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Área de Doctrina.

Departamento de Discipulados.

PARTIENDO EL PAN ..2

EL VERDADERO LIBRE ALBEDRÍO

GÉNESIS 2: 7, 16‐17

El mundo se vanagloria de tener libre albedrío, pero más bien están presos en sus vicios y deseos, hablando de una
libertad que en realidad no tienen.
Este tema muestra la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre.
Libre albedrío es la capacidad que Dios dio al hombre al principio cuando lo creó para escoger entre hacer el bien o
hacer el mal, es decir hacer lo bueno o lo malo.
Hagámonos algunas preguntas:
¿Tiene libre albedrío el hombre sin Dios?
¿Tendrá sensibilidad para tomar lo bueno y desechar lo malo?
¿Será verdaderamente libre el que anda en vicios y dice que hace lo que quiere?
¿Para qué Dios creó al hombre?
El hombre sin Dios llama a o bueno malo y a lo malo bueno (Isaías 5: 20‐23).

DESARROLLO

Dios somete todo bajo un plan y un propósito, no hizo al hombre por casualidad, toda la creación fue hecha por su
Palabra, pero al hombre lo hizo con sus propias manos teniendo cuidado de cada detalle, formándolo y luego le
sopla aliento de vida en su nariz, esto lo hizo de cerca, indicando que lo hizo para: Tener comunión

Le dio capacidad para escoger entre el bien y el mal, le dio libre albedrío. En Génesis 2: 16‐17 vemos dos cosas
importantes:
Dios conociendo el bien y el mal, sólo practica el bien.
El hombre practica el mal, la naturaleza humana al conocer el bien y el mal se inclina por lo malo, la naturaleza
caída del ser humano (Romanos 7: 18).
Lo creó para alabanza de la gloria de su gracia (Efesios 1: 5‐6).
Para que anduviéramos en buenas obras (Efesios 2:10).

Dios le dio libre albedrío al hombre (Adán), es decir la capacidad para obedecerle o desobedecerle, pero le falla a
Dios y pierde el libre albedrío y se hace esclavo del pecado (Juan 8: 31‐34), pero en Cristo podemos recuperarlo,
pues el Señor no quiere que nadie se pierda sino que procedamos a arrepentimiento, alcancemos misericordia y
seamos salvos.
Esto se lo dijo Jesús a los judíos y no entendieron porque el que está muerto espiritualmente no escoge porque no
oye, se le resta capacidad para escoger.
Área de Doctrina.
Departamento de Discipulados.

Al producirse la caída del hombre, ella tuvo tres consecuencias y también perdió tres cosas:
Le sobrevino muerte espiritual y física perdiendo la comunión con el creador, con Dios (Génesis 3: 7) pues el abrió
sus ojos, indicando que murió.
La desobediencia que hubo en Adán trajo el pecado (Santiago 4: 17) puesto que Adán sabía hacer lo bueno, tenía
normas y transgredió los principios de Dios, así somos nosotros. El pecado trajo muerte espiritual y física (Romanos
5: 12, Mateo 8: 21‐22), pero el resultado de creer en Jesús es que pasamos de muerte a vida (Juan 5: 24‐29) y aun
muertos o dormidos en Dios se levantaran unos para vida y otros para condenación.
El hombre sin Dios está muerto y no se salva haciendo obras pues para Dios nuestras obras sin El, sin su motivación
no valen son como trapo de inmundicia. Existen muchas vidas que están caminando por el mundo y son muertos
espirituales y nosotros hacemos alianzas con ellos cuando la Palabra nos manda a no unirnos en yugo desigual.

Una segunda consecuencia es ser esclavos del Diablo y de su naturaleza caída, es decir de los deseos de su carne
perdiendo el libre albedrío y su libertad ya que se hacen esclavos del pecado como nosotros éramos en otro tiempo
hijos de ira, hasta que de nuevo decidimos obedecer a Dios y eso nos hace libres; el que practica el pecado es
esclavo, cuando algo nos domina pasamos a ser esclavos de aquello que nos vence, pero en Cristo se nos devuelve la
libertad (Efesios 2: 1‐3, 2 Pedro 2: 9, Romanos 6: 16‐18, Juan 8: 34, Tito 3: 3).

Lo tercero que provoca la caída fue quedar presos y ciegos espirituales (Lucas 14:18‐21, Hechos 26: 15‐18). La
humanidad está presa, encarcelada y oprimida y esto es el hombre sin Dios, ¿podrá un muerto espiritual, esclavo,
ciego y preso buscar a Dios o tener libre albedrío? No puede buscar a Dios, Dios es el que lo busca pues no tiene
iniciativa para hacerlo (Romanos 3: 10‐18).

El hombre se salva por el plan perfecto del Dios Trino: el Padre da al Unigénito, a su Hijo (Juan 3: 16), el Hijo se dio
por amor a nosotros, en rescate, voluntariamente (1 Timoteo 2: 3‐6), el Espíritu Santo nos ilumina para que veamos
nuestra condición pecaminosa y nos muestra al único que puede salvarnos, Jesucristo y es ahí donde el hombre
recobra el libre albedrío.

El Espíritu Santo convence al mundo de pecado, justicia y juicio (Juan 16: 7‐11, 8: 34‐36, Romanos 2: 1‐11).
Todo ser humano vuelve a tener libre albedrío cuando conoce a Cristo.

CONCLUSIONES

El hombre sin Dios no tiene libre albedrío.


El libre albedrío hace ver que el hombre no es justo.
Nadie puede buscar a Dios por su propia cuenta (Lucas 15: 1‐7).
En el plan de salvación intervinieron: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Juan 15: 26).
Como cristianos libres por El, no hagamos mal uso del libre albedrío (2 Pedro 2: 20‐22).

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