, Barcelona, ments ontolbgics d'una concepció del món. A
1983. l'inici de Lo fugaz y lo eterno, Xirau declara que
escriu al servei de la imperiosa necessitat d'es-
La gran activitat que Joaquim Xirau porti criure una nova Ciutat de Déu. 1, afegeix, en
a terme durant els anys vint i els anys trenta a aquest llibre ofereix unes reflexions en busca
Barcelona (sobretot a la Universitat, corn a degi d'uns «principis». Aquesta recerca l'havia ini-
de Filosofia, pero també a molts altres imbits ciada en els seus primers textos sobre Leibniz,
de la política cultural d'aquells anys) ha fet que Rousseau i Descartes, on feia una esquemitica
sovint s'oblidés que Xirau era, abans que qual- anilisi crítica de l'idealisme subjectivista mo-
sevol altra cosa, i per vocació, filbsof. A aquest dern. D'aquesta analisi conclou que cal recupe-
oblit ha ajudat el fet que la part més important rar l'espiritualització del món de la filosofia mo-
de la seva obra la va escriure a l'exili mexica. derna tot superant el solipsisme que l'acom-
Només un llibre d'ell, escrit i publicat a Mexic, panya.
s'havia reeditat fins ara a Barcelona: Manuel B. En els textos de finals dels anys vint (com
Cossio y la educación en España (Mexic 1945, El sentit de la veritat, 1927), Xirau orienta la
Barcelona 1965), justament l'únic llibre seu que recerca cap a una axiologia que té finalment una
no és prbpiament de filosofia. important troballa en la íilosofia de l'amor:
Podem dividir l'obra escrita de Xirau a l'e- és l'amor, acaba dient en aquests textos (que
xili en tres grups: textos sobre filbsofs contem- culminen i se sistematitzen a Amor y mundo),
poranis (sobre Bergson i sobre Husserl); lli- qui ordena i jerarquitza els valors implícits en
bres, corn digué ell, «fets de records», ja que la percepció de les coses. En els textos poste-
a l'exili va redescobrir Llull, Vives i l'esmentat riors referma aquesta concepció, i indica els
Cossío; finalment, llibres on exposa unes preo- tres regnes propis de la filosofia: sensacions,
cupacions filosbfiques més personals. Tots idees i valors, tot negant que la temporalitat pu-
aquests llibres de l'exili són una continuació di- gui convertir-se en el factor transcendental o
recta de l'obra i activitat que Xirau havia portat constitutiu de la realitat. L'amor cristii ha des-
a terme a Catalunya. cobert un sentit d'interioritat que explica el sen-
Aquesta continuitat queda perfectament re- tit de la filosofia: lluny de ser esclava de I'objec-
flectida en el llibre ara editat a Barcelona, que tivitat (com la ciencia), ella esti al servei de la
pertany de ple a aquest darrer grup, el de la subjectivitat, si entenem aquesta en un sentit
filosofia més personal de Xirau. De fet, Amor y desproveit del matís psicolbgic i empíric. En el
mundo (1940), el primer llibre escrit a l'exili, punt de la fugacitat i l'eternitat, Xirau veu si-
és la maduració dels últims textos que ja havia tuada la filosofia i, per tant, l'home mateix. La
publicat a Barcelona: L'amor i la percepció dels filosofia es converteix així, per a Xirau, corn la
valors (1936) i Charitas (1938). Els altres tex- salvació de l'home.
tos, inclosos en aquest llibre que ara comen- Antoni Mora
tem, decanten aquesta temitica de l'amor cap a
una preocupació pel temps que, d'una manera
afortunada si bé ingenua, va definir Reine Guy
corn una cteoria no conformista del temps». Juan David GARCfA BACCA, Infinito, trans-
Aquests textos són Lo fugaz y lo eterno (1940) finito, finito, Anthropos, Barcelona, 1984.
i Las dimensiones del tiempo (1946).
El que ens confirmen aquests textos és que a
tota l'obra de Xirau s'afirma un to obert i sug- J. D. García Bacca, nacido en 1901, inicia sus
gestiu de meditació, la qual cosa vol dir que en publicaciones en 1928. Desde entonces, sola-
la seva filosofia no hi ha prbpiament punts d'ar- mente en los años 1937-38 y 1981 deja de
ribada, ja que aquests són ale per a continuar la publicar algún escrito; y lo más normal es que
recerca. Amor y mundo comenga dient que el aparezcan muchos títulos suyos en un mismo
año. Este mismo hecho revela ya su vena produc- sión: «Del cáliz de la realidad, relleno de fini-
tiva, si bien no puede menos de suscitar la pre- tud, rebosa su transfinitud». Esta presencia
gunta: ¿le queda tiempo para elaborar ordenada- hegeliana parece normal, pues su discípulo Igna-
mente a un autor tan prolífero? cio Izuzquiza, en la obra mencionada (p. 258),
En 1984 continúa la fecundidad de García escribe: «Kant Hegel, Cantor son tres momen-
Bacca. Además del libro que vamos a comentar, tos esenciales del concepto de transfinitud de
aparecen: Tres ejercicios literario-filosóficos de García Bacca».
antropologia; Invitación a filosofar según espí- El tema del libro gira en torno a los concep-
ritu y letra de Antonio Machado; Parménides tos de finito e infinito, en cuya relación recípro-
(siglo V a.c.), Mallarmé (siglo X I X d.C.). Nece- ca se engendra la «transfinitud». Y por contrapo-
sidad y Azar; títulos publicados todos ellos en sición, con un cierto juego de palabras, quedan
Barcelona, por la editorial Anthropos. Y en esta acuñados los términos «des-definir», «des-finiti-
misma editorial acaba de aparecer el extenso es- zar», «des-mesurar», «re-finitizar».
tudio de Ignacio Izuzquiza, El proyecto filosó- Antes de descubrir sus dos mejores «cartas)>,
fico de Jzlan David Garcia Bacca (535 pp.). por usar su propio término (p. 147), García
En el libro Infinito, transfinito, finito, hemos Bacca hace un recorrido histórico en el qile
de preguntarnos ante todo en qué disciplina de muestra la aparición de las categorías que mar-
la ciencia o de la íilosofía se mueve el autor. Sin can la trayectoria de la reflexión filosófica y
duda, éste habla como filósofo muy actualizado científica. El prólogo alude al mito de la ca-
en el conocimiento de las ciencias naturales. Y, verna de Platón, donde el intento de sacar a los
dentro de la filosofía, cabalga entre las catego- hombres de la caverna es interpretado corno el
rías cosmológicas y las antropológicas. No pre- propósito de transfinitizarlos y des-definirlos
senta una cosmología o una antropología com- (p. 15), o sea, como el propósito de sacar a los
pleta, sino que, en el ámbito de los conceptos hombres de la cueva de imágenes en la que una
enunciados en el título, habla de algunas es- y otra vez llegan a encontrarse encerrados. Que-
tructuras o leyes fundamentales que afectan tan- da dicho así que la filosofía ejerce una dinámica
to a la realidad del universo material como al de «transfinitud» («emancipativa», si es lícito
hombre. Al decir que «cabalga» entre estas dos trazar una analogía con Habermas). Por lo que
dimensiones, quería referirme al hecho de que, se refiere a los estadios históricos iniciales, el
con cierta ambigüedad, tan pronto se inclina ha- autor habla de una primera época multimilena-
cia un ente físico (por ej., un fotón), como ria en la que los hombres consideran el universo
hacia una esfera de la existencia humana (por como «infinito estático)). Este infinito no «des-
ej., la ética), sin ser muy explícito en el área finitizaba» a sus propios habitantes (sol, luna,
de la teoría del conocimiento, y sin abordar la estrellas), que se movían por él sin roce y sin
antinomia de libertad y necesidad en el todo de pérdida de luminosidad. Por primera vez Herá-
hombre-mundo. clíto introduce un infinito dinámico, «que im-
El clima fundamental que se respira a través pone su infinidad des-definiendo, des-finitan-
del libro es el de una dialéctica de todo y par- do ( . . .) lo definido» (p. 33 ). En el fuego de He-
tes en la única totalidad del universo. Es decir, ráclito todo se define y se desdefine, nada llega
nos encontramos en un ambiente hegeliano, tra- a ser definitivamente definido. Parménides, por
ducido a un lenguaje científico ortodoxo. Sirvan el contrario, huye de la encerrona de la apa-
como orientación algunas frases: «compartimos riencia, para encerrarse en la esfera «determi-
todos el mismo cuerpo universal» (p. 81); «el nadamente infinita» del ser (p. 42). En Aristó-
cuerpo de cada uno de nosotros atrae a todos teles toma cuerpo la tendencia (racional) a la
los demás del universo» (p. 79); en la «interfe- deíinición de lo finito. Para él las cosas son
rencia de ondas se da una compenetración en- {(definidamentefinitas» (p. 53). La materia aris-
tre yoes» (p. 84). Y en un lugar cumbre de la totélica «cayó en la trampa de su forma» (p. 68).
obra (p. 149), el autor toma la frase del final El hombre moderno, en cambio, se resiente
de la Fenomenologia del espíritu: «Del cáliz de de hallarse encerrado en la finitud y se apresta
su realización, al rellenarse de su experiencia, a des-finitarse. Galileo nos enseña a vernos en
rebosa su infinidad», y le da la siguiente ver- unión con los cuerpos del universo y, por así
decirlo, a una con ello ríos «des-finitiza» y «des- mensión no individualizada (algo así como at-
pelleja» (hace que nuestra piel no nos separe mósferas de mar o de nube cósmica) y que, sin
del mundo). Galileo nos sitúa en el cielo por el embargo, influye en lo individual. Y en la otra
hecho de ser «cuerpos» (p. 75 s.). El autor, dan- «carta» enseñada leemos que «finito e infinito
do pie a ser denominado «trans-filósofo», sigue están sometidos al principio de indeterminación
acuñando términos como «trans-ojos», ctrans- alternante», el cual es formulable en términos
orejas», «trans-piel» (p. 92), para caracterizar de ley estricta.
el proceso moderno en el que el hombre rebasa Esto significa, por una parte, que lo finito tie-
aquellos umbrales y dinteles sensoriales que an- ne necesariamente algo suyo en estado de infi-
tes se consideraban irrebasables. Por ejemplo, en nito, y, por otra parte, que si lo finito es indu-
el campo de la comunicación se realiza el pro- cido a ser «éste» (a individualizarse) en todo, se
ceso de «palabra, correo, radio, videoteléfono, le rezuma la infinitud, y así algo h i t o suyo
transcontinental por satélite». En aritmética, trasciende hacia el infinito. Por ejemplo, el elec-
Cantor introduce los números «trans-finitos», trón, el protón, el fotón.. . pasan a esos transfi-
evadiéndose de la encerrona de «enteros, racio- nitos en forma de velocidad o cantidad de mo-
nales, algebraicos» (p. 106). García Bacca vimiento difundidas por el universo. Y el trans-
introduce consideraciones parecidas en relación finito de energía queda acampado en «tiempo
con otros ámbitos humanos, como la ética y la universal», no localizable íntegramente en un
política. En el ámbito de la técnica (p. 126 s.), «ahora».
gradúa el proceso a través de «aparatos» (que El infinito aplicado a lo h i t o más allá de
potencian los sentidos), «instrumentos» (que tra- cierta medida tiene como consecuencia que lo
bajan por sí mismos, si bien bajo la dirección «revienta», que lo hace «explotar». Así, por
del hombre) y «enseres» (que se autodirigen = ejemplo, la magnitud numérica infinita aniquila
artefactos «cibernéticos»). El proyecto actual es todo número, o la «intensidad infinita» hace es-
transformar el mundo en un mundo de «ense- tallar el sonido.
res» («feedback» = «seipsirreajuste») (p. 128). Para explicar la «transfinitud» misma, el au-
La tesis fundamental del autor empieza a di- tor recurre a los conocidos versos de Machado:
bujarse cuando habla de Galileo. En este con-
texto dice: «A toda clase de finitud corresponde
una infinidad: un infinito en el que flote, se Caminante son tus huellas
mueva y sea lo que es "finitow» (p. 77). Y, fi- el camino y nada más;
nalmente, refiriéndose al problema de la indi- se hace el camino al andar.
vidualidad, del «éste» concreto, afirma que el ... Y al volver la vista atrás
principio de indeterminación de Heisenberg co- se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
rrompió el «éste estifacto» (p. 144). Por «esti- Caminante, no hay camino,
facto» se entiende lo que es actualmente una sino estelas en la mar.
realidad individuante. Esto supuesto, da la si-
guiente versión a la afirmación citada: Todo
«éste». . . no puede tener estifactas, individua-
das, todas sus propiedades a la vez. Cada uno Y les da la siguiente versión ontológica: el ca-
de nosotros es éste y cualquiera (es decir, cual- mino del hombre no tiene una meta prefijada,
quiera de los elementos que componen el uni- sino que lo hacen los inventos. Sólo al principio
verso). Individualización y desindividualización puede decirse que lo «natural» es el vehículo
son estados de una misma realidad. del vector de la infinidad; luego, son los inven-
Y seguidamente (p. 147, s.), Garcia Bacca di- tos los que pasan a ser, cada vez más, el porta-
ce: «Descubramos una carta». Esa primera car- dor vectorial de la iníinitud. «Estelas en la mar»
ta consiste en la afirmación de que toda reali- recibe el sentido de que el camino prospectiva-
dad de este mundo tiene que tener al menos uno mente es libre, y sólo se construye retrospecti-
de sus componentes en estado de universali- vamente; y, por otra parte, el de que tal ca-
dad, de realidad no distribuida. Con ello quiere mino se sustenta sobre la infinidad dinámica,
indicar que en el universo hay siempre una di- que, sin embargo, en su momento absorberá las
estelas, haciendo que un tipo de técnica caiga logía con la que Kant instituyera en su Crítica
en desuso. de la razón pura. Me parece plausible leer la se-
No es competencia mía juzgar sobre la obra gunda parte del libro («Teoría y método de las
de García Bacca en su totalidad. Basándome en situaciones vitales. Relatividad del espacio y el
el escrito comentado, haré solamente dos consi- tiempo») desde la Estética trascendental; la ter-
deraciones. De un lado, son muy valiosos sus cera parte («El fundamento arcaico». «El prin-
estímulos reflexivos de cara a la situación actual cipio vocacional y el ethos de la ciencia») desde
de la ciencia, pero, por otra parte, queda mucho la Analítica; y podemos entender la cuarta parte
por ordenar y profundizar. El autor me deja con- («Discurso sobre el método») como una Dialéc-
cretamente en la duda de si él ha pensado a fon- tica trascendental que revierte contra su autor
do lo que es «trazar estelas en la mar», lo cual, primigenio.
en términos heideggerianos, equivaldría a erigir Lo cierto es que, si queremos interpretar el
un mundo. ¿Cómo se compagina el que, de un libro de Eduardo Nicol como otra crítica de la
lado, el camino no esté hecho, y, de otro, haya- razón «pura», debemos olvidarnos de su acep-
mos de fiarnos de la ciencia como esfuerzo por ción kantiana. «En su forma científica, la razón
conocer la realidad tal cual es? ¿Cuál es el cri- es pura porque se propone puramente captar el
terio de distinción entre la estrella que mdrca ser tal como es en sí mismo, sin quitarle ni aña-
el camino y la estela de la destrucción? dirle nada» (p. 41). La pureza de la razón reside
en la intención del sujeto cognoscente, y no se
Raúl Gabás confunde con la astringencia formal pues con-
siste en una «predisposición vital». Luego no
es un rasgo epistemológico sino existencial. La
razón es pura por vocación del científico; así la
vida ejerce su influencia posibilitadora en un
Eduardo NICOL, Critica de la razón simbólica, ámbito (conocimiento) del que había sido ex-
F.C.E., México, 1982. cluida.
Sin embargo, Nicol no atribuye la debilidad
de la filosofía kantiana a la doctrina del sujeto
trascendental. En su opinión, la clave es el pro-
Me temo que la brevedad de una simple re- blema de la finitud, que él analiza desde una
censión es incapaz de abarcar -ni siquiera pre- perspectiva historicista. «La relación del pensa-
suntamente- toda la complejidad de esta ú1- miento con un determinado situs espacio-tempo-
tima obra de Eduardo Nicol. Tengo pues un ral es indudablemente un factor de historicidad.
buen motivo para abordar su contenido sin más Es también el que compromete con severidad
rodeos. mayor la intención en la ciencia» ( p . 56). Efec-
La Critica de la razón simbólica se propone tivamente, cada acto de pensamiento se produce
llevar a cabo la fundamentación de la ciencia en el seno de una determinada situación que lo
como «sistema de proposiciones válidas con ca- configura. Además, cada situación es un acon-
rácter universal y necesario» (p. 167). Esta ta- tecimiento singular que jamás se repite. En con-
rea atañe a la filosofía en un doble sentido: l ) secuencia, la verdad se halla sometida a una do-
A la filosofía compete el descubrir los princi- ble restricción. Inicialmente ( a ) las coordena-
pios radicales de la ciencia. 2 ) Siendo a su vez das espacio-temporales en las que se inscribe su
«ciencia de la ciencia», también ella tiene su nacimiento parecen privarla de la libertad que
condición de posibilidad en tales principios. De debería serle inherente, pues actúan a modo de
ahí que su función consista en descubrirlos, y condicionamiento. Luego, ( b ) su propia vigencia
n o en generarlos a partir de sí misma. queda comprometida; si la ejerce en un momen-
Las discrepancias de Nicol respecto a las tra- to exclusivamente singularizado de la cadena
dicionales teorías del conocimiento empiezan a temporal, ya no puede regir para ninguno más.
manifestarse con el propio título de su obra, de Resumiendo: O la verdad no existe en nuestro
obvia inspiración kantiana. También se insinúa mundo ( a ) , O sólo disfrutamos una pluralidad
la réplica en la estructura, que guarda cierta ana- de verdades que suplantan a la verdad ( b ) .

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