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Bee ue ale band ae 100s de cdyopyn cece 02 i cee beta ge I onbeat jolt fake : Pnévoco ...- . . seen wee, i sh obs aint opty uate f . os \ Cariruto L Preliminar, etnoldgico re Capiroro asi La péiquiatria’ grecorromana A aveneainte . Cartruso IIL. La psiquiatrie renacentista Cavtruro TV. La psiquiatria ‘del siglo xvi C, dbo Vela pslqdiatrin “del siglo xvirr wind fen Cariroto. VI, Pinel,-Esquirol y la escuela francesa : i atl K ‘Captruto VIE. El probleina de Ja degeneracién . .. ee u Carivoro VIE. La psiquiatria siemana en la primera mitad del siglo xrx Caviruro » TX. La neuropsiquiatria y Ja escuela clinica Cariruro Xv De la neurologia al psicoandlisis . Caviruro XL. Las recientes terapéuticas sontitico-empiricas, . ti Bintrocnaria sumanta , ax gumio nm 1964, er 105 sauinnns onkricas pI0ok, $. Mb nV rca 2223, nuENOS Anes t Ackerknecht,"de Ludwigsburg. ‘a gifsliplemente wna especialidad médica; Hace ciento cin- ee danta afios,'Iéll lafponla'como una de las grandes disciplinas, al lado. de la meilicina inlerfia-y de In cirugia, Podemos ir més lejos.y decir que no existe caso mérbido alguna al cual el psiquiatra no deba prestar su. contribucién. Nit ies puede ponderatse sulicientemente 1a significacién social dela psiquiatria, te- <1; piendo presents gue, por ejemplo, en los Hstados Unidos, del cincuenta al getenta por ciento de 19p canis do'biospital existentes debowutilizarse para la recepcién de enforinos iijeiatalés. ; ‘ 5 : ‘Sin embargels tarea ingyata escribir le historia de la psiquiatsia, Ip. este ‘cannips no es patible iin provrumpir en los ditirambos al progreso que hoy en lantg facilitan sti jarea al historindor de 1a medicing en general. La melon- eélica afjrmacign formulada por Griesinger hace un siglo, de que. el conoci- jhiento deslas jiletincdades mentales se ccontraba’ en-el mismo estado que ‘al dle las enfermiedades del pecho antes de Lainnec, sigue siendo hoy vilido, en gran. partel|No peed, yeces cac uno en la tentacién de preguntarse si ver- j sdadoramente ép teat ngill:de In célebre “espiral" histéricn 0 zolo de un. puro fy, sitar en chreulg} Nativahaiente, Ia culpa no es del hstoriador ni det psiquintra. FY La’ psiquiatsia bs"lig inmid.més joven de la,medicina, Por razones histéricas, ty gue luego coisideragéinds. nis de cerca, tuvo su renacimsiento doscientos ones i inds tarde ‘quejel rslo!de! Jas disriplinas médicas. Todavin hoy es objeto de la hostilidad con que.desde siempre se ha mirado a los enfermos mentales y a las médicos dedicadog a tratarlos. Pero, sobre todo, la psiquiatsie se ocupa eniel més difieil qé'Jos jiroblemas medicofisiolégicos: e} de Ja relacién psico- Ht Tiafea, que permuinéte din si solucién. La anatomio, In fisiologia, In anatomia il biogiiisnica, que en el curso de los tillimos cien afios tanto han “fnoporeiqnadals lag gdmds disciplinas, lian contsibuido incomparablemexte me- fig al esclarecimieyjto. de las enfermedades mentales. Por es0 nos vemos hoy ‘ai psiquiatr{a,; com, otrofa en medicina interna, ante un sinndmero de escuc~ Jas diferentes y a menudo dogméticas, lo cual no facilita por cierto la visién de conjunto nila comprensién. Esto, naturaimente, no es razén para no ocupatse A ext la psiqiatria 0 en sut historia, A la inverso: lo hace quizé tanto més nece- sorio, Pero tales dificultades debian ser destacndas aqui, pera mejor comprender Ins insuficienci{is dq este libre y de su objeto. Per Jo demas, corno cb progreso, hhajsido tan deyte, oh piiquiatria, el estudio de lo antigtiedad acaso tenga mas fi ule olvecer aVfpsiguintsg: comtemporéneo que a sus colegas el internista 0 ol i Hepilano. < T : i | , rd ébsideulo ler oe ee abies a a 4 A mi quotido peulre, profesor Erwin w.< © PROLOGO! i i | 7 PP i - Shit add i ais ‘be ata a tenement he es In circtinstonéia de que on este campo, especidlipelite, pork loiépoca' nds hi | C) reciente, scan tan’ escasos'los iriihajus previos, sobfe wsilo\ log; buenos... Pdi Io ! | atantoy he debido basarme, ante tudo, en mis propios.dgtydios dé fuentes y. pro- J ! porcioriny muchos resiimencs'de toxtos de mitoves antiguds,' Pok otra parie,'leht | Wmitarme,’ por rozones de espacio, a algunas’ persoialidades fparticularmente:!* 1 “ Gmportanteé, Pero esto no significa adscribirme alla “ieériq histérica, dé:los i " “grandes hombres”. Los grandes hombres solo haxi podido darse porquc otros (+. ban trabajado antes que ellos o contemporéneamente; Deno haber existido tm ; Pinel, un Kraepelin, un Freud, otros habrian realizado; con:mayor 0 menor ‘ drillo, 1a obra que ellos cumplieron. Histo no exchaye, empéro, que tales grondes hombrés sean 188 mejores representuntes de sus respectivas épocas y.que, por —— Jo tanto, en ‘una breve visién do conjunto debon: ser fundamentalmente estu- - 7 * diados. Guondo he traido a colacién textos antiguos he tenido cuidado de ofrecer Ja concepcidn: total integrada en ellos, y no —como, por desgracia, se ha hecho moda entresacar solo cuanto tienen de moderno, Me le esforzado por ser lo mas breve posible, Como es natural, ello mo expone’ forzosamente a numerosos raproches por haber omitido esto 0 aquello, Pero; en. cambio, me da In esperanza de sor leido, lo cual, como abiertamente la + recondzco, me parece wm propésite razonoble. Como he, queride.y debido ser in drove, solo pude ofrecer una corta scleccién de nombres’ y de bibliografia ‘para en In profusa actividad del siglo xrx. Tn lo que concierne, al xx, lube de restrin- tis -. girme thas atin. Otras razones que las de espacio tuyéqdemds} para ocuparine’ ' fic f "on este libro lo meno§ posible en las tenclencins fundameritaleé de nuestro sigho. ym Eis mi conviccién que una auténtica labor historiogréficn se torna casi impo- di sible on caso'de gran proximidad temporal. Como historiodor de, Ia medicina, a ‘ «he tratado solo.la psiquiatria de los médicos, aunque es sabido, que desde la | to ' época de jos griegos'existe también una psiquiatria de los filésofos.. Me, fue oa relativamonte fécil decidirme a proceder nsi, porque estimo que Ja psiguiatrin a filoséfi¢h no ha presindo mucho ayuda o la psiquiatria préctica, | Acaso 10 | di haya mostrado"el debido respeto hacia los esfuerzos —ton particularmente \ m abundéintes en-Ia historia de In psiquintrin— por enmascorar con neologisinos i i y con'el colificative de “profunde” Jo que en realidad no se conoce. Pero | 5 alguien tenia’que decir-de-una vez, finnlmente, de modo directo 4 indirecto. Ct con qué esté hecho el traje nueva del rey | ‘ © Si bien Ia psiquiatria; ni aun en el siglo xx, hia logrado avanzar tanto como | mm Bf Ja medicina interna’ o la cirugia, no cbstante en los tiltimos cincuenta afios rT E < hha suseltado muchisimas y justificadas esperanzns. En todo Hempo ha sido, Ir Se en-mnichos respectos, 1a mAs humana o interesante de Ins ciencins médicas 4 ae Mo atrevo a esperar que el lector hallara, por lo menos, un reflejo de elle on « ef este libro. ek fl * c : Tstoy ‘profundamente obligadn para con cl docibr Joachim Bodamery de! ; { at Winnontal, y con el profesor Victor Gourevitch, de,Chigago, quienes, pese 0 8 ut no compartir mis puntos de vista fundamentales, hot dédo de su tempo para d i. ei gomieter mi manuserite @ una lecture critica, Shh fh} jf ei aren) : ik “ io fF ; . Vln Zurich, mayo de 1987. ah i me] eat tea Entyri! T.Aoreemscreneren. ©” 0 Come hemos delocuparnos en Ja historia de la psiquiatria, es decir, la ciencia de las enfer- meducles’ mentales; podemos ser muy breves en lo tocante a lag concepeiénes de Jos primi- tivos, quescarecen de toda pretensién cienti- fica. E1 concepto ‘de enfermedad entre esos pueblos se sitvia en-un plano completamente distinto que entre nosotros, Las enfermedades mentales, en el sentido en que nosotros las en tendemos no existen, por lo tanto, ente ellos, salvo pocas excepciones !. Para los primitivos, el concepto de enfermedad" todavia no estd diversificade como entre nosplios,:sino que es unilario, Toda eufermeded es, simplemente enfermedad, cualesquiera sean sus sintomas. Casi todas ellas se atribuyen al ataque de fuerzas sobrenaturales:: malos esptritus, dio- ses, hechicerla o brijeria, La posesién/por wn mal espiritu es una explicacién muy frecuente de todo tipo de enfermedades, pero particu- Jarnente de las qe hoy Lamamos enferme- dades mentales. Es ésta una explicacién muy convincente en la medida en que alin pueda creersa en los espiritus, y haco rolativamente facil comprender por qué una muliitd de acciones extraiias, procaces o insensatas surge de pronto-en individuos hasta entonces nor- 1 IT, A, Wisscnuore; “Concepts of abnormality among the Ibo of Nigerie", Journal of te American Oriental Society, 63, 1943, pgs. 269° ¥sigs Jedbiaind ae v ICAPLTULO st 2 eget) ter Pia ker el MR ¢ "PRELIMINAT, ETNOLOGICO ‘ ate neds ar ae iy venieti fife ean males y razonables; Cabe preguntarse 6i'tal explicacién, que muchos primitivos dan para todas Ins enfermedades, no es wna’ generaliza- cién de observaciowes empiricas’en casos de enfermedad mental,” fly ero La terapéutica:‘de ‘los - primitivos' ‘es, de extraordinario interés para el observador mo- derno, En efecto, ellos conocen varias' drogas eficaces, ciertos eficaces medios ‘fisicos’de'cu- rficidn, como el’ masaje, y algunos interven ciones quirargigns; pero siempre incluidos’en el'marco de una terapéutica migico-religiosa, con invocacidn de espiritus, férmules mégicos, rezos, cantos'y danzas. Esto es ‘el resultado ldgica de la concepcién basica primitive’ segin la cual todas las enfermedades ‘tienen ‘origen sobrenatural,'La cficacia de estos procedimien- tos —pues a menudo ‘la tienen—' solo nos I resulta explicable por los elementos psicotera- i pénticos que incluyen, Un estudio algo-cuida- | doso de esas conductas muestra que en’ tales rilos terapéuticos se aplican con extraordina- i ria emplitud la confesién y-la-sngestién, mu~ =, | | | chas veces en formas no demasiado diferentes de las nuestras. i rae Si, pese a lo dicho, nos deteneinos todavia un poco mds a considerar’ el.material etno- grilico, no hacemos sino seguir una vieja tra- dicién psiquidtrica. Desde, Benjamin Rush y J.C.'Pritchard hasta Kraepelin y. A, Marie, muchos psiquiatras se han sentido atraidos por 7 | a =. IN iio Gait yy gis ¥ Ja psiquiatzia comparada. Y nos parece que en Jos tiempoé recientes algunos etndlogos, en particular ef Estados Unidos (donde se dan el nombre de “antropéloges culturales”), han aportado ciertos conacimientos muy valiosos “para nuestra comprensién de Ja naturaleza de jas enfermedades mentales, su condiciona- miento social y, sobre todo, la relatividad do sus sintoms, Sefinlaremos, ante todo, los tra- dajos de Ruth Denedict, E. Sapir, 1. A. Hollo- Wel y sus seguidores?, *." {> Borden de ideas es, brevemente, como si- ‘gue. Nosotros consideromos ciertas formas de comportamiento —por ejemplo, ideas persecu- toring © megalomaniacas, estados extéticos, slucinaciones, represontaciones obsesivas fuertes alteraciones de la: expresién del ros- tro— como sintomas de enfermedad mental. Bl estudio de otras culturas ha mostrado, sin embargo, que en olras condiciones totlos esos denominados sintomas se consideran norma- les, tol como la Hamada ‘'mentira patolégica’’ puede ser normal en otro lugar y Uempo. Asi, por ejemplo, son normales entre Tos dobu las ideas persecutorias, entre,los kwakiutl las de grandeza, y entre los ‘mohave o tokalo; dos alucinaciones. El. éxtasis lo es entre los sibe- Banos o entre Tos zuli. La homosexualidad es considerada’ normal .por muchos ‘tribus, que han instituide para esos casos un cambio legi- timo de yestimonta:(bardajes). La creencia en los tabiies lleva, en muchos casos, a proce- dimientos que n nosotros nos parecerian ohse- sivos. Al contrario, con frecuencia los indivi- duos que-en esas sociedades ‘aparecen como anormales —por ejemplo los de cavérter man. P soy desprendido, entre los dobu— resultarian pormales para nosotras. Por. eso hemos consi- 2 Romito. a todns cunntes so interesen pdr un trie tomiento datetindy del teme y por una bivliogralia ands extensn, a mi artienlo "Psychonnthology, Primitive Medicine end Primitive Culture", Bull. Hist, Med Th 1943, égs. 30.67. La obra més importante to Rome Bexeoicr, Patterns af Culture, ha aparecido fombidn en, troduccién.alerunna: Urformen der’ Kull tur, Tnmbargo, 1958 (Rowoblts Deutsche Enzyklepi- the, nt Zy bby trod, espafiola: EU'hombre y fa cultura, 1 Duchor Aires, 1939}.005 8" * og doradd’4tt ireducts eh psicopatclogia com- prada Jas expresiones de“outonormal”, “av- topatolégico” y,""heteroniormal”, “heteropato- Logico"- Es auifonormat (0, respectivamente, autopatoldgico) ‘aquel que aparece como nor- mal (6 patolégico) a su propin sociedad; y es heteronormal (0, respeclivamente, /eteropa- toldgico) aquel que aparece como normal (0 palolégico) para un observador ajeno a ia socicdad a quo cl observado perteneco. Tesulta, pues, que Jo psiquicamente normal Uopensde en alto grado de la concepeidn impe- ronte en determinada sociedad —lo mismo ocurre, por otra parte, con lo delictivo—, ¥ que cl Juicio, de esa sociedad acerca de si al- guien es un enfermo mental no depende fun- Gaméntalmente de siritomas que aparezcan en;forma similar en todas'partes, sino do a cl sujeto ctimple con un minimo de integra- cién y de aptitud ftincienal dentro de sit s9- cicdad 0 si al contrario, las qlteraciones psl- quicas han ido tan lejos que lo convierten en tin cuerpo cxtraio dentro de ella, Ln relatividad de los sfntomas, por otra par- to, puede observarse no solo en el orden ctno- grafico, sino también en Jo histérico. Hace.ya muchos s, Henry LE. Sigerist* sefiolaba que los propios trovedores del Minnesang, que resultaben normales para sué coetéineos, gerion considerados entre nosotros como per- turbados mentales. Lo'anismo-es vélido para amuchos otros tipos de!comportamicrito de la Tidod Media y de comienzos de Ja Edad Mo- dena como, por ejemplo, el éxtasis religioso, In porsecucién de hechiceros o el ascotisme pu- ritano, Poca dudn cabe, por otra parte, de que lo considerado normal en. el siglo xx habria qdo visto como anormal en siglos anteriores, Quizé tenga que ver tombién con clio el que Ya naturaleza de Ins enfermedades mentales ynd Kulturwissensehalt “Abhandliorgen cus der Neurologic, Psychiatrie, Pry- Ghotogie und ihren Grenzgebieten, Insc. Gly nhes 0-146, 1930. [° Cf. tombidn: J, C. Canorrens, Psy Ghologie normale af pathologique de Vafrienin, Env Ge ethno-pryehiatrique, Ginebra, 195+; A. Kanpreren, Thndigidvo > sociedad, México-Duenos Aires, 1945.) eychiopathologie hin cambindo, al parecer, en el curso de los tiempos. Asi, por ejemplo, Jaspers ve en In ctunlidad un predeminio de lo esquuizafrenia y, al contrario, en el siglo xrx y en os ante- riores una Jrecuencin mayor de la histeria, Esta relatividad de los sintomas se extiende también, en nuestra propia sociedad, a las di- versns clases y condiciones. Un pobre compe- sino que erea en el mal de ojo, en modo alguna ha de cousiderarse forzosamente come men- talmente anémalo, mientras que seria justifi- cada esta presuncién en ef caso de un profesor universitario, Modos de conducta que consi- doramos normales en artistas 0 en edolescen~ tes deben verse como anormales en los adultos de nivel medio. Iin conexién con esto es inte- yesnnte sefialar que, en Estados Unidos, eun- que alli existen menos diferencias psiquicas de clase que en! algunas otras sociedades mo- darnas, Kinsey ha observado claras diferencias en Ja conducta sexual de las diversas clases y en In-concepcién que sustentan sobre lo que es normal en ege terreno. Debe sefialarse, ademés, una fundamental diferencia entre Jos modos de conducta, tan semejantes, sin embargo, por sus manifesta- ciones extersias y su contenido, del salvaje ¥ del enfermo mental, Cuando el dobu de nivel medio desarrolla ideas persecutorins o el kwa~ jut megalomantacas, no lo hace con cardcter individdal, sino porque la mayorla de la tri- bu alienta tales ideas; y el individuo piensa dentro del marco delimitado por la ijnagen del mundo, propia de su medio cultural, Bl indi- viduo que entre nosotros padece dle ideas me- golomaniocas o persecutorias no responde a Jas concepciones imperantes en muestra cul- tura, sino que, al contrario, es incapar de adaptarse a ellas, Fste punto de vista debe tonerse presente también cuando se comparan las producciones artisticas, tan semejantes for- malmente, de los nifios y de los enfermos mentoles, por una parte, y de los primitivos, por la otra. Por supuesto, no puede negarse que, verost- milmente, en todas las sociedades hay una predisposicién biolégica mérbida, una anor- malidad absoluta, tras la niultiplicided de tos sintomas, Pero la dificultad —aumentada ain, desde el punto de vista de-la patologia com- parada, por.elihecho de ‘que. psicosis cuya naturaleza orgénica nos es conocida, como la parélisis general progresiva, el.alecholismo 0 la demencia senil, no existen entre los salva. jes— estriba en que para Jas psicosis y neu rosis-més difundidas nos faltan. tales criterios biolégicos absolutes, y por ello, de hecho, solo podemos diagnosticar las'enfermedades men- tales sobre:la base de os sintomas-y' de la fandasentel incapacided de’ integracibn. La relatividad ‘de los‘ sintomas, por otra parte, no-se limita al campo'de Jas enfer- medades mentales, Aun en el de los enferme- dades somiticas, 2 menudorno-es el hecho escueto, absoluto, sino Ja concepeién de la sociedad 1o que decide si una variaciéa biolé- gica es enfermedad o no Jo es..Nunca se les ocurrié a los cliinos de la época clasica consi derar enfermedad ‘los pies atrofiados de sus mujeres. En niuchos tribus africanas tampoco se yen como enfermedades —a causa, cierta- mente, de lo’ muy difundidas que estén— la ° lombriz intestinal o la frombesia. Y en diver- sas tribus indigenes sudamericanas se ha des- erito una: grotesca situacién:parece que se halla tan difundida una espiroquetosis cuté- nea en extremo deformante, Hamada “pinta”, que casi todos los hombres la padecen, y los pocos que estén libres de ella se ven excluidos del matrimonio por considerdrsclos énfermos, En el orden histérico, hemos mostrado que la malaria, @ causa de susenorme difusién en muchas regines —por ejemplo en el valle del Mississippi durante el siglo x1x—, habia dejado de considerarse enfermedad. Lo mismo « ocurria: con-los-eczemas.infantiles en el. six glo xv, Fecal ed Si hemos de suponer.que la presencia y la definicién de la enfermedad mental dependen de relaciones sociales, resultard, naturalmen. te, que esas enfermedades varian en forma y. alcance de tribu.a tribu, de cultura a cultura, de civilizacién a civilizacién, ¥. ello es, en efecto, Jo que ocmre. Ciertomente, no existe 9 es tribu’en que 'tédos sean trastornadds ni'tim- poco en. que: no- sé conozéa: la enfermedad mental 0 el suicidios Esta iltima suposicién, otzora muy difundide, es solo una reliquiia del ilosorio “buen salvaje” de Rousseau, Al con- trario, Hallowell hia sefialado, con raz6n, que las mismas representaciones sobrenaturalistas capaces de obrar ocasionalmente de mado fa- vorable-y curativa en el-orden de las enfer- medades mentales pueden tombién dar origen a, ansiedades-y, conflicts morbificos, No ha de olvidarse, de paso sea dicho, que la mayo rla-de.los Ilamados "salvajes” observados en la actualidad o on tempos pasados no so on- cuentran en'“estado de naturaleza” sino de aculturacién, como s¢ dice en Norteaméricn, esto es, en:el momento histérico en que sti propia cultura se ve anienazada fisica y- psi- quicemente por wna cultura extraia; estado que parece éontribuir particularmente al des- arrollo de ‘psicosis individuales y colectivas Pero;. si bien la enfermedad mental parece existir en todas partes, muchos obscrvadores serios han sefiulado que tliversos cuadros mér- bidos muy difundidos “entre nosotros. estén ausentes en lns mis diferentes regiones, como Melanesia, Brasil, Africa central, y entre Jos indigenns norteamicricanos; La tentativa,-re+ cientemente puesta otra ver de moda, de hncer encojar por {uerda'en el marco de In esquizo- frenia toda clase de formas heterogéneas de es- pecie indefinida, resulta’extraordinariamente arlificiosn, Ya hemos indicado que ciertas psi- cosis orginicas no aparecen entre los salvnjes, én parte a causa del bajo promedio de vide exisiente ‘entre ellos. Por olro lado, observa- dores serios’sefialan Ia gron frecuencia de enfermedades mentales registradas entre mu- chos primitives, por ejemplo, entre las tribus siberianas. En conjumto, y por desgracio, el rinterial de que disponemos es cvantitativa y cualitativamente tan insuficiente, que no se puede ir més allé de estas generalidades. En muchas’ tribus las enfermedades mentales, gracias a condiciones favorables, pueden ser efectivamente raras, En otras, quizd la psico- terapia"es anny eficaz; o bien se da muerte 10 inmedialamenté, a. los enfekmos ‘, Pero tam: didn es posible que;'a meriudo, por Jit gusencis de distincién entre enfermedades fisicas y mentales, investigadores sin preparacién psi- quidtvica:heyan pasado’ por alto formas lo- cales de enfermedad: mental, describiéndolas como afecciones sométicas. En todo este cam- po poseemos solo un ejemplo estadistico, y fun dste resulta sin duda, en muchos aspectos, de problemética validez. N. Skdliar y K. Stéri- kowa (‘Zur -Vergleichenden Psychiatrie", Archiv fiir Psychiatrie und Nervenkrankhet- ten, 88, 1929,. pgs, 654-85) han.comparado en el distrito de Astrajai Ia aparicién de en- formedades mentales:entre siete nacionalida- des, de Ins cuales dos: los kalmukos y los kirgizes, por mucho tiempo se habian mante- ido nin en condiciones aulénticamente pri mitivas, Sus resultados son los siguientes: 1, La ocurrencia de enfermedades menta- les en estas tribus, al comienzo del perfodo estudindo se mantenia muy baja, casi inexis- lente (Kalmukos, 1850: 0,01 %; kirgizes, pro- porcién entre los ‘hospitalizados, 1890: 0.4 sobre 100.000). 2. El contacto con la civilizacién, que tuvo lugar desile. 1880, significé un constante aumento de esas cifras (kalmukos, 1898: 0,07 por cicnto; kirgizes, hospitalizados, 1927: 3,0 sobre 100.000). Cuanto més distante esté wna tribu kalmuka de les zonas jlizadas, tanto menor ¢s el indice dé frecuencia de sus enfer+ medades montoles, Este {ndice es, en ambas tribus, mucho mds bajo que entre los pueblos civilizados contiguos (kalmukos: 2 a 15 sobre 100.000; tértaros: 3 a 60; armenios: 90; ju- dios: 50; rusos y persas: 100, sobre 100.000) El influjo de la civilizacién es independiente del alcoliolismo y de'ln sifilis, Jin ambas tri- bus la sifilis es endémica, pero esté ausente Ja pardlisis general progresiva. Los kalmukos fueron siempre alcoliélicos, mientras que los kirgizes, que son musulmanes, siempre se abs- tienen de alcohol. £1. Kory, Die Dehandlung der Alten und Krankent bei den Naturvilkern, Stuttgart, £934, 3, La demencia precoz sigue siendo rara centro los primitivos’ (kalmukos: 2,6 %; kir- gizes: 1,9 %j frente al 6,+% entre los rusos ¥€1 20 % ents los ormenios). No se ha obser- Yodo en ‘ellos: histeria ni pardlisis general progresiva, 4, Estas tendencias son comunes a ambas tibus; pero se advierten diferencias conside- rables en cuanto a Ja frecuencia absoluta y a Ja frecuencia relative al sexo. Mientras que entre los kalmulos hay doble cantidad de mujeres que de hombres enfermos mentales, los kirgizes presentan la cifra, extraordinaria- mente clevada, de 8 veces més hombres que mujeres en esas condiciones. Entre 1890 y 1902, fueron hospitalizndos de 5 0 30 veces més kalmulos que kirgizes, y de 1925 1927. de 3 a 10 veces mis, Es digno de nota que entre las enfermeda- des mentales de Jos salvajes hay algunas difici- Jes o imposibles de ybicar en nuestros cuadros patolégicos. Asi, sobre todo, el amok, la cono- cida psicosis homicida que se observé por pri- mera yez entre los'malayos y luego también entre indigenas sudamericanos, melanesios, siberianos, indios y negros masai, Una neuro- sis caracterizada principalmente por ecolalia y ecopraxia fue observada primero en Siberia © interpretada, en funcién del factor clima- tico, como “histeria artica”, hasia que se esta- Dlecid su frectente ocurrencia en India orien- tal, Madagascar y Filipinas; actualmente se Je da por lo comin el nombre malayo de latoh. El iru, enfermedad de los ainu, es und nota- ble combinacién de lata y amok. Se ha hecho conocida con el nombre de windigo una psi- cosis canibalistica de Jos indios norteamerica nos, semejante, en ciertos.respectos, a la vati- doisie del siglo xv®, Ciertos estupefacientes que se fuman, como el céfiamo indico, provo can, naturalmente, pbicosis especiales, y es curioso también que el alcoholismo adopte en diferentes tribus formas diferentes. La. més notable de todas las psicosis observadas entre # IL Cesunote, Histoire critique de Phystdrie, Paris, 1909, pg. 134 los _primilivos ‘es *Ja™lJamnada’ tunatomanin, estudiada y deserita por el célebre fisidiogo W. D. Cannon con el nombre de Woodoo'death *; consiste en Ja muerte par autosugestion, con! la creoncia de haber sido hechizadg; sin‘blte raciones orgdnicas visibles. En todos’ estos’ ca- sos es notorio que lo que decide la’naturaleza de la enfermedad no es el clima‘ni lo raza, sino lo cultura, vale decir, Jo trama’ de'rela- ciones sociales vigentes. También se ha escri- to, un poco demasiado, sobre psicosis :colec- Livas contre Jos primilivas, Pero aqui la‘cautela esta muy en’su lugar, pues, como Jo desta- caba ya Gricsinger, [dcilinente puede confun- dirse con una psicosis colectiva un movimiento puramente religioso. “eae Estas observaciones etnolégicas quedarian incompletas: sin’ unas“ polabras* acerca “del mago-médicq (medicine-man) de los’ primiiti- vos, que todavia se describe en muchos: Iibros como epiléptico, histérico, neurdtico”y aun idiota, Toles calificatives parecen enteramente falsos y debidos a falta de conacimientos'o a malas interpretaciones. Son absolutamente re. chozados por todos los eindlogos actuales, que conecen por experiencia la vida primitiva, Cierto es que em unas pocns regiones (parti- culatmente en Siberia y en Africa sudoricn- tal), se dedican al arte de curar, individuos que sin duda alguna han pasado por wna psi cosis. Pero, parn el momento en que ejercen sti profesién, y quizd por el modo en que son clogidos para ella, estan yn mentalmente sa- nos, esto es, funcionalmente bien adaptados a Ja sociedad, Individuos que fueron realmente enfermos mentales serian rechazados como médicos por los propios natives. El nombre siberiono de “shamén" deberia reservarse para esa clase especial, y no aplicérselo indis- criminademente a todo tipo de magos-médi- cos. Otra categoria de, mddicos précticos nati- ¥os solian ser considerados, por observadores ouropeos mal preparadas, como casos ‘patolé- ©W. DB. Carnon, "Woodoo Death,” American Anthropologist, #4, 1942, phgs. 169 y sigs." * 1 Sp trata dy inicinciones especiales.” (N. del 'I.) iW gicos, porque entroban en trarice o eran posei- tlos por espiritus benéficos. Pero tales estedos som; en esas tribus, mutonormales, y los pro- pios indigenas Jos diferencinn de la posesibn por espiritus maléficos, vale decir, de los casos tle epilepsia o de histeria; ademés, los consi- Geran deseables y, en cierta medida, los indu- ton, La inmensn mayaria de los magos-médi- cos pueden, calificarse como, mormales nun fegiin nuestros propios criterios, y nnuchos Sheervadores de formacién elnolégica, como Pikin, -Hollowell, Olbrechty Werner, Selig- nan, Stoll y Shirokogoroff, han. sefialado su Glovada inteligencia unida a wna perfecta no: pralidad, pese a las concepeiones, tan extrait para nosotros, que sustentan, La, suposicién de que los magosanédices © Jos silvajes creyentes en Ia magin son onfer: mos mentales cs, por otra parte, solo un cnso eepocinl de 1a mala costumbre, muy difundida or nuestras sociedades, de denigtar irreflexi- amonte como psicopatoldgice toda cuanto es Yistinto de lo nuestro y a primera vista parece incomprentsible, “Was man nicht definieren ann, sieht man als psyehopatisel an” (1.0 que uno no’ puede definir, lo ve como psico- paticd) : "Por wn tienipo parecié que la psiquiatria y La historia de la psiquiatria propinmente dicha, come, en general, Ja de la medicine tientifica, comienza con Tos gricgos. Los cri forios grecorromanos subsistieron en, forme Farsntoble hasta entrado el siglo xvi y toda- vin hoy vsemos gran parte de-la nomencla- 12 Ja etnologia,® podrian ser de gran provecho mutuo; por ejemplo, cuando Maliniowsk! mos tré que entre los trobriondeses ¢l llomado “comiplejo de Edipo” no estaba dirigido contra J padre, sino contra el tio matcrno en ejer Ciclo de In otoridad familiar. Tero después, desgraciadaniente, Ja mayoria de Ios etnélo- gos de inclinaciones psiquiétriens hon digs: Bila con eredulidnd ingentia Ins teorias del psicoonlisis 0 do alguna de sus voriedad que dan o sus trabajos posteriores un conte- nide mas de fantasia que de realidad, La psiquiatria hobfa reconocido por si mis- may desde mucho tiempo atrés el-condicio- jamionto social de las enfermedades menteles, Jy hiacia cien oftos habia empezodo a epartarse ‘ie In absolutizacin de Tos sintomas. Sin em- Inafgo, no puede negorse que en nmbas diret: Gones el csiudio del material etnogrélico hn sido y seguir’ siendo de sumo valor © Eisten Ine siguientes exposicidnes de conjunto so- lure los relnciones recientes entre etnologia y nsiqule tia: Gs Kuuennorr, “The influence of psychintey vi wulwopology in América", on Hundred ynrs of Mincrican Payekiatry, Nueva York, 1944, pgs. 589 7 ea WW. Caunitt, “Applied Anthropology’ in Med cee, gn Anthropology Today, ed por A. L. Krornen, Ghiengo, 1953; M. R. Orttn;, Culture, Psychiatry and Human Values, Springticld, 1956. capitulo LA PSIQUIATRIA GRECORROMANA tuen grioga. Mientras que las divilizaciones még antigues —por:ejemplo, las de Lgipto Mesopatamia— oscilaban siompre entre le cxplicacién natural yf la sobrenatural de les eaFermedades, los griegos se decloraron radic tulmente por los explicnciones naturales. Con ello se convirtieron eri fundadores de la medi- cina y la psiquiatria cientificus. Por supuesto, aqui nos referimos solamente a los médicos griegos. Idn otvos camipes del pensamiento he- Iénico pervivian, naturalmente, representacio- nes religiosus y existian en ellos, por lo menos tanto como entre nosotros, explicaciones y mé- todos de tratamiento religiosos fuera de la medicina oficial Son caracteristicas del nuevo criterio las palabras introductorias del texto lipocrdtica sobre la epilepsia, la “enfermedad sagrada” “Acerca de la Hamada ‘enfermedad sagrada’, es asi: no me parece que sea en nada mds divina que las demés enfermedades, ni més sagrada, sino que tiene tambiés una causa natural (...) A mi parecer, aquellos que por primera yex hicieron sagrada esta afeccién eran lo mismo que los actuales mogos y puri- ficadores, vagabundos impostores y charlata- nes; éstas pretenden ser de veliemente piedad y snber mas; pero utilizan lo divino para ocul- iar su impotencia y desconcierto por no contar con ninguna ayuda que ofrecer..."* Asi, pues, también los posesos se consideron como enfermos y, seguin Jo indican los nombres griegos de estas afecciones, como enfermos del cuerpo. La medicina griega es tan unitaria en su concepcién como la primitiva, solo que con un fundamento completamente nuevo y diferente! TDesgruciadamente somos pobres en docu- mentos grecorromanos que se refieran a en- fermedades mentales, Dificil es establecer si ello ha de atvibuirse a pérdida de manuscritos 0.0 falta de interés por ese tipo de afecciones ‘También resulfa imposible decidir si el hecho de que todo nuestro material proceda de lo antigiedad tardia esté, en cierto modo, condi- cionado por un presunto incremento de las enfermedades mentales desde poco antes de ese periodo, Los das grandes de la medicina 1 HL autor cita por la traduccidn olemana de J. PC Gueane, Hippocrates Werke, Glogna, 1938, 2 vols, pig. Dil; aqui se he vertido del texto griego estable- ido en In edicién Loeb por HH. S. Jow#s, 1923, t. 1 phys, 138041, QN. del 7.) grioga, Hipécrates y Galono, sélo lian dejado cbservaciones ocasionales sobre. las mismas. Pinel reprochaba.a Galeno aber sido, por su falta de interés en ellas, causa del bajo nivel en que permanccié la psiquiatria, hosta bien entrado cl siglo xv, Nuestras principales fuentes son Celso (ca. 30 €.C.), el.enciclope- dista romano, que en su De re médica? nos ofrece capftulos sobre el trotamiento de la mania y la melancolia, y Areteo.de Capado- cia (ca, 150 d.C,), de quien poseemos breves capitulos sobre lu naturaleza de la melancolia y de la mania y sobre el tratamiento de In jnelancolia y la. frenitis, incluidos en.su, tra- tado Sobre las enfermedades. agulas.y. cré- nicas, Pero.nuestra fuente mejor es Sorano de Bfeso (ca. 100 d.C,), de la escuela metd- dica, cuyas dos grandes obras sobre enfer- medades agudas y sobre enfermedades créni- nicas hon sobrevivido en una traduccién Jatina de Celio Aurelio (ca. siglo v d.C.), de la cual hay excelente traduecién’ y, edicién inglesa por I, E,, Deabkin (Chicago, 1950). Su,obra sobre las enfermedades ugudas contieng ‘mu- chos capitulos ucerca de la frenitis y su tra- lamiento; la de las enfermedades crénicas, capitulos sobre la naturaleza y tratamiento de Ja mania y 1a melancolia. Bs caracteristico que todos és0s autores no hayan escrito libros especialmente dedicados a las enfermedades mentales, sino que las hayan incorporado a sus obras de medicina general. Cierto es que la medicina griega, en sus nil afios de existencia propia, experiments muchas transformaciones y muestra gran di- yersidad de escuelas, ¥ que el propio Sorano pertenecia a wna de elas, 1a Hamada meté~ dica; pero su concepeién de las enfermedades mentales estan fundamentalmente igual a Ja de los demés-autores, que para penetrar en Ja psiquiatria griega lo mejor, y mas sén- 2 Para evitor dudas, se ha optado por indicor Ja acentuneién de los palabras latins con wn acento gra- ve, que orlogesficamente no Hevan. (N, delf.) 13, AN ‘illo parecé comienzar por wy breve resumen de sus ideas *, La frenitis recibin este nombre, segin So- rano, porque el espiritu (phrén, originaria- mente el diafragma), es decir, el pensamien- to, esti decaido. Después de una critica a Ins definiciones de la frenitis por Hleréfilo y|As- vindes, Sorano da-su_propin definicién: enfermedad mental aguda, acompatiada por fiebre aguda, movimientos sin sentido de los manos, y pulso pequefio y pleno”. Se trata, entonces, evidentemente, del delirio febvil. Sorano discuite, de manera bien griega y con ninchos detalles clinicos, sobre si existen sig- nos precursores de la frenitis, tales como somnolencia, poliuria, dolores de cabera, en- rojecimiento de Jos ojos, elcétern. Estima que no hay signo xinico y especifico, pera que, por una’ combinacién de toles sintomas, pucde proverse Ja eclosién de In enfermedad, a Jn que considern muy sori Luego se ocupa onvel diagnéstico diferencial entre frenilis, mania, wnelancolia, pleutitis, neumonia y en- yenenamiento con mandrigora y con bele- fio y se pregunta también cémo puede dis- Linguirse de una frenitis uma mania que se ncompane de fiebre, y cémo ha de diferen- 0 Ey potologia ‘clésica” de los griegos, In, de Hi. Werates y Galena, cansiste, carve es sabido, on Le teo~ Nia hunvoral, 0 sea, de Jos cuatro humores. El cuerpo estd compuesta de cuatro juges o “humores"; sangre, hilis amarilla, bilis negra y Sema, que: corresponien respectivamente a Jos cuatro elementos: aire, {nego, tierra y agin, Cada Jvumor es combinaciin de dos dle Jas cuatro cualidades: célida, hiimedo, seco, frio. Tw ‘cata no dle los cuniro temperamentos (smnguines, Co- Vdrico, bilioso y Membtico) predominin uno de los hu- inores, Tailas Ins enfermedades resultan do wan per tnrbacién en el equilibrio humoral, por el excese 0 To corvupeidn de uno de los humores. fa wielnncalin, par jemplo, e une enfermedad producida por In hips tilica, "Bilis negea", Desile el siglo 300 a. C., nparer Gieron en Ja medicina griega oltns escuclas 0 secins fque stvibuion If enfermedad w una lteracién dle las partes sélidas constitativas del cuerpo y ensefiaban Una teorin patoldgica acorde, La snis conocida ern le escuela metédica, cuyos sogiiidores derivaban todas Ins Honfermedades do wm execso, ce contraccidn ode relay jamiento en la texture de los tejidos (statis strictus, status taxis). 14 “gativamente, se lo debe tra cinrse una frenitis que se resuelve en wm suc- fio saludable, de otra que se encamina a la letargia (coma), Decide que deben tenerse en cuenta el color y Ia expresién del somblante, ln respiracién y el pulso, asi como la postura y la temperatura del cuerpo. Pasa luego a consideraciones de orilen més tedrico. Como discipulo de la escueln meté- dic, rechaza In division “de In frenitis en “alegre” y isién que es solo sin- tnmatica, y propone otra: frenitis ocasionada por status sirictus (corilaceiin) y frenttis ocnsionada por status latus (relajumiento). Diversos autores buscan Ja localizacin de la frenilis en el cerebro, otros en el curazén o en In aorta; es decir, cada cual la localiza eel Tugar que supone sede del’alma. Sora no considera que la frenitis no es ima enter mrednd luealizada, pero ha de admitirse, en visia de los sintomas, que In parte mas afec~ tnda parece ser Ia cabeza y, por lo tanto, a In que especialmente debe watarse. Para cl Wwatomiento; Sorano recomionda isla al enfermo en wn cuarto moderada- mente claro, tibio y espacioso, con ventanas altas, para que no pueda 'saltar por ellas. El rasgo siguiente es caractetistico de su_acti- tud no dogmética, Segiin la teoria metédica, In frenitis provocada pdr’ contraccién reque- risa una habitacién clava, y Id provocada por relajamiento una habitacién oscura: pero So- rano afirma que, si el enfermo reacciona ne- de unn manera que responda mejor asus inclinaciones. En el caso de status stricius, debe mantenérsclo hajo vigilancia. Los guiardiones han de adini- tir algunas de las ideas'delivantes yy rechazor olras. Si no son en nimerg suficiente para miaitener (ranquilo al enfermo, éste debe ser encadenada por vin de precauucién. Sorano re- ‘tornienda [ricciones!con aceite tibio, especial- mente en la cabeza, y¥ smigela preventive. ‘A los tres o cuatro dias, debe rasurarse la cabeza 7 aplicdrsele ventosas,, sanguijuelas y escarificnciones. Estin indicaclos ejercicios “pasives, entre otros el. columpinrse, y dicta preventiva, con prohibieiéin'de vino." Con los pacientes eufdricos so debe porma- necer sorio, y con los tistes, amigable.-Han de evitnrse las cmociones, que aun en per- sonas sanas pueden provocar enfermedades corporates, y que en aquellos casos son tanto mds peligrosas por el riesgo de una recatda, Sorano entra luego a polemizar sobre los inétodos lerapduticus de otros autores,’ como Diacles, Brasistrato, Herdclides y, particular- mente, Asclopindes, cuyo tratamiento se apar- ta del suyo on algunos dotalles. Lioma “letar- gin" al estado en que el estupor se ngeoga a la frenitis, Lmyplea también la expresién “ca- talepsin", para designar el estupor acompa- indo de fiebre, Su descripcién de ba catalepsia nos hace pensar mas. bien en la meningitis. Procede luego a describir otras enfermedades agudas, como la pleuritis, la newmonia, la apoplejia, cl feo, el tétanos, etedtera. En su capitulo sobre la mania 0 “loctira” o “furor”, recuerda que Platén conoce dos clases de mania, una de origen divine y otra que se debe a fatigas corporales.- £1 se ocupa tan sélo en la segunda. Su definicién es “trastorng del enlendimiento, sin ficbre". La mania se observa més frecuentemente en hombres jévenes, y.con la menor frecuencia on niffos y mujerds, Tione causas ocullas; pe 10 Ins observables! son la extenuacisn, los ex- cesos sextiales, el aleoholismo y-la retencién del aliviador fujo sanguineo de la menstrua cién o de las hemorroides. Esta teoria eta sostenida nin con gran seriedad en ol siglo six, La mania se anuncia con los misutos sin- tomas que'la apoplejia o la epilepsia. Puede aparecer de niodo continuo o intermitente. Se nianifiosta por célera, alborozo, tristeza, des- alino 0 estados de angustia, como, por ejem- plo, wn constante temor de caer en wna tum- ba. Muchos pacientes, a causa de este tenor, son incapaces de bajar a un sétano. En sus inlens dlelivantes, los pacientes se creen go- rriones, gallinas, vasos de arcilla, dioses, ora- dures, uctores, granos de trigo, el centro del universo o nifios de pecho. Los ojos aparecen inyectuilos en sangre; eb cuerpo, duro’ y do- indo de tina fuerza anormal, Como lo miues- ‘medad del alma (dicphysis), es falsa: p tran los sintomas, la mania es a enferme- dad del cuerpo, especialmente de la cabeza, por status strictus,, La concepcién de los filésofos, segiin Ja cual se trata de una enfer- 250. aquélles.serian incapaces de curar a un ma- njacg. (Como es sabido, Platsn, en su Cairmi des, tributaba’el mismo cumplido a los nié ilicos, dicigndolos incapnces de entender wi de curar las enfermedades mentales.) El tratamiento es, en el fondo, igual que + paraila frenitis y, por Jo tanto, no necesita- mos repetirlo, Solo se agregau algunas par- ticularidades, como masajes, paseos y, en caso de insomnio, hacer oir ruido de agua que gotea. Se recomienda también robustecer el entendimiento del paciente, haciéndole leer con apreciacién critica textos que contengan aserciones falsas, 0 formuldndole preguntas. Fuera de esto, el enfermo ha de practicar lecturas ligeras,'o representar piezas dé"tea- xo que estén en oposicién con su estado’ psi quico, o fronunciar discursos ante wn audi- torio benévolo, Las tareas deben adecvarse‘a la preparacién del paciente. También se re- comiondan ojedrez y viajes. Estos métodos,'en gran parle, se reniontan por lo menos a As- clepiades (ca.'100 a. C,). Deben aplicarse con energia en el period agudo, y con Ienidad en In remisién."Sorang da también eléboro como emético:’"¥ rechaza toda una serie de inétodos terapéuticos, como Ja oscuridad, el ayuno, el encadenamiento prolongada, el opio, Jas demasindas songe‘as, las enemas, el aleo- hiol, Jos azotes, 1a muisica’y el amor: EL capitulo sobre la melancolia.es signifi- cativamente ands breve. Corio Soranio pertene- cea la escuela metédica, 0 sea, propugna wna patologia de las partes sélidas, para él “me- lancolia” no. significa, naturalmente, “bilis negra”, sino un estado de “cdlera negra”. Ob- serva que se da con méxima frecuencia en. Yarones en la flor dela edad. Puede ser produ- cida por trastornos digestivos, drogas, micdo, preocupaciones. Los sintomas principales son decaimiento, taciturnidad, deseo de morir, ex- wwaordinaria desconfianza, Honto, musitacién 18 SS ¥ ocasional jovialidad, Ln melancolia no es una forma'de manta, pues ésta consiste en wna enfermedad de la cabeza y aquélla en una enfermedad del tubo digestive. La terapéu- tica es a misma que en Ia mania, solo que el tratamiento local no ha de limitarse a la ca- beza, sino extonderse a la zona gastricn y a los omoplatos. Se desaconseja el empleo de eléboro, sangria y medicamentos denmsiada Tuertes En forma resumida y comparativa, pode- mos establecer Jo siguiente: Sorano conoce findamentalmente (lo mismo que Celso y Arete) res enfermedacles mentales: Irenitis, mania y melancolia. La histeria, ciya des. cripcién cicontramos en Areteo, no os men. cionada par él. Areteo habla ademés, on una ccnsign e”incidentalmente, de la demencia senil, Los tres autores son de tendencia ex- tremadamente somatista, Les os ajeno ol dun: Nisma psicolisico, predominante entre los fil. solos griegos. Analizan y tratan las tres onfers medades primariamente como perturhaciones corporates. Solo la homosexualidad es conside. rada por Sorano und enfermedad mental. La concepcién de la histeria como trastorno de Ja matriz (desplazamiente del sitero) llega tan lejos en Areteo, que In analiza conjuntamen- te con las inflamaciones y las hemorragias fatales del ritero. Reconoce, con todo, qua el cundro clinico aparece también en varonos Asi, pues, igualmente en Areteo-predomina el clinico sobre el tedrico Aunque lng enfermadedas mentales son consideradns como corporates, el cerebro no se menciona casi nunea, No es de. asomibrar- se, pues Jos antiguos griegos tenfan solo min idea muy precaria sobre la fuincién ile ose S:gano, como también sobre la de los ner vios, Lo particular insistencia on In fcenitis puede deberse en parte a factores subjetivas, en parte a um acentuado predominio de en. fermedades febriles 0 a error diagndstica (pues la fiebre se dingnosticaba solo por im posicién de Ia mano). Arcteo hace, por lo deinds, In interesante distincién de que on la frenitis aparecen perturbadas las. peveepeio 16 SS Oe nes mismas, mientras que en In melancolia ¥ Ia mania solo son objeto de falsa interpre- tacién, Ni la mania ni la melancolia de esos atto- res pueden identificarse con ningnno de mues. tros sindromes actuales. "Mania” significa simplemente la. forma agitada, y “melanco. Jia" Ia forma tranquila de In enfermedad mental. Por eso, la concepcién de Areteo, de que Ia meloncolia: puede desprenderse de la mania, solo con muichits resetvas podsia con- siderarse como un presenliniiento de la psi- fosis maninco-depresivn, Sw teorin dle que la inelancolfa en geiteral se reduce o una “fan. tasia” Winiea fue més tarde frecuentemente retomada, En total contraste con la tradicién grioga, Sorano no habla del pronéstico de las enfer, modades mentales, Empero, Areteo pone de relieve la frecuencia de las recidivns, que a menudo hace practicamente incurable la en- fermedad. fsta suele terminar en ebtupider © entumecimiento (1), Como las enfermeda- des mentales son a menudo incurables, el médico tiene el derecho moral de nogarse a latarlas, Este derecho dle los médicos bersistid, por lo dems, hasta fines del si- glo xvm, La terapdutien de Sorana consiste esencial: mente on aislamiento, moderadas sangrias, ieta, masajes y tratamientos Incales de la cay heza o del esdfago. En cabal contradiccién con sus concepciones fundanientales, uliliza también algo de psicoterapin, Pese a susten tar diversas teorias sobre la naturaleza de la enfermedad y sobre la localizacién del alma, en Celso y Areteo la descripcién y el trata. miento de las enfermedades mentales son en esencia los mismas, Solo que, vomo discipulos de la escuela tumoral, aceniian mas Ja im- Portancia de las sangeias y los purgantes y son en general mis liberales on materia de drogas. Celso es, por otra parte, sumamente brutal. Su “psicoterapia” incuye también amennzas, torturas y azotes, asi como bruscas y stbitas inmersiones en agus La psiquiatrin gviegn nos {rece Ins pri ncolla lerpre- mneras obiservaciones, clinicas y tentativas do clasificucién-en el campo de las enfermedades mentales, Nunca se hace esclaya de sus pro- pias tcorins. El tratamiento es predominante- mente [isico, uruchas veces psiquico, siempre Sobre la psiquiatria medieval hay poco y nada que decir. En parte, porque conocemos tan mal In medicina de la época, y en parte Porque, al contrario de lo que octire en otros terrenos, tan poco de positive acurrié durante Ja Edad Media en el orden médico. Si, en cam- bio, por desgracia, mucho de negativo. Lo peor foe ciertamente la frogmentaciSn de la me- dicina. La ciragia cayé en manos de baiieros y barberos; la psiquiatria, én la de sacerdotes exorcizadores y perseguidores de hechiceros. Aqui y alld, algunos médicos intentaron, con niojor "peor suceso, mantener viva la tradi- cidn gviega, como tan bien lo hia mostradg Temkinzpara el caso particular de la epi- lepsia ¥ I Correspondientemente, también Ia con- cepcién naturalista de las enfermedades men- tales sustentada por los antiguos hubo de so. brevivir en ciertos lugares y en determinades esiratos sociales.-Se fundaron especies de hos. pilales para enifermos mentales (Ivfet2, 1100, Nraunschweig, 1224; Bedlam, 1377), sobre luda entre los drqhes (Fez, ca. 700; Bagdad, 10, Trewin, The Falling Sickness, Doltimove, W45) J.N, Weeweut, Historical Notes on Psychiatry, Uoevres, 1936, incluye traducciones de varios m&dicot medievales. Ct. también E, Tf, Waiotrr, “Medieval siintulrs towards siental sickness", Bull, Hist, Med. 7 he Vid y sigs, 1939, empirice, Aunqui:sits éxilos no scan compa- rables a los de otros sectores de la medicina geiega, es, sin embirgo, con respecto a reali- aaciones, posteriores do la psiqulatrla, mmy digna de consideracién, CAPITULO Lt LA PSIQUIATRIA RENACENTISTA 705; E1 Caivo, 800; Damasco y Alepo, 1270} Estos también conservaron las concepciones cientificas de los griegos en materia de psi- quiatria y hasta ocosionalmente tratoron de desarrollarlas, como, por ejemplo, Najab, de quien se cuenta que describié nueve clases de enfermedades mentales con treinta formas clinicas, En conjunto, empero, atin lo poco que sa Lian los griegos se perdié, y so produjo wna wemenda reanida en estadios culturales mas primitives. El reloj de los tiempos se retrasé en mil afies. Y durante mas de un milenio Jos enfermos meniales fueron otra vez consi- derados ms bien como posesos por ol diablo 0 por males espiritus, o brujos y maestros de hechicoria que, ademas, provocaban la entfer- mnedad en los demas. ‘Todas Jas “apariciones" y perlurbaciones de la percepcién eran obra del diablo. Bsto, naturalmente, exchaia al mi dico det campo de las enfermedades mentales ¥ hacia de éstas objeto de estudio para inqui- sidores, Las obscrvaciones sobre enfcrmos mentales en Ia Edad Media se encuentran, sobre todo, no en los libros de medicina, sina en los manuales 0 en los protocnlos de los perseguidores de hechiceros y de los exorci- zadores. La Edad Media es notable también por la frecuencia de epidemias psiquicas 0 de psicosis de masa, como In de los flagelantes, 17 Jas do fornia de coren, In“'cruznda de los ni: 03", Jus persocuciones-de juudios y In-"pose- sin" de grupos enteros, particularmente en cloustros®. Por otra parte, no ha de pasnrse por alto que ciectas instituciones medievales, come los claustros y las peregrinaciones, ofre- cian proteccién o ayuda a individuos psiqui cam enfermos. La degradacida de la psiquiatria no terminé en modo alguno con el resplandor del Nenaci miento y el comienzo de la Exlad Moderna, sino que, al contraria, esn lorura de Jos nor- males alemn2é entonces su punto culminnn En todo el Medievo, en que, por cierlo, se exorcitaban muchos demonios, pero relativa- menté pocas hechiceros fucron ejeculados, probablemente no se quemaron tantos brujos como en el ya mis avanaado siglo xv y cn Jos dos siguientes. El infame manual para porseguidores de brujos, el Hexenhammer (“Martillo de hechiceros") de los dominicos Heinrich Kramer y Jakob Sprenger, aparecis en 1486. Por él se compruicba claramente que no solo los pasesos, sito también muchas he- chiceros eran enfermos mentales. Procisa- mente los més célebres médicos renacentistas, como Fernel, Pavé y Johannes Lange creian firmomente en ese cruiento sinsentido’, + Lo nuevo y hiinroso en la psiquiatria rena- centistn consiste en que por Jo menos wna reducida élire de médicos descollantes se le- yanté y sostuvo que muchos posesos y hechi- ceros no tenian nada que ver con el diablo y otras fuerzns sobrenaturales, sino que, de la manera mas puramente natural, éran enter mos mentales y pertenecian al médica ¥ 10 a Ja hoguera, Formulaban asi pitblicamente Jo que, en conclusién de la polémien sobre cl ““Martillo de hechiceros”, muchos “heréticos" 2 LF, Cauatnnty De la folie considérée sous le rap. port pathologique, historique et juliciaire, Paris, 1095, 4 Desgraciadamente, pain evitar un injustifiends op. tiniismo nese reepecto, debe sefialarse qne idlens ivra. cionales y pneanoides semejantes pueden encontrarse Inmbién en €) siglo xx, claro que con ropaje no yn sobronntural sino ante tole “nniwealista”, y ello cw toulos los patses civilizados. 18 a habian susurrado; y Ins palabras y hechos de Cornelio Agripa, della Porta, Carilano, Pav celso, Lomnio, Reginaldo Escoto, Juan Weyer, pese a todo Jo que tienen de reliquins me- dlievales, merecen, en efecto, cl sonar titulo que les ha dado Zilboorg: el de primera revo- lucidn psiquidtrica. Otros, coma Gesner, Nion- tano, Benedictus y Schenck vou Grafenberg refivieron casos de enfermedad mental y de curaciéu dy ln misma por (ratamnientos natu oles, sin diseutir fundamentalinente la "po- sesidn” Ambos aspectos del Nenacimiento, cl incre- mento de la persecucién de hechiceros y ct comienzo de la protesta’ciontifica, son vero- similmente atribuibles al mismo. fendmeno fundamental: la disclucién ideolégico-moral y econdmico-politica de la sociedad de la Edad Media, que animé y suscilé en algunos gran- des espiritas, pensamientos mevos y mils li bres, pero Hend a In wyoria de wn tremendo fervor pinico e iniujo a los defensores de lo antiguo a emprender contra el diablo y, sus cémplices wm irracional 4y cruento contra- stage, al cal el forzado celibate de tos in. quisidores dio sit ptlicular mati de miso- inin, Segin el “Mavtillo de hechiceros", era Lnuja o bruja toda aquel que mostrara la menor desviacién o peculiaridad psicolégica, y no solo la enfermedad mental, sino casi to- dos Jos demas moles ilel cuerpo (impotencia, esterilidad, deformidades, mortalidad de Inc- tantes) y de Ja vide (malas cosechas, mortan= dad de ganado, ndulterio) ‘eran obra de he- chicer Por otta parte, no“lny que hacerse una falsa idea modernista de esa revolucién psi quidtrien, Sus: yopresentontes eran también hijos de su época, que solo podion dar un paso, y no un salto, hacia adelante. Pero esto basté, no solo para atraerles el odio y la per- secucién de sus conlemporénens, sino tam bién para que la posteridad los considerara dignos de gratitnd y. admiracién, La obra mas combatida de Ja nueva.'psiquiatria” fue el libro, aparecido en 1563, del brabanzén Juan Weyer (1515-1588), ‘De Praestigiis Déemo- arm. Weyer # comienza con una deseripeién Jel dinlto, sus ptributos y sus cohortes. Pera Je protouvia det!dinblo, como In de Jos hechi- 4 limitada por Dios, y, no siendo un sole material, no puede hacer muchas cosas die tux «js s¢ le atribuyen, por ejemplo tener telurimies carnales. Weyer observa que a momiula sticesos naturales son considerados corevn obra del diablo, No solo cree en el lia Va, sina también en tos Hamados magos »na- Léfiens, como Arnaldo de Vilawova, Nog ‘austo, y propugna su castigo: solo a su muestra Cornelio Agripa —que no per- teneve al ngimero de los tales— quisiera ver io Wacom y eweeptuindo. Trego se ocupa de las hechiceras. Le parece fo que las cosas que ellas describen no son acciones reales (por lo wile, no serian writes de castigo), sino fantasias que les inspira el diablo. Para éste es cosa Lacil, pues vu el enso de las hechiceras se trata casi siem- ee de enfermas anelancélicas que, como es «nbilo, tienen ya una imaginacién pertur- Innvin, Ades, seria blasfemo considerar como reales las obras deshechiceria, pues entonces cl diablo y las hechiceras harian lo que en realilad solo Dios puede hacer. Muchas veces, lac funtasias de'las hechiceras deben atvibnirse tnihién al empleo de ungiientos de Lelladona, y Weyer alude a los experimentos de della Porta y Cardario con tales ungiientos. La ma- aia es on realidad diefectiva: las jrechiceras deherian ser objeto mas bien de compasién Las pruebas a que se Jas somete no tienen se tidn, Los cuerpos. extrafios (como agujas, cu- chillos, etcétera) vomitados por los posesos no les han sido introducidas mégicamente por rerhiceras, sino por el diablo: o, muchas ve- ces, tienen origen natural, La impotencia w dee a cousns: naturales. La licantropia (creencin de habeyse wansformado cn lobo) tin 65 una forma’ de hechiceria, sino de Joenras nt “Johan Weyer (lohannes Wierns) nocié en 1515 ew Genve, Brobante septentzional; estudié en Donn, Paris y Orledns; on 1545-fe médico municipal en Acuhirina, ¥ de 1950 a 1578 médico personal del duque Guitlerme de Jillich-Cleve-Rerg. Murié en 1588 en otro lugur, empero, dice Weyer que se tata de una ilusién inspirada. per el diablo. Los posesos son o enfermos n ancdlicos, o simuladeres con, gran afénde figuracion, Weyer era particularmenté hébi] en desen mascarar estas simulaciones. En el tratamiento de los posesos, sustiene Weyer, los sacerdotes han falseadlo Ja religién convirtigndola en magin: Sus'métodos de tra- lamiento operan, de hecho; por la imagina. cin, Lo recomendable es, inclus de los posesos, amar primero a un médico, e ent el case cuyos purgantes pueden prestar buenos servi cios, ain en una enfermedad provocada por causas sobrenaturales; después debe confiarse al enfermo a un sacerdote para uno especie de reeducacién, Tales son, en resumen, las concepciones que sostiene Weyer en su De Pracstiyiis Dic- monum, Constituyen una mezcla de puntos le vista tradicionales, critica toolégica y ob- servaciones clinicas aulénomas. Seria por cies to un error suponer, como a menudo se ha hecho, que Weyer fingia y que en realidad no exeia ya en enfermedades de causa sobre- natural. No hay para cllo prueba alguna, Al contaria, es. muy yerosimil y razonable que creyera todavia en el diablo y en la magia negra. Pera esto'no es lo esencial de su obra, Lo esencial es que reconocié claramente a he- chiceras y posesos como a enfermos mentales y propugnd que Jos tratarn primeramente un médico y no wn sacerdote, Weyer no es el pri- mero ni el inico que sostuvo tales concep- ciones. Las recibid yo de labios de su nacstro Cornelio Agripa y pudo también encontrarlas en della Porta, Cardano, Andvea de Laguna, Amato Lusitano y Paracelso.:Pero es el que con més detalle, fuerza y éxito as represents, il Renacimiento es épaca de profundas con- wadicciones. Tunito a Ja despiodada persect: cién, de psicépatas, tildados, de. hechiceros, observamos por todas partes ‘sefales de wmo profunda compasiin hucin los desdicliados cx fermos. No sola se’ manifiesta esto en los es ‘tos de los autores citados, sino también en el establecimionta de numerosas instiluciones 19 parn enfernios mentales, parlicularmente en avin, que por entonces vivia su “edad de oro en el orden de In medicina'y de la civi- limcién en general, y donde mis vigorasn- mente influyé el ejemiplo érabe, Institucianes de ese tipo se crearon en Sevilla’ (1409), Za- ragoza y Valencia: (1410), Barcelona (1412) y Toledo (1483) Es también. caracteristico que en el recién conquistado México, pocas décadas después (1567), el vieja penitente, ex soldat y conquisinder Bernardino Alvarez haya abierto asimismo una de esas institucio- nes (Sam Lipélite), In primera de su especie Len e} continente-americono. ,La misma pia- dosa comprensién hacia los enfermos menta- Jes se manifiesta ademas con gran vigar en Jos eseritos del humaniste espafol Juan Luis Vives (1492-1520), La significacién del Nenacimiento para la Epsiquiatria ya més allt de este nuevo desper- tor de. una actitud humana hacin los enfer- mos mentales, La dnda sobre las casas sobre: naturales de-ese tipo de enfermedades y de Giros fenémenos nsi explitados, como el mi logro, condujeron a In indagagién de uerzas y cousns naturales, y encontramos entonces el concepto de imaginatio, por ejemplo en los “escritos de los antes nombrados y en los de Pomponazzi, Libavio y Pico della Mirandola, Esa imaginatio® se halla muy emparentada con nuestro coneepto actual de sugestién. Es “una fuerza que esti en condiciones de provo- car enfermedades fisicas y mentales, asi como do curarlas, Como nosotros mismos tampoco ‘sabemos exnetamente qué es la sugestion, no chonias ser muy severos para con los pensa- + dores del siglo xvt si se muestran perfectamen- Mite oscuros sobre la verdadera naturaleza de st imaginatio. Gualquiera sea la apreciacién que nos me- rerea, Parncelso ® fue sin dude el médico mas ~..$'Lo qua la pricologio moderna Tawa. “iningina ibn” era en el. vocebulorig medieval y renncentista * phantasia (phantasma era lo “imagen"). (N, del T) @ Philippus Aulus Theophrastus Dombnstus| von rineid en 1491, jo 1502 fue ean Tiohenheim, Mamedo Paracelso, do un médico, en Maria Einsiedeln, Bs op célebre de su tiempo, y ya por esto solo mere- ce nuestra consideracién. Ademis, se ocups en psiquiatria mas que el resto de sus coeté- neos. Hncin 1520 comprso wn breve libro Sobre las enfermedades que privan de la ra- zén, el cual fue publicado en 1567. in sus palabras introductorias monifiesin con toda claridad que, pese a lo que pueden decir los clévigas, Ins enfermedades meninles no son causnias por espiritns, sino, de orden natural 1, para sit épaca, tna afirmacién ntrevida y extraordinariamente valiosa, Coma Paracel- 50 se propo! construir una ‘nueva medicina —hien que en sus obras se encuentre mucho del fondo de ideas grecorromano-arébigas—; ofrece unn nueva clasificaciin de enfermeda des mentales en vemplazo de Ja clasica tria- da; -manin, melnncolia, frenitis. 1 distingue las siguientes: epilepsin, mania, “locura yer- dadera, baile de san Vito y suffocatio inte- Neetus (la ontigun histeria); “ Describe cinco especies de epilepsia, segim proceda ésta del cerebro, del higads, del cora- ain, de Jas entraiias 0 de los miembros. Es win concepcién no del todo insdlita en su época. Su descripcién clinica (desvanecimiento, con- wulsiones, caida brusca o lenta, boca espu- mante, a veces miccién) muestra que la epi. Jepsia no esta netamente diferenciada de la histerin, La enfermedad so da en. todas Ins crinturas-vivientes; no solo en leones ¥ ardi- las, sino tombién en frboles. Consiste en un twastorno del spiritus vitae Cespfritu vitel], provocado por los alimentos"6 por “vapores” su pie a Villnch, en Carintin, sede de Ins minas de Faenr, AM tuvo sit primer contacto cox la alquimia. Desde (507, como estudinnte viajera, recorrié Tubins fen, Heidelberg, Feihurgo, Colonia, Erfurt y Views, “Tux Feerara (1513) s0 supone que so dactoré. Tue ch vijana militar en Telia, Holanda y Suecin, y vioi6 también por Fspniin, Portugal, Francia, Inglaterra, Rusia, Turquis, Egipto y los Daleones. En 1524, wna tentativa de establocerse en Solzburgo frncasé con mo: tivo de In Guerra de les Campesinos. Profesor en Basilea en 1526, a los dos ofios lnubo de huir otra ver. ‘tras nuevas peregeinaciones por Alemania del: sur, Suiza, Bohemin y Austein, experiment en 1532 una crisis religioss, Murid on Salzbuirgo, 154 Ha eunsonanela con su filusolla del macro couno-microcosmo, Paracelso lo compara al te- Tremolo, La enfermedad comienza ya en el teno materno, Consiste ante todo en una coc cidn del spiritus vitae en los diversos drganos originnrios La mania es una alteracién de Ja razén, 10 dé los sentidos: Se! manifiesta por conducta agitada, actitud irracional, inquietud y molig- hidad, Tiende a las recaidas, y puede apare~ cer'de modo primerio en el cuerpo sano 0 Lien, de modo-secundario, como secuela de oiras enfermedades, Por encima o por deba- jo del diofragma se destila wna’materia que ube hiego al cerebro en forma de vapor. Si Ja materia es destilada por los excrementos, cl paciente no come, yornita, tiene diarrea, habla solo y no presta atencién alguna a lo nia To rodea. Si, en cambio, es destilada en los miembros, el paciente se muestra euféri- co, excitado y agitado. El gran calor quema wl humor vitae, y entonces las partes mas su- tiles se separan y suben, La materia puede enagularse en la cabeza y convertirse en gust- nog (solo en el’siglo xvir comenzé a ponerse on duda la generacién esponténea de guse- nos) u origina abscesos. Paracelso polemiza; haturalmente, contra la doctrina de Jos cua- iro, temperamentos y las cuatro cualidades. La mania procede solo del spiritus vitae y snca a luz “actitudes y cualidades" que hasta entonces permanecian ocultas en el hombre Ln locura ‘verdadera’ ("la gente’ realmente insensata”) !es permanente y s¢ halla en co? nexién con las estrellas. Deben distinguirse ‘cinco subdivisiones: los lundtici, los insani, los vesani, los melanchdlici y os obsessi. Los cuatro primeros nada tienen que ver con el Giablo, pues donde esté ausente Ta razén tom hidn el dinblo hha perdido sus derechos. Iestos pacientes no sufren dolores, al contrario de Jos afectados por mania, chdrea lasciva, sufJo- catio intellectus 0 epilepsia. En Jos “lun6ti cos", el espiritu vital es influido invisible- mente por la luna y las estrellas, como el hierro por ¢] imén-o como son atraidas por el sol Jas aguas'de Ja tierra, Los "insanos” son porturbados montales de naciisionto, (dsto es lun punto de vista nuevo),’ya porque el;es- perma estaba corrompido,'ya porqueida lana ha influido sobre el seno materno.’Los “vesa- nos” han sido envenenados por comidas o be- bidas, particularmente por alimentos contami- nados con filtros de. amor, Muchos:de estos pacientes piensa solo en! cl»amor%’o, cn la guerra, o en tepar y corer, fh i BI baile de son Vito np es’ causado spor santos, pues éstos no provoean enfermedades, Debiera Hamérselo més bien chérea:lasciva [danzn lascive): So produce 9 porque el espt- Fit vital precipita, clertas, sales excitantes en Jas “venas’ risorias", 0- bien por ‘imaginatio (imaginacién e imitacién), La chérea lasciva de la época de Paracelso no es;*noturalmente, nuestra corea, sino el larantismo, que, ent efec- to, muestra fuertes elementos sexuales. La suffocatio intellectus- parece “tembidn una forma’ mixta de epilepsia’ e histeria: Es una enfermedad natural,’ couisada por lom- brices ‘intestinales, pracesos ulerinos 0 exceso de comida o de suefio: (Todavia’a comienzos del siglo xax el destacado investigador del U- fus, Prost, consideraba las Jombrices ‘intesti- nales como causa principal ‘de'los: tastornog mentales.) ‘La enfermedad se’ produce porque; desde los érganos oprimidos, uti vapor sube Ja cabeza ‘o es absorbido por ‘el corazén, Lav presién sobre esos érganos origina temblores} convnilsiones ya menudo lo:muerte.” La’ sf- focatio puede ser provecada tambiéw por pol- pes'en la cabeza, Parncelso’ menciona tan a meniido los golpes en Ia cabeza como causa de estados conyulsivos y psicétices, que pue- de considerérselo como wn precursor de J. H. Jackson,” ! vom Los capitulas sobre terapéutica de las “Tin- fermedades que privan de la razén" serdn aqui objeto solo de breve referencia’ Es en ellos caracteristica Ja ausencia de, {oda psicotera. pia y el predominio de medicacién quimica. Con respecto a la epilepsia, Poracelso se apar- ta de su principio fimdamental, de que para enfermedades materiales solo han de usarse remedios materiales y paru-enfermedades es: ' at pirituales.sremedios -espirituales; .pues pres- cribe medicamontos materiales como el alcan- for, el :polvozde, amicornio, etcétera, para la opilepsia, que-es,"espiritual’’, Luego enume- ra diversos remedios “espirituales”, que son coagulantes, astringentes,o especificos, Todas Ins enfermedades son curables:con sus arcana, cuya preparacién.no corresponde a los médi- cos sino a los “artistas -(alquimistas). Da recelns. para “arcanos"" tales como el vilriolo huingoro 0. el «dleum sarcani, que contiene alcanfor, raspaduras de erénco, polvo de wni- cornio; hierbas'y raices. Recomicnda también opio,-mandrégora. y. eléboro, Para el trata~ miento,de,lq manta; ante todo deben abrirse Jos Tugares, poridonde.asciende este mal (los dedos dle.Ins manos y de los pies, y In cabeza), de modo .que.salgan ,los- vapores.. Prescribe también medicamentos refrigerantes y_astriti- gentes,, que reduzem los, vapores. malignos. Een el caso de Jos lundtici, debe eliminarse por clortos medios,la influencin otractiva del. sol 6 de In Junn,,Para, ello se uflizardn las Wa- mad s quintaesencias, en especial la quinta essentia atiri,(quintaesencia del oro). La lo- cura congénita: ha, de, prevenirse por anedio de un coitus artificialis entre los padres y Ia ingestidn de medicamentos, Los; vesani deben sor tratados:con los Hamados remedios espe- cificos, con sedativos jr con otros tales que vie goricen, el spiritus vitae, i Para la.chdrea Iasciva que nace de una ex- cesiva,célera,el enfermo debe pronunciar to- das sus maldiciones sobre una imagen de cera y arrojarla-después al fuego Para la chdrea lasciva inducida-por represenitaciones sexua- les; Paracelso--recomienda- encierro en una celda-oscura, aywmo, “un buen bastén”) y zambullidas en-vagua’ [ria Todo esto puede, jaturnlmente; -considerarse ; come. psicotera- pin; aunque Parncelsd explica’de modo pura- mente, fisicowel efecto de esos tratamientos. Para la,chdrea-procedente,de las venas riso- tins, indica stambign-avirum -potdbile [ow potable], ungtientos; etcétera, Contra In su/fo- catio, sprescribe vermilugos; purgantes, fumi- gacién, amgiiontos.yiotras dogs. y.. ote 22, ‘Al estudiar esta obra de Paracelso, tiene uno la impresién de que su-autor era de ten- deneia quimico-somatista, con ocasionales in- nicinnes psicoldgicas y clinicas (como Ja de la natuvaleza sexual pero no ulerina de los casos histéricos), El cuerpo se le aparece co- mo una suerte de Inhoratorio alquimico, en quieascinnden vapores corrosives y provocan enfermedades mentales, Esto no es en absolu- to sorprendente, pues la principal contribu. cin de Parneelso a Ia medicint fue, en efecto, ln introduccién de representaciones quimicas. ampoco puede sorprender que el tratamien- to no sea psicoterapéntico sino de orden predominantemente quimico, Los elementos astroldgicos de su libro corresponden por en- tora al {gusto de la época, en que la mayoria ile Jos estudiosas consideraba a 1a astrologin coma umn ciencin serin, A pesar de ocasiona- Jos elementos magicas, el libro es én conjunto naturalista, y In nueva clasificacién de enfer- motlailes mentales que propone Paracelso no os, seguramente, peor que las de sus antece- sores, Su optimismo terapéutico es grande y n menudo frisa en chorlatanismo. De sex esto todo Jo que supiéramos sobre la psiquiatria paracelsiona, seria relativamente sencillo formarse una imagen y un juicio de- Tinitives. Por desgracia, existe otro libro de Parneelso sobre Ins enfermedades* montales; De las enfermedades invisibles (compuesto on 1531). Aqui ya no so nos dico naa de quimica ni de sintomas clinicos, salvo que quicrnn considerarse como tales los pasajes qcerca:de la fuerzn que posee 1a imaginacién tle lns mujeres encintas sobre la formacién del {eto, 0 afirmaciones como la de que quien s° guicida de desesperacién esté inspirado por el diablo, Solo se nos dice que cl “baile de san Vito", la “penitencia de san Ciro”, 1a “en- fermedad de san Valentin’ y el “fuego de Tin el olemin de Paracelso: Sankt Vitus Tart, Sankt Kiiris Duss, Sankt Velileins Sieching, Sankt An- Tonius Feuer, vespectivamente,, Consulteda vt Dr. ‘Rekerknecht, oclara que les tres primerns sna enforme- dlades histeroepilépticns Jo Sltima correspanie al er- reotisino,. (N. del.) san Antonio” proceden de la “ereencia". Dste libro es Ja obra de un {ilésofo mistico, en el cual puede cada cual ver incluido o exchi- do odo cuanto‘ los. médicos han pensado, piensan 0, pensardn, sin que esté por ello més seguro de que tal.cosa corresponda a las in- tenciones del autor, Como si eso no bastara, encontramos cier- tamente en su De. Generatione Stultorum [!Sobro Ia generacién de los tontos"') el pri- mer aserto acerca de Ia conexién entre bocio y cretinismo y un Mamado realmente con- jnovedor a la comprensién y el buen trata- miento de los “tontos", pero encontramos tam- bién en su De lundticis {""Sobre Jos locos"}, In exhortacién a evitar Ja locura por medio de la penitencia o a entregar los enfermos al fuego para que no se conviertan en instru- mento del diablo (edicién Strebel, tomo I, pags. 127-129). Existe ademés todo un tra- tado sobre los poseidos por el diablo, que no pueden ser tratados por médicos sino solo por la fuerza de Cristo, con oracién y ayuno. También escribié Paracelso un libro sobre Ins hechiceras en que, entre otras cosas, nos enteramos de que aquéllas originan teimpestax des, provocan. enfermedades introduciendo cuerpos extrafios bajo la piel (si los magos- | Otro suizo, Félix Plater (1536-1614), apa- rece a comtienzo del siglo xvzt con un mucvo intento, pero més conexo con el modelo grie- go, de investigar los trastornos mentales. Su Prdctica médica contiene ya al comienzo va- ios capftulos (en conjunto, 150 paginas) re- médlicos australianos *supierun * escribir, ‘ese capitulo podria haber sido eseiito por uno de ellos). y producen impotencia » y! aborts ‘Aprendemios ademas que Ja hechiceria’es in- nata y que Ja noriz. torcida,»elrechazo de contacto sexual, especialmente despuds’de'en- yiudar, 0 Ja inclinacién a-tenerlo'en sdbado, viernes y jueves, ’son inequivocas'sefiales de ella. vo Pi : ; Paracelso concluye, por‘cierto,’con el. con- sojo de que’es mejorixedimir a’ Jas hechiceras que no quemarlas.’ Esto esi bello: y humano, pero enverdad 110° inédico-psiquidurice.»Por supuesto, todas estas! inicretbles ‘contradiccio- nes de -Paracelso’ pueden: considerarse como sefiales de su profundidad y. grandeza, segin ha ocurrido.efectivamonte muchas veces: ? ro; a mi, parecer, hay una explicacién mas simple y. natural; por ejomplo,-la confusisn y desconcierto totales del ‘autor. Paracelsa, como destructor de! antiguosédogmas, coro desprejuiciado obseryador y quimico, ha asisti do, sin duda alguna,'al nacimiento de la mc- dicina y la psiquiatria modernés.’ Pero, como mistico medieval y-‘descomunal fabulaclor nbundante-en contradicciones, a menudo debe de haber dado, apoyo también o las ‘fucrzas contrarias y provocado mucha confusién aeaionfas bre “ CAPETULO.1¥ LA PSIQUIATRIA DEL SIGLO ;XVIL i i posit forentes a este-terreno, y el-tomo dedicado a la “prdctica”’ oftece observaciones clinicas de muchos-¢ interesantes casosde enfermedad mentol. Plater parece haber-tenido un acen- tuado interés personal por los dementes, con quienes llegS-a hacerse encerrar. Divide las 23 i. oe enfermedades mentales en: 1) imbecillitas; 2) consternatio, dentro de la cual describe tan- * to el estupor del delirio {ebril como estados catatsnicos (flexibllitas cérea); entre sus ca- sos de stupor incluye uno muy interesante 1 himor cerebral, déscubierto en lo autop- sin; 3) alienatio, que subdivide en: demencin; alcoholismo, al cual so refiera: también bajo Jos, rubros de “imbecillitas” y “consternatio” (de alcoholisma se hnblabn mucho nits desde cl descubrimiento de la destilacién, en la Hadad Media); amor y celos; melancelia e hi- potondriny mania y ... posesin dinbélica; en In “ulignatio” cuenta ademas ol furor, el baile de:sun Vito'y Ja frenitis; 4) defatigatio, que se inanifiesia sobve todo por insomnio; este ilumo grupo es de origen puramente sobre- natural (Dios 0 el diablo) y solo admite tra~ tamientos del mismo orden. Pese a sus pre~ juicios supersticiosos, Plater supera .a todos sis precursores por Ia fidelidad de sus des- cripcionés clinicns, In 1624 aporecié la pri- mera ediciéy de In Anatonia de la: nie- lencolia, de Richard’ Burton’ que alcanzario tan enorme popularidad, pero que es sim- plemente una compilocién-de materiales clé- sicos, mnuy dentro del espiritu de la época. y con cierto mérito literarie. Como forma par- ticular de enfermedad mental, climéticamen- te condicionada, J. J. Harder (1678) y, J. Hofer (1685), de Basilea, describieron en el siglo xvir la nostalgia, mis bien propia y pecu- liar de Jos suizos. Ein conjunto, el graidioso impulso cobrado por In=psiquiatin durante el siglo xvt' no ‘inantiene durante el siglo siguiente un curso rectilines, Al contvaria, se detiene, Es cierto gue’ poco a poco los enfermos mentales son olva vez considerados como enfermos y no ya condenndos a muerte por hechiceros (aunque todavia en el siglo xvi1 médicos destacados como: Bttmiller siguen ateniéndose a este error); pero-no por eso se los somete a obser- vaciin y atencién médicas. Se los ve siempre como incurables y, por lo tanto, pernranecen fal margen dela medicina. ste hecho me pa rece la mejor explicacién de por qué losimé- 24 dicos del siglo xvir se han ocupado tan poco en Jog enfermos mentales, Los incurables, en cuanto se presentaba lo ocasién, eran encorr dos en prisiones, asilos de pobres o instituci nes especiales, donde se los encadenaba. Solo en algunas de ellas, como Jn fundada por san Vicente de Baul (1576-660),"gozaban de un tratamiento humano, Todavin en cl mismo siglo se segula quemando empefiosamente ene fermos mentales como hechiceras. En 1680 por primera vez se suprimié’ en Francia, por real decreto, la pena de muerte por hechiceria. Solo en el siglo xvutt otros paises siguierorr al ejemplo, Desgraciodamente, hemos debido presenciar ‘de nttevo en ellsiglo xx el exter- ~ minio en masa de enfermos mentales, este ver ery nombre de una especie de religién moterialista. i Mientros que ast, en el siglo xvi, las psico- sis escapan atm a la intervenciér’ de Jos mé- dicos, éslos encuentran intensa ocupacién oft otro sector de Ins perturbaciones mentales: el de Ins neuresis, que a In sazén andan sueltas y ncuden en gran mimero a los consultorios, Por eso padeia carncteriznrse a la’psiquiatrin de las neurosis como una “psiquiatria de con- sullorio", Tan pronto come se inicié Ja obser vacién riguresn de estas enfermedades, pa- rece haberse impuesto a los médicos 1a ideo de que las mismas so.hallaban én proporcién creciente. G. Mercuriali. (de 1530 a 1606) se queja, yo hacia el 1600, del aumento do tn hipocondria, ‘Th, Sydenharn,,el gran clinico inglés (1624-1689), de quien hemos de hablar niin, sustenta la opinién de que lo mitad de sus enformos no febriles, 0 sea un, sexto del total de pacientes, son histéricos. “Tin el si plo xvi el clinico inglés George Cheyne (1671-1743) cree que un tercio de los suyos, son neuréticos; por otra parle, én 1733 da a luz un libro con el titulo de La enfermedad inglesa, y opina que Jos. ingleses son’ parti- cularmente nerviosos (1),°E1 fin, a comien- zos del siglo x1x, Thomins Trotter (1761- 1832), on su View of the Nervous Tempera ment, alirma que son neuréticas dos tercios do sus pacientes, Trotter eseribid también on libro sobre ‘alcoholismo, osunto que preocupa- be cada vez més, A. partis’ de Sydenham, se abrié paso progeesivamente Ja conviccién de que, bajo los miiltiples sintomas y “enferme- Gndes!” de los Hamados-histéricos, hipocon- Uiocos y, més taéde, nérviosos, se ocultaba ‘una afeccién fundamental, y que no se tro taba en primer término, como se suponia bas- ta entonces, de ung ‘afeccién uterina, Las cbras de estos autores —desde Sydenham, Cheyne, Pomme, Trotter, Why, pasando por Brachet, Dubois y Louyer-Villermay, hs- fa George Miller Beards con su trutndo sobro Jn neurastenia (1880)— se asemejan extra- grdinoriomente, pues se proponen todos reunir Jos numerosos sintomas y reducirlos a wn co- main denominador, tentative que Fesponde a lo oriemtacidn general de la época. Sin duda, yesumnen del célebre escrito de Sydenliam so- bre la histeria (1680, ‘carta al doctor Cole), el primero y, con mucho, no el peor de los que sobre los neurosis se sueedicron hasta fi- hes del siglo xix. Sydenham t consideraba Ta histeria como Ja enfermedad mas difundida, impenetrable y dificil de trator. Se da sobre todo en mujeres, Solo estén libres de ellas las que Hevan una vida duro, Los yarones, 05 ecinlmente los que observan vida sedentario, pueden padederia también; pero en ellos sue- Ie llamarse hipocondria. Asi, pues, bi ale Ja pena dor aqui un breve eria¢ hipocondiSa son la misma enfermedad, Tl rasgo principal de la histeria es Ia miul- Lplicided de formas en que se manilicsio, y 1 Thomas Sydenham nacié en 1624 en Wynfort Engle, Dorsetshire (jnelaterrn), de fomilin puritan. Lo mismo que su padre y ou hermano, fue oficial em tf grit de Cromwell, Comenz6 estudios en Oxford Sh 1642, pero tomé las ‘armas, regress en 1047, y em 1650-yolvid a tomorlns, En 1656 se cosh y comensé a cjercer en Londres, De 1059 0 1661 estuvo en Mont pellies, donde recibié Jn influencin de Darbeyrac, Solo Ph 1663 (a los 39 aiior):obtuvo Ia Jicenciaturg en ol Toyal College of Physicians, Ex 1665 huy6 de In peste y ereribid eu primer libro, sabre Jes fiebres, que dedicé 2 Nobert Bayle y quo Hernba una poesia introductoria the su amigo Jolin Lacke, Murié en Gieht en 1688, por eso induce tan fécilimente a error a los rradicos, Después de los esfuerzos del parto © de grandes agitaciones, puede oparentar vera apoplejia. Puede parecer como epilepsia, co: gno cefalea Jocalizada, 0 en forma de polpita jones, de tos, de passio iliaca (apendicttis exénicd), 0 como litiasis renal, diarrea, dolor & hinchazdn musculares, dolor de dientes'o de espalda, enfriamiento con pulso normal: (ai ‘aun en el célico y el ymito histéricos so nlte- ra cl pulso), 6 sensacién de oniquilamiento ent el -pecho, Sydenham (y, muchos o suejom ple) atribuye porticular valor como sintoma de histeria « 1a climinacién de grandes con* tidades de orina clara,- Los histéricos “son 0 menudo melancélicas, pero muchas veces, ef cambio, turbulentos y, en general, muy a> prichoses, -El entendimiento. permonece "en ellos inalterado, Las formas son ton mmuilti- ples, que resulta imposible enumerarlas todas. La histerin es provoenda por estados tle agi lacidn, 0 también por ayuno prolongade 0 por sangrias y pruxgaciones demasiado intensns. Se debe a una “ataxia” 0 a un “espasmo” de los spiritus animales, que ya conocinmos destle Guleno y luego desde Paracelso. Es muy ine tcresante ver cémd Sydenham trata de expre sar, on el lenguaje de su época, que para a Jo enfermedad no es ni puramente somiticn ni puramente psiquicn, Mientras «is, como hipocrdtico tradicional, reduce toda las dems eiticrmedades al desequilibrio de Tos humo yes, hace una excepeién para In histeria y 1a considera como una ofeccién de los “espivitus animales". La histerin es frecxtente sobre tole cn las mujeres porque éstas son mas débiles yen ellas osos “espivitus” son particularmen- ie sensibles.. [nlre, las muchas interesantes historias clinicas de Sydenham:se encuentran también, empero, algunas de varones, conto Ja extraordinariamente impresionante de cier- to gentilhombre que padecia de Tonto com: yulsivo de origen histérico.~ : Su torapéutica es simple. Aplica menos que en otfos casos 1a sangria y los piurigantes. Se funda -principalmente en preparados de hic. ro y tambidn-en dicta a base derleche, el AO OS caballo de’ batalla caro'‘n! Sydenham: Para rediucir los ataques ensaya los viejos remedios fétidos que-ya, aunque con otros fundamen- tos, recomendabs Areteo.:Parn los dolores prescribe .opio, aunque es*tonsciente del pe- ligro de toxicomania Otra razén contribuys a que se estudiaran mis las neurosis en el siglo xvn: es la época en que aparece por ver primera en el esce- nario médico In nevrologia. El gran neuro- nnatomistal fisiélogo y clinico inglés Thomas Willis (1621-1675) describe por primera ver, enfermedades del: sistema’ nervioso como In miastenia grave y In-pardlisis general progre- siva, El recuerdo de su nombre estd hoy in- justamente:*relegado al’ det poligono * de Willis”, De todos modos, sus métodos de’ tra- tamiento psiquidtvico eran mas bien brutales. Fue uno de:los primeros:en expresar Ja \con- cepcidn de que lu histeria no era ima enfer medad del itera, sino-del cerebro. La misma 1 el sigld xvr1y, In psiquintein ega a cons- Lituirse finalmente como ciencia auténoma, y sus resultados’ supéran, primero ‘cunntitativa y después también cualitativamente, a los ob- tenidos ‘en. las. tentativas muteriores, “Eso se logra sobre todo gracias; no a desarrollos pu- ramente:médicos, sino‘a:la’filosofin del Hu- minismo, que cubro la totalidad del siglo. HL Unminismo; ante todo, termina fundamental y dofinitivamente (salvo algumas recaides de Jos-roménticos alemanes en Ja primera’ mitad del siglo xrx)' cont la idea de potesién dinhélica, visia’ como una de Ins formas de Ia aborrecida *supérsticién".-Como el concepto dle alma-in- Suerte rs iden habia sido expuesta por Charles Le Pois (4563-1633) on 1618; sin mucho éxito, en verdad, pues la teoria de que Ja listeria era una aleccién uterina sobrevivié entre la ma- yoria de los médicos hasta muy entrado el Siglo x1x Tampoco debe dejar de’ mencionarse que una medida terapéutica hoy tan empleada co- mo la transfusién de sangre vio Ia luz en el siglo xviz, como métodoi fle tratamiento més o menos psiquidtrico. Il profesor parisiense Jean Denis introdujo grandes cantidades de snngre arterial de cordero en las venas de en- fermos mientales, y al comienz0 hasta con buen suceso (gelects de s/iock?). Casos fata- Jes posteriores Hevaron n la prohibicién de ese procedimiento, que solo fue retomado por ci-' rujanos del siglo xxx y que por fin en el xx, después de los déscubrimientos ile Landste ner, pido utilizarse exitosamente en gran es- cala CAPITULO ¥ LA PSIQUIATRIA DEL SIGLO XVII mortal pnsa enteramente n segundo plano, cl estudio de Ins enfermedades mentales, vole decir, la patologin del aparato pensante mor- tal, se tornn posible, finnlmente, sobre base ciontifica. Pero con ello se da tambitn Ia po- sibilidad de liherarse del puro somatismo, y de introducir conscientemente el psicologisma en. psiquiatriny a. este desarrollo contribuyé en parle también Ia filosofia. cartesiann, De inmensa importancia para el desarrollo de la psiquintrin en el sighs xvii es el gran interés filantrépico de los ihuministas por el hombre, y el ilimitado optimismo y la fo en su posibilidad de perfeccionamiento. Los ilu- = Vere Ree iministas superan Ja aceplacién fatalista de lo incurabilidad de los enfermos mentales y po- sibilitan asi la eliminacién de la atmésfera de presidio que rodeaba hasta entonces su tra~ tamiento. Por los iluministas se hace paulati- namente algo mAs humano el trato dispensa- do en muchas instituciones para enfermos meniales (asi como. también en prisiones, cuarteles, ceétera);'y a fines del siglo se da el paso decisivo, cuando Abraham Joly en Ginebra (1787), Pinel en el hospital parisien se de Bicétre (1798), el cudquero William Tuke en York (1796), Vicenzo Chiorugi (1769-1820) alrededor de 1788 en Toscana, y Johann Gottfried Langermann (1768-1052) on 1905 en Bayreuth, liberan a los enfermos mentales de sus cadenas. Este acontecimiento fue preparado y apoyado por la prolongada ¢ intensiv actividad psiquidtrica de todo el -si- glo xvint, El contro de gravedad se desplazé otra vez de Jas neurosis a las psicosis, pues la psiquiatrla se practicaba sobre todo en asilos de alienados, que permanecian ain fuera de In érbita de Ja universidad EI Duminismo hizo’ posible, ademas, que el psiquiatra solicitara ser escuchado por los tribunales. Es igualmente mérito del Tumi- nismo el nueva y gran interés por Ia preven cién de las enfermedades mentales. Los ilu- ministas mostreron este interés profiléctico en todos los campos de la medicina y, por lo tanto, en Ia psiquiatria también. Por’ wiltimo, al Tuminismo dio nacimiento a las/ ciencins sociales y a su oplicacién médica En la Ency- cloptdie se emplea por vez. primera la expre- sién “sciences sociales”. Por eso no es sor- prenlente que diarante ol siglo xvi1t aparezcan por “ez primera.en psiquiatyia teorfas socio- Yogic s sobre la otiologin de Jas enfermedades men ales. | FI vuclco decisivo, sin duda alguna, debe adjudicarse al influjo del clinico y_quimico de Halle, Georg Exnst Stahl (1660-1734) 1 Georg Ernst Stal necid en Ansbach en 1660. Desde 1604 fue profetor en la recién fundada Uni Nersidad de Molle, junto"con su compafero de estu- Como es sabido; la fundamentel ¢ influ. yenle teoria patoldgica de Siqhi'era el:"ani- Inismo”, justituido-como reaceidn” contra Ta jatrofisica y Ja iatroquimica entonces’predo- mninantes, Las reacciones quiusicas-y- fisicas del cuerpo, segin’Stabl, son mantenidas por el dlma anima, y la enfermedad :es"una lo dn del alma contra influjos nocivos: Esta con- copeién sacudia los 'cimientos-tdel antiguo somatismo, que doninaba el pensamiento psi- quidtrico desde Jos tiempos de Tipécrates.' il fomatismo, aun cuando” sobrevivid,: sovhizo més rico y complicado.' Stahl. mismo'no “es- cribié detalladamenie:¢obre psiquiatria; pero su divisién: fundamentel de las enfermedades mentales en "simpéticas™ (0 sea, causadas por afeccién de los Srganos)-y “patéticus"' (0 sea, funcionales, ‘sin afeccién orgénica) sconocié amplia difusién y fuo de decisiva importancia para el desarrollo ulterior: de la‘ psiquiatria en conjunte."A: Stahl debe: atribuirse princi- palmente’el hecho de que en‘cl-siglo xvi hayan surgido de pronto tantos-tebricos de 1a psicogénesis de las enfermedades mentoles, como Ch. G. Ludwig (1758), Ziickert (1764), Marper (1789), Tischer (1790), Langermann (1797). ¥ no es casualidad que In mayorsa tié-estos autores fueran alemones, pues en el siglo xvi triunfaba en ‘Alemanin el idealis- mmo [iloséfico. Para nuestro propésito, es: cosa secundaria que gram parte de esas pretendi- das causns psiquicas se hayan’ revelado mids tarde como errénens ¥ que, a menudo,'los fe: némenos psiquicos hayan resultado‘antes sin- omias que causasy re “ge < En-el siglo xvin, no solo: el: psicologismo aparece junto’ al somatismo;+ sino quo éste mismo s¢-transforma completamente.” Hasta el momento, sus porlidarios eran’en su ma- yoria humnoralistas, siguiendo a Hipéerates y 0 dios y mn6s tnrde rival,.Driedrich Holtman. En 1716 jinsda.Tleclin como anédico Jo-cabecera del rey de Prusia, All{ smurié’on 1734, al parecer con Ja mento perturbeda.' Era pietisia, Como médieo, creb el “ani- tnismo'"; como quimico, la teoria Hogisticn, ‘solo: reba: {ida por Lavoisier. Jnfluyé poderosamente en'los vitn~ listog de lo escucla do Montpellier Nogaro Cary etal SME Vener setae “

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